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BIBLIA, EVANGELIO Y COMUNIDAD CENTRO FE Y CULTURA Sergio Armstrong Cox
II. LA COMUNIDAD DE JESÚS 1 1.1. EL JUDAÍSMO EN CRISIS Cuando hace su aparición Jesús, el Judaísmo vive una seria crisis de identidad. Desde el exilio el pueblo pasa de una dominación a otra: Babilonia, Persia, Grecia y Roma. La cultura griega, presente desde las conquistas de Alejandro Magno (333 a.C.), penetra con mucha intensidad en Palestina, no sólo en el periodo de la dominación griega (333 a 63 a.C).sino también en la romana (que asume el modo de vida griego en una gran medida). ¿Qué aspectos tiene esta crisis?: - Aspecto socio-económico: pobres y ricos El fundamento de la actividad económica en Palestina era la agricultura. En las ciudades existían pequeños mercados en donde los artesanos vendían sus productos. Había que importar alimentos. Los ejércitos exigían que se produjera en exceso. El gran comercio existía en donde estaba la navegación. Cualquier medio de transporte era caro. Valía la pena solo el transporte de aceite, vino y artículos de lujo. Palestina contaba con un sistema monetario. ♦ Épocas de hambre: en el siglo I a.C hubo dos sequías, un huracán, un terremoto, y epidemias. Hay períodos de hambre en el siglo I d.C ♦ Superpoblación. Sobre todo en Galilea que estaba densamente cultivada (casi 100%). Herodes tuvo que ubicar judíos fuera de Palestina. ♦ Concentración en la posesión de bienes: hubo una creciente concentración de bienes en el siglo I d.C. Herodes el Grande se había apropiado de muchas tierras mediante confiscaciones. Más tarde fueron compradas por ricos con gran capital. Esas tierras sirvieron para producir bienes para la exportación (trigo, aceite), la que generaba mucho dinero. ♦ La presión de los impuestos: ¿Qué impuestos debían pagar los judíos?: De Roma: impuestos por la propiedad, por cabeza, sobre la sal, sobre la venta, etc. Religiosos: impuesto para el Templo, el primer diezmo (para los levitas), tributos de primicias, por las crías de ganado, por el primogénito varón, porciones que corresponden a los sacerdotes por los sacrificios. Lo decisivo aquí no es tanto lo elevado de los impuestos (¡una muy pesada carga!) como su carácter de ilegítimos: pagar impuestos por la tierra se contradecía con el hecho de que Dios la había regalado a su pueblo, el impuesto per cápita recordaba la esclavitud. Hubo rebeliones por este motivo. 1
Esta presentación y la siguiente deben mucho a Theissen, Gerd (2005), El movimiento de Jesús", Sígueme, Salamanca, 2005.
2 Los impuestos religiosos se consideraban legítimos pero entraban en competencia con los de los romanos, lo que creaba un clima de inestabilidad. Los pequeños agricultores se endeudaban y a menudo lo perdían todo. - Aspecto socio-ecológico En la época del helenismo se produjo un profundo proceso de transformación: por todo el Oriente se fueron difundiendo ciudades helenísticas. Gozaban de una gran autonomía, tenían monedas propias, un territorio, murallas, gimnasios. Allí unos pocos gozaban de un elevado nivel de vida. Allí vivían los grandes terratenientes, mientras sus campos eran regidos por administradores. Algunas de ellas rodeaban los territorios judíos, otras estaban dentro de Palestina: Cesaréa Marítima, Cesaréa de Filipo, Sebaste, Los judíos vivían en ellas como una minoría. Mención aparte merecen Séforis y Tiberíades, edificadas por Herodes (esta última en un cementerio, lo que estaba expresamente prohibido por la Ley). Los movimientos de rebelión surgen en el campo, particularmente el de Galilea. Jerusalén en cambio, vive del Templo y por eso es conservadora. Consiguió varios privilegios de los romanos. Cuando en torno a las grandes fiestas llegan oleadas de campesinos galileos, éstos son mirados con reserva. - Aspecto socio-político Israel pretendía ser una teocracia; lo que se traducía en que debía ser gobernada por una casta sacerdotal. Por eso, existía el Sanedrín, un consejo judío que tenía funciones judiciales y de gobierno. Era presidido por el sumo sacerdote. Sin embargo, ya los griegos habían controlado los nombramientos para ese cargo. En la época del nacimiento de Jesús, Herodes el Grande controla todo el país, y por supuesto el Sanedrin. Más tarde, durante la vida pública de Jesús, gobierna Herodes Antipas en Galilea; pero Samaria y Judea están en manos de un gobernador romano. Esto no quita que el Sanedrín siguiera siendo un gran poder (pudo enjuiciar a Jesús y pedir la pena de muerte a Pilatos). Sin embargo, ninguna de estas autoridades tiene mucho poder y se descalifican entre sí: Herodes y el Sanedrín están en un permanente conflicto ya que se hacen competencia. El gobernador romano tiene sólo una pequeña guardia y está permanentemente expuesto a que los judíos vayan donde el legado de Siria con sus quejas (Palestina era un protectorado que dependía de la provincia de Siria). El sanedrín tiene sus facultades limitadas. Todo esto contribuye a un clima de permanente inestabilidad. Las ciudades helenísticas están regidas por una autoridad elegida por la asamblea de los ciudadanos. - Aspectos socio-culturales - Alejandro Magno fundó ciudades griegas en los territorios conquistados. - Los soberanos locales (como los herodianos) presumieron de estar al mismo nivel que los gobernantes griegos y fundaron también ellos ciudades helenísticas con población no griega (Cesarea, Sebaste, Tiberíades, Cesarea de Filipo).
3 - Se produjo una fuerte helenización de la población local en las zonas en que hubo un fuerte comercio con ciudades griegas. - En el Judaísmo surgió la discusión de dónde había que poner la frontera con los paganos - A los judíos los diferenciaba la Torah; sin embargo, también había discusión sobre el rigor con que debía ser cumplida. Lo que nos lleva al punto siguiente. 2. LA COMUNIDAD DE JESÚS Jesús fue un líder carismático. Sociológicamente hablando, el carisma es el don de ejercer autoridad sin basarse en instituciones y funciones previas. A menudo los carismáticos rompen las expectativas de funciones depositadas en ellos y entran en conflicto con las instituciones. Dos círculos de adherentes tuvo Jesús: uno más cercano de predicadores itinerantes y otro más lejano pero igual de importante: el de los adherentes locales. Nos centraremos a continuación en el grupo de los predicadores carismáticos itinerantes. 2,1. Los carismáticos itinerantes Jesús se sustrajo de su hogar y de su aldea y pidió a sus discípulos que hicieran lo mismo. a) Abandono de la familia El abandono de la familia era parte constitutiva del seguimiento. El ministerio de Jesús es errante y exige de los discípulos adoptar esta misma condición. Es difícil dimensionar lo que eso significa en el mundo mediterráneo de la Antigüedad. Toda la vida social se basaba en la familia 2, que era dirigida por el "pater familias" cuya autoridad era indiscutible. Al abandonar su casa, Jesús abandona su trabajo, dejando, así, a su familia sin el aporte de sus brazos. Esto significaba vivir como un marginal, un vagabundo, alguien en quien no se puede fiar 3, lo que era poco honorable y deshonraba a su familia. Y el honor era el valor supremo en el ambiente mediterráneo. No es raro, entonces, que su familia los considerara un loco y quisiera recuperarlo: "Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de él, pues decían: 'Está fuera de sí' (...). Llegan su madre y sus hermanos y, quedándose fuera, le envían a llamar. Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: '¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan.' Él les responde: '¿Quién es mi madre y mis hermanos?' Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: 'Estos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.'" (Mc 3, 21.31-35). En la misma línea se inscribe el siguiente texto de Lucas:
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No la familia nuclear actual sino una mucho más amplia. Los hijos casados se quedaban a vivir en la casa paterna. Eclo 36,28: 26 "¿Quién se fiará del ladrón ágil, que va saltando de ciudad en ciudad? Lo mismo ocurre con el hombre sin hogar, que se cobija donde la noche le sorprende."
4 "Mientras iban caminando, uno le dijo: 'Te seguiré adondequiera que vayas.' Jesús le dijo: 'Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.' A otro dijo: 'Sígueme.' Él respondió: 'Déjame ir primero a enterrar a mi padre.' Le respondió: 'Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios.' También otro le dijo: 'Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa.' Le dijo Jesús: 'Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.'" (Lc 9,57-62). El deber sagrado de cuidar a un padre anciano y de sepultarlo con todos los honores estaba presente en el Decálogo ("honrarás a tu padre y a tu madre": Ex 20,12) y en muchos otros textos bíblicos. En Gn 49,29 Jacob pide ser sepultado con honores a sus hijos; en Jer 22,18-19. La maldición que lanza el profeta Jeremías contra el rey Joaquín consiste precisamente en que su cadáver será expuesto al calor del día y al frío de la noche" (es decir, dejarán su cadáver fuera de Jerusalén y nadie rezará por él). Tobías tiene miedo de casarse con Sara por el riesgo de que lo mate el demonio y no pueda entonces darles a sus padres debida sepultura (Tb 6,15). Por eso las palabras de Jesús escandalizan. Los muertos en sentido metafórico, es decir, los que se niegan a entrar en el Reino de Dios, deben ser los que cumplan este deber filial. Para Jesús no hay tiempo que perder; los deberes familiares son menos urgentes que el anuncio actual del Reinado de Dios. En la misma línea va el siguiente trozo: "Si alguno viene junto a mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío." (Lc 14,26). 4 Se trataba de una ruptura que a menudo entrañaba una desobediencia al "pater familias", cuya voluntad dominaba a los hijos incluso cuando se casaban y permanecían en el ámbito familiar. Incluso si el abandono familiar ocurría con el consentimiento del padre significaba estar estigmatizado para siempre. En el mismo sentido, una parábola pone en guardia a los que están dispuestos a seguir a Jesús sin haberlo reflexionado suficientemente: “Porque, ¿quién de ustedes, que quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos y ver si tiene para acabarla? No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él diciendo: ‘Éste comenzó a edificar y no pudo terminar’ (...) Pues de igual manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes no puede ser discípulo mío” (Lc 14,28-30.33). En Mt 10,5 se presenta la vida itinerante como una obligación: En Mt 10,1-15 se nos narra este hecho: “A estos Doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: ‘No tomen el camino de los gentiles ni entren en ciudad de samaritanos; diríjanse a más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Vayan y proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. 4 "Odiar" aquí tiene el sentido de "renunciar a".
5 Curen enfermos, resuciten muertos, purifiquen leprosos, expulsen demonios. Gratis lo recibieron; entréguenlo gratis. No lleven oro ni plata ni dinero en el bolsillo; ni morral para el camino ni dos túnicas ni sandalias ni bastón; porque el obrero tiene derecho a su sustento. Cuando lleguen a cualquier pueblo, averigüen quién hay en él digno de recibirlos y quédense en su casa hasta que se vayan. Al entrar en la casa, saluden, y si lo merecen, la paz de su saludo permanecerá con ellos; si no, regresará a ustedes. Si no los reciben ni escuchan su mensaje, salgan de esa casa o de ese pueblo y sacúdanse el polvo de sus pies. Les aseguro que el día del juicio será más llevadero para Sodoma y Gomorra que para ese pueblo’”. Se entiende que Jesús no haya sido bien mirado en Nazaret (Mc 6,4) y lo mismo debe haber ocurrido con sus discípulos. ¿Qué pensar de jóvenes que dejaban sus familias con un par de brazos menos, teniendo en cuenta lo duras que eran las condiciones económicas y el código del honor? Es muy probable que la bienaventuranza de los perseguidos (Lc 6,22) se refiera al rechazo, persecución y desprecio que suscitaban en el medioambiente que habían dejado. b) Carencia de bienes Existe en el cristianismo primitivo una crítica a la riqueza y los bienes. Los carismáticos itinerantes no sólo lo predicaban sino que también lo vivían cuando practicaban en sus viajes una evidente vida ascética. A ello se refiere la orden de no llevar dinero, ni otra túnica, ni bolsa de provisiones, ni sandalias. En este ambiente Jesús (y los que vendrán después) podrán criticar el apego a la riqueza y exigir elegir entre Dios y Mammón (Lc 16,13). En esa línea van las maldiciones lucanas: Lc 6,24ss. Detrás de la pobreza se hallaba una confianza absoluta en la bondad de Dios, que no iba a permitir que su misionero pereciera: "Por tanto les digo: No anden ustedes preocupados por su vida, qué han de comer o qué han de beber; ni por su cuerpo, qué han de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Miren las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y su Padre celestial las alimenta. ¿No son ustedes de mucho más valor que ellas? (...) Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se les darán por añadidura." (Mt 6,25-32). Suelen presentarse estas palabras como dirigidas a los cristianos en general o incluso al hombre universal. No parece ser así. Su contexto vital más probable es el de los carismáticos itinerantes. Hay fijarse que aquí la preocupación no es cómo se alimentará a la propia familia, a aquellos que no están a cargo de uno. Los carismáticos itinerantes vivían de lo que les daban los adherentes sedentarios a cambio de su enseñanza y sanaciones, tal como se verá. c) Carencia de protección Quien iba sin bastón por los caminos de la antigüedad, renunciaba ostensiblemente al más elemental medio de autodefensa. A ello Jesús agrega el mandamiento de ofrecer la mejilla izquierda, cuando le han golpeado a uno en la derecha (Mt 5,38ss). La exhortación: "Y al que te exija ir cargado mil pasos, ve con él dos mil (Mt 5,41) dice relación con el carácter caminante de los carismáticos: para el que va de camino no existe una gran diferencia entre cargar algo una milla o
6 dos" 5 Esta renuncia a la defensa se practicaba también ante los tribunales y las autoridades. Se dejaba a merced del Espíritu Santo el encontrar las palabras acertadas (Mt 10,17ss). Los carismáticos eran expulsados de un lugar a otro (Mt 10,23; etc.). Su persecución se pone en relación con la suerte corrida por los profetas. (Lc 6,23). d) En función de la Buena Noticia En un ambiente en que no existen los actuales medios de comunicación, la institución de los itinerantes fue un modo genial de suplir esa carencia. El anuncio consistía en la pronta llegada del Reinado de Dios. 2.3. Los adherentes locales Las comunidades locales fueron centrales en el cristianismo primitivo. Ellas sostenían a los predicadores itinerantes y llevaban a la práctica en la vida cotidiana la enseñanza de Jesús y los discípulos. Sobre ellas sabemos muchísimo menos que sobre los predicadores itinerantes. El mismo Jesús encontró acogida en casa de simpatizantes. Por ejemplo en casa de Pedro (Mt 8,8) en la de Marta y María (Lc 10,38ss), Simón el leproso (Mc 14,3ss); algunas mujeres le asistían con sus bienes (Lc 8,2ss). Tales familias simpatizantes constituían el núcleo de las posteriores comunidades locales. No conocemos esta realidad con exactitud: para el ámbito de Palestina, las comunidades locales se hallan atestiguadas únicamente en los casos de Jerusalén, Judea (1 Tes 2,14; Gal 1,22), Galilea (Hch 9,31). Hay testimonios que apuntan también a Samaría (Jn 4,1ss). Son numerosos los testimonios de que hubieron en las ciudades helenísticas: Cesarea, Tolemaida, Tiro, Antioquía, Damasco. A la larga se destacaron Jerusalén y Antioquía. a) Un ethos más moderado Los miembros de las comunidades locales no tenían la libertad de los itinerantes: se debían a su profesión, a su familia y su ambiente en general. Cuando en los Sinópticos encontramos normas más radicales junto a otras más moderadas, es obvio que corresponden unas a itinerantes y otras a comunidades. locales. No siempre es posible hacer la delimitación. - Algunas comunidades querían ver la Ley cumplida hasta los últimos detalles (Mt 5,17ss), en vez de criticarla (como en las antítesis del Sermón de la Montaña (Mt 5,21ss). - Los doctores de la Ley y los fariseos eran para ellas las autoridades legítimas (Mt 23,1ss), y no instancias absolutamente corrompidas (Mt 23,13ss). - Reconocían el Templo y el sacerdocio por medio de la ofrenda de sacrificios (Mt 5,23), y que, por lo tanto, había que pagarle tributos (Mt 17,24ss). El sacerdote podía declarar a alguien sano (Mc 1,44). 5
Muy probablemente los que obligaban a un servicio de este tipo eren los soldados romanos.
7 - Aceptaban la costumbre de ayunar (Mt 6,16ss). A veces se acomodaban externamente a ciertas normas sin renunciar a una "reserva mental" respecto de ellas: en realidad el cristiano estaba exento al tributo al Templo, pero era mejor hacerlo (Mt 17,26), el testimonio de la salud resultaba superfluo, pero se hacía; etc. - Sólo en las comunidades estables había cuartos interiores adonde poder rezar (Mt 6,1ss). Se buscaba una justicia (cumplir la voluntad de Dios) mejor a la de los escribas y fariseos. - Los adherentes locales son la "nueva familia" de los itinerantes: "Pedro se puso a decirle: ‘Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido’. Jesús dijo: ‘Yo les aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o tierras por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora, al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna” (Mc 10,33-35). En realidad, los itinerantes deben ser causa y fermento de un grupo más amplio, formado por todos aquellos que han adherido al anuncio de Jesús. Recordemos el texto citado más arriba: '¿Quién es mi madre y mis hermanos?' Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: 'Estos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.'" (Mc 3, 33-35). La comunidad de los discípulos y los adherentes locales fueron llamados por Jesús a constituir una especie de “anticipación” del Reinado de Dios futuro; esto es, la nueva familia escatológica (3,31-35; 10,28-30), el Israel definitivo en donde Dios comienza a reinar ya, perdonando los pecados y ofreciendo una nueva relación con Él, filial, y entre sus miembros, fraternal. Por ese motivo, los discípulos deben vivir una actitud de servicio y de renuncia a la ambición de poder en la comunidad (9,34); deben hacerse niños, en su modo de recibir el amor del Padre (10,15). En síntesis: Puede constatarse aquí la centralidad de este doble seguimiento de Jesús. Por una parte es necesario un grupo marginal de "locos", que viva anticipadamente aquí y ahora el estilo de relaciones del Reinado de Dios, que sea un signo claro de ese Reino, especialmente en su lucha en contra de los grandes ídolos de la riqueza, el poder y el honor. Sin embargo, la revolución de los valores que Jesús propugna de algún modo debe ser vivido por todos, aunque sea de un modo limitado, de modo de ir conduciendo gradualmente al conjunto de la sociedad hacia el tipo de cultura que Dios quiere. Sin los locos, los embates de la realidad cotidiana terminarán sepultando la utopía del Evangelio, que quedará como letra muerta. Sin los "adherentes sedentarios", lo que vivan estos grupos radicales será finalmente irrelevante, constituirá una curiosidad, sin auténtica importancia. Con mucha lucidez Jesús instituyó estos dos tipos de seguimiento.
8 3.- ¿CÓMO RESPONDIÓ JESÚS A LOS CONFLICTOS DE SU ÉPOCA? El Reinado de Dios propuesto por Jesús fue una revolución de los valores. La cercana venida del día en que Dios reinaría como un Padre para su pueblo estaba por llegar. Había que convocar a Israel para este acontecimiento. La constitución de los Doce, apunta a la restauración del Pueblo Elegido. En los sueños de los israelitas más sensibles a las esperanzas escatológicas se esperaba realmente la recomposición de las tribus israelitas. El pueblo de las doce tribus no era ya una realidad desde el destierro de las tribus del norte (721 a.C.) por el imperio asirio. Las del sur, al menos en parte, habían regresado a su patria, y sin las otras, habían dado origen a la comunidad judía posterior al destierro babilónico. Se consideraba que los tiempos del giro decisivo y radical que Dios iba a imprimir a la historia coincidirían con los de la recomposición del pueblo de las doce tribus. Por ejemplo, Baruc dirige a Jerusalén las siguientes palabras: "Mira hacia oriente, Jerusalén, y contempla la alegría que te envía Dios. Mira, ya llegan tus hijos, a los que despediste: vuelven convocados desde oriente a occidente por la palabra del Santo y disfrutando de la gloria de Dios."(Bar 4,36-37). En Eclo el autor ruega a Dios: "Reune a todas las tribus de Jacob, devuélveles su heredad como era en el principio" (Eclo 36,10). En 2 Mac: "Reúne a los nuestros dispersos, da libertad a los que están esclavizados entre las naciones, vuelve tus ojos a los despreciados y abominados, y conozcan los paganos que tú eres nuestro Dios." Y más adelante: " (...) como había prometido por la Ley, el mismo Dios, como esperamos, se apiadará pronto de nosotros y nos reunirá de todas partes bajo el cielo en el Lugar Santo; pues nos ha sacado de grandes males y ha purificado el Lugar." (2 Mac 1,27; 2,18). a) Recuperar a los marginados - Jesús anuncia que Dios ejercerá su poder a favor de los pobres, reinará en su favor (=de ellos será el reino de los cielos): Lc 6,20-21) - Jesús renuncia a aumentar el rigor de las normas cultuales de la Ley (como los esenios y fariseos), ya que eso aumenta la división al interior del pueblo; por querer conservar la identidad ante el poder de la cultura griega al final se termina perdiéndola. Jesús pretende dirigirse a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Por eso no entra en las ciudades helenísticas y sí se hace presente en los campos que las rodean que están llenos de campesinos galileos. El movimiento de Jesús estará integrado fundamentalmente por ellos. b) Transferencia de algunos valores de la clase alta al pueblo sencillo Por lo mismo es interesante captar algunos valores que son una novedad en el cristianismo. Hay 3 valores de la clase alta que Jesús transfiere a sus discípulos: - El perdón a los enemigos: ¡Amen ustedes a sus enemigos y oren por los que los persiguen. De este modo serán ustedes dignos hijos de su Padre celestial!" (Mt 5,44-45). Establecer la paz y ser magnánimos con los enemigos son tareas de príncipes; ser "hijo de Sios" es algo propio de soberanos. En Atenas, el rey Demetrio Poliorketes (291-290 a.C.) fue aclamado como "hijo de del dios poderoso", y se le suplicó que estableciera la paz (FrGrHi 76 F 13). César fue famoso como pacificador (Dión Casio 44,49,2); y así otros. - La generosidad con los bienes: la generosidad es una virtud aristocrática. También ella forma parte del ideal de los soberanos en la antigüedad: el monarca debe destacarse por sus
9 actos benéficos y su generosidad. Así se comportaron César y Herodes. Jesús estima más el don de los pobres que el de los ricos. Éstos, que depositan mucho dinero en el cofre de las limosnas, dan en realidad menos que la mujer pobre: "Pues todos han echado de lo que les sobraba; ella, en cambio, ha echado de lo que necesitaba, todo lo que tenía para vivir" (Mc 12,44). La viuda pobre realiza así la virtud aristocrática de la generosidad. En esta misma línea va la parábola de Mt 18,23ss. - La sabiduría: la cultura, la sabiduría y la condición social alta se hallan íntimamente relacionadas. En la literatura judía encontramos expresada con toda claridad la vinculación de la sabiduría con una clase social específica. Ben Sirac dice acerca del sabio: "Ejerce su servicio entre los grandes, y se presenta ante los príncipes..." (Eclo 39,4). Solamente puede ser sabio el que no tiene que trabajar con sus manos: el labrador, el albañil (arjitécton), el pintor, el herrero y el alfarero. Aquellos, si bien realizan una tarea altamente valorada, se considera que no tienen libre la mente para pensamientos elevados. Sin embargo, Jesús es considerado un sabio y un maestro, y era un artesano de la construcción. Sus contemporáneos se dan cuenta de que en él su sabiduría sobrepasa los límites de su condición social: "La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: '¿De dónde le viene esto? y ¿qué sabiduría es esta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, Joset, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?' Y se escandalizaban a causa de él." (Mc 6,2-3). En esta línea van las parábolas: son expresiones de sabiduría que no requieren de un saber previo, especializado. Son un saber al alcance de todos. c) Exaltación de algunos valores de las clases modestas: Jesús proclama y exalta dos valores que se encontraban en el pueblo sencillo: el amor al prójimo y la humildad. - El amor al prójimo: presupone un semejante de igual valor; se da con él una ética de la vecindad. El amor al prójimo no es una novedad del cristianismo: existía en el Judaísmo y en el Oriente antigüo. El doble mandamiento de Jesús ya estaba entre los maestros de la Ley del judaísmo (Mc 12,28-34). Lo nuevo es que Jesús lo extiende al enemigo (Mt 5,43-48), a los extranjeros (como en la parábola del buen samaritano: Lc 10,30-37), y a los pecadores (Lc 7,36-50; 7, 34). - La humildad o renuncia al estatus: La humildad es la virtud complementaria del amor al prójimo. Éste presupone la igualdad. En cambio, la renuncia al status se da precisamente donde hay diferencias de condición social para que la otra persona pueda convertirse en "prójimo" de igual valor. Se aplica al poderoso sobre todo al interior de la comunidad. "Entre ellos hubo también un altercado sobre quién de ellos parecía ser el mayor. Él les dijo: 'Los reyes de las naciones las dominan como señores absolutos y los que ejercen el poder sobre ellas se hacen llamar bienhechores; pero no así ustedes, sino que el mayor entre ustedes sea como el más joven y el que gobierna como el que sirve. Porque, ¿quién es mayor, el que está a la mesa o el que
10 sirve? ¿No es el que está a la mesa? Pues yo estoy en medio de ustedes como el que sirve." (Lc 22,24-26). En otro pasaje: "Ustedes, en cambio, no se dejen llamar `Rabbí', porque uno solo es su Maestro; y ustedes son todos hermanos. Ni llamen a nadie `Padre' suyo en la tierra, porque uno solo es su Padre: el del cielo. Ni tampoco se dejen llamar `Instructores', porque uno solo es su Instructor: el Cristo. El mayor entre ustedes será su servidor (Mt 23,8-11). El padre y el maestro tienen en común ser autoridades absolutas en el mundo judío. Y eso conlleva el estar muy por sobre el nivel de los hijos o alumnos. No puede ser así en la comunidad cristiana: no puede haber en ella autoridades absolutas, ni diferencias de status. Todos estos valores los aplica Jesús a la relación con los paganos. También ellos son "prójimo" y están al mismo nivel de status; se debe ejercer con ellos la generosidad y el perdón.