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A L B E R T O B E N J A M Í N S I M P S O N A L I A N Z A C R I S T I A N A Y M I S I O N E R A Miguel Ángel Palomino1
CONTENIDO 1. Los primeros años de A.B. Simpson ......................................................................................................... 2 2. Pastorado en Knox, Hamilton, Ontario (1865 -‐ 1873) ..................................................................... 3 3. Pastorado en Louisvillle, Kentucky (1874-‐1879) .............................................................................. 4 4. Pastorado en la Iglesia Presbiteriana de Nueva York (1879-‐1881) ................................ 5 5. Principios que sostuvo Simpson desde un principio ........................................................................ 7 6. Simpson y el movimiento de espiritualidad ......................................................................................... 8 7. Simpson y el evangelio cuádruple ............................................................................................................ 9 Cristo Salva ............................................................................................................................ 10 Cristo Santifica ....................................................................................................................... 11 Cristo Sana ............................................................................................................................. 12 Cristo viene otra vez .............................................................................................................. 13 Bibliografía sobre A. B. Simpson ................................................................................................................. 15 Publicaciones en español ...................................................................................................... 15 Publicaciones en inglés .......................................................................................................... 15 Un solemne convenio ....................................................................................................................................... 18 Obras citadas ........................................................................................................................................................ 20
1 El Dr Miguel Ángel Palomino es pastor ordenado de la Alianza Cristiana y Misionera, y Rector de FATELA.
1. L OS PRIMEROS AÑOS DE A.B. S IMPSON Alberto Benjamín Simpson nació el 15 de Diciembre de 1843 en Canadá, en el seno de una fumilla presbiteriana. Desde temprana edad su salud fue quebrantada por diversas enfermedades que en más de una ocasión lo pusieron al borde de la muerte. Estas experiencias él las tomó como pruebas de Dios que le acompañaron hasta la edad de los 17 años que fue cuando encontró sanidad completa, y tuvo una experiencia renovada con el Espíritu Santo. Más tarde él tomaría estos dos eventos para enfatizar que Cristo sana y santifica también. Fue a los 17 años que decidió confirmar su experiencia espiritual con un solemne pacto con Dios.2 Simpson separó un día entero de ayuno y oración y al final de éste redactó el pacto, lo firmó y lo selló. Este convenio es un documento extraordinario producido por un adolescente, que revela profundamente la calidad de persona que era Simpson. El pacto muestra una especial familiaridad can las escrituras para un joven de 17 años, y evidencia también su conocimiento de la iglesia. El convenio se desarrolla en cerca de 900 palabras en las que relata un día de servicio en la iglesia Presbiteriana, un domingo en la mañana. Es un solemne y hermoso poema donde se aprecia las enseñanzas que recibió en el colegio, su pasión por el estudio, sus votos religiosos y sus aventuras espirituales. Había un doble propósito guiándolo: los planes de Dios, de los cuales no era tan consciente, obrando en cada circunstancia providencial en su vida, y su firme decisión de hacer la voluntad de Dios. Bajo su apacible apariencia tenía una voluntad de hierro, y una vez que fijó su llamado al ministerio, lo controló y dirigió como un maestro por el resto de su vida. Si alguien existió sabiendo para qué vivía, ese hombre fue Simpson. Pronto corrió la noticia de que el hijo del hermano de Simpson había sido llamado al ministerio en Chantan, en el condado de Kent en Ontario. Simpson también quería ser ministro, pero desde muy joven sabía que el llamado de Dios no era suficiente para entrar al pastorado, tenía que pasar por otra prueba más: la de ser aprobado por la iglesia Presbiteriana y esa aprobación no era algo fácil de obtener. La iglesia Presbiteriana de entonces había construido alrededor de su púlpito una pared tan alta que tan sólo los más dotados podían aspirar a ella, y ¿qué podría hacer un muchachito de campo como él? En el
2 Ver el pacto al final de este documento.
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otoño del siguiente año, faltando dos meses para su décimo octavo cumpleaños, se presentó junto con otros candidato ante el presbiterio de Londres en Ontario. En esa época se exigía a los ministros protestantes un alto estándar de requisitos para luego ser admitidos en el Knox College en Toronto, que también era un seminario bíblico. Desde el primer día se hizo evidente que un joven de capacidad poco frecuente estaba entre ellos. Cada vez que Simpson hablaba las miradas de todos se dirigían a él. Hablar le resultaba tan fácil como lo es para un ave el cantar. Era orador nato, nunca tuvo que aprender cómo hacerlo. Los amigos de su pueblo habían escuchado grandes cosas de él en la gran ciudad, y se encontraban ansiosos de oírlo predicar, querían oír para creer, así fue y arreglaron todo para que les predicase en la noche de navidad. Es difícil lograr aceptación entre tu propia gente, pero cuando se logra, la fama corre y pronto recibió muchas invitaciones para predicar en diversos lugares. De vuelta a la universidad, Simpson estudió más fuerte aún e hizo rápidos progresos. Se encontraba dotado de una mente superior por lo que se daba tiempo para aceptar compromisos para predicar durante el año escolar, lo cual también le ayudaba financieramente.
2. P ASTORADO EN K NOX , H AMILTON , O NTARIO (1865 -‐ 1873) Luego de graduarse en el Knox College en abril de 1865 y ser aprobado por los ancianos de la iglesia Presbiteriana del Canadá en Toronto, Simpson recibió invitaciones de dos iglesias para que ser pastor: una era la Iglesia Knox en Hamilton, Ontario; iglesia grande con 20 años de existencia en donde se movía mucho dinero y que gozaba de los mejores predicadores. La otra era la Iglesia de Dundas, iglesia que por el carácter de los asistentes no exigiría mucho a su nuevo pastor. Su gente asistía más para cumplir con un deber que por el gusto de ser hijos de Dios. En ese tiempo Simpson contaba con 21 años de edad y sin experiencia pastoral. Tenía que tomar una decisión. Simpson pensaba: el pastorado en Dundas no me va a exigir. Será fácil, sin retos ni desafíos. No tendré que esforzarme. La otra es grande y la gente acostumbrada a un buen pastor, me va a exigir. Finalmente se decidió por la iglesia en Hamilton, y fue así que el 11 de setiembre de 1865 fue instalado como pastor de la iglesia Knox, y al día siguiente los ancianos le impusieron sus manos y lo ordenaron. El 13 de setiembre del mismo año, se casó con Margaret Henry en Toronto.
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La iglesia Knox había tenido buenos predicadores a lo largo de su existencia, aún así no vio que Simpson, con sus 21 años, fuera inferior a ninguno de ellos. Al inicio de su ministerio, Simpson no puso mucha atención a la “evangelización masiva”, al punto que cuando un pastor en la ciudad de Guelph lo invitó para tener una campaña evangelística, Simpson no aceptó la invitación porque creía que su función era la labor pastoral y no la evangelización. Fue así que se dedicó íntegramente a su trabajo como pastor. Era un hombre infatigable y no supo lo que era tomarse unas vacaciones en los primeros cuatro años de su ministerio en Knox. A insistencia de la iglesia aceptó cuatro meses de vacaciones en Europa. Este viaje le abrió nuevos horizontes. En nueve años de pastorado en esta iglesia, la congregación aumentó su membresía en 750 nuevos miembros. Otro logro fue cancelar una deuda de 5.000 dólares, dejando a la iglesia con un ingreso de 50.000 dólares al año. Luego empezó a hacer énfasis en el campo misionero, y en su último año hizo que la iglesia aportara 870 dólares para las misiones. Su influencia crecía de año en año, llegando a ser un predicador bastante solicitado, escritor prolífico, compositor de himnos, pastor, misiólogo y estadista religioso. Pero sobre todo fue un defensor del Evangelio puro, e infatigable mensajero de Dios. En 1873 fue invitado a pastorear la Iglesia de Louisville en Kentucky, Estados Unidos, y aun cuando no tenía deseos de abandonar el pastorado en Hamilton, guiado por el Señor aceptó la invitación de Louisville, para luego de un tiempo ir a pastorear la Iglesia Presbiteriana en Nueva York, una de las iglesias más grandes y de mayor influencia en aquella ciudad.
3. P ASTORADO EN L OUISVILLLE , K ENTUCKY (1874-‐1879) Simpson comenzó su ministerio en Louisville en enero de 1874. Esta iglesia pertenecía a la iglesia Presbiteriana del Norte. El Sur y el Norte continuaban en guerra civil, y cuando Simpson llegó a Chestnut comprendió que había sido invitado allí porque era canadiense y, por lo tanto, neutral. Al poco tiempo inició una campaña de reconciliación llamando a los pastores de las diferentes denominaciones a una reunión en su iglesia, donde les expuso su plan, clamando de rodillas para que Dios reavivara a Su Iglesia. Al finalizar estas reuniones, muchos estaban listos a terminar la guerra y ganar gente para Cristo. Esta campaña se hacía en la biblioteca pública, un inmenso auditorio en el centro de la ciudad. Allí más de 2,000 personas de todo trasfondo social se reunían para escuchar el mensaje de vida que predicaba Simpson. Cientos se convirtieron y se añadieron a Chestnut
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Church, la iglesia que él pastoreaba y participó activamente en esta campaña de avivamiento. El éxito de la campaña fue una revelación para Simpson, quien hasta entonces sólo era un hombre de iglesia local. Comprendió que las personas son más importantes para Dios que las formas y programas. Luego de esto Simpson nunca más volvió a ser el mismo. Se convirtió en un evangelista masivo, sin embargo se dio cuenta que necesitaba más preparación espiritual antes de cumplir su sueño de evangelizar el mundo. El notó que estaba trabajando arduamente pero sin la llenura del Espíritu Santo. Este hecho lo llevó a buscar a un mayor del Ejército de Salvación llamado Whittle, quien le hizo comprender que había orgullo en su vida y poco del poder de Cristo. Es así que Simpson comprendió que tenía que morir a su viejo hombre. Dios aceptó su ofrenda y desde ese momento su vida se transformó y desde entonces vivió una vida consagrada, crucificada y dedicada a Cristo. El corazón de Simpson estaba ahora en la evangelización, y nada pararía este trabajo que había iniciado. Continuó predicando los domingos en el salón principal de la biblioteca pública, en el esfuerzo evangelístico unido de todas las iglesias. Predicaba con ternura y gracia, hablando a los corazones de la gente y diciéndoles que Dios les amaba, que Cristo había muerto por ellos y que ahora los invitaba a regresar a su casa, sin demora. Las reuniones dominicales siguieron y cada sermón suyo se publicó en los periódicos de Louisvilie. No había problemas para llenar el local, el problema más bien era otro pues no había espacio para acomodar a tanta gente. Simpson se ha convertido en un predicador de masas muy querido y respetado por todos.
4. P ASTORADO EN LA I GLESIA P RESBITERIANA DE N UEVA Y ORK (1879-‐1881) Luego de pocos años de trabajar en Louisville, Simpson aceptó hacerse cargo de la iglesia presbiteriana de la calle 13 en Nueva York (noviembre 1879), una congregación antigua y distinguida de la ciudad, cuyos miembros eran de una clase social acomodada. Tan pronto tomó el pastorado, Simpson empezó un esfuerzo evangelístico para alcanzar a la gente del vecindario. Sus reuniones al aire libre, tanto en las calles como en el puerto de la ciudad, dieron como resultado que cientos de inmigrantes europeos hicieran decisión de fe, pero la iglesia no estaba muy feliz con este énfasis evangelístico lo que se manifestó visiblemente en su rechazo de aceptar como miembros a más de 100 italianos que acababan de
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convertirse. Este conflicto puso a Simpson en una disyuntiva, al punto que una noche del verano de 1881, mientras participaba de un retiro espiritual fuera de la ciudad, escribió en su diario esta oración: “Dios, levanta un gran movimiento misionero que pueda evangelizar a la gente de América y de otras partes del mundo.” A su regreso, renunció al pastorado de la calle 13 y las buenas remuneraciones que recibía, y decidió empezar una obra entre los pobres de la ciudad sin tener el apoyo de nadie, excepto de su familia y unos pocos amigos. Para ese tiempo una ola grande de inmigrantes de Alemania, Irlanda, Inglaterra, Suecia e Italia había llegado a través de la Isla Ellis que era el puerto de entrada al país. Solo en la década de 1880, 5,246,613 de personas habían pasado por ese puerto, constituyéndose en el grupo más grande de inmigrantes en la historia del país. Enfrentar este desafío no era fácil y la iglesia en la ciudad de Nueva York era débil. Simpson se dirigió a las 480 iglesias evangélicas que habían en la ciudad, con una membresía aproximada de 80,000 personas, a quienes les dijo que la iglesia estaba más preocupada en estrategias, bonitos sermones, decoraciones suntuosas, y gustos personales que en el destino de cientos de miles de hombres y mujeres que no tenían a Cristo. En este discurso pronunciado en enero de 1882, Simpson les recordó que mientras la ciudad había crecido en varios miles en los últimos 5 años, en ese mismo periodo ninguna iglesia se había abierto en Nueva York. "¿Que han estado haciendo las iglesias en estos 5 años?", les preguntó. Dos años después de estar trabajando en Nueva York, Simpson decía: "las ciudades controlan la vida de este mundo, y Dios nos tiene aquí predicando el evangelio, trabajando desde el medio del globo hasta llenar toda la circunferencia." El 10 de febrero de 1882, A. B. Simpson y 34 otras personas comenzaron la iglesia Gospel Tabernacle (el Tabernáculo del Evangelio), comprometiéndose así a alcanzar a los perdidos con fe y sacrificio. Al cabo de un año su membresía alcanzaba 217 personas y sus cultos dominicales congregaban cerca de 700 personas. En 1887, después de haber estado en 12 diferentes locales, Simpson y toda su congregación se mudaron a un edificio situado entre la calle 8 y la calle 44 oeste, que tenía un auditorio para 1,000 personas. Para ese entonces la iglesia del Gospel Tabernacle se había convertido en el “centro más agresivo de evangelización en todo New York.” Para 1897 esta iglesia tenía un presupuesto de más de un millón de dólares para sostener a más de 300 misioneros en otros países. En Nueva York, además de hacer cultos al aire libre, visitar hospitales y cárceles, tenían un instituto bíblico (lo que ahora es Nyack College), casas de
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auxilio para mujeres solas, asilos, orfanatorios, y seguían trabajando con los inmigrantes europeos. En otras palabras, el trabajo de estas instituciones caritativas era tan extenso que el propio Simpson desconocía el alcance de la Alianza en ellas.
5. P RINCIPIOS QUE SOSTUVO S IMPSON DESDE UN PRINCIPIO Desde un comienzo Simpson insistió en una vida cristiana profunda, en la evangelización de las clases más necesitadas, y en el Evangelio Cuádruple: Cristo salva, santifica, sana y viene otra vez. Indudablemente el trabajo de Simpson no se dio en el vacío, sino que obedeció a una serie de factores que fueron sucediendo de acuerdo a los designios de Dios. En los últimos 50 años del siglo XIX se había producido en los Estados Unidos un fervor religiosos como nunca antes se había visto. El avivamiento de 1859 había reavivado a las iglesias y miles se habían convertido a Cristo. Como resultado, cinco movimientos interdenominacionales habían nacido en ese periodo. El primero promocionó el evangelismo masivo. El segundo tuvo que ver con la santidad de la vida. El tercero enfatizó la práctica bíblica del ungimiento con aceite para sanidad física. El cuarto señaló el retorno personal, inminente y premilenial de Jesucristo. Y el quinto recordó a la iglesia la tarea dada por el Señor de evangelizar el mundo entero.3 En 1887, se fusionan las dos sociedades que Simpson había formado, la Alianza Cristiana y la Alianza Misionera Evangélica, para dar lugar a la Alianza Cristiana y Misionera que se estableció como una sociedad misionera, permaneciendo así hasta 1974 cuando se convirtió en una denominación. Los rasgos de los movimientos de esa época parecieron converger en la recién nacida iglesia aliancista, de tal modo que la ACM fue vista no como un movimiento aislado, sino vinculado a ese fervor religioso. La característica del Gospel Tabernacle fue su forma especial de evangelización. Los creyentes predicaban en aires libres, cárceles, hospitales, evangelizaban a los trabajadores del puerto, y aprovechaban cualquier puerta que se les abría para compartir la Palabra del Señor. Era una iglesia tan activa y viva a la vez, que A.W. Tozer escribió de ella: “Es como si una piedra ardiente de poder haya sido 3 “Spiritual Roots”, en Historical Series No 1. Publicado por la oficina de la Christian & Missionary Alliance en Nyack, New York.
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introducida en el centro de Nueva York, irradiando calor y luz en todas direcciones.”4 Este celo evangelístico y misionero acompañó a Simpson hasta el día de su muerte, el 29 de octubre de 1919 a la edad de 74 años.
6. S IMPSON Y EL MOVIMIENTO DE ESPIRITUALIDAD Lo que caracterizó a Simpson fue su vida piadosa y hasta un tanto mística como resultado de su propia formación presbiteriana tal como lo vimos anteriormente. En verdad, muchos de los predicadores de su época fueron así. Pero hubo un hombre que influyó notablemente en su vida prácticamente desde que él se convirtiera a Cristo en 1858. Nos referimos a William E. Boardman, el líder del movimiento de Higher Life que había impactado tanto a Inglaterra como los Estados Unidos. Su libro, The Higher Christian Life (La Vida Cristiana Superior), fue una de las lecturas preferidas del fundador de la Alianza desde sus años de adolescencia. Y ahora, en la cúspide de su ministerio, Simpson se había convertido en el vocero de algunos de los temas que Boardman había desarrollado a lo largo de su ministerio. A fin de que podamos captar la intensidad de la búsqueda espiritual de Simpson, quisiéramos reproducir las enseñanzas de sus escritos que notablemente se asemejan a los de Boardman. Al hacerlo, debemos notar que necesariamente la ACM no comparte todos estos puntos de vista ni se deben entender como los pilares de la denominación. Más bien, debemos tomarlos como inquietudes de un hombre que sintetizó los pensamientos y corrientes de sus días, dejándonos así ejemplo para hacer lo mismo hoy.5 1. Una crítica al naturalismo persuasivo de su época, que necesitaba ser contrarrestada con un avivamiento sobrenatural del cristianismo. 2. Una nueva interpretación de la historia de la iglesia que refutara la teoría de la no vigencia de los dones espirituales. 3. Un análisis de las deficiencias doctrinales y experiencias de la reforma protestante.
4 “Format for Ministry”, en Historical Series N 2. 5 Toda esta sección se ha tomado de Charles W. Nienkirchen, A.B. Simpson and the Pentecostal Movement. Peabody; Hendrickson Publishers, 1992. Págs. 8-‐9.
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4. Un juicio a las iglesias establecidas por ignorar y rechazar el poder apostólico del Espíritu Santo. 5. Una apelación hermenéutica a la vida de Cristo, el libro de los Hechos, y las metáforas históricas del Antiguo Testamento como apoyo bíblico a la doctrina del bautismo del Espíritu o “segunda conversión” subsiguiente a la regeneración. 6. Una distinción teológica entre regeneración y bautismo del Espíritu Santo. 7. El uso intercambiable de los numerosos términos y expresiones que son sinónimos del bautismo del Espíritu Santo. 8. La vida llena del Espíritu caracterizada por tener aspectos de crisis y a la vez de un proceso también. 9. La importancia de aferrarse a Cristo como el medio para mantener una vida llena del Espíritu. 10. La disciplina de estar quietos. 11. Una exégesis de Romanos 8 y 9 como base para hacer una distinción entre los creyentes que son bautizados en el Espíritu, y los que son simplemente convertidos. 12. Un repudio a las alegaciones del “perfeccionismo”. 13. Apoyo a la doctrina, experiencia, y métodos para recibir la sanidad divina. 14. Una identificación total con el ministerio de “fe radical”.
7. S IMPSON Y EL EVANGELIO CUÁDRUPLE A fines de la década de 1890, Simpson acuñó una frase que se convertiría en el sello de su ministerio: el Evangelio cuádruple. Algunos pensaron que se refería a los cuatro evangelios del Nuevo Testamento, pero de lo que Simpson estaba hablando era de la suficiencia de Cristo para satisfacer todas las necesidades del ser humano: Cristo nuestro Salvador, Cristo nuestro Santificador, Cristo nuestro Sanador y Cristo nuestro Rey que viene. En ninguna manera el Evangelio cuádruple limita el evangelio del Señor. Más bien, estos cuatro mensajes “resumen en forma concisa las bendiciones que Cristo ofrece y que es
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indispensable que los cristianos recalquen hoy.”6 Esta declaración pertenece a Simpson, quien las experimentó en su propia vida y luego las proclamó con fuerza y convicción desde el comienzo de su ministerio.
CRISTO SALVA La salvación en Cristo es lo mejor que le puede suceder a una persona durante su vida. Este era el sentir de Simpson cuando declaró que Cristo es nuestro Salvador. La salvación, en este sentido, entre muchas otras cosas nos libra de la ira de Dios, nos quita las culpas del pecado, y nos libra de la muerte eterna. De ahí que el Evangelio es llamado “buenas nuevas” por todas las bondades que trae. La salvación sólo puede ser efectuada por Cristo. Nadie más está capacitado ni en condiciones de salvar a los seres humanos de sus pecados (Hech.4:12). Todos están invitados a recibir este don siempre y cuando estén dispuestos a reconocer que necesitan la salvación, a arrepentirse de sus pecados, a aceptar por fe a Jesucristo como su salvador personal, a confesar a Cristo como su Señor (Rom.10:9) y a permanecer en él en un discipulado activo (Lc.9:23,24). Por su tradición reformada, la ACM no discute si la salvación se pierde o no. Simpson no lo mencionó, ni tampoco ha sido una preocupación traerlo al debate. De hecho, para la Alianza la salvación es una gracia que se recibe de una vez y para siempre, la cual tendrá su manifestación final en el día del Señor. De otro lado, la Alianza no acepta la doctrina del universalismo, es decir, aquella afirmación que dice que todo el mundo es salvo automáticamente por la obra de Jesucristo, sin que ello implique una respuesta y decisión por parte del ser humano. Creemos con Simpson que toda persona para ser salva debe responder afirmativamente al Señor. Esto significará quebrantamiento, arrepentimiento y sumisión. Sin esto, la obra de Cristo no afecta al individuo. Para el contexto latinoamericano se debe tener en cuenta dos aspectos más que Simpson no menciona. El primer aspecto tiene que ver con la demanda del evangelio de la salvación. Si bien Jesucristo invitó a todos a venir libremente a él (Mt.11:28), también es cierto que hizo algunas demandas que no se pueden pasar por alto (Lc.9:62; Mat.7:21). Esto es importante 6 A.B. Simpson, El Evangelio Cuádruple. Harrisburgh: Christian Publications, Inc. 1979. Pág. 7.
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en nuestro contexto porque la gente está acostumbrada sólo a recibir y más ahora cuando la teología de la prosperidad parecería que ha sentado sus raíces en nuestro continente. Una vez que una persona se convierte, debe aprender que la vida cristiana es más que pedir milagros o bendiciones al Señor; el evangelio también demanda sacrificio y sobre todo santidad en conducta y forma de vida. El evangelio fácil sólo producirá cristianos mediocres y falsas conversiones que apartarán aún más a la gente del verdadero significado de la salvación. El segundo aspecto tiene que ver con el propósito de la salvación. Muy a menudo sucede que las personas que se convierten ignoran para qué han sido salvados y piensan que ser salvo es igual a ser evangélico y que ahora se irán al cielo. Desconocen que el Señor los ha salvado para ser un pueblo especial, y para que anuncien las virtudes de Jesucristo a aquellos que aún no conocen el Evangelio (1Ped.2:9). Jesucristo nos ha salvado para adorarle y servirle todos los días de nuestra vida.
CRISTO SANTIFICA Para el fundador de la Alianza, la santificación no es regeneración ni auto-‐perfección ni tampoco un estado emotivo. Es simplemente separación del pecado que va conformando al creyente a la semejanza de Cristo. La santificación radica en la obra de Jesucristo (1Cor.6:11). El es nuestra santificación. Cuando Cristo viene a morar a la vida del creyente, él santifica su alma. En este sentido, Simpson creía que debe haber una crisis en la vida, y que el Espíritu Santo fue dado no sólo para ayudarnos en el servicio, sino también para la limpieza interior que acompaña a la santificación. Por eso es que él predicó sobre el bautismo del Espíritu como una experiencia distinta pero que está ligada a la persona y ministerio del Señor Jesucristo.7 Tanto en América Latina como en otras partes del mundo este tema ha sido punto de controversia y hasta motivo de división de iglesias. La verdad es que en muchos casos ha causado desunión y ha impedido que los creyentes disfruten de una vida santificada y victoriosa. Al enfatizar una verdad como ésta, será conveniente dejar en claro tres aspectos que ayudarán a señalar la naturaleza de la santificación. 7 Harry M. Shuman, “The Founder of the Alliance”, en The Alliance Witness, 21 de mayo, 1986.
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Primero, este acto tiene que ver con una vida consagrada y controlada por Dios antes que con experiencias extáticas y emotivas que pueden ser originales, pero no necesarias. La santificación, pues, tiene que entenderse en relación con Efesios 5:18, “sed llenos del Espíritu Santo”, porque es el Espíritu de Dios quien debe controlar la vida del cristiano. Visto así, la santificación se convierte en un mandato apostólico y no en una opción; en algo para obedecer y no para discutir. Segundo, la santificación produce un verdadero sentido de alabanza, celo evangelístico, y una transformación completa de la conducta, emociones y pensamientos en la persona (Ef.5:19; Hech.2:11,14; 4:31; 7:55-‐56; 10:46). El creyente santificado hablará siempre del Señor y no de sus propias experiencias, mostrando un cambio moral en su vida. Esto es algo importante de recalcar en nuestro medio donde tantas veces se ha visto que creyentes “llenos del Espíritu Santo” tienen comportamientos reñidos con la buena moral y costumbres. Es hora que enfaticemos la santificación en relación con la calidad de vida, y no tanto con la cantidad de dones o la llamada "unción" que un creyente puede tener. Tercero, como latinoamericanos debemos reconocer el lugar de las emociones en la experiencia de la santificación. Simpson hablaba de una crisis particular. Ahora bien, toda crisis suele venir acompañada de emociones fuertes, lloros y otros tipos de manifestaciones. Naturalmente, todo esto tiene su lugar en la vida cristiana y no debe ser rechazada ni condenada. Lo que sí se debe evitar es que se haga una norma obligatoria para todos. Aquí debemos aprender a respectar las distintas personalidades y la libre voluntad del Señor para actuar sin hacer de todo esto un dogma.
CRISTO SANA La sanidad divina es el tercer énfasis del Evangelio Cuádruple. Aquí se habla del poder sobrenatural de Dios para restablecer la salud de un enfermo. Esta experiencia es parte de la obra redentora del Señor Jesucristo pues “El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias” (Mt.8:17). Por tanto, aquí no entra poder humano alguno, y esta gracia sigue vigente hasta el día de hoy porque Cristo no cambia, él es el mismo siempre (Heb.13:8). Lamentablemente, en los países latinoamericanos esta práctica bíblica se ha distorsionado un tanto. Muchos predicadores y sanadores divinos que vemos en nuestras tierras, confunden a la gente con prácticas y enseñanzas que poco y nada tienen que ver con lo revelado en las Escrituras. Por ejemplo, se publicitan “festivales de milagros”, donde el predicador hace un espectáculo de la sanidad divina. También están aquellos que sólo se
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especializan en “sanar” ciertas enfermedades, como el cáncer, úlceras y otras. Y ahora último están llamando la atención aquellos “sanadores” que cierran sus ojos y van adivinando qué enfermedades el Señor va a sanar de en medio de la multitud. Sin duda, ninguna de estas prácticas tiene una base bíblica seria como para ser tomada en cuenta. En el caso de los “festivales”, recordemos que Dios no está interesado en entretener a la gente. El no es un artista de circo ni mucho menos. Dios se merece respeto. El caso de los “especialistas” es insostenible porque la Palabra habla de “dones de sanidades” (1Cor.12:9), lo cual implica un don no limitado a ciertos males solamente, sino a todos en general. En el caso de los “adivinadores”, se torna ridículo porque Dios no es un Dios de fantasías ni de magia. El es Señor todopoderoso que no necesita anunciadores para otorgar la sanidad. Conociendo estas tendencias, además de algunas otras prácticas no cristianas que siempre son una tentación para los creyentes, sería bueno notar que la sanidad divina no es sanidad médica. Es decir, la sanidad de Dios no se consigue por medio de medicinas ni intervenciones quirúrgicas. No es tomar una pastilla en el nombre del Señor. La pastilla hace su efecto y Dios la puede usar, sin duda, para nuestro restablecimiento, pero no es sanidad divina. Tampoco es recurrir a hierbas o a la medicina folklórica en el nombre de Dios. Todo esto podemos usar, pero sanidad divina es cuando el Señor, sin necesidad de esos medios humanos, obra de una manera milagrosa en el cuerpo debilitado y enfermo de una persona. Algo más que debemos decir aquí tiene que ver con la disposición de la persona que quiere recibir el milagro. La sanidad divina requiere la fe del individuo. El creyente tiene que ser consciente de ello si no quiere cometer una imprudencia. Se han visto casos de personas que no han querido ir a un médico por considerarlo pecaminoso, y más bien se han aferrado a una "fe" que no es bíblica poniendo en riesgo sus vidas. Ciertamente, pueden haber muchas razones para ello, pero sólo el enfermo sabe si en verdad su fe le hará permanecer confiado en el Señor hasta el final. Por no saber discernir bien este asunto muchas personas han muerto, y esto ha sido de mal testimonio para sus familiares inconversos, y de tropiezo para creyentes nuevos en el Señor.
CRISTO VIENE OTRA VEZ Para Simpson este punto era la conclusión natural de los otros tres. El decía que la salvación en última instancia “está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero” (1Ped.1:5). La santificación también tendrá su culminación en la gloria porque “cuando él se manifieste, seremos semejantes a él” (1Jn.3:2). La sanidad divina es una muestra de la vida que
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tendremos allá porque son las arras “de nuestra herencia, hasta la redención de la posesión adquirida” (Ef.1:14). Al hablar del retorno de Cristo, Simpson pensaba en un regreso premilenial e inminente, a la vez que personal. Para él, los acontecimientos se sucederían en este orden: arrebatamiento de la iglesia, segunda venida, y milenio. De esta manera la Alianza seguía la línea escatológica imperante en sus días, y se ubicaba dentro de los grupos protestantes con énfasis misionero. Si pensamos en América Latina, notaremos que esta forma de ver el retorno de Jesucristo es la más popular y la que, lamentablemente, más se presta para hacer todo tipo de especulaciones apocalípticas. Si bien es cierto que esta escatología motiva a una evangelización agresiva por la urgencia de “acelerar” la venida del Señor, también es cierto que la misma produce una visión distorsionada del mundo, y de nuestra responsabilidad como ciudadanos de la tierra. El premilenialismo cree que la única solución a los males del mundo es el retorno de Cristo y la instauración del milenio. En este sentido, los creyentes piensan que es inútil hacer algo por nuestra sociedad y nuestro planeta ya que todo está corrupto y pronto va a destruirse. El resultado de una cosmovisión así es la apatía, desidia, y las pocas ganas de trabajar y mejorar aunque sea un poco el mundo en que vivimos. Los creyentes sólo viven pensando en el cielo y hacen poco o nada por mejorar la situación aquí en la tierra. Naturalmente, esta situación es peligrosa para nuestro continente porque las necesidades que enfrentamos exigen una participación comprometida de todos con el fin de superar la crisis en la que nos encontramos. Si las iglesias cierran sus puertas a esta posibilidad, entonces pierden la oportunidad de presentar fielmente a ese Señor que está pronto a venir. Un segundo problema que trae esta escatología, es enfatizar demasiado en cosas secundarias y perder de vista al personaje central del evento. Las enseñanzas de los misioneros y los libros traducidos que han invadido el continente, en cierta medida han contribuido a todo ello. Especulaciones en cuanto al rapto, a las señales que precederán la segunda venida, los eventos de la tribulación, etc., sólo confunden a la gente y distorsionan el sentido bíblico de la segunda venida. Los creyentes más se entretienen leyendo o escuchando sobre estas cosas, que viviendo vidas íntegras de acuerdo a las exigencias del Reino y al momento histórico que vive nuestra región. Si Cristo viene pronto, entonces, como dice Pedro, debemos vivir santamente (2Ped.3:11).
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B IBLIOGRAFÍA SOBRE A. B. S IMPSON Antes de hacer una bibliografía sobre A. B. Simpson, será bueno recordar que él fue un prolífico autor, cuyas obras no sólo se imprimieron cuando todavía estaba vivo, sino también después de su muerte en 1919. En total, Simpson escribió más de 100 libros, de los cuales 41 todavía siguen circulando a través de distintas casas publicadoras en diferentes idiomas alrededor del mundo. Aparte de libros, Simpson también escribió cientos de artículos para las revistas oficiales de la ACM y otras más, además de folletos, poemas e himnos, algunos de los cuales todavía se cantan en el día de hoy.
PUBLICACIONES EN ESPAÑOL No todos los libros de Simpson los tenemos en castellano. Hasta hace algunos años atrás, sólo la Imprenta y Editorial Alianza, en Temuco, Chile, era la casa que publicaba sus títulos, siendo algunos de los más vendidos: Enteramente Santificados, Cristo en el Tabernáculo, El Poder de lo Alto, El Evangelio de la Sanidad, El Evangelio Cuádruple, y otros. A partir de la década de 1980 la Editorial CLIE, en Terrassa, Barcelona, empezó a publicar las obras de Simpson en un intento por dar a conocer al mundo de habla hispana a este gran autor. A la fecha, CLIE ya ha publicado más de 20 de sus libros, donde destacan algunos que la Editorial Alianza nunca había publicado, como: Mensajes Misioneros, Mensajes de Amor, Los Nombres de Jesús, La Cruz de Cristo, Jesús en los Salmos, y algunos otros más. En su serie, Cristo en la Biblia, CLIE también ha publicado otros libros que la Editorial Alianza ya había publicado. De esta manera, esta casa publicadora ha contribuido grandemente en este esfuerzo por redescubrir a este hombre que no sólo fue de bendición dentro de la ACM, sino también en otras denominaciones.
PUBLICACIONES EN INGLÉS En el mundo de habla inglesa, y más específicamente en los Estados Unidos, ha habido en las últimas tres décadas un intento por estudiar y comprender mejor los alcances de la obra de Simpson tanto en su época y más allá de ésta. Así, en 1977 el historiador no aliancista Norris Magnuson publicó Salvation in the Slums (Salvación en los barrios pobres), donde analiza el impacto que la ACM y otros movimientos del siglo pasado tuvieron sobre la sociedad
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norteamericana, especialmente en Nueva York entre las clases marginadas y más necesitadas de esa gran ciudad. En 1986 aparecieron dos libros casi simultáneamente con motivo del centenario de la Alianza. Uno fue All for Jesús (Todo por Jesús), donde los autores aliancistas Robert Niklaus (periodista), John Sawin (historiador) y Samuel Stoesz (teólogo), estudian los comienzos de la ACM de manera profunda, interpretando a su vez las repercusiones que Simpson y su iglesia tuvieron en sus días. Este libro casi se ha convertido en el texto oficial sobre la vida de Simpson y los comienzos de las ACM. Hay una versión es castellano que se publicó en el 2005, Todo para Jesús, que difícilmente se encuentra en las librerías. El otro libro apareció en el Canadá editado por los profesores del Canadian Theological Seminary, el seminario de la ACM, David Hartzeld y Charles Nienkirchen, bajo el título de The Birth of a Vision (El nacimiento de una visión). Este libro, que es una serie de ensayos, quizás es el primer intento por interpretar la teología del fundador de la Alianza. Por su parte, Samuel J. Stoez publicó en 1992, Sanctification, and Alliance Distinctive (Santificación, un distintivo aliancista). Aquí el autor hace una revisión y actualización de una parte del Evangelio Cuádruple, Cristo nuestro Santificador, haciendo una clara distinción de la perspectiva aliancista sobre la santificación en relación con otros puntos de vista. En ese mismo año, el teólogo pentecostal Charles Nienkirchen publicó el interesante libro A. B. Simpson and the Pentecostal Movement (A. B. Simpson y el movimiento pentecostal), donde analiza la influencia de Simpson en los inicios del pentecostalismo. Aquí vale la pena aclarar que Nienkirchen desarrolla este tema con objetividad pero también desde la óptica pentecostal, que siempre ha considerado a Simpson como uno de sus precursores. En 1993, Richard Gilbertson, misionero canadiense aliancista, publicó The Baptism of the Holy Spirit (El bautismo del Espíritu Santo), donde analiza con profundidad la postura de Simpson y algunos de sus contemporáneos respecto al tema sobre el bautismo del Espíritu. Por este trabajo Gilbertson ganó el Premio Pardington 1991, otorgado por Christian Publications al mejor libro teológico. El 1994 apareció una obra sobre Simpson escrita por Daniel J. Evearitt, profesor de Toccoa Falls College, bajo el título de Body and Soul, Evangelism and the Social Concern of A. B. Simpson (Cuerpo y alma, Evangelización y preocupación social de A. B. Simpson). Aquí el autor presenta la manera equilibrada en que Simpson manejó el trabajo de evangelización con la labor social de su iglesia. Evearitt presenta a Simpson como el hombre de un celo evangelístico impresionante, pero a la vez la persona con un corazón misericordioso para
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los necesitados. Este libro es útil para entender cuál fue la visión del fundador de la ACM y cuál debería ser nuestra tarea como recipientes de la herencia aliancista. En el año 2009, Bernie A. van de Walle, profesor de teología en Ambrose University College and Seminary, en Calgary, Canadá, publicó The Heart of the Gospel. A.B.Simpson, the Fourfold Gospel, and Late Nineteenth Century Evangelical Theology (El corazón del evangeliio. A.B. Simpson, el Evangelio cuádruple, y la teología evangélica de fines del siglo XIX). En esta obra el autor analiza la postura teológica de Simpson en el contexto de todas las corrientes doctrinales que se dieron a fines del siglo 19 y comienzos del 20.
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U N SOLEMNE CONVENIO Oh, Dios, Eterno y Poderoso, Gobernador de todo el universo. Tú que has creado este mundo y a mí (tu criatura en ello); Tú que estás en todo lugar contemplando lo bueno y malo, y que me ves en este momento y conoces todos mis pensamientos. Me doy cuenta y sé que mis pensamientos más íntimos te son bien conocidos, y también comprendes lo que me impulsa a buscarte ahora. Te declaro, oh Escudriñador de corazones, que hasta donde conozco mi corazón, no es un impulso mundano el que me atrae a ti. Sin embargo, “engañoso es mi corazón más que todas las cosas y perverso”, y no pretendería confiar en él. Pero te consta que ahora deseo dedicarme a ti por el tiempo y por la eternidad. Vengo a ti como un pecador perdido y arruinado por mis transgresiones, como el más vil de todas tus criaturas. Al contemplar mi vida pasada, vergüenza y confusión embargan mi alma. Soy rudo e ignorante, y a tu vista una bestia. Tú, oh Señor, hiciste a Adán perfecto y feliz, y le diste la capacidad de mantener su santidad. Fue advertido que la desobediencia atraería la muerte y con todo desobedeció la santa ley y se hizo acreedor a ese castigo; y yo, como uno de sus descendientes he heredado esta depravación y esta condenación. Reconozco lo justo de tu sentencia, oh Señor, y me inclino en sumisión ante ti. ¿Cómo puedes tú, oh Señor, condescender a mirarme a mí, una criatura tan vil? Es una condescendencia infinita el acordarte de mí. Verdaderamente tu bondad es infinita y es desde siempre. Tú, oh Señor, enviaste a tu Hijo a nuestra imagen, en un cuerpo como el mío y con un alma razonable. En él se unieron todas las perfecciones de la deidad con la humildad de nuestra naturaleza pecaminosa. El es el mediador del Nuevo convenio y por medio de él todos tenemos acceso a ti por el mismo Espíritu. Por medio de Cristo, el único mediador, me acercaste a ti, oh Señor, y confiando en Sus méritos y mediación me acerco con denuedo a tu trono de gracia. Me doy cuenta de mi insignificancia, oh Señor, pero fortifícame con tu Espíritu. Me acerco para entrar en un convenio contigo para la vida eterna. Tú en tu palabra nos has enseñado que es tu voluntad que todos aquellos que creen en tu Hijo tengan vida eterna, y que los levantarán en el último día. Nos ha entregado un Nuevo Convenio y has sellado aquel convenio con tu sangre, oh Jesús, en la cruz. Declaro ahora delante de tu y delante de mi conciencia, llamando como testigos a la tierra, obra de las manos de mi Dios, que acepto las condiciones de este convenio y termino con estas declaraciones:
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Creo en Jesús y acepto mi salvación por medio de él, mi profeta, sacerdote y Rey; hecho para mi, de Dios, sabiduría, justicia, santificación y salvación completa. Tú, oh Señor, me has atraído a ti, sin viciar mi libre albedrío. Has subyugado mi corazón rebelde por medio de tu amor. Y ahora, tómalo y utilízalo para tu gloria. Si en él procura erigirse algún pensamiento rebelde, conquístalo y trae a sumisión todo lo que se opone a tu actualidad. Me entrego a ti como vivo de entre los muertos por el tiempo y por la eternidad. Recíbeme y utilízame para tu gloria. Ratifica ahora en el cielo, oh Padre mío, este convenio. Acuérdate de ello, oh Señor, cuando llegue al Jordán. Recuérdalo, oh Señor, cuando vengas con todos tus ángeles y los santos a juzgar al mundo, y que pueda yo estar en tu mano derecha allí en el cielo para siempre contigo. Escribe en el cielo que soy tuyo, todo tuyo y tuyo siempre. Acuérdate de mí, oh Señor, en la hora de la tentación. No me dejes nunca olvidarme ni apartarme de este convenio. Santo Señor, no lo formulo en mi propia fuerza pues fracasaría, sino lo hago en tu fortaleza, oh Capitán de mi salvación. Seré fuerte y más que vencedor por medio de Aquél que me amó. Ahora, oh Señor, como lo has dicho en tu palabra, he convenido contigo, no para tener la vida eterna. Sé que eres veraz y jamás faltarás a tu palabra empeñada. Concédeme ahora todas las bendiciones del Pacto Nuevo, especialmente en el Espíritu Santo en abundancia, en arras de mi herencia hasta la redención de la posesión comprada. Que una porción doble de tu Espíritu descienda sobre mi, entonces iré a proclamar tus caminos a tus transgresores y tus leyes a la gente. Santifícame totalmente y hazme apto para el cuelo. Concédeme todas las bendiciones espirituales en los lugares celestiales en Cristo. Desde hoy en adelante soy soldado de la cruz y un seguidor del Cordero. Mi lema desde hoy será: “tengo un solo Rey, Jesucristo.” Sostenme y fortifícame, oh mi Capitán, y sé mío para siempre. Ponme en las circunstancias de tu voluntad, pero si es tu voluntad, deseo que no me des mi pobreza ni riqueza. Aliméntame con alimentos convenientes para que no sea pobre y obre, ni sea rico y diga: “¿quién es el Señor?” Que se haga tu voluntad. Ahora dame tu Espíritu y tu protección en mi corazón siempre, pues entonces beberé de los ríos de la salvación, descansaré junto a aguas de reposo y estaré infinitamente feliz en el favor de mi Dios. Sábado 19 de enero de 1861. Traducido por el Rev. Federico Kowalchuk.
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O BRAS CITADAS CM&A. "Spiritual Roots”, en Historical Series No 1. Publicado por la oficina de la Christian & Missionary Alliance en Nyack, New York, 1987. CM&A. “Format for Ministry”, en Historical Series N 2. Publicado por la oficina de la Christian & Missionary Alliance en Nyack, New York, 1987. Evearitt, Daniel J. Body and Soul, Evangelism and the Social Concern of A. B. Simpson. Camp Hill, PA: Christian Publications, 1994. Gilbertson, Richard. The Baptism of the Holy Spirit. Camp Hill, PA: Christian Publications, 1992. Hartzeld, David, & Nienkirchen, Charles. The Birth of a Vision. Alberta: Buena Books Services, 1986. King, Paul L. Genuine Gold. Word & Spirit Press, 2006. Magnuson, Norris. Salvation in the Slums. Grand Rapids: Baker Book House, 1977. Nienkirchen, Charles W. A.B. Simpson and the Pentecostal Movement. Peabody; Hendrickson Publishers, 1992. Niklaus, Robert, et all. All For Jesus. Camp Hill, PA: Christian Publications, 1986. Shuman, Harry M. “The Founder of the Alliance”, en The Alliance Witness, 21 de mayo, 1986 Simpson, A.B. El Evangelio Cuádruple. Harrisburgh: Camp Hill, PA: Christian Publications, Inc. 1979. Stoez, Samuel J. Sanctification, and Alliance Distinctive. Camp Hill, PA: Christian Publications, 1992. van de Walle, Bernie A. The Heart of the Gospel. A.B.Simpson, the Fourfold Gospel, and Late Nineteenth Century Evangelical Theology. Eugene, OR: Pickwick Publications, 2009.
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