BIOGRAFIA

ABILIO ARIAS GALEAS [email protected] Nace en Aramecina, Valle el 22 de febrero de 1968. Hijo de Regina Arias Vilorio y Delina Isabel Galeas Calix .Casado con Yenis Reyes Acosta, con quien ha procreado tres Hijas ; Hansy Nayeli, Jenny Mariela y Tiffany Dayana. Como docente, su meta ha sido brindar una educación de calidad en la institución donde labora y poder egresar del nivel medio un hondureño que esté al servicio de la nación. Considera que en la sociedad hondureña se necesita del apoyo de los entes involucrados en el acto educativo, fomentando valores que conlleven a la transformación del pensamiento humano. En el logro de sus metas ha sido fundamental poner a Dios en primer lugar para que guie sus pasos por el camino del bien, asimismo, cree que con la practica de los valores el esfuerzo y la voluntad se pueden lograr muchas cosas en la vida. En lo laboral se siente orgulloso del desempeño que hasta hoy ha tenido en donde ha puesto todo el interés y alto grado de responsabilidad para mantener en alto el nombre de la institución. Admira a sus padres por haberlo crecido honradamente y haberle dado la preparación necesaria para que pudiera desempeñarse dignamente poniendo en práctica los valores 74   

inculcados por los maestros que lo formaron. Admira también a la Maestra Consuelo Vílchez de Sánchez (de nacionalidad nicaragüense) quien dispuso de todo el tiempo necesario para que aprendiera a leer y escribir y poder cursar sus grados se Educación Primaria con una base sólida en la cual se sostuvo siempre firme para aspirar todos los conocimientos necesarios que lo distinguen en el presente. Se ha desempeñado en las siguientes instituciones: Instituto Pedro Ochoa Osorto de San Antonio del Norte, La Paz; Instituto Francisco Rodas Hernández del Curarén Francisco Morazán, Director Distrital del Distrito 04 de Aramecina, Valle. Actualmente labora como Secretario y docente en el Instituto Ángel G: Hernández de Aramecina, Valle. No comparte las presiones políticas para nombramiento de personas sin los requisitos necesarios para ocupar un puesto de trabajo. Le preocupa la indiferencia de las personas hacia la práctica de valores y hacia el deseo de superación, considerando estos elementos como la base para la transformación de la sociedad.

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EL CAZADOR PERVERSO

José era un joven aldeano, que vivía en una pequeña casita hecha de adobe y teja, construida en un caserío situado a la orilla de un hermoso río. El joven era muy astuto e inteligente, de mediana estatura, piel trigueña, cejas pobladas las cuales hacían resaltar sus grandes ojos negros, pero tenía el defecto de que le gustaba matar los animalitos que se cruzaban ante su vista. Las personas de la aldea lo querían mucho, porque siempre estaba al servicio de quien necesitaba algún favor, pero siempre rechazaban que hiciera daño a la fauna existente en la región. Todos los animales se ponían muy asustados al ver a José y corrían rápidamente hasta internarse en el monte para evitar que les hiciera algún daño. Desde niño José siempre cargaba su hondilla hecha con una horqueta de palo y hule amarillo, para poner en práctica sus maniobras de cacería. 76   

Cierto día su padre que se sintió próximo a morir, lo llamó a su lecho y mostrándole una escopeta que tenía colgada en un clavo incrustado en la pared le dijo: -Hijo, veo que te gusta la cacería y como yo estoy viejo y enfermo, ya no estaré mucho tiempo con ustedes y tú serás quien tome las riendas de esta casa , te daré mi escopeta, que es lo que más quiero, para que cuando el hambre les ataque, puedas cazar algunas piezas y así no les falte el sustento diario, pero eso sí, solo cazarás para consumo , recuerda que no debes matar los animales solo por hacer el daño. José tomó la escopeta muy emocionado y comenzó la matanza de animales sin hacer caso a los consejos de su padre. Un día su madre al ver que José mataba sin piedad a todo animal que se cruzaba por el bosque, le llamó para conversar con él diciendo: -Hijo mío, no tenemos mucho para comer, pero esta vez no vas a salir de caza, porque es muy peligroso, además recuerda los consejos de tu padre, que debes cazar solo por necesidad y tú no has cumplido con su última voluntad , pues ahora lo ves, no hay mucho que cazar en el bosque, algunos animales han huido por temor a que les hagas daño y otros los has exterminado. El muchacho lo pensó por un momento, pero al alejarse su mamá se encogió de hombros e hizo un gesto facial de desobediencia y decidió salir al campo para practicar la cacería como siempre lo había hecho. Al llegar al lugar se cruzó un conejito que andaba en busca de su alimento. José sacó su escopeta puso el ojo y decidió disparar al animal. El conejito corrió y se escondió detrás de una piedra que estaba cerca, la bala impactó en la piedra, tiró una chispa y cayó en el ojo derecho de José, cegándoselo para siempre. Su madre lloró mucho al ver la condición de su hijo, pero ya era demasiado tarde, su hijo había quedado tuerto del 77   

ojo que le había servido para apuntarle a las víctimas y ahora José ya no podría cazar. Desde aquel día José tuvo un escarmiento y comprendió que hay que cuidar la naturaleza y evitar destruir los animales solo por placer, además comprendió que se debe tomar el consejo de los mayores, principalmente el de los padres, ya que lo único que desean es el bien para sus hijos.

Abilio Arias

LA CHOMBOMBA Y LA CACARICA Cierto día platicaban la chombomba y la cacarica sobre las virtudes que poseían ante los demás animales que habitaban en el río. Estaban muy contentas por debajo de una laja, mordiendo un poco de lana verde que estaba pegado en las paredes de la cueva. -Yo cacarica, -decía la chombomba- estoy muy orgullosa de ser lo que soy, porque mira: luzco muy bonita, soy muy juguetona, me reproduzco en todo tiempo, y además los humanos me prefieren porque mi carne tiene un delicioso sabor, por eso corro a esconderme cuando viene alguna persona al río y salgo a jugar cuando compruebo que no traen atarrayas para pesca, y que en realidad solo han llegado a bañar, para disfrutar de esta agua tan deliciosa. 78   

-¿Y tú cacarica?¿qué virtudes tienes? , ¿Cuáles son tus gracias?..... o desgracias -preguntó burlonamente. La cacarica comenzó su relato humildemente de la siguiente manera: -Yo soy mansa, tengo dos manitas en vez de tenazas, con ellas apreto al que me quiera atrapar, sirvo de alimento a los humanos, y vivo escondida bajo las piedras, además me reproduzco cuando llega el veranío. La chombomba se tiró una carcajada del relato de la cacarica y le dijo: -¡Eso no vale nada!. Mira tus parientes son muy pocos, en cambio los míos son muchos, tu color es horrible, y mira los míos son una maravilla, mis escamas tornasol lucen muy bien ante los rayos del sol y mi cola de oro me vuelven más atractiva e interesante. Un Congo que escuchó toda la conversación salió de su cueva y se dirigió a la chombomba diciendo: -Cada quien es como Dios lo ha hecho, y todo lo que nos pase es producto de nuestras actuaciones. Mira chombomba, no te jactes de tus dones, porque tu bien sabes que cuando los humanos vienen de pesca nos envenenan el agua y ahí morimos todos, bonitos feos, chiquitos, grandes, buenos y malos. Eres bien egoísta Chombomba y humillas a los demás con los regalos que Dios te ha dado, bien sabes que no eres capaz de defenderte porque no posees las manos con las que se defiende la cacarica. La chombomba se agachó con gran vergüenza y se internó en su cueva. Y desde entonces huye cuando ve un Congo. 79   

Moraleja: “No debemos jactarnos de lo que poseemos si sabemos que la muerte nos sorprende por igual”.

Glosario: Chombomba: Pez pequeño que vive en agua dulce, conocido en otras regiones de Honduras como bubucha. Cacarica: Crustáceo de agua dulce que posee dos manos sin tenazas, parecido a la langosta marina. Congo: Pez pequeño, chato de color gris con rayas negras, cuyo esqueleto posee espinas muy fuertes. Veranío: Corto periodo de verano que se produce a partir del 15 de julio al 15 de agosto, más conocido como canícula. Abilio Arias

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FESTEJANDO LA NOCHE BUENA

Sobre las aguas cristalinas del río estaba reflejada la luna llena, blanca y redonda como una bola de nieve, colgada en los morillos del cielo, adornado con estrellas que despabilaban a cada instante, como mostrando su gran satisfacción y encanto por aquella maravilla que corría deslizándose sobre las piedras y haciendo un remanse en la laja blanca. Los venados aprovecharon el momento oportuno para bajar a beber agua, levantando la cabeza de vez en cuando para estar seguros que no había peligro en los alrededores. Habiendo saciado su sed con aquella agua fresca que corría por la cuenca del rio Goascorán, decidieron subir a una planada cercana sembrada de maicillo que aún no había sido despicado. Después de comer unas cuantas macetas de maicillo, decidieron echarse agrupados en la sabaneta, para que el abuelo contara sus aventuras y los deleitara relatando la tranquilidad que se vivía en tiempos pasados. El abuelo dio inicio al relato con el mayor deseo de pasar la 81   

noche en familia festejando y recordando como celebraban en su tiempo de niñez, la espera de un nuevo año. Cuando yo era niño, decía, todos vivíamos en paz, nadie nos molestaba, teníamos un sueño tranquilo, porque no habían preocupaciones, por algo que nos pudiera suceder y habitábamos en la planicie alimentándonos de hierba que producía la tierra, además compartíamos con las otras especies de animales. Recuerdo que mi mamá salía de paseo conmigo para que yo conociera el lugar y aprendiera a ganarme la vida por mi propia cuenta, así estaría preparado para enfrentar la vida adulta. Siempre me decía, que cuando ella faltara yo no sufriría por alimento, por eso fue que me enseñó a buscar el pan de cada día.Los otros venados escuchaban la conversación y se imaginaban, lo bonito que era la vida ese lugar en tiempos del abuelo. Hacían comparaciones mentales entre los tiempos de tranquilidad, con los tiempos de angustia de la actualidad, cuidándose de los cazadores, que no perdían el tiempo escondidos detrás de las rocas, esperando que bajara al río un animal, para atraparlo, pensaban en los incendios causados por los pirómanos en tiempo de verano, pensaban en la tala de los bosques, que cada día iban reduciendo su hábitat, quedando sujetos a la vida nocturna, para evitar que los vieran a la luz del día.

Estaban muy atentos en el relato del abuelo, sintiendo la tranquilidad que nunca habían tenido, cuando de pronto, oyeron un ruido que se acercaba acompañado de una luz intensa que penetraba hasta sus retinas, y en ese momento fue cuando descubrieron que alguien los estaba buscando. Interrumpiendo así su reunión, todos se desparpajaron; porque sabían que el peligro caía sobre ellos, por lo tanto tenían que huir a sus escondites dirigidos por el deseo de conservar la vida que era lo más hermoso que Dios les había dado. 82   

Uno de los venados más pequeños se perdió por el reflejo de la luz y tomó otro rumbo que no era el correcto. Los demás compañeros llenos de miedo, corrían y corrían mientras la luz alumbraba su camino haciéndolos confundir con la maleza que les rodeaba. Con mucho sacrificio lograron vencer aquella persecución y llegaron a un lugar seguro temblando de miedo. Muertos de cansancio pero seguros de haber burlado a los cazadores, llegaron a sus cuevas, que tenían construidas en el despeñadero de un cerro. Desde lo alto contemplaron a los cazadores corriendo de un lado para otro, entrecruzando las lumbreras que salían de sus frentes, y poniendo sus escopetas bala en boca dispuestos a disparar. De pronto se escuchó un disparo y luego un regocijo de los malvados y... las luces se alejaron. Sin recuperarse bien de aquel susto que habían pasado, los venados adultos comenzaron a ver si estaban todos en la manada, comenzaron llamando nombre por nombre, y de pronto notaron que Juguetón, el venadito de mirada inocente y de buenos sentimientos, con colita blanca y manchitas en el lomo no aparecía por todos los contornos, quisieron salir a buscarlo, pero el peligro acechaba en toda la zona por lo que evitaron que sucediera una desgracia mayor. Todos los miembros de la familia se abrazaron y lloraron amargamente, mientras los hombres festejaban con disparos, cohetes y bombas, la entrada del año nuevo. Entretanto, la madre venada preguntaba dónde estaba su hijo Juguetón, y el abuelo venado le respondió: ¡Juguetón se fue con el año viejo!. Abilio Arias

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