Carta entre hermanos CATEQUESIS POR CORRESPONDENCIA. Misión del catequista

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Carta a mis hermanos de La Radio del Sur
:: portada :: Venezuela :: 30-05-2011 Carta a mis hermanos de La Radio del Sur Patricia Rivas Rebelión A mis compañeros Hernán Cano, Ernesto J. Nava

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“Carta entre hermanos” CATEQUESIS POR CORRESPONDENCIA

Misión del catequista

MISIÓN DEL CATEQUISTA

TEMARIO Prólogo……………………………………………pág. 3 Nota de la autora………………………………….pág. 4

1- Ofrecimiento a María…………………………..pág. 5 2- El encarcelado……………………………….....pág. 5 3- El catequista……………………………………pág. 6 4- Objetivos……………………………………….pág. 6 5- Metodología…………………………………….pág. 8 6- Tareas del catequista…..……………………….pág. 9 7- Tipos de cartas………………………………....pág. 16 8 - Conducción de la comunidad…………………pág. 21 9 - Vida de la comunidad………………………..pág. 22

Nihil Obstad: Pbro. Claudio Castricone. Coordinador del Área Adultos de la Junta Nacional Argentina de Catequesis - 25 de abril del año 2010. Imprimatur: Monseñor Héctor S. Cardelli. Presidente de la Comisión Episcopal Argentina de Pastoral Penitenciaria - 2 de junio del año 2010. Contenido: Ana María Terradas. Ilustraciones: Carlos Julio Sánchez Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723

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MISIÓN DEL CATEQUISTA

PRÓLOGO San Nicolás, 18 de junio de 2010.

El imperativo bíblico “Escuela Israel” (Deum. 5,4) a lo largo de los siglos se ha ido transmitiendo de generación en generación, hasta llegar a los oídos de quienes están incomunicados por los muros de la cárcel. La catequesis por correspondencia ha sido el método eficaz de un anuncio hecho palabra escrita, pero que brotó de corazones palpitantes que procuraron llegar a aquellos que estaban deseosos de verdad, paz y alegría. Así fue posible llevar el Amor de Dios a tantos necesitados de la ley de la fe que les ayudara a ver las propias realidades, interpretarlas conforme a la verdad divina y corresponderle con la adhesión libre de sus voluntades. El gozo es poder conocer ese material valioso que la autora ha compilado para este servicio pastoral del anuncio y que, accediendo a él, podamos aprovecharlo para bien de tantos. ¡Querido catequista, quede este trabajo de años en tus manos para que puedas edificarte en la perseverancia y continuidad, a la vez que estimularte a ser constante en el servicio de amor a tantos hermanos que nos esperan en silencio! Mons. Héctor S. Cardelli Obispo diocesano de San Nicolás Presidente de la Comisión Episcopal Argentina de Pastoral Penitenciaria

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MISIÓN DEL CATEQUISTA

NOTA DE LA AUTORA Hermano catequista: El Capellán de la Unidad 2 de Córdoba, Padre Francisco Luchessi, tan amado por los presos por brindarle a sus hijos techo y abrigo, solía decirnos: "la cárcel es atrapadora". Y nosotros sabemos que es así. Es el Señor que nos atrae hacia Él. Es Su Madre que nos guía a su Hijo Preso en cada preso. Años y años permanecemos unidos a nuestros hermanos. Años y años queriéndolos, sintiéndonos presos con ellos. Respondiendo con fidelidad a estas Palabras:

"Acuérdense de los que están presos como si ustedes estuvieran encarcelados con ellos” Hebreos 13,3

Que Dios bendiga cada palabra que, brotada de tu corazón, le escribas "a tu Jesús encarcelado”. Bendice cada carta que despachas. Ora siempre por esos hermanos que el Señor te ha confiado. Ámalos. Son muchas veces Cristos atormentados, despreciados, marginados. Y eres tú portador fiel del mensaje liberador de Jesús, que atraviesa los muros y les lleva consuelo, paz, vida nueva, ternura y misericordia, ¡corazón de hermano! Feliz de ti, porque escucharás en el último día:

“Ven, bendito de mi Padre, recibe la herencia del Reino preparada para ti desde la creación del mundo. … Porque cuando estuve en la cárcel me visitaste”. Mateo 25,34 .36

Y como sabes, querido catequista, la carta es nuestra visita. Ana María Terradas

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MISIÓN DEL CATEQUISTA

1 - OFRECIMIENTO A MARÍA Nuestra correspondencia está ofrecida desde sus inicios, a nuestra Madre Santísima en su advocación “Nuestra Señora de la Merced Madre de los encarcelados”. Ella es quien nos conduce al corazón de nuestros hermanos que son los rostros sufrientes de su Hijo (Mateo 25, 36). “María se pone entre su Hijo y los hombres en la realidad de sus privaciones, indigencias y sufrimientos. Hace de mediadora en su papel de Madre… María intercede por los hombres. Como Madre desea también que se manifieste el poder de su Hijo encaminado a socorrer la desventura humana y a liberar al hombre del mal que bajo diversas formas y medidas pesa sobre su vida". Redemptoris Mater. Punto Nº 21. "Entre los más pobres de nuestros pobres se encuentran los presos. Pobres de tantas cosas y, sobre todo, pobres de libertad y de oportunidades para su vida. Es una pobreza que agrava hasta el dramatismo todas las demás. Son por lo tanto, "de los nuestros", aunque tengan una fe deformada, o no la tengan. Es más, son de los queridos privilegiadamente por Jesús. Y lo han de ser por nosotros, si queremos vivir según el Corazón de Él. Toda nuestra Iglesia ha de ser solidaria de nuestra acción en la cárcel”. Teodosio Ojeda - Obispo de Mallorca. España.

“Una realidad que golpea todos los sectores de la población, pero especialmente al más pobre, es la violencia, producto de la injusticia y otros males, que durante largos años se ha sembrado en las comunidades. Esto induce a una mayor criminalidad y, por ende, a que sean muchas las personas que tienen que cumplir penas en recintos penitenciarios inhumanos, caracterizados por el comercio de armas, drogas, hacinamiento, torturas, ausencias de programas de rehabilitación, crimen organizado que impide un proceso de reeducación y de inserción en la vida productiva de la sociedad. Hoy por hoy, las cárceles son, con frecuencia, lamentablemente, escuelas para aprender a delinquir. Es necesario que los Estados se planteen con seriedad y verdad la situación del sistema de justicia y la realidad carcelaria. Se necesita una mayor agilidad en los procedimientos judiciales, una atención personalizada del personal civil y militar que, en condiciones muy difíciles, labora en recintos penitenciarios, y el reforzamiento de la formación ética y de los valores correspondientes.

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La Iglesia agradece a los capellanes y voluntarios que, con gran entrega pastoral, trabajan en los recitos penitenciarios. Con todo, se debe fortalecer la Pastoral Penitenciaria, donde se incluyan la labor evangelizadora y de promoción humana por parte de los capellanes y del voluntariado carcelario. Prioridad tienen los equipos o Vicarías de Derechos Humanos que garanticen el debido proceso a los privados de libertad y una atención muy cercana a las familias de los mismos. Se recomienda a las Conferencias Episcopales y Diócesis fomentar las comisiones de Pastoral Penitenciaria, que sensibilicen a la sociedad sobre la grave problemática carcelaria, estimulen procesos de reconciliación dentro del recinto penitenciario e incidan en políticas locales y nacionales, en lo referente a la seguridad ciudadana y la problemática penitenciaria”. Documento de Aparecida. Punto Nº 427.

3 - EL CATEQUISTA "Para ser catequista de encarcelados en sentido estricto no vale cualquier persona por muy buena que sea. No bastan las buenas intenciones. Hace falta que sean personas vocacionadas, responsables, de oración, profundamente religiosas, humanas, alegres, generosas y amantes de los pobres. Personas alejadas de toda demagogia, que actúen con absoluta libertad; pero cargadas de prudencia, poseedoras de la sabiduría práctica que, en cada momento, saben con precisión y acierto lo que hay que decir. Personas que ofrezcan toda clase de garantías de que se toman la cosa en serio y no por curiosidad, afán de protagonismo o por vanos sentimientos religiosos. No se puede admitir sin más a cualquier persona que lo solicite. Debe tener la adecuada, la debida formación específica para la tarea que va a realizar. Para ello deberá cursar, con el debido aprovechamiento, un “Cursillo de formación específica” y estar en continuo aprendizaje y formación permanente”. Pastoral Penitenciaria - Evaristo Martín Nieto. Madrid.

4 - OBJETIVOS Para el catequista: Brinde al hermano afecto fraterno y lo acompañe en su personal camino de encuentro con Jesús.

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Para el encarcelado: 4. 1 - Valorice el momento de soledad en que vive como propicio para el encuentro consigo mismo y con Dios: “En el desierto le hablaré a tu corazón” (Oseas 2,16). 4. 2 - Haga crecer su autoestima sintiendo el amor de Dios como Padre, para que pueda tener una relación de hijo con Él y un trato fraterno con los demás. 4. 3 - Se encuentre con Jesús y vea en Él a su mejor Amigo. El verdadero Líder. El único Camino que conduce a la paz de la Conciencia y a la verdadera Libertad. 4. 4 - Descubra el sentido del dolor en la Cruz redentora de Cristo. 4. 5 - Sienta a María como su Madre que lo conduce a Jesús y lo consuela en su desamparo, y valorice la oración del Santo Rosario. 4. 6 - Adquiera conceptos claros del seguimiento moral que lo acostumbre a optar por el bien y a rechazar el mal. 4. 7- Tome conciencia de la infinita Misericordia de Dios, que es superior a cualquier pecado humano. 4. 8 - Aprenda a perdonarse a sí mismo y a los demás como Dios lo perdona. 4. 9 - Reconozca el daño cometido y busque la manera de repararlo. 4.10 - Procure restablecer y mantener sus vínculos familiares. 4.11- Encuentre en la práctica de los Sacramentos el medio para fortalecerse y crecer en la vida espiritual. 4.12- Adquiera el hábito de la oración permanente y de la lectura y meditación de la Palabra de Dios. 4.13 - Se acerque al Capellán y a los catequistas que los visitan para formar parte, como discípulo de Jesús, de la comunidad de Iglesia. 4.14 - Sea, con sus compañeros de comunidad, un discípulo misionero de Jesús entre los que lo rodean. 4.15 - Se mantenga en comunicación permanente con el Párroco y feligreses de su Parroquia, a fin de que se integre a su comunidad parroquial cuando salga en libertad.

5 - METODOLOGÍA Se lleva a la práctica por medio de 21 folletos impresos llamados Encuentros, que van explicitando el mensaje de la fe en forma ordenada, progresiva y

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adaptada a la situación del encarcelado. Al final de cada uno hay una serie de preguntas sobre el tema del mismo, que el hermano debe responder. Estos Encuentros, con dos certificados, son los siguientes: Encuentro Nº 1: Nuestros buenos deseos Encuentro Nº 2: ¿Quién es Jesús? Encuentro Nº 3: El Amor y el Perdón de Jesús Encuentro Nº 4: La Biblia, Palabra de Dios Encuentro Nº 5: La oración Encuentro Nº 6: El mensaje de Jesús Encuentro Nº 7: La oración que nos enseñó Jesús. EL Padre Nuestro Encuentro Nº 8: Jesús ilumina mi Conciencia Primer certificado Encuentro Nº 9: La familia de Jesús. Primeros años Encuentro Nº 10: La predicación de Jesús. Los que son felices Encuentro Nº 11: Los preferidos de Jesús Encuentro Nº 12: Cárcel, Cruz y Resurrección Encuentro Nº 13: María Encuentro Nº 14: La Iglesia Encuentro Nº 15: Entremos al Reino de Dios Encuentro Nº 16: Somos discípulos misioneros de Jesús Encuentro Nº 17: La familia Encuentro Nº 18: Los amigos Encuentro Nº 19: El trabajo Encuentro Nº 20: Aunque mueras, vivirás Encuentro Nº 21: La libertad Certificado final

Acompaña a cada Encuentro la carta de un catequista, que es particular para cada hermano. Es necesario destacar su VITAL importancia, porque personaliza el Encuentro y lo adapta a su nivel de comprensión.

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Esta carta que recibió Mirta, catequista de Córdoba, desde una celda de castigo, muestra el valor que tiene nuestra correspondencia: ¡Hola Mirta! Disculpa que no te haya escrito antes, pero tengo algunos problemas: Estoy castigado, pero no te olvido. Cuando llegó tu carta me puse muy contento. Estaba medio bajoneado porque no puedo hablar con mi familia porque estoy acá. Me estoy volviendo medio loco en este Pabellón de castigo porque estoy en una celda muy chiquita y no hay espacio para nada. Te doy las gracias por la Biblia que me mandaste y que puedo leer todos los días. Tu carta y la Biblia es lo único de afuera que entra en este lugar. Me siento como secuestrado y te doy las gracias por la misericordia que tienes conmigo y porque puedo contarte todo lo que me está pasando. Siempre que me encuentro mal, una carta tuya me hace olvidar los malos momentos que estoy viviendo. Me gustó mucho el dibujo que me mandaste para mi cumpleaños. Le puse un marco y unos cuantos muchachos lo vieron y les gustó mucho lo que me escribiste. Me lo paso solo, triste y aburrido. Gracias por tu compañía y por la Biblia que me mandaste. Le doy gracias también a Dios porque desde este lugar puedo escribirte para que sepas que nunca te olvido. Alejandro - Sierra chica. Buenos Aires.

6 - TAREAS DEL CATEQUISTA 6.1 - Mantener una relación cálida, fraterna y espiritual Hay un estilo epistolar que siempre cala hondo en el corazón del hermano encarcelado y que, sin embargo, mantiene la distancia necesaria para evitar apegos afectivos desordenados que puedan llevarlo a buscar una amistad de mundo cuando lo que proponemos es la de "hermanos en el Señor". Que tiene como modelo la calidez humana de Jesús - Hombre y la trascendencia divina de Jesús - Dios. Este es el espacio en que se mueve nuestro diálogo por correspondencia.

6.2 - Crear el vínculo personal que falta en los Encuentros por su condición de impresos Nunca será suficiente recalcar el valor de la carta. En la cárcel hay mucho dolor, mucha soledad. Hay personas a quienes nadie visita y se sienten olvidados

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de todos. La carta que le escribe su hermano en el Señor es “su visita personal”, que no acusa ni condena porque ama con un corazón misericordioso. Que atraviesa las rejas y crea un “espacio de libertad”. Estas cartas son portadoras de vida nueva, fe y esperanza para una persona que se siente desvalorizada y marginada. ¿Puede un catequista escribir una carta a las apuradas? ¡De ninguna manera! Porque quien la recibirá es Jesús, que está empecinadamente “preso con cada preso” y a quien el Señor ama con un amor privilegiado y fiel.

6.3 - Interpretar las confidencias recibidas a la Luz de la Palabra de Dios En cada carta que recibe de su hermano, además de las respuestas a las preguntas del Encuentros, llegan también algunas confidencias motivadas por el contenido del mismo o por situaciones personales. Sobre estas confidencias, cabe destacar que muchas veces - lo hemos experimentado - la presencia física de un catequista que lo visita personalmente puede llegar a frenar su espontaneidad, en cambio, por carta, el hermano se siente más suelto y mejor predispuesto para dejar hablar a su corazón. Además, nos responde cuando lo desea, cuando está anímicamente preparado. Por eso, la mayoría de las veces, traen comentarios sobre sus vivencias personales. Y es aquí donde el catequista debe responder con suma delicadeza, prudencia y lucidez espiritual. Debe iluminar cada una de esas “perlas preciosas” de las confidencias con las respuestas de Jesús.

6.4 - Ser totalmente honesto y decir siempre la verdad de la mejor manera posible. Aquella que se recoge en el tesoro de la Palabra de Dios y de los Documentos de la Iglesia Debe ser muy prudente en su manera de decir la verdad sobre el mensaje de Jesús. Pero nunca ocultarlo por falso respeto humano. Lo que necesita nuestro hermano es tener un encuentro verdadero e íntimo con Jesús, que es “Camino, Verdad y Vida” (Juan 14,6). Para eso pidió la catequesis. Los hermanos que perseveran en la correspondencia tienen verdadera hambre y sed de Dios, y tanta, que nos sacude y estremece en ansias por saber darles la Palabra alentadora que necesitan. Verdadera hambre y sed de Dios, que muchas veces nosotros mismos hemos hecho que aflore. Demos gracias a Jesús por ello, porque sin Él "Nada podemos hacer" (Juan 15,5). El corazón dolorido del encarcelado que busca un verdadero sentido para su vida en el encuentro con Jesús, es una escuela de humildad para nosotros.

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6.5 - Leer con suma atención las cartas para rescatar aquellas frases que revelen inquietudes y que servirán de base para la respuesta Siempre es conveniente leer en comunidad las cartas que se reciben para que el catequista tome nota de la opinión de sus compañeros y así enriquecer las respuestas. Es aconsejable marcar con un color contrastante, todo lo que revele la interioridad del hermano: sus dudas, sus progresos, sus anhelos, sus problemas, sus angustias, sus miedos, sus esperanzas, sus alegrías. ¡Todo! Y luego, ordenadamente, ir considerándolas en nuestra respuesta, buscando, en la medida de nuestras posibilidades, aclarar sus dudas, ponderar sus progresos, animar sus anhelos, orientarlo hacia la mejor manera de resolver sus problemas, calmar sus angustias, disipar sus miedos, alentar sus esperanzas y darle impulso a sus alegrías. De esta manera sentirá que compartimos todos sus sentimientos. Es importante que él sepa que también nosotros tenemos problemas, que somos pecadores como todos, y que, por seguir a Jesús, ponemos sólo en Él nuestra total confianza y así encontramos la paz. Una carta pensada y orada antes de ser volcada al papel, tiene el justo contenido que el buen catequista sabe que necesita el hermano.

6.6 - Adoptar un estilo epistolar amable, adecuado al interés del hermano y a su nivel de comprensión: "Que vuestra conversación sea siempre amena, sazonada con sal, sabiendo responder a cada cual como conviene" (Colosenses 4,6) Cada catequista tiene su personal manera de escribir y es necesario que así sea. Sin embargo, es conveniente destacar que nuestras cartas, en todo momento, tienen que llevar paz y esperanza cristiana al corazón de quien está alejado de sus seres queridos. Deben ser cálidas, simpáticas, con sentido del humor, fáciles de leer e interpretar, siempre apuntando a lo positivo, nunca para desvalorizar o juzgar. Si hay que hablar de pecado o de debilidad: nosotros somos; si hay que hablar de virtud: usted es, usted puede. Es muy conveniente que, en la reunión de comunidad, no sea el que escribió la carta quien la lea, sino un compañero. De esta manera se ayudarán unos a otros a corregir redacción, acentuación, ortografía. Hay muchos hermanos que no han completado sus estudios y nuestras cartas deben ser para ellos motivo de aprendizaje gramatical. Siempre es aconsejable escribir a mano la carta, pero, si la letra es ilegible sin remedio, conviene escribirla en computadora, agregándole al final unas frases de puño y letra para personalizarla.

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Es necesario destacar que no es lo mismo escribir a una persona con estudios que a otro que no completó la primaria. Pero tener en cuenta también que quien más ha estudiado puede ser superficial y necesitar un caminar lento, y quien poco ha estudiado tener una vivencia espiritual tan honda que necesite navegar en lo profundo. Para responder tanto al uno como al otro debemos estar preparados. Delicada tarea la nuestra, porque debemos no sólo conocer las Escrituras sino también el corazón y la formación intelectual de la persona destinataria de nuestra correspondencia… Para saber responder a cada cual como más conviene.

6.7 - Considerar la dura situación que están viviendo, para no cargarlos con los propios pesares Recordemos la "Simple oración de San Francisco de Asís” Señor, haz de mí un instrumento de tu paz; Donde haya odio.... que yo ponga amor; donde haya ofensa... que yo ponga perdón; donde haya división.... que yo ponga unión; donde haya error...… que yo ponga verdad; donde haya duda.... que yo ponga fe; donde haya desesperación... que yo ponga esperanza; donde haya oscuridad... que yo ponga Tu Luz; donde haya tristeza… que yo ponga alegría. Oh, Divino Maestro, que yo no busque tanto: ser consolado… como consolar; ser comprendido... como comprender; ser amado… como amar. Porque dando… se recibe; perdonando… se es perdonado; y muriendo… se resucita para Vida eterna. Amén

Si hay un lugar donde hay odio, ofensa, discordia, error, duda, desesperación, tinieblas, es en la cárcel. Por supuesto que también hay paz, amor, perdón, unión, verdad, fe, esperanza, luz y alegría, pero… ¡cuánto cuesta vivirlas! No carguemos, entonces, con nuestros problemas a nuestros hermanos ¡Ya tienen bastante con los suyos!

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6.8 - Acercarlos espiritualmente a la comunidad parroquial a la que pertenecen Conviene, con la autorización de los hermanos, comunicarse con sus Parroquias cuando estén alejados de ella, con el fin de que el Párroco y la comunidad parroquial le brinden la atención espiritual y física que puedan necesitar. De esta manera estarán integrados a su Parroquia cuando salgan en libertad. Debe haber, a disposición de los catequistas, listados de todas las Parroquias del país. 6.9 - Mantener con ellos una relación siempre y sólo por correspondencia; tanto cuando estén dentro de la cárcel como cuando salgan en libertad. No darles a conocer nuestro número telefónico ni domicilio particular

6.10 - No hacer, sobre nuestra tarea, declaraciones ante medios de comunicación social.

6.11 - Guardar total reserva respecto a los nombres y procedencia de los hermanos a personas ajenas a nuestra comunidad; tampoco mostrar sus cartas En los “Cursillos para la incorporación de catequistas” se leen cartas de los hermanos pero sin dar sus apellidos. 6.12 - No contactarlos con sus pares de otras Unidades Penitenciarias Esta es una norma de prudencia: pueden establecerse contactos no permitidos por el Servicio Penitenciario. 6.13 - Recopilar fotocopias de las cartas más interesantes que se reciben Hay cartas de nuestros hermanos que revelan sus sentimientos ante las múltiples situaciones que se les presentan en su dura realidad. Seleccionar estos testimonios significa contar con un riquísimo material que habla de tantos encarcelados que sinceramente están dispuestos a vivir la fe en Cristo y que, sin embargo, son desconocidos, ignorados y desvalorizados aún por aquellos que se dicen cristianos.

6.14 - Tener en cuenta los cumpleaños de los hermanos, el día del Santo patrono, el día del amigo, festividades religiosas y toda otra fecha que signifique que se los recuerda en forma especial

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Son fechas en que no siempre reciben visita de familiares y amigos y deben sentirnos junto a ellos. Estos son gestos de un valor incalculable en cariño fraterno y delicadeza.

6.15 - Considerar que nuestras cartas suelen llegar también a sus familiares, amigos y compañeros Cuando un encarcelado recibe una carta, siente que su autoestima se levanta: "Alguien me quiere", "Tengo un amigo que se interesa por mí”. Si es una buena carta la que recibe, amable, afectuosa, con un claro mensaje de fe y esperanza, suele mostrársela a sus compañeros y a quienes lo visitan. Y muchas veces es leída en su hogar y también mostrada a familiares y vecinos. ¡Nunca sabremos a cuántos ha hecho bien una carta escrita con verdadera fe y amor fraterno! Es importante tomar nota de la familia del hermano y la relación que mantiene con ella para ver la conveniencia de enviar alguna postal, imagen, Rosario, etc., para su madre, su padre, su novia o esposa, sus hijos etc. De esta manera nuestro cariño puede llegar también a sus seres queridos. Actitudes como éstas tienen para el hermano un gran valor. Muchísimo valor. 6.16 -Tomar a su cargo la correspondencia que no puede atender otro catequista de su grupo por licencia prolongada o por renuncia Cuando se ha logrado una buena comunicación entre el catequista y el hermano, resulta difícil reemplazar por otro al catequista; el hermano puede sentirse defraudado y negarse a aceptarlo después de haber abierto su corazón al anterior. Por eso es necesario que el catequista que debe dejar de relacionarse con él, le escriba una buena carta de despedida y presentación del nuevo catequista con quien se escribirá en adelante. 6.17 - Escribir al hermano que ha solicitado la correspondencia aunque su fecha de liberación sea inmediata Pensar siempre en el valor que tiene una sola carta: puede cambiar una vida. No desperdiciar entonces ninguna oportunidad. Conviene tener en cuenta que muchas veces, la fecha de liberación que ellos mencionan puede no ser real... 6.18 - Proponer al hermano que sale en libertad continuar la correspondencia desde su domicilio particular

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6. 19 - Despachar las respuestas a la semana de recibidas, salvo caso de fuerza mayor, que deberá ser la excepción. No enviar cartas en forma particular 6. 20 - Solicitar al Responsable del Grupo el aval de cada carta que se envía; sin ese aval no se despacha la correspondencia 6. 21 - Asistir puntualmente a las reuniones de comunidad Las inasistencias reiteradas e injustificadas, las llegadas tarde o las salidas antes de la hora indicada, perturban la vida de la comunidad y la tarea. Las reuniones se realizan siempre en el mismo día y hora, de modo que se pueden organizar los compromisos para que quede libre de todo otro quehacer el momento dedicado a la reunión. En caso de inasistencia inevitable se debe avisar con tiempo al Responsable del grupo o a otro miembro para que no se lo espere. El grupo es una comunidad de hermanos, una familia pequeña y, como en toda familia, “duelen las ausencias”. Lo mismo cabe decir de las llegadas y salidas inoportunas, porque alteran la oración y el trabajo. 6. 22 - Solicitar licencia en casos de enfermedad propia o de un familiar a su cargo, o por viaje • Hasta tres meses: Puede escribir desde su domicilio y un compañero se encargará de llevarle y retirar su correspondencia. Si no puede escribir, otro lo hará en su lugar hasta que se reintegre. • Más de tres meses: Su correspondencia será distribuida entre los miembros del grupo al que pertenece. En casos excepcionales, y contando con la conformidad del Responsable del grupo, podrá seguir escribiendo desde su domicilio. 6. 23 - Mantener en orden las cajas con sus legajos Cada catequista posee una o más cajas con su nombre escrito en un rótulo con el color del grupo al que pertenece. Allí coloca los legajos de los hermanos con quienes se escribe. Las cajas estarán correctamente presentadas y ordenadas y quedarán en el salón de catequesis. Puede llevarse a su domicilio los legajos de los hermanos a quienes deba escribir, pero deberá retornarlos a su lugar cuando despache las cartas. Cada legajo se compagina de la siguiente manera:

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1º - Carátula con los datos del hermano con quien se escribe y desarrollo de la catequesis. 2º - Solicitud de ingreso cumplimentada. 3º - Sobres y cartas recibidas y fotocopias de las respuestas del catequista. Con respecto a las carátulas de cada legajo, proceder así: • Fecha envío: Colocar la fecha en que se envía el Encuentro. • Fecha respuesta: Colocar la fecha en que se recibe las respuestas a las preguntas del Encuentro que se mandó. • Observaciones: Dejar constancia de todo dato relevante sobre el desarrollo de la catequesis y de la vida personal del hermano para tenerlos en cuenta en la correspondencia.

7- TIPOS DE CARTAS Son tres los tipos de carta que escriben los catequistas. • Primera carta • Carta completa. • Recordatorios. PRIMERA CARTA Viene cargada de mucha expectativa esa Solicitud de ingreso que relees buscando encontrar en ella el corazón de un hermano encarcelado. Entender lo que dice y más aún lo que está queriendo decir, no se te revelará de entrada. No, hasta que con el correr del tiempo le hayas mostrado la sinceridad de tu propio corazón. Él necesita encuentro de almas, que es, con harta frecuencia, lo que le ha faltado desde su niñez. Esa ausencia de amor primero suele ser, junto con la cárcel, la causa de su soledad y búsqueda de Dios y de tu afecto fraterno. Ora mucho antes de comenzar a escribirte con ese "Cristo roto" y después lánzate a la maravillosa aventura de decirle al Señor: "Estás preso y quiero estar contigo" (Mateo 25,36).

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Nunca pienses que te escribirás “con un asesino", “con un estafador", “con un ladrón", “con un violador”. Porque nadie "es" para siempre. Decirlo es hacer un juicio lapidario, se encasilla a la persona y no se la considera capaz de cambiar. Siempre hay un hoy y un mañana que pueden ser distintos. No juzguemos nosotros cuando ni Jesús lo hace “Yo no juzgo a nadie” (Juan, 8,15). Quien nos escribe es una persona que busca a Dios, una Vida Nueva. Y eres tú la persona que Dios ha puesto a su lado para que lo acompañes a recorrer "Su Camino" ¡Qué privilegio! ¡Aprenderás tantas cosas de ese Cristo tras las rejas! Con el tiempo, verás que “recibirás más de lo que darás”. La primera carta es siempre una "prueba de fuego" para el catequista. Debe atraer al hermano hacia una realidad que le resulte novedosa, que lo lleve a descubrir que se toma muy en serio la relación con él. Que quien le escribe es una persona sensible como para tener misericordia, pero firme como para movilizarlo a una entrega total a Jesús. Los catequistas la llaman "carta gancho" porque de ella depende que el hermano sienta que vale la pena seguir la correspondencia. No olvides esto y escribe siempre tu mejor carta. ¡La carta que escribiría María a su Hijo preso en Jerusalén! Recuerda siempre que la carta que escribes a su hermano pertenece también “a la comunidad”. Por este motivo, si tus compañeros no están de acuerdo con algo que escribiste o consideran que es necesario ampliar algunos conceptos, debes respetar siempre la opinión de la mayoría. Esta primera carta tiene dos partes: 1ª - Bienvenida y presentación del catequista. 2ª - Reflexión sobre el primer Encuentro que se envía. Primera parte: Bienvenida y presentación del catequista Pocas palabras, pero cálidas, muy cálidas, en las que se revele una auténtica alegría por el encuentro con un hermano con quien se va a compartir el Camino de la fe. Este Camino será de a tres porque el hermano y tú estarán acompañados por Jesús, quien les irá explicando las Escrituras como a los caminantes de Emaús. (Lucas 24, 13-35).Puedes decirle esto en tu primera carta. Le contarás cosas de tu vida, cotidianas y sencillas, comunes a todos, alegres, sinceras. Que sienta que lo introduces en tu hogar. Pero no le digas cosas de tu intimidad; sé prudente.

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A todos les encantan los relatos sobre nuestra vida familiar, sobre las plantas y los animales que hay en la casa. Que note que eres una persona de fe, sencilla, abierta, disponible, con paz interior y sinceramente interesada por él. Que de entrada se dé cuenta de que la relación es espiritual y que lo físico no tiene importancia. Esto ha quedado aclarado en la carta con solicitud de ingreso que se le mandó. Dile también que no demore la respuesta a éste y demás Encuentros porque el camino que ha emprendido debe ser un avanzar constante. Comienza poniendo límites. Cariñosos pero firmes. Los psicólogos de las cárceles nos advierten sobre los rasgos enfermizos que suelen darse en nuestros hermanos: Manipuladores, cuando buscan manejar a los demás de acuerdo a sus intereses. Bipolares, cuando tienen estados cambiantes de sumisión y agresividad. Psicóticos, cuando no reconocen haber obrado mal. Pero tú no te preocupes. Ponlos en las manos de Jesús y quédate en paz. Es Jesús el que va a “trabajar sus corazones”. Tú eres sólo un puente. Pero ora siempre por los hermanos que Jesús te ha confiado. Ora antes de escribir tus cartas. Ora mientras las escribes. Ora cuando las despachas. Ora por todos los hermanos con quienes te escribiste. Por los que te contestaron y por los que nunca te contestaron. Jesús los puso en tu corazón para siempre. Lleva una lista con sus nombres. No olvides a ninguno en tus oraciones. ¡Para siempre! Segunda parte: Reflexión sobre el primer Encuentro que se envía Lee con atención el Encuentro “Nuestro buenos deseos”. Fíjate en los puntos claves que te ofrece para la reflexión y plantéaselos. Comienza de entrada a levantar su autoestima. Que descubra su valor como hijo de Dios. Que sienta a Jesús como su Dios y su mejor Amigo. Consulta la Guía catequística.

CARTA COMPLETA Esta carta tiene tres partes: 1ª - Interpretación cristiana de las confidencias del hermano. 2ª - Evaluación de cada respuesta a las preguntas del Encuentro. 3ª - Presentación del contenido del nuevo Encuentro que se le envía.

Primera parte: Interpretación cristiana de las confidencias del hermano Cuando el hermano va logrando confiar en el catequista que le escribe, comienza a hacerle confidencias. Es aconsejable que marques con un color

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contrastante lo que te parezca más significativo de su carta, para que no pases por alto en tu respuesta ninguna manifestación de su corazón. Cuando encuentres una frase que signifique progreso en su vida de fe reprodúcela en tu respuesta y pondérasela. Muchas veces te escribirá cosas muy bellas, delicadas y profundas que deberás recordárselas para que "se descubra”. Debes tener en cuenta que no siempre recuerda lo que te escribió No hay situación humana que no pueda ser iluminada por la Palabra de Dios. El Señor es el seguro y único Maestro de almas. Recurre a Él, aprende de Él, para que puedas ayudar a tu hermano a buscar y hallar la Voluntad de Dios para su vida. La Biblia es muy leída en la cárcel. Jesús y María son particularmente respetados. Son los modelos de vida que debes presentarle para que descubra nuevos valores. Que el hermano, mirando a Jesús que se abandona a la Voluntad del Padre, aprenda que también él debe aceptar la dura realidad en que vive con la confianza de que, si se abandona a su Divina Misericordia, encontrará la paz del corazón. Que su dolor lleva un tesoro de Resurrección escondido, como dice este Documento de la Iglesia: “Todo hombre tiene su participación en la redención. Cada uno está llamado también a participar en ese sufrimiento mediante el cual se ha llevado a cabo la redención. …Cristo ha elevado juntamente el sufrimiento humano a nivel de redención. Consiguientemente, todo hombre, en su sufrimiento, puede hacerse también partícipe del sufrimiento redentor de Cristo” Sentido cristiano del sufrimiento humano. Punto 19.

Ayudar a nuestros hermanos encarcelados para que acepten y se abandonen a la Voluntad de Dios como único Camino de paz y verdadera libertad, puede llegar a ser una larga y paciente tarea. Que sólo nos será posible emprender “si nosotros así vivimos”. Las confidencias de los hermanos traen también noticias alegres: sus estudios, su trabajo, la recuperación de la salud de la madre, la fidelidad de la novia o esposa, haber podido ver a sus hijos, la visita de un amigo largamente esperada, etc. Hay una noticia que es la más hermosa que puede darse en la cárcel. La recibió Estela, una de nuestras catequistas, de parte de Graciela de Corrientes. "En este lugar encontré mi libertad porque conocí a Jesús. En la calle nunca lo hubiera descubierto. Yo no sé cómo pude vivir tanto tiempo sin conocer a Jesús. ¡Bendito sea este lugar!”

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Ayuda a tu hermano a descubrir a Jesús allí donde está viviendo. Porque Jesús está “preso con cada preso” y cada uno tiene su mismo Rostro. Dile que la verdadera fe supone, en primer lugar, estar unido a Jesús y que, cuando esto se vive, el gozo se vuelve permanente. Jesús es siempre paz. Se viva donde se viva. Se sufra lo que se sufra. Sólo Él. Segunda parte: Respuestas del cuestionario final de cada Encuentro Siempre debes enviarle fotocopia de las hojas donde respondió las preguntas del Encuentro que le enviaste para que recuerde lo que contestó. Responda lo que responda, tú debes ampliarle los contenidos de cada una de las respuestas consultando la Guía Catequística. Considerando, claro está, el nivel de comprensión de la persona con quien te escribes. Será una tarea ineludible corregir errores, ampliar conceptos, precisar puntos importantes. Despacharlo diciéndole sólo: "sus respuestas están bien" es una falta de respeto a su persona y un grave incumplimiento a nuestra misión. Si para cualquier enseñanza por correspondencia: carpintería, peluquería, electricidad etc., se exige del docente atención espacialísima a cada respuesta, ¡cuánto más a nosotros, que somos “embajadores de Cristo” (2ª Corintios 5,20). Si lo consideras necesario ayúdalo a comprender lo que se le pide en cada una de las preguntas, para que le sea más fácil responderlas. Si notas que un hermano no ha comprendido un Encuentro, no le mandes el siguiente. Puede necesitar que le hagas una nueva explicación sobre su contenido. No todas las cartas suponen atención a las preguntas de los Encuentros. Hay veces que el hermano no siente deseos de responderlas. Por todos los motivos que conoces que está viviendo. Tener paciencia y esperar que pase el mal momento forma parte de tu sabiduría como evangelizador. Pasado ese tiempo, cuando recobre su estabilidad emocional, volverás a considerar los Encuentros. Tercera parte: Presentación del nuevo Encuentro que se le envía Una vez que hayas atendido a sus problemas personales y a las respuestas del Encuentro que le enviaste, debes hacer una introducción al nuevo Encuentro que le mandas. Será una reflexión adecuada a su interés y nivel de comprensión para que le provoque deseos de leerlo y meditarlo. Recalca aquellos pasajes que tú sabes que le harán bien a su crecimiento espiritual.

RECORDATORIOS Son cartas enviadas con motivo de demoras en las respuestas. Cada catequista sabe en qué momento enviarlas considerando el “ritmo de respuesta” del hermano.

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Para estas cartas se necesita un estilo muy especial. Deben demostrar que se extraña su respuesta pero que se lo respeta si no desea continuar con la correspondencia. Deben ser cálidas, simpáticas, con sentido del humor, con el sincero reclamo de un hermano y amigo que se sintió convocado y al que se dejó en el camino... No debe haber quejas ni reproches, pero sí la justa exigencia del cumplimiento de la palabra dada a Jesús, a Quien buscó al escribirnos. Algunas de las razones por las que pueden ocurrir estas demoras son: por estar en celdas de castigo, enfermedad, depresión, problemas familiares, traslado, liberación, etc. Tenerle paciencia, porque la paciencia da frutos y es “virtud probada” (Romanos 5,4). Si se ve probable que haya sido trasladado o liberado, conviene consultar al Capellán o a la Dirección de la cárcel para solicitar información y escribirle al nuevo domicilio.

8- CONDUCCIÓN DE LA COMUNIDAD Está a cargo de un Equipo que se reúne semanalmente fuera de las horas de su reunión como catequistas. Está formado por los siguientes miembros: • Coordinador • Secretario • Tesorero COORDINADOR Son sus tareas: • Reunirse mensualmente con los Responsables de los grupos para considerar la marcha de la catequesis. • Trabajar en coordinación con la Pastoral Penitenciaria. • Mantener correspondencia con Capellanes y autoridades penitenciarias. Esta correspondencia debe archivarse en legajos correspondientes. • Organizar los “Cursillos para la incorporación de catequistas”. • Recopilar fotocopias de cartas recibidas de los hermanos que pueden ser de interés para ser leídas en los “Cursillos para la incorporación de catequistas” o cuando se necesite ayuda solidaria.

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SECRETARIO Son sus tareas: • Distribuir entre los distintos grupos las cartas recibidas. • Enviar las cartas de “Invitación a la catequesis” a los hermanos que son propuestos por los Capellanes, catequistas que visitan las cárceles, los mismos hermanos que se escriben con nosotros, etc. • Registrar los datos y número de los que se incorporan a la catequesis en el cuaderno de “Ingresos” y hacer las fichas correspondientes. • Armar un legajo para cada inscripto donde coloca abrochados al costado superior izquierdo: Carátula con los datos del hermano, sobre y solicitud de ingreso cumplimentada. Estos legajos son entregados a los Responsables de los distintos grupos para ser distribuidos entre los catequistas. • Colaborar en las tareas del Coordinador. TESORERO Son sus tareas: • Hacer el fotocopiado del material de la catequesis para ponerlo a disposición de los catequistas. • Llevar registro de los ingresos y los gastos de la catequesis. • Retirar y despachar la correspondencia. • Colaborar en las tareas del Coordinador.

9 - VIDA DE LA COMUNIDAD Los catequistas se reúnen semanalmente por grupos de no más de ocho personas con la conducción de un Responsable. La duración de la reunión es de dos horas aproximadamente. "El grupo es un espacio donde la preparación y la formación permanente pueden ser enriquecidas con el aporte de los demás, y donde los límites de cada uno pueden ser superados por la complementación mutua. El grupo posee esa fuerza que da la presencia especial del Señor. Esta convicción da una mística al trabajo, facilita el espíritu de oración y la superación de muchas dificultades. De ahí la importancia del grupo como lugar de formación y como instrumento metodológico". La Catequesis en América Latina. Punto 209.

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Los miembros de un grupo tienen las mismas metas e ideales. Cuando un catequista se interesa por todo lo que sucede y colabora para el mejor funcionamiento de la tarea tiene "sentido de pertenencia”. Es una actitud de compromiso que lo lleva a sentir la comunidad como una familia. Recordemos lo que dice San Pablo sobre la comunidad: "Con ser muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo" (Romanos. 12,5). Este modo de vida cálido, alegre y cariñoso, atrae y hace posible la incorporación de catequistas y se refleja también en nuestras cartas: “En esto conocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tienen unos a otros”. (Juan. 13,35). Cada reunión de grupo tiene dos momentos: • Oración • Trabajo ORACIÓN "El hombre moderno es, por desgracia, presa de una tensión nerviosa que le impide permanecer tranquilo. Si desea aprender a orar tendrá que esforzarse previamente para estar tranquilo, para acallar sus tensiones. De hecho, la quietud verdadera y el silencio se convierten frecuentemente en oración". Sadhana un camino de oración. Antony de Mello, S.J. A muchas personas les resulta sumamente difícil acallar su mente, por eso es tan beneficiosa la oración en grupo. Si hay alguna persona que sabe hacer silencio ante Dios, contagiará a las demás. La oración hecha en comunidad es provechosa y enriquecedora: “Cuando dos o más están reunidos en mi nombre yo estoy presente en medio de ellos” (Mateo 18,20). Es importante llegar puntualmente a la reunión para que no haya interrupciones en la oración; si alguien llega tarde, debe ocupar su lugar en forma silenciosa. Pasos a seguir: 1º - Oración a Nuestra Señora de la Merced. 2º - Lectura del Evangelio del día.

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Oración a Nuestra Señora de la Merced Preparamos el corazón para el encuentro con Jesús poniéndonos en las Manos de “Nuestra Señora de la Merced, Madre de los encarcelados”. Madre, estamos aquí reunidos en comunidad en el Nombre de Jesús, tu Hijo encarcelado, Quien tiene los rostros de nuestros hermanos. A ti, Madre, está ofrecida nuestra misión, a ti pedimos por cada uno de los que nos has confiado. Cuídalos, aconséjalos, condúcelos. Protege a sus familias, haz que los acompañen, que les demuestren amor que es lo que más necesitan. Haz que conozcan a tu Hijo, que sean sus discípulos, que tengan a Jesús como el Mejor Amigo y confidente, que prediquen y vivan sus enseñanzas para que en ellos los demás descubran “Su Rostro”. Te pedimos por nosotros, para que nos ilumines y podamos decirles la palabra cariñosa y oportuna que los ayude a sentirse amados por Jesús, la que despierte en ellos el deseo de seguir Su Camino. Gracias por tu presencia en nuestras reuniones donde nos acompaña tu amor maternal y tu consejo. Enséñanos a escribir ¡siempre! la mejor carta, la que tú, Madre, escribirías a tu Hijo preso en Jerusalén. Ayúdanos a vivir lo que predicamos. Amén.

Lectura del Evangelio del día. Después de la lectura hacemos silencio para “meditar” el mensaje que la Palabra ha dejado en cada corazón. Luego cada uno hace su comentario. Breve. Sin interrupciones. Si alguno no desea expresarse tiene derecho de callar; pero es bueno recordar que muchas veces, lo que a uno le dice La Palabra, puede ser un mensaje que ayude a otro. Después hacemos silencio para “escuchar” lo que Jesús dice a cada uno. Aquí hay que hacer “silencio total”.

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El Señor es muy sencillo y de pocas Palabras. Si de verdad se hace silencio, se lo escuchará de alguna manera. Luego cada uno, brevemente, expresa el mensaje que Jesús dejó en su corazón. TRABAJO Cuando el Señor ha edificado la comunidad por medio de la oración, la tarea apostólica está asegurada. Pasos a seguir por el Responsable del grupo: 1º - Pide la lectura de las cartas que los catequistas han escrito en sus domicilios, poniendo su aval en cada sobre. Sin este aval el tesorero no despacha la correspondencia. 2º - Distribuye las cartas recibidas y pide a los catequistas su lectura para que los demás hagan aportes para las respuestas. Si son muchas y no hay tiempo para leerlas a todas, elige las más necesitadas de ayuda del grupo. 3º - Reparte los legajos de los hermanos que se han incorporado a la catequesis. Los catequistas que los reciben leen las “Solicitudes de ingreso” y, si es necesario, los demás hacen sus aportes para las respuestas.

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