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Los cientificos esperan poder reproducir eventos que duraron microsegundos después del Big Bang Los científicos han reproducido un estado de la materia que existió apenas durante una cienmilésima parte de un segundo después del comienzo del Universo hace unos 15 mil millones de años. Los físicos, incluyendo dos equipos de la Universidad de Birmingham en Midlands, Inglaterra, utilizaron un separador de átomos del laboratorio CERN en Suiza, para producir una nueva forma de materia conocida como quark−gluon plasma. Los científicos realizaron los experimentos en los que se hizo chocar moléculas con carga eléctrica, viajando a una velocidad aproximada a la velocidad de la luz, para crear una bola de fuego de corta duración que alcanzó una temperatura de un millón de grados centígrados − unas cien mil veces más caliente que la temperatura del núcleo solar. El resultado, tal como explica el Profesor Ken Peach, un eminente hombre científico, es la reproducción de las condiciones que existieron durante apenas una millonésima de un segundo tras el Big Bang. Professor Ken Peach said: Lo que ocurre entonces es que los nexos que mantienen unida la materia normal, el núcleo normal, son fragmentados y todo se convierte en este nuevo estado de la materia que existe apenas durante un lapso de tiempo muy breve y a partir de esto tenemos esperanzas de poder estudiar la forma en que evolucionó el universo en este momento inicial. La bola de fuego produce quarks y gluons, los bloques básicos de un núcleo atómico. Estos están corrientemente en el interior de unidades de mayor tamaño conocidas como protones y neutrones. El nuevo experimento es la primera vez que los quarks y gluons han sido aislados en estado libre, incluso cuando apenas existen durante una diminuta fracción de un segundo. Los científicos tienen esperanzas de que un nuevo acelerador en Long Island, Nueva York, pueda producir quark−gluon plasma en cantidad suficiente para poder estudiar sus propiedades. Desde Londres Abajo el "Big Bang">>; <>; <>; <>; <>; <>. Estos han sido los títulos de algunos de los artículos aparecidos en diarios y en revistas científicas durante los dos o tres años pasados, en los que la teoría del <> ha ido recibiendo golpe tras golpe. ¿Y por qué no había de ser así? Sabemos que el universo no comenzó con un <>, con un gran estallido; acabará con un gran estallido, porque <> (2 Pedro 3:10). Así, los cosmólogos han fracasado miserablemente acerca del tiempo, de la naturaleza y de la causa del Gran Estallido. La teoría del <> o Gran Estallido, acerca del origen del universo, fue propuesta hace unos 50 años, y pronto se convirtió en el dogma del establecimiento evolucionista. Sin embargo, ha habido muchos disidentes, entre ellos el astrónomo británico Sir Fred Hoyle, el premio Nobel Hannes Alfven, y los astrónomos Geoffrey Burbidge y Halton Arp. Según la teoría del <>, hace unos 10 o 20 mil millones de años toda la materia y energía del universo estaba comprimida en un huevo cósmico, o bola de plasma, que estaba compuesta de partículas subatómicas y de radiación. Nadie sabe de dónde vino el huevo cósmico, ni como llegó ahí −−sencillamente estaba ahí. Por alguna razón igualmente inexplicable, el huevo cósmico estalló. Al expandirse la materia y la radiación, según dice la teoría, se enfrió suficientemente para que se formaran los elementos, al combinarse los protones y los electrones para formar hidrógeno, de peso atómico unidad, y se capturaron luego neutrones, formándose helio de peso atómico cuatro. La mayor parte del gas que se formó era hidrógeno. Estos gases, se supone entonces, se expandieron radialmente en todas 1
direcciones por todo el universo hasta que quedaron tan enormemente dispersados que había un gran enrarecimiento y una temperatura sumamente baja. No existían ni oxígeno, ni nitrógeno, fósforo, carbono, azufre, cobre, hierro, níquel, uranio, ni ningún otro elemento. El universo estaba compuesto esencialmente de gas hidrógeno. Entonces, por alguna razón, según se cuenta, las moléculas de gas que estaban lanzadas a una enorme velocidad en sentido radial comenzaron a derrumbarse unas sobre otras en áreas locales debido a la atracción gravitatoria. Las moléculas que se encontraban dentro de un espacio con un diámetro de alrededor de diez billones de kilómetros comenzaron formar una de tantas estrellas, y unos cien mil millones de estrellas se reunieron de una u otra forma para formar cada una de las supuestas cien mil millones de galaxias del universo. Nuestro sistema solar se formó hace unos cinco mil millones de años, más o menos, en base de una nube de polvo y gas que era el resto de estrellas más antiguas que habían estallado. No existe ninguna explicación satisfactoria para ninguno de estos acontecimientos, pero los cosmólogos se mantenían firmes en su convicción de que todos estos maravillosos episodios finalmente permitirían unas explicaciones creíbles. Pero ahora la más grande de estas teorías, la del <>, ha sufrido una cruel suerte. En base de la teoría del <>, los cosmólogos predecían que la distribución de la materia por todo el universo sería homogénea. Así, en base del llamado Principio Cosmológico, se postulaba que la distribución de las galaxias en el universo sería esencialmente uniforme. No importaba en que dirección se mirase, si se miraba suficientemente lejos, se vería el mismo número de galaxias. No aparecerían en el espacio ni arracimamientos de galaxias en gran escala ni grandes vacíos. Sin embargo, las investigaciones recientes han revelado enormes super−racimos o <> de galaxias e inmensos vacíos en el espacio. Existimos en un universo muy <>. La actual crisis en las cosmologías del <> comenzó en 1986, cuando R. Brent Tully, de la Universidad de Hawaii, encontró que había cintas de super−racimos de galaxias con una longitud de 300 millones de años−luz, y con un grosor de 100 millones de años−luz, extendiéndose por unos mil millones de años luz, y separadas por vacíos con una extensión de alrededor de 300 millones de años luz.1 Estas estructuras son demasiado enormes para poder ser producidas según la teoría del <>. A las velocidades a las que se supone que se están moviendo las galaxias, se necesitarían 80 mil millones de años para crear un sistema tan complejo, pero al universo se le supone una edad de entre 10 y 20 mil millones de años. En noviembre de 1989, Margaret Geller y John Huchra, del Centro Harvard−Smithsoniano de Astrofísica, anunciaron los resultados de sus investigaciones. Su mapa del cielo revelaba lo que ellos llamaron la <> −−una gigantesca capa de galaxias de 200 millones de años−luz de anchura y 700 millones de años−luz de longitud.2 Se ha informado que un equipo de astrónomos americanos, británicos y húngaros han descubierto estructuras aún más grandes.3 Hallaron galaxias arracimadas en delgadas bandas con espacios de 600 millones de años−luz entre ellas. La pauta de estos <> se extendía a través de un cuarto del diámetro del universo, o sea, alrededor de siete mil millones de años−luz. Esta pauta de enormes racimos y vacíos habría precisado de casi 150 mil millones de años para su formación, en base de su velocidad de movimiento, si hubiera sido producida por el mecanismo estándar de la cosmología del <>. Aún más recientemente (3 de enero de 1991), Will Saunders y nueve colegas astrónomos publicaron los resultados de su examen global de todo el cielo de la deriva al rojo de las galaxias detectada por el Satélite Astronómico de Infrarrojos. Esta exploración reveló la existencia de un número muchísimo mayor de gigantescos <> de galaxias que el que puede ser explicado mediante las cosmologías del <>, algunos cosmólogos han inventado hipótesis para explicar los fracasos de sus hipótesis. Una de estas es la teoría de la Materia Oscura Fría . Según esta teoría, entre el 90 y el 99 por ciento de la materia del universo no puede ser detectada. Si existiera la MOF, daría la 2
suficiente atracción gravitatoria para crear grandes arracimamientos de galaxias. Pero las estructuras descubiertas durante los últimos años son tan gigantescas que incluso si existiera la MOF, no podría explicar su formación. Saunders y sus colaboradores dicen, por tanto, que el modelo de MOF puede ser descartado con una confianza de al menos el 97 por ciento de certidumbre. En el mismo número de Nature en el que aparece el artículo de Saunders et al, aparece un artículo de David Lindley )[La Materia Oscura Fría se despide]. El cosmólogo del Instituto Tecnológico de California, S. George Djorgovski, tomando en consideración las observaciones astronómicas que entran en conflicto con la teoría de la MOF, afirma que es inevitable el abandono del concepto de la materia oscura fría.
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