CANCIONES POPULARES EL PATIO DE MI CASA:

CANCIONES POPULARES Un elefante se balanceaba...:Un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña. Como veía que no se caía, fué a avisar a otro e

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Nombre Clase Mi casa es su casa Fecha Práctica de vocabulario Examine the floor plan of the apartment. Begin by writing the correct name of each

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CANCIONES POPULARES Un elefante se balanceaba...:Un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña. Como veía que no se caía, fué a avisar a otro elefante.

EL PATIO DE MI CASA: cuando llueve se moja, igual que los demás. Agáchate y vuélvete agachar, que las agachaditas no saben bailar. Agáchate y vuélvete agachar, que las agachaditas no saben bailar. Hache, i, jota, ka, ele, elle, eme, a, que si tú no me quieres otra niña me querrá. Hache, i, jota, ka, ele, elle, eme, a, que si tú no me quieres otra niña me querrá. Hache, i, jota, ka, ele, elle, eme, a, que si tú no me quieres otra niña me querrá.

Campana: Campana sobre campana, y sobre campana una; asómate a esa ventana, verás al Niño en la cuna. Belén, campanas de Belén, que los ángeles tocan ¿qué nuevas me traéis? Recogido tu rebaño ¿a dónde vas pastorcito? Voy a llevar al portal requesón, manteca y vino. Belén, campanas de Belén, que los ángeles tocan ¿qué nuevas me traéis? Campana sobre campana, y sobre campana dos; asómate a esa ventana, porque está naciendo Dios.

Belén, campanas de Belén, que los ángeles tocan ¿qué nuevas me traéis? Caminando a Medianoche ¿dónde caminas pastor? Le llevo al Niño que nace, como a Dios mi corazón. Belén, campanas de Belén, que los ángeles tocan ¿qué nuevas me traéis? Campana sobre campana, y sobre campana tres; en una cruz a esta hora, el Niño va a padecer. Belén, campanas de Belén, que los ángeles tocan ¿qué nuevas me traéis? Si aún las estrellas alumbran, pastor ¿dónde quieres ir? Voy al portal por si el Niño con Él me deja morir.

Belén, campanas de Belén, que los ángeles tocan ¿qué nuevas me traéis?

PALMAS PALMITAS Palmas, palmitas, higos y castañitas, azucar y turrón para mi niño/a son.

CUENTOS MUSICALES TIMOTEO Y EL LADRON DE TOMATES Pues bien, en este afortunado lugar vivió Timoteo, el protagonista de este cuento. Timoteo era un niño bastante normal: ni muy alto ni muy bajo, no era lo que se dice feo ni tampoco muy guapo; tan sólo, quizá, un poco delgaducho. Sin embargo poseía una clara inteligencia, una mente aguda con la que descubría cosas que nadie, y mucho menos los demás niños, era capaz de ver. Timoteo tenía una gaita que le había regalado su abuelo. Con ella el niño se entretenía horas y horas por lo que, a fuerza de tanto tocar, se convirtió en todo un virtuoso. Muchas veces se juntaba a tocar con su abuelo, que era un excelente flautista y organizaban conciertos a los que iba mucha gente. Un día a Timoteo le empezó a suceder algo muy extraño. Algunas de las canciones que aprendió a tocar… ¡se le habían

olvidado! Aunque mejor habría que decir que no querían salir de su gaita, porque él recordaba exactamente cómo eran, pero cuando trataba de hacer sonar una de ellas, por mucho que lo intentase, del instrumento surgían sólo sonidos extraños y pitos sin sentido que le dejaban completamente desconcertado. Pulcinella Hace muchos años, en Nápoles, los comediantes, actores de teatro, payasos y malabaristas actuaban siempre en la calle con unas máscaras que les cubrían la cara y unos trajes de colorines. Cada uno hacía de un personaje famoso. A este tipo de teatro se le llamó Commedia dell’arte y tuvo tanto éxito que se extendió por todo el mundo. El personaje fundamental de esta historia es un extraño individuo de larga nariz, bastante feo. Se trata de un gracioso jorobado por delante y por detrás. Le gusta mucho bailar solo, discutir con cualquiera y comer con los amigos: bailando, discutiendo y comiendo no tiene límites. Es Pulcinella (en España se traduce por Polichinela). La historia comienza cuando Pulcinella saca su viejo violín y se pone a tocar y bailar, como tan sólo él sabe hacer. El carnaval de los animales ¡Señoras, señores, niñas y niños...!¡Ha llegado el carnaval! ¡Lo nunca visto ni oído! Animales disfrazados de instrumentos, intérpretes con aspecto de bichos,músicos que danzan, partituras que vuelan. ¡Es el año de las fieras! ¡El carnaval de los animales! Para ustedes hemos traído las músicas prohibidas, partituras clandestinas rechazadas por su autor, el gran maestro francés Don Camilo de Saint-Saëns.

¡En exclusiva mundial para todas las edades! Por que hoy es carnaval y todo puede ser. ¡Música, dibujo, poesía! ¡Que nadie se quede sin pasar a fisgonear y escuchar este espléndido desfile! El zoológico más artístico de todo el reino animal. Bestias e instrumentos llegados de todo el mundo. Todos revueltos: instrumentos y animales. ¡No les vamos a defraudar, éste es el Bestiario Musical! Y, ya sin más dilación que empiece la función! La mota de polvo Érase una vez un lejano país donde no había absolutamente nada: ni personas, ni cosas, ni árboles, ni agua, ni hormigas, ni nubes, ni colores, ni suelo. Era un lugar donde no se oía nada ... nada ... reinaba, el impresionante silencio. Bueno, la verdad es que sí había algo: un habitante, un solo habitante diminuto que vivía suspendido en el espacio, inmóvil, aburrido ... mejor dicho "aburrida", porque era una simple y solitaria mota de polvo. Aquella mota de polvo no conocía otra cosa que el infinito silencio y el espacio sin horizontes por el que, a pesar de su gran ligereza, no podía desplazarse, pues nadie le había enseñado cómo moverse. Allí estaba, sola, flotando, quieta… como una araña colgada de su invisible hilo, o como un punto en una hoja de papel, ensimismada en su monotonía. Pedro y el lobo En ese momento salió el abuelo. Estaba disgustado porque Pedro se había escapado al campo: “La pradera es un lugar peligroso, ¿qué harías tú si viniera un lobo del bosque?

¡¿Eh?!”. Pedro no prestó atención a las palabras del abuelo: los muchachos como él no le tienen miedo a los lobos. Pero el abuelo lo cogió de la mano, se lo llevó a casa y cerró la verja con llave. No bien habían entrado, cuando salió del bosque un gran lobo gris. El gato, de un salto, trepó al árbol. El pato se puso a graznar con terrible excitación y, lleno de pavor, no halló más recurso que saltar fuera del agua. Pero era inútil toda la prisa con que el pato trataba de correr, pues no podía escapar de las garras del lobo. El lobo se acercaba, se acercaba, lo alcanzaba ya... hasta que lo agarró, y de un solo bocado se lo tragó. Ahora, la situación era ésta: el gato, sentado en una rama del árbol; el pájaro, posado en otra, no muy cerca del gato; y el lobo, dando vueltas y vueltas alrededor del árbol, mirando a los dos con ojos glotones. Mientras tanto, Pedro, detrás de la reja, sin el menor temor, contemplaba todo lo que estaba sucediendo.

POESÍAS UN LORO, UN MORO, UN MICO Y UN SEÑOR DE PUERTO RICO Anónimo Un señor de Puerto Rico colgó en su balcón un loro de rica pluma y buen pico, un loro que era un tesoro y a su amo costó un pico. Un vecino suyo, moro de Tetuán recibió un mico. Y a este mico, lo ató el moro en su balcón ante el loro,

que así quedó frente al mico. Tanto y tanto charla el loro, que un día se enfada el mico, y con la furia de un toro lo embiste; se esconde el loro, rompe la cadena el mico, salta a la jaula del loro, sale el loro, pica al mico chilla el mico, grita el loro, Se asoman, al ruido, el moro y el señor de Puerto Rico. «¿Por qué no encierra a su loro?» «¿Por qué no ata bien su mico?» exclaman los dos, a coro. Y uno le echa mano al loro y el otro tira del mico. Cae el mico sobre el loro, el loro le clava el pico, los dientes rechina el mico y, asustado, muerde al loro y al señor de Puerto Rico. Este reniega del loro y jura matar al mico, mientras furibundo, el moro, provoca al amo del loro y embiste al loro y al mico. Hacia arriba vuela el loro, se escurre hacia abajo el mico, y, faltando al decoro, caen, agarrados, el moro y el señor de Puerto Rico. «¡Ay, moro, si pierdo al loro!», exclama el de Puerto Rico, y airado replica el moro: «¡Pagará caro tu loro, cristiano, si pierdo el mico!»

Les imita arriba, el loro, muecas hace, abajo, el mico, y no se sabe si el moro es quien habla, o si es el loro, o el señor de Puerto Rico. Crece el trajín: vuela el loro, y va a caer sobre el mico... Furioso el de Puerto Rico viendo en peligro su loro quiere ahora matar al mico. Le da un empujón al moro; le dispara un tiro al mico, yerra el tiro y mata al loro; se desmaya; ríe el moro, y corre en busca del mico. Risueño regresa el moro con el loro y con el mico: riendo del de Puerto Rico le envía, muerto, al loro y una carta con el mico. Dice: «Seis onzas de oro por atentar contra el mico a un cristiano reclama un moro; guarde disecado el loro; ... pero págueme ese pico». Viendo esto el amo del loro se lanza furioso al mico; mata al mico, mata al moro... Muertos moro, mico y loro se embarca... y ¡a Puerto Rico!

EL SASTRE Y EL AVARO (fábula)

Juan Eugenio Hartzenbusch Hay gente que dice cólega y epígrama y estaláctita, púpitre, méndigo, sútiles, hóstiles, córola y áuriga. Se oye a muchísimos périto, y alguno pronuncia mámpara, díploma, erúdito, pérfume, Pérsiles, Tíbulo y Sáavedra. Los que introducen esdrújulos contra el origen y práctica, imitación de su método lean la presente fábula. Sabrán, si me escuchan ústedes, que hubo un tal Pedrillo Zápata, sastre titular del Cóncejo de no sé qué villa mánchega. Era comilón Períquito y algo amigo de la gándaya; sin embargo, bien a ménudo, lista su labor despáchaba. Vivía en su pueblo un rícote, cicatero sobre mánera, que le encargó que le cósiera calzones, chaleco y cháqueta. Costumbre de pueblo péqueño es, muy general y sábida, que al sastre le dé la cómida el mismo para quien trábaja. Cose a vista del parróquiano, engulle, según se trátara, buen almuerzo y rico púchero, cena, y se acabó la fátiga. A casa de don Ceférino

se fue mi sastre de máñana; sirviéronle su desáyuno, y seda previno y águjas. «Ea -dijo-, hasta que Isídoro, tocando la gorda cámpana, la hora de comer no séñale, coso sin alzar la cábeza». Echóse a pensar el ávaro si en fuerza de aquellas pálabras del sastre salir le púdiera la manutención más bárata. «¿Quieres -le propuso a Péricola olla comerte prepárada, y hasta la cena seguídito proseguir luego la tárea?» Respondió el sastre: «Me acómoda, y aun si la cena me sácaran, me la engullera: mi apétito no corre con hora márcada». «Corriente -contestó el rícacho-: vas a comer de una zámpada para el día de hoy por cómpleto, y coses luego sin párada». «La mitad sobra, de séguro -dijo el ruin para su cámisa-: ni un avestruz que se púsiera tanto en el buche se encájara». «¡Vamos! -gritó-: ¡Pronto, próntito!: corta la sopa y la ensálada, y a Pedro sírvele en séguida la olla y de cenar, Baltásara». Dánsela y trágalo tódito, y dice después de lá-cena: «Yo en cenando no doy púntada; buenas noches, voyme a lá-cama».

La salida del sastrécito fue una solemne tunántada, mas de burlar a misérables ni un místico se escandáliza.

POESÍA: EL BARQUITO DE PAPEL CON LA MITAD DE UN PERIÓDICO HICE UN BARCO DE PAPEL, EN LA PUERTA DE MI CASA LE HICE NAVEGAR MUY BIEN. MI HERMANA, CON SU ABANICO, SOPLA Y SOPLA SOBRE ÉL. ¡BUEN VIAJE, BUEN VIAJE, BARQUITO DE PAPEL!

ERO, ERO, ERO HACE MIS ZAPATOS EL ZAPATERO. ARREGLA LOS GRIFOS EL FONTANERO. POR LOS MARES AZULES VA EL MARINERO. ESTE PAN LO FABRICA EL PANADERO. EL RELOJ ME LO ARREGLA EL RELOJERO. EL CABELLO ME LO CORTA EL PELUQUERO. Y CUIDA DE LAS FLORES EL JARDINERO. ERO...ERO...ERO... A ESTAS PERSONAS QUE TANTO TRABAJAN SON A LAS QUE YO QUIERO.

POESÍA: LOS BORREGOS

HAY ANIMALITOS, COMO LOS BORREGOS, DE DONDE SE SACAN ABRIGUITOS NUEVOS. ELLOS DAN LA LANA, CON QUE FABRICAMOS TELAS CALENTITAS CON QUE NOS TAPAMOS. Y LOS BORREGUITOS BALAN SIN CESAR, BALAN SIN CESAR, CUANDO POR EL PRADO LOS MIRO PASAR: BE-EEEE, BE-EEEE.

ADIVINANZAS Soy bonito por delante algo feo por detrás; me transformo a cada instante, ya que imito a los demás. La solución es: El espejo Sube llena y baja vacía. Si no se da prisa, la sopa se enfría. La solución es: La cuchara Todos me buscan para descansar ¡¡si ya te lo he dicho!!

no lo pienses más. La solución es: La silla Es tu favorita cuando sientes frío. la tienes escrita en el verso mío. La solución es: La estufa

Quien me mira se refleja, así nadie tiene queja. La solución es: El agua

TRABALENGUAS Pepe Pecas pica papas con un pico, con un pico pica papas Pepe Pecas. Si Pepe Pecas pica con un pico, ¿dónde está el pico con papas que Pepe Pecas pica papas?

El Rey de Constantinopla esta constantinoplizado. Consta que Constanza, no lo pudo desconstantinoplizar El desconstantinoplizador que desconstantinoplizare al Rey de Constantinopla, buen desconstantinoplizador será.

Me han dicho que has dicho

un dicho que he dicho yo. El que lo ha dicho, mintió. Y en caso que hubiese dicho ese dicho que tú has dicho que he dicho yo, dicho y redicho quedó. y estaría muy bien dicho, siempre que yo hubiera dicho ese dicho que tú has dicho que he dicho yo.

Cuando cuentes cuentos, cuenta cuantos cuentos cuentas, porque si no cuentas cuantos cuentos cuentas nunca sabrás cuantos cuentos cuentas tú

Parra tenía un perro. Guerra tenía una parra. El perro de Parra subió a la parra de Guerra. Guerra pegó con la porra al perro de Parra. Y Parra le dijo a Guerra: “¿Por qué ha pegado Guerra con la porra al perro de Parra?” Y Guerra le contestó: “Si el perro de Parra no hubiera subido a la parra de Guerra, Guerra no hubiese pegado con la porra al perro de Parra.”

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