BOLIVIA. Las antiguas misiones. de Moxas y Chiquitos. Jesultlcas. Posibilidades de su aprovechamiento turístico. par Jase Xavier Martini

Documento reservado Informe técnico PP/1975-76/3.411.6 BOLIVIA Ayuda a los Estados Miembros para la conservación y presentación del patrimonio cultur

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Documento reservado Informe técnico PP/1975-76/3.411.6

BOLIVIA Ayuda a los Estados Miembros para la conservación y presentación del patrimonio cultural y natural

Las misiones . antiguas , . Jesultlcas de Moxas y Chiquitos Posibilidades de su aprovechamiento turístico par Jase Xavier Martini

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de serie FM R/CC/CH/77 /147

nOLDlI.A

LAS ANTIGUAS MISIOlTES JESUITIC.&3 DE I.IOXOS y CHIQUITOS

Posibilidades de su aprovechamiento t'tU'istico

po:r Jose :Cavier Hartini

Informe preparado p;¡.ra el Gobierno de Bolivie por la Organización de las Haciones Unidas para le. Educación, la Ciencia y la Gu1tur~ (Unesco)

UH:2SCO

Informe técnico

pp/1975-76!3.411.6 Fr.fR/ ccl CH/77/147 (I.Iartini) ~de mayo de 1977 O Unesco 1977 Printed in France

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REFERENCIAS _.-.- L!mite d¡;púrt~mente!. ++++ Ferrocarril -=- Ruta paVir.1Jntíld;:¡ Sn.Joee .·Misió~ Jesuítica

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INDICE

página A. INTROroCCI ON y CONTENIDO DEL INFORME

l. Introducci ón • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • 2. Contenido del informe • • • • • • • • • • • • • • •

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B. LAS MISIONES DE MO:WS y CHIQUITOS

l. Las misi one s jesuíti cas en Sudamérica 2. La organiz aci ón de las mi si ones • • • 3. Los pueblos de las misi ones • • • • • 4. La arquitectura de las misi one 6 • • • 5. Otras artes en las mlS1. ones • • • • • 6. Las misiones de Moxos y Chiquitos • • 6.1. Las misi one s de Moxas • • • • • • 6.2. Las misi one s de Chiquitos • • • • 7. Valor de les restos. • • • • • • •

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C. EL TURISMO EN roLIVIA y EN EL AREA DE 'LAS MISIONES

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l. La demnda turíst ica hist óri ca y actual • • 2. La of~rta turistica. • • • • • • • • • • • • • 3. Los recursos disponibles y su aprovechamie nto 4. La políti ca oficial para al sector turismo. • 5· El turismo en el área de la s mi si one s • • •

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D. IDENTIFICACION DE tJN PROGRAMA TURISl'ICO FARA MOXaS y CHIQUITOS

l. Importanci a turísti ca de las misi ones • • • • • • •

74 2. Estructura territorial de la explotación turística de Moxas y 78 Chiquitos • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •

3. El programa. de desarrollo. • • • • • • • • • • • • • • • • • • 3.1. Restauraci ón de los edificios jesuiticos • • • • • • • • 3.2. Puesta en valor y difusión de los bienes culturales • 3.3. Preservaci ón y desarrollo del entorno urbano y paisajístico 3.4. Alojamiento y otros servici os turísti cos • • • • • • • • 3·5· Transporte aéreo, fluvial, y carretero. • • • • • • • • 3.6. Promoci ón publicitaria. • • • • • • • • • • • • • 4. La realiz aci ón del programa • • • • • • • • • • • • • • • •

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E. APENDI CES l. Informaci ón estadisti ca acerca 2. La economía l;>olivi ana • • • • • 3. Bibliografia • • • • • • • • • 3.1. Mi si one s jesuíticas • • • 3.2. Otros temas • • • • • • • 4. Ilurlracionem • • • • • • • • •

del turismo en Bolivia • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •

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A. INTRODUCCION y CONTENIDO DEL INFORME

l. Introéuoci ón

El presente documento es el resultado de una misión preliminar de asistenoia técnica prestada por la ONESCO al gobierno de ::Bolivia, para la preservación y revalorización en función turística de las antiguas reduociones jesuíticas de Moxos y Chiquitos.

Ha sido escn to por el consultor José Xavie.r Martini, contratado al efec to (contrato 286144/76), y en consecuencia el texto expresa los puntos de vi sta de su autor, pero no necesariamente los de la Organiz aci ón de las Naciones Unidas para la Eduoación, la Ciencia y la Cultura.

El trabajo de campo previo a este informe se realizó en ::Bolivia entre el 19 de Agosto y el 18 de Septiembre de 1976, habiendo sido organismo de contraparte del consultor el Instituto Boliviano de Turismo (IBT).

Las tareas incluyeron una visita de inspección a todos los pueblos jesuíticos a los que se pudo llegar, es decir, a un total de quince redu.2, ciones l/. Tambi én se realizó un analisia general del material édi to e

1/ De

los 25 antiguos pueblos jesuíticos -15 en Moxas y 10 en Chiquitoa-

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inédito que aoeroa del tema se logró looalizar en La Paz 7 Buenos Aires, (el oual se detalla en la bibliografía al final del informe), con el objeto de disponer, a grandes rasgos, del panorama hostórioo, pues el aut or no es historiador profesi onal sino espeoial ista en la formulaoi ón 7 evaluaci ón de proyeotos turisti cos.

Diversas personas fueron consultadas durante el transourso de las tarea.s de oanpo y de la redaooión del informe, entre las que oabe menci onar a los historiadores Eduardo Aroe Quiroga, Remando Sanabria Fernández, y Aloides Parejas" al antropólogo Walter Hermosa, a la direotora. del Instituto Boliviano de Cultura, Julia Elena Fortún, 7 a los espeoialistas en arte colonial hispanoamerioano Héotor Sohenone y Adolfo Ribera. El aE tor agradeoe la ayuda de los nombrados, así oomo la del licen oiado Gre~ ti o Maohioado, del Instituto Boliviano de Turi su o, aunque ni éste ni a.quéllos deban ser considerados responsables de los errores que pudiese oontener el trabajo.

2. Contenido del informe

El informe que se va a leer examina, en primer lugar (seooi ón B, Las Misiones de Moxos y Chiquitos) las oaraoteristioas generales de las misio-

se vis1 taren: Reyes, S•. Borja, S. Ignaoio, Trinidad;" S~ 'Javier, S. Pedro y S. Ana, en Moxas; y S. Javier, Conoepci ón, S. Ignaci o, S. Ana, S. Rafael, S. Miguel, S. José y Santiago,en Chiquitos. ~n otras palabras, se pudieron inspeooionar 7 reduooiones en Moxos y 8 en Chi~uitos, quedando sin verse: Loreto, S. Nioolás, Exaltación, Magdalena, Cono~p­ ción (Baures), S. Simón, S. Joaquin y S. Martín, en 'Moxos; y San Juan y Santo Corazón,en Chiquitos.

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nes jesuítioas en Sudamérioa, y en Moxos y Chiquitos. Después de explioar la índole y ubioación de loo principales núo1eos misioneros -Orinooo, Meta, Maynas, Moxos, Chiquitos y Paraguay-, indioa las bases jurídioas de las reduoci ones, su organiz aci ón oivil y administrativa, su sustento eoonómioo, y su caráoter de utopía heoha realidad. Desoribe también la. disposición de los pueblos de las misiones y sus elementos componentes, y se detiene a analizar oon más detalle la arquit eotura jesuiti oa, dedioando una referenoia somera a las otras artes.

Luego de esta introduoción general a las misiones jesuítioas, válida tanto para las de Moxos y Chiquitos como ¡ara las otras nombradas, se oonsideran los veinti oinoo pueblos que formaban los dos grupos mi si oneros objeto del estudio, señalaldo tanto la información histórioa y" las referenoi as de viajero s y oronistas, oomo su estado actual. La secci ón concluye con una diSal si ón del valor de los restos jesuiti cos que se han conservado en Bolivia.

En segundo lugar (secci ón C, El Turi smo en Bolivi a, y en el á.rea de las Misiones) se estudia la evolución y perspectivas del turismo, en el nivel nacional ante todo, y subsidiariamente en la zona jesuítica. Se oonsidera la c2manda históri ca y actual a la luz de las estadísti cae disponibles, y de ciertas modificaciones a las mismas y estimaciones realizadas por el oonsultor; se examina también la. oferta de servicios, en especial la hot~ lera; se i~dican los más importantes recursos turísticos del país y las zonas de aproveohamiento que conforman; se ensayan algunas proyecciones de demanda turísti ca sobre una base matemática más ti gurosa que las existentes; y se señala la política oficial para el sector turismo, así como la organiz aci ón insti tuci onal vigente y las obras de infraestructura de transportes que tienen importanoia para el desarrollo turístico. Aoerca del turi SInO en el área de las misi one s se dan la s grandes líne as de la situación y una muy preliminar estimación de su magnitud.

La seoción siguiente (seooión D, Identifioación de un Programa Turístico para Moxos y Chiquitos) oomienza discutiendo la importanoia. turístioa de



las reducci. one s e indicando cuale s son les pue bl os de mayor signifi caci ón y cuál la estructura territorial de la posible explotación turística. Lu,! go se delinea un programa de aprovechamiento sobre la base de seis subpr~ gramas, a sabera restauraal. ón de edifici. os puesta en valar y difusión de los bienes culturales preservaci. ón y desarrollo del entorno urbm o y paisajístico alojamiento y otros servicios turisticos transparteaéreo, fluvial~y carretero promoción publicitaria

Se analizan someramente las condi ci one s de cada uno de estos subprogramas, y se recomienda un modo de enfocar su realiz aci ón, indicando las tarea. a encarar en primera etapa, así como los especialistas neoesarios y el tie,!! po de dedicación de cada uno.

En Apéndi ce se reúne la informac1 ón estadísti oa aceroa del turi smo en Bolivia; se incluye un análisis sintétioo de la estructura eoonómioa del país, a les efeotos de presentar una base que permita estableoer el significado económioo del turisno; y se consigna la bibliografía relacionada con los temas del trabaj o.

El estudio identifica un posible proyecto de asistencia técnica de la UNESCO al gobierno de Bolivia Plra la formulaci ón y evaluaci ón del programa de Moxos y Chiquitos, que eventualmente podria financiarse con r,! cursos del PNUD (o ser parcialmente ejecutado por este organismo). Dicho proyecto, en su primera etapa, se definiría por las tareas señaladas al final del item 4, seoción D, siendo el ordEl'l de prioridad de les temas coinoidente con el de su enunciaci ón en didl o lugar. En adición a esee tópicos, el proyecto debería incluir a consultores en preservación de edi

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ficios históricos (según se indica en el item 3.1. de la sección D) y en museos, restauración de objetos de arte y artesanía, y sistemas de inte~ pretación de los bienes culturales (item 3.2., sección D), materias ambas que se pueden ubicar, en el orden de pri oridad, inmediatamente después del inventario de obras de arte y artesanía, que encabeza la lista citada.

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:B. LAS MISIONES DE MOXaS y CHIQUITOS

l. Las misi ones jesuíti cas en Sudamérica

Las misi one s o reducc1 one s que la Compañía de Jesús instaló en diversas zonas de las áreas tropicales y subtropicales de la América del Sud cone tituyen uno de los episodios más interesantes de la historia colonial de este continente. Fueron, según un estudioso actual, t~na. Utopía ••• un cuestionamiento contínuo del mundo colonial que fracasó porque quedó trull cado ••• uno de los proye ctos más anticoloniale s dent ro de la Colonia" (Meliá, 1972).

Se trataba, usando las palabras de un m1Sl. one ro de la época, el padre Antonio Ruiz de Montoya, de "pueblos de indios, que viviendo a su usanza9n montes, si erras y valle s, en escondidos arroyos, en tres, cuatro, o seis casas solas, separados a legua, dos, tres, o más unos de ot ros, los redujo la diligencia de los Padres a poblaci ones grandes y a vida política y humana, y a beneficiar algodón con que se vistan" (R. de Montoya, 1639).

Su. fundaci en no es tan tan prana como la de los establecimientos de otras

órdenes religi osas, las cuale s arri baron a Améri. ca desde los primeros m.,2 mentas del descubrimiento y conquista del continente. A diferencia de frall ciscanos, dominicanoe, mercedarios y agustinos, que existían desde mucho tiempo antes, la Compañía de Jesús se creó en 1540, y llegó al nuevo mundo recién a fines del siglo XVI. Además de casas en las grandes ciudades

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coloniales -muchas de las cuale s dieron luego lugar a la s más importantes universidades de Hispanoamérica, como las de San Marcos de Lima, Chuquis~ ca, o Córdoba- los jero i t'as estableci eron misi ene s entre las t rt bus indígenas de menor desarrollo cultural, en especial en diversas zonas tropicales donde los indios pudieron ser organizados en pueblos de alrededor de uno a dos millares de habitantes cada uno, que excepcionalmente llegaban a cuat ro y cinco mil almas.

Dichos pueblos eran llamados por lo común misiones o reducciones cuanao los indios se instalaban y hasta tanto eran convertidos a la religi ón cristiana, y doctrinas o parroquias a partir de ese momento, aunque el primer nombre se conservara por costumbre. Su característica más notable consistía en su relativa independencia de la vida política, social yeco nómica del resto de los virreynatos donde estaban ubi cados, y en el desarrollo de un modo de organiz aci ón enterament e propio.

Aún cuando las más conocidas y estudiadas de e stas mlS1. one s son las del Paraguay, así denominadas por estar en jurisdicción de la provincia jesuítica de di cho nombre, y formadas por 30 pueblos situados dentro de los actuale s límites de e se país, Argentina y Brasi 1 -8 en el primero, 15 en el segundo, y 7 en el tercero-, la realidad es que existió un número mucho mayor de misiones con igual sistema que las guaraníes o del Paraguay.

Cubrían un extenso territori o, o mejor di cho, vari os terri t ori os distintos, carentes en casi todos los casos de vinculaciones físicas entre si; y estaban estructuradas de modo idénti co, tanto desde el punto de vi sta social como del urbanístico. K.OS grupos de misiones estables -ya que hubo otras pasajeras, o de corta duración por diversos motivos- fueron los de Orinoco, en los actuales territorios de Colombia y Venezuela; Meta, en Colombia; Maynas, en Perú; Moxos y Chiquitos, en Bolivia; y Paraguay,

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en tierras que hoy pertenecen a los tres países ya nombrados

l/.

La época de florecimiento de las reducciones se extendió desde sus comienzos -que· en Paraguay fu eron hacia 1609, pero en 'Moxos acontecieron en 1682 y en Chiquitos no antes de 1699- hasta la expulsión de los reli giosos de la Compañía de Jesus de los dominios del Rey de España, sucedida en 1767. Con posterioridad a esta ú1t'ima. fecha, las misiones come,!! zaron una larga y penosa decadencia, que en algunos casos, como por eje~ plo la casi totalidad de las doctrinas guaraníes o del Paraguay, llevó a la destrucción de los pueblos y dispersión de sus habitantes, pero en otros casos, cano los de Moxos y Chiquitos, significó la supervivencia ha,!! ta el presente de algunas edificaciones, ciertos objetos de uso religioso -como platería de iglesia, retablos e imágenes-, y de vestigi. os de or Iganizaci ón social e insti tuci ones anti guas, como los cabildos indígenas y BUS autoridades.

2. La organizaci ón de las mísi ones

La base jurídica de la organización y gobierno de las ml.Sl ones estaba eonsti tuíp.a por las distintas disposi ci one s de las leyes de Indias, mas ciertos instrumentos ad hoc obtenidos por los jesuitas directamente de la Corona, o de virreyes y gobernadores.

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Estas eran las grandes concentraciones de misiones, existiendo muchas otras aisladas o en pequeños grupos; así, cuando la expulsión de la orden, en 1767, a la provincia jesuítica del Paraguay, además de las misiones de indios guaraníes y chiquitos, que ascendí.an a un total de 40 pueblos, pertenecían otras 19 en diversos puntos, entre indios lulas, mocobies, abipones, pampas, calchaquíes, etc. (Furlong, 1962).

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El punto de partida de la legislación era el concepto que los indios se caracterizaban por It ••• su natural simplicidad ••• inclinaci ón a la. vida ociosa y descuidada ••• ociosidad y dejamiento". Felipe II decia en 1582 Q.ue Itl os indios son personas miserables, y de tan débi 1 natural, que f~ cilmente se hallan molestados y q¡rimidos: y nuestra voluntad es que no padezcan vejaciones, y tengan el amparo y remedi o conveniente por cuantas vías sea posible" (Recopilaci ón, 1841). Es asi que la legislaci ón de Indias en gene ral, y la organizaci ón de las misi ones en particular, se caracteri zaron par una actitud de protecci ón paternalista del indi o, prohibiendo, entre otras cosas, que se sacasen de sus reducciones a indígenas para transportarlos a otras partes de América o a España; que encomenderos o sus representantes entrasen a pue bl os de indi os, prohi bi ci ón que se extendía a esclavos negros; que españoles viviesen en dichos pueblos de indios; que se sometiese a los indios a los tribunales de la Inquisición; que se los tratase como adultos y resp onsabl es ante las leye s, en especial en lo que respecta a transacci ones comerciales con españoles, las cuale s estaban sujetas a rescici ón judici al si se evidenciaba un daño P3:, ra el indi o; que se celebrasen contratos con indi os sin la int erven ci ón del Protector General de Naturales, o en su ausencia, protectores particulares, o la justicia ordinaria; y, en fin, que se exigiese juramento a los indios par parte de las justicias civil o eclesiástica (Recopilación, 1841, y Solórzano, 1639).

De conformidad con estos criteri os, las auto ridades máximas de las reducciones eran. los misioneros jesuitas. Por lo corrierIt e, dos de ellos résidían en cada pueblo, los cuales se distribuían las tareas relativas al gobierno espiritual y material de la comunid. ad. "Cada pue b1 o tenia su Cu ra, el cual era superior respecto a su Compañero, y ambos superiores re~ pecto a los indi os", escribía un misionero de la época, el P. Sanchez Labrador. Uno y otro dependían directamerIt e del Superi or de las Misi ones -que generalmente residía_en S. Pedro para Moxos y S. Ignacio para Chiqui t 08-, Y a través de él del Provincial: el de Lima en el caso de Moxos, y el de Paraguay en el caso de Chiquitos. El sistema jerár(~ulCO jesu1tico se completaba con otros cargos desempeñados por religiosos, denominados admonitores, consultores, procuradores, confesores, jueces de pleitos, superintendent es de guerra, y superintendentes de ciertas producciones a grícolas o pecuari as.

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Excepto los procuradores, que se ocupaban de atender los intereses económicos de las reducciones ante el exterior, en p:l.rticular el comercio con los españoles, y cuya continuidad en esas' í'unci ones era frecuente, todos los demás cargos eran habi tualment'e renovados cada dos o tres años, por lo corriente después de visitas efectuadas por el Provincial o su d,! legado a todos los pueblos. Además, existía una nutrida y obli~atoria c2 rresp ondencia sobre todo lo concarnient e a las misi one s entre Curas, Superiores, Consultores, Provinciales, e incluso el General de la orden, que residía en Roma, a dome tanhién debia viajar periódicament e un representante de cada provincia a fin de informar y recibir directivas.

Luego de la jerarquía jesuítica venía una estructura indígena de gobierno, cuyo órgano supremo -aún existente en ciertos pueblos, como San Ignacio de Moxos- era el Cabildo. El mismo estaba int egrado por un Corregidor, su autoridad máxima, un Teniente de Corregidor, dos Alcaldes Ordinarios y dos de la Hermandad, un Alférez Real, cuatro Regidores, uno o dos Alguaci les, un Mayordomo y un Secretan o.

SegÚn un dooomento de la época, la carta.-relaci ón de 1747, del P. Cardiel (Furlong, 1953) los procedimientos de designacion del Cabildo eran como sigue: tfEl primer día del añ o se juntan los cabi ldantes para conferenciar en la elecci ón. Escri ben los ele ctos en un papel, tráenlo al cura para to mar su parecer, porque hay ley para toda América, que se haga el cabil do con direcci ón del párroco. El cura quita o pone, según le parece más conveniente para el bien del pueblo (pues ni tiene pari ent es, ni cosa en que pueda prender la pasion), o los deja como están. Pregunta a los electores qué les parece su dictamen y comunmente todos convienen en lo que el Cura dice. Va este papel al Gobernador y lo aprueba y firma. Júntase todo el pueblo, delante del pórtico de la iglesia, antes de Misa. En él ponen los sacrist~ nes una silla ordinaria para el cura y una gran mesa al lado, donde se pone el bastón de Corregidor, las varas de los Alcaldes y todas las de

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más insignias de los cabildantes, y también ponen el compás del maestro de música, que es una. banderilla de seda, las llaves de la puerta de la iglesia, que pertenecen al sacristán, las de los almacenes que tocan al mayordomo, y otras insignias de oficios económicos, y con ellas los bastones y banderas y demás insi.gnias de los oficiales de guerra, que todos éstos los ponen también los cabildantes en su papel y se confirman y mudan como los del Cablldo, aunque sin la confirmación del gobernador. Y delante de todo se ponen a un lado y a otro los bancos del Cabildo vacios, para irse sentando los nuevos cabildantes, cabos militares, etc., según se fueren nombrando. Dispuesto ya todo, sale el Cura con su compañero o compañeros (que en algunos pueblos son tres y aún cuatro Padres, aunque 10 ordinari o es dos), y desde su silla, tomando por texto el Evangelio de a

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