Bibliografía LA NECESIDAD Y LA CONVENIENCIA DE ESTUDIAR A ESTADOS UNIDOS

Bibliografía LA NECESIDAD Y LA CONVENIENCIA DE ESTUDIAR A ESTADOS UNIDOS lztapalapa, año 2, núm . 4, Un iversidad A utónoma Metropolitana- lztapa lap

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ESTADOS UNIDOS Y LA GUERRA DE ESPAÑA
UNISCI DISCUSSION PAPERS Nº 11 (Mayo / May 2006) ESTADOS UNIDOS Y LA GUERRA DE ESPAÑA AUTOR:1 ANTONIO MARQUINA Director de UNISCI Introducción La

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La seguridad México-Estados Unidos La seguridad ocupa un lugar protagónico tanto en las agendas particulares de México y de Estados Unidos, como en l

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LA NECESIDAD Y LA CONVENIENCIA DE ESTUDIAR A ESTADOS UNIDOS lztapalapa, año 2, núm . 4, Un iversidad A utónoma Metropolitana- lztapa lapa, Méx ico, enero-jun io de 1981, "Estados Unidos: histo ri a y coy untura" , pp. 3

a 309.

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an lejos de D ios y ta n cerca de Estados Un idos." Es un a frase tan repet ida, tan cop iada, que ya es lugar comú n. La so mbra de l co loso de l norte sigue oscu reciendo los destinos de su vec ino de l sur. Estados Un idos no deja de se r un tema consta nte de disc usió n entre los m ex icanos pe ro, irón ica mente, raras veces ha sido tema de in vest igac ió n c ient ífi ca. Esta extraña co ntradi cc ió n ha co ndu c id o a mu chas imprecis io nes acerca de los estado unidenses y su pa ís. M ientras que so n incontab les los li bros, artícu los y reporta jes period íst icos escr itos sobre México al lende el rí o Bravo, hay una se nsibl e ausenc ia de Estados U nidos en la ob ra de los cientí f icos soc iales mex ica nos. La imagen de Estados Unidos en Méx ico ha sido, desde ha ce m uchos años, m ate ria de m ani pu lac ión por pa rte de li be rales y conse rvadores, de la izq ui erd a y la derec ha. La historia esc rita como propaga nda t iende siempre a se r maniqu eíst a, cuand o la rea lid ad no lo es. Si hemos de se r honestos, la historia pasad a y el futuro de Méx ico han estado y seg ui rán estando ín t im amente re lacionados co n Estados Unid os; ya es tiempo de que los investigadores se sienten a estudiar en se rio, co n sentido crítico, y dejen de escr ibir v isce ral mente. Como nos recuerda el gran hi storiador ing lés E. H. Ca rr (en

¿Qué es la historia?), es más fác il condenar y d iv id ir la hi stor ia entre bu enos y ma los que ana li za r los o rí genes de un fenóme no y exp li ca r su ca rác t er. Parece q ue esta situ ac ión ha sido re conoc id a rec ientemente por algun as institu cio nes mex icanas, entre ell as El Colegio de México y el CIDE. Este último, por ejemplo, con el Instituto de Estudios de Estados Unidos, ha ven ido a llenar un poco este v ac ío. Su constante aná lisis de la rea lid ad presente de ese país ha sid o muy útil. H a evitado cae r en el error frecuente de considerarlo com o un mono li to y ha podido aislar y analiz ar la ex ist enc ia de d ist intos grupos de in terés. No obstan-

te los avances de l CIDE, sus análisis han sido sobre todo de coyun tu ra y ha fa ltado notor iame nte e l ot ro lado de la moneda, el aná li sis hi stóri co. A hora, el núm ero 4 de la revista lztapalapa viene a sum ar sus fuerza s a esta tarea re lativa mente rec ién empezada. Los artí culos de invest igadores de l CIDE, la UAM, la UNAM y el CEESTEM (más dos artículos de estadounidenses) son un a manifestac ió n clara del crec iente interés c ientífi co en est a materia. Es significativo q ue el tema de l número de lz tapa /apa qu e se comenta sea " Estados U nid os: histo ri a y coy untura" , reconoci mi ento in equ ívoco de la necesid ad de profundizar en ambas fac etas de l aná lisis. Lo que nos desconc ierta es la acc id entada organ izac ión de los artí cu los in clui dos, en la que no podemos encontrar ningun a lógica. El exce lente artícul o de Ma. Cri stin a Mo ntaño, que podría funcionar como la in troducc ión natural al tema de la rev ista, ape nas apa rece en la pág in a 222. El de Ma rtín Mo isés López Carn ica, t amb ién mu y bueno, que da las bases históric as d el surg imiento de l im pe ri o estadounidense, es t á al final. Los artícu los de Ado lfo Agu il ar Z in se r, D ani el Ma nn y Lund y Seymo ur Me lman, qu e proporc io nan in fo rm ac ión f un dame nta l para la comprensión de lo escr ito por Luis Ma ira, J. Puyana y Sen y Ve lasco, aparecen as imi smo poster io rm ente. Para el lec tor poco co nocedor de la prob lem áti ca de Estados Uni dos, un a organi zac ió n rac io nal de los artíc ul os podrí a haber ay ud ado a un a comprensión más caba l del t em a. El trab ajo de Ma . Cri stin a Montaño, " La comprensión de la hi sto ri a de los Estados Unidos como un elemento esencial pa ra la li berac ió n nac ion al", es muy suge rente y dem uestra un co noc im iento prof undo de l tema . Nos po ne a lert a frente al probl em a de la ahi storicid ad que pu ede surg ir en el es tudio coyuntural de un fe nómeno. En este caso, M o ntaño escoge y discute diversos problemas de la hi sto ri a esta dounid ense que también afectan a la hi stori a mex ica na . Un factor muy posit ivo de este trab ajo es el anál isis de la hi stor iografía es t adounid ense (tema poco atend ido en M éx ico) y el señalami ento de las distintas corri entes reformi stas y conse rvado ras. Empero, in curre en algunos erro res menores, como ident ifi ca r a Char les y Mary Beard co n los marxist as (p. 240) c uand o, au nque reformistas y part ida ri os de una in te rpretac ió n eco nómi ca de la historia (influi dos por Marx), eran reco noci dos hi stori c istas. Tambi én

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hab ría que seña lar que la corriente de la que es máximo exponente W ill iam App lema n W il li am s, surg ida a f ines de la década de 1950, se co noce en Estados Unidos como " revi sion ista " , porque plantea la revisión de la corri ente neo-con se rv adora de Samu e l E. Morison, A . N evin s, et al.

La bi b lio grafía que co nsu ltó e l auto r es imp res io nante y fu e b ien aprove c hada El desarrollo cap ita li sta estadounid ense aparece des c rito co n un a gran riqueza de datos. Se anali za tanto la crecient e lu c ha d e c lases qu e este desarro ll o susc itó co m o e l desarroll o po líti co- ideológico y la po líti ca ex terior.

M o ntaña se es fu erza po r desmitificar va rio s temas: la Guerra de 1847, la ca racte ri zac ió n del Suroeste, los grupos nac io nales y min o rí as, y la s intervenc ion es de Estados Unidos en e l extranjero, seña land o c larame nte su compl ejid ad y que no pueden exp l ica rse mediante red ucc ion es eco nómicas vul gares (p. 235) El punto ce ntral de su argum ento se res um e as í (pp. 234-235)

El artí cu lo de Lu is Ma ira q ue ab re la rev ista, " La pres ide nc ia de Reagan: los primeros 100 días", es exce lente y propo rc ion a mu cha in fo rm ac ió n sob re e l equ ipo y la organización actuales de la Casa Blanca. Expl ica có m o f un c ion an los republi canos en el poder y qué representa su mayoría en el Se nado (qu e estuvo bajo co ntro l demócrata por 26 años). Sin emba rgo, hay algun as cosas que se podrían haber expli ca do m ás cu idadosamente: por ejemp lo, el emp leo de la palabra co nstituencies, sin def inirl a pa ra e l lector co mún . La compos ic ió n étni ca, eco nó mi ca y soc ial de un d istr ito electora l es un compone nte de importanc ia v ital para la compren sión de l sistema político esta do unid ense .

" El no abordar el estud io de la hi stori a de Esta dos Un idos y su soc iedad nos l leva a co nceb ir lo co m o una g iga ntesca estru ctura monolítica y un a excepc ió n de los rasgos universa les de la lu c ha de c lases. A largo p lazo, la capac idad de di st in gu ir entre las fuerzas soc iales y los intereses de c lases en Estados Unidos se rí a un aspecto c lave pa ra e l éx ito de las lu c has de liberac ió n nac ional en el hemisfer io." La autora dem uestra precisamente cómo se log ra este tipo d e aná li sis cuan do estu dia los grupos ra c iales y las minorí as, m arca ndo un a c lara distinción entre los grupos (am erindio s, afro am ericanos, am eras iáticos y m ex ica nos), y nega ndo la posibilid ad de hab lar del prob lema de las m ino rí as en ge nera l. Co rr espondería seña lar además, po r nues t ra parte, qu e las relac iones entre las distintas m inorí as y los subgrupos no siempre han sido muy cordia les. El artícu lo de Car los Marichal, " Los es tudi os lat inoamer icanos en Estados Unidos: aca demi a y po líti ca", v iene a subraya r lo mu c ho qu e se estudia a México y Amé ri ca Lat in a en Esta dos Unid os . El trabajo es muy inform at ivo y presenta un desg lose de los diferentes tipos de instituciones de es tudi o. Enfati za un prob lema v ige nte tanto aquí como all á: la uti li zac ión d e los inte lectuales µor parte de l sistema domina nte y las p res iones po l ít icas que res u lt an de ell o. Nos asomb ra la gran cant id ad de profes iona les esta doun idenses q ue se d ed ica n a los estudios lati noamer ica nos: en o t oño de 1980 habí a 2 350 perso nas adscr itas a la Lat in American Stud ies Associat ion (LASA), aunque muc hos se ded ica n a li teratura y l ingüí sti ca; e l co ntra st e co n los es tudi os mex ica nos sobre Estados Unidos es ab rumador. Además de las un ivers idad es , qu e engloban co rr ientes co nse rva do ras y progres istas, Maricha l aborda un tema d e suma impo rt anc ia, los famosos think ta nks. D e ese modo nos percatamos de qu e los estud ios lati noamer icanos no so n ta rea exc lus iva de las universidades, sin o tamb ién de inst itucio nes pr ivadas, f inanc iadas por empresas privada s y contratadas por el las o por depend enc ias gubernamentales para rea li zar investigaciones es pec ífi cas. Ma rtí n Moisés López Garn ica, en su artículo " Los orígenes de l imperio no rt ea merica no (1870-1900)" , hac e un exha ust ivo es tudio de las cond ic io nes en q ue surgió Estados Un idos como potencia impe ri al ista . El trabajo ti ene como ob jet ivo central señalar las pa rt icu laridades del caso. El autor pon e énfasis en la expa nsió n comercial y en la neces idad de amp l iar los mercados de ex po rtación para el desa rro ll o del imperia li smo es tado u n idense (d e 1870 a 1900) m uc ho m ás que en la exportac ió n de cap ita l o la búsqu ed a de mater ias pr imas .

Por o tro lado, cuando M a ira exa min a el equ ipo de Reaga n y el pensa mi ento de la derec ha, su análi sis es muy in c isivo. La derec ha aparece en toda su hete roge neidad, " una sum ato ri a confli ct iva y poco co here nte de distintas organi z ac io nes" (p. 19). No hay dud a d e que Ma ira maneja muy b ien su tema, respetando todas sus comp le jid ades . No sucede lo mi smo en el artíc ul o de Ma. Isa be l Sen y Guillermo Jesús Ve lasco, " La adm ini strac ión Reaga n y los proyectos de un a derecha articu lada co m o respuesta a la c risis nortea mer ica na" . En vez de mostra r un conoc imien to profundo, co mo los auto res arriba co m entados, aq uí se pa lpa m ás b ien un co noc im iento de manu al. La derec ha estado unidense aparec e poco diferenc iada, co m o un bl oq ue, y nun ca se expone c lara y detal ladame nte su proyecto de respuesta a la crisis. En la página 69, los autores d icen que " teniendo como punto focal d e sus ataques a l co mun ismo, McCart hy logró dar un a expres ión interna al f enó m eno de la Guerra Frí a" Este planteam iento es in suf ic iente; hay que profund iza r e ir más all á. Lo s investigadores d eben sabe r que e l verd adero blanco de McCarthy y los republi ca nos que lo manipu laban no era los co mu nistas int ernos (g rup o reducidísim o y poco influyen te) sino los v iejos parti darios refo rmi sta s del New Dea l, t od avía poderos os en e l gobie rn o. No se 1imp ió e l apa rato es t ata l de fantasma s comunistas sino de " nuevotrat ist as", ac usándo lo s de ser "comp l acientes co n e l comuni sm o" . Si se qui ere desg losar una derecha articu lada desd e el padre Coughlin (no "Ca ughl in" ) hasta la John Birch Soc iety, pasando por McCarthy, hay que anali za r la ba se económ ica de estas co rri entes. En es te artícu lo no está de lin eado qué es lo qu e d istingu e a la nu eva dere c ha de la v ieja, o a los neo-c o nservadores de los conse rvadores de prin c ip ios de la Guerra Fría . Sobre todo ¿dónde se ubica Rona ld Reaga n? Vi ene de Ca l iforn ia, cuna d e los John Birchers, pero ut il iza los pl antea mi entos de los neoco nserv ado res. Éstos (n o só lo el muy c itado l rv in g Kr isto l) surgen en co nd ic iones d ist in tas a las de los v iejos co nservadores; los separa e l fracaso de l keyn esianismo, la guerra de V iet Nam , la esta nfl ac ió n y un mundo mucho m ás host il. Este problema requ iere análisis muy f ino. El artícu lo de Seymour M el man, " La inf lac ión y e l dese mp leo como producto d e la economía de guerra " , es brill ante. Se t rata d e una teori zac ió n importante, m uy b ien docume n-

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tada, sob re el pape l de la eco nomí a de guerr a en la economía imperi ali sta . De hec ho, en el análisis qu e traza Me lm an pod emos ve r el efecto de la guerra de V iet Nam en la economí a y nos ll eva a rep lantea r las teo rí as de Baran, Sweezy y Magdoff sobre el pape l de l mil itari smo y de las guerr as imperia l istas para el dec enio de 1970 en ade lante. El autor demuestra cómo la eco nom ía de guerra ha afectado adversa mente al desa rro ll o del cap itali smo esta dounid ense. " A l ap ro pi arse de la mayor parte de l fo ndo nac ional de re cursos de ca pital y tecno log ía, el cual es f ini to, la operac ió n normal de la eco nomí a mili ta r ha provocado dificu ltades cada vez mayo re s para l a eco nomía civil " (p. 84) . M elman relacio na el c r ec i m ii. •~t o de la eco nomí a militar(y de la eco nom ía de guerr a mante ni da en t iempos de pa z) con va ri os fac tores negativos : la infl ac ión, el dese mpleo y la dism inu ción de la tasa de produ ct iv id ad de la in dustri a estadounidense. La metodología de l artícu lo es muy efi caz : se presenta un a hipótes is, se exp li ca y se pru eba co n cop iosos datos; lu ego se procede a formu lar otra hipótes is que amp lía la anterior. Se va fo rmando así un argu mento muy só lid o para co mproba r lo dañino de la economía militar. Se ll ega a afirmar que "e l desemp leo c ivil relacionado co n la eco nomí a militar sos tenida de los Estados Uni dos" alca nza de siete a nu eve mill ones de empl eos (p. 93), ci fra deva stadora . Segú n expu sieron Baran y Sweezy en El capital monopolista, es prec isamente el gasto militar, que abso rb e una gran parte del excede nte, el que evita qu e la economía se esta nqu e. De acuerd o con Melman, quien no co ntradi ce aquí es te aná lisis de Baran y Sweezy, escrito en 1964, la fun ción y los fine s de la inversión en la economía de guerra han ca mbiado. Tomás Ca lvo Buezas, en su artí culo " El movimiento ca mpesin o chi ca no: ¿lu cha de c lases o lu cha de razas y etni as?", suena como propagandista del movimiento de los United Farm Workers de Césa r Chávez . Hay una falta total de crítica objetiva . Además, al autor le gusta hacer ge nerali zac iones grandilocue ntes: qu e la famosa huelga de 1965 en California " dio comienzo al confli cto de lu c ha soc ial más importante de toda la hi storia del movimiento campesi no de los Estados Unidos" (p. 170). De ninguna manera restaríamos importa ncia al movimiento de la United Farm Workers, pero hay que mantener c iert a perspect iva histórica y no precipitarse en los juicios. Los populistas deben es tar dando vu elcos en sus tumbas. Sin emba rgo, a pesar de su tono ingenuo, no deja de ser intere sa nte el artí culo de Ca lvo Bu ez as. Le preocupa mucho demostrar que Chávez no es ni "comunista ni anarquista ni sociali sta", que se mantiene fiel a los id ea les de los Padres Fundadores, au nqu e só lo la derec ha más reaccio naria maneja todaví a es as ac usac iones. E1 marco teó ri co es un poco co nfuso: para el autor, Chávez no es un revo lu cionario pero sí ha creado una revo lución cu ltura l, que es necesario expli car con más cu idado. La dis cusión de la identid ad cultura l del chicano es sugerente y constituye un tema sumamente significativo y difícil. No hay duda de que ex iste un a ten sión (p. 176) entre la cu ltura chica na y el credo "americano". E1 lat inoa mericano se ace rca al chicano a tientas, sin sabe r co n certeza si es mexicano o es tadounidens e. El c hi cano mi smo ti ene grand es problemas de ident id ad (si es que ha aceptado la nom enclatura de "c hi ca no", lo que en sí revi st e ya c ierta toma de conc ienc ia). Un a amiga

bibliografia

chi ca na me dijo que en M éxico se siente más est adoun idense, pero que en Estados Unidos se siente más mex ica na. El artí cul o de Ca lvo Buezas res um e un l ibro suyo que está a punto de pub l icarse en Madr id; será in teresa nte ver si allí profundiza más estos t emas, co n sent ido crítico . Es muy buena idea in c luir en una revista dedicada a Estados Unidos un artí cul o sobre la presenc ia soviética en América Lat ina (y ¿por qué no un núm ero de la rev ist a dedi cado a la URSS?). El desarro ll o de Estados Unidos co mo superpo tenc ia no puede aisla rse de la evo lu c ión de su ri va l. No obstante, el artíc ul o de José Migue l ln su lza podría habe r sido más in c isivo y mejor docume ntado. Nos de ja co n más preguntas planteadas que res ueltas . No se puede ade lantar en el análi sis crí t ico y o bj eti vo de Estados Unidos sin hace r lo m is mo con la URSS. ln sul za descart· la prese nc ia sov iéti ca en Amér ica Lat ina (qu e no se reduce a la ay ud a económi ca y militar); la presenta como todo menos como amenaza. Habl a del " exceso de agres ividad de uno [E stad os Unidos] y exceso de cautela del otro" (p. 156). Deja de lado varios facto res de la presencia soviética: el pape l de los partidos com uni stas prosoviéticos y la actuación de la KGB . Na di e discute qu e la presenc ia sov iética en Am éri ca Latin a no es comparable con su crec iente participación en Áfr ica y As ia. Sin embargo, nos parece un error metodoló gico aislar esa prese.nc ia en el resto del Tercer Mundo, de su actua ción aquí. Así, en vez de ser el gigante oso ruso en Checoslovaquia y Afganistán (esperamos que no lo sea en Polonia), en América Latina es co rd ero. ¿Será qu e la URSS t iene políticas totalmente distintas para las diferentes reg iones del Tercer Mundo, y piensa respetar el famoso " traspati o" estadounidense? Habrí a que investi ga rlo con más det enimiento. " El significado de clase del se rvic io militar obligatorio y la cri sis actua l del imperi alismo" se abord a en un artí cul o del profesor de la Universidad de California en Los Ángeles, D ani el Manny Lund. En este trabajo, cuyo ostens ible fin es fundamentar la posición que debe tomar la izquierda es t ado unid ense frente a la reinstalació n del se rvi c io militar obligatorio, hay ap rec iac iones muy buenas . El análisis del servicio militar obligatorio como "una intersecc ión de intereses militares, políticos y de co ntrol social" (p. 247), y el de las clases genera lm ente inscritas en el ejército (minorías y cla se trabaj adora amenazadas por el desempleo) son exce lentes . No obstante, a mitad del artícu lo apa rece una declaración de fe que sa le sob rando. La posición ideológica del autor es obvi a. Su ca rac t er izac ión de la "contradicción fundamental " rec uerda mu cho a Mao (Sobre la contradicc ión y Sobre el tratamiento correcto de las contradicc iones en el seno del pueblo), y es más id eo logí a que c iencia (aunqu e és tas no son totalmente separab les). Las relac iones entre el mundo cap ita l ista y el sociali sta son bastante más comp lejas de lo que él plantea : por ejemplo, la enorme invers ión de las transnacio nal es en Europa Oriental y la t ran sferencia de te cnología de avanzada a la URSS (véase J. Wilczynski, The Multinationals and East-West Relations) . Su pensamiento parece reducirse a lo siguiente: la con tradicción fundamental que ri ge al mundo es socialismo vs. capitalismo; la URSS es domin ada por revis ionista s, pero qu e todavía son socia listas; como los amigos de la izquierda so n qui enes es tán en co ntra del imperialismo de Estados Unidos, entonces la URSS es ami ga de la izqui erda estadou nidense, haciendo caso omiso de su rev isionismo . ¿Cómo pu ede un autor

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-·omercio exterior, febrero de 1982

qu e es capaz de elaborar anális is muy acertados, reduc ir las relaciones tan complejas a estos simp li smos? El artícu lo de Jorge Carrillo y A l berto Hernández " Las maqui ladoras en la frontera: algunas cons iderac iones para su evaluación" está muy bien documentado y proporciona mucha información interesante. Los datos provienen de una investigación reali za da por los autores sobre la fuerza de trabajo femenina en Ciudad Juárez . Lo que en este número de lztapalapa sí es un desastre, desgraciadamente, es la bib l iografía sobre Estados Unidos, elaborada por Ana Pricila Sosa . Una buena bib l iografía (no tenía que ser demasiado extensa) sería un apoyo muy va l ioso para la lectura de los propios artículos inc luidos. Sin embargo, la que 3 publica no tiene pies ni cabeza. Esta plagada de errores de ortografía (no todos pueden ser de mecanografía) y de uso incorrecto de minúsculas y mayúsculas . Los nombres de los autores están ma l escritos, e incomp letos en mu c hos casos. Dice la compiladora que no constituye una bibliografía exhaustiva; de eso no hay duda, pero hay una notoria omisión de l ibros c lave. Muchas obras se repiten en diferPnt· ~s incisos, mientras que las esencia les, de gente como Wi l l iam Appleman Williams, Walter LaFeber, Gabrie l Kolko, Franz Schurmann, Cl inton Rossiter, Richard Hofstader, Edward Kirkland y H.U. Fau lkner, para mencionar las fa ltas más penosas, no se in cluyen . Esta bibliografía parece más bien una recolección accidenta l de obras que un trabajo para presentar al lector una guía de las mejores lecturas sobre los temas incluidos . Debemos mencionar, antes de concluir, la selección de las fotografías que acompañan los artícu los . Fueron escogidas por alguien con sentido humano y mucha sensibilidad y humor. Constituyen, en verdad, una adición valiosa a la revista . Sin embargo, pensamos que, en los casos en que fuera posible, debían llevar una explicación de su tema. No dudamos que al lector le interesaría mucho saber que, por ejemplo, en las páginas 16 y 23 uno está mirando nada menos que a Teodoro Rooseve lt, el de l gran garrote. Aparte de algunas fallas, recomendamos ampliamente el número 4 de la revista lztapalapa; representa un muy elogiable esfuerzo para estimular y animar en México el estudio científico de la historia y desarrollo actual de Estados Unidos. Los artículos incluidos demuestran sin lugar a dudas la trascendencia de esta temática en sus distintas facetas y la urgencia de seguir avanzando por este camino. D Francíe R. Chassen

UNA INCONGRUENCIA APARENTE: EL "PROGRESISMO CONSERVADOR" Hugo Assmann (ed .), El Banco Mundial: un caso de "progresismo conservador", Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI), San José, Costa Rica, 1980, 245 páginas .

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1 Banco Mundia l, principal organismo financiero internac io-

nal, ha recibido poca atención de los estudiosos de l mundo subdesarro ll ado y más específ icamente de la región latinoame-

ricana . Si bien esta institución fue creada al mi smo tiempo que el Fondo Monetar io Internacional , de conformidad con los acuerdos de Bretton Woods, en 1944, la política del segundo siempre se ha destacado más . El Banco Mundial: un caso de " progresismo conservador" consta de trabajos de ocho científicos sociales que buscan, desde distintos puntos de vista, hacer un análisis crítico de la política del Banco Mundial , contribuyendo sin duda a la mejor com prensi ón de las funciones que cumple en los países subdesa rro ll ados. Conviene señalar que dichas funciones en nada co ntradicen la política de l FMI sino que la complementan . Si bien el libro está integrado por artículos independientes, puede subdividirse en dos grandes partes: a] en la prime ra, Hugo Assmann (compi lador), en el artículo " El progresismo conservador del Banco Mundial ", se propone analizar críticamente la ideología de este organismo, basándose sobre todo en declaraciones emitidas por altos funcionarios de la institución y en documentos oficiales; b] en la segunda, los autores abordan el tema de la política del Banco Mundial en el sector ag rícola y sus vinculaciones con la " satisfacción de las necesidades básicas de los pobres rurales '', de gran importancia para los países ce ntroamericanos. En su trabajo, a títu lo introductorio, el compi lador hace ref erencia a algunos aspectos históricos importantes de l Banco Mundial: la formación de su estructura interna; la evolución de su política de préstamos; el predominio de los intereses de los países desarro ll ados y en especia l de Estados Unidos. Esa parte, más bien descriptiva, se cierra con un resumen de algunas de las críticas más frecuentes a este organismo, como los co ndicionamientos que impone por sus préstamos; su operación semejante a la de los bancos privados, así como aspectos negativos de los proyectos llamados de " nuevo estilo" . Lo esencial de este artícu lo, como afirma el propio autor, es su carácter ana lítico, concentrado en el estudio del l lamado "progresismo conservado r". Assman define esta expresión, a primera vista contradictor ia, como la conjunción de una ideología progresista con una práctica conservadora (p. 58) . Sin embargo, en su análisis concibe al " progresismo conservador" como ideología, dividiendo su estudio en dos partes. Bajo las "estructuras de superficie de la ideología'', Hugo Assmann destaca, del discurso del Banco Mundial, el manejo de los conceptos de productividad, crecimiento, seguridad y necesidades básicas. Como "est ructuras profundas de la ideología" entiende aquellas que en el fondo " determinan de hecho las políticas'', como las de expansión del comercio mundial y de las corrientes internacionales de capita l, de la formación del ahorro interno, etcétera (p. 51 ). Basado en el discurso oficial del prop io Banco y en d iagramas sobre la lógica de su po lítica, el autor analiza algunos aspectos esenciales en el estudio de es te organismo financiero internacional y que merecen destacarse: 1

i) la estrategia de desarro ll o del Banco Mundia l continúa te1 . Los diagramas fuero n presentados en un estudio del Congreso estadounidense sobre organismos financieros internaciona les: Hearings Befare a Subcommittee of the Committee on Appropiations, Cámara de Representantes, 95a . Legis latura, parte 5/1 1, 1978.

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niendo co m o base e l crecimien to, adaptad o a las nu evas nece sidades de l mundo capital ista y de la expa nsión internac io nal del co m erc io y del ca pital 2 (p. 26). Es dec ir, e l Banco Mundia l, m ás que un org ani smo d e ayuda, es una in st itu c ió n fun c io nal a la actual f ase de l desa rrollo capita li sta.

ii) Aunqu e en el d iscurso se dé m ayo r importanci a a la sa tisfacción de las necesidad es basicas, en la pol iti ca de pré stamos de l Banco Mundial " só io apa rec e ta nge nc ial me nte" (p. 49). iii) Por ú ltimo, se considera qu e la sa ti sf acc ió n d e las nec es idades básic as debe rea l izarse en benef ic io y po r med io de l prop io c rec im iento, ya que se las vincu la d irectamente co n los aspectos de la productividad y la seguridad (pp. 28 y 51) Po r su co ncept ual izac ió n en el conju nto de l trabajo, estas af irm acio nes están sujetas a algu nas crít icas: po r un a parte, hay una in co herencia in terna en el prop io estud io, pu es to qu e el " prog res ismo co nse rvador" se ana l iza co m o pura ideo logía, cuando se lo hab ía d efinido como ideología (progres ist a) y práct ica (cons ervadora). Además, si se conc ibe el " p rog res ismo conse rvador" como pura ideo logía. el concepto es co ntradictorio en su prop ia def ini c ión. Po r ot ra parte, al res trin g ir el anál isis a lo ideo lógico, el autor ut ili za inadecuadam ente el propio con cepto de ideo log ía. Si aceptamos que ' ' la ideo logía co nsiste, rea lm ente, en u n ni ve l ob jet ivo específico, en un co njunto co n co herencia relat iva de represe ntac iones, va lo res, c ree nc ias" y q ue " t iene prec isa mente co m o f u nc ión , al contrar io qu e la c ienc ia, oc ul ta r las co ntrad icc io nes rea les, reconstruir, en un plano im ag in ar io, un di sc urso relativamente cohe rente q ue sirva de ho rizo nte a lo 'v iv ido' de los age ntes, d ando fo rm a a sus representac io nes según las re lac io nes rea les e in se rtándolas en la unidad de las re laciones de una fo rm ac ión", entonces d ic ho concept o esta rí a m a l em p lea do en el aná l isis. 3 Aunq ue se estud ian c iertos aspec t os de la ideo log ía, se t ratan t am b ién elementos de práct ica conc reta, como todas las m ed idas de l Ba nco M undi al que se refi eren al co m erc io, los in ce ntivos al ca p it al extranj ero y al aho rro . In c luso se puede c uest io nar qu e el co nce pto de segu ridad, "pa ra la c ual no basta n só lo las armas", com o e l pro pi o au to r lo se ñala. sea pura id eo log ía o fo rm e part e de la po lí ti ca co nc reta. Por co nsiguiente, si e l aná lisis no se res tr inge a lo ideo lóg ico, sino q ue abarca la po líti ca de l Ba nco en su co njunto, es d eci r, t anto aspectos id eo lóg icos co m o de acc ión concreta, es insuf icie nte estu d ia r só lo el d isc urso of ic ia l. La po líti ca de l o rgani sm o fina nc iero en el sec to r ag rí co la está ampli amente cub ierta en la seg und a parte del t raba jo. Em pero, debid o a que en la pr ime ra - la más genera l d e la obra- no se hace referencia a la est r;iteg ia globa l de desa rro l lo de l Banco Mu ndi al, el estudio pu ede ll evar a una inte rp ret ac ió n equivocada. El Ba nco M und ia l, con t rari ame nte a lo q ue puede ref le¡ar mu c has veces su d isc urso, p romu eve una estrateg ia de desa rrollo industr ia/, con la m áxima apertura de la s econom ías del Tercer Mu nd o. Todo e l énf.:is is puesto en el sector ag ríco la no 2. " . . .Todo indi ca que tanto las estructuras de superficie como la es tructura profunda de la ideología arrancan de Id confro ntación con el modelo de desa rroll o como ' crecim iento' y se despli ega n como sugerenc ias de ajuste, que giran co nstantemente alrededor de ese mode lo." 3. Nicos Pou lantzas, Poder político y clases socia les en el Es tado cap italista (16a. ed.), Siglo XXI Editores, México, 1978, pp. 263 y 265.

bibliograf í~

es tá aislado de este pro ceso, sino qu e fo rm a parte de las fu ncion e> que d ic ho secto r c ump le en la dinám ica de la ac umu lac ión en esc ala inter nac io nal. A unqu e este últ imo as pecto sea resalta do por algu nos autores en los art íc u los de la segunda pa rte. se p ierde en el co ntex to general del l ibro, pue s está poco desa rro l lado en la parte más genera l so bre la estrategia globa l del Banco Mundial. En la segund a parte de l lib ro, la es pec ial im po rta nc ia que se d a a la po lítica del organis m o financ iero en el sec tor ag rícola se ex plica por dos factores. Po r un a parte. e l Banco Mu ndia l es el pri nc ipal pres tamist a para proyec tos ag rí colas en el m undo subdes arro ll ado. Este papel se hace aún más importa nte cuando se toman en co nsideración sus ope rac io nes de cof inanc iam iento y la inf lu encia que la in st it ució n ejerce en otros o rganis m os, facto r este último destacado po r Robe rt Ca rty en su t raba jo " El c¡_ ba il o de Troya: la 'N ueva Ay ud a' a los campes in os pob res" Po r ot ra pa rte, pa ra los paí ses centroame ricanos cob ra es pec ial importan c ia la po lí tica de l Ba nco Mundia l en el área rural. En ese conte xto, la arg ume ntac ió n de los d ist in tos auto res considera dos as pectos central es : la agroinc/u;tria y la satisfacción ele las necesidades básicas. Cla udia Torres, en su artícu lo " El Ba nco Mu nd ial y las po lít icas de co ntro l de a lim entos", relac io na el desa rro ll o y la expa nsió n de la agro indu stria co n la " cr isis" de ali me ntos que surg ió a p rin c ip ios de los afios se t enta. En " Las fa lac ias de ia 'N ueva Es tr ategia' de l Ba nco M un d ial" , este au tor y M ar ielos Z úñi ga t amb ién conce den un a es pec ial signif icac ió n al d esa rro ll o de la ag ro indu str ia y sus repercusiones sobre los campes inos, co nc ib iendo la estrat eg ia del Ba nco Mundial en e l marco más ge nera l de la po lí t ica de la Com isió n Tril ateral. En su artícu lo "E l Banco M undi al y la ag ro industri a", Chery l Payer anal iza có m o la po lí t ica de esta instituc ió n prom ueve al gran cap ita l tra nsnac io nal, lo qu e refu erza aún más su do mini o sob re las co m unidades camp es inas. G ran pa rte de los aspec t os m enc io nados se rec oge en el es tudi o " Inc ursio nes de l Ba nco Mu nd ial en Centroamérica", de Be verly Kee ne, q ue ana li za el caso es pec íf ico de la ga naderí a en es t a subreg ión. Fra nces Moo re Lappé y Josep h Coll in s, en su artí cu lo " f' Banco M und ial: /ataq ue a la pob reza' ?", y Cheryl Paye r en "E r' Banco Mu ndi al y los pequeños ag ricu lt ores", aun q ue t ambi én es t udian el desarro ll o de la ag ro indu stri a, busca n ve rif ica r si el d isc u rso de l Ba nco M undi al co in c id e co n su po lí t ica co nc ret a pa ra sat isface r las neces id ades bás icas. Si b ien cada uno de los auto res enfoca des d e su punto d e v ist a la po lít ica de l Ba nco Mu ndi al en el área ru ral, hay algu nos aspectos ese nc ia les en los q ue coinc id en. Los siet e au to res op inan qu e la po lít ica rur al de l Banco M un d ial no be nef ic ia a las capas pobr.=s, sin o q ue las pe rju d ica . A pesa r de q ue só lo algunos d e el los se ña lan el pro b lem a d el uso inadec uad o de l d inero en los p royectos ag ríco las , todos crit ica n a la in st it uc ió n por no ca nali za r la mayor pa rte de sus rec ursos a los pe queños prod uctores . Por otra pa rte, ta m bién se af irm a qu e los "campes inos sin t ierr a" so n prác t ica m ente exc lui dos de la po lí t ica ru ral del org anismo fina nc iero. Esto se debe a que el Ban co M un d ia l, aunqu e otorgu e pré sta mos a in te reses más bajos, sigue los m ismos criterios del cré dito comerc ial, segú n los c ua les el cap ital (tierra e in strumentos de t rabajo) es la ga rantí a de la. deuda co ntraíd a. Otro fa ctor que evidencia las grandes l imitaciones de la

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· comercio exterior, febrero de 1982

po lít ica rur al de l Ba nco es su form a de co ncebir la reforma ag rari a, qu e no ti ene como fin d istribuir la t ierra sin o in creme nta r la produ ctivid ad . Es dec ir, se m anti enen intactas las grandes prop iedad es y se bu sca or ga ni zar la prod ucc ió n de los pequ eños produ cto res de t al m anera qu e se in cremente su exce dente co m erc iali za b le. Po r con sigui ente, la id eo logía de la "sat isfacc ión de las neces id ades bás icas" ref leja, en el fo ndo, la in co rpor ación de la pequ eña produ cc ión ca m pes in a al merca do ca pita li sta , po r m edi o de un a m ayo r produ ct ivid ad . Este as pec to es comp atibl e co n otro o bj eti vo de la po líti ca del Banco Mundial : " la pequ eña revo lu c ión ve rd e". Ca mbi and o los m étodos de produc c ió n, la nu eva tecno logía qu e se deberí a utiliza r requi ere de un a gran ca ntidad de in sum os produ c idos en el m erca do ca pitali sta : se m ill as, f ertili za ntes, m aq uin ari a, p rodu cto s químicos, et c. De esta m anera, se indu ce a los ca mpes in os al end Pu d am ie nto, lo qu e ace lera aún más la conce ntrac ió n de la t ierra y la pro leta ri zació n en el campo. Po r último, la mayor ex pansió n del ca pital en e l campo f o rta lece e l de sa rrollo de la ag roindu str ia, y a q ue este proceso o frece in ce nti vo~ a los "c ul t ivos aprop iados para e l pos t erior p rocesa mi ento y la co merc ia li zac ió n nac io nal" y prin cipa lm ente en el m erca do ex tern o (p. 22 4) Po r tan t o, es te pro ceso t iene co m o co nsec uenc ia un a m ay or produ ctividad en fun c ió n de los intereses d omin antes de los países desarro ll ados y en detr imento de los niv eles de nutri c ió n de las pob lac iones rural es de l Terce r Mundo. O sea, los autores se ña lan q ue la po líti ca de l Ba nco Mund ial en e l secto r rural, co ntrari ame nte a su d iscurso, promu eve la con ce ntrac ión y la tran snac io nal izac ión del ca pital en e l ca m po, empeorand o aü n m ás la sit uac ió n de los " pobres rura les" En este se nti do, Chery l Paye r af irm a: "es in ev ita bl e qu e la ' pequ eña revo lu c ió n ve rd e' qu e q ui ere im pul sa r el Ba nco en el sec tor d e los pequ eños propi et ari os, te nd rá co nsec uenc ias sim ilares a la Revolu c ió n V erd e, sal vo qu e se rá aün m ás desa stro sa en t érmin os de una m ayor pobreza, dese mp leo, des pojami ento de tierras y d ese sp eranza" (p . 188). Las con sec uenc ias nega t ivas de la po lí t ica de l Banco M undi al para e l sector ag rí co la de los países del Terce r Mund o se hace n a(1n más graves si se co nsidera q ue por m edio de sus présta m os la in st itució n atrae todavía m ás cap ital ex tr anj ero (con sus o perac ion es d e co fin anc iami ento) y ta mbi én tiene pod er para im po ner co ndi c ion es a la po líti c a ec on ó mi ca interna . Los importantes fac tores se ña lados po r los autores de es te trabajo so bre la po líti ca del Banco Mundi a l en el secto r ag rí co la ti enen espec ial interés para Ce nt roa m éri ca y t am b ién pa ra los países qu e es t án in se rt ados de ma nera simil ar en la eco no mí a m u nd ial. Sin emba rgo, es necesar io se ñalar qu e la políti ca del Banco lviund ial tambi én es t á p rese nte en lo s pa íses subd esa rroll ad os qu e t ienen un a in teg rac ión m ás co mpl eja co n el merca do intern ac io nal. En ellos, es tos mi smos aspecto s c rític os (la tr ansnac io nali zac ió n del ca p it al y del c om erc io, la may or apertura d e las eco nomí as nac io nales y lo s condi c ion amientos de polí t ica económi ca) no só lo afec tan al sec t or rura l, sino t ambi én a los ám bitos indu stri al y f in anciero. 4 O

Mónica Baer 4. Para mayores referencias, en espec ial sobre la reg ión latin oa merica na, véa se Samue l Li chte ns ¿te jn y Móni ca Baer, "Un enf oque lat inoamericano del Banco Mundi al y su política", en Econom ía de América Latina, núm . 7, CID[ México. segundo semestre de 198'1.

REVOLUCIÓN Y LEGALIDAD Char les C Cum be rl and, La Revolu c ió n M ex icana (Los aí'los co nstituc io na listas), Fo ndo de Cultu ra Económ ica, Méx ico, 1980, 388 pág inas. 1 auto r enfoca la revo l uc ió n const itu c io na lista po r anto nomasia, encabezada po r do n Ve nusti ano Carranza, a pa rtir de l Plan de Guada lupe (26 de m arzo de 1913), co ntra el es puri o gobi erno d e V icto ri ano H ue rta. D e ese modo, el lapso de es tu d io se ex ti end e de 191 3 a 1920, año en qu e mu ere ases inado en Tl axcalalto ngo q uien fu e Prim er Jef e de l ejérc ito popu lar qu e pugnaba, en pr in c ipi o, po r la v ige nc ia de la Co nsti t uc ión d e 1857. Ca rr anza desapa rece de la esce na políti ca siendo Pr es idente Co nstituc io nal d e los Es t ados Unidos M ex ica nos. ba jo los prece ptos de la Co nst itu c ió n Po lí t ica de 1917, prom ul gad a prec isa mente bajo su m and ato.

E

El pe rí odo en cuest ió n es exam in ado co n sus antecede ntes y con sec uentes de ri go r. Los pr imero s fu eron los ini c ios el e la Revo luc ió n mex ica na co n Franc isc o l. Mad ero . Los segundos: e l régi m en de los revo lu cio nari os sono renses, co n Á lvaro O bregó n al frente, q ui en, a su vez, l lega a se r Pr es idente de la Repúbli ca, pos t erio rm ente a l inter in ato de Ado lfo de la Hu ert a. Ca be in d icar qu e este l ib ro pós tum o de Cum be rl and fu e com pl et ado y es tru c turado po r otro u otros auto res, lo c ua l d ebe te nerse en cuenta al hace r su ap rec ia c ión . Des de lu ego es ta obra ti ene dos cu a lid ad es noto ri as: no s aporta la versió n de la Revo lu c ión m ex ica na d es d e el punto d e v ist a de las f uen tes doc um enta les es t adounidenses, exa minadas po r Cum be rl and con ob jet iv id ad y ri gor. Su segun do m érit o es t rib a en q ue e l autor es un l iberal es t adounid ense qu e as pir a a co mprende r a M éx ico, sin nega r m uc hos de los pun tos de v ista tradi c ion ales en los scholars de Es t ados Unidos cuando abo rd an los as untos lat in o ameri c ano s. La fi gura hi st ó rica de do n V enu sti ano se ha v eni do enaltec iendo en los ültimos deceni os, como notorio líd er qu e enc abeza las luc has d e los pu ebl os mex ica no y lat inoam erica no en general , por su l ibert ad y auto no m ía, co nt ra el imperia li smo, qu e precis amente propi c ia la desesta bi li z ac ió n po lít ica y los golpes d e estad o, co m o el de Vi ct or iano Hu ert a y e l de Pino c het. Q ui enes se rebelan co ntra un rég im en go lp ist a, aun co n to dos sus defec t os, co mo e l go b iern o de Car ran za, so n los continuad o res del rég im en legítimo, in stitucional. As í, po r ree stabl ece r el de Franc isco l . Mad ero, se enta bló la luc ha del pu ebl o co n ard o r fo rm id abl e, impe li do po r la con c ie nc ia de cas t igar a los ases in os de M adero y Pino Suárez, Pres id ente e l uno y Vice pr esidente el otro, de la Re p(• b lic a. E1 pr es ide nte Ca l les, al lu c har de nu eva c uenta por in stituc ion al iza r al M éx ico mod ern o, no só lo se reiv ind ic a, sino qu e pasa a se r de los grandes revo lu c ion ari os m ex ica n os, se gün e l criteri o of ic ia l. As í, sus restos reposa n a la vera de dos rob ust os in st itu c iona li stas, Madero y Ca rra nza, en el Mon um ento a l a Revo lución. En el capítu lo t it ul ado "P re lu d io de l co nf li c to", Cum berl and exa min a la luc ha made ri st a co ntra el gobi ern o va letudin ari o d e Porfi rio D íaz y el pape l q ue dese m pe i'l aron los grupos soc ial es más releva ntes: los ejérc itos (el fe dera l y el revo l uc io nari o), las fu erzas po lí t icas y las eco nóm icas. Des pu és se ref iere al go bi erno de l pre sidente Madero. su od isea y su f in .

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A l aborda r la etapa d el gob iern o de Victo ria no Hu erta, so n va li osas las apo rtac iones de la hi sto ri og rafí a estadounid ense, sob re la act itu d del gob ierno del pres id ente Wi lson hasta la desa pari c ió n políti ca de Hu ert a, al se r vencido por las fu erzas revo lu c ion ari as. Según el autor, el ve nc ido ejército fe deral hace mutis sin pe na ni glo ri a en la cap itul ac ió n de Teo loyuca n, ante las fu erzas revolu cionari as del ge nera l Á lva ro Obregón, el 13 de agos to de 1914. Creemos que debió informar porm enorizadamente al lector sobre ese fin , como lo hizo, a veces con perspicacia, sobre importantes ope raciones militares . Valía la pena, por lo demás: fu e la segunda vez en nu estra historia que un movimiento revolucionario no sólo vence sino que disuelve, li cenci ándolo, a un ejérc ito reaccionario. La primera fue en Ca/pula/pan, en diciembre de 1860, que dio fin a la Guerra de Tres Años. Dicha acc ión la presidió, al frente del ejérc ito liberal. Jesús González Ortega, lo cua l hizo posible que Juárez entrara a la ciudad de M éxico en enero de 1861 . En tratándos e de las fuerzas arm adas de la revolu c ión co nstitucionali st a, la ca racterización de Cumberl and del genera l Francisco Vill a es contrad ictori a y superfic ial y más le seduce co mo guerri ll ero. Empero, relata objet ivamente gra nd es batalla s en las qu e triunfó el Centauro del Norte, las qu e no dirigió c ierta m ente un comandante de guerri ll a, sin o el de todo un cuerpo de ejército qu e se llamó Divi sión del Norte. Este poderoso contingente militar fue organizado desde la base por e l propio Villa y de su const itu c ión ejemp lar nos da la crónica John Reed . Por lo dem ás, las victor ias v i/list as fueron las concluyentes en la caída de Victoriano Huerta. Elogia Cumbe rl and a Obregó n como gen io militar, y creemos que con buenas razones . Sin embargo, Obregón no tuvo que lu char doblem ente, como Villa, contra sus enem igos de afuera y de adentro, en el curso de ca mpañas llevadas a cabo, en buena medida, co n recu rsos propios de villismo. De igual modo, Zapata no le merece dem as iada atención, a pesa r de que cita a John Womack , con motivo de su cé lebre libro sobre el jef e del Ejército Libertador del Sur. Al parecer, Cumberland no comp rende los casos tan c laros de res titución de tierras a los campesinos de More/os. A propósito, al hablar de la imprecisión que había en el período preconstitucional (antes de 1917) sobre el problema ag rario, afirma con ligereza que " la mayorí a de los pueblos perdieron sus tierras mediante la aplicación de la Ley Lerdo y la Constitución de 1857, no mediante trampas de los hacendados . El problema no era de restitución, sino de creación " (p . 216). Si hubiera t enido en cuenta el cé lebre discurso de Lui s Cabrera en la Cámara de Diputados, allá por 1912, bajo e l rég im en del presidente Madero, para citar a algu ien no zapatista, hubiera v isto co n m ás c laridad e l problema. Su festinada conclusión es que hubo probl ema agrario porque los gobiernos lo crea ron y, sob re esto, debe co ncreta rs e que participa de tradicionales afirma ciones del partido conservador que, a manera de muletilla, siempre atrib uyó el despojo de ti erras al gobierno liberal de Juárez La ley de 25 de juni o de 1856, o Ley Lerdo, qu e se ref iere a la desa morti zac ión de bi enes, en su artícu lo 80 . expresam ente ex-

bibliografía

ceptuaba de la desa mortiza c ión a los ejid os de los pueblos. Reyes Hern ies con razón irrebatib le lo men cio na en su Libera lismo mexica no (tomo 111 , p. 636). Afirma, ad emás: " Esto signifi ca, y co nvie ne reca lca rlo, qu e, de ac uerdo co n la Ley de D esa mortizac ió n, y en la prác ti ca, co mo excepc ión, só lo se afe ctaron las tierra s de parcia lid ades, pero no el ejido" La Co nst itu ció n de 1857 no negó esto porque los ejidos siemp re fu eron propiedad de la na c ió n y, por tanto, no pod rí an se r desa mortizados ni nac io nali za dos en últim o término. D e ese modo, los ej idos y terrenos dest inados al uso de los pueblos nun ca fu eron enaj enados po r el Sobera no (el rey), ni adm ini strados por el c lero. Así qu edó c laro en las co nclu siones de la Comi sión Agra ri a Mixta, de la Sec retaría de Fom ento, en 191 2, lo cua l tamb ién se hace ve r en el mismo lib ro de Reye s Hern ies (t. 111 , p . 637). Por otro lado, don Migue l Lerdo de Tej ada, m ini stro de Hac ienda, en su famosa M emoria , al informar de las adjudicac ion es por desa mortiza ción que se hi c ieron en su período, indica qu e és tas fueron en su mayoría urbanas . En el ca pítulo, particularm ente interesante, de la soberanía de M éx ico, pu esta en cuest ió n por la tradi c ional políti ca de " tute/aje " (el autor lo entrecom ill a en la p. 284), que Estados Unidos asp iraba, como siempre, a es tablecer sob re nosotros, el autor nos hab la de la firmeza de Ca rranza. Dicho país intentaba tute lar a todos los extranj eros y oficiosamente fungía como su representante, muy en contra de la opinión y de las co nstantes protes tas del Primer Jefe. El secretar io de Estad o Bryan quiso prese ntarle a don Venusti ano, por conducto de sus agentes, la posibilid ad de que los ex tranjeros fu eran liberados de las pri vac iones qu e sufría la ciud ad de México; empero, lo desalentaron sus propios enviados, porque " Carranz a es taba despreocupado de esa situación ... no está afectado por ella ni dispuesto a comprometerse . Lo s ex tranjeros está n ahí por decisión propia y, si permanecí an, deberían enca rar las mismas situacio nes que encaran los mex icanos" (p. 284) . Ahora qu e tanto resqu emor ha causado en Estados Unidos la nota mancomunada de México y Francia sobre la cuest ión salvadoreñ a, co nviene recordar que en el pasado aque l país adoptó un a actitud en su forma semejante ante las difíciles condiciones en que se encontraba M éx ico allá por 1915: Estados Unidos no podía quedar indiferente mientras México se autod es truía, pues se sentía con deberes de am igo y vecino. Las que siguen son palabras del presidente Wilson sob re los deberes de la Unión Ameri ca na (p . 285): " . . pre star su activo apoyo moral a algunos hombres o grupos de hombres. que puedan rea nimar al sufrido pueblo mexicano, para que los apoye en un esfuerzo por ... erigir un gob ierno en la c iudad de M éxico ... Por lo tanto, públi ca y muy so lemn emente, ex horto a todos los dirigentes de las fa ccio nes de México, a actua r en forma conjunta para... el auxilio de su postrado paí s. " De ntro de l es píritu ampli o y ge neroso de la dec laración franco-mtxicana alu dida, está esa dec larac ión de Wilson que no puede tildarse de intervencionista . O Luis Córdova

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comercio exterior, fe brero de 1982

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