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4.- LOS MOVIMIENTOS MIGRATORIOS I - Las migraciones interiores A).- Migraciones interiores tradicionales: son las desarrolladas entre el último tercio del siglo XIX y la crisis económica de 1975. Producidas fundamentalmente por campesinos que se dirigieron, sobre todo, a las grandes ciudades industrializadas. Dentro de ellas cabe distinguir: - Migraciones estacionales y temporales: Se trata de movimientos estacionales a otras áreas rurales para realizar labores agrarias (siega, vendimia, recolección de la aceituna) en una época de escasa mecanización, o bien de desplazamientos temporales a la ciudad para realizar tareas no agrarias cuando el campo daba poco trabajo (p. ej. en la construcción). - El éxodo rural tuvo lugar entre 1900 y 1975. Se trató de una migración definitiva o de larga duración en la que los campesinos, desde regiones atrasadas (Galicia, Andalucía, el interior peninsular), se dirigieron hacia las zonas industriales (Cataluña, el País Vasco y Madrid) y, más tarde, hacia las zonas turísticas de Levante, Baleares y Canarias. En este éxodo rural se pueden distinguir cuatro etapas: 1.- El primer tercio del siglo XX: inicio del éxodo rural, motivado por el exceso de mano de obra en el campo (crisis de la filoxera en las zonas vitivinícolas e inicio de la mecanización en las cerealísticas): los campesinos se dirigieron a las zonas industriales y a las obras públicas (Dictadura de Primo de Rivera). 2.- Guerra Civil y posguerra: estancamiento del éxodo rural. 3.- Entre los años 50 y 1975: época del auge del éxodo rural, por el crecimiento demográfico, la extensión de la mecanización agraria, el crecimiento industrial (planes de desarrollo del franquismo) y el boom del turismo. Las zonas inmigratorias fueron tres: la costa mediterránea, desde Gerona a Alicante; el Ebro, desde Tarragona al País Vasco pasando por Zaragoza y Navarra; y Madrid. 4.- Desde 1975: decaimiento del éxodo rural. La crisis industrial lo paró, e incluso convirtió a las áreas tradicionalmente emigratorias en inmigratorias debido a los retornos. Además, la nueva estructura autonómica del Estado ha contribuido también a dificultar esta emigración. Actualmente los saldos migratorios son muy pequeños: los positivos mayores (zonas inmigratorias) corresponden a Baleares, Canarias y la Comunidad Valenciana, y los negativos mayores (zonas emigratorias) a Madrid, Andalucía, País Vasco, Castilla y León y Cataluña. B).- Migraciones interiores actuales: A partir de 1975 se inició un nuevo tipo de migraciones interiores: el origen de los emigrantes ya no es eminentemente rural, sino de municipios urbanos, y su destino ya no es las grandes ciudades industriales, sino las ciudades medias y pequeñas (de 10.000 a 50.000 hab.). Se trata de diversos movimientos que se entrecruzan en el espacio: 1.- Migraciones residenciales: son movimientos intraurbanos, entre las ciudades centrales y sus diversas coronas residenciales (cinturones periféricos de nueva creación, ciudades medias del área metropolitana, o municipios más o menos cercanos), y afectan sobre todo a parejas jóvenes que buscan viviendas más baratas y mejores condiciones medioambientales. 2.- Migraciones laborales: por motivos de trabajo, son esencialmente
interurbanas, sobre todo entre las ciudades de la propia provincia o de la comunidad autónoma. En unos casos se trata de movimientos de adultos jóvenes (20-34 años), poco cualificados, desde las zonas rurales menos desarrolladas o desde las ciudades industriales en declive hacia las ciudades de creciente dinamismo económico de la propia provincia o comunidad autónoma; en otros casos se trata de trabajadores cualificados del sector servicios (técnicos, personal administrativo) que se dirigen a las grandes centros de actividad terciaria. 3.- Migraciones de retorno rural: son el regreso de la población a municipios rurales. En la mayoría de los casos suponen el retorno de antiguos emigrantes de la época rural que han alcanzado la jubilación en la década de los 80, así como trabajadores afectados por las jubilaciones anticipadas a que ha dado lugar la crisis industrial a partir del 75. Tanto unos como otros generan, directa o indirectamente, nuevos puestos de trabajo que tienden a retener a los nuevos emigrantes potenciales 4.- Movimientos habituales de la población: se trata de movimientos periódicos que realiza la población por cuestiones de trabajo o de ocio. El trabajo ocasiona movimientos pendulares entre la periferia y el centro de las ciudades. El ocio provoca movimientos de fin de semana y vacacionales, relacionados con el aumento del nivel de vida y de consumo. C).- Consecuencias de las migraciones interiores: 1.- De las migraciones interiores tradicionales.- En el plano demográfico: desequilibrios en la distribución de la población (vaciamiento del interior -salvo excepciones como Madrid, Valladolid o Zaragoza- y aumento de la población en la periferia); influyen en la estructura por sexo y edad de la población (envejecimiento de las zonas emigratorias, agravada en los últimos años por el retorno de emigrantes jubilados, y rejuvenecimiento de la población urbana). - En el plano económico: deseconomía de subpoblación en las áreas emigratorias, al marchar la población más joven y capacitada, la de mayor productividad y rendimiento. Y deseconomías de congestión en las ciudades de destino (problemas de suelo urbano, de vivienda, de circulación, de puestos escolares, etc.). - En el plano social: problemas de integración y asimilación para los emigrantes (desarraigo), al pasar de comunidades rurales de valores tradicionales a sociedades urbanas altamente competitivas. - En el plano medioambiental: abandono de ecosistemas tradicionales y multiseculares en las zonas de origen, lo que supuso el deterioro de ciertas zonas, especialmente de montaña. En las grandes ciudades el acelerado crecimiento dio lugar a problemas de contaminación, ruido, etc. 2.- De las migraciones interiores actuales.- Las residenciales: sobreenvejecimiento de las áreas urbanas centrales emisoras y fuerte crecimiento poblacional de las periferias receptoras, que exigen dotaciones de infraestructuras y servicios. - Las laborales: aumento de los desequilibrios socio-económicos dentro de las provincias y las comunidades autónomas. - Las de retorno rural: sobreenvejecimiento de las zonas rurales receptoras; cierta reanimación económica por la aparición de negocios
o actividades nuevas por parte de los prejubilados que llegan; reactivación de núcleos rurales casi deshabitados por la llegada de jóvenes neorrurales. - Los movimientos pendulares y de ocio: los pendulares, problemas de circulación en las horas punta; los de ocio, incremento de los ingresos en las zonas receptoras. II - Las migraciones exteriores: desde mediados del s. XIX hasta 1975 España fue un país de emigrantes hacia Hispanoamérica y Europa. Desde 1975 se paralizaron tales emigraciones y España se ha convertido cada vez más en un país de inmigración: A).- La emigración transoceánica: desde mediados del s. XIX hasta 1960 la emigración exterior española se dirigió fundamentalmente hacia América Latina y secundariamente a EEUU, Canadá y Australia. Pueden distinguirse 4 fases, dos de auge y dos de crisis: 1.- Desde mediados del XIX hasta la I Guerra Mundial (1914): el reconocimiento de la independencia de nuestras antiguas colonias, la eliminación de las trabas anteriores a la emigración y la apertura de una política de atracción de inmigrantes por parte de los recientes estados, abrieron la puerta a la emigración hacia Hispanoamérica. En esta primera época los emigrantes eran sobre todo de la España atlántica (gallegos, asturianos, canarios, vascos), y el destino fue más que nada Argentina, Cuba, Brasil, México y Uruguay. Los emigrantes fueron sobre todo varones dedicados a la agricultura y de escasa cualificación, originarios de áreas agrarias atrasadas de estructura minifundista y alta densidad de población, que no ofrecían otra salida que la emigración. 2.- La emigración hacia América decayó entre las dos guerras mundiales, debido a la inseguridad producida por ambas, a la crisis de 1929 en Iberoamérica y a la Guerra Civil española. 3.- Entre 1959 y 1960 se recuperó esta emigración (autorización para salir libremente a partir de 1946, reconocimiento del régimen de Franco por la ONU y por los EEUU), aunque sin alcanzar las cifras de primeros de siglo. Galicia continuaba siendo la principal región emigrante, seguida por Canarias; el destino fundamental fue ahora Venezuela (industria petrolífera), seguida de Argentina y Brasil, pero estos países exigían ahora una mayor cualificación de los inmigrantes (agricultores preparados, obreros y técnicos industriales), lo que motivó una reducción de la corriente migratoria. 4.- Desde 1960 la emigración ultramarina descendió. Actualmente se mantiene en cifras muy bajas y predominan los retornos, sobre todo de jubilados y de la segunda generación. B).- La emigración hacia Europa. Tuvo tres etapas: 1.- Hasta mediados del siglo XX se dirigió fundamentalmente a Francia: se trató de agricultores estacionales, obreros de la construcción y muchachas de servicio doméstico, procedentes del campo levantino y, en menor medida, de Aragón, Navarra y Castilla la Vieja. Después se añadieron los refugiados políticos de la Guerra Civil. Esta corriente terminó con la II Guerra Mundial. 2.- Entre 1950 y 1975 constituyen la época de auge de esta emigración (ver gráfico, tabla y mapa de págs. 160-61). Las causas fueron: - Por parte europea: la reconstrucción de Europa por el Plan Marshall tras la II Guerra Mundial, que no podía cubrir la demanda de puestos de trabajo con la población propia (dado el débil crecimiento de ésta en las décadas anteriores y las muertes producidas por la guerra). - Por parte española: el fuerte crecimiento de la población en los años 50
y 60, el excedente de población agraria por la mecanización, la insuficiencia de la industrialización propia para absorberla, y el fin de las anteriores ventajas para la emigración hacia Hispanoamérica. Este emigración estuvo integrada fundamentalmente por varones adultos poco cualificados que desempeñaron los trabajos más duros, peligrosos y peor pagados (generalmente rechazados por los trabajadores autóctonos). Procedían de todas las regiones, pero especialmente de Andalucía y Galicia. Los destinos más importantes fueron Francia, Alemania y Suiza. 3.- A partir de 1973 la emigración hacia Europa decayó: la crisis energética y económica provocó paro en los países europeos, de modo que muchos emigrantes se vieron obligados a regresar. Desde entonces la emigración a Europa se mantiene bajo mínimos. Hoy lo es fundamentalmente de temporeros que se dirigen a Francia o Suiza. C).- Consecuencias de las migraciones exteriores: también han tenido importantes consecuencias demográficas, económicas y sociales: - Demográficas: disminución de los efectivos de población del país, e incidencia en los desequilibrios actuales en la distribución de la población (por la diferente participación de las diversas regiones en la emigración). - Económicas: - positivas: la emigración exterior alivió el fuerte crecimiento natural y el paro, y las remesas de divisas enviadas por los emigrantes contribuyeron a financiar el desarrollo económico español y a reducir del déficit de la balanza de pagos. - negativas: muchos ahorros de los emigrantes no se invirtieron en bienes productivos, o no favorecieron a las regiones de partida de los emigrantes. - Sociales: en general negativas. Desarraigo de los emigrantes (al incorporarse a sociedades con lenguas y costumbres desconocidas), penosas condiciones de vida y de trabajo, discriminación. Además los emigrantes fueron los primeros afectados por los despidos causados por la crisis de 1973, y regresaron sin haber mejorado su cualificación profesional. Por último, su regreso a España les creó nuevos problemas, como encontrar trabajo, conseguir vivienda y readaptarse a las condiciones de vida del país. D).- La emigración exterior en la actualidad: hoy España ha dejado de ser un país de emigración. Las causas son: el mayor grado de formación de la mano de obra actual; el aumento del nivel de vida en el país, que ha convertido a la familia en una especie de seguro de desempleo para los jóvenes; y la competencia de inmigrantes procedentes de países menos desarrollados en los trabajos peor remunerados. III.- La inmigración extranjera actual en España. Por el contrario, desde hace algunos años España está recibiendo un volumen importante de inmigrantes: A 31 de diciembre de 2008 el número de extranjeros con certificado de registro o tarjeta de residencia en vigor era de 4.473.499 (datos del Observatorio Permanente de la Inmigración). La inmigración extranjera se ha acelerado fuertemente en la última década (en 1991 sólo eran 353.367 los inmigrantes censados en nuestro país; y en 1998, 719.647). - Proceden fundamentalmente de Europa: 42'93% (40,18% de la Unión Europea Reino Unido, Italia, Portugal, Alemania, ... , y 2'75% de Europa no comunitaria, sobre todo del Este -Rumanía, Bulgaria, ...-); de Latinoamérica, 29'87% (Ecuador, Colombia, Perú, Argentina, Bolivia, Rep. Dominicana, ...); de África, 20'66% (en su mayoría marroquíes); de Asia, 6'05% (sobre todo chinos); norteamericanos son el 0'45% y de Oceanía el 0'04%. Los colectivos nacionales más grandes son el rumano y el marroquí.
- Su destino principal es Cataluña, Madrid, la Comunidad Valenciana y Andalucía... - Pueden clasificarse en tres tipos: 1.- Los que alcanzan la nacionalidad española tras varios años de permanencia y pasan a ser españoles de pleno derecho. 2.- Los inmigrantes legales, que obtienen un permiso de residencia y mantienen su nacionalidad de origen. 3.- Los inmigrantes ilegales, difíciles de contabilizar, cuyo número es similar o superior al de los legales. - Las causas de esta inmigración y el perfil de los inmigrantes varían: - Los inmigrantes comunitarios: o bien son jubilados que vienen a nuestro país atraídos por el clima del litoral mediterráneo e insular, o bien son adultos de alto nivel de cualificación atraídos por las posibilidades de trabajo y negocio. - Los extracomunitarios : vienen a España por motivos económicos (alto crecimiento demográfico y carencia de recursos y de trabajo en sus países de origen), o políticos (persecuciones y falta de derechos civiles), o económicas. Son generalmente jóvenes que desempeñan en nuestro país los trabajos de baja cualificación en la construcción, la agricultura, minería, servicio doméstico, y viven en situación de gran marginalidad e inestabilidad laboral. - La Ley de Extranjería regula todos los aspectos relacionados con la inmigración en España, desde la entrada en el país, pasando por las modalidades de presencia en España, sus derechos y libertades, condiciones de trabajo, hasta el procedimiento de expulsión. - Las consecuencias de esta inmigración son diversas: - Demográficas: rejuvenecimiento de nuestra población y ralentización del brusco descenso de la natalidad española. - Económicas: Los inmigrantes suelen desempeñar las tareas más duras y peor remuneradas, no deseadas por los trabajadores nacionales; por otro lado, contribuyen a frenar el en el futuro la disminución por envejecimiento de la población activa, lo que ayudará a mantener el sistema de pensiones y el actual nivel de bienestar. - Sociales: está contribuyendo al desarrollo de actitudes xenófobas o racistas sin fundamento; los inmigrantes están sometidos muchas veces a duras condiciones laborales y de vida, por lo que se les suele responsabilizar de forma injusta de diversos delitos sociales; las diferencias culturales, lingüísticas y religiosas dificultan su integración.