Andares. Territorios, saberes, experiencias. Andares - Territorios, saberes, experiencias

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Andares - Territorios, saberes, experiencias

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La presente publicación es el eslabón final del Proyecto Programa “Guía y Técnico en diseño de circuitos turísticos sostenibles” del Consejo de Educación Técnico Profesional, presentado en octubre del 2008 a la Convocatoria de Programas de Educación Técnico Terciarios Prioritarios de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, con el objetivo de crear una oferta educativa ubicada en el nivel terciario en un área del Sector Turismo de la que carecía el país. Los destinatarios de esta publicación son los estudiantes de turismo de los dos niveles que tiene el y los docentes, quienes podrán tener acceso a estudios, propuestas y experiencias de diversas temáticas y localizaciones que actúen como insumos en el proceso de elaboración de itinerarios turísticos sostenibles.

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CETP-UTU © El presente artículo está sometido a copyright y derechos de autor. Si Ud. desea utilizar parcial o completamente sus contenidos deberá acreditarlo como es de estilo, e indicarlo en citas y bibliografía siempre que corresponda.

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Territorios, saberes, experiencias

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Esta publicación es fruto de la colaboración desinteresada de todos los participantes involucrados en el Proyecto ANII_PR_TER_2008-09 Programa “Guía y Técnico en diseño de circuitos turísticos sostenibles” del C. E. T. P. UTU y de las Instituciones públicas y privadas que han facilitado instalaciones para realizar prácticas y documentación que figura en el presente libro. La misma ha sido posible gracias al financiamiento de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación a través del “Proyecto de Apoyo a la creación y/o fortalecimiento de Programas Técnicos Terciarios Prioritarios” con el objetivo de crear una oferta educativa ubicada en el nivel terciario en un área del Sector Turismo de la que carecía el país. Agradecimientos especiales: - Al Museo Figari por la gentileza de proporcionar las imágenes de los cuadros del Dr. Pedro Figari que figuran en páginas 68, 71, 77 y 187. - Al señor Fernando Saavedra Faget quien brindó las imágenes de los cuadros del Dr. Pedro Figari de su colección personal, ubicadas en las páginas 72, 75, 182. - Al Museo y Fundación José Gurvich al permitir reproducir la imagen del Mural de la Caja de Pensiones del Frigorífico del Cerro Arq. Luis Vaia, actualmente ubicado en oficinas del Banco de Previsión Social. Plaza Matriz. - Al Museo Numismático del Banco Central del Uruguay y en especial al señor Diego Torres por autorizar la publicación de las fotos de la colección de billetes y monedas del Museo. - Al señor Waldemar Álvarez por permitir el uso de las imágenes de billetes del siglo xix de los bancos Mauá, de Londres y Río de la Plata y Comercial, pertenecientes a su colección personal. - Al arqueólogo Andrés Florines por facilitar las fotos de las pictografías de Chamangá. - Al Dr. Mario Rosas por sus valiosas sugerencias. - A Mariana Hernández, Valeria Medina, Luis Álvarez y Daniel Pereyra por brindar fotos para ilustrar diversos paisajes de Uruguay. Coordinación técnica: Prof. Ana Salom Corrección de estilo: Lic. Pablo Zouain Arjona Foto de tapa: Raúl Zapata Diseño y diagramación: Forma Estudio - www.formaestudio.com Impreso en Uruguay: Artes Gráficas S.A. 500 ejemplares Dep. Legal: 358.458/2012 ISBN: 978-9974-688-76-6 Las expresiones emitidas en los diferentes capítulos son de exclusiva responsabilidad de sus autores. El presente material es de distribución gratuita por lo que queda prohibida su reproducción por cualquier forma, transmisión o archivo, sea para uso privado o público por cualquier medio, total o parcialmente sin la autorización expresa de las instituciones patriocinantes.

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Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) Directorio

Administración Nacional de Educación Pública (A.N.E.P.) Consejo de Educación Técnico Profesional Universidad del Trabajo del Uruguay

Dr. Rodolfo Silveira Presidente

Prof. Wilson Netto Marturet Director General

Ing. Rafael Canetti Wasser Vicepresidente

Insp. Prof. Javier Landoni Seijas Consejero

Ing. Agr. Carlos Paolino Ing. Norberto Cibil Dr. Rodolfo Gambini Ing. Miguel Brechner Integrantes del Directorio

Mtro. Téc. César González Consejero Esc. Beatriz Dos Santos Yamgotchian Secretaria General Insp. Susana Moglia De Lucca Secretaria Docente Insp. Prof. Marta Rodrigo Agnese Directora Programa de Educación en Administración y Servicios

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Índice

Prólogos Prof. Wilson Netto Marturet . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 Prof. Ana Salom. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8 Presentación Aproximaciones a la construcción de itinerarios turísticos sostenibles. Ana Salom. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10 SECCIÓN I. Turismo, sostenibilidad y desarrollo local Turismo, sostenibilidad y desarrollo local. Lic. Nelly da Cunha y Lic. Rossana Campodónico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18 Análisis y reflexión en torno a las relaciones entre turismo, patrimonio y desarrollo local. Prof. Pablo Zouain Arjona.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19 Bienes patrimoniales y turismo: una relación ambivalente que reclama su gestión profesional. Prof. María Teresa Buscio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 SECCIÓN II. Aportes al diseño de itinerarios culturales y urbanos 2.1. Prehistoria y etnohistoria de la Cuenca del Plata. Dr. Leonel Cabrera Pérez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30 Indígenas y turistas. Prof. Pablo Zouain Arjona. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32 El debate acerca de la Prehistoria. Las pictografías de Chamangá. Prof. María Célica Pastorino Chassale. . . 39 2.2. El territorio como hecho cultural. Arq. Francisco Bonilla. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48 Leyes de indias y su ruptura en nuestro territorio. Prof. Ana Castellano.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50 La Plaza Artigas y el “Artigas de Gonzalito”: acerca de rupturas y restituciones. Prof. Marianela Tafernaberry. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58 2.3. El arte en la cultura uruguaya. Lic. Inés Moreno. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66 Pintando la identidad: Pedro Figari y José Gurvich Prof. María de la Paz Gomensoro y Prof. María Célica Pastorino. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68 Miradas sobre el otro: la pintura de Pedro Figari. Prof. María de la Paz Gomensoro. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69 Los murales de José Gurvich. Prof. María Célica Pastorino. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78 SECCIÓN III. Aportes al diseño de itinerarios de naturaleza 3.1. Curso de gestión del Acuífero Guaraní y operación de centros termales. Dr. Jorge Montaño. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88 Curso de cartografía, fotointerpretación y teledetección. Ing. Agr. Rodolfo Méndez. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89 Potencialidades del corredor termal en el litoral oeste uruguayo. Prof. Gonzalo Conze.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90 3.2. Gestión Costera. Dr. Danilo Antón. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100 Evolución de un espacio costero en el departamento de Maldonado. El caso del balneario Sauce de Portezuelo. Prof. Susana Cardozo.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101 El arroyo Cuñapirú y su interacción con la ciudad de Rivera. Prof. Laura Meneses.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107 3.3. Introducción a la Vegetación del Uruguay. Ing. Agrón. Carlos Antonio Brussa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118 Camino a la residencia Buschental. Prof. Nora Eiroa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120 Flora y vegetación arbórea de la ciudad de Maldonado. Prof. Nora García Petillo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133 3.4. Introducción a las Aves de Uruguay. PhD Adrián B. Azpiroz. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 142 Propuesta Ecoturística I para la Observación de Aves en Uruguay. Prof. Luis Álvarez Gourdin. . . . . . . . . . . . . . . 145 Propuesta Ecoturística II para la Observación de Aves en Uruguay. Prof. Andrea Albín.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149 3.5. Turismo Rural y Rutas Alimentarias. Ing. Agrón. Ernesto Barrera.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160 Turismo Rural y Rutas Alimentarias. Prof. Eduardo González de Castro. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 162 Desarrollo turístico de la localidad de San Antonio, Salto. Prof. Gustavo F. Chiriff.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171

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SECCIÓN IV. El patrimonio inmaterial y la interpretación 4.1. Músicas en el Uruguay: una visita panorámica y regionalizada. Musicólogo Gustavo Goldman.. . . . . . . . . . . . . . . 178 Reflexiones en torno al Pericón y los nacionalismos en el Uruguay. Prof. Ignacio López Artigue. . . . . . . . . . . . . . 180 4.2. Introducción a las danzas del Uruguay. Prof. Hugo Suberbié. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 187 El Pericón Nacional. Prof. Marcos Cal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 188 4.3. Introducción a la Recreación Dirigida. Dra. Guillermina Mesa Cobo.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 196 Del juego a la recreación. Prof. Pablo Zouain. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 197 La recreación borra las fronteras. Prof. Natalia Ojeda. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 202 4.4. Introducción a la Interpretación del Patrimonio. Consultor Jorge Morales Miranda.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 210 Audio guías interpretativas de la Plaza Artigas. Prof. Marianela Tafernaberry e Lic. Isabel Gonçalves. . . . . . . 213 “Nuestras monedas y billetes cuentan la vida de trabajo y esperanza de los uruguayos”. Prof. Laura Díaz Pellicer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219

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Prólogo Prof. Wilson Netto Marturet Director General CETP-UTU

En el año 2008, ante la Convocatoria realizada por anii de Programas de Educación Técnico Terciarios Prioritarios con el objetivo de crear una oferta educativa ubicada en el nivel terciario del Sector Turismo, el cetp-utu contaba con antecedentes en cursos de formación profesional, bachilleratos tecnológicos y tecnicaturas del área turismo. El proyecto presentado a la anii creaba una Tecnicatura en “Guía y técnico en diseño de circuitos turísticos sostenibles” de cuatro semestres, con radicación en Montevideo y en el Interior del país. Para ello se concentró la propuesta en la formación de formadores con el objetivo de iniciar un proceso de mejora continua de la calidad de los profesores de la Tecnicatura en Montevideo (2010) y profesores aspirantes a desempeñarse en los departamentos de Artigas (2011) y Paysandú (2012) y contar con equipos capacitados para atender la posible expansión de esta oferta educativa. Para los cursos de capacitación se seleccionaron especialistas del país y extranjeros de manera de proporcionar a los profesores cursillistas la oportunidad de mejorar sus aprendizajes y de multiplicarlos entre sus estudiantes. Los dos largos años de ejecución del Proyecto generaron un enriquecimiento de los equipos docentes y la consiguiente formación de una masa crítica que asegura la continuidad del proyecto y su ampliación a nuevas ofertas educativas como una versión b-learning de la Tecnicatura. En el año 2012 cincuenta jóvenes están concurriendo a los centros de Artigas, Mon-

tevideo y Paysandú y unos diez están en la instancia de la presentación del Proyecto final. La publicación tiene la finalidad de presentar los resultados de los diferentes cursos impartidos en el marco del Proyecto. Docentes cursillistas y formadores aportaron, desde su lugar, profesionalismo y compromiso para producir un material actualizado, con rigor técnico adecuado a los estudiantes de turismo de nivel medio superior y técnico terciarios. A través de la lectura de las secciones en que se presenta el libro se puede visualizar el abordaje multidisciplinario de la actividad turística y el enfoque teórico práctico a partir de salidas de campo y de la aplicación de los contendidos al desarrollo local en los territorios correspondientes a las Escuelas Técnicas de la utu, realizado por los profesores cursillistas como forma de evaluación. Esta oferta coloca a los Guías y Técnicos uruguayos en el mismo nivel de calidad de los países que apuestan a la formación en turismo y que desde hace varias décadas sitúan esta profesión en el nivel terciario. La complejidad de los temas vinculados al patrimonio, a la interpretación y a la elaboración de itinerarios turísticos hacen imprescindible su ubicación en ese nivel educativo así como tomar de conciencia del aprendizaje a lo largo de toda la vida. Por otra parte, es un aporte a las líneas estratégicas del Ministerio de Turismo y Deporte en sus esfuerzos por atraer a públicos interesados en propuestas innovadoras, complejas y diversas. Un profundo agradecimiento a las autoridades de anii por confiar en la Institución, al MTyD por su permanente apoyo, y al equipo de utu liderado por la Prof. Ana Salom por su compromiso, profesionalismo y pasión que a través de este trabajo permiten contribuir a la calidad profesional de un sector tan vital para el desarrollo nacional.

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Prólogo

Esta propuesta editorial responde a la acción interinstitucional del Consejo de Educación Técnico Profesional-Universidad del Trabajo del Uruguay y la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, ambas instituciones comprometidas con el firme propósito de desarrollar la educación terciaria en el país y contribuir a la profesionalización docente en el marco de una educación permanente.

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Prólogo Prof. Ana Salom - Responsable Técnica del Proyecto

La presente publicación es el eslabón final del Proyecto ANII_pr_TER_2008-09 Programa “Guía y técnico en diseño de circuitos turísticos sostenibles” del Consejo de Educación Técnico Profesional, presentado en octubre 2008 a la Convocatoria de Programas de Educación Técnico Terciarios Prioritarios con el objetivo de crear una oferta educativa ubicada en el nivel terciario en un área del Sector Turismo de la que carecía el país. La aprobación del Plan de Estudios de la Tecnicatura por parte del CETP en diciembre del año 2008 habilitó –antes de conocer el resultado de su selección por parte de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (anii)– el inicio de la elaboración de los perfiles docentes y de los llamados públicos para contar con el equipo iniciador de la propuesta.

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En junio del 2009, el Ministerio de Turismo y Deporte aprueba el Plan Nacional de Turismo Sostenible 2009-2020 indicando entre sus líneas estratégicas “la innovación y calidad, impulso a la competitividad” y el “incremento de las capacidades, calidad del empleo y compromiso de los actores del sistema turístico”. Por tanto, la presente Tecnicatura se alinea en ese modelo promoviendo la investigación y creatividad en el diseño y la gestión de nuevos itinerarios, rutas y circuitos turísticos y en la revalorización de los existentes. La ejecución del Proyecto se inició en febrero del año 2010 y esencialmente consistió en el fortalecimiento de los saberes de los profesores a través de la estructuración de 16 cursos y 3 talleres de formación de formadores, con especialistas uruguayos y extranjeros, junto a 7 salidas de campo de reconocimiento y experimentación. La Convocatoria se realizó a los profesores que integraban los escalafones de la Tecnicatura, a los profesores aspirantes y a los que se desempeñaban en asignaturas temáticamente vinculadas del E. M.T.: opción turismo ( bachillerato tecnológico) y habilitados en el año 2009. En el proceso de este Proyecto, además de la Tecnicatura en Montevideo se implementó en la ciudad de Artigas en el año 2011 y en Paysandú en el 2012. Las condiciones a las que debían comprometerse los docentes asistentes eran la asistencia a la totalidad de las clases, participar de la salida de campo y la realización de una evaluación obligatoria. Esta última consis-

tía en la aplicación de los temas del curso a la localidad originaria del docente y de la Escuela Técnica donde ya existía el E.M.T.:opción turismo, y donde era posible en un futuro localizar nuevos cursos de la Tecnicatura. El resultado fue el cumplimiento en un 100% de los dos primeros puntos y de un 80% del último. El planteo de la realización de un trabajo de evaluación tuvo por objetivo enriquecer lo recibido en el curso al aplicarlo sobre una realidad concreta, lo que resulta más sustancioso y aprovechable para la localidad. Nunca figuró entre las consignas la publicación de los mismos. Esta posibilidad surgió al final del Proyecto cuando muchos de los trabajos se habían realizado y aprobado un año antes y más. Los artículos con calificación para ser publicados excedían ampliamente las posibilidades de esta edición. Se ha combinado el criterio de calidad con el de la diversidad de lugares y temas abordados por los docentes y se ha tenido en cuenta las diversas formas de evaluación de los cursos. Los destinatarios de esta publicación son los estudiantes de turismo de los dos niveles que tiene el CETP y los docentes, quienes podrán analizar experiencias de otros profesores o de otros sitios del país. Los trabajos que figuran en el libro y en el CD son una selección de lo producido en la mayoría de los Cursos de Capacitación. Sin embargo no se presentan los correspondientes al curso “Cartografía, fotointerpretación y teledetección” a cargo del Ing.Agr. Rodolfo Méndez -de carácter eminentemente práctico-, así como los realizados a partir de los cursos “Turismo, sociedad y patrimonio. Los puentes de la gestión del conocimiento” dado por el Dr. Jorge Kulemeyer de Argentina y “Turismo: una relación entre cultura, identidad y consumo” dictado por la Lic. Gabriela Campodónico ya que, al realizarse sobre el cierre del Proyecto, no fue posible incluirlos. La publicación está organizada en secciones que responden a un criterio temático sin seguir un orden cronológico. 1. La primera sección incluye los cursos que aportan al marco teórico del turismo y de la Tecnicatura. El eje temático fue el desarrollo sostenible y local; el encuentro entre visitantes y residentes, el fortalecimiento de las comunidades locales: su ambiente, su patrimonio, sus modos de vida, su identidad,

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2. La segunda sección está integrada por los programas tendientes a la actualización y profundización de los conocimientos necesarios para el diseño de itinerarios culturales urbanos: 1.- “Prehistoria del Uruguay” a cargo del Dr. Leonel Cabrera; 2.- “El territorio como hecho cultural” dictado por el Arq. Francisco Bonilla; 3.- “El arte en la cultura uruguaya” dado por la Lic. Inés Moreno. 3. La tercera sección aporta a la profundización temática de los Itinerarios de naturaleza: 1.- “Cartografía, fotointerpretación y teledetección” a cargo Ing. Agr. Rodolfo Méndez; 2.-. “Gestión del acuífero guaraní y operación de Centros Termales” por el Dr. Jorge Montaño; 3.- “Gestión Costera” por el Dr. Danilo Antón; 4.- “Introducción a la Vegetación del Uruguay” por Ing. Agr. Carlos A. Brussa; 5.“Introducción a las aves del Uruguay” por el PhD. Adrián Azpiroz; 6.- “Turismo Rural y Rutas alimentarias” por el Ing. Agr. Ernesto Barrera (Argentina). Si bien el Turismo rural es una modalidad cultural de uso del espacio, en la Tecnicatura está incluido en el área Práctica de itinerarios de naturaleza. 4. La cuarta sección es el espacio dedicado al patrimonio inmaterial y a la interpretación del patrimonio: 1.- “Danzas tradicionales y populares del Uruguay”, por el Prof. Hugo Suberbie; “Taller de Tango” a cargo de Rosana Tóccoli y José Ramallo; 2.- “Música del Uruguay” a cargo de los musicólogos Gustavo Goldman y Adriana Santos Melgarejo; Taller “Música e identidad” dado por el músico Rubén Olivera; 3.- “Recreación Dirigida” a cargo de la Dra. Guillermina Mesa Cobo (Colombia); 4.“Técnicas para la Interpretación del Patrimonio natural y cultural para públicos no cautivos” a cargo del Consultor en Patrimonio natural y cultural Jorge Morales Miranda (España). El cierre de un Proyecto es un momento de balance y de agradecimiento a todos los que apoyaron y colaboraron con esta iniciativa y desafío de capacitación.

En primer lugar a la ANII, que nos abrió la posibilidad de contar con recursos para llevar adelante un plan de capacitación vasto y diverso. Pero no sólo fueron los recursos económicos sino el asesoramiento constante: al comienzo a la Ec. Leticia Carzoglio quien encaminó los primeros pasos en los momentos de la presentación; a la Ing. Luciana Balseiro que en estos dos años y medio ha sido un apoyo permanente orientando en todos los pasos ejecutados encontrando siempre una solución ágil y rápida a las diversas situaciones planteadas. Agradecer al Director del CETP Prof. Wilson Netto, quien nos ayudó a ponerle cifras al Proyecto y es el responsable institucional del mismo. Al Ing. Luis Marco, referente del CETP ante la ANII. A la Prof. Marta Rodrigo, directora del Programa de Educación en Administración y Servicios por su respaldo en todo lo actuado. Al escultor Ramón Cuadra por la información brindada. A los museos y personas que figuran en los créditos por la generosidad en brindar imágenes y documentación que figura en la publicación. Agradecer a la Mag. Cecilia Tonelli quien nos informó y alentó desde Punta del Este para que nos presentáramos a la Convocatoria de ANII que incluía el rubro Turismo. A los integrantes de la Fundación Ricaldoni por el trabajo compartido en la implementación del Proyecto: Andrea Solari, Claudia Leites, Marcela Cadimar, Santiago Herrera, Pablo Estable y Nicolás Capouya. A los estudiantes Bárbara Perez, Eliene Fernández, Valeria Medina, Leticia Núñez y Luis Trías por su colaboración en la organización de los cursos. A los profesores capacitadores que, además de dar sus cursos, corrigieron trabajos, asesoraron a los docentes asistentes y finalmente revisaron y realizaron las introducciones a cada una de las secciones del libro. A los profesores cursillistas por la responsabilidad y compromiso con que asumieron cada uno de los cursos y su tarea de difusión de lo aprendido entre sus estudiantes. Es momento de recordar a dos queridos compañeros que participaron en los cursos y ya no están entre nosotros. La Prof. María Teresa Buscio –oriunda de Mercedes y que diera Teoría del Turismo en Melo, Montevideo y Mercedes– quien falleció el 18 de julio de 2010 y el Prof. Ing Agrón. Eduardo González –profesor de Ecología y Ambiente en Rocha– quien falleció el 7 de noviembre de 2011. Están presentes en esta publicación con sus trabajos.

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Prólogo

de manera de lograr su participación en la planificación y en los beneficios de la actividad turística, concebida como parte integrante del portafolio de bienes privados y públicos que se le ofrecen a los visitantes para que disfruten de una experiencia satisfactoria. Por las razones explicadas anteriormente, figura una selección de los trabajos correspondientes al curso “Turismo, sostenibilidad y desarrollo local”, a cargo de las Licenciadas Nelly da Cunha y Rossana Campodónico; y el “Taller de turismo sostenible” dado por Mag. Cecilia Tonelli.

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Aproximaciones a la construcción de itinerarios turísticos sostenibles Prof. Ana Salom

1. Introducción: ubicación del turismo en la actualidad En los últimos 50 años, el Turismo ha experimentado un crecimiento permanente a pesar de las perturbaciones ocasionadas por la irrupción de diferentes crisis políticas, económicas, sociales y ambientales sufridas en diferentes regiones del mundo. Al tiempo de procesar cambios cuantitativos significativos a nivel mundial (5% del pib, 4to lugar en las exportaciones y el 6% del empleo), ha diversificado la actividad tanto en lo que respecta a los destinos –llegando a los lugares más alejados de los centros de emisión- como a los productos turísticos, adecuándose por un lado a los cambios en las estructuras económicas, sociales y culturales de la sociedad de la información y de la virtualidad, y por otro, a los nuevos perfiles de turistas.

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El nuevo turista occidental del tercer milenio combina diversidad de opciones fragmentando sus estadías; es exigente porque dispone de más información; elabora y planifica sus propias vacaciones sin recurrir a intermediarios; quiere ser protagonista en destinos seguros; es más culto y es “inversor” de su tiempo libre; posee una creciente conciencia ambiental; reclama productos a medida y desea establecer un encuentro con personas diferentes a su entorno habitual. (Valls, 2003:65-68)1 Esta complejidad requiere la elaboración de políticas turísticas sostenibles, diversificadas, descentralizadas, trabajadas en red, para tener la capacidad de captar nuevos usuarios, retener los antiguos visitantes, desestacionalizar la oferta y disminuir la presión sobre los recursos. En ese contexto de grandes cambios económicos y socio-culturales, el Ministerio de Turismo y Deporte promovió y lideró la elaboración del Plan Nacional de Turismo Sostenible 2009-20202 definiendo su visión como “Uruguay, país turístico reconocido internacionalmente por su compromiso con el desarrollo soste1 Valls,J.F.(2003) las claves del mercado turístico. Bilbao. Ediciones Deusto. 2 minturd-bid (2009) Plan Nacional de Turismo Sostenible 2009-2020. Montevideo.

nible, competitivo, accesible, amigable y seguro. Con servicios de calidad, actores capacitados y la máxima articulación entre los diversos protagonistas de la actividad”. Para lograr dicha visión se definieron cinco líneas estratégicas: Modelo turístico, sostenible, económica, ambiental y socioculturalmente ; Innovación y calidad, impulso de la competitividad; Incremento de las capacidades, calidad del empleo y compromiso de los actores del sistema turístico; Marketing y promoción para ampliar y fidelizar la demanda;. Turismo como herramienta para la integración social, territorial y política, consciente de la diversidad. La creación de la Tecnicatura “Guía y técnico en diseño de circuitos turísticos sostenibles” del c.e.t.p. se inscribe en dicho plan estratégico al promover la investigación y creatividad en el diseño y la gestión de nuevos itinerarios, rutas y circuitos turísticos así como la revalorización de los ya existentes. Sus egresados desempeñarán la función de “facilitadores e intérpretes” entre visitantes, residentes y los atractivos localizados en ámbitos diversos como museos, parques temáticos, complejos turísticos, áreas protegidas, parques nacionales, establecimientos rurales, itinerarios rurales y urbanos. Desarrolla una currícula acorde con la concepción de Producto Turístico Sostenible entendido como el conjunto de bienes y servicios individuales, debidamente articulados en una oferta territorial, para brindar una experiencia satisfactoria a los visitantes e involucrar a la comunidad local en su planificación y en sus beneficios.

2. Rutas e itinerarios: definición y tipologías La movilidad fue parte del comportamiento humano desde su origen: desplazamientos buscando alimentos o huyendo de las crudezas del clima; peregrinaciones religiosas; rutas comerciales terrestres, marinas y oceánicas; rutas de la conquista y la colonización; crónicas de viajes desde las de los piratas, sabios naturalistas, escritores, artistas hasta los internautas de la posmodernidad.

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El Consejo Internacional de Monumentos y Sitios -icomos- ha elaborado la Carta de Itinerarios Culturales3 donde se expresa que éstos representan “procesos interactivos, dinámicos y evolutivos de las relaciones humanas interculturales que reflejan la diversidad de los aportes de los distintos pueblos al patrimonio cultural.” Esta nueva categoría patrimonial guarda armonía con los otros tipos de bienes (ciudades, paisajes, patrimonio industrial, natural, etc.) y los interrelaciona de manera científica descubriendo el valor patrimonial de los intercambios humanos desarrollados a través de vías de comunicación que facilitaron su flujo o fueron utilizadas con un fin concreto y deliberado. Puede tratarse de una ruta creada para diversos fines o para un fin específico. Pero más allá de su significado como vía de comunicación y transporte, su importancia como itinerario cultural se explica por haber generado elementos patrimoniales a través de diversos tiempos. Los itinerarios culturales se integran con elementos materiales como la propia vía de comunicación, las manifestaciones patrimoniales tangibles vinculadas a las diversas funciones cumplidas a lo largo del tiempo –puertos, postas, defensas, puentes, industrias, lugares sagrados, etc.– y factores intangibles que contribuyen a proporcionar sentido y realce a los elementos que componen el conjunto de dichas rutas. (Ibid) En su análisis es necesario considerar el contexto en el que se inscriben –natural y cultural- que enriquece su comprensión de igual manera que “el concepto de itinerario cultural constituye un conjunto de valor superior a la suma de los elementos que lo integran y que le confiere significado”. (Ibid) Si bien la Carta de Itinerarios Culturales advierte que debe evitarse la confusión conceptual entre éstos y las rutas turísticas, por otra parte admite que ellos contribuyen a la cohesión territorial y al desarrollo sostenible. Por tanto, la visita turística deberá ser planificada de manera de tener en cuenta el respeto a la identidad, la autenticidad, la integridad de los valores patrimoniales, los estudios previos de impacto ambiental, 3 ICOMOS (2008) Carta de Itinerarios culturales. 16 Asamblea General. Québec, 4 de octubre 2008.

la participación prioritaria de la comunidad local así como definir medidas de seguimiento y control para evitar los impactos negativos del turismo, tales como la atención a las distintas capacidades de carga de cada sitio para evitar su deterioro o destrucción. El nombre de itinerario turístico se asocia comúnmente a diversos tipos de desplazamientos como ser rutas, corredores, recorridos, caminos pintorescos, senderos y circuitos, aunque estos últimos están más circunscriptos a un programa turístico donde el viajero no pasa dos veces por el mismo camino, y muchas veces está vinculado a un recorrido urbano y de menor alcance en el tiempo. Castrogiovanni4 afirma que: “El itinerario turístico debe contener explícitamente la localización y la orientación espacial del lugar o lugares que evoca, así como la descripción detallada y orientada de los elementos que componen el paisaje natural y cultural de esos lugares. El itinerario debe ser enriquecido con el acompañamiento de un mapa temático. Los itinerarios turísticos son planeados a partir del establecimiento de objetivos y características del segmento al cual se proyecta. Debe ser entendido como un camino para ser recorrido.” A esta mirada desde la contextualización de los atractivos a través de una vía física y de un relato que enhebre los saberes y las experiencias de las localidades por las que atraviesa, que es una forma de observar y comprender la realidad, hay que agregar la perspectiva subjetiva del visitante que transita por él, con sus vivencias, motivaciones y expectativas. Los itinerarios turísticos pueden ser monotemáticos, genéricos (city tours) o multitemáticos (integran diversos temas, atractivos y actividades de una región en torno a un eje conductor). El diseño de rutas, itinerarios o circuitos es sumamente variado tanto en los tópicos como en la localización, organización, extensión e integración. En el espacio del MERCOSUR y en el país, esa diversidad se manifiesta, entre otras, en las rutas del Gaucho; de las Misiones y Estancias Jesuíticas; la Guía Benedetti; las rutas alimentarias como las del vino o las gastronómicas como “Saberes y sabores de Rocha”.

4 En CISNE, R. y GASTAL, S. (2011) “Nueva visión sobre itinerarios turísticos. Una contribución a partir de la complejidad” En Estudios y Perspectivas en Turismo, Nº 20, Buenos Aires.

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Aproximaciones a la construcción de itinerarios turísticos sostenibles

Todas han dejado huellas que, por un lado, han motivado la investigación en diversas áreas del conocimiento científico y, por otro, han despertado la curiosidad de “revivirlas” a través de las facilidades del Sector Turismo dando lugar a la creación de “rutas turísticas”.

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“Las rutas agregan valor a los productos, oficios o lugares que se agrupan en dos dimensiones. La primera es la propia del eje de la ruta; la segunda es la que se integra en un cluster a otras actividades que giran alrededor de las rutas, desde los transportes a las posadas, los bares, restaurantes y, en general, a la economía del lugar.”5 En los últimos años se ha asistido a una proliferación de rutas e itinerarios turísticos en todo el planeta, consecuencia de varios factores entre los que se destacan el proceso de globalización, el desarrollo del marketing territorial que ha puesto en el mercado mundial territorios con singularidades naturales y culturales -en momentos de crisis ambiental y de autenticidadque han generado flujos de personas con deseos de conocer espacios naturales y patrimoniales en sociedades no “contaminadas”.

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Javier Hernández Ramírez6, citando a Lagunas y Nogués, plantea que el recurrir a metodologías diseñadas y normalizadas por instituciones internacionales y nacionales que “producen un espacio turístico que reinterpreta e incluso modifica la realidad cultural previa para proyectar competitivamente al lugar en el escenario planetario” tiene como consecuencia la obtención de itinerarios estandarizados instrumentales a la demanda global que no siempre se corresponden con la dinámica socio–cultural interna del territorio que se pretende promocionar. (2011:226) Aunque en el fundamento de las rutas e itinerarios turísticos aparece la referencia a la sostenibilidad y al desarrollo local, en la mayoría de ellas, la población local no interviene en la planificación y en la gestión, ni se beneficia de sus resultados. Distinta es la situación cuando existe un control local del patrimonio, de sus significados y usos que impide la banalización de la cultura y genera un desarrollo endógeno que permite una reproducción social sostenible. (Ibid) De acuerdo con esta reflexión, se considera que la elaboración de itinerarios debe estar apoyada en rigurosas investigaciones bibliográficas y de campo; donde deben intervenir las comunidades locales en un marco de respeto a la autenticidad y a los reales usos de su patrimonio para asegurar un desarrollo sostenible, así 5 DACHARY, A. C. y ARNAIZ BURNE, S. M. (2006) Territorio y turismo. Nuevas dimensiones y acciones. México: Universidad de Guadalajara. pp.131. 6 HERNÁNDEZ RAMÍREZ, J. (2011) “Los caminos del patrimonio. Rutas turísticas e itinerarios culturales” En Pasos. Revista de turismo y patrimonio cultural, Vol 9, Nº 2, pp. 225-236.

como brindar una experiencia genuina al visitante al que en ocasiones le es difícil comprobar si ha existido manipulación de la realidad.

3. Proceso de construcción e interpretación de itinerarios Por ello, un proyecto de itinerario turístico cuyo fundamento teórico sea el desarrollo sostenible y local y que exprese la autenticidad del patrimonio brindando una experiencia satisfactoria al usuario –residente o visitante– debe basarse en una investigación exhaustiva del tema, del espacio, del patrimonio y de la población donde se localizará. Esto supone la revisión bibliográfica, el manejo de documentación sobre el contexto geográfico, histórico, socio económico, así como el registro de atractivos del espacio en cuestión; entrevistar referentes claves, identificar el problema a resolver, realizar buenas preguntas, desconfiar de las fuentes y de los preconceptos del investigador, plantear hipótesis como guías de la investigación y elaborar objetivos que aporten a la resolución del problema. Esta es la base fundamental para luego realizar un “recorte” del espacio geográfico en relación al tema elegido, la selección de los atractivos a incluir, la extensión del recorrido, su localización en áreas naturales o urbanas y los actores locales participantes. Es este recorte el que se constituye en el diseño del itinerario. Posteriormente se debe elaborar el relato usando diversas técnicas de interpretación para comunicar al público visitante -que está haciendo uso de su tiempo libre y no está dispuesto a recibir una lección- el significado del patrimonio que está presenciando con un lenguaje accesible pero veraz, motivador, provocador y emotivo que cree conciencia sobre su valor y la necesidad de conservarlo.

3.1. Espacio, paisaje y territorio “El territorio es, en la mayor parte de los casos una especie de palimpsesto, cuya lectura requiere identificar los diversos “territorios” incorporados en él y separar sus distintas aportaciones históricas. El análisis del territorio se convierte en “un proceso de deconstrucción”. José Ortega Valcárcel, Los horizontes de la geografía. El concepto de territorio es amplio y ha dado lugar a diferentes aproximaciones desde la geografía y otras ciencias sociales y políticas. En el territorio se desarrolla la actividad humana, asentada sobre un soporte natural con características topográficas, geológicas,

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En el presente, el espacio se mundializó para atender a una nueva forma de producir y de vivir globalizadas. Sin embargo, el geógrafo Milton Santos7 afirma “cuanto más se mundializan los lugares, más se vuelven singulares y específicos, es decir únicos.” (1996:46) Para este autor hay que diferenciar configuración territorial, paisaje y espacio. “La configuración territorial está formada por la constelación de recursos naturales, lagos, ríos, planicies, montañas y bosques; y también por los recursos creados: carreteras, ferrocarriles, conducciones de todo orden, diques, presas, ciudades y otros. Este conjunto de todas las cosas dispuestas como sistema es lo que forma la configuración territorial, cuya realidad y extensión se confunden con el propio territorio de un país.” (Ibid:73) El paisaje es el “dominio de lo visible, lo que la vista abarca, no sólo está formado por volúmenes, sino también por colores, movimientos, olores, sonidos, etc.” (Ibid:60) Por tanto, concluye el autor: “El paisaje es el conjunto de cosas que perciben directamente nuestros sentidos; la configuración territorial es el conjunto total, integral de todas las cosas que forman la naturaleza en su aspecto superficial y visible y el espacio es el resultado de un matrimonio o un encuentro sagrado, mientras dura, entre la configuración territorial, el paisaje y la sociedad.El espacio es la totalidad verdadera porque es dinámico, es la geografización de la sociedad sobre la configuración territorial.Las formas pueden, durante mucho tiempo, seguir siendo las mismas, 7

SANTOS, M. (1996) Metamorfosis del espacio habitado. Barcelona: Oikos-Tau.

pero como la sociedad está siempre en movimiento, el mismo paisaje, la misma configuración territorial nos ofrecen, en el transcurso de la historia, espacios diferentes.” (Ibid:74-75) El paisaje constituye una realidad compleja de la que se ocupan las más diferentes ciencias sociales ya que en ella se mezclan elementos naturales y culturales, objetivos y subjetivos. Incluso, Maderuelo8 señala que “el paisaje no es un ente de carácter objetual sino que se trata de un constructo mental que cada observador elabora a partir de las sensaciones y percepciones que aprehende durante la contemplación de un lugar, sea este rural o urbano.” (2010:575)

3.2. Paisaje y sus percepciones Por ende, el paisaje no existe sin el ser humano, aún cuando éste no le confiera excepcionalidad o singularidad porque integra su mundo habitual, su cotidianidad. Esta forma de internalizar el paisaje en la vida de su gente se denomina identitaria o protopaisajística y corresponde a “las de aquellas personas que construyen y viven en el propio paisaje, cuyas miradas probablemente no sean panorámicas, ni siquiera admirativas, pero cuyas percepciones sensoriales descienden hasta los más mínimos detalles, identificando paisajes de la vida, de los sueños, de los símbolos.”9 Esos paisajes son vivenciales, son espacios de la memoria, de los juegos, de los recuerdos de la adolescencia, de la herencia de sus familias, en fin de identidad. Otra mirada al paisaje la realizan los visitantes, los artistas, los creadores los que le descubren su notoriedad y la expresan mediante relatos, pinturas, fotografías, escenas cinematográficas u obras musicales. Estas son las percepciones creativas que le añaden riqueza emotiva al paisaje. Sólo un ejemplo entre tantos posibles: los sentimientos que despierta escuchar “Minas y Abril” en la voz de Santiago Chalar, o la comprensión del mundo de las sierras de Minas y su gente que se logra a partir de los cuentos de Juan José Morosoli10: “Yo conocí la geografía de mi terruño por aquel yuyero viejo… En su canasta estaban todos los pagos, con su perfume agraz y dulce. 8 MADERUELO, J. (2010) “El Paisaje Urbano” en Estudios Geográficos, Vol. lxxi, pp. 575-600. Universidad de Alcalá. 9 OJEDA RIVERA, J. (2005) “Percepciones identitarias y creativas de los paisajes mariánicos” En Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Universidad de Barcelona, Vol IX, Nº 187. [15.04.2005] 10 MOROSOLI, J. J. (2012) Perico. Montevideo: Banda Oriental.

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Aproximaciones a la construcción de itinerarios turísticos sostenibles

climáticas, hídricas y de vegetación específicas. Frente al soporte natural, creado en una larga evolución geológica y en los procesos erosivos, el territorio ha sido moldeado por el ser humano. En esa, también, larga construcción éste ha hecho diversas intervenciones que borran los “territorios” anteriores pero van dejando huellas más o menos perceptibles. De ahí la comparación que hace Ortega Valcárcel con un palimpsesto, en el que nuevos escritos no consiguen borrar del todo los mensajes anteriormente grabados. El resultado es la convivencia de diversos patrimonios naturales y culturales que coexisten como los estratos de un yacimiento arqueológico sobre un mismo lugar, funcionando como un sistema de información que cada una de las generaciones siguientes irá interpretando de acuerdo a los criterios y modos de pensar de su cultura.

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Con cada yuyo venía un pedazo de geografía viva. Pues el yuyero al exaltar las virtudes de la planta evocaba el paisaje, los animales y los hombres... La sierra venía con sus mil plantas llenas de espinas. El valle dormía en la canasta con sus gramillas duras. La cañada infantil, puro salto y espuma, con su menta espesa. Los cerros grises y transparentes de mi pago estaban mostrando allí el cabello gris y azufrado de la marcela y la planta de la yerba blanca. A mí me enseñó geografía el Negro Félix, el yuyero...” Perico (1945) Las sierras con sus calagualas, los romerillos, las pitangas, los chircales, las cina cinas, así como los arroyos del Yerbal y los ríos Olimar, Cebollatí y el Uruguay con sus sauzales y ceibales que recuerdan Morosoli, Lena o Sampayo, son expresiones de un paisaje de naturaleza hoy en gran medida modificado por el hombre; pero conviven con relictos de montes primarios, poco accesibles como las quebradas, praderas no trabajadas, humedales que albergan una rica diversidad biológica.

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Para preservar estos sistemas donde el hombre interactúa con la naturaleza y propiciando un uso sustentable se ha creado el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, seleccionadas por su valor ambiental, cultural o paisajístico representativas de los ambientes naturales del país. Estos espacios regulados por ley 17.234 contribuyen a mitigar algunas actividades humanas perjudiciales para el ambiente y favorecen la investigación científica, la educación y el disfrute de la sociedad que toma conciencia del valor de conservar el ambiente natural y el patrimonio cultural. Asimismo brindan la oportunidad a las comunidades locales de desarrollar actividades productivas compatibles con la conservación y fortalecer sus culturas e identidades locales. En estos espacios verdes se han diseñado senderos para permitir a los visitantes conocer, reconocer y sentir la necesidad de conservar porque, tomando las palabras del ecologista senagalés Baba Dioum, al final conservamos sólo lo que amamos; amamos solo lo que comprendemos y comprendemos solo lo que nos han enseñado. En distintos espacios naturales –sean áreas protegidas o no– se han creado senderos con esos fines y algunos ejemplos pueden ser el Monte de Ombúes en la Laguna de Castillos (Rocha) o el del Cerro Arequita (Lavalleja); los montes del Queguay (Paysandú), el Lunarejo (Rivera) o los Esteros de Farrapos (Río Negro).

Para el logro de esos fines no basta con crear espacios protegidos sino que es necesario elaborar planes de manejo y contar con equipos de guardaparques y guías – intérpretes para hacer descubrir la riqueza de la naturaleza a públicos que provienen mayoritariamente de los espacios urbanos. Como dijo W. H. Carr11 “La falta de un guía – intérprete en un parque es como invitar a un amigo a casa, abrirle la puerta y luego desaparecer.” (1982:1) De la misma manera que el paisaje no es la naturaleza ni el territorio, el “paisaje urbano” no es la ciudad, ni alguno de sus enclaves significativos, sino la imagen que de ella se destila, bien sea ésta individual o colectiva.12 Las imágenes de la ciudad han variado a lo largo del tiempo y ésta se ha interpretado a través de sus atributos (muralla o torre); de la cartografía; de la literatura; de la pintura; la fotografía; la arquitectura y la publicidad. Es hacia el siglo xix en que el Romanticismo y especialmente William Turner desarrollan la temática de la pintura del paisaje urbano. También a mediados del siglo XIX las grandes ciudades europeas crecen y se transforman, siendo París -del Prefecto Haussmann- la que con sus plazas, jardines y bulevares será el modelo a seguir por las ciudades occidentales, entre ellas Montevideo. Walter Benjamin13, en “París, capital del siglo xix” dice que “la ciudad se ensancha hasta ser paisaje en los panoramas”.(2005:40) La creación de los grandes bulevares, de las plazas, los parques, los jardines botánicos, las calles con galerías, museos y cafés van a permitir descubrir la ciudad a sus propios habitantes. Benjamin14 hace referencia a la figura del “flâneur” que recorre de manera ambulante la ciudad, con curiosidad, lo que lo transforma en un observador y conocedor de la vida urbana, de lo cotidiano. Más adelante define el rol que cumple este personaje: “reconstruir topográficamente la ciudad, diez, cien veces, a través de los pasajes y de las puertas… concluyendo que “los rostros más secretos de la ciudad se sitúan en su parte más recóndita.” (1972:130) La ciudad, lo urbano y la vida cotidiana ha sido centro de las reflexiones de Henri Lefebvre durante más de 11 CARR, William H. (1982) “The interpretive Process” En Sharpe, G. W. Interpreting the Environment. London: John Wiley & Sons. 12 MADERUELO, op cit:575. 13 BENJAMIN,W(2005)Libro de los Paisajes.Edición Rolf Tiedemann.Madrid. Ediciones AKAL 14 BENJAMIN, W. (1972) Iluminaciones II: Poesía y capitalismo. Madrid: Taurus.

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Especialmente en los “centros de las ciudades […] hay objetos diferentemente fechados, incluso superpuestos unos y otros. El espacio del centro de la ciudad podría ser pensado a través de la metáfora del “collage” de temporalidades o de los diferentes tiempos que se centralizan en el espacio.” (1972:156) “ ¿Qué son hoy las ciudades para nosotros?... Las ciudades son un conjunto de muchas cosas: memorias, deseos, signos de un lenguaje; son lugares de trueque, como explican todos los libros de historia de la economía, pero esos trueques, no lo son solo de mercancías, son también trueques de palabras, de deseos, de recuerdos” Italo Calvino, Las ciudades invisibles Coincidentemente, Marc Augé considera que “las ciudades tienen una memoria que dialoga con la nuestra, la provoca y la despierta”. Esa memoria de las ciudades inscripta en el diseño de sus calles, espacios públicos y fachadas permite imaginar diferentes épocas en que mujeres y hombres desarrollaban sus vidas bajo otros paradigmas. Pero, como sostiene Martín Kohan16, “la historia de la ciudad permanece invisible para el observador no iniciado. Sólo la mirada poética, el deambular con ideas, acompañada del estudio riguroso permite leer la ciudad: los vestigios, la traza, las formas, los monumentos, los edificios permanecerán siempre mudos si no sabemos interrogarlos, si no sabemos suscitar su respuesta.” (2006:4)

15 LEFEBVRE, H. (1972) La vida cotidiana en el mundo moderno. Madrid: Alianza. 16 En ALDEROQUI, S. (2006) Proas a la ciudad. Agosto/Nov. 2006, Año V, Nº 13, Gob. Bs As.

3.3. La interpretación del territorio Para comprender esa realidad plural y diversificada, para respetarla, disfrutarla y contribuir a su conservación y difusión es necesario investigar, comunicar e interpretar el patrimonio en su expresión más abarcativa. La Interpretación de un territorio, en palabras del creador de la disciplina Freeman Tilden17, es: “ una actividad educativa que pretende revelar significados e interrelaciones mediante el uso de objetos originales, experiencias de primera mano y medios ilustrativos en lugar de simplemente transmitir la información de los hechos” (2006:35) Posteriormente, en una de sus últimas conferencias en 1975, sustituyó la palabra educativa por “recreativa” donde aún es más evidente que la Interpretación no es simplemente entregar información, sino una explicación de esta información basada en la personalidad y la experiencia de los visitantes, con el objeto de provocar curiosidad, diálogo y la interacción entre ellos y el patrimonio. Se trata de ofrecer al visitante tanto un significado (información) como una vivencia (sentimientos, sensaciones). La Asociación para la Interpretación del Patrimonio ha sintetizado el concepto18: “la interpretación es el arte de revelar in situ el significado del legado natural, cultural o histórico, al público que visita esos lugares en su tiempo libre.” (2001:33)

4. La Tecnicatura “Guía y técnico en diseño de circuitos turísticos sostenibles” Desde este marco referencial, sobre la base del estudio interdisciplinario, de un porcentaje importante de salidas de campo y de la apropiación paulatina de las técnicas de la interpretación, esta Tecnicatura aborda el estudio del territorio nacional. El Plan está organizado en cuatro semestres, de los cuales el último está destinado a la elaboración del proyecto de un itinerario temático innovador realizado por los alumnos en equipo, disponiendo de los tres primeros para el conocimiento y profundización del patrimonio del país, a través de sus atractivos turísticos organizados en rutas temáticas que generen un diálogo cultural con el territorio. Éstas se han organizado en tres zonas siendo siempre la primera en abordarse la que corresponde al lugar donde se desarrolla la Tecnicatura: 17 TILDEN, F. (2006) La interpretación de nuestro patrimonio. Sevilla: Asociación para la Interpretación del Patrimonio. 18 En MORALES, J. (2001) Guía práctica para la Interpretación del patrimonio. Sevilla: Junta de Andalucía.

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Aproximaciones a la construcción de itinerarios turísticos sostenibles

40 años (1946 hasta su muerte en 1991) en un mundo de cambios sociales e históricos relevantes. Para él la ciudad es un objeto que ocupa un lugar y una situación (un espacio–tiempo), una obra que no está únicamente organizada e instituida, sino que también está modelada, configurada por grupos de acuerdo con sus exigencias e ideologías. Lo urbano es una forma y un proceso inestable, la del encuentro y de la reunión de todos los elementos que constituyen la vida social y cultural de la ciudad. Es un estilo de vida que se evidencia en las relaciones entre los actores, sus prácticas, simbolismos en diferentes temporalidades (tiempo cotidiano, histórico, el de la evocación o de la memoria).15

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a) Montevideo, Área metropolitana y S.W. Platense; b) Sureste platense, zona de las serranías y costa atlántica; c) Las Fronteras al Norte del Río Negro: n.w. del río Uruguay y n.e. con Brasil. Teniendo en cuenta su fundamento teórico y el perfil de egreso del Técnico, se estructuró una currícula donde se incluyen las áreas de la Estructura y Gestión del Turismo Sostenible, del Espacio Geográfico, de Itinerarios de Naturaleza; Antropología Social y Cultural, Itinerarios urbanos, Literatura, Patrimonio, Música, Danzas, Comunicaciones, de manera de aportar al conocimiento y valoración de los atractivos para poder interpretar y diseñar itinerarios en áreas naturales y en ciudades de arte.

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En el primer año se fortalece la cultura general de los estudiantes y se desarrolla una sinergia entre el aula y las salidas de campo, incluyendo dos itinerarios por semestre. En el tercer y cuarto semestre, se agregan asignaturas como Recursos Humanos, Recreación, Ética, Primeros Auxilios que se desarrollarán en aula y en dos salidas prácticas, dejando el último semestre concentrado al diseño de un proyecto de itinerario turístico sostenible viable con el que se egresa de la Tecnicatura, incorporando Marketing, Estadística, Metodología de la Investigación, además de horas de práctica en diferentes emprendimientos. La carga horaria total de la Tecnicatura es de 2080 horas entre el aula y las salidas de campo y la certificación de 80 horas de práctica que los estudiantes realizan para terceros (guiadas para otros colectivos estudiantiles, instituciones de adultos mayores y organismos públicos). La metodología que se aplica en el curso de Guía y Técnico de Circuitos Turísticos es de carácter activo partiendo de la experiencia como generadora de conocimiento que posibilita al estudiante conocer, investigar

y transformar la realidad y de esta manera vincular el aprendizaje (saber) con su utilidad (hacer). La misma pone su acento en las relaciones personalizadas, colaborativas y centradas en el alumno pretendiendo superar la fragmentación académica, orientando el trabajo en procesos y fortaleciendo la apertura al entorno en estrecha relación con las redes comunitarias. Se realizan Foros docentes quincenales donde, con una periodicidad establecida, se integran los estudiantes con la finalidad de que todos los actores aporten a la planificación y evaluación continua de las actividades, reconociendo a los alumnos como protagonistas de su propio aprendizaje. Al finalizar el cuarto semestre y aprobar el proyecto, los estudiantes serán capaces de: • Diseñar y comercializar productos turísticos sostenibles (inventariar atractivos y servicios, y elaborar estrategias de planificación, comunicación y comercialización de circuitos turísticos teniendo en cuenta la capacidad de carga local y el perfil de los diferentes tipos de visitantes); • Informar a turistas y habitantes locales analizando y evaluando las fuentes de información, los destinatarios y la comunicación en idioma inglés y portugués; • Interpretar el patrimonio natural y cultural para los residentes y visitantes en un marco de desarrollo local sostenible; • Guiar grupos de visitantes, respetando el ambiente y la cultura local y como facilitador del encuentro entre residentes y visitantes de manera que estos últimos tengan una experiencia satisfactoria. La selección por la anii de la Tecnicatura como curso innovador y la ejecución del Proyecto asegura la mejora de la calidad de los aprendizajes y la creación de una masa crítica que atestigua la continuidad de esta oferta educativa.

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Turismo, sostenibilidad y desarrollo local

TURISMO, sostenibilidad y desarrollo local introducciÓn Lic. Nelly da Cunha y Lic. Rossana Campodónico Análisis y reflexión en torno a las relaciones entre turismo, patrimonio y desarrollo local Prof. Pablo Zouain Arjona Bienes patrimoniales y turismo: una relación ambivalente que reclama su gestión profesional Prof. María Teresa Buscio

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Introducción Lic. Nelly da Cunha y Lic. Rossana Campodónico

El curso “Turismo, sostenibilidad y desarrollo local” se dictó en febrero de 2010 en el marco del Proyecto de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación/2008_09 “Tecnicatura Guía y Técnico en diseño de circuitos turísticos sostenibles”. Se centró en la presentación de la problemática del turismo como ciencia, como campo disciplinario o como ciencia en construcción dejando librada las posiciones teóricas a ser asumidas por cada uno de los docentes participantes . Para ello fue necesario partir de la interpretación de concepciones interdisciplinarias o transdisciplinarias que se generan desde el pensamiento complejo como única forma de poder realmente comprender el fenómeno en su totalidad y, a su vez, poder luego transmitir y formar a los estudiantes en una concepción crítica e integral del turismo que trasciende lo meramente económico . 18

Esto requirió un análisis de las distintas concepciones metodológicas del abordaje en sus variantes cuantitativas y cualitativas que hacen en definitiva a la formulación de nuevas propuestas y proyectos. A los efectos de una mejor integración de la problemática se planteó la necesidad de analizar la gestión del turismo dentro del paradigma de sostenibilidad, para lo cual se presentaron los principales criterios del abordaje interdisciplinario de la gestión así como los componentes esenciales de la planificación turística, tomando como eje de formulación la teoría de la participación de los actores locales. En tercer lugar se planteó la vinculación entre turismo y desarrollo, partiendo de la concepción de desarrollo local como una herramienta posible de articular

las actividades turísticas y como éste puede devenir en una aplicación regional. Si lo que se pretende es ir más allá del meramente incremental de las actividades turísticas se hizo necesario presentar la importancia significativa del asociacionismo público/privado en el país, que ha tenido real trascendencia a partir de la década de los noventa del siglo XX. Y cómo esta herramienta es en la actualidad un elemento ineludible de ser utilizado a los efectos de lograr la permanencia de propuestas de desarrollo en un sentido amplio. La evaluación del curso se realizó mediante un análisis del artículo de María Velasco González “ Gestión Turística del Patrimonio Cultural: Enfoques para un Desarrollo Sostenible del Turismo Cultural”, Cuadernos de Turismo, núm. 23, (2009); pp. 237-253, donde el participante debía identificar claramente los siguientes temas: explicitar el marco teórico, describir la postura metodológica, analizar la conceptualización de desarrollo sostenible y las estrategias que el mismo conlleva, análisis de las divergencias y complicidades de patrimonio y turismo, ver qué valor se le asigna a la evaluación, determinar si existían inconsistencias entre el marco teórico y el planteo metodológico. Efectuado este análisis podía realizar comentarios generales sobre el fondo del tema planteado por la autora. Los resultados fueron altamente positivos ya que los trabajos realizados en todos los casos obtuvieron la aprobación requerida presentando una perfecta adecuación a las líneas metodológicas planteadas en el curso.

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Análisis y reflexión en torno a las relaciones entre turismo, patrimonio y desarrollo local

1. Introducción El trabajo de María Velasco González1 tiene como propósito declarado el análisis y reflexión respecto a la relación existente entre el turismo y la gestión del patrimonio. En este sentido, se detiene a considerar fundamentalmente la interrelación –encuentros y desencuentros– entre ambos sistemas, disímiles en los sentidos y culturas que importan, a la vez que desarrolla su visión respecto a los elementos que se deben tomar en cuenta para realizar una mejor gestión turística del patrimonio. Desde una lógica propositiva, el objetivo del artículo consistirá en presentar lo que la autora considera los enfoques necesarios para un desarrollo sostenible del turismo cultural, instando a la reflexión respecto a cómo consensuar los intereses y valores de todos los actores implicados por este fenómeno. En definitiva, una propuesta para la intervención.

2. Marco Teórico Si bien en su artículo la autora no explicita claramente el marco teórico desde donde presenta su propuesta, atendiendo a las diversas conceptualizaciones y desarrollos que efectúa podemos sostener que nos encontramos ante una mirada con clara impronta fenomenológica. En este trabajo el patrimonio cultural se visualiza como una construcción social histórica –producto de una sociedad concreta– resultando en verdaderos depósitos de sentidos2 y valores. Su conceptualización del turismo, como institución, no es ajena a esta mirada. Asimismo, Velasco González recurre conscientemente a las nociones de “construcción” y “simbolismo”, destaca su reconocimiento de los múltiples “espacios de la realidad social” y considera al turismo y el patrimonio como “fenómenos sociales” complejos, dinámicos y sistémicos. Su legítima preocupación porque todos los actores implicados en los procesos que hacen a la gestión del patrimonio tu1 Gestión Turística del Patrimonio Cultural: Enfoques para un Desarrollo Sostenible del Turismo Cultural, Cuadernos de Turismo, num. 23, (2009); pp. 237-253. 2 Berger, P. y Luckmann, T.; Modernidad, pluralismo y crisis de sentido, España, Paidós, 1997.

rístico tengan voz, remite al cuidado y respeto por la mirada nativa –relativismo cultural– en torno a la intervención sobre su realidad; no obstante, la concepción de desarrollo sostenible que refrenda no parece la más ajustada para ello. Aún así, nos encontrarnos ante un enfoque interpretativo.

3. Aspectos metodológicos La propuesta metodológica se proyecta en el artículo desde una concepción sistémica del turismo y el patrimonio como campos en interacción, promoviendo estrategias de análisis y reflexión respecto a los mismos con el fin de “mejorar la funcionalidad turística de los bienes de patrimonio” (Velasco, 2009:244). Para ello Velasco recurre a la idea de “enfoques” sin distinguir específicamente los instrumentos para dicha tarea. En este sentido, planteará fundamentalmente ideas guía para la acción. Para la autora –ya sea a nivel de la planificación, de conceptualización de los bienes (políticas de conservación y propuestas de usos) y de la evaluación– en todos los casos las acciones deben realizarse mediante la colaboración de los distintos actores, sean estos implementadores o destinatarios de las mismas (2009:245), debiéndose procurar consensuar intereses entre los implicados a partir del trabajo en redes e implementando procesos continuos de evaluación –con características propias de la investigación social– que den cuenta de las virtudes y falencias de los diseños y decisiones que se efectúan, validando o no la gestión. Según Velasco estas ideas guía deberán actuarse teniendo presente como criterios rectores los documentos internacionales existentes en relación con los bienes patrimoniales (2009:248) así como aquellos que conceptualizan el desarrollo sostenible (2009:250), pero omite señalar de qué documentos está hablando particularmente. Si bien la estrategia metodológica –desde el momento que reclama el carácter de investigación social– habilita imaginar un abordaje de índole cualitativo (consonante con el marco teórico propuesto), esto no resulta

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Turismo, sostenibilidad y desarrollo local

Prof. Pablo Zouain Arjona

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claramente especificado ni se hace mención respecto a las técnicas que deberían utilizarse para lograr los fines propuestos. La investigación social puede tener características bien disímiles y en esta propuesta para la gestión podrían terminar primando herramientas propias de otros marcos teóricos.

4. Sobre la conceptualización de Desarrollo Sostenible y sus estrategias conexas Velasco dedica un breve capítulo a conceptualizaciones en torno a la noción de sostenibilidad. Noción que a su juicio debe estar presente en toda propuesta relativa al turismo, no discriminando a éste ni por el tipo de destino ni por las formas que pueda tomar (de masas, cultural, rural, etc.), y lo argumenta recurriendo a las directrices que en tal sentido elaboró la Organización Mundial de Turismo (2004).

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Su propuesta promueve incorporar en la planificación y en la gestión turística del patrimonio algunos enunciados que dicha organización entiende como principios básicos del desarrollo sostenible: “optimizar el uso de los recursos ambientales, respetando los procesos ecológicos y ayudando a conservar los recursos naturales; contribuir al mantenimiento y mejora de los activos culturales singulares de las sociedades receptoras y asegurar que las actividades económicas sean viables a largo plazo y generen beneficios distribuidos, en especial a través del empleo.” (OMT en Velasco, 2009:250). Según la autora las estrategias que deben implementarse para la consecución de tales fines reclaman nuevas formas de gestión: cooperación, búsqueda de consensos y lo que denomina “el ejercicio consciente de la responsabilidad compartida” (ibid). Abogará entonces por la creación de espacios –redes– para la cooperación interadministrativa a nivel de la gestión, que incorporen a los actores privados y con la participación de diferentes agentes sociales, para obtener “una toma de decisiones realmente eficiente” (2009:251). Aquí se plantean por lo menos dos cuestiones discutibles. La primera remite directamente a las zonas nebulosas que abriga esta definición de desarrollo sostenible de la OMT –que la autora selecciona como su apoyatura explícita–, en relación con varios elementos que ella entiende centrales en su propuesta. Así, Velasco opta por un modelo que según se lo lea/entienda, puede resultar funcional a determinadas formas de gestionar (cierto relacionamiento público-privado, el lugar que se asigna a las comunidades, alcances de

los beneficios e impactos, etc.), pudiendo devenir en un modelo desarrollista pensado e implementado de “arriba hacia abajo”, donde queda en manos del decisor el alcance del “respeto” y la “conservación”, en el que mientras que a nivel sociocultural la cuestión sería “contribuir”, en el terreno económico se busca “asegurar” –literalmente– la rentabilidad, distribuyendo “beneficios” a través de un empleo que no se define en términos de calidad. La segunda remite a las estrategias para alcanzar dicho desarrollo, donde los conceptos en juego tampoco parecen acompasar el espíritu que en buena parte del artículo parecería primar: la gestión se define como el trabajo en redes entre los administradores públicos más la “incorporación” de los actores privados. A los actores sociales se los limita a “participar”, no quedando claro en calidad de qué. En relación con estos dos problemas, considero que la autora podría haber recurrido a otras definiciones en torno al desarrollo sostenible, que presentaran mayor precisión en su redacción en cuanto a sus alcances, aportando fundamento teórico claro en el mismo sentido que ella parecería promover a lo largo del artículo respecto a lo teórico-metodológico: que los planes y gestión deben ser abordados entre todos los sujetos comprometidos con las acciones.

5. Divergencias y complicidades En lo que tiene que ver con lo que Velasco señala como “divergencias” y “complicidades” entre los fenómenos del patrimonio y el turismo, encontramos una serie de elementos que se presentan como oportunidades para la potenciación de ambos espacios, así como otros que de no abordarse en forma consensuada mediante negociaciones –incluyendo a la totalidad de los actores– podrían entorpecer la gestión turística del patrimonio o incluso disparar procesos reactivos a dicha actividad. En primer término los bienes patrimoniales se han vuelto objeto de interés para un creciente número de turistas. Esto, necesariamente, obliga a todos los actores a abandonar la concepción tradicional del turista interesado en el patrimonio como un consumidor, y exponente, de la llamada alta cultura –un estereotipo o perfil muy arraigado–, y exige reconocer la diversificación en los gustos e intereses de los turistas (cualquiera sea el origen de ello), abandonando posiciones maniqueas en torno a este aspecto. De esta manera, el proceso de intensificación del “consumo” del patrimonio supone una mayor interacción entre espacios –y actores– que tradicionalmente han actuado con lógicas e intereses primarios bien diferenciados.

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Algunas de las complicidades que la autora distingue tienen que ver directamente con los aspectos económicos vinculados a la conservación del patrimonio y el uso que el sector turístico hace del mismo. Dicha conservación requiere ingentes cantidades de dineros públicos y la discusión sobre la posibilidad de que los actores privados colaboren en esta tarea –revirtiendo parte de las ganancias que genera la industria turística– debe estar sobre la mesa, sostiene Velasco. En línea similar, los actores del patrimonio incorporan criterios económicos en la gestión de los bienes, procurando ampliar su oferta y captar nuevos usuarios, así como implementan innovaciones en la gestión apuntando a usos no tradicionales del patrimonio tales como el “desprestigiado” entretenimiento y la educación. Por su parte, dentro del sector turístico, entiende que comienza a generarse la conciencia respecto a cuestiones caras al sector patrimonial: fundamentalmente en lo que refiere a la sostenibilidad de los recursos y cuidado del medio ambiente –debiendo velar por su equilibrio conjuntamente con la rentabilidad económica– así como el interés por la cultura en un sentido, si se quiere, “antropológico”.3 3 He sido generoso y califico de “antropológico” el supuesto interés del sector turístico en aras de significar que la autora entiende que se comienza a concebir la cultura como ese todo compuesto por el patrimonio material e inmaterial de los pueblos. No obstante no estoy de acuerdo en que el sector turístico efectivamente tenga interés en la cultura per sé. No sin que se justifique esto con investigación que avale tal afirmación. Entiendo que el sector turístico puede tener interés por la cultura desde el momento en que se la visualiza como una oferta más a ofrecer y consumir, cuesta visualizar que la tendencia del sector sea hacia el conocimiento respecto a la cultura.

En definitiva, la autora asume en su planteo lo borrosas que se presentan las fronteras entre ambos fenómenos y cómo, pese a las divergencias originales resultantes de la especificidad de cada campo, las complicidades ante las que hoy nos encontramos son muchas más de las que se suelen reconocer, representando oportunidades para el trabajo en conjunto de los diferentes actores, públicos y privados, en la gestión turística del patrimonio teniendo como trasfondo el concepto de turismo sostenible.

6. La evaluación La autora considera la evaluación como una investigación en torno a los planes y programas que se implementan en la gestión pública, investigación cuyos procedimientos “serían los mismos que los de la investigación social” (Bustelo en Velasco González, 2009:246). Por tal motivo juega un rol protagónico en su propuesta: se trata de “no sólo un deber, sino una manera de convertir la experiencia en conocimiento” (Velasco González, 2009:248). Frente a cierta gestión del patrimonio, que entiende por “evaluación” la medición de algunos pocos parámetros puntuales (la “satisfacción” de los clientes o los estudios de públicos, siempre a través de encuestas), Velasco –partiendo de diversas teorizaciones propias del campo de la educación– promueve un concepto de evaluación no sólo cualitativamente distinto sino más abierto, que preste atención también a aquellas cuestiones que no necesariamente están sometidas a las lógicas de mercado respecto a servicios y bienes, es decir, que ofrezca un feedback a los actores institucionales respecto a la validez y utilidad de los diseños e implementaciones realizadas buscando responder otras inquietudes, fundamentalmente sociales: cuestiones en torno a la adecuación de los servicios, si con ellos se aporta o no a una mayor equidad social, si se democratizan los accesos y el conocimiento, lo ajustado de las prioridades, etc. Así la evaluación se convierte en un enfoque: en la posibilidad de un aprendizaje continuo en relación con lo que se hace. Para la autora, la evaluación –como investigación– deberá tener como objeto diversos aspectos de la gestión: a. cómo se diseñó la propuesta de gestión, en lo que hace a la planificación, gestión, uso y acciones; b. sobre la ejecución de los programas, cómo se está implantando el programa, el lugar de los actores en el mismo y sus miradas al respecto; c. la eficacia del programa, consecución o no de objetivos, eficiencia, costos y beneficios obtenidos.

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Turismo, sostenibilidad y desarrollo local

En el campo del Patrimonio, los fines pasan por la conservación de los bienes –tanto materiales como intangibles– por su valor simbólico para la comunidad, siendo un sector donde los actores públicos tienen un peso específico y que en la mayoría de las situaciones persiguen beneficios socioculturales públicos. En contrapartida el campo del Turismo –más allá de políticas públicas y entes reguladores– remite a orientaciones donde la actividad privada tiene una importancia trascendente, inspirada en la búsqueda de beneficios económicos, y donde el patrimonio es visualizado como un complemento al interés que representa el destino para los turistas, es un bien de consumo a ofrecer. Será la capacidad que tengan los distintos actores para avanzar en procesos interactivos sostenibles –donde los fines “naturales” de cada sector no se vean comprometidos– lo que habilitará disminuir la brecha generada por las divergencias arriba señaladas, a la vez que extraer su potencialidad a las “complicidades” que pueden establecerse entre ambos campos.

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Coincido con Velasco en que un enfoque con estas características permitirá obtener diversos insumos que habiliten mejoras sobre la marcha tanto en el diseño como en la implementación de los programas, ya sea ello en términos conceptuales como en sus puestas en práctica, concretándose en una mejor toma de decisiones por parte de los actores implicados en los procesos.

Por otra parte, en su propuesta la autora remite al lector a ciertos “criterios” emanados de “documentos internacionales”, lo que en buen romance significa que el gestor dispondrá de entera libertad para la selección de tales criterios dentro de la innumerable variedad conceptual existente, con lo que se puede llegar a inconsistencias entre la metodología a implementar y el modelo teórico del que se partió.

7. Sobre la relación entre el marco teórico y la metodología planteada

En definitiva, al habilitar la libre interpretación respecto a estos aspectos, queda librado a criterio del gestor público los grados en que dichas ideas guía serán implementadas y seguidas, así como el posible ajuste metodológico –o no– respecto al modelo teórico que las sustentó.

Me cuesta señalar incongruencias entre el marco teórico y la metodología que propone Velasco. En parte porque no observo flagrantes contradicciones –si las hubiere éstas resultan más sutiles–, pero sobre todo porque a nivel metodológico la autora evita especificar determinadas cuestiones con las que, intuyo, no está dispuesta a lidiar. De ahí que, fundamentalmente, me queden interrogantes respecto a las motivaciones que llevaron a la autora a redactar su propuesta en los términos que lo hizo4.

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Desde el punto de vista conceptual lo que llamé sus ideas guía, para trabajar los enfoques en el nivel metodológico, son plenamente compartibles: colaboración entre actores, búsqueda de consensos y procesos de evaluación continua (formativa y sumativa), ajustándose con el marco teórico en que se posiciona la autora. Pero el no definir claramente la metodología mediante la que interrogaremos la realidad abre espacios para la desavenencia entre marco teórico y abordaje metodológico. Asimismo, considero que no resulta lo suficientemente terminante en relación con los lugares y roles que debe ocupar la comunidad5 local, fundamentalmente en términos de ejercicio del poder. Velasco nos habla de “actores sociales”, lo que no necesariamente debe ser leído como la comunidad, pudiendo tratarse de agrupamientos más o menos representativos de sectores de la misma. Asimismo, el encuadre teórico en que pretende moverse dispone tener en primerísimo plano las representaciones de los nativos, pero en el nivel metodológico ello no se ve traducido con la misma claridad: está claro que los “actores privados” serán incorporados a la gestión sin embargo para los “actores sociales” resguarda la participación, sin aclarar los alcances y formas que la misma tomaría.

4 Discuto esto en el punto 8. 5 No puedo entrar en la discusión respecto a qué se significa bajo éste término complejo. Con él pretendo señalar al conjunto de individuos que creen compartir ciertos sentidos; maneras de sentir, pensar y actuar.

8. Apreciaciones personales El artículo de Velasco es una propuesta de acción para la gestión del patrimonio turístico, desde una lógica del poder –gestionar lo implica– la autora apela al conocimiento científico para la consecución de los más “eficientes” resultados. No descubro nada al señalar que resulta sumamente difícil entrelazar el conocimiento científico sobre lo social con las políticas públicas en forma satisfactoria para todos. Particularmente, al respecto, los científicos sociales deben tener en cuenta al servicio de qué construcciones ponen su conocimiento y ser precisos en sus propuestas para no traicionarse ni traicionar a los sujetos junto a quienes elaboró ese conocimiento. Al menos si lo que buscamos es que las comunidades locales –en sus deseos y sentidos– sean reconocidas, escuchadas y, quizá, empoderadas. En la antropología –campo en el que me formé– la cuestión del “desarrollo” se presenta, como mínimo, urticante. La discusión respecto al conocimiento social aplicado discurre de la mano del ejercicio del poder, y en este sentido se pueden señalar dos grandes corrientes antagónicas: la antropología para el desarrollo y la antropología del desarrollo6. Mientras que desde la primera se aboga por la intervención de los antropólogos en el diseño de programas, porque de esta manera serían culturalmente adecuados ofreciendo una más eficiente intervención –más beneficios, menos contrapartidas–; desde la segunda se critica ácidamente el término “desarrollo” por sus ca6 “La antropología para el desarrollo y la antropología del desarrollo tienen su origen en teorías contrapuestas de la realidad social (una, basada principalmente en las teorías establecidas sobre cultura y economía política; la otra, sobre formas relativamente nuevas de análisis que dan prioridad al lenguaje y al significado), cada una de ellas sus correspondientes recetas contrapuestas para la intervención práctica y política” (Escobar, 2010). Para una discusión al respecto ver Escobar, Antropología y desarrollo (2010).

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De esta manera la cuestión del desarrollo dentro del campo antropológico se posiciona en un punto muerto: “Quizá el punto más débil de la antropología para el desarrollo sea la ausencia de una teoría de intervención que vaya más allá de las intervenciones retóricas sobre la necesidad de trabajar en favor de los pobres. De modo similar, la antropología para el desarrollo sugiere que el punto más débil de la antropología del desarrollo no es tan diferente: estriba en cómo dar un sentido político práctico a sus críticas teóricas.” (Escobar, 2010). Para Gardner y Lewis la única manera de salvar esta situación sería mediante paradigmas conceptuales diferentes a los que se han venido utilizando, pues si bien es “necesario desentrañar y desmontar ‘el desarrollo’, si los antropólogos pretenden hacer contribuciones políticamente significativas a los mundos en los que trabajan deben continuar manteniendo una conexión vital entre conocimiento y acción.” (1996:153). ¿Qué características tendría este nuevo paradigma? ¿Cuál sería el lugar, rol y compromiso del investigador en él? ¿Cómo se entenderían las relaciones de poder a su interior? Son cuestiones a elaborar. Velasco, en su propuesta, parecería estar atrapada en similar conflicto, y antes que defender coherentemente una mirada en un sentido u otro intenta conciliar posiciones… sin embargo creo que no llega a lograrlo dejando zonas de indefinición. Ello quizá producto de la no existencia del nuevo paradigma a que se refieren Gardner y Lewis, quizá porque su propuesta tiene como destinatarios primarios a los gestores y es a ellos a quienes se dirige, o quizá porque defiende cierta forma de ciencia social aplicada con la que se encuentra comprometida y de la que le resulta muy difícil extrañarse como para cuestionarla.7 En cualquier caso, lo que me queda rondando tras leer el artículo es la dificultad para conformar una propuesta de aplicación que respete punto por punto los presupuestos éticos que deben guiar la investigación social desde la perspectiva teórica esbozada, pues esto puede significar reconocer que los sujetos a quienes se dirigen los programas quizá no los desean bajo ningún término, contraviniendo los deseos y lógicas de 7

Aquí retomé lo señalado en nota a pie número 4 (página 20)

los gestores públicos y privados, extremo último que una administración central no estaría dispuesta a reconocer de buena gana. Al final el gestor preguntará al investigador ¿concretamente, usted, de qué lado está? Otro aspecto que merece discusión aparte –pero teniendo como trasfondo lo señalado para el “desarrollo”– es la mención de Velasco al desarrollo sostenible como criterio guía para la acción. Ya cuestioné que la autora se apoye en conceptualizaciones que surgen de organismos internacionales y que se muestran tan esquivas como ella misma a la hora de las definiciones explícitas. No obstante resulta interesante discutir, mínimamente, el presupuesto básico que tales definiciones suscriben en torno a los efectos económicos beneficiosos que surgirían de la relación entre turismo y desarrollo, por lo menos en nuestra zona del mundo. Estos presupuestos se suelen apoyar en la visión de que el turismo significará una mejora en la calidad de vida de las poblaciones receptoras merced a la generación de empleo e ingreso de divisas por diversos conceptos. Barreto (2000) descarta que la teoría del desarrollo a través del turismo tenga asidero, máxime en los países “subdesarrollados”, ya que el supuesto efecto multiplicador8 se ha demostrado que no se puede sustentar en estudios para América Latina. Muy por el contrario, los bajos salarios en el sector turístico impiden la concreción de lo que la autora denomina una cadena de gastos significativa. Entonces, más allá de las definiciones, debemos preocuparnos seriamente respecto a los tipos y la calidad de los empleos que se generan así como enfatizar en la necesidad de precios y salarios justos para las poblaciones nativas. Si es que realmente deseamos ver beneficiadas a las comunidades locales con los manidos “derramamientos” económicos, nos encontraremos con la necesidad de un gestor público firme en la defensa de postulados en tal sentido, y esto también reclama una toma de posición política por parte del investigador. A modo de resumen, considero que el artículo de Velasco se constituye en una interesante propuesta de trabajo en relación con la gestión turística del patrimonio. Tanto desde el punto de vista teórico como desde el espíritu que impregna la propuesta metodológica me parece compartible. Pero creo que la autora podría haber avanzado más en términos de democra8 “Un modelo teórico de distribución de la renta turística de un país entre los diferentes sectores de su economías (ver Acerenza, 1984, p. 104, Barretto, 1995, p.75), tiene su equivalente en la sociedad, a lo cual ningún autor ha dado aún una denominación y que podríamos designar, provisoriamente, como “efecto cascada”, figura que, coincidentemente, rememora la imagen de cambio de niveles y de dispersión.” (Barreto, 2000:18)

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Turismo, sostenibilidad y desarrollo local

racterísticas en tanto construcción histórica y marco interpretativo hegemónico para “conocer” las regiones periféricas, así como por sus implicancias en términos de cosmovisión, de estilos de poder, de organización de la producción e impactos identitarios.

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tización de la toma de decisiones –la distribución del poder– así como en directrices en relación con lo que debe ser los impactos económicos sobre las comunidades (ya sea en forma de empleos, salarios, etc). Al no hacerlo con claridad, el problema que se presenta está en torno a ciertas definiciones que la autora elige como apoyatura teórica a la hora de la puesta en práctica –y que a mi juicio presentan inconsistencias con el marco teórico–, y las faltas de definición o ambigüedad en torno a otras cuestiones relativas a la participación de los actores, lo que entiendo es una problemática emergente del pasar del terreno de las ideas al de la acción. Quizá, como sostuve, el problema central pasa por la dificultad para compatibilizar investigación y gestión en forma satisfactoria pues se trata de dos acciones muy diferentes en sus objetivos. Finalmente, como sugieren Gardner y Lewis, quizá estemos necesitando un nuevo paradigma que habilite reconciliar prácticas

tan disímiles a su interior, en beneficio de una mejor vida para nuestras poblaciones.

Bibliografía BARRETO, M. (2000) “Las ciencias sociales aplicadas al turismo” En Serrano, C., Bruhns, H., y Luchiari, M., Olhares Contemporâneos sobre o Turismo. Campinas: Papirus, pp.17-36 (Versión traducida) BERGER, P. y LUCKMANN, T. (1997) Modernidad, pluralismo y crisis de sentido. España: Paidós. ESCOBAR, A. (2010) Antropología y desarrollo. Artículo en [16/02/2010] GARDNER K. y LEWIS D. (1996) Anthropology, Development and the Post-modern Challenge. Londres: Pluto Press. VELASCO GONZÁLEZ, M. (2009) “Gestión Turística del Patrimonio Cultural: Enfoques para un Desarrollo Sostenible del Turismo Cultural” En Cuadernos de Turismo, N° 23, España. pp. 237-253.

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Bienes patrimoniales y turismo: una relación ambivalente que reclama su gestión profesional. Prof. María Teresa Buscio

El objetivo de este trabajo es reflexionar sobre la relación existente entre los bienes patrimoniales y el turismo. Es un fenómeno observable que cada vez más turistas se acercan al patrimonio con intención de conocerlo, lo cual puede llevar a su deterioro, si no se toman medidas preventivas. Por otra parte, existe la necesidad de conservar los objetos patrimoniales asignándoles nuevos usos sociales y uno de los posibles usos es el turismo. Estas relaciones, ambivalentes y dinámicas, motivan la necesidad de reflexionar sobre la gestión turística del patrimonio cultural en pos de evitar cometer errores que no siempre pueden ser corregidos a posteriori.

2. Explicitar el marco teórico En primer término, se parte de la definición del objeto de estudio: el patrimonio cultural, definido como “el conjunto de bienes, materiales e inmateriales, que son identificados por una sociedad concreta como portadores de valores culturales propios de la comunidad. Son bienes tangibles e intangibles que tiene un alto contenido simbólico, lo que les hace merecedores de una especial protección no sólo relacionada con su conservación sino también con el uso que se pueda hacer de ellos.” (Velasco González, 2009:238) En segundo lugar, define la gestión turística del patrimonio cultural diciendo: “es la aplicación de conocimientos específicos para la conversión de bienes del patrimonio cultural en recursos turísticos”. (ibid:238) En tercer lugar, plantea que el objetivo de la gestión del patrimonio cultural es “preservar la herencia que los bienes representan” (ibid:238) y en este sentido, siempre que la gestión turística del patrimonio cultural vaya en esa dirección, se puede insertar el bien en un contexto social y económico más amplio, como lo es el turismo.

lación: el turismo y el patrimonio cultural. Considera a ambos como sistemas, diferentes por su origen, por su naturaleza, por sus fines, por su lógica interna y por los actores involucrados en cada caso. El turismo es un sistema que relaciona tres elementos: el subsistema de la acción turística (alojamiento, restauración, transporte, intermediación y actividades complementarias), el subsistema de los actores (consumidores/turistas, destino/comunidad receptora, sector público, privado y tercer sector) y el subsistema de los productos turísticos (turismo náutico, de sol y playa, cruceros, de naturaleza, rural, de ciudad, cultural, de congresos, etc.). En todo este proceso se utilizan bienes tangibles e intangibles, públicos y privados. El patrimonio cultural también forma parte de un sistema pero diferente al anterior. Aquí sus componentes son: el subsistema de los bienes del patrimonio cultural (muebles, inmuebles, arqueológicos, etnográficos, naturales), el subsistema de los actores (públicos, privados, consumidores culturales y la comunidad receptora) y el subsistema de las actividades del patrimonio (estudio y conocimiento, conservación y restauración, gestión y difusión). Del análisis de estos sistemas se desprende que la inclusión de los bienes del patrimonio cultural dentro de la oferta turística pone en conexión dos mundos, cuyas culturas, principios, valores y referencias son muy diferentes pero que bajo ciertas condiciones, pueden ser complementarios. También debiera considerarse dentro del marco teórico la conceptualización referente al turismo sostenible y sus principios y el análisis de convergencias y divergencias entre el turismo y el patrimonio cultural, para lo cual se basa en autores anteriores como Mac Kercher y Du Cross, así como las reflexiones de Bustelo sobre la evaluación y los diferentes tipos de la misma.

El marco teórico tiene como tema central el análisis de los temas fundamentales involucrados en esta re-

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Turismo, sostenibilidad y desarrollo local

1. Determinar el objeto del artículo

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3. Describir la postura metodológica La metodología que Velasco González propone para realizar una gestión turística sostenible del patrimonio cultural se basa en tres premisas: 1. La planificación, entendida como “proceso ordenador que trata de definir líneas de acción para conseguir objetivos fijados previamente” (2009:244), porque toda acción debe ser precedida por la reflexión, teniendo en cuenta que cada caso es diferente y no necesariamente lo que ha dado resultados positivos en un lugar o momento diferente puede ser aplicado de la misma forma en otros. En este ítem pone de manifiesto que aparte de seguir los pasos lógicos de la planificación (análisis de la situación actual, diagnóstico de problemas y potencialidades, construcción de objetivos y diseño de las líneas de acción para alcanzarlos), es necesario incluir todos los actores para tratar de formar redes que enriquezcan el proceso. 2. Una evaluación constante, dirigida a todos los momentos del proceso para permitir la retroalimentación y corregir las desviaciones que pudieran producirse a lo largo del proceso. 26

3. El bien patrimonial que se va a gestionar, para lo cual se han de tener en cuenta dos instancias: • El diseño de una política de conservación, que por otra parte es el objetivo básico, atendiendo a la protección del recurso, a la conservación de los elementos que puedan ser dañados y a la conservación del carácter cultural y simbólico del mismo. Éste es un tema para un equipo de técnicos en conservación de bienes • Las propuestas de uso, que también deben surgir de un proceso de análisis, de reflexión y diseño para poder aprovechar al máximo, dentro de las premisas de la sostenibilidad, las posibilidades del bien. Se debe decidir cuáles serán los mensajes a transmitir, teniendo en cuenta el perfil de los visitantes y luego materializarlas, para lo cual habrá que: diseñar propuestas para diferentes públicos (escolares, adolescentes, 3ª edad, etc.), diseñar propuestas específicas para turistas (guías, auto-guías, traducciones, etc.), diseño de propuestas para visitantes con necesidades especiales (discapacitados intelectuales, físicos o motores y sensoriales), señalización coherente con lo anterior, incor-

poración al entorno (a rutas culturales más amplias, por ejemplo), adecuación de servicios propios para visitantes (baños, tienda de recuerdos, servicio médico, zonas de descanso) y seguridad. También es necesario disponer de información turística referida a otros aspectos de la oferta como servicios de alojamiento, alimentación, cambios de monedas, etc. que si bien no se relacionan con la gestión del bien, favorecen la satisfacción del cliente. Éste si es un tema de gestión.

4. Analizar la conceptualización de desarrollo sostenible y las estrategias que el mismo conlleva El concepto de sostenibilidad ha ido evolucionando a lo largo del tiempo y del mismo modo ha evolucionado el concepto de sostenibilidad en turismo. En un primer momento la sostenibilidad en turismo representó un cambio de paradigma como alternativa a la masificación. Sin embargo, en el año 2004, la OMT revisó la definición del concepto de sostenibilidad expresando “las directrices para el desarrollo sostenible del turismo y las prácticas de gestión sostenible son aplicables a todas las formas de turismo en todos los tipos de destinos, incluidos el turismo de masas y los diversos segmentos turísticos.” Esto se traduce en la necesidad de estrategias adecuadas, es decir, planificar el turismo teniendo en cuenta los principios del desarrollo sostenible, que se refieren a las tres dimensiones de la sostenibilidad: ambiental, social y económica. Por lo tanto, se deberá optimizar la utilización de los recursos ambientales respetando los procesos ecológicos, contribuir al mantenimiento y mejora de los atractivos culturales singulares de las sociedades receptoras y asegurar que las actividades económicas sean viables a largo plazo y generen beneficios distribuidos en la comunidad a través del empleo lo que contribuiría a elevar la calidad de vida de la población en su conjunto. Se genera también la necesidad de establecer nuevas formas de trabajo bajo la forma de redes, donde se involucren todos los actores, tanto la población residente en su conjunto, como la administración pública y los prestadores de servicios y esta es también una estrategia que en turismo y en nuestro medio, resulta novedosa.

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El turismo y la gestión del patrimonio cultural son ámbitos distintos con diferentes marcos conceptuales. Si analizamos las divergencias encontramos que: 1. Los fines son diferentes: mientras el patrimonio cultural está orientado al sector público y busca beneficios sociales, el turismo se orienta al sector privado, en búsqueda de fines económicos. 2. Los actores principales del patrimonio cultural están en el sector público mientras en el turismo están en el sector privado. 3. Los destinatarios del patrimonio cultural son los consumidores culturales, ya sean residentes o no, mientras que en el caso del turismo, los destinatarios son los turistas, no-residentes por definición, que consumen una amplia gama de productos y servicios. 4. Tienen, sobre el concepto de bienes de patrimonio, dos posturas diferentes: los bienes patrimoniales son valiosos para la comunidad en tanto son una representación tangible de su identidad como comunidad, mientras que para el turismo sólo son una parte del producto turístico que contribuye a hacer más interesante el destino. 5. La gestión de dichos bienes también está considerada desde ángulos diferentes: el patrimonio cultural tiene un valor de existencia ya que se conserva por su valor intrínseco y para el turista, los bienes tiene sólo un valor de consumo porque lo que se consume es su apariencia (fotos, souvenirs, etc.).

Pero también se pueden hallar complicidades, es decir, puntos de encuentro: • Respecto a los fines, el patrimonio cultural necesita incorporar criterios económicos que garanticen su supervivencia y el turismo necesita diversificar productos para lograr una mayor competitividad. • En el campo de los actores principales, por los fines anotados anteriormente, comienza a articularse un sector privado (Amigos de los Museos, Fundaciones etc.) y desde el turismo, los empresarios comienzan a valorar las políticas públicas que buscan sostenibilidad. • Desde el punto de vista de los públicos, se busca democratizar el patrimonio cultural para que

llegue a mayor número de personas y también en el turismo, el perfil de la demanda se diversifica. • En lo referente a los bienes del patrimonio, se exigen nuevas formas de gestión basadas en la eficacia, mientras que en el turismo surge la idea de escasez, es decir, que los atractivos turísticos no son infinitos, por lo que conservar lo que hay es una forma de proteger el negocio. • Por último, en la gestión de los bienes patrimoniales comienzan a incluirse nuevos usos, no solamente ser admirados por un público culto sino también como herramientas de educación y de ocio, por lo que se hacen necesarias nuevas formas de gestión. Desde el turismo crece el interés por la cultura porque el turista está ahora más informado y no se contenta únicamente con los destinos genéricos como los de sol y playa. De lo anteriormente dicho se desprende la necesidad de buscar formas de cooperación que permitan revertir parte de las ganancias que el turismo genera en beneficio de la conservación de los bienes patrimoniales y desde el punto de vista de la gestión del patrimonio, rentabilizar el valor de los bienes, sin renunciar a sus principios básicos de conservación.

6. ¿Qué valor se le asigna a la evaluación? Para Velasco González “la evaluación es la investigación de planes y programas públicos mediante el uso de técnicas diversas” (2009:246) y transcribe la definición de Bustelo (2001:29): “lo que define la evaluación es su objeto de estudio y no tanto sus procedimientos, que serían los mismos que los de la investigación social” (2009:246). Considera que la evaluación es un enfoque de gestión, al igual que la planificación, pero de una importancia muy grande porque se trabaja con recursos que le pertenecen a la comunidad, es decir, le asigna a la evaluación un sentido ético. Velasco plantea que los objetivos de dicha investigación debieran ser: 1. Por un lado, la evaluación del diseño de la propuesta de gestión del patrimonio, valorando los objetivos, la planificación y las estrategias, 2. En segundo lugar, la evaluación de la ejecución de lo planificado, para apreciar si se llegó al público objetivo y cómo se están cumpliendo las etapas previstas,

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Turismo, sostenibilidad y desarrollo local

5. Análisis de las divergencias y complicidades de patrimonio y turismo

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3. La evaluación de la eficacia (hasta qué punto se han alcanzado los objetivos) y de la eficiencia (los costes y beneficios). Además, como en todo proceso de investigación, la evaluación debiera realizarse antes, durante y después de ejecutado el programa para realizar correcciones durante su ejecución o para tener una valoración global de lo proyectado. Otra idea importante que se desprende del texto es el concepto de evaluación como manera de convertir la experiencia en conocimiento, es decir, aplicando el método inductivo poder pasar del estudio de los casos concretos, a la formulación de generalizaciones que ayuden a su aplicación de nuevos casos. De todo esto se desprende que la evaluación tiene, para Velasco, una importancia capital.

7. ¿Considera que existen inconsistencias entre el marco teórico y el planteo metodológico?

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Si, porque del marco teórico propuesto no se deduce la metodología sugerida después. Se mencionan solamente los documentos de UNESCO e ICOMOS, pero si la persona que lee el artículo no los conoce, no ve la relación entre marco teórico y metodología de trabajo para gestionar bienes culturales. En las Normas de Quito (UNESCO, 1967) se plantea la valoración económica de los monumentos y su puesta en valor y también se habla del turismo en su condición de actividad ambivalente respecto al patrimonio. Incluso se sugieren formas de gestión que tengan en cuenta el interés social del patrimonio, de la acción ciudadana, de los instrumentos de puesta en valor y se

sugieren medidas legales de protección, exigiendo el involucramiento de las autoridades. No creo que esto le quite validez al artículo y es probable que en la investigación original se hayan tenido en cuenta por parte de Mª Velasco González pero me parece que debiera tratarse de una manera más explícita.

8. Comentarios generales del artículo Teniendo en cuenta los comentarios del párrafo anterior, me parece que el aporte de la autora no deja de ser valioso sobre un tema que en realidad es poco tenido en cuenta. Por mi experiencia personal, no hay a nivel país una uniformidad de criterios sobre el tema. Hay lugares como Colonia y Montevideo (y tal vez Maldonado por la presencia de turistas y Rocha por las fortalezas) donde se trata de mantener y gestionar el patrimonio cultural como recurso turístico, aunque a veces sin demasiados criterios técnicos. En otras partes, el patrimonio cultural languidece y se deteriora porque nunca hay recursos económicos suficientes como para atender su decadencia. Desde este punto de vista, el aporte del artículo sería valioso en la medida que pudiera ser difundido en los ámbitos apropiados: MINTUR, Comisión Nacional del Patrimonio y Comisiones Departamentales, MEC, Intendencias Municipales, etc. y se generara un proceso de discusión sobre cuáles elementos nos identifican y cuál es la mejor manera de ponerlos en valor y gestionarlos. No lo sé con certeza pero creo que en nuestro país no hay Gestores del Patrimonio formados a nivel universitario, así como tampoco existen estudios de Museología.

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II

Aportes al diseño de itinerarios culturales y urbanos

Prehistoria y etnohistoria de la Cuenca del Plata INTRODUCCIÓN Dr. Leonel Cabrera Pérez Indígenas y turistas Prof. Pablo Zouain Arjona El debate acerca de la Prehistoria. Las pictografías de Chamangá Prof. María Célica Pastorino Chassale

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Introducción Dr. Leonel Cabrera Pérez1

En el marco de la Tecnicatura “Guía y técnico en diseño de circuitos turísticos sostenibles”, hemos abordado distintos temas relacionados con el pasado indígena de la región, a través del curso “Prehistoria y Etnohistoria de la Cuenca del Plata”. El propósito perseguido fue generar nuevas miradas sobre el largo proceso sociocultural cumplido en el territorio y su patrimonio cultural remanente. Entre los objetivos, nos planteamos de forma particular, repensar el pasado desde la perspectiva de nuestro tiempo y tratar de redimensionarlo, asumiendo los riesgos de su puesta en valor, su potencial como recurso y en particular, el compromiso de preservarlo y proyectarlo hacia el futuro. 1

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La revalorización del patrimonio cultural y la implementación de una política orientada a su protección, constituye un desafío que deben afrontar las naciones subdesarrolladas, teniendo en cuenta la importancia que el mismo adquiere, en la construcción de la propia identidad y en la valoración de su cultura. Se ha señalado en tal sentido, que el manejo del patrimonio arqueológico, tiene una base ideológica en el establecimiento de la identidad cultural, vinculado con su función educacional, tiene una base económica en el turismo y una función académica en la salvaguardia de la base de datos de la arqueología, como disciplina científica (Cleere, 1989:10). La indiferencia de la mayoría de los gobiernos de América Latina ante la destrucción de su Patrimonio Arqueológico no es fortuita, sino originada en la posición ideológica que niega validez a la creatividad de los pueblos autóctonos (García Canclini, 1987, Sanoja Obediente, 1982:25). La subjetividad del pasado subyace por lo tanto, en la determinación de los temas que componen el Patrimonio, en la sobrevaloración de algunos y en la desvalorización de otros. Se manifiesta pues, en los objetivos y destinatarios de toda acción de preservación, pero al mismo tiempo permite nuevas miradas, aportando un dinamismo particular. Los arqueólogos estamos constantemente lidiando con testimonios de este tipo, con esos “patrimonios no asumidos”, desconocidos u olvidados, pero que encierran

muchas veces, la única “historia” de otros ocupantes del territorio, que al igual que nosotros, vivieron, explotaron, modificaron el espacio, que transitoriamente hoy ocupamos (Cabrera Pérez, 2011: 144). Entre los diversos cambios que ha experimentado en las últimas décadas, el concepto de Patrimonio, se destaca el ser considerado en la actualidad como un recurso y factor de desarrollo, que deberá ser socialmente útil y económicamente activo, bajo criterios de usos sustentables y compatibles con su carácter de recurso no renovable. En los años ochenta el crecimiento del turismo y la industria del ocio, favorecidos por la facilidad en el transporte y las telecomunicaciones, hacen que el Patrimonio adquiera un protagonismo distinto. De esta manera la reactivación patrimonial y correspondiente valoración, favorece potencialmente no solo al factor económico –a través del turismo cultural y natural–, sino que también contribuye al fortalecimiento de identidades locales y sentimientos de pertenencia (Cabrera Pérez, 2010). Nuestro Patrimonio Cultural en general y en particular lo relacionado con el Patrimonio Arqueológico, la situación nos muestra cómo, a pesar de la magnitud e importancia de las investigaciones efectuadas en los últimos años, el interés gira básicamente en torno al ámbito profesional, sin llegar realmente a la población y menos aún, a una real apropiación del mismo por parte de ésta. Pesa en extremo, una visión eurocentrista y estereotipada, sobre el pasado no relacionado con lo europeo y la consecuencia inmediata de este hecho, es el no reconocimiento/valoración, de buena parte de nuestro patrimonio cultural. Lograr, pues, la redimensión del concepto de pasado, parece uno de los objetivos prioritarios, lo cual supone repensar en parte, nuestra pretendida “identidad”, enmarcarla regionalmente a efectos de alcanzar un entorno que nos permita trascender los últimos doscientos años y hacer partícipe a la sociedad de todo esto, permitiéndoles acceder al uso y disfrute de los testimonios de su pasado, incluido el legítimo derecho de que tales bienes, puedan ser considerado como un genuino recurso alternativo.

1 Doctor en Arqueología, docente del Departamento de Arqueología, Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Montevideo.

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El curso contó con una salida de campo de carácter práctica, visitando las Pictografías de Chamangá, Departamento de Flores. La misma permitió reforzar conceptos y profundizar en las estrategias de salvaguarda y gestión del bien, de acuerdo con la línea que desarrollamos a lo largo de las exposiciones. Los trabajos presentados a efectos de la evaluación del curso, desarrollaron temáticas diversas tomando los distintos puntos desarrollados, los que van desde el análisis de aspectos teóricos, como el diseño de aplicaciones concretas que potencian y viabilizan recursos patrimoniales arqueológicos locales. Apostamos a que se continúen profundizando tales esfuerzos y que los

mismos redunden en un mejor uso y disfrute de nuestro pasado.

Bibliografía CABRERA PÉREZ, L. (2011) Patrimonio y Arqueología en la región platense. Montevideo: CESIC-UDELAR, Colección bibliotecaplural. CABRERA PÉREZ, L. (2010) “Patrimonio Cultural y Turismo: Socios o enemigos?” En 4to. Congreso Latinoamericano de Investigación Turística. Montevideo. (Publicación Digital: ISBN: 978-9974-98057-0). CLEERE, H. (1989) “Introducion: The Rationale of Archaeologigical Heritage Management” En Archaeological Heritage Management in the Modern World. Cleere H. (ed.). Londres: Unwin Hyman, pp. 1-19. GARCÍA CANCLINI, N. (1987) “¿Quiénes usan el patrimonio? Políticas culturales y participación social”. Ponencia presentada en el Simposio sobre Patrimonio y Política Cultural para el Siglo XIX. México, octubre de 1987. SANOJA OBEDIENTE, M. (1982) “La Política Cultural y la Preservación del Patrimonio Nacional en América Latina” En Arqueología de Rescate. Wilson R.L. y Loyola G. (eds.). Washington: The Preservation Press, pp. 21-30.

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Prehistoria

Nuestro propósito por lo tanto, se centró en plantearnos la posibilidad de repensar, esos largos 12.000 años de pasado escasamente asumido por nuestra comunidad, detenernos en los testimonios que nuestros museos encierran, analizar las tecnologías, las construcciones simbólicas o monumentalidades generadas y entablar un doble compromiso con los participantes. Aunque, podrían verse como contrapuestos, debemos responsablemente asumir la opción de su protección, a la vez que hacerlo accesible al disfrute de la comunidad. En definitiva, proteger pero a la vez, verlo como un recurso que permite identificarnos como colectivo, recreándolo y proyectarlo al futuro.

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Indígenas y turistas Prof. Pablo Zouain Arjona

Introducción El presente artículo aspira constituir un aporte a la discusión de la identidad nacional siendo pensado como material de consulta para los estudiantes de la Tecnicatura de Guía y Diseño de Circuitos Turísticos del CETP_UTU. En el mismo se vinculan aspectos de la identidad nacional –que dialogan con la prehistoria y etnohistoria de nuestro territorio– con la noción de patrimonio cultural y, a partir de ello, sus relaciones con el campo del turismo. Palabras clave: Atractivos, etnohistoria, indígenas, identidad, patrimonio cultural, turismo.

Los espacios conceptuales

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En primer lugar resulta necesario establecer con claridad de qué hablamos cuando hablamos de prehistoria y de etnohistoria. Otrora, desde una mirada etnocéntrica2 tributaria del colonialismo, ambos términos se utilizaron como sinónimos de la historia de los pueblos sin historia, siendo la verdadera Historia aquella que remite a la memoria y la palabra escritas, fundamentalmente la palabra occidental. Hoy esto ha cambiado. Explicitar qué es la prehistoria puede resultar problemático, pues si la historia trata sobre el acontecer humano en el tiempo (según fórmula de Marc Bloch) la prehistoria nos remitiría al período previo a la aparición del hombre sobre la faz de la tierra. Sin embargo tradicionalmente se la define como aquel período de tiempo del cual no contamos con un corpus documental escrito, valga decir el tiempo previo a la aparición de la escritura (alrededor del 5000 ap3). Por su parte, la etnohistoria –luego de problematizados los alcances del término desde diversas miradas teóricas– se constituye como una disciplina holística, tributaria de la antropología, la arqueología y la historia, preocupada por las transformaciones y el cambio cultural de las sociedades ágrafas, para lo cual recurre a muy diversas fuentes (relatos orales, historias de vida, la cul2 “El etnocentrismo es la creencia de que nuestras propias pautas de conducta son siempre naturales, buenas, hermosas o importantes, y que los extraños, por el hecho de actuar de manera diferente, viven según modos salvajes, inhumanos, repugnantes o irracionales.” (Harris, 1995:22) 3 Antes del Presente.

tura material, el folclore, los mitos, el arte, la religión, etc.) para la construcción de sus interpretaciones que hacen centro en los aspectos sociales de los pasados humanos. Y, precisamente, la materia prima con que trabaja la etnohistoria no es otra cosa que una buena parte de lo que hoy se tiende a designar como patrimonio, sin embargo el patrimonio es algo más. De manera muy básica se ha definido al patrimonio como aquel conjunto de bienes valiosos, materiales o inmateriales, que hemos heredado de nuestros antepasados. No obstante, para Llorenc Prats (1997) la verdadera importancia del patrimonio radica en su carácter simbólico, su capacidad para representar simbólicamente una identidad, de ahí el interés fundamental de los Estados-nación en la cuestión del patrimonio4 pues, como sostiene Cabrera (2010), posee un tipo especial de propiedad: “la capacidad de evocar el pasado y de ese modo establecer una ligazón entre pasado, presente y futuro. Ellos garantizan la continuidad de la nación en el tiempo” (2010:102). En este sentido el patrimonio vehiculiza las formas de sentir, pensar y actuar de la sociedad que lo construyó; lo debemos leer como el emergente de una determinada cultura5. Al decir que el patrimonio es una construcción6 estamos resaltando su carácter histórico y desconociendo el aura esencial, el carácter inmortal, universal o transhistórico, que muchas veces se le asigna. La concepción del patrimonio como construcción hace referencia al proceso de producción, circulación social y significación que los diferentes receptores le atribuyen, a la vez que desnuda las desigualdades que operaron en dicha consti4 Cabe señalar que el patrimonio es objeto de una tipología básica: existen dos tipos fundamentales de patrimonio según el orden al que remite, así distinguimos patrimonio natural y patrimonio cultural. A su vez, el patrimonio cultural puede ser tangible, cuando se trata de manifestaciones materiales (siendo éste mueble –objetos de todo tipo, libros, documentos, obras de arte, etc.- o inmueble -lugares, sitios arqueológicos, obras arquitectónicas o de ingeniería, etc.-) o intangible cuando se trata de la parte “invisible” de la cultura (el folclore, los mitos, la lengua, música, etc.). 5 Un término caro a la antropología y para cuya definición optamos por la conceptualización de Clifford Geertz: “El concepto de cultura que propugno y cuya utilidad procuran demostrar los ensayos que siguen es esencialmente un concepto semiótico. Creyendo con Max Weber que el hombre es un animal inserto en tramas de significación que él mismo ha tejido, considero que la cultura es esa urdimbre y que el análisis de la cultura ha de ser por lo tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones. Lo que busco es la explicación, interpretando expresiones sociales que son enigmáticas en su superficie.” [...] cultura como “texto” y como “documento público”. (Geertz, 1986:1) 6 Bajo la idea de construcción nos remitimos a Peter Berger y Thomas Luckmann (2002) en los desarrollos teóricos expresados en su obra La construcción de la realidad social, desde una perspectiva fenomenológica.

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Entre estas dos miradas resulta preferible no dejar por el camino a ninguna de ellas. Siguiendo a Prats se visualizan ambos procesos como fases complementarias de un mismo fenómeno social: mientras que la invención refiere a procesos personales y conscientes de manipulación, la construcción social se asocia con procesos inconscientes e impersonales de legitimación. De esta forma, si bien es cierto que en todo proceso de generación de patrimonio existe una selección de elementos extraídos de una realidad –que al reubicarse en nuevos contextos con otros sentidos contribuye a crear otra realidad– y que el mismo es realizado por ciertos actores con poder como para operar sobre los significados de las cosas, dicha selección no se realiza ex nihilo ni puede concretarse si los objetos y significados propuestos no gozan de legitimidad social. Prats sostiene que para que un elemento dado pueda considerarse patrimonio –un referente simbólico legítimo– deberá descansar sobre alguna fuente de autoridad, preferentemente de orden sacro, superior. La asignación de unos valores e ideas a un elemento cultural material o inmaterial exige entonces que se lo reconozca como excepcional y ello solo se podrá lograr según este autor a partir de tres fuentes básicas: la naturaleza, la historia (entendida como mito) y la inspiración creativa (los “genios”), ya que estos tres principios ordenadores se nos presentan como más allá del orden social y las leyes cotidianas, escapando al control humano.

res sociales en términos de autoridad para definirlo, gestionarlo o ponerlo en valor con miras a su utilización, desde el momento en que se lo reconoce como algo que representa a todo un grupo: el patrimonio es sinónimo de identidad. Aparentemente ajeno a semejantes disquisiciones políticas desde el campo del turismo el patrimonio es visto, antes que nada, como un recurso más a ser explotado. El turismo, como lo conocemos hoy, es un fenómeno que se masifica y comienza a adquirir su impronta global a partir de la segunda mitad del siglo XX, siendo característico de las sociedades occidentales industrializadas modernas. Una de las definiciones más aceptadas por la academia sostiene que se trata de “el movimiento de gente a destinos fuera de su lugar habitual de trabajo y residencia, las actividades realizadas durante su estancia en estos destinos y los servicios creados para atender sus necesidades. El estudio del turismo será, así, el estudio de la gente fuera de su hábitat usual, de los establecimientos que responden a las necesidades de los viajeros, y de los impactos que ellos tienen sobre el bienestar económico, físico y social de los anfitriones” (Mathiesson y Wall en Santana, 1997:52) De esta manera el turismo se constituye en buena medida como la columna vertebral del ocio moderno; amén de las distintas motivaciones de los viajeros-turistas, lo que resulta relevante es que existe disponibilidad de tiempo libre, excedentes económicos y desplazamiento voluntario, lo que contribuirá no sólo a la aparición del fenómeno sino, junto a él, una “industria turística”9 ávida de obtener beneficios económicos a partir de satisfacer las necesidades de estos contingentes humanos en movimiento.

Y sin embargo el patrimonio per se no escapa al control humano. Como se señaló, no sólo es construido/ inventado por los humanos sino que se presta para muy diversos fines, siendo relativamente fácil reconocer las pujas que se entablan entre distintos acto-

En el afán por brindar a los visitantes una y otra vez actividades y opciones innovadoras durante sus experiencias turísticas se establecen nuevas formas de relacionamiento entre el patrimonio y el turismo, dando comienzo a un proceso de espectacularización de la cultura que encuentra sustento y sentido en los cambios e impactos producidos a nivel social por las revoluciones tecnológicas y comunicacionales, la llamada cultura de la imagen, y por la cultura de consumo. El patrimonio cultural presenta una serie de ca-

7 Eric Hobsbawn y Terence Ranger (1988), exponentes del paradigma crítico, desarrollan esta interpretación en su obra La invención de la tradición. 8 Retomando a Pierre Bourdieu (2002) el campo del poder se define como el espacio de juego dentro del cual los poseedores de capital (de diferentes especies) luchan, sobretodo, por el poder sobre el Estado, es decir, sobre el capital estatal que otorga poder sobre diferentes especies de capitales y su reproducción. Se entiende por campo la configuración de relaciones objetivas entre posiciones que se definen objetivamente en su existencia y en las determinaciones que imponen a sus ocupantes -agentes o instituciones- por su situación actual y potencial en la estructura de la distribución de las diferentes especies de poder (acceso a la ganancia específica que está en juego dentro del campo) y por sus relaciones objetivas con las demás posiciones (dominio, subordinación, homología, etc.).

9 Para caracterizar al turismo alguna bibliografía habla incluso de una industria sin chimeneas. No es nuestro caso: con esta analogía, cuando pensamos el turismo como una “industria”, estamos hablando de cómo la lógica del capital se expande sobre todas las áreas del quehacer humano imponiendo las leyes de mercado y sus connotados procesos productivos y reproductivos. No obstante, dejamos constancia de que concordamos con Roberto Boullón en que el turismo no es técnicamente una industria sino una forma de consumo: “algo así como un canal al que confluye una demanda especial de muchos tipos de bienes y servicios elaborados por otros sectores, más el consumo de algunos servicios especialmente diseñados para satisfacer necesidades propias de los viajeros. Por tanto, el turismo pertenece al sector terciario, y no al secundario, como debería ser para que se le pudiera catalogar como perteneciente a la industria.” (Boullón, 2004:29)

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Prehistoria

tución y que continúan actuando en la reproducción cotidiana de la cultura y, por ende, del propio patrimonio. Desde otra mirada conceptual diversos autores7 denuncian al patrimonio como una invención en el entendido de que el proceso por el que algo se convierte en patrimonio necesariamente requiere la manipulación de ciertos elementos significativos por parte de alguien investido de poder o autorizado desde el campo8 del poder.

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racterísticas muy interesantes para los operadores turísticos: es gratis, es de todos –o es accesible10–, su consumo otorga una pátina de prestigio, de distinción, y permite quebrar la estacionalidad que impone el clima al expandir la oferta turística de las localidades que efectúan su puesta en valor11. Tradicionalmente el patrimonio material ha estado confinado en sus santuarios –los museos– en forma de colecciones las más de las veces inconexas o descontextualizadas, con marcada vocación por el historicismo y el exotismo, y proponiendo al visitante la contemplación como la forma de relacionamiento por excelencia. De la mano de la “industria turística” el turismo impacta en el campo del patrimonio convirtiendo a sus elementos en atractivos12. Especularmente, la activación patrimonial de un elemento significará su puesta en valor, lo que lo posicionará como un nuevo atractivo.

La construcción de una identidad o “Suéltame pasado”

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Si en 1930 el Uruguay se jactaba de ser un país libre de indígenas, ese lastre que impedía el progreso de las naciones vecinas, hacia 1950 ya se había consolidado entre la población un imaginario en el que nuestra propia excepcionalidad nos deslumbraba13: un país próspero –tutelado por un Estado benefactor–, particular síntesis de lo “mejor” de América y de Europa, con una población culta, amplias capas medias y demócratas por excelencia (la Ley sobre todo y todos). Del indígena solo quedaba el bronce y la “garra charrúa”14. Los últimos núcleos indígenas de la etnia charrúa habían sido eliminados en distintas acciones militares 10 Si formalmente el patrimonio pertenece a toda la sociedad, en la práctica las cosas distan mucho de la teoría. Que sea de todos no quiere decir que todos accedamos a él, ni de la misma manera: existen grandes capas de la población rehenes de una estructura socioeconómica que les limita, hay formas y formas de “apropiarse” del patrimonio y es allí donde se desvanece definitivamente la ilusión democrática. Acceder a los significados y representaciones que importa el patrimonio requiere necesariamente cierta educación en relación a él, pero esta carencia es una de las deudas históricas que mantienen sus guardianes (gestores y conservadores) con sus respectivas sociedades. 11 Pese a todos los reparos que puedan levantar los alcances de tal conceptualización (¿qué sentidos ponemos en valor? ¿qué valoramos en estos nuevos “patrimonios”?) 12 Nuevamente, echando mano a la analogía, la materia prima del turismo son los atractivos: aquellos elementos sin los cuales no se puede construir una planta turística que permita su explotación comercial. Una clasificación aceptada los distingue en: 1. Sitios Naturales, 2. Museos y manifestaciones históricas, 3. Folklore, 4. Realizaciones técnicas, científicas y artísticas contemporáneas y 5. Acontecimientos programados. (Boullón, 2004:45) 13 Ver Rial, 1986. 14 Sinónimo de fuerza, valor, actitud aguerrida. Instalada en el imaginario colectivo, la imaginería de la garra charrúa surge en el ámbito del fútbol –el dominio de lo popular por excelencia– y se habría afirmado a partir de determinadas victorias deportivas en distintos campeonatos (Sudamericano de 1935, Mundial de 1950) donde contra todos los pronósticos los uruguayos se alzan con los trofeos. En este sentido resulta interesante que en el Segundo Informe Nacional sobre Consumo y Comportamiento Cultural, elaborado en 2009, el 42% de los encuestados a nivel nacional estuvo de acuerdo con la afirmación “Con la “garra charrúa” saldremos adelante”. (Dominzain, Rapetti y Radakovich,2009:25). Para un acercamiento antropológico a esta temática se sugiere la lectura del trabajo de la Lic. Florencia Faccio (ver Bibliografía).

bajo el gobierno de Fructuoso Rivera15. Este proceso tuvo sus puntos culminantes en lo que se reconoce como la matanza de Salsipuedes, el 11 de abril de 1831 en Puntas del Queguay a orillas del arroyo Salsipuedes16, y la encerrona de Mataojo17 el 17 de agosto del mismo año. Diversa documentación da cuenta que la primera se trató de una acción largamente planificada a solicitud y en acuerdo con los hacendados, quienes pretendían hacer valer sus “derechos” sobre la otrora tierra purpúrea, en ese momento “pacificada”18. Así, mediante engaños, el gobierno logró reunir alrededor de 600 indígenas de esta etnia19 y tras una noche de camaradería y borrachera sobrevino la matanza20. Según los partes militares murieron 40 indios, pero el antropólogo Daniel Vidart estima los muertos en no menos de cien: “De los 400 cautivos que salieron desde Salsipuedes llegan 166 al corralón del Cuartel de Dragones. Este contingente estaba formado por 43 niños “de pecho de ambos Secsos”, 29 hombres y 94 mujeres. Pero Juan Cora, el encargado de la distribución, sólo repartió “sesenta y nueve charrúas entre chinas grandes y chicas de pecho”. Los varones mayores de quince años quedaron retenidos: once marcharon a la cárcel y el resto fue ofrecido a los capitanes de los barcos. Cinco se hicieron a la mar. Mataojo murió a bordo; Tacuabé, Senaqué, Vaimaca - Perú y Guyunusa fueron exhibidos, como fieras, en París. Pero en los diarios montevideanos de ese entonces nada se dijo: ya los indios charrúas no eran noticia.” (Vidart, 1998:106). La nueva nación, nacida en forma posterior al Estado, se abocará durante el siglo XIX y principio del XX a definir su difusa identidad. Si como sostiene Benedict Anderson (2006), la nación no es otra cosa que una comunidad imaginada21, la República Oriental del Uruguay necesitaba elaborar los elementos que permitieran construir los valores necesarios para semejante tarea colectiva. Muerto el indio la intelectualidad lo15 [Durazno, 1784-Melo, 1854] Primer presidente constitucional del país (18301834) se le reconoce como fundador del Partido Colorado. 16 Límite entre los departamentos de Tacuarembó y Río Negro. 17 Afluente del río Arapey, departamento de Salto. 18 Desde otra lectura se sostendrá que “Organizada la República, le tocó a Rivera librar en 1831 la tan discutida campaña, aprobada por la unanimidad del Parlamento, sin una voz en contra, dado el clamor del vecindario de la campaña.” (Sanguinetti, 2009). Ya no se hace centro aquí en los intereses de los “dueños” de la tierra, sino que se justifica en el clamor de los –¿sufridos?– vecinos, claro que ignorando ex profeso el documentado despoblamiento de nuestra campaña en dichos años. Así pues cabe preguntar: de qué “vecinos” habla el autor. 19 Un cronista anónimo, citado por Acosta y Lara, establece el número en 200 a 250 hombres y 300 a 400 mujeres y niños. 20 Un testimonio de época citado por Pi Hugarte señala que “se les dio a los indios algunos barriles de aguardiente y varios presentes [...] no bien empezaron a entrar en estado de ebriedad y algunos de ellos iban siendo dominados por el sueño, poco a poco y bajo la protección de la oscuridad de la noche las tropas de Rivera los fueron rodeando y con sus sables y bayonetas comenzaron a sorprenderlos y atacarlos en su campamento y allí mataron tanto a hombres como a mujeres y niños sin consideración ni piedad” (Pi Hugarte, 1998:144). 21 Es imaginada desde el momento en que todos los habitantes se sienten incluidos en una misma comunidad que los aglutina (la nación) y que cada uno de ellos se representa para sí mismo al resto de los integrantes de ese colectivo, aunque jamás llegará a conocerlos a todos.

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En este pasaje Sanguinetti –adjetivando alegremente– define a “malos” y “buenos”, defendiendo un modelo de producción y de relaciones sociales que él considera los correctos, haciéndose eco de la historia oficial a la que diversos autores aportaron: desde Martín Del Barco Centenera24 hasta Angel H. Vidal25, pasando por los susodichos jesuitas26 e incluso por el precursor de la antropología vernácula, José H. Figueira27. No obstante, resulta conveniente no perder de vista el centro del artículo de Sanguinetti que no es otro que condenar lo que denomina “charruismo”: los nuevos discursos que sobre lo indígena se alzan en franca oposición a la lectura tradicional de la historia y a la historia oficial, y que presentan suficientes variantes entre

22 Ejemplos claros resultan Juan y José Luís Zorrilla de San Martín, Juan Manuel Blanes (“el pintor de la patria”) y Francisco Bauzá. 23 El concepto de “choque” –quizá tributario de la concepción de Toynbee antes que de la Huntington– denota una simplificación burda de las complejas relaciones entre indígenas y europeos durante los siglos XVIII y XIX en el territorio nacional. Es sabido que los charrúas realizaron un importante esfuerzo por integrarse –a su modo– a la vida colonial, resultando dinámicos actores en su época: tanto como comerciantes, como trabajadores rurales, como políticos y como guerreros. 24 En su libro Argentina y Conquista del Río de la Plata, con otros acaecimientos de los Reynos del Perú, Tucumán y estado del Brasil (1602) expresa en octavas respecto a los charrúas: “Mas no por eso deja de quitarle] al cuerpo algún despojo:] no solo se contenta con llevarle] las armas o vestidos a que echa ojo,] que el pellejo acostumbre a desollarle] del rostro: ¡Qué maldito y crudo antojo!] Que en muestra de que sale con victoria] la piel lleva, y la guarda con memoria!” (cita en Vidart, 1996:78). 25 Particularmente Vidal, en La leyenda de la destrucción de los charrúas (1932), argumenta que: “Todos los más respetables testimonios, los más fehacientes de plena y definitiva verdad para siempre (como tenían necesariamente que serlo los de las autoridades y cronistas de su tiempo, unánimemente, sin una sola excepción), comprueban la índole inferior y la más baja condición higiénica en los indígenas charrúas, al referirse a su insensibilidad, a sus repugnantes hábitos, a su vida irracional, a su uso de la mentira, a su deslealtad, a sus instintos monstruosos, a su degradación en la inconciencia y en la falta de sentido moral.” (cita en Vidart, 1996:92). [Nótense, 80 años después, los parecidos entre la retórica inicial de este testimonio y el de J. M. Sanguinetti.] 26 En la Historia de la Conquista del Paraguay, Río de la Plata y Tucumán, el padre Lozano caracteriza a los charrúas –sin nunca haberles visto– como “gente de poca fé y de ninguna palabra […] muy alevosa, que en logrando la ocasión, ejecutan sin rubor las más feas traiciones” (cita en Vidart, 1996:81). 27 Antropólogo y docente [1860-1946]. En Los primitivos habitantes del Uruguay (1894) Figueira sostiene que: “eran los charrúas esencialmente guerreros y turbulentos, vengativos y falsos. No se sometían a nadie. Su carácter taciturno y apático. Jamás manifestaba su semblante las pasiones del ánimo. Cuando reían entreabrían los labios, sin dar la más ligera carcajada […] eran poco perseverantes […] Su temple era serio y poco comunicativo, algo curiosos y de escasa inventiva.” (cita en Vidart, 1996:88).

sí como para generar debates y enfrentamientos en los más diversos niveles y campos28. Estos nuevos discursos no han surgido de la nada, muy por el contrario resultan emergentes que buscan su lugar en la memoria colectiva tras la crisis de identidad que ganó a la nación a partir de las crisis sociales, económicas y políticas de la década de 1960. La antropóloga Teresa Porzecanski hizo notar que las nuevas problemáticas en las mitologías de la identidad uruguaya tienen que ver, al igual que lo que consideramos patrimonio, con elaboraciones y reelaboraciones que se realizan en los espacios de comunicación social. Con el quiebre institucional de 1973 el espejo de la identidad nacional quedó definitivamente roto y tras la apertura democrática de 1985 el tema de la indianidad de la población uruguaya29 –tema que parecía agotado en la homologación oficial del charrúa estereotipado– “comienza a ser replanteado con nuevo vigor, tanto desde el discurso informado como desde el llamado ficcional.” (Porzecanski, 1992:54). Estos movimientos devendrán en una lucha por la representación a la hora de la elaboración de las mitologías del presente desde los diversos campos: el de la historia, el de la genética, la literatura y el ensayo, en el de las filiaciones familiares y lo anecdótico, a nivel artístico (música, teatro, danza, plástica) e incluso en lo que hace a las vinculaciones políticas entre dominadores y dominados. Según la autora “estos discursos, si bien adolecen de similares esquematismos que los que poblaban las mitologías anteriores –“los in28 Algunos ejemplos: a. la polémica –incluso parlamentaria– en torno al análisis genético de los restos del cacique Vaimaca Peru, cuya manipulación fue rechazada por grupos autoadscriptos a la etnia charrúa y supuso problemas legales a la antropóloga Mónica Sanz, encargada de los estudios. En este sentido, en 2004 a instancias de la Asociación de Descendientes de la Nación Charrúa (ADENCH) se promulgó la Ley 17.767 que prohibió todo estudio sobre estos restos. b. la polémica entre ADENCH y el Integrador Nacional de Descendientes de Indígenas Americanos (INDIA) respecto a la conveniencia de que los restos del cacique fueran a dar al Panteón Nacional, junto a otros héroes patrios (entre ellos quienes contribuyeron al etnocidio), o la cremación o entierro en la llamada Meseta de Artigas (donde estuviera el campamento revolucionario durante la gesta independentista), olvidando también que Artigas –como blandengue– les persiguió. c. la polémica a partir de una representación carnavalera de 2010 de la murga Agarrate Catalina donde “retrata” a los charrúas de la siguiente manera: “Acá estaban los charrúas,/ pura garra y corazón,/ puro corazón y garra,/ poca civilización./ No te hacían edificios/ ni ninguna construcción,/ no tenían calendario,/ no tenían plantación./ Lo más revolucionario/ en el plano cultural/ fue una cuerda con un palo,/ era el arco musical./ No tenían sacerdotes,/ no tenían religión./ ¡Pero no tenían nada,/ la puta que los parió!”. Este texto significó a sus creadores Tabaré y Yamandú Cardozo (ambos con nombre charrúa) las críticas de ADENCH (“desagrado y dolor”) y del antropólogo José Lopez Mazz (quien los acusó de “fascistas” y “planchas ignorantes” [en http://www.180.com.uy/articulo/9880]), pero también las palmas del público en general así como de otros académicos: tal el caso del también antropólogo Renzo Pi Hugarte (“Una murga se puede reír de quien quiera: del Papa, del rey, del presidente, de todo el mundo. Para eso son murgas y ¿por qué va a haber algo sagrado? ¿Por qué los charrúas van a ser sagrados?” [en http://www.montevideo. com.uy/nottiempolibre_104044_1.html]). 29 Apuntalado por la fundación de las carreras de Antropología y Arqueología en la intervenida Universidad de la República en 1976, y por los subsiguientes trabajos de rescate arqueológico realizados en Salto Grande, que permitieron retomar la reconstrucción del pasado remoto del actual territorio uruguayo, ampliando nuestro horizonte prehistórico.

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Prehistoria

cal22 procurará “humanizarlo” para incorporarlo –al igual que al gaucho– a la historia patria y la memoria colectiva desde nuevos lugares en un discurso muchas veces no exento de romanticismo. No obstante –en general– se reafirmó la tesis de que “no hemos heredado de ese pueblo primitivo ni una palabra de su precario idioma, ni el nombre de un poblado o una región, ni aun un recuerdo benévolo de nuestros mayores, españoles, criollos, jesuitas o militares, que invariablemente les describieron como sus enemigos, en un choque23 que duró más de dos siglos y les enfrentó a la sociedad hispano-criolla que sacrificadamente intentaba asentar familias y modos de producción, para incorporarse a la civilización occidental a la que pertenecemos.” (Sanguinetti, 2009)

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dios infieles –nómades, cazadores, libres– ignoraban la explotación del hombre por el hombre. No sojuzgaban, desconocían aún la coacción del Estado”- alientan una intencionalidad más dirigida que antes a habilitar un espacio indio y protagónico en la(s) nueva(s) versión(es) de la historia nacional.” (Ib id). Para Porzecansky, estamos ante una mitología de ausencia: una construcción ficcional que aspira a hacer notar un vacío dentro de la elaboración de una identidad incompleta y con cierto grado de culpa: “Lo que queda en pié, sin embargo, parece ser la imperiosa necesidad de reconstruir una identidad mestiza para el país –aun si no india y aun si forzada– a los efectos de perdonarse el exterminio que pende sobre la identidad tradicionalmente “blanca”. Lejos de constituirse esto en un proyecto tendiente a cierto grado de factibilidad científica, puede considerarse desde un punto de vista semiótico como el proceso dinámico de una elaboración mítica todavía no completada, cuya intención es la legitimación de la “latinoamericanidad” al mismo nivel que otros países del continente con sociedades indígenas y mestizadas” (Ib id:55), este extremo –sin lugar a dudas– es el que quita el sueño a los sectores conservadores tributarios del Uruguay moderno, en general posicionados de espalda a América Latina, reacios a compartir su camino y su suerte. 36

Sin embargo, mal que le pese a la historia oficial y sus guardianes, al persistente imaginario pro o pseudo “europeo” que acunó a nuestros compatriotas durante el siglo pasado, y a la negativa o imposibilidad general de reconocer el mestizaje de buena parte de nuestra población rural, sobre todo –y particularmente evidente al norte del Río Negro–, lo indígena reclama su lugar. Y no solo desde lo ficcional o imaginario sino apoyado en la academia, por ejemplo a partir de los estudios con base etnohistórica. Tal el caso de Cabrera y Barreto (2006) quienes han podido reconstruir el trayecto de varios indígenas cristianizados a partir de registros en los libros de bautismos de Montevideo y de las localidades por donde pasó la caravana de charrúas proveniente de Salsipuedes. También se dispone de información sobre ellos a partir del registro de denuncias ante las autoridades, el Hospital de Caridad de Montevideo y el Libro de Pobres de la época. El reparto de charrúas prisioneros tuvo como principal objetivo el neutralizar, diluir, el remanente de esta sociedad indígena. Como sostienen los autores, el proceso “supone una particular violencia, procediéndose a la desintegración étnica, alcanzando aún el ámbito familiar. Por un lado se elimina la población masculina adulta quedando solas las

mujeres y sus hijos, por otro a través de la separación de madres e hijos, incluso aquellos de pecho, al ser repartidos por separado.” (Cabrera y Barreto, 2006:13) A esto debe agregársele el sufrimiento que les significó el trasplante del medio rural al medio urbano y el sometimiento a condiciones de servidumbre, muchas veces en condiciones de maltrato e infrahumanas. Retrocediendo en el tiempo, gracias a los aportes de la antropología biológica se han podido establecer al menos dos componentes poblacionales diferentes que habitaron áreas geográficas distintas (Sans, 1995). Uno de ellos ocupó el oeste del territorio alrededor de la confluencia de los ríos Uruguay y Negro, presentando características similares a las poblaciones del área del delta del Paraná y la mesopotamia argentina. El otro –el de los llamados “constructores de cerritos”– habitó la región este del Uruguay actual, extendiéndose al sudeste del Brasil. Al momento de la conquista se propone la existencia de al menos tres parcialidades claramente diferenciadas en nuestro territorio (Cabrera, 2005): 1) los pueblos “tupiguaraní” focalizados en dos regiones: a. La zona litoral del río Uruguay y delta del Paraná; b. La región atlántica sur-brasileña. Ambas regiones son expansiones del tronco tupiguaraní con arribos en diferentes momentos. 2) los pueblos “guaranizados”, en áreas periféricas a la zonas ocupadas por los tupiguaraní, y 3) los pueblos cazadores de tipo pampeano. Hacia mediados del siglo XVI la conquista significó la rápida desaparición de los grupos tupiguaraní del Delta del Paraná y de los grupos “guaranizados” del Este –probablemente los llamados “constructores de cerritos”– perseguidos por los cazadores de esclavos provenientes de San Vicente y San Pablo. No obstante, en la zona central los grupos cazadores nómades incorporaron el caballo logrando adaptarse al menos temporalmente a ese mundo cambiante. El hecho de que para la época de la Colonia el remanente indígena “autóctono” era precisamente el tardío grupo charrúa probablemente fortaleció de allí en más, y durante años, la creencia en su presencia ancestral en el actual territorio uruguayo así como el completo dominio del mismo. En forma concurrente su participación en las gestas independentistas del lado revolucionario así como la épica de su trágico destino, se convierte en una plataforma aceptable para la actual reivindicación y construcción de un pasado indígena donde se mezcla lo mítico con lo político, permitiendo su anclaje orgulloso en una identidad nacional con rostro americano.

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Retomemos ahora la relación entre nuestro pasado indígena (prehistórico y etnohistórico), el patrimonio y el turismo. Si como sostuvimos que el patrimonio es una representación simbólica de nuestra identidad y a su vez que nuestra identidad está en crisis y reformulándose en torno a la cuestión indígena, resulta evidente por qué casi todo lo que tiene que ver con nuestro pasado prehistórico prácticamente no goza de estatuto patrimonial en nuestro país30. Lo indígena en Uruguay carece de la amplia y necesaria legitimación social que le permitiría acceder al estatus sacro o superior que –en términos de Prats– otorgan las fuentes básicas, aunque lentamente se va consolidando un discurso que pone en valor este pasado. El problema es si no nos estaremos tomando demasiado tiempo para ello y cuando queramos acordar sea tarde. A diferencia del colectivo afrouruguayo que goza de cierta visibilidad, ya que se le distingue y reconoce como tal –tanto en términos de adscripción como de auto adscripción étnica– y la sociedad valora algunas de sus prácticas (lo que habilita, por ejemplo, la aceptación y el reconocimiento del candombe como patrimonio cultural), las agrupaciones de descendientes de indígenas de nuestro país carecen del poder que tal reconocimiento confiere y que permite representar (tomar la palabra en nombre de todos) y eventualmente proponer activaciones patrimoniales. Ante este panorama, la patrimonialización de elementos de nuestro pasado prehistórico radica fundamentalmente en otro resorte: su potencial como recurso cultural. Y en este sentido, la atribución de valor patrimonial a los recursos culturales necesariamente debe tener presente los contextos específicos históricos y socialmente determinados en que ese valor es atribuido (Ballart en Cabrera, 2010). Cabrera retoma a Lipe (1984), quien reconoce diferentes contextos de atribución de valor: determinados por factores económicos y de mercado, otros por tradiciones estéticas o criterios de gusto dominante, otro por el tipo de conocimiento –asociado a lo mitológico–, otro relacionado con los documentos caros a la historia y sus personajes, otro a partir de la importancia que puede tener para la investigación, y la expresión de estos contextos no es necesariamente armónica, existe el conflicto. ¿Qué contexto de atribución primará sobre un 30 En este sentido, la precaria herramienta legal en relación con el patrimonio con que cuenta nuestro país es la declaración de “monumento histórico”, que se ha aplicado mayoritariamente a bienes inmuebles relacionados con la construcción de la nación y sus héroes. Como señala Cabrera (2010) la lógica del patrimonio en Uruguay ha remitido al significado de la gesta del ser nación.

pasado prehistórico atrapado en una lucha sorda entre académicos, descendientes de indígenas, indiófilos variopintos e instituciones poco informadas, cuando comienza a ser visualizado por el turismo como un elemento más a sumar a su estelar oferta? Resulta cuando menos irresponsable el que como sociedad no discutamos estos temas en profundidad y con seriedad. Asimismo a nivel del turismo la utilización de los bienes culturales como atractivos significa necesariamente su uso y su degradación, poniendo en riesgo el patrimonio aún cuando se respeten las capacidades de carga, pues los impactos son de amplio rango. Llegados a este punto cabe cuestionar el accionar de la industria turística que se sirve de algo que es de todos para obtener beneficios económicos y casi nunca contribuye a la conservación o restauración del mismo. La activación patrimonial es un arma de doble filo y corresponde a los actores institucionales públicos el velar porque la utilización y disfrute de los bienes patrimoniales se haga bajo una lógica de sostenibilidad, exigiendo contrapartidas y prestaciones a quienes obtienen ganancias gracias a éste, propiciando el desarrollo endógeno de las comunidades locales y protegiendo sus intereses. Pero no todo debe descansar en la fiscalización estatal, resulta urgente el trabajar a nivel social procurando concientizar a la población sobre la necesidad de preservar y respetar los testimonios del pasado pues de esta manera estaremos preservando nuestra propia identidad. No cualquier consumo es entonces aceptable en relación con el patrimonio y ello se debe trabajar a partir de campañas de educación y difusión, involucrando a la población en la gestión del patrimonio porque es también la gestión de su identidad. Hablamos de quiénes somos y a dónde vamos.

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Prehistoria

Conocer y valorar

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El debate acerca de la Prehistoria. Las pictografías de Chamangá

1. Patrimonio y pintura rupestre en Uruguay

hombre contiene una enseñanza para el presente y el futuro”.1

El patrimonio material está formado por objetos que permanecen en el tiempo. Estos objetos cobran significado, tienen una carga simbólica que le atribuyen los receptores, que son los encargados de convertirlos en patrimonio y por lo tanto, de transformarlos en heredables. Sin embargo, esta relación entre los elementos patrimoniales y los herederos es una construcción social, por lo que la sociedad o grupos dentro de ella pueden aceptar o rechazar la herencia en su totalidad o en parte. De ahí que no se trata sólo de transmitir, es necesario que quien herede, acepte. El patrimonio debe ser reconocido e identificado por las generaciones presentes para inscribirse en un proceso de continuidad que se proyecte hacia el futuro.

La Localidad Rupestre de Chamangá abarca un área de aproximadamente 120 kilómetros cuadrados. Se encuentra ubicada al Este del departamento de Flores, cerca del límite con los departamentos de Durazno y Florida. Está ubicada en la cuenca del Arroyo Chamangá y sus afluentes, los arroyos Molles, Tala y Duraznito.

De esta primera reflexión es que se desprende la estructura que se le dio al trabajo: está centrada en la relación de las pictografías de Chamangá con los debates que han tenido lugar recientemente con respecto a la Prehistoria y la idea que de ella y de las culturas indígenas se tiene en nuestro país.

En la zona se relevaron 43 pictografías2, incluyendo algunas que fueron posteriormente destruidas por la acción humana. La prospección sistemática abarcó además de los bloques con pictografías, otros puntos de interés arqueológico como canteras prehistóricas y artefactos líticos de piedra tallada, pulida y además alfarería decorada. Su denominación de Localidad Rupestre de debe a la alta densidad de pictografías encontradas en la zona del arroyo del mismo nombre.

SITIOS CON ARTE RUPESTRE ROCK ART SITES

Si el patrimonio es el anclaje de la memoria, su pérdida es irreparable para la sociedad presente y la futura. De aquí la importancia de la educación en el sentido más amplio como instrumento, a partir de los conceptos y de información científica disponible para construir los fundamentos a favor de la conservación y la preservación los elementos prehistóricos: es lo que queda del pasado y desde el presente se le debe otorgar valor como parte de nuestras raíces históricas.

2. Reflexión sobre nuestro pasado y presente… El arqueólogo Andrés Florines afirma que: “lo más importante para un visitante a una pintura rupestre es que reflexione, que signifique un aporte para el individuo y que no quede como una mera experiencia exótica. Tomar contacto con el pasado remoto del

• GRABADOS /

ENGRAVINGS -

• PINTURAS /

PAINTINGS

Figura 1. Sitios con arte rupestre.

1 Entrevista realizada el 26 de abril de 2007, 2 Las pictografías (del latín pictum: relativo a pintar, y del griego grapho: trazar) son grafismos realizados sobre las rocas mediante la aplicación de pigmentos.

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Prehistoria

Prof. María Célica Pastorino Chassale

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La localidad rupestre de Chamangá ingresó al Sistema Nacional de Áreas Protegidas, bajo la categoría Paisaje Protegido, el 20 de enero de 2010. Es la quinta zona del país en incorporarse al sistema, luego de la Quebrada de los Cuervos, Esteros de Farrapos (Río Negro), Cabo Polonio y el Valle del Lunarejo (Rivera). 3 Ya Tabaré a los hombres Ese postrer ensueño No contará jamás…Está callado, Callado para siempre, como el tiempo. Como su raza, Como el desierto, Como la tumba que el muerto ha abandonado. ¡Boca sin lengua, eternidad sin cielo! 4 Desde 1999 el arqueólogo Andrés Florines ha estado trabajando en la investigación y conservación de las pictografías de Chamangá. En entrevistas que le han realizado, declaró que éstas permanecen invisibles para el hombre de campaña. Si bien se pueden ver a distancia, no son percibidas porque no las reconocen. La visibilidad social de la Prehistoria pasa porque las personas no le adjudican un valor, no comprenden que los vestigios materiales “hablan” de la experiencia humana en este territorio en otras épocas. 40

Chamangá es una de las zonas que se investigó con más profundidad y eso se hizo a partir de la amenaza de la explotación minera. N

A PAYSANDÚ

La falta de significación atribuida a estas pictografías ha llevado y seguirá llevando a la desaparición y destrucción de este legado del pasado. Para Florines, la tarea de transmitir la nueva información científica generada por la Arqueología insumirá mucho tiempo y sólo será eficaz si se realiza a través de esfuerzos coordinados.5

Un patrimonio carente de significación para el grupo humano que lo hereda es víctima de su propia temporalidad. “Sé que tú quieres también un poco a mi indio (Tabaré); sé que tú lo mirarás con menos indiferencia de lo que él acaso merece, me lo demuestra el hecho de haber tú sentido una antipatía y una repulsión invencibles, hacia D. Gonzalo de Orgaz porque lo hirió de muerte en el bosque. Si a ti se te hubiera dado a elegir el desenlace de mi poema, yo bien se cuál hubieras elegido.

ANDRESITO

A MERCEDES

¡No podía ser!

14 GRUTA DEL PALACIO

DURAZNO

14 CASTRO

TRINIDAD

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F LO R E S 23

CARDONA

A COLONIA

Los relevamientos realizados en las pictografías de los afloramientos rocosos de aquel lugar revelaron que un 20% de ellas fueron destruidas o muestran daños irreversibles debido a grietas, escurrimientos, comunidades bióticas (líquenes, algas, musgo y microorganismos), alteraciones mecánicas producidas por el movimiento de árboles y arbustos cercanos a las pictografías, excremento de aves, bloques naturalmente quebrados, descascarados y con desprendimientos. Asimismo, algunas fueron destruidas para utilizar el granito y otras están quemadas, rayadas o coloreadas con graffitis por particulares que ignoran su importancia patrimonial.

3 PINTOS

ISMAEL CORTINAS

A MONTEVIDEO

UBICACIÓN DE PICTOGRAFÍAS

DEPARTAMENTO DE FLORES Figura 2. Ubicación de pictografías. 3 Las pinturas rupestres., . 4 Juan Zorrilla de San Martín, Tabaré, Tercer libro, XI,

No; tu idea era imposible. Blanca (tu raza, nuestra raza) ha quedado viva sobre el cadáver del charrúa. Pero, en cambio, las últimas notas que escucharás en mi poema son los lamentos de la española y la oración del monje; la voz de nuestra raza y el acento de nuestra fe: la caridad cristiana y la misericordia eterna.” 6 Primero surgió el Estado y luego la nación, escribió Gerardo Caetano7. La concepción de esta última se fue construyendo a partir de criterios de unificación lingüística, cultural, étnica, religiosa, territorial y de 5 Andrés Florines, Entrevista realizada el 26 de abril de 2007, . 6 Juan Zorrilla de San Martín., Op cit., Dedicatoria a su esposa Elvira Blanco de Zorrilla. 7 Gerardo Caetano., “ Identidad nacional e imaginario colectivo en Uruguay. La síntesis perdurable del Centenario.” en Hugo Achugar., Gerardo Caetano., Identidad uruguaya: ¿mito, crisis o afirmación?., 3ª ed., Montevideo, Ediciones Trilce, 1993, p. 81

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En el proceso de la formación del Estado y de la nación uruguayos en las últimas décadas del siglo XIX, la mayor incorporación al mercado mundial como las tareas de homogeneizar las estructuras sociales provenientes del periodo de enfrentamientos civiles posindependentistas y de los aportes inmigratorios, se resolvieron, en general, mediante una centralización del Estado coincidente con la etapa de conformación del positivismo en la cultura nacional. José Pedro Varela fue uno de los exponentes de esta corriente. Los valores, las costumbres, la forma de pensar y de actuar eran las propias de la civilización, de la ciudad. Los ciudadanos debían educarse para dirigir los negocios públicos, expresándose en las urnas. Esa era la forma de eliminar el caudillismo como encarnación de la arbitrariedad. En la década de 1880, en obras historiográficas, pictóricas y literarias, se fueron acentuando los valores nacionales, coincidiendo con los cambios políticos, económicos, sociales y culturales del período. Los intelectuales que coadyuvaron a impulsar el primer imaginario nacionalista uruguayo fueron Francisco Bauzá, Carlos María Ramírez, Zorrilla de San Martín, Acevedo Díaz. En este marco, se fueron gestando las bases ideológicas para la construcción de una identidad sustentada en la raza blanca y en la cultura occidental europea. Se forjó así la idea de Uruguay como país de descendientes de ese continente, es decir, homogéneo cultural y racialmente. Este concepto de nación es el resultado de una abstracción; una «comunidad imaginada» que pretendía eliminar las multiplicidades culturales del país. Se iría construyendo un pasado en común, que explicaría el presente y un proyecto futuro, que aunaría a los uruguayos, pero con exclusiones. El indígena fue sustituido por el estereotipo del indio, el charrúa, siendo así insertado en la literatura y en la historia nacional.

8 “La identidad cultural de un pueblo viene definida históricamente a través de múltiples aspectos en los que se plasma su cultura, como la lengua, instrumento de comunicación entre los miembros de una comunidad, las relaciones sociales, ritos y ceremonias propias, o los comportamientos colectivos, esto es, los sistemas de valores y creencias…” (Molano, 2006:5)

Es la raza charrúa De la que el hombre apenas Han guardado las hondas y los bosques Para entregar sus notas al poema; Nombre que aún reproduce La tempestad lejana, que se acerca Formando los fanales del relámpago Con las pesadas nubes cenicientas. Es la raza indomable Que alentó en la tierra Patria de los amores y las glorias, Que al Uruguay y al Plata se recuesta…9 En la década del Centenario se completa el imaginario colectivo integrador que surgiera en las últimas décadas del siglo XIX. El 25 de agosto de 1925, se publicó el Libro del Centenario del Uruguay. Resaltaba que el progreso era impulsado por la “modestia” del legado colonial y por la inexistencia de una cultura indígena que obstaculizara el desarrollo de la civilización en el país. Se aseguraba que “…era la única nación de América que pueda hacer la afirmación categórica de que dentro de sus límites territoriales no contiene un solo núcleo que recuerde su población aborigen.” 10 Se consideraba que si había un legado indígena, era el de “obstruir” el desarrollo de algunas áreas del quehacer nacional como ser: “la actitud de la población aborigen, la ausencia en la misma de toda organización gregaria, su resistencia a la colonización y su lucha contra el asiento en estas tierras de todo elemento extraño de población…”11 es decir las fuerzas impulsoras de la civilización…lo cual justificaba que la barbarie fuera eliminada por el impulso irresistible del progreso. Por lo tanto, la homogeneidad era el signo distintivo del país lo cual implicaba la cohesión racial y social, afirmado por el idioma. En 1938 se inauguró el monumento Los últimos de los charrúas, obra de Edmundo Prati, Gervasio Furest Muñoz y Enrique Lussich. Fue concebido como un homenaje a la “raza charrúa”. Las esculturas son de bronce sobre un basamento de granito rosado. Se encuentran emplazadas en el Prado, sobre la Rambla Delmira Agustini. Fue declarado monumento histórico el 8 de setiembre de 1976. 9 Juan Zorrilla de San Martín., Op. Cit., Introducción, III 10 (Caetano, 1993:87) 11 (ibid:88)

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Prehistoria

mercado. La homogeneidad fue considerada requisito indispensable para lograr la construcción del Estado y para consolidar la identidad nacional8 en el marco de la pacificación del país.

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El título de la obra sigue por el mismo camino que el Libro del Centenario del Uruguay: al morir estos charrúas se acabó “la raza” en nuestro país, ya que el resto, se entiende implícitamente, habían sido exterminados. Zorrilla de San Martín lo simboliza con la muerte de Tabaré. Sin embargo, va más allá, ya que este último en realidad era mestizo, porque su madre era una española capturada por los charrúas. De esta manera, en las ideas, se pone fin también al mestizo, porque lo que se trasluce en la obra, es que Tabaré no pertenecía a la cultura indígena ni a la blanca, lo cual plantea un conflicto de identidad que no era posible reconocer y resolver en la época. ¿Han cambiado estas concepciones?

3. El patrimonio es un conjunto de elementos heredados... El patrimonio de una nación está constituido por todos los bienes culturales que representan al pasado de sus habitantes desde las épocas prehistóricas hasta nuestros días y también por los bienes de la naturaleza sin cuyo marco el hombre no desarrollaría su cultura.12

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Valorar el patrimonio heredado de sus antepasados es un compromiso que cada generación adquiere con las futuras. De esta forma el patrimonio prehistórico nos vincula con un continente americano sin fronteras políticas, otorga raíces sobre las cuales se apoyaron, nutrieron y desarrollaron todas las culturas que contribuyeron a forjar la nación que hoy somos: “Conservar nuestro patrimonio es conservarnos como pueblo, perderlo significa dejar de saber quienes somos.”13

Pero puede no existir la conciencia por parte de los herederos de la importancia de los bienes que reciben… El 4 de noviembre de 2001 se realizó una jornada centrada en Las raíces indígenas: mitos y realidades que se inscribió en el marco de los replanteos de la identidad nacional. El tema surgió a raíz de la fuerza que iba tomando el pasado indígena no sólo desde el ámbito académico, sino del surgimiento y desarrollo de organizaciones de descendientes que tratan de reivindicar el mismo. El panel estuvo a cargo de los entonces Licenciados Leonel Cabrera, Oscar Padrón Favre y Teresa Porzecanski.

12 Nelsys Fusco., “Pasado prehistórico y patrimonio cultural., Aportes para el conocimiento de La Prehistoria uruguaya., Montevideo., Ministerio de Educación y Cultura., 1994, p. 144, 145 13 Ibidem, 145

Se verá a continuación las ideas principales que expusieron de cada uno de ellos:

La distorsión Leonel Cabrera. Sostiene que en los inicios de los 90 se hallaron los “cerritos de indios”, que demuestran según la evidencia arqueológica, una organización compleja: un mayor sedentarismo, una relativamente alta demografía, notoria diferenciación social dentro de los grupos, diferenciaciones de status muy claras y que desde el punto de vista económico además de la caza se practicaba la horticultura. Sin embargo, la historiografía sigue mostrando a culturas indígenas con una organización social simple, en banda, alta movilidad, nomadismo, baja demografía, baja diferenciación social dentro de los grupos que basaban su economía en la caza y la recolección. Esta visión ahistórica del indígena tiene una fuerte carga ideológica, ya que se basa en la visión del conquistador, que no ha sido, todavía, superada.

La revisión Oscar Padrón Favre sostuvo que en el último tercio del siglo XX se verificaron tres cambios trascendentales que socavaron la visión tradicional del indígena y su impronta en el proceso histórico nacional. 1. El aporte fundamental que ha realizado la arqueología. A partir de la obra de Antonio Taddei y de los hallazgos de los sitios ubicados en el Arroyo del Catalán y en el río Cuareim (en los 50 y 60) en el departamento de Artigas, se abrió una nueva visión del proceso de poblamiento del país, ya que se había encontrado la evidencia de que el mismo, en el actual Uruguay, databa de 8000 a 10000 años atrás, dejando de lado los fechamientos que se manejaban en la década de los 60 del siglo XX. La misión de rescate arqueológico de Salto Grande, la creación de la carrera de Antropología en la Facultad de Humanidades y los trabajos de rescate en la cuenca de la laguna Merín, han suministrado evidencia que lleva a replantear la presencia del hombre americano antes de la llegada de los europeos. 2. Los estudios realizados valorizando a las misiones jesuíticas. Estas conformaron sociedades plenamente sedentarias, habitando centros urbanos, con economía basada en la agricultura intensiva y la ganadería, con producción de excedente para la comercialización y poseedoras de una serie de técnicas y oficios que hacía de sus integrantes una mano de obra calificada en esta región del continente.

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A partir de la Guerra Guaranítica, y sobre todo de la expulsión de los jesuitas, se inició un proceso de emigración de esa población hacia los territorios más inmediatos de la región rioplatense y especialmente este territorio, tanto en su condición de fracción meridional de la Banda Oriental, como cuando fue Provincia Oriental y finalmente el Estado Oriental. Los indígenas misioneros pasaron a ser un componente étnico de gran importancia en el proceso demográfico del actual territorio nacional. La revisión de la importancia de la presencia e influencia guaraní - misionera en la formación como colectivo nacional, permitió constatar la existencia de un legado indígena mucho mayor al reconocido tradicionalmente en el país. 3. El reconocimiento del origen mestizo, sobre todo en la sociedad rural del Uruguay con un componente de población indígena importante, fundamentalmente guaraní-misionero. Aunque tampoco hay que descartar aportes menores, caso de los chaná en la zona de Santo Domingo de Soriano y de los mismos charrúas y minuanes que de forma generalmente forzada se incorporaron a la sociedad. 14

El mito Teresa Porzecanski. Plantea tres momentos en el discurso de la indianidad que son también tres tipos de discurso, con tres tipos de contenidos diferentes. 1. El discurso etnocentrista que impera hasta la década de los ochenta. El tema de la indianidad había sido tradicionalmente marginado de los procesos de elaboración de los discursos sobre la identidad nacional, en cuanto que los mismos eran entendidos como un tema definitivamente clausurado para la historia nacional. 2. El discurso académico-científico. Un segundo momento del discurso respecto de la indianidad se hace manifiesto cuando el tema comienza a ser replanteado desde el impulso de la arqueología y a partir de la fundación de la carrera de antropología en la Universidad de la República, en 1976, que ya fue reseñado por Padrón Favre.

14 Oscar Padrón Favre., Las raíces indígenas: mitos y realidades., 4 de noviembre de 2001, p. 4-6

3. La construcción del discurso mítico. Un tercer momento se reconoce cuando el tema de la indianidad se coloca primero en el arte, y luego en la “agenda pública”. La década de los 80 vio emerger diversas manifestaciones de un discurso que se puede llamar “neo-indigenista”, como una tercera etapa del desarrollo anotado anteriormente, que se manifiesta públicamente en la fundación de instituciones reivindicativas abocadas al tema indígena Porzekanski llega a la conclusión que hay una imperiosa necesidad de construir una identidad mestiza para el país, aunque sea forzada. Lo caracteriza como un proceso dinámico de incipiente elaboración mítica, cuya intención es la legitimación de una identidad más cercana al estereotipo de la “latinoamericanidad” definida en otros países del continente a partir de sociedades mayoritariamente indígenas o mestizadas. Aparece, asimismo, la búsqueda de una “genealogía originaria” (la genealogía charrúa como genitora de la sociedad nacional) lo que puede relacionarse con los mitos de origen. 15

4. El patrimonio debería de configurarse como la herencia que se transmite a las generaciones futuras Las pictografías de Chamangá El primer hallazgo de estos diseños se produjo en 1874 por parte del geólogo Clemente Posadas. A partir de ese momento comenzaron los estudios sobre ellas, alcanzando su mayor desarrollo en la década de los 50. A partir de 1970 comenzó a aplicarse nuevas técnicas de registro y análisis para el estudio de esas pinturas. En 1985 se creó el Centro de Investigaciones de Arte Rupestre del Uruguay, cuyos objetivos principales son la investigación, protección y difusión de dichas manifestaciones. Hacia fines de la década del 80, la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación del Ministerio de Educación y Cultura, a través del Departamento de Arqueología, emprendió un plan para la conservación de las pictografías debido a que la explotación industrial del granito acentuaba el riesgo de destrucción de las mismas.

15 Teresa Porcekanski., Las raíces indígenas: mitos y realidades., 4 de noviembre de 2001, p.6-12

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Prehistoria

Parte de sus integrantes dominaban la escritura e hicieron de la lengua guaraní la principal para el trato en el litoral rioplatense.

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Figura 3. Pictografía (izq.). Chamangá (der.). Foto: Andrés Florines.

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Se logró la aplicación de la Ley No. 14.040 de Protección del Patrimonio, por la que, en un período de más de diez años, muchas pictografías fueron declaradas Monumento Histórico Nacional. En un principio se estableció un área de protección circundante de 80 metros de radio que, posteriormente, se llevó a 800 metros, que incluye no sólo la representación rupestre sino también su entorno paisajístico inmediato. Sin embargo, es de destacar que el 100% de estas representaciones rupestres se encuentran en propiedad privada.

Estilo El “estilo greca” es el que caracteriza a las pinturas rupestres de Chamangá. Es parecido a una tendencia estilística que se encuentra en la Patagonia andina y no andina, ya que aparecen en otros sitios en la costa Atlántica hasta la provincia de Santa Cruz y en la región pampeana. También aquí es un estilo de pintura básicamente en rojo, con diseños de tipo geométrico abstracto, escalonados, almenados y cruciformes, que tienen una antigüedad de entre los 1.000 a 1.500 años antes del presente.

Descripción Las pictografías se encuentran sobre bloques de granito aislados y redondeados que forman parte de los afloramientos rocosos característicos de la zona.

Los grupos que lo practicaron eran cazadores-recolectores que se desplazaban en la región. No se sabe a que etnias pertenecían.16

Estos registran trazos y formas geométricas abstractas y presentan diversos tipos de diseño que se repiten, tales como elementos cruciformes y zig-zag. Además se puede señalar: • Impresiones de palma de mano en positivo las cuales fueron destruidas. • Trazos de grosor digital. • Trazos realizados con instrumento-pincel fino de dos tipos: rígido y flexible. • “Grabado fino” (incisión realizada con instrumento cortante agudo, se da en su tipo geométrico irregular) • En Uruguay las pictografías solo excepcionalmente representan figuras humanas o animales. Las representaciones son monocromáticas en distintos tonos de rojo. La base mineral del pigmento es el óxido de hierro.

Datación Mario Consens propuso para estas pinturas un marco cronológico que se acerca a 1900 años antes del presente basándose en analogías de estilo, ambiente y contextos con áreas arqueológicas de países vecinos. Por su parte Florines, en 2001, logró fechar componentes alfareros con decoración recuperados en conjuntos superficiales. Databan del 830 antes del presente. El procedimiento utilizado se denomina termoluminiscencia17, y fue realizado en el Laboratorio de Física de la Pontificia Universidad de Chile. Si bien estos datos no implican que la antigüedad de las pictografías sea la misma, se toma ese fechado como referencia de una población humana que ocupó ese territorio. 16 Las pinturas de Chamangá., . 17 La termoluminiscencia es un método de datación absoluto que permite determinar la antigüedad de elementos que fueron sometidos en su manufactura a altas temperaturas, como la cerámica.

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Significado de las pictografías Según Florines las pictografías de Chamangá eran contemporáneas a las culturas emergentes de los “cerritos de indios” en el este, y a la de los “grupos alfareros” del litoral de los grandes ríos (Bajo Paraná y Bajo Uruguay). Para el arqueólogo quienes realizaron las pictografías de Chamangá no fueron grupos distintos a los otros dos mencionados. Su presunción es que se trataba de una zona de frontera en donde se disputaba ese territorio central. De allí que esas pinturas obrarían como marcadores territoriales. Incluso aventura la posibilidad que hubiera comercio, intercambio y luchas entre esos grupos.

reconocidos por el resto de la comunidad. De ahí la necesidad de que quien los realizaba debiera regirse por códigos de ejecución y realización que anulaban la iniciativa individual.

Por su parte, Consens afirma que para poder comprender el porqué de estas manifestaciones, deben resolverse aún cuestiones como la cronología, el análisis fino de diseños, la caracterización arqueológica regional de las zonas con arte rupestre, su vinculación cronológico-estilística con los motivos decorativos cerámicos y el estudio comparado con otras áreas con representaciones rupestres de características similares en el Cono Sur.18

Es la sociedad la que a manera de agente activo configura su patrimonio cultural al establecer e identificar aquellos elementos que desea valorar y que asume como propios, los que de manera natural se van convirtiendo en referentes de identidad. Esto implica, por lo tanto, que las personas o grupos de personas se reconocen históricamente en su propio entorno físico y social y es ese constante reconocimiento el que le da carácter activo a la identidad cultural.

Este autor sostiene que es factible que el diseño de las mismas pudo estar intrínsecamente ligado al acto de su elaboración. Desde el punto de vista antropológico ambos deben valorarse en conjunto, ya que muchas veces para el ejecutor es más importante el contexto de elaboración de los signos que ellos mismos. Desde esta óptica es posible que estos diseños fueran complemento de ceremonias y ritos, y para que estos actos y los propios signos fueran efectivos debían ser

En la historiografía nacional impera el estereotipo de cultura indígena caracterizado por una organización en banda, con alta movilidad, nomadismo, baja demografía, baja diferenciación social dentro de los grupos y una actividad económica basada en la caza y recolección. Esta visión persiste pese al conocimiento producido por la investigación científica, basado en los hallazgos que se han efectuado como por ejemplo los “cerritos de indios”.

18 Ana María Rocchietti., Arqueología del arte. Lo imaginario y lo real en el arte rupestre., p. 33

19 Mario Consens., Op. Cit., 135, 136

El arqueólogo afirma que llamar a estas expresiones “arte” no sería conceptualmente correcto. En la actualidad el arte tiene como atributos relevantes que es una expresión individual, que no tiene porqué ser entendida por el resto de la comunidad, y la posición pasiva de quien la aprecia.19

5. A modo de conclusiones

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Prehistoria

Figura 4. Chamangá. Fotos: Andrés Florines.

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La identidad que se va construyendo desde las últimas décadas del siglo XIX excluye al indígena, situación que perdura en el imaginario colectivo y que se mantiene manifestándose, por ejemplo, en la invisibilidad de las pictografías de Chamangá y en los petroglifos de Salto. Si bien se ha planteado un debate acerca de las culturas indígenas y de la prehistoria en Uruguay, se hace necesario impulsar la educación en el sentido más amplio para que la sociedad tome conciencia del valor patrimonial de las expresiones materiales de las culturas indígenas, coadyuvando a su protección como legado a las generaciones futuras.

Bibliografía CABRERA, L., PADRÓN FAVRE, O. y PORZECANSKI, T. (2001) Las raíces indígenas: mitos y realidades. Sesión del 4 de noviembre de 2001, p. 4-12.

CAETANO, G. (1993) “Identidad nacional e imaginario colectivo en Uruguay. La síntesis perdurable del Centenario.” En Achugar. H. y Caetano. G. (comps.) Identidad uruguaya: ¿mito, crisis o afirmación? Montevideo: Trilce. CONSENS, M. (1994) “Arte rupestre en Uruguay” En Aportes para el conocimiento de La Prehistoria uruguaya. Montevideo: Ministerio de Educación y Cultura. FUSCO, N. (1994) “Pasado prehistórico y patrimonio cultural” En Aportes para el conocimiento de La Prehistoria uruguaya. Montevideo: Ministerio de Educación y Cultura. MOLANO, L. (2006) La identidad cultural, uno de los detonantes del desarrollo territorial En [1/9/2010] ROCCHIETTI, A. M. (2009) “Arqueología del arte. Lo imaginario y lo real en el arte rupestre” En Revista del Museo de Antropología, Vol. 2, Argentina. [1/9/2010]

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II

Aportes al diseño de itinerarios culturales y urbanos

El territorio como hecho cultural INTRODUCCION Arq. Francisco Bonilla Leyes de indias y su ruptura en nuestro territorio Prof. Ana Castellano La Plaza Artigas y el “Artigas de Gonzalito”: acerca de rupturas y restituciones Prof. Marianela Tafernaberry

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Introducción Arq. Francisco Bonilla

Pretender enseñar a quienes enseñan y poseen para ello sobrados méritos, parece implicar un especial desafío donde se esperan niveles destacados en el cumplimiento de la premisa básica de poseer el conocimiento necesario y la capacidad de transmitirlo o aplicarlo adecuadamente. Puede inhibir la aceptación del reto o resultar estimulante. En este caso se dio un proceso en el que el retorno de lo incorporado por el discípulo, permitió demostrar una vez más que el aprendizaje a menudo se produce en ambos sentidos. Es decir, de maestro a alumno y también viceversa. El enseñante actúa así tan sólo como mediador de un conocimiento donde, al decir de Jacques Rancière1, procura alcanzar el objetivo de que sus pensamientos sean dichos en las palabras de los otros - los discípulos - a través de una emancipación. Como se ve, algo más que simplemente lograr que el alumno comprenda lo que el maestro explica. 48

Lo que en la práctica se acordó de manera más bien implícita denominar “Curso de Urbanismo”, adquirió finalmente un formato más afín con el de seminario, donde ya dentro del mismo los alumnos se encontraron además con otro título para el mismo. Es que el concepto de Urbanismo remite en rigor exclusivamente a lo urbano, a la ciudad consolidada o a los planes que suponían su creación, modificación o ampliación. Fue así que con un criterio más abarcativo y contemporáneo, preferimos denominarlo: “Ideas, planes, proyectos y realizaciones en la construcción del territorio”. Los objetivos perseguidos se centraron en contribuir a la mejor comprensión de diferentes aspectos que hacen a la modificación del territorio, incorporando conocimientos que permitieran visualizar junto con los procesos, el propio soporte físico sobre el que se desarrollaron los mismos. La profesora Ana Salom lo expresaba de manera clara y simple: “Territorializar la Historia”. Del total de aspectos transitados me permito reiterar la significación dada en clase a tres de ellos. Por un lado, los efectos que tuvo en nuestras tierras ese 1 RANCIÈRE, Jacques: “Le mâitre ignorant. Cinq leçons sur l'emancipation intellectuelle (1987). Fainard, París, 2004.

fenomenal artefacto al servicio de una planificación que pretendió abarcarlo todo, conocido como “Leyes de Indias”, recopilación de disposiciones que se dio la corona española en el siglo XVII, para la fundación y desarrollo de todo lo atinente a sus posesiones de ultramar. Aún con muchas licencias en su aplicación, tenemos aún hoy la posibilidad de rastrear sus huellas en nuestro medio. Otro, el aporte de soñadores y especuladores, así como de situaciones coyunturales que dieron lugar a que la realidad se hiciera literalmente espacios pasando por encima de ordenamientos. Cabe por último agregar que aún los planes más pretendidamente científicos del siglo XX - y sin ignorar algunos logros obtenidos - sufrieron serias limitaciones en su aplicación, marcándose una tendencia que apunta sobre todo a un déficit en la gestión de los mismos. Como culminación de este curso, se propuso a los participantes un trabajo que haría las veces de evaluación. En el instructivo dado oportunamente se expresaba: “Se pretende que los trabajos aporten una reflexión basada en algunos aspectos vertidos en el curso y pongan de manifiesto el criterio personal del autor”. Estimamos de interés transcribir los dos temas propuestos, de los cuales el alumno debía seleccionar uno para su desarrollo: 1. Describir las principales características de las Leyes de Indias en lo referente a fundación de centros poblados, su aplicación y observancia en nuestro territorio. Establecer el momento de aparición de modelos en nuestro país que se entienda marcan una ruptura definitiva con el concepto indiano. Citar al menos un ejemplo y fundamentar su inclusión. 2. Elaborar una propuesta de campaña de divulgación y sensibilización sobre testimonios presentes en nuestro medio local, que puedan considerarse de interés, teniendo especialmente en cuenta casos que no estén aún incorporados a la memoria colectiva, sólo se conozcan de ellos aspectos fragmentarios o se tenga información no cierta. Definición de público objetivo, metas, productos y recursos. Identificación de actores.

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Se entiende que la voluntad de publicar los trabajos más destacados de este curso, no sólo es un acto de justo reconocimiento hacia sus autores, sino que refleja una plausible política de documentar el resultado de una experiencia que promete constituirse en material de consulta de interés transdisciplinar.

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El territorio como hecho cultural

Lo estimulante de los resultados permitió valorar con razonable tolerancia algunas interpretaciones no ortodoxas de las reglas fijadas, ya que se encontró el docente frente a ejercicios que devolvieron con creces lo dado en clase, destacándose una fuerte creatividad y el apego a una férrea metodología que casi invariablemente comprendió un adecuado y quasi preciosista manejo documental. Imaginándonos la lectura de este material por quien no participó del curso, merece a su vez mencionarse la identificación que se ha hecho de situaciones no citadas a título expreso en el mismo, la profundización de ejemplos que sí fueron tratados, llegándose en algunas oportunidades a una franca reformulación de lo expuesto por el docente, asociada de alguna manera a la emancipación del discípulo a la que se hacía mención al comienzo.

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Leyes de indias y su ruptura en nuestro territorio El proceso constructivo de la ciudad Nuestra Señora de los Remedios de Rocha Prof. Ana Castellano

Resumen El presente trabajo fue elaborado como prueba para el curso de urbanismo dictado por el arquitecto Francisco Bonilla en noviembre de 2010. El mismo se divide en tres partes, siguiendo con las directrices del tema elegido. La primera parte pretende dar información acerca de las disposiciones de las leyes de Indias respecto a los centros poblados así como de sus causas y contexto. La segunda parte trata sobre la aplicación del modelo indiano en nuestro territorio y la tercer parte busca establecer cuando y por qué razones se produce la ruptura del modelo indiano en el país.

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Como ejemplo se usó el caso de la ciudad capital del departamento de Rocha que nace en el siglo XVIII con el nombre de “Nuestra Señora de los Remedios de Rocha”.

Primera parte Contexto histórico La colonización de América fue una consecuencia de la expansión comercial y marítima de una Europa mercantilista, regida por monarquías absolutas acostumbradas a detentar todo el poder político, económico, social y religioso en si mismas. La corona española de los Habsburgo a quien favoreció la suerte con un extensísimo territorio colonial fue especialmente estricta en el control absoluto de las nuevas posesiones y ejerció un férreo control sobre aquel vasto territorio de ultramar. Tanto porque dio un carácter racista y religioso a la conquista como porque basó su mercantilismo en el oro que llegaba de las lejanas minas americanas.

“Porque la Modernidad que empuja y madura la conquista, necesita un espacio geográfico que sea una hoja en blanco, para organizarlo racionalmente en función de un orden social” 1

1 RIBEIRO Ana “Montevideo la malbienquerida”, Ediciones de la Plaza, Montevideo 2000, p.12. reservaba a Sevilla primero y luego a Cádiz el monopolio comercial en un sistema de flotas y galeones que duró hasta bien entrado el siglo XVIII.

Ese orden social moderno estuvo pautado por una mentalidad estamental y etnocéntrica, producto de siglos de organización social medieval y de luchas religiosas y culturales en las cruzadas primero y en la reconquista española contra los moros después. El desprecio por el diferente y por cualquier otra religión que no fuera la católica junto a la conciencia de casta que traían los conquistadores, formó en América una sociedad muy estratificada con rígidas diferencias sociales basadas no sólo en la genealogía sino en el color de la piel que admiraba todo lo proveniente de Europa y denigraba las pautas culturales de las comunidades de la localidad. Una albocracia donde el español ocupaba la cúpula social y era el depositante del poder político y social . Dado que era obligación real evangelizar a los pobladores americanos y vigilar por la fe de los europeos en las nuevas tierras, la iglesia y los párrocos se convirtieron en entidades infaltables y básicas en la fundación de poblados que fueron regulados alrededor del templo mayor. No podemos olvidar que el sistema económico mercantilista característico de las monarquías absolutas de la época determinó un rígido control de la actividad económica de las colonias a través del sistema llamado “pacto colonial” que exigía el quinto real a las empresas privadas que llevaron adelante la conquista y colonización y reservaba a Sevilla primero y luego a Cádiz el monopolio comercial en un sistema de flotas y galeones que duró hasta bien entrado el siglo xviii.

Leyes de Indias También a nivel político la corona española se aseguró la centralización del poder en su persona a través de una extensa burocracia jerarquizada que dividió estrictamente el territorio conquistado e impuso funcionarios elegidos por el rey y sometidos a la autoridad real, quien poseía todas las tierras americanas según fueran concedidas por las bulas alejandrinas.

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La obra está dividida en cuatro tomos y un total de nueve libros, que contienen 6.385 leyes. El Libro IV es el que regula lo atinente al aspecto físico de los centros poblados. Este libro recoge todas las disposiciones dictadas por la corona al respecto, desde las Instrucciones de Pedrarias Dávila, de 1513 hasta las Ordenanzas de Felipe II de 1573.

Ciudad indiana Razones para su fundación El profesor y abogado venezolano Brewer-Carías destaca la importancia de fundar poblados en el proceso colonizador ya que era la condición indispensable para ocupar oficialmente los territorios conquistados, debido a las disposiciones jurídicas establecidas en el “Código de las Siete Partidas” de 1348 donde se adjudicaba la tierra descubierta a aquel que la poblara primero. Poblar fue el título jurídico indispensable para poder incorporar las nuevas tierras que se fueron descubriendo a la Corona de Castilla:

“Conforme al derecho castellano, por tanto, el proceso de conquista del Nuevo Mundo, obedeció a una deliberada política pobladora, constituyendo la colonización en medida sustancial, fundar pueblos, villas o ciudades y hacerlo formalmente mediante acta auténtica; y no simplemente estableciendo o asentando campamentos, aldeas, rancherías o embarcaderos” 2

Estas poblaciones iniciales no solo servían para asegurar la posesión del territorio sino también para abrir

nuevas rutas que facilitaran las relaciones comerciales. El fortalecimiento del urbanismo colonial se debió en gran medida al desarrollo del comercio, tanto local como interoceánico. Pero además tenían un significado más profundo y fue la de “civilizar” un territorio que a los ojos de los españoles era inculto y salvaje, las ciudades debían convertirse en los primeros enclaves de la civilización europea y católica. Por eso fue tan importante la uniformidad de los asentamientos poblados a partir de un plano preestablecido surgido de la antigüedad clásica europea, que racionalizara el espacio, ordenara el territorio y centralizara el poder de decisión en la lejana metrópoli y en la corona española.

Antecedentes Los antecedentes del modelo de ciudad indiana deben buscarse en Grecia con Hippodamus de Mileto quien concibió la construcción de ciudades con una disposición ortogonal. Disposición que fue popularizada en el Imperio romano por el ingeniero militar Marcus V. Pollio Vitruvius que en el siglo I plasmó el modelo del “castrum romano”, la llamada retícula de damero o cuadrícula. El modelo fue retomado por las tramas reticulares descritas en las Leyes de Partidas del rey español Alfonso X “el Sabio” en el siglo XIII y siglos después en la obra de arquitecto italiano León Battista Alberti, “De Re Aedificatoria”, que fue el primer tratado sobre arquitectura del Renacimiento. El modelo ya se refleja en la construcción de Santo Domingo en La Española, impulsado por fray Nicolás de Ovando, su primer gobernador, quien en 1502 ya utiliza los lineamientos dados por el rey Fernando II “el católico” a Pedrarias o Pedro Arias Dávila, primer gobernador y capitán general de Castilla de Oro, en la Instrucción de 1513 que marca el inicio del marco jurídico que regirá el diseño y construcción de las ciudades indianas y cuyos preceptos se incluirán en el tratado teórico llamado “Ordenanzas de Descubrimiento y Población dadas por Felipe II en el Bosque de Segovia” en 1573, compiladas años más tarde en las Leyes de Indias.

Características El modelo urbano característico que se expandió por toda América hispana tuvo una forma regular en damero, desarrollado a partir de una plaza mayor o central dispuesta a cordel y regla, de la cual salían calles trazadas en línea recta, formando una trama urbana en manzanas cuadradas o rectangulares con esquinas en ángulo recto.

2 BREWER-CARIAS Allan R. “El modelo urbano de la ciudad colonial y su implantación en Hispanoamérica” New York, Noviembre 2007 .p. 3.

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El territorio como hecho cultural

La corona absolutista de los Habsburgo fue creando a través de los sucesivos reyes una legislación que pautara hasta los mínimos detalles de la vida en sus posesiones americanas y claro está, entre ellas, la nueva racionalización del territorio en lo que hoy se conoce como Leyes de Indias. Promulgada mediante real cédula el 18 de mayo de 1680 por el último rey de la casa de los Habsburgo, Carlos II, y publicada en 1681 con el nombre de “Recopilación de Leyes de los Reinos de Indias”, se trata de una recopilación de las disposiciones de la Corona Española relativas a sus colonias de ultramar para regular sus posesiones en América y las Filipinas. Incluía las Leyes de Burgos, las Leyes Nuevas promulgadas en 1542, Las Ordenanzas de Alfaro de 1612 y todas las demás Ordenanzas, Instrucciones y Reales Providencias con las que la corona española dirigió el poblamiento de América hispana a pesar de ser una empresa llevada a cabo por privados.

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Brewer-Carias en su libro “La ciudad ordenada”, hace un análisis de las reglas a las que estuvieron sujetas las ciudades fundadas en la América hispana y a su obra nos remitimos en el presente trabajo. Primero se elegía el lugar de la futura ciudad considerando lo ya recomendado por Vitrubio: cerca de un lugar con agua dulce, lejos de los pantanos, con cielo claro y aire puro, ni muy alto por los vientos, ni muy bajo por la humedad, en lo posible con clima templado, pasturas y leña abundantes y buenas tierras de labranza, además de asegurar que estuviera cerca de rutas de abastecimiento por tierra y por agua, en caso de que no estuviera en la costa oceánica debía instalarse a orillas de un río navegable. Las sierras cercanas debían ubicarse al poniente o al levante El que más énfasis puso en la elección del sitio fue el rey Felipe II en sus Ordenanzas de 1573. Una vez elegido el lugar, mediante un ceremonial uniforme y formal descrito con precisión en los “manuales” o instrucciones se tomaba posesión de la tierra, se trazaba la plaza y a partir de ella las calles indicándose el sitio de la iglesia y de los otros edificios públicos y se repartían los diversos solares entre los vecinos, nombrándose las autoridades que regirían la ciudad y disponiéndose los ejidos. 52

Se delineaban calles y solares en forma ordenada lo que quedaba garantizado con la división del espacio en manzanas de cien varas castellanas de lado (una vara castellana corresponde a 0,86 mts.), dispuestas a medios rumbos, para asegurar la incidencia del sol en los cuatro costados. El ancho de las calles dependía del clima, en lugares cálidos debían ser angostas para asegurar sombra y en los lugares fríos más amplias para un buen aireado. Las ciudades concebidas no eran ciudades amuralladas, al contrario, no debían tener límites artificiales y debían crecer en forma ilimitada, siguiendo el mismo esquema formal de calles paralelas y perpendiculares cruzadas en ángulo recto. En la América hispana las ciudades amuralladas fueron generalmente puertos como Santo Domingo, Cartagena de Indias o Montevideo, aunque en rigor para nuestra capital se hubiese optado por el modelo de Ciudad Mediterránea y no el de Ciudad Puerto, contradiciendo las peculiaridades de su geografía. En cuanto al reparto de tierras, primero se establecían los solares del pueblo, los ejidos y dehesas necesarias para el buen funcionamiento de la ciudad, luego se

repartía el resto de los solares a suerte entre los pobladores comenzando a partir de la plaza mayor según su posición social. En teoría alrededor o cerca de la plaza debían erigirse la iglesia, la casa real, la casa del concejo, el cabildo y la aduana y no se debían asignar solares a los particulares, sin embargo se utilizaron las calles aledañas a la plaza mayor para construir las residencias de las autoridades y familias principales. Los solares vacíos quedaban para la corona . Las otras tierras, dentro del territorio y término de la ciudad, debían dividirse en cuatro partes: una de ellas para el fundador del pueblo y las otras tres para ser repartidas entre los pobladores del lugar. La plaza como eje del nuevo centro poblado debía establecerse inicialmente y seguía rígidas reglas para su construcción: su tamaño debía adaptarse a la cantidad de vecinos del nuevo centro poblado y su forma podía ser cuadrada o rectangular aunque se recomendaba que su largo fuera una vez y media de su ancho. Siguiendo a Vitruvio se indicaba que si la ciudad era costera la plaza debía estar cerca del puerto, como por ejemplo sucede en Buenos Aires, en cambio, en las ciudades mediterráneas, ubicadas tierra adentro, la plaza mayor debía ubicarse en el centro y de ella debía partir el crecimiento de la ciudad, irradiándose la trama urbana hacia los diversos puntos cardinales en forma regular, tal como acontece en la ciudad de Rocha.3 De acuerdo con las Ordenanzas, de la plaza debían salir doce calles: una del centro de cada uno de los cuatro lados del rectángulo y dos de cada esquina, formando ángulo recto. Cada una de las esquinas debía orientarse a los vientos principales, para protegerla y debía estar rodeada de portales lo mismo que las entradas de las 4 calles centrales, no así las 8 calles de las esquinas de la plaza que debían quedar libres. A cierta distancia de la plaza mayor se debían ir construyendo plazas menores, donde se pudieran edificar los templos de la iglesia mayor, parroquias y monasterios. La Iglesia, dado el carácter evangélico de la conquista, era el edificio que más importancia tenía en la construcción de una ciudad y el primero en construirse. Debía ubicarse también en un sitio ordenado, fuera del área de la plaza, distante de ésta y aislada de otros edificios pero con la fachada dando a la misma y en un lugar principal, que en general fue en una de las manzanas ubicadas a un costado de la plaza adjudicando 3

Ver plano de Rocha en Anexo, pág. 55, Figura 1.

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de este modelo, todas con variantes. Los principales ejemplos urbanísticos del modelo “indiano legal” subsisten hoy en Uruguay, y el mejor de todos es, sin duda, la ciudad uruguaya de Concepción de Minas, aunque ninguno cumple el total.”. 5

Cabe destacar los límites de la ciudad indiana. Al respecto dice el arquitecto Francisco Bonilla: “La ciudad indiana es concebida como una estructura a la que pertenece su núcleo amanzanado pero también el territorio inmediato que le sirve de sustento, donde básicamente se desarrollan labores rurales definidas por la ley, tanto en lo que respecta a localización como a aspectos funcionales. Los Solares del Pueblo se encontraban dentro de un recinto amurallado lindante con el Ejido, una de cuyas funciones - aunque quizá no la principal - era la de servir como reserva para futuras expansiones. Este tipo de organización, conocido como Ciudad - Territorio, es inaugurado en la Banda Oriental con la fundación de Montevideo amanzanado pero también el territorio inmediato que le sirve de sustento, donde básicamente se desarrollan labores rurales definidas por la ley, tanto en lo que respecta a localización como a aspectos funcionales.”4

El mapa de la ciudad de Minas6, fundada igual que Rocha por Rafael Pérez del Puerto, ministro de la Real Hacienda de Maldonado, evidencia lo afirmado por de Paula con el entramado del centro histórico como un perfecto damero que se continuó invariable en amplios sectores de la ciudad.

Segunda parte Su aplicación y observancia en nuestro territorio. Las reformas de la corona de los Borbones, popularmente conocidas como reformas borbónicas, otorgaron un nuevo impulso al proceso colonizador en el siglo XVIII especialmente en el recién creado virreinato del Río de la Plata, el más “inculto” en ese momento histórico, lo que provocó que los centro urbanos fundados en la época cumplieran más estrictamente, en la medida de lo posible, con los preceptos de las leyes de Indias. Dice al respecto el argentino Alberto S. J. de Paula: “El urbanismo de la Ilustración desarrolló en el Río de la Plata las mismas tipologías ya descritas. La principal novedad, digna de funcionarios eruditos, fue el intento de utilizar el prototipo indiano legal, contenido en la Real Provisión para nuevos descubrimientos y poblaciones, de 1573. El proyecto urbanístico de esta normativa careció de ejemplos en América Española hasta el último tercio del siglo XVIII. Por iniciativa del virrey Vértiz y del secretario Sobremonte, hubo entonces varias aplicaciones 4 Arq.Francisco Bonilla “El centro histórico de la ciudad de Montevideo”, Texto en Word- Curso de Urbanismo dictado en Montevideo, diciembre de 2010. pag.3.

Caso ejemplo: Villa de Nuestra Señora de los Remedios de Rocha. Siguiendo las investigaciones de Marlene Yacobazzo encontramos que el territorio que en 1881 se convertiría en el departamento de Rocha fue durante la colonia frontera entre los dominios coloniales de España y Portugal a raíz de lo acordado en el tratado de San Ildefonso. Testigo de ello son los fuertes construidos por los portugueses de San Miguel en 1735 y Santa Teresa en 1762 respectivamente. Incluso, entre 1750 en que se firmó el Tratado de Madrid y 1763 en que Pedro de Ceballos, gobernador de Buenos Aires conquistó a los portugueses los dos fuertes en vista del recién firmado Tratado de París donde se retomó la frontera anterior, el este del departamento, hasta la zona de Castillos chico, hoy Santa Teresa, fue portugués. Esta fue causa importante de que gran parte de sus escasos pobladores europeos o criollos, dedicados en su mayoría al comercio de ganado, llegaran de Río Grande como lo demuestran los apellidos lusitanos de muchos de los primitivos dueños de extensiones de campo en la zona como Texeira, Pereyra o Veiga. Su nombre parece provenir justamente de un antiguo faenero de Río Grande quien tuviera estancia en la zona, el capitán Juan de Rocha. La actual ciudad capital fue fundada por Rafael Pérez del Puerto ministro de Real Hacienda de Maldonado, el 23 de noviembre de 1793 por orden del virrey del Río de la Plata, Nicolás Aguerrondo, con el nombre de “Nuestra Señora de los Remedios de Rocha” a orillas del arroyo Rocha, en terrenos de José Texeira Caballero, Manuel Balao y Vicente Machado quienes los permutaron a cambio de tierras de la estancia del Rey. 7 La nueva villa dependiente del cabildo y comandancia militar de Maldonado, cumplió en la medida de lo po5 De Paula Alberto “Las trazas de ciudades históricas iberoamericanas y su valor testimonial. Algunos casos de la Argentina hispánica”, Seminario Internacional de Ciudades Históricas Iberoamericanas Toledo, 2001. 6 Ver en Anexo, pág. 55, Figura 2. 7 Sierra y Sierra, Benjamín. “Apuntes para la geografía del departamento de Rocha” Rocha 1895 Págs. 44 y 45

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El territorio como hecho cultural

al templo una cuadra entera. La fachada debía orientarse hacia el oeste y el ábside hacia el este. Se debía edificar en alto, para que tuviera más ornato y autoridad. Los edificios públicos debían construirse cerca de la iglesia para en caso necesario apoyarse entre ellos.

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sible con las disposiciones indianas para el trazado y orientación de las calles así como para la construcción de las viviendas y edificios públicos, su forma, ubicación y materiales. Dice Yacobazzo: “Entre el 23 de noviembre de 1793 y el 13 de diciembre se realiza el delineamiento de la Villa y se inician las obras provisionales: capilla, cuarto de capellán y guardia. De acuerdo con la investigación de Fajardo Terán, a comienzos de 1795 está delineada la plaza y construida la capilla y cuarto de capellán, cuarto de guardia y en febrero de 1796 Santiago Orrego, capataz de las carretas del Rey y Juan González, terminan de depositar las 800 carradas de piedras extraídas de los cerros del pago de Rocha, para los cimientos, frente a cada casa del delineado de la nueva villa.” 8

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En un principio contó con 16 manzanas de 100 por 100 varas castellanas de lado, divididas en 8 solares por manzana de 25 varas de frente y 50 varas de fondo, con calles trazadas perpendiculares en dirección noroeste-suroeste, noreste-sureste, de doce varas de ancho a partir de la plaza mayor. Rocha es una de las pocas ciudades donde se respetó el trazado de las 12 calles alrededor de la plaza, como indicaban las Leyes de Indias, obtenidas agregando a las ocho de las esquinas, las cuatro callejuelas o medias calles a mitad de cuadra que todavía hoy existen. Se repartieron 40 chacras para familias, algunas ya residentes en la zona y otras que llegaron en 1794 al construirse la capilla. Y se dispuso el ejido en lo que hoy se conoce como Rincón de los Barrios. En 1801 llegaron de San Carlos y Maldonado 27 familias de pobladores, algunas nativas de Galicia y Asturias que habían llegado originalmente para poblar la Patagonia y que fueron desembarcadas en Maldonado por una epidemia de escorbuto, y otras provenientes de las Azores que llegaron con Ceballos después de su campaña en Río Grande. Ese mismo año el virrey de Avilés dispuso la creación de la Villa y se nombró el primer alcalde, don Miguel Antonio Zelayeta. La corona financió las casas para los primeros pobladores, éstas siguieron el modelo llamado “casa de poblador” que se usara en Maldonado, San Carlos y Rocha, y que fuera establecido en 1792. El modelo básicamente establecía que se construyese con cimientos de piedra, paredes en ladrillo y barro sin revocar y techo a dos aguas de estructura de madera y quincho de paja mansa. Tenía cuatro aberturas, dos puer8 Yacobazzo, Marlene. “Rocha. Testimonio de dos siglos”. Ediciones de la Plaza Montevideo 2001, pág. 52.

tas de madera de cedro con barrotes embutido y dos ventanas, una de dos hojas de cedro sin vidrio con barrotes y alcayatas que correspondía al dormitorio, y la otra más pequeña de pino que daba a la cocina. La casa constaba de una cocina, una alcoba y una sala y no tenía retiro de la calle. Hoy quedan en la ciudad algunos de estos primeros “ranchitos” propiedad de familias rochenses como el de la calle Treinta y tres nº 133 o el que está ubicado en José E. Rodó nº 192. La zona abundaba en material para hacer ladrillos, así que las edificaciones fueron construidas generalmente en ladrillo asentado en barro, sin revocar salvo en las casas más pudientes. Cuando comenzaron a construirse casas de azotea también se utilizó este material quedando vestigios en toda la ciudad y los terrenos aledaños.

Tercera parte Aparición de modelos en nuestro país que se entienda marcan una ruptura definitiva con el concepto indiano La ruptura con el modelo indiano comenzó sin duda con la independencia y surgimiento de la nueva República independiente y liberal ya que al sentimiento antiabsolutista de los nuevos dirigentes políticos del país se sumó que la primera función del gobierno era ordenar el territorio para hacerlo aprehensible y controlable. Sin embargo el modelo en damero de la ciudad abierta indiana ya preveía el crecimiento ordenado de la ciudad por lo que en muchas ciudades, especialmente del interior del territorio, se continuó el trazado de calles rectas y manzanas ortogonales hasta que el propio crecimiento de la ciudad la unió a los barrios, conectados al centro por una arteria vial y muchas veces poblados en forma espontánea siguiendo las exigencias del terreno. Prueba de ello es el plano de Rocha en cuyos contornos aparecen manzanas irregulares, calles cortadas, en diagonal e incluso curvas. A pesar de ello se observa un recurrente uso de la manzana cuadrada o rectangular resultado del trazado reticular incluso en las calles de los barrios de las dos ciudades. Los motivos de continuar el trazado básico colonial responde a la practicidad para ordenar el espacio que propone el modelo y a las costumbres de los pobladores que cambian mucho más lentamente que los acontecimientos. Cómo dijo el arquitecto Bonilla en el curso de urbanismo, lo que se pierde es la noción de la ciudad-territorio priorizando el espacio urbano que crece hasta separarse del entorno rural. Un ejemplo muy claro

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Según André Corboz el antagonismo entre la ciudad y el campo es un concepto surgido desde lo urbano. “Por consiguiente el espacio urbano no es tanto aquel en que las construcciones se suceden apretadamente unas a otras, sino aquel en donde los habitantes han adquirido una mentalidad urbana.” 9 Este fenómeno es más fácil de explicar si recordamos que los constructores de nuestra flamante República fueron hombres ilustrados, liberales y urbanos. El antagonismo entre la ciudad y el campo que la rodea fue muy notorio en el Montevideo sitiado de la Guerra Grande y también en los centros urbanos de la república donde residían los “doctores” y la burocracia local. En este contexto la arquitectura reflejó y marcó la nueva mentalidad.

“Una vez declarada la independencia el acentuado sentimiento anti-español, sumado a la creciente influencia ideológica francesa, configura una arquitectura que, paradojalmente, retoma el lenguaje neoclásico a los efectos de enaltecer la naciente República con una respuesta expresiva con claras referencias al imperio napoleónico [...] Es una arquitectura que, por lo tanto, presenta pautas comunes de resolución formal con sus precedentes pero propone una mayor riqueza ornamental, directamente condicionada por el mensaje a difundir y los referentes adoptados.” 10

No podemos olvidar el fenómeno de la temprana y abundante inmigración europea que pobló la nueva República definiendo nuestra identidad Dicen Caetano y Rilla: “Como ha señalado Juan Rial, durante los primeros 100 años de su vida independiente nuestra sociedad tuvo en los extranjeros un auténtico “factor definidor”. De manera particular entre 1830 y 1890 9 Corboz André “el territorio como palimpsesto” en “teoría de la Arquitectura y Urbanismo”. Publicado por Oí ceda, Texto extraído de la revista Diógenes Pág.22. 10 García Miranda, Ruben, Documento tomado de: Guía Arquitectónica y Urbanística de Montevideo / Intendencia Municipal de Montevideo ; Junta de Andalucía. -- Montevideo : Intendencia Municipal de Montevideo ; Agencia Española de Cooperación Internacional, 1992. http://www.rau.edu.uy/uruguay/cultura/histori.htm

el Uruguay se perfiló como un “espacio vacío abierto al poblamiento” de extranjeros, lo que contribuyó a una fuerte precocidad del flujo migratorio. [...] A ello debe agregarse que los inmigrantes trajeron también consigo ideas y pautas de conducta que encontraron mayores posibilidades de arraigo en aquellos “tiempos de formación” de la sociedad local.” 11 En nuestro país, más que en el resto de América hispana, se formó lo que los antropólogos uruguayos Vidart y Pi Hugarte llamaron pueblos trasplantados del Sur: “Éstos fueron formados por el aluvión migratorio de poblaciones europeas a los espacios americanos relativamente vacíos…” 12 Los nuevos países europeos que marcaron el gusto fueron Francia, Inglaterra e Italia y sus aportes tiñeron todos los aspectos de la cultura nacional. A los lineamientos españoles y portugueses ya conocidos se agregaron el trazado urbanístico del barón Haussmann para el Paris imperial de Napoleón III, el modelo de parques y jardines inglés y los frentistas italianos que llegaron a estas tierras durante el siglo XIX y primera mitad del siglo XX. Modelaron nuestros espacios urbanos con edificaciones majestuosas, tanto públicas como privadas, de fachadas muy adornadas y enormes dimensiones, con diseños urbanos que preveían amplios espacios públicos ajardinados y anchas avenidas con canteros centrales que dieran monumentalidad y perspectiva a las ciudades. La llegada de nuevos estilos e ideas se intensificó luego del período conocido como “modernización” donde la revolución lanar nos acercó aún más al mercado inglés y al consumo de los productos europeos. Como destacó el arquitecto Bonilla en el curso de urbanismo, en 1891 aparece el plan André para diseñar espacios urbanos en Montevideo, con una visión afrancesada que incluía grandes espacios públicos y espaciosas avenidas al estilo francés. Este diseño urbanístico se concretó en Montevideo a principio de siglo XX en la obra del paisajista francés Carlos Thays quien diseñó entre otros proyectos el barrio jardín de Carrasco, los parques Batlle y Rodó y el bulevar Artigas, siguiendo los lineamientos neobarrocos de la Francia Imperial y los diseños de parques de los jardineros ingleses. 11 Caetano, Gerardo; Rilla, Jorge, “Historia contemporánea del Uruguay. De la colonia al siglo XXI”, Editorial Fin de Siglo, Montevideo 2006 Pág. 75 12 Vidart, Daniel; Pi Hugarte, Renzo “El legado de los inmigrantes”, Tomo I Ediciones Nuestra Tierra nº 29, Montevideo 1969 Págs.7 y 8.

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El territorio como hecho cultural

es la apertura de la Ciudad Nueva de Montevideo en 1830 por el coronel de ingenieros José María Reyes, quien para ello remató las tierras fiscales que rodeaban la actual Ciudad Vieja. Siguió utilizando la malla ortogonal, pero invadió la zona destinada a ejido para convertirla en la primera extensión de la ciudad.

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Nuestra Señora de los Remedios de Rocha En la ciudad de Rocha se intensificó le edificación entre fin de siglo XIX y principios del XX estimulada entre otras causas por la segregación en 1881 del departamento de Rocha de la jurisdicción de Maldonado, lo que la convirtió en ciudad capital, y luego por la llegada del ferrocarril. Como en el resto del país el estilo ecléctico sustituyó las sencillas viviendas coloniales. “Las casas de azotea, con patio y traspatio, amplios zaguanes, ventanas enrejadas, veredas de piedra, tapias de ladrillo, entrada para carruajes y grandes jardines interiores [...] con frente ornamentado, blasones, macetones, altas puertas, cancel con monograma, mayólicas y algunas con balconada de herrería más elaborada señalan un período de relativa opulencia.” 13. Con el tiempo las rejas se convirtieron en balcones con media reja y se multiplicaron los altos ventanales a la calle, pero se conservó la costumbre de no dejar retiro y el diagramado de la ciudad conservó el plano en damero mientras lo permitió el terreno.

extremo de la callejuela llamada Polonio15 sobre la calle Rincón, que remataba la callejuela en forma de T a una cuadra de la plaza como establecían las Leyes de Indias, probablemente ocupara el lugar donde hoy está la jefatura de policía. Construida como las demás edificaciones en ladrillo, madera y paja, la rodeaba el cuarto del capellán y el cementerio o camposanto emplazado donde hoy se levanta la escuela Ramírez. Esta primera capilla se incendió y en los primeros años del país independiente se mudó al terreno oeste de la plaza, donde aún está. Los artífices de la nueva iglesia fueron el arquitecto suizo Bernardo Poncini y dos italianos: el arquitecto Juan Giribaldo y el constructor José Briganti. El edificio, de estricta simetría y austeridad formal fue nuevamente reformado entre 1950 y 1960 por iniciativa del presbítero Sención sin respetar estilo alguno ni en las líneas ni en los materiales que ornamentan la fachada.

No parece haber habido en la ciudad un gran plan regulador, sino algunos proyectos guiados por las dificultades del terreno para unir los núcleos poblados en forma espontánea a medida que crecía la población. En esta época se construyeron los puentes de la Estiva y del Paso Real y se comenzó a construir un hipódromo en tierras de los ejidos, siguiendo el mismo proceso de invasión del espacio rural por el urbano, terminando así con la ciudad-territorio colonial. Crecieron los barrios como el Lavalleja y el Machado donde se edificaron viviendas más sencillas, muchas con comercio incluido, también de azotea pero sin ornamentación, construidas de ladrillo, con puertas rematadas por un arco de medio punto y unidas al centro por largas avenidas con cantero al centro. También se fue reformando el centro colonial sin plan urbanístico regulador. Las viejas casas fueron rediseñadas sin tener un criterio orientador, nuevas calles se abrieron y otras se cerraron. “El territorio lleno de huellas y de lecturas forzadas se parece más bien a un palimpsesto” , dice Corboz14, y esto se hace evidente en las calles y edificios que rodean la antigua plaza mayor. Todavía se pueden observar en las calles Rincón y Ramírez los cimientos en doble hilera de ladrillos del primitivo cuerpo de guardia.

ABADIE, S., GALIANO, M., NÚÑEZ O., SANDRÍN, M. y SINISCALCO, C. (1998) El Mundo Moderno. Montevideo: Monteverde. BONILLA, F. (2001) “El Centro Histórico de Montevideo” En Centros Históricos de América Latina y el Caribe. Quito: UNESCO, BID, Ministerio de Cultura y Comunicación de Francia. BREWER-CARIAS, A.R. (2007) El modelo urbano de la ciudad colonial y su implantación en hispanoamérica. Colombia: Universidad Externado de Colombia. BREWER-CARIAS, A.R. (2006) La ciudad ordenada. Caracas: Criteria. CAETANO G. y RILLA, J. (2006) Historia contemporánea del Uruguay. De la colonia al siglo XXI. Montevideo: Fin de Siglo. CARDOSO, C. y PÉREZ BRIGNOLI, H. (1979) Historia económica de América Latina. Tomo I. Barcelona: Crítica. CORBOZ, A. (1928) "El territorio como palimpsesto" en Revista Diógenes. CHAUNU P. (1968) Historia de América Latina. Buenos Aires: Editorial Universitaria. DE PAULA, A. S. J. (2001) “Las trazas de ciudades históricas iberoamericanas y su valor testimonial. Algunos casos de la Argentina Hispánica.” En Seminario Internacional de Ciudades Históricas Iberoamericanas, Toledo, España.

El ejemplo más notorio es la iglesia. La primer capilla de la fundación fue construida inicialmente al

13 Yacobazzo, Marlene. "Rocha. Testimonio de dos siglos". Ediciones de la Plaza, Montevideo, 2001. pág. 81. 14 Corboz, André. “El territorio como palimpsesto” en “Teoría de la Arquitectura y Urbanismo”. Publicado por Olceda, Texto extraído de la revista Diógenes Pág.36.

Bibliografía

15 La callejuela cambió de nombre, primero pasó a llamarse callejuela Montevideo y hoy se denomina Sención en honor al presbítero que se menciona párrafo adelante.

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HALPERIN DONGHI, T. (1977) Historia contemporánea de América Latina. Madrid: Alianza. RIBEIRO, A. (2000) Montevideo la malbienquerida. Montevideo: Ediciones de la Plaza. SIERRA Y SIERRA B. (2010) Apuntes para la geografía del departamento de Rocha (1895). EEUU: Kessinger Publishing´s.

VIDART, D. y PI HUGARTE, R. (1969) “El legado de los inmigrantes. Tomo I” En NuestraTierra, N° 29. Montevideo. YACOBAZZO, M. (2001) Rocha. Testimonio de dos siglos. Montevideo: Ediciones de la Plaza.

El territorio como hecho cultural

Anexo

57 Figura 1. Plano de Rocha.

Figura 2. Plano de Minas.

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La Plaza Artigas y el “Artigas de Gonzalito”: acerca de rupturas y restituciones. Prof. Marianela Tafernaberry

La plaza Artigas de la ciudad de Artigas La historia de la plaza está íntimamente relacionada a la fundación de la ciudad de Artigas el 12 de septiembre de 1852. Según la Prof. Olga Pedrón1: “El pueblito, muy humilde en sus comienzos solo tenía ocho manzanas, ubicadas en el primer albardón, que es la parte alta al cual el agua no cubre, aún con crecientes. Una de estas manzanas era la plaza central. [...] En setiembre se adjudican los terrenos y en octubre comienzan la construcción de los ranchos donde habitarían los pobladores. [...] En la plaza central se instalaron con un fogón en torno al cual se organizaron las carretas, ahí dormían las mujeres y los niños mientras los hombres hacían guardias durante la noche…” 58



“La plaza siempre va a servir de punto de reunión, pues en el año 1863 la iglesia, de palo a pique, estaba ubicada en la zona de lo que posteriormente fue el Mercado Municipal y actualmente Centro Educativo Pedro Figari, una zona inundable. Luego será trasladada frente a la plaza (en la actual calle Eduardo M. Castro). Esta iglesia tenía dos columnas al frente y techo de tejas. El cura que asumía oficio en la iglesia tenía por apellido Baldovino y había iniciado un movimiento para construir otra iglesia más amplia, de acuerdo a la importancia que iba tomando el pueblito. En abril de 1875 se muere el cura Baldovino y deja todos sus bienes a la Curia y los vecinos se deciden a iniciar la construcción del nuevo templo: la iglesia de “Dos Torres” (Actual iglesia de San Eugenio). El comienzo es lento pero en una visita inspectiva de 1877 llegá el Cnel. Latorre y al irse dona 2000 pesos para la terminación de la iglesia”. (Documentos de entrevista a Olga Pedrón)

1 Pedrón, Olga. Documento mecanografiado entregado a partir de entrevistas, enero de 2011, a los fines de este trabajo. La Historiadora y Profesora Olga Pedrón es una figura ilustre de nuestra sociedad y cuenta con documentos, fuentes, fotografías y un amplio acervo documental de nuestro departamento y de sus principales personalidades.

Otro suceso curioso que describe la historiadora es el siguiente:

“Para el día 10 de abril de 1874 una reunión de vecinos acordó invertir el sueldo del sepulturero para colocar 4 faroles a queroseno en la plaza pública” (Ibíd.)

La primera manifestación intelectual en el naciente pueblo de San Eugenio del Cuareim fue proferida por el Capitán Carlos Catalá el 25 de mayo de 1853, en la plaza que había nacido junto con el pueblo. En el primer periódico de Artigas, “La Reforma”, ya podemos apreciar las primeras iniciativas públicas relacionadas con la actual Plaza Artigas. Transcribimos fragmentos del año 1885:

“Hace tiempo que teníamos deseos de decir algo respecto al abandono en que se encuentra nuestra plaza, abandono que no se explica si se toma en cuenta que con muy poca cosa se podría poner en condiciones de hacer y ornato de que carece por completo. En todas partes las plazas son sitios de reunión y recreo, pero entre nosotros por el contrario son sitios frecuentados solo por uno que otro cuadrúpedo atraído por el abundante pasto que en ella nace. En la estación del verano principalmente una plaza debe ofrecer buen aspecto y tener algunos asientos para que pueda ser visitada en las horas de la noche, cuando tanta necesidad se siente de estar en paraje fresco.



Careciendo aquí de un centro de reunión, hay doble motivo para que se trate siquiera arreglar la plaza convirtiéndola en un punto de cita para las familias y caballeros, quienes entonces podrán pasar unas horas de sociedad, libres del extraordinario calor que se siente en estas alturas. Preocúpese pues la Junta Económica de poner nuestra plaza en las condiciones indicadas, para lo cual contará, estamos seguros, la cooperación del vecindario” (Diario La Reforma, Año I, Nº 50 – julio de 1885)

Según información proporcionada por el funcionario municipal Don Pílades Ballestrino, que ejerció como

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“la primera Fiesta del Árbol celebrada el 18 de julio de 1906 contó con una manifestación cívica integrada por autoridades, las bandas locales de Artigas y las del Regimiento de Caballería Nº 12 y cuatro carros alegóricos, con un séquito de alumnos de las escuelas de primer grado mixtas Nº 1 y 2 y la de segundo grado para niños Nº 2. Se acuñaron para esa ocasión 395 medallas de cobre y plata. La manifestación partió de la Plaza Constitución” (Barrios Pintos, 1989:479)

Posteriormente en 1914, durante el gobierno de Carlos María Perichón, la plaza Artigas (que se llamó primero 19 de Abril, luego Plaza Constitución) fue transformada al estilo inglés por el jardinero municipal Manganó. Según detalla Barrios Pintos: “Se incluyeron cuatro pelousses triangulares formando en conjunto una cruz de Malta, con un cantero circular al centro y cuatro filas de grevilleas, una por cada frente de calle. El pavimento consistió en un buen basaltaje. Esta plaza tenía un quiosco a principios de 1910 de F. Matta y Juan Aldo Gómez, que en verano era lugar de reunión de los vecinos artiguenses.” (ibid:477) Alrededor de 1920 Don Emilio Murillo construyó una fuente, que fue ubicada posteriormente en el centro de la plaza y que fue demolida en 1975. La demolición de esta fuente por el gobierno del período militar, marcó una ruptura en la historia de la plaza. Dejó sentimientos de pesar y nostalgia en todos los ciudadanos, sentimientos que algunos manifestaron públicamente y otros no; pero la fuente sigue viva en la memoria del pueblo. A pesar de su desaparición material, es un “lugar de memoria” de la ciudad de Artigas, que se hace presente a través de relatos, poesías y canciones: “ la fuente en la plaza se hizo trizas en el tiempo.”3 .

Dieste4, en conferencia realizada en el Club Deportivo Artigas en junio de 1974, nos hace pensar la verdad de las palabras de San Agustín: “la memoria es el don de hacer aparecer el pasado”, cuando describe a los vecinos en un día de carnaval en la plaza: “Eran dos cuadras de corso, a partir de la esquina de la Jefatura, pero en aquellas dos cuadras la gente se divertía de veras, dando vueltas o más vueltas en carruajes o automóviles, que podían marchar por horas en primera, mientras desde los vehículos se tejía una red de serpentinas, y los papelitos cubrían la calle de tierra convenientemente regada durante toda la tarde. En la plaza, tablado en la esquina y dentro de ella, pasteles y sandías, acordeón y timba de dados o taba, que en tales días, tales cosas podían ser, y en la vereda de la casa del Dr. Gil las personas mayores que se divertían como menores y en la vereda de la casa de la Sra. De Menezes, las madres con las hijas con novio, que desde luego eran estrechamente vigiladas, un ojo sobre el desfile y el otro en la pareja y vaya a saber uno para que tanta vigilancia. Era, ciertamente, todavía un pueblo chico, donde todo el mundo sabía vida y milagros de todos, pero a la vez, todos eran solidarios en alegrías y penas de cada uno”.

El monumento ecuestre a Don José Gervasio Artigas El destino del monumento a Don José G. Artigas que se encuentra hoy en la plaza del mismo nombre tiene una historia particular. La obra, realizada por el Escultor Armando González, resulta del boceto ganador en un certamen del año 1953 en el que participan otros 16 escultores y fue elegida por unanimidad del jurado. Recién en 1964 es llevada al bronce, luego de estar terminada en yeso (1962). Se encontraba en dos partes, el jinete y el caballo, depositada en los fondos de la casa - taller de su autor, Armando González, en el barrio de Malvin, en Montevideo. Según nos relata el historiador Aníbal Barrios Pintos:

La fuente, es un símbolo de la memoria colectiva del pueblo artiguense y cada vez que es evocada aparece el misterio de las asociaciones, trayendo la plaza, las calles, las casas antiguas, los jardines, los niños, los sabores, los aromas, hechos pretéritos, toda manifestación de vida de la cual el vecino era parte y que también renace cuando es revivida por él. El profesor Ariel

“Después de 21 años de comenzada la obra y a casi 12 de finalizada, llegó en setiembre de 1975 a la ciudad de Artigas, traído por las fuerzas armadas, el monumento al Prócer, de siete mil kilogramos de peso. Fue transportado por dos vehículos, en uno el jinete y en otro el caballo, ambos sobre chatas arrastradas por un camión cada una. La tarea insumió 48 horas, dada la lentitud de la marcha para preservar la obra” (ib id:487)

2 Barrios Pintos, Aníbal. “Artigas: de los aborígenes cazadores al tiempo presente”. Tomo II. Ministerio de Educación y Cultura. Montevideo. 1989. 3 Oración de la canción “Ciudad de Artigas”, letra de Eneida Rodríguez; música Irio J. Suárez. CD- “Desde el Ayer”. Homenaje a los 150 Años de la Ciudad de Artigas: 1852-2002.

4 Documento publicado en Almanaque del año 2002 del Banco Hipotecario del Uruguay.

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El territorio como hecho cultural

Contador Municipal por un período de más de 50 años, Aníbal Barrios Pintos2 refiere que:

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La obra fue inaugurada el 12 de octubre de 1975. Su pedestal está recubierto por 6420 plaquetas con ágatas pulidas por artesanos artiguenses. La llegada del monumento a la plaza de Artigas es producto de una circunstancia histórica del periodo de la dictadura que desemboca en la sustracción y traslado de la obra en el año 1975 por parte de las fuerzas armadas. Vale la pena transcribir la versión del Prof. Álvaro Méndez5:

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“Ya en tiempos de dictadura González fue perseguido, encarcelado y torturado, pero no sólo su persona física fue agredida, sino que también su obra. El “Artigas” que venía realizando hacía tiempo estaba esperando la concreción de un proyecto para su colocación, en el que estaba trabajando directamente González (tema que abordaremos en el capítulo sobre su obra). Pero en el año 1976 apareció un transporte militar frente al rancho de González que se llevó el monumento en una chata y lo trasladaron a la ciudad de Artigas. Se lo instaló en una Plaza Artigas que no tenía que ver con el proyecto elaborado por González, frente a la jefatura de policía. El día que se llevaron el monumento se dice que González persiguió a la chata en una camioneta muy precaria que tenía, gritando y agitando su puño, mostrando su desesperación. Alfredo Gravina dice: “estoy seguro de que la siguió como a un hijo que se va al destierro”.

Así como la demolición de la fuente marcó una ruptura en la historia de la plaza, despojando a los artiguenses de un símbolo de la identidad local, también Gonzalito fue despojado de su obra, de los sueños y proyectos que ésta le inspiraban. Hoy día la escultura de Gonzalito en la plaza Artigas es motivo de orgullo del pueblo artíguense, a pesar de que muy pocos conocen su historia, la de su creador y las reales circunstancias en que fue traída a la ciudad. Luego de tanta peripecia, la historia de la plaza y la historia del escultor olvidado, expatriado y violentado en su creación, encuentran en este proyecto de remodelación de una plaza mucho más que un proyecto de obras; es un proyecto de restitución, de encuentro. El proyecto de remodelación de la plaza Artigas, en el marco del Bicentenario de la Revolución, se conjuga entonces con un proyecto de divulgación y sensibilización de historias y lugares de memoria, con este objetivo: reconocer qué importantes objetos culturales 5 Méndez, Alvaro. “Armando González, 1912 – 1981, escultor uruguayo” Monografía de Historia del Arte II. Instituto de Profesores Artigas, 2003, Inédito.

deben (o deberían) ser restituidos a sus culturas de origen o a sus descendientes. Esto representa un verdadero acto de coraje y modestia. Requiere el conocimiento y la aceptación de los derechos sociales de todo grupo social a la representación de su propia cultura. No hay armonía posible en el abuso social y cultural. Debemos recordar que el concepto de restitución incluye no sólo los objetos materiales, sino principalmente sentimientos, reflexiones y creencias que también son parte del patrimonio de la humanidad. Además nos recuerda que el territorio, los monumentos y los objetos personifican físicamente aquello que algunas culturas han dado en llamar “el alma de las cosas”. Con la restitución vendrá el momento de la reconciliación, decisivo para la recuperación de la confianza, que tiene que ver con la libertad de actuar con dignidad y con el orgullo de las propias raíces culturales.

Descripción La escultura de Artigas realizada por Armando González es una de las de mayor proporción hecha en nuestro país. La masa escultórica en bronce tiene casi 5 metros de altura y pesa más de 5 toneladas. El Profesor Álvaro Méndez nos ofrece además una semblanza del autor y del espíritu con el cual fue concebido el monumento:

“En este sentido “Gonzalito” tenía ideas claras… así surgió la idea que el monumento a Artigas debía estar acompañado por todo aquello que lo acompañó en su gesta. Y nace la idea de formar un museo, pero un museo vivo, didáctico que tuviera que ver con toda la trayectoria de Artigas. También la idea de que para su implantación se le debía dar cabida al pueblo a través de los docentes, los trabajadores de la construcción a través de su sindicato, el SUNCA, los estudiantes, los intelectuales, es decir, todos aportando a los efectos de lograr una obra de conjunto. Así, el Museo serviría como pantalla y marco adecuado al monumento ubicado en medio de un “round point” que ordenaba el tránsito y valorizaba la nueva zona. Se levantaba arraigado en la tierra en forma de pirámide con 4 niveles; unido al nivel 8 por una especie de puente y en el hueco que quedaba aparecía el ‘Artigas’. Los materiales que se utilizarían para la ejecución del emplazamiento y los árboles y las flores para su decoración serían autóctonos de la zona norte. González no veía sólo al monumento sino que también pensaba en su ubicación, en el contacto del arte con su pueblo, que la gente fuera parte también de la obra artística.” [...] “El Artigas de Armando González no es un simple guerrero a caballo, el artista quiso captar y fijar al héroe de nues-

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…Si te pones a imitar una realidad, no obtienes una escultura, sino una mula. La escultura, hermano, tiene que “aguantar” la luz del sol y la distancia. Y si no aguanta no sirve para nada. Es cualquier cosa menos estatuaria. …si tu vas a medir el ancho del pecho (del caballo de la obra) y lo comparas a escala con las proporciones de un caballo normal, le sobran treinta o cuarenta centímetros... y sin embargo ¿dime si este caballo no ‘funciona’? Para el rostro de Artigas, González se dedicó a estudiar los relatos que describían al pró-

cer, pero teniendo en cuenta la imagen que tiene el pueblo en general sobre el rostro de Artigas que es la realizada por Blanes en su ‘Artigas en la puerta de la Ciudadela’.”

Algunos hitos en la vida de Armando González Armando González nace el 6 de marzo de 1912 en una familia humilde de condición proletaria. Su padre era un militante anarquista que influye en su vida transmitiendo a “Gonzalito” – como le decían sus amigos – la preocupación y sensibilidad ante los temas que hacen a la justicia social y la solidaridad, que se manifiestan en toda la vida del autor signada por una profunda relación entre el artista y el militante político. Desde temprana edad manifestó una gran aptitud y vocación por el dibujo y el arte. Dado su origen social proletario debió trabajar siendo niño aún, pero no dejó de lado sus anhelos de formación en el plano artístico. Entre 1922 y 1926 siguió cursos nocturnos de escultura y dibujo con el maestro Luis Falcini en la Escuela Industrial de Montevideo. En esta época trabajaba como herrero y una serie de oficios colaterales pero afines con la escultura y el dibujo. Cabe destacar la especialización en el diseño de medallones que realiza en una empresa dedicada a la escultura mortuoria. Refiere el Prof. Álvaro Méndez: “La experiencia y el dominio de la técnica en el dibujo y el diseño de medallas lo llevarán a lograr sus primeros premios”6. Ya en 1959 había conquistado 30 premios y quizás el más importante conseguido es el de “Gran Premio (medalla de oro) de Escultura del Salón Nacional de Bellas Artes, por su yeso “Niña”. Realiza estudios de dibujo, grabado y escultura en el Círculo de Bellas Artes de Montevideo entre los años 1926 y 1929. Luego se traslada a Buenos Aires, acompañando al escultor Falcini para trabajar en su taller. Regresa a Montevideo en 1930 y recibe la influencia de maestros como: Guillermo Laborde, Severino Pose, Antonio Pena, Joaquín Torres García y Bernabé Michelena. Este último de gran influencia en su formación cultural y estética. Se dedica además a actividades vinculadas al arte gráfico como afichista y dibujante. En la década del 30 se afilia al Partido Comunista del Uruguay, siendo dirigente de su Comité Central. Fue Profesor en la Universidad Popular “Barrio Olímpico”(1935-37); fundador y Pro6 Armando González no completa los estudios liceales ni recibe becas pero de todos modos logra en el año 1926, con tan solo 14 años el segundo premio en el concurso de medallas para la Exposición de Industrias Nacionales, siendo sólo antecedido por Severino Pose.

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El territorio como hecho cultural

tra independencia como un hombre de pensamientos, de ideas liberadoras, de sentimientos vigentes en su época, que hicieron que todo un pueblo en lucha lo eligiera como su jefe. “Mira, ya lo he dicho alguna vez: he buscado en este Artigas lograr la unidad de serenidad y dinamismo, de acción y de pensamiento. Un Artigas no como un guerrero absoluto; no como un pensador absoluto. No, sino como un hombre al mismo tiempo de lucha, de acción y de pensamiento. [...] Hay un ritmo de avance, con grandes diagonales y otras que se entrecruzan. Todas las líneas del caballo van hacia allí, hacia la cabeza y todas las líneas del jinete, a la cabeza de Artigas. La idea fundamental de este lado es la de la acción. Ahora mira desde aquí: hay un juego de zigzags, de diagonales. ¿Ves los flecos del Poncho? Integran un ritmo de ornamentos. ¡Un ritmo de ornamento, no una copia…!. Mira ahora de este lado. Aquí el ritmo cambia. Es un ritmo de curvas, sugiere serenidad.” El caballo elegido para la escultura, no es un frisón ni un normando, es un caballo criollo. No es una simple copia como si fuera un calco, González no intenta imitar a la naturaleza intenta crear. Además decía que las leyes estatuarias al aire libre rompen con las leyes de la naturaleza. Sostiene González que “por eso renuncié a trabajar en el interior. Hay que trabajar al aire libre, ¡Y a pleno sol!. Y además en diferentes horas del día. Porque el sol, en su recorrido te plantea un problema de luz tremendo. ¡El sol es implacable! Fíjate en esta superficie: completamente lisa. ¿Por qué? No se trata de lo liso por lo liso. Es que la superficie debe responder a la luz del sol, que se mueve. Y la sombra debe caminar por la superficie; las formas deben mantenerse puras. La sombra no puede ‘tropezar’. ¡Es un problema! Aparte de eso, la luminosidad del sol plantea claros oscuros, volúmenes, pasajes y planos muy distintos a los que se dan con luz interior o media luz. Y además tienes que tener en cuenta esta otra ley: la de la distancia. Porque una cosa es mirar de cerca y otra muy distinta desde la distancia y a la altura en que va un monumento. Por eso yo lo trabajé al aire libre y además en lo alto.

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fesor de la Universidad Popular Central (1937-40); Profesor de la Escuela Nacional de Bellas Artes (1955-59); de la Universidad del Trabajo del Uruguay (1970-74)   Para completar esta semblanza retomamos palabras del Prof. Álvaro Méndez:   “Al destierro, al exilio se tuvo que ir González expulsado por la dictadura militar. El país que lo recibió afectuosamente fue Bulgaria donde siguió trabajando como artista. Hablar del exilio en Bulgaria es hablar de Gonzalito… gracias a su extraordinaria vitalidad y simpatía se convirtió en el más emblemático de los uruguayos exiliados. En los últimos años trabajaba en importantes obras de arte; lo hacía con la misma pasión que fuera el sello distintivo de su arte, la misma con que expresaba su incansable solidaridad con los presos políticos uruguayos y con los luchadores de la clandestinidad en la patria lejana, a través de dibujos, afiches y su serie de esculturas sobre la tortura en el Uruguay.

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Su último trabajo no terminado fue en la ciudad que lo recibió en el exilio en Bulgaria, la ciudad de Plovdiv. Lo vimos tomar con entusiasmo y seriedad el proyecto de fuente pública que le encargara la ciudad. En él quería expresar la vida, cuatro mujeres en ronda con un niño. Junto al arquitecto IvoCovachef habían presentado los proyectos a escalas, los que habían sido aprobados y ya se habían iniciado los trabajos para levantar las figuras cuando un preinfarto lo obligó a detener el ritmo de su paso. Después de una breve recuperación sobrevino un leve ataque cerebral que se complicó con una de las formas más agudas de hepatitis, trance que no pudo superar. En su tumba en la ciudad de Plovdiv, Bulgaria, la piedra que decora tiene un simple texto que en sí lo dice todo: ‘Armando González, 1912-1981, escultor Uruguayo’.”.

Proyecto de Educación Patrimonial (en apoyo al Proyecto de Remodelación de la Plaza Artigas). Marco Conceptual En consonancia con el pensamiento del historiador Pierre Nora, quien define los “Lugares de Memoria”7 como: “Locales materiales o inmateriales en los cuales se encarnan o cristalizan las memorias de una nación y donde se cruzan memorias personales, familiares y de grupos: monumentos, una iglesia, un sabor, una bandera, un árbol centenario, pueden constituirse en Lugares 7 Nora, P. (1997) Les lieux de memoire, en Horta, M.L. (2005) "Memória, Patrimônio e identidade", Boletín 4, Abril, Ministerio de Educación, Brasil.

de Memoria, como espejos en los cuales, simbólicamente, un grupo social o un pueblo se reconoce y se identifica aunque de manera fragmentada.”(2005:37), es que se presenta este proyecto de Educación Patrimonial debido a que en esta materia no se registran antecedentes de incidencia, y se observa con asombro la pérdida de identidad debido entre otros factores, a la falta de una sensibilización en torno a la historia, y a la demolición de edificios de significación en esa reconstrucción histórica. No existe conciencia por el patrimonio artiguense y el marco conceptual que inspira este proyecto apunta a revalorizar, y por qué no, a resemantizar el lugar de memoria por excelencia de la ciudad de Artigas: su plaza principal. Concebir el territorio como un palimpsesto, significa encontrar las diferentes inscripciones que un territorio contiene, dado que cada territorio es único y esto implica “la necesidad de reciclar, de raspar una vez más, con el mayor cuidado posible el viejo texto que los hombres han inscripto sobre la irremplazable materia de los suelos para depositar uno nuevo, que responda a las necesidades actuales antes de ser, a su vez, derogado” (Corboz, A: 1928:30)8 En las ciudades contemporáneas ha predominado una estandarización de los paisajes. Los espacios urbanos son apropiados por grupos sociales que muchas veces usan los mismos como una simple mercancía, lo que incluye el patrimonio cultural. Un ejemplo al respecto es el uso dado por las actividades turísticas. En este sentido se busca aportar elementos de consideración que singularicen el paisaje urbano. Desde esta óptica se hace necesario entonces, una nueva lectura del territorio capaz de desarrollar y rescatar otros valores para los bienes patrimoniales y sus usos en los cuales la metodología de la educación patrimonial se constituye en una herramienta apropiada.

Metodología En el presente proyecto utilizaremos como eje central la Metodología de Educación Patrimonial propuesta por María de Lourdes Parreiras Horta9. El desarrollo de una metodología para acciones educativas dirigidas al uso y apropiación de bienes culturales que componen el patrimonio se introdujo en Brasil, en términos conceptuales y prácticos, en el Primer Seminario sobre “Uso educacional de Museos y Monumentos” en julio de 1983. Esta metodología parte del principio de 8 Corboz, A. (1928) "El territorio como palimpsesto". En revista Diógenes. 9 Museóloga, Doctora en Museología por la Universidad de Leicester, UK. Directora del Museo Imperial, IPHAN, Ministerio de Cultura. O que é Educação Patrimonial. PGM1. Disponible en . Acceso 28/12/11.

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Recursos/Actividades

Recursos/Actividades

1) Observación

Ejercicios de percepción sensorial, por medio de preguntas, manipulación de objetos, medición, anotaciones, deducción, comparación, juegos.

Identificación del objeto: función/significado; desarrollo de la percepción visual y simbólica.

2) Registro

Dibujos, descripción verbal o escrita, gráficas, fotografías, maquetas, mapas y planos, moldes, etc.

Fijar el conocimiento percibido, profundizar el análisis crítico, desarrollo de la memoria, pensamiento lógico intuitivo y operacional.

3) Investigación

Análisis del problema, formulación de hipótesis, cuestionamiento crítico, evaluación e investigación en otras fuentes como bibliotecas, archivos, documentos familiares, periódicos, entrevistas, revistas, etc.

Desarrollo de las capacidades de análisis y juicio crítico, interpretación de evidencias y significados

4) Apropiación

Recreación, relectura, dramatización, interpretación en diferentes medios de expresión como pintura, escultura, drama, bailes, música, poesía, texto y videos; exposición en clase.

Involucramiento afectivo, internalización, desarrollo de la capacidad de auto expresión, apropiación, participación creativa, valorización del bien cultural.

Figura 1. Tabla confeccionada a partir del trabajo O que é Educação Patrimonial de la Dra. María L. Parreiras Horta.

la experiencia directa de los bienes y fenómenos culturales, para llegar a su comprensión y valoración. Se trata de un proceso permanente y sistemático de trabajo educativo centrado en el Patrimonio Cultural como fuente primaria de conocimiento y enriquecimiento individual y colectivo. Este método de investigación permite que los educandos desarrollen sus habilidades de observación, análisis crítico, de comparación y deducción, formulación de hipótesis y solución de problemas. “El conocimiento crítico y la apropiación consciente por parte de las comunidades e individuos de su patrimonio son factores indispensables en el proceso de preservación sostenible de esos bienes, así como en el fortalecimiento de los sentimientos de identidad y ciudadanía” (Horta, 2003). La metodología específica de la Educación Patrimonial puede ser aplicada a cualquier evidencia material o manifestación de la cultura y por su carácter transdisciplinar puede ser utilizada como recurso didáctico por docentes de diversas áreas, siendo así un excelente instrumento para la “alfabetización cultural”, que permite innúmeras lecturas de mundo, favoreciendo el desarrollo de la autoestima y la valorización de la cultura local.

percepción, análisis e interpretación de las expresiones culturales, los docentes y alumnos de la Tecnicatura en Turismo deberán definir y delimitar los objetivos y metas de la actividad de acuerdo con lo que se pretende alcanzar y el público. Los temas seleccionados son: • Vindicación de la Memoria del escultor Armando González. • Rescate de la Historia de la Plaza Artigas . • Relectura y revalorización de la Obra Ecuestre a Don Gervasio Artigas (Armando González). • Recalificación de la memoria del entorno de la plaza Artigas, valorizando construcciones significativas de distintos períodos tales como la casa en el padrón más antiguo, la que fue domicilio del Cnel. Carlos Lecueder, la casa que proyectó y construyó para su familia el Arquitecto Cándido Zunín Padilla, así como también otras construcciones testimoniales de principios de siglo XX.

La metodología propuesta por Horta para la Educación Patrimonial se estructura sobre 4 etapas, caracterizadas por diferentes recursos pedagógicos, con objetivos definidos para cada una. (Ver tabla en esta página).

Objetivos 1. Establecer una relación con el pasado a través de Lugares de la Memoria Colectiva cuyo recuerdo resignifica un espacio público de relevante importancia para la identidad cultural artiguense: la Plaza Artigas, su fuente y el monumento al Prócer Don José Gervasio Artigas, en el marco de la conmemoración del Bicentenario de la Revolución.

En la planificación de las aulas taller se deberá tener en cuenta que un objeto o evidencia de la cultura tiene múltiples aspectos, significados y que en el proceso de

2. Sensibilizar y educar para preservar el Patrimonio Cultural a través del conocimiento, comprensión y valorización de su propia historia y simbología.

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El territorio como hecho cultural

Etapas

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Público Objetivo • Estudiantes del Bachillerato Artístico del Liceo Departamental. • Estudiantes del E.M.T.: Turismo del C.E.T.P. • Integrantes de la Asociación de Jubilados y Pensionistas de Artigas. • Actores Culturales de nivel local y nacional. Identificación de Actores y Arreglos interinstitucionales Intendencia Departamental de Artigas: Remodelación de la Plaza y aporte de fondos financieros para el proyecto. Articulación con la Fundación Rodney Arismendi. Selección de personalidades que realizarán el Ciclo de Ponencias Instituciones Educativas: Identificación de los grupos meta, a través de sus Directores y Docentes. “Tecnicatura de Guía y Técnico en Diseño de Circuitos Turísticos Sostenibles”: Estudiantes y Docentes que realizan el trabajo en aula y a campo. Organización de las exposiciones y el ciclo de ponencias.

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Productos • Comunidad de Artigas sensibilizada con respecto al valor patrimonial de la Plaza • Estudiantes formados en la Metodología de la Educación Patrimonial. Metas 1. Fichas bibliográficas, revisión documental y entrevistas a informantes calificados – Mes 1 y 2 2. Trabajo de campo – Mes 3 3. Construcción colectiva de textos – Mes 4 4. Exposición y Ciclo de Conferencias acerca de la Historia de la Plaza Artigas y Vida y Obra de Armando González – Mes 5 Actividades 1. Taller I: En aula, organizar una investigación con los alumnos que procure el acceso a fuentes escritas (bibliográficas, documentales, planos, prensa de la época) sobre la historia de la plaza, considerando procesos políticos y sociales. Propósito: destacar el ordenamiento original dado por los primeros vecinos, así como las alteraciones sufridas a través del tiempo; las dificultades de integración/adaptación, el trabajo colectivo y el tipo de construcciones materiales realizadas, investigando signos valorizados en el pasado y en el presente. 2. Taller II: Salida de campo, visita a la plaza para que se evidencie la inserción de los bienes culturales en el medio físico del espacio urbano.

Propósito: Que el alumno establezca una relación con el análisis histórico de la primera etapa propuesta y los Lugares de Memoria presentes en el espacio analizado, contribuyendo a establecer una relación con la realidad pasada y la inmediata. 3. Taller III: Orientación para el registro a través de imágenes de lo considerado relevante adentro de la propuesta, a través de fotografía, pintura, dibujos, maquetas, y/o documental, siempre considerando las habilidades específicas de cada uno. 4. Taller IV: En el aula, a través de relatos de los alumnos en relación a la experiencia vivida y el trabajo desarrollado, promover la construcción colectiva de textos que registren los vínculos establecidos entre la historia y los lugares de memoria. 5. Taller V: Montaje de exposición abierta a la comunidad y Ciclo de Ponencias

Evaluación Luego de realizado el proyecto se harán reuniones con cada uno de los colectivos involucrados como población objetivo con pautas de evaluación que contemplen la percepción de los beneficiarios del proyecto: alumnos, grupos sociales con los que se trabajó. Conjuntamente se solicitará un Informe Final de Evaluación a la principal institución socia del Proyecto, la Intendencia Departamental de Artigas, a través de la Dirección de Acondicionamiento Urbano.

Bibliografía BARRIOS PINTOS, A. (1989) Artigas: de los aborígenes cazadores al tiempo presente. Tomo II. Montevideo: Ministerio de Ecuación y Cultura. BHU (2002) Almanaque. Montevideo: Banco Hipotecario del Uruguay. CORBOZ, A. (1928) "El territorio como palimpsesto" en Revista Diógenes. HORTA, M. L. (2003) “O que é Educação Patrimonial. pgm1”

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