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ANTROPOLOGÍA DEL REGADÍO
JACINTA PALERM VIQUEIRA 1 , TOMÁS MARTÍNEZ SALDAÑA
Resumen La historia del origen de la civilización se encuentra estrechamente vinculada a la agricultura de riego y a la construcción y administración de sistemas hidráulicos. Las consecuencias sociales de las necesidades de la administración de obra hidráulica son motivo de interés para los estudiosos del origen de la civilización y también son motivo de interés en la sociedad contemporánea. Tiene particular importancia los tipos de administración de sistemas de riego. Palabras clave: administración de sistemas de riego, autogestión, distritos de riego, unidades de riego, civilización
Introducción La agricultura de riego es un complejo tecnológico que ha tenido una influencia crítica en la historia de la humanidad: permite la producción de excedentes con un instrumental rudimentario, la construcción y gestión de obra hidráulica implican cohesión social, el otorgar o denegar agua de riego crítico para la producción permite un mecanismo de sanción y por lo tanto de coerción social. Las consecuencias sociales de la construcción y gestión de obra hidráulica, ha sido y es motivo de discusión; para algunos la administración de estas grandes empresas llevó a la creación de un Estado burocrático despótico En la sociedad contemporánea es motivo de preocupación las formas de administración de obra hidráulica y en general de cuencas: el Estado a través de especialistas contratados, los regantes y en general los usuarios a través de especialistas contratados, los regantes o usuarios mismos; así como las consecuencias de los tipos de administración: democracia, despotismo, participación, eficacia, etc. Agricultura de riego y civilización La agricultura de riego es posiblemente el complejo tecnológico que más influencia ha tenido en la historia de la humanidad; es el complejo tecnológico que permitió dar el paso de una cultura de agricultores primitivos a la civilización, es decir a culturas urbanas y a la posibilidad de sostener y conformar grupos de especialistas dedicados a otras innovaciones tecnológicas y a otras temáticas culturales: arquitectura, escultura, pintura, filosofía, literatura y otras muchas cosas incluyendo actos de barbarie humana: tecnológicos y sociales. La agricultura de riego es el primer tipo de agricultura que, en el mundo primitivo, con muy poco instrumental tecnológico, permite la producción de excedentes.
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La agricultura de riego tiene además otro importante significado, la construcción, aún a pequeña escala, de obra hidráulica, el mantenimiento de la infraestructura hidráulica, la distribución del agua obligan a un esfuerzo colectivo que implica gran cohesión social, donde el individuo necesariamente debe someterse a las decisiones de la colectividad. Es decir decisiones tan sencillas cómo cuándo regar la parcela, cuándo limpiar el canal son decisiones que no se pueden realizar bajo criterios individualistas; son, por su misma naturaleza técnica, decisiones colectivas. La agricultura de riego permitió la producción de excedentes, obligó a la cohesión social y proveyó los medios de coerción sobre el individuo. Es decir aquel individuo no dispuesto a sujetarse a la colectividad podía ser sancionado. En otras culturas agrícolas primitivas no existía la posibilidad de coerción dado que los elementos tecnológicos necesarios para la producción eran creados y reproducidos por los individuos. En una descripción maravillosa que hace el antropólogo social Edmund Leach (1976) sobre los shan y los kachin de Birmania, señala que las bandas de kachin, que periódicamente eligen un jefe, cuando se hartan de él recogen sus cosas y se van --abandonando a su jefe. Excedentes, cohesión social, capacidad de coerción y la necesidad de un grupo de especialistas encargados del diseño de la obra hidráulica y de la planificación y ejecución de la obra misma: movilizaciones de contingentes de trabajadores con instrumental primitivo, acarreo de los materiales para la obra; así como encargados de la administración de las obras –llevaron a la aparición de un poderoso grupo de administradores/ burócratas; grupo de administradores que concentró, según la propuesta de Karl Wittfogel (1966), el poder en las sociedades hidráulicas. En México, allá por la década de 1940, las investigaciones de Gordon Childe (1958, 1964, 1981) y Karl Wittfogel (1966) que tipifican a civilizaciones hidráulicas: agricultura de riego, obras hidráulica a gran escala (gran escala para su época y aun para la nuestra), construcciones monumentales aprovechando la capacidad probada de empresas a gran escala en la obra hidráulica, llevaron a proponer que en el período prehispánico en México y en el área andina podría haber existido este tipo de sociedad; la evidencia inicial sugerente: la existencia de construcciones monumentales tales las pirámides. Antropólogos sociales mexicanos, siguiendo la propuesta de Childe y Wittfogel, buscaron y encontraron las evidencias de infraestructura hidráulica y de agricultura de riego. En México el área cultural prehispánica de agricultura de riego, ciudades y Estados pasará a designarse como Mesoamérica, que incluye porciones de Centroamérica y excluye el norte de México, zona de culturas de cazadores-recolectores y algunos pueblos aislados con una agricultura de riego a pequeña escala y carentes de ciudades y Estado (Palerm Viqueira 1995). Las primeras civilizaciones en la historia de la humanidad se basan todas ellas en la agricultura de riego: Mesopotamia, Egipto, Mohenjo-daro en la India, China, Mesoamérica, el área andina en América del Sur. Las civilizaciones que aparecen después, como los Fenicios, la cultura griega y otros, aprovechan los avances tecnológicos y capacidad de compra de las primeras civilizaciones de regadío. De tal manera que la cultura occidental tiene una inmensa deuda con la cultura oriental y con el invento de la agricultura de riego (Childe 1958). La propuesta de sociedad hidráulica de Childe y Wittfogel, la agricultura de riego como causa de las civilizaciones hidráulicas tipificadas por un Estado despótico ha sido motivo de gran controversia. En tiempos contemporáneos ello nos coloca en la discusión de la capacidad de los regantes de administrar por si mismos y democráticamente su sistema de riego.
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A un margen de las discusiones sobre el vínculo entre una infraestructura material como la obra hidráulica, y el tipo de organización social para la administración de tal obra, es indudable que alguna forma de “cultura del agua” es iindispensable; la continuidad de la obra hidráulica y de la agricultura de riego demanda una responsabilidad social colectiva, a la que podemos denominar “cultura del agua” que puede ser de los propios regantes o que puede encargarse a especialistas contratados por grupos locales tales como asociaciones de regantes o por el Estado mismo. La responsabilidad social colectiva para la administración de obra hidráulica para la agricultura de riego, en las sociedades contemporáneas, cada vez tiene una complejidad mayor; tal responsabilidad comprende no sólo la propia administración del agua para riego sino también negociaciones y balances con otros sectores usuarios, el uso doméstico del agua , el uso industrial y el “uso” ecológico del agua –es decir el soporte a la naturaleza con sus plantas y animales. En regiones del mundo donde el riego es crítico para la agricultura es vital la construcción de una cultura del agua; y aún en regiones donde el agua para la agricultura no es crítica, la construcción de una cultura del agua es también vital. El agua, a través de complejos tecnológicos, nos da de beber y nos alimenta. Una gestión inadecuada es entonces arriesgar lo más básico de cualquier civilización. Tipos de administración Los investigadores críticos de la propuesta de Childe y Wittfogel, como Arthur Maass (1976), realizaron estudios de la administración de sistemas de riego a través del mundo, y encontraron multitud de casos donde sistemas de riego pequeños y medianos, o tramos de río administrados de manera coordinada, entre los más grandes 25,000 hectáreas, eran administrados por los propios regantes realizando ellos mismos las tareas de mantenimiento y operación del sistema, así como la de resolución de conflictos. La administración por los regantes se realiza, en estos casos, de manera democrática y sin un aparato administrativo especializado (Palerm Viqueira 2000). Otros sistemas o tramos de río administrados de manera coordinada, de iguales dimensiones y mucho más grandes, por ejemplo de cerca de medio millón de hectáreas en el río Kings, Estados Unidos son administrados por los propios regantes pero mediante la contratación de personal especializado y en el contexto de una sociedad que provee capitales, sistemas de crédito, compañías constructoras, especialistas formados en universidades, sistema legislativo y sistema jurídico. Formalmente el comité o mesa directiva electa por los regantes contrata al personal especializado quien realiza todas las tareas necesarias. Casos de este tipo de administración se encuentran, como ya señalamos, en Estados Unidos y, hasta hace poco, en Taiwan donde, sin embargo, los crecientes subsidios por parte del Estado llevaron a la desaparición de la mesa directiva electa por los regantes y a un control directo del Estado sobre los administradores contratados (Maass et al 1976, Levine et al 2000, Lam 1996, Svendsen et al 1995). La actual transferencia de sistemas de riego en todo el mundo tiende al modelo de regantes contratando personal especializado; sin embargo los casos con cierta trayectoria histórica parecen limitarse a Estados Unidos y Taiwan, donde surgen a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Otros casos de administración de grandes sistemas de riego por los propios regantes se dieron en grandes haciendas o latifundios –en México mismo.
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El modelo de administración por especialistas contratados por los regantes, no parecen satisfacer enteramente a los regantes cuando estos tenían anteriormente el control directo. Entre los regantes/ administradores de Nuevo México, que antes administraban su propia acequia, eligiendo entre ellos a un mayordomo para encargarse de la distribución del agua y el llamado a las limpias de canales; se ha visto como una pérdida dramática de control su inclusión en Conservancy Districts, y el paso a la elección de una mesa directiva por un grupo mucho más amplio de regantes y a la administración por especialistas (Rivera 1998). Algunos autores, como Vaidyanathan (1999), han apuntado que mientras los sistemas administrados por los mismos regantes pueden tener problemas técnicos, al basarse en conocimiento empírico tradicional; los sistemas administrados por personal especializado contratado por los regantes tienen el problema de mecanismos de control y supervisión de los especialistas. En Estados Unidos donde prevalecen regantes que tienen unidades de producción medianas y grandes; ello no parece demasiado problemático. El problema de control y supervisión de los especialistas aparece como más problemático en regiones minifundistas --es decir por prácticamente todo el mundo, y en países donde no domina un clima democrático y los conflictos difícilmente pueden dirimirse pacíficamente en las cortes de justicia ∗ . La administración por especialistas contratados por los regantes requiere de una agricultura de riego comercial y relativamente próspera, de tal manera que los regantes puedan pagar convenientemente a este tipo de especialistas, así como pagar el mantenimiento. También requiere de la capacidad de sancionar a aquellos que no pagan su cuota de riego, necesaria para pagar a los administradores especialistas y dar mantenimiento al sistema; en Estados Unidos en los Distritos de Riego y de Conservación se resuelve dado que los distritos tienen una capacidad otorgada por el Estado para cobrar una especie de impuesto predial en el territorio del Distrito. Desde la perspectiva del pago de cuotas, la administración por los mismos regantes y el mantenimiento realizado por los mismos regantes tiene ciertas ventajas cuando la agricultura no es un negocio tan próspero o cuando hay crisis severas en la producción, por sequías o inundaciones o caídas estrepitosas de precios en los mercados nacionales o mundiales. Además, en ciertas escalas, el control local, en manos de los mismos regantes con su bagaje de conocimientos es quizá más efectivo. A través del mundo los pequeños y medianos sistemas de riego administrados por los mismos regantes, sin personal especializado, han mostrado tener una impresionante continuidad en el tiempo, mientras que sistemas administrados por especialistas competentes se han tambaleado ante crisis de la sociedad, llevando al abandono de grandes obras de riego. El caso de México: tipos de administración En México, durante el siglo XX, la administración de los sistemas de riego se tipificó por dos polos, por un lado la administración por el Estado a través de especialistas contratados –el caso de los Distritos de Riego; por otro lado la administración por los mismos regantes –el caso de las llamadas Unidades de Riego. Los Distritos de Riego más bien corresponden a grande irrigación, mientras que las Unidades de Riego más bien corresponden a pequeña irrigación. A fines del
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En Nuevo México, Estados Unidos prevalece en las acequias el minifundismo, sin embargo han logrado movilizarse y resistir exitosamente su inclusión en los Distritos de Conservación.
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siglo XX inicia la transferencia de los Distritos de Riego a los regantes, siguiendo el modelo de administración consistente en contratación de especialistas. En el pequeño riego los regantes han logrado, en muchos sistemas, una administración eficaz, equitativa y sustentable. Estos sistemas abarcan galerías filtrantes, pozos, riego a partir de pozos, manantiales, derivaciones que riegan superficies desde pocas hectáreas hasta 10,000 hectáreas –y posiblemente hay organizaciones que administran espacios más amplios (Martínez y Palerm 1997, Palerm y Martínez 2000). Las organizaciones a nivel de comunidad tienen antecedentes en el siglo XIX, coloniales y muchas veces prehispánicas, sin embargo la apropiación de tierra y agua por las haciendas redujo el agua a administrar por las comunidades al tiempo que las haciendas se convierten en las administradoras del sistema en su conjunto. Con el reparto agrario la expansión de la frontera agrícola de riego las comunidades campesinas tienen más agua que administrar y además deben hacerse cargo de la administración del sistema en su conjunto. De tal manera que hay muy pocas organizaciones multicomunitarias de larga tradición. No obstante la problemática principal de la administración existente en el pequeño riego no parece ser su capacidad de administrar el agua, sino externalidades como precios agrícolas, comercialización, la calidad del agua (contaminada con aguas residuales de la ciudad y la industria), la competencia por el agua con la ciudades y la industria –batalla que van perdiendo: por ejemplo en el caso de los manantiales de San Juan Teotihuacán que regaban un espacio hidráulico desde tiempos prehispánicos, los manantiales han desaparecido por la perforación de pozos para abastecer a la muy sedienta Cd. de México. Conclusiones Actualmente la agricultura de riego tiene su papel fundamental en el abasto de alimentos y materias primas, las formas de administrar la obra hidráulica son fundamentales para mantener en funcionamiento los sistemas de riego. Sin embargo la creciente competencia por el agua entre la agricultura, el uso doméstico particularmente de grandes conglomerados urbanos y la industria pone en riesgo a la agricultura de riego y al abasto de alimentos. También pone en riesgo la ecología de los paisajes de riego y de simple agua de los manantiales, arroyos y ríos. No sólo por la competencia por el agua, sino también –y de manera importante al ensuciar dramáticamente el agua con los desechos de las ciudades y de la industria (Contreras 1995). La producción de excedentes en la agricultura sigue siendo la pieza clave sin la cual no hay civilización. En la asignación por el mercado, por aquel sector que ofrezca el mejor precio, sin preocuparse del costo de limpieza y de las consecuencias de efectos de cadena (: menos agua, agua sucia ... ya no quedan peces, etc.) no debe olvidarse que la pieza clave por la cual existe lo demás en nuestra civilización es la producción de alimentos. La problemática del agua de riego y en general del agua es, no sólo un problema técnico a resolver, es también un problema social, de cultura y del poder que detentan los distintos actores en la apropiación y gestión del agua. Referencias Childe, G., 1958 [1925]. The dawn of European civilization, Knopf, Nueva York, Estados Unidos. Childe, G., 1964 [1942]. What happened in history, Penguin Books, Baltimore, Estados Unidos [en español s/f Qué sucedió en la historia, Siglo Veinte, Buenos Aires, Argentina].
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