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CELEBRAR EL ADVIENTO CON LA AYUDA DE LA CORONA DE ADVIENTO
PARROQUIA SAN FRANCISCO DE BORJA
CELEBRAR EL ADVIENTO CON LA AYUDA DE LA CORONA DE ADVIENTO PARROQUIA SAN FRANCISCO DE BORJA
Querida familia, hoy empezamos en la Iglesia un nuevo año litúrgico con el Adviento. Es una especie de “año nuevo” para nosotros y lo iniciamos expresando nuestra esperanza en Dios; en este Dios que ha venido, viene y siempre quiere seguir viniendo a nosotros. Por eso, también, el Adviento es un tiempo de preparación para acoger, para recibir al Dios que siempre viene y quiere seguir naciendo en nuestros corazones, para ayudarnos a todos sus hijos a tener vida en abundancia y ser muy felices. Durante este tiempo de Adviento nos va a acompañar la Corona de Adviento, con la que iremos expresando nuestra esperanza, la alegría y la necesidad del nacimiento de Jesús, y la cercanía de la luz que ilumina nuestras vidas. Por si no lo saben, la palabra Adviento viene del latín Adventus y significa “advenimiento”, es decir “llegada” y es un período de 4 semanas. La Corona de Adviento, es una corona que se hace de ramas verdes (de pino o de cualquier árbol o arbusto) y representa que Cristo está vivo entre nosotros, y es circular porque el círculo es una figura geométrica que no tiene principio ni fin. La Corona de Adviento tiene esta forma de círculo, para recordarnos que Dios no tiene principio ni fin, es eterno. Esta Corona, también tiene cuatro velas que representan los 4 domingos de Adviento. Tres son moradas para recordarnos el espíritu de vigilia y atención que debemos tener para prepararnos. Y una es rosada o blanca, que se enciende el tercer domingo y simboliza nuestra alegría porque la llegada del Señor está muy cerca. El día de Navidad las velas se sustituyen por rojas que simbolizan el espíritu de la fiesta de la reunión familiar. La luz de las velas simboliza la luz de Cristo que buscamos, porque nos permite ver el mundo y nuestro interior. Cada domingo se enciende una vela y el hecho de irlas prendiendo de una en una, nos recuerda cómo se va acercando la luz a nuestros corazones y familia, la oscuridad se va disipando cuando dejamos que Jesús se va acercando. Amigos, ahora que se acerca la Navidad, y vemos que dedicamos tanto tiempo, dinero y esfuerzo a “preparar” cómo vamos a celebrar la Noche Buena, con quién vamos a estar, qué vamos a comer, qué vamos a regalar… pero todo este ajetreo no tiene sentido si no consideramos que Jesús es el festejado, a quien tenemos que acompañar y agasajar ese día. Les recomendamos vivir el Adviento: • Reconciliándose con Dios y con los demás. • Compartiendo el tiempo, o algún bien con las personas que lo necesitan (aunque tengas poco compártelo: un saludo cordial, una sonrisa, un gesto amable… no es tan difícil sólo necesitas querer hacerlo). • Y orando, dedicando un momento del día para hablar con Dios. El equipo de Liturgia parroquial, les quiere ver contentos y preparándose para la llegada de Jesús, es por eso que hemos diseñado este obsequio para ustedes, que es una pauta para celebrar domingo a domingo, unidos en la escucha de la Palabra del Señor y dos breves cuentos que esperamos les sirvan como ejemplo para tener ese rico encuentro familiar en torno a la Corona de Adviento. LES SALUDAN CON CARIÑO: EQUIPO DE LITURGIA PARROQUIAL.
PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO
Queridos hermanos, hoy 2 de Diciembre se inicia este período de Adviento, sería bueno que pudieran apagar el televisor, la radio y todo aquello que les pueda distraer, más tarde pueden seguir haciendo lo que por un momento dejarán de lado, nosotros les acompañaremos con nuestra intención pero la GRAN COMPAÑÍA que estará en sus casas será la de Jesús. Vamos a necesitar la Biblia, porque el Señor siempre nos dice muchas cosas por medio de su Palabra, no olviden tener los fósforos cerca, esto será para todos los domingos. Estando reunidos en ese lugar especial en que pusieron la Corona de Adviento, hacemos la señal de la Cruz y le pedimos al Señor se haga presente en esta reunión familiar. Lo primero que harán será leer la lectura del Evangelio de San Lucas 21,25-‐36. Los papás o un niño encienden la primera velita, esto significará que queremos estar despiertos, atentos y vigilantes, esperando el nacimiento de Jesús. Ahora compartamos: ¿Por qué nos dice que cuando sucedan todas estas cosas, tengamos ánimo? ¿Qué podemos hacer para estar atentos y preparar el nacimiento de Jesús? Leemos el siguiente cuento de Navidad: "EL ZAPATERO" Hace muchos años, en una aldea del norte, vivía un zapatero. Se llamaba Juan. El último domingo de Adviento fue a Misa, pensando cómo se podía preparar mejor para celebrar la Navidad. ¿Qué puedo hacer yo -‐se preguntaba-‐ para celebrar la Navidad como Dios quiere? ¿Qué podría ofrecer yo ese día?. Y así, lentamente, ya que había salido de su casa con tiempo, se dirigió a la iglesia, a su parroquia. Y cuando salió -‐¡qué contento!-‐ ya sabía lo que le iba a regalar a Jesús el día de Navidad, y se lo contó a Miguel. Llegó el día 24 de diciembre y Juan se sentó a la mesa a esperar las doce para darle a Jesús su regalo: unas preciosas botas que, con gran cariño, había confeccionado con un pedazo de cuero que tenía, y 10.000 pesos, que era todo lo tenía en su cartera. Estaba feliz, ya podía venir Jesús. Y rezaba bajito: "Ven, Señor. Ven, Jesús..." Pero de pronto, Juan se acordó de que no le había llevado los zapatos al anciano José, y rápido salió a la calle para que él no se molestase en ir a la zapatería. Al pasar por el puesto de la señora Juana, la saludó. Y en aquel momento un chiquillo que estaba escondido, arrebató el cesto de la señora Juana. Pero Juan salió corriendo tras él y lo alcanzó. Habló con él y le pregunto porqué había hecho eso. El niño le contó que tenía dos hermanos pequeños y no habían comido. Entonces Juan le dio el cesto y corrió a casa por los 10.000 pesos, y se los dio a la señora Juana. Llevó los zapatos al anciano José y regresó a casa. La carrera y el susto del chiquillo habían acalorado al bueno de Juan que abrió la ventana de par en par para refrescarse; y entonces vio que
pasaba por la calle Matea, una señora de la aldea vecina que se había quedado sin marido y sin trabajo. Iba descalza y con el pequeño Jaime en los brazos. Juan, como era zapatero, se dio cuenta enseguida de que Matea iba descalza, y se acordó de las botas que había hecho para ofrecérselas a Jesús a las doce de la noche. ¿Qué hacer? No lo dudó. Cogió las botas y se las dio a Matea. Jaime sin saberlo sonrió feliz. Acompañó Juan un trecho a la señora Matea para comprar unas golosinas a Jaime. Al volver, en la puerta de su casa estaba tendido Pedro y, como siempre, medio borracho. Juan lo levantó, lo invitó a pasar a su casa, le dio agua para que se lavase y lo sentó a la mesa, donde estaba el buenísimo pastel que había hecho para ofrecérselo a Jesús cuando diesen las doce. Pedro estaba gozoso de poderse tomar aquel pedazo de tarta en compañía de Juan, que, mientras lo tomaba, pensó que quizá debería dejar de beber tanto vino y empezar a ser tan bueno como Juan. El también podía ser bueno y querer a los demás. Se marchó Pedro... Y Juan se quedó solo; miró el reloj: iban a dar las doce y se puso triste. Y ahora -‐pensó-‐ ¿qué puedo ofrecer a Jesús? El dinero se lo he dado a la señora de las manzanas, para pagar el cesto que le di al niño para que comieran él y sus hermanos; las botas a Matea, que estaba descalza; y la tarta me la he comido con Pedro. ¡Estaba el pobre tan solo! Jesús, ¿qué puedo ofrecerte? Y se arrodilló para esperar rezando el momento de las doce. Y cuando estaba con los ojos cerrados, diciéndole a Jesús que le quería mucho, pero que no tenía nada que darle, sintió a Jesús dentro de él, en el corazón, y escuchó que le decía: "Juan, estoy contento, muy contento; he recibido ya tus regalos: el dinero, las botas, la tarta... No olvides Juan, que cualquier cosa que hagas con el más pequeño, lo haces conmigo". 1. ¿Qué entendí del cuento? ¿A qué me invita para vivir esta Navidad? Para terminar nuestro momento de oración, nos vamos a tomar de las manos y rezaremos el Padre Nuestro, esta oración nos une y nos alienta a estar cada día más unidos. También queremos seguir unidos y viviendo en la paz que nos deja el Señor, nos damos un gran abrazo y beso de paz. Cerramos este momento con la señal de la Cruz.
SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO
Hola amigos, hoy es 9 de diciembre y es el segundo domingo de Adviento, deseamos que hayan tenido una muy buena semana junto a la presencia constante y amorosa de Dios. Seguimos expresando que ponemos toda nuestra esperanza en Jesús, en el Dios de la Vida y del Amor. Pero también queremos acoger su invitación para seguir preparando nuestro corazón para que siga naciendo en nosotros. Al igual que la semana pasada apaguemos todo lo que nos distraiga, vamos a recibir nuevamente al Señor, mediante su Palabra. Empecemos nuestro encuentro, hacemos la señal de la Cruz y rezamos la oración del Padre Nuestro para que nos acompañe en este momento tan especial. Leeremos el Evangelio según San Lucas 3, 1-‐6 Pensemos un poquito que hemos escuchado, que nos quedó de lo oído. Encendemos la segunda vela y comentemos brevemente lo siguiente junto con la pregunta: Hoy la Palabra de Dios nos sigue insistiendo en que tenemos que preparar el camino al Señor, pero además nos dice cómo podemos preparar su llegada ¿se han fijado? “Allanar caminos” significa ir quitando todos los obstáculos para el amor y la buena convivencia, éstos son cuando peleamos, cuando somos orgullosos, cuando criticamos duramente, etc., todo lo que se opone al amor. ¿Cómo podemos superar todo esto, quitar todos estos obstáculos? Pues a través del perdón, de la reconciliación, de hacer las paces y de seguir haciendo gestos de amor. A veces nos puede resultar difícil, pero siempre se vive mejor cuando hemos perdonado y nos perdonan porque nos quieren. Vamos a proponernos hacer algunas cosas con amor para esta semana, como por ejemplo: ayudar a lavar la loza, barrer la calle, hacer la cama, darle un beso todas las noches antes de ir a dormir a la mamá y al papá y a todos los que viven con ustedes, sonriendo, cediendo el paso a otros que van más apurados, contestando con cordialidad, etc. Te invitamos a que puedas juntar algo de mercadería con tus familiares, para entregarlo en la misa del domingo próximo. Esta mercadería se compartirá con las familias que la capilla ayuda mensualmente. Como Adviento nos invita a la oración, vamos a rezar la oración del Ave María y después nos damos el gran abrazo de la reconciliación. Cerramos nuestra oración con la señal de la Cruz.
TERCER DOMINGO DE ADVIENTO
Qué alegría, hoy es 16 de diciembre y cada día nos preparamos más para la Noche Buena. Esperamos que hayan tenido una semana llena de gestos de amor y reconciliación. Vamos a seguir preparando nuestro Corazón manifestando nuestra alegría por la cercana Navidad, pero sobre todo aportando un poco de alegría a las personas con las que nos relacionamos y convivimos. Antes de escuchar el Evangelio, les recordamos en lo que quedamos el domingo pasado: Que se vive mejor cuando nos perdonamos y perdonamos. Bien, nos ponemos en la presencia de nuestro Padre para eso hacemos la señal de la Cruz. Leemos del Evangelio de San Lucas 3,2-‐18. Nos quedamos un rato en silencio para que la Palabra del Señor entre suavemente en nuestro corazón. Encendamos la tercera vela (la de color rosado o blanca) y compartamos: ¿De quién nos habla el Evangelio? ¿Y qué hacía Juan Bautista? Les contamos que Juan fue un gran hombre (aunque él se sentía pequeño) que se dedicó a anunciar a Jesús y a prepararle el camino. ¿Cómo podemos nosotros preparar el camino a Jesús? ¿Qué podemos hacer? Podemos preparar el camino a Jesús, hablando con ÉL, consolando a los que sufren, haciendo el bien a los demás, estando preparados para reconocerlo en los demás. Ahora amigos, les invitamos a leer el cuento y luego comentemos qué nos pareció. CUENTO DE NAVIDAD Se dice que, cuando los pastores se alejaron y volvió la quietud, el Niño del pesebre levantó la cabeza y miró la puerta entreabierta. Un muchacho joven, tímido, estaba allí, temblando de vergüenza. Acércate, le dijo Jesús, ¿por qué tienes miedo? No me atrevo... no tengo nada para darte... nada; si tuviera algo mío, te lo daría... Mira, dijo al niño, me gustaría que me hicieras tres regalos. Con mucho gusto, dijo el muchacho, pero ¿qué? El último de tus dibujos. El chico, cohibido, enrojeció. Se acercó al pesebre y, para impedir que María y José le oyeran, murmuró algo al oído del Niño Jesús. No puedo... mi dibujo es muy malo... ¡nadie quiere mirarlo! Justamente, por eso yo lo quiero... Siempre tienes que ofrecerme lo que los demás rechazan y lo que no les gusta de ti. Además quisiera que me dieras tu plato. Pero... ¡lo rompí esta mañana!, tartamudeo el chico. Por eso lo quiero... Debes ofrecerme siempre lo que está quebrado en tu vida, yo quiero arreglarlo... Y ahora, insistió Jesús, repíteme la respuesta que le diste a tus padres cuando te preguntaron cómo habías roto el plato. El rostro del muchacho se ensombreció; bajó la cabeza avergonzado y murmuró: les mentí... dije que el plato se me cayó de las manos, pero no era cierto... ¡Estaba enfadado y lo tiré con rabia! Eso es lo que quería oírte decir, dijo Jesús. Dame siempre lo que hay de malo en tu vida, tus mentiras, tus calumnias, tus cobardías y tus crueldades. Yo voy a descargarte de ellas... No tienes necesidad de guardarlas... Quiero que seas feliz y voy a perdonarte tus faltas siempre.
Compartimos estas preguntas: ¿Qué me llama la atención de este cuento? ¿Estamos dispuestos a darle verdadero sentido a esta Navidad? Cada día que pasa, Jesús se acerca más a nuestro hogar, reconozcámosle cuando golpee nuestra puerta, es parte de la preparación de Adviento. Nos tomamos de las manos y rezamos al Señor la oración que Él nos dejó… Padre Nuestro. Nos abrazamos porque nos queremos y nos damos la paz. Hacemos la señal de la Cruz.
CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO
Hola Amigos, ¿cómo les ha ido? Esperamos que la presencia del Señor les haya acompañado durante esta
semana y en todos sus quehaceres.
Hoy es 23 de diciembre y es el cuarto domingo de Adviento, nos faltan dos días para que celebremos la Navidad. Tenemos que seguir preparando nuestro corazón para acoger a Jesús. Él quiere nacer en nosotros y María, nuestra buena Madre, nos va a enseñar la mejor forma de seguir preparando el pesebre y nuestro corazón para el nacimiento de Jesús. Ahora el papá o la mamá encenderán la última vela de nuestra Corona de Adviento, para decirle a Jesús que le necesitamos, que le esperamos y que ya sentimos su cercanía con mucha alegría. Han sentido el aroma de las mañanas o de las tardes, ya nos anuncian el nacimiento de Jesús. Nos quedamos quietos y en silencio, hacemos la señal de la Cruz y leemos del Evangelio según San Lucas 1,39-‐45. (Lo podemos hacer en forma dialogada, es decir entre varios) Meditemos lo que hemos escuchado, es algo realmente maravilloso, es el relato de la anunciación. •
¿Cómo fue; qué pasó…?
•
¿Qué respuesta dio María?
Amigos, Dios nace en nosotros, en cada acto de amor que hacemos. Dios nace en nosotros cuando le dejamos actuar en nuestra vida y hacemos su voluntad, al igual que María. Durante estas cuatro semanas nos hemos reunido como familia, muchos hemos dejado de lado alguna de nuestras cosas, tal vez nos hemos perdido de algo en la televisión, en fin, son muchas las distracciones que nos alejan de este encuentro con el Señor, a través de este tiempo de meditación y de compartir, hemos querido que estén atentos, que hayan preparado su interiormente y que el Señor nazca una vez más en sus corazones, haciendo las cosas buenas que Él nos invita a vivir, amando y haciendo el bien a todos… Hermanos: “¡Busquemos vivir la Navidad!” Nuestra oración final será tomándonos las manos y rezamos una Ave María. Hermanos, que el Señor de la Vida y el Amor nazca en sus corazones en esta Navidad, ponemos fin al Adviento e iniciamos el tiempo de Navidad. Te invitamos nuevamente a que puedas juntar algo de mercadería con tus familiares, para entregarlo en la Misa de Navidad. Esta mercadería se compartirá con las familias que la capilla ayuda mensualmente. Hacemos la señal de la Cruz y nos damos un abrazo de paz.