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EL FOBAPROA − IPAB La crisis económica que se abatió sobre los mexicanos en la última década tuvo un rasgo distintivo: Fue la conclusión de la más gigantesca maniobra especulativa del siglo. Los más acaudalados empresarios, aliados a poderosos grupos económicos extranjeros, precipitaron la crisis financiera que llevó a que más de 7 millones de usuarios de la banca cayeran en cartera vencida, con graves repercusiones para la vida política, económica y social del país. Privilegiados por la política económica, los banqueros han realizado la mayor expropiación de que tengamos memoria. Beneficiados con la reprivatización bancaria, con los créditos otorgados entre sí o para sí mismos, al final de sus tropelías exigieron, y obtuvieron del gobierno, que pusiera a su disposición gigantescos recursos económicos para salvar a la banca. Producto del modelo económico implantado en el país a partir del sexenio de 1982, no como modelo alternativo, sino como continuidad de la política económica desarrollada previamente por sus inmediatos antecesores, José López Portillo y Luis Echeverría, una nueva clase social se ubicó en la dirección del país, las cúpulas financieras, y llevó a que se profundizaran gravemente las abismales diferencias sociales. Bajo la conducción de los últimos tres presidentes de la República, el número de pobres y el de mexicanos que arribaron a niveles de la pobreza extrema se incrementaron, al mismo tiempo que la concentración de la riqueza rebasó la imaginación. En esta década, alrededor de 20 grandes empresarios nacionales ingresaron a la lista de los más ricos del mundo. Parte fundamental del acelerado crecimiento de su riqueza lo constituyó la política bancaria aplicada, tanto por el régimen de Salinas como el de Zedillo. La banca mexicana es el vivo espejo de la monstruosa concentración de la riqueza. Cuatro bancos, Bancomer, Banamex, Bital y Serfín, acaparan el 80% del capital y las operaciones bancarias. Los propietarios de los bancos son los privilegiados de los gobiernos de los presidentes egresados de las universidades extranjeras. Ahora todo el país es presa de sus fechorías. A través del rescate bancario obtuvieron cuantiosas fortunas procedentes del presupuesto gubernamental y, mediante el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), y la posterior creación del Instituto para la Protección del Ahorro Bancario, encubrieron sus ilícitos. El día de la guadalupana de 1998, pasará a la historia nacional como uno de negra memoria. En tal fecha, la nueva mayoría de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, integrada por los diputados federales del PRI y del PAN, aprobó la Ley de Protección al Ahorro Bancario (LPAB) y la creación del Instituto de Protección al Ahorro Bancario (IPAB). Sus consecuencias las sufriremos los mexicanos de ésta y las dos próximas generaciones. El presente trabajo intenta explicar de la manera más sencilla posible tales enredos financieros y se dividió en cinco secciones: La primera, Fobaproa, el atraco del siglo, aborda las ilegalidades de este organismo; la segunda, Fobaproa II, el IPAB, analiza la ley que le da origen y ofrece una opinión sobre este instituto; la tercera, es un análisis inicial del programa gubernamental de apoyo a los deudores, "Punto Final", creado como consecuencia de la aprobación del IPAB; la cuarta es un listado de conceptos y palabras relacionadas 1
con el mundo de las finanzas, y la quinta sección, es una numeralia para aquellos lectores que les guste hurgar en los números. ¿QUÉ ES EL FOBAPROA? Era, y es, porque aún no desaparece, un organismo encargado de vigilar y garantizar las operaciones de los bancos. Para cumplir con ese fin recibía de los bancos y del gobierno federal recursos económicos y podía, hasta ciertos límites, con una vigilancia especial y bajo reglas específicas de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), entregarle a los bancos respaldos económicos por los créditos que hubieran caído en cartera vencida. Se creó en 1990 con aportaciones de los bancos como un fondo para garantizar los depósitos de los ahorradores. El fondo es un fideicomiso privado y no una entidad de la administración pública federal y era administrado por el Banco de México. Sin embargo, ante la crisis bancaria, el gobierno, a través de Fobaproa, y sin aprobación de la Cámara de Diputados, les cambió a los bancos la cartera vencida por pagarés, que se vencían a los diez años, tiempo en el cual no se podían vender ni intercambiar. A cambio les garantizó que generarían intereses capitalizables cada tres meses, esto es, que les pagaría intereses sobre intereses. Pero el problema para los banqueros es que los documentos no se podían vender en las bolsas de valores. De ahí la propuesta del Presidente Zedillo de convertirlos en deuda pública. Para obtener esto se necesitaba la aprobación de la Cámara de Diputados. Esta transformación les generaría altísimos intereses a los compradores, dinero que tendría que gastar el gobierno, ya sea por medio de convertir los pagarés de Fobaproa en deuda pública, o por medio de otros instrumentos financieros expedidos por un organismo, específicamente creado con este fin, para que convirtiera los pagarés de Fobaproa en los nuevos instrumentos financieros, a los que se llamaran "garantías" u "obligaciones". De los 560 mil millones de pesos, aproximadamente 65 mil millones de dólares, a que ascendían las deudas de Fobaproa hasta el mes de febrero de 1998, aproximadamente 360 mmdp de deuda pertenecían a los bancos "muertos", que son los bancos intervenidos por el gobierno, es decir, ya no pertenecen a los accionistas de los bancos. Otros 160 mmdp pertenecían a los bancos que aún son propiedad de los accionistas: Banamex, Bancomer, Serfín, Banorte y Bital. El resto, son créditos de la banca de desarrollo y otros. ¿CÓMO FUNCIONA? Con el ahorro de todos los inversionistas y los trabajadores para su retiro. Debido a que muchos prestamos no fueron pagados por los por los deudores y que ellos llegaron a la quiebra total los bancos no podían salir de las deudas por ello el gobierno federal, presto cierta cantidad por ello todos los trabajadores de gobierno se les descuenta cierto porcentaje de su salario. En pocas palabras todos pagamos las deudas y los errores de los banqueros así como la de los deudores. VENTAJAS Y DESVENTAJAS PASADO
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• Salvaron los bancos de la quiebra parcial y total. • Mantenieron los ahorros del pueblo, etc...
• menos trabajo, etc...
• Puede llegar a una estabilidad muy considerable. • El fondo del retiro del trabajador, etc...
FUTURO
• Perdidas millonarias, etc... • pago de los impuestos.
• Mejor estabilidad económica.
PRESENTE
• Solo se beneficiaron unos cuantos.
• Solo unas personas tendrán los • privilegios, monetario, etc...
¿QUIÉNES SON ESTOS? Hace unos meses, Jaime Avilés, apoyándose en datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y seguramente en otros recabados por Víctor Blake, publicó una radiografía de los ahorradores, en la que demuestra muy claramente la salvaje concentración del capital en México. "Hasta Junio de 1997 en la totalidad de los bancos comerciales de este país había 16 millones 195 mil cuentas, que concentraban la suma de 929 mil millones 842 mil pesos". A continuación se expone un concentrado de las cuentas y el dinero de los ahorradores, de acuerdo a las cifras de Avilés: Límite
Número de cuentas
% de cuentas
Mil pesos 5 mil pesos a) 10 mil pesos b) 50 mil pesos c) 100 mil pesos d) 250 mil pesos 500 mil pesos 1 millón pesos Mas de 1 millón
7 271 942 3 237 566 10 509 508 1 903 201 12 412 709 2 712 861 15 125 570 545 182 15 670 752 340 566 99 761 43 683 40 959
44.90 19.99 64.89 11.75 76.64 16.75 93.39 3.37 96.76 2.10 0.62 0.27 0.25
Dinero depositado (millones de pesos) 2 mil 177 12 mil 862 15 mil 039 18 mil 424 33 mil 463 77 mil 266 110 mil 729 44 mil 668 155 mil 397 62 mil 547 40 mil 185 36 mil 073 634 mil 824
% del total 0.23 1.38 1.61 1.98 3.59 8.32 11.91 4.81 16.72 6.73 4.33 3.88 68.33
a) Mientras que 10 millones y medio de cuenta habientes apenas retienen un poco más del 1.5% de dinero, en el otro extremo, sólo casi 84 mil cuentas, las de un millón de pesos y las que lo rebasan, son poseedoras de más del 72% del capital. b) Del mismo modo, los cuenta habientes con menos recursos, tres cuartas partes del total, apenas rebasan el 3.5% del dinero ahorrado.
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c) Si a los anteriores le sumamos quienes tienen depositado hasta 50 mil pesos, y que obviamente no se trata de obreros o empleados asalariados, sino de "clasemedieros", nos toparemos que rebasan el 90% de las cuentas y solo superan la décima parte del dinero ahorrado. d) La situación empieza a cambiar cuando se suman las cuentas hasta de 100 mil pesos, esto es, que en este rango se encuentra la clase media de niveles altos. Continua Avilés: "Mientras 7 millones 271 mil 942 personas (casi 45 por ciento de la clientela bancaria) tienen un depósito promedio de 299 pesos con 49 centavos −en cuentas evidentemente únicas e individuales, porque nadie con fondos tan escasos se tomará la molestia de ocultar su "riqueza" en distintos bancos−, una selecta minoría (0.25% de la clientela, o sea El Divino, Hank González y algunos pocos más) disponen de 68.33% del dinero guardado. Las 40 mil 959 cuentas que atesoran las dos terceras partes del dinero movido por los bancos, no corresponden al mismo número de personas, pues bien sabido es que a nuestros multimillonarios les repugna la idea de poner todos sus huevos en una misma canasta. En México existe una clase media que tiene −entre personas y empresas− casi 9 millones de contratos o cuentas de más de mil hasta 250 mil pesos: una evite que administra, apenas, 184 mil 903 cuentas de 500 mil hasta más de un millón de pesos, y una masa de 7 millones 271 mil desheredados que ahorra meramente sus raídas ilusiones en cuentas cuyo tope máximo es de mil pesos". Blake calcula que 104 familias concentran 43.69% del ahorro, que en dinero representa 405 mil 904 millones 371 mil 931 pesos. A tal modelo de salvaje concentración del capital y la riqueza, es lo que el Presidente Zedillo llama "defender los ahorros de los mexicanos". Los mismos que son dueños de la mayor parte de los depósitos bancarios en México y en EU, son los principales deudores de Fobaproa y, además, son dueños de los bancos. Ganaron en la vorágine privatizadora de Salinas, ganaron en el rescate bancario y ahora pretenden erigirse en los beneficiarios del atraco fobaproesco.
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