Las madres comunitarias del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar comprometidas con la atención integral de los niños en condiciones de pobreza y/o situación vulnerable Aura Pérez Orozco Belkis Cifuentes Bernal1
Resumen Actualmente, son muchos los niños que se encuentran en situación de pobreza y/o situación de vulnerabilidad, amenazados por diversos factores, tales como: maltrato, desnutrición, abandono, violencia, desplazamiento forzoso, entre otros; No obstante, a pesar de esta situación entidades como el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, se interesan en brindar apoyo a la infancia más necesitada, a través de su programa: Hogares Comunitarios, dirigido a niñ@s cuyas edades correspondan entre los dos y los seis años de edad y liderados por las Madres Comunitarias, quienes trabajan por la enseñanza, el cuidado y la protección de los niños que tienen a su cargo. En este artículo se explica como el ICBF, en la búsqueda de la atención integral del infante, pretende generar nuevas actitudes que lleven al cambio de la condición de vida de aquellos en circunstancias de vulnerabilidad, por medio de una educación que concibe al niño como ser integral e involucra a la familia y la comunidad en todo el proceso.
La situación actual de la infancia resulta preocupante, tal como lo señala el Informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, titulado: “La infancia amenazada”: más de mil millones de niños y niñas de nuestro planeta viven en situación de pobreza; 640 millones en los países en desarrollo viven sin una vivienda adecuada; 400 millones no tienen acceso al agua potable (uno de cada cinco), y 270 millones no tienen ningún acceso a los servicios de salud.
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Aura Pérez Orozco. Licenciada en Pedagogía Infantil. Universidad del Norte.
[email protected]
Belkis Cifuentes Bernal.
[email protected]
Licenciada
en
Pedagogía
1
Infantil.
Universidad
del
Norte.
La situación resulta preocupante en un mundo donde se reconoce al niño como sujeto de derecho, como el futuro del mundo. De acuerdo a lo anterior, se debe tener en cuenta que “En los primeros seis años de vida se deciden muchas cosas de manera definitiva para el ser humano. Las complicaciones en la gestación, en el parto y enfermedades evitables o fácilmente curables como las debidas a la falta de higiene y al ambiente malsano, pueden cortar vidas o limitar para siempre las capacidades de una persona. El trato amoroso, el estímulo a aprender por medio de la palabra y el juego, son esenciales para que cada niño y cada niña lleguen a los seis años con el potencial íntegro para ser los excelentes estudiantes y ciudadanos que se formarán para toda la vida” (UNICEF, Colombia 2007). Organizaciones a nivel mundial y nacional que trabajan a favor de la niñez, así como diferentes estudios sobre el desarrollo infantil, reconocen la importancia de la primera infancia o edad preescolar, que oscila entre los 0 y 7 años, la cual se constituye en un período determinante en ese desarrollo, por ende, resultan significativas las experiencias que ocurran en esta etapa, puesto que éstas determinarán la vida posterior del niño. Regularmente, se tiene presente que los esfuerzos que realiza la humanidad van dirigidos al desarrollo espiritual y material del hombre, de la infancia; cada generación aporta a la siguiente más posibilidades para ser felices; es decir, el trabajo de una generación se traduce en sí misma, pero sobre todo en la siguiente. La niñez es la nueva generación que debe ser protegida y desarrollada para que alcance toda su potencialidad, no obstante, lo anterior se encuentra
amenazado
por
diferentes
factores
que
atentan
directa
o
indirectamente contra la niñez: maltrato, desnutrición, abandono, mortalidad infantil, violencia, etc., que les imposibilita desarrollarse plenamente como sujetos que pueden llegar a contribuir en beneficio de la sociedad.
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La situación que aqueja a la niñez no significa que no se estén desarrollando acciones a favor de ella; por el contrario, son muchas las organizaciones que desarrollan estrategias a favor de los niños desamparados en muchos ámbitos, todo ello gracias a los ideales, al deseo, al interés, a la bondad y a la solidaridad de personas que se interesan y preocupan por la realidad que aqueja a muchos inocentes, víctimas de la violencia intrafamiliar, de la pobreza, el desplazamiento forzoso, etc. En correspondencia con lo anterior, surge la necesidad de atender a la población infantil desfavorecida social y económicamente, lo cual condujo a que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF, instaurara los hogares comunitarios, liderados por las Madres Comunitarias, quienes, como agentes educativos del Bienestar Familiar, tienen bajo su responsabilidad la promoción del desarrollo psicosocial, moral y físico de niños y niñas menores de seis años, pertenecientes a los niveles 1 y 2 del Sisbén. Las madres comunitarias, son mujeres que escasamente han finalizado su escolaridad, la mayoría son de escasos recursos económicos para instalar su propio hogar y/o guardería, para brindar atención pertinente y apropiada para el desarrollo de los niños de la comunidad que les son asignados, y de esta manera apoyar a los padres de familia que deben ir a sus trabajos durante todo el día o que, por el contrario, son víctimas del desempleo, desplazamiento, etc., y a los que les resulta fundamental contar con el servicio y compromiso de estas mujeres para que sus hijos puedan recibir la alimentación y cuidados adecuados. Al iniciar los ochenta, la atención de las madres comunitarias se caracterizaba por la existencia unificada de un modelo de intervención no escolarizado, flexible y dinámico. Las actividades realizadas eran desarrolladas a través de centros de interés, reconociéndose así el carácter pedagógico de las
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diversas actividades vividas en el día tras día con los niños y las niñas (Maldonado, 2000). Actualmente, las funciones de las madres comunitarias se desarrollan en torno al Proyecto Pedagógico Comunitario, que las organiza y plantea que las actividades deben girar en torno a los siguientes ejes: -
Comunicar a los niños, por medio de juegos, conocimientos generales,
sobre todo en lo relacionado con la vida en sociedad; -
Hacerles participar en grupo;
-
Permitir a cada niño expresarse individualmente pidiéndole que cuente
anécdotas de su vida o, por qué no, sus sueños (ICBF Website). Es decir, las madres comunitarias, realizan actividades pedagógicas, orientadas a posibilitar las relaciones del niño consigo mismo, con los demás y con el mundo que le rodea, vigilando, además, el desarrollo infantil a través de la aplicación de la escala de valoración cualitativa del desarrollo. En este sentido, en sus actividades, pretenden fortalecer el desarrollo integral de las habilidades en los niños, en los siguientes aspectos:
-
Alimentación: teniendo en cuenta que en ocasiones las familias no tienen
la estabilidad económica para brindar a sus hijos los alimentos necesarios para hacer frente a las necesidades fisiológicas del crecimiento y de los procesos que ocurren en el organismo, el ICBF suministra un complemento alimentario que cubre el 73% de las recomendaciones de calorías y nutrientes. Éste es el beneficio que más valora la familia al momento de llevar a los niños a los hogares comunitarios.
-
Nutrición y salud: en su programa de alimentación, las madres
comunitarias tienen en cuenta los siguientes aspectos: •
Vigilancia del estado nutricional del niño.
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•
Fomento, promoción de la salud y prevención de la enfermedad.
•
Promoción de la inscripción de los niños en los programas de
crecimiento y desarrollo de los organismos de salud. Fomento de la higiene del niño para prevenir enfermedades
•
infectocontagiosas. •
Fomento de la vacunación completa.
•
Suministro de sales de rehidratación oral, para prevenir la
deshidratación que puede producir la enfermedad diarreica aguda. Promoción del uso de otros servicios de salud a los cuales tiene
•
derecho el niño. Coordinación entre los organismos de salud y el hogar comunitario
•
para el desarrollo de acciones específicas requeridas por el niño. Identificación oportuna de la enfermedad diarreica aguda (ICBF
•
Website). Muchos de los aspectos que se mencionan son desarrollados con la participación de los padres de familia orientada a garantizar el cuidado y conservación del bienestar del infante.
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Desarrollo psicosocial: El desarrollo psicosocial está relacionado con la
afectividad, lo cual involucra sentimientos, emociones, esenciales para el desarrollo de habilidades sociales y/o el establecimiento de relaciones intra e interpersonales. Se considera un aspecto relevante para el desarrollo de la autoestima del niño. Sin lugar a dudas, el papel que desempeñan las madres comunitarias es fundamental para muchas familias que se encuentran en situación de riesgo, sin poder siquiera responder a las necesidades básicas de sus hijos. Esto se refleja en las alentadoras cifras que muestran las estadísticas, las cuales indican amplia cobertura: “son 82.000 mil madres comunitarias y esta cantidad no
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cesa de aumentar, ya que son muy solicitadas por familias desplazadas debido a la violencia que azota a Colombia” (ICBF, 2007). Gracias al compromiso y apoyo que ofrecen estas mujeres a la población infantil, se reorienta y revitaliza la responsabilidad de los padres, en la formación y cuidado de sus hijos. El trabajo de las madres comunitarias es un trabajo colaborativo, que involucra no sólo a los padres de los niños que hacen parte de los hogares, sino que además involucra a la comunidad a la cual pertenece el hogar.
BIBLIOGRAFÍA Amar, Guerrero, Macías. (1995). Las Casas Comunales del Niño: “Sembrando el Porvenir”. Anuario Científico. Uninorte. Barranquilla. 1985. Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. ICBF. Ministerio de la Protección Social. Disponible en: http://www.icbf.gov.co UNICEF. (2004, Diciembre). Informe de la UNICEF año 9.
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