B a s a da e n h e c h o s r e a l e s

E s c e n o g r a f i a : R a m o n D e l o s H e r o s I l u m i n a c i o n : C a r l e s Va l e r o M a r i o n e t a s : A n i t a M a r a v i l l

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E s c e n o g r a f i a : R a m o n D e l o s H e r o s I l u m i n a c i o n : C a r l e s Va l e r o M a r i o n e t a s : A n i t a M a r a v i l l a s C o r e o g r a f i a : E d g a r Av i l a Ve s t ua r i o : Ma r i a Ar au j o P i an o : A n d r e u G a l l e n Vi o l i n : Vi c t o r P e r e z Clarinete: Victor Mirallas Contrabajo: Francisco Mestre

B a s a da e n h e c h o s r e a l e s

La Vampira del Raval De Josep Arias Velasco Música Albert Guinovart Un espectáculo de Jaume Villanueva Actores Pep Cruz Mercè Martínez Roger Pera Jordi Coromina Mingo Ràfols Valentina Raposo Sustitutos Maria Torras Xavi Gamazo Inés Alarcón Músicos Piano Andreu Gallén Violín Víctor Pérez Clarinete Víctor Mirallas Contrabajo Francisco Mestre Dirección musical Andreu Gallén

Equipo Artístico

Equipo de producción

Dirección de arte Jordi Ribera

Producción ejecutiva Jordi Gimeno

Coreografía Edgard Ávila

Ayudante de producción Raúl Gallegos

Maestro de marionetas Valentina Raposo

Peluquería Santos

Escenografía Ramon de los Heros

Construcción Escenografía Cele Déjame Helder Gálvez David Moreo Oscar Badia Oleguer Enrique Conde Jordi Fuster Carlos Fernández “Chuky”

Vestuario Maria Araujo Caracterizaciones Toni Santos Iluminación Carles Valero Ilustración Ana Belén Martínez

Vestuario Lluís G. Zarroca Atuendo

Diseño Gráfico Eduard Rojo

Comunicación Xtrategium Carmen Vicente

Fotografía David Ruano

Asesoría legal Mitanni Abogados asociados

Ayudante de dirección Lluís Parera

Difusión y redes sociales Teatralnet

Una producción de Octubre Teatral

Sinopsis Ambientada en la Barcelona de 1912, 'La Vampira del Raval' relata -en clave de musical burlesco tragicómico- la tenebrosa vida de Enriqueta Martí, personaje real que secuestraba, prostituía y sacrificaba niños y niñas del barrio del Raval, con el objetivo de satisfacer les necesidades eróticas y terapéuticas de la buena sociedad barcelonesa. El secuestro de la niña Teresita Guitart será el punto de partida del final de la Vampira y de sus actividades siniestras.

La Barcelona del 1912 En Barcelona, más conocida como ‘la Perla del mediterráneo’ y tres años después de la Semana Trágica, los ciudadanos estaban preocupados por la desaparición de una niña de cinco años llamada Teresita Guitart. Mientras que la prensa intentaba dar todo tipo de detalles sobre este triste suceso, el Gobernador Civil trataba de convencer a todos que era completamente falso el rumor que se estaba extendiendo por Barcelona sobre la desaparición durante los últimos meses de niños y niñas de corta edad, que según las malas lenguas habrían sido secuestrados…

Canciones Primer acto Callejas de Barcelona Aún soy joven Sherlock Holmes del Raval (Ribot el terrible) Ya no soy Queta Canut el pringao La chismosa La Vampira del Raval

Segundo acto Canción del fin del mundo En las venas Pobre Pepito Vaya jeta Sueños de pureza Los tres pilares de la sociedad

Sinopsis Argumental por Josep Arias Velasco La Vampira de la calle Ponent, tragedia con revestimiento de melodrama, está basada en hechos reales acontecidos en la Barcelona de comienzos del siglo XX. Durante los primeros meses del año 1912 –todavía abiertas las heridas de la Semana Trágica, reciente el fusilamiento de Ferrer i Guàrdia– se generó por aquella Barcelona oscura y atemorizada el rumor que una mujer siniestra secuestraba a niños y niñas por los alrededores de la Rambla. Las descripciones de los testigos eran discordantes. Unos hablaban de una mujer harapienta con ademanes de mendiga. Otros describían una dama elegantemente ataviada que se llevaba a los pequeños con golosinas y halagos. La opinión pública se alertó. Los diarios exigían acciones inmediatas a las autoridades. Era Gobernador Civil de Barcelona el político gallego Manuel Portela Valladares, quien años después, en 1935, suspendido el Estatut y encarcelado el Gobierno presidido por Lluís Companys, sería Gobernador General de Catalunya. (Manuel Portela es personaje entre bastidores de nuestro melodrama, del cual mueve algunos hilos). Días después, el policía Ribot, personaje real de este mismo nombre, procedía a la detención, en un entresuelo del número 29 de la calle Ponent (hoy Joaquín Costa), de Enriqueta Martí, una mujer de quien se sabía que pedía limosna en la puerta de una iglesia del Raval. Ribot no poseía en aquel momento orden judicial. Por eso, entró en el piso con el pretexto que unos vecinos habían denunciado que Enriqueta tenía gallinas. La delatora de Enriqueta fue Claudina Elias, una chismosa de vecindario, el nombre de la cual nos ha sido transmitido por los diarios de la época. Al autor del melodrama le gusta imaginarse a Claudina Elías como una mujer cínica, de la alcurnia de Diógenes de Sinope. Y ésta es la imagen que intenta transmitir. El comisario de policía que ordenó la detención de Enriqueta se llamaba José Millán Astray. Exacto, era la misma persona que, 22 años más tarde, en un acto presidido por el rector Unamuno en la Universidad de Salamanca, en presencia de doña Carmen Polo de Franco, dio el grito de “¡Muera la inteligencia y viva la muerte!” El personaje de Millán Astray es el único del melodrama que habla castellano. De este modo, el autor cumple una Real Orden de la época de Isabel II –y que probablemente sigue vigente– según la cual, en todas las obras de teatro que se representen en Catalunya tiene que haber, como mínimo, un personaje que hable castellano. Avanzadas las investigaciones se descubrió que la Vampira explotaba un burdel infantil en la Vila de Gràcia y que –industriosa como era– aprovechaba la sangre y otros residuos orgánicos de los niños, que accidentalmente morían en su casa, con finalidades filantrópicas: fabricaba ungüentos destinados a la curación de tísicos y otros enfermos.

Otro personaje real del melodrama fue el marido de la Vampira, Joan Pujaló, artista pintor, simpatizante del anarquismo, vegetariano, naturista, y probablemente esperantista. En el momento de los hechos, hacía años que marido y mujer vivían separados. Se puede suponer que Pujaló, quien, como buen hombre de izquierdas, tenía vocación de redentor, redimió a Enriqueta, extrayéndola de un prostíbulo del Raval. Parece ser, sin embargo, que la mujer era contraria a la redención pasiva, de forma que acabó volando por su cuenta. En realidad, Enriqueta murió linchada por sus compañeras de prisión, antes de ser juzgada. Es verosímil que el inductor de aquel acto de justicia popular fuera el gobernador Portela (que en el cielo esté). A las autoridades de la época, como a las de ahora, no les gustaba que los políticos y otros prohombres se pudieran ver implicados en escándalos públicos. En nuestro melodrama, la Vampira es ejecutada en escena por el elegante sistema del garrote vil. Este desenlace, además de ser más melodramático, da pie a la escena de la rea en capilla, inspirada en ‘El horroroso crimen de Peñaranda del Campo’, de Pío Baroja. A continuación, viene la canción ‘Los tres pilares de la sociedad’ (el juez, el cura y el verdugo), que tiene como fuente de inspiración el cuplé de los tres ratas de ‘La Gran Vía’. La prensa de la época iba repleta de rumores sobre la existencia de una libreta donde la Vampira anotaba los nombres de sus clientes, gente de la buena sociedad barcelonesa. En nuestra ficción, la famosa libreta juega un papel importante, parecido al del pañuelo de la ‘Desdèmona’. El policía Ribot encuentra en un registro la libreta. Cuando el policía se presenta muy satisfecho con su hallazgo ante el comisario Millán Astray, éste quema el documento tirándolo a una estufa. Posteriormente, ofrece al eficaz agente de la autoridad un merecido ascenso como salario del silencio. El autor del melodrama, ‘malvado amateur’, quiere rendir, con su obra, un homenaje de admiración a los grandes malvados profesionales del pasado, imitadores del divino marqués de Sade. Enriqueta Martí tuvo un destino trágico. Su biografía la arrastraba fatalmente hacia el abismo. Vendida por su madre a un padrino baboso cuando tenía 12 años, ya era carne de burdel al llegar a la adolescencia. La redención ‘pujalesca’ le dio un nuevo impulso. Su sensualidad y su codicia hicieron el resto. Así es como inició una meritoria y prometedora carrera criminal. Pero ella no se sentía culpable, sino víctima.

“Tan sólo somos títeres los hombres, las mujeres Títeres movidos por los hilos del Destino Las mujeres, los hombres tan sólo somos juguetes Que maneja Dios con su enorme dedo ... Yo soy inocente, Dios es el Diablo Yo soy inocente, Dios es el verdugo” Si el autor fuera un hombre biempensante y como es debido, se sentiría tentado de hacer que los auténticos traidores del melodrama fueran los clientes de la Vampira. Pero, ¿cómo desaprobar la conducta del apacible Marqués, protector de la infancia desvalida, pederasta por exceso de sensibilidad? ¿O la del abogado tísico Vallvé, que tragó la sangre de Pepito por amor a la vida? Como escribió el poeta, dentro de las venas (de las de Vallvé) la vida es la sangre. Respeto a las autoridades, el gobernador Portela y el comisario Millán Astray tampoco podían hacer otra cosa que la que hicieron: adaptar su comportamiento a la virtud de la prudencia que, desde el tiempo de Poncio Pilatos hasta nuestros días, siempre ha sido propio de las autoridades. En referencia al Ser Supremo, a quien la Vampira atribuyó, blasfemamente, la culpabilidad, tampoco carece de coartada. Poco antes del instante infinito del traspaso, cuando la pobre Enriqueta vislumbraba ya la Eternidad, cantó: “(…) Cuando yo estudiaba todo el mundo me quería El cielo de la Rambla estaba repleto de luz(…)” El autor del melodrama desea de todo corazón que la luz sea con todos nosotros: con los buenos y con los malvados. Y está seguro que así será. El esquizofrénico Nietzsche escribió: “(…)El dolor dice: “Pasa y acaba”. Pero la alegría quiere Eternidad. Quiere profunda Eternidad” Y ésta es la coartada de Dios

Josep Arias Velasco  

Enriqueta Marti: La Vampira del Raval Enriqueta Martí Ripollés nació en Sant Feliu de Llobregat en 1868. De muy joven, se traslada desde su ciudad natal hacia Barcelona donde trabajará como niñera, pero pronto empieza a ejercer la prostitución, tanto en burdeles como en otros lugares como el Puerto de Barcelona o el Portal de Santa Madrona. Al 1895 se casa con un artista, un pintor llamado Joan Pujaló, pero el matrimonio no funcionaba y no dejó de frecuentar los ambientes de prostitución ni el mundo de la gente de mala vida. Enriqueta llevaba una doble vida. Durante el día mendigaba y pedía en casas de caridad, conventos y parroquias, vistiendo harapos y llevando en ocasiones niños de la mano a los que hacía pasar por sus hijos. Posteriormente, los prostituía o los asesinaba. No tenía ninguna necesidad de mendigar ya que su doble trabajo como proxeneta y prostituta le daban suficiente dinero para vivir sin problemas. Por la noche, se vestía con ropas lujosas, sombreros y pelucas, y se hacía ver en el Teatro del Liceo, el Casino de la Arrabassada y otros lugares donde acudía la clase acomodada de Barcelona. Es probable que en estos lugares ofreciera sus servicios como proxeneta especializada en criaturas. En 1909, fue detenida en su piso de la calle Minerva de Barcelona acusada de regentar un burdel donde se ofrecían servicios sexuales de niños de entre 3 y 14 años. Junto a ella, fue detenido un joven de una familia de alta posición social. Gracias a sus contactos con altas personalidades barcelonesas que contrataban sus servicios como proxeneta infantil, Enriqueta nunca tuvo un juicio por el asunto del burdel y el proceso se perdió en el olvido judicial y burocrático. Al mismo tiempo que hacía de proxeneta de niños, también ejercía la profesión de curandera. Los productos que utilizaba para fabricar sus remedios estaban compuestos por restos humanos de las criaturas que mataba, que llegaban incluso a ser desde niños de pecho hasta criaturas de nueve años. De estos niños, lo aprovechaba casi todo: la grasa, la sangre, los cabellos, los huesos… que transformaba en ungüentos para curar enfermedades y por los que la gente de clase alta pagaba grandes sumas de dinero. En el momento de su última detención se encontraron en su piso del barrio del Raval, concretamente en el número 29, entresuelo primera de la calle de Ponent (hoy Joaquín Costa), y en diferentes pisos de Barcelona donde había vivido, los huesos de un total de doce niños. Los forenses tuvieron mucho trabajo ya que quedaban pocos restos y consiguieron diferenciar un total de doce niños.

El 10 de febrero de 1912 secuestró su última víctima: Teresita Guitart Congost. Durante dos semanas todo el mundo la buscó y, en esta ocasión, hubo una gran indignación popular ya que se demostraba que el temor de la población era cierto y que las autoridades habían sido extremadamente pasivas con este tema. Sería una vecina cotilla, Claudia Elías la que encontraría la pista de Teresita. El 17 de febrero vio a una niña con el cabello rapado mirando desde una ventana del patio interior de su escalera, en el piso donde vivía Enriqueta. La vecina sospechó de su actitud y habló con la policía. El 27 de febrero, con la excusa de una denuncia por tenencia de gallinas en el piso, el brigada Ribot y dos agentes más fueron a buscar a Enriqueta, que se encontraba en el patio de la calle de Ferlandina. Haciéndole saber la denuncia, trajeron a la asesina hasta su piso. Ella se mostró sorprendida, pero no opuso resistencia, probablemente para no levantar sospechas. Cuando entraron los policías, encontraron a dos niñas en el piso. Una de ellas era Teresita Guitart Congost y la otra, una niña llamada Angelita. Teresita fue devuelta a sus padres, después de haber declarado. La secuestradora sostenía que Angelita era hija suya y de Joan Pujaló. El marido de Enriqueta se personó ante el juez por voluntad propia solamente para saber sobre la detención de su esposa y declaró que hacía años que no vivía con ella, que no habían tenido hijos y que no sabía de donde había salido la pequeña. Al final, Enriqueta declaró que la había cogido cuando era una neonata de su cuñada, a la cual le hizo creer que la niña había muerto al nacer. Enriqueta Martí Ripollés fue detenida e ingresada en la prisión Regna Amalia, institución demolida en 1936. Enriqueta fue encarcelada, a la espera de juicio. Intentó suicidarse cortándose las venas con un cuchillo de madera, lo que hizo estallar la indignación popular porque la gente quería que Enriqueta llegara a juicio y fuera ajusticiada en el garrote vil. Pero Enriqueta nunca llegó a juicio por sus crímenes. Un año y tres meses después de su detención y pasada la indignación popular, llegó su muerte, el 12 de mayo de 1913, oficialmente por una larga enfermedad, pero en realidad fue como consecuencia de una brutal paliza que le dieron algunas compañeras de la prisión en un patio del penal. Su asesinato no dio la oportunidad de que se supiera toda la verdad en un juicio y todos los secretos que escondía, a pesar de que siempre ha habido la sospecha de que entre los clientes de sus servicios había personalidades muy importantes de Barcelona. La secuestradora y asesina fue enterrada con toda discreción en la fosa común del cementerio del suroeste, situado en la montaña de Montjuïc de Barcelona. Enriqueta Martí ha sido, posiblemente, la asesina en serie más mortífera que ha habido en España.

La Vampira del Raval basada en hechos reales por Sebastia Arbo

Equipo Artistico Josep Arias Velasco Nacido en Valladolid (1934), punta occidental de los Países Catalanes, reside en Barcelona desde 1968. Entre 1968 y 1974 intentó, sin ningún éxito, ser autor teatral. Llegó a estrenar cinco obras en castellano, todas con malas críticas. Una de ellas, “La corrida de toros”, a pesar de la justa crítica, obtuvo una mención especial del jurado del Festival de Sitges de 1970. Inspector de Hacienda arrepentido, autor teatral fracasado, mal padre y pésimo ajedrecista, todavía se va ganando la vida, a pesar de su abusiva edad, haciendo de abogado. El musical La Vampira del Raval, basado en hechos verídicos sucedidos a comienzos del siglo XX, es una obra bastante bestia. Josep Arias Velasco tiene dos otras obras –no menos bestias– en el cajón: “Nupcias”, reescritura bilingüe de una obra escrita en castellano en 1970, y “Kruel After Cirkus”, escrita en lengua europea mezclada.

Jaume Villanueva Debutó en la dirección en 1982 con Zoo Story, de Edward Albee. Este mismo año ganó el premio Adrià Gual al mejor proyecto de dirección por La desaparición de Wendy, de Josep M. Benet i Jornet, y protagonizada por Martí Galindo y Loles León, que consiguió un gran éxito de público y crítica en Madrid y en Barcelona. Sólo dirige cuando se siente íntimamente implicado con las obras que selecciona. Amor a mitges, de Allan Aikbourn; El supervivent, de Manuel Vázquez Montalbán; La veu humana, de Jean Cocteau; la Carpa Barcelona para la Olimpiada Cultural; Tirant lo Blanc; 1789, La Revolució para Catalunya Ràdio, son algunas de sus producciones más personales. Gracias a Con Belisa, fundamentado en Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, de Federico García Lorca, fue nominado como mejor director visitante por la Association of Entertainment Critics of New York (ACE), después de una extensa gira por las ciudades mas importantes de Estados Unidos y México, donde inauguró el Festival Cervantino. Su espectáculo El llanto, otro Lorca nominado dos veces a los premios MAX (2009 y 2010), ha sido aclamado unánimemente por el público y la crítica nacional e internacional. Su último montaje, Gusev, un conte de Txèkhov, se representó en el Espai Brossa de Barcelona.

Albert Guinovart Formado musicalmente en el Conservatorio Superior Municipal de Música de Barcelona, marchó a Londres a estudiar con la pianista y pedagoga Maria Curcio. Su actividad musical se divide en diferentes vertientes: composición, orquestación, docencia e interpretación pianística. En sus recitales como solista combina sus propias obras con un gran repertorio pianístico, especialmente del periodo romántico y de la música española. Por otro lado, su catálogo de obras como compositor incluye las óperas Atzar y Alba Eterna, el ballet Terra Baixa, abundante música sinfónica y una prolífica producción de cámara. Sería necesario destacar también sus espectáculos de teatro musical: Mar i Cel (1988 y 2004), premio Max a la mejor composición en 2006, Flor de nit (1992), Desconcerto grosso (1994), Gaudí, el musical de Barcelona (2003) y Paradís (2005). Finalmente, y dentro del terreno audiovisual, ha compuesto también algunas de las sintonías televisivas más características de la televisión catalana, destacando Nissaga de poder, Mirall trencat o El cor de la ciutat.

Imágenes

Criticas “Fresco, divertido y canalla. Espléndido” (Joan-Anton Benach) · La Vanguardia

“La vampira del Raval es una apuesta propia, original y arriesgada. Con libro de Arias Velasco y música de Guinovart, la función ha sido un éxito sorpresa en Barcelona” (Marcos Ordoñez) · El País

“Un gran reparto hace brillar un montaje con una música acertada de Albert Guinovart” (César López Rosell) · El Periódico

“Ya podéis correr a ver el musical autóctono más entretenido e instructivo de estas fiestas” (Francesc Masip) · El Punt Avui

“Es una de las mejores cosas que le han pasado al teatro musical catalán en mucho tiempo” (Ramón Olivé) · Què fem?

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