Story Transcript
A PUZLE FOR LOGAN UN MISTERIO PARA LOGAN Índice Personajes Inspector Jenny Logan Sergeant Grant Ronnie Campbell Helen Roberston Jimmy Brown Morag Mackenzie Craig Sinclair Jean Drummond Robert Baxter Angus (Gus) MacLeod Tam MacDonald
Agente de policía en Edinburgh Un agente ayudante de la inspectora Logan Encarcelado por asesino Forense Un criminal Novia de Jimmy Brown Asesinado hace siete años Hermana de Craig Sinclair Un hombre de negocios Un vagabundo Un periodista
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CAP. 1 Una fuga y un asesinato Jenny Logan estaba disfrutando de una tarde de sol templado escocés en la playa de Portobello, a cinco kilómetros de distancia desde el centro de Edinburg cuando sonó el teléfono. • Logan. • Soy Grant, señora. • ¡¡Es mi día libre Grant!!, dijo Logan. • Lo sé, lo siento, dijo Grant pero Ronnie Campbell, el asesino, ha huido de la prisión. • OK!, dijo Logan. Nos vemos en mi oficina de aquí a cinco minutos aproximadamente. Se puso los tejanos y la camiseta de manga corta encima del bañador y se dirigió a su coche rápidamente. *** Jenny Logan era una inspectora de la policía de Edinburgh. Mientras conducía durante los diez minutos que hay desde Portobello hasta la comisaría de policía de London Road, iba pensando en Ronnie Campbell. Sabía que había ido a prisión por asesinar a un hombre llamado Craig Sinclair. Hace unos siete años aproximadamente, justamente después de que ella entrara en el cuerpo de policía pero no recordaba nada más. El Sargento Grant la estaba esperando en su oficina. Tenía 29 años pero parecía más joven. Tenía el pelo tupido y negro y un gran bigote negro. Sostenía unos papeles que delante ponía "Antecedentes penales: Ronnie Campbell". − Dime qué está pasando, dijo Logan, poniendo su bolsa de playa en el armario de debajo de la ventana. − "Campbell se ha fugado del furgón de la prisión cerca de Dundee en algún momento por la mañana" dijo Grant. "Lo estaban llevando a Saughton". Saughton era una prisión al oeste de Edinburgh. Campbell se fugó 1
en la gasolinera y huyó. Más tarde hemos averiguado que había robado un coche, un Audi azul oscuro. − ¿Qué ha hecho al respecto hasta ahora? Preguntó Logan. − Hemos informado a los periódicos, radio y TV. Les hemos dado la matrícula y la descripción de cómo iba vestido Campbell. Logan no respondió y durante un momento se quedó pensando. − ¿Cree que es peligroso? le preguntó a Grant. − Posiblemente, dijo Grant poniendo el expediente de Campbell en la mesa del despacho de Logan y señalándolo. Abrió la boca para decir algo más cuando sonó el teléfono. Grant respondió. Escuchó, dijo OK un par de veces y después colgó. Mirando a Logan dijo, han encontrado el cuerpo de una mujer joven en Holyrood Park. Nos necesitan allí inmediatamente. − Hoy es mi día libre, dijo Logan. − ¡Ya no! Dijo Grant. Un poco más tarde, Logan junto con Grant de copiloto entraron a Holyrood Park. Holyrood Park es uno de los lugares más bonitos de Edinburgh. En el parque está Arthur's Seat, la alta colina que se eleva por encima de todo Edinburgh. También hay lagos y campos. ¿Qué otra capital en el mundo tiene una zona abierta tan extensa de campo verde y silvestre tan cerca de su centro? La gente de Edinburgh la conocen bien y les encanta; los turistas no acostumbran a ir allí. Mientras conducía y pasaba por el Palace de Holyroodhouse, el palacio de la reina en Scotland, Logan recordó que a mediados del siglo XVI había habido un homicidio en el mismísimo palacio. Se preguntaba a si misma qué encontraría al llegar donde se encontraban los coches de policía. Logan aparcó su coche en la hierba al lado de la calle detrás del último coche de policía. Salió i miró hacia Arthur's Seat. El cielo era azul y todavía hacía buen tiempo pero Logan empezó a sentir frío ante la injusticia de la muerte tan temprana de una chica joven. Había un grupo de personas, casi todos hombres, esperando a unos cien metros más allá de la ladera. Logan y Grant subieron andando hacia la ladera a través del grupo de gente. Cuando llegaron, la gente se apartó para dejarles pasar. Logan dio un paso adelante y miró hacia abajo, al cuerpo de la difunta joven veinte añera. Tenía un ancho corte en la garganta y sangre por todos lados. Una morena con pantalones azules y camisa blanca estaba examinando el cuerpo cuidadosamente. La mujer era Helen Roberston, forense policial. Logan hacía tiempo que la conocía. − "Helen", Dijo Logan suavemente. Robertson alzó la mirada. − "Jenny", dijo ella. Hola. Mal asunto, mucho me temo. Se volvió hacia el cuerpo y continuó hablando. Como puede ver, alguien cortó su garganta con un cuchillo. Casi le separa la cabeza del cuerpo y está lleno de sangre. Dijo señalando al suelo cerca del cuerpo. − Hora de la muerte entre las dos i las tres de la tarde probablemente. Robertson siguió examinando el cuerpo tocándolo lo mínimo posible, solo lo imprescindible para ver algo 2
más detalladamente. − No puedo estar segura hasta que la examine cuidadosamente se detuvo a examinar algo más de cerca. − ¿Sí? preguntó Logan. − Bueno, mire como el corte empieza desde abajo del cuello aquí a la derecha y termina cerca de su oreja izquierda. Diría que el asesino estaba detrás de ella y sujetó su cabeza hacia atrás con su brazo derecho. Luego le cortó la garganta sujetando el cuchillo en su mano izquierda. − Ya lo veo, dijo Logan. ¿Con qué seguridad lo puedes afirmar? − Con bastante seguridad, dijo Roberston, mirándole a la cara con una sonrisa seria. Y también quisiera añadir que "él" o "ella" es bastante más alto/a que esta mujer. Agachó la cabeza hacia el cuerpo tendido frente a ella. Y de hecho esta mujer ya es bastante alta, diría que entre 1,65 y 1,70 de altura. − Gracias Helen, dijo Logan. Si descubres algo más − Se lo haré saber, finalizó Robertson. Una última cosa, El asesino seguramente tiene la ropa llena de sangre. − OK! Este detalle nos será útil. Logan se giró hacia Grant. A ser posible necesitamos encontrar el cuchillo, dijo ella. Coja algunos agentes y búsquelo por el parque. − Bien, señora, dijo Grant. Logan miró su reloj. Solo eran las cinco. Todavía habría luz durante bastante tiempo. El parque es un lugar grande pero pueden buscar hasta que anochezca, dijo ella. Seguramente tenían cuatro o cinco horas más por lo menos. Grant se fue y empezó a dar órdenes a algunos oficiales que había cerca. Logan se alejó unos metros del cuerpo permitiendo que la luz del sol y el aire fresco se llevara la frialdad de la muerte. Unos minutos más tarde Grant regresó donde se encontraba Logan con Helen Roberston. − He encontrado esto en su bolsillo. Dijo Robertson dándole a Logan una bolsa de plástico transparente de las que usa la policía con un sobre bastante sucio dentro de ella. Logan cogió la bolsa y la sujetó cuidadosamente, tanto que podía ver el contenido del sobre. Estaba vacío. Detrás del sobre había unas palabras: huevos, pan, leche, cerillas. La lista de la compra de alguien. Delante estaba escrito el nombre de Morag Mackenzie pero no la dirección. − No ha tenido tiempo de leer el expediente policial de Ronnie Campbell's, dijo Grant, pero el nombre Morag Mackenzie está en él. No es una de sus personas favoritas. Logan le devolvió la bolsa y el sobre a Helen. − Helen, puede dárselo a los científicos, dijo. Quiero saber si encuentran huellas dactilares. Y quiero saber si pueden decirme cualquier cosa sobre su grafología. Logan se volvió hacia Grant. Bien, dijo, parece ser que Ronnie Campbell puede ser peligroso. Deberías decirme todo lo que supieras de él.
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CAP. 2 Visita a Jimmy Brown − Tuvimos suerte de capturar a Campbell por el asesinato de Craig Sinclair, dijo Grant cuando él y Logan subieron la colina hacia su coche. − ¿Trabajó en el homicidio? preguntó Logan. − Sí pero antes que lo pregunte, por aquel entonces no hablé con Morag Mackenzie y no sé si ella está ahí arriba, dijo Grant, señalando hacia la ladera con su dedo. Primeramente, no tengo ni idea de quién pudo matar a Sinclair. Por aquel entonces alguien llamó a la comisaría de London Road sin dejar ningún nombre pero dijo que deberíamos buscar en el piso de Campbell. − ¿Y qué había? preguntó Logan. − Encontramos una pistola en una caja de metal en su cocina. Era la pistola con la que habían matado a Sinclair. Las huellas dactilares de Campbell estaban por toda la caja. − ¿Y en la pistola? − Nada, no había huellas dactilares en la pistola, dijo Grant. Probablemente las había limpiado él. De cualquier modo, todavía estaban interrogándole cuando Morag Mackenzie entró en la comisaría. Yo no estuve ahí en ese momento. Ella dijo que había visto a Campbell y Sinclair bebiendo juntos y disparándose el uno al otro la noche que murió Sinclair. Los dos habían estado en ese pub del final de Rose Street llamado Abbotsford Arms. − ¿Qué es lo que dijo Campbell al respecto? Preguntó Logan. − Bien, él dijo que la caja era suya pero que nunca había visto la pistola. Siempre dijo que nunca había estado en Abbotsford Arms en toda su vida. Dijo que no conocía muy bien a Sinclair, entonces ¿por qué querría matarlo? − Pero usted estaba seguro que tenía a la persona correcta, dijo Logan − OH, sí! dijo Grant. Campbell había tenido algún pequeño problema hacía tiempo. Había estado en prisión un par de veces: una por robar coches y otra por pelearse en un pub. Le rompió el brazo a alguien. − Eso no lo convierte en un asesino, dijo Logan. − Cierto, dijo Grant, pero seguro que no se sorprendería si lo fuera. − ¿Y sobre Sinclair? preguntó Logan. − Criminal durante un tiempo también. Nunca había estado en prisión pero solo fue por suerte. Se metía en peleas, vendía CDS robados y cosas como esas. − "Un buen chico", dijo Logan. A las seis, detrás de la comisaría de policía de London Road, Logan envió a Grant a informarse de las últimas noticias sobre Ronnie Campbell y el Audi azul oscuro. Finalmente ella tuvo tiempo de cambiarse el bañador por un pantalón de traje oscuro que siempre tenía en su oficina. Se sentía más cómoda trabajando si vestía ropa elegante. Se miró la cara en el espejo. Tenía el pelo corto y marrón igual que los ojos pero siempre pensó que su nariz era demasiado grande. Un periodista amigo suyo, Tam MacDonald, dijo que ella era demasiado 4
guapa para ser policía. Se había enfadado con él cuando se lo dijo. Ella era inteligente y buena en su trabajo y tenía un trabajo importante. Sin embargo, a veces se hacía difícil siendo una mujer policía porqué era guapa y la gente no siempre se la tomaba seriosamente. Trabajaba duro para mostrarle a esta gente que estaban equivocados. Logan se sirvió un café, luego abrió el expediente de Ronnie Campbell's y miró su foto. No había nada interesante o inusual en él. Tenia 35 años, 180 Cm. de altura, pelo y ojos marrones. El pero era corto y liso, los ojos pequeños y juntos. Podría describirse como delgado y bastante fuerte. A medida que Logan veía la foto, empezaba a hacerse más preguntas. ¿Por qué se había fugado Campbell? ¿El cadáver en Holyrood Park era el de Morag Mackenzie? ¿Morag había visto a Campbell en Abbotsford Arms hace siete años? ¿La había asesinado Campbell? De hecho, ¿realmente él había matado a Craig Sinclair? ¿Dónde se encontraba él ahora?. Él no necesitaría ropa nueva por qué los prisioneros en Scotland visten sus propias ropas. Pero necesitaría dinero. ¿Dónde podría conseguirlo? En ese momento volvió Grant. − Sin noticias de Campbell o del Audi, lo siento, dijo. Pero estoy seguro que el cuerpo de la ladera era el de Morag Mackenzie. − ¿Por qué? preguntó Logan. − Alguno de los oficiales de la planta baja lo conocían y me la describieron. Vivía con un hombre llamado Jimmy Brown que no es nada bueno. Hace todo tipo de delitos: robos, robo de coches, de todo. − Necesitaremos que él examine el cuerpo, de este modo estamos seguros que el cuerpo es el de ella, dijo Logan. Y aunque parece que la mató Ronnie Campbell, también tendremos que hacerle algunas preguntas a Mr. Brown. Necesitamos saber dónde estaba esa tarde. Como ya sabemos, la mayoría de las mujeres asesinadas lo son por su marido o su novio. ¿Tiene alguna dirección suya? − Sí, respondió Grant, "Springwell Place". Al lado de Darly Road. − OK! Dijo Logan, vamos. El piso que compartían Jimmy Brown i Morag Mackenzie era un segundo piso de un viejo edificio cerca de Dalry Road. Grant aparcó en la calle de al lado y subió las escaleras tras de Logan. Su llamada fue respuesta por un joven rubio que necesitaba urgentemente un baño y cambio de ropas. Llevaba una camiseta de manga corta roja y sucia, tejanos que en su día habían sido blancos e iba descalzo. Era alto y miró a Logan desde arriba sonriendo desagradablemente. Miró a Grant y luego volvió a mirar a Logan. − Bueno, dijo, "la pasma" CAP. 3 El "hombre principal" La gente llama a la policía de muchas maneras: bobbies, coppers, cops y cosas peores. Lo único que los oficiales de policía odian es ser llamados pigs. Tan pronto como ella escuchó la palabra, Logan sintió a Grant moverse detrás de ella. Ella alargó su mano y la puso en su brazo. − No, dijo ella suavemente. Miró al hombre que tenía en frente. ¿Jimmy Brown? preguntó. − Puede ser, respondió, ¿Quién quiere saberlo? ´ 5
− Jimmy, soy la Inspectora Logan de la Policía de Edimburgo y éste es el Sargento Grant. Ella mostró su placa y la guardó en su bolso. − ¿Y?, dijo Jimmy, mirándola a ella con la mirada baja. − Pues que quisiéramos entrar, dijo Grant, poniendo su cara muy cerca de la del otro hombre. Brown dio dos pasos hacia atrás. Grant y Logan entraron rápidamente en el piso y Grant cerró la puerta. Brown parecía sorprendido. − ¿Algún problema?, Preguntó Grant. Su voz no sonó amable. No parecía amistoso. Brown ofreció una débil sonrisa y se giró atrás hacia la pared. Logan se adentró unos pasos más en el piso y miró alrededor. Ella había estado en varios pisos horribles pero no había visto ningún sitio como éste. El mobiliario era viejo y tenía quemaduras de cigarro sobre él. Las paredes de color oscuro; probablemente un tipo de marrón pero era difícil de explicar. Copas de café y paquetes de tabaco dejados por todos lados. Cajas de pizza vacías sobre la mesa; que esa noche fueron abiertos en una silla; una porción de pizza a medio comer dejada en el suelo cerca de una lata de cerveza a su lado. Había un olor de ropas y gente sin lavar. Ella se giró hacia Jimmy Brown. − ¿Sabes dónde está Morag, Jimmy? Brown se apartó de Grant y caminó alrededor de la habitación recogiendo paquetes de tabaco vacíos y agitándolos. − No, dijo él. − ¿Qué estabas haciendo esta tarde? ´ − Nada. − Vamos Jimmy, tenemos varias respuestas, dijo Logan impacientemente. Grant miró alrededor de la habitación. Había una puerta a su izquierda. Alargó la mano para abrirla. − ¡No entre ahí! dijo Brown dirigiéndose hacia Grant. − Grant miró brevemente a Brown y abrió la puerta. − Bien, bien, bien, dijo Grant, con voz de satisfecho de sí mismo, en cuanto miró lo que había tras la puerta que acababa de abrir. − ¿Qué tenemos aquí? − Logan dio un paso adelante y vio lo que Grant había encontrado. Era una cama en la esquina de la habitación, pero en la pared opuesta estaba toda llena de cajas de videos, televisiones, y reproductores de CD todos encima unos de otros. Grant entró en la habitación y abrió algunas de las cajas, comprobando que había dentro.
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Brown se sentó en el suelo del salón, mirando a la pared del otro lado de la habitación. − ¿Estoy en lo cierto pensando que estas son todas robadas? preguntó Logan. Brown inclinó la cabeza pero no habló. − No es tu día de suerte, ¿Verdad? continuó Logan. Tienes un gran problema ahora, Jimmy. Y será mucho peor si no conseguimos algunas respuestas. ¿Dónde está Morag? − Realmente no lo sé, dijo Brown. Salió sobre el mediodía. − ¿Dónde?, ¿Está ella trabajando? ´ − No, no trabaja mucho, dijo Brown. No es un trabajo normal. No es ese tipo de trabajo de nueve a cinco. − ¿Dónde consigue el dinero?, preguntó Logan, mientras Grant regresaba al salón. − Realmente no lo sé, dijo Brown muy rápidamente. Algún hombre. Ella lo llama El Hombre principal. A veces consigue el dinero de él. − Estás bromeando, dijo Grant. Esperas que creamos algún hombre le da dinero a Morag. ¿Por qué?, ¿A qué se dedica ella? − Es cierto, de verdad, es cierto. No sé que trabajo hace para él. − Entonces... ¿No conoces quien es el Hombre principal?, preguntó Logan. − No, dijo Brown. − ¿Ni idea?, dijo Grant, estudiando con detenimiento a Brown. − Creo que él es alguien importante ´, dijo Brown rápidamente, ´ pero ella nunca me lo ha contado. Ella siempre dice que hay algunas cosas que mejor no saber ´ − Entonces, ¿tú no sabes que hace ella para él?´. − No, dijo Brown. − ¿Hoy le fue a ver ella?, preguntó Logan. − Probablemente, dijo Brown. Ella hizo una llamada justo antes de salir. Sonaba como si estuviera hablando con él. De hecho, sonó como si ella quisiera verlo. De todos modos, ¿por qué hace usted todas estas preguntas sobre Morag? ¿Qué ha hecho? − Logan paró de hablar, miró por la ventana y pensó sobre el "hombre principal". ¿Cómo era de importante? Grant continuaba el cuestionario. − ¿Y tú, Jimmy? preguntó. ¿Dónde has estado todo el día? − Aquí, dijo Brown. He estado aquí. No he salido en todo el día. − ¿Hay alguien que te haya visto o estado contigo? Preguntó Grant. 7
− No, dijo Brown. − ¿Ninguna visita? − No. Brown se levantó del suelo empezando a parecer un poco más valiente que antes. − Ahora os toca a vosotros dos. He respondido vuestras preguntas, dijo él. ¿De qué va todo esto? ¿Qué ha estado haciendo Morag? − Logan miró a Grant. Grant se sentó en el brazo de la silla más limpia. − Jimmy, dijo él, mejor deberías sentarte. Me temo que tengo malas noticias para ti. *** Condujeron desde el piso de Jimmy Brown a la comisaría de London Road. Grant y Logan se sentaron delante en el coche, Brown atrás. Él lloró cuando Grant le contó sobre Morag. Cuando paró de llorar, le explicaron que tendría que venir a la comisaría. Debería mirar el cuerpo y así podrían asegurar que era de Morag. También tendría que hablar a los oficiales de Unidad de Robos sobre lo que había en su cama. Logan no le contó que tendría más preguntas para él más tarde. Como conducía Grant; Logan pensaba sobre la gente que tenía que entrar en su vida hoy: Ronnie Campbell, asesino; Jimmy Brown, ladrón; Morag Mackenzie, muerta a la edad de ¿Cuántos años tenía ella? ¿26? ¿27? No muy mayor desde luego Cuando llegaron a la comisaría eran las siete y media. Logan le pidió a un sargento joven que llevara a Brown a ver el cuerpo. En cuanto el joven y Brown se fueron, ella se giró hacia Grant. − Él no decía la verdad sobre esta tarde, dijo ella. − ¿No? preguntó Grant. − No, replicó Logan. Él tenía el periódico de la tarde en el piso. El periódico de la tarde sale sobre las dos en punto. Por lo tanto o él salió a comprarlo o una visita lo trajo. − Usted no le preguntó sobre eso, dijo Grant. − No. Pensé que lo dejaría para más tarde, dijo Logan. Es más sencillo que hable aquí. − Grant sonrió y entonces dijo, es zurdo. − Sí, ya vi, dijo Logan. Y alto. − Y no muy buena persona. − No, dijo Logan. Pero eso no lo convierte en un asesino. − Cierto, dijo Grant. Pero a usted no − le sorprendería si fuera él, acabó Logan, sonriendo. 8
− ¿Y qué pasa con el "hombre principal"? preguntó ella. − Es una elección de palabras interesante, ¿no le parece? dijo Grant − Sí, dijo Logan. Es inusual. Pero lo he oído antes. − Alguien que piensa que son importantes, dijo Grant, más para él que para Logan. − De acuerdo, dijo Logan, poniendo una mano en el hombro de Grant. Cuando Jimmy haya echado un vistazo al cuerpo, enciérrenlo y cojan a alguien de la Unidad de Robos para ir y hablarle sobre todas las cosa robadas. También necesitarán ir al piso y recoger todas las cosas. Entonces venga y me encontrará en mi oficina. − De acuerdo, dijo Grant. *** Logan estaba leyendo el informe entero de la policía Ronnie Campbell y tomando nota en una libreta negra pequeña cuando Grant regresó. En cuanto él pasó la puerta, ella miró su reloj. Eran las ocho y cuarto pero quedaba mucha luz fuera aún. − El cuerpo es de Morag Mackenzie, dijo Grant a Logan. − Sí, alguien llamó para contármelo, replicó ella. ¿Alguna noticia del sobre o del cuchillo? − Los científicos nos llamarán tan pronto sea posible para lo del sobre. La búsqueda ha acabado y no han encontrado ningún cuchillo. − ¿Qué pasa con St Margaret´s Loch? Quizás el asesino lanzó el cuchillo al agua, dijo Logan. St Margaret´s Loch era un lago artificial pequeño en Holyrood Park. Toma algunos buzos para comprobar eso por la mañana. − De acuerdo señora, dijo Grant. − ¿Tenemos alguna idea de donde pudo ir Campbell? preguntó ella. − En realidad no, dijo Grant. Hablé con los de la prisión. El tuvo una visita en los últimos doce meses: su abogado. − Desde luego en ese momento del año es lo suficiente cálido para dormir fuera, dijo Logan. Ella siguió hablando: Yo también he estado pensando sobre como conseguirá el dinero. − Probablemente lo robará, dijo Grant. Logan no dijo nada por unos momentos. Luego dijo: − Campbell fue enviado a prisión por quince años. − Eso es cierto, dijo Grant. − Todavía le quedaba bastante tiempo para salir, dijo Logan. − Sí, asintió Grant. Y como ahora está de nuevo en un problema, no saldrá pronto. Estará allí ocho años más. 9
− Hay algo extraño sobre este asesinato, dijo Logan. Creo que si queremos descubrir quien asesinó a Morag Mackenzie necesitaremos investigar de nuevo el asesinato de Craig Sinclair. Grant la miró pero no dijo nada. Sólo había trabajado con la Inspectora Logan 3 años, pero sabía que a menudo ella tenía razón. Logan revisó unas hojas de su libreta. − Craig Sinclair tenía una hermana, dijo ella, Jean Drummond, casada. Tenemos su dirección New Town, St Stephen Street. Veamos si aún vive allí. Vaya y organice los buzos para mañana y nos reunimos en el parking en diez minutos.´ − ¿Qué pasa con Jimmy Brown? preguntó Grant. − Deje que la Unidad de Robos hable con él esta noche, dijo Logan. Le hablaremos mañana. Estoy más interesada en investigar sobre el asesinato de Sinclair de momento. Old Town de Edimburgo es una lejana zona pequeña alrededor del Castillo y el Palacio de Holyroodhouse. St Stephen Street está en New Town, no lejos de Princes Street. Y aunque esta parte de la ciudad ya tiene más de doscientos años de antigüedad, se sigue llamando New Town. Conducían a través de las calles de Edimburgo a las ocho y media, Logan miraba las calles llenas y las casas de piedra. Ella pensaba para si misma, como hacía a menudo, ese Edimburgo debe ser una de las ciudades más bellas del mundo. Había estado una vez en Londres pero no le había gustado. Londres era demasiado grande, demasiado ruidoso, demasiado sucio. Edimburgo era genial. Giraron en St Stephen Street y aparcaron, el teléfono del coche sonó. Grant lo cogió. Escuchó durante un minuto, entonces dijo adiós y colgó. − Han encontrado el Audi, dijo él. En el parking cerca de Haymarket Station. − Eso está cerca de Dalry Road, dijo Logan, donde estaba viviendo Morag Mackenzie. − Sí. Están registrando la zona pero de momento Campbell podría estar en cualquier sitio. No volverá al coche, sería completamente estúpido. − Cierto, dijo Logan. OK, vamos y veamos qué tiene que decir la hermana de Sinclair. CAP. 4 Bolsas de dinero La calle St. Stephen es una calle estrecha con edificios altos a cada lado. Casi todos los edificios eran apartamentos ahora; un par eran pubs y habían pocas tiendas. Grant y Logan subieron las escalones de delante de la puerta de uno de los edificios y examinaron los nombres de la pared de al lado de la puerta. "Drummond. Primer piso". Grant señaló el nombre. Logan y Grant subieron las escaleras. Grant llamó a la puerta y fue abierta por una mujer trentañera. − ¿Sí? dijo la mujer. − ¿Mrs. Jean Drummond? preguntó Logan.
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− Sí. − Soy la inspectora Logan de la policía de Edinburgh, dijo Logan. − Lo siento, ya sé que es demasiado tarde. ¿Puedo hacerle algunas preguntas? Claro, dijo Jean Drummond. Adelante. Jean Drummond era rubia y le llegaba el pelo hasta los hombros, ojos azules y una sonrisa cariñosa. Llevaba unos tejanos y una camisa demasiado grande que casi le llegaba a las rodillas. − "Lamento el desorden" dijo ella señalando las mesas y sillas una encima de la otra y varias cajas de libros en el suelo. Estoy pintando el salón. Iba a hacerlo cuando vine aquí hace siete años y finalmente he empezado. Pasen a la cocina y siéntense. ¿Quieren un te? − Gracias, dijo Logan, estaría encantada. Grant y Logan se sentaron en las sillas de madera de la mesa de cocina. Mientras Jean Drummond hacía un poco de te. La cocina estaba limpia y era agradable. Paredes y cortinas amarillas. Era luminosa y aireada. Se estaba cómodo sentado allí. Logan no podía pensar en nada distinto al apartamento de Jimmy Brown desde que lo visitaron. − Lo siento pero hemos venido a hacerle algunas preguntas sobre su hermano Craig y su muerte, dijo Logan. Lamento visitarla y preguntarle sobre el pasado pero podría resultar importante. Jean Drummond puso las tazas y la tetera en la mesa y miró a Logan. No tenía una gran sonrisa pero sus ojos todavía parecían dulces y cariñosos. − Inspectora, deje de preocuparse por el pasado igual que hago yo. Me entristecí mucho cuando Craig murió pero no me sorprendió. Siempre estaba metido en líos. Incluso cuando era pequeño ya se metía en problemas en el colegio. Cuando tenía catorce años la policía siempre nos visitaba para hablar de él. Me entristeció cuando murió. Muy triste. Quiero decir que era mi hermano y le quería. Pero .. Paró de hablar y sirvió té a Logan y luego a Grant. − "Mrs. Drummond" dijo Logan, No sé si hoy ha escuchado las noticias pero Ronnie Campbell, el hombre que estaba en prisión por el asesinato de su hermano, se ha fugado. Jean Drummond dejó su taza. Logan y Grant casi pudieron ver los distintos pensamientos que le pasaban por la cabeza. − Y la chica que dijo que vio a Campbell con su hermano la noche en que murió, ha sido asesinada hoy. Jean Drummond llevó su mano a taparse la boca e hizo un extraño sonido apagado. Logan extendió su mano y la puso suavemente en el brazo de la mujer. − No se preocupe, dijo Logan. Campbell no está interesado en usted. Los ojos de Jean Drummond se abrieron por completo. Miraba muy atemorizada. Pero podría ser, dijo ella. Su voz sonaba preocupada. Campbell siempre dijo que no conocía del todo a Craig, pero siempre pensé que eran amigos. Los vi juntos cinco o seis veces por lo menos. Pensé que estaban trabajando juntos en robos, etc. Eso es lo que conté a la policía y estoy convencida de que Campbell no lo olvidará. 11
Logan y Grant se miraron mutuamente. Luego Logan se giró hacia Jean Drummond: La verdad es que no creo que se encuentre usted en peligro, dijo, pero no debemos tomar riesgos. Podemos mirar de ponerle una mujer policía mientras estemos buscando a Campbell. Jean Drummond se quedó pensativa durante un momento. − Sí, creo que estaría bien, dijo finalmente. Mi marido está fuera por negocios y no quiero estar sola en el apartamento. Logan saludó a Grant con la cabeza cuando este se fue de la habitación para llamar y pedir una mujer policía. Logan habló nuevamente con Jean Drummond. ¿Dijo que su hermano solía tener problemas con la policía? − Sí, siempre supe que Craig era un criminal, dijo ella. Quiero decir que él siempre tenía dinero y nunca tenía trabajo. Durante bastante tiempo creí que solo era un pequeño malhechor. Ya sabe, comprando y vendiendo cosas que eran robadas. Tal vez robando cosas él mismo de vez en cuando. Solía creer que no era un criminal serio y que un día maduraría y conseguiría un trabajo. Grant regresó tranquilamente a la habitación y se sentó. Logan no dijo nada, esperando ver si Jean Drummond quería decir algo más. − Nunca pensé en Craig durante mucho tiempo, dijo Jean, levantándose y mirando hacia la calle de abajo a través de la ventana. Siempre creí que querría abandonar su mala vida. Pero una noche vino a verme. Había estado bebiendo mucho y empezó a hablar de dinero. Entonces me di cuenta de cómo había decidido vivir su vida. Vi que quería ser un criminal para el resto de su vida. Nuevamente Logan no dijo nada. A veces es mejor dejar que la gente siga con sus pensamientos. Jean Drummond se giró desde la ventana con una pequeña sonrisa en la cara. Casi me había olvidado de esa noche. Recuerdo que Craig dijo algo extraño. Dijo algo como: "Voy a coger bolsas de dinero". Creí que quería decir que iba a coger mucho dinero. Creí que estaba diciéndome que se volvería muy rico y es por eso que dije algo como "Estará bien tener bolsas de dinero" pero él respondió "No, no, conseguiré bolsas de dinero. Él cree que Mr. Big ronda por aquí " Le pregunté a quién se refería pero solo repitió "bolsas de dinero". No sé que significaba. Tanto da, había bebido mucho y probablemente no significaba nada. Jean Drummond no vio a Grant mirar de reojo a Logan, pero Logan sí que se dio cuenta. Grant tenía algo. Era algo que la mujer había dicho. Logan no podía adivinar qué era y tendría que esperarse para averiguarlo. Jean Drummond sonreía para sí misma recordando a su hermano. − "Hacía años que no pensaba en ello" dijo mientras se sentaba en una de las sillas de la cocina. Lo siento. Debe pensar que no paro de hablar. Es solo que hacía años que no hablaba de Craig. − No, no debe pedir disculpas, dijo Logan. Gracias por atendernos. Ha sido muy amable. Después de decirle a Jean Drummond que la mujer policía llegaría dentro de media hora, Logan y Grant se fueron diciéndole adiós. Cuando bajaban las escaleras Logan miró a Grant. − OK, dijo ella. ¿Que dijo Jean Drummond que fuera tan interesante? − Bien, dijo Grant. Craig Sinclair había bebido mucho. ¿Y si en vez de querer decir que iba a conseguir "bolsas de dinero" quiso decir que conseguiría el "dinero de 'Bag'? 12
− ¿Y quién es 'Bag'?, dijo Logan Grant le respondió con una gran sonrisa. CAP. 5 Preguntas para Robert Baxter − "Bags" dijo Grant abriendo la puerta del coche y entrando en él, "es Robert Baxter". − ¿Se refiere al mismo Robert Baxter que es el amo del gran centro de deportes de las afueras de Corstorphine Road? Dijo Logan. − Ese mismo. Y, por descontado, el Robert Baxter que la Unidad de Crímenes en Serie había probado de coger hace tiempo. − ¿Cómo es que usted sabía que le llaman Bags y yo no? Dijo Logan sonriendo. Cuando ella y Grant empezaron a trabajar juntos hacía tres años, Logan ya se había dado cuenta que Grant era muy buen policía. Tenía caminos para obtener información que la demás gente no podía encontrar y él olvidaba muy poco. − Me hubiera sorprendido si me hubiera dicho que conocía a Bags, dijo Grant. Solo la gente que ha crecido en Edinburgh lo conoce. Logan era de Penicuik, una ciudad a unos 15 Km. al sur de Edinburgh. − Baxter se crió en un barrio pobre de la ciudad, continuó Grant. Era un pequeño delincuente pero la policía solo lo detuvo una vez. − ¿Por qué? preguntó Logan, sabiendo que Grant ya se lo habría preguntado. − Por robarle el bolso a una viejecita. Pasó corriendo por su lado en la calle y se lo quitó. Desafortunadamente para él, corrió directo hacia los brazos de un policía. Después de eso, sus amigos le llamaron "Bags" Baxter durante un tiempo. − Pero no ahora, ¿no?, dijo Logan. − No, ahora es demasiado rico e importante, dijo Grant. Y, por descontado, la gente le teme. − Sí, dijo Logan, realmente le temen. El resto del día, volviendo hacia la comisaría, ni Grant ni Logan hablaron. Logan estaba hundida en sus pensamientos sobre Robert Baxter. La Unidad de Crímenes en Serie había estado buscando a Baxter durante bastante tiempo pero era demasiado listo. Baxter era el hombre que estaba tras todos los crímenes de Edinburgh. Los planeaba, organizaba y obtenía dinero de ellos. También tenía sus propios negocios legales de los que también obtenía muchísimo dinero. Baxter era un hombre duro. Exigía a la gente que trabajaba para él hacer lo que les mandara sin hacerse preguntas. La gente que no respetaba sus normas acababa sufriendo sus consecuencias. Dicen que ha matado más de una persona. Sin embargo, la policía nunca ha encontrado indicios y ha tenido dificultades para obtener información sobre Baxter por qué la gente tiene demasiado miedo de hablar. Cuando Logan y Grant llegaron a la comisaría de London Road eran cerca de las diez. Logan dijo: Bien, mañana tendremos que hablar con Mr. Baxter, Grant. Busque dónde irá él a las nueve y media de la mañana y hágamelo saber. 13
− Bien señora, dijo Grant. Logan salió de su oficina. En la mesa de su despacho había dos notas de la policía científica. La primera decía que había tres huellas dactilares en el sobre. Dos de ellas eran de Morag Mackenzies y la tercera no. Esa huella podría ser de utilidad si pudieran encontrar de quien era. No había información sobre la grafología de la dirección del sobre. La escritura del dorso era de Morag. La segunda nota decía que la policía científica estaba mirando en el Audi azul y que el próximo día le dirían a Logan lo que encontraran en él. Logan giró la silla del despacho, se sentó y se quedó mirando a la ventana que da al exterior. Pensaba en las dos personas que habían muerto: Craig Sinclair, muerto hacía siete años y Morag Mackenzie, muerta hacía unas siete horas. Las habían matado personas distintas o talvez la misma persona? ¿Por qué Ronnie Campbell había escapado? ¿Había matado a Morag porqué ella había ayudado a ponerlo en prisión? ¿Volvería a matar nuevamente? ¿. O era otra la razón de que se hubiera escapado? ¿Y Jimmy Brown? ¿Solo era un ladrón? ¿O también era un asesino? Y ahora estaba Robert Baxter. ¿Que tenía que ver en esta historia? ¿Era zurdo o diestro? Lo averiguaría por la mañana. A las nueve y media de la mañana siguiente Logan y Grant estaban cerca de la cancha de tenis cubierto en el Robert Baxter Sports Centre viendo jugar a un par de tenistas. El más alto de los dos jugadores, un rubio treintañero, lanzó la pelota al aire y la golpeó fuertemente con la raqueta en su mano derecha. Logan supo por las fotos que había visto en sus papeles que este era Rober Baxter. El otro jugador falló la pelota. − Juego!!, set y match!! dijo Baxter. "Seis cero, seis dos" Se dieron la mano. Gracias por el partido, dijo Baxter. Cuando Baxter salió de la pista, Logan y Grant se dirigieron hacia él. − Mr. Baxter, soy la inspectora Logan de la policía de Edinburgh y este es el sargento Grant. Logan le enseñó su placa policial. Espero que podamos hablar con usted durante un rato. − Descuide Inspectora, dijo Baxter. Siempre estoy encantado de ayudar a la policía. Su voz sonaba amigable pero Logan le miró a los ojos. Eran grises y fuertes. − Si le parece bien Inspectora, dijo Baxter, quisiera tomar una ducha rápida primero y después podríamos hablar en mi despacho. − OK!, consintió Logan. − Hay algunas sillas en la entrada, dijo Baxter. Si se esperan allí, enseguida vendré. Después de diez minutos, Baxter condujo a Logan y Grant hacia su despacho del centro deportivo de las torres. Logan vio a Baxter andando tranquilamente delante de ella. Su traje parecía italiano y Logan pensó que debería costar sobre las 1500 libras (2200 euros). Baxter también vestía una camisa azul oscuro con una corbata azul brillante. Tenía un gran anillo de oro en el dedo meñique de su mano izquierda. Y sus zapatos, que también parecían italianos, probablemente costaban tanto como el traje. Era un hombre al que le gustaba gastar el dinero en ropa. Llegaron al despacho de Baxter y sujetó la puerta para que entraran Logan y Grant. Era una habitación espaciosa con muebles modernos y caros.
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− ¿Café? Preguntó Baxter, indicando con la cabeza hacia la máquina de café de la mesita en un lado de la habitación. − No, gracias, dijo Logan. Intentaremos hacerle perder el menor tiempo posible. Sabemos que es un hombre ocupado. Baxter se sirvió un café y se sentó frente a Logan y Grant. − ¿Qué puedo hacer por ustedes inspectora? Preguntó él. Sacó un cigarrillo de una caja de madera de su mesa y lo encendió con un mechero de oro. − Solo un par de temas, dijo Logan. Ayer murió una joven en Holyrood Park. − Sí, ya lo he leído en el periódico esta mañana, dijo Baxter. Mal asunto. − Se llamaba Morag Mackenzie. ¿La conoció o habló con ella? − Baxter se quedó pensando momentáneamente. Morag Mackenzie, dijo tranquilamente. No, no creo que conozca ese nombre. Por supuesto que tal vez ella haya usado el centro de deportes. Puedo hacer que alguien lo averigüe si quiere. Quiero decir que conozco a algunos clientes pero no a todos. Hay demasiados. − No hace falta, dijo Logan. No creo que ella fuese una persona muy deportista. Sonrió un poco y luego siguió. La otra pregunta es en referencia al pasado. ¿Alguna vez conoció a un hombre llamado Craig Singlair? ¿Trabajó para usted o eran amigos? Baxter incluso parecía como si estuviera pensando intensamente. Su mano vino a buscar a su barbilla. Craig Sinclair. No, no creo. Creo que no conozco ese nombre de nada. Igualmente, puedo hacer mirar si había trabajado aquí pero .., Baxter no acabó la frase. − Bien, eso es todo, dijo Logan levantándose. − Siento no poder ayudarla más, inspectora, dijo Baxter, levantándose también. Espero que encuentre la persona que está buscando. − Yo también lo espero, dijo Logan. Miró alrededor del despacho de Baxter. Ha hecho mucho para sí mismo, Mr. Baxter. Comprendo que viene de una zona pobre de Edinburgh y ahora es un importante hombre de negocios con un gran nombre de compañías. − He trabajado duro, dijo Baxter sonriendo un poco. Si hago algo, me gusta hacerlo bien. Ahora, si me permiten, prosiguió, tengo que responder a las llamadas telefónicas, tengo que hacer una llamada importante. Cuando Logan y Grant abandonaron la habitación pudieron oír a Baxter hablando. ¿Qué quieres decir con que él no está aquí? dijo él. Busca donde está. Dile que "el hombre principal" quiere hablar con él. Fuera del centro deportivo, Logan y Grant se sentaron en el coche. En el párquing Logan pudo ver un Mercedes verde oscuro. La matrícula era RB 1. − Pero, dijo Logan, ¿Cree que Baxter es el "hombre principal" de Morag Mackenzie? 15
− Precisamente esa es la pregunta que me estaba haciendo, dijo Grant. Pero incluso si así fuera, eso no significaría que la hubiera matado. Igualmente, él es diestro. Logan se puso el cinturón y arrancó el coche. ¿Que piensa de él? preguntó. − Creo que probablemente sus zapatos cuesten mucho más dinero del que gano en un mes, dijo Grant. − No sabía que estuviera usted interesado en la moda, dijo Logan y ambos se rieron. Grant siempre vestía chaqueta azul y pantalones grises. Por alguna razón, incluso cuando vestía una chaqueta nueva o pantalones nuevos, parecían viejos. − Sin embargo había algo extraño, dijo ella. − ¿A qué se refiere? Preguntó Grant. − Él no parecía sorprendido del todo por las preguntas. − ¿En qué se basa? Preguntó Grant. − Bien, no quiso saber por qué le preguntábamos sobre esas dos personas, respondió Logan. Quiero decir, ¿si alguien empieza a hacerle preguntas sobre dos personas de las que nunca ha oído hablar, no querría saber el por qué de las preguntas? − Ya veo que quiere decir, dijo Grant. Sí que es interesante. No hubiera caído en eso. Cuando Logan giró hacia Corstorphine Road saliendo del centro deportivo, sonó el teléfono del coche. Grant respondió. Escuchó durante un momento y luego dijo "No cuelgue, por favor". Se dirigió a Logan. − Creo que debería coger esta llamada. Es su amigo periodista, Tam MacDonald. Dice que sabe dónde está Ronnie Campbell. CAP. 6 Capturando a Ronnie Campbell Logan paró el coche al lado de la carretera. Ella y Grant se cambiaron el sitio rápidamente para que pudiera conducir él. Ella cogió el teléfono en cuanto entró al coche. − Tam, dijo, ¿estás haciendo otra vez mi trabajo por mí? Se escuchó una risa al otro lado del auricular. − Jenny, querida. La voz de Tam venía desde el otro lado del teléfono. Nunca podría hacerlo tan bien como tu. Logan también rió. − Ahora en serio, dijo Tam, he oído que estabas al cargo de la captura de Ronnie Campbell. Pues bien, ahora lo estoy viendo perfectamente. − ¿Dónde estás? Preguntó Logan. 16
− Él está sentado en el suelo fuera del centro comercial Jenner en la calle Princes con su gorro extendido para que la gente le eche monedas, dijo Tam, y yo estoy en el otro lado de la calle mirando como un turista más. Logan miró a Gran diciéndole, al centro comercial Jenner de la calle Princes, rápido. Grant encendió la luz azul, la puso en el techo del coche y se zambulleron en el tráfico. − Nunca parecerás un turista, Tam, dijo Logan por teléfono. Tam rió. Él, como bastantes escoceses, tiene el pelo rojo. Logan habló nuevamente por el teléfono, ¿Estás seguro que es Campbell? − Lo estoy ahora, dijo Tam. Al principio pensé que era un mendigo más que vive y pide dinero a la gente. − ¡Qué ingenioso es! Dijo Logan. − ¿Qué piensas hacer? Preguntó Tam. − Bueno, su foto está en todos los periódicos y en la tele y todo el mundo lo está buscando, dijo Logan. − ¿Y? Dijo Tam. − Que nadie mira a la gente de la calle. Es el mejor sitio para ocultarse. Está justo delante de nosotros pero en un lugar donde nunca esperaríamos encontrarlo. Además, eso explica cómo está obteniendo el dinero. − Muy hábil, asintió Tam. − ¿Estás seguro que es él, no?, preguntó Logan de repente. − Sí, dijo Tam, escribí uno o dos artículos sobre el asesinato de Sinclair y conozco el aspecto de Campbell. − No le pierdas de vista. − Descuida, dijo Tam. Pero escucha un momento, le he seguido desde Holyrood Park hasta aquí. − ¿Holyrood Park? Repitió Logan. ¿Qué estaba haciendo allí? − No tengo ni idea. Yo fui allí a echar un vistazo al lugar donde fue asesinada Morag Mackenzie. Cuando ya me iba vi a Campbell. Entonces dejé el coche en el parque y le seguí a pie hasta aquí. Esperé hasta que se paró en algún sitio antes de llamarte. − Perfecto, estamos ahí en unos minutos, dijo Logan, tan solo espéranos. − Tranquila, dijo Tam, me quedaré esperando para recibir mi invitación a cenar después de haberos dado una información como esta. Logan se rió. − Te veo de aquí a unos minutos, dijo ella, y colgó. No era muy normal para una oficial de policía y un periodista ser tan amigos pero ella y Tam lo eran.
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La carretera estaba bastante despejada cuando llegaron a Haymarket y dos minutos más tarde ya estaban al lado oeste de la calle Princes. Grant apagó la sirena y la dejó otra vez dentro del coche. Condujeron lentamente a través de la calle como los demás coches. El centro comercial Jenner estaba al otro extremo de la calle Princes a su izquierda. Cuando Logan miró a lo largo de la calle delante de ella pudo ver un hombre sentado delante del centro comercial. Delante de él tenía un sombrero en el suelo. − Yo me bajaré aquí, dijo ella saliendo rápidamente y cerrando la puerta en cuanto Grant paró el coche. Grant volvió a conducir y paró justo después de la puerta del centro comercial. Se bajó y fue andando rápidamente hacia la puerta. Logan y Grant se dirigieron hacia Ronnie Campbell al mismo tiempo. Cuando estuvieron cerca, él levantó la mirada y de repente se dio cuenta que eran oficiales de policía. Se movió más rápido de lo que parecía. En unos segundos estaba de pie y largándose corriendo por la calle. Los coches tuvieron que frenar repentinamente y se oyó un fuerte ruido de metal y cristales rotos y otros coches chocaron con los que habían parado bruscamente. − ¡Alto policía! Gritó Grant corriendo por la calle tras Campbell. Logan le siguió sacando su teléfono del bolsillo para pedir ayuda. Cuando Campbell alcanzó el otro lado de la calle, giró a la derecha corriendo rápidamente por ese lado de la calle buscando un camino en los jardines de la calle Princes. De repente, un pequeño pelirrojo saltó de entre la muchedumbre lanzándose con los brazos hacia Campbell rodeándole las piernas (placándole). Era Tam MacDonald. MacDonald y Campbell cayeron al suelo con Campbell luchando por deshacerse de él. Segundos más tarde llegó Grant. Sujetó un brazo de Campbell hacia atrás y lo dobló por detrás de su espalda. Campbell paró de resistirse y quedó tumbado en el suelo. Luego llegó Logan, sacó su chapa del bolsillo y se la mostró a Campbell. − Ronnie Campbell, dijo, se te busca por fugarte del furgón de la prisión cerca de Dundee ayer por la mañana, por robar un coche, y además tenemos muchas otras preguntas que queremos que nos respondas. Levántate y vamos a la comisaría de la calle London. Ella se giró hacia Tam MacDonald que estaba sujetando sus pies y le cepilló la ropa con sus manos. Llevaba tejanos, una camiseta verde oscuro y una chaqueta marrón. − Hola Jenny, le dijo a Logan. − ¡Bien hecho, Tam! Dijo ella. No sabía que fueras tan bueno en rugby. − De hecho jugué con el primer equipo en el colegio, dijo Tam con una gran sonrisa. CAP. 7 Una buena razón para matar Detrás de la comisaría de London Road, Logan y Grant estaban sentados frente a Campbell en una habitación sin ventanas. El reloj en la pared marcaba las once y media. Un casete de encima de la mesa grababa su conversación. Ronnie se sentó hacia delante en su silla, sus brazos en la mesa y la cabeza entre sus manos. Vestía una camiseta blanca, tejanos y deportivas. Una chaqueta azul estaba en el respaldo de la silla. Un vaso de agua de papel estaba encima de la mesa delante de él. Desde que lo habían traído a la habitación él no había dicho nada. Logan esperó hasta que Campbell alzó la vista hacia ella. ¿Por qué te fugaste, Ronnie? preguntó ella. Campbell la miró directamente a los ojos. "Por qué quería salir", respondió.
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− No juegues con nosotros, dijo Grant enfadado. Ya sabes a qué se refiere la inspectora. Campbell miró a Grant sin decir nada. Logan habló nuevamente. Ronnie, sabes que: primero, casi nadie escapa. Segundo, si logras escapar, seguramente te detienen. Tercero, la única manera de permanecer libre es tener amigos fuera que te den dinero y te saquen del país. Y tú no tienes amigos fuera, ¿no? Campbell no dijo nada. Logan y Grant tampoco. La habitación permaneció en silencio. Después de algunos minutos Logan dijo, ¿recuerdas la chica que dijo que te había visto a ti y a Sinclair en Abbtosford Arms? Campbell miró hacia arriba nuevamente. Esta vez sus ojos miraron fijamente. Continuó sin decir nada. − ¿Recuerdas su nombre? preguntó Logan. Campbell no respondió. Logan miró a Grant. Ven aquí Ronnie, dijo Grant. Te he dicho que pares los juegos. Tú recuerdas a Morag Mackenzie. ¿No olvidarás su nombre tan fácilmente, no? De acuerdo, la mataron ayer poco después que escaparas. De hecho probablemente sobre la hora que llegaste a Edinburgh. Alguien cortó su garganta. Había una extraña mirada en Ronnie: parecía sorprendido y asustado. Grant continuó: La inspectora ha preguntado por qué escapaste y mi respuesta es que has pasado siete años en prisión por culpa de Morag Mackenzie y todavía te queda tiempo que pasar allí. Morag Mackenzie dio información importante que significó que fueras capturado y enviado a prisión. Creo que escapaste para poder encontrar a Morag y matarla Campbell de un sobresalto se levantó de la silla. Basta!!, gritó. Yo no maté a Morag Mackenzie y tampoco a Craig Sinclair. Ni siquiera sabía que Morag Mackenzie estaba muerta. − ¿Pero sabías dónde vivía, no? dijo Logan. No estaba segura del todo que él lo supiera pero parecía posible desde que encontraron el Audi azul cerca de su piso. − Sí, lo sabía, dijo Campbell. Conocí a alguien que la conoció a ella. − ¿Entonces qué sucedió cuando fuiste a verla? dijo Logan. Nuevamente ella no sabía que él había ido a ver a Morag pero parecía posible; incluso probable. − No la vi, dijo Campbell. − La estuviste viendo, dijo Grant siguiendo las intenciones de Logan y dejando a Campbell creer que ellos sabían más de lo que realmente sabían. Encontramos el coche cerca del piso de ella y tú fuiste visto yendo allí. − Fui pero ella no estaba. No había nadie. Entonces ¿dónde estuvo Jimmy Brown? pensó Logan para sí misma. En el acto recordó el periódico de la tarde en el piso de Morag y se dio cuenta que Brown debería haber salido en algún momento. 19
− Entonces ¿Qué hiciste luego? preguntó ella. − Nada, estuve andando por las calles durante un buen rato. − ¿No estuviste preocupado por si alguien podía reconocerte viendo tu foto en los periódicos o en la televisión? preguntó Logan. Campbell miró a Logan y le dijo "Nadie ve a la gente que vive en la calle". Logan asintió lentamente con la cabeza y luego miró a Grant. − ¿Dónde pasaste la noche? Preguntó Grant a Campbell. − Holyrood Park. − ¿Habías estado antes allí? Preguntó Grant. − ¿Qué quiere decir con "antes"? dijo Campbell. − Antes de ayer por la tarde, aclaró Grant. − No, dijo Campelll. Llegué allí sobre las diez o las once de la noche. Ya había oscurecido. Dormí en ladera a medio camino subiendo hacia Arthur's Seat. A Logan le pareció que Campbell estaba empezando a hablar más libremente. Tal vez hora le diera la información que ella hubiera querido antes. − ¿Pero por qué querías ver a Morag Mackenzie? preguntó ella. Campbell no respondió durante un momento mientras ordenaba sus pensamientos decidiendo si contarlo todo. Finalmente respondió, "No me entenderá". − Pruébeme, dijo Logan. Estaba empezando a volverme loco en la cárcel. Es un lugar terrible. Mucho peor de lo que usted cree saber realmente. Siete años es mucho tiempo. No sabía cuanto podría aguantar. Y encima estaba allí por algo que no había cometido. Campbell paró y miró a Logan y Grant esperando que le dijeran que no lo creían. Permanecían sin interrumpirle sabiendo que si lo hacían podría ser que no dijera nada más. "Durante un tiempo creí que podría haber nueva información sobre el homicidio de Sinclair", continuó Campbell. Esperaba que la policía encontrara quien lo hizo realmente pero mi abogado vino a verme tiempo después y me dijo que no había ninguna novedad al respecto. Paró durante un momento y bebió un poco de agua. Ya no tenía esperanzas. No tenía esperanzas de que me soltaran. Tampoco que la gente creyera que no maté a Sinclair. Ninguna esperanza. Entonces tuve la oportunidad de escapar y no la desperdicié. No lo pensé. Sencillamente cogí la oportunidad cuando se presentó. − ¿Y Morag? Preguntó Logan tranquilamente. 20
− Ella no contó la verdad, dijo Campbell y quería saber por qué. Quería averiguar por qué había dicho que nos había visto juntos la noche que Sinclair fue asesinado. Encima no la conocía de nada. Es posible que alguien le hubiera pagado por decirlo pero si fuera así, ¿quién y por qué? Lo quería averiguar. − Entonces, ¿Cuales eran tus planes para hoy?, preguntó Logan. − Pretendía conseguir más dinero mendigando delante de los grandes almacenes Jenner's esta mañana y luego ir a ver si Morag había regresado a su apartamento por la tarde. Logan y Grant dejaron a Campbell con un oficial de policía y fueron al despacho de Logan a tomar un café. − ¿Qué opina?, preguntó Logan. − Bueno, no tenía ningún puñal o sus ropas manchadas de sangre, dijo Grant. − Pero tenía un buen motivo para querer matarla, dijo Logan. − "Siete años en la cárcel", dijo Grant. Logan cogió otra nota de su mesa. Hay huellas dactilares de Campbell en el interior del Audi azul pero nada más de interés. También hemos comparado las huellas dactilares del sobre con las de nuestros ficheros pero hasta ahora no están ni las de Campbell ni las de Jimmy Brown. Logan miró su reloj. − Creo que debemos hablar con Jimmy Brown ahora, dijo. Quiero saber cómo llegó ese periódico a su apartamento y si él realmente sabía quien era el "hombre principal" de Morag. CAP. 8 El coche misterioso − "Perdón por haberle hecho esperar tanto", dijo Logan suavemente cuando ella y Grant entraron en la habitación donde Jimmy Brown estaba sentado. Era pasada la una. Hemos estado bastante ocupados, añadió. Brown solo la miró con enfado. − ¿Ha estado teniendo una conversación interesante con la Unidad de Robos? Preguntó Grant, sentándose en una de las sillas de enfrente de Brown. − He estado hasta media noche respondiendo preguntas, dijo Brown. ¿Por qué no se largan y me dejan en paz? Sé que me he metido en problemas por robar cosas en el apartamento pero no tengo nada que ver con la muerte de Morag. Lárguense y déjenme en paz. Logan se sentó en la otra silla de enfrente de Brown y mirándole le dijo: Jimmy, solo quiero encontrar la persona que asesinó a Morag, dijo Logan. ¿Bien, Dónde estuviste ayer noche? − En casa, dijo Brown. Ya se lo dije. − Sé que es lo que nos dijo, dijo Logan, pero no era verdad, ¿no? Al decir eso, le miró directamente a los ojos. Jimmy miró hacia atrás durante unos segundos pero luego apartó la mirada y empezó a morderse los labios.
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− Seguí a Morag, dijo tranquilamente. Nadie habló. − No la maté. Brown volvió a hablar. De verdad, no lo hice. − ¿Por qué no nos contaste eso antes?, preguntó Logan. − Sé como es la policía. Solo por que he estado en problemas antes, ya piensan que pueden detenerme por cualquier otro delito. Tanto da lo que os cuente. Sois todos iguales. Entonces, ¿Para qué contaros algo?. Y ahora, como no os conté la verdad, pensareis que he matado a Morag. Brown estaba empezando a alterarse nuevamente. − "Jimmy", dijo Logan pacientemente, eres un criminal y no me gustas pero no debes temerme si no mataste a Morag. Jimmy echó una extraña mirada a Logan. Los oficiales de policía no suelen decir cosas de ese estilo como mínimo a la gente como él. − Entonces, ¿Por qué decidiste seguir a Morag?, preguntó Logan. Brown miró cabizbajo hacia la mesa como si estuviera decidiendo si contar la verdad o no. Finalmente miró a Grant y luego a Logan. Quiero descubrir quien era el hombre principal. − ¿Por qué? preguntó Logan. ¿Por qué ahora? ¿Por qué no antes? − Bueno, Morag y yo solo nos conocimos durante seis meses. − Solo compartíamos el apartamento desde hacía un par de meses. No quería poner demasiado pronto mi nariz en sus asuntos. Por eso esperé. Hasta ahora. Pensé que era momento de averiguar quien era el hombre principal. − ¿Y lo averiguaste? Preguntó Grant. − No, dijo Brown. − Volvamos a antes que Morag saliera, dijo Logan. − Cuando hablamos contigo en el piso, dijiste que Morag hizo una llamada. − Cierto, dijo Brown. − Te pareció que ella quería quedar con su hombre principal. − Sí, dijo Brown. − ¿Era ella quien solía llamarle a él o al revés? preguntó Logan. Brown echó otra extraña mirada a Logan. Sí, ayer fue inusual. Normalmente era él quien la llamaba. De hecho, creo recordar que jamás fue ella quien llamó excepto ayer. − ¿Y por qué crees que le llamó ayer? Preguntó Logan. 22
− No lo sé, dijo Brown pensativamente. − ¿Qué estuvisteis haciendo antes que ella le llamara? Preguntó Logan. − Viendo la televisión. De repente se levantó e hizo la llamada. Pensé que se había olvidado algo. − ¿Cuando sucedió? preguntó Logan. − No lo sé. Tal vez al mediodía. Sí, debería ser hacia el mediodía por qué estábamos viendo las noticias del mediodía. − OK, dijo Logan. Ahora, ¿A que hora dijiste que se fue Morag? − Enseguida después de la llamada, respondió Brown. Logan observó a Grant y éste empezó a hacer preguntas. ¿Dónde fue ella? dijo. − Andando hacia las torres del Haymarket de Dalry Road, dijo Brown. Y entonces ese coche paró cerca de ella. Entró en el coche y eso fue todo. El coche se fue. Logan quedó pensativa en su silla. La fuga de Campbell había salido en las noticias del mediodía, Morag lo debería haberlo visto y llamó a su hombre principal. Logan volvió a escuchar a Grant y Brown otra vez. − ¿Qué tipo de coche? Preguntó Grant. − No lo sé, dijo Brown. − ¿Grande, pequeño?, preguntó Grant. − Grande, dijo Brown, y de color oscuro. Azul o verde o parecido. Grant y Logan se miraron entre ellos. − ¿Cuál? Preguntó Logan, ¿azul o verde? − No lo recuerdo. − ¿Viste la matrícula? preguntó Logan. − Venga ya, Inspector, dijo Brown. Solo era un coche. − ¿Cómo era la persona que había en el coche? Continuó Grant. − No lo sé. Sucedió a unos cincuenta metros de distancia. − ¿Viste algo más? − No, Nada − ¿Hacia dónde fueron? Preguntó Grant. − Condujeron hacia Haymarket, dijo Brown. 23
− ¿Y tú qué hiciste? Preguntó Grant. − Volví a casa. Dijo Brown. − Pero antes compraste un periódico, dijo Logan. − ¿Como lo sabe? Preguntó Brown. − Soy detective, dijo Logan, y sonrió. − Venga Jimmy, dijo Grant. ¿Qué crees que Morag hizo para el hombre principal? Debes tener alguna idea. − Iba a fiestas y cuidaba de las personas con las que él hizo negocios, ya saben lo que quiero decir. Hablaba con la gente y les hacía sentirse cómodos. − ¿Se acostaba con ellos? Preguntó Grant. − Sí, ¿y?, dijo Brown tranquilamente. Esta es otra de las razones por las que no me gusta demasiado hablar de ello. − ¿Alguna vez Morag le habló de alguien llamado Robert Baxter? Preguntó Logan. De repente los ojos de Brown se abrieron de sorpresa. ¿¡Rober Baxter! es el hombre principal? Preguntó. − ¿Le conoces? Preguntó Logan. − Todo el mundo conoce a Robert Baxter, dijo Brown. Me refiero a que no le conozco en realidad y tampoco le quiero conocer pero sé quien es. − ¿Puede que fuera el hombre principal? Preguntó Logan. Brown levantó y bajó los hombros y respondió: es posible pero Morag nunca habló de él. − ¿Hablaba mucho del pasado? Preguntó Logan. − No mucho, dijo Brown. − ¿Alguna vez habló de Craig Sinclair? − ¿Craig Sinclair? ¡Esa rata asquerosa! No, jamás habló de él. Brown se enfadó nuevamente. Sus ojos se iluminaron. Le recuerdo. Una vez me vendió un par de cajas llenas de CDs y al día siguiente la policía vino a por ellos. Me prometió que no había dicho a la policía dónde encontrarlos. So supe si creerle o no. Me metí en gran lío por culpa de eso. ¡Maldita rata! − Por descontado, también lo asesinaron. Dijo Logan con frialdad. Logan vio la expresión de Brown como si él de repente se hubiera dado cuenta que hablar de Craig Sinclair podría ser un error. − ¡Hey!, vamos, dijo. Sé que fue asesinado. No me gustaba pero eso no significa que le matara yo. *** 24
Más tarde, Logan y Gant estaban sentados en el despacho de Logan tomando café. Habían repasado nuevamente junto con Brown su historia pero no había añadido o cambiado nada. − ¿Hemos de creer a Jimmy Brown? Preguntó Grant. − No lo sé, dijo Logan agitando su cabeza. Es raro que él conozca tan bien a Sinclair. Tenemos que verificar qué estaba haciendo Brown cuando Sinclair fue asesinado. − Sí, dijo Grant. − Y la información sobre el coche fue interesante. − El Audi que Campbell robó era azul oscuro, dijo Grant. − Y el coche de Baxter es verde oscuro, dijo Logan. Giró sobre su silla y miró por la ventana hacia el parque del otro lado de la calle. Algunos niños estaban jugando mientras sus madres estaban tumbadas en el césped bajo el cálido sol. Logan recordó que días antes ella estaba haciendo lo mismo en la playa. Cuantas cosas habían sucedido desde entonces. Logan se volvió y miró su reloj. Ya eran las tres y media de la tarde. − Sí, creo que primero deberíamos hablar nuevamente con Baxter, dijo ella. Llámelo y pídale que nos acompañe aquí. Diga que queremos hablar con él. Mejor esta noche pero si no, mañana por la mañana. En su despacho había una caja llena de papeles sobre el asesinato de Craig Sinclair. Los acercó hacia sí. Quiero echar otro vistazo a toda la información sobre la muerte de Craig Sinclair antes de hablar con Baxter. Cuando se fue Grant, ella cogió la primera página y empezó a leer. CAP. 9 Volviendo al primer asesinato El cuerpo de Craig Sinclair había sido descubierto a primera hora de la mañana detrás de una fábrica en Beaverhall Road en el barrio de Broughton de Edinburgh. Uno de los trabajadores lo encontró cuando salió a fumar un cigarrillo. Alguien había disparado a Sinclair y luego llevado el cuerpo a la fábrica y allí lo dejó. Logan creyó que podría ser útil ver dónde había sucedido esto. Intentó recordar si alguna vez había estado en Beaverhall Road pero pensó que seguramente no. Después de quince minutos ella estaba allí. Beverhall Road era una pequeña calle de Broughton Road. Había algunos viejos apartamentos y un parking a la derecha de la calle. A la izquierda había algunos edificios grandes, fábricas y oficinas. Al final de la calle había una gran área vacía dónde antes había habido el estadio Powderhall. Logan dejó el coche fuera del último bloque de pisos de la derecha y fue andando calle arriba. Estaba vacía. El "fish and chip" de la esquina estaba cerrado. No había nadie por ahí. Regresó al coche y abriendo la puerta del coche cogió el expediente y buscó las fotos del cuerpo de Sinclair. Miró alrededor de la calle y dedujo dónde había sido encontrado su cuerpo. ¿El asesino era consciente que las fábricas trabajaban día y noche? Quizás él o ella habían pensado que nadie podría encontrar el cuerpo hasta la mañana siguiente. En ese momento oyó un ruido detrás suyo. Un viejo estaba andando por la zona vacía detrás de ella. Llevaba una vieja chaqueta y pantalones grises que parecían como si hubiera dormido con ellos puestos. Cuando vino 25
hacia ella se olió un fuerte olor a whisky. − ¿Todo bien "gallina"? Preguntó. Algunos escoceses llaman a las mujeres "gallina" si no saben su nombre. A Logan no les gustó pero era mejor que "querida". − Muy bien, respondió ella. Tambaleándose de un lado a otro, el viejo se quedó delante de ella. De repente la miró fijamente y se quedó quieto y erguido. Usted debe ser la policía, dijo. − Correcto, dijo Logan. ¿Y usted es ? − Angus MacLeod, a su servicio, madam, dijo el viejo tocándose la cabeza con el índice y luego señalándola a ella. Usted puede llamarme Gus. Logan sonrió. Evidentemente el viejo había bebido demasiado pero no era peligroso. − ¿Dónde vives Gus? Preguntó Logan con un tono amable. − Aquí y allá. Bajo las estrellas. Soy un hombre libre en un mundo libre, dijo Gus, expandiendo sus brazos para indicar grandeza. Logan sonrió un poco. ¿Vienes por aquí a menudo? Preguntó. − Oh, sí, dijo Gus pausadamente. Vengo desde hace tiempo. Desde antes que derribaran el estadio. Se volvió hacia donde había estado el estadio y luego se volvió hacia Logan. Incluso diría que desde antes que usted se hiciera policía, dijo mirándola de arriba a abajo. E incluso antes que encontraran su cuerpo allí, dijo y señaló entre las dos fábricas. Pero no volví hasta después de un tiempo del incidente. Fue un mal asunto. Mal asunto. − ¿Tu estuviste aquí entonces? Preguntó Logan. − Oh, sí, dijo MacLeod, pero no volví durante un tiempo. Era un mal asunto. Mac Leod se quedó con la mirada triste y recordando el asesinato y, mientras hablaba, sacó la botella de medio litro de whisky del bolsillo, la levantó y echó un trago. − Me refiero a si estuviste aquí la noche del crimen, Gus. Dijo Logan. − Oh, sí. − ¿entonces la policía habló contigo? − No, no. Yo me largué, era un mal asunto. Nada que ver conmigo. − Pero ¿viste algo esa noche? Preguntó Logan. − Oh, sí. Su voz era clara ahora. Le vi. − ¿Viste el cuerpo? Dijo Logan. No podía creerse la suerte que había tenido al encontrarse con este viejo. − Vi el cuerpo, dijo MacLeod. Y también le vi a él. − ¿A quién? Preguntó Logan intentando comprender de qué hablaba el viejo. 26
− Vi el cuerpo, dijo MacLeod pausadamente, como si le estuviera hablando a un niño, y a él también. El hombre que trajo el cuerpo. Logan pudo sentir como su respiración se estaba acelerando. − ¿Quieres decir que viste al hombre que dejó el cuerpo allí? MacLeod la miró como si fuera estúpida. Logan comprendió que tenía un problema. Debería llevar a MacLeod directamente a London Road para interrogarle. También debería enfadarse realmente por no dar la información a la policía. Pero con gente como Gus, gente que vive en la calle y bebe demasiado puede ser difícil. Él le podría contar algo o no. Podría ser que no consiguiera hacerle hablar. Y si hablara no sería sencillo saber si está diciendo la verdad o incluso si sabía cual era la verdad. Si él le diera la información que ahora era importante, ella tendría que ser muy cuidadosa con su uso. Un buen abogado podría hacer que alguien como Gus pareciera completamente loco. Decidió hablar con Gus ahora mismo. Por alguna razón presintió que a él no le gustaría la comisaría de London Road. − Háblame de él, dijo Logan. − Bueno, dijo MacLeod, ayudándose con un nuevo trago, me encantará contárselo. Y no dijo nada más pero se quedó mirando a Logan con una sonrisa en la cara. Logan encontró un billete de diez pounds (libras) en su bolsillo y se lo dio al viejo. − Eso ha estado muy inteligente por su parte, dijo él. Bien, era media noche y su coche se paró justo aquí. Señaló un lugar cercano a donde ellos estaban. Salió un hombre corpulento, abrió la puerta trasera contraria a su lado, sacó algo y se lo llevó allí. − ¿Qué aspecto tenía ese hombre? Dijo Logan. − Corpulento, dijo MacLedo, Alto. − ¿Cómo iba vestido? Preguntó Logan. − Con traje, dijo MacLeod. Talvez era oscuro, las luces de la calle estaban apagadas y todavía era demasiado oscuro. − ¿Qué tipo de coche era? Preguntó Logan. − Grande, dijo MacLeod. Cuatro ruedas y cuatro puertas. Y empezó a reír. Sin embargo, cuando vio la expresión de Logan dejó de reír. − ¿Color? Preguntó Logan. − No lo sé, gallina (tía). Era media noche y lo vi como si fuera de color oscuro. − ¿Algo más?, preguntó Logan. Piénsatelo bien, ¿Viste la matrícula? MacLeod empezó a reír nuevamente pensando que él podía haber recordado la matrícula. Entonces paró de reír y miró a Logan. Tomó otro trago. Parecía estar pensando esforzándose. 27
− En efecto, dijo claramente y mirándola directamente a los ojos. No recuerdo la matrícula pero mi cabeza cree tener una idea aproximada. Era como JB 007 o GUS 1. − ¿Estás seguro? Dijo Logan. − Absolutamente, dijo MacLeod, su voz se volvió confusa nuevamente. Entonces la miró a ella como si hubiera decidido que ya había perdido demasiado tiempo con la policía por ahora. Y ahora, continuó él, si me disculpa, ha sido un placer hablar con usted pero tengo cosas importantes que hacer. Se giró y tarareando se fue calle arriba en línea más o menos recta. Logan se quedó en el coche y miró a MacLeod. Parecía beber demasiado y él probablemente se creía lo que había contado pero ¿ella tenía que creérselo? Nadie lo haría pero ella realmente le creyó. Era una información interesante y necesitaba tiempo para pensar en ello. CAP.10 Capturar a un asesino Logan volvió a la comisaría de London Road a las cinco y encontró un mensaje en su despacho. Las huellas dactilares del sobre del bolsillo de Morag eran distintas de cualquiera de las registradas en los ficheros de la policía. Logan se quedó pensando. No era lo que ella se esperaba. No era en absoluto lo que esperaba. En ese momento el Sargento Grant se asomó por la puerta. "Buenas noticias", dijo. Los buzos han encontrado un cuchillo en el lago St. Margaret. Estaba en el fondo del lago dentro de una bolsa de plástico llena de piedras. Ahora ya lo tiene la policía científica. − Fenomenal, dijo Logan. Ahora tendremos que esperar a ver si es el cuchillo con el que mataron a Morag Mackenzie. − Nos lo harán saber tan pronto como sea posible, dijo Logan. Y en este momento Baxter está en Glasgow. Volverá a Edinburgh a primera hora de la mañana y estará aquí a las nueve y media. − Gracias Grant, dijo Logan. "Escuche", continuó ella. Un par de cosas: primero, quisiera ver el expediente de Robert Baxter. − No tiene, dijo Grant. − Pero usted me habló de cuando le pillaron con un bolso, dijo Logan sorprendida. − Sí pero debería tener quince o dieciséis años cuando sucedió. Por eso no tiene expediente. El oficial que le detuvo solo le dijo que si lo volvía a hacer se metería en problemas. Creyó que con eso había bastante. − Bueno, eso explica por qué no tenemos sus huellas dactilares, dijo Logan. Solo una cosa más que quiero que haga antes de irse a casa. Y le explicó qué es lo que quería. Luego, cuando Grant se había ido, ella recogió su bolsa y se fue a casa. *** El piso de Logan estaba en Leith, un barrio del norte de Edinburgh a la orilla del mar. Leid siempre había sido una zona muy animada con barcos yendo y viniendo todo el día, sin embargo ahora era una zona tranquila y muchos de los antiguos edificios eran pisos para gente joven soltera de Edinburgh. Logan reposaba en el sofá 28
de la sala de estar escuchando un CD de Capercaillie, su grupo escocés preferido. Mientras estaba tumbada pensaba en los hechos que había descubierto. Eran como piezas de un rompecabezas tipo puzzle, ese juego donde tienes que reconstruir una imagen con todo de piezas pequeñas. Para reconstruir el puzzle las piezas solo se pueden juntar de una manera en concreto. Si las pones mal, algunas piezas no te encajarán. Se quedó tumbada durante horas intentando encontrar el modo de resolver su puzzle. Finalmente, hacia medianoche casi había terminado su puzzle. Todavía había un par de piezas que no le encajaban. Sin embargo, tenía esperanzas que su conversación con Robert Baxter a la mañana siguiente le ayudaran a encajarlas. *** A la mañana siguiente, Logan estaba sentada en su despacho con una taza de café caliente leyendo el mensaje que Grant de había dejado después de su visita al piso de Brown. Llamaron a la puerta y entró el sargento Grant. − Buenos días Grant, gracias por esto, dijo ella ondeando el trozo de papel y guardándoselo luego en el bolsillo. − Tengo nuevas noticias del cuchillo que me ha dado la policía científica, dijo él con satisfacción. Estamos de suerte. − Venga, dijo Logan. − Es el cuchillo con el que mataron a Morag, la sangre es suya. − ¡OK! Buen principio, dijo Logan. − Y seguramente el cuchillo estaba en una bolsa de plástico con piedras porqué el asa de la bolsa es de madera. El asesino se debería haber querido asegurar que la bolsa quedara en el fondo del lago. Logan no dijo nada, se dio cuenta que Grant no tenía más información. − Como el cuchillo estaba en una bolsa de plástico solo había un poco de agua dentro y los científicos han podido identificar las huellas dactilares. − Perfecto, dijo Logan. − Y una de las huellas dactilares es la misma que la del sobre. Logan dio un golpe en la mesa con la mano. "Excelente", dijo. ¿Baxter ya está aquí? − Sí, dijo Grant. Le he puesto en la habitación que usted dijo y le he dado una taza de café. Pero todavía no lo entiendo. Sabemos que el asesino conoció a Morag y que era zurdo. Campbell y Brown la conocían y los dos son zurdos. Baxter podría ser el "hombre principal" pero no estamos seguros. Dijo que nunca la conoció y es diestro. Le hemos visto jugando a tenis. Logan solo le sonrió. − ¿Tiene un paquete de cigarrillos? Preguntó ella. 29
Grant la miró sorprendido. Logan no fumaba. − Sin duda, dijo él dándole un paquete de cigarros y una caja de cerillas que cogió de su bolsillo. − Gracias. Se lo devolveré más tarde, dijo ella sonriendo todavía. OK!, vamos a hablar con Baxter. Logan abrió la puerta y se fue hacia la habitación donde estaba Robert Baxter. Normalmente las habitaciones donde la policía hablaba con la gente eran pequeñas, con pocos muebles: tres o cuatro rudas sillas, una mesa y nada más. Logan había escogido una habitación distinta, más confortable. También era más grande y sería más fácil para que Baxter pudiera moverse. Logan quería que él pudiera moverse. Buscaba que pudiera mover sus brazos. Tenía sillas confortables y una mesita con revistas. Había una máquina de café en la esquina y cuadros en la pared. Baxter estaba sentado en una silla leyendo una revista. La dejó cuando entraron Logan y Grant. − Buenos días Mr. Baxter, dijo Logan. Muchas gracias por venir aquí esta mañana. Tan solo tengo un par de cosas que quisiera aclarar. − Muy bien inspectora, dijo Baxter mirando a Logan con atención, aunque ya respondí todas sus preguntas la última vez. Intentaré ayudarle en todo lo que pueda hoy pero después de esto les agradecería que me dejaran en paz. − De acuerdo, dijo Logan. ¿Un cigarrillo? Sacó de su bolsillo el paquete de cigarrillos de Grant mientras hablaba y lo lanzó despreocupadamente a Baxter. El paquete dio una vuelta en el aire y cayó hacia el brazo izquierdo de la silla de Baxter. La mano izquierda de Baxter lo pilló al vuelo. Sacó un cigarro del paquete, se lo puso en la boca y lo se lo retornó lanzándolo con su mano izquierda. − Gracias, dijo él. Logan le lanzó las cerillas y nuevamente hacia el brazo izquierdo de la silla de Baxter. Nuevamente Baxter lo cogió con su mano izquierda. Se encendió el cigarrillo y de manera natural le retornó las cerillas con su mano izquierda. Logan miró a Grant. Grant sonrió. Baxter vio la sonrisa. − ¿Qué está pasando? Preguntó mirando a Logan y luego a Grant. − ¿No eres un mal deportista verdad? Dijo Logan. − ¿Por qué? preguntó Baxter. Empezaba a darse cuenta que alguna cosa iba mal. − ¿Qué otros deportes practica tan bien como el tenis? Preguntó Logan. − Fútbol, squash. También he jugado a rugby y a cricket. ¿De qué va todo esto? − Y como los buenos practicantes de deporte, continuó Logan, eres bueno con ambas manos ¿no?. No eres totalmente diestro; también eres muy bueno con tu mano izquierda. − ¿Y? preguntó Baxter, airadamente. − "Pues", dijo Logan, la persona que asesinó a Morag Mackenzie era zurda. − Está loca, dijo Baxter. Está completamente loca. Ya le he dicho que nunca oí hablar de ella. 30
Logan sacó un trozo de papel de su bolsillo y lo miró. − ¿Tienes teléfono móvil? Le preguntó a Baxter. − Claro, respondió. − ¿Y el número es este? Logan leyó un número del trozo de papel. − Sí, dijo Baxter, mirándolo. Pero puede haber obtenido esta información fácilmente. Empezaba a mirar con más preocupación. − Sí, dijo Logan. Era fácil de obtener. La pasada noche el sargento Grant cogió el teléfono del registro de teléfonos del piso de Morag Mackenzie. Ella llamó a tu número hacia mediodía el mismo día que fue asesinada. − Ella podía tener mi número como cualquiera. Dijo él mirando alrededor de la habitación como buscando una salida. Logan continuó: Tenemos un sobre que encontramos en el bolsillo de Morag. Tenía el nombre de ella escrito y sería interesante comparar la caligrafía del sobre con la tuya. Y también hay huellas dactilares en él. El rostro de Baxter empezó a enrojecer. − Entonces tal vez la conocí pero eso no significa que la asesinara. Usted no lo puede saber. − Pero lo sabremos pronto, Mr. Baxter, dijo Logan seriosamente. Mira, hemos encontrado el cuchillo con el que mataron a Morag Mackenzie y además también tenía huellas dactilares. − No sabe si son mis huellas, dijo Baxter. − No, no podemos, dijo Logan pero creo que las encontraremos. Tampoco nos habías contado la verdad sobre Morag Mackenzie. Desde luego la conociste y hablaste con ella justo antes que ella fuera asesinada. Sabemos bastante como para tomarte las huellas dactilares. Podemos compararlas con las que encontramos en el sobre y en el cuchillo. La cabeza de Baxter cayó hundiéndose entre sus manos. Logan se dirigió hacia Grant. Coja las huellas dactilares de Mr. Baxter y organice una búsqueda en el centro de deportes de la calle Corstorphine y en casa de Mr. Baxter. Estamos buscando ropas manchadas de sangre. No creo que las encontraremos pero nunca se sabe, podemos tener suerte. CAP.11 Las últimas piezas del puzzle Grant entró con papel y tinta para recoger huellas dactilares y tomó las huellas a Baxter y se fue un momento para entregárselas a la policía científica. Cuando volvió, Logan había empezado a hablar con Baxter nuevamente. − ¡OK!, dijo ella. Volvamos al pasado y empecemos por el principio, el asesinato de Craig Sinclair. Los ojos de Baxter parecían vacíos. Sacudió la cabeza de un lado a otro como si no se pudiera creer lo que estaba sucediendo.
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− Sí, reemprendió Logan, también he estado revisando ese asesinato y realmente he tenido un poco de suerte. He encontrado un hombre que te vio dejando el cuerpo de Sinclair en la calle Beaverhall. Te describió a ti y a tu coche e incluso me dio tu matrícula. No deberías tener una matrícula tan fácil de recordar. No le contó a Baxter que Gus MacLeod realmente no podía recordar el número de matrícula y que de todas formas nunca le creería nadie. Tenía suficiente con que Baxter creyera que ella lo había encontrado. Logan se quedó en silencio. Si Baxter creía que ella sabía algo, él le contaría lo que ella no sabía. Grant y Logan se miraron pensando. Baxter abrió la boca y empezó a hablar un par de veces pero después se detuvo. Era como si no estuviera suficientemente decidido a hablar. ¿Todavía diría que no sabía nada aunque la policía ya supiera tanto? O ¿contaría la verdad? Finalmente habló. − Sinclair intentó robarme dinero. De hecho lo hizo. Entonces empezó a contarlo a todo el mundo: "Tengo el dinero de Bag. Bag ya jamás será nadie. Ahora soy yo el jefe" Tenía que hacer algo. Recuperé mi dinero y me aseguré que nadie más intentara robarme y que todos supieran que yo todavía era el "hombre principal". − Y nos hiciste creer que Campbell mató a Sinclair, dijo Grant. − ¿Por qué no? Los hombros de Baxter se levantaron y bajaron. Conocía un poco a Campbell y no me caía muy bien. Él y sinclair trabajaron juntos a veces. Pensé que tal vez se habían aliado para conseguir mi dinero. Pensé que era buena idea hacerlos desaparecer al mismo tiempo. Y sabía que si Campbell iba a prisión por el asesinato de Sinclair, lo conseguiría. − ¿Entonces pusiste la pistola en su piso? Preguntó Logan. − Fue fácil, dijo Baxter. Tengo bastante práctica entrando en casas sin romper un solo vidrio. Logan se quedó pensando momentáneamente y luego continuó: ¿Y que hay de Morag? − Ella hacía trabajos para mí de vez en cuando. Le gustó contarle a la policía que había visto a Campbell con Sinclair esa noche. Le pagué bien por ello. Continué dándole sus trabajitos y así estaba seguro de tenerla callada. − Todo iba bien hasta que Campbell se fugó, dijo Logan. − Morag me llamó y me lo contó. Lo había visto en las noticias. Le preocupaba que Campbell fuera a hacerle una visita. Me dijo que nos reuniéramos para hablar del tema. Logan permaneció en silencio. Baxter había parado de hablar y se quedó mirando la mesa. Finalmente levantó la vista. − La muy estúpida quería más dinero. Campbell fugado y la estúpida pensó que era una buena oportunidad para pedir más dinero para mantener su silencio. Baxter se recostó en su silla, las manos en sus rodillas. Su cara estaba blanca ahora, los ojos absolutamente abiertos como si se hubiera dado cuenta de la fatalidad de las consecuencias que comportaban sus palabras. Miró a Logan y no dijo nada más. *** A las cinco Logan estaba en su despacho, mirando hacia la calle y pensando que era un buen momento para largarse a casa. Hubo una leve llamada a la puerta y ésta se abrió. Tam MacDonald entró cerrando la puerta tras él. 32
− He oído que está todo resuelto, dijo hiendo hacia donde estaba ella. − Sí, dijo ella. Robert Baxter mató a Morag Mackenzie y hace siete años también mató a Craig Sinclair. − Lo sé. Me he encontrado con el sargento Grant cuando venía, dijo Tam. Se giró para mirarla. Otro "Excelente trabajo" de Jenny Logan. Él sonrió pero no pudo ver que ella todavía estaba seria. − Gracias, dijo ella, pero estoy convencida que Ronnie Campbell hubiera preferido que hubiera sido la policía de Edinburgh quien hubiera hecho este Excelente trabajo hace siete años. − ¿Qué pasará con él? Preguntó Tam. − Bueno, primero tenemos que revisar el asesinato de Sinclair. − Será sencillo por qué Baxter nos lo ha contado todo. Luego Campbell saldrá libre. No creo que tengamos que preocuparnos demasiado sobre su fuga de la cárcel o el coche que robó. Ha estado siete años en la cárcel por algo que no hizo. − ¿Conseguirá dinero por el tiempo que ha pasado en prisión? Preguntó Tam. − Creo que debería ser mucho, dijo Logan. − Prefiero estar libre durante siete años que tener mucho dinero, dijo Tam. − Creo que Ronnie Campbell estará de acuerdo con tigo, dijo Logan. Se giró y le miró directamente a los ojos. De todos modos, gracias por tu ayuda. Eran buenos amigos y entonces ella se acercó y le besó suavemente en los labios. Él la rodeó con sus brazos y la abrazó acercándola hacia si. Tras un minuto ella se apartó un poco. − ¿Qué hay de la invitación a cenar?, dijo él sonriendo. − No lo he olvidado, dijo ella con sus manos todavía en los brazos de él. Estoy cansada. Vamos a mi casa primero y decidimos dónde vamos a comer más tarde. NT.: en argot inglés es "the pigs". No puede parecer extranjero por qué tiene el pelo rojo como tantos escoceses. NT.: La palabra "placándole" no está en el original pero así se entiende mucho mejor. NT: Aquí me he extendido en la explicación del lugar y acción pero es para hacerlo más comprensible. N.T.: En el original es "hen". Usado en la jerga escocesa. Despedida de soltera es hen−party, por ejemplo. Pero en ningún caso es despectivo. 10 libras = 15 euros Es un grupo escocés de música celta moderna.
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A puzzle for Logan 39/39
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