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Área: Cirugía Vascular y Angiología FIBELL 2008
Dr. Fernando Vaquero Morillo Título ponencia: “Flebolinfedema: Importancia de la terapia compresiva. Consejos al Paciente y tratamiento medico”
Día: 20‐6‐2008 Hora: 11.30 a 13.30
Curriculum: Licenciado en Medicina y Cirugía, Universidad de Santiago de Compostela. 6 Matrículas de Honor. 1963‐1969 Reválida de Licenciatura: calificación sobresaliente Junio 1969 Doctor en Medicina y Cirugía, por la Universidad de Santiago de Compostela; Apto “Cum Laude”. 1989 Especialista en Cirugía Cardiovascular. 1973 Especialista en Angiología y Cirugía Vascular. 1978 Primer Alumno Interno por oposición, de la Cátedra de Cirugía, Prof. José Luis Puente; 1968 y 1969. Médico Interno de Cirugía del Hospital Clínico‐Universitario de Santiago; Prof. Gonzalo Pintos; 1969‐70. Médico Residente (MIR) del Servicio de Cirugía Vascular del Hospital General de Asturias, ( Dr. J.Mª Capdevila); 1 de Octubre de 1970 al 22 de Diciembre de 1973. Médico Adjunto Interino del Servicio de Cirugía General de la Residencia Almirante Vierna de Vigo; Febrero 1974‐ 1975; con especial dedicación a la Cirugía Vascular. Médico Consultor de Cirugía Vascular para la Obra 18 de Julio, Policlínico Cíes. Vigo; Febrero 1974‐1975. Médico Adjunto del Servicio de Cirugía Vascular del Hospital General de Asturias; Marzo 1975‐ 1978. Jefe de Sección del Servicio de Cirugía Vascular del Hospital General de Asturias desde 1978‐1986. Jefe de Servicio de Angiología y Cirugía Vascular por Concurso‐Oposición del Hospital de León desde 1986 hasta la actualidad. (2008). Presidente en ejercicio de la Sociedad Castellano‐Leonesa de Angiología y Cirugía Vascular (SOCLACIVAS) Ex miembro del Comité Científico de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular (SEACV). 1981‐84 y 1989‐92 Ex Presidente de la Sociedad Norte de Angiología y Cirugía Vascular (SNACV) 1988‐ 1991. Ex vocal de la Comisión Nacional de la Especialidad: Angiología y Cirugía Vascular, a propuesta del Ministerio de Sanidad: 1991‐2001. Ex Vicepresidente de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular (SEACV); 1998‐2001. Ex Presidente de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular (SEACV); 2002‐2005 Miembro del Patronato de la Fundación de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular. Miembro Titular de diferentes Sociedades Científicas Nacionales e Internacionales. 124 Ponencias y Conferencias. 225 Comunicaciones en Congresos Nacionales e Internacionales. 92 Publicaciones en Revistas nacionales e internacionales y capítulos de libros. Director del: Tratado de Isquemia Agudas. Ed. Uriach. Barcelona; 1993 Director del: Tratado de las Enfermedades Vasculares Ed. Viguera. Barcelona; 2006. Investigador principal y/o colaborador de diversos en ensayos clínicos nacionales e internacionales
Abstract: “Flebolinfedema: Importancia de la terapia compresiva. Consejos al Paciente y tratamiento medico”: Se entiende por flebolinfedema el edema de tipo mixto venoso y linfático habitualmente localizado en los miembros superiores o inferiores. La diferencia fundamental entre uno y otro, es el depósito de proteínas plasmáticas de alto peso molecular, en el intersticio tisular y del agua asociada a ellas, en el caso del edema de causa linfática; mientras que en el de origen venoso predomina el edema compuesto exclusivamente de agua y metabolitos. El flebedema es el edema de origen puramente venoso. Siempre implica una insuficiencia del drenaje venoso de la extremidad, producido por fracaso del sistema valvular. Es de consistencia blanda, desaparece con el decúbito y la elevación del miembro. Al presionar con el dedo siempre deja fóvea marcada. El linfedema es el edema de origen puramente linfático. Siempre implica un fracaso del drenaje linfático y se caracteriza por el depósito en el espacio intersticial de proteínas y del agua asociada a ellas, lo que le confiere una consistencia dura, no desaparece con la elevación; al presionar con el dedo no deja fóvea. El lipedema es el falso edema producido por el depósito excesivo de grasa en el tejido celular subcutáneo de las extremidades inferiores, acompañado de líquido intersticial; es prácticamente exclusivo del sexo femenino; su consistencia es menos firme que el linfedema, con el que se puede confundir. Lipodistrofia o enfermedad de Barraquer‐Simons, es el adelgazamiento patológico progresivo de la cara y mitad superior del cuerpo, con depósito excesivo de grasa en la mitad inferior, nalgas y muslos principalmente. Dermatoesclerosis es la forma más evolucionada de la esclerodermia, enfermedad del tejido conectivo que produce endurecimiento y espesamiento de la piel, provocada por la proliferación de las fibras colágenas del corion dérmico. Con predominio del sexo femenino y afectación precoz de cara y miembros superiores, cursando entonces en las manos con fenómeno de Raynaud. Se describen tres fases: edema, fibrosis y esclerosis. Celulitis es propiamente la inflamación‐infección del tejido celular subcutáneo (tejido graso debajo de la piel). También se denomina vulgarmente de esta manera al aspecto de piel de naranja que aparece al pellizcar ampliamente la piel, cuando hay un acumulo de grasa en las obesidades incipientes; es característica de la juventud y en muchas ocasiones motivo de consulta por estética. Coloquialmente nos referimos con el término de flebolinfedema al edema mixto con pequeña carga de afectación linfática o todavía poco evolucionado; reservando el término de linfedema al de tipo esclero‐leñoso que no deja fóvea al presionar con el dedo y tiene mayor deformidad (elefantiasis). Con la denominación de linfedema se acepta, que aunque tiene tratamiento, su evolución es prácticamente irreversible; mientras que el flebolinfedema es todavía reversible, si somos capaces de poner en marcha todas las estrategias de prevención de nuevas complicaciones y de tratamiento INTEGRAL. Para entender esta posible reversibilidad del flebolinfedema y su buena respuesta al tratamiento, en especial a la terapia compresiva, de la que hablaremos a continuación; debemos recordar brevemente la fisiopatología del linfedema. FISIOPATOLOGÍA: La función del sistema linfático, es devolver al sistema venoso las proteínas plasmáticas de alto peso molecular y el agua a ellas asociada, que no pueden vehiculizarse a través del capilar venoso desde el espacio intersticial. La linfa se forma a partir del líquido trasudado por las asas capilares arteriales al espacio intersticial, que no puede ser drenado por el capilar venoso, tras el recambio metabólico generado por la respiración celular, en esta unidad tisular. La cantidad de linfa, compuesta de proteínas, agua y los residuos de la respiración celular, que es necesario transportar por unidad de tiempo, se llama carga linfática (limphatic load). Es pequeña en condiciones normales, debido al equilibrio entre la presión capilar y la tensión osmótica, pero se incrementa durante el ejercicio intenso, y los procesos inflamatorios alterándose estructuralmente en caso de traumatismos y tumores. Cuando la capacidad de transporte se ve desbordada por la carga linfática, se produce la insuficiencia linfática, la retención de linfa y el linfedema. El encargado del transporte de la linfa es el linfangión. Anatómicamente es el segmento de vaso linfático comprendido entre dos válvulas, funciona autónomamente por un marcapaso controlado por el sistema simpático y reacciona con incremento de contracción cuanto mayor es la necesidad de transporte, hasta que siguiendo la ley de Starling, entra en fallo cuando se ve desbordado por la carga; apareciendo el linfedema. Este equilibrio inestable inicial del fallo del transporte de la carga linfática, es lo que traducido a la clínica se superpone al concepto de flebolinfedema: edema inicial de características hidrodinámicas venosas y linfáticas, que todavía es reversible si buscamos mecanismos compensatorios suficientes para transportar la carga linfática y evitar que aparezca el temido edema linfático intersticial (linfedema). El margen de compensación suele ser muy estrecho y se traduce clínicamente por la progresión del edema mixto a lo largo del día, al estar en pie, por efecto de la hipertensión hidrostática sobre el capilar venoso. Este aumento de la permeabilidad capilar venosa, junto a pequeños sobreesfuerzos con fracasos intermitentes del transporte de la carga linfática, es lo que constituye el flebolinfedema, parcialmente reversible, por la noche al estar acostado en su vertiente “flebo” y también en la linfática, si somos capaces de establecer estrategias terapéuticas para mejorar este transporte de la carga linfática. ESTRATEGIAS TERAPEUTICAS: Profilaxis: antes de abordar el tratamiento del flebolinfedema, deberemos dedicar el tiempo necesario al paciente para enseñarle todas las actuaciones preventivas que le pueden beneficiar; es importantísimo comentar las recomendaciones generales y sobre todo locales, para que puedan ser interiorizadas, y de las que solo trataremos
aquí, por desbordar el contenido de nuestra presentación. También son diferentes las posibles recomendaciones que se pueden establecer, según sea primario ó secundario el origen del linfedema, (sobre todo por enfermedad tumoral, con posible vaciamiento ganglionar). Recomendaciones generales: Es absolutamente necesario realizar una buena anamnesis, para conocer todas las enfermedades intercurrentes, en especial las ligadas a trastornos metabólicos y de causa endocrina, como son el hipotiroidismo, la obesidad, la diabetes, la insuficiencia cardiaca, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, etc., una vez identificadas se deberá actualizar su tratamiento y establecer seguimientos periódicos por los especialistas correspondientes, según los protocolos habituales. También es importante conocer la actividad física y profesión del paciente, intentando evitar aquellas que requieran una estancia permanente de pie quieto, ó las de excesivo esfuerzo físico, por si fuera posible armonizar su situación laboral. Recomendaciones locales: El cuidado y la hidratación de la piel, es una tarea diaria a la que se debe dedicar el tiempo necesario, es básico para evitar problemas. Las pequeñas excoriaciones, rascados, etc., pueden ser puertas de entrada para infecciones, que son gravísimas en esta patología, porque las linfangitis sobre todo de repetición, acaban fibrosando y bloqueando las escasas vías linfáticas que quedaban para el drenaje del miembro. La higiene, en especial de los pies, debe ser muy escrupulosa, debiendo tener gran cuidado con el corte de las uñas, por los mismos motivos. Asimismo es conveniente limitar las exposiciones ó contactos que puedan provocar reacciones alérgicas, así como evitar la dermatitis solar. No se deben usar las ropas demasiado apretadas, sobre todo si comprimen la raíz del miembro, para permitir el fácil drenaje de la extremidad. A la hora de realizar extracciones de sangre, si el miembro afectado es el superior, evitar las punciones venosas en el brazo afecto; así como las tomas de tensión arterial. Si es el miembro inferior, la elección del calzado debe ser una preocupación permanente, para evitar zapatos que puedan realizar lesiones, por ser demasiado estrechos ó poco flexibles, no usar los tacones demasiado altos; el pie debe realizar el movimiento de dorsiflexión necesario a cada paso, para bombear sangre. TRATAMIENTO a. Médico: Físico y farmacológico. b. Quirúrgico: Nos referimos en esta presentación exclusivamente al tratamiento médico físico y dentro de este apartado no podemos ocuparnos tampoco de la cineseterapia, el drenaje linfático manual, el drenaje postural; para centrarnos enteramente en el tratamiento por compresión. Antes de comenzar, debemos resaltar la importancia que tiene para el tratamiento integral intentar mantener los logros conseguidos. Tan necesario es conseguir reducir el edema, como mantenerlo reducido. TERAPIA COMPRESIVA: La podemos clasificar como: 1. Presoterapia. 2. Contención elástica. a. Vendajes elásticos. b. Medias elásticas. c. Manguitos de contención elástica. La compresión provoca el paso del líquido intersticial tanto al capilar venoso como al linfático terminal, esta sobrecarga estimula la capacidad de transporte, activándose la reabsorción y disminuyendo el edema. 1.‐ PRESOTERAPIA: Los aparatos de presoterapia deben ejercer una presión decreciente desde las zonas más distales a las proximales. La compresión neumática intermitente, emplea una funda que se adapta al miembro. Está construida con una serie de compartimentos neumáticos independientes, controlados por un procesador al que se le dan los parámetros de presión y secuencia temporal con los que deben hincharse, mantenerse hinchados y deshincharse, consiguiendo un efecto secuencial predeterminado de compresión decreciente a lo largo de todo el miembro, desde distal a proximal. Se deben rechazar aquellos aparatos de compresión intermitente que mantienen una presión uniforme en todo el miembro; siendo más útiles y ventajosos cuanto mayor sea el número de compartimentos, aunque el precio sea más elevado. Estas máquinas serían muy útiles en el domicilio del paciente, para que diariamente pudiera someterse a una sesión de presoterapia, después del automasaje linfático manual de drenaje que también debería realizar a diario, para vaciar expresamente la porción más proximal y las zonas frontera de normalidad‐ linfedema del miembro. Los aparatos de presoterapia basados en las propiedades físico‐químicas del mercurio; aunque con unas grandes ventajas teóricas, (permiten meter el miembro en una cubeta llena de mercurio y aprovechar la presión que desarrolla), han caído prácticamente en el olvido, por las dificultades de transporte debido al gran peso del elemento (13,8 densidad), y posiblemente ante la peligrosidad medioambiental por su toxicidad.
2.‐ CONTENCIÓN ELÁSTICA: Todos los sistemas de contención aprovechan el efecto elástico de algunas fibras que se dejan distender para intentar recuperar el estado inicial de reposo. La elasticidad en los vendajes la da el estiramiento con el que realiza el vendaje, mientras que en las medias o manguitos viene predeterminado por el tipo de tejido que queramos emplear. Para que el efecto de compresión sea el que deseamos, se precisa tomar escrupulosamente las medidas reales del miembro al que deseamos someter a la compresión que pretendemos. Como en el caso anterior la compresión debe ser decreciente, máxima en el tobillo y menor a medida que se asciende. Como la anatomía de cada pierna puede ser muy peculiar, se precisa siempre en los casos de flebolinfedema y/o linfedema, el uso de medias elásticas y/o manguitos de compresión a medida, expresamente confeccionados para cada miembro en cuestión. Para ello es necesario tomar diferentes perímetros y longitudes, con el fin de obtener el producto adecuado, si queremos obtener una compresión eficaz. Tampoco debemos olvidar que los tejidos elásticos con el paso del tiempo y los lavados repetidos, con productos en ocasiones demasiado abrasivos, pierden sus propiedades. Se debe renovar la media o el manguito al menos cada 4‐ 6 meses; siendo necesario volver a tomar medidas sobre todo si el tratamiento está siendo eficaz y los perímetros del miembro van disminuyendo. La contracción muscular cuando se efectúa con el miembro bajo vendaje, media o manguito elástico, produce un efecto de masaje al expandirse y comprimir los vasos linfáticos, comprendidos entre la pared vascular y la pared elástica, con lo que se activa la circulación linfática y se hace progresar la linfa en sentido ascendente. Los ejercicios musculares son favorables, pero debemos evitar el exceso por ser causa de producción de linfa en el espacio intersticial, con lo que aumentaría la necesidad de transporte de nueva carga linfática. VENDAJES ELÁSTICOS: Su aplicación se basa en la ley de Laplace; la presión que ejerce un vendaje elástico es directamente proporcional a la tensión del vendaje e inversamente proporcional al radio de la circunferencia del miembro. Debemos valorar las características de extensibilidad y elasticidad del material a utilizar; las vendas apropiadas para estos vendajes deben tener baja capacidad de dilatación. Tabla 1: CLASIFICACIÓN DE LOS VENDAJES ELÁSTICOS GRUPO I: Dilatación BAJA entre 30‐90 % GRUPO II: Dilatación MEDIA entre 90‐130 % GRUPO III: Dilatación ALTA entre 130‐200 % Para el tratamiento del linfedema se aconsejan vendajes de elasticidad entre 70 y 100% de elasticidad. Puede ser necesario vendar dedos y pie, para que no haga edema de retroceso al vendar el miembro inferior, así como usar sistemas de almohadillado para evitar decúbitos en maléolos y tendón de Aquiles. La venda para pierna y muslo deberá tener 8‐10 cm. de anchura y la colocaremos en espiral ascendente sin dejar dobleces, dando media vuelta de circunferencia cada vez que soltemos venda y superponiendo la mitad de la anchura de la venda a cada vuelta. La presión ejercida es decreciente desde tobillo al muslo. Es aconsejable que debajo del vendaje elástico, forremos la piel con una suave venda tubular y una capa de venda de algodón sintético. Los vendajes están contraindicados en casos de isquemia grave del miembro, trastornos sensitivos y fallo cardíaco. MEDIAS DE COMPRESIÓN: Es la terapia compresiva fundamental en el tratamiento de sostén del flebolinfedema, por su eficacia y comodidad, lo que permite llevarlas durante todo el día. Debe acompañarse de sesiones diarias de drenaje linfático manual y si es posible continuarse en el hogar antes de acostarse con una sesión de 30‐60 minutos diarios de presoterapia intermitente. Si todos los pacientes siguieran esta forma combinada de terapia y las medidas preventivas, la evolución hacia la cronicidad y elefantiasis del linfedema, posiblemente sería diferente Ejercen una presión controlada en pierna y muslo, según el tipo de compresión y de forma decreciente que es máxima en el tobillo y mínima en muslo. El material utilizado aunque debe ser antialérgico, en ocasiones provoca reacciones cutáneas, en estos casos es útil usar una media de seda ó algodón fino, para que no entre en contacto la piel con la media elástica. La elasticidad debe ser alta y la compresión ejercida graduada en mms. de mercurio, ha de ser la apropiada para el linfedema a tratar, siendo necesaria mayor compresión cuando es rebelde. En la Tabla 2 mostramos los tipos de medias según la presión que ejercen en mm. de Hg.: Tipo I: 20 – 30 mm Hg Tipo II: 30 – 40 mm Hg Tipo III: 40 – 50 mm Hg Tipo IV: 50 – 70 mm Hg
Los dos primeros tipos se suelen emplear ante la clínica de varices esenciales; la II y III para secuelas postflebíticas y la III y IV para flebedemas y linfedemas. Para compresiones altas siempre las medias se deben confeccionar a medida, dado el clásico dismorfismo de estos pacientes. Según la talla y medidas se clasifican en medias: 1 2 3 4 5
Cortas Largas hasta medio muslo Largas hasta ingle (enteras) Larga con sujeción lateral Pantys
Pueden fabricarse con puntera o sin ella, lo que facilita la mejor higiene interdigital. Los colores empleados por algunos fabricantes han cambiado radicalmente el triste aspecto estético tradicional de las medias elásticas. Todos los pacientes deberán tener recambio de las medias para una correcta higiene y recordar que la elasticidad empieza a decrecer a los 3 meses con buenos cuidados, debiendo renovarse cada 6 meses, si no queremos que una vez dadas de sí, vuelva a aparecer el edema, después del trabajo y esfuerzo que cuesta mantenerlo en su mínima expresión. La retirada se efectuará a la hora de acostarse, o antes de la aconsejada sesión de presoterapia nocturna. Éste también el momento de hidratar adecuadamente la piel. Se aconseja poner la media nada más realizada la ducha matutina, con la piel bien seca y la ayuda de unos guantes de goma, para facilitar el agarre de la media, evitando clavar las uñas para no deteriorar el tejido.