Story Transcript
Área de Pedagogía en Religión, Vicaría para la Educación – Instituto Pastoral Apóstol Santiago
| 1
Lectio Divina
La propuesta de solidaridad de Jesús La parábola del samaritano (Lc 10, 25-‐37) INTRODUCCIÓN
La palabra solidaridad no aparece en los evangelios, sin embargo, estos pueden considerarse una constante invitación a su práctica, como expresión de un amor sin límites de ninguna especie. La palabra más cercana es agapê, muy frecuente en el Nuevo Testamento. Con ella se señala el amor que tiene relación directa con el mandato de Jesús “Amarás a Dios... y al prójimo como a ti mismo” (Lc 10, 27). El principio de solidaridad se formula en Lc 6,31; texto denominado “regla de oro”. Con esta fórmula, Jesús resume el Antiguo Testamento e invita a invertir el orden de práctico con el que los judíos se relacionaban con los demás. Invita a ponerse en el lugar del otro, como si fuera uno mismo, haciendo con él lo que uno desearía que le hicieran. En esto consiste la solidaridad. Para ello hay que renunciar al egocentrismo y disponerse a salir de sí mismo para ir al encuentro del otro. La propuesta de Jesús es caminar en un amor que no excluye a nadie ni siquiera a enemigos y agresores, que no espera recompensa e incluso, hasta renuncia a los propios derechos. La solidaridad es una de las manifestaciones del amor que lleva al cristiano a identificarse con los demás, especialmente con los más pobres y vulnerables. La enseñanza de Jesús sobre este tema queda expresada en la parábola que narra el encuentro de un samaritano con un herido, que luego de ser asaltado, quedó tirado al borde del camino.
TEXTO BÍBLICO: Lc 10, 25-‐37 25
Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?". 26 Jesús le preguntó a su vez: "¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?" 27 El le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo". 28 "Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida".
Área de Pedagogía en Religión, Vicaría para la Educación – Instituto Pastoral Apóstol Santiago
| 2
Lectio Divina 29
Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: "¿Y quién es mi prójimo?". 30 Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: "Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. 31Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. 32También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. 33Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. 34Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. 35Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: "Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver" 36 ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?". 37 "El que tuvo compasión de él", le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: "Ve, y procede tú de la misma manera". PISTAS DE COMPRENSIÓN DEL TEXTO La parábola del samaritano se encuentra en la sección del evangelio de Lucas denominada “el viaje de Jesús a Jerusalén” (9, 51 -‐ 19, 46). En este viaje, debía atravesar la región de Samaría. Allí es rechazado junto con sus discípulos. Ellos quieren vengarse y piden a Jesús que aniquile a sus habitantes. Jesús se niega y se van a otra aldea, y no se deja llevar por la revancha. Luego pondrá como protagonista de la parábola precisamente a un miembro del pueblo que lo había rechazado por ser judío. La parábola se inicia con la aproximación de un maestro de la ley que pregunta a Jesús. Se tratará de una confrontación entre maestros. Se denota la intención del maestro: quiere ponerle una trampa. En qué consistirá. Como se trata de una cuestión referente a la ley, si Jesús responde diciendo algo que la contradiga, el maestro tendrá un motivo para acusarlo. Si responde algo que afirme la postura legalista del maestro, entonces se desacreditará ante sus discípulos y oyentes, contradiciendo su propia enseñanza. La pregunta sobre qué se debe hacer para alcanzar la vida eterna, ya estaba respondida por los maestros, bastaba con el cumplimiento estricto de la ley, por lo tanto queda remitida a la acción y esfuerzo humano. La enseñanza de Jesús ha ido en otra dirección, la vida eterna o el reino es un camino que Dios mismo ha abierto, es un don del cual el hombre se apropia y vive a diario. Esto es lo que Jesús quiere dejar en claro: la vida eterna pasa por un tipo de relación humana que el maestro de la ley debe reconocer. El maestro de la ley ha quedado en una situación incómoda y formula una nueva pregunta que tiene como objeto algo que todos sabían. ¿Quién es mi prójimo? Para un judío, el prójimo era uno de su pueblo que, además no ponía en peligro su pureza ritual. Jesús no responde directamente a la pregunta, lo hace con una imagen. Área de Pedagogía en Religión, Vicaría para la Educación – Instituto Pastoral Apóstol Santiago
| 3
Lectio Divina La parábola. Una pequeña obra de teatro en tres escenas. Primera escena La situación inicial de la parábola se describe de forma realista. Las cosas ocurren en un lugar conocido, en el camino de Jerusalén a Jericó. El camino peligroso debido a la abundancia de ladrones y asaltantes. Nadie lo recorría solo. ¿Por qué el protagonista lo hace? El hombre que bajaba no tiene nombre. Hay que suponer que se trata de un judío. Tampoco se nos dice quiénes fueron los bandidos que lo dejaron medio muerto. El hombre quedó desnudo y medio muerto, sin señas de identidad. Quienes pasan a su lado no pueden saber a qué clase, ciudad o nación pertenece; se trata prácticamente de un cadáver. Este dato es importante para ver si el comportamiento del sacerdote y el levita se ajusta o no a la ley de Moisés. Segunda escena Se presentan dos personajes, un sacerdote y un levita. Junto con el maestro que pregunta, forman el trío de personajes que determina los comportamientos sociales y religiosos del pueblo de Israel. El sacerdote y el levita son funcionarios del templo de Jerusalén y como tales, profesionales del cumplimiento de la ley judía. El sacerdote y el levita pasan junto al malherido. La acción de los dos personajes se describe de modo paralelo, al llegar, ven al herido y pasan de largo, aunque la parábola no da las razones de este comportamiento. Veamos algunas alternativas. Tal vez tuvieron miedo de que los ladrones pudieran estar escondidos y los atacaran. Esta razón no tiene peso. Según el texto, la negación de auxilio aparece como algo inesperado y escandaloso. De haber alguna razón que los excusara de pararse, el texto la habría indicado. Otra alternativa es que no quisieron contaminarse tocando un herido grave, medio cadáver. El Levítico 21, 11 dice: “el (sumo) sacerdote... no se acercará a cadáver alguno ni se contaminará con el de su padre o de su madre”. Esta prohibición es absoluta, sin embargo la Misná y el Talmud contienen una larga discusión sobre este punto, estableciendo una excepción cuando se trata de un cadáver abandonado. Este sería el caso. Un cadáver abandonado no tiene a nadie que lo entierre. Cuidar del cadáver para darle sepultura exime al sacerdote del precepto de pureza religiosa. Según esta descripción, ambos no tendrían escusas para pasar sin detenerse. Tercera escena La tercera intervención es la definitiva. Desde el punto de vista narrativo, el samaritano aparece en primer plano. Aparece directamente. Es presentado como un viajero en una zona transitada por judíos. El oyente/lector ahora sabe en manos de quién está la suerte del malherido. Este no pasa de largo, poniendo una nota de tensión en el relato. Si el relato está pensado para un Área de Pedagogía en Religión, Vicaría para la Educación – Instituto Pastoral Apóstol Santiago
| 4
Lectio Divina lector judío, la presencia del samaritano puede producir desilusión en el oyente. Su aparición complica más la escena. El factor sorpresa continúa. Los oyentes judíos de la parábola no podían esperar nada de este personaje, dada la enemistad tradicional entre judíos y samaritanos. En 2 Re 17, 24ss, se explica el origen de los samaritanos. Se trata de una mezcla de israelitas y paganos, a quienes los habitantes de Judá nunca pudieron aceptar como hermanos y vecinos del mismo país. A esto se añada una larga historia de ataques mutuos por cuestiones religiosas y políticas. En los evangelios aparece la enemistad entre samaritanos y judíos. La cuestión llega incluso a que la palabra “samaritano” constituía una grave injuria en boca de un judío. La aparición de este personaje sorprende además porque un judío esperaría la entrada en escena de un laico para completar el espectro social y religioso que componía el pueblo: sacerdote, levita e israelita laico. Así la parábola habría adquirido un tono anticlerical y no habría provocado una crisis tan aguda como la está por provocarse. La aparición del samaritano es provocativa. Si la actuación del sacerdote y del levita es escandalosa para el oyente, la de un samaritano no lo es menos. ¿Se puede esperar algo de este? La introducción del samaritano como héroe rompe las expectativas del oyente judío de la parábola. ¿Con quién se va a identificar a partir de ahora? El samaritano carga al malherido en su propia cabalgadura. Es posible que se tratara de un comerciante que llevaba un burro con carga y él montaba otro animal. El personaje realiza siete acciones a favor del herido, estableciendo un proceso o itinerario de solidaridad: se conmovió, se acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino; luego lo montó en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. El samaritano hizo todo lo que debía hacer y algo más, pues al día siguiente paga la cuenta y, si gasta algo más, se lo pagará a la vuelta. La acción del samaritano se describe detalladamente y contrasta con la sobriedad de la parábola. Su acción se presenta como el extremo de lo que debe ser la actitud de solidaridad. Hay que hacer todo lo posible y llegar hasta el extremo de lo imaginable. El samaritano traspasa los límites de lo razonable. Hubiera bastado con atender al herido. Pero, además de cuidarlo en presente, lo también en futuro. Todo esto es tan sorprendente que el oyente directo de Jesús no puede identificarse con el samaritano. Es muy violento. Sin embargo no tendrá más que hacerlo. La parábola presenta el mundo al revés. El oyente judío no tiene más remedio que aceptar que un enemigo tradicional sea quien lo salva, de lo contrario tendría que rechazar la historia por irreal. La parábola rompe los esquemas porque establece que la salvación viene de fuera de las fronteras de la ley y las étnicas. Área de Pedagogía en Religión, Vicaría para la Educación – Instituto Pastoral Apóstol Santiago
| 5
Lectio Divina El samaritano ya no es el enemigo, sino el que presta auxilio y es salvador, y el oyente no se identifica con el héroe, sino con la víctima. El oyente se enfrenta a un mundo gravemente distorsionado. ¡Cualquier semejanza con la realidad actual es real! Los dos transeúntes de los que se esperaría alguna ayuda, no la prestan. Este hecho es chocante tratándose de dos representantes de la comunidad de fe a la que pertenecen el viajero herido y los oyentes del relato. Su actitud es escandalosa. Pero la del tercer transeúnte lo es más todavía, porque se trata de un samaritano que practica ese acto de amor. Aquél del que no se espera nada, del que un judío debe desconfiar de entrada, acude en su auxilio. Ambas reacciones contradicen las expectativas de un oyente judío. La reacción desmesurada ante la extrema necesidad de un herido desenmascara la traición cotidiana que se hace al amor. La indiferencia de los dos primeros transeúntes revela lo que el oyente mismo tendría que reconocer: que su vida está marcada por un fallo cuyo origen es la ausencia de un amor fuerte. La parábola abre un camino novedoso, pues lo que hace el samaritano lo pueden hacer también los oyentes. Los oyentes pueden hacer que el amor solidario triunfe en la vida cotidiana. El samaritano que no respeta la ley va más allá de lo que está prescrito. El sacerdote y el levita que la respetan, no la cumplen. De los tres personajes, ninguno ha cumplido con lo que se esperaba de ellos, pero lo importante es que el herido recibió auxilio. Conclusión El maestro de la ley había preguntado: ¿quién es mi prójimo? Parecía una pregunta ingenua. La parábola no responde la pregunta, sino que plantea otra: “¿Cuál de estos tres se hizo prójimo del hombre que había caído en manos de los bandidos?”. Para Jesús no se trata de saber quién es el prójimo, sino de hacerse prójimo. La pregunta de Jesús se centra en la inutilidad de identificar al prójimo y afirma la necesidad de que uno mismo se presente como prójimo de los demás, aunque estos sean enemigos. Mientras el maestro de la ley estaba preocupado por el objeto del amor, Jesús pregunta por el sujeto que ama y está dispuesto a ir más allá de los convencionalismos por el bien el otro. Nótese que el maestro de la ley, ante la pregunta de Jesús, evita decir (poner en su boca la palabra) que quien se portó como prójimo es el samaritano. Jesús hace dos invitaciones en el desarrollo del relato. Al principio: “haz eso y vivirás” (v. 28); al final: “pues anda, haz tú lo mismo” (v. 29). La primera invitación tiene que ver la Ley; la segunda se refiere al comportamiento del samaritano que debe ser seguido por el maestro de la ley. Esta parábola representa de buena manera la propuesta de solidaridad de Jesús. Para él, el gran problema de la religión judía, representada por el sacerdote, el levita y el mismo maestro de ley, es la disociación entre el culto a Dios y el amor al prójimo. El contenido central de la parábola y de toda la enseñanza de Jesús es que el amor al prójimo, incluso si se trata de un
Área de Pedagogía en Religión, Vicaría para la Educación – Instituto Pastoral Apóstol Santiago
| 6
Lectio Divina enemigo, es condición y prueba del amor a Dios. Dios se hace visible en el prójimo amado. Detrás del samaritano se revela el comportamiento de un Dios que ama más allá de lo soñado y que siempre se comporta como prójimo, sujeto que ama, de todos los hombres. Se trata de un Dios de vida que salva de la muerte y asegura el futuro.
ARTICULACIÓN DE LA LECTIO CON LA CLASE DE RELIGIÓN Para preparar el trabajo con las(os) estudiantes • ¿La figura del samaritano es interesante y emocionante para el docente? ¿Por qué tendría que serlo? • ¿Y para el estudiante? ¿Por qué tendría que serlo? • ¿De qué manera estos personajes se pueden relacionar con nosotros, con nuestros estudiantes? • ¿Qué temas aparecen en la narración? • ¿Qué trampa pretenderle tenderle a Jesús la pregunta del maestro de la ley acerca de la vida eterna? • Según este relato ¿en qué consiste la propuesta de Jesús y qué interés puede despertar en nosotros y en nuestros estudiantes? ¿En qué contexto vital de mis estudiantes se trabajará este tema? Temas que aparecen en la narración y que se pueden tener en cuenta para el desarrollo de una clase o unidad pedagógica: • Las preguntas, tanto del maestro de la ley como de Jesús; las acciones de los tres personajes de la parábola; la propuesta nueva de Jesús para ir más allá de los establecido por estar a favor de la vida, la solidaridad en el contexto de las(os) estudiantes. • La cuestión sobre a quién llamar prójimo. • La enseñanza de Jesús en parábolas. • Qué es un samaritano y por qué es tan importante en esta parábola. Las acciones que él realiza. • La pregunta final de Jesús al maestro de la ley y su respuesta. La propuesta de Jesús con esta narración.
Área de Pedagogía en Religión, Vicaría para la Educación – Instituto Pastoral Apóstol Santiago
| 7
Lectio Divina En el contexto de la cultura actual se habla mucho de la solidaridad y se despiertan muchas iniciativas solidarias que comprometen a muchas personas, especialmente a jóvenes que se interesan por acercarse a otras personas y hacer algo por ellas. Al mismo tiempo, pereciera que las relaciones interpersonales se dificultan significativamente cundo chocan intereses de diverso tipo y se deslizan por la pendiente de la exclusión. En el ámbito de la escuela, muchos comentan que el clima de convivencia se ve amenazado por el matonaje, la competencia, las apariencias, etc. En este contexto, tal vez podamos encontrar motivos para que, escuchando a Jesús, tengamos una nueva perspectiva que nos ayude a construir nuevas relaciones interpersonales. Para preparar la clase • • • • • •
¿Qué tema del relato se ha vuelto significativo para mí? (ver los enunciados al comienzo de este texto) ¿Podrá resultar significativo para mis estudiantes? ¿Por qué? ¿Este tema representa un concepto fundamental para la clase de religión? ¿Por qué? ¿El tema permitiría a mis estudiantes hacer conexiones con otras asignaturas o con aspectos de su vida, fuera del ámbito escolar? ¿Cómo podría abordarse el tema para que el/la estudiante acceda a él con interés y motivación? ¿Con qué recursos? ¿Qué quiero que aprendan mis estudiantes?
Después de trabajar con el texto en aula • • • •
¿Qué es lo que más ayudó a mi acción pedagógica para diseñar el trabajo y realizarlo en el aula? ¿Me fue posible trabajar este texto bíblico con los(as) estudiantes? ¿Qué facilitó el trabajo? ¿Qué lo dificultó? ¿Qué facilitó la comprensión de los temas? ¿Qué la dificultó? ¿Qué comprendieron los(as) estudiantes sobre “hacerse prójimo”? Y ¿Tú?
Área de Pedagogía en Religión, Vicaría para la Educación – Instituto Pastoral Apóstol Santiago
| 8