Catolicismo y Protestantismo

Filosofía de la religión. Ateísmo. Materialismo y el pluralismo ontológico. Inmortalidad del alma. Muerte. Culto. Individualismo. Subjetivismo

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1 CATOLICISMO ATEO No creo en dios y no participo en ninguna secta postmoderna ya sea imanente o trascendente. Mi ideario se va construyendo en el precario y difícil espacio del materialismo y el pluralismo ontológico. Esta falta de fe en la inmortalidad del alma, en un mundo mejor tras la muerte y en definitiva a cualquier tipo de transcendencia divina, no me crea angustia ni me atormenta, no sé si debido a mi educación alejada de la religión, para mí el ateismo es lo natural. A pesar de mi falta de creecia sí le encuentro sentido a la vida, esta la baso fundamentalmente en la creación de una existencia conectada con un proyecto Colectivo de presente y futuro, esta es la única vida que creo que puede llegar a ser plena y merece ser vivida. Este sentido de la vida seguramente me sería difícil de fundamentar al margen de valores religiosos con mi solo racionalismo, pero no lo intento, creo que no tendría este ideal si no tuviera en las raices de mi pensamiento moral la tradición católica. Por estas razones digo de mí misma sin ninguna ironía o sarcasmo que soy católica atea. Creo que es necesaria una concienciación de esta nuestra tradición católica tan vituperada por negras leyendas, anticlericalismos varios y demás prejuicios. Además nuestra generación es la apropiada para esta reconciliación con el pasado ya que no hemos sufrido la educación nacionalcatólica. En esta concienciación se compondría con muchos factores el conocimiento de la historia de la Iglesia y el estudio de su teología, y además sería importante conocer nuestros enemigos. Nuestro enemigo es claro aunque multiforme: el protestantismo, la raíz o el germen de la ideología dominante, del sacro santo capitalismo liberal. Y para empezar a luchar por algún sitio tenemos un frente abierto en la actual constitución del club europeo. España no tiene que entrar en europa es europa antes que cualquier país pero nuestro objetivo no debe ser el club europeo presidido por los bancos alemanes. España tiene que mirar a la América hispana. Este es el motivo de haber elegido este tema para esta pequeña disertación, una comparación entre el catolicismo y el protestantismo desde una toma de partido clara y explicíta a favor del catolicismo, esto no le quita objetividad a lo que vaya a escribir porque creemos dialécticamente que pensar es pensar contra alguien. 2 PUNTOS DE COMPARACIÓN • El subjetivismo. Uno de los móviles de los reformistas fue el rachazo de toda jerarquía eclesiástica y de toda autoridad en cuestiones de fe. La única vía aceptada para llegar a dios es su palabra, la biblia. Bajo el lema Sola scriptura! Se predica el libre examen, es nuestra conciencia la que libremente y sin ningún intermediario interpreta la palabra de dios. Esta relación directa con el texto no podrá llevarse nunca a cabo totalmente ya que en un pricipio se tendrá que luchar contra el analfabetismo, pero después se tendrán que formar expertos en las lenguas bíblicas (griego, arameo, etc), estos predicadores educados en cosas sagradas, y dejando de lado, en la práctica, el libre examen, establecerán regímenes de policia y control social quizás más opresivos que los católicos. Como consecuencia de la teórica libre interpretación se dará una gran fragmentación de las sectas protestantes ya que a cada nueva lectura se fundará una Iglesia. También será un problema la concepción que cada uno pueda tener sobre el bien y el mal que canduce a un insalvable relativismo moral. El subjetivismo protestante es el origen de la pscología moderna la psicología tiene su origen el protestantismo. Y contrasta con el objetivismo católico, que, por ejemplo, tiene más que ver con Skinner que con Freud. Yo diría que Skinner es católico, la terapia de la conducta es una disciplina católica. El individuo si quiere ser perdonado tiene que restituir. Tiene que hacer buenas obras. No basta con la iluminación de la conciencia que es lo que hace el psicoanalista, que es precisamente Lutero. Los psicólogos introspectivos y la psicología enlazan con el luteranismo. La misma palabra psicología. 1

No es ninguna paradoja que la pscología moderna sea uno de los instrumentos más potentes del capitalismo para controlar a los sujetos. Es innegable que la importancia que adquiere la conciencia individual que conecta el luteranismo con el idealismo alemán es un de las causas de la tendencia psicologista que llega a la actualidad y abarca tanto los ámbitos académicos como los mundanos. Hay en nuestra época un rechazo casi visceral a todo objetivismo, se considera que cada uno tiene su verdad, sus opiniones y sus creencias, nada está por encima de ellas y es un pecado actuar en contra de la conciencia de uno. Respecto a este nuevo centro, eje personal, social y casi universal: La secularización en la que hacemos consistir el proceso de constitución de un `Reino de la Cultura', en el sentido universal, implica un eclipse de la fe en el Espíritu Santo. El eclipse de un Espíritu que, a través de la reforma de Lutero, había comenzado a soplar no ya a través de Roma sino a través del `fuero interno' de cada hombre Frente a esto en el catolicismo lo relevante son las obras, que en su inevitable ensamblado con el resto de la realidad, estan en un ámbito objetivo y allí deben ser juzgadas, no importa la intención con que se hicieron o se intentaron hacer sino las obras mismas o la ausencia de ellas. Permítasenos una nueva cita: − Lutero es el mal, el principio del mal. Lo he leído mucho y es el representante genuino del irracionalismo frailuno, del subjetivismo puro, la antítesis del racionalismo. No hay una figura similar en todo el mundo griego. Es un fraile agustiniano llevado al límite: está totalmente desesperado, confía en un Dios, en una fe transmitida a través de la Biblia, a través de Gutenberg. Es la fe. En el catolicismo esto no ocurre porque lo importante son las obras; la fe queda muy domesticada por las obras y eso da mucho más margen a la duda, a la crítica y a la razón. − ¿Para los católicos importan los hechos? − Sí. Si robas, no cuentan los sentimientos, eso de arrepentirse, sino los hechos, devolver lo robado. − La Iglesia católica... − La Iglesia católica es filosofía griega y derecho romano. En el catolicismo hay mucho más racionalismo que en el luteranismo, que es nulo, y que en el islamismo. • El individualismo. En conexión con el anterior punto, el subjetivismo, está el individualismo subsiguiente. Es la conciencia del hombre a solas con Dios. Una idea de tipo neoplatónico. Sólo con el Solo, que decía Plotino. Lutero, que tenía accesos de terror, de histerismo, en sus éxtasis místicos compara a Dios con un dragón. El luteranismo no tiene sacerdotes, no hay domingos, todos los días son domingos: Marx dice que esta frase de Lutero sonaba muy bien a los capitalistas que interpretaban que todos los días son laborables. El creyente reformado no tiene el lenitivo consuelo de la confesión, no puede aspirar como el católico al perdón de Dios, tiene que cargar con sus pecados en su sagrada conciencia. Así pues, para crecer y abrirse al futuro renovando las energías en orden a una vida personal más plena es necesario el perdón que me viene de otro, el cual hará aún más fértil la reconciliación conmigo mismo. Ese otro les es negado. No es extraño, que en esta soledad, ante la amnipotencia divina Lutero en su histeria tuviera esta visión de Dios: ¿Cuánto tiene que horrorizarse la naturaleza ante semejante majestad divina? Sí, es más horrible y espantosa que el diablo, pues nos trata y nos maneja con violencia, nos martiriza y atormenta y no cuida de 2

nosotros. No creo que con tales pensamientos se pueda llevar una vida alegre fundada en el amor al prójimo y a Dios. El individualismo también se puede apreciar en la cotideanidad de las costumbres, quienes hemos podido viajar a paises europeos de esta confesión religiosa lo hemos podido comprobar en multiples detalles, la suma de los cuales sobrepasa la mera anécdota puntual. En el reciente fenómeno social donde la televisión nos muestra la vida en directo de personas podemos tomar un ejemplo. En la versión española del concurso Gran hermano en el que las normas obligaban a los participantes a ir echando a sus compañeros, aquí marcaron diferencias desde un principio al negarse a hacer tal cosa, acordaron por unanimidad votar de manera que quedaran empatados y tuviera que decidir el público, sobre esta tendencia colectivista reflexiona Gustavo Bueno en el artículo Chimpancés calvinistas y monos católicos: El Gran Hermano me recuerda un experimento holandés con monos encerrados en un recinto para ver cómo se organizan políticamente. Es interesante: los primates se coaligan entre sí para derribar al jefe y dominar a las hembras. Cuando empezó, el Gran Hermano español reproducía el experimento de Holanda: individuos encerrados, desprovistos de elementos de civilización (libros, bolígrafos, noticias...), reducidos a la subjetividad, o sea, sólo a lo que tiene que ver con el espíritu sexual. Sus primeros gestos, los cruces de las primeras palabras entre sí, eran por entero una ceremonia preparatoria del contacto sexual. Pero el Gran Hermano es al fin y al cabo un concurso que coloca a sus actores en una situación de competición por un premio en juego; reproduce las pautas capitalistas protestantes que describió Weber, condicionando a los individuos para luchar a muerte −traicionar, derribar, expulsar del grupo...− hasta que el último de la competición feroz obtiene los 20 millones de pesetas, que son el refuerzo para este experimento, como la comida que premia a las ratas que hacen girar una ruleta. Pero este programa se puede ir al garete, y no por falta de audiencia, sino por estar concebido desde una perspectiva germánica capitalista. Yo le doy importancia a la distinción entre lo protestante y lo católico. El protestantismo fabrica una sociedad individualista, partiendo del principio de que cada uno busca su salvación personal. Un sedimento luterano ha hecho funcionar el programa en Alemania y Holanda, pero sus promotores, al traerlo aquí, no han contado con la disposición católica de los participantes. Presentaron la primera jornada como idílica, y pasan de puntillas sobre las escenas en las que los participantes se confabulan para darle los 20 millones a la madre de la niña enferma; o ésas en las que el asturiano propone votar para no echar a nadie. Sin salir de Orwell, del gran hermano estamos pasando a la rebelión en la granja. Se están viendo cosas −impensables en Alemania u Holanda− en tan poco tiempo: esos lloros, esos besos, esa rebelión del asturiano... Empiezan a funcionar mecanismos que yano son los de los chimpancés, engranajes de una tradición que ya no es la protestante. Me temo que estos competidores latinos−católicos pueden terminar no compitiendo. ¿Qué harían los productores ante tan inopinada salida? La competitividad está reñida con el catolicismo. Si me preguntan qué me parece el Gran Hermano, digo lo mismo que cuando me inquieren sobre los extraterrestres: «Creo que no existen, pero a ellos, ¿qué les importa mi opinión?» Aplaudo el programa: da oportunidad de romperles los esquemas a sus creadores sajones, demostrar que hay alternativa al capitalismo hipercompetitivo del que tanto nos hablan los políticos El programa duró lo previsto, no llegaron a negarse a competir pero el pacto de no acusar o echar a los compañeros se mantuvo hasta el final y los concursantes que se opusieron al gupo salieron mal parados. 3

• El culto. Decir primero que el culto se celebra en el caso de las religiones terciarias, superiores, en el templo, en la iglesia. Creemos que la esencia del Cristianismo es la realidad histórica de la Iglesia católica. La esencia del cristianismo (para utilizar una fórmula acuñada) y su verdadera originalidad, así como su realidad histórica efectiva, no la ponemos, como es obvio, en su `metafíca teológica' intencional, [...]. La `esencia del cristianismo' la ponemos en la realidad histórica de la Iglesia católica, universal, y de hecho, internacional. No es,por tanto, la Iglesia católica aquello que pueda ser `explicado' desde el dogma de la Trinidad, sino que, es al menos desde coordenadas racionalistas, es el dogma de la Trinidad el que debe ser interpretado desde la Iglesia católica, como un instrumento ideológico imprescindible en el proceso de su constutución y cristalización. Nuestro racionalismo se inclina, por tanto, por decirlo así, hacia el catolicismo, hacia la consideración de la Iglesia romana (y no hacia la considaración de la interioridad del corazón) como soporte propio de la esencia del cristianismo. Por tanto tenderá a interpretar las reformas luteranas o calvinistas como el principio mismo de la des−estructuración de la `esencia' del cristianismo, y como antesala del deísmo, del ateismo, o de la Ilustración. Es obvio que esta tesis se enfrenta de lleno con las visiones `protestantes' del cristianismo que tienden a ver a Lutero, por ejemplo, como el `liberador de la fe', de la letra y del espíritu del papismo. Los cambios más significativos que introduce la reforma en lo tocante a la práctica religiosa es la consideración de todos los creyentes como posibles sacerdotes, lo que elimina la exclusividad en lo que se refiere a cuestiones de fe de unos pocos. Y la drástica reducción de los sacramentos: de los siete católicos (bautismo, confirmación, eucaristía, penitencia, unción de los enfermos, orden sacerdotal y matrimonio) de los que sólo se mantendrían el bautismo, que en algunas sectas se reseva a la edad adulta, y la eucaristía, donde en el pan y el vino solo estaría Cristo de forma simbólica y no real. Estos cambios en los sacramentos eliminan en gran medida el carácter relacional del culto católico, lo deja de nuevo solas con su conciencia, su libro y dios. Lutero rechaza por otra parte la vida monacal que le parece fruto del egoísmo y de falta de amor al prójimo, el entregarse a la profesión de uno será lo que ayuda a los otros (ver siguiente apartado). Respecto al ornamento en ninguna parte del culto interviene el arte, que en mi opinión es un especie de objetividad de los sentidos. Creo que nadie olvidará la experiencia de presenciar en una Catedral una interpretación al organo de música sacra, mientras que entran en un lugar de culto de cualquier secta protestante, que puede ser un salón de actos o un gimmnasio, a escuchar hablar y hablar a un señor con traje, que no se sabe muy bien si es un predicador o un vendedor de crema para la celulitis, es perfectamete olividable. Finalmente y teniendo en cuenta que lo que produjo la escisión protestante fue los abusos en que incurría la Iglesia católica, nos referiremos a los prejuicios que actualmente separan a muchos creyentes de la Iglesia, prejuicios que en algunos casos se fundan en hechos históricos pero que en otros son producto de la meledicencia del enemigo. Pero en definitiva es falta de comprensión de la función de una Iglesia que no por azar está construida sobre la tumba de un traidor. Cuando el católico afirma creer en su Iglesia santa, a pesar de los pecados de sus miembros, no dice en modo alguno que se haga la vista gorda ante su pecado, pues el católco no lo es para la apología defensiva de su Iglesia, sino par dar testimonio de la Palabra de Dios. • El ethos protestante. En este apartado nos referiremos al famoso libro de Max Weber La ética protestante y el espíritu del capitalismo.

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La tesis calvinista de la doble predestinación por la cual estamos salvados o condenados desde la eternidad, unida a la Sola fides! que nos impide ayudar a nuestra salvación con obras buenas, deja al hombre en una total ignoracia respecto a si está tocado con la gracia divina o no. No podemos hacer nada pero podemos reconocer algunas señales por las cuales podemos intuir que estamos agraciados o condenados. Estas señales se manifiestan a través del éxito que tengamos en nuestro trabajo, en el desrrollo de nuestra profesión. Se toman al pie de la letra el versículos de Provervios: Quien es hábil en su profesión entrerá al servicio de los reyes. Pero no podemos engañarnos al repecto las obras no son causa essendi sino sólo causa cognoscendi del estado de gracia. Así pues, si hay que encontrar un parentesco interno entre determinadas versiones del viejo espíritu protestante y la cultura capitalista moderna habremos de buscarlo no en un presunto `amor al mundo' más o menos materialista o anti−ascético, sino en sus rasgos puramente religiosos.(p. 105) Sobre un texto de Benjamin Franklin, El hombre de bien, Max Weber dice: la idea de la obligación del individuo en relación al interés por ampliar su capital, al que se considera un fin en sí mismo, no es sólo `inteligencia mercantil', es un ethos lo que se manifiesta.(p.108) Una mentalidad como la que se expresa en las frases de Benjamin Franklin que hemos citado (y encontró la aprovación de todo un pueblo) habría sido proscrita en la Antigüedad y en la Edad Media en tanto que la expresión de la avaricia más sucia y de una manera de pensar completamente indigna(p.112) Nosotros traducimos una mentalidad de la Antigüedad y medieval: mentalidad católica, avaricia y pura usura es lo que nos parece. Además, el trabajo es sobre todo el fin en sí mismo de la vida, prescrito por Dios. La frase de San Pablo `Que no coma quien no trabaje' es válida sin condiciones y para todos. La falta de ganas de trabajar es un síntoma de que falta el estado de gracia. Aquí se muestra claramente la desviación respecto de la actitud medieval. También Santo Tomás interpretó esa frase. Pero en su opinión el trabajo es necesario sólo naturali ratione para mantener la vida del individuo y de la colectividad. Donde se abandona este objetivo, el precepto deja de estar en vigor.(p.230−231) Y si a todo esto le sumamos que el ascetismo protestante dirigió toda su energía contra el disfrute natural de las propiedades, frenó el consumo y en especial el lujo.(p.247), el ascetismo no sólo vio el afán de riqueza (en tanto que objetivo) lo más reprobable y en la obtención de la riqueza (en tanto que fruto del trabajo profesional) la bendición de Dios.[...] el resultado exterior está claro: formación de capital mendiante la obligación ascética de ahorrar. Los obstáculos que se opusieron al consumo de lo ganado tuvieron que beneficiar a su utilización productiva: como capital de inversión(p.249−250) Es la fórmula ideológica perfecta para llegar al sistema económico tal y como lo conocemos en la actualidad, un inmenso y continuo viaje del dinero de un lugar a otro, pero pasando simpre por las mismas manos, sin ningún fin fuera de su grotesco baile de cifras, la bolsa sube y baja y nadie lo entiende, resultando siempre como un insulto, como un estúpido juego prosaico y sin garcia, del que el ser humano como género no saca absolutamente nada. Y si a esto le añadimos como guinda al pastel: Le dio también la seguridad tranquilizadora de que el reparto desigual de los bienes de este mundo es obra de la providencia divina, que con estas diferencia sigue (igual que con la gracia particular) sus fines secretos, que nosotros desconocemos. (255) Después de esto no extraña la historia que me contó un médico en una ocasión, trabajaba temporalmente en un Hospital de los Estados Unidos, y en urgencias vio como un señor con seguro santario que tenía una patología leve había entrado al tiempo que un hombre herido gravemente de un disparo de bala pero sin suguro, el señor asegurado exigió la asistencia inmediata frente al otro hombre que se desangraba, y la obtuvo sin ninguna extrañeza o malestar del personal médico, pensarían es la voluntad de Dios. 5

• Imperialismo depredador e imperialismo generador En este último apartado vamos a hablar do los imperios, la forma más elaborada que una civilización puede alcanzar políticamente, porque implica que se tiene una idea filosófica del género humano. Ha habido a lo largo de la historia varios forma se imperialismo, aquí para el tema que nos toca hablaremos de dos, la forma católica y la forma protestante, que en muchos aspectos se oponen. Las diferncias entre los redultados del imperialismo español y los imperialismos inglés u holandés están a la vista. No son simples diferencias de proyecto, de intención, de finis operantis, mentalista, que, sin embargo, quedasen igualados en sus resultados (en sus finis operis). Por razones específicas muy precisas, el Imperio espalñol, como imperio generador (de reinos o de naciones) ocupó, al modo romano, las tierras americanas que iba descubriendo, fundando ciudades, universidades, bibliotecas, editoriales, templos, administraciones civiles (todo esto coexistiendo, y no por azar, sino por necesidad dialéctica con los intereses más egoístas y, desde luego, apoyándose en la rapacidad del las empresas particulares); mientras que Inglaterra u Holanda creaba factorías, colonias e incluso `respetaban' las costumbres de los indígenas (el `gobierno indirecto') e incluso prohibían la esclavitud antes que España o Portugal, no tanto por una `disposición moral' más avanzada (en los mismos años en los cuales Inglaterra prohibía la esclavitud y liberaba a los siervos, abría el mercado de la mano de obra industrial que era tan cruel y depredador, y desde luego mucho más hipócrita, porque hablaba en nombre de la libertad, como pudiera serlo el comercio de esclavos) sino poque los intereses de la economía, en la época de la revolución industrial, así lo aconsejaba. En el imperialismo protestante, y por tanto, capitalista, lo que interesa es la rentabilidad, crean factorías extraen materia prima y mano de obra, lo demás poco importa. Ese respeto a las costumbres indígenas es un puro encubrimiento de indeferencia e incluso desprecio, porque si tu te encuentras con un igual y piensas que posees algo valioso como puede ser tus creencia religiosas, las compartirás con él porque piensas que está en un error. Es evidente que no se consideraban sus iguales sino a la vista está la cantidad de indígenas que sobreviven en los actuales Estados Unidos, y la cantidad de matrimonios interraciales o de mestizaje en otras zona como la India. Comparado con el mestizaje que hubo en la América hipana es evidente la diferencia de concepción. El supuesto expolio que los españoles hicieron en América es pura Leyenda, Leyenda negra claro, que los interesados han sabido propagar y que lo que es peor nosotros nos lo hemos creido, y llevamos a gala sobre todo si nos consideramos de izquierdas repudiar esa época histórica, esa y todas, ya que no sé muy bien que quiere esa izquierda española europeista y que apoya a los nacionalistas. He leido en el Manual de historia de las religiones que el catolicismo es universal sin imperialismo, eso no comprendo como puede ser, no se como cumpliría su labor apostólica sin difundirlo por nuevas tierras, creo que se asimila la idea de imperio total con la idea particular de imperio depredador que es despreciable, pero debemos reconocer otras formas de imperio sino queremos ser siempre los siervos de alguno. Del Esplendor generador de aquel imperio todavia nos queda la lengua, que en este siglo ha mostrado un vigor literario vibrante sobre todo del otro lado del charco, y la tradición católica no tan vigorosa y que se deja vecer en muchos frentes por Evangelistas, los adventistas del séptimo día y demás sectas protestantes, y acupan cada vez más terreno esas pseudo−religiones de la nueva era. No es mi deseo que la Iglesia católica tenga el poder que tenia hace cuarenta años, aunque si el Estado tuviera que ser confesional, que fuera católico, sin duda, poro siendo laico, como creo que debe ser, pienso que deberíamos profundizar mucho más en nuestra tradición católica porque contiene mucha más racionalidad y belleza moral por supuesto que el que ofrecen los testigos de jehová pero también, y eso es lo que importa que la ideología que disfrazándose de globalidad no es más que fragmentación y que lleva al planeta al desastre.

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Perseveraremos no tanto en nuestro modo de ser como en nuestro modo de estar. Un modo de estar que no descarta el estar a la espera de que se presente una ocasión cualquiera de intervenir en el mundo de un modo digno de ser inscrito en la Historia Universal. Gustavo Bueno: El Papa se está haciendo el hara−kiri La Nueva España, 2 de noviembre 1999 Gustavo Bueno, El mito de la cultura, Editorial Prensa Ibérica, Barcelona, 1996, p.130 Gustavo Bueno, Se suele oponer Europa a España, pero España es Europa antes que otras muchas naciones, Magazine, 9 de enero de 2000. Carlos Díaz, Manual de historia de las religiones, ed. Descleé de Brouwer, Bilbao, 1997. p.500 Gustavo Bueno, Chimpancés calvinistas y monos católicos, Interviú, nº1253, 1 de mayo de 2000 Gustavo bueno, El animal divino. Ensayo de una filosofía materialista de la religión, 2ª ed., Pentalfa ediciones, Oviedo, 1996. Carlos Díaz, Manual de historia de las religiones, ed. Descleé de Brouwer, Bilbao, 1997. p.487 Citaremos la edición de Ediciones Istmo, Madrid, 1998 Diferenciación de Gustavo Bueno en España frente a Europa, Alba Editorial, Barcelona, 1999 Gustavo Bueno, España, El Basilisco, 2ª Época, nº 24, pags. 27−50 14 CATOLICISMO FRENTE A PROTESTANTISMO para Filosofía de la religión Curso 3 grupo A

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