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BREVE RECORRIDO HISTÓRICO SOBRE EL SABER PEDAGÓGICO Quiceno Castrillón, Humberto. (1998). “De la pedagogía como ciencia a la pedagogía como acontecimiento”. En: Revista Educación y Pedagogía No 19 Y 20. Medellín: U de A. pp 140-158. Síntesis realizada por Jorge William Guerra Montoya.
El saber pedagógico ha tenido sucesivas transformaciones, desde lo que fue la “Paideia”, “el liceo” y la “academia” para los filósofos griegos, pasando por lo que fue la educación en las escuelas y universidades durante la edad media y moderna, hasta la edad contemporánea, en la que se inicia la historia crítica de las ciencias y se ponen en cuestión los resultados de cientificidad de las mismas. Estas transformaciones están dando luces para fundamentar el saber pedagógico y mejorar los procesos educativos, que de seguirse la investigación, permitirán formulaciones rigurosas y coherentes para generar la “revolución pedagógica” que exige la llamada postmodernidad 1. Humberto Quiceno expresa que: “La pedagogía nació separada de la educación como si fuera otra cosa”. En la edad antigua la pedagogía (paidos, niño y agogein, conducir) y la educación (ex-ducere, sacar fuera) hacían referencia a la acción de conducir para sacar fuera las potencialidades de los seres humanos, es decir que ambas fueron entendidas como conducción. Sin embargo la conducción del pedagogo, el esclavo en aquella edad, no era la misma que realizaba el maestro, el sofista; mientras aquella era conducción del cuerpo, ésta era conducción hacia el saber, el logos, enmarcado en las funciones de la cultura. Estas conducciones se integraban y se reconocían como paideia, educación y pedagogía. En el Siglo I, y durante todo el resto de la edad antigua y en la edad media, la pedagogía adquirió un nuevo sentido “ya no era conducción del cuerpo hacia el foro sino hacia la formación en la vida espiritual”. La pedagogía pasó de ser una acción civil a ser una función religiosa de dedicación a la vida interior, es decir, de consagración de la vida hacia la búsqueda de sí mismo en el reconocimiento de 1
Entendida como: Movimiento intelectual, político y económico creado en Europa, y que Latinoamérica requiere con urgencia.
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Dios y en el hacer “de suyo su presencia” 2. En estas edades el sentido de la pedagogía se identificó con el sentido de la educación. En la edad moderna, siglo XVI, la pedagogía dejó de ser conducción y formación interior y pasó a ser educación como instrucción de los hombres en las escuelas. Una persona especial, supuestamente el maestro como instructor, era la encargada de educar en sitios cerrados, controlados y organizados de modo especial. La persona que educaba debía tener un don especial y un saber. El don especial la vocación, la de maestro, y el saber el del método de enseñar o didáctica (Comenio), la del pedagogo, es decir que la pedagogía se convierte en didáctica. El método, dice Quiceno, “por primera vez en la historia había que aprenderlo, estudiarlo en libros, para lo cual había maestros que eran verdaderos instructores porque sabían explicar el método”. Nótese que maestro sigue siendo el que conduce por vocación y pedagogo el que domina el método, la didáctic a para instruir. Allí se confundió maestro con pedagogo, pedagogía con didáctica y se asumió que “maestro era aquel que sabía enseñar el método. El resultado del método era educar los sentidos, el cuerpo y producir la imagen de la totalidad. Un hombre educado era aquel que tenía método para ver las cosas, para mirar el mundo, la naturaleza, es decir, que el método como parte del pensar era una acción previa a toda actuación. El conocer se hacía por la aplicación del método que ya se tiene, que anticipa el conocer. Método, escuela y enseñanza, recogieron en un todo lo que era la educación o la pedagogía”. En el siglo XVII, John Locke, dio un nuevo sentido a la pedagogía, ya no fue entendida como método de enseñar, didáctica, ella era una serie de pensamientos sobre la educación que servían para que el joven llegara a ser un hombre educado. Más tarde Rousseau le dio otro sentido a la educación entendiéndola como “proceso de llegar a ser hombre, esto es tener amor propio, amor por sí mismo, comprensión de los otros y saberse guiar en la vida adulta”. Hoy podíamos decir que con los aportes de Locke y Rousseau la pedagogía se va constituyendo en una teoría sobre la educación y que la educación puede ocurrir o no en la institución escolar. Sin embargo, dice Quiceno que “en nuestros días aún se sigue 2
NIÑO MESA, Fideligno. Antropología Pedagógica. Bogotá: Magisterio, 1998.
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pensando que la educación es todo aquello que ocurre en las instituciones escolares y que pedagogía es lo que pasa fuera de ella” 3. Con Kant, dice Quiceno, “la pedagogía se consideró una ciencia, una teoría, aspecto que nadie había valorado y destacado hasta ese momento”. Hoy en día podríamos decir que la pedagogía como ciencia sigue estando en cuestión, aún no se tiene claridad sobre los fundamentos epistemológicos y metodológicos que la sustentan; esta es una tarea por complementar. Esta ciencia, dice Kant, “debía de conducir al hombre hacia su condición como tal, pero anteponiendo una condición esencial: El hombre para llegar a serlo sólo lo puede hacer si es libre. La educación tiene por objetivo llegar a la libertad, porque sólo un hombre libre puede guiarse hacia el ser del hombre. Para ser hombre debe ser disciplinado y después liberado de esta disciplina”. Quiceno, basado en la anterior concepción sobre la educación, expresa que: “la pedagogía se convirtió en ciencia que prevé el futuro, como si éste fuera una hipótesis que debe plantear como fin la libertad del hombre. La hipótesis más importante para Kant era precisamente llegar a la perfección humana, esto es, llegar como en Rousseau, a ser hombre. La perfección en Kant es, además, el control que ejerce la razón sobre las pasiones, los instintos, el cuerpo. Educación: es adquisición de la disciplina, y pedagogía: liberación de esa disciplina”. Goethe, complementa más tarde la posición de Kant, dice que: “ser pedagogo es pensar la naturaleza o el mundo desde una doble condición, como experiencia pasada y como experiencia posible. Pedagogo es una persona que por su experiencia sabe que puede pasar, sabe lo posible, pero no le ahorra nada de ese posible al estudiante”. De la misma manera dice que: “el maestro así pensado espera que el estudiante pase por experiencias propias y que sean ellas las que lo transformen. El pedagogo espera, acompaña en el silencio, dice lo que vendrá, lo que va a pasar usando signos que todavía no son comprensibles, pero que lo serán en un momento oportuno”. Fijémonos como al pedagogo y al maestro se les asignaron tareas similares. De ahí que la educación y la pedagogía puedan entenderse como “arte de conducir al ser humano en varias direcciones: le posibilitan el saber hacer desde el 3
QUICENO CASTRILLÓN, Humberto. (1998). “De la pedagogía como ciencia a la pedagogía como acontecimiento”. En: Revista Educación y Pedagogía No 19 Y 20. Medellín: U de A. pp 140-158.
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conocer pero también el saber ser libre; lo invitan a ocupar un lugar y a dejarlo cuando sea necesario, lo acompañan como hijo, ciudadano o aprendiz, cuando lo necesitan, pero también, direccionan nuevos caminos por construir, y todo esto puede suceder a la vez”. Dice Quiceno que: “con Kant y Goethe la pedagogía se convirtió en una totalidad abierta y múltiple, y el pedagogo en un sujeto plural”. Esta condición es la que hoy en día hay que posibilitar, lo cual implica que la pedagogía es ensayar reflexiones, posibilitar nuevas compresiones y explicaciones de los hechos educativos, de los seres humanos, de los contextos, de la cultura. De ahí que “pedagogo no es cualquier artista, tampoco alguien que sabe el método de enseñar o que sabe educar a un niño o lo conduce en la escuela. Pedagogo, desde el siglo XIX, es del orden del saber decir, del saber analizar, del saber interpretar y predecir los fenómenos educativos”. En ese sentido la pedagogía se convirtió en una teoría sobre la educación y un discurso crítico. En el Siglo XX, con Durkheim y Dewey, la educación y la pedagogía se diferencian y adquieren un nuevo sentido. Para Durkheim “el individuo es un ser vivo, producto de la historia, la sociedad es considerada como principio de explicación y fin de la educación. La educación es eminentemente social y la pedagogía es una reflexión sobre ese ser social. La sociedad traza el ideal de hombre que la educación recorre y la pedagogía explica. El fin de la educación es convertir los seres individuales en seres sociales. La pedagogía es una ciencia porque observa, porque sus objetos son homogéneos (sic) y porque los hechos solo se pretenden conocer de una manera desinteresada (sic). La pedagogía tiene por función no sustituir la práctica educativa sino guiarla, esclarecerla, explicarla. El pedagogo es aquel que explica, por ejemplo, el sistema de enseñanza o la doctrina del método (visión de Comenio). Pedagogo es el que teoriza sobre los conceptos universales, las nociones, las ideas educativas (Visión de Locke)”. Para Dewey, “la pedagogía es interacción, comunicación, intercambio, entre el mundo y las cosas, entre el medio ambiente y los individuos, entre la sociedad y las instituciones, y pedagogo es aquel que sin estar involucrado en el proceso educativo conoce de él y lo puede explicar”. En la actualidad este debate continúa, las preguntas podrían ser: ¿Cuál es la relación entre la educación y la pedagogía? ¿Ser educador y ser pedagogo son
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tareas diferentes? De entrada digamos que ser educador y ser pedagogo son tareas complementarias, no se concibe una educación sin pedagogía como tampoco se concibe la pedagogía sin estar referida a la educación. Lo mismo ocurre con ser Directivo Docente y ser docente, una y otra función son complementarias en la gestión educativa. Referidos al Directivo Docente, éste no puede ser un directivo alejado de la fundamentación pedagógica. Este debate, a fines del Siglo XX, dice Quiceno, se expresa de la siguiente forma “la educación no es sólo la relación que existe entre el mundo y la vida, esta relación tiene una especificidad, un objeto único e individual, que es el acto, el hecho o el instante de educar. La experiencia de educar es un acontecimiento del orden de la ética, la estética y el saber. Como ética involucra al Otro, como estética un saber decir y como saber una relación con la ciencia, el discurso o el conocimiento. De ahí que pedagogo es aquel que está involucrado en el proceso como educador, padre, adulto, representante de una generación, pero a la vez como aquella persona que puede explicar cada uno de éstos procesos o sistemas parciales que forman el gran sistema de la educación. Pedagogo es aquel que hace y conoce, hace y explica, hace y sabe que va a pasar. Se sitúa en lo inmediato, en los hechos, pero se sale para explicarlos o para responsabilizarse de ellos”. Por tanto “el educador debe ser el mismo pedagogo, las dos funciones coexisten en el mismo personaje. Uno educa y otro libera, uno disciplina y el otro indisciplina, poco importa que se haga en un momento determinado una cosa o la otra, lo esencial es que las dos coexistan. El pedagogo ya no tiene como el educador una sustancia, una profesión, un lugar definido. Son dos formas, dos fuerzas, dos sentidos, que chocan, que se enfrentan, en el mismo acto de educar, en la misma línea de actuación de la educación, en el mismo instante” 4. ¿Qué tendríamos qué decir sobre un Directivo Docente que comprende estas relaciones de complementariedad en su gestión educativa?
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Op cit. QUICENO, H. La Pedagogía del Acontecimiento.
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