3.1. LOS EJEMPLOS MÁS PRIMITIVOS DE PALNTA CIRCULAR: CORROS Y CHOZOS

INTRODUCCIÓN. El presente trabajo, que pretende servir como proyecto fin de carrera, propone una investigación sobre un tipo de construcciones ligadas

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INTRODUCCIÓN. El presente trabajo, que pretende servir como proyecto fin de carrera, propone una investigación sobre un tipo de construcciones ligadas a un modo de vida particular. Se trata de un tipo de economía ganadera localizada en la montaña asturiana, cuya máxima representación son las construcciones de teito de escoba. Se analizará el medio en que se desarrolla esta economía, así como el proceso evolutivo que, a lo largo de la historia, ha quedado reflejado en la forma de vida de este lugar y en su representación física: las construcciones. Nos detendremos ampliamente en el estudio de cada una de ellas con el objeto de comprender su papel dentro del contexto y tratando de sacar de cada una de ellas huellas que nos hablen de la forma de vida de sus moradores. Se prestará especial atención al proceso constructivo que nos llevará a buscar referencias en otras manifestaciones del mundo rural. La información obtenida se pasa mayoritariamente en el trabajo de campo. Se ha medido cada ejemplo presentado y siempre que ha sido posible, se ha hablado con los vecinos y propietarios, cuyas explicaciones y relatos han sido fundamentales a la hora de entender el proceso constructivo. Además se ha recogido información de diferentes libros y publicaciones relacionadas con el tema. La información gráfica ha sido elaborada por el autor, excepto en los casos señalados.

EL TEITO DE ESCOBA EN SOMIEDO.

1. EL MEDIO, FACTOR DETERMINANTE DE LAS CONSTRUCCIONES. 1.1. GEOGRAFÍA FÍSICA. MARCO NATURAL. EXTENSIÓN TERRITORIAL. CLIMA. PAISAJE GEOLOGÍA VEGETACIÓN FAUNA.

1.2. GEOGRAFÍA HUMANA. POBLACIÓN ASENTAMIENTOS. ECONOMÍA.

2. EL FENÓMENO DE LA TRASHUMANCIA EN SOMIEDO. 2.1. PROCESO DE FORMACIÓN DEL VAQUEIRO DE ALZADA. 2.1.1 EDAD MEDIA EXPANSIÓN GANADERA Y LA INFLUENCIA DE LOS MONASTERIOS. CRISIS DE LOS MONASTERIOS. 2.1.2. SIGLOS XIV-XVIII. LA IMPULSIÓN DE LA NOBLEZA LAICA. EXPANSIÓN DEMOGRÁFICA Y PROCESO DE FORMACIÓN DEL VAQUEIRO DE ALZADA.

2.2. LOS ASENTAMIENTOS Y SUS CONSTRUCCIONES. 2.2.1. ANTECEDENTES TIPOLÓGICOS. LOS ORÍGENES DEL TEITO. 2.2.2. TIPOLOGÍAS DE ASENTAMIENTOS. 2.2.3. CLASIFICACIÓN DE LAS AGRUPACIONES

3. CONSTRUCCIONES DE TEITO DE ESCOBA. TIPOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN. 3.1. LOS EJEMPLOS MÁS PRIMITIVOS DE PALNTA CIRCULAR: CORROS Y CHOZOS.

3.2. LAS CABANAS (CUADRAS O CORTES). CIMENTACIÓN. CERRAMIENTO EXTERIOR. DIVISIONES INTERIORES. LOS VANOS. PESEBRES Y NICHOS. CUBIERTA. CLASIFICACIÓN.

3.3. LAS CASAS DE TEITO DE ESCOBA. CASAS DE VAQUEIROS. CASAS DE SOMEDANOS.

3.4. LAS CONSTRUCCIONES ADJETIVAS. HÓRREO. MOLINO. OLLERAS. 4.

PRESENTE Y FUTURO DEL TEITO DE ESCOBA.

DICCIONARIO DE TÉRMINOS CONSTRUCTIVOS. BIBLIOGRAFÍA.

1.EL MEDIO: FACTOR DETERMINANTE DE LAS CONSTRUCCIONES. La arquitectura popular, debido a sus características, está muy condicionada por el lugar en el que se asienta. La influencia que el medio físico ejerce sobre esta arquitectura está en relación con el primitivismo de la misma. Así podemos decir que cuanto más arcaica sea ésta, mayor dependencia del medio natural. Pero éste no es el único factor que las determina. Las culturas propias del medio humano son las que generan sus modos de construir. El constructor popular sabe bien cuando llueve y cuáles son las fachadas que más castiga el temporal, conoce los lugares más expuestos o protegidos, donde estaban las solanas. Todo esto consecuencia de una vivencia directa, que repercute en las construcciones. Decir, que en la Asturias de montaña se dan varias economías ganaderas como la somedana, con sus cuadras y pastos de altura, pero al ser otro tipo de medio físico y otro tipo de población, hablamos de construcciones diferentes, [las majadas en los Picos de Europa]. Por lo tanto el medio físico, la relación que el hombre establece con él y el material constructivo predominante en la zona son determinantes en la arquitectura popular.

1.1 GEOGRAFÍA FÍSICA. MARCO NATURAL. EXTENSIÓN TERRITORIAL Localizado al sur oeste de Asturias, Somiedo es uno de los espacios más representativos de los ecosistemas de montaña del norte de la península. Con casi 300 Km^2 (291.22) se trata de un valle que discurre en sentido norte sur. Limita al sur prácticamente con la divisoria de la cordillera Cantábrica, quedando enmarcados al este por las alineaciones montañosas de la Serrantina, que lo separa de los concejos de Cangas del Narcea y Tineo, y al oeste por el cordal de la Mesa que lo separa de Teverga. Por el norte los ríos Pigüeña y Somiedo dan paso al concejo de Belmonte de Miranda. Las vías de comunicación se reducen a una carretera comarcal AS-277 que recorre el concejo de Norte a Sur y que une la localidad de Puente de San Martín con el Puerto de Somiedo, comunicando Asturias y León, y una serie de carreteras locales que arranca de este eje principal, enlazando prácticamente todos los pueblos del interior. La distancia que separa la capital del concejo, Pola de Somiedo (La Pola), de la capital del Principado son unos 84 kilómetros. Su abrupta orografía comprendida entre altitudes desde los 2188 m. (Pico Cornon) van disminuyendo progresivamente hacia el Norte hasta llegar a los 395 m. De Aguas Mestas. Se trata de un valle de montaña con paisaje muy variado debido a su geología y altitud La influencia, no excesivamente agresiva, de la actividad humana sobre los ecosistemas hace que Somiedo conserve importantes representaciones vegetales y animales característicos de la cordillera Cantábrica. Además esta economía basada fundamentalmente en la ganadería y agricultura, ha generado un patrimonio etnográfico de lo más característico de esta zona. Pero éste desarrolló tradicional somedano está pasando una profunda crisis que amenaza tanto a las formas de vida y a las economías regionales, como a los valores naturales de este espacio. Por este motivo se declara Somiedo como Parque Natural en Junio de 1988. Esta declaración de parque quiere compatibilizar la conservación de la naturaleza con el desarrollo económico y social. La ley de protección de los espacios naturales del Principado de Asturias define los Parques Naturales como: "Areas poco transformadas por la explotación y ocupación humana que, en razón de la belleza de sus paisajes, la representatividad de sus ecosistemas o la singularidad de su flora, de su fauna o de sus formaciones geológicas, poseen unos valores ecológicos, estéticos, educativos y científicos cuya conservación merece una atención preferente". Para hacer compatible la conservación de estos valores naturales y etnográficos y de sus actividades humanas tradicionales, con el desarrollo económico y social de la zona se han aprobado un conjunto de medidas entre las que destaca la zonificación del territorio. En cada una de las cinco formas establecidas se permiten, según sus características, los siguientes usos y actividades: -ZONA DE USO RESTRINGIDO. Se trata de las áreas mejor conservadas. En ellas perduran sistemas naturales y especies de gran interés, y se mantiene el tradicional modelo de aprovechamiento ganadero. Se diferencian dos tipos: a ) Zona verde de uso restringido especial: Areas a las que, por su especial fragilidad no se permite el acceso a los visitantes del parque, cualquier actividad diferente a los tradicionales usos ganaderos (investigación, educación ambiental, fotografía...) requiere una autorización del parque. b) Zonas de uso restringido de alta montaña. Areas de alta montaña somedana abiertas a la práctica de actividades excursionistas que no perturben la tranquilidad de los parajes.

-ZONA DE RESERVA ECOLÓGICA. Zona propiedad de la Administración Regional con presencia de sistemas naturales bien conservados y valores ecológicos importantes. -ZONAS DE USO AGROPECUARIO INTENSIVO. Están formadas por áreas de producción agrícola intensiva y se encuentran en las inmediaciones de los núcleos de población. -ZONAS DE USO GENERAL. Comprende los núcleos de población y sus correspondientes vías de comunicación, además de las áreas básicas para la evolución de la actividad humana en el Parque Natural CLIMA El clima del parque Natural de Somiedo pertenece al denominado oceánico que se caracteriza por un régimen térmico con inviernos suaves y veranos frescos, aire húmedo, abundante nubosidad y lluvias frecuentes en todas las estaciones. De cualquier manera, como el parque ocupa una notable extensión y se sitúa en un área montañosa con una diferencia de latitud próxima a 1800 m entre sus cotas máximas y mínimas, hemos de decir que su clima no es homogéneo, sino que habrá notables cambios entre las zonas altas y bajas incluso entre las diferentes situaciones topográficas o de orientación. En el parque y en su entorno existen ocho estaciones meteorológicas, que son las que se ha utilizado para aportar algunos datos concretos sobre las principales variables climáticas. El parque se caracteriza por un máximo de lluvias invernales y unos valores ligeramente inferiores en Primavera y Otoño. En los meses de Junio, Julio y Agosto se da el mínimo de precipitaciones. El número medio de días con precipitaciones oscila entre 128 en Pigüeña y 147 en Valle del Lago; siendo el mes de enero el que presenta mayor frecuencia de lluvias.

Las nevadas son poco frecuentes en el fondo de los valles pero se incrementan rápidamente con la altitud. Son más probables en los meses de invierno, aunque en altitudes superiores a 1200 m es frecuente la existencia de días de nieve en Mayo e incluso en Junio provocando retrasos en el crecimiento de la vegetación y en la subida del ganado. El número de días de nieve oscila, como término medio entre los 4 de la Riera y los 23 de Valle del Lago. Respecto a la niebla podemos decir que hay un 33% de días con niebla. Las temperaturas medias anuales oscilan entre los 9 ºC de la Riera y los 7,4ºC de Valle del Lago, descendiendo hasta 6,3 en algunas zonas. Los meses más cálidos son Julio y Agosto, cuyas máximas sobrepasan frecuentemente los 25ºC. Las situaciones veraniegas se pueden extender hasta Octubre. Los meses más fríos son Enero y Febrero. En general la intensidad de Las heladas tiene una relación inversa con la altitud, de modo que, por encima de los 1500 m, más del 90% de los días tienen heladas en los meses invernales y primaverales, no existiendo ningún mes libre de heladas esporádicas. La diferencia entre la temperatura media de los meses más cálidos y los más fríos da unos resultados similares en todas las estaciones que oscilan entre los 11, 5 y los 12, 5 ºC. GEOLOGÍA Y PAISAJE Somiedo se asienta en una zona geológica compleja. Su variedad litológica es alta y se caracteriza por las alteraciones de formaciones siliceas (pizarras, areniscas y arcillas) y formaciones calizas y dolomias. En esta estructura elevada, en la que alternan materiales blandos y duros, es la erosión fluvial la

responsable del modelado del relieve. El río Pigüeña y sus afluentes se encajaron en los materiales fácilmente erosionables aflorando las calizas y dando lugar a estrechos y profundos valles que llegan a convertirse en auténticos cañones. Los cauces de los ríos, de un relieve fluvial juvenil, tienen fondos muy estrechos y sin apenas depósitos. Sólo en las partes altas la acción erosiva del río ha sido muy limitada, apreciándose erosiones producidas por los circos y las lenguas de hielo durante la glaciación del cuaternario. Otro elemento notable en el modelado de Somiedo son las formas cársticas, especialmente en la franja caliza que atraviesa el territorio de Sudoeste a Noroeste . Esta estructura geológica tiene una influencia notable en el relieve, siendo bastante abrupto con laderas muy pendientes e inestables. Sus puntos más altos son El Cornon (2194 m) Peña Orniz (2190 m) Picos Alvos (2109 m) mientras que la cota más baja está en Aguas Mestas (395 m). Estas fuertes altitudes en un área que no llega a 300 K m2 reafirman el carácter montañoso del valle no sólo derivado de la altitud (29,05% del territorio, se sitúa por encima de los 800 metros y el 67,2% por encima de los 1200 m) sino también de la existencia de un sistema de pendientes en el que las superiores a 30% suponen más de las tres cuartas partes de la superficie total. El territorio somedano se organiza en cinco valles principales, dos de los cuales corresponden a los ríos Pigüeña y Somiedo que se disponen en dirección Norte-Sur Los otros tres corresponden a los ríos del Valle de Saliencia y Perlunes que se sitúan en dirección Este-Oeste. Estos valles marcan tanto la organización física del territorio como la propia vida social de los habitantes. Por otra parte los valles altos han sido modelados por los glaciales. Sus efectos pueden verse en una serie de lagos del circo glacial, (La Cueva, Calabazosa, Cerveriz, Lago del Valle,...) Éstos aparecen por encima de los 1500 m. y son considerados de alto interés y geológico y geomorfológico. VEGETACIÓN Ya se ha podido comprobar en apartados anteriores la enorme diversidad climática y geológica que existe en el Parque, factores que, sumados a la intervención humana condicionan definitivamente el tipo y diversidad de vegetación. Aparte de algunas curiosidades botánicas que se dan sólo en esta zona de la Cordillera Cantábrica (especies endémicas) como la centaura de Somiedo, una de las características que más llama la atención al observar el paisaje somedano es la abundancia de cubiertas vegetales y sobre todo, el dominio del bosque Atlántico (el bosque caducifolio). Las características del clima y del suelo permiten la existencia de los dos tipos de bosques más representativos de la montaña Cantábrico: El hayedo y el robledal. Los bosques de haya son los que ocupan mayor superficie dentro del concejo extendiéndose por las laderas más sombrías, mientras que los robledales ocupan perfectamente las laderas soleadas. A medida que ascendemos las condiciones adversas del clima y del suelo impiden el asentamiento de este tipo de bosques predominando entonces el bosque de abedules acompañado siempre de matorrales y siendo menos denso que los anteriores. Decir que la superficie arbolada de Somiedo ocupa alrededor de 8000 Ha. Las formaciones herbáceas alcanzan considerables extensiones percibiéndose claramente su actividad ganadera. En los fondos de los valles donde la población es permanente, predominan los prados de hierba seca (prados de siega). Este tipo de aprovechamiento ha reducido las formaciones boscosas a pequeñas superficies de alisos y fresnos en las riberas de ríos, o robles y encinas en las laderas pedregosas y soleadas. A medida que se incrementa la altitud la población humana es menor y sólo las brañas (lugares cuyos recursos son explotados en verano por ganados trashumantes de pueblos cercanos o estantes) y trabajos destinados al pastoreo estival, (prados de diente) denotan la influencia del hombre. Por ultimo, decir que los matorrales también desempeñan en Somiedo un papel importante.

Podemos destacar los piornales y escobales, que ocupan grandes extensiones en sustratos ácidos y suelos relativamente bien conservados. Las escobas y piornos aparecen habitualmente en la proximidad de las brañas donde se utilizan tradicionalmente y aún siguen usando en el teitado de las cabanas. LA FAUNA La diversidad paisajista y vegetal, y su accidentada orografía hacen de Somiedo un refugio para varias especies de animales que en otros tiempos vivían en zonas más amplias de Asturias y de la Península Ibérica. El Parque Natural conserva diez especies de anfibios, igual número de reptiles, un centenar de aves y unos cuantos mamíferos, así como al menos cuatro especies de peces. Muchos de ellos tienen en la Cordillera Cantábrica sus límites de distribución europea más meridionales (rebeco, lirón gris). Algunos han quedado aislados de sus poblaciones norteñas, bien debido a procesos naturales, (lagartija de turbera), bien por la persecución a la que se ha visto sometido, como sucede con el oso pardo, (especie catalogada como en peligro de extinción y cuya población no alcanza los 100 ejemplares). Otras como la salamandra rabilarga ,el lagarto verdinegro y topo de río, son endémicos del Norte Peninsular. También encontramos la víbora de Seoane y la rana Bermeja. Igualmente encontramos especies de caza mayor como el corzo, venado, jabalí y un amplio número de aves tales como el ratonero común, la chova piquigualda y los pajarillos forestales (herrerillos, carboneros, reyezuelos), o los de alta montaña, (treparriscos, gorriones,...)

1.2.GEOGRAFÍA HUMANA POBLACIÓN EL concejo de Somiedo como el resto de la sociedad rural de montaña asturiana, no se libra de la crisis demográfica que afecta a la misma desde principios del siglo XX. Pero hay que decir que este despoblamiento no ha sido igual en todo el concejo, siendo las parroquias más altas, mal comunicadas y con condiciones de vida más difíciles, las que conocieron las mayores pérdidas de población, mientras que en los fondos de los valles el ritmo de despoblamiento fue menor. Mientras la población asturiana en su conjunto va aumentando progresivamente, la somedana se estancan desde 1900 a 1930 en torno a los 5000 habitantes para descender hasta los 2000 de hoy en día, repartidos en 35 pueblos y aldeas, siendo uno de los concejos más despoblados de Asturias. A estos pobladores hay que sumar unas cincuenta familias que todavía hoy desde los concejos de, Salas y Belmonte de Miranda se desplazan con toda su familia entre Mayo y Octubre a los pueblos de verano del concejo. Son los vaqueiros de alzada, grupo social que basa su forma de vida en la ganadería de montaña y que ha desarrollado una cultura y folklore muy personales. Este fenómeno lo estudiaremos más adelante. La pirámide de población de 1950 presenta una expansión, abarcando las edades entre veinte y los cuarenta años, la mayor parte de la población. La pirámide de 1980 pierde esta forma y se acusa una disminución de la población menor de cincuenta años . La explicación de este cambio se debe a la emigración del mundo rural hacia los las áreas industriales regionales, nacionales e internacionales causada por el deseo de mejorar el nivel de vida de una economía tan pobre. Hoy existen cerca de cuarenta núcleos rurales, pero ninguno tiene más de 200 habitantes y tan sólo cinco superan los 100 pobladores. La disminución general de la población es menos acusaba en algunos pueblos como Villar de Vildas, Valle del Lago, o Pola de Somiedo, e incluso en la Riera está aumentando. Aparece una distribución de la población tendiendo a concentrarse en nuevos núcleos dotados de servicios, que actúan casi

como capitales de los valles. De mantener este ritmo, en el año 2010 la población disminuirá el 20% respecto de la actual y los mayores de 65 años supondrían casi la mitad de la población, pero estas tendencias son difíciles de prever. Así el último censo de población ha sido el primero en que el concejo no perdió población desde los años cuarenta . ASENTAMIENTOS "El poblamiento rural asturiano no es un hecho casual ni tan sólo determinado por la topografía abrupta del país, sino que es un elemento heredado del pasado” (A. Graña y J. López). No hay referencia para fechar con seguridad los primeros asentamientos en Somiedo, pero la ausencia de restos del paleolítico hace pensar que los primeros pobladores corresponden al neolítico. A partir de aquí Somiedo recibe influencias de diferentes culturas; Así los restos de túmulos nos hablan de la edad del bronce, el Camino Real de la Mesa nos recuerda la presencia romana, los elementos románicos de la iglesia de Santa María de Gúa la influencia de la iglesia en la edad media... Muchos de los núcleos de población existentes hoy en Asturias, se encuentran en lugares próximos a castros o fortificaciones elevadas heredando su nombre. Así en Somiedo encontramos el pueblo Castro. Fueron los romanos los primeros que crearon villas o núcleos rurales en zonas bajas y fértiles, pero la topografía accidentada de Asturias no ofrecía zonas buenas para el cultivo, provocando una dispersión en la población. Muchas de las villas adoptan el nombre de su fundador: en Somiedo aparecen Villamayor, Villaus, Villarin, Villar de Vildas... Más adelante nos encontramos dos nuevas organizaciones del territorio, la parroquia y las pueblas, (o polas). La parroquia no sólo es la entidad eclesiástica, que abarca varios pueblos y un territorio más o menos extenso, sino que forma una unidad geográfica social y cultural bien delimitada. Esta organización se mantiene durante mucho tiempo y aún hoy ordena las organizaciones de cultivos , cosechas y aprovechamiento de pastos. En Somiedo nos encontramos con 15 parroquias. Las pueblas o polas fueron fundadas en los siglos XIII Y XIV, bajo el dominio real del obispo de Oviedo, que otorga a estos núcleos privilegios que favorecen el asentamiento de artesanos y pequeños comerciantes. Esto permitió la creación de centros comerciales y administrativos de pequeña entidad donde se realizan ferias y pequeños mercados que sin duda fomentarían los intercambios económicos y sociales. En Somiedo el centro geográfico, administrativo y social es Pola de Somiedo (la Pola). La mayoría de la toponimia de los núcleos asturianos es de origen medieval. Así en Somiedo nos encontramos nombres que reflejan hechos geográficos: Riotorno, Valle del Lago, Coto, Aguasmestas (aguas-mixtas, confluencia del río Somiedo y Saliencia), la Riera, Veigas. Otros reflejan tipos de cultivo o arbolados: Arbeyales (arbeyos en asturiano significa guisante), La Peral, Robledo,Las Viñas. Como ya sabemos la forma física de estos pueblos o núcleos no es siempre la misma, hay varios factores que los condicionan como ya vimos. Para hacer la clasificación tomamos los trabajos de Fariña Tojo, basados en la conformación de parroquias, así como una clasificación anterior de Niermeir. Estos trabajos los realizan para Galicia, pero por las características similares del medio y población, y el hecho de que no se halla realizado ningún estudio para Asturias hace que, de forma general, podamos aplicarlas a

este caso: -Aldea nuclear o caserío denso -Aldea nuclear con caserio claro -Aldea polininuclear con caserío denso -Aldea polinuclear con caserío claro -Aldea nuclear en nebulosa -Parroquia en enjambre con aldea núcleo -Parroquia enjambre

El área de Somiedo, como zona montañosa que es, obligó al hombre a concentrarse y protegerse en poblados, siendo los más comunes los tres primeros: Aldea nuclear con caserío denso. El caserío forma un núcleo unido claramente diferenciado de otros de la parroquia. Las casa se disponen apretadamente con escaso terreno libre entre unas y otras. Aldea nuclear con caserío claro. Igual que en el anterior, su única diferencia radica en la disposición de las casas que poseen claros notables entre sí, que corresponden a huertos y prados. Aldea polinuclear con caserío denso. Se trata de un asentamiento integrado por dos o más núcleos separamos generalmente por algún accidente topográfico, fácil de salvar a pie. Todo el asentamiento está perfectamente delimitado y su caserío es compacto conociéndose cada núcleo o barrio con un nombre particular. ECONOMÍA Llegados a este punto no hay que olvidar que el campesino asturiano vivió hasta hace poco con una economía autosuficiente y de subsistencia. En la casa se realizaban todas las tareas relativas a la producción de alimentos, confección de ropas, herramientas, etc. Tanto la casa como los aperos y todo el instrumental respondía a este modo de vida. Esto quiere decir que las construcciones populares no son sólo un refugio mediante el cual el hombre se protege del medio natural, con un material que el medio le ofrece, sino también un instrumento adaptado a unas actividades económicas determinadas. Todo esto se refleja muy bien en Somiedo y en sus construcciones que más adelante analizaremos . Abandonados casi totalmente los antiguos cultivos de trigo, cebada y maíz de montaña, el sector campesino somedano es en su totalidad ganadero. La emigración conocida en los últimos años y la implantación de productos agrarios que condicionan la producción de las explotaciones provocaron un cambio en las características del valle desde el punto de vista de la naturaleza de las actividades agrícolas y ganaderas. Este cambio se refleja en la disminución del número de explotaciones, en la reducción del espacio cultivado y en la especialización de las explotaciones en la cría de ganado vacuno. Según el censo agrario de 1962 funcionaban en Somiedo 939 explotaciones que se redujeron en 1989 en 355. Las demás especies frente al vacuno ocupan un papel marginal del que únicamente se escapa el ganado equino, que todavía tiene una gran importancia como medio de transporte en un lugar el que los desplazamientos presentan dificultades. Se trata mayoritariamente de ganadería vacuna extensiva que sobrepasa las 4000 cabezas, basada en el aprovechamiento mixto de suelo de uso privado (que no alcanza el 8% de la superficie del consejo) y de los terrenos colectivos. El esquema habitual es un desplazamiento cíclico del ganado entre los prados cercanos al pueblo, siempre de propiedad privada, que son pastos desde mediados de Abril hasta finales de Mayo, los pastos comunales de altura utilizados durante el verano y los pastos de las brañas donde se entremezclan pastos privados

y comunales según los casos, y donde el ganado permanece durante el Otoño a la espera de ser estabulado a principios de Diciembre y hasta Abril del año próximo. A este modelo general se superponen otros dos que, aunque cada vez más minoritarios merecen ser citados: El caso de los vaqueiros de alzada. Los vaqueros son un grupo social que practica una trashumancia de largo recorrido con el ganado vacuno. Pasan casi nueve meses desde la Primavera hasta el Otoño en los pastos altos y en el invierno bajan a pueblos situados a menor altitud. Este fenómeno lo veremos mejor en el siguiente capítulo. El ganado merino trashumante procedente de la meseta. El futuro de este sector se presenta difícil por el deficiente estado que presentan las instalaciones de las explotaciones (en torno a 1986 los establos eran de tipo tradicional en el 94,5%, más de la mitad sin reformar, cerca del 50% carecen de agua; los accesos deben realizarse a pie o en Jeep en un 45%), pero sobre todo por el acusado envejecimiento de los titulares de las mismas, siendo el 87,7% con más de 40 años y siendo la edad medía 52 años y con escasas posibilidades de que en el futuro alguien se haga cargo de la explotación. Aún siendo la agroganaderia la actividad dominante, esto no constituyó un impedimento para que se realizaran otras actividades aprovechando las épocas de bajas actividad agrícola. En unos casos se trataba de actividades realizadas en el exterior, como ocurrió con la arriería o trajinería practicada por los vaqueiros con la que obtenían ingresos complementarios a los propios de la explotación, mientras que otros se trataban de trabajos realizados en la propia explotación consistentes en la elaboración de productos agroganaderos (fabricación de mantecas) o en la construcción de toneles para vender en la marina (Cudillero)... Todas estas actividades estaban localizadas en el seno de las unidades campesinas. Aparecen nuevas actividades a lo largo de este siglo; se trata de actividades orientadas al aprovechamiento de recursos naturales, destinadas a satisfacer una demanda exterior (energía eléctrica, turismo...) La última estadística de Somiedo nos muestra, que de los 1332 empleos que existen en Somiedo 1208 pertenecen al sector agrario, 37 a la industria y 87 a los servicios. La producción de energía eléctrica comenzó en 1908 con el salto de Silviella, modesta instalación a la que se añadiría en 1917 el salto de La Malva que se aprovecha de las aguas de los lagos de Somiedo y de los ríos Valle y Saliencia. De todas formas poco incide la producción eléctrica en la economía de Somiedo. La producción se reparte por otras provincias y los puestos de trabajo creados por la empresa eléctrica apenas rondan la docena.

2.EL FENOMENO DE LA TRASHUMANCIA EN EL CONCEJO DE SOMIEDO.

Toda la franja montañosa localizada al sur de Asturias presenta una colonización del espacio agrario orientado fundamentalmente hacia la explotación ganadera. . Ello da lugar a la aparición de gran cantidad de construcciones que aparecen, bien diseminadas por los puertos o laderas, bien agrupadas formando brañas o majadas. A lo largo del año los animales, junto con sus vaqueros o pastores, realizan una trashumancia estacional en busca de mejores pastos. Esta trashumancia de valle y por tanto de corta distancia se repite por toda la cordillera, desde el concejo de Ibias hasta Picos de Europa, lógicamente con distinta intensidad entre unas y otras zonas. Este fenómeno se produce en Somiedo en toda su magnitud, dando lugar a un paisaje típico y característico y constituyendo al mismo tiempo la principal forma de vida y medio económico en el valle.

2.1 HISTORIA Y PROCESO DE FORMACION DEL VAQUEIRO DE ALZADA. Durante muchos siglos y aún en nuestros días en Somiedo se da cada año el fenómeno de la trashumancia. Evidentemente se ha producido una evolución a lo largo de los años, que ha influido determinantemente en todo lo relacionado con esta forma de vida. Se produce una evolución en la economía que se refleja en un cambio de las construcciones, diferentes formas de aprovechamiento de los pastos e incluso un fenómeno de trashumancia con consecuencias sociales aun en la actualidad. 2.1.1DESARROLLO DE LA GANADERIA EN LA EDAD MEDIA. LA EXPANSIÓN GANADERA Y EL PAPEL JUGADO POR LOS MONASTERIOS A partir del siglo XI y sobre todo XII y XIII se produce en Asturias una expansión ganadera en el área comprendida entre los ríos Eo y Narcea, desde el mar hasta las montañas astur-leonesas. En este desarrollo de la ganadería y demás fenómenos que la acompañan, jugaron un papel central los monasterios de la zona. Respecto a las causas que provocaron esta expansión ganadera, existen diferentes teorías. Unos dicen que fue el comercio el principal responsable. Otros dicen que el ganado vacuno y bovino, particularmente, fueron muy cotizados como instrumento de cambio, como fuerza de trabajo, como fuentes de excedentes para el mercado y como parte de la dieta del campesino. Pero la teoría más interesante es la que dice que esta expansión ganadera viene provocada por la geografía de la zona, que obstaculiza el pleno desarrollo de la agricultura. Por otra parte la ganadería colaboraría en dos frentes: como fuerza de trabajo, y con sus productos. Esta ganadería era de tipo nómada o trashumante. Desde el siglo XI, jugaron un papel central los monasterios en ella ubicados. Las propiedades que van adquiriendo por donación, compra o trueque muestran claramente sus intereses ganaderos. La ganadería también recibió gran impulso en los dominios de los monasterios de Cornellana, de Gúa, de Villa Nueva de Oscos y de San Vicente de Oviedo, pero parece que en el siglo XII, los centros que mayor cabaña tenía eran Cornellana, Belmonte, y Corias (monasterios de la zona de Somiedo). Los citados monasterios manifiestan especial interés por poseer y controlar zonas de pastos altos y de pastos bajos. Esto dio lugar a que los dominios monásticos se extendiesen entre zonas bajas e incluso costeras hasta zonas altas que a menudo llegaban hasta la montaña asturleonesa. Al principio los monasterios adquirían muchas de sus propiedades por medio de donaciones, compra, trueque o simplemente por el uso, pues la solicitud de estos espacios baldíos era escasa. Pero la expansión ganadera fue revalorizando progresivamente las zonas de pastos. Esto pudo ser uno de los motivos que fomentaron la aparición de brañas, que no dejan de ser un modo de colonización del espacio a medida que aumenta la tensión por la posesión del mismo, sobre todo en las zonas más ricas en pastos naturales. Estas primitivas brañas no era otra cosa que pastos en abertal, sin ningún tipo de cerramientos y sobre los que se fueron construyendo toscos y primitivos refugios para el vaquero. Probablemente se trataba de simples construcciones circulares, de reducidas dimensiones, con muros de pared seca y cubiertas de "tapines" , tepes o escoba, a la vista de los escasísimos datos documentales y los restos de este tipo de braña que encontramos actualmente en la zona. En estas brañas pastaban periódicamente los rebaños de los centros monásticos al cuidado de siervos vaqueros. Estos siervos eran denominados “de criazón”, nacidos de siervos y criados en los centros monásticos y que se consideraban como bienes transmisibles

pudiendo comprarse, venderse o recibir en donación. LA CRISIS DE LOS MONASTERIOS. A lo largo del siglo XII y XIII se originan una serie de fenómenos que provocan una crisis económica, socio-política e ideológica en el seno de los monasterios. Por otra parte, en plena etapa de lucha por los pastos y coincidiendo con la disminución de las donaciones a los mismos, tuvo lugar la creación de múltiples pueblos que buscaban espacios libres (las pueblas). Estas pueblas constituyen una unidad económica, jurídica y administrativa. Durante la segunda mitad del siglo XIII se fundan la mayoría de las pueblas. Su finalidad era claramente repobladora, pero iba a tropezar con los intereses económicos y sociales de una clase numerosa de caballeros y, sobre todo, con los intereses de los centros eclesiásticos. Por estas circunstancias las nuevas pueblas se organizan en hermandades para defenderse y luchar contra el poderío monástico y contra la nobleza. La primera hermandad se constituye en 1277. Con Avilés al frente se unen pueblas de la zona centro-occidente (Pravia, Grao, Valdes, Tineo Cangas, Allende, Salas, Somiedo, y Belmonte). El motivo que animó a los vecinos de las pueblas a unirse en hermandades es el de intentar formar una extensa mancomunidad dentro de la cual todos serían vecinos, con los mismos derechos de aprovechamiento de los terrenos baldíos frente al poderío de los monasterios, originándose una extensa zona que, desde el mar hasta las montañas astur-leonesas, pudiese ser recorrida y utilizada por los ganados de los vecinos de la hermandad. 2.1.2 SIGLOS XIV-XVIII DESARROLLO Y CONSOLIDACIÓN DE LA NOBLEZA LAICA. En el siglo XIV los monasterios, pierden parte de su herencia económica y sobre todo su hegemonía social y política, en beneficio de una serie de casas nobles, mientras que los concejos siguen luchando por defender sus intereses sobre las tierras. La casa de Quiñones, procedente de León, que se tiene que incluir en el grupo de la nueva nobleza, no poseía en 1367 ninguna propiedad en la zona, pero a finales del siglo XIV se había adueñado de la montaña occidental de León y de Asturias. Los Quiñones se fueron apropiando de modo exclusivo del uso y control de los baldíos y zonas de pastos, particularmente en las zonas altas, a expensas de los concejos en que estaban ubicados y perjudicando a los ganaderos comarcanos, y a los vaqueros de otros concejos que utilizaban estos pastos durante el verano para sus ganados y los de sus vecinos, probablemente según un régimen de veceras (manadas de ganado de todo el pueblo, que son cuidadas por turnos por los propios vecinos). Esto explica los numerosos pleitos que a finales del siglo XV mantiene dicha casa con los ganaderos de la zona. Tal es el desorden y los abusos que se cometen con ellos que a finales del siglo XV los Reyes Católicos tuvieron que intervenir en defensa de los vaqueros. Durante este periodo (siglos XIV y XV) suben a los pastos de la montaña astur-leonesa una serie de vaqueros llamados "vecinos comarcanos” (vecinos del lugar) denominación que se les da a los vecinos de los pueblos cercanos que practicaban una trashumancia de valle. En segundo lugar aparecen los "vaqueros del Principado". Este grupo lo constituían los vecinos vaqueros cuidadores de ganado que, desde concejos del interior o de la costa, subían a estos pastos al cuidado del ganado y bajaban durante el invierno a lugares del interior, originándose una trashumancia ascendente y otra descendente de largo recorrido, siguiendo un régimen de veceras. En tercer lugar nos encontramos en estos pastos con vaqueros que los nobles envían

al cuidado de sus rebaños, bien como mano de obra o como aparceros, y que a menudo se ven implicados en enfrentamientos con los demás ganaderos. Por ultimo aparecen los pastores extremeños, al cuidado de los rebaños ovinos procedentes del meridión. A finales del siglo XV y principios del XVI la lucha por el aprovechamiento de los pastos de la zona es dura, pues tanto los ganaderos comarcanos, cono los meseteños y los vaqueros del principado necesitan estos espacios, y los Quiñones mientras tanto los arriendan o aprovecharan para sus ganados. Esta lucha parece que va a beneficiar a los ganaderos del principado. Pero una nueva casa noble va a intentar ocupar la zona por medios totalmente ilegales. Se trata de la familia asturiana de los Miranda. La casa Miranda mantiene una serie de relaciones conflictivas con otros grupos sociales, tales como los monasterios, otras familias nobles, los vecinos de los concejos básicamente ganaderos y con los vaqueros del principado. Su influencia sobre el gobierno de los municipios y sobre el Gobierno del Principado y sus relaciones e influencias sobre algunos monasterios constituyeron un instrumento eficaz para la formación de sus dominios. En la primera mitad del siglo XV el poderío de los Miranda en las zonas altas es prácticamente nula. En las zonas bajas y de la marina las cosas parecen diferentes, pues en 1465 la casa ya posee y tiene aforadas diversas propiedades en el coto de Soto de los Infantes (concejo de Salas), en Miranda de Arriba y en Miranda de Abajo. A lo largo del siglo XVI la casa Miranda fue comprando (a menudo de forma ilegal) diversos cotos como Gúa-Caunedo, y Aguino-Perlunes en los que se encuentran importantes zonas de pastos y a los que acudían abundantes rebaños de ganado vacuno y ovino durante el verano. Su organización y estructura económica, pasan por dos etapas bien diferenciadas: La primera, que se prolonga aproximadamente hasta principios del siglo XVII, se caracteriza por explotar más o menos directamente sus propiedades con ganado y mano de obra propia en régimen de trashumancia, sin descartar otra forma de ingresos como la aparcería. La segunda etapa se extiende a lo largo de los siglos XVII y XVIII. Se caracterizó por ir aforando y arrendando sus propiedades al tiempo que da sus rebaños en aparcería o los vende, ya sea a sus criados o a otros ganaderos. En estos momentos el poderío de los Miranda parece llegar a su máximo desarrollo para luego iniciar un proceso de decadencia, sobre todo por su marcha a Madrid a principios del siglo XVIII. Los Miranda no fueron sino un capítulo mas dentro de un largo y complicado proceso de ocupación y explotación mediante la ganadería extensiva, sin grandes aportaciones, pero que supusieron la última fase del latifundismo ganadero, pues su decadencia fue acompañada por la formación un tipo de minifundismo ganadero y trashumante.

LA EXPANSION DEMOGRAFICA DEL SIGLOXVI Y LA LUCHA POR LA TIERRA. EL FENÓMENO DE LAS CERCAS Parece ser un hecho admitido por geógrafos e historiadores que durante el siglo XVI se originó un fuerte incremento demográfico en Europa y se extendió a España, así como a zonas de la montaña Cantábrica. Este crecimiento demográfico, en lo que se refiere a esta zona, originó una serie de fenómenos de gran interés y que repercutieron de forma determinante en el proceso de formación de un nuevo grupo social: los vaqueiros de alzada. El fenómeno de mayor interés y trascendencia que va a tener lugar es el de la lucha por los espacios baldíos. Al producirse la expansión demográfica los agricultores se ven obligados a ampliar sus tierras de cultivo acompañadas de cerramientos, a expensas de unos espacios tradicionalmente dedicados a pastos, tanto en las zonas altas y medias como bajas. Igualmente los ganaderos y vaqueros, a cuyo cuidado estaban los rebaños concejiles, incluso los vaqueros y pastores que cuidaban los rebaños señoriales, iniciaron también la construcción de cercas sobre los espacios baldíos, surgiendo de una manera lenta y en medio de fuertes

oposiciones, el prado de guadaña (prados donde se recoge hierba seca), y algunas tierras de labor. La construcción de cerramientos sobre baldíos es lo que podríamos llamar "territorialidad " que provoca cambios ecológicos, sociales y demográficos. Esta apropiación de baldíos por medio de los cerramientos, hecha a espaldas de los poderosos ganaderos y de los Miranda, repercutieron negativamente sobre sus intereses económicos, al reducir sus posibilidades de aumentar su numerosa cabaña ganadera. Comienzan a aparecer con el fenómeno de los cerramientos, lo que podría llamarse "La revolución de las cercas”, una lucha en tres frentes. Por una parte, los campesinos se ven obligados a roturar nuevas tierras para poder subsistir ellos y sus hijos. Por otra parte los vaqueros del principado, al ver que sus zonas de pastos son cada vez más competitivas e incluso recortadas por las roturaciones, se ven obligados a defenderlas mediante los cerramientos. Por último, los grandes ganaderos ven dañados sus intereses al ver reducidas también sus zonas de pasto. Además las cercas significaban un medio de defensa ante el cual éstos no iban a permanecer indiferentes. Según la Ordenanza de la Junta General del Principado se ordena que las cercas levantadas sobre los comunales se abran pasado cuatro años, para no perjudicar la cría de ganado y por el bien de los pobres. Otra prueba de la oposición a las cercas por parte de los grandes ganaderos, así como el control que tenían sobre las zonas de pasto, la encontramos en un documento de 1587 en el que se dispone que Diego de Miranda envió a su alcalde mayor en visita secreta a Somiedo, con la finalidad de que inspeccionase los cotos de Gúa-Caunedo y de Aguino-Perlunes para ver cual era el estado de los baldíos. El resultado de esta visita de inspección fue la orden de supresión de innumerables cerramientos por lo que muchas tierras de labor y prados hubieron de ser reconvertidos en pastos comunes. Sin embargo, ni las Ordenanzas, ni las medidas de fuerza lograron frenar este proceso, pues en 1639 las Ordenanzas del Principado vuelven a reprimir aún con mas dureza los cerramientos sobre los comunales. Por otra parte por estas fechas (siglo XVI) existen vaqueros del Valle del Lago, de Saliencia y de Villar (Somiedo), que durante el invierno cierran sus casas y bajan con sus ganados a zonas y cotos monásticos. Esto indica que nos encontramos ante un fenómeno de trashumancia descendente o inversa, mientras que los pueblos vaqueiros que van naciendo en Somiedo se convierten en el lugar o pueblo principal para sus habitantes aunque pasen tres o cuatro meses durante el invierno en zonas más bajas. Es en estos momentos cuando empieza a dibujarse la figura del vaqueiro de alzada. La explicación de esto se encuentra en el hecho de que en aquellos lugares en los que los prados cercados producían hierba seca suficiente para soportar el invierno, se origina un proceso de sedentarización, como parece haber sido el caso del Valle del Lago, Villar de Vildas, Coto, Saliencia, etc., En otras zonas más pobladas, más altas o con menos posibilidades para incrementar los prados de guadaña por medio de los cerramientos, se hizo posible una estancia mucho mas larga y una ganadería más intensiva originándose nuevos tipos de hábitat con viviendas multi-funcionales y cuadras-establo, sustituyendo a los corros y chozos. Pero los factores naturales, junto con los ecológicos no permitieron a sus habitantes (los vaqueiros de alzada) poder convertirse en sedentarios, viéndose obligados a ir a lugares más bajos durante tres o cuatro meses al año, lugares, en muchos casos, propiedad del monasterio de Belmonte o de la casa Miranda. El grupo vaqueiro desde un principio, está sometido a un doble ritmo estacional. Los pueblos altos tienen, por causa de la nieve y el hielo, una estación muerta en la que la vida vegetal y el crecimiento de los pastos se paraliza. Dicha estación se intenta compensar mediante la acumulación de heno. Pero si no se puede almacenar el suficiente heno sus habitantes se ven obligados a bajar a lugares más protegidos. Con el proceso de las cercas no sólo se configuran como pueblos aquellos lugares más o menos definidos como el Puerto de Somiedo, sino que van transformándose en pueblos otras zonas de pastos y brañas tales como La Peral. Respecto a las brañas de pueblos no vaquerios (abundantes aún hoy en día), es probable que

muchas de ellas hayan tenido también su origen durante y debido al crecimiento demográfico del siglo XVI. La estructura de la braña (nos referimos a la braña de tipo actual y más evolucionada), con sus cabañas compuestas de cuadra y henil, algunos prados cercados y una zona de pastos indivisos y de común aprovechamiento para los vecinos que constituye la esencia de la misma, es una manifestación clara del intento por parte de los vecinos de los pueblos colindantes por establecer el control sobre la zona de pastos comunales en una época de gran tensión y lucha por los mismos. Saber cuándo surgieron las brañas no vaqueiras es una cuestión difícil, de todos modos se puede aventurar la hipótesis de que muchas de ellas al menos pudieron haber aparecido, al tiempo que los pueblos vaqueiros, como un medio de colonizar y defender, determinadas zonas de pastos comunales. No obstante en aquellas áreas de mayor riqueza y abundancia de pastos, por los que se venía luchando por lo menos desde el siglo XV, es probable que se hubiesen fundado brañas ya antes, aunque tan sólo consistieran en la construcción de unos chozos y la delimitación de alguna zona de pasto. Casi se puede asegurar que las brañas son tan antiguas como la propia ganadería nómada y trashumante. Sin embargo el modelo de braña más común en la actualidad (cuadra-henil) es probable que se remonte al siglo XVI. También hay que decir que los pueblos vaqueiros son en su mayoría el resultado de una transformación de las antiguas brañas, tanto en lo que se refiere al asentamiento como a la vivienda. Así Santa María era una braña de Villaverde, Carricedo era una braña del Monasterio de Belmonte, Buspol figura como braña en el siglo XVI, La Peral era braña dentro del coto Gúa-Caunedo, El Llamardal es una braña de Caunedo. Entre las muchas consecuencias que se originan de la transformación de brañas en pueblos vaquerios, podríamos decir que la que más nos interesa es que las brañas con corros o refugios para el pastor, se van a transformar en otras con construcciones multi- funcionales compuestas de cocina, cuadra y henil. Desde principios del siglo XVIII y tal vez desde antes, la mayoría de los vaqueiros de la zona inician el costoso proceso de redención de las jurisdicciones señoriales que pesan sobre ellos, un proceso que termina en 1773. En algunos casos como sucedió con el coto Gua-Caunedo, los vecinos tratan por todos los medios redimir el dominio jurisdiccional del marqués de Valdecarcena. Al final lo consiguen y para pagar el alto precio tienen que recurrir al arriendo de sus pastos a ganaderos meseteños, salvando la deuda en 1735. El ultimo paso para la total independencia lo constituyó la compra "proindiviso" de los espacios del monte y pastos no cercados que representa la principal riqueza de los pueblos vaqueiros. Algunos de estos espacios eran comunales pero la mayoría pertenecía a casas nobles, a monasterios o a personas importantes. Así en 1888 la parroquia de Gúa-Caunedo, a la que pertenecen los pueblos vaqueiros de La Peral, Llaneces el Llamardal compran todos sus pastos "pro-indivisos". Por su parte la parroquia de Santa María del Puerto, hizo lo mismo con los suyos. Lo mismo hicieron los demás pueblos vaqueiros de Somiedo como Perlunes y La Felguera. La nueva organización técnica en torno al prado de guadaña y a las tierras de labor genera una nueva forma económica para una nueva comunidad étnica con una identidad propia (folklore, etc.) El hecho de que la formación y consolidación del pueblo vaqueiro esté íntimamente relacionada con la decadencia de la nobleza laica en la zona, el hecho de que su modo de vida sea diferente y competitivo, su aparente falta de residencia y parroquialidad fijas, sus actividades como arrieros y trajineros y sus costumbres de prácticas nada ortodoxas hacen del vaqueiro una figura marginada y malquerida, al igual que sus construcciones de aspecto pobre y arcaico. Los ayuntamientos se quejan de que los vaqueiros no pagan tasas, valiéndose de su doble residencia y de sus idas y venidas. Algo parecido sucede con el sorteo de quintas y milicias de las que se eximen. Tampoco la Iglesia miraba con agrado a los vaqueiros por esa tendencia de evadirse del pago de diezmos, valiéndose de su doble vecindad. En algunos templos parroquiales, hasta bien entrado el siglo XIX, existía la tradición de señalar para ellos un lugar determinado. Además no podían subir a las tribunas, ni acercarse al presbiterio, ni llevar en las procesiones cruz, pendón o estandarte, ni siquiera tocar los palos de las andas en que iban las imágenes. Todo les estaba prohibido. Todo esto constituyó su marginación y la identidad del vaqueiro de alzada.

2.2 LOS ASENTAMIENTOS Y SUS CONSTRUCCIONES. Como ya hemos visto en el punto anterior, existe todo un proceso evolutivo en lo que se refiere a la trashumancia que claro está afecta a las construcciones. En este apartado intentaremos aclarar esta evolución y acercarnos cronológicamente a sus orígenes. Todos los pueblos de Somiedo, a excepción del Puerto, tienen una o varias brañas situadas en zonas más elevadas de su entorno o incluso a una distancia considerable. La braña es uno de los elementos que más ha repercutido y definido el paisaje y cultura de Somiedo, sobre todo por sus construcciones de aspecto primitivo, tosco y familiar. Estas construcciones se caracterizan por su cubierta vegetal. En Asturias, hasta tiempo muy reciente, este tipo de cubiertas era habitual en casas y construcciones auxiliares. Desde antiguo el uso de estas cubiertas era mas frecuente en el occidente de la región que en el centro y oriente. Así en muchos foros del Monasterio de Cornellana que son de finales del siglo XV se lee: “Para que fagades en ello una casa o dos, quales vos quisierdes o podierdes de muro o de tapia o de madera e tellada de tella, o de palla o de tabla.” En la actualidad techos vegetales conocidos como “teitos” podemos encontrarlos en Grandas de Salime, Ibias, Somiedo y Cangas del Narcea. Otros concejos donde aparecían eran Teverga, Degaña, Samartin, Vilanova y Santalla Dozcos. Entre estos concejos hay diferencias importantes en lo que se refiere a los teitos. Por un lado estaban las diferencias que proceden de la materia prima y por otro lado el tipo de construcción que se cubre. 2.2.1 ANTECEDENTES TIPOLÓGICOS: LOS ORÍGENES DEL “TEITO” La techumbre de paja ha cubierto un modelo de casa caracterizado por su planta redondeada que se extiende por el noroeste de la Península. Se trata de la palloza. Estas construcciones han estado sometidas a una evolución constante de su forma con la intención de lograr más espacio y conseguir una mayor separación entre personas y ganado. Para comprender mejor el origen de las construcciones somedanas consideraremos la palloza como modelo que nos ayude a dar una teoría sobre sus orígenes. Las construcciones somedanas tienden a identificarse con las pallozas por su parecido físico (cubierta vegetal), pero su verdadera identidad se encuentra en la economía que se desarrolla dentro de ellas. Son muchos los autores (Gracia y Bellido, Caro Baroja, A. Romero Masia, F. Kruguer.) que defienden el origen castreño de estas construcciones. El precedente más lejano de este tipo de casas aparece en los castros del noroeste de la Península Ibérica, que datan de la segunda edad del Hierro y de la época romana. Sólo apreciar la presencia de planta circular y el pequeño tamaño de todos los edificios domésticos, tanto de planta redonda, (cuyas dimensiones más corrientes son de 4 – 5 m. de diámetro), como alargadas (cuyo grupo más abundante oscila entre 4 – 7 m. x 3 – 2 m.). Pedro de Llano Señala que la palloza recoge la tradición de la casa redonda en cuanto a la inexistencia en ella de cualquier tipo de esquina, aproximándose más a soluciones distributivas de la casa terrena medieval que a las existentes en el espacio de la cultura castreña. Es frecuente que se la clasifique como casa prerromana. La casa redonda actual presenta una importante diferencia funcional con las primitivas casas castreñas: la introducción de la cuadra para el ganado dentro del espacio de la casa. Esto, que forman parte esencial de su organización interna, se remonta probablemente a la época medieval e implica conceptos distintos sobre la propiedad y la estructura social. Existe en Somiedo un buen número de construcciones auxiliares que testimonian la vitalidad de las formas circulares, unas muy simples como los “cuerres” para cerrar el ganado, los “cuchares” para almacenar el estiércol para abonar y los “chorcos” o trampas para animales.

Otros son más elaborados y constituyen el refugio del pastor durante su estancia en las brañas: los “corros” que son refugios circulares de falsa cúpula y los “chozos” que son también cabañas circulares que pueden alcanzar hasta los seis metros de diámetro con cubierta cónica de “xiniesta“ (escoba). En Somiedo no encontramos muestras ni restos de pallozas, pero la proximidad de las áreas donde aún perduran y la semejanza del medio hace suponer que la palloza se conociera también en las brañas. Encontramos restos de pallozas en Xenestoso perteneciente al concejo de Cangas del Narcea y situado a sólo seis kilómetros de la braña de la Pornacal en Somiedo. F. Kruguer recoge estos ejemplos y escribe: “La palloza no es otra cosa que la vivienda de verano de los pastores de las brañas, transformaba en vivienda permanente”. Una carta de Eugenio de Salazar en su visita en el siglo XVI al pueblo de Tormaleo, en el concejo de Ibias atestigua la abundancia de estas construcciones: “Es la populosa ciudad de hasta diez casas, todas redondas; esta ceñida de brabas peñas adornadas de viejos castaños, rieganla frescas y claras fuentes y arroyos. Esta asentada en el septentrión, y mirada desde qualquiera de los cerros que la rodean paresce colmenar de pocas y mal reparadas colmenas; pero la miel de ellas no la labran abejas, sino cabras y ovejas y puercos y vacas. Las casas, como he dicho, son redondas, (...). Dos puertas tiene cada casa, una al Oriente y otra al Occidente; y ni por la una se ve el sol ni por la otra se descubre el cielo. (...). En las dichas casas no ay ni quadra ni retrete; toda la casa es un solo aposento redondo como ojo de compromiso; y en el están los hombres, los puercos y los bueyes, todos pro indiviso, (...). El hogar esta en el medio de esta apacible morada, porque allí salga luz y calor para todo el circular aposento igualmente, (...).Las dichas casas circulares son cubiertas de unos cimborrios de fina paja, y estos rodeados desde el estremo hasta el coronamiento de unos rollos de bimbres, hechos por tal orden y manera que quando los vi, pense que eran los verdugados que salieron desterrados de Castilla (...). Y en fin las casas con ellos son como bellotas con capirotes; (...). Todas las casas son insulanas, ninguna se pega con la otra (...). Las castañas tienen en el alto, sobre unos bimbres texidas pendientes de unas sogas; (...). Es gente de tanta punta, que comen y beben en platos y escudillas de palo por no comer ni beber en platos de Talavera, ni vidrio de Venecia, que dizen que es sucio y se haze de varro. (...). La cama en que me acuesto es un escaño de palo que paresce andas de defucto, tan angosto que he menester estar como cuerpo muerto, sin me rodear para no rodar por casa. (...). “ Otra reseña histórica que hace referencia a estas pallozas es el contrato de foro hecho por el monasterio de Belmonte en 1704 a vaqueiros de Somiedo. Se habla de “cierres de prado, de casas y cabañas de habitación para la gente y el ganado. El techo es de cuatro aguas y cubierta de paja”. Dato este último que nos da a conocer este material de cubrición, que fácilmente podría ser una palloza, no como su forma primitiva pero sí una variante en tonel o rectangularizada. Por lo tanto creemos que los vaqueiros de alzada conocían las pallozas y de una forma u otra las usaron en sus pueblos de invierno, probablemente en una de sus versiones rectangulares. Con esto no queremos decir que las viviendas-cuadra de teito de escoba sean unas pallozas, ya que desde un primer momento tenemos claro que responden a otro tipo de economía y por tanto estamos hablando de otro tipo de construcción. Desde nuestro punto de vista es muy posible que la vivienda de los vaqueiros, desde el primer momento de formación de este grupo (siglo XVII y XVIII en que aparece los vaqueiros de alzada como grupo social y económico diferenciado) fuese de planta rectangular. Hasta el siglo XVIII el modelo común y predominante en todo el territorio era la casa de planta baja y tamaño pequeño cuyo interior se limitaba a cocina- habitación y cuadra-pajar. Los datos sobre la vivienda recogidos en el catastro del marqués de la Ensenada de varios concejos

asturianos no deja lugar a dudas de que en esa época alrededor del 80% de las casas eran de planta baja y el resto eran casas altas, algunas con solana o corredor Lo que está claro es que al producirse una nueva organización técnica del espacio tuvo lugar un proceso adaptativo de la vivienda superando las formas primitivas de plantas circulares hacia otros tipos y dimensiones. Por un lado la vivienda de planta circular es menos funcional que la de planta rectangular y con más razón si se trata de una construcción que sirve a la vez de hogar para toda una familia durante gran parte del año y como cuadra donde hay que amarrar el ganado Otra cuestión es el gran volumen de la cubierta. Bajo esta cubierta se almacena la hierba que complementa a los pastos. Cuanto más hierba se almacene más se prolonga la estancia en estas zonas de pasto, por lo que la cubierta tiende a ser muy alta. Por otro lado su economía es ganadera, completada en gran medida por la arriería y trajinería. Esto no quiere decir que no tuvieran pequeños huertos donde plantar hortalizas y patatas, pero sin grandes producciones, ya que las tierras no eran fértiles y la climatología hacía casi imposible cosechar nada. Pero sin embargo son muchos los datos donde se ve claramente que el maíz era el alimento básico en la dieta del vaqueiro, hecho este que determina que la economía del vaqueiro girase en torno a esas actividades económicas (arrieria y trajineria). Mientras la economía del agricultor con la llegada del maíz parece que se volvió más autárquica, la del vaqueiro, al pasar a depender de un producto que tiene que comprar, va a ser más mercantil, girando en torno a la compraventa y al dinero. Su cabaña siempre estuvo orientada al mercado. Buena parte del transporte de mercancías entre Asturias y la Meseta era realizado por los vaqueiros a lomos de sus bestias. La mayoría de estos trabajos los cobraban en dinero, pero muchos de los realizados para los “xaldos ” (nombre que da el vaqueiro de alzada a los habitantes de los Valles) eran cobrados en especie tales como maíz, castañas, etc. o realizaban trueques. Así por ejemplo cambiaban un copin de centeno, (siete kilogramos mas o menos), por dos de maíz. Todo esto queda reflejado en la construcción de los vaqueiros, ya que no aparecen hórreos, molinos ni hornos o construcciones para transformar y almacenar los cereales, ya que los obtenían transformados. Otro dato es que al no ser economía agrícola tampoco podían obtener esa gran cantidad de paja para techar sus construcciones, teniendo que recurrir al teito de escoba que el medio les ofrece. Como vemos poco tiene que ver esta casa vaqueira, con economía mercantil y ganadera, con la casa redonda, que refleja una economía autárquica (puesto que todo lo preciso para la vida queda dentro de ella). Pero no solo hay casas de teito de escoba en los pueblos vaqueiros. Hay ejemplos de casas de escoba en pueblos de las zonas bajas de Somiedo que responden a otro tipo de economía, apareciendo hornos adosados a las casas molinos... todos ellos cubiertos de teito de escoba y con la misma técnica usada en las casas de los vaqueiros de alzada. Como vemos hay una gran mezcla de economías bajo el mismo techo de escoba. Lo que no podemos asegurar es que este tipo de casas de los pueblos sean influencia de las construcciones de los vaqueiros o qué sean pallozas rectangularizadas, ya que son construcciones aisladas que no permiten su estudio en profundidad. Así por ejemplo Valle del Lago era una braña vaqueira que a lo largo del tiempo se convierte en un pueblo sedentario (es decir de somedanos). De este cambio de configuración aparecen construcciones auxiliares como un hórreo y un molino, todos ellos cubiertos de escoba, y numerosas cabañas diseminadas por los montes. Pero hay un dato recogido por los hermanos García Fernández en el libro “La España dibujada”, sobre una casa en Valle del Lago que los propios hermanos llaman palloza-vivienda y que el mismo Gimson la reproduce en su libro “Las pallozas”, al hablar del tema de las pallozas rectangularizadas: “Esta evolución no se acabo con las pallozas y en algunas aldeas se encuentra una evolución

posterior, especialmente al este de los Ancares. Son casas rectangulares de una sola planta, que sin duda son simplemente pallozas rectangularizadas (...). En las montañas hay muchas casas híbridas de planta baja, algunas de los cuales fueron dibujadas por los hermanos García Fernández (...). En La Braña cerca de Cangas del Narcea encontré y dibujé una casa que es el mejor ejemplo que vi de una versión rectangularizada de palloza (...). “ Como podemos ver la cuestión no está nada clara: por un lado o aparecen estas construcciones de los pueblos somedanos que podrían identificarse (y de hecho las identifican) como posibles pallozas en su versión evolucionada y por otro lado las viviendas de los vaqueiros de alzada responden a una economía y una organización espacial diferente que las dota de identidad propia. 2.2.2 TIPOLOGÍA DE LOS ASENTAMIENTOS. El fenómeno de la trashumancia se produce en Somiedo en dos modalidades diferentes. Por un lado se produce la” trashumancia de valle”. Durante el invierno, el ganado y los hombres conviven en el pueblo alimentando al ganado con la hierba almacenada en los pajares y con el pasto de los prados próximos. Con la llegada de la primavera el ganado se traslada a los pastos situados en zonas más altas (por encima de los 1.000 metros). Este tipo de trashumancia se caracteriza por sus cortos desplazamientos de unas dos horas de duración Aparecen así dos tipos de asentamientos ligados a esta modalidad. Por un lado aparecen los propios pueblos de los somedanos y por otro una serie de brañas dependientes de esos pueblos en los que el ganado pasa unos meses al año pero el brañeiro sólo pernocta una noche y después vuelve al pueblo. Por ello las construcciones en este tipo de braña se reducen a cuadras y refugios para una noche. Por otro lado aparece la trashumancia de largo recorrido y con ello la figura del vaqueiro de alzada que se desplaza con su ganado y familia desde pueblos pertenecientes a otros concejos (Salas, Belmonte...) y situados a varias decenas de kilómetros, hasta las zonas y pastos de altura. Aparece así otro tipo de brañas caracterizadas por sus construcciones multi-funcionales que sirven de viviendas para el vaqueiro y su familia durante varios meses del año. Por todo esto lo que llamamos braña parece ser desde sus orígenes un instrumento y una técnica compleja para controlar, organizar y explotar un espacio baldío y de nadie por medio de rebaños del ganado vacuno en régimen de trashumancia de valle o de largo recorrido, lo que significa un adelanto sobre el nomadismo, aunque las brañas vaqueiras, que son las mas evolucionadas y de mas reciente aparición, tienen algunos rasgos propios de éste nomadismo, al desplazarse periódicamente toda la familia. El término braña, según muchos estudiosos hace relación a veraneo (lugar de verano). Otros autores lo relaciona como “brano” (verano o lugares explotados en verano). Todos los pueblos de Somiedo, a excepción de los vaqueiros, tiene una o varias brañas situadas en zonas elevadas de su entorno o incluso a una distancia considerable. La braña consiste principalmente en un área de pasto en abertal donde el ganado deambula y pasta conjunta y libremente. Los pueblos a excepción de los vaqueiros de alzada, no son propietarios del suelo sino que pagan un canon de aprovechamiento. El origen y evolución de las brañas somedanas es el resultado de un largo proceso en que se puede distinguir dos fases claramente diferenciadas aunque sucesivas: Desde el siglo XI y al menos hasta el XV, sobre todo por la influencia de los monasterios, las brañas se van multiplicado en Asturias y con ello la ganadería vacuna en trashumancia. Este periodo está marcado por una forma de dominio y explotación de los pastos y un tipo de construcción que se resume en lo que llamamos brañas de primer tipo o estivales. Desde mediados del siglo XV y sobre todo a lo largo de los siglos XVI - XVII y mitad del siglo XVIII y debido a factores económicos, demográficos, sociales y políticos, las brañas entran en una evolución de carácter divergente (por un lado aparecen las brañas de los somedanos y

por otro las brañas de los vaqueiros). La principal causa de esto es la competición por unos recursos no excesivamente abundantes y muy competitivos (los pastos de altura), todo ello motivado por el crecimiento demográfico

2.2.3 CLASIFICACION DE LAS AGRUPACIONES Podemos realizar una clasificación de las brañas somedanas según criterios basados en el análisis de las construcciones, según las diversas formas de propiedad, la organización y técnicas de explotación del espacio, el tipo de poblamiento y las relaciones entre sus moradores y entre la braña y el resto del municipio. Nos apoyaremos para ello en la clasificación realizada por Adolfo García Martínez en su estudio de “Los vaqueiros de alzada de Asturias”. BRAÑAS ESTIVALES O DEL PRIMER TIPO Este primer tipo es una forma muy primitiva de explotar el espacio por medio de pastos a diente. El ganado pasta conjunta y libremente por estos pastos situados a una gran altitud. Debido a esta posición en las zonas más altas (por encima de 1000 m.) y la distancia a los pueblos a los que pertenecen hacen que estas brañas estén muy condicionadas por la climatología y solamente se usan en los meses de junio, julio y agosto y por un ganado que no necesita alimento complementario ni otros cuidados. Su incidencia sobre el medio es muy escasa al no existir ningún tipo de cerramiento ni particiones. Tan sólo aparece un tipo de construcción de planta circular, a ras de suelo y de escasas dimensiones. Se trata de los corros y los chozos. Son las construcciones más primitivas que sirven sólo para el refugio del brañeiro durante la noche, y además para guardar algún ternero de corta edad (xatos) ya sea en el mismo corro o en uno de al lado. El hecho de que estas brañas se usen solamente en épocas de estío en el que el ganado duerme al aire libre, unido a que no se recoge hierba seca, hace que estas construcciones sean simples refugios sin comodidades, usadas colectivamente por los dueños de las brañas. Este tipo de brañas son usadas tanto por los somedanos como por los vaqueiros, asentados desde la primavera en las brañas más bajas de segundo y tercer tipo y que en los meses más calurosos se desplazan a estas otras más altas para aprovechar sus pastos. En Somiedo existieron muchas brañas de este tipo y aun existen en la actualidad, perviven y se explotan. Así por ejemplo: Sousas (Urria), La Mesa (Saliencia), Murias Llongas y Sobrepena (Valle del Lago), Fontaguin (Pola), La Cazachosa (Robledo), El Cuerrago (Endriga), el Cutariello, Serantina, y El Cullau (La Rebollada), Valdecuelabre (El Coto)... Todas estas brañas son de corros Los Cuartos y El Fervillin (Villar de Vildas), Busbarraz (La Riera, Santiago Lermo y Villaux), El Trabanco (La Peral), El Resellar (Perlunes), etc. Todas estas son de chozos.

BRAÑAS EQUINOCIALES O DE SEGUNDO TIPO A este grupo pertenecen la mayoría de las brañas somedanas. Se trata de brañas situadas a media altura, entre los pueblos y las brañas de primer tipo, y su ocupación comienza a principios de la primavera y se prolonga hasta el comienzo del invierno.

Como hemos visto parte del ganado sé trasladada en los meses de verano a las brañas del primer tipo, para volver a bajar una vez pasados los meses más calurosos. Este segundo tipo ya es un fenómeno más evolucionado y complejo y su repercusión sobre el medio es más fuerte, ya que tiene una importancia económica mayor, pues asegura el sustento (mediante la hierba seca recogida) de parte de la cabaña ganadera en primavera y otoño. La hierba seca se almacena durante los meses de verano, mientras el ganado está pastando en cotas más altas (en brañas de primer tipo). Cuando el ganado baja en el mes de septiembre esta hierba almacenada sirve de complemento al pasto hasta la llegada del invierno. Los excedentes quedarán para la nueva subida del ganado en primavera. Estas brañas se caracterizan por un tipo de construcción a ras de suelo, de planta rectangular y cubiertas de escoba (piorno, xiniesta). Son básicamente cuadras en las que conviven brañeiro y ganado. Al estar éstas brañas situadas muy cerca de los pueblos somedanos, el brañeiro puede pasar allí una noche y bajar al pueblo por la mañana. Aparecen además una serie de construcciones auxiliares tales como fuentes o abrevaderos para el ganado junto a los prados cercanos, y olleras para guardar la leche fresca durante las noches de calor (olleras). Hace dos o tres décadas, cuando los pueblos de Somiedo estaban más poblados, las cabañas estaban todas habitadas durante parte de la primavera y del otoño por una o más personas; la vida en la braña era más intensa, hasta tal punto que hacían bailes y “filandones” a los que acudían gentes de los pueblos y brañas cercanas. Los jóvenes se disputaban ir a la braña, en parte por este tono festivo y de mayor libertad y comunicación con los individuos de ambos sexos de su mismo grupo de edad. Estas situaciones llegaron a tener tanta importancia que originaron, en ciertos casos situaciones de cierta relajación moral hasta llegar a conocimiento incluso de las autoridades eclesiásticas, y ya a mediados del siglo XVIII, por citar un ejemplo, el obispo de Oviedo, D. Agustín González Pisador arremetió con furia contra la inmoralidad y el libertinaje que existía en las brañas: “La simultánea concurrencia de hombres y mujeres, mozos y mozas en los pueblos, brañas, montes e invernales para custodiar, recaudar y cuidar los ganados, alojándose todos juntos en una misma majada, vega, braña o invernal y aun asistiendo, durmiendo mezclados, y sin diferencia de sexos en una misma casa, choza o cabaña, aun en una misma cama... ” (González Pisador 1786 p.117) Algunas brañas de este tipo son: Fuexo (Caunedo), Montrondio (Aguino), Mumian (El Coto), La Corra (Arbellales), El Pando (Las Viñas), Fuexo (El Valle), La Moral y La Pornacal (Villar de Vildas), El Torno (La Rebollada), La Raiz (Villamallor), Cistierna (Santiago de Lermo), Los Quintos (Santullano)...

BRAÑAS PUEBLO O DE TERCER TIPO Constituyen el modelo más evolucionado de braña. Presentan una ocupación permanente durante nueve meses al año. Se trata de los vaqueiros de alzada que se desplazan desde sus pueblos en otros concejos (Salas, Belmonte, etc.) hasta estas brañas con toda su familia, enseres y ganado, de tal manera que éstas brañas llegan a adquirir el nombre de pueblo (son los pueblos de vaqueiros de alzada). La larga ocupación hace que, al igual que en las brañas de se segundo tipo, el pastoreo deba ser completado en primavera y otoño por hierba seca. Se origina así un tipo de economía que no es en absoluto subsidiaria como sucede en las demás brañas, ya que estos lugares constituyen para sus moradores su principal fuente de recursos. Se cultiva todo lo que el suelo y clima les permite (patatas, y otros cultivos menores, lo que los

vaqueiros llaman “cucinaos”). Aparecen por tanto huertos, tierras de labor, y prados de guadaña cercados, a parte de los pastos pro indivisos de los vecinos de la braña. Se trata de una vida muy distinta a la de las demás brañas. Al mismo tiempo la economía se complementa durante los meses de verano, en que el ganado pasta libremente en las brañas altas de primer tipo, como la arriería y el comercio con Castilla. Estas actividades reportaban grandes beneficios en metálico y en especie. Se trata pues de un sistema de explotación de los recursos del medio de forma intensiva, y por ello la repercusión sobre el ecosistema es más profunda. Las cabañas se llaman aquí casas y se trata de construcciones multi-funcionales. En cada una de ellas reside una familia, generalmente numerosa, con su ganado durante nueve meses. No aparecen construcciones auxiliares debido quizás a ese carácter mercantil de su economía. Llegada la época de marcha, algo que viene determinado por los factores climáticos, cada familia recoge sus animales, sus enseres y sus cosechas y se desplazan a los lugares de invierno situados a varias decenas de kilómetros de distancia (El Pevidal y Buspol en el concejo de Salas, Villaverde, Carricedo, Pontigo, Sta. María, Modreiros en el concejo de Belmonte), que hoy en día son los únicos que trashuman. Hace unas décadas bajaban también a los concejos de Luarca, Las Regueras, etc., hasta la siguiente primavera. En el terreno social la vida en estas brañas es también intensa y no una mera asociación estacional y fortuita de individuos. La residencia en estas brañas otorga a sus moradores el estatuto de vecindad, parroquialidad y municipalidad, es decir, figuran como lugares de residencia, de nacimiento, de matrimonio o de defunción; en ellos hay escuelas públicas, capillas o iglesias, cementerios, santos y fiestas patronales de tal modo que tanto la iglesia como la administración considera a sus habitantes vecinos de pleno derecho, algo que no ocurre en el resto de las brañas somedanas. Hace algunas décadas había siete brañas de este tipo en Somiedo: Perlunes (la mitad somedanos y la otra mitad vaqueiros de alzada), La Peral , El Llamardal, El Puerto, La Felguera, La Llamera y Llaneces, estas dos ultimas en la actualidad son brañas de verano de Veigas y Caunedo, respectivamente.

3. CONSTRUCCIONES DE TEITO DE ESCOBA. TIPOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN. En este apartado intentaremos analizar todas las construcciones de teito de escoba en Somiedo, situándolas en su contexto socio-económico tratando de encontrar rasgos comunes y diferencias que nos permitan hacer urna clasificación sobre los ejemplos encontrados. Nos apoyaremos en la anterior descripción y clasificación de las brañas para situar cada uno de los tipos y explicar su funcionamiento. Somiedo pertenece a la España húmeda donde son frecuentes las precipitaciones de nieve que, unido a la acción del viento, van a determinar en principio una manera de construir caracterizaba generalmente por: Cubiertas de acusada pendiente Aleros cortos Escasez de vanos que son además de pequeño tamaño Adaptación al terreno de forma que facilitan las escorrentías, evitando humedades. Distribución interior de dentro hacia fuera, los huecos obedecen a necesidades interiores. Integración en el medio físico Los materiales de construcción son los propios que el medio ofrece. La mampostería es caliza, componente principal de la zona geológica, y la abundancia de madera permite que sea ésta uno de los elementos básicos de la construcción. La mayoría de estas construcciones están orientadas al medio día de modo que pueden disfrutar de mayor número de horas de soleamiento. Estas son algunas de las características que vamos a encontrar repetidas en todas estas construcciones.

3.1 LOS EJEMPLOS MÁS PRIMITIVOS DE PLANTA CIRCULAR: CORROS Y CHOZOS. En primer lugar nos encontramos con una serie de construcciones que si bien no tienen cubierta de teito, podemos considerarlas como antecedentes tipológicos de otras construcciones de cubierta vegetal. Se trata de los corros. Se trata de simples refugios que aparecen en las brañas estivales o de primer tipo y que son utilizados, para guardar el ganado de corta edad y para que el brañeiro pernocte. Están construidos con mampostería en seco, de piedra caliza poco trabajada. Tienen planta circular con un diámetro no mayor a los cuatro metros, cubierto con una falsa cúpula levantada por la técnica de aproximación de hiladas de grandes llabanas (losas de piedra). Los muros son de 0.50 m. de espesor y 1.70 m. de altura. Sólo presenta un vano, la puerta, marcado con grandes bloques de sillería mejor trabajados; se cierra con una hoja de madera que sólo se ponía cuando era usada por el brañeiro, quitándola cuando se marchaba por miedo a que la robasen. Los muros arrancan directamente del suelo, sin ningún elemento de cimentación. En su interior podemos encontrar el llar, generalmente en el centro, y bancos corridos de piedra (poyos). El suelo es de tierra apisonada y en algunas ocasiones aparece, adosado a él, un corral donde se recogían las crías de ganado. Hay algún ejemplo de corro que no encaja en esta descripción como el encontrado en la braña de la Mesa, de planta semicircular. Son corros comunales con dimensiones mayores y una cuidada cantería. La siguiente construcción que encontramos en el mismo tipo de braña (tipo 1 o estival) es el chozo. Tiene la misma función y unas dimensiones muy parecidos al corro. Sólo se diferencia en su cubierta de teito de escoba. Es de planta circular con muros de aproximadamente 1.50 metros de altura y entre 0,4 - 0,6 metros de ancho. En este caso, como en el anterior también arrancan directamente del suelo sin cimentación alguna. Su cubierta, de forma cónica se obtiene con multitud de varas apoyadas en el muro y sobre las que se asienta la escoba. Como vemos exteriormente son muy parecidas al tipo anterior, a excepción de la cubierta vegetal, pero también aparecen cambios en el interior. En este caso nos encontramos con la “pachareta” o cama del brañeiro a modo de litera formada por un trenzado de baras de avellano a la cual se accede por medio de una escalera de mano. También aparecen los “peselbes” (pesebres) hechos con tablones de madera y pegados a las paredes. El suelo es de tierra apisonada. Los remates de la cubierta pueden ser de dos tipos: Con un moño, formado por un “tapin” (tepes) sobre el cual se le coloca una piedra para que no sea arrancado por el aire. Con una corona, que consiste en unas “llatas” (varas) de forma circular sujetas con unos “gabitos” (horquillas de madera). La puerta es sencilla de madera con quicios para su sujeción. Hay casos en que presenta un corral de pequeñas dimensiones delante de la entrada.

3.2 LAS CABANAS (CUADRAS O CORTES) Se agrupan aquí las construcciones de planta rectangular con medidas que oscilan entre cinco o seis metros de ancho, por seis a diez de largo. Se trata de unas medidas aproximadas ya que

nos encontramos con formas y tamaños caprichosos que en algunos casos quedan fuera de esta clasificación. Estas cabañas son propiedad de los somedanos, los cuales suben a “brañar” (cuidar) el ganado una vez al día, haciendo noche si fuera necesario. Este tipo de construcciones se sitúan en aquellas brañas que quedan lejos del pueblo. Son simples cuadras que constan de corte y pachar (pajar). En algunos casos de brañas muy alejadas en las que se hace necesario dormir con el ganado, suele aparecer una separación o tablazon separando la corte de otra estancia que alberga el llar y un pequeño camastro para el brañeiro. Este tipo de cabanas suele asentarse en laderas empinadas y su cumbrera sigue la dirección de la vertiente. La puerta de la corte se suele emplazar en el lado más corto y cuando las pendientes son más suaves el eje de la cabana se coloca paralelo a las curvas de nivel situándose en este caso la puerta en el lado más largo. Parece tener dimensiones un poco pequeñas para servir como cuadras de ganado pero hay que tener en cuenta que la cabaña ganadera de estas gentes era distinta a la actual. Cada vecino poseía por término medio entre seis y ocho vacas. A medida que pasa el tiempo vamos encontrando evoluciones en ellas con mayores tamaños y nuevos anexos. Vamos a hacer un análisis constructivo a fondo de estas cabanas, que llegada la ocasión, nos valdrá también para analizar las casas, ya que constructivamente funcionan prácticamente igual. CIMENTACIÓN. Conseguir un asiento firme que diera garantía de durabilidad a la construcción era el principal objetivo, pero el poco volumen medio de las construcciones y los muros de carga permitían garantizar la estabilidad al conjunto sin apenas obras de cimentación. Las pocas que hemos encontrado consisten en una zanja corrida en busca de roca que hiciera de asiento, o en la colocación en la base de los muros de piedras grandes y planas a modo de zapatas. Estas son siempre un poco más anchas que el muro.

CERRAMIENTO EXTERIOR. Los muros de carga se hacen con mampostería en seco, que en alguna ocasión puede ir acompañada de barro o “cucho” (estiércol ), pero con la intención de darle hermeticidad al muro, no para conseguir mayor resistencia. Lo normal es que las paredes no superen los dos metros de altura y una anchura de 0.5 a 0,7 m. El muro cumple una doble función como cerramiento y como muro de carga. La piedra es de forma irregular, poco trabajaba en las zonas centrales del muro, pero en las esquinas encontramos piezas trabajadas de manera tosca, los tranqueiros, que nos aseguran las uniones entre los dos paramentos. Los mampuestos se colocan de manera que las hiladas se alternaban para dar un mejor trabazon al muro. DIVISIONES INTERIORES. En las cabanas y dentro de la corte podemos encontrar (no en todas) algunas

particiones

interiores que pueden ser de dos tipos: El “bulao” que consiste en un tabique de tablas verticales encajadas en la parte inferior a modo de rail o “llancil” El tabique trenzado de varas de avellano entretegidas que es el “xibato” o “barganaz”. LOS VANOS En estas construcciones donde la funcionalidad es la principal característica, los huecos son mínimos y sólo practicados para asegurar una iluminación, aireación y acceso, suponiendo siempre un problema, ya que en un muro de mampuestos se tiene que recurrir a piezas grandes de cantería toscamente labradas que aseguren la estabilidad del mismo en esa zona en que se abre el hueco Los tipos de huecos que aparecen son: -El ventano. Es de dimensiones pequeñas (entre 0.30 y 0.40m), casi siempre de forma cuadrada, abocinado y con apertura hacia el interior. Se cierra con una hoja opaca de madera muy sencilla. -El buqueirón. Este hueco se suele practicar en el sentido opuesto a la puerta o en el mismo plano de la misma . Sus dimensiones son mayores que el anterior y oscilan entre 0.70 a 0.80 m. de alto y 0.90 a 1.10 m. de ancho. El buqueirón esta situado en el“pachar” permitiendo el acceso de la hierba seca por el mismo y facilitando la maniobra, ya que queda a una altura adecuada respecto al nivel del suelo, debido al desmonte donde esta colocada la cabana. Ventanucos. Son los huecos más reducidos practicados en los paramentos y sirven para conseguir la aireación de las estancias. Son poco más que mechinales que no cuentan con ningún sistema de cierre. Puertas. En las cuadras sólo se practica una puerta que consta de una serie de piezas: Sobrepuerta que es el dintel. La solera formada por piedras aplanadas colocadas en la parte inferior. Los tranqueiros o piezas clave situadas en el cetro de las jambas. Tienen forma de L y atraviesan el muro trabando todo el conjunto. Loa cantones que son grandes piezas que junto a los tranqueiros forman las jambas de la puerta. El cerramiento del hueco se hace en madera y puede ser de dos formas: Una hoja enteriza de sencilla construcción Una hoja en cuarterón que está formada por dos hojas que abren de forma independiente. PESEBRES Y NICHOS. Aparecen otros dos elementos que se practican en el muro. Uno es lo que llamamos nicho o una ventana ciega y el otro es una “poya“ o losa de piedra que sobresale del muro. Los dos son para colocar utensilios o quesos a secar. Dentro, en la corte aparecen los “peselbes” o pesebres, adosados a los lados más largos. En las cuadras más viejas están hechas con “xebe” (trenzado de varas) y en las nuevas con tablones. Los de “xebe” se sujetan en una viga horizontal colocada a ras de suelo, en la que se clavan los “estacones” (palos verticales de unos 30 cm) y unos cinco o seis palos más largos, las

“patinas”, que se unen a la viga del pajar. Los pesebres de tablones tienen un recrecido del suelo con piedras y un par de tablones que se acoplan a unos rebajes hechos en las “patinas”. CUBIERTA. Encima de la corte se sitúa el pachar (pajar), separado de ésta por un paramento horizontal o “treme”, formado por cuatro o seis vigas (las vigas del treme) que apoyan sobre otras vigas colocadas en la cabecera de los muros a modo de zunchos. Son las “palmas” o “sobremuros” y su misión es repartir sobre el muro de manera uniforme las cargas puntuales de las tijeras de cubierta y de las vigas del treme, y garantizar así la estabilidad del muro de mampostería. La cubierta está formada por una estructura muy ligera y a la vez muy resistente. Tiene una pendiente pronunciada, con el objeto de impedir que se acumule nieve sobre ella y permitir que el agua resbale rápidamente. Esto hace que alcance gran altura ofreciendo gran resistencia al viento. El “cume” (cumbrera) es la parte más débil y hay que sugetarla. Pero la ventaja de esta cubierta tan inclinada es la gran capacidad de almacenamiento que tienen estos teitos, que creemos es una de las razones por la que se perviven hoy en día. Sobre esta estructura de madera se colocaría el material de cubriciión, la “xiniesta” o escoba, matorral que crece en abundancia en Somiedo. Algunas veces se utiliza el “piorno” cuando escasea la anterior. La armadura arranca de la “palma” por medio de unos ensambles llamados “enguercios” donde se introduce la parte final de las tijeras. Estas tijeras están formadas por los ”cabrios”, uno macho y otro hembra. Para mantener la verticalidad iremos clavando los “tazos “ (palos de 1 m. de largo que unen un cabrio con el siguiente). El tamaño de los cabrios va ha depender del ancho de la cabaña y su longitud corresponde al ancho de la cabana (entre 5 y 7 m). El número de tijeras dependerá de la longitud de la cabaña. Es importante ir alternando los cabrios machos y hembras de las tijeras en cada lado de la cabana. En los lados cortos no aparecen tijeras, sino que aparecen unos puntales apoyados sobre la última tijera. Al más largo de ellos que se sitúa en el centro lo llamaremos “llavichon”. Sobre los cabrios se colocan las “llatas” (varas de avellano) paralelas y separadas medio metro. Estas se atan con cuerdas hechas con escoba (“cibiellas”), pero hoy en día se clavan. Todo esta estructura es lo que se llama “cabriadura”. Como ya dijimos en el último proceso se coloca sobre esta estructura el material de cobertura, la “escoba”, procurando colocarla en una jornada, y que el peso sea igual en todos los lados, para no desequilibrar las tijeras. Para esta este trabajo se utilizan unas escaleras muy largas llamadas escalas. La escoba, para poder sacarle todo su rendimiento, tiene que ser cortada de septiembre a noviembre y cuando la luna esté en cuarto menguante, según la tradición del lugar. Teitar no es nada fácil. Cuando se realiza por primera vez se espetan los ramos de escoba sobre una capa de brezo, o sobre la vieja capa cuando se repara. A esta última labor es a la que llaman reteitar y se realiza todos los años pero no de forma total, sino que se va reparando por partes de forma que después de cuatro años o cinco se ha reparado la cubierta entera. El teito tiene cuatro aguas, las dos más grandes son las “naves” y las más pequeñas los “zarzaneiros”. La parte más débil y que más hay que proteger contra el viento y el temporal es el cume (cumbrera). Hay varios sistemas de rematar esta parte: Con las “llatas” y los “gabitos”. Las “llatas” son varas de avellano o de fresno colocadas en el cume y tumbadas en fila, sujetas

por los “gabitos”, horquillas de madera afiladas en uno de sus extremos. Este tipo de remate aparece en el Valle de Saliencia. Sistema de zancas o caballetes, formados por las zancas que están unidas al xugo y sujetas con a modo de tope por el torno. Éstas, una vez montadas, se colocan en el cume sujetando varias “llatas”. Este tipo de remate aparece mucho en la braña de la Pornacal y en la braña de Mumian. El remate con “tapines” que son trozos de tepes colocados en él la cumbrera y rematados con piedras para que no los arranque el aire. Otra forma consiste en colocar una corteza de árbol abierta al medio, pero no es una solución que se dé en Somiedo, sino que es del concejo de Teverga, donde hay algunas cabañas de este tipo diseminadas por el monte. CLASIFICACIÓN DE LAS CABANAS. Llegados aquí y hecha ya la descripción constructiva de la cabana, intentaremos hacer una clasificación de las mismas basándonos en una serie de características que se repiten continuamente en muchos modelos existiendo diferencias en su aspecto físico, ya que funcionalmente se mantiene la estructura de corte y pachar (pajar). Hay que decir que nos encontramos con modelos que no encajan con esta clasificación ya que son casos caprichosos adaptados a una topografía difícil. Así nos encontramos por ejemplo con cabanas adosadas a rocas, que no podemos poner dentro de esta clasificación al ser casos aislados. De esta forma podemos diferenciar cinco tipos: -cabana simple. Este es el modelo básico y del cual van a partir todas las demás variantes. Es una construcción de planta rectangular. La puerta de la corte se puede emplazar bien en el lado corto o bien en uno de los largos. Aprovechando el desnivel del terreno se abre en la parte posterior y del lado opuesto a la puerta el buqueirón (vano de acceso al pachar), quedando casi a ras del suelo. Este es el modelo más extendido. Se mantiene la distribución interior de corte y pachar. Los tipos de remate de cubierta que admite esta cabaña son los tres tipos vistos que corresponden a Somiedo. -cabana con portalín. Este modelo presenta la variante respecto al anterior de prolongar la cubierta, en el lado donde se encuentra la puerta, sobre unos 70-80 cm en forma de alero, de manera que forme una especie de portal. El sistema constructivo puede ser de dos maneras: Por medio de los puntos, que son pequeñas viguetas a modo de voladizos empotradas en la pared, colocándose encima de éstas un par de vigas con escuadrías pequeñas llamadas vigas del portal. Otra forma es por medio de la prolongación de la “palma “ o sobremuro (viga que va encima de los muros largos y sobre la que se coloca la viga del portalín). Este tipo de solución se suele hacer en uno de los lados cortos de la cabana. Rara vez lo encontraremos en el lado largo y de aparecer no se hace todo el tramo, sino lo que corresponde a la zona de la puerta. Claro está que este tipo de solución sólo se puede hacer por medio del sistema de “puntos”. -cabana con buqueirón en la fachada.

Este es otro modelo de cabana muy característico del valle de Saliencia, en las brañas de Urdiales, El Collau y las Morteras de Saliencia. Colocadas en laderas muy pendientes y con su eje principal paralelo a las curvas de nivel se ven obligadas a colocar el buqueirón en uno de los lados cortos de la cabana, para lo cual tienen que construir un muro de contención para hacer un rellano que permita acceder al buqueirón. Lo normal es que el buqueirón aparezca en el mismo muro que la puerta. Este muro lo podemos considerar como parte de la cabana. La distribución interior se mantiene igual, pero a veces aparece el “bulao” o “xibato” (tabique de madera o de treme a modo de separación de la corte donde pernocta el brañeiro). Hoy en día ésta separación apenas la encontramos y los escasos restos aparecen en cabanas muy viejas. -cabana con portal. En este modelo lo que se hace para conseguir el portal es prolongar los muros unos 2 m. Para cubrirlo se pone la viga del portal y se colocan unos puntales para cuajar el techo del mismo. Se suele hacer en el lado corto de la cabana. Es característico del valle de Saliencia, de las montañas de Saliencia y del Valle de Somiedo en la braña de Mumián. En estos tipos de cabaña aparecen muchas veces muros a modo de corral con una “canciella” (valla de madera) donde se atiende el ganado. Se remata con llatas y zancas. -cabana con sombrao. Este es el modelo más evolucionado de todos. Partimos de una cabana simple a la que se le añaden un porche, el “sombrao” y un “caseto”, pequeña construcción cuadrada adosada a la cuadra. Estos nuevos volúmenes son añadidos realizados posteriormente ya que su cubierta es de teja curva. Dentro del caseto encontramos la cocina de abrañar, un camastro y una alacena muy básica. Hay que decir que en este modelo más evolucionado lo vamos a encontrar con una separación cada vez más acusada entre el hombre y el ganado. Hasta entonces, si había que dormir en la cabana, se hacía en el pachar o en ese apartado dentro de la corte, (el bulao). Pero en este modelo ya se marca la diferencia con esa nueva construcción adosada a la cabaña (el “caseto”). El sombrao se suele colocar en uno de los lados largos de la cabana, añadiendo un par de muros laterales, aunque hay ocasiones en que no los tienen. Este sombrao está formado por una viga principal apoyada sobre pilares de piedra o de madera, que a su vez apoyan sobre una zapata de piedra. En el techo aparecen unas viguetas que apoyan sobre la viga principal y en el muro de la cabaña, y un enripiado. Sobre éste van colocadas las tejas. El caseto es de forma más o menos cuadrada. Ejecutado en mampuestos, los vanos practicados se limitan a una puerta y un ventanuco que siguen manteniendo las características constructivas generales. Se suele cubrir de forma parecida al sombrao. Dependiendo de su colocación respecto a éste último puede formar parte del mismo o una cubierta diferente De esta forma nos encontramos con varios modelos dentro de este tipo. Son típicas estas construcciones en el valle del Pigueña, destacando la braña de la Pornacal. El remate en teste tipo de cabana es el de zancas. Se ha encontrado en alguna cabana de este tipo motivos esculpidos en los tranqueiros, suponiendo la única concesión al ornamento encontrada en este tipo de construcciones, debido quizás al carácter más evolucionado de esta variante de cabana. Se trata de cabezas humanas toscamente esculpidas, acompañadas de iniciales, que hacen suponer que reflejen la imagen del propietario y algún miembro de su familia.

3.3 LAS CASAS DE TEITO DE ESCOBA. Hay que decir que los ejemplos de casas de teito de escoba están en la actualidad próximos a su desaparición. Ninguna está habitada (por suerte) y son pocas las que siguen cumpliendo su nueva función de cuadra y pajar, a diferencia de las cabanas de teito, que son muy numerosas.

Fueron muy abundantes hace tan sólo unas décadas, pero motivos como el cambio de techumbres vegetales a tejas curvas y losas de pizarra o los incendios sufridos como el de Santa María del Puerto, La Peral... en la Guerra Civil han terminado con la práctica totalidad de estas casas. Hay que dejar claro que las casas de teito de escoba no pertenecen sólo a los vaqueiros de alzada. Hay otros pueblos en Somiedo que tuvieron muchas casas de las que aún hoy podemos encontrar algún resto. De esta forma haremos dos grupos para estudiar estas casas: por un lado las vaqueiras y por otro las Somedanas. Constructivamente no se diferencian de las cabanas del ganado. Son casas bloque a ras del suelo y exteriormente apenas se notan las diferencias. Sólo en su distribución interior encontramos realmente una dependencia que le va a dar el valor de casa. Ésta es la cocina, que es la dependencia más importante de todas las casa rurales de Asturias. A su alrededor gira toda la vida de sus moradores, en ella están la totalidad del tiempo que permanecen en casa. La cocina no sólo es el lugar donde se prepara la comida, sino que en ella se reúne la familia a comer, se hacen tertulias en las largas veladas invernales, se reza el rosario y en muchas de ellas se duerme. Teniendo en cuenta que es una dependencia importante la vamos a analizar detenidamente. Ocupa una buena parte de la casa. En muchas de estas construcciones, el suelo era de tierra apisonada por el constante ir y venir de sus moradores. Luego se van utilizando llabanas (losas de piedras) y el entablado de madera que protege de la humedad y aísla del frío. Dentro de la cocina el sitio fundamental es el llar (lar), losas de piedra sobre las que se enciende la lumbre. Situado a ras de suelo o bien unos centímetros por encima del mismo, se ubica en uno de los ángulos de la cocina. Encima del llar encontramos una viga de la cual colgaban las pregancias (cadenas para colgar el pote), con un par de ganchos (calamiones), uno para sostener el pote de hierro por el asa para que quedase encima del fuego y otro para acortar o alargar la cadena según se necesitara. Las paredes de piedra se ennegrecían en- seguida por el humo que se desprendía del llar, que se veía obligado a salir al exterior por la techumbre, ya que no existe chimenea alguna. Este humo (como nos dice F. Krüguer) que para nosotros hoy en día resultaría desagradable, tenía por aquel entonces una gran utilidad: mantenía las vigas y estructuras de las casas en perfecto estado al alejar a los insectos que las atacaban, ahumaban los quesos y embutidos, secaban nueces y castañas, ayudaba a secar el teito... Tanto el humo que lo ennegrecía todo, como la escasez de vanos abiertos (un ventanuco y una puerta) convierte a la cocina en una dependencia muy oscura, sólo iluminada por la luz del llar. Ésta se complementaba con algún candil donde se quemaba manteca de cerdo, aceite... Debido los dos diferentes tipos de economías que se desarrollan debajo del mismo teito de escoba (la economía somedana y la vaqueira) como ya vimos, puede aparecer una construcción añadida que es el forno (horno) que será una diferencia importante entre las casas vaqueiras y somedanas. El horno, en el caso de que lo tengan, aparece al lado del llar, para aprovechar sus brasas para aroxar (calentar) el horno. En general el mobiliario era sencillo y práctico antes que ornamental y respondía a un tipo de vida pobre. El barro, la madera y el hierro eran los únicos elementos destinados a la fabricación de utensilios y muebles, que eran construidos en su mayoría por los propios individuos de la familia. Los muebles eran muy limitados y de fácil construcción. Unos eran destinados al descanso, como los camastros, escaños... y otros destinados a guardar la vajilla. Sería el caso del vasar o alacena. Otros servirían para guardar ropas como arcas, arcones y baúles. En estas viviendas tan primitivas no aparece la cama como la conocemos hoy en día, ya que en estos tipos de habitación, donde en una misma dependencia aparecían personas, animales, muebles y aperos, se dormía sobre la hierba o como mucho en un cajón relleno de paja. Sobre ésta se colocaba una manta y con otra se cubría el individuo.

Hay que decir que no se encuentran motivos decorativos en ninguna de estas casas ya que ni los medios ni las necesidades permitían grandes lujos. Los escasos restos de viviendas que quedan nos hacen difícil realizar una clasificación. Sólo en las casas de los vaqueiros quedan restos que permitan realizar una clasificación. Para ello nos fijaremos principalmente en su planta y en la evolución de las mismas.

CASAS DE VAQUEIROS. Nos apoyaremos en la clasificación hecha por Adolfo García Martínez que distingue cuatro tipos diferentes: -Tipo I. Es una casa bloque a ras de suelo. Se trata de la más primitiva que hemos encontrado. Destaca el hecho de tener una única puerta para el acceso de hombres y animales. En el interior destacamos dos dependencias importantes, la cocina-habitación y la corte, separadas por un tabique trenzado de varas de faya (haya) con una puerta o cancella para comunicar ambas dependencias. En una de las esquinas nos encontramos el llar (llar). En el resto de la dependencia se colocaba el escaso mobiliario (camastros, escaños, alacena empotrada en la pared, tayuelos, escudelleiro). En el espacio dedicado a la corte aparecen los peselbes (pesebres), en éste caso de estacones, donde se ataban las vacas, xatos (terneros) En el pachar (pajar), se mantiene el mismo sistema constructivo que en las cabanas. En este pachar además de guardar la hierba seca se colocaba algún otro camastro y justo encima del llar se guardaba la leña, en el lugar llamado la piérgola. Como vemos en el pachar se va perdiendo algo de sitio, como consecuencia de esa vida que se va desarrollando dentro de la casa. Aparece un elemento importante en los remates de los muros. Son las grichandas. Se trata de piedras inclinadas hacia fuera para sacar el agua e impedir que se filtren humedades al interior de la casa. Este detalle no aparece en las cabanas (cuadras). Los vanos son muy escasos y pequeños, se trata de dos ventanos de pequeñas dimensiones de unos 25*25 cm. El remate del cume se hace con tapines (tepes). Otro detalle es la ausencia del buqueirón. El acopio de hierba se hace por la puerta ya que la apertura en el treme se encuentra justo al lado de la misma permitiendo una maniobra fácil. Tipo II. Sigue siendo una casa bloque a ras de suelo pero presenta ciertos elementos y variaciones respecto a la anterior. Entre esos elementos que manifiestan una evolución destacamos la presencia de dos puertas de acceso al interior, una para la gente y otra para el ganado. Aumenta la dimensión en la corte y de la cocina-habitacion. La división interior consta ahora de corte, cocina-habitacion y una pieza intermedia que llamamos “cortina”, en la que se guardaban los aperos de trabajo y algún animal pequeño (gallinas, etc.). Sigue apareciendo el ”xibato” (tabique trenzado) que separa la cortina de la corte y aparece el “bulao” que separa la cortina de la cocina-habitación. Como vemos se va marcando cada vez más la separación entre los animales y los hombres, esta vez por medio de esta nueva dependencia llamada cortina. Solía tener “buqueiron” pero no siempre aparece. Constructivamente sigue manteniendo las características anteriores, dos ventanos uno en la cocina y otro en la corte. La cumbrera se

remata con “llatas” y “gabitos”. Tipo III. Sigue siendo una casa bloque a ras de suelo pero presenta importantes evoluciones respecto a las dos anteriores. La primera es la presencia del muro medianil de piedra que arranca desde el suelo y llega hasta el pachar. Las dimensiones aumentan, pero la cocina-habitacion sigue siendo pequeña y la cuadra se agranda. La segunda es la colocación de las puertas, una en uno sus lados cortos y la otra en el lado largo, pero en puntos extremos, marcando cada vez más esta separación de animales y hombres. Por otro lado el espacio de ”pachar” situado encima de la cocina-habitación es dedicado a habitación y almacén y podría decirse que es una prolongación de la misma. El resto del “pachar” sigue manteniendo su función. Otro detalle importante es que aparece un empedrado con “llabanas “ (losas de piedra), en la cocina–habitación, pero no siempre aparece. Tipo IV. Este tipo es una casa bloque en altura, evolución con importantes repercusiones en la estructura de la casa. En la planta baja seguimos encontrando la corte, y en la alta la cocina –habitacion. La corte presenta los mismos elementos “peselbes” (pesebres) de tablón, etc..., con una puerta y un ventano. En la planta alta aparece la cocina-habitación que por lo general no tiene ninguna división, aunque puede en algún momento aparecer un “bulao” (tabique de tablas) que separe la cocina del almacén de frutos y aperos. Encontramos el llar en una de las esquinas, siempre al lado de uno de los ventanucos. Sus “llabanas” se apoyan en el muro y sobre una de las vigas que sujetan el suelo de tablas, estas ultimas toscamente trabajadas y clavadas sobre las vigas. La dimensión de la corte diminuye un poco mientras que la cocina-habitación gana bastante espacio. Debido a esta doble altura, los muros interiores de carga precisan mayor solidez, que se consigue con un mortero de cal, agua y arena Por otro lado se revocan los muros interiores de cal para darles un aspecto más acogedor, pero principalmente para evitar el frío ya que al ser mas alta está expuesta al viento y a los temporales. Como vemos la separación entre hombre y ganado sigue produciéndose cada vez mas pronunciada y en este IV tipo se manifiesta de manera patente. Aparece por último un nuevo tipo a partir de los años cuarenta. Se trata de una nueva evolución de estas casas que no presenta ya cubierta de teito, sino que utiliza la teja curva o la pizarra en una techumbre a dos aguas, constituyendo lo que podríamos considerar la versión actual de las viviendas de los vaqueiros. Es una casa bloque en altura con muros de piedra unida con argamasa. Con todo esto el desván pierde mucha capacidad para almacenar la hierba, por lo que se ven obligados a bajarlo a la primera planta ocupando gran parte del espacio antes destinado a la cocina-habitación, quedando separado de ella por medio de un “bulao” (tabique de tablas). La hierba se metía por la misma puerta de la casa. Todos estos inconvenientes traen consigo una importante evolución que es la construcción del “pachar” adosado a la casa. Al ser casas nuevas pueden construir el pajar adosado a ellas o pueden utilizar las viejas viviendas de teito como cuadras, por eso es tan difícil encontrar las antiguas casas vaqueiras en su estado original.

CASAS SOMEDANAS. En este apartado es más difícil hacer una clasificación, ya que los escasos restos encontrados se encuentran en un estado muy evolucionado. Hemos encontrado cuatro ejemplos que corresponden a dos modelos muy diferentes entre sí, y que representan dos casos extremos de evolución, lo que nos hace suponer que haya existido un proceso evolutivo similar al de las casas vaqueiras. Al estar en zonas de valles agrícolas, los cambios de técnicas y de costumbres suelen ser más rápidos y claro esta, esto se refleja en las casas. Constructivamente no se diferencian en mucho a las casas vaqueiras. Sólo se diferencian de éstas por la presencia de un “forno” (horno), o de algún hórreo en sus inmediaciones. Al no poder hacer una clasificación adecuada por los pocos ejemplos encontrados vamos a describir dichas construcciones: -Casa a ras de suelo en Veigas. Exteriormente recuerda la casa vaqueira de primer tipo. No pudimos acceder a ella y no conocemos su distribución interior, pero podríamos asegurar que son dos estancias la corte y la cocina-habitacion separadas por un "xibato" (tabique trenzado) o “bulao”. En uno de sus lados cortos podemos encontrar la escala (escalera de una sola pieza) que sirve para reteitar. Constructivamente sigue manteniendo las mismas características, una sola puerta un par de ventanos a cada lado de la puerta, las grichandas, muros de no más de dos metros, etc. El remate es de “llatas” (varas) y “gabitos”. -Casa con horno en Veigas. Casa terrena con planta irregular en la que aparecen dependencias y mobiliarios que delatan su modernidad. La principal característica es su situación encajonada sobre una montaña, aprovechando la misma como muro lateral. Tiene “forno” (horno) que se desarrolla hacia el exterior y en el interior nos encontramos con elementos como la cocina económica, armarios, fregaderos, unas ventanas con marcos y vidrios etc... Su planta tiene una nueva distribución con cocina, habitación y corte. El pachar se sigue manteniendo en la parte de arriba Constructivamente no se diferencian de lo visto hasta ahora. El suelo en la cocina y la corte es tierra apisonada y el de la habitación de tablas bien trabajadas. -Casa Rosa en Veigas. Casa a doble altura formado por dos volúmenes adosados. En uno aparece la cuadra abajo y la cocina y habitación arriba. El otro volumen aloja una dependencia con “forno” (horno), situada a media altura entre las dos anteriores. La corte sigue siendo igual, con “peselbes”. La cocina mantiene el llar en una esquina que se sujeta con un pilar de piedra en la corte. El suelo es de tablas y aparece un “bulao” que separa la habitación de la cocina. El acceso se hace por medio de un patín que tiene un rellano a la mitad de la altura, para poder acceder a la dependencia con “forno” (horno). -Cuadras-casa en Urria. Construcción en medianería y doble altura formada por cuatro cuadras y una casa. Su eje más largo esta colocado paralelo a las curvas de nivel, su planta es de forma rectangular, rematado en el lado de la vivienda con forma de exedra. No sabemos a que puede responder esta forma. La casa se divide en corte, cocina-habitación con horno y pachar. Construcción en medianeria y doble altura formado por cuatro cuadras y una casa. Los propietarios son varios vecinos que disponen construir en medianerías. La vivienda posee su cuadra en planta baja, mientras que las otras cuadras aparecen

independientemente de las viviendas que los propietarios tendrían en otra parte del mismo pueblo. Aparece aquí por primera vez una cuadra independiente de la vivienda. LAS CONSTRUCCIONES ADJETIVAS. Al hablar de estas construcciones que responden a unas necesidades impuestas por la relación del hombre con la tierra, no podíamos dejar de hacer referencia a aquellas construcciones que son una prolongación de la vivienda. La mayoría de ellas corresponden a las casas de los somedanos. Son el resultado de una economía en la que podemos encontrar actividades relacionadas con la producción y almacenamiento de productos para el consumo familiar. Podemos encontrar construcciones de almacenamiento, (hórreos), transformación, (molinos, hornos), etc... Destacar por el contrario la ausencia de estas construcciones en los pueblos vaqueiros de arriba ya que como hemos dicho su economía era mercantil y ganadera por lo que no se hacen necesarias, Tienen sin embargo otras construcciones como fuentes y lavaderos. Desarrollaremos aquellas construcciones adjetivas encontradas con el techo de escoba y una construcción un poco particular que merece mención: las olleras. Hórreos. Estas construcciones responden a necesidades de almacenar los productos excedentes al resguardo de humedades, roedores, etc.... Son el exponente de la riqueza y productividad de la casa. Su presencia en las zonas del occidente y sobre todo en la montaña es tardía. En Somiedo no aparece hasta el siglo XVII y su tamaño es de tipo medio. Podemos distinguir una serie de partes en el hórreo: Los “pegoyos”. Columnas de piedra o madera de 1.5 a 2 m. de alto que lo levantan del suelo. Normalmente lleva el “pilpayo”o zapata para asentar mejor el pegoyo. Sobre el “pegoyo” colocaremos la “muela” pieza de piedra cuadrada o circular que impide la subida a los roedores. Sobre ellos se colocan las ” trabes”, vigas que forman el “cuadro”. Entre el cuadro y las muelas se coloca un “taco” para anular posibles irregularidades de las muelas. Las “trabes” se unen con un encaje a media madera. Sobre todo el “cuadro” van encajadas en unos rebajes que se le hacen a las “trabes”, las “colondras”, que son tablas de castaño que hacen de paramento del hórreo. Sobre ellas se coloca el cuadro superior, formado por vigas más pequeñas llamadas “liños”. Éstos se ensamblan también a media madera y tienen una canaleta en su parte inferior que es donde se ensamblan las colondras. La techumbre está formada por unas vigas llamadas “aguilones” que van desde las esquinas de los “liños” hasta el centro de la techumbre uniéndose en el punto mas alto. Vuelan como unos 0,5 m. sobre las “colondras” para formar los aleros y sobre ellas van colocadas las “llatas” y encima el teito de escoba. Al ser de planta cuadrada, de 4,5 m. de lado, la cubierta será a cuatro aguas. Decir que el hórreo de Urria es el único de cubierta de teito encontrado en somiedo y probablemente en toda Asturias, por eso es primordial su conservación. El molino harinero. El molino hidráulico es uno de los ingenios de madera más extendido en Asturias. Hace tan solo tres décadas había funcionando en Somiedo casi un centenar. Hoy en día la mayoría están en ruinas. Es un ingenio perfecto y barato. La harina reúne una serie de condiciones para el consumo y amasado que hoy en día no se puede conseguir con los molinos eléctricos. La riqueza de agua en la zona permitía construir molinos en casi todos los pueblos y la gran mayoría podían moler todo el año al no sufrir el estiaje de los ríos. Los pueblos que no tenían molinos eran contados y dependían de otros pueblos, teniendo que

pagar para moler. Era la llamada “maquila”o medida en grano que cobraba el molinero por moler, generalmente por copin (7Kg). En Somiedo la mayoría de los molinos eran del pueblo. Cada propietario tenia asignado unos días y horas para poder moler y participaban todos en el mantenimiento del mismo. Los ingresos de estos molineros llegaron ha ser muy importantes. Ya lo dice el refranero de la zona: La molinera tiene corales Y el molinero corbatín. De donde sale tanto lujo Sino del molín. Vengo de moler morena De los molinos de arriba. Dormi con la molinera no me cobro la maquila El molino requiere unas obras costosas e ingeniosas. Además del molino propiamente dicho, había que desviar y canalizar el agua. Ésta se conducía por el ”caz” (presa) construida en piedra y muchas veces el edificio del molino no era nada fácil de construir, ya que eran sitios malos en las márgenes de los ríos. El molino en sí consta de dos partes: La planta alta donde se encuentra el molino propiamente dicho, y la baja o “carcavo” espacio donde se aloja y recibe el agua el “rodédano”o rueda con cucharas. El molino consta de “rodédano que es la rueda compuesta por unas cucharas que funciona a modo de turbina trasformando la fuerza del agua en fuerza motriz, moviendo el árbol y produciendo un giro en las “muelas”. Una de ellas está en reposo (durmiente) y la otra es la que gira (“vcolantera”) por medio del “parafuso” moliendo el grano entre entre las dos muelas. Aparece la “moxega”o tolva que recibe el grano a moler y que por un orificio en la parte inferior permite la salida del grano hacia las muelas. Una vez descrito como funciona el molino decir que el molino representado es el único que queda con la cubierta de teito de escoba. Constructivamente sigue manteniendo las características de la zona, muros de piedra seca y teito de escoba rematada con zancos. Es importante mantener esta construcción ya que es la úunica que hay. Olleras. Hace algunas décadas muchas familias somedanas hacían mantecas con la leche sobrante e incluso, a veces a base de reducir el consumo doméstico. La manteca fabricada en casa se destinaba para pagar alguna renta o a la venta. Ésta se fabricaba principalmente en verano durante la estancia del ganado en las brañas, ya que era la época de excedentes de leche. Es en el proceso de elaboración de ésta donde nacen estas construcciones adjetivas. La leche se echaba en “ollas” (ollas), unos recipientes de barro de dos asas y de unos siete litros de capacidad. Para poder enfriar la leche ordeñada, sobre todo en verano, se metía en las “olleras” que son unos compartimentos excavados en la tierra y que a veces revisten de piedra. Al enfriar la leche se forma nata. Esta nata se “mazaba” (agitaba) y se obtenía la manteca. De esta forma nacen las ”olleras”, que como ya dijimos, están excavadas en la tierra aprovechando un talud. Constan de un receptáculo no muy grande de 1,20 m. de ancho y 1,10 m. de altura con un ventano de 0,50 * 0,50 m. marcado por grandes bloques de sillares y en los que se supone una puerta de madera, ya que cada familia tenia la suya. Suelen estar al lado de las fuentes o de arroyos e incluso en algunas de ellas eran atravesadas por corrientes de alguna de estas fuentes como es el caso de la encontrada en Mumián o en Perlunes. A veces pueden aparecer aisladas como la de Sousas o agrupadas que es en la mayoría de los casos, como la de Mumian. Se trata de construcciones curiosas que están totalmente abandonadas.

4. PRESENTE Y FUTURO DEL TEITO DE ESCOBA. Es patente en toda la geografía nacional, la alteración de la vida rural y con ello de la casa tradicional. Asturias y nuestro caso particular de Somiedo no quedan al margen de este proceso evolutivo que se manifiesta especialmente en las últimas décadas. El campesinado asturiano se ve también inmerso en el desarrollo tecnológico y consumista que afecta a la sociedad en su conjunto. Esto implica la aparición de nuevos intereses económicos que chocan con el sistema de autoabastecimiento del mundo rural tradicional. Así se llega al abandono de las tierras cerealistas por parte de los agricultores en favor de los pastos, ligados a una economía de mercado destinada a la producción de leche y carne. Estos cambios van a afectar considerablemente al hábitat rural y, como no, a sus construcciones características. Algunas de estas construcciones son abandonadas por resultar ahora obsoletas. En cambio aparecen otros nuevos elementos como pajares, silos, cuadras... adaptados a las nuevas necesidades y que incorporan la nueva tecnología, pero que presentan casi siempre una escala diferente orientada a la competitividad económica y para nada son consecuencia de la adaptación al medio natural. Aparecen nuevos materiales, nuevos sistemas constructivos... y todo ello repercute negativamente en la conservación de las construcciones tradicionales. Muchas de ellas se abandonan y otras pasan a desempeñar papeles marginales. Todo ello lleva a un estado de ruina en las mismas que se acentúa por la actitud de sus propietarios (la mayoría de avanzada edad) que, o bien no las reparan, o bien lo hacen utilizando materiales actuales que necesiten menor mantenimiento. Este proceso, que se acelera cada año, hace prever la desaparición de este patrimonio etnográfico que forma parte de la cultura popular y de la historia del pueblo asturiano. La solución a este problema presenta grandes dificultades, ya que es muy complicado y costoso conservar este tipo de arquitectura cuando se puede considerar extinguida la economía que la justifica (recordemos que el fenómeno de los vaqueiros de alzada tan sólo lo practican en la actualidad unas cuantas familias de Salas y Belmonte). El primer paso para la conservación de este patrimonio consiste en una catalogación de lo existente y de las condiciones en que se encuentra. El último censo del año 1993 recoge la existencia de 370 construcciones de teito de escoba, la mayoría de ellas cuadras y muchas en estado ruinoso. El principado de Asturias otorga unas subvenciones anuales para la reparación de los teitos de escoba, que por supuesto resultan insuficientes. Por un lado los corros, las olleras... , al no tener cubierta de teito, no reciben subvención alguna, lo que acelera su desaparición, teniendo en cuenta además que los corros son las construcciones más antiguas. Pero por otro lado las ayudas prestadas no siempre se destinan a la reparación de las construcciones. Se hace así indispensable la conservación y reparación de las construcciones que aún se conservan. En la actualidad existe un proyecto (proyecto LIVE) que ha recuperado algunas brañas dentro del parque natural de Somiedo. Se trata de labores de restauración y reconstrucción en algunos casos de las construcciones de dichas brañas. Pero existen aún muchas de ellas en estado de semiabandono y ruina. El segundo paso consistiría en la conservación de las formas de vida económica y los modos de explotación de los recursos de forma respetuosa con el entorno natural, y que adaptadas a las actuales circunstancias sociales y económicas de las comunidades humanas de montaña, puedan seguir siendo útiles, viables y rentables. La recuperación de esta forma de vida no pasa sólo por la conservación de las construcciones. Significa también la recuperación de los pastos comunales vecinos, los accesos, las cercas, las fuentes, abrevaderos, sistemas de riego...

La recuperación de estos valores tradicionales podrían gestionarse por medio de escuelastaller que se ocuparan de la reconstrucción de las arquitecturas, su readaptación para el ganado, la recuperación del entorno natural... así como con la creación de cooperativas ganaderas que permitan la rentabilidad económica de estas brañas y con ello su viabilidad y mantenimiento como proyecto. Pero este tipo de actuación supone un estudio económico previo que desborda las pretensiones de nuestro trabajo. Esta forma de actuación estaría respaldada por la presencia del Parque Natural y brindaría a sus visitantes la posibilidad de contemplar una forma singular de vida, actuando como atracción de un tipo de turismo interesado en la conservación de la naturaleza y el patrimonio etnográfico. Para ello alguna de las viviendas que en la actualidad se encuentra en ruinas o se usa como cuadra de ganado puede restaurarse y presentarse como un museo que en si misma muestra la forma de vida de estas gentes. Recuperaremos pues una de estas viviendas derruidas en Braña Viella, pretendiendo con ello que sirva como primer paso para el proceso de recuperación integral de esta braña de corros ubicada en un lugar excepcional. Todo ello haría posible la conservación de este bien de interés cultural y etnográfico, que si no se valora, pronto podremos recordarlo solamente al ojear viejas fotos y estudios como este. RECUPERACIÓN DE UNA VIVIENDA EN BRAÑA VIELLA. La vivienda elegida se encuentra en Braña Viella, una braña estival situada a gran altura y formada principalmente por construcciones de chozos. Se trata de una vivienda vaqueira de la tipología de casa bloque a ras de suelo con muro medianil que separa la cocina habitación de la corte. El estado actual es de ruina, conservándose sólo los muros de carga en buen estado. Funcionalmente no se alterará la forma primitiva, es decir, existirá la división en cocina-habitación y corte-pajar, ambas separadas por el muro medianil de piedra que arranca desde el suelo. El espacio de pajar situado encima de la cocina-habitación es destinado a almacén y habitación, considerándose una prolongación de ésta. El resto del pajar (sobre la cuadra) conserva su función. Aparecen dos puertas de entrada, una en el lado corto para el acceso a la cocina y otra en el lado largo para el acceso del ganado. El primer paso en la reconstrucción tras la limpieza previa del terreno alrededor de la casa, es comprobar el estado de los muros de mampostería y realizar las oportunas operaciones para garantizar su hermeticidad usando barro. Observamos que la vivienda no tiene ninguna obra de cimentación arrancando los muros directamente del terreno. El mampuesto se coloca en hiladas alternas para dar mayor trabazón al muro. Aparecen piedras más trabajadas y mayores en las esquinas y en los tranqueiros. Encontramos una serie de huecos, siempre pequeños y sólo para facilitar la aireación, iluminación y acceso: -Ventano: en la cocina-habitación. De forma cuadrada, abocinado y con apertura hacia el interior. Lo cerraremos con una hoja opaca de madera muy sencilla. -Buqueirón: En uno de los lados cortos de la vivienda y para dar acceso al pajar. Lo cerraremos también con una hoja opaca de madera. Presenta una altura adecuada para facilitar el acceso debido a la pendiente del terreno. -Puertas: Aparecen dos, una en la cocina y otra en la corte, y en ambos casos los dinteles, los tranqueiros y los cantones se conservan en buen estado.

Las dos puertas se cerrarán con una hoja de madera con cuarterón que permita la ventilación. La solera de la puerta de la corte presenta un rebaje central para la evacuación de aguas del interior. Aparecen además en el interior dos nichos: uno en la cuadra y otro en la cocina a modo de alacena. Se rematan los muros con la colocación de las grichandas o losas de piedra que sobresalen en el remate del muro e impiden las filtraciones y las humedades. Una vez terminado el soporte de mampostería se procede a la colocación de la estructura de madera que conformará la cubierta y el forjado del pajar. Sobre los muros se colocan las palmas o sobremuros que son unas vigas de madera a modo de zunchos que reparten uniformemente por todo el muro las cargas puntuales de las tijeras de cubierta y de las vigas. Sobre éstas apoyan las vigas del treme que servirán de base para el trenzado de varas de avellano que configura el treme o forjado del pajar. A partir de este momento se procede a levantar la armadura de cubierta. Cada tijera queda unida a la palma por medio de unos ensambles llamados enguercios. Para mantener la verticalidad de las tijeras vamos clavando tazos que unen un cabrio con el siguiente. Se colocarán seis tijeras. Se alternarán los cabrios machos y hembras en cada lado de la cabaña. En los lados cortos no aparecen tijeras, sino unos puntales apoyados sobre la última tijera. El más largo de ellos que se sitúa en el centro se llama “llavichon”. Sobre los cabrios se colocan las llatas (varas de avellano) paralelas y separadas medio metro. Se atan con cuerdas (cibiellas) o se clavan. Una vez terminada la cabriadura se procede a colocar el material de cubrición. La escoba se coloca espetando los ramos sobre una capa de brezo y de abajo a arriba para que permita resbalar el agua. Se va colocando por igual en todos los lados de forma que no se desequilibren las tijeras. La cumbrera o cume se rematará con el sistema de zancas o caballetes. El interior de la cocina se cubrirá con un enlosado de piedras o “llabanas” y las losas del llar se levantan 10 cm. sobre el nivel del suelo. El acceso a la habitación almacén situado en la planta alta se realiza con una escalera de madera. En el interior de la corte nos encontramos con los pesebres adosados a los lados más largos. Se realizarán con tablones. Para ello se hace un recrecido del suelo con piedras. Sobre este recrecido apoyan unos puntales verticales o “patinas” que se unen en su extremo superior a las vigas del pajar. Los tablones se colocan acoplados a unos rebajes hechos en estas patinas. El suelo de la corte será de tierra apisonada con unos canales excavados para la evacuación de aguas.

DICCIONARIO DE TÉRMINOS CONSTRUCTIVOS.

AGUILONES. Puntales de madera que forman la parte portante de la estructura de cubierta del hórreo. ARROXAR. Calentar el horno con brasas. BARGANAZ. Tabique formado por tablas de madera encajadas en una viga inferior o llancil. BRAÑAR. Cuidar del ganado en las brañas. BRAÑAS. Conjunto de construcciones que tienen por objeto colonizar y explotar las zonas de pastos que las rodean por medio de rebaños trashumantes que proceden de otros pueblos cercanos o distantes. BRAÑEIRO. Persona que cuida del ganado en la braña. BULAO. Tabique formado por tablas de madera encajadas en una viga inferior o llancil. CABANAS. (Cabaañas). Construcciónes de teito de escoba cuya finalidad es servir de cuadra y pajar. CABRIADURA. Estructura de madera de la cubierta de teito de escoba formada por los cabrios, las llatas, los tazos, las palmas y el llavichon. CABRIO. Cada uno de los puntales que forman las tijeras de la estructura de madera. Apoyan sobre una viga o palma (también de madera) y se unen en la cumbrera a otro cabrio en forma de machihembrado. CALAMIONES. Ganchos de la cadena que sujeta el pote sobre el fuego. CAMASTRO. Mueble usado para el descanso y consistente en un cajón relleno de paja en que se clavaba una manta. CANCIELLA. (Cancilla). Sistema de cierre formado por tablas de madera para guardar el ganado. CANTONES. Piezas de piedra toscamente labradas que, junto al tranqueiro, forman las jambas de la puerta. CÁRCABO. Espacio del molino harinero en que se aloja y recibe el agua el rodédano o rueda con cucharas. CASETO. Contrucción rectangular de pequeñas dimensiones adosada a las cuadras con sombrado que se usaban para el refugio del brañeiro. CAZ. Conducto orientado a desviar parte de la corriente de agua de un río hacia los molinos. CHORCOS. Trampas de forma circular formada por pozos hondos y camuflados en lugares estratégicos de paso obligado para las fieras, donde una vez caídas se les remataba fácilmente. CHOZO. Construcción circular existente en las brañas formada por muros de mampostería en seco y una cubierta cónica de teito de escoba. Se usaban para el refugio del brañeriro. CIBIELLAS. Cuerdas hechas con la xiniesta o escoba usadas para atar las llatas a los cabrios. COCINA DE ABRAÑAR. Estancia que exite en el interior del caseto destinada a cocina-habitación para el brañeiro.

COLONDRAS. Tablas de madera que forman las paredes del hórreo. COPÍN. Unidad de medida equivalente a unos 7 Kg. CORRO. Construcción circular existente en las brañas formada por muros de mampostería en seco y cubierta en forma de falsa cúpula de piedra realizada mediante aproximación de hiladas. Sirven para el refugio del brañeiro. CUCHARES. Construcción circular para almacenar el cucho o estiércol, formado por muros de mampostería en seco. CUCHO. Estiércol de la vaca. CUCINAOS. Hortalizas que cultiva el vaqueiro para su consumo. CUERRES. (Corral). Cierres formados por muros de mampostería en seco a modo de corral. CUME. (Cumbrera). Remate de la cubierta de teito de escoba. ENGERCIOS. Rebajes o ensambles realizados en la viga palma para alojar a los cabrios. ESCALAS. Escaleras de madera de gran altura usadas para la reparación de las cubiertas de teito de escoba. ESCUDELLEIRO. Armario para guardar la vajilla. ESTACONES. Palos de unos 40 cm de longitud ensamblados en una viga inferior para formar el peselbe (pesebre). FAYA. (Haya). FILANDONES. Reuniones o fiestas en que se cantaba y bailaba. FORNO. (Horno). Construcción de piedra semicircular para cocer el pan. GABITOS. Horquillas de madera para sujetar las llatas del remate de la cubierta de teito de escoba. GRICHANDAS. Losas de piedra que rematan los muros de las casas de teito de escoba en su encuentro con la cubierta y que impedían la entrada de agua hacia el interior de la casa. LIÑOS. Vigas que forman el cuadro superior de los hórreos a las que se sujetan las colondras. LLABANAS. Losas de piedra. LLANCIL. Viga que forma el bulao que tiene una acanaladura en que se traban las tablas de madera. LLAR. (Lar, hogar). Espacio de la casa, generalmente en la cocina, en que se situaba el fuego. LLATAS. Varas de madera. LLAVICHÓN. Puntal de madera situado en los testeros de las cubiertas de teito de escoba y que apoya en la última tijera y en el muro.

MAJADA. Nombre que reciben las brañas en el oriente de Asturias. MAQUILA. Unidad de medida en grano que el molinero cobraba por cada medida de grano a moler. MAZAR. Agitar. MOXEGA. Elemento del molino harinero en forma de tolva donde se coloca el maiz qie iba a ser molido. MUELA. Losas de piedra situadas sobre los pegoyos de los hórreos y que volavan unos centímetros para impedir la subida de roedores. MUELAS. Cada una de las piedras usadas para moler el grano en un molino harinero. NAVES. Cada uno de los dos faldones más grandes de la cubierta de teito de escoba. OLLERAS.(Fresqueras). Construcciones de piedra realizadas con muros de mampuesto en seco usadas para consrevar la lecha en las brañas. Genralmente estaban unidas al cauce de agua de una fuente o abrevadero. PACHAR. (Pajar). Almacén de hierba situado en las partes más altas de las cabañas y casas de teito, bajo las cubiertas. PACHARETA. Espacio situado en el interior de los chozos a modo de litera, formada por un trenzado de varas de avellano. PALMAS. Vigas que coronan los muros a modo de zunchos y que reparten el peso de las tijeras de modo uniforme sobre los mismos. PATINAS. Puntales que unen el pesebre con las vigas del treme. PESELBES. Pesebres. PILPAYO. Bloque de piedra rectangular que se sitúa en los hórreos bajo los pegoyos a modo de zapata. PIORNO. Arbusto o matorral que crece en zonas altas y se utiliza para la realización de cubiertas vegetales. POYA. Losa empotrada en el muro de las casas y cabañas a modo de repisa. PREGANCIAS. Cadenas para sujetar el pote sobe el fuego. PUNTOS. Puntales de pequeña escuadría empotrados en el muro para sugetar el voladizo del portal. RETEITAR. Volver a teitar o reparar la cubierta de teito. RODÉDANO. Rueda de molino harinero compuesto por una serie de cucharas a modo de turbina que transforma en fuerza motriz la energía cinética del agua. SOBREMURO. Palma o viga de madera situada sobre el muro a modo de zuncho (Ver palma)

SOBREPUERTA. Dintel de piedra toscamente labrada y de grandes proporciones. SOMBRAO. Portal cubierto de teja que aparece adosado a alguna de las cabañas. TAPIN. Pedazo de tierra cubieto de césped y muy trabado con las raíces de esta hierba. TAYUELO. Taburete de madera de tres patas. TAZOS. Palos de madera que unen los cabios para mantener su verticalidad. TEITO. Nombre que recibe el tejado en las cubiertas vegetales. TORNO. Llave de madera que une el xugo con las zancas en el remate de las cubietas. TRANQUEIROS. Piezas clave en forma de L situadas en las jambas de las puertas y que sirven de trabazón del muro. TRAVES. TREME. Forjado formado por un trenzado de varas de avellano que se sitúa en las cabañas y en las casas para formar el suelo del pajar. VAQUEIRO. Persona que practica una trashumancia de largo recorriido con el ganado vacuno. XALDOS. Nombre con que los vaqueiros denominan a los habitantes de los valles. XATO. Ternero de corta edad. XEBE. Nombre que recibe el trenzado de varas en el pesebre. XIBATO. Paramento vertical formado por un trenzado de varas que sirve como división interior dentro de las cabanas y las casas. XINIESTA. Escoba o matorral con el que se construyen las cubiertas de teito vegetal. XUGO. Tabla de madera para el remate de la cubierta que sirve para anclar las zancas. ZANCAS. Tablas de madera que rematan la cubierta de teito. ZARZANEIRO. Nombre que reciben cada uno de los dos faldones más pequeños de la cubierta de teito.

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