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Aspectos económicos del estado de Guanajuato Manuel Espinosa Yglesias Autor: Manuel Espinosa Yglesias Tipo de documento: artículo o capítulo de libro Título: Aspectos económicos del estado de Guanajuato Fecha: 20 de abril de 1968 Lugar: Cuernavaca, Mor. Clave de clasificación: II.A.3.a/1968-1 Caja: 37 Palabras clave: desarrollo económico, desarrollo regional.
Mencionar a Guanajuato es evocar el pasado. Sin embargo, esta entidad, que conserva casi intacto el marco en que se gestaran tan relevantes hechos históricos que coadyuvaron significativamente a la formación del México actual, vive en el presente y esta proyectándose hacia el futuro. Si aquí minería es recuerdo, por haber declinado sensiblemente esta actividad en su importancia económica; agricultura, ganadería, turismo, industria e infraestructura, son realidad. Hasta hace pocos años la vida económica de Guanajuato había tenido un comportamiento errático. De épocas de prosperidad, se pasaba a largos periodos de marcado estancamiento. Estas fluctuaciones que eran resultado, tanto de la dependencia de una economía poco diversificada, como de los continuos movimientos revolucionarios que, en gran medida, se efectuaron en el centro del país, afectaban sustancialmente a los pobladores de esta entidad —no fue sino hasta 1940 cuando la población alcanzo los niveles registrados a principios de siglo, al superar el millón de habitantes—. Sin embargo, mucho se ha avanzado al respecto. En el presente, la estructura productiva del Estado es mucho menos vulnerable a las fluctuaciones de una actividad. La diversificación lograda ha sido sorprendente. Muy variados han sido los factores que han influido en la transformación de Guanajuato: su estratégica localización geográfica y sus magníficas y extensas vías de comunicación, que le permiten un ágil contacto con los mas importantes centros de población del país; su disponibilidad de energéticos; su morfología; sus suelos; sus recursos hidrológicos, y sus características climatológicas y de precipitación pluvial, que facilitan el desarrollo de diferentes actividades económicas, por ultimo, la disponibilidad del recurso humano que asegura el desempeño de la economía en general. Todo ello, ha sido determinante para hacer de esta entidad un centro de interés para la inversión en diversos ramos. Existen, no obstante, algunos problemas que es necesario superar y hacia ellos se están encaminando los esfuerzos de los sectores público y privado. Guanajuato es una entidad pequeña en extensión (30,589 Km. cuadrados), que solo supera en superficie a diez entidades federativas. No obstante, en 1967 su población (2,193 miles de habitantes) era mayor a la de 25 Estados —incluyendo al territorio de Quintana Roo— y similar a la de otros tres (Michoacán, Puebla y Oaxaca). Por ello, su densidad demográfica (71.7 habitantes por Km. cuadrado) era rebasada tan solo por la del Distrito Federal, México, Morelos y Tlaxcala, y era semejante a la de Puebla. En contraste con otras entidades de la República que cuentan con una o dos ciudades de importancia, en Guanajuato son varias las poblaciones relevantes. Actualmente hay en la entidad quince centros que rebasan los 50 mil habitantes, cuatro de ellos —León, Irapuato, Celaya y Penjamo— en forma sustancial. Tiene 37 centros (incluidos los anteriores) que superan los 10 mil habitantes. Este desarrollo relativamente armónico de muchas plazas del Estado, que ya hacen de el
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una atractiva área de consumo, permite alentar, sin embargo, mayores esperanzas de fortalecimiento, en virtud que los ingresos promedio de sus habitantes aun son bajos. Ello repercute en las malas condiciones de vida y en reducidos niveles de consumo, de una proporción significativa de familias. La influencia del medio geográfico sobre la estructura productiva y sobre la forma de vide del hombre, ha sido determinante en la entidad. El medio geofísico lleva a agruparla en dos grandes zonas: la porción norte (tierras altas) y el Bajío. Cada una de ellas comprende cerca de la mitad de la superficie estatal, aunque es un poco mayor el Bajío. Las diferencias naturales entre ambas regiones son marcadas, lo que ha determinado que se encuentren sensibles diferencias en el grado de desarrollo alcanzado. La Sierra Madre Oriental cruza la entidad en la zona norte lo que determina que sus tierras tengan una mayor altitud. La precipitación pluvial oscila entre 400 y 600 mm. Anuales y en algunas de sus poblaciones apenas llega a 300 mm. En promedio. El clima seco y las variaciones en temperatura entre las diferentes estaciones son notorias. El paisaje llega a catalogarse como semidesértico y por ello esta es considerada la porción árida de Guanajuato. Las condiciones anteriores obligan a que la actividad agrícola que se localiza sea eminentemente temporalera. La explotación ganadera de bovinos, que es menos importante que en el Bajío, es extensiva y se dedica fundamentalmente al abasto. Las condiciones agrostológicas propician también la ganadería de caprinos. Por ultimo, considerada al nivel estatal esta zona es importante productora de algunos minerales metálicos. En términos generales, puede afirmarse que en el Bajío, que se inicia a partir de los municipios de León, Silao, Irapuato, Salamanca y Comonfort, la naturaleza ha sido más benéfica con sus habitantes que en la porción norte. El clima preponderante es semiseco-semicálido. El régimen pluviométrico (700 mm. anuales promedio), junto con el tipo de suelos con un alto contenido de nutrientes, favorecen el desarrollo de las actividades agropecuarias. Pero sin lugar a duda, el factor más significativo para la actividad económica del Bajío, lo es el disponer de recursos hidrológicos abundantes. El Distrito de Alto Rió Lerma, formado por el rió de este nombre y sus tres afluentes; los ríos Turbio, Guanajuato-Temascatio-Silao y el Laja, se localizan en esta zona y son los que han determinado que la agricultura estatal, pero sobre todo, la del Bajío sea reconocida a nivel nacional. En el Bajío, por lo tanto, se concentran las tierras de riego de la entidad. De ahí que la actividad agrícola sea relevante. La ganadería lechera y la porcicultura también se encuentran muy desarrolladas. Se localiza además algo de ganado vacuno para abasto y ganado ovino. La minería tiene cierta significación. Finalmente, propiamente toda la industria estatal se concentra en esta porción geográfica, ya que el denominado «Eje Industrial de Guanajuato» —Celaya, Salamanca, Irapuato y León— esta íntegramente en el Bajío. Estas marcadas diferencias entre el norte y sur de Guanajuato, han propiciado que en las tierras altas (norte) existan pocas ciudades de importancia —Guanajuato, San Miguel de Allende, Dolores Hidalgo y San Felipe— y que en total se concentre aquí menos del 20% de la población. Además, el ingreso de sus pobladores es notoriamente inferior al obtenido en promedio del Bajío.
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Este comportamiento ha sido el resultado del a integración a las labores agrícolas de las técnicas modernas de producción. Con ello, se han conseguido rendimientos en varios cultivos, similares a los obtenidos en las regiones más tecnificadas del país. Un caso representativo del esfuerzo del productor guanajuatense y que los llena de satisfacción, lo constituye el registrado en dos municipios del Bajío en el ciclo de 1966 en un cultivo nuevo: el sorgo. Se produjeron 14 toneladas por hectárea, monto que representa un record mundial de productividad. La superficie cultivada en el Estado se estima que asciende a 925 mil hectáreas (75% de temporal y el resto de riego). En ellas se producen alrededor de 35 cultivos. Sin embargo, ocho ocupan aproximadamente el 90% de las tierras cultivadas. En las tierras temporaleras, al maíz y al frijol se destina 450 y 150 mil hectáreas respectivamente. Les sigue el sorgo, que cada vez ocupa mayor superficie. Las tierras de riego están más diversificadas: maíz (80 mil hectáreas), trigo (60 mil), sorgo (30 mil), alfalfa (70 mil), papa (10 mil), jitomate (3mil), fresa (3500) y chile con dos mil. Otros cultivos de menor significación son el cacahuate, el camote, la zanahoria, el ajo, el garbanzo y algunos frutales. A nivel nacional, ocupa un lugar destacado la producción estatal de fresa, alfalfa, chile y papa. La actividad ganadera, a diferencia de la agrícola, encuentra en casi todo el Estado condiciones favorables para su desarrollo. En la actualidad se estima que la entidad cuenta con algo mas de 700 mil cabezas de bovinos, casi 800 mil de porcinos, mas de 300 mil de ovinos y sobrepasa los 350 mil equinos. Con base en estas cifras, Guanajuato rebasa en vacunos a 11 Estados del país, en porcinos, a 18 y en ovinos, a 19 entidades. Es de particular relevancia nacional, sin embargo, su ganadería lechera y la porcicultura. De la producción de ganado para abasto (generada en el norte del Estado principalmente), casi el 90% se consume localmente —el Distrito Federal absorbe menos del 4% y se exporta casi el 7%— . Estos dos mercados ofrecen por lo tanto un potencial de interés. La actividad lechera se estima que genera aproximadamente 154 millones de litros anuales (430 mil litros diarios en promedio). De ellos, alrededor del 44% es aportado por la cuenca lechera de León, el 32% por la de Celaya, el 14% por la de Irapuato y el resto por la de San Luis de la Paz. La distribución de leche se calcula en la siguiente forma: 23% de consumo estatal, 25% en el Distrito Federal, 11% que se envía a otra entidades y el 41% ultimo que compra por la industria —Nestle, Carnation y queserías. La porcicultura de Guanajuato es probablemente la más destacada en la República y cada vez se pone mayor cuidado en la aplicación de las prácticas más avanzadas de explotación, por lo que se prevé que esta actividad seguirá creciendo en el futuro a un ritmo satisfactorio. De una venta anual calculada en 470 mil animales, unos 88 mil se consumen en las plazas locales, 92 mil se venden a diferentes entidades y casi 290 mil se destinan al consumo del Distrito Federal. Este último monto indica la importancia que el mercado de la capital tiene para los porcicultores guanajuatenses. La minería, que en el pasado fue la actividad de que dependió primordialmente Guanajuato, ha declinado marcadamente en su importancia. Actualmente el valor de la producción no llega a 70 millones (alrededor del 2.5% de la producción nacional). El oro y la plata siguen ocupando los primeros lugares en el Esta-
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do, ya que en conjunto aportan cerca del 50% del valor total del sector (el 15.1% y el 3.5% de la producción de oro y plata, respectivamente, del país). Dos factores sin embargo, auguran una ligera recuperación de la minería estatal, la explotación ascendente de minerales no metálicos —caliza, arena sílica, fluorita, feldespato, cuarzo, caolín y fosforita— y la tendencia ascendente que ha mostrado el precio internacional de la plata y la especulación del oro. Un pasado que permanece vivo, gracias al celo excepcional de los moradores y de algunos mecenas oficiales y particulares, permite conocer el escenario auténtico de lo que fue el México Colonial. Aunado a ello, una gran variedad de atractivos naturales, hacen de Guanajuato un centro de gran atracción turística. Las cifras de afluencia de visitantes y de su derrama monetaria son el indicador más elocuente al respecto. Se estima que en el presente visitan la entidad poco menos de medio millón de personas al año, que gastan una cantidad que sobrepasa los $230 millones. Se considera sin embargo, que la afluencia del turismo puede incrementarse más aceleradamente en el futuro. Existen atractivos que no han sido explotados satisfactoriamente y que permiten sustentar lo anterior. Las aguas termales de Acámbaro, Abasolo, Valle de Santiago y Salvatierra puedan convertirlos en importantes centros de atracción. Algo similar sucede con el cráter-lago de Yuriria (La Joya), de gran belleza natural, en donde se pueden practicar deportes acuáticos. Además, hay varias poblaciones que cuentan con monumentos de interés histórico y arquitectónico. El sector industrial en Guanajuato merece mención especial. La industria ha registrado un comportamiento vigoroso en los últimos años. Este comportamiento se aprecia aun más cuando se considera que en la actualidad casi todos los Estados del país —por no decir todos— están empeñados en programas de fomento industrial. Sin embargo, pocos son los que han alcanzado logros apreciables y Guanajuato esta entre ellos. Tres factores son los que han contribuido primordialmente en este desempeño industrial de la entidad. Su excelente localización geográfica, su desarrollada infraestructura y su marco institucional y legal favorable. Aunado a ello y para fortalecerlo, cuenta con una abundante disponibilidad de mano de obra y las relaciones obrero patronales son magníficas. Existen además diferentes zonas y ciudades en las que la industria ya esta establecida, hecho que, en muchas ocasiones, representa un atractivo adicional para la mayor parte de las empresas. De acuerdo con los últimos datos disponibles, sin incluir a Petróleos Mexicanos, Guanajuato esta ubicado dentro del país en octavo lugar por lo que se refiere al valor de la producción industrial ($2,281 miles en 1965 contra $870 miles en 1960); también en octavo en cuanto a erogaciones en sueldos, salarios y prestaciones sociales ($353 miles y $168 cinco años antes) y el mismo lugar en niveles de ocupación industrial (paso de 21 personas en 1960 a 45 mil). En lo relativo a la inversión bruta, ($1,665 miles y $865 miles) tiene el noveno lugar en México. La planta industrial del Estado ya puede considerarse diversificada. La fabricación de calzado y la industria del cuero son las mas importantes del país (son también el principal soporte de la vida económica de León, ciudad que ya sobrepasa los 350 mil habitantes). A esas ramas les siguen, la fabricación de productos químicos, la industria textil y la de tabaco. El resto de la actividad esta
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formada por las industrias extractiva y de la construcción (cemento y construcción en general). Dentro de las empresas más importantes, Petróleos Mexicanos (refinería Ing. a. m. Amor en Salamanca) se encuentra una posición preponderante. Es necesario destacar además a Negromex, Montrose Mexicana, Cigarrera el Águila, Campbell’s de México, Química General, Heinz, Del Monte, Empacadora Mexicana, Fertilizantes del Bajío, Cementos del Bajío, Destroyer, Blasito, Fanacal, gece-s.a., La Carolina y Reforma, La Aurora, Titán y Sansón, Pieles Titán, Tenería Búfalo, entre otras. La inversión industrial ha aumentado muy significativamente en los últimos años. De 1960 a 1967, tan solo Petróleos Mexicanos ha erogado $1,940 millones. Salamanca, de hecho, es la población que ha recibido los mayores beneficios de estas inversiones por estar en ella la Refinería y haberse establecido paralelamente varias industrias químicas. Le siguen León e Irapuato. Esta última merece especial atención, debido a que en ella se están concentrando una gran variedad de pequeñas y medianas empresas conectadas con el sector agropecuario y con la rama textil y del vestido. Irapuato presenta condiciones muy favorables para su industrialización. Su localización geográfica es excelente. Sus vías de comunicación —carretera y ferrocarril— son muy amplias, dispone de energía eléctrica suficiente, mano de obra abundante y apta para el trabajo, terrenos con una variada producción agrícola, y cuanta con buen clima. Todo ello esta siendo aprovechado por muchas industrias, que aunque todavía no tienen una gran significación económica, ya le están dando una nueva fisonomía a la plaza. Esta transformación se palpará mejor en un futuro próximo. En muchos sentidos, sin embargo, el esfuerzo de industrialización se ha quedado corto en Irapuato. En 1958, por ejemplo, fue construida por la Comisión Federal de Electricidad la «Ciudad Industrial de Irapuato». Este parque industrial fue dotado absolutamente de todos los servicios necesarios y no obstante ello, hasta la fecha no se han establecido empresas privadas en el. La explicación de este fracaso, se encuentra en los siguientes puntos: su distancia de Irapuato (8 Km.); el elevado costo de los terrenos (pretenden recuperar una inversión que no fue bien planeada); y la existencia de muchas propiedades que prácticamente disponen de los mismos servicios o les resulta mucho mas barato obtenerlos, que tienen un costo por metro cuadrado sensiblemente menor, a escasa distancia de la ciudad. Dentro de la actividad industrial de Irapuato destaca la industria del vestido (45 fabricas de ropa, cinco de ellas importantes), con un capital invertido de poco mas de $60 millones, con un valor de producción de $170 millones y que da ocupación a 4 mil personas aproximadamente. Existen además ocho empacadoras de fresa que industrializan aproximadamente el 60% de la fresa que produce el municipio (este municipio de Irapuato es el principal productor de fresa del país). Durante los meses de Noviembre a Junio trabajan a toda su capacidad y dan ocupación a unas 3 mil personas. La Compañía Cigarrera «El Águila», de la cual dependen unas 800 personas que reciben un millón y medio de pesos por concepto de sueldos y salarios, también se encuentra en esta ciudad. Por ultimo, existe una empresa elaboradora de transformadores, que absorbe fundamentalmente la Comisión Federal de Electricidad, y una serie de empresas (Del Monte) conectadas con la elaboración de productos alimenticios.
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Irapuato es la segunda ciudad en población de la entidad (alrededor de 128 mil habitantes en 1967) y guarda esta misma posición en lo relativo al movimiento comercial. El Gobernador Juan José Torres Landa lanzo durante su periodo de gobierno (que termino el año pasado) un programa muy ambicioso de remozar las ciudades y mejorar los atractivos turísticos e industriales de la entidad. Como resultado de esta campaña, Guanajuato vivió años de gran actividad. Sin embargo, como los ingresos estatales eran bajos: unos $120 millones anuales, tuvo que endeudarse. Al final de su gobierno, dejo una deuda total, avalada por la Secretaria de Hacienda y Crédito Publico, por $575 millones. Pronto se vio que el Estado no tendría fondos para hacer frente a sus compromisos inmediatos. En 1967, se venció un crédito de $80 millones que concedió un consorcio ingles y la Secretaria de Hacienda tuvo que pagarlo. Ante esta situación, se llego a un convenio con el gobierno federal. La deuda se consolidó a 15 años y se acordó que el gobierno estatal pagaría a la Federación $30 millones anuales, mas intereses sobre saldos insolutos, durante los primeros años. Posteriormente, a medida que fueran aumentando los ingresos, subiría el pago progresivamente. El nuevo Gobernador (Manuel M. Moreno) decidió subir algunos impuestos para hacer frente al compromiso, cosa que disgusto profundamente a la población. Sea como fuere, en 1967 la recaudación subió a $148 millones en 1967, contra $124 millones en 1966. Se calcula que, en 1968, la recaudación llegara a unos $175 millones.