Story Transcript
Abuelo + Abuela
Baba Tutu Yo Cobra
Señor Gogo
King Kofi
Pincel
Julia Boehme Tafiti y el viaje al fin del mundo
Julia Boehme
Y el viaje al fin del mundo Ilustraciones de Julia Ginsbach
Uranito Argentina • Chile • Colombia • España Estados Unidos • México • Perú • Uruguay • Venezuela
Para V. ¡Hasta el fin del mundo! J. B.
Título original: Tafiti – Und die Reise ans Ende der Welt Editor original: Loewe Verlag GmbH, Bindlach Traducción: Equipo editorial 1.ª edición Noviembre 2016 Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo público. Cubierta e ilustraciones interiores: Julia Ginsbach Diseño de cubierta: Christian Keller Copyright © 2013 Loewe Verlag GmbH, Bindlach © 2016 by Ediciones Urano, S.A.U. Aribau, 142, pral. – 08036 Barcelona www.uranito.com ISBN: 978-84-16773-05-3 E-ISBN: 978-84-16715-44-2 Depósito legal: B-16.208-2016 Fotocomposición: Ediciones Urano, S.A.U. Impreso por: Gráficas Estella, S.A. Carretera de Estella a Tafalla, km 2 – 31200 Estella (Navarra) Impreso en España – Printed in Spain
Índice El sueño de Tafiti . . . . . . . . . . . . . . . . . 10 Comienza el viaje . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 King Kofi . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31 Señor Gogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44 La gran tormenta . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49 El río caudaloso . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60 En el fin del mundo . . . . . . . . . . . . . . . . 69
El sueño de Tafiti —¡Tafiti! ¿Estás loco? ¡Quédate aquí! —grita Tutu preocupado y sigue a su hermano con la mirada—. ¡Acuérdate del Señor Gogo! —Bah, no va a venir —murmura Tafiti y se aleja un poco más de la casa, correteando hacia la gran roca. Desde allí, disfruta de una fantástica vista de toda la llanura. Tierra roja, hierba amarilla y algunos árboles gigantescos aquí y allá. Pero lo que más interesa a Tafiti es la misteriosa colina que se eleva en el remoto horizonte. ¿Qué habrá detrás? Intenta asomarse estirándose un poco, ¡como si eso le sirviera de algo! Para ver lo que hay tras la colina habría que trepar hasta su propia cima. 10
Pero ese es un viaje demasiado largo y peligroso para un suricato tan pequeño como él. Tafiti suspira. —¡CUIDADO! ¡Señor Gogo vuela hacia nosotros! —grita Tutu de pronto. ¡FIUU! Todos los suricatos se esconden rápidamente en sus agujeros. ¿Todos? Tafiti baja de la roca deslizándose y corre a toda velocidad por la arena. ¡Rápido, a la entrada más cercana! «¡Aún queda uno ahí!», piensa contento Señor Gogo y se deja caer como un rayo desde el cielo.
Dando un enorme salto, Tafiti entra de cabeza en la madriguera. ¡Uf, se ha librado de milagro! —¡Qué rabia, otra vez me quedo sin probar un jugoso bocado! —maldice el Señor Gogo desde fuera. —¡Buf, vaya suerte has tenido! —le dice Tutu completamente pálido. —Desde luego que sí —asiente el abuelo—. ¡Deberías tener más cuidado, Tafiti! —Bueno, bueno —jadea Tafiti, todavía sin aliento.
Por la noche, en la oscuridad, hace frío y todos los suricatos se sientan cómodamente en el salón junto a la chimenea. Tutu tuesta nueces y el abuelo cuenta una vez más sus viejas historias. Las del ta-ta-ta-tatarabuelo que, en su época, emprendió un peligroso viaje hasta que por fin encontró aquí su nuevo hogar. Tafiti se sabe esas historias de memoria, pero le gusta volver a escucharlas una y otra vez.
—Todo estaba inundado —cuenta el abuelo—. No quedaba ni la más mínima zona seca. ¿Qué podían hacer él y su familia más que buscar un nuevo hogar que sí lo estuviera? ¡Y así, emprendieron la marcha y vivieron montones de aventuras! 15
Tafiti suspira. A él también le gustaría tanto vivir aventuras... A veces desearía que su casa también se inundara. Entonces, ellos también tendrían que marcharse en busca de un nuevo hogar. Tafiti ya sabe adónde podrían ir: ¡hacia la colina alta! ¡Así por fin vería lo que había detrás! Tafiti lo piensa detenidamente. ¿Es necesario que todo quede arruinado por el agua? ¿Es que tiene que pasar algo malo para que él se pueda ir? ¿No podría ponerse en marcha sin más? ¿Aunque fuera solo por curiosidad? Tafiti se rasca la oreja. Tiene que preguntárselo ahora mismo al abuelo.
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—¿Estás loco? —exclama el abuelo tomando aire—. ¿Es que no escuchas cuando cuento la historia del ta-ta-tatatarabuelo? Si lo hicieras, sabrías perfectamente lo peligroso que es. —El abuelo mira a su alrededor a toda la familia—. ¿Cuáles son los mayores peligros? Tafiti suspira. Ya sabe lo que viene ahora. Todos ellos conocen los peligros. —Existe el peligro desde el aire —dice el abuelo. —¡Ah, sí! —asiente Tutu—. ¡Acuérdate del Señor Gogo, Tafiti! —Y están los peligros sobre la tierra —continúa enumerando el abuelo. 18
—La serpiente siseante —murmura la abuela. —Y las zarpas mortales de King Kofi —susurra Tutu temblando. Solo de pensar en el terrible león se le ponen los pelos de punta. —Y no hay que olvidar —concluye el abuelo— el peligro que representa el río caudaloso. —Pero el ta-ta-ta-tatarabuelo sí que lo consiguió —insiste Tafiti obstinado. —¡Sí, él sí! —asiente el abuelo cauteloso—. ¡Él sí que lo consiguió! —Puede que yo también lo consiga —dice Tafiti en voz baja—. ¡Y entonces lograré ver lo que hay tras la colina alta! —¿Tras la colina alta? Pero Tafiti, ¡si eso ya lo sabes! —El abuelo
lo mira por encima de sus gafas—. Tras la colina alta no hay nada. ¡Es el fin del mundo! —No —susurra Tafiti—. ¡No lo es! Él lleva tiempo observándola: desde allí vienen ñus, cebras y muchos otros animales. ¡No pueden surgir de la nada! —Pues claro que allí está el fin del mundo —responde el abuelo riéndose—. ¡Eso lo sabe cualquiera! Y ahora, ¡buenas noches y a dormir! Tafiti respira con dificultad. El sol brilla abrasador sobre su cabeza. Está cansado y sediento, pero al mismo tiempo se siente inmensamente feliz. Casi lo ha conseguido: a pesar de todos los peligros, ha llegado hasta allí, ¡al pie de la colina alta!
Comienza a trepar y resbala por una pendiente escarpada. Pero continúa intentándolo sin descanso. Así va ascendiendo más y más. Dentro de un momento, llegará a lo más alto y entonces podrá ver por fin lo que hay detrás de la colina. Tan solo un par de pasos más. Tafiti estira el cuello esperanzado y, de repente…, ¡se despierta! ¡Pero qué rabia! ¡Ni siquiera en sueños es capaz de ver lo que hay tras la colina! Ha tenido ese sueño mil veces. Y mil veces se ha despertado repentinamente. ¡Siempre unos segundos antes de tiempo! 22
Al día siguiente, en lugar de corretear con sus amigos, Tafiti se sienta a la sombra de la gran acacia. Ensimismado, deja que la arena roja se escurra entre sus patas. «¿No debería marcharme sin más? —reflexiona—. Incluso aunque fuera verdad que tras la colina se encuentra el fin del mundo… ¿Qué aspecto tendrá?»
Tafiti suspira. Ojalá no existieran los peligros: el peligro desde el aire, los peligros sobre la tierra y el que representa el río caudaloso… Pero si el ta-ta-ta-tatarabuelo pudo hacer frente a todos ellos, ¿por qué no iba él a conseguirlo también? Tafiti se pone en pie de un salto. No queda otra posibilidad: ¡al menos tiene que intentarlo!