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OZONO, UN SERIO PROBLEMA ¿QUÉ ES EL OZONO? La mayor parte del oxigeno atmosférico se encuentra en forma de moléculas compuestas por dos átomos (O2) de este elemento. El ozono, sin embargo, es un gas que presenta la particularidad de que sus moléculas se componen de tres átomos de oxigeno (O3). Esta forma alotrópica del oxigeno se origina como consecuencia del efecto de las radiaciones solares, en concreto de los rayos ultravioleta, precisamente sobre las moléculas de (O2). Las radiaciones disocian, pues, el oxigeno y dejan libre los dos átomos que componen cada molécula. Este oxigeno atómico sé recombina, a su vez, con oxigeno molecular (O2), dando lugar a una nueva molécula formada por tres átomos de oxigeno y como hemos visto, se trata del ozono. Así pues: O2 + radiación --------−−−−−− O + O Para que sea posible la formación de moléculas de ozono es necesaria la presencia de un tercer agente que actúe como catalizador y disipe la energía resultante de esta reacción. Este tercer agente suele ser una molécula compuesta por dos átomos de nitrógeno, o bien una nueva molécula de oxigeno. Así pues, el átomo liberado por la radiación solar, combinado con la molécula de oxigeno y en presencia de una tercera molécula, da como resultado una molécula de ozono (O3). O +O2 + M −−−−−− O3 + M LA ATMOSFERA HORADADA Durante el año 1982, el científico japonés Sigueru Chubachi realizo en la base antártica Nipona de Syowa una serie de mediciones con el objeto de determinar el volumen del ozono presente a la atmósfera. El trabajo era en gran parte pura rutina y el espectrofotómetro utilizado por Chubachi arrojaba valores estables dentro de estos limites que podían considerarse como normales. Pero, a partir del mes de septiembre, comenzaron a registrarse resultados que indicaban un rápido y progresivo descenso en la cantidad de ozono de la estratosfera antártica. A partir de entonces, el echo de que la atmósfera, debido fundamentalmente a la acción humana, este siendo horadada y privada de elementos básicos para el desarrollo de la vida sobre la tierra se ha elevado como una de las amenazas mas preocupantes ligadas al deterioro del medio ambiente. Una vez en su país Sigueru Chubachi reviso los datos procedentes de otras investigaciones y, al no encontrar evidencias de que se hubieran producido anomalías semejantes a las observas das por él, decidió presentar su hallazgo en el Simposio internacional del Ozono que tubo lugar en Salónica (Grecia) en septiembre de 1984. UN OCEANO DE AIRE En su celebre tratado de Geografía Física, Arthur Strahler inicia él capitulo dedicado a la atmósfera terrestre 1
con la expresiva afirmación de que el hombre vive en el fondo de un océano de aire. Durante el día, la atmósfera constituye un eficaz filtro de las radiaciones solares, durante la noche, impide que se produzca una perdida excesiva de calor hacia el espacio exterior. Así, pues la atmósfera es un elemento decisivo para la existencia de vida sobre la tierra. Pero no cualquier atmósfera sino la que se han ido en torno a nuestro planeta tras miles de años de evolución conjunta con los seres que la han ido poblando. Dos de nuestros vecinos mas próximos, Venus y Marte dispones también de sendas atmósferas, pero su densidad y composición provocan unas condiciones térmicas en la superficie de ambos planetas que se hacen imposible el desarrollo de la vida. GASES DE ALTO RIESGO Todos los inicios apuntan a que los compuestos clorofluorocarbonados son los principales responsable de la perdida de ozono atmosférico. Estos gases tardan entre diez y quince años en llegar a la estratosfera y tiene una vida media bastante larga. Dos de los más utilizados, el CFC−11 y el CFC−12, se mantienen inalterados durante 78 y 135 años, respectivamente, Mientras que el CFC−115, dura unos 380 años. Debido al importante aumento de producción que tubo lugar durante la década de los sesenta, existe una considerable bolsa de CFCs que todavía no han llegado a la estratosfera y cuyos efectos se harán notar en un futuro próximo. Otra consecuencia que se extrae de estos dato es una paralización inmediata de la producción y el consumo de CFCs no empezaría a tener efectos positivos hasta el año 2020. En relación con estas previsiones, la selección española de la organización ecologista Greenpeace considera que las consecuencias que un aumento en la concentración de cloro estratosferico, con la consiguiente disminución del ozono, puede tener para el futuro de la vida en el planeta son absolutamente desconocidas incluso para la comunidad científica internacional. Continuar produciendo y emitiendo CFCs es exponer al planeta a riesgos imprescindibles Pero la historia de los gases clorofluocarbonados se remonta al primer tercio de este siglo. Los primeros CFCs fueron sintetizados en la década de los veinte por la compañía estadounidense General Motors, con el objeto de utilizarlos como fluidos refrigerantes de neveras y los aparatos frigoríficos industriales. Son productos que tienen un magnifico mercado, pues permanecen químicamente estables, no son inflamables, ni resultan tóxicos para el hombre. Además, unas condiciones termoactivas muy potentes y ser volátiles a baja temperatura, se utilizan con mucha frecuencia en los circuitos de refrigeración y como propulsores de productos envasados en aerosoles. Grupo ecologista Greenpeace, 1989 INSÓLITOS DEFENSORES Debido a la importancia del problema y las presiones ejercidas por los grupos ecologistas, los representantes de los países firmantes del Protocolo de Montreal se reunieron en mayo de 1989 en Helsinki para llegar a un acuerdo sobre la eliminación total de los gases perjudiciales para el ozono. EN BUSCA DE ALTERNATIVAS Los clorofluorocarbonos más utilizados como propelentes en los envases a presión son el CFC−11 y el CFC−12.
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Normalmente se usan mezclados, de tal forma que el CFC−11 actúa como disolvente y modificador de la tensión del vapor del CFC−12 que con un punto de ebullición mas bajo, cumple la funcion de propelente. El CFC−114 se usa como sustituto del CFC−11 en los aerosoles que contienen perfumes y espumas de afeitar, dada su mayor resistencia a la hidrólisis.
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