B O R R A D O R. 3. Aves Esteparias en Andalucía B O R R A D O R. 3.1 El carácter estepario en aves

BORRADOR 3. Aves Esteparias en Andalucía Libertad de la luz, damas altas, calandrias… Jorge Guillén. Los Aires. 3.1 El carácter estepario en aves La

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B O R R A D O R. Bases y Criterios para la Conservación de las Aves Esteparias en Andalucía B O R R A D O R
BORRADOR Bases y Criterios para la Conservación de las Aves Esteparias en Andalucía BORRADOR Osuna Diciembre de 2003 BORRADOR BORRADOR BORRADO

R E T R A T O D E M A R T A R O B I N
RETRATO DE MARTA ROBIN Jean Guitton Título original francés: “Portrait de Marthe Robin” Bernard Grasset. París. PREFACIO ............................

comisaria: cristina c a r r i l l o d e a l b o r n o z
CAT_wenders.indd 1 19/10/09 14:04:50 CAT_wenders.indd 2 19/10/09 14:04:50 comisaria: cristina carrillo de albornoz CAT_wenders.indd 3 19/10/09

M A R C O D E T R A B A J O
. MARCO DE TRABAJO 10 I T G OVERNANCE I NST IT UT E MARCO DE TRABAJO COBIT MARCO DE TRABAJO COBIT LA NECESIDAD DE UN MARCO DE TRABAJO PARA EL CON

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3. Aves Esteparias en Andalucía Libertad de la luz, damas altas, calandrias… Jorge Guillén. Los Aires.

3.1 El carácter estepario en aves La silueta de un Águila real (Aquila chrysaetos) planeando sobre la estepa cerealista en la Hoya de Guadix es una estampa habitual, tan frecuente como la del Águila perdicera (Hieraaetus fasciatus) haciendo lo propio en los Campos de Níjar. Ambas utilizan diariamente los espacios abiertos, sobrevuelan y cazan la estepa, pero no por ello parece razonable incluirlas en un listado de aves esteparias. Por eso tales imágenes, lentas y propensas a la reflexión, bien pueden servir para plantearse hasta donde llega el límite de lo que intuitivamente se entiende como aves esteparias. La estepa es utilizada por las aves para reproducirse o invernar, puede funcionar como una tesela del mosaico de hábitats utilizados en un mismo momento fenológico, o bien emplearse tan sólo de forma testimonial en Andalucía. Evidentemente, el uso que le den a la estepa los individuos de una determinada especie determina su condición y consideración esteparia. Así, algunas aves utilizan exclusivamente los medios esteparios a lo largo de todo su ciclo vital, caso por ejemplo de la Alondra de Dupont (Chersophilus duponti) o la Avutarda común (Otis tarda), si bien los modelos de hábitat de ambas son distintos: estepa leñosa la primera y herbácea la segunda. Otras especies ocupan mayoritariamente las estepas pero tienen poblaciones nidificantes en medios distintos, como por ejemplo el Aguilucho cenizo (Circus pygargus) o el Alcaraván (Burhinus oedicnemus). Algunas son también muy significativas de los medios abiertos pero mantienen una parte importante de sus efectivos en otro tipo de hábitats, caso de ambas cogujadas (Galerita cristata y G. theklae). Por último existen algunas especies que utilizan una amplia variedad de hábitats, generalmente con la única premisa de encontrarse nula o escasamente arbolados pero alcanzan sus mayores densidades en Andalucía en enclaves que son típicamente esteparios, como por ejemplo la Curruca tomillera (Sylvia conspicillata) o la Collalba negra (Oenanthe leucura). Todas ellas son consideradas aquí como aves esteparias, propias de medios abiertos, desarbolados, sobre relieves llanos o suavemente quebrados. La mayoría comparten además una característica común: nidificar en el suelo o en pequeños arbustos, a muy escasa altura sobre éste. La Collalba negra es una excepción, como también lo son especies tales como el Cernícalo primilla o la Carraca europea, ambas sin embargo muy vinculadas a hábitats esteparios donde utilizan elementos verticales del paisaje para nidificar. El primero mayoritariamente en las estepas cerealistas donde cría en construcciones humanas, siendo más abundante en el Valle del Guadalquivir, y la segunda en las estepas leñosas, predominantes en Andalucía oriental, en las que emplaza sus nidos también en construcciones aisladas y en las terreras de las ramblas. Aunque ocupan otros medios, ambas especies son más abundantes en los ecosistemas estépicos andaluces, donde alcanzan sus mayores densidades. Por tanto, en este trabajo se consideran aves esteparias en Andalucía, en un sentido amplio, las que mantienen la totalidad o la mayoría de sus efectivos en hábitats esteparios, así como aquéllas otras que aún ocupando de forma significativa hábitats distintos en la región

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alcanzan sus mayores densidades en la estepa. De esta forma se excluyen especies que utilizan solo ocasionalmente las estepas o para las que éstas no constituyen su hábitat principal en Andalucía, por ejemplo la Perdiz roja (Alectoris rufa), la Codorniz común (Coturnix coturnix) o el Bisbita campestre (Anthus campestris). También quedan excluidas las rapaces que emplean los medios esteparios pero nidifican generalmente fuera de éstos, en los hábitats serreños vecinos, caso de las águilas antes mencionadas o de otras como la calzada (Hieraaetus pennatus) y la culebrera europea (Circaetus gallicus).

3.1.1. Las especies esteparias en Andalucía Siguiendo este criterio amplio para admitir su condición estépica, las aves esteparias de Andalucía suponen una veintena de especies. Doce de ellas pájaros, en su mayoría pertenecientes a la familia de los aláudidos (siete especies), y el resto no paseriformes, entre las que concurren dos falconiformes, dos gruiformes, dos pterocliformes, un caradriforme y un coraciforme. En la Tabla 3.1 se indican las 20 especies de aves esteparias consideradas en Andalucía, así como su estado de conservación regional, nacional y europeo. El estado y problemática de conservación se tratará con mayor profusión más adelante, pero sirva aquí para reconocer tempranamente la gran fragilidad de este grupo. Un conjunto de aves para el que la totalidad de especies no paseriformes y casi la mitad de los paseriformes está catalogada con algún nivel de riesgo, en lo que es una proporción de especies amenazadas muy superior a la que se puede encontrar en cualquier ornitocenosis de medios arbolados en Andalucía (Franco y Rodríguez, 2001).

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Especie Aguilucho cenizo Cernícalo primilla Sisón común Avutarda común Alcaraván común Ganga ortega Ganga ibérica Carraca europea Alondra de Dupont Calandria Terrera común Terrera marismeña Cogujada común Cogujada montesina Alondra común Collalba rubia Collalba negra Curruca tomillera Camachuelo trompetero Triguero

Andalucía*

España**

Europa***

Vulnerable Casi amenazada Vulnerable En peligro crítico Vulnerable En peligro Vulnerable Casi amenazada En peligro No amenazada No amenazada Casi amenazada No amenazada No amenazada No amenazada No amenazada Casi amenazada Datos insuficientes Casi amenazada No amenazada

Vulnerable Vulnerable Vulnerable Vulnerable Casi amenazada Vulnerable Vulnerable Vulnerable En peligro No amenazada Vulnerable Casi amenazada No amenazada No amenazada No amenazada Casi amenazada No amenazada No amenazada Casi amenazada No amenazada

No amenazada Vulnerable Vulnerable En declive Vulnerable Vulnerable En peligro En declive Vulnerable En declive Vulnerable Vulnerable En declive Vulnerable Vulnerable Vulnerable En peligro No amenazada Rara No amenazada

Directiva Aves I I I I I I I I I I I

I

I I

TABLA 3.1. Aves esteparias presentes en Andalucía. Se indica la categoría del estado de conservación en Andalucía (Franco y Rodríguez, 2001)*, España (Madroño et al., en prensa)** y Europa (Heath et al., 2000)***, así como la inclusión en el Anexo I (especies objeto de medidas de conservación del hábitat) de la Directiva 79/409 relativa a la Conservación de Aves Silvestres.

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BORRADOR Estas especies se distribuyen conformando unas comunidades orníticas en las estepas estrechamente vinculadas con la estructura de la vegetación y, en menor medida en Andalucía, según un gradiente biogeográfico y climatológico, factores todos que responden a los grandes patrones de distribución en la Península Ibérica y que confieren un gran valor predictivo al paisaje y su localización geográfica sobre las comunidades de aves esteparias (Suárez et al., 1991; Tellería, 1996). Muchas de ellas corresponden a formas de vida evolucionadas en ambientes áridos, correspondiendo a grupos con centros de especiación en el vecino continente africano (Cramp, 1988; Del Hoyo et al., 1997), con lo que muestran una gran singularidad biológica y ecológica en el contexto europeo. Una originalidad que se añade a su valor de conservación como especies que suponen una aportación exclusiva o casi exclusiva de España y Andalucía a la biodiversidad en la Unión Europea (Heath et al., 2000). Y unas especies, además, que debido a la acción humana han sufrido importantes reducciones en su área de distribución y número de efectivos durante el último siglo, pero de una forma especialmente intensa en los últimos treinta años (Pleguezuelos, 1991; Yanes, 1994; Franco y Rodríguez, 2001). Éstas y otras características de las aves esteparias se abordan en los siguientes apartados.

3.2. Las comunidades de aves esteparias

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3.2.1. Hábitats y aves esteparias

La estructura del hábitat tiene un gran valor predictivo sobre las ornitocenosis esteparias en un determinado ámbito biogeográfico. La selección de hábitat de las distintas especies, determinada en gran medida por la estructura de la vegetación, constituye un factor fundamental en la presencia o ausencia de determinadas especies así como en la configuración misma de la comunidad. Buena parte de las especies se muestran por lo general estrechamente vinculadas a un determinado modelo de paisaje estepario. En la Figura 3.1 se pretende sintetizar de un modo general este patrón de selección de hábitat en Andalucía. Así, un conjunto de especies ocupa de forma exclusiva o casi exclusiva aquellas estepas dominadas por el elemento vegetal herbáceo, generalmente tierras de cultivo pero también pastizales. Otro grupo, en el extremo opuesto del gradiente estructural, muestra preferencia por los territorios dominados por matorral estepario. Por último, el resto de aves se encuentran indistintamente en uno u otro, caso por ejemplo de las dos especies de gangas, ambas granívoras que emplazan sus nidos fuera de las tierras en cultivo pero sin embargo utilizan frecuentemente rastrojos y sementeras como fuente de alimentación (Suárez et al., 1999 a). En el caso de las estepas cerealistas, se ha mostrado para diversas especies que es muy importante un cierto nivel de heterogeneidad espacial. Las grandes extensiones de cultivo intensivo, configuradas por parcelas de gran tamaño, con poco barbecho y escasa alternancia de cultivos, no permiten el asentamiento de comunidades diversas y tienen una escasa calidad como hábitat de las especies amenazadas, incluso de aquellas más ligadas al modelo de estepa herbácea (Díaz et al., 1993; Martínez, 1994; De la Riva, 1995; Martínez y de Juana, 1996). Por el contrario, cuando el mosaico cerealista incluye teselas de matorral estepario el hábitat suele adquiere una mayor calidad, incorporando especies propias de este tipo de medios, como la terrera marismeña (Garza et al., 1989), e incrementando la abundancia de otras como el Alcaraván o la Ganga ortega (Barros, 1995; Suárez et al., 1999 b).

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BORRADOR Aguilucho cenizo Cernícalo primilla Sisón común Avutarda común

Ganga ortega Ganga ibérica Alcaraván común Carraca europea

ESTEPAS CEREAL/ PASTIZALES

Alondra de Dupont Terrera marismeña Collalba negra Curruca tomillera Camachuelo trompetero

ESTEPAS LEÑOSAS

FIGURA 3.1. Patrón general de selección de hábitat a nivel paisajístico de las aves esteparias amenazadas en Andalucía

Ahora bien, únicamente desde esta perspectiva estructural Andalucía resulta más “vacía” de lo esperable en lo que respecta a las aves esteparias. Por ejemplo, en esta Comunidad son escasas las alondras reproductoras que sin embargo tapizan de forma casi uniforme las tierras calmas de ambas mesetas ibéricas. También a Andalucía oriental le faltan avutardas comunes y gangas ibéricas que ocupen los hábitats todavía propicios de sus estepas cerealistas interiores. Ello no resta valor predictivo a la estructura del hábitat sino que tales circunstancias se deben a otros dos factores que deben considerarse simultáneamente: Uno el elemento biogeográfico y el otro la acción humana. Por un lado la circunstancia biogeográfica, ya apuntada anteriormente, explica la gran importancia de Andalucía en cuanto a formas de vida esteparia, en mayor medida aún en otros taxones que entre las aves, debido a su proximidad al continente africano y al vínculo físico que existió entre ambos continentes precisamente a través de Andalucía (ver apartado 2.2.2). Pero también motiva la rarefacción de especies como la Alondra común, con un centro de distribución más septentrional y alejado de Andalucía (Cramp, 1988), donde cría únicamente en tierras altas y el litoral onubense, éste último uno de los territorios andaluces de mayor influencia atlántica. Por otro la acción humana, que inicialmente debió favorecer la expansión de las aves esteparias mediante la roturación y puesta en cultivo de extensísimas superficies originariamente forestales y que actúa en las últimas décadas en sentido inverso, constituyendo la causa de desaparición local de muchas especies, inicialmente por persecución directa, caso de la Avutarda común y probablemente de la Ganga ibérica (Alonso et al., 2003; Pleguezuelos, 1991), y después ya fundamentalmente a través de la intensa transformación del hábitat.

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3.2.2. Ornitocenosis esteparias en Andalucía La cuantificación de las comunidades de aves esteparias en Andalucía ha sido objeto de algunos trabajos previos. Siguiendo el mismo criterio que en la distribución de las aves esteparias (apartado 3.4), tan sólo se han considerado aquellos censos correspondientes a la época de reproducción publicados, o inéditos cuando se ha tenido acceso a éstos, cuyo trabajo de campo fuera posterior a 1985. Igualmente sólo se tuvieron en cuenta aquellos trabajos con

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una metodología de censo lineal basada en el taxiado. De esta forma se han considerado muestreos en nueve localidades andaluzas distintas, seis de ellas correspondientes a estepas leñosas (Garza et al., 1987; Hódar, 1996 a; Nevado et al., 1997) y tres a estepas cerealistas (Hódar, 1996 b; Nevado et al., 1997). En la Figura 3.2 se sintetizan los principales parámetros de estas comunidades. Abundancia de Aves en Estepas Cerealistas vs. Estepas Arbustivas 65

55

Aves/10 Has

45

35

25

15

5

Estepas Cerealistas

Estepas Arbustivas

±1.96*Std. Err. ±1.00*Std. Err. Mean

BORRADOR Riqueza de Aves en Estepas Cerealistas vs. Estepas Arbustivas 26

Nº de Especies

22

18

14

10

6

Estepas Cerealistas

Estepas Arbustivas

±1.96*Std. Err. ±1.00*Std. Err. Mean

Diversidad de Aves en Estepas Cerealistas vs. Estepas Arbustivas 3,4

Índice de Shannon y Weaver (1949) -log2-

3,0

2,6

2,2

1,8

1,4

1,0

Estepas Cerealistas

Estepas Arbustivas

±1.96*Std. Err. ±1.00*Std. Err. Mean

FIGURA 3.2. Principales parámetros (abundancia de aves, riqueza y diversidad) de algunas comunidades de aves esteparias en Andalucía sobre estepas cerealistas (n= 3) y leñosas (n= 5), durante el período reproductivo. Calculado sobre los datos de Garza et al., (1989), Hódar (1996 a; 1996 b) y Nevado et al. (1997).

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BORRADOR La densidad relativa de aves resulta por lo general mayor en las estepas leñosas, más ricas también en especies. La diversidad, medida según el índice de Shannon y Weaver, es en promedio similar en ambos tipos de estepas si bien la variabilidad de este parámetro es muy superior en las estepas leñosas. Aunque el tamaño muestral es pequeño, las comunidades del cereal parecen resultar más similares entre sí que sus homólogas leñosas, más sujetas a variaciones estructurales y con mayor variabilidad también en el paisaje según localidades. En todos los censos los paseriformes constituyen el orden de aves más abundante, circunstancia por otro lado común a cualquier hábitat y localidad andaluza. Sin embargo, lo que resulta un patrón más específico de los medios estructuralmente simples como son las estepas es la notable dominancia de unas pocas especies (Figura 3.3). Tal dominancia alcanza, por ejemplo, a que en una localidad cerealista granadina tan sólo dos especies supusieran tres cuartas partes del total de aves (Hódar, 1996 b) y, más aún, que en determinadas estepas almerienses esta dominancia supere el 90% (Nevado et al., 1997). La similitud entre sí de las comunidades de aves de las estepas cerealistas se refleja también en todos los casos en que las dos especies dominantes son siempre las mismas: un binomio integrado por la Terrera Común y la Calandria. Esta constancia no existe entre las estepas leñosas pues, aún cuando la Cogujada montesina suele ser la especie más abundante, comparte su dominancia con distintas especies según localidades, caso de la Terrera marismeña, la Curruca tomillera e incluso la Alondra de Dupont.

BORRADOR Dominancia Frecuencia

Frecuencia

Dominancia 100% 50% 0% 1

2

3

ESTEPAS CEREALISTAS

Dominantes

Resto

100% 50% 0% 1

2

3

ESTEPAS CEREALISTAS

Dominantes

Resto

FIGURA 3.3. Dominancia de las dos especies más abundantes en primavera, expresada como frecuencia acumulada entre ambas sobre el total de la densidad de aves en la comunidad, para distintas localidades cerealistas y leñosas de Andalucía. Fuente: Garza et al., (1989), Hódar (1996 a; 1996 b) y Nevado et al. (1997).

3.3. Singularidad y conservación de aves esteparias 3.3.1. Las aves esteparias en el contexto europeo y nacional Las aves propias de las estepas andaluzas constituyen un conjunto de especies extremadamente original en el contexto europeo, lo cual no es sino el reflejo de la originalidad también del hábitat que ocupan (Capítulo 2). Se trata de medios y aves que presentan en la Península Ibérica y Andalucía uno de los escasos enclaves europeos, cuyo único parangón se encuentra al otro extremo del continente, en Turquía y las mucho más continentales estepas rusas y, dentro de la Unión Europea, en unos cuantos enclaves menores repartidos en Francia, Italia y Europa central. 26

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Desde un punto de vista cualitativo, en la Figura 3.4 se muestran los países europeos que mantienen al menos una decena de especies de aves esteparias. Como puede observarse se trata de España, Portugal, Francia e Italia, en el extremo occidental de Europa y, al lado opuesto del continente, otro bloque integrado por Turquía, Rusia y Ucrania. Además de las 20 especies consideradas en el presente trabajo, estos últimos países incorporan entre su avifauna esteparia especies propias de las estepas asiáticas, como el grupo de calandrias bimaculada (Melanocorypha bimaculata), aliblanca (M. leucoptera) y negra (M. yeltonensis), así como otras endémicas del mediterráneo oriental como la Curruca de Rueppell (Sylvia rueppelli), que en cierta medida compensan cualitativamente la ausencia de elementos ibero norteafricanos como la Alondra de Dupont, la Cogujada montesina o la Collalba negra. Si la cuestión se traslada desde este contexto continental exclusivamente a los países que integran la Unión Europea, se revela aún mayor la importancia cualitativa de la Península Ibérica y, especialmente, de la España peninsular.

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FIGURA 3.4. Países europeos con más de diez especies de aves esteparias. Se indica el número total de especies (entre paréntesis las catalogadas como amenazadas; Apartado 3.4, Franco y Rodríguez, 2001).

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España es el país europeo con mayor riqueza de aves esteparias. Dejando a un lado la avifauna insular que, en el caso de las Islas Canarias incorpora otras especies macaronésicas (Bisbita caminero, Anthus berthelotti) o africanas (Avutarda hubara, Chlamydotis undulata), la distribución de las aves esteparias en la España peninsular se muestra en la Figura 3.5. La región eurosiberiana ibérica se comporta como su homóloga europea, es decir mostrando una escasa riqueza de aves esteparias, mientras que la región mediterránea, que aglutina la mayor parte del territorio peninsular, es el verdadero núcleo de distribución de las aves esteparias. Andalucía es la Comunidad Autónoma con mayor número de especies, y por ende la región europea más rica en este tipo de aves.

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FIGURA 3.5. Número de especies de aves esteparias en la España peninsular según comunidades autónomas (entre paréntesis se indican las catalogadas como amenazadas).

La riqueza de especies de aves esteparias en Andalucía se muestra en la Figura 3.6. La provincia de Málaga aparece a este nivel como la menos relevante en el contexto andaluz, aún cuando presente por sí sola una riqueza superior a la de toda centroeuropa. En cualquier caso, los núcleos andaluces principales se sitúan en el Valle del Guadalquivir y en el sureste andaluz, correspondiendo a grandes líneas con las estepas cerealistas en el primer caso y las leñosas en el segundo, con dos especies exclusivas en cada ámbito: Alondra de Dupont y Camachuelo trompetero en el oriente andaluz, y Avutarda común y Ganga ibérica en el occidente. 28

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FIGURA 3.6. Número de especies de aves esteparias en Andalucía según provincias (entre paréntesis se indican las catalogadas como amenazadas).

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Desde el punto de vista poblacional, en el contexto europeo el patrón es similar pero aún más acentuado si cabe: La Península Ibérica resulta fundamental para las aves esteparias. El 60% de estas especies mantienen más de la mitad de sus efectivos europeos en territorio ibérico y seis especies tienen en él la totalidad o casi la totalidad de sus efectivos (Tabla 3.2). El resto de individuos corresponden en su mayoría a las poblaciones de las estepas orientales, con una presencia testimonial en los países mediterráneos y centroeuropeos.

Población ibérica respecto al total europeo 100%

> 95%

> 75%

> 50%

Especies Ganga ortega Alondra de Dupont Collalba negra Ganga ibérica Cogujada montesina Camachuelo trompetero Cernícalo primilla Sisón común Collalba rubia Avutarda común Terrera común Curruca tomillera

TABLA 3.2. Especies de aves esteparias con población ibérica superior a la mitad de la población total en Europa, según estimas poblacionales de Martí y del Moral (2003) y Heath et al. (2000).

El papel de Andalucía desde el punto de vista poblacional es también relevante para una buena parte de las especies de aves esteparias. Teniendo en cuenta su superficie relativamente pequeña con respecto al conjunto del territorio nacional, once especies tienen 29

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más del 10% de sus efectivos en esta Comunidad (Tabla 3.3). Dos de ellas, además, mantienen más de la mitad de los efectivos ibéricos y europeos en Andalucía. No obstante, y a pesar de la riqueza andaluza en aves esteparias y su importancia cuantitativa en algunos casos, las poblaciones de las especies más amenazadas en Andalucía (categorías “En peligro crítico” y “En peligro”; Franco y Rodríguez, 2001) suponen una parte menor de las poblaciones ibéricas. Es el caso de la Avutarda común y la Alondra de Dupont, con poblaciones andaluzas en torno al 1% del total nacional, y de la Ganga Ortega, con unos efectivos entre el 5-10% de la población total.

Población andaluza respecto al total en España > 50%

> 25%

> 10%

Especies Collalba negra Camachuelo trompetero Aguilucho cenizo Cernícalo primilla Carraca europea Terrera marismeña Alcaraván común Cogujada común Cogujada montesina Collalba rubia Curruca tomillera

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TABLA 3.3. Especies de aves esteparias con población andaluza superior al 10% de la población total del Estado, según estimas poblacionales de Martí y del Moral (2003) y Heath et al. (2000).

3.3.2. Singularidad ecológica y adaptación a ambientes esteparios Las aves esteparias están en interacción permanente tanto con su hábitat, un medio estructuralmente simple y ecológicamente extremo, como con el resto de especies con las que conviven. Esta interacción en tiempo evolutivo y ecológico, es decir actual, ha devenido y aún sigue haciéndolo en una serie de peculiaridades y adaptaciones que confieren a este grupo de especies un carácter aún más singular en Andalucía. Sirvan tres ejemplos relativamente bien conocidos entre la avifauna andaluza para ilustrar esta cuestión. El primero de ellos es un patrón común a todas las aves que nidifican en el suelo en ámbitos esteparios: los elevados niveles de depredación de nidos. Este condicionante ha sido compensado evolutivamente mediante algunas estrategias reproductivas pero, al ser alta por naturaleza, constituye un grave riesgo para la conservación de estas aves cuando algún factor externo eleva esta presión por encima del nivel mínimo de viabilidad poblacional. El segundo es una adaptación funcional de nivel etológico, la disposición casi constante de los nidos en todos los paseriformes esteparios hacia orientaciones de componente Norte. Y el tercero una adaptación morfológica, la que muestran los machos de las dos especies andaluzas de gangas en sus plumas ventrales, cuya estructura permite llevar agua a los pollos sin utilizar los recursos hídricos del parental.

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BORRADOR La depredación en nido La principal causa de fracaso de los nidos en aves esteparias es la depredación y en mayor medida en las especies que nidifican en el suelo, para las que este factor alcanza valores muy elevados (Figura 3.7). Tal característica es inherente a la estepa. De hecho otras aves que nidifican en el suelo en medios estructuralmente más complejos sufren niveles de depredación menores, muy similares a los de aquellas que construyen su nido en la copa de árboles o arbustos. Este patrón parece generalizado y común tanto a los ecosistemas esteparios de la Península Ibérica (Yanes y Suárez, 1995) como a los americanos (Martin, 1993). Niveles de depredación que afecten hasta el 60-70% de los nidos deben considerarse normales en estas especies, ya que cuentan evolutivamente con mecanismos de compensación tales como un gran número de puestas de sustitución, la disminución del tiempo de estancia de los pollos en el nido o una elevada esperanza de vida en adultos. Ahora bien, pequeños incrementos en estos niveles de por sí altos pueden fácilmente provocar que se rebase el límite del mínimo aporte de juveniles necesario para la estabilidad poblacional. Y se ha demostrado que en medios simples como las estepas, dispuestos casi en un espacio bidimensional, este aumento de la depredación pueden generarse a través de factores tan sutiles y, en principio, imprevisibles, como un incremento de la población de conejos. En un caso estudiado en Andalucía la abundancia de éstos atrajo a zorros y perros asilvestrados, los cuales de forma incidental depredaban también nidos de paseriformes provocando la rarefacción de éstos y cerrando así un efecto indirecto entre presas, que complica la conservación de las aves y la gestión de espacios protegidos en razón de su avifauna esteparia (Yanes y Suárez, 1996).

71,4

45,5

78,2

69,1

67,9

80,2

43,6

Tr igu er o

83,5

A. co m ún

79,6

C. co m ún C. m on tes ina

69,9

G .or teg a G. ibe ric a A. Du po nt T. co m ún T. m ar ism eñ a

Alc ara vá n

Nidos depredados (%)

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FIGURA 3.7. Niveles de depredación de nidos en aves esteparias nidificantes en el suelo en Andalucía y España. Tamaño muestral según especies de izqda a dcha: 177, 19, 12, 24, 46, 84, 33, 67, 46 y 20 nidos. Estimas sobre nidos según método de Mayfield, excepto Alcaraván, en el que se indica frecuencia simple calculada sobre huevos. Fuente: Yanes y Suárez (1995); Solís y de Lope (1996); De Borbón et al. (1999).

Nido con huevos de Ganga ortega

Nido con pollos de Cogujada montesina

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BORRADOR Orientaciones de nidos en aláudidos Un trabajo realizado en varias estepas ibéricas y sustentado en casi 700 nidos de aláudidos (A. Dupont, n= 30; T. común, 128; T. marismeña, 177; C. común, 22; C. montesina, 247; A. común, 78) demostró que los nidos de estas especies se disponen junto a pequeñas matas y, casi siempre, en orientaciones de componente Norte. La orientación no parece afectar a la tasa de eclosión de los huevos pero el crecimiento de los pollos es superior en nidos con orientación preferente con respecto al de los nidos dispuestos en otras orientaciones. De esta forma el peso medio de los pollos al abandonar el nido es significativamente mayor en los nidos con orientación de componente Norte. En los nidos con orientación preferente, la sombra de la mata disminuye durante más tiempo la insolación directa, reservándola a las primeros momentos del día. La componente Oeste, propia de una insolación vespertina y momento en que la temperatura ambiente es mayor, es cuidadosamente evitada por los aláudidos. Con ello el gasto energético de los pollos en ventilación resulta menor, así como previsiblemente el tiempo que los parentales destinan a dar sombra a sus pollos, un tiempo que de esta forma no podrían dedicar a la búsqueda de alimento.

BORRADOR

Las plumas ventrales de las gangas Las gangas están bioenergéticamente muy bien equipadas para afrontar las altas temperaturas. Pero esta facultad se basa en su capacidad de enfriarse por evaporación, con lo que tal pérdida de agua contribuye a su necesidad de beber. Así las dos especies de gangas en Andalucía necesitan beber diariamente. Los adultos y sus pollos, a los que es necesario llevarles el agua. Para optimizar el gasto energético que supone aportar agua a los pollos, sin utilizar los recursos propios y disminuyendo el número de viajes al aguadero, los machos de las gangas disponen de unas plumas ventrales especialmente modificadas y capaces de absorber hasta 40 gr del líquido elemento (Ferns y Hinsley, 1999). De regreso, los pollos succionan el agua embebida en estas plumas cerrando así un sistema fijado evolutivamente que favorece la supervivencia de las gangas y su prole durante el estío andaluz.

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BORRADOR

3.3.3. Poblaciones y tendencias en Andalucía 3.3.3.1. Tamaño poblacional Aún con las reservas asociadas a la siempre difícil tarea de inventariar poblaciones de animales silvestres, lo cierto es que el tamaño poblacional de las principales aves esteparias en Andalucía está aceptablemente cuantificado. La Consejería de Medio Ambiente ha promovido la realización de algunos estudios específicos sobre especies tales como el Cernícalo primilla (De la Riva, 1995) o la Avutarda (Alonso, 2002), y sus delegaciones también han acometido análisis particulares de la situación en sus respectivas provincias de especies como el Aguilucho cenizo, el Cernícalo primilla o la Alondra de Dupont. Además, la realización del Libro Rojo de los Vertebrados de Andalucía (Franco y Rodríguez, 2001) ha supuesto un esfuerzo de participación e integración de expertos del que, entre otras cuestiones, ha emanado una estima poblacional para la mayor parte de las especies amenazadas. Solo dos especies escapan a esta línea general: el Sisón común y la Curruca tomillera. De las poblaciones andaluzas en ambas especies no aparece estima alguna en la bibliografía. Para la primera se realiza aquí una estima de mínimos, no considerándose conveniente establecerla para la segunda al carecer de la información necesaria. Por otro lado, los datos previos sobre otras especies, como por ejemplo la Ganga ortega, se han revisado a la luz de la información más reciente, ofreciéndose también nuevas estimas poblacionales para Andalucía. Como resultado de todo ello, en la Tabla 3.4 se sintetiza la información disponible sobre el tamaño poblacional de las principales aves esteparias.

BORRADOR Especie

Tamaño poblacional reproductivo

Aguilucho cenizo Cernícalo primilla Sisón común Avutarda común Alcaraván común Ganga ortega Ganga ibérica Carraca europea Alondra de Dupont Terrera marismeña Collalba negra Curruca tomillera Camachuelo trompetero

1.366 - 1.505 parejas Mínimo 3.923 parejas Mínimo 1.000 parejas 250 individuos Aprox. 3.500 parejas Aprox. 450 parejas Aprox. 500 parejas Máximo 1.500 parejas 100 - 200 parejas 46.000 - 78.000 parejas 2.000 - 7.500 parejas Desconocido 200 - 300 parejas

TABLA 3.4. Estima del tamaño poblacional en Andalucía de las aves esteparias catalogadas en el Libro Rojo de los Vertebrados Amenazados de Andalucía. Fuente: Franco y Rodríguez (2001), Martí y del Moral (2003) y datos propios.

3.3.3.2. Evolución histórica y tendencias La presencia de las actuales aves esteparias en Andalucía está confirmada al menos desde el Neolítico, nivel correspondiente al hallazgo de restos de una Avutarda común en San José del

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Valle, Cádiz (Boessneck y Driesch, 1980). En esta época, aún prehistórica, el hombre tenía una capacidad de transformación del hábitat muy limitada y las avutardas debían estar ocupando estepas naturales, en Cádiz probablemente pastizales. Datados como más modernos, correspondientes a las edades del Cobre y el Bronce, se han encontrado también restos de Avutarda en al menos otros seis enclaves de las provincias de Granada y Almería (Hernández, 1993). Su frecuencia de aparición en yacimientos andaluces es superior a la de otras aves de medio o gran tamaño, lo que sugiere, de un lado, que por entonces ya era activamente buscada como pieza de caza y, de otro, que tenía un área de distribución lo suficientemente amplia como para dejar restos en un número apreciable de yacimientos. En algunos de estos enclaves, la Avutarda aparece también acompañada del Sisón común y el Cernícalo primilla, lo que resulta indicativo de la existencia de comunidades de aves esteparias (Hernández, 1993). Pero la historia reciente de la Avutarda común, como la de la mayoría de aves esteparias, es la crónica de una agonía. Su presencia por ejemplo en Guadix, Baza, El Temple, Doñana, Jerez o Bobadilla está documentada por naturalistas y cazadores en la segunda mitad del Siglo XIX (López-Seoane, 1861; Sánchez-García, 1885; Chapman y Buck, 1893). En algunos de estos enclaves permaneció hasta la segunda mitad del siglo XX, momento en el que se intensifica su caza y queda confinada a grandes rasgos en lo que son sus enclaves actuales. Solo en los últimos años su población parece haberse estabilizado, aunque de persistir las condiciones actuales su probabilidad de extinción a 100 años se ha estimado entre el 85-99% (Lane y Alonso, 2001). Pero el caso de regresión histórica más espectacular en Andalucía quizá sea el protagonizado por el Cernícalo primilla. De esta especie afirman Chapman y Buck (1893) que es “…una de las aves más comunes en primavera y verano; puebla las ciudades anidando en enjambres en las iglesias, etc, y en las ruinas de atalayas moriscas…”. Ésta y otras descripciones históricas parecen más propias de una plaga que de esta especie hoy rara en las ciudades y pueblos andaluces. En los últimos diez años la tendencia poblacional de avutardas y primillas se puede considerar a grandes rasgos como estabilizada, con algunas poblaciones aún en descenso mientras otras parecen experimentar pequeñas variaciones al alza. El Camachuelo trompetero continúa su lento pero aparentemente firme proceso de expansión. La Ganga ibérica permanece estable, confinada prácticamente al entorno de Doñana, y el escaso nivel de información relativa a la Curruca tomillera no parece indicar tampoco reducciones significativas de carácter general en sus poblaciones. Pero la tendencia actual del resto de especies es claramente regresiva (Figura 3.9). Como caso especialmente preocupante aparece el de las dos especies catalogadas como “En peligro” (Franco y Rodríguez, 2001), la Ganga ortega y la Alondra de Dupont. Durante estos últimos diez años, la ganga ortega está perdiendo buena parte de sus hábitats en las provincias de Jaén y Granada, fundamentalmente por conversión del cereal a olivar y otros cultivos arbóreos, lo que se viene traduciendo en procesos de extinción local. En este mismo período la Alondra de Dupont ha desaparecido de lo que era su más importante núcleo: los campos de Níjar, desde el piedemonte de Sierra Alhamilla a la costa. La expansión de los invernaderos en el levante almeriense ha provocado la ocupación durante este período de algunas de las zonas conocidas de cría de la especie, habiéndose detectado también en este ámbito un nivel muy elevado de depredación de nidos. La situación por tanto para este grupo de aves es de una tendencia general a la baja, tanto en especies propias de la estepa cerealista como en aquellas vinculadas estrictamente a estepas leñosas. Este declive es la continuación de un proceso que arranca en la segunda mitad del Siglo XX y que sólo se encuentra actualmente amortiguado para algunas especies concretas.

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Cernícalo primilla Ganga ibérica Avutarda común Curruca tomillera

Aguilucho cenizo Sisón común Alcaraván común Ganga ortega Carraca europea Alondra de Dupont Terrera marismeña Collalba negra

Camachuelo trompetero

BORRADOR FIGURA 3.9. Aproximación a las tendencias poblacionales durante los últimos diez años en las aves esteparias amenazadas en Andalucía. Flecha hacia arriba: población en aumento; flecha hacia abajo: población en regresión; barra: población aparentemente estable.

3.3.3.3. Problemas de conservación En general las aves esteparias son especies con un nivel importante de amenaza (Tabla 3.1) y sometidas a drásticas transformaciones en su hábitat. En la Tabla 3.5 se sintetizan los problemas de conservación enunciados en alguna ocasión para las aves esteparias amenazadas en Andalucía. Por su reiteración en los distintos estudios considerados, en lo que respecta a las prácticas agrícolas destacan por su efecto negativo la implantación de regadíos, el masivo empleo de biocidas y la concentración parcelaria, con lo que ello implica en cuanto a destrucción de linderos, disminución de la superficie en barbecho y pérdida de la alternancia de cultivos y estadíos productivos de la tierra. En la provincia de Almería ha tenido y sigue teniendo una especial repercusión la implantación de cultivos forzados bajo plástico, que inhabilita totalmente el territorio como hábitat de las aves esteparias. Menos considerada pero igualmente drástica es la transformación de los secanos a cultivos arbóreos, de gran importancia en las provincias de Jaén y Granada, así como en enclaves de Andalucía occidental. Como un factor repetidamente citado y común a todas las aves nidificantes en el suelo en medios abiertos, la depredación en nido, por lo general alta, alcanza localmente niveles incompatibles con la viabilidad poblacional y explica la desaparición de algunas especies en hábitats estructuralmente no alterados. Por el contrario, las especies trogloditas, menos sensibles a la depredación de sus nidos, sufren con frecuencia la restauración de las construcciones que utilizan como lugares de cría. Es el caso del Cernícalo primilla, que ha perdido muchas colonias en Andalucía

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Camachuelo trompetero

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Curruca tomillera

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Collalba negra

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Terrera marismeña

Carraca europea

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Alondra de Dupont

Ganga ibérica

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Ganga ortega

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Alcaraván común

Sisón común

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Avutarda común

Cernícalo primilla

Concentración parcelaria Recolección temprana Regadío Roturación Cultivos arbóreos Abandono agricultura Cultivo bajo plástico Biocidas Plantaciones forestales Caza ilegal Abandono ganadería Eliminación construcciones Tendidos eléctricos Atropellos Presión urbanística Depredación de nidos

Aguilucho cenizo

AMENAZAS

ESPECIES

debido a las obras de restauración de edificios históricos, pero también de cortijos ruinosos, problemática compartida con la Collalba negra y la Carraca Europea. Las construcciones aisladas en la campiña, sin uso, acaban asimismo ocasionalmente demolidas, generando el mismo efecto negativo que su reparación: la pérdida de grietas y oquedades donde nidificar. Las plantaciones forestales y la caza ilegal son también problemas reconocidos, que se suman a otros enunciados para algunas especies en concreto, como es el caso de las colisiones con tendidos eléctricos en la Avutarda común o los atropellos constatados en la Ganga ibérica.

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TABLA 3.5. Amenazas y problemas de conservación citados para las aves esteparias amenazadas en Andalucía. Se han tenido en cuenta los trabajos generales de Pleguezuelos (1991), Blanco y González (1992), Yanes (1994), Franco y Rodríguez (2001), y Martí y del Moral (2003), así como los específicos de Barros (1995), De la Riva (1995), Solís y De Lope (1996), Suárez et al. (1999 c), Yanes (2000) y Alonso et al., (2003).

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BORRADOR 3.4. Aves esteparias amenazadas en Andalucía Tal y como se vienen considerando a lo largo del presente trabajo, se entienden como aves esteparias amenazadas en Andalucía aquellas incluidas en el Libro Rojo de las Vertebrados Amenazados de Andalucía (Franco y Rodríguez, 2001). Se trata de 13 especies, 5 paseriformes y 8 no paseriformes para las que se ha elaborado una ficha básica que incluye de forma sinóptica la información disponible acerca de su 1) Área de distribución, 2) Hábitat, 3) Población y 4) Amenazas. Los datos acerca del área de distribució n de las aves esteparias amenazadas en Andalucía se han tomado de la obra más reciente sobre el particular, el Atlas de las Aves Reproductoras de España, elaborado sobre cuadrículas UTM de 10 x 10 km (Martí y del Moral, 2003). Este trabajo ha incorporado los trabajos provinciales o comarcales previos realizados con posterioridad a 1985 (Ceballos y Guimerá, 1992; Manrique, 1997; Rey y Gutiérrez, 2000), además de implicar a más de 250 personas en la colecta de nueva información en Andalucía, bajo la coordinación de uno o varios responsables provinciales. Por todo ello constituye con seguridad la mejor imagen disponible de la distribución real de estas especies en Andalucía. El mapa que ilustra cada una de las fichas esta adaptado de esta obra y se interpreta de acuerdo a la simbología indicada en la Figura 3.10.

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R. probable-segura (1998-2002) R. posible (1985-1997) R. probable-segura (1985-1997)

FIGURA 3.10. Significado de los signos empleados en los mapas de distribución de aves esteparias (adaptado de Martí y del Moral, 2003).

La descripción del hábitat en las fichas corresponde, con algún comentario global, a los medios utilizados en Andalucía, indicando en su caso algunas particularidades correspondientes a ocupación diferencial de hábitats según provincias o comarcas. En cada una de las fichas se consigna igualmente la estima poblacional para Andalucía del ave en cuestión, incorporando la información preexistente y, en algún caso, actualizándola o realizando propiamente una estima de mínimos. Por último, se indican las principales amenazas y problemas de conservación que han sido citadas en alguna ocasión en la bibliografía, e igualmente se describen problemas y casuísticas concretas detectadas localmente en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Andalucía.

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Aguilucho cenizo Circus pygargus

Distribución El Aguilucho cenizo se distribuye por la mayor parte de la Región Paleártica. A excepción de Rusia, las mayores poblaciones europeas se concentran en la España peninsular donde se encuentra ampliamente repartida, especialmente por su mitad occidental. Nidifica en todas las provincias andaluzas, si bien ocupa de una forma continua el Valle del Guadalquivir mientras que es infrecuente en la franja litoral mediterránea y muy rara en la provincia de Almería (Martí y del Moral, 2003).

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Hábitat El hábitat típico de cría lo constituye la estepa cerealista, donde construye sus nidos directamente sobre el suelo empleando tallos del propio cultivo. En este medio se encuentra la mayor parte de la población andaluza, aunque en las provincias de Cádiz y Huelva se conocen también parejas nidificantes en cultivos de oleaginosas, así como en humedales de ambas provincias y Sevilla, brezales de montaña en Huelva (Franco y Rodríguez, 2001) y olivares en Jaén (A. Madero, com. pers.).

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BORRADOR Población La población andaluza se ha estimado recientemente en 1.366-1.505 parejas (Franco y Rodríguez, 2001), de las cuales la mitad corresponden a las provincias de Cádiz y Sevilla. Los datos disponibles para Andalucía apuntan hacia un elevado fracaso reproductivo asociado a la temprana recolección de los cultivos. De esta forma, en algunas localidades andaluzas se han observado descensos poblacionales de hasta el 40% en diez años (Franco y Rodríguez, 2001) y se conoce su desaparición en otras zonas durante las últimas décadas (Pleguezuelos, 1991).

Amenazas El Aguilucho cenizo se considera especie “Vulnerable a la extinción” (VU) en Andalucía (Franco y Rodríguez, 2001). La disminución de las superficies de cereal debido a su baja rentabilidad con respecto a otros cultivos está disminuyendo la disponibilidad de hábitat óptimo para el Aguilucho cenizo, especialmente en Andalucía oriental. Además, la paulatina intensificación del cereal restante, traducida en una menor proporción de barbecho, la quema y laboreo temprano de los rastrojos, el empleo de variedades de ciclo corto, y el empleo generalizado de abonos y productos fitosanitarios, redundan en detrimento de la conservación de esta especie vinculada fundamentalmente al cereal de secano en Andalucía. La recolección de la cosecha supone asimismo el principal riesgo de fracaso reproductivo. La siega temprana del cereal donde se encuentran los nidos, lo que depende de la climatología anual pero sobre todo de la variedad del cultivo, supone cada temporada en Andalucía la pérdida de una parte muy importante de los nidos de Aguilucho cenizo. La Administración ambiental y diversas ONGs andaluzas promueven anualmente campañas de carácter local para evitar la destrucción de nidos durante la recolección.

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Cernícalo primilla Falco naumanni

Distribución La distribución mundial del Cernícalo primilla comprende la cuenca mediterránea y las estepas asiáticas. En España ocupa el valle medio del Ebro, la mitad oriental de la meseta Norte, Extremadura, Madrid, Castilla-La Mancha, Murcia y Andalucía, siendo la población española la más importante en el contexto europeo. En Andalucía se reparte por todas las provincias, siendo más frecuente en el Valle del Guadalquivir y la provincia de Cádiz.

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Hábitat El ecosistema típico del Cernícalo primilla es la estepa cerealista, aunque en Andalucía también existen colonias de cría en entornos de pastizal u olivares con marco de siembra muy amplio. La mayoría de colonias se emplazan en construcciones humanas, siendo infrecuentes las ubicaciones en cortados fluviales o de montaña. En las campiñas andaluzas sus colonias se encuentran generalmente en cortijadas u otras construcciones aisladas, si bien hasta hace unas décadas fue muy abundante en los cascos urbanos incluso de grandes ciudades.

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Población

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El último censo andaluz de la especie (de la Riva, 1995) cifraba en un mínimo de 3.923 las parejas reproductoras, repartidas de la siguiente forma: 1.243 en Sevilla, 716 en Cádiz, 649 en Jaén, 637 en Córdoba, 411 en Huelva, 200 en Málaga, 49 en Granada y 18 en Almería. Independientemente de la pérdida de algunas importantes colonias desde entonces, lo cierto es que la población en su conjunto parece encontrarse actualmente en aumento, al menos en las provincias de Jaén (F. Martín y F. Pulpillo, com. pers.) y Almería (J. Manrique, com. pers.). De Andalucía oriental desaparece una vez finalizada la época de reproducción, siendo el lugar típico de invernada de la especie el África subsahariana. No obstante, en el bajo Guadalquivir se concentra un importante contingente de individuos invernantes.

Amenazas El Cernícalo primilla esta considerado como una especie en “Riesgo menor, casi amenazada de extinción” (LR, nt) en Andalucía (Franco y Rodríguez, 2001). La disminución de las superficies de cereal y la intensificación de éstas constituye la principal causa de pérdida de hábitat para la especie en Andalucía y el conjunto de España (de la Riva, 1995). Pero además, una amenaza específica del Cernícalo primilla entre las aves esteparias es la restauración de aquellos edificios que sirven de emplazamiento a sus colonias, problema por otro lado fácilmente subsanable mediante la dotación de estructuras específicas de cría disimulables bajo el tejado u otros emplazamientos discretos. Precisamente esta práctica de instalación de nidales y el hecho de tratarse de un ave físicamente próxima al hombre, brindan posibilidades de voluntariado y educación ambiental que son aprovechadas por varias ONGs andaluzas. Además, el Cernícalo primilla está siendo objeto de varios programas de reintroducción en Andalucía, en localidades donde históricamente existieron colonias y éstas habían desaparecido. Entre estos proyectos, desarrollados con pollos procedentes de Centros de Recuperación de Fauna y de Cría en Cautividad, el caso quizá más relevante es el de la Alhambra de Granada, pero también existen otros programas de este tipo en La Carolina y Jódar (Jaén).

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Sisón común Tetrax tetrax

Distribución Paleártica, distribuida en núcleos disyuntos entre la Península Ibérica y China occidental, con poblaciones europeas en Portugal, España, Marruecos, Italia, Grecia y Rusia. En la Península Ibérica se concentra más de la mitad de su población mundial. En Andalucía nidifica dispersa por todas las provincias, con sus mayores poblaciones concentradas en el Valle del Guadalquivir, el Andévalo y las estepas granadinas. Durante el invierno realiza movimientos migratorios, desapareciendo de la mayor parte de su área de reproducción en Andalucía, y muestra tendencia a agregarse en bandos que pueden alcanzar tamaños superiores al millar de ejemplares.

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Hábitat El hábitat típico del sisón lo constituyen los amplios espacios abiertos destinados al cultivo de cereal en secano, especialmente aquellos con linderos, eriales y barbechos (Martínez, 1994). También en pastizales y dehesas, siempre que la densidad de arbolado sea baja, y muy puntualmente en espartales del oriente andaluz (Franco y Rodríguez, 2001).

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BORRADOR Población No existen datos acerca del tamaño de la población andaluza de sisones, aunque con seguridad debe superar las 1.000 parejas reproductoras. En la mayor parte de Andalucía el sisón se reparte por enclaves relativamente pequeños y en densidades normalmente bajas. Por ejemplo, en el entorno de Doñana se han registrado anualmente 20-50 machos territoriales (García et al., 2000). Además la tendencia poblacional muestra un claro sentido descendente en el conjunto de Andalucía (Franco y Rodríguez, 2001).

Amenazas El Sisón común se considera especie “Vulnerable a la extinción” (VU) en Andalucía (Franco y Rodríguez, 2001). El gran problema para la conservación del sisón en Andalucía, como el de todas aquellas especies vinculadas a la estepa cerealista, es la paulatina desaparición de ésta en las provincias orientales y su intensificación en las occidentales, donde aún ocupa extensiones considerables sobre el Valle del Guadalquivir. En las primeras por implantación de cultivos arbóreos, fundamentalmente olivar, y en las segundas, por reducción del barbecho e incremento de regadíos y uso de agroquímicos. Localmente se ha citado también como otros factores negativos la destrucción de polladas durante la siega y roturación de barbechos, la acción de predadores oportunistas, la colisión con tendidos eléctricos y la caza ilegal (Martí y del Moral, 2003).

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Avutarda común Otis tarda

Distribución Sus poblaciones principales se encuentran localizadas en la Península Ibérica, Rusia y Turquía, existiendo otros núcleos menores repartidos todos en el Paleártico. En España nidifica en ambas mesetas, Extremadura, Navarra, Aragón y Andalucía (Martí y del Moral, 2003). En Andalucía se encuentra fundamentalmente en el Valle del Guadalquivir, con el núcleo más importante en la provincia de Sevilla y otro, menos cuantioso, entre las provincias de Córdoba y Jaén. Además existen otros enclaves en Huelva y el noroeste de Córdoba, ambos respectivamente vinculados a las poblaciones del Sur de Portugal y Extremadura. En Cádiz no se tiene constancia de su nidificación en los últimos años.

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Hábitat En Andalucía el hábitat característico de la especie lo constituye la estepa cerealista, las amplias llanuras donde el aprovechamiento principal es el cereal en secano, preferentemente con una proporción elevada de tierras en barbecho y en alternancia con otros cultivos.

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Población

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La población ibérica de Avutarda común se ha estimado muy recientemente en unos 23.000 individuos, lo que supone aproximadamente el 60% de su población mundial, concentrándose fundamentalmente en ambas mesetas y Extremadura (Alonso et al., 2003). En Andalucía, región donde la especie ha sufrido un gran declive histórico, la población actual se cifra en no más de 250 ejemplares (Franco y Rodríguez, 2001). Un reciente trabajo ha estimado su probabilidad de extinción a 100 años en Andalucía entre el 85-99% de persistir las condiciones actuales, un escenario que empeora considerando la esporádica acción de cazadores furtivos que pueden situar la probabilidad de extinción en el 95% para el intervalo 8-70 años (Lane y Alonso, 2001).

Amenazas La Avutarda común está catalogada en Andalucía con el máximo nivel de amenaza: “En peligro crítico de extinción” (CR; Franco y Rodríguez, 2001). La principal amenaza para la conservación de la especie es la transformación de los agrosistemas en que habita. La intensificación del cereal y, más severamente, la implantación de cultivos arbóreos, son tendencias actuales de la campiña andaluza que están suponiendo una merma de superficie útil a la Avutarda y constriñendo aún más sus ya mermadas poblaciones. Además, la caza fue la principal causa de regresión de la especie hasta su protección en la década de los 80 del pasado siglo (Alonso et al., 2003). Por ejemplo, para la Hoya de Guadix (GR) se conoce que ésta fue la causa de su desaparición en los años 70 (Pleguezuelos, 1991). No obstante y aunque aún hoy la caza sigue constituyendo un factor de riesgo, la causa más importante de mortalidad no natural parece ser la colisión con tendidos eléctricos.

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Alcaraván común Burhinus oedicnemus

Distribución Nidifica en una amplia franja que comprende parte de las regiones Paleártica y Oriental, desde la Península Ibérica hasta Asia Central e Indochina. En la España peninsular está ampliamente repartido por toda la región mediterránea, quedando en la franja eurosiberiana limitado a unas cuantas áreas de carácter más o menos marginal. En Andalucía se encuentra en todas las provincias, destacando por su frecuencia el valle del Guadalquivir y las llanuras granadinas y almerienses.

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Hábitat Se trata de una especie propia de terrenos llanos y generalmente desarbolados, ocupando indistintamente pastizales y estepas cerealistas o de vegetación arbustiva. No obstante, en Andalucía se distribuye también por hábitats arbolados como dehesas o almendreras (Pleguezuelos, 1992), alcanzando densidades importantes en olivares del Valle del Guadalquivir (obs. pers.), y localmente también ocupa vegas de regadío destinadas al cultivo de maíz, algodón o girasol.

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Población

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La población andaluza se ha estimado en aproximadamente unas 3.500 parejas (Hortas et al., 2000), de las que 500-800 corresponderían a las marismas del Guadalquivir (García et al., 2000). Aunque la tendencia poblacional no está cuantificada, algunos trabajos apuntan a una disminución en distintas zonas de Andalucía (Pleguezuelos 1991).

Amenazas El Alcaraván común se encuentra catalogado como especie “Vulnerable a la extinción” (VU) en Andalucía (Franco y Rodríguez, 2001). El principal problema para su conservación es la pérdida de hábitat, habiéndose citado como efectos negativos la reforestación de eriales y pastizales, la reducción del pastoreo, la supresión de linderos y barbechos, el incremento de los cultivos arbóreos y la puesta en regadío (Martí y del Moral, 2003). No obstante, la mayor amplitud de hábitat del Alcaraván común hace de ella una especie más tolerante a los cambios en el uso del territorio que la mayoría de aves esteparias.

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Ganga ortega Pterocles orientalis

Distribución La Ganga ortega tiene una amplia distribución repartida por la Península Ibérica, el Magreb, Turquía, Irak, Irán, Afganistán, Pakistán, el noroeste de China y Anatolia. A diferencia de su congénere la Ganga ibérica, la ortega presenta también poblaciones insulares en las Canarias y Chipre. En la Península Ibérica penetra ligeramente en Portugal en continuidad desde los núcleos de Extremadura y Castilla y León, estando presente también en las estepas de Castilla-La Mancha, Aragón, Navarra, Murcia y más localizada en Cataluña. En Andalucía es muy escasa en Huelva y Córdoba, rara en la campiña sevillana y menos infrecuente en Granada, Jaén y algunas zonas de Almería.

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Hábitat Nidificante tanto en llanuras cerealistas como en estepas de vegetación natural, tomillares, espartales o saladares, si bien requiere escasa cobertura vegetal, una cierta heterogeneidad espacial y preferentemente zonas con enclaves de cereal de secano (Suárez et al., 1999). Tolera densidades bajas de arbolado en dehesas cerealistas de Granada (Pleguezuelos, 1992) y los olivares jóvenes en Jaén, abandonándolos con el crecimiento del olivo a los 4-5 años de su plantación (Gutiérrez y Yanes, 2001). En el interior andaluz nidifica también en las llanuras

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de inundación de grandes embalses como el Guadalén y el Giribaile en Jaén, o el Negratín en Granada.

Población La población nidificante en Andalucía se estima debe rondar las 450 parejas, repartidas según provincias en unas 200 en Granada (Martí y del Moral, 2003), 100 en Almería (Manrique y Yanes, 1999), otras 100 en Jaén (obs. pers.) y el resto en Andalucía occidental, en su conjunto una cifra superior a la apuntada en el libro Rojo de los Vertebrados de Andalucía (Franco y Rodríguez, 2001) pero indicativa de un difícil status poblacional. Todas las poblaciones andaluzas se encuentran en declive con excepciones locales como las presentes en Almería sobre espacios protegidos o las instaladas en pantanos, las cuales parecen mostrar una cierta tendencia al alza. En el período postreproductivo parecen existir movimientos migratorios cuyo alcance permanece aún desconocido.

Amenazas La Ganga ortega está catalogada en Andalucía como “En peligro de extinción” (EN; Franco y Rodríguez, 2001). Su problemática de conservación ha sido sintetizada para el contexto ibérico en Suárez et al. (1999), destacando entre las causas de su declive la profunda transformación de sus hábitats, con la disminución de las superficies de cereal y la intensificación de éste, la puesta en regadío, la implantación de cultivos leñosos, la reforestación, la depredación de sus nidos y la caza ilegal. En Andalucía oriental, donde se concentran los mayores contingentes andaluces de la especie, la transformación del hábitat está siendo muy intensa, básicamente por la plantación de extensas superficies de olivar y más puntualmente almendreras sobre antiguas tierras de labor, así como por la reforestación de estepas de vegetación natural (Gutiérrez y Yanes, 2001). Específicamente en Almería también por la conversión de fragmentos de estepa a cultivos forzados bajo plástico. Todos estos cambios vienen derivando en procesos de rarefacción y posterior desaparición de la Ganga ortega. Además, durante el verano las ortegas buscan los recientes rastrojos de cereal para alimentarse y necesitan acudir diariamente a bebederos, unos y otros ubicados generalmente fuera de espacios protegidos, en lo que es un hábito que comparten con palomas y tórtolas. Esta circunstancia provoca que durante la media veda se sigan produciendo bajas entre los menguados efectivos andaluces, décadas después de la prohibición de la caza de la Ganga ortega en España. Existe constancia de esta causa de muerte en Jaén y probablemente se repita en otras provincias. Con objeto de atenuar estos problemas y contribuir a la conservación de la Ganga ortega, una ONG andaluza ha adquirido tierras en propiedad y mantiene arrendadas otras en el sureste de Jaén, aunando fondos de la Consejería de Medio Ambiente y entidades privadas.

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Ganga ibérica Pterocles alchata

Distribución La distribución mundial de la Ganga Ibérica comprende Uzbekistán, Kazajistán, Oriente Medio, Turquía, el Magreb, la Península Ibérica y muy puntualmente el SE de Francia. En España se reparte por la parte central del Valle del Ebro, la mitad occidental de Castilla y León, Castilla-la Mancha, sur de Madrid, Extremadura y Andalucía occidental, donde se restringe fundamentalmente al entorno de Doñana.

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Hábitat En Andalucía se localiza básicamente en los arenales y saladares de las marismas del Guadalquivir. Puntualmente y en escaso número ocupa también llanuras cerealistas, caso por ejemplo de Osuna, en Sevilla (Martí y del Moral, 2003).

Población En Doñana se ha estimado una población reproductora en torno a las 500 parejas (García et al., 2000). La población en otoño-invierno es más elevada y se concentra también en el área

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de Doñana, donde el contingente total se encuentra con seguridad por encima de los 2.500 ejemplares (Máñez et al., 1999). El resto de localidades conocidas en Andalucía occidental son marginales, contando únicamente con registros esporádicos o correspondientes a escasos individuos. Las poblaciones de Andalucía oriental se extinguieron en la primera mitad del Siglo XX (Pleguezuelos, 1991; Gutiérrez y Yanes, 2001).

Amenazas Especie considerada “Vulnerable a la extinción” (VU; Franco y Rodríguez, 2001). En el contexto andaluz la gran concentración de esta especie en Doñana la hace susceptible de sufrir algún tipo de evento catastrófico. Por el contrario la protección del espacio garantiza la conservación del hábitat, una de las causas más frecuentes de su rarefacción en España. Otras causas anteriormente citadas como amenazas para su conservación en Andalucía corresponden a la caza ilegal y el atropello de pollos en las carreteras que atraviesan el entorno de las marismas del Guadalquivir (Máñez et al., 1999).

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Carraca europea Coracias garrulus

Distribución La Carraca europea tiene una amplia distribución en el Paleártico, desde el NO de África y la Península Ibérica hasta China. En España nidifica fundamentalmente en el cuadrante suroccidental, penetrando hacia el oriente ibérico en Andalucía, Murcia y el Valle del Ebro; en el resto del país su presencia es muy puntual. En Andalucía se muestra ampliamente repartida por el Valle del Guadalquivir y las provincias de Granada y Almería, siendo rara en Huelva, Cádiz y Málaga.

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Hábitat Aunque considerada aquí entre las aves esteparias por su relativa abundancia en las estepas granadinas y almerienses, en cuyos espartales alcanza sus mayores densidades (Franco y Rodríguez, 2001), la Carraca europea no es una especie típicamente restringida a la estepa. De hecho en otras regiones españolas es relativamente abundante en dehesas y olivares, y en Andalucía tampoco es rara en el soto de los cursos fluviales que atraviesan zonas agrícolas. En Cataluña, región donde se ha analizado su selección de hábitat con mayor profundidad, la Carraca muestra preferencia por las estepas de vegetación natural (pastizales y matorral) frente a los extensos campos de cereal (Avilés et al., 2000), circunstancia común a

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las estepas andaluzas. Especie troglodita, en este tipo de ámbitos emplaza sus nidos en oquedades de terreras o taludes, así como en construcciones humanas abandonadas. Por el contrario, en el Valle del Guadalquivir nidifica más frecuentemente en el arbolado de los sotos.

Población La población andaluza se ha cifrado en un máximo de 1.500 parejas (Franco y Rodríguez, 2001). En Andalucía se desconoce su tendencia poblacional, aunque parece estar en descenso (Franco y Rodríguez, 2001), la misma tónica sugerida para el conjunto del Estado (Avilés, 1999). Presencia exclusiva durante el período reproductivo y en paso.

Amenazas Catalogada como especie en “Riesgo menor, casi amenazada de extinción” (LR, nt) en Andalucía (Franco y Rodríguez, 2001). Entre la amenazas para la especie se han consignado la pérdida de hábitat por intensificación agrícola, siendo sensible a la irrigación, agroquímicos, concentración parcelaria con pérdida de linderos y destrucción del arbolado allí donde éste es utilizado para nidificar (Martí y del Moral, 2003). No obstante se trata de una especie muy proclive a ocupar cajas-nido, lo que se ha constatado puede incrementar sus efectivos en ámbitos esteparios con escasa disponibilidad de árboles u otros emplazamientos naturales (Sánchez y Sánchez, 1991).

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Alondra de Dupont Chersophilus duponti

Distribución La distribución mundial de la Alondra de Dupont se restringe al Norte de África y la Península Ibérica. El grueso de la población española se encuentra en la Meseta Norte y el Valle del Ebro, existiendo una veintena de otros pequeños núcleos repartidos por Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cataluña, Murcia y Andalucía. En ésta se limita a las provincias de Almería y Granada.

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Hábitat Especie estrictamente propia de estepas de vegetación natural, en terrenos llanos con vegetación de caméfitos u otras leñosas de escaso porte y una importante proporción de suelo desnudo (Garza y Suárez, 1990). En Andalucía es muy rara, encontrándose ocupando espartales-tomillares en Níjar y varios enclaves menores dispersos por la provincia de Granada, así como piornales en una población altimontana de la Sierra de Gádor (Almería), ésta última emplazada sobre monte público.

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Población

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El conjunto de la población reproductora andaluza no parece superior a las 200 aves (Martí y del Moral, 2003) o, a lo sumo, 200 parejas (Franco y Rodríguez, 2001), manteniendo además una tendencia regresiva. La población almeriense ha sufrido una espectacular recesión, desde los 200 ejemplares estimados en 1988 a no más de 20 en la actualidad (Martí y del Moral, 2003), y aparentemente ha desaparecido como reproductora durante los últimos años en los espartales termomediterráneos de esta provincia. En ello ha jugado un papel fundamental la desaparición de sus hábitats por dedicación al cultivo bajo plástico y, en áreas protegidas, la depredación en nido (Yanes y Suárez, 1996). Las poblaciones granadinas son históricamente menos conocidas, aunque se ha constatado la desaparición actual de alguno de los núcleos existentes en la Hoya de Baza en 1988 (Garza et al., 1989; obs. pers.). Los enclaves andaluces de mayor estabilidad parecen ser, paradójicamente, los últimos en descubrirse: los llanos de Canjáyar (Latorre y Herngstberger, 1993) y las Lomas de Padul (Martín-Vivaldi et al., 1998). En cualquier caso, el desconocimiento sobre el tamaño de las poblaciones de alondra de Dupont es muy grande, habiéndose comprobado que los métodos tradicionalmente empleados para el censo de paseriformes son muy poco adecuados para esta especie y se traducen en una supravaloración de efectivos (Garza et al., en prensa).

Amenazas

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La Alondra de Dupont es uno de los pocos paseriformes catalogados en Andalucía como “En peligro de extinción” (EN; Franco y Rodríguez, 2001), si bien su pequeña área de distribución y escasos efectivos quizá la hagan merecedora de su inclusión en la categoría de “En peligro crítico”, el máximo riesgo reconocido antes de la extinción. Entre los elementos de riesgo para la conservación de la especie han sido citados el ganado, cuyo trasiego puede generar pisoteo de los nidos durante la época de reproducción y su ausencia derivar la estructura de la vegetación hacia modelos más densos y altos, no apropiados para la especie, la reforestación, la intensificación agrícola, el regadío y la depredación de nidos. La localidad de cría en la Sierra de Gádor, monte público, ha sido objeto de una plantación de pinos previa al conocimiento de su existencia allí, situación que debiera ser subsanada antes de que el desarrollo del arbolado inhabilite el hábitat de esta especie en peligro de extinción en Andalucía. La aparente desaparición de la especie como reproductora en el levante almeriense se debe a la intensa transformación que viene sufriendo el medio en los últimos diez años, en gran medida dedicado a invernaderos. La única gran excepción la constituye el P.N. de Cabo de Gata-Níjar, espacio vedado a este tipo de usos y que aún conserva la estructura vegetal original, pero en el que la Alondra de Dupont ya había desaparecido con anterioridad a los grandes cambios de este ámbito (Yanes y Suárez, 1996). Mayor estabilidad parece tener la estepa granadina, si bien también en esta área se vienen experimentando cambios de uso derivados de un mayor acceso al agua para regadíos, lo que permite la puesta en cultivo de tierras anteriormente abandonadas, así como la implantación de cultivos arbóreos.

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Terrera marismeña Calandrella rufescens

Distribución España, Norte de África hasta Oriente Próximo y Península Arábiga, y Asia oriental hasta Manchuria y la India. En la España peninsular se distribuye en torno a cuatro áreas, el Valle y la desembocadura del Ebro, las principales zonas endorreicas de Castilla-La Mancha, Doñana y el litoral atlántico andaluz, y las provincias del SE Ibérico. En Andalucía nidifica en cinco provincias, destacando por continuidad espacial y número de efectivos los núcleos de Doñana y el litoral almeriense.

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Hábitat Para nidificar ocupa llanuras litorales e interiores, siempre con vegetación espontánea y rala de caméfitos o espartales-albardinares, con una escasa cobertura vegetal. Muestra una cierta tendencia a la agregación de nidos, conformando colonias laxas que suponen densidades puntuales elevadas.

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Población

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El conjunto de la población andaluza se ha estimado en torno a las 46.000-78.000 parejas (Franco y Rodríguez, 2001), lo que supondría una cuarta parte de la población española, si bien el rango superior de este intervalo está probablemente sobrestimado. La población de las marismas del Guadalquivir es actualmente la más importante en Andalucía, habiéndose cifrado entre 15.000-30.000 ejemplares, aunque parece mostrar un cierto declive (García et al., 2000). La tendencia poblacional es más regresiva en el resto de su distribución andaluza, habiendo desaparecido del litoral granadino y malagueño (Pleguezuelos 1992), y de extensas zonas de Huelva (Purroy, 1997) y del interior almeriense (J. Manrique, com. pers.). La densidad de parejas nidificantes en el litoral almeriense también ha descendido notablemente en los últimos 10-15 años (Yanes y Suárez, 1996; J. Manrique com. pers.).

Amenazas La Terrera marismeña se ha considerado en Andalucía como una especie en “riesgo menor, casi amenazada de extinción” (LR, nt; Franco y Rodríguez, 2001). Aún cuando sigue manteniendo poblaciones cuantiosas, la presión urbanística y, en general, la intensificación del uso humano del litoral supone la principal causa de pérdida de hábitat útil para la especie. En Almería la implantación de cultivos bajo plástico ha supuesto la desaparición de núcleos interiores próximos al litoral (Pleguezuelos y Manrique, 1987), fenómeno que aún sigue produciéndose en el levante provincial (J. Manrique, com. pers.). En Granada, las poblaciones son pequeñas y dispersas, siendo su problemática similar a la descrita para la Alondra de Dupont. Localmente, se han constatado también disminuciones muy importantes en la densidad de Terrera marismeña (de 33 a 5 aves/10 ha entre 1992-1994) en hábitats protegidos y estructuralmente favorables pero sometidos a una gran presión por parte de predadores oportunistas de nidos, fundamentalmente zorros y perros asilvestrados (Yanes, 2000).

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Collalba negra Oenanthe leucura

Distribución Endemismo ibero norteafricano, con distribución mundial limitada a la Península Ibérica, Marruecos, Mauritania y Libia. En España está restringida a la Región mediterránea, resultando más ampliamente distribuida y abundante en la mitad oriental peninsular. Ocupa de forma casi continua las provincias de Almería, Granada y Málaga, siendo rara en Andalucía occidental y prácticamente ausente del Valle del Guadalquivir.

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Hábitat La Collalba negra ocupa una gran diversidad de hábitats con la condición común de tener escasa o nula cobertura arbórea. Así en Andalucía nidifica tanto en ámbitos esteparios como en las sierras, fundamentalmente aquellas ubicadas al sur del Guadalquivir. En estos medios necesita siempre la presencia de elementos verticales con oquedades donde nidificar, generalmente a no más de 2 m de altura sobre el suelo. Esta verticalidad la obtiene en cantiles de piedra, terreras de ramblas o barrancos, cortijos abandonados y, en lo que es un emplazamiento típicamente andaluz, en las antiguas viviendas trogloditas excavadas por el hombre en diversas comarcas de Andalucía oriental.

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Población

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La población española se ha estimado entre 4.000 y 15.000 aves, lo que supone la práctica totalidad de las existentes en Europa (Heath et al., 2000). De ellas probablemente más de la mitad correspondan a Andalucía, con lo que la responsabilidad andaluza en su conservación es muy relevante. Frecuente en Andalucía oriental, correspondiendo las mayores densidades conocidas a la Hoya de Guadix (GR; Soler et al., 1983) y el Cabo de Gata (AL; J. Manrique, com. pers.), aunque en general parece mostrar una tendencia regresiva en toda Andalucía y especialmente en las provincias occidentales (Purroy, 1997). Se conoce su extinción local en Gibraltar (Franco y Rodríguez, 2001).

Amenazas La Collalba negra se considera en Andalucía como una especie en “riesgo menor, casi amenazada de extinción” (LR, nt; Franco y Rodríguez, 2001). El principal problema para la conservación de la Collalba negra es la transformación del hábitat, habiéndose citado como amenazas las plantaciones forestales, la implantación de regadíos, la depredación de nidos y la destrucción o restauración de construcciones humanas abandonadas, tales como cuevas y cortijos, donde ubica con frecuencia sus nidos en las provincias de Granada, Almería y Jaén.

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Curruca tomillera Sylvia conspicillata

Distribución La Curruca tomillera tiene una distribución circunmediterráena y macaronésica, con su núcleo principal en el Mediterráneo occidental. En la España peninsular se encuentra dispersa por toda la región mediterránea, si bien tan solo es frecuente en el sureste y Valle del Ebro, los dos grandes ámbitos biogeográficos de la estepa semiárida ibérica. En Andalucía concurre como reproductora en todas las provincias, siendo relativamente frecuente en el Valle del Guadalquivir y la mayor parte de las sierras béticas, aunque se muestra más abundante y uniformemente distribuida en las provincias orientales.

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Hábitat No estrictamente esteparia, la Curruca tomillera ocupa una amplia diversidad de medios desarbolados independientemente del relieve, desde la estepa litoral hasta alturas superiores a los 1800 m. en las sierras béticas.

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Población

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No existen estimas fiables del tamaño poblacional de la Curruca tomillera en Andalucía. En el conjunto de España los datos tampoco son precisos, variando desde la horquilla 140.000300.000 parejas sugeridas en Purroy (1997), a la cifra mínima de 13.741 parejas estimadas en Martí y del Moral (2003). En general se presenta en bajas densidades y sólo se muestra más abundante en las estepas de Almería y las formaciones de matorral bajo de algunas montañas béticas.

Amenazas La Curruca tomillera se ha catalogado en Andalucía en el nivel “datos insuficientes” (DD; Franco y Rodríguez, 2001), debido a que se sospecha que su estado pertenece a una de las categorías de riesgo reconocidas por la IUCN pero no se dispone de la información necesaria para adscribirla a alguna en concreto. Entre las principales amenazas para la especie se han citado las repoblaciones forestales, la implantación de cultivos bajo plástico, los regadíos, el aumento de la utilización de insecticidas y el desarrollo urbanístico en zonas costeras.

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Camachuelo trompetero Bucanetes githagineus

Distribución Sur del Paleártico, desde las Islas Canarias por el norte de África hasta Pakistán. En Canarias se encuentra la principal población europea, limitándose en el resto de Europa al SE Ibérico y Turquía. Únicamente tres provincias, Almería, Murcia y Alicante cuentan con registros fiables de reproducción en la Península durante los últimos años (Martí y del Moral, 1993). En Andalucía las localidades típicas de reproducción se encuentran en el subdesierto de Tabernas, Sierra Alhamilla y Sierra del Cabo de Gata, todas en Almería. Probablemente nidifique también en la provincia de Granada, en la cuenca del embalse del Negratín. En esta última zona se producen grandes concentraciones de aves durante el período postreproductivo, en su mayoría juveniles, lo que sugiere movimientos dispersivos a gran escala, afectando probablemente a individuos de otras áreas (F. Valera, com. pers.).

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Hábitat Nidifica en zonas áridas y anfractuosas, con una importante proporción de suelo desnudo, utilizando para ello oquedades escasamente profundas en el suelo, taludes o rocas. Durante la temporada de cría se alimenta de semillas y requiere acceso diario a puntos de agua, para lo

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que llega a realizar desplazamientos de varios kilómetros al final del período reproductivo, cuando ésta escasea en sus localidades de cría (J. Manrique, com. pers.).

Población La población reproductora andaluza se ha estimado en 200-300 parejas (Martí y del Moral, 2003), teniendo como núcleo principal el de Tabernas en Almería. No obstante y a tenor de recientes conteos realizados en bebederos, esta cifra debe ser bastante inferior a la población real andaluza (Carrillo et al., 2003). En cualquier caso la tendencia parece ser de estabilidad e incluso incremento poblacional en los últimos años, manifestando una cierta expansión en su areal reproductivo andaluz, tendencia que es más notoria en el levante, sobre todo en lo que se refiere a la población alicantina.

Amenazas El Camachuelo trompetero se ha catalogado en Andalucía como una especie en “Riesgo menor, casi amenazada de extinción” (LR, nt; Franco y Rodríguez, 2001). La captura ilega l de paseriformes ha sido una de las principales amenazas para el Camachuelo trompetero. Su consumo y captura como aves de jaula en el litoral almeriense, aprovechando las agregaciones invernales, se conoce desde hace décadas (J. Manrique, com. pers.). Además, durante el verano se producen grandes concentraciones de juveniles en determinados bebederos, dónde pueden convertirse en presa fácil y masiva para los pajareros. Así por ejemplo, en la Hoya de Baza se han constando concentraciones de varios cientos de individuos en un único aguadero de pequeñas dimensiones (Fernández et al., 2002). La depredación de sus nidos es alta (Manrique, 1997) como ocurre en la generalidad de especies nidificantes a nivel del suelo en ámbitos esteparios (Yanes y Suárez, 1995). Ello supone un factor de riesgo no desdeñable, cuya sobrepresión puede impedir localmente la viabilidad poblacional y dificultar la expansión poblacional del Camachuelo trompetero, que por otro lado cuenta en Andalucía con una disponibilidad teórica de hábitat en principio mucho mayor al actualmente ocupado por la especie. Algunas de las antiguas localidades de cría conocidas han sido ocupadas por invernaderos durante los últimos años (F. Valera com. pers). Sin embargo la protección legal actual de una parte importante de los lugares de nidificación de la especie en Andalucía, incluso bajo la figura de ZEPA, es una garantía al menos para la conservación de estos enclaves.

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BORRADOR 3.5. Otras aves esteparias en Andalucía Además de las especies amenazadas, tratadas individualmente en el apartado anterior, otras aves integran también las comunidades orníticas de las estepas andaluzas (Figura 3.10).

Calandria

Terrera común

Melanocorypha calandra

Calandrella brachydactyla

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Cogujada montesina

Cogujada común

Galerita theklae

Galerita cristata

Alondra común Alauda arvensis

Collalba rubia Oenanthe hispanica

Triguero Miliaria calandra

FIGURA 3.10. Otras aves esteparias nidificantes en Andalucía.

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BORRADOR Todas paseriformes, se trata de especies más abundantes y, por lo general, más ampliamente distribuidas que las que tienen reconocido algún nivel de amenaza. De hecho algunas de ellas aportan la mayoría de los individuos a las comunidades. Así, la dominancia numérica de las estepas cerealistas recae en el binomio Terrera común-Calandria, mientras que en las estepas leñosas andaluzas las especies más abundantes son la Cogujada montesina y, localmente, la Terrera marismeña (apartado 3.2.2; Suárez et al., 1991). Los mapas de distribución de la Terrera común y la Calandria son extraordinariamente similares y, en lo que respecta al Valle del Guadalquivir, parecen el negativo de la Cogujada montesina, reflejo de esta nítida diferencia en su selección de hábitat. Ahora bien, no por su relativa abundancia estos paseriformes están exentos de la problemática general de los ecosistemas esteparios en Andalucía, especialmente aquellos más vinculados a los cultivos de cereal. Bien al contrario, la pérdida de hábitat adecuado es un patrón común que, junto a otros factores, se está traduciendo en una tendencia poblacional regresiva al menos en especies como la Terrera común, la Calandria y la Collalba rubia (Martí y del Moral, 2003). La Alondra común, uno de los aláudidos más abundantes en las mesetas ibéricas, es sin embargo rara como reproductora en Andalucía. Ocupa altiplanos en las sierras béticas y, en lo que aquí interesa, algunas estepas interiores de Andalucía oriental y parte de la costa de Huelva. Sin embargo es muy abundante durante el invierno en las tierras calmas andaluzas, donde confluyen individuos más septentrionales. Algo similar ocurre con otra especie no considerada en este trabajo, el Aguilucho pálido (Circus cyaneus), frecuente invernante en las estepas andaluzas. Estos contingentes invernales confieren aún mayor importancia a las estepas del sur de España y suponen para Andalucía una responsabilidad añadida en la conservación de la biodiversidad en Europa.

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