3.2. La crisis del siglo XI. Reinos de taifas e imperios norteafricanos

3. La Península Ibérica en la Edad Media: Al-Ándalus. 3.1. Evolución política: Conquista, Emirato y Califato de Córdoba. La presencia de los musulmane

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3. La Península Ibérica en la Edad Media: Al-Ándalus. 3.1. Evolución política: Conquista, Emirato y Califato de Córdoba. La presencia de los musulmanes en la Península Ibérica se debió a la confluencia de dos procesos simultáneos: la crisis de la monarquía visigoda y el movimiento expansivo del Islam. Aprovechando las disputas de los visigodos, los musulmanes en el año 711 desembarcan en Gibraltar y derrotan en la batalla de Guadalete al ejército de Don Rodrigo. En dos años conquistan toda la península excepto algunas zonas de la franja cantábrica y los Pirineos. Habitualmente se firmaron capitulaciones que permitieron a los conquistados conservar sus tierras, a cambio del pago de tributos. La rapidez de la conquista fue debida en parte a la tolerancia musulmana hacía cristianos y judíos y al desinterés de la mayoría de la población en defender una monarquía con la que no se identificaba. Tras la conquista musulmana, la península se convirtió en una provincia o emirato dependiente del Califato de Damasco, gobernado por un emir que actuaba en nombre del califa. Los grupos invasores se fueron repartiendo el territorio y asentándose, fue un periodo de gran inestabilidad política y de fuertes enfrentamientos entre los propios grupos musulmanes invasores, principalmente entre los árabes y bereberes, al verse éstos perjudicados por el reparto de tierras. En su expansión los musulmanes se verán frenados por los cristianos en su expansión en Covadonga (722) y Poitiers (732).

En el año 756, Abd-al-Rahmán I, un miembro superviviente de la familia Omeya, familia expulsada del califato por los Abbasíes, llegó a la península haciéndose con el poder y proclamándose emir independiente, jefe político pero no religioso. Durante esta época se consolida y reorganiza el poder musulmán en Al-Ándalus, se configura un estado centralizado y coherente estimulándose el desarrollo económico y urbanístico. En el año 929 Abd-al Rahmán III, se autoproclamó califa, jefe político y espiritual. El Califato de Córdoba será el momento culminante del poder político musulmán en España y representó la época de máximo esplendor cultural del Al-Ándalus: Córdoba se convierte en la ciudad más poblada y rica de Europa. Esta época coincide con la máxima debilidad de los reinos cristianos del norte peninsular. En el año 976 Almanzor, ministro de Hisham II, se hizo con el

poder y convirtió el califato en una dictadura militar apoyado en las victoria de su ejército contra los núcleos cristianos del norte. A la muerte de Almanzor las luchas entre bandos rivales acabaron produciendo la fase final del califato, que terminaría en el año 1031 cuando una rebelión depuso al último califa, Hisham III y Al-Ándalus se fragmentó en numerosos reinos de Taifas. 3.2. La crisis del siglo XI. Reinos de taifas e imperios norteafricanos. Tras la muerte de Almanzor se produjo una profunda crisis que condujo al final del Califato. Las causas fueron: el coste económico que suponía un ejército tan numeroso provocó un aumento de impuestos, debilidad del poder político califal que tenía que sofocar numerosas rebeliones, las grandes desigualdades sociales dentro de la comunidad islámica y por último al fortalecimiento de los reinos cristianos del norte peninsular a partir del s. XI Poco a poco el territorio fue desgajándose y en 1031, una asamblea de nobles, reunida en 1

Córdoba, declaró extinguido el Califato, que se fragmentó en 30 reinos de taifas, algunos realmente minúsculos. Taifas, en árabe facción o bandería, pueden agruparse en tres tipos dependiendo de la etnia dominante, árabes, bereberes y eslavas, no fue un periodo homogéneo pero si coincide con el inicio de la decadencia de Al-Andalus, su dominio territorial se irá reduciendo por la incorporación de los más pequeños a otros mayores y por el avance cristiano. Seguían siendo territorios prósperos económicamente y en algunos casos tuvieron gran importancia cultural pero su supervivencia dependía, con frecuencia, del pago de parias o tributos (cantidades de metal amonedado y objetos preciosos que se pagaban mensual o anualmente los reinos musulmanes a los reinos cristianos, a cambio de su protección y en reconocimiento de vasallaje y representaban una fuerte fuente de ingresos para los reinos cristianos) A finales del siglo XI ante el avance de los reinos cristianos, que en el 1085 conquistan Toledo, algunos reyes taifas reclamaron el apoyo de los almorávides, musulmanes ultra ortodoxos, que habían formado un gran imperio en el norte de África. Su dirigente llegó a la península en el año 1086 y venció a Alfonso VI en la batalla de Sagrajas (Badajoz) y paso a reunificar los reinos taifas peninsulares, con sendas victorias sobre los cristianos en Consuegra y Uclés pero la no recuperación de Toledo y la pérdida de Zaragoza junto a la presión de otro pueblo norteafricano hicieron caer al poder almorávide estableciéndose los segundos reinos de taifas hacía el año 1145. Un nuevo imperio, el Almohade surgido de nuevo en el norte de África paso a dominar la Península en 1147 con la ocupación de Sevilla, logrando una nueva unificación de Al-Ándalus, los almohades aumentaron su ataque contra los reinos cristianos. En 1195 el califa almohade aplastó al ejército castellano dirigido por Alfonso VIII en la batalla de Alarcos. La gravedad de la situación obligó a los reyes cristianos a relegar sus diferencias internas para hacer un frente común contra los almohades. En el año 1212 las tropas cristianas derrotan al ejército almohade en la batalla de las Navas de Tolosa, será fundamenta a partir de este momento el poder de los almohades en la Península quedó prácticamente aniquilado. Aunque momentáneamente resurgieron unos nuevos reinos Taifas, los terceros, casi todos pasan en muy poco tiempo a manos de los cristianos, los musulmanes serán desplazados hacia el sur y los cristianos irán ocupando todo Al-Ándalus, excepto el reino de Granada que persistirá hasta 1492 cuando sea conquistado por los RRCC poniendo fin a Al-Andalus y a la Reconquista 3.3. La organización económica y social. La base económica de Al-Ándalus siguió siendo la agricultura de secano, la trilogía mediterránea se mantuvo: cereal, vid y olivo. Pero hubo novedades se perfeccionaron las técnicas de regadío (uso de acequias, norias, se introdujo un sistema de derecho y de reparto de aguas, se introdujeron nuevos cultivos: el arroz, los agrios, la caña de azúcar, el azafrán, almendro u algodón. La prosperidad llegó también a la ganadería bovina, caballar y la de ovejas y practicaban la trashumancia. La estructura de la propiedad no se modificó en lo esencial y predominaron los latifundios pero los grandes propietarios residían en ciudades, éstas desempeñaron un papel económico fundamental, eran el centro administrativo, comercial, religioso, intelectual. Tenían un plano caótico, con calles estrechas, a veces privadas. La mayoría estaban amuralladas y dominadas por una alcazaba o castillo militar. Entre las actividades artesanales urbanas destacaron los artículos de 2

lujo, brocados de seda, tejidos de lana, algodón y lino. Los trabajos en cuero repujado, la cerámica y el vidrio y el papel, introducido por los árabes en Europa. La península se introduce en el circuito comercial del Islam potenciándose el comercio exterior, sobre todo con la exportación de aceite. Para mantener el sistema cobraban impuestos tanto a los musulmanes como a los no musulmanes y se propició la circulación monetaria; acuñada en la ceca de Córdoba sobresale el dinar de oro y el dírhem de plata, Al Ándalus se convirtió en nexo entre el comercio de oriente y occidente. Socialmente se distinguían distintos grupos según su origen étnico, su religión, su riqueza y su poder. Dentro de los musulmanes existían una minoría aristocrática de origen árabe y otra de origen sirio, ricos terratenientes, desempeñaban los altos cargos en la administración y residían en las ciudades entre ellos se dieron frecuentes tensiones. Los bereberes establecidos en tierras más pobres protagonizaron rebeliones como la del 741. Los muladíes, hispanos convertidos al islam, lo que les facilitó la integración social y les eximia de tributos especiales. Las minorías no musulmanas pudieron mantener sus leyes y autoridades a cambio del pago de tributos pues los musulmanes en el inicio de la conquista practicaron una política de tolerancia y colaboraron. Dentro de ellas estaban los judíos que mantuvieron su religión y su cultura, dedicados a las ciencias y oficios selectivos (comercio, artesanía, usura, administración), vivían en las juderías. Y mozárabes, cristianos residentes en territorio musulmán, eran comerciantes y agricultores que vivían en territorio musulmán. Ambos grupos empeoraron sus condiciones con los imperios norteafricanos. Los mozárabes fueron disminuyendo de número por las conversiones y por la emigración a reinos cristianos. Aunque no eran una pieza clave en la economía, la base de la estructura social la formaban los esclavos los había de origen eslavo, prisioneros de guerra de origen europeo que ejercieron actividades militares y negros de origen sudanés para el servicio doméstico. 3.4. El legado cultural. Durante los siglos de dominación musulmana de España, la cultura alcanzó un gran desarrollo, sobre todo en las principales ciudades, con el apoyo por los emires y califas omeyas. Durante el califato, Córdoba se convirtió en un centro de gran magnitud. Acudieron escritores, filósofos, historiadores y doctores de Oriente y todo el Imperio. Se enseñaba en las escuelas, se construyeron bibliotecas y escuelas coránicas. Los árabes desarrollaron particularmente dos ciencias la teología y la medicina, de hecho era frecuente que los más grandes filósofos se dedicaran cuestiones teológicas y a la vez fuesen excelentes médicos. Pero además cultivaron las matemáticas, la alquimia, la farmacia, la cartografía, la geografía y la astronomía. Como toda la cultura musulmana, la española estuvo siempre influida por la religión. Islam significa sumisión y todo creyente es musulmán, el que se somete a Alá. El Islam afecta a todas las actividades, al pensamiento y a la moral de los creyentes. En Al Ándalus, el planteamiento religioso fue siempre relativamente moderado. Hubo cierta libertad ideológica. Sin embargo, hubo periodos en que la intolerancia religiosa fue la tónica dominante, como en los reinos africanos de almorávides y almohades. Uno de los rasgos de la cultura islámica fue el eclecticismo, capacidad de absorber e incorporar elementos culturales de las distintas civilizaciones con las que entraban en contacto. La España musulmana fue la vía de transmisión a occidente de la ciencia griega y 3

de gran parte de la hindú. Al-Ándalus, por ejemplo fue la vía a través de la cual se difundió hacia el resto de Europa el sistema de numeración de origen indio que terminó sustituyendo a la numeración romana Con la caída del Califato, el declive político no provocó en absoluto su decadencia cultural, sino todo lo contrario. En el siglo XII a pesar de las limitaciones al pensamiento que impusieron almorávides y almohades destacan grandes figuras de la medicina y la filosofía como el musulmán Averroes, que difundió el pensamiento aristotélico en Europa y el judío Maimónides escribió tratados médicos y matemáticos, poesías religiosas en hebreo y su obra Guía de perplejos, se convertirá en la base del pensamiento religioso judío e influyó en los pensadores musulmanes y cristianos. Durante los reinos de taifas continuo el esplendor cultural lo mismo ocurrirá durante el reino nazarita de Granada donde hubo una gran actividad en el campo científico y literario. Al- Andalus era bilingüe, el árabe era el idioma oficial, pero apareció el árabe andalusí con giros y expresiones propias del latín. A esos dos tipos de idioma correspondieron dos tipos de literatura: en árabe clásico se escribió la poesía culta, en árabe vulgar las poesías populares o moaxajas. Por otro lado, los mozárabes y los muladíes continuaron usando el latín, más adelante el romance (s. XIII). 3.5. La mezquita y el palacio en el arte hispano-musulmán. El arte musulmán estaba profundamente marcado por la doctrina religiosa, está prohibida la representación de imágenes y por ello la escultura y la pintura tuvieron un desarrollo escaso, la arquitectura es la principal manifestación artística, las características generales de la arquitectura islámica son: empleo de materiales pobres, ladrillo y mampostería recubiertos de yeso, abundante decoración sin imágenes, se utiliza elementos vegetales (atauriques), motivos geométricos (lacerías) e inscripciones epigráficas (textos del Corán) y un mayor interés por el interior que por el exterior del edificio. Entre las manifestaciones arquitectónicas destacan la mezquita y el palacio. La Mezquita islámica es el edifico que responde a las necesidades religiosas del Islam: un gran espacio para la predicación y la oración. Destaca la mezquita de Córdoba; iniciada por Abd-al Rahmán I sobre la antigua basílica cristiana de San Vicente, fue ampliada en varías ocasiones, realizándose la última en tiempos de Almanzor. De las estancias de la mezquita destacan el minarete, el patio al aire libre, con la fuente de abluciones, una sala de oración cubierta, dividida en naves, la quibla o muro orientado hacia La Meca, en Córdoba está orientado hacia el sur, el mihrab, de gran belleza y la maxura. El interior de la mezquita de Córdoba es un laberinto de columnas de arcos superpuestos, los inferiores de herradura (característicos del arte califal) y los superiores son de medio punto y se apoyan en los pilares.., .

El poder político dio origen al arte palatino. De la época de Abd-al Rahamán III data la ciudad -palacio de Medina -Azzahara, en las cercanías de Córdoba. Y de la época de los Taifas el palacio de la Aljafería de Zaragoza. Pero el palacio mejor conservado es de la Alhambra, con materiales pobres y abundante decoración, pertenece al periodo Nazarí. El palacio de la Alhambra es la obra cumbre del periodo nazarí, construido entre los siglos XIV y XV, en él se desarrollan distintas funciones palaciegas, residenciales, militares …se aprecian los elementos característicos de los palacios islámicos: mayor preocupación por los interiores (muy decorados bóvedas de mocárabes), las estancias se yuxtaponen y se disponen en torno a patios interiores, la arquitectura se funde con la naturaleza, las fuentes y la vegetación envuelven los edificios, más evidente aún en la residencia veraniega del Generalife, enfrente de la Alhambra. En 4

realidad en la Alhambra hay dos palacios, uno en torno al Patio de los Arrayanes, de carácter más oficial, y otro en torno al Patio de los Leones, más privado.

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