8 de septiembre de 2016 Nº 102

8 de septiembre de 2016 Nº 102 1. 2. 3. 4. 5. 8 soluciones a la cr isis mundial de las per sonas r efugiadas 1 ¿Por qué no cr ece más la economía m

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8 de septiembre de 2016

Nº 102

1. 2. 3. 4. 5.

8 soluciones a la cr isis mundial de las per sonas r efugiadas 1 ¿Por qué no cr ece más la economía mundial?, por R aúl Salgado 4 L a falsa pr omesa económica de la gober nanza global 6 ¿H ay lugar par a la gober nanza global?, por K emal Der viş 8 E r r adicar la pobr eza y logr ar el consumo y la pr oducción sostenibles a tr avés de tr abaj o decente par a los jóvenes, por G uy R yder 10 6. C hina y la C umbr e del G 20 en H angzhou, por J or ge H eine 12 7. L a abr upta caída del tur ismo en el país más visitado del mundo 13 8. Objetivo H angzhou: r evitalizando el G 20 14 9. L a cr isis cuestiona la posición de B R I C S como potencias emer gentes 16 10. L os líder es mundiales buscan r evitalizar la economía global 18

1. 8 SOLUCIONES A LA CRISIS MUNDIAL DE LAS PERSONAS REFUGIADAS El sistema mundial de protección de las personas refugiadas está inservible. Es evidente en todas partes, desde Australia hasta los enormes campos de acogida de Sudán del Sur, pasando por las frías calles de Estambul o los muros fuertemente fortificados de la Unión Europea. Según ACNUR, a junio de 2016, hay más de 21,3 millones de personas refugiadas en todo el mundo, y casi el 50% son mujeres y niñas. Mujeres y niñas que se ven obligadas a huir por motivos similares a los de los hombres, pero que se ven afectadas además por las desigualdades de género, por la discriminación y la violencia que sufren por el mero hecho de ser mujeres y niñas. Los gobiernos tienen el deber de ayudarlas. Pero los países más ricos siguen tratando a las personas refugiadas como si fueran un problema de otros. Escondidos tras sus fronteras cerradas y temerosos de verse "inundados", permiten por conveniencia que otros países más pobres, principalmente de Oriente Medio, África y el sur de Asia, acojan a un increíble 86% de todas las personas refugiadas. Además, haciendo caso omiso de la mayoría de las peticiones de ayuda humanitaria, dejan a los organismos de la ONU tan en bancarrota que ni siquiera pueden ya proporcionar alimentación suficiente a muchas personas refugiadas.

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Pagina 2 de 20 La desigualdad de género se expresa a lo largo de todo el ciclo de desplazamiento: en los países de origen, durante el tránsito y en el destino. Esta situación tiene que cambiar ya. Amnistía presenta ocho soluciones para que los líderes mundiales, en particular los países más ricos, puedan comenzar a atajar juntos esta ingente crisis humanitaria. La gente muere mientras los gobiernos gastan miles de millones en controlar las fronteras. 8 soluciones a la crisis Rutas seguras Una solución importante es abrir rutas sin riesgos a un lugar seguro a las personas refugiadas. Este medida supone permitir que las personas se reúnan con sus familiares y proporcionarles visados para que no tengan que gastar los ahorros de toda su vida ni que arriesgarse a morir ahogadas para llegar a un lugar seguro. Reasentamiento También supone reasentar a todas las personas refugiadas que lo necesiten, especialmente mujeres, niñas y personas en situación de especial vulnerabilidad. El reasentamiento es una solución esencial para la mayoría de las personas refugiadas más vulnerables, como las supervivientes de tortura y las que sufren problemas médicos graves. Ahora mismo necesitan con urgencia esta ayuda vitalen-queestamos/blog/historia/articulo/refugiados-sirios-comienzan-una-nueva-vida-en-noruega-graciasal-reasentamiento/ 1,15 millones de personas. Pero de momento, las naciones más ricas del mundo se ofrecen a reasentar a menos del 10% al año. Amnistía Internacional calcula que al final de 2017 necesitarán reasentamiento 1,45 millones de personas refugiadas. Salvar vidas Los líderes mundiales deben también dar prioridad a salvar vidas. Nadie debería haber muerto cruzando una frontera; sin embargo, casi 7.000 personas se ahogaron en el Mediterráneo sólo en los años transcurridos desde que se produjo el primer gran naufragio en octubre de 2013. En mayo de 2015, miles de personas que huían de la persecución en Myanmar estuvieron sufriendo durante semanas a bordo de barcos, mientras Tailandia, Malasia e Indonesia discutían sobre quién debía ayudarlas. Los Estados deben poner fin a estas situaciones invirtiendo en operaciones de búsqueda y salvamento y prestando de inmediato ayuda a las personas en dificultades. No forzar más rutas peligrosas Además, viajen por tierra o por mar, a las personas que huyen de situaciones de persecución o de guerras se les debe permitir cruzar las fronteras tengan o no documentos de viaje. Obligarlas a retroceder y levantar vallas colosales no hace más que forzar a las personas a tomar rutas más peligrosos en busca de seguridad. Poner fin al tráfico y al racismo Todos los países deben investigar y enjuiciar a las bandas de traficantes que explotan a las personas refugiadas y migrantes, y poner la seguridad de las personas por encima de todo lo demás. Amnistía estuvo recientemente con supervivientes en el Sudeste Asiático que contaron que los traficantes mataban a las personas en los barcos cuando sus familias no podían pagar el rescate. A otras las arrojaban al mar y dejaban que se ahogaran, y otras morían por falta de comida y agua.

Pagina 3 de 20 En Libia, por ejemplo, muchas personas eran capturadas por traficantes o vendidas a bandas delictivas. Varias describieron cómo las habían golpeado, violado, torturado o explotado quienes las mantenían cautivas. Especialmente preocupante era la situación de mujeres que eran agredidas sexualmente por los propios traficantes, por tratantes o por miembros de grupos armados. Las agresiones tenían lugar a lo largo de la ruta de tráfico de personas, y mientras las mujeres permanecían retenidas en casas particulares o en almacenes abandonados cerca de la costa esperando embarcar rumbo a Europa. No culpabilizar a las personas migrantes Los gobiernos deben también dejar de culpar a las personas refugiadas y migrantes de sus problemas económicos y sociales y, en lugar de ello, combatir todas las clases de xenofobia y discriminación racial. No hacerlo es totalmente injusto, fomenta las tensiones y el miedo a los extranjeros y, a veces, da lugar a violencia, e incluso a muertes. En Durban, Sudáfrica, al menos cuatro personas murieron, muchas más resultaron heridas de gravedad y más de un millar, en su mayoría refugiados burundeses y congoleses, se vieron obligas a huir tras la violencia y los saqueos que estallaron en abril y mayo de 2015. Fondos suficientes para una ONU "en bancarrota" “En bancarrota”, así es cómo Antonio Guterres, alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, dijo que estaban los organismos de la ONU en septiembre de 2015. Sencillamente, los países ricos no cumplen sus elevadas promesas de proporcionar fondos para la ayuda a las personas refugiadas allende sus fronteras. Por ejemplo, la ONU ha recibido menos de la mitad de los fondos que necesita para ayudar a los cuatro millones de personas refugiadas de Siria. Debido a ello, el 80% de las personas refugiadas que viven fuera de los campos en Jordania se están viendo obligadas ahora a aceptar trabajos peligrosos y degradantes o a poner a sus hijos a mendigar. A la crisis olvidada de personas refugiadas de Sudán del Sur se ha destinado sólo un miserable 18% de los fondos precisos para necesidades absolutamente básicas como los alimentos y las medicinas. La gente muere mientras los gobiernos gastan miles de millones en controlar las fronteras. Deben garantizar urgentemente todos los fondos necesarios para mitigar las crisis de personas refugiadas del mundo. El asilo es un derecho humano El mundo tiene muy poca memoria. Tras la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de los países acordaron proteger a las personas refugiadas por medio de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y de organismos de la ONU como ACNUR. Las vallas de alambre de espino y la falta crónica de fondos han hecho añicos esa visión de un mundo mejor. Al hacer caso omiso de las señales de aviso, los líderes mundiales han permitido que se produzca una inmensa crisis humanitaria global. A la larga, se resolverá poniendo fin a los conflictos y la persecución que obligan a las personas a huir. Pero nadie sabe cuándo ocurrirá esto. Mientras tanto, necesitamos soluciones radicales, un liderazgo visionario y una cooperación global a una escala no vista en 70 años, y ello pasa por establecer sistemas sólidos de atención a las personas refugiadas: permitirles solicitar asilo, tratar sus solicitudes con justicia, reasentar a las más vulnerables como por ejemplo, mujeres solas, menores de edad o personas con discapacidades, y atender necesidades básicas como la educación y la atención de la salud.

Pagina 4 de 20 Ninguna de estas ocho soluciones son imposibles de lograr si los políticos escuchan a los millones de ciudadanos y ciudadanas que están dando la bienvenida a las personas refugiadas y ponen la solidaridad y la compasión por encima de la mezquina discusión sobre quién debe acoger a unos cuantos miles de estas personas. Fuente: Nota de prensa de Amnistía Internacional, publicado el 08 de agosto de 2016 y disponible en el sitio web: https://www.es.amnesty.org

2. ¿POR QUÉ NO CRECE MÁS LA ECONOMÍA MUNDIAL?, POR RAÚL SALGADO La economía mundial crecerá este año a un ritmo del 3,1%, idéntico al del ejercicio pasado, según las previsiones del FMI. ¿Por qué no avanza más? ¿Se han gripado los motores o se ha acabado el combustible? Los países que crecían a buen ritmo han perdido velocidad y los que deberían crecer más continúan estancados. Y es que el potencial de crecimiento prácticamente se ha agotado. El ciclo actual se encuentra ante un techo, y falta una causa o conjunto de causas que puedan romperlo. En el grupo de países que han visto mermada su tasa de crecimiento se encuentran los emergentes, con China a la cabeza –al haberla reducido a menos de la mitad desde 2007–. También los productores y exportadores de materias primas, como Rusia o Brasil, que han sufrido el desplome de los precios. Además, los efectos de la crisis financiera y la recesión en Europa todavía pesan, de modo que la debilidad de los bancos y los elevados niveles de deuda siguen haciendo mella. Por otra parte, la productividad total, que es el determinante del crecimiento futuro, está empantanada debido a la pérdida de impulso del avance tecnológico. Y el deterioro de las perspectivas conduce a más recortes del gasto y a un menor avance. Causas Las causas de la actual flacidez van desde el exceso de ahorro mundial hasta la necesidad de un ajuste en la economía china, obligada a cambiar de modelo. «China está haciendo su reconversión industrial y del éxito de ella dependerá, en buena parte, su propio futuro y el del resto de la economía global». El economista Juan Ignacio Crespo explica que el gigante asiático es actualmente el principal exportador de deflación. De hecho, mientras que la participación de la inversión china en el PIB no baje más de 15 puntos, esa inversión estará expulsando la formación bruta de capital en el resto del mundo y debilitando a las demás economías. El G20 es lo más parecido a un embrión de gobierno mundial, y buscará un plan para estimular la economía en la cumbre que acogerá la ciudad china de Hangzhou entre hoy y mañana. Los principales desafíos serán conseguir que el proteccionismo no avance y que la globalización no se detenga. Para ello, es necesario luchar contra las fuerzas deflacionarias y contener los incipientes brotes de nacionalismo económico. Crespo sostiene que para lograrlo

Pagina 5 de 20 sólo hay una vía: reactivar las economías que pueden permitírselo por elevadas tasas de ahorro. Y es que de los 20 países que se reúnen hay un grupo de cuatro (China, Japón, Corea del Sur y Alemania) que acumulan un superávit en su balanza por cuenta corriente equivalente a un billón de dólares. «Ése es un desequilibrio demasiado potente como para que la economía mundial se recupere sin haberlo reconducido antes, o simultáneamente». Crespo apostilla que la superación de esos desequilibrios y el impulso del co mercio internacional por medio de acuerdos que vayan a contracorriente del proteccionismo de los dos últimos años son las claves del crecimiento futuro de la economía global. Aunque en Estados Unidos continúen apreciándose signos de mejoría, no se terminan de despejar todas las incógnitas. Este año crecerá un 2,2%, por encima del 1,6% que se augura para la eurozona, donde las dudas constituyen la nota dominante. Además, los emergentes no acaban de emerger. Santiago Carbó, catedrático de Economía de la Bangor University y director de Estudios Financieros de Funcas, afirma que, en general, «el mundo vive una tremenda acumulación de reservas de liquidez y de deuda. Continúa sin haber la suficiente confianza inversora». La cumbre del G20 comenzará con múltiples acuerdos sobre la mesa gracias a las reuniones previas mantenidas entre sus miembros. Acuerdos sobre coordinación de políticas monetarias y fiscales, y el desarrollo de otras que permitan el acceso al crecimiento a grupos de población sobre los que parece que la globalización pasa de largo. Según fuentes consultadas, la búsqueda de herramientas para que el crecimiento sea más inclusivo y trasversal sobre la población debe estar en la agenda de todos los países. Desafíos El mundo no crece más porque no puede. Y uno de los retos debería ser incrementar la productividad de forma sostenida a medio y largo plazo. Aunque las políticas monetarias laxas hagan las economías menos productivas, distorsione los precios y los tipos de interés y, por ende, el valor del dinero, el G20 seguramente apueste por implementar más estímulos y por avivar la demanda mediante un aumento del gasto público. El Brexit preocupa. Y hay motivos para ello. Tanto cuantitativos, porque su impacto a medio y largo plazo está aún por producirse, como cualitativos –por la falta de confianza en el proyecto europeo que pueda generarse–. Asimismo, Carbó recuerda que los acuerdos de comercio que habían creado grandes expectativas, como el TTIP, están muy tocados. Y «se espera que el G20 reactive alguna esperanza en relanzar el comercio mundial». La cita tiene por lema «Hacia una economía mundial innovadora, vigorosa, interconectada e inclusiva». Sin embargo, el director de Estudios Financieros de Funcas opina que se trata de un título retórico. Mantiene que la economía mundial está condicionada por un doble cambio de paradigma económico: un nuevo modelo energético y un cambio en las relaciones productivas y laborales inducido por la digitalización. Si en 1929 Wall Street se desplomó tras unos felices años 20, en los que las bolsas estadounidenses habían llegado a multiplicar por cinco su tamaño, en 2008 el banco Lehman Brothers quebró después de especular con créditos «subprime» e hipotecas basura. Y en el arranque de este año se llegó a vaticinar un nuevo cataclismo bursátil y otro descarrilamiento de la economía. Los expertos alegaban que el pinchazo de la burbuja china salpicará al resto del mundo, que la apreciación del dólar encarecerá la deuda contraída por muchos países, que las condiciones financieras más restrictivas generarán vulnerabilidades en los mercados emergentes y que la escalada de las actuales tensiones geopolíticas perturbará el comercio mundial.

Pagina 6 de 20 Manuel Hidalgo, profesor de Economía de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, admite que 2016 comenzó con numerosas preocupaciones. Y, entre ellas, quizás la más importante fuera la evolución del comercio internacional, que se encuentra estancado debido a las dudas que existen sobre el crecimiento de algunos emergentes. Y es que, entre 2010 y 2014, el avance del PIB mundial se sostuvo por el impulso que estos emergentes consiguieron insuflar al resto de las economías, ya que la crisis financiera de 2008 y la de deuda en Europa entre 2010 y 2012 provocó la salida de capital hacia gran parte de estos países, que fueron utilizados para expandir su demanda interna. Pero la normalización de las economías desarrolladas, junto a las amenazas de subidas de tipos por parte de la Fed, provocó que esta corriente de capital cambiara de sentido, dejando a algunos de estos países en serios problemas, como es el caso paradigmático de Brasil, que acumula seis trimestres consecutivos de contracción económica. «Los principales retos pasan por encontrar un modelo de crecimiento global que permita recuperar el papel fundamental de las economías desarrolladas». En especial, de la estadounidense y de la europea. Al mismo tiempo, y en un orden más estructural, «las economías del globo deben entender que no sólo el aumento del comercio y la globalización suponen nuevos retos, sino el cambio tecnológico que esto conlleva e incentiva. Por ello, tienen que plantearse compromisos sobre educación, investigación e innovación», apostilla Hidalgo. Más reformas El crecimiento de la economía mundial requiere reformas estructurales, financieras y monetarias. Debe avanzarse en la integración de las distintas áreas comerciales. El camino, pues, no tiene que ser el proteccionismo, sino el comercio. Al menos, en opinión de Hidalgo. Y es que «no debe cejarse en el intento de alcanzar mayores niveles de globalización económica». Sin embargo, el profesor de la Universidad Pablo de Olavide cree en la necesidad de aumentar el control y la regulación financiera para evitar la excesiva volatilidad de los mercados que, a su vez, puede afectar seriamente al crecimiento global. Y éste es un reto complejo, dado que «exige de la unanimidad de las grandes economías». En cuanto a reformas monetarias se refiere, Hidalgo aboga por convencer al gobierno chino de que ahonde en la liberalización del tipo de cambio del renminbi, e insta a proseguir con la coordinación de los bancos centrales y a ampliar el papel del FMI para evitar crisis sistemáticas como las recientemente vividas. De forma paralela, ve necesario un cambio en los protocolos de actuación frente a crisis nacionales, tanto en el Banco Mundial como en el FMI. E insiste en que la globalización y el incremento del tamaño de los mercados financieros exigen un mayor papel a ambas instituciones, «y no sólo en cuanto a actuación, sino también respecto al volumen de dicha intervención. El FMI debe tener un arsenal suficiente para ayudar a atajar cualquier atisbo de redición de crisis financiera global. Es fundamental una estrecha colaboración entre esta institución y los bancos centrales». Fuente: Artículo de opinión publicado en el periódico español La Razón el 05 de septiembre de 2016 y disponible en el sitio web: http://www.larazon.org/

3. LA FALSA PROMESA ECONÓMICA DE LA GOBERNANZA GLOBAL La gobernanza global es el mantra de la élite moderna. El argumento es que el incremento de flujos transfronterizos de bienes, servicios, capital e información (derivado de la innovación tecnológica y la liberalización de los mercados) generó demasiada interconexión entre los países del mundo como para que cada uno de ellos por separado pueda resolver sus problemas económicos solo. Necesitamos reglas globales, acuerdos globales, instituciones globales.

Pagina 7 de 20 Esta afirmación goza de tanta aceptación que cuestionarla puede parecer como sostener que el Sol gira alrededor de la Tierra. Pero lo que puede ser verdad en el caso de problemas realmente globales como el cambio climático o las pandemias no es aplicable a la mayor parte de los problemas económicos. Contra lo que oímos a menudo, la economía mundial no es un bien común global. La gobernanza global ayudará muy poco, y a veces ocasionará un perjuicio. Lo que hace que, por ejemplo, el cambio climático sea un problema que demanda cooperación internacional es el hecho de que el planeta tiene un único sistema climático. Como da lo mismo dónde se emitan gases de efecto invernadero, imponer restricciones a las emisiones sólo en el nivel nacional generaría escaso o nulo beneficio al país que lo hiciera. En cambio, las buenas políticas económicas (entre ellas la apertura) benefician ante todo a la economía local; y es allí también donde se paga la mayor parte del costo de las malas políticas económicas. Las perspectivas económicas de cada país dependen mucho más de lo que suceda allí que del extranjero. Cuando la apertura económica es deseable, es porque esa política beneficia al país que la aplica, no porque beneficie a otros. La apertura y otras políticas acertadas que contribuyen a la estabilidad económica internacional se basan en el interés propio, no en un espíritu global. A veces, un país logra una ventaja económica en detrimento de otros; es el caso de las políticas de “empobrecer al vecino”. El mejor ejemplo es cuando el proveedor dominante de un recurso natural (como el petróleo) restringe la oferta en los mercados mundiales para aumentar el precio. Lo que gana el exportador es lo que pierde el resto del mundo. Un mecanismo similar está en la base de los “aranceles óptimos”, por los que un país grande manipula sus condiciones de intercambio restringiendo las importaciones. En esos casos, hay buenas razones para instituir normas globales que limiten o prohíban el uso de esas políticas. Pero la inmensa mayoría de las cuestiones de comercio y finanzas internacionales que ocupan la atención de los funcionarios no son así. Pensemos por ejemplo en los subsidios agrícolas y la veda de organismos transgénicos en Europa, el abuso de las normas antidumping en Estados Unidos o la inadecuada protección de los derechos de los inversores en los países en desarrollo. Son, en esencia, políticas de “empobrecerse uno mismo”. Sus costos económicos caen sobre todo en el país que las aplica, aun cuando también puedan perjudicar a otros. Por ejemplo, los economistas suelen coincidir en que los subsidios agrícolas son ineficientes, y que sus beneficios para los agricultores europeos suponen un alto costo para el resto de la gente en Europa, en la forma de aumento de precios, aumento de impuestos o ambas cosas. Esas políticas se implementan no para sacar provecho a costa de otros países, sino porque otros objetivos internos concurrentes (de tipo distributivo, administrativo o sanitario) se imponen a las consideraciones económicas. Lo mismo vale para las deficiencias en regulación bancaria o política macroeconómica que agravan el ciclo económico y generan inestabilidad financiera. Como demostró la crisis financiera global de 2008, lo que suceda dentro de un país puede tener enormes consecuencias fuera. Pero si las autoridades regulatorias en Estados Unidos no cumplieron su tarea, no fue porque así su país saliera beneficiado a costa de los demás: la economía estadounidense fue una de las que más sufrió. Tal vez el mayor fracaso de las políticas actuales sea la incapacidad de los gobiernos de las democracias avanzadas para hacer frente al aumento de la desigualdad. Esto también es una cuestión de política interna, originada en el control, por parte de élites financieras y

Pagina 8 de 20 empresariales, del proceso de definición de políticas, y en los discursos que han elaborado en relación con los límites de las políticas redistributivas. Los paraísos fiscales son un ejemplo indudable de políticas de empobrecer al vecino. Pero países poderosos como Estados Unidos y los miembros de la Unión Europea podrían haber hecho mucho más de su parte para poner coto a la evasión fiscal (y a la competencia feroz en reducción de impuestos corporativos) si lo hubieran querido. De modo que los problemas actuales poco tienen que ver con una falta de cooperación global. Son de naturaleza local y no se pueden corregir mediante normas dictadas por instituciones internacionales, que fácilmente pueden caer presa de los mismos intereses creados que debilitan la política nacional. Muy a menudo, la gobernanza global es sinónimo de implementar la agenda global de esos intereses; por eso casi siempre termina promoviendo mayor globalización y armonización de las políticas económicas locales. Una agenda alternativa para la gobernanza global se centraría en mejorar el funcionamiento local de las democracias, sin prejuzgar cuáles deban ser las políticas elegidas luego. Sería un modelo de gobernanza global dirigido a mejorar la democracia en vez de la globalización. Lo que tengo en mente es la creación de normas y requisitos procedimentales globales pensados para mejorar la calidad de los procesos decisorios nacionales. Por ejemplo, reglas globales relativas a (entre otras cuestiones) la transparencia, la representatividad, la rendición de cuentas y el uso de evidencia científica o económica en los procedimientos de decisión locales, sin condicionar el resultado final. Las instituciones globales ya usan esta clase de normas, hasta cierto punto. Por ejemplo, el Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (Acuerdo SPS) de la Organización Mundial del Comercio exige explícitamente el uso de evidencia científica cuando se planteen dudas sobre la seguridad sanitaria de bienes importados. Podrían usarse normas procedimentales similares, con mucho más alcance y efectividad, para mejorar los procesos de toma de decisiones en el nivel nacional. Las normas antidumping también podrían mejorarse exigiendo que los procedimientos nacionales tengan en cuenta los intereses de consumidores y productores que resultarían perjudicados por la aplicación de aranceles a las importaciones. Las normas sobre subsidios se podrían mejorar exigiendo análisis económicos de costo‑beneficio que incorporen las posibles consecuencias en materia de eficiencia estática y dinámica. Los problemas derivados de fallos en el proceso nacional de deliberación solamente pueden resolverse mejorando la toma democrática de decisiones. En esto la gobernanza global sólo puede hacer un aporte muy limitado, y sólo en la medida en que apunte a mejorar la toma interna de decisiones en vez de condicionarla. Fuera de eso, la búsqueda de gobernanza global encarna un anhelo de soluciones tecnocráticas que anulan y debilitan la deliberación pública. Fuente: Dani Rodrik es profesor de Economía Política Internacional en la Escuela John F. Kennedy de Gobierno de la Universidad de Harvard. Este artículo de opinión fue publicado en el portal electrónico de Project Syndicate el 11 de agosto de 2016 y se encuentra disponible en el sitio web: https://www.project-syndicate.org/

4. ¿HAY LUGAR PARA LA GOBERNANZA GLOBAL?, POR KEMAL DERVIŞ ¿Será la gobernanza global la solución a la mayoría de nuestros problemas económicos? ¿O será una promesa exagerada que distrae la atención de reformas más prácticas, que deberían

Pagina 9 de 20 implementar los gobiernos nacionales? En un artículo reciente, el economista Dani Rodrik, de la Universidad de Harvard, sostiene lo segundo, con buenos argumentos. ¿Está en lo correcto? Es verdad que la política nacional tiene efecto más directo (bueno o malo) sobre los ciudadanos de cada país. Pero no podemos ignorar los efectos globales de las malas políticas nacionales, cuyos ejemplos más obvios señalados por Rodrik son las emisiones de gases de efecto invernadero y las enfermedades infecciosas: el costo no es sólo para las personas del “país de origen”, sino que también lo pagamos todos los demás. Hace décadas que la palabra “globalización” está de moda, y es evidente que estos últimos años algunos (especialmente en la centroizquierda) exageraron la necesidad de una gobernanza global. Esto llevó a otros a promover la búsqueda de alternativas, por ejemplo el “nacionalismo responsable” o la toma de decisiones “intergubernamental” (en vez de supranacional) en la Unión Europea. Estas propuestas merecen un debate serio. Por ejemplo, deberíamos reevaluar el sistema actual de decisión de tratados comerciales, que tienen que ver cada vez más con cuestiones normativas y de inversión y menos con la eliminación de aranceles y otras barreras a las importaciones. No sorprende que incluso algunos partidarios del libre comercio pongan reparos a tratados donde se permite a grupos comerciales insertar términos que conceden a las corporaciones multinacionales un poder de mercado indebido a costa de la protección de los consumidores. Pero los pedidos de más gobernanza global no se dieron en el vacío. Es indudable que los países se han vuelto más interdependientes en lo económico y lo social como resultado del comercio, los viajes y las telecomunicaciones, por no hablar de las estructuras corporativas multinacionales y los flujos financieros internacionales. Hoy el intercambio global es más amplio, veloz y omnipresente que nunca. La globalización puede a veces encontrar obstáculos, como la desaceleración actual del comercio internacional; pero los cambios tecnológicos subyacentes que impulsan la interconectividad seguirán promoviendo un mayor acercamiento entre personas y entre países. En definitiva es para mejor, porque los grandes desafíos que hoy enfrentamos son de naturaleza global. Los intentos de mitigar los efectos del cambio climático demandarán coordinación global sistemática. Incluso las iniciativas locales (cada vez más importantes para hacer frente al problema) deben ajustarse a un marco de políticas y obligaciones globales convergentes. De lo contrario, la gente no sentirá que sus acciones tienen algún efecto o que aportan a un objetivo compartido, y habrá quienes no se consideren obligados a hacer nada. Otro desafío global es el tributario, que demanda coordinación internacional para detener una creciente evasión y elusión fiscal. El problema no son sólo los “paraísos fiscales”; también es necesario captar las ganancias corporativas que las empresas mueven de país en país apelando a elaborados expedientes como los “precios de transferencia” y el “traslado de base imponible”, para minimizar sus impuestos. La disparidad de normas tributarias de los diferentes países dio lugar a un juego que es casi de suma cero para los gobiernos nacionales, que se ven obligados a competir entre sí para asegurarse una tajada mayor de un pastel cada vez menor. El sistema actual da a los países fuertes incentivos para ofrecer cada vez más ventajas impositivas a las empresas que operan en ellos; aun así, siguen igual de expuestos a que les gane otro país, conforme aquellas trasladan sus ganancias declaradas de una jurisdicción a otra. En la mayoría de los casos, las empresas no hacen nada ilegal al aprovechar la fragmentación del sistema. Pero para poder reducir la desigualdad y financiar los programas de pensiones y

Pagina 10 de 20 atención médica de sus ciudadanos, los países tendrán que cooperar en la implementación de iniciativas de gobernanza global que prioricen un sistema de tributación justo. El cambio climático y la tributación son sólo dos de las cuestiones que demandan coordinación global, pero la lista sigue. Las políticas monetarias de los grandes bancos centrales que controlan monedas de reserva (como la Reserva Federal de Estados Unidos) pueden provocar importantes efectos derrame, lo mismo que las políticas cambiarias autodestructivas o las normas sobre flujos financieros transfronterizos. En la mayoría de estos casos, el daño va de los países grandes a los pequeños; pero si resultan afectados suficientes países pequeños, el daño agregado puede revertir a las grandes economías (como se vio en la crisis de deuda europea). Dada la escala de estos desafíos, la única opción es cooperar internacionalmente y fortalecer las instituciones y organismos globales y regionales, como el Fondo Monetario Internacional, la UE y el G20 (que el mes que viene se reunirá en Hangzhou, China). Pero la gobernanza global no es una propuesta excluyente. Cuando las políticas nacionales o locales bastan para resolver un problema, deben ser las aplicadas. De hecho, el principio de subsidiariedad (por el cual la toma de decisiones debe ocurrir en el nivel más local posible) es esencial para una gobernanza global flexible y funcional. La presencia de marcos de gobernanza global no debe ser nunca excusa para la inacción nacional o local. La política pública es un esfuerzo multinivel y multicanal con dimensiones local, nacional, regional y global. Lo ideal sería que los debates en materia de políticas reconozcan esta realidad. También debemos reconocer la urgencia de sostener la fe en la gobernanza global desde otra perspectiva. En Estados Unidos, Asia, Europa y Medio Oriente, un resurgimiento de la política identitaria y el nacionalismo xenófobo amenaza con repetir las grandes tragedias del siglo XX. En estas circunstancias, es necesario reforzar la existencia y atender a las necesidades de una comunidad global, no sólo por razones económicas, sino también para ayudar a garantizar un mundo en paz. Fuente: Kemal Dervis, es ex Ministro de Economía de Turquía y ex administrador del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD), y actualmente es vicepresidente de la Institución Brookings. Este artículo de opinión fue publicado en el portal electrónico de Project Syndicate el 18 de agosto de 2016 y se encuentra disponible en el sitio web: https://www.project-syndicate.org/

5. ERRADICAR LA POBREZA Y LOGRAR EL CONSUMO Y LA PRODUCCIÓN SOSTENIBLES A TRAVÉS DE TRABAJO DECENTE PARA LOS JÓVENES, POR GUY RYDER En este Día Internacional de la Juventud, nos centramos en el tema “El camino hacia 2030: erradicar la pobreza y lograr el consumo y la producción sostenibles”. Nuestro futuro lo está forjando la juventud, una generación de mujeres y hombres que tienen el potencial necesario para acelerar el avance hacia los objetivos de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible. Hoy celebramos la capacidad de liderazgo que tienen estos jóvenes para adoptar modelos sostenibles de consumo y producción. Con todo, estas personas creativas y con capacidad de liderazgo dependen de que haya oportunidades de lograr un empleo pleno y productivo y trabajo decente para todos, elementos que constituyen un objetivo transversal de la Agenda.

Pagina 11 de 20 El acceso a un trabajo productivo y a un trabajo decente es la mejor solución para hacer realidad las aspiraciones de los jóvenes, mejorar sus condiciones de vida y darles un papel activo en la sociedad. El trabajo decente para los jóvenes fortalece las economías y fomenta un entorno de jóvenes que consumen, ahorran y producen. Se pueden citar muchos ejemplos de jóvenes que lideran iniciativas para encontrar y aplicar soluciones sostenibles, y que tienen que lidiar a la vez con el desafío del empleo juvenil. Podemos citar en particular el caso de Oren Tamba, que vive en Koindu, una población de Sierra Leona que fue diezmada por la guerra civil. En 2012, Oren propuso una solución empresarial que transformaría la producción y el consumo de agua limpia gracias a la utilización de prácticas sostenibles y responsables. Oren capacitó a otros 12 jóvenes para reparar pozos, purificar agua y envasarla, y les impartió competencias empresariales y aptitudes interpersonales. Comercializó la prestación del servicio, una idea que las comunidades acogieron muy favorablemente. Con el apoyo de la OIT, la solución empresarial de Oren se convirtió en una cooperativa formalizada. Han pasado cuatro años desde entonces, y la cooperativa no sólo sigue suministrando agua limpia a Koindu y a otras poblaciones del otro lado de la frontera, en Guinea y Liberia, sino que también fomenta los medios de subsistencia y oportunidades para un futuro mejor y más sostenible. Oren es tan solo uno de los millones de hombres y mujeres jóvenes que con su búsqueda de trabajo decente han mejorado las perspectivas de empleo de otros jóvenes y los modelos de consumo y producción de su entorno. La capacidad de innovación, el espíritu empresarial y la determinación de todos estos jóvenes ya han tenido efectos positivos y concretos en la vida diaria de muchas personas que ahora pueden acceder más fácilmente a servicios básicos, infraestructuras sostenibles, y soluciones que fomentan un uso eficiente de los recursos y la energía. El trabajo decente para los jóvenes surge cuando convergen los derechos y las oportunidades. El trabajo decente garantiza a los jóvenes la posibilidad de expresarse y de ejercer su liderazgo, en el mundo actual y en el futuro. La OIT está comprometida con la promoción de las oportunidades de empleo para los jóvenes en todo el mundo. Esta inmensa tarea requiere colaboración, iniciativa y conocimientos técnicos. Hemos elegido esta fecha, en el Día Internacional de la Juventud, para lanzar una plataforma de recursos y conocimientos llamada “What Works in youth employment”, que ha sido diseñada con el objetivo de lograr una mejor comprensión del tipo de políticas y acciones que permiten mejorar los resultados de los mercados de trabajo a favor de los jóvenes. Esta plataforma de conocimientos responde al llamado que formulamos en la CIT en 2012 (“La crisis del empleo juvenil: Un llamado a la acción”), y destaca ámbitos clave de intervención que abordan el reto del empleo juvenil, en particular: la adquisición de competencias, la promoción de la iniciativa empresarial, los servicios de empleo, el empleo subvencionado, las políticas de empleo y las políticas económicas, y los derechos de los jóvenes. También sirve de base de conocimientos con respecto a la “Iniciativa Global sobre Empleo Decente para los Jóvenes” de la ONU, que busca ampliar las actividades y las alianzas de colaboración en materia de empleo juvenil e influir a nivel mundial en las inversiones a favor de los jóvenes a fin de garantizarles oportunidades y la posibilidad de elegir las competencias que quieren adquirir y de convertir su energía y sus ideas en productos y servicios a efectos de promover modos de vida menos contaminantes y más sostenibles en todo el planeta.

Pagina 12 de 20 Ya hay suficiente te experiencia colectiva para poder demostrar cuando una solución funciona. Sabemos que los jóvenes tienen el dinamismo, la voluntad y la determinación necesarios para forjar un futuro mejor para todos. Ahora lo que necesitamos es actuar por medio de políticas y de colaboración, en todos los ámbitos, para incrementar las inversiones en el empleo de los jóvenes. Esto es indispensable si queremos hacer realidad nuestra ambición colectiva de erradicar la pobreza y trazar un futuro sostenible. Fuente: Guy Ryder es Director General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Este artículo de opinión fue publicado el 12 de agosto de 2015 en el portal electrónico de la OIT y se encuentra disponible en el sitio web: http://www.ilo.org/

6. CHINA Y LA CUMBRE DEL G20 EN HANGZHOU, POR JORGE HEINE En tiempos de turbulencia, la próxima cumbre del G20 en Hangzhou, a comienzos de septiembre, no podría venir en mejor momento. Descrito como el “comité timón” de la economía mundial, el G20 reúne a las principales economías del mundo, que representan un 85 % del producto global, un 80% del comercio internacional y un 65% de la población mundial. Establecido en 2008, en pleno estallido de la crisis financiera, jugó un papel clave en morigerar los peores efectos de la misma, y ha surgido como un foro significativo que reúne alrededor de una misma mesa a los líderes de las economías desarrolladas con los de las emergentes. En sus ocho años de existencia, esta es la primera vez que China hace de anfitrión, confirmando el papel cada vez más central de este país en el circuito diplomático. Una pregunta obvia es por qué esta cumbre tiene lugar en Hangzhou y no en Beijing, Shanghai o Guangzhou, ciudades bastante más grandes y de más peso económico. La respuesta es simple: China apuesta a la innovación como palanca para su crecimiento y desarrollo en los próximos años, y Hangzhou, una antigua capital imperial, es un gran centro de innovación. Entre otras cosas, es sede de la casa matriz de Alibaba, el gigante del comercio electrónico. De hecho, Jack Ma, su presidente fundador, jugará un papel protagónico en la Cumbre, cuyo tema será “Hacia una economía mundial innovadora, interconectada e inclusiva”. Hasta hace unos meses, la sabiduría convencional era que los Brics (sigla que definió la primera década de este siglo) no habían sido más que un espejismo pasajero, y que el tiempo había dado la razón a quienes sostenían que el eje de la economía mundial seguía girando en torno al Atlántico Norte y las decisiones que se tomen allí. El Brexit y las tendencias proteccionistas y populistas que vemos en los Estados Unidos y en Europa, sin embargo, indican la falacia de esa perspectiva. La realidad es que el mundo depende cada vez más de las economías emergentes, especialmente de los gigantes asiáticos; esto es China e India, algo subrayado por Gideon Rachman en su reciente libro Orientalización: guerra y paz en el siglo del Asia. En momentos que el comercio internacional se ralentiza (entre 1995 y 2005, creció al 6% anual, al doble de la tasa del producto mundial, mientras que entre 2012 y 2015 no ha superado el 3%, una tasa similar a la del producto global) es indispensable aplicar medidas que le den un nuevo impulso al comercio y a los flujos de inversión internacionales. China, una de las economías que más se ha beneficiado de la globalización, está en una posición privilegiada para impulsar una agenda de este tipo. Se trata de promover la innovación, los aumentos en la productividad y una economía mundial más abierta. Si hay algo que el mundo no necesita es escuchar los cantos de sirena del proteccionismo, que tanto se dan hoy en algunos de los países desarrollados. Durante mucho tiempo China ha manifestado que está descontenta con su cuota de poder en las instituciones financieras internacionales, que no se correspondería con ser, después de todo, la

Pagina 13 de 20 segunda mayor economía del planeta, con un PIB de 11 billones de dólares. En esta cumbre del G20, que se da en un punto de inflexión del acontecer económico internacional, tiene la gran oportunidad de demostrar su capacidad de conducción en la gobernanza económica mundial. Fuente: Jorge Heine es embajador de Chile en China. Este artículo de opinión fue publicado en el periódico chileno La Tercera el 12 de agosto de 2016.

7. LA ABRUPTA CAÍDA DEL TURISMO EN EL PAÍS MÁS VISITADO DEL MUNDO Es el destino de vacaciones con el que sueñan millones de personas en el mundo y su capital es uno de los lugares con mayor poder de atracción global. Sin embargo, la industria del turismo en Francia sufre por un severo declive. El número de estadías nocturnas de extranjeros en el país, por ejemplo, cayó en 8,5% durante el trimestre que concluyó en junio, en comparación con el mismo periodo del año anterior, según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas. "La llegada de turistas desde inicios del año ha caído en 7% en todo el país", admitió el ministro de Asuntos Exteriores, Jean-Marc Ayrault, quien también ejerce como ministro de Turismo. Hay otras señales de alarma: el tráfico de pasajeros en el aeropuerto internacional Charles de Gaulle, el principal del país, cayó 3,9% en junio, justo en plena temporada veraniega. A finales de julio, las reservaciones de vuelo desde Estados Unidos estaban un 19% por debajo de su nivel en 2015; mientras las solicitudes de visados en la embajada en Pekín, han descendido en 15%, según informó The Economist. Se trata de una tendencia preocupante. Francia obtiene un 7% de su producto interior bruto a través de la industria del turismo y es el país que recibe más visitantes extranjeros en el mundo: unos 84,5 millones en 2015. Crisis en la capital La situación es más grave en París. La capital francesa suele atraer unos 16 millones de visitantes cada año, pero durante el primer semestre del año ya había recibido un millón menos que en el mismo periodo de 2015. Las cifras de la Junta de Turismo de la región de Ile-de-France, que incluye a París, ubican el descenso de las estadías nocturnas de los turistas extranjeros en 11,5%. Por nacionalidades, en comparación con 2015, se registra una caída sustancial en las visitas de japoneses (46,2%), rusos (35%), chinos (19,6%) y estadounidenses (5,7%). Se estima que medio millón de personas en la región de Ile-de-France trabajan en actividades relacionadas con el turismo, por lo que constituye el principal empleador de la zona. El costo de esta reducción en el número de visitantes a París se calcula en unos US$848 millones. "Es hora de darse cuenta de que el sector turístico está atravesando un desastre", dijo en una declaración el jefe de la Junta de Turismo de Ile-de-France, Frederic Valletoux. ¿Qué está ocurriendo? La presidenta de la región de Ile-de-France, Valerie Pecresse, señaló como la principal causa de la caída del turismo a los atentados ejecutados por radicales islamistas, como el sufrido por París en noviembre de 2015, cuando en una serie de ataques coordinados murieron 130 personas.

Pagina 14 de 20 Otras capitales europeas que también vivieron un ataque extremista como Madrid, en 2004, y Londres, en 2005, lograron recuperar sus tasas de ocupación hotelera al pasar algunos meses. Sin embargo, el caso de Francia es distinto de los anteriores por cuanto no ha sufrido un único ataque sino una serie de ellos que se han sucedido desde enero de 2015, cuando se produjo el atentado contra el semanario humorístico Charlie Hebdo. Por otra parte, aunque Francia acogió con éxito y sin incidentes la Eurocopa de Fútbol, lo ha hecho con un enorme despliegue de las fuerzas de seguridad que puede dar tranquilidad a los visitantes o, por el contrario, servirle de recordatorio de la amenaza de nuevos ataques que pende sobre el país. Al mismo tiempo, los ataques no se han limitado a París. El arrollamiento de una multitud, en el que murieron 86 personas, ocurrido durante la celebración del Día de la Bastilla en Niza, la segunda ciudad más turística del país, también tiene un efecto sobre la llegada de los visitantes extranjeros. Tras ese suceso, la ciudad costera canceló un campeonato europeo de ciclismo, previsto para septiembre; mientras que en la ciudad de Lile acordaron suspender un gran mercadillo al aire libre que en 2015 atrajera a 2,5 millones de personas. En ambos casos, las decisiones se tomaron por motivos de seguridad pública. Pero, si los temores a un ataque extremista le han hecho daño al turismo, hay otros elementos que han contribuido como una ola de huelgas organizadas por sindicatos de diversos sectores para exigir mejores condiciones laborales. También fenómenos naturales como las inundaciones sufridas este año, que han sido las peores en varias décadas. Investigaciones académicas sobre el efecto de la violencia en la economía y el turismo en Irlanda del Norte, Córcega y el País Vasco revelan que las visitas de turistas extranjeros se recuperaron una vez que en esos lugares regresó la normalidad. Francia tiene el reto de recuperar la suya. Fuente: Nota de prensa publicado en el portal electrónico de la BBC Mundo el 24 de agosto de 2016 y disponible en el sitio web: http://www.bbc.com/

8. OBJETIVO HANGZHOU: REVITALIZANDO EL G20 Por primera vez China será la organizadora de la Cumbre del G20, que tendrá lugar en la ciudad de Hangzhou la primera semana de septiembre. Este hecho cobra importancia dadas las predicciones que avisan de una ralentización del crecimiento económico del gigante asiático y, por tanto, de una pérdida de su peso relativo en la escena global. Pese a ello, el país sigue siendo la segunda potencia económica mundial y un actor clave para poner en marcha las medidas que puedan acordarse en el seno de este foro. De hecho, siguiendo la estela de la presidencia turca, la agenda china vuelve a centrarse en este aspecto, y da una idea de la principal debilidad del G20: la falta de mecanismos para aplicar los acuerdos alcanzados y de herramientas de sanción a quienes no los hagan efectivos en el tiempo y forma acordados. Además de implementar acuerdos pasados, Hangzhou también quiere centrarse en la promoción del comercio exterior ante la caída de volumen de las exportaciones e importaciones globales o asuntos económicos que se han quedado en el tintero. Uno de los principales temas al respecto es la lucha contra los paraísos fiscales y la evasión fiscal en la escena internacional, asunto que ha escalado en la agenda económica del grupo tras el escándalo de los papeles de Panamá en

Pagina 15 de 20 abril de 2016. El G20 ya emitió un comunicado destacando la voluntad de los veinte para acabar con los paraísos fiscales, instando a los países que los albergan a sumarse a los acuerdos internacionales contra la evasión fiscal. Sin embargo, los miembros llevan tiempo intentando avanzar en este área a la vez que algunos de sus miembros están en el ojo del huracán de la existencia de paraísos fiscales. Pese a los grandes retos que aún quedan pendientes en el área económica, la formalización del G20 como foro de debate de la gobernanza global ha incrementado el número de temas que aparecen en la agenda de las cumbres. Por ejemplo, las cuestiones en materia de energía han sido un asunto principal a tratar debido a la importancia de las exportaciones de hidrocarburos para algunos miembros del grupo como Arabia Saudí o Rusia y al hecho de que el 80% del consumo global de energía está representado en el G20. La transición hacia un modelo energético más sostenible ha sido un tema recurrente en las últimas citas, que llevó finalmente a la aprobación de un Plan de Acción para la Eficiencia Energética en Brisbane 2014 y que espera concretarse con programas más específicos de cooperación energética y de sostenibilidad en la Cumbre. Ya en 2009, el G20 se comprometió a eliminar progresivamente los subsidios a la producción de combustibles fósiles, que alcanza hasta los 444 billones de dólares (alrededor de 400 mil millones de euros), marcando el primero de los compromisos del grupo con la sostenibilidad –pese a que el anuncio se hizo desde el punto de vista de las políticas económicas-. Sin embargo, el nivel de subsidios públicos no ha descendido significativamente, convirtiéndose éste en uno de los mayores fracasos. Hangzhou será testigo, previsiblemente, de un nuevo compromiso a este respecto, como también lo han sido las últimas convocatorias. De nuevo esto demuestra que uno de los principales problemas del G20 es la incapacidad de sus miembros de cumplir los compromisos acordados, poniendo en cuestión la legitimidad de ejercicio del grupo. La agenda política de Hangzhou, por tanto, progresará en áreas ya tratadas en el pasado, pero también se espera que incluya nuevos retos y avances en otros campos hasta ahora no debatidos por el grupo o tratados de forma muy superficial. Por ejemplo, diversos expertos han sugerido que la Cumbre en China puede evolucionar en asuntos que marcarán el desarrollo económico del S. XXI pero que, por su carácter no tan puramente económico, han permanecido fuera de la agenda. El experto en diplomacia digital, Fergus Hanson, afirma que Hangzhou 2016 y, sobre todo, Hamburgo 2017 deben avanzar en coordinación de mercados digitales de una forma parecida al progreso ya alcanzado por la Unión Europea en su creación del mercado único digital. Para ello, también indica que deberán tratarse espacios como la cooperación en ciberseguridad y las medidas contra el ciberespionaje, mucho más sensibles políticamente, sobre todo tras las filtraciones sobre los ciberataques de China a empresas estadounidenses y las estrategias de desinformación en Internet por parte de Rusia. Retos similares se presentan en el campo de la gobernanza de las migraciones, tal y como apuntan los especialistas Hugh Jorgensen y Tristram Sainsbury. El hecho de que los miembros del G20 sean, mayoritariamente, receptores de migrantes dificulta que se trate este tema. En Antalya 2015, el G20 remarcó en su comunicado la necesidad de llegar a un nuevo acuerdo en materia de acogida de refugiados, impulsado por la presidencia turca. Sin embargo, el único acuerdo que se ha materializado es el polémico pacto entre la Unión Europea y Turquía que ha levantado críticas de defensores de los derechos humanos por amenazar la legalidad internacional y europea. Por último, el reto más reciente al que se enfrenta el G20 tiene que ver con la gobernanza de la salud pública global. Los expertos John Kirton y James Hospedales avisan de que la epidemia de ébola en África occidental mostró las limitaciones de la arquitectura institucional global para

Pagina 16 de 20 la salud pública y apuntan al grupo como mecanismo para enmendar esos errores. Los investigadores, Tristram Sainsbury y Hannah Wurf, afirman que precisamente el área de la gobernanza de la salud pública puede ser la oportunidad para que el G20 recupere su prestigio como instrumento de gobernanza global más allá de los asuntos puramente económicos. La Cumbre de Hangzhou se celebrará cuando aún el mundo se enfrenta al reto a corto plazo de una epidemia de zika que sigue afectando al hemisferio occidental y un desafío a largo plazo de unos sistemas sanitarios nacionales que se encuentran en cuestión debido a la movilidad y a los recortes presupuestarios en gran parte del mundo industrializado. En definitiva, la reunión del G20 en Hangzhou tiene de nuevo el potencial para convertirse en el revulsivo que el grupo necesita para consolidarse como piloto de la gobernanza global. Esto puede conseguirse no sólo si se abordan temas que quedan pendientes, sino también si se incluyen otros nuevos en la agenda. De este modo, se demostraría la ambición política de sus miembros de tomar la iniciativa en un mundo cambiante y dinámico. Sin embargo, la falta de mecanismos coercitivos para garantizar el cumplimento de los acuerdos y los intereses particulares de cada uno de los países pueden comprometer los logros específicos del G20 y su propia legitimidad como grupo. China sin duda utilizará la Cumbre para demostrar su compromiso con la cooperación internacional y la estabilidad, tras la polémica por el fallo judicial de la Corte Internacional de Justicia sobre el Mar del Sur de China una vez que el Gobierno de Pekín afirmó que “no aceptará, reconocerá o ejecutará” la sentencia. La clave reside en que tanto el gigante asiático como el resto de los miembros comprendan que el G20 ofrece la flexibilidad necesaria para que sea posible alinear sus intereses con la multilateralidad e implementar de forma efectiva los acuerdos alcanzados. Fuente: Nota de prensa publicada en el portal informativo EsGlobal el 01 septiembre 2016 y disponible en el sitio web: http://www.esglobal.org

9. LA CRISIS CUESTIONA LA POSICIÓN DE BRICS COMO POTENCIAS EMERGENTES Con la sola excepción de India, los países emergentes que más fuerza cobraron en los últimos años afrontan problemas que cuestionan su papel en la economía global. Cuando en 2001 se acuñó el término BRICS, este grupo de cinco potencias formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica emergió como un bloque sólido, la gran promesa del crecimiento imparable. Pero la crisis global también ha hecho mella en ellos, en mayor o menor medida. Cada uno arrastra una losa distinta, desde el exceso de deuda a los problemas de sus divisas. Todavía son potencias emergentes, pero sus caminos se han separado. En 2009 el Comité Olímpico Internacional asignó a Río de Janeiro los Juegos Olímpicos que se están celebrando en estos días. Un año más tarde, la economía brasileña crecía un 7,5%, y el país se postulaba como nueva superpotencia mundial. Si a la elección de las sedes de los grandes eventos deportivos subyacen criterios geopolíticos, las decisiones más recientes atestiguan que hace algo más de un lustro, los BRICS eran imparables: Brasil, Rusia, China y Sudáfrica fueron las elegidas a partir de 2008 para acoger todas las grandes citas deportivas, desde los Juegos, al Mundial de fútbol. Pero hoy ese protagonismo internacional se ha desinflado. Los BRICS refuerzan su colaboración para afrontar la marejada económica “De las cinco economías BRICS, cuatro se han ralentizado e incluso contraído en 2015. La economía de China continuó frenando, y su requilibrio desde de la producción de mercancías hacia los servicios ha pesado sobre el comercio mundial y sobre precios de las materias primas.

Pagina 17 de 20 Brasil y Rusia, dos grandes exportadores de materias primas, atraviesan una fuerte contracción acompañada de la depreciación de su moneda, superan sus metas de inflación y sus finanzas públicas se deterioran. En Sudáfrica, los cuellos de botella de suministro de energía crónicos son un factor importante detrás del crecimiento débil”. Así repasaba el Banco Mundial, en un informe de perspectivas económicas globales publicado en enero, la débil salud del grupo estrella de los emergentes. Salvaba de la quema a India. “El crecimiento en India siguió siendo sólido, impulsado por un fuerte optimismo de los inversores y el efecto positivo en los ingresos reales de la caída de los precios del petróleo”, apunta. Más allá de la potencia de su crecimiento, la diversidad de los problemas que cada uno de estos emergentes arrastra pone en duda incluso el propio concepto de BRICS. ¿Son todavía un bloque? Algunos expertos dudan de que les unan suficientes lazos ahora como para valorarlos en conjunto. Goldman Sachs, el banco de inversión en el que trabajaba el economista Jim O’Neill cuando acuño el término en 2001, cerró hace unos meses, tras años de pérdidas, el fondo de inversión dedicado a los BRICS. Integró sus inversiones en uno más amplio, destinado a todos los mercados emergentes. Brasil, con pies de barro El Fondo Monetario Internacional prevé que la economía brasileña vuelva a crecer un 0,5% en 2017. Pero de momento está sumido en el abismo de la recesión. Fadi Hassan, profesor de economía al Trinity College de Dublín y asesor del banco Italiano Unicredit, explica que el del año próximo será “un rebote tras años durísimos. Brasil es un exportador de materias primas y paga el desplome de los precios. Dar nueva forma a la economía moviendo recursos hacía otros sectores requerirá mucho tiempo”. Pese a la dura desaceleración vivida, Rosa Duce, economista jefe de Deutsche Bank, recuerda que en el panorama financiero global Brasil sigue siendo clave. “Cuando los fondos de inversión ponen en el punto de mira América Latina nunca prescinden de ese país, es demasiado importante”. El petróleo golpea a Rusia El desplome del rublo (que en 2014 llegó a caer un 8% frente al dólar) y el azote de las sanciones internaciones han sido los factores que más han golpeado la economía rusa. “El embargo es sin duda el desafío más duro para la economía de Moscú”, sentencia Fai Hasan. Además de las decisiones políticas, la caída en picado del precio del crudo ha pasado factura al país tercer productor de petróleo mundial, según los datos de British Petroleum (el brent, la referencia europea, cotiza alrededor de los 50 dólares, un 63% menos que en julio de 2014). India se salva India representa la excepción que confirma la regla, y ha remado en la dirección contraria respecto al resto de lo BRICS: creció un 7,6% en 2015 y lo hará un 7,4% este año y el que viene, según el FMI. Es el cuarto mayor consumidor de crudo del mundo, y la bajada de los precios del petróleo ha alimentado su economía. Los analistas coinciden en que las políticas de Raghuram Rajan, el hasta ahora gobernador del Banco Central indio (deja su puesto el próximo 4 de septiembre), tienen mucho que ver en estos resultados. Entre las medidas estrella de Rajan está la lucha contra la inflación: aunque tocó en la segunda semana de agosto el 6,07%, el nivel más alto desde septiembre de 2014, sigue muy por debajo del 10,92% de 2013, cuando Rajan asumió el cargo. Es un logro importante en una economía cuyos buenos resultados, según Duce, de Deutsche Bank, están muy ligados al consumo. “India no tiene gran dependencia de la financiación extranjera, y esta autosuficiencia ha sido una de sus fuerzas”, opina además JeanMichel Six, economista jefe de S&P para Europa, Oriente Próximo y África, que advierte: “El

Pagina 18 de 20 crecimiento es notable, pero para nada comparable a los resultados que obtuvo China hace 15 años”. El dragón pierde potencia Parece exagerado dudar de una potencia como China, que el año pasado creció al 6,9%. Pero este gigante necesita una economía boyante para garantizar cada año trabajo a millones de recién licenciados y al incesante flujo de migrantes que abandonan el campo para buscar fortuna en los centros urbanos. La reciente ralentización, pues, ha hecho saltar las alarmas. El dato del PIB de 2015 ha sido el peor desde 1990, y ha llevado a Pekín a rebajar las previsiones de crecimiento desde un 7% a un 6,5% en el plan quinquenal vigente hasta 2020. Las consecuencias de la tormenta bursátil que azotó el país el año pasado siguen afectando las plazas de China, que además “padece un grave problema por lo que tiene que ver la deuda privada: el endeudamiento bancario roza el 200% del PIB”, afirma Hasan, del Trinity College. Sin embargo, Six destaca el hecho de que el crecimiento de China “sigue siendo casi el triple del de la Unión Europea [2,6% según las estimaciones del FMI]”, y hace hincapié en otro dato: “Las reservas de monedas extranjeras chinas eran el 7% de las de EE UU en 1980 y hoy son el 60%. ¿Tiene sentido considerar parte del mismo grupo a un país economía de esta envergadura y a Brasil?”, se pregunta. Sudáfrica y el talón de aquiles energético El crecimiento de Sudáfrica, que según el FMI superó la barrera del 3% en 2011, conllevó una fuerte inversión en infraestructuras, fundamental para la modernizaron el país. Pero ahora la falta de manutención debida al empeoramiento de la economía —el FMI augura para 2016 un débil crecimiento del 0,1%— pasa factura: “Las interrupciones del suministro de energía son tan frecuentes y de tal envergadura que han penalizado seriamente la producción industrial”, asegura Six. Otro factor que ha minado el desarrollo sudafricano, insiste, ha sido “la inestabilidad de las relaciones laborales, que a menudo ha provocado huelgas [como la del sector petrolero a principios de este mes] y violentas manifestaciones”. Sin embargo, Duce subraya que el aumento de las exportaciones de oro, un activo refugio ante la actual incertidumbre de los mercados, podría servir como base para una lenta recuperación. Fuente: Nota de prensa publicada en el periódico español El País el 21 de agosto de 2016 y disponible en el sitio web: http://economia.elpais.com/

10. LOS LÍDERES MUNDIALES BUSCAN REVITALIZAR LA ECONOMÍA GLOBAL La reunión de las veinte mayores potencias desarrolladas y emergentes del planeta tiene como principal objetivo, al menos sobre el papel, encontrar una solución al débil crecimiento global y cambiar un horizonte que se antoja sombrío. Los miembros del G20 comparten el diagnóstico, pero no han sido capaces de consensuar un tratamiento para paliar a los males de los que adolece la economía mundial. La cumbre en la ciudad china de Hangzhou pondrá a prueba la capacidad del club de hallar nuevas recetas para abordar el problema, pero sobre todo su voluntad de afrontarlo en solitario o de forma conjunta. La economía mundial sigue lejos de recuperar los niveles de crecimiento pre-crisis. El Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó en julio por enésima vez sus previsiones para este año y el próximo hasta el 3,1% y el 3,4%, respectivamente, y ha sugerido que habrá otro recorte en la revisión que dará a conocer este octubre. El comercio internacional aumenta en torno al 3% anual desde 2012, menos de la mitad de la tasa que se registraba en los años previos a la quiebra de Lehman Brothers.

Pagina 19 de 20 En un momento en que tratados de libre comercio como la Alianza Transpacífica o el TTIP están en cuestión, el G20 enarbolará la bandera de la globalización y se comprometerá, como ha hecho en otras reuniones, en no adoptar medidas proteccionistas. Pero las promesas distan de la realidad: según la Organización Mundial del Comercio (OMC), desde la última cumbre en Turquía los integrantes del grupo han aplicado 145 nuevas medidas de restricción del comercio, el nivel más alto desde que el organismo empezó a elaborar esta informe, en 2009. Estas contradicciones son habituales entre los miembros del G20, concebido como el principal foro de discusión de política económica del planeta. De los compromisos adquiridos en la reunión de Brisbane de 2014, que buscaban añadir un 2% adicional al crecimiento global hasta 2018, apenas se han cumplido poco más de la mitad. El FMI ya ha vaticinado que este objetivo está prácticamente "fuera del alcance" del grupo por la falta de acción política. Además, las diferencias entre los miembros sobre cuál es la mejor receta para relanzar la economía global son conocidas y prueba de ello es el asincronismo de las políticas fiscales o monetarias en varias partes del planeta, hasta el punto que unas contradicen otras. "Los integrantes del G20 tienen que coordinarse más, pero la situación económica y política de cada miembro es diferente y eso provoca conflictos a corto plazo. Cada país decide cómo y cuándo aplicar ciertos acuerdos. Cuando hay un problema que no es urgente para ciertos miembros, estos no son tan activos a cooperar", explica Huang Wei, director del Instituto de Economía y Política Mundial de la Academia China de Ciencias Sociales. China misma se encuentra en la difícil tesitura de defender el libre comercio -el milagro chino se ha forjado gracias a su competitividad exterior- al mismo tiempo que está en el centro de las críticas por inundar los mercados mundiales de productos baratos y no afrontar con la rapidez que debería el enorme problema de exceso de capacidad. El gigante asiático aspira que el encuentro en Hangzhou, que se celebrará el domingo y lunes, termine con un gran pacto que abra paso a un nuevo sistema de gobernanza económica mundial a largo plazo, en el que Pekín desempeñaría un papel clave. Huang admite las dificultades de alcanzar un acuerdo de calado en las circunstancias actuales: "primero, las propuestas del anfitrión tienen que responder al interés común de todos los países y, segundo, deben tener suficiente influencia como para que los miembros dejen de lado sus diferencias y avancen en el pacto". "El entorno idílico de este año debería ser propicio para la cooperación. Sin embargo, esperamos un resultado tibio, bueno sobre el papel pero que no se traducirá en políticas viables", aseguran en una nota los economistas de BBVA Research. Se prevé que en Hangzhou los líderes ratifiquen el compromiso que los ministros de Finanzas del bloque expresaron en las reuniones preparatorias: utilizar "todas las herramientas posibles" en política monetaria, fiscal y estructural para relanzar el crecimiento. Se espera, sin embargo, un especial énfasis en las reformas, para cuya implementación la voluntad política es esencial, algo que hasta el momento ha escaseado en el G20. Fuente: Nota de prensa publicada en el periódico español El País el 05 de septiembre de 2016 y disponible en el sitio web: http://economia.elpais.com/

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Edición a cargo de Rodrigo Fernández Ortiz

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