CAPITULO III ESTRUCTURAS ECUATIVAS Y ECUACIONALES

TEORÍA GRAMATICAL IV Profs. Carmen Acquarone – Alicia Gil UNIDAD 3 LECTURA Nº 19 Salvador GUTIÉRREZ ORDÓÑEZ : VARIACIONES SOBRE LA ATRIBUCIÓN Contex

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TEORÍA GRAMATICAL IV Profs. Carmen Acquarone – Alicia Gil

UNIDAD 3 LECTURA Nº 19

Salvador GUTIÉRREZ ORDÓÑEZ : VARIACIONES SOBRE LA ATRIBUCIÓN Contextos. León, 1986

CAPITULO III ESTRUCTURAS ECUATIVAS Y ECUACIONALES 1. ESTRUCTURAS ECUATIVAS Siempre ha existido entre los gramáticos una conciencia más o menos explícita de que en el atributo o predicado nominal se escondían fenómenos diferenciados. También los lógicos se han preocupado de deslindar los diferentes operadores que se esconden tras la cópula lingüística. No es nuestro interés rastrear la huella de tal sentimiento. Bástenos recordar la insistencia con que se hacía corresponder la función atributo con la categoría de los adjetivos, a pesar de la abundancia en el corpus de ejemplos como: – –

Juan es el profesor El libro es el mejor amigo del hombre

en los que las pruebas de concordancia y de conmutación por LO ofrecen un resultado idéntico al de los adjetivos:

Õ Juana es la profesora - Juana lo es Õ Los libros son los mejores amigos del hombre – LO son Este sentimiento ha sido traducido a teoría bajo la oposición oraciones atributivas (o adscriptivas) / oraciones ecuativas, oposición en la que han insistido M.A.K. Halliday (1970), J. Lyons (1977), J. Falk (1979) y, entre nosotros, V. Demonte (1979), I. Bosque (1984) y, especialmente, J.C. Moreno Cabrera (1982 y 1983). En los siguientes puntos quedan resumidos los caracteres fundamentales que los autores han propuesto para diferenciar ambos tipos de oraciones: 1) "Las atributivas no son reversibles (por ejemplo, podemos decir that man is a poet (ese hombre es un poeta), pero no a poet is that man (un poeta es ese hombre)" (Halliday, 1970,162). Por el contrario, ''las oraciones ecuativas pueden permutarse libremente'' (Lyons, 1977, 415): Juan es el presidente – El presidente es Juan. Lyons piensa, sin embargo, que decursos del tipo Intelligent is John no serían inaceptables, aunque estilísticamente sean menos frecuentes (Id., 416). 2) Desde un punto de vista semántico, "la clase de elementos que aparece en la tercera posición de las oraciones ecuativas no es coextensiva con la clase de expresión que aparece en la tercera posición de las oraciones adscriptivas" (Id.,415). Lo que en este aspecto nos parece pertinente no es comparar la clase de los terceros elementos, sino la relación designativa existente entre sujeto y atributo en las oraciones ecuativas y en las adscriptivas: en las primeras (las ecuativas), la clase designativa del sujeto y del atributo son idénticas, mientras que en las adscriptivas la clase del atributo es siempre más amplia que la del sujeto (Falk, 1979, 23). 3) Consecuencia del apartado anterior es que las ecuativas "se emplean típicamente para identificar el referente de una expresión mediante el referente de otra, mientras que las otras sirven para adscribir al referente de la expresión sujeto una cierta propiedad" (Lyons, 1977, 416). "Las atributivas... expresan inclusión en una clase" (Halliday, 1970, 162), mientras que las ecuativas "expresan la identidad de clases" (Ibid.). "Han recibido esta denominación por establecer una ecuación o identificación entre dos miembros referenciales y coextensivos" (Falk, 1979,23). 4) "En general, un complemento ecuativo (en una oración con una FN de sujeto) puede ser un nombre propio, un pronombre o una frase nominal definida, pero no un adjetivo; mientras que un complemento adscriptivo puede ser un nombre o un adjetivo, pero no un pronombre o un nombre propio" (Lyons,1977,416). La adscripción de la secuencia John is a writer a una u otra clase, que a Lyons le parece controvertible (Id., 417), pasaría a ser considerada adscriptiva si se toma como pertinente el criterio definido / indefinido que propone

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Halliday (1970, 162), criterio que consideramos acertado. 5) Según este autor, ecuativas y adscriptivas hallarían reflejo opuesto en los interrogativos: las primeras responderían en inglés a las preguntas who? y which?, mientras que las adscriptivas constituirían adecuada respuesta a what? y how? (Halliday, 1970, - 162). Lyons es menos categórico (1977, 416-417). En castellano los interrogativos ¿qué? y ¿quién? se corresponden con respuestas tanto ecuativas como atributivas. Por el contrario, ¿cómo?, cuando incide sobre el verbo ser, sólo puede constituir interrogación natural a atributivas, y ¿cuál?, únicamente a las oraciones ecuativas: –

¿Cómo es Juan? Õ Juan es bueno (atributiva o adscriptiva)



¿Cuál es Juan? Õ Juan es ese (el de la chaqueta verde) (ecuativa)



¿Quién es Juan? Õ Juan es el médico (ecuativa) Õ Juan es un médico (atributiva)



¿Qué es el libro? Õ El libro es útil (atributiva) Õ El libro es el mejor amigo del hombre (ecuativa)

6) La cópula ecuativa es el correlato lingüístico del operador de identidad en matemáticas o en lógica (Lyons,1977,416), mientras que en las atributivas la cópula se corresponde casi siempre con el operador de inclusión. 7) Las ecuativas se construyen sólo con el verbo ser, mientras que la atribución es una relación que puede concretarse prácticamente con todos los verbos de la lengua. 8) "A las copulativas atributivas se les puede añadir nuevos miembros de la atribución precedidos por como " (Moreno, 1982, 232): a. Juan es médico, como Pedro b. Juan es alto, como Pedro "Esto no ocurre con las ecuativas, que no admiten la introducción de nuevos elementos de la igualdad precedidos por como; lo vemos en (7): (7) a.

Juan es alto, como Pedro *Juan es el médico, como Pedro" (Ibid.)

No cabe duda de que los dos tipos de estructuras que aquí estudiamos están incluidos dentro de la misma familia de las oraciones atributivas. Ambas cumplen las condiciones fundamentales que asentábamos para la atribución. Se trata de dos formas sintáctica y semánticamente diferenciadas de un mismo tronco general: las estructuras atributivas con el verbo ser. Esta parece ser también la opinión de Moreno Cabrera, autor que en repetidas ocasiones alude a ellas con los términos compuestos copulativas ecuativas y copulativas atributivas (Moreno, 1982,232). Dado que nosotros hemos adoptado el término atribución como elemento genérico (ya que la cópula puede faltar a veces, pero no el atributo) preferimos optar por las denominaciones atributivas adscriptivas y atributivas ecuativas. Para Falk carece de sentido preguntarse en las ecuativas cuál es el sujeto y cuál el atributo: "Dado que hay equilibrio funcional entre los términos, son éstos generalmente reversibles. Creemos así que será ociosa la búsqueda de un sujeto y un atributo, tanto más si se hace en términos de concordancia y posición de los miembros. La distribución de papeles –preocupación constante de la lingüística española– es vana, porque en estos enunciados no se asocia una palabra predicativa a un sujeto; lo esencial de la predicación es que se identifiquen dos términos referenciales y co-extensivos. Un planteamiento de la relación entre los miembros debería hacerse en términos de tópico, tema de que se habla, y comentario o en términos de identificado e identificador" (Falk, 1979,24-25). Queda, no obstante, un criterio que J. Falk no toma en consideración. En las ecuativas el segundo miembro es conmutable por el átono pronominal neutro LO, hecho que demuestra que no sólo es posible, sino también necesario, seguir hablando de sujeto y de atributo. Que el sujeto coincida siempre con la función pragmática tema o tópico y sea semánticamente el término identificado no deja de ser un hecho curioso que merece comentario, pero que, por sí sólo, no puede impedirnos seguir hablando de sujeto y atributo en las ecuativas.

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Esta posibilidad de diferenciarlos será, como veremos más adelante, un criterio discriminador entre las ecuativas y las ecuacionales. Toda división halla siempre problemas fronterizos. Moreno Cabrera analiza con acierto la secuencia El número de los planetas es nueve, que W.v.O. Quine consideraba una igualdad. Aparte de consideraciones semánticas, el atributo no está aquí determinado y, como bien advierte el autor, supera positivamente la prueba del como: –

El número de los planetas es nueve, como el de las Musas

Por el contrario, sí que es ecuativa: –

El número de los planetas es el nueve

El meollo de la cuestión se halla en la duplicidad de contenidos asignable a "número". Cuando significa "pluralidad", ''cantidad", la construcción es adscriptiva; mientras que si significa "guarismo" y está determinado, la construcción es ecuativa. La diferencia puede comprobarse mejor en estos ejemplos alusivos a los españoles que participan en una competición de regatas: – – – –

El número de españoles es ocho (adscriptiva) El número de los españoles es ocho (adscriptiva) *El número de españoles es el 37 El número de los españoles es el 37 (ecuativa).

2. ESTRUCTURAS ECUACIONALES 2.1. Especificación J.C. Moreno Cabrera propone diferenciar un nuevo subgrupo dentro de la clase de las copulativas. Así, junto a las atributivas y a las ecuativas tendríamos oraciones copulativas especificativas (Moreno, 1982, 237 y ss. ). Ante secuencias como:

a. Al que vimos fue a Juan b. Con la que sale es con María y sus equivalentes

a. Fue a Juan al que vimos b. Es con María con la que sale observa que "nos podemos dar cuenta de que no nos bastan los criterios hasta ahora empleados" (Moreno, 1982, 237). Aunque comparten algunas características con las ecuativas, "no parece atinado decir que en las oraciones anteriores identificamos el referente de al que con el de a Juan, o el de con la que con el de con María" (Id.,238). Se trataría de secuencias de naturaleza especificativa, tanto en el plano semántico como en el gramatical: 1) Se especifica ''un elemento indeterminado (en este caso los relativos el que y la que) mediante un sintagma con referente determinado" (Ibid.), es decir, Juan, María. 2) "La especificación es también gramatical, pues señalamos la función sintáctica que desempeña el especificante (a Juan, con María) en la proposición de relativo" (Ibid.). No parece existir duda de que estamos ante una especificación referencial (y, por tanto, semántica) de los relativos por medio de expresiones definidas, pronombres o nombres propios. Pero tampoco se debe olvidar que esta misma circunstancia se daba en las ecuativas, las cuales, como advertía J. Lyons, "se emplean típicamente para identificar el referente de una expresión mediante el referente de otra" (Lyons,1977,416). Por otra parte, no estamos de acuerdo en afirmar que exista una especificación gramatical en la dirección que apunta Moreno Cabrera. Más bien parece ocurrir todo lo contrario: 1) El segmento a Juan no contrae función alguna en la llamada oración de relativo (sino el que que lo representa). 2) Llegamos a conocer la función del relativo a través de la función que desempeñaba a Juan en la oración primitiva Vimos a Juan. En consecuencia, dado que el carácter especificativo no se refleja en una particularidad gramatical ni es

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diferenciador en el plano semántico, proponemos eliminar este término con el fin de evitar confusiones e interpretaciones erróneas derivadas del carácter transparente de tal designación. Que no aceptemos el término especificativas no implica, claro está, oposición a diferenciar los decursos ecuativos de los que Moreno Cabrera denomina especificativos y que hacía coincidir con las "fórmulas perifrásticas de relativo" (Moreno, - 1982, 238) 2.2. ¿Hendidas / Pseudo-hendidas? Aunque frecuentes en el uso, las oraciones del tipo Al que vimos fue a Juan o Con la que sale es con María no han hallado un tratamiento regular y generalizado entre los gramáticos. Su presencia en los estudios es, honrosas excepciones aparte, tardía y esporádica. Tanto es así que ni siquiera existe acuerdo en la terminología. En la bibliografía anglosajona se respetan las denominaciones propuestas por el gran lingüista danés Otto Jespersen (cleft y pseudo-cleft sentences). En los estudios sobre nuestra lengua coexisten los términos creados por los gramáticos hispanos oraciones ecuacionales (E. Alarcos, 1970, 231-232; Martínez, - 1984), fórmulas perifrásticas de relativo (S. Fernández Ramírez, - 1951, núms. 161 -176 ), perífrasis de relativo (Moreno Cabrera, 1983) con la traducción de los términos de Jespersen: oraciones hendidas y oraciones pseudo-hendidas (propuesta por Mª L. Rivero (1971) y aceptada por algunos autores (d'Introno,1979 y otros )). Moreno Cabrera ha mostrado que el paralelismo de las llamadas oraciones hendidas y pseudo-hendidas del castellano con las cleft y pseudo-cleft sentences del inglés no supera el plano terminológico. En los ejemplos, tomados de F. d'Introno (1979,- 240): (1) El que está llorando es Pedro (2) Es Pedro el que está llorando (3) Pedro es el que está llorando las dos primeras son pseudo-hendidas y la última, hendida (siempre que sobre Pedro recaiga un acento de insistencia) (Ibid.). El acento de insistencia podrá constituir, como veremos más adelante, un criterio de diferenciación entre ecuativas y ecuacionales en el orden Segmento-A + ser + Segmento-B: – Pedro es el que está llorando (ecuativa) (← ¿ Quién es Pedro?) – PEDRO es el que está llorando (ecuacional) (← ¿ Quién está llorando?) En las secuencias del inglés (ejemplos tomados de Moreno, 1983, 457): (1) It was near Chicago that John lives (cleft... ) (2) Where John lives is near Chicago (pseudo-cleft...) no habría una correspondencia exacta con las castellanas. Moreno Cabrera argumenta de forma acertada: 1) 2) 3) 4)

No aparece nunca el pronombre neutro sujeto (correspondiente a it del inglés) La cópula presenta diferentes números y personas. Nunca interviene un relativo equivalente al that de la lengua inglesa Cuando las cleft sentences del inglés tienen preposición, su comportamiento es distinto al de sus correlatos en nuestra lengua: a. It is John to whom I gave the book b. *It is to John to whom I gave the book c. It is to John that I gave the book a. *Es Juan a quien / al que di el libro b. Es a Juan al que / a quien di el libro c. *Es a Juan que / quien di el libro (Moreno,1983,458).

De entre las designaciones terminológicas fórmulas perifrásticas de relativo, perífrasis de relativo y oraciones ecuacionales preferimos esta última porque es la que más se aproxima en su transparencia a los caracteres de sus relaciones sintácticas y semánticas. Al propio tiempo marca las similitudes y diferencias que surgen de su cotejo con las estructuras ecuativas.

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2.3. Las ecuacionales como estructuras de enfatización Lo primero que se ha de decir –punto en que coinciden todos los autores que se han ocupado del tema– es que las oraciones ecuacionales son estructuras de enfatización. "Las oraciones ecuacionales comportan una estructura de énfasis, cuya función es poner de relieve determinada unidad lingüística " (Martínez, 1984, 101; cf. Alarcos, 1970, 231 ). Consecuencia inevitable de esta propiedad es la condición de que en la lengua exista para cada estructura ecuacional una correspondiente secuencia no enfatizada, hecho que no se subraya con la debida insistencia. Los resultados de esta focalización no son siempre idénticos, pues dependen en gran parte de las características funcionales, semánticas y formales de los segmentos sobre los que se aplica este procedimiento. No tendrán la misma organización sintagmática los casos en que se enfatice un sujeto o un aditamento, un modal o un causal, un segmento con preposición u otro no preposicional. Sin embargo, a pesar de tales divergencias, les une la característica de ser secuencias enfatizadas por un mismo y único procedimiento. Algo parecido ocurría en la aplicación del SE que elimina el primitivo sujeto: si el implemento no tenía preposición, entonces pasaba a sujeto. Si, por el contrario, el segmento que dependía directamente del verbo era preposicional se generaba una de las llamadas estructuras impersonales (cf. Martínez, 1981). 2. 4. Variabilidad de resultados Esta variabilidad de resultados se puede comprobar en las estructuras ecuacionales generadas en la focalización de los segmentos subrayados de esta larga lista de ejemplos: 1) 2) 3) 4) 5) 6) 7) 8) 9) 10) 11) 12) 13) 14) 15) 16) 17) 18) 19) 20) 21) 22) 23) 24) 25) 26) 27) 28) 29) 30) 31)

Salía sangre de la herida Salían las vacas Salía Juan Compra panes Entregó los ladrones a los jueces Entregó a los ladrones Juana es coja Juana es (la) maestra Lleva manchado el traje Dejó morir al bandido Dejó muriendo al bandido Dejó muerto al bandido Regala bombones a sus compañeros Se queja del sueldo Llega los lunes Llegan los lunes Iban a Madrid Se juega así Lo metieron preso por robar Cobrarán cuando entreguen la mercancía Lo mataron a tiros Pintó el cuadro con espátula Pintó el cuadro con la espátula Lo subieron entre los dos La tienen por tonta No está contenta con su familia No tiene máquina de escribir Trabajaron una sola noche Aportó al matrimonio un montón de enfermedades Voy porque necesito comer Trabajaron muchas noches

Estos serían los resultados : 1') Era sangre lo que salía de la herida (no contable) Lo que salía de la herida era sangre Sangre era lo que salía de la herida

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2') Eran las vacas lo que salía (no contable) Lo que salía eran las vacas Las vacas eran lo que salía Eran las vacas las que salían (contable) Las que salían eran las vacas Las vacas eran las que salían 3') Era Juan el que (quien) salía 4') Son panes lo que compra (implemento sin preposición) Lo que compra son (es) panes Panes es (*son) lo que compra 5') Son los ladrones lo que (*los que) entregó a los jueces Lo que entregó a los jueces son (es) los ladrones Los ladrones es (*son) lo que entregó a los jueces 6') Es a los ladrones a los que (a quienes) entregó A los que (a quienes) entregó es a los ladrones A los ladrones es a los que (quienes) entregó 7') Es coja lo que (como) es Juana; ... 8') Es (la) maestra lo que (*como) es Juana,... 9') Es manchado como lleva el traje;... 10')

Es morir lo que (?) dejó al bandido; ...

11')

Es muriendo como dejó al bandido

12')

Es muerto como dejó al bandido; ...

13')

Es a sus compañeros a los que (quienes) regala bombones

14')

Es del sueldo de lo que se queja; ...

15')

Es (son ) los lunes cuando llega Cuando llega es (son ) los lunes Los lunes es (* son ) cuando llega

16')

a. Son los lunes los que llegan b. Es (son) los lunes cuando llega;...

17')

Es a Madrid a donde iban; ...

18')

Es así como se juega; ...

19')

Fue por robar por lo que (*por que) le metieron preso;...

20')

Será cuando entreguen la mercancía cuando cobren;...

21')

Fue a tiros como lo mataron; ...

22')

Es con espátula con lo que (como) pintó el cuadro;...

23')

Es con la espátula con lo que (*como) pintó el cuadro

24')

a. Fue entre los dos como lo subieron b. Fue entre los dos entre los que (donde) lo subieron

25')

Es por tonta por lo que la tienen;...

26')

Es con su familia con lo que no está contenta Es con su familia con la que no está contenta

27')

Es de escribir de lo que no tiene máquina; ...

28')

Fue una sola noche cuanto (lo que) trabajaron; ...

29')

Es un montón de enfermedades cuanto (lo que) aportó...

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Fueron un montón de enfermedades cuanto (lo que/ las que) aportó 30')

Es porque necesito comer por lo que voy

31')

Fueron muchas noches las que trabajaron Fueron muchas las noches que trabajaron Las noches que trabajaron fueron muchas Muchas noches fueron las que trabajaron Muchas fueron las noches que trabajaron

2.5. Caracteres de las estructuras ecuacionales Los componentes gramaticales de las estructuras resultantes de este proceso de enfatización quedan reflejados en los caracteres que a continuación se exponen: 2.5.1. Como señala J.A. Martínez, "las ecuacionales son construcciones "tripartitas": Unidad enfatizada (a la que podría llamarse "tema ") + verbo "ser" + Oración de relativo" (Martínez, 1984, 102; - cf. Moreno,1983,466). Con el fin de no multiplicar el número de aplicaciones del término tema, ya bien preñado de polisemia, de ahora en adelante denominaremos segmento A a la magnitud lingüística que se focaliza y segmento B a la construcción de relativo. 2.5.2. El portador de los morfemas verbales es siempre el verbo ser (nunca estar ni, menos aún, cualquier otro verbo ocasionalmente atributivo) (Fernández Ramírez; Alarcos, 1970,231;Martínez, - 1984, 104;Moreno, 1983, 456, 240 y not. 28). 2.5.3. El verbo ser "se presenta en las ecuacionales léxicamente vacío y casi vacío morfemáticamente" (Martínez, 1984, 104-105) de tal manera que se comporta como un ''copulativo puro", ''mero enlace entre las otras partes de la construcción ecuacional" (Id.,105). "El núcleo oracional de las ecuacionales apenas podría entenderse como portador de los morfemas verbales; porque: 1°, los morfemas componentes del sujeto ("morfemas subjetivos'') son siempre y únicamente "3ª pers." y "sing." (i.e. la "no persona" y el "no plural"); 2°, nunca comporta ''morfemas objetivos'', ni el elemento se, ni "dativos superfluos", ni siquiera el lo neutro, referente habitual de la unidad en función atributo: –¿Y es por esto por lo que dimitió? * –Por eso lo es; y 3°, los morfemas verbales de "perspectiva" y "aspecto" tienden a ser pura y simple copia de los de la relativa: –

Había sido por eso por lo que había dimitido...'' (I., 104).

Siempre puede aparecer el presente de indicativo, "que presenta una composición morfemática a base de todos los elementos ''extensivos" o "no marcados" de cada paradigma (Ibid; cf. Martínez, 1978-79,392, nota 27). 2.5.4. Como se desprende de la observación del amplio abanico de ejemplos propuesto, son prácticamente todas las funciones las que admiten esta enfatización de las oraciones ecuacionales (Martínez,1984,105). Pocos son los sintagmas o grupos que quedan fuera de su alcance operativo. J.A. Martínez ha señalado los más importantes: 1) Magnitudes que no contraen una función oracional (es decir, en dependencia directa del verbo): “así, por ej. en Lo puse en una caja de cartón que estaba en la repisa, no podrían enfatizarse por este medio ni de cartón, ni que estaba en la repisa, ni mucho menos en la repisa” (Ibid.). Esta regla tiene también algunas excepciones (que, por cierto, favorecen la potencia de este procedimiento). En No tiene máquina de escribir, No está contenta con su familia, No está conforme con los resultados sí cabe el realce de los grupos de escribir, con su familia y con los resultados a pesar de ser función no directamente dependiente del verbo: De escribir es de lo que no tiene máquina, Con su familia es con lo que no está contenta, Con los resultados es con lo que no está conforme. En el ejemplo (31) se observa cómo se generan dos estructuras ecuacionales diferentes a partir de trabajaron muchas noches según se focalice el segmento muchas noches (de carácter nominal) o simplemente muchas (que no ejerce función oracional). 2) "Construcciones con sentido concesivo" (Ibid ). 3) Las oraciones no transpuestas sólo se enfatizan si el verbo aparece bajo la forma de infinitivo: Me insultó - Insultarme fue lo que hizo; y aún más en el caso de las imperativas (Ven acá - Venir acá es lo que debes hacer, etc.). 4) ''Sintagmas del tipo ojalá, tal vez, sin duda, sin embargo, no obstante..., y los "negativos" (no, nunca,

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nadie, ninguno, etc.), así como los llamados atributos "oracionales'': Lógicamente, no contestó; Desgraciadamente, todo ha terminado..., tampoco pueden enfatizarse en estructuras ecuacionales'' (Id., 105-6). A este último apartado habría que añadir asimismo las construcciones atributivas absolutas, que admiten realce conjunto, pero no elemento por elemento: Terminado el encierro, se celebró la asamblea – Fue terminado el encierro cuando se celebró la asamblea, pero *Fue terminado cuando se celebró la asamblea. Atribuimos esta imposibilidad a la relación de interdependencia que une los segmentos que componen las construcciones atributivas absolutas. La imposibilidad de construir oraciones ecuacionales a partir de uno solo de los componentes de las construcciones absolutas es la razón por la que tampoco los atributos incidentales admitan esta transformación enfatizadora: su tema queda fuera del inciso (Vid. Cap. V) 2.5.5.-El segmento B de las estructuras ecuacionales está constituido por una oración de relativo. En este punto existe acuerdo unánime entre los autores. Según Moreno Cabrera, tales oraciones de relativo carecen de antecedente (Moreno, 1983,456, 463,238): 1) "en las perífrasis de relativo se excluyen los pronombres relativos como el cual, lo cual, que, como es sabido, exigen antecedente" (Id., 462) 2) "si insertamos un antecedente en una perífrasis de relativo obtenemos necesariamente una oración agramatical'': –

*Fue a Juan el hombre al que vi

3) "Una relativa restrictiva con antecedentes puede presentar además una relativa explicativa con el mismo antecedente" –

El hombre que vino, el cual no tenía un pelo de tonto, nos lo dijo.

''Esta posibilidad no se da en las perífrasis de relativo, que no llevan antecedente" (Moreno, 1982, 262): –

*Es para Juan para quien trabajo, el cual me explota miserablemente

J.A. Martínez considera que el antecedente del relativo es siempre el elemento enfatizado o tema, aunque se ve precisado a reconocer que, al contrario de lo que sucede en otras relativas, el antecedente no constituye el núcleo (Martínez,1984, 103) y que las relativas "no funcionan como adyacente nominal de su antecedente'' (Ibid.). A estas conclusiones llega tras observar: 1) un orden no usual (en Lo que quiero es un par de besos, por ejemplo, el relativo precede a su antecedente, y 2) falta de concordancia entre el antecedente y su relativo (Con esos juguetes es con lo que se entretiene) (Ibid.). Escasa trascendencia tiene elegir una u otra opción: no observamos gran distancia entre negar la existencia de antecedente, por un lado, y por el otro, afirmarla a la vez que se sostiene que ni el antecedente es núcleo ni la relativa modificador del mismo. 2.5.6.-''La oración relativa se encuentra siempre sustantivada y, cuando lleva preposición, adverbializada. La adverbialización a través de la preposición sólo se da sobre la base de una previa sustantivación mediante el artículo; y en las ecuacionales el artículo es siempre (al contrario que en algunas otras relativas) imprescindible: Con esos juguetes es con los que se entretiene (no se dice *con esos juguetes es con que se entretiene, frente a Los juguetes con los que se entretiene son esos (o Los juguetes con que se entretiene son esos)" (Martínez, 1984,l023). Como prueba de la existencia de esta sustantivación de las oraciones de relativo por medio del artículo, J.A. Martínez aduce el hecho de que nunca puedan venir encabezadas por cuyo-a-os-as, el único relativo que jamás se sustantiva (Id.,103). A pesar de que la validez de esta afirmación alcanza gran número de las estructuras que analizamos, creemos necesarias algunas matizaciones: a) No todas las secuencias ecuacionales exigen la presencia formal del artículo (caso de quien, que incluye su valor) y son muchos los decursos en los que ni siquiera aparece como valor implícito: cuando el segmento B está encabezado por los relativos donde, cuando, como y cuanto (De allí es de donde vengo, Entonces fue cuando se me ocurrió la idea, Durmiendo es como mejor se imagina uno las desgracias, Una sola noche fue cuanto trabajó con nosotros). b) En algunas circunstancias la presencia de preposición no implica la presencia de artículo (Por este camino es por donde más se ataja, Desde el lunes es desde cuando siento estos dolores,... ). c) La preposición no siempre adverbializa. Como regla general, estableceremos que la preposición que antecede a un relativo en las estructuras ecuacionales sólo tendrá función transpositora si ya cumplía tal función en la estructura primitiva (no enfatizada). En los decursos Fue a los niños de Pilar A los que castigaron, Es DE política de lo que hablan,... sería contradictorio afirmar que las preposiciones A y DE transponen las relativas a la

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categoría de los adverbios, pues los segmentos a los niños y de política no pueden ser adscritos a tal categoría en las oraciones primitivas (Castigaron a los niños de Pilar, Hablan de política). d) La presencia del artículo es siempre obligatoria ante el relativo que, pero de ello no se deduce necesariamente su función transpositora. Tal transcategorización ocurre cuando el elemento que se focaliza es un nombre; pero en las ocasiones en que el objeto de realce no pertenece a tal parte de la oración, el artículo no sustantiva en modo alguno. En los ejemplos: – – – –

Apasionante es lo que parece este libro De vigilantes es de lo que trabajan Imbécil es lo que le llamó Coja es lo que es María

no podremos sustituir nunca el segmento artículo + oración de relativo por un nombre o un pronombre – – – –

*Apasionante es eso (posible con otro sentido) *De vigilantes es de eso *Imbécil es eso (posible con otro sentido) *Coja es eso

Por el contrario, son numerosos los casos en los que el conjunto lo que es sustituible por como y cuanto: – Coja es como (=lo que) es María – Mil duros es cuanto (=lo que) tiene en sus bolsillos 2.5.7.- Refiriéndose a los dos segmentos de la construcción ecuacional E. Alarcos advertía con tino: ''Hay, pues, un doble condicionamiento semántico y funcional, para que los segmentos dotados generalmente de la función de aditamento se transpongan a estas otras funciones: que haya homogeneidad semántica entre los dos segmentos que queden como sujeto y atributo en la construcción atributiva, y que ambos, en otros contextos, sean equifuncionales'' (Alarcos, 1970,232). Este condicionamiento semántico impone que si el segmento focalizado manifiesta una circunstancia de modo, la oración de relativo ha de ser asimismo modal; si, por el contrario, manifiesta carácter locativo, el segundo elemento ha de expresar también idea de lugar (y con idénticas matizaciones: "lugar en donde", "de donde", "por donde ",...) Este paralelismo afecta también a la dimensión categorial y al aspecto formal. Si un segmento es sustantivo, el otro tendrá también carácter nominal. Si el primero viene precedido de una preposición, el segundo deberá también incluirla (o utilizar un relativo que manifieste su valor: donde, cuando,...). Es el aspecto semántico el que parece dominar al resto de los niveles (funcional, categorial y formal). Con frecuencia hallamos casos de focos pertenecientes a la categoría de los adjetivos que aparecerían unidos ecuacionalmente a oraciones tradicionalmente caracterizadas como "adverbiales'': – descalzo fue como lo hallaron – rotos es como lleva los zapatos Sin embargo, hechos que veremos en su momento aconsejan considerar adjetivos en estos casos los decursos como lo hallaron y como lleva los zapatos. Algunos complementos circunstanciales, normalmente adscritos a una clase semántica (lugar, tiempo, modo, instrumento, causa, etc.), han sufrido desplazamiento de un conjunto a otro sin que, en apariencia, represente un cambio formal. Sin embargo, en las construcciones ecuacionales se reflejan estas traslaciones. La secuencia –

El pelo se corta con tijeras

deja impreciso el sentido concreto de su aditamento (¿instrumental? ¿modal?). Esta vaguedad queda eliminada en las ecuacionales: – –

Con tijeras es con lo que se corta el pelo (instrumento) Con tijeras es como se corta el pelo (modo)

Incluso algunos locativos conocen también este desplazamiento hacia el sentido modal: –

Será sólo por la ría como conseguirás introducir el contrabando.

La estrecha relación existente entre los diferentes tipos de circunstancia causal permite ciertas construcciones sorprendentes en las que se igualan por medio del verbo ser una condicional y una causal o una final y una causal:

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– "Si voy a trabajar y obedezco órdenes es porque usted y su madre y yo mismo, los tres, necesitamos comer"(M. Puig) – Si no tienen más hijos es porque no tiran (García Márquez) – Si me voy es porque lo he decidido (García Márquez). – Para que seas un hombre hecho y derecho es por lo que tu madre trabaja incesantemente. Contra lo que a primera vista pueda parecer, estas construcciones no son estrictamente ecuacionales: falta el segmento relativo y el orden es fijo. Se trata también de estructuras enfatizadoras de secuencias primitivas como: Voy a trabajar y obedezco órdenes porque usted y su madre..., No tienen hijos porque no tiran, etc. 2.5.8. Un problema de capital importancia en las estructuras ecuacionales es la determinación de su estructura funcional. E. Alarcos aplicaba a estos decursos las funciones típicas del esquema atributivo, aunque sin hacer especificación de cuál de los segmentos era sujeto o cuál atributo, pues, en su opinión, el hecho carecía de real importancia: "Pero poco importa, en realidad, en estas construcciones la determinación de qué segmento es sujeto y cuál atributo. Se trata de oraciones "ecuacionales", en que los dos segmentos conectados con /ser/ se consideran iguales, y, por tanto, el verbo es equivalente al signo "igual a" (=), y los dos segmentos tienen que ser gramaticalmente equivalentes'' (Alarcos, 1970,320). Otros autores, por el contrario, sí han preferido seguir determinando el sujeto y el atributo o predicado nominal. A. Bello, tras afirmar que estas secuencias "se apartan mucho de las construcciones ordinarias por la forma que toman en ella el sujeto y el atributo" (Bello,1981,493) y que "siendo una relación de identidad la que se expresa de este modo, es indiferente considerar cualquiera de los dos adverbios o complementos como sujeto y el otro como predicado'' (Ibid.), opta por considerar sujeto "el que no es o no incluye una palabra relativa" (Ibid.). Idéntico parecer es el que mostró en su tiempo O. Jespersen y el que recientemente ha defendido Moreno Cabrera (1983, 461 ). J. A. Martínez, ciñéndose exclusivamente a aquellas construcciones ecuacionales que unen segmentos con preposición o elementos de carácter adverbial, prefiere incluirlas entre las "impersonales": "Todo lo expuesto nos lleva –aun provisionalmente– a suponer que las construcciones ecuacionales vistas son siempre "impersonales", y que la función Sujeto Léxico está bloqueada por la preposición (o por el valor prepositivo implícito en los adverbios)" (Martínez, 1977-78,395, Id., 1984, 109). Moreno Cabrera aporta dos argumentos en defensa de que la función sujeto es contraída por el segmento no relativo: 1) Si colocamos el segmento B inmediatamente detrás del verbo obtendremos un decurso agramatical: –

*Es a quien elegimos a Juan (Moreno, 1983, 461)

2) Reconoce que "cuando el sujeto lleva preposición, la cópula permanece invariable en la persona y número no marcados" (Id.,462). Mas este sería un comportamiento debido a razones formales (la presencia de preposición). La prueba aducida es que "si el sujeto va desprovisto de preposición, entonces la cópula concuerda libremente con él " (Ibid .): –

Son/ *es Juan y Pedro los que vienen

En el tratamiento de cualquiera de los problemas que afectan a estas construcciones no podemos dejar de lado en ningún momento su función básica: se trata de estructuras de enfatización. Prácticamente todos los segmentos que aparecen en un esquema sintagmático consienten este tipo de realce. El verbo ser tiene un valor especial en las ecuacionales, por lo que no tolera sustitución ni sintáctica ni semántica por otros verbos atributivos. Todas estas características habrán de ser tomadas en consideración al preguntarse por el sujeto y el atributo. Características fundamentales de los segmentos que funcionan como sujeto son: 1) Ser sustantivo (sin preposición (cf. Gutiérrez-Iglesias-Rodríguez, 1984). 2) Concordancia en número y persona con el núcleo verbal. 3) Posibilidad de ser sustituido por uno de los pronombres del paradigma tónico /yo, tú, él, ella, ello, nosotros(as), vosotros (as), ellos (as) /. Las notas fundamentales de los atributos con ser eran: concordancia en género y número con el sujeto y posibilidad de ser sustituido por el referente pronominal neutro LO. En las oraciones ecuacionales:

1) Son muchos los segmentos que se igualan mediante el verbo ser y que no pertenecen a la categoría nominal:

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– – – –

Allí es don de lo mataron Así es como se trabaja Entonces fue cuando vino a suplicar Blanco es como lo quiero

Parece sospechoso hablar de sujeto en casos en que tal función no vendría desempeñada por un sustantivo. Obvio es decir que en los ejemplos citados tampoco se da concordancia entre el verbo y el sujeto putativo.

2) Aparecen asimismo unidos mediante el verbo ser sintagmas o grupos sintagmáticos que en las estructuras de origen o estructuras primitivas nada tenían que ver con la función sujeto: – – – – – –

A los niños fue a los que castigaron (implemento) A los niños fue a los que compró juguetes (complemento) De sus hermanos es de quienes se quejaba (suplemento) Por robar fue por lo que la detuvieron (aditamento) De Lengua es de lo que no tiene idea (Ady. Nom.) De su hijo es de quien se siente orgulloso (Ady.Adj.)

Parecería muy forzado sostener que los segmentos A de estos decursos son sujetos cuando ni hay concordancia, ni se pueden conmutar por un pronombre del paradigma /yo, tú.../ y cuando se tiene, por último, constancia de las divergencias de su origen funcional. Tampoco parece conveniente sostener en tales ocasiones la existencia de un atributo: a) Nunca hay posibilidad de sustituir al segmento B por el átono pronominal LO:

Õ Õ Õ Õ

*Allí lo es *Así lo es *Blanco lo es *De Lengua lo es

b) En aquellas circunstancias en las que se focaliza un adjetivo, éste no concuerda en género y número con la totalidad del segmento B (tal como sería de esperar), sino que mantiene la misma concordancia de la oración primitiva, la cual ahora se concreta entre el segmento focalizado (segmento A) y una parte del segmento B: – Altas es lo que son María y Luisa – Desbordados es como bajan los ríos – De vigilantes es de lo que trabajan mis primos – Pesada es lo que es esta materia Si altas, desbordados fueran atributo del segmento relativo, deberían concordar con la totalidad: – *Alto es lo que son María y Luisa – *Desbordado es como bajan los ríos – ... c) La partición en constituyentes funcionales (sujeto y atributo, en este caso) suele ser tajante: lo que pertenece a la esfera del uno no aparece bajo los dominios del otro. Sin embargo, en las construcciones ecuacionales, esta regla se viola con cierta asiduidad: – Õ – Õ

Se verá arrepentido de su desobediencia Arrepentido es como se verá de su desobediencia El estanque estaba lleno de truchas Lleno es como estaba de truchas el estanque

Tal posibilidad es compartida con otras estructuras de enfatización: (tipo "Lo fuertes que eran "): – Lo arrepentido que se verá de su desobediencia – Lo lleno que está de truchas el estanque En ambos casos sigue operando de forma subrepticia la forma de la oración primitiva. En el polo opuesto del comportamiento hallamos las estructuras ecuacionales originadas en la enfatización del sujeto de la oración primitiva: –

Salía sangre de la herida Õ Sangre era lo que salía de la herida

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– – –

Salían vacas Õ Vacas eran lo que salía Salían las vacas Õ Las vacas eran las que salían Salíamos nosotros Õ Nosotros éramos los que salíamos

La categoría nominal a la que pertenecen, la concordancia numérica y personal que mantienen con el verbo y la posibilidad de sustituir los sintagmas enfatizados por pronombres tónicos del paradigma /yo, tú, etc./ aconsejan aquí tratarlos como sujetos. Mayor problema presenta la determinación del atributo. No cabe la sustitución por el referente pronominal LO: –

Sangre era lo que salía de la herida Õ *Sangre lo era



Las vacas eran las que salían Õ *Las vacas lo eran

Por otra parte, la concordancia del hipotético atributo con el sujeto no existe como tal: obedece a otros factores (determinación...) que veremos más adelante. De ahí la diferencia de comportamiento en – –

Pasan vacas Õ Vacas es lo que pasa Pasan las vacas Õ Las vacas son las que pasan

Situación intermedia entre el comportamiento de las oraciones ecuacionales que focalizaban un sintagma preposicional o un adverbio o un adjetivo, por un lado, y, por el otro, las estructuras que realzaban el antiguo sujeto, la hallamos en los casos en que se subraya un funtivo sin preposición que no desempeñaba la función sujeto. Si el segmento enfatizado va antepuesto, el verbo ser aparece generalmente en singular. Pero si el verbo le antecede, entonces concuerda con él (a pesar, insistimos, de que en la oración originaria no era sujeto): –

Compraba legumbres en la plaza Õ Legumbres era lo que compraba en la plaza Õ Lo que compraba en la plaza eran legumbres Õ Eran legumbres lo que compraba en la plaza



Entregó los ladrones al juez Õ Los ladrones fue lo que entregó al juez Õ Lo que entregó al juez fueron los ladrones Õ Fueron los ladrones lo que entregó al juez

Hemos de reseñar que la no concordancia exigida por la anteposición del segmento-A es una característica concomitante con el llamado acento de insistencia (totalmente necesario en los casos de posible ambigüedad entre una estructura ecuativa y una ecuacional) Cuando el segmento sin preposición funcionaba como aditamento en la estructura primitiva o como implemento de los clásicos acusativos de "duración, extensión o medida", el verbo ser alterna los usos concordados con los no concordados siempre que preceda al sintagma que se realza: –

Juan viene los lunes Õ Los lunes es (*son ) cuando viene Juan Õ Son (es) los lunes cuando viene Juan Õ Cuando viene Juan es (son) los lunes



Se reúnen las vísperas de fiesta Õ Las vísperas de fiesta es (*son) cuando se reúnen Õ Cuando se reúnen es (son) las vísperas de fiesta Õ Es (son) las vísperas de fiesta cuando se reúnen



La película dura tres horas Õ Tres horas es (*son) lo que dura la película Õ Lo que dura la película son (es) tres horas Õ Son (es) tres horas lo que dura la película

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El piso mide cien metros Õ Cien metros es ( *son ) lo que mide el piso Õ Lo que mide el piso son (es) cien metros Õ Son (es) cien metros lo que mide el piso

Ante comportamiento tan heterogéneo no resulta cuestión fácil decidir si las oraciones ecuacionales tienen sujeto o si, como defiende J.A. Martínez (1984, 109), han de ser adscritas al esquema de la impersonalidad. De cuanto hemos expuesto algo parece quedar claro: a) Ninguno de los dos componentes es atributo. b) Segmento-A y Segmento-B son almas gemelas en categoría, significado gramatical, función e incluso forma. Quienes sostengan la existencia de sujeto tendrán que explicar: 1) Por qué es sujeto el segmento-A y no lo es el segmento-B (o viceversa). El hecho de que no quepa el orden *Era lo que salía de la herida sangre (aunque sí: Era, lo que salía de la herida, sangre) no es argumento inequívocamente contrario a la candidatura del segmento-B. Por lo demás, parece que la imposibilidad de este orden obedece a razones semánticas (carácter especificativo de la relativa). 2) Qué función contrae el segmento-B (o, en el caso de que se piense que éste es el sujeto, el segmento-A). 3) Por qué hay sujetos que no son sustantivos (Allí es donde lo encontró; Blancos es como los quiero). 4) Por qué hay sujetos que no concuerdan con el verbo (incluso cuando no hay preposición: Legumbres era lo que compraba) 5) Por qué hay sujetos adjetivos que sólo concuerdan con parte del segmento-B (Imbéciles es lo que son tus amigos) 6) Por qué aquí se admite la existencia de sujetos preposicionales Por el contrario, los defensores del carácter impersonal de estas construcciones deben explicar la existencia de concordancia (Las vacas eran las que salían, Nosotros éramos los que cantábamos). Más aún, si no se admite la existencia de sujeto habría que explicar el papel del segmento-A y del segmento-B. No se nos oculta que cabe una posición intermedia: afirmar la existencia de sujeto cuando hay concordancia y sostener su carácter impersonal en el resto de los ejemplos. Se paliarían, sí, algunas dificultades, pero no todas: siempre quedaría la obligación de determinar la función del segmento-B y la función del segmento-A (cuando no se constate concordancia). Curioso sería el problema planteado por secuencias como Los ladrones fue lo que entregó al juez y Lo que entregó al juez fueron los ladrones donde un simple cambio de orden exige o veta la concordancia. Creo que en el análisis de las oraciones ecuacionales hemos de salirnos del tradicional esquema sujeto – núcleo verbal – atributo: ni hay sujeto, ni atributo, ni cabe (por consiguiente) hablar de impersonalidad. Las ecuacionales tienen otra "lógica", la que deriva de su propia función y que tan bien transparenta el término "ecuacional" que Alarcos eligió para designarlas. Si de alguna función cabe hablar es de la que tenían en la estructura de origen. De ahí que los antiguos sujetos y el verbo ser busquen afanosamente la concordancia. Respecto a la concordancia (variable) de otras funciones no preposicionales hay que acudir al fenómeno de la analogía y de la atracción para poder explicarla. 2.6. Sobre la "anomalía" de las oraciones ecuacionales A. Bello incluyó estas secuencias dentro de las "construcciones anómalas del verbo ser" (Bello, 1981, 475479). Para el gran lingüista venezolano existen algunas oraciones de las aquí denominadas ecuacionales que no se desvían de las reglas comunes de la lengua: – Eso era lo que apetecías – Esta vieja casa es la que abrigó nuestra infancia Atribuye un valor "sustantivo'' o "sustantivado" al artículo que se antepone al relativo, y piensa que si el relativo viene precedido de una preposición el orden natural sería: Art. + Prep. + Que: – Eso era lo a que con tanta ansia aspirabas – Esta vieja casa es la en que se abrigó nuestra infancia – Fue pequeño el espacio el en que estuvo Transilia desmayada (Cervantes)

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– No son días de fe los en que vivimos (Alcalá Galiano) "Pero esta construcción regular no es la que prefiere ordinariamente la lengua. El giro genial del castellano es anteponer la preposición al artículo" (Bello,1981,476). Con este hipérbaton se llega a secuencias como: – – –

Eso era a lo que con tanta ansia aspirabas Esta vieja casa es en la que se abrigó vuestra infancia No son días de fe en los que vivimos

Y también los decursos que sustituyen la secuencia Prep. + Art. + Que por un adverbio

– – –

Esta vieja casa es donde se abrigó nuestra infancia La hora de la adversidad es cuando se conocen los verdaderos amigos La zona tórrida es donde ostenta la vegetación toda su pompa y lozanía

Pero Bello reconoce de mayor frecuencia las oraciones que presentan una segunda anomalía: repetir la preposición o introducir un adverbio en el primer segmento: – – –

En esta vieja casa es donde se abrigó nuestra infancia A eso era a lo que con tanta ansia aspirabas Allí fue donde se edificó la ciudad de Cartago

En este análisis dos parecen ser los errores: 1) No diferenciar dos tipos de estructuras claramente opuestas: las ecuativas y las ecuacionales. El ejemplo –

No son días de fe los en que vivimos

no es otra cosa que una oración ecuativa que elimina un segmento consabido –

No son días de fe los días en que vivimos

En algún momento la lengua permitió estas expresiones que generaban la secuencia Art. + Prep. 2) Bello no dio mayor importancia a lo más sencillo: que las ecuacionales son el resultado de realzar un segmento perteneciente a una secuencia más simple. De ahí que en lugar de establecer la derivación –

Aspirabas a eso con tanta ansia Õ A eso es a lo que aspirabas con tanta ansia

parta de una ecuativa (en muchos casos de dudosa gramaticalidad) –

Eso es lo a que con tanta ansia aspirabas

para llegar a través de un proceso con dos ''anomalías" a las secuencias que analizamos: – –

Eso es a lo que aspirabas (1ª anomalía) A eso es a lo que aspirabas (2ª anomalía).

J.C. Moreno Cabrera alude a la teoría de Bello, pero este hecho no tiene consecuencias en su planteamiento teórico. J.A. Martínez, por el contrario, da cuerpo a esta idea. Distingue entre construcciones enfatizadas "regulares" y "anómalas". Las más frecuentes serán, precisamente, estas últimas: "Salvo cuando se enfatiza la unidad en función de sujeto léxico (y, en parte, de implemento:...), estas construcciones representan una suerte de "anomalía dentro del sistema gramatical español" (Martínez, - 1984, 106). Serían enfáticas "regulares ": – –

Fueron mis palabras las que lo ofendieron Yo fui quien le ofendió

pues el verbo ser concuerda con mis palabras y con el pronombre yo. Se pregunta J.A. Martínez por la causa de que el hablante hispano haya acudido a estas construcciones anómalas cuando "todavía hoy tenemos la posibilidad –generalmente desaprovechada– de seguir expresando el énfasis mediante construcciones "regulares" (Id. , 107): –

Las floristas fueron a las que se las compré ayer para tus tías.

– – – –

Tus tías fueron para las que las compré ayer a la florista Que lo insulten es a lo que no da importancia Que vinieras es por lo que se preocupaba Fueron mis palabras por las que se ofendieron

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Yo fui a quien ofendió

Estamos convencidos de que no existe irregularidad ni anomalía tanto en las construcciones cuyo supuesto sujeto "concuerda" como en aquellas otras en las que no se registra tal concordancia. No hay irregularidad en procedimiento tan general, normal y frecuente de la lengua. Hemos dicho más arriba que las oraciones ecuacionales (en todas sus variantes) eran el resultado de un proceso de enfatización único. La divergencia de resultados se debe a las características semánticas, funcionales, categoriales y formales de los segmentos a los que se les aplica la focalización. Algo parecido ocurría en la aplicación a una secuencia del llamado Se "intransitivizador” (cf. Martínez, 1981): si el implemento tenía preposición, el resultado era un esquema impersonal. Por el contrario, si el segmento dependiente del verbo no venía introducido por una preposición, entonces se generaba una de las llamadas estructuras de "pasiva refleja": – –

Venden casas Õ Se venden casas Traicionan a los amigos Õ Se traiciona a los amigos

De igual forma en la aplicación del procedimiento enfatizador se llega a diferentes resultados: – – –

Yo la ofendí Õ Yo soy el que la ofendió Se ofendió por mis palabras Õ Por mis palabras es por lo que se ofendió María es tranquila, Õ Tranquila es lo que (como) es María

Por el contrario, son las oraciones que se presentan como regulares "las que tienen alguna "anomalía ": a) En la mayor parte de los ejemplos citados se asiste a la omisión de un segmento, sin cuya presuposición o restitución se llegaría a un callejón de difícil salida. La restitución de este elemento elidido las hace recobrar su total normalidad:

Õ Õ Õ Õ

Las floristas fueron las personas a las que se las compré ayer para tus tías. Tus tías fueron las personas para las que las compré ayer a la florista. Fueron mis palabras las palabras por las que se ofendieron Yo fui la persona a quien ofendió

Son precisamente las secuencias que no admiten la introducción de un elemento elidido (fundamentalmente porque el artículo que precede al relativo es neutro) aquellas en las que la ausencia de preposición ha de ser considerada una anomalía: –

*Que lo insulten es a lo que no da importancia *Es que lo insulten a lo que no da importancia *A lo que no da importancia es que le insulten



*Que vinieras es por lo que se preocupan *Es que vinieras por lo que se preocupan *Por lo que se preocupan es que vinieras

frente a: – –

A que lo insulten es a lo que no da importancia Por que vinieras es por lo que no se preocupan

El mismo J.A. Martínez, a propósito de los ejemplos: – – – –

A la que di el recado no asistió A las que di el recado no asistieron Con quien hablaste no era mi amigo Con quienes hablaste no eran mis amigos

reconocía que ''estas oraciones ocupan un nivel relativamente bajo de aceptabilidad respecto a las que llevan antecedente: La persona a (la) que di el recado no asistió" (Martínez, 1977- 78, 394 ). b) Decir de determinados decursos ecuacionales que son "anómalos" presupone necesariamente la existencia en la lengua de otras secuencias consideradas "normales" o "regulares". Si se parte de la idea de que son regulares

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las construcciones que presentan concordancia, ¿cuáles serían los enunciados regulares correspondientes a Allí es donde trabaja o a Orgullosos es como se presentaron? Lo esperable es que en aquellos casos en los que se focaliza un segmento preposicional, un adverbio o un adjetivo no haya concordancia. Lo más evidente sería estimar como anormales aquellas secuencias en uno de cuyos segmentos se suprime la preposición. Considerarlas anormales no significa necesariamente aplicarles el apelativo de "agramaticales". Por ejemplo, Yo fui a quien ofendió no es una secuencia agramatical; pero se ha de afirmar que es anormal frente a la construcción plena Yo soy la persona a quien ofendió. c) Si una función está integrada también por la presencia de la preposición, nada hay, en principio, que impida su presencia en una focalización ecuacional. De hecho, también se enfatizan adjetivos y adverbios. Es decir, el realce del implemento de la secuencia Suspendió a los indolentes habrá de incluir necesariamente la preposición. d) Si se acepta la regularidad y normalidad de las construcciones consideradas "anómalas" (recordemos, las que carecen de concordancia), no tendremos que acudir a la hipótesis inverosímil de que en el énfasis la preposición del segmento A es generada por "metástasis" de la preposición de la oración de relativo o segmento B. Lo que nosotros sostenemos no es que la preposición de por mis palabras en el ejemplo –

Por mis palabras fue por lo que se ofendió

sea generada de forma cancerígena desde la preposición por de la secuencia relativa. La existencia de secuencias como –

Mis palabras fueron por las que se ofendió

no constituye una base que sostenga dicha tesis, ya que, además de ser deficitarias en algún componente, carecen de correspondencia estructural con una construcción no enfatizada. En el segmento que se realza existe preposición o no simplemente por el hecho de poseerla o no la secuencia que se focaliza. Si en –

Se ofendió por mis palabras

queremos resaltar mediante este procedimiento la magnitud por mis palabras no puede sorprendernos ni debemos buscar otra explicación al hecho de que aparezca la preposición por en la estructura enfatizada: –

Por mis palabras fue por lo que se ofendió

Más aún, no existiría posibilidad de focalizar sólo mis palabras, dejando fuera del realce a la preposición por. Sería necesario explicar, por otra parte, cómo se genera la preposición en del ejemplo –

En casa fue donde lo hallaron

si el segmento relativo no lleva explícito tal signo. Otros relativos (cual es el caso de como) sufrirían sólo ocasionalmente metástasis y, cuando esta tuviera lugar, podría expansionarse en diferentes preposiciones. En – Con martillo es como mejor se parten las nueces – A mano es como pescan las truchas generaría una preposición en el primer segmento, hecho que no ocurre en – –

Buena es como es Juana Manchados es como lleva los zapatos.

En resumen: si en el segmento A de una oración ecuacional existe una preposición, se debe, no a una metástasis de la preposición del segmento B, sino simple y llanamente a ser parte de la magnitud focalizada de la estructura primitiva. Si algo necesita explicación es, precisamente, lo contrario: su ausencia tanto en el segmento-A (Yo fui a quien ofendió) como en el segmento-B (es el caso del llamado que "galicado" o "a la francesa"): – Por mis palabras fue por lo que se ofendió – Por mis palabras fue (ø) que se ofendió. e) La irregularidad de las construcciones consideradas "regulares" se puede comprobar con mayor evidencia en los cambios de orden. Si Mis palabras fueron por lo que se ofendió puede producir alguna duda en torno a su anomalía, esta queda patente no bien operamos los cambios que son normales en estas estructuras: – –

*Por lo que se ofendió fueron mis palabras *Fueron mis palabras por lo que se ofendió

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2.7. Adscriptivas / Ecuacionales 2.7.1. La existencia de tres esquemas sintagmáticos diferenciados dentro del esquema general de la atribución (adscriptivas, ecuativas y ecuacionales) da lugar, en ocasiones, a secuencias preñadas de ambigüedad sintáctica. J. C. Moreno Cabrera detecta algún ejemplo al que son atribuibles una interpretación ecuacional y otra atributiva adscriptiva. –

Lo que es Juan es interesante (Moreno, 1982,236)

así como decursos con posibles interpretaciones ecuacional y ecuativa: – – –

El que viene es Juan La que lo hace es María Lo que Juan no se come es la comida del perro

En el análisis comparativo de su doble dimensión sintáctica surgen serios problemas relativos al ordenamiento y a la naturaleza funcional de algunos de sus componentes. Por otra parte, si se confirma la existencia de tal ambigüedad sintáctica (y no mera indeterminación), tal hecho constituiría una prueba adicional de lo bien fundado de la oposición tripartita adscriptivo / ecuativo / ecuacional. 2.7.2. Las ambigüedades del tipo Lo que es Juan es interesante solamente son posibles cuando los adjetivos que ocupen la plaza funcional de interesante sean aplicables también a entes no animados. Es decir, para que exista ambigüedad, interesante ha de ser atributo posible tanto de Juan como del segmento Lo que es Juan (de carácter no animado). Cuando tenemos un adjetivo aplicable a Juan pero no a Lo que es Juan (o viceversa), tal ambigüedad desaparece. Los decursos – –

Lo que es Juan es cojo Lo que es María es ciega

no admiten más que la interpretación ecuacional, porque cojo y ciego no se combinan con los hechos abstractos designados por los segmentos lo que es Juan y lo que es María. 2.7.3.-Las diferencias de significado no son, en sí mismas, argumento autosuficiente para determinar la existencia de dos estructuras sintagmáticas opuestas. Como en todo signo, estas diferencias de contenido han de venir unidas a un "significante" sintáctico opuesto. En los ejemplos que analizamos esta condición se cumple: 1) En la interpretación adscriptiva o simplemente atributiva el segmento Lo que es Juan (sujeto) admite sustitución por un pronombre tónico, hecho que en las ecuacionales constituye una anomalía: a') *Eso es interesante (ecuacional) a") Eso es interesante (atributiva)

2) Cuando el sintagma adjetivo de estas construcciones (plaza funcional de interesante) presenta variabilidad morfemática, se asiste a una diferencia de comportamiento entre ecuacionales y atributivas. En las primeras tal adjetivo concuerda en género y número con el tema de su atribución en la oración primitiva (Juan es interesante). Esta concordancia no se observa en las oraciones adscriptivas: b') Lo que es Juan es soberbio (ecuacional) Lo que es Juana es soberbia (ecuacional) b") Lo que es Juan es soberbio (adscriptiva) Lo que es Juana es soberbio (adscriptiva) *Lo que es Juana es soberbia (adscriptiva) o también los ejemplos que propone Moreno Cabrera (1982,242): – –

Lo que es esta materia, es pesada Lo que es esta materia, es pesado.

3) En las ecuacionales el verbo principal (ser) y el de la construcción de relativo están sometidos a fuertes restricciones. El primero adopta, como sabemos, la forma verbal de la subordinada o aparece en la forma neutra del presente de indicativo. Por el contrario, en las adscriptivas no existen tales condicionamientos formales: c') Lo que es Juan es interesante (ecuacional) *Lo que es Juan fue interesante (ecuacional) c") Lo que es Juan es interesante (adscriptiva)

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Lo que es Juan fue interesante (adscriptiva)

4) En las ecuacionales los elementos ligados por el verbo ser pertenecen a una misma categoría. En las atributivas que analizamos, no. Siendo interesante un adjetivo, en estas últimas podemos sustituir el segmento lo que es Juan por un pronombre tónico, hecho que demuestra su carácter nominal. En las ecuacionales, donde ambos elementos han de pertenecer a la misma parte de la oración, la sustitución de lo que es Juan por un pronombre tónico no es posible. De otra forma, en las ecuacionales Lo que es Juan e interesante han de pertenecer a la misma categoría, mientras que en las adscriptivas lo que es Juan está incluido entre los nombres e interesante, como es esperable, en la categoría de los adjetivos. 5) Las ecuacionales son siempre estructuras enfatizadas: presuponen una estructura primitiva más simple. Las atributivas, no. La interpretación ecuacional de lo que es Juan es interesante presupone la existencia en la lengua de Juan es interesante; pero su lectura adscriptiva no se apoya en tal correspondencia. Puede darse el caso de que Juan no sea interesante y sí lo sea su profesión (Lo que es Juan) 2. 8. Ecuativas / Ecuacionales 2.8.1.-También entre las ecuacionales y las ecuativas son posibles casos de ambigüedad. Para que tal contingencia se dé, tanto en una estructura como en la otra los dos segmentos unidos por el verbo ser habrán de pertenecer a la categoría nominal. Si partimos del ejemplo propuesto por Moreno Cabrera –

Lo que Juan no se come es la comida del perro

observaremos diferencias de contenido asociadas, respectivamente, a las interpretaciones ecuacional y ecuativa: a. "Juan no come la comida del perro" b. ''El perro come lo que Juan deja" Tales interpretaciones van unidas a diferencias de comportamiento: 1) Restricciones en la forma verbal (ecuacionales)/ No restricciones en la forma verbal (ecuativas): – –

Lo que Juan no se come es (*será, *fue) la comida del perro (ecuacional) Lo que Juan no se come es (será, fue) la comida del perro (ecuativa)

2) Conmutación del segmento relativo por un pronombre (posible en las ecuativas, imposible en 1as ecuacionales): – –

*Eso es la comida del perro (ecuacional) Eso es la comida del perro (ecuativa)

3) La secuencia ecuacional presupone una estructura primitiva (Juan no se come la comida del perro), secuencia de la que es focalización, mientras que la ecuativa no conoce tal relación. 4) Se diferencia asimismo en las restricciones de orden. Sólo la interpretación ecuacional admite la disposición –

Es la comida del perro lo que Juan no se come

Por el contrario, si no media acento de insistencia sobre el segmento la comida del perro, la interpretación que se impone en la secuencia –

La comida del perro es lo que Juan no se come

será la ecuativa.

5) También la concordancia puede convertirse en argumento diferenciador. La interpretación ecuativa exige concordancia entre el sujeto y el verbo: –

Las comidas del perro son lo que Juan no se come

En la manifestación ecuacional, cuando el segmento-A (Las comidas del perro) va antepuesto no hay concordancia: –

Las comidas del perro es lo que Juan no se come

Si analizamos los decursos siguientes, donde interviene un sintagma nominal "animado": –

El que canta es el médico

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La que protesta es la maestra

observaremos que también aquí se cumplen las condiciones formales que oponen la organización sintagmática ecuacional de la ecuativa: ecuacional

ecuativa

1) *El que canta fue el médico

El que canta fue el médico

2) *Ese es el médico

Ese es el médico

3) à El médico canta

−/ à El médico canta

4) Es el médico el que canta *Es el médico el que canta EL MÉDICO es el que canta El médico es el que canta Cuando el segmento realzado por una construcción ecuacional es un antiguo sujeto, éste concordará en todas las posiciones con el verbo ser de las ecuacionales. De ahí que la prueba de la concordancia (el anterior argumento n° 5) no sea válido. Pero este origen nos permite utilizar un nuevo argumento. Las ecuacionales responden a la pregunta ¿Quién es el que canta?, ¿Quién es la que protesta?, mientras que los interrogantes naturales de las ecuativas son: ¿Quién es el médico?, ¿Quién es la maestra? La interpretación ecuativa de El que canta es el médico, secuencia que en su enunciación normal es ambigua, admite acento de insistencia en el segmento relativo (EL QUE CANTA es el médico), con lo que desaparecería su ambivalencia estructural y significativa. Tal acento de insistencia no es obligatorio, pero sí posible. Las diferencias de contenido de las secuencias ambiguas El que canta es el médico y La que protesta es la maestra se muestran aquí más sutiles que en el caso de Lo que Juan no se come es la comida del perro. Esta aproximación semántica de ambas posibilidades estructurales se hace aún mayor cuando el segmento A (equivalente a el médico o la maestra de los ejemplos anteriores) es un nombre propio de persona. En los ejemplos de Moreno Cabrera (1982,241): – –

El que viene es Juan La que lo hace es María

a esta diferencia semántica habría que sumar la pérdida de una oposición formal: en cualquiera de las interpretaciones el verbo principal (ser) parece estar sometido a las restricciones de forma propias de las ecuacionales: – –

*La que lo hace fue (será) María *El que viene fue (será) Juan

Este hecho podría hacernos pensar que aquí no existe realmente ambigüedad, que tan sólo es posible la interpretación ecuacional: –

El que viene es Juan à Juan viene

Sin embargo, cabe la posibilidad de sustituir el segmento relativo por un pronombre tónico (hecho propio de las estructuras ecuativas y nunca de las ecuacionales): – El que viene es Juan à Ese es Juan La diferencia estructural se manifiesta también cuando se antepone el nombre propio al verbo ser. Si se marca con acento de insistencia, la interpretación correcta es la ecuacional, mientras que si tal acento de insistencia no existe, estaremos ante una visión ecuativa: – –

JUAN es el que viene (ecuacional) Juan es el que viene (ecuativa)

secuencias en las que sí se observa fácilmente la variación de contenido. Por consiguiente, también aquí hemos de seguir hablando de doble estructura. En cuanto a la anomalía de *El que viene fue (será) Juan (propia de las ecuacionales, pero que aquí se constata también en la interpretación ecuativa) hemos de apuntar: 1) Que obedece a razones semánticas. El nombre propio es una cualidad o atributo estable en el individuo desde el ''bautismo'' hasta el fin de sus días. Por ello resulta sorprendente decir que el que viene (persona que ya tiene un nombre) será Juan (es decir, tendrá el nombre de Juan). Bastaría sustituir un nombre propio por una

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expresión definida (el médico, por ejemplo) para comprobar que renace la posibilidad de introducir la variación de las formas verbales que es típica de las ecuativas (El que viene fue (será) el médico). De ello se observa que las causas de la pretendida agramaticalidad de *El que viene será Juan (en la interpretación ecuativa) obedece a causas semánticas (carácter del nombre propio), no sintácticas. 2) No sería tampoco imposible hallar contextos en los que el enunciado *El que viene será Juan sea un decurso plenamente aceptable en la lengua. Si a una madre embarazada alguien le pregunta refiriéndose al niño que tiene a su lado –

¿Ese es Juan?

podría responder sin violar regla alguna de la lengua señalando hacia su vientre: – –

El que viene será Juan Juan será el que viene

2.8.2. Moreno Cabrera propone como nueva prueba de diferenciación entre ecuativas y ecuacionales ("perífrasis de relativo" o "especificativas" en su terminología) la prueba de la concordancia con los pronombres personales presentes en el segundo segmento: – –

El que lo hago soy yo (ecuacional) El que lo hace soy yo (ecuativa)

La primera oración sería el resultado de transformar la secuencia originaria Yo lo hago donde el verbo también está en primera persona. Sin embargo, hay que apuntar: 1) No se observan diferencias de contenido entre una y otra secuencia. 2) El decurso El que lo hago soy yo no está formado por un procedimiento regular. En su constitución interviene un proceso analógico (a partir de la forma originaria Yo lo hago) y de atracción personal (a través del magnetismo del pronombre yo). Si cambiamos el tiempo y la persona advertiremos inmediatamente que la formación regular de los segmentos de relativo en las oraciones ecuacionales exige que el verbo vaya en tercera persona Yo lo hice Yo lo haré Tú lo haces Tú lo hiciste Tú lo harás

El que lo hizo fui yo *El que lo hice fui yo El que lo hará seré yo *El que lo haré seré yo El que lo hace eres tú *El que lo haces eres tú El que lo hizo eres tú *El que lo hiciste fuiste tú El que lo hará serás tú *El que lo harás serás tú

3) Si optáramos por sostener que en estas construcciones se exige la no concordancia del verbo subordinado con el pronombre personal llegaríamos a una conclusión tan falsa como su contraria. En los ejemplos que preceden hemos observado que en singular verbo subordinado y pronombre personal no concuerdan. Pero si pasamos al plural, hallaremos uno de los aspectos más singulares y menos explicables de estas estructuras: aquí sí hay concordancia, cualquiera sea el tiempo, persona o número *El que lo haré seré yo El que lo hará seré yo *El que lo harás serás tú El que lo hará serás tú

Los que lo haremos seremos nosotros *Los que lo harán seremos nosotros Los que lo haréis seréis vosotros *Los que lo harán seréis vosotros

2.8.3. Si ecuativas y ecuacionales constituyen dos estructuras diferentes dentro del esquema general de la atribución, tales diferencias habrán de ser reflejadas en el análisis. Moreno Cabrera, refiriéndose a las secuencias El que viene es Juan y La que lo hace es María, tras reconocer en ellas una interpretación ecuacional sostiene: "también podríamos interpretarlas en sentido ecuativo: en este caso el el y el la de el que y la que se interpretarían como visiones clíticas de los pronombre él y ella respectivamente, siendo que viene y que lo hace proposiciones relativas restrictivas cuyo antecedente es el pronombre reducido en cuestión" (Moreno,1982,24l). Tal análisis es presentado de forma gráfica:

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a. EL

= Juan

que viene b. ELLA

= María

que lo hace Por el contrario, en las ecuacionales "el que es un pronombre relativo indivisible y no una secuencia de él y que" (Moreno, 1983, 465). Como consecuencia de tal análisis, el ordenamiento sintáctico de estos decursos es presentado así: a. ( o ( cop es) ( sn ( sn él) ( o que viene)) ( sn Juan) b. ( o (cop es) ( sn Juan) ( o el que viene))) (Id.,465) En esta disección asistimos a pasos no demostrados y, creemos, difíciles de demostrar: a) No se aporta ninguna razón que apoye el sorprendente análisis unitario de el que y la que en las ecuacionales. b) No se aduce argumento alguno que permita la equiparación de artículos y pronombres (el = él, la = ella). Artículos y pronombres pertenecen a clases independientes, lo mismo si se atiende a criterios formales como funcionales o de distribución. Tanto las formas que se igualan como el paradigma al que pertenecen son diferentes: artículos

el

la

lo

los

las

pronombres

él

ella

ello

ellos

ellas

Además de la disimilitud en la forma y en el paradigma, hay que reseñar que unos son tónicos y otros, átonos. Los artículos pertenecen a la esfera del sintagma nominal, mientras que los llamados pronombres son, funcionalmente, nombres ellos mismos. c) Es difícil imaginar en nuestra lengua la existencia de un clítico funcionando como núcleo de unos adyacentes determinados. Cuando el segmento complejo se pronominaliza en un referente átono, éste tiene siempre la propiedad de englobar tanto al núcleo como a sus adyacentes: –

Compró un pantalón de pana vieja Õ LO compró

Si un segmento no está incluido en el ámbito de conmutación representado por el clítico se concluye que queda excluido de aquel grupo sintagmático y que desempeña una función diferente. Era, por ejemplo, el caso del adjetivo adyacente nominal del implemento y del adjetivo atributo del implemento: – Tengo dos nuevos libros Õ Los tengo – Tengo nuevos dos libros Õ Los tengo nuevos Por consiguiente, si en la interpretación ecuativa de El que viene es Juan se concluye que la forma el es un clítico pronominal (primer punto controvertible), ¿cómo explicar que tenga un término adyacente (que viene)? En las estructuras ecuativas la explicación no exige grandes alardes ni fuegos de artificio. Las formas el, la, lo, los y las son simples artículos y, en cuanto tales, tienen la posibilidad de realizar el mismo papel que ofician siempre que anteceden a un segmento no sustantivo (nominalizarlo): el

que viene a d j. sustantivo

el

presuntuoso a d j. sustantivo

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En tales casos no existe núcleo. Es el conjunto transpositor + segmento transpuesto el que pertenece a una categoría. Tal explicación no necesita hacer distorsiones en el paradigma ni confundir innecesariamente lo que la lengua viene distinguiendo durante siglos. 2.8.4. Mayor problema reviste, sin embargo, determinar la naturaleza y función de los elementos del paradigma /el, la, lo, los, las/ en las construcciones ecuacionales. En nuestro razonamiento operaremos con dos hipótesis básicas: a) En este tipo de estructuras los segmentos que se unen mediante el verbo ser pertenecen a la misma categoría. De entre ambos uno de ellos es el dominante, el que impone su naturaleza al otro (el elemento que se enfatiza o segmento-A). Por consiguiente, sostenemos que lo que sobra es un sustantivo en la construcción lo que sobra es el cuadro porque está unido ecuacionalmente a el cuadro. b) Las unidades que, donde, cuando, como son relativos; esto es, transpositores que a su vez ejercen función dentro del segmento que transcategorizan. Si examinamos los siguientes grupos de ejemplos: I.

Allí es donde debe ser colocado Entonces será cuando se arrepentirá Así es como se hace

II. El que canta es el maestro La que hace muñecas es mi hermana III. Lo que es Juan es sordo De lo que trabajan es de vigilantes Lo que les llamaba era tontos IV. Cansada es como estaba María Rotos es como lleva los zapatos En los grupos I y II se ponen en relación ecuacional adverbios y sustantivos, respectivamente. Los conjuntos III y IV establecen equivalencias entre adjetivos. En II los artículos son claros sustantivadores de las secuencias que canta, que hace muñecas; de ahí que se puedan igualar con los elementos nominales el maestro y mi hermana. Sucede que los segmentos nominales El que canta y La que hace muñecas no permiten, sorprendentemente, ser sustituidos en estos contextos por pronombres (él, ese, ella, esa,...). Obedece este comportamiento a que las estructuras de enfatización a las que llamamos "ecuacionales" tienen una composición rígida en la que es preceptiva la presencia de una oración de relativo. Si conmutáramos el que canta por ese (Ese es el maestro) se destruiría la construcción ecuacional: el decurso El que canta es el maestro es enfatización de el maestro canta, pero tal relación enfatizadora ya no existe entre ese canta y el maestro canta. Más difícil de explicar es el comportamiento de los grupos III y IV. De su análisis se concluye: 1) Se trata en ambos grupos de focalizaciones de adjetivos que contraían en las estructuras primitivas la función de atributo. Hay que reseñar que el adjetivo en función de Adyacente Nominal no admite enfatización por medio de las estructuras ecuacionales. 2) La diferencia entre III y IV radica en el encabezamiento de la relativa. En III estos segmentos están introducidos por el relativo que precedido del neutro lo, mientras que en IV la cabecera corresponde a como. La presencia de uno u otro está relacionada con varios factores: a) Los atributos de las oraciones primitivas de III eran siempre conmutables por un sustituto neutro (lo, eso): – Juan es sordo Õ Juan LO es – Trabajan de vigilantes Õ Trabajan de ESO – Les llamó tontos Õ Se LO llamó – Les llamó ESO y responden al interrogante ¿qué?: – Juan es sordo Õ ¿QUE es Juan? – Trabajan de vigilantes Õ ¿De QUE trabajan? – Los llamó tontos Õ ¿QUE les llamó? b) Por el contrario, los atributos de las secuencias que están en el origen del grupo IV eran conmutables por los sustitutos así, como (ecuacionales) y el interrogativo ¿cómo?:

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– María estaba cansada Õ María estaba ASI – Lleva rotos los zapatos Õ Los lleva ASI Este comportamiento puede compendiarse de forma gráfica: III

lo que

lo, eso

¿qué?

IV

como

así

¿cómo?

Se ha de advertir que existen casos que admiten adscripción a los dos grupos: – Õ Õ Õ

María es buena María LO es ¿QUÉ es María ? Buena es LO QUE es María

Õ María es ASÍ Õ ¿CÓMO es María ? Õ Buena es COMO es María No constituye fácil problema determinar la naturaleza y función de la forma lo en los ejemplos del grupo III. Cuando un artículo precede a una oración de relativo la sustantiva (excepto casos muy aislados (cf. Alonso Megido, G., 1981-82, 72; García González, F., 1985, 30). Pero si admitimos en estos ejemplos que el lo es un nominalizador nos veríamos abocados a una contradicción interna: por un lado, inferir que los segmentos Lo que es Juan, De lo que trabajan y Lo que les llamaba han de ser considerados sustantivos (por estar nominalizados mediante el artículo) y, por otro lado, concluir que son adjetivos (por estar igualados ecuacionalmente con sintagmas que de forma indiscutible pertenecen a tal categoría funcional: cojo, vigilantes, tontos). El problema no es aislado. No es diferente del que se plantea al determinar la naturaleza de las formas neutras lo, eso y qué (normalmente auténticos pronombres) cuando funcionan como conmutantes de atributos. Lo que parece innegable es que las secuencias Lo que es Juan, De lo que trabajan y Lo que les llamaba han de pertenecer a la misma categoría que sus formas sustitutivas lo, eso y qué en las oraciones de que proceden. Un sustituto asume la categoría del elemento que sustituye, hecho que le capacita para desempeñar las mismas funciones. Por ello, las formas neutras lo, eso y qué admiten adscripción ya a los nombres ya al conjunto de los adjetivos. Pues bien, si en las ecuacionales los segmentos Lo que es Juan, De lo que trabajan y Lo que les llamaba han de pertenecer a la misma categoría que sus sustitutos (lo, eso y qué) y de los segmentos con los que se unen en construcción ecuacional (sordo, vigilantes y tontos) no cabe duda alguna de que son adjetivos y de que la forma lo que siempre les precede no es aquí un sustantivador. Cuando se introducen segmentos equivalentes a adjetivos esta proforma está estrechamente ligada a las proformas de la atribución lo y eso. De ahí que sea también invariable respecto al género. 2.8.5. El comportamiento del artículo que precede al segmento relativo en las construcciones ecuacionales no deja de tener interés aun en aquellos casos en los que ejerce función nominalizadora. La forma que adopta no está en consonancia con la que presenta el segmento que se focaliza: 1º) Siempre se halla el artículo ante el relativo que, aunque el sintagma focalizado carezca de determinación: –

Sangre era lo que manaba de la herida

La presencia del artículo es obligada por la función transpositora que ejerce y no por la dimensión determinante (que no acompaña a la palabra sangre). 2º) Su género y número opta por variaciones que no siempre están en consonancia con el género y número del sustantivo focalizado ni con el género y número de sus sustitutos pronominales (en cualquiera de las funciones admiten tal conmutación). Dos son, a grandes rasgos, las posibilidades del artículo que precede al relativo: a) Variación de género y número: formas el, la, los las . b) Forma invariable o neutra: lo. Para que el artículo aparezca en una forma variable han de cumplirse algunas condiciones:

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1) Que el elemento que se enfatiza sea una expresión definida, un sintagma nominal con determinantes definidos (artículo, demostrativo,...). 2) En la función implemento ha de hacer acto de presencia, además, la preposición / a /. En el resto de los casos el relativo que vendrá precedido de la forma neutra lo y el sintagma enfatizado responde al interrogativo ¿qué? Estas reglas no dependen de la función que contraían en la secuencia primitiva los segmentos que son objeto de énfasis, como se puede colegir de la siguiente lista de ejemplos: SUJETO : – – –

Manaba sangre Pasaban vacas Me gustan esas mesas



Salían los dueños

Sangre era lo que manaba Vacas eran lo que pasaba Esas mesas son lo que me gusta Esas mesas son las que me gustan *Esas mesas son quienes me gustan Los dueños eran los que salían Los dueños eran quienes salían

qué qué qué qué *quiénes quiénes quiénes

Lechugas es lo que compró Este libro es lo que compró Este libro es el que compró *Este libro es quien compró A los jueces es a los que compró A los jueces es a quienes compró

qué qué qué *quién a quiénes a quiénes

IMPLEMENTO : – –

Compró lechugas Compró este libro



Compró a los jueces

COMPLEMENTO: –

Puso frenos al coche

Al coche fue a lo que puso frenos Al coche fue al que puso frenos *Al coche fue a quien puso frenos

a qué a qué *a quién



Puso freno a su hijo

A su hijo fue al que puso freno A su hijo fue a quien puso freno

a quién a quién

De la guerra es de lo que habla De sus hijos es de los que habla De sus hijos es de quienes...

de qué de quiénes de quiénes

Con niños fue con lo que vino Con los niños fue con los que vino Con los niños fue con quienes... Por su salud es por lo que lo hizo Por su mujer es por la que lo hizo Por su mujer es por quien lo hizo Para su lucro es para lo que... Para sus hijos es para los...

con qué con quiénes con quiénes por qué por quién por quién para qué para quiénes

SUPLEMENT0: – –

Habla de la guerra Habla de sus hijos

ADITAMENTO: – –

Vino con niños Vino con los niños

– –

Lo hizo por su salud Lo hizo por su mujer

– –

Brega para su lucro Brega para sus hijos

No es imposible que las secuencias que admiten la variación de artículo ante el relativo puedan adoptar también la forma invariable lo: –

Los domadores fueron los que salieron Los domadores fueron lo que salió

quiénes qué

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A los jueces fue a los que compró A los jueces fue lo que compró

quiénes qué



A sus hijos fue a los que puso freno A sus hijos fue a lo que puso freno

quiénes qué



De los niños es de los que habla De los niños es de lo que habla

quiénes qué



Con los niños fue con los que vino Con los niños fue con lo que vino

quiénes qué



Por los niños fue por los que lo hizo Por los niños fue por lo que lo hizo

quiénes qué

En la elección de una u otra alternativa intervienen normalmente factores pragmáticos, ligados al concepto de presuposición. Si en una secuencia como –

Se queja de las niñas

el hablante da por supuesto que el conjunto formado por los elementos que pueden ser objeto de queja sólo está integrado por componentes que satisfacen el rasgo semántico +humano, entonces se elegirá de forma invariable –

De las niñas es de las que se queja

Pero si el conjunto en el que se considera incluido el sintagma las niñas sobrepasa el límite de los "animados", entonces aparecerá obligatoriamente lo: –

De las niñas es de lo que se queja

Bastaría, para comprobarlo, añadir una coletilla como no de TV – De las niñas es de lo que se queja, no de TV – (?)De las niñas es de las que se queja, no de TV. Cuando un implemento +animado +humano va seguido de un complemento el implemento evita la preposición /a/ y las construcciones ecuacionales que enfatizan tal función admiten únicamente la forma lo ante el relativo. Así, mientras tenemos: –

Entregó a las niñas Õ A las niñas fue a las que entregó

en una construcción donde aparezca complemento asistimos a la inmovilización del artículo: –

Entregó las niñas a la policía Õ Las niñas fue lo que entregó a la policía.

2. 9. El /que/ "galicado'' Las oraciones ecuacionales adoptan una particular fisonomía en los países hispanoamericanos (Ch. Kany recoge ejemplos de unos 13 países (Kany,1970,298-299). En esencia se trata de una simplificación del segmentoB. Cualesquiera sean el contenido, función originaria, categoría y características formales del segmento-A, se tiende a utilizar el relativo que desnudo de preposiciones y de artículo: – – – – – – – –

Yo soy que te digo gracias a vos (M.Puig) Fue entonces que nació (Kany) Mañana será que me voy (Kany) Con esto es que me pagas (Requena) Es por eso que a mí me gustaba tanto (M.Puig) Es en la cabeza que tengo un lío (M.Puig) Es por tu bien que te lo pido (M.Puig) No es a ella que tengo ganas (M.Puig)

Cuervo sostiene que esta construcción ha penetrado en Hispanoamérica como un galicismo a través de malas traducciones (de ahí el nombre de "que galicado" o "a la francesa"). Henríquez Ureña se mostraba contrario a esta tesis: "El fenómeno me parece francamente popular y no debido a influencia francesa, porque lo he

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encontrado en lugares donde se lee muy poco y donde hace cincuenta años llegaban muy pocos libros traducidos del francés" (Henriquez-Ureña, 1921, 358, nota 3). El mismo Cuervo había hallado testimonios de estas construcciones en el español peninsular a partir del siglo XIII. No es en modo alguno arriesgado que una y otra causa hayan podido confluir en una misma dirección, como piensa Ch. Kany (1970, 298). A pesar de todo, y sin minimizar la trascendencia que hayan podido jugar las llamadas "causas externas", el lingüista, siguiendo las recomendaciones de A. Martinet, debe buscar ante todo aquellas explicaciones que hallan fundamento en el sistema, en la inmanencia lingüística. Desde esta perspectiva hemos de reseñar: 1) Las construcciones ecuacionales presentaban un alto grado de redundancia. La similitud categorial, funcional, semántica y formal de ambos constituyentes es tan elevada como innecesaria. Si lo que pretende la lengua con estas construcciones es destacar un segmento del resto de su oración primitiva, separándolo mediante el verbo ser, parece innecesaria tanta redundancia. Basta con que uno de los segmentos muestre con nitidez los datos necesarios sobre categoría, función, contenido y forma para que el oyente capte estas informaciones. Naturalmente, el elemento que se simplifica no puede ser el segmento-A (el enfatizado) porque está recogido literalmente de su primitiva oración. Querámoslo o no, las construcciones "galicadas" representan un triunfo de la gran ley de economía. 2) La preposición y el artículo se eliminan donde menos falta hacen. El que relativo conoce usos nominales, adjetivos y adverbiales en nuestra lengua (sin que por ello corra el peligro de convertirse en conjunción). Esta polivalencia y versatilidad le permiten sustituir también a adverbios y adjetivos dentro del segmento-B (el resto de las informaciones ya están manifestados en el segmento-A) 3) Con esta simplificación la lengua gana mayores posibilidades expresivas. Cuando se focaliza un elemento no preposicional en las interrogativas son posibles ambas construcciones: –

¿Quién es quien llama? ¿Quién es que llama?



¿Cómo era como empezaba? ¿Cómo era que empezaba?



¿Cuándo fue cuando le hicieron más daño? ¿Cuándo fue que le hicieron más daño?



¿Dónde fue donde lo hallaron? ¿Dónde fue que lo hallaron?

Cuando hace acto de presencia la preposición son posibles los decursos "galicados", pero no las construcciones ecuacionales canónicas (de donde se deduce la mayor potencia de las primeras): –

*¿De dónde fue de donde vino? ¿De dónde fue que vino?



*¿Hasta cuándo será hasta cuando duermas? ¿Hasta cuándo será que duermas?



*¿Para qué fue para que la enviaste? ¿Para qué fue que la enviaste?



*¿Por qué fue por lo que lo expulsaron? ¿Por qué fue que lo expulsaron?



*¿Con qué fue con lo que lo hirieron? ¿Con qué fue que lo hirieron?



*¿Con quién fue con quien vino? ¿Con quién fue que vino?



*¿Por quién es por quien lo hace? ¿Por quién es que lo hace?

En modo alguno deseamos situarnos a juzgar desde un trono literario. Cualquiera sea el sentir personal (condicionado naturalmente por el entorno de crianza), el lingüista tendrá que reconocer que aquí sigue funcionando la ley de economía y que existen causas internas dentro de la lengua que contribuyeron (junto con otros hechos de historia externa) al desarrollo del fenómeno en Hispanoamérica y a que asistamos a cierto aumento en el español peninsular.

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