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Certamen Literario Escolar

Poesía 2012 Concejalía de Educación

XII Certamen Literario Escolar

Relato corto

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Edita: Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz Preimpresión: Lufercomp, S.L. Impresión: Gráficas Algorán

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CERTAMEN LITERARIO ESCOLAR

Pedro Rollán Ojeda Alcalde−Presidente

Carla Picazo Navas

Concejala de Educación e Infancia

Estimado/a alumno/a: Quisiera transmitirte a través de estas líneas mi más sincera felicitación y darte la enhorabuena, ya que el Jurado ha elegido tu texto para que forme parte de este libro que recoge todos los relatos cortos seleccionados en la XII edición del Certamen Literario Escolar. A pesar de las dificultades que vivimos, hemos hecho un gran esfuerzo económico para hacer una edición limitada de este libro y para que lo tengas como recuerdo. Además, al igual que sucedió por primera vez el año pasado, volveremos a colgar el PDF que contiene todos los textos seleccionados en la página web del Ayuntamiento para que puedas descargarlos cuantas veces quieras y sin coste alguno. Por último, quisiera animarte a que continúes escribiendo y a que sigas fomentando tu creación literaria. Asimismo quisiera agradecer a todos los centros y profesores, y demás personal implicado, que sustentan y siguen fomentando este Certamen Literario con su dedicación y esfuerzo desinteresado.

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Índice

COLEGIO ANDRÉS SEGOVIA MARÍA M. RUANO DOLADO. Zacarías el manías (4º Primaria)

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MIGUEL DIAZ GARCÍA. El aeroplano de Maouda (5º Primaria)

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DAHIANA LÓPEZ NIETO. ¿Cuál es mi sentido para vivir? (6º Primaria)

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COLEGIO ANTONIO MACHADO ZAIRA SALVADOR CAMPAÑA. Mileidy y su diadema (3º Primaria)

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LUCIA SANZ DE LA ROSA. La Isla de Noche y Día (4º Primaria)

21

ANA VICTORIA MÉNDEZ ROMERO. El sueño de una gominola (5º Primaria)

23

NOEMI DEL PINO LLONA. El cuento de patas arriba, cabeza abajo (6º Primaria)

25

COLEGIO BEETHOVEN ALVARO HUERTAS DÍAZ. El planeta misterioso (3º Primaria)

29

ADRIAN MARTINEZ ANTONA. Los dos dragones (4º Primaria)

31

LUCIA CASILLAS RODRÍGUEZ. Ponchi y Sisi (5º Primaria)

32

COLEGIO GABRIEL Y GALÁN ANGELICA DURLEJ. La excursión esperada (5º Primaria)

35

COLEGIO la gaviota ALEJANDRO SÁNCHEZ ROMANO. Pedrito el ladrón (3º Primaria)

39

SERGIO GALLARDO DE CASTRO. La lajartija Pepe (3º Primaria)

40

DENISA ADRIANA PREDA. La muñeca mágica (4º Primaria)

41

CARLA CASARES. El arcoiris (4º Primaria)

43

MARÍA LUIZA MOHANO. Los peluches vivientes (6º Primaria)

44

DENISA ANDREEA CHIOCARU. La nueva familia de Isabel (6º Primaria)

46

COLEGIO jaime vera LUCÍA CARRERO LORAO. La cocinera mágica (3º Primaria)

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MARTA ALONSO GÓMEZ. El colegio (6º Primaria)

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COLEGIO juan ramón jiménez LIVIA ANDREA CONACHE. La princesa y el campesino (3º Primaria)

55

HUGO SAIZ JUAN. El misterio del colegio maldito (3º Primaria)

56

CAROLINA HERRERAS REY. El osito y las abejas (4º Primaria)

57

STEVEN CASTAÑO ARBOLEDA. Los tres bandidos (4º Primaria)

58

DIEGO LÓPEZ MORENO. Dos mundos distintos (5º Primaria)

59

AINOA HERGUEDAS SALAMANCA. El sueño de Lucía (5º Primaria)

60

SILVANA TIRADO NAVARRO. La vida en el viento (6º Primaria)

61

LUCÍA SIMARRO SÁNCHEZ. Regreso de Anthea al Reino de los Gnomos (6º Primaria)

62

COLEGIO MIGUEL hernández MANUEL CAMACHO SIERRA. El principe Lorenz (5º Primaria)

67

IVAN ROMERO FERNÁNDEZ. Un sueño muy real (6º Primaria)

68

COLEGIO PINOCHO ASIER DE LEÓN BLÁZQUEZ. El conejito y sus amigos (3º Primaria)

71

DAVID LORENZO CHICHON. Me gustaria ser dragón (3º Primaria)

72

CLARA MAZO SÁNCHEZ. El Juego de la Oca (5º Primaria)

73

DIEGO ARANDA RUSTARAZO. El árbol feliz (5º Primaria)

74

MARÍA GONZÁLEZ CARRERO. Aquel verano… (6º Primaria)

75

PAULA MORITO DE ORO. Amar la lectura (6º Primaria)

77

COLEGIO RAMÓN CARANDE LUCÍA PÉREZ VOZMEDIANO. Nati (3º Primaria)

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EMMA ARANDA POLO. Mi amigo invisible (4º Primaria)

82

IVAN MARTIN PACHECO. El equipo fantástico (5º Primaria)

83

EMMA FRANCO MATEOS. Mi día de la tortilla (6º Primaria)

84

COLEGIO seis de diciembre NOELIA GALLEGO GONZÁLEZ. Sin título (3º Primaria)

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ALICIA NEVADO GUIJO. El libro encantado (4º Primaria)

90

KELLY AMANDA GONGORA ZAMBRANO. Mis vacaciones de verano (5º Primaria)

91

DAVID COELLO MENDOZA. La realidad en nuestro planeta (6º Primaria)

92

COLEGIO SEVERO OCHOA ADRIÁN SERRANO GALLARDO. David el niño valiente (3º Primaria)

95

MARÍA PÉREZ TORRES. La vida de Enrique (3º Primaria)

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ANDREA MEIER CORDÓN. Dreams land (4º Primaria)

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RUBEN RODRÍGUEZ PEÑALBA. El hombre atrapado (4º Primaria)

99

DAVID GARCÍA LÓPEZ. Jepri y el reloj del tiempo (6º Primaria)

101

NATALIA VAQUERO RUBIO. Gargunfel, el duende detective (6º Primaria)

103

COLEGIO UNO DE MAYO MARCOS TIZÓN NARVÁEZ. El parque encantado (3º Primaria)

107

RAUL LÓPEZ LÓPEZ. Un intercambio en clase (4º Primaria)

108

LUCÍA SÁNCHEZ PRIETO. El viaje de las hormigas (5º Primaria)

109

ELENA POZO VILLA. El reloj mágico (6º Primaria)

111

COLEGIO vicente aleixandre JAVIER VENDRELL CAMACHO. ¡Cómo me gusta hacer amigos! (3º Primaria)

115

DANIEL OCAÑA SÁNCHEZ. El mago Bolin Bolabán (4º Primaria)

116

CRISTINA PALOMO ALONSO. Mi perro “Bola” (5º Primaria)

117

PAULA MIRÓN. Las cuatro estaciones (5º Primaria)

118

COLEGIO ALBA NOEMÍ SAN MARTIN. Un viaje a la fantasia (4º Primaria)

123

AINHOA GALLEGO ALGUACIL. Un amigo muy especial (5º Primaria)

124

DANIEL DE LA TORRE MORALES. Determinación (6º Primaria)

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DANIEL LAINEZ MORÓN. Sin título (1º Eso) 128 ANGELA CABALLERO BRAVO. La vida (2º Eso) 129 SONIA ESCALANTE SÁNCHEZ. Sin título (3º Eso) 131 JAIME SEVILLA MOLÍN. Sin título (4º Eso) 133

COLEGIO camino real ITZIAR TOME IBÁÑEZ. El pequeño Suco (3º Primaria)

137

MARÍA CASTILLO APONTE. La gatita Missi (4º Primaria)

138

LUCÍA DE LA CRUZ FERNÁNDEZ-CUETOS. La familia prodigio (5º Primaria)

140

ADRIANA Mª GÓMEZ SANTOS. Treo (6º Primaria)

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SAMUEL URBANO RODRÍGUEZ. Juanito el tirantes (1º Eso) 143 JORGE SÁNCHEZ CAÑADAS. Gloria infinita (2º Eso) 145 PEDRO DÍAZ MARTÍN. Terror en la boutique (3º Eso) 147 LUCCA AQUILANO LLANES. Sin título (4º Eso) 149 ESTEFANIA DIAZ LOZANO. La esencia de la vida (1º Bachillerato)

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NOEMÍ SAN MARTÍN GUARDIA. La mentalidad de los psicópatas (2º Bachillerato)

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COLEGIO SAN JUAN BOSCO MARA LÓPEZ PRIETO. Las aventuras de Tua la elefanta (3º Primaria)

157

LUCÍA DELGADO GARCÍA. La magia (4º Primaria)

158

DANIEL MAROTO SÁNCHEZ. La montaña más alta (5º Primaria)

159

ALEJANDO DE MINGO ÁLVAREZ. Un día en el bosque (6º Primaria)

161

MARÍA DELGADO GARCÍA. Secuestrada (1º Eso) 163 LUCÍA JIMÉNEZ CORCOBADO. Mi ángel de la guarda (2º Eso) 165 JOSÉ IGNACIO GOMEZ GARCÍA. La bruja que lee (3º Eso) 167 JESSICA CASTILLA RIVAS. Palabras y sangre (4º Eso) 169 MARTA HERNANZ MILANESI. El lazo rosa (1º Bachillerato)

171

ELISA JIMENEZ CORCOBADO. El payaso (2º Bachillerato)

173

COLEGIO SAN JUAN evangelista ALVARO PÉREZ MERINO. La leyenda del Everest (6º Primaria)

177

ANDREA MARTÍNEZ MORA. El baile (1º Eso) 178

INSTITUTO ISAAC PERAL MARTA POLO SAMANIEGO. Llamando a las puertas del cielo (1º Eso) 181 ADRIÁN LINO RODRÍGUEZ. Las paredes del alma (2º Eso) 183 GUADALUPE SÁNCHEZ SÁNCHEZ. Cordus (3º Eso) 185 LAURA DIÑEIRO GARCÍA. Un banco y una tarde (3º Eso) 187

INSTITUTO LUIS DE GÓNGORA RODRIGO CAÑETE MONSALVO. Sin título (1º Eso) 191 ALEJANDRO SIGUERO GINES. Sin título (1º Eso) 193 JAVIER SÁNCHEZ ASTORGANO. Viajando hacia el mismo sueño (2º Eso) 195 ANDREA MÁRQUEZ FORMIGON. Ella (1º Bachillerato)

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INSTITUTO PALAS ATENEA CARLOS MONZÓN RODRÍGUEZ. Los dos reyes (1º Eso) 201 ALEJANDRO DIAZ PULIDO. La reina Mab (1º Eso) 202 TANIA FERNÁNDEZ DELGADO. Unos segundos eternos (2º Eso) 203 PAULA SIMÓN DEL COLLADO. El misterio del niño del banco (2º Eso) 204 ANDREA LÓPEZ GONZÁLEZ. Omnipotente (2º Bachillerato)

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LAURA BLANCO MIR. Mañana de un domingo rutinario (2º Bachillerato)

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Zacarías “el Manías” María M. RUANO DOLADO 4° Primaria

Zacarías “el Manías”, era un niño que tenía muchas manías a mediodía. Zacarías “el Manías” tenía una tía que le llamaba todos los días. La tía de Zacarías vivía en Gandía y la llamaban Cildinia. Zacarías “el Manías” esperaba todos los días a que dieran las doce del med iodía. ¿Qué pasaba a mediodía? Pues que le llamaba su tía de Gandía y le decía: –¿Zacarías, qué manías te han entrado hoy a mediodía? –Pues verás tía, me ha entrado la manía de poner todas las sillas amarillas. También me ha entrado la manía de colocar todo a mediodía. Y la tía le decía: –iMira que tienes manías a mediodía! Y contestó Zacarías: -No tía, yo no tengo manías. Pero respondió la tía: –¡Cómo que no! Si no te llamo a las doce en punto del mediodía, estás nervioso todo el día. –Bueno tía, pues va a ser que sí, que tengo alguna manía–, dijo Zacarías. /

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Colegio Andrés Segovia

El aeroplano de Maouda Miguel Díaz García 5° Primaria

En una pequeña aldea de Somalia, en África, vivía la familia Emaná. Era una famila humilde y muy numerosa. Los padres, Samuela y Tiotté, tenían nada menos que catorce hijos. Malouda, el más pequeño de los hermanos, era un chaval alegre de doce años. Era un niño supercreativo y muy aficionado a los aeroplanos. Siempre que podía, se sentaba frente a la ventana de su habitación y se pasaba las horas viendo aviones, avionetas, helicópteros ... pasar. Malouda estudiaba en una pequeña escuelita situada en la aldea donde vivía. Era una escuela con pocas cosas, pero se apañaban como podían. Los libros eran donaciones de otros colegios. Un día llegaron un par de cajas de libros y, entre ellos, había uno muy especial. Tenía por título: “¿Cómo fabricar un pequeño aeroplano?” La maestra de Malouda, que sabía lo mucho que le gustaban los aeroplanos, lo guardó para dárselo a él. Cuando el niño lo recibió se sintió muy feliz. Comenzó a leerlo y no lo dejó hasta terminar. A la mañana siguiente, si pensárselo dos veces, se puso manos a la obra. Buscó los materiales y piezas adecuadas; no fue tarea fácil. Finalmente, con mucha paciencia y siguiendo las instrucciones del libro, lo logró. Construyó un artefacto pequeño capaz de volar a sesenta metros de altura. Su sueño se había hecho realidad. Todos los niños adoraban a Malouda porque él les daba bonitos paseos a vista de pájaro. La voz corrió por toda Somalia y periodistas de todas partes fueron a entrevistarle. En los periódicos y en todos los canales de televisión no se hablaba de otra cosa: Malouda, el niño Somalí, de tan solo doce años, consigue construir con precisión, y sin ninguna ayuda, un artefacto volador. Malouda, como era un niño sencillo, no se sentía muy a gusto siendo tan popular, pero sí por haber conseguido su sueño.

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¿Cuál es mi sentido para vivir? Dahiana lópez nieto 6° Primaria

¿Nunca te has parado a pensar por un solo instante, por qué no somos del todo felices, por qué afecta tanto perder a alguien o por qué existe tanto amor entre un padre y su hija, que el padre daría su propia vida por ella? Me llamo Daniela Marrow y hoy hace cinco años que mi padre murió. Yo, la verdad, tampoco nunca me lo había planteado pero todo cambió el día de su muerte… Era un día como otro cualquiera, yo había decidido ir a acampar con mis padres pero, antes de eso, mi padre y yo fuimos a comprar cosas que llevarnos mientras mi madre hacía las maletas. Fuimos al supermercado, yo estaba súper emocionada, pero cuando íbamos a salir del supermercado entraron a robar, me cogieron y amenazaron con matarme. Mi padre se empezó a pelear con ellos y cuando me iban a disparar en el corazón, mi padre, con mucha fuerza me apartó y el disparo se lo llevó él. Los ladrones salieron corriendo, pero cuando llegó la policía y la ambulancia ya era muy tarde, ya no había nada que hacer por él… Y esto es lo que pasó, cogí tal depresión que me ponía hasta mala de estar así, no podía quitarme esa imagen de mi cabeza. Ahora que ya han pasado cinco años sigo algo afectada, pero cada día me planteo la pregunta de que si el sentido de la vida de mi padre era salvarme, protegerme y/o cuidarme, ¿cuál es el sentido de vivir para mí? Esto me ha hecho reflexionar y cambiar mucho, ya que me pasaba los días en mi habitación y no iba a ningún lugar; pero ahora, que estoy mucho mejor que antes, estoy aprovechando las vacaciones para hacer una encuesta por mi ciudad y preguntar cuál es el sentido de vivir para ellos. Ya he preguntado a bastantes personas qué es para ellos y he oído diferentes opiniones: los más pequeños casi ni entienden la pregunta pero dicen que la vida es un sueño de Mickey y que cuando se despierte todos moriremos y que si Mickey no lo sabe, ellos tampoco; los adolescentes dicen que no hay sentido, que vivimos y punto y los mayores dicen que no lo aprendes hasta que no lo descubres… Pero al final no sé qué pensar, si hay gente que no lo sabe ¿cómo lo vaya saber yo? Mi familia no

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sabe ni qué decirme, dicen que hago unas preguntas muy raras, mis amigos se ríen y la verdad, no sé a quién más preguntar porque nadie me dice algo en concreto… Dos días después mi madre me ha preguntado que por qué le estoy haciendo esa pregunta a todo el mundo, yo no le he dicho que era por lo de mi padre, le he dicho que era por preguntar, por ver qué me decían, pero creo que no me ha creído. Me siento mal por no haber querido decírselo, pero no me gusta hablar mucho de ese tema... Una semana después me lo ha vuelto a preguntar y he tenido valor y se lo he dicho. Me he puesto a llorar pero ha sido la única persona que me ha dicho lo que creo o sé que quería oír, me ha dicho que la vida es disfrutar, reír, llorar y querer en el momento que sea, que para ella el sentido de la vida es su familia y sus amigos, que la vida es como el póker que hay que saber jugar o si no puedes llegar a perder todo y que no me amargue por eso, que la vida sigue y que no hay que rendirse por haberse caído una vez. Ahora sé que por mucho que te hayas caído mil veces, hay que volver a levantarse y que para mí, el sentido de vivir es simplemente saber vivir y ya está, que no es tan complicado como me parecía, que todo es saber vivir la vida a tu manera o intentándolo y punto.

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Mileidy y su diadema zaira salvador campaña 3° Primaria

–ÉRASE UNA VEZ una joven princesa llamada Mileidy. Después de años y años Mileidy se hizo muy rica. Un día iba por el bosque con su caballo y se encontró una preciosa diadema de oro y diamantes que llevaba un moco pegado. Al principio le daba un poco de asco cogerla, pero pensó: –”Si no la cojo me quedaré sin ella y con lo bonita que es y lo que tiene que costar...”–. Cogió un palo y quitó el moco, la limpió y limpió para que brillara mucho y la envolvió en su pañuelo rosa. Se subió al caballo y se fue al Reino a enseñársela a su padre, el rey Melchor. Llegó al castillo... –“¡ding-dong!”– sonó el timbre. –¿Quién es?– dijo el paje del rey. - ¡Ábreme, soy la princesa Mileidy!– Se abrió la puerta y Mileidy salió corriendo: -¡papá, papá!–. Melchor, asustado dijo: -¿Qué pasa, Mileidy?, ¿te ha pasado algo malo en el bosque? -¡No!, ¡Al revés!, he encontrado esto.–. Abriendo las manos le enseño a su padre la diadema de oro y diamantes. Melchor se quedó sorprendido al ver una cosa tan bonita y brillante, y dijo: –¡Hija, eso debe de costar una fortuna!, pero esa diadema pertenece a la bruja Vela, que vive en el bosque. Hay que esconderla porque si se entera nos hará un hechizo malvado. Mileidy no sabía que tenía una bola de cristal en la que veía todo... y ya sabía que ella se la había encontrado. La bruja mandó a todos sus soldados, mandados por la general Coco para recuperar la diadema y castigar a la princesa Mileidy. Estaba la princesa paseando con su caballo cuando la sorprendieron los soldados y acercándose el general Coco le dijo: –¡Devuélveme la diadema o te condenaré a estar sola para siempre!.

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Mileidy llorando le dijo: -¡No te la devolveré nunca, bruja mala!-. Llena de ira la bruja movió su varita y dijo: – “Abracadabra”, que estés encerrada en una casa lejos en el bosque para siempre! La princesa Mileidy despertó y se encontró en una casa llena de polvo, y al tratar de escapar no podía abrir las ventanas ni las puertas. Vino un afortunado príncipe y la salvó. Se casaron, tuvieron una hija y vivieron felices y comieron perdices.

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La Isla de Noche y Día Lucía Sanz de la rosa 4° Primaria

Erase unA VEZ, en la Isla de la Luna era luna llena y las diminutas luciérnagas volaban y volaban. En cambio, en la “Isla del Sol”, hacía tanto calor que todos sus habitantes salían a la calle a disfrutar del buen tiempo. Mientras mi pandilla saltaba a la comba, me acerqué a un niño muy muy abrigado que me llamó la atención. –¡Hola! Soy Lucía– me presenté. –Y yo N.A., pero no he venido ha hablar de eso–, me dijo. –¿N.A.? ¿Y ese nombre? ¿Por qué te abrigas tanto?­– le pregunté. –Son las iniciales de Niño Abrigado, lo que uiero es tener calor gracias al sol y no tener frío por culpa de la luna– me respondió. –Piénsalo. Al día siguiente, vi que saltaba la valla que separaba las dos islas. –¿Será un habitante de la Isla de la Luna? ¿Querrá juntar las dos islas para que todos tengamos noche y día?– pensé. Estaba llena de curosidad por saber cómo se siente uno al tener frío y saleté la valla. Allí me encontré a N.A. –Tenías razón ¡Qué frío!– le dije. –¡Volvamos a tu isla!– exclamó. Lo malo es que ahora no podímos saltar la valla. Tres luciérnagas muy simpáticas construyeron una sierra y así pudimos hacer una puerta para poder pasar. Desde ese día, las islas se transformaron en la Isla de Noche y Día y todos los habitantes estaban alegres.

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Respecto a las luciérnagas, ahora sólo construyen muebles, pues lo de la sierra tuvo mucho éxito. /

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El sueño de una gominola ana victoria méndez romero 5° Primaria

había una vez una GOMINOLA que quería ser comprada por un niño a cambio de 5 centimos, pero nadie la quería comprar. La gominola cada día estaba más triste porque nadie la compraba. Desesperada le pidió ayuda al regaliz, o como le llamaban “el Sabio”; el regaliz (Sabio) le contestó: –Te ayudaré encantado pero... ¿cuál es tu problema? –Mi problema es que nadie me compra. –A mi tampoco me compran y me parece un tanto injusto porque... ¿sabes? Yo soy de sandía y estoy relleno de fresa. –Y yo de naranja. –¡Bueno...! tenemos un problema en común, a ninguno nos compran y ¡eso que estamos ricos! Se quedaron 5 minutos en silencio, pensando qué podrían hacer. -¿Se te ha ocurrido algo? –No, aun no. La gominola suspiró. Y de repente el regaliz saltó y casi se le sale el relleno de fresa. –¡Cuidado! –No pasa nada, me suele pasar. –Y por qué has saltado así? –Porque he encontrado la respuesta a nuestra pregunta. –¡Habla, habla!– contestó impaciente. –¡Es que estamos en una tienda que ha quebrado!

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– ¿Y por qué quedamos tantas chuches? –Pues... no se. ¡Ah espera! ¡ya sé! ¡No quedamos muchas chuches!, sólo quedamos cuatro chuches! –¿Por qué quedamos cuatro? –No nos habrán visto. –Bueno... ¡Me alegra haberte conocido! –Y yo... ¡Eres la mejor chuche que que conocido en toda mi vida!

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XI Certamen Literario Escolar

El cuento de patas arriba, cabeza abajo NOEMÍ DEL PINO LLONA 6° Primaria

este es uno de esos cuentos con dos historias, es decir, de una historia sobre otra: Este era un niño llamado Ramón. Era un niño normal, como cualquier otro niño del mundo, pero con un dos especial que no había descubierto aún. Un día en el colegio le pidieron crear un cuento para la siguiente semana, y que contaba la mitad de la nota del curso, y quien no lo entregara endría que ir a una academia. Entonces cuando Ramón llegó a casa y erminó de comer, se puso a crear el cuento; le puso de título: “Patas arriba, cabeza abajo”. Y comenzó a escribir su historia: «En el pueblo de “Las Torres” los habitantes lo hacían todo al revés. Si decías ¡limpiar! ellos ensuciaban y por eso no tenían apenas turistas, pero sabían que había que poner una solución, pero... ¿como? Se pasaron una semana pensando hasta que al fin uno de los habitantes tubo una idea: –Si cambiamos el nombre de nuestro pueblo haciendo que cuadre con nuestra personalidad, pues los turistas no se decepcionarán, porque haremos justo lo mismo que dice el nombre, y se irán contentos y correrán la voz! ¡Y seremos famosos como antes! –¡Ya! Pero... ¡y si no funciona!– dijo otro. –Tranquilo, funcionará, confiar en mí ¡Además ¿qué otra opción tenemos?– Dijo el primer hombre. –Tiene razón ¡hagámoslo!– dijo el segundo hombre. Y eligieron un nuevo nombre: “Patas arriba, cabeza abajo” y la idea del habitante dio el resultado esperado y llegaron otra vez los turistas y, desde entonces, ya no son un pueblo, sino una ciudad.» Ramón

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Y cuando Ramón entregó su cuento la profesora le puso un 10 por la historia más imaginativa de la clase, y los padres de Ramón, Miriam y Lorenzo, le apuntaron a cantidad de concursos de cuentos en los que Ramón era un crac.

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El planeta misterioso ÁLVARO HUERTAS DÍAZ 3° Primaria

Érase una vez un niño muy, muy, muy, muy, muy inteligente que se llamaba Lucas. A Lucas le encantaba todo lo del espacio, las estrellas, la Luna, los planetas, el Sol, las constelaciones… Un año, los Reyes Magos le regalaron un telescopio gigante y todas las noches, sin faltar ninguna, antes de acostarse, se ponía a mirar las estrellas y los planetas con ojos de goloso. Le encantaba. Se podía tirar las horas muertas mirando el espacio. Lucas fue creciendo y su afición por el espacio se fue agrandando cada vez más y más. Llegó la hora de ir a la universidad, y... ¿a qué no sabéis que estudió Lucas? Pues se hizo astronauta. Era el deseo de toda su vida: Viajar al espacio y recorrerlo en una nave espacial. Cuando cumplió 26 años logró su deseo y, con su mejor amigo, Adrián, que también se hizo astronauta, se fueron a recorrer el espacio. Vieron muchos planetas. Estuvieron en la Luna, en Marte, en Júpiter… Vamos, en todos los planetas que conocemos actualmente. Pero, como eran muy curiosos, se fueron más y más y más lejos todavía. Y así, viajando y viajando en su nave espacial, de pronto, un buen día, casi se chocan con un pequeño planeta de color azul y rosa. Era el planeta entero de esos dos colores. Era tan bonito que no dudaron en aterrizar en él. Cuando bajaron de la nave, vieron unos seres impresionantes. ¿A qué no sabéis cómo eran esos seres? ¿No lo adivináis? ¡Pues eran de color rosa y azul! Tenían tres piernas y ocho brazos. En lo que parecía ser la cabeza, tenían tres ojos de color azul y dos bocas y varias antenas arriba del todo. Además, tenían cinco orejas y dos narides. Los de color rosa tenían un pelo, rosa también claro, que les llegaba casi hasta el suelo, y los de color azul tenían cuatro pelos cortos de color azul, claro. Por eso, pensaron que los seres rosas eran las chicas y los azules los chicos.

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Como no conocían su idioma, se pusieron a hacer gestos dicién doles que eran terrícolas, pero no les entendían. Sólo se reían y se reían. Como les vieron tan simpáticos les dijeron que tenían mucha hambre y les llevaron al lugar donde ellos comían. Pero, en ese planeta sólo comían una cosa. Sólo comían chocolate y más chocolate. ¡Adivinad de qué color era el chocolate…! Pues claro, era azul y rosa. Lo habéis adivinado. Como tenían tanta, tanta hambre, empezaron a comer y a comer y a comer más y más chocolate. Primero de color azul y luego pasaron al chocolate de color rosa y luego volvieron a comer del de color azul y luego más del rosa y más y más y más y más… De pronto, se oyó: –¡LUCAS, LUCAS! despierta ya de una vez, que llevo media hora llamándote y no te despiertas. ¡Que vas a llegar tarde al colegio y te va a regañar tu profesora Mar! ¡Despierta ya! Y Lucas dijo en voz alta: –¿Pero bueno! ¡si era mi madre que me estaba llamando para ir al colegio! ¡Pero si sólo tengo 9 años! ¡Pero... si no soy astronauta! Sólo soy un niño que va al colegio. Estaba soñando. Pero que sueño más dulce y rico.

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XII Certamen Literario Escolar

Los dos dragones ADRIÁN MARTÍNEZ ANTONA 4° Primaria

Érase una vez dos hermanos dragones que vivían en una cueva inmensa. Uno de ellos se llamaba Pepito y el otro Juanito. A Pepito le gustaba mucho el deporte, pero a Juanito no, porque en el tenis nunca daba a la pelota, en el fútbol no metía goles y al baloncesto porque nunca encestaba. A Juanito no le gustaba nada, sólo comer. Pero lo que sí le gustaba a los dos era volar. En el aire hacían muchas piruetas. A Juanito le gustaba la carne, pero no quería comerse a nadie, comía cosas del bosque. Pero en el bosque estaba el Yeti que se los quería comer con patatas fritas. Un día cuando ya eran mayores volaban por encima de la cueva, les vio un niño que iba al colegio. El niño preguntó qué estaban haciendo. Los dragones bajaron y le dijeron al niño –Estamos practicando para el concurso de piruetas. Pero necesitamos un jinete y bridas. El niño se ofreció para comprar las bridas y ser su jinete. Practicaron muchas semanas hasta que llegó el día del concurso, pero había muchos participantes entre ellos estaba el Yeti que se los quería comer. Todos los participantes lo hacían bien. Pepito y Juanito quedaron los primeros y el Yeti quedó el último sintiéndose mal por eso. El Yeti corrió con todas sus fuerzas a por Pepito y Juanito pero ellos hicieron una de sus acrobacias y el Yeti se estrelló contra la pared.

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Colegio Beethoven

Ponchi y Sisi LUCÍA CASILLAS RODRÍGUEZ 5° Primaria

Había una vez una familia burro que era muy presumida pero… tenían una hija que no era presumida. Esa niña se llamaba Ponchi y tenía 6 años. Ponchi era la mejor en matemáticas. A ella le encantaba sumar, restar… y su madre le decía: –¡Muy bien hija, cada vez que veas a alguien, presume de lo buena que eres en matemáticas. Ponchi enfadada porque su madre sólo pensaba en ser la mejor y presumir en todo, salió a dar una vuelta. En mitad del camino se encontró a una familia de perritos que sólo pensaban en ellos mismos. La madre de los perritos sólo se preocupaba de ella, el padre de él mismo, el hermano… Pero la hija que se llamaba Sisi pensaba en todos menos en ella. Un día Ponchi y Sisi se encontraron en el parque y empezaron a hablar y a explicarse cómo era la familia de cada una. Al ver que tenían tantas cosas en común decidieron ser las mejores amigas y quedaron para encontrarse al día siguiente en el parque a la misma hora en la que se habían encontrado ese día. Al día siguiente las dos estuvieron puntuales en el parque tal y como habían quedado, empezaron a jugar y a hablar y llegaron a la conclusión de que sus familias no podían ser tan presumidas y egoístas. Al cabo de un rato vieron a un señor paseando. –¡Es el señor UUU!– dijo Ponchi, el señor Uuu era el profesor de matemáticas de Ponchi y Sisi, las dos lo saludaron y les empezaron a contar que las dos tenían familias muy parecidas que no eran buenas y que tenían que cambiar. El señor Uuu les explicó que cada uno es como es y no se les puede cambiar, desde aquel día Ponchi y Sisi aprendieron una lección y cada día salían a jugar al parque a la misma hora. (Para quien no lo supiese el señor Uuu era un buho).

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Colegio

Gabriel y Galán

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XII Certamen Literario Escolar

La excursión esperada ANGÉLICA DURLEJ 5° Primaria

Hola, soy Angélica Durlej, y os voy a contar mi historia ficticia. Michelle, Alese, Irene, Jennifer, Claudia, Edi, Danae, Deysi, Adrián, Henry y Alberto son algunos de los protagonistas de esta historia ficticia. Todo empezó el día 13 de marzo, el día de la excursión esperada desde hace cinco semanas. –¿Profe, falta mucho?- preguntó Michelle que estaba ansiosa. –Faltan sólo cinco minutos, no te preocupes, el autobús llegará– le tranquilizó la profesora. Toda la clase estaba esperando el autobús que tardaba bastante en llegar. Unos diez minutos después llegó. –¡Bieen, ya ha llegado!- Gritamos todos. Ya en el autobús, estábamos componiendo la canción de los planetas. ¡Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno! Estos son algunos de los planetas de nuestra galaxia. Cantamos todos menos los chicos: Alese, Juan Carlos, Adrián, Edi. Henry si cantaba, porque había rumores de que Alberto se había enfadado con él, pero que ya lo habían solucionado. Kathi, Gabriela, Michelle y yo cantábamos con Deisy y las demás. Al salir del autobús, Claudia, como siempre, se sacó de la mochila una bolsa llena de chuches y empezó a comer y comer. Al dejar de hablar, vimos un edificio gigante, mejor dicho, la Tierra gigante. –Profe, ¿que nos hemos equivocado de excursión?- pregunté. –No, no nos hemos equivocado– dijo Laura, la profe de 5°A. Al entrar dentro, ya había niños cantando sus canciones de planetas. La profe se fue para informarse y nos dejó con el profe que nos dio 3° y 4° a algunos. –Profe, ¿tú has estado aquí alguna vez?– preguntaron Gala y Nerea. –No ,yo creo que es muy nuevo, ¿por qué no lo he visto en la tele?– dijo él.

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Colegio Gabriel y Galán

A los tres o cuatro minutos volvió Laura con unas bolsas en la mano: –Os tenéis que poner esto– dijo ella. Eran unos chalecos muy parecidos a los de la brigada de la limpieza del cole. Todos nos los pusimos sin protestar y entrarnos al escenario. Al entrar nos empezó a doler la tripa. –Profe, me duele la tripa–. –Y a mí– dijeron Aitor y Marisa. –¿A quién le duele la tripa?– preguntó la profe. Y todos levantarnos las manos menos yo. –Iros todos al baño, a ver si se os pasa–, nos aconsejó. Yo también fui porque tenía las manos sucias del bocata. Al entrar al baño, todos nos desmayarnos. Al recuperamos, nos encontrarnos en una cárcel, pero no en una normal sino que ¡era una de monstruos! En la pared, Danae leyó “Ja ja, ji ji al baño volver y cantar todos a la vez”. Nadie sabía que había pasado hasta que Alese dijo: –Tenernos que reír y luego ir al baño–. Jenni añadió: –No, primero hay que escapar, ir al baño y cantar algo. Adri empezó a reírse, corno siempre. y entonces un niño de color verde nos preguntó: –¿Qué le habéis hecho a la reina? –¡Nosotros solo fuimos al baño!– contestó Shirley. Entonces nos abrió la puerta y se fue corriendo. –Qué niño más raro…- dijo Gala. Todos nos fuimos corriendo a buscar el baño. Nos dividimos en dos grupos: chicos y chicas. Como había más chicas, lo encontrarnos antes. Una vez que nos encontrábamos todos en el baño, Deisy empezó a cantar la canción de los planetas: –“¡Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno! Estos son algunos de los planetas de nuestra galaxia”–. Y nos volvimos a desmayar. Nos despertarnos en el baño del planetario, poniéndonos de pie, nos cogimos de las manos como aliviados. La puerta del baño se abrió –¿Qué hacéis todos aquí? ¿Dónde estabais? ¿Por qué no decís nada?, ni que hubierais visto un fantasma. Da igual, venga, ¡Rápido, el concurso!– Nos recordó la profe sin darnos tiempo a contestar. –Es vuestro turno para cantar la canción de los planetas. /

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Colegio

La Gaviota

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XI Certamen Literario Escolar

Pedrito el ladrón ALEJANDRO SÁNCHEZ ROMANO 3° Primaria

Había una vez un niño llamado Pedrito que, como todos los niños de su ciudad, iba al colegio todos los días. Un día, en el colegio, Pedrito cogió el estuche de su compañero Luis, sin que éste se diera cuenta, lo guardó en su mochila. Al rato, Luis se enteró de que su estuche no estaba, y lo buscó por toda la clase. No lo encontró, y se lo dijo al profe. El profe enfadado, preguntó a toda la clase: –¿Alguien ha visto el estuche de Luis?–. Nadie contestó, y le dijo a Luis: –¡No te preocupes, lo encontraremos–. No lo encontraron. Otro día, Pedrito volvió a hacer de las suyas, cogió un libro de la mochila de María, otra compañera. Cuando el profe se enteró empezó a sospechar que alguien estaba robando en clase. Un día Pedrito jugaba en el patio con la mochila a cuestas, la mochila se abrió y cayeron al suelo el estuche de Luis y el libro de María. El profe se dio cuenta y castigó a Pedrito sin recreto todo el curso, y sus padres le castigaron sin dulces todo un año. MORALEJA: Hay que respetar el material de los demás. /

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Colegio La Gaviota

La lagartija Pepe Sergio gallardo de castro 3° Primaria

ERA UN DÍA DE VERANO, de esos días que se está en el campo tan bien. En el hueco de un árbol vivía nuestro amigo Pepe, que era una lagartija muy fina. Pepe tenía que ir a la fiesta de Doña Leonor que era una lagartija muy vieja. Pepe se dispuso a ponerse sus mejores ropas, pues era muy presumido. A la fiesta asistieron todas las lagartijas del bosque, pues era el cumpleaños más estupendo. La tarde iba cayendo y Pepe se dispuso a ir a y ya nunca más estaría sólo. FIn. /

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XI Certamen Literario Escolar

La muñeca mágica denisa adriana preda 4° Primaria

ÉRASE una vez un niña llamada Anabel que vivía felizmente con sus padres. Un día estaba jugando en el patio de su casa y de repente hubo una tormenta. Sus padres la metieron en casa rápidamente pero la muñeca con la que jugaba se quedó fuera, en la lluvia. Se hizo de noche y no paraba de llover. Todos se fueron a dormir, pero Anabel no podía dormir porque estaba pensando en su muñeca. Al día siguiente, por la mañana temprano, Anabel fue al patio de su casa para recoger su muñeca, pero… ¡no estaba allí! Anabel fue a buscarla por toda la ciudad pero no la encontró. Pasaron las horas y los padres de Anabel se despertaron. Fueron a levantar a su hija de la cama y descubrieron que la niña ¡no estaba! –¡Anabel! ¡Anabel!- gritaban los dos. Rápidamente los papás salieron de casa y fueron a buscarla por las calles de la ciudad. Cuatro días después la encontraron en un rinconcito de la ciudad muy triste, con frío, sucia, hambrienta y desesperada por no encontrar a su muñeca. Sus padres felices, la abrazaron contentos de haberla encontrado. Su madre le preguntó: ¿Por qué te has ido de casa? Anabel contestó: –Estaba buscando a mi muñeca y después no supe volver a casa. Creía que estaba muy lejos. Al día siguiente, toda la familia salió a buscar a la muñeca de Anabel y… ¡la encontraron! Estaba en un lugar apartado de la ciudad, donde es difícil llegar. ¿Cómo pudo llegar allí la muñeca?

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Colegio La Gaviota

En ese lugar vivía una anciana. Anabel entró en la casa y le dijo a la anciana: –¿Puede devolverme mi muñeca? La echo mucho de menos. La anciana le contestó: –La lluvia la trajo hasta aquí y yo la encontré hace unos días delante de mi puerta. A Anabel le pareció todo muy extraño. Investigó y descubrió que su muñeca era mágica. La muñeca había ido a la casa de la anciana porque ella había pedido un deseo: –“No estar triste y sola nunca más”–. La muñeca como buena maga cumplió el deseo de la anciana y por eso se fue con ella. Después de mucho pensar en todo lo ocurrido, Anabel ¡tuvo una idea!: “Comprar una muñeca igual que la suya para la anciana y regalársela”. Eso fue lo que hizo Anabel. Fue a la tienda de juguetes, consiguió una muñeca igual que la suya, y a la tarde siguiente se la entregó a la anciana. Desde entonces la anciana fue feliz porque desde ese día compartió con su muñeca todos sus sentimientos. COLORÍN COLARADO ESTE CUENTO SE HA ACABADO y ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO. /

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XI Certamen Literario Escolar

El arcoiris CARLA CASARES 4° Primaria

HABÍA una vez hace mucho tiempo un reino en el que vivía un príncipe llamado Luis. Luis estaba muy triste, porque sus amigos le contaron que habían visto un arcoiris y él, por más que lo había intentado, nunca lo había visto. Un día, sus mejores amigos: Paula, Juan y Sandra, le preguntaron que si quería ver un arcoíris. Él contestó qzue sí y le contaron que para lograrlo tendría que ser buena persona. Hizo muchas cosas para ser buena persona, pero nunca conseguía ver el arcoiris que sus amigos le contaron. Luis pensó: –¡No consigo ver un arcoiris y soy buena persona! ¿Por qué será? Un día preguntó a un científico del reino: –Pedro, ¿tú sabes como puedo ver un arcoiris? Y Pedro contestó: –Sí, tienes que esperar que haga sol y después llueva mucho. Amaneció el día siguiente, con mucho sol y de repente se puso a llover. Luis se despertó y se asomó a la ventana y vio por fin el deseado arcoiris. Feliz y emocionado buscó a sus amigos y se lo contó todo. Todos juntos celebraron una gran fiesta. /

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Colegio La Gaviota

Los peluches vivientes MARÍA LUIZA MOHANO 6° Primaria

Un día más raro de lo normal pasó algo increíble. Clara se acababa de despertar, después de desayunar y lavarse los dientes, cogió su mochila y se fue con su madre al colegio. Al volver del colegio, su vecina Valentina les dijo: Perdón, señorita Eva, cuando vayáis a montar una fiesta bajad un poco el volumen, por favor. Eva dijo: –¿Qué fiesta? –La que montasteis a la una de la tarde, y cerró de golpe la puerta. La madre y la hija entraron en casa. Clara se fue a su habitación y cuando intentó hacer los deberes se acordó de lo que había dicho su vecina Valentina. Clara quedó pensativa y se dijo a sí misma: –“a la una de la tarde no hay nadie en casa”. Al día siguiente cuando volvieron del colegio valentina se volvió a quejar diciendo: -¡Cómo volváis a hacer tanto ruido os denuncio! Clara pensó -“menos mal que mañana es sábado y así podré investigar”. El sábado por la mañana Clara y su madre iban a ir al supermercado, pero Clara al salir le dijo a su madre que se quedaba en casa. Entró silenciosamente y vio que la puerta de su habitación estaba medio abierta. Miró por el huequecito y vio a su peluche preferido empezar a andar; abrió un poco más la puerta y se asustó. Vio como todos sus peluches se movían e intentaban mover el armario, cuando por fin consiguieron moverlo, se metieron por un agujero lo bastante grande para que Clara pudiera entrar. Una vez que todos los peluches estuvieron, Clara se coló silenciosamente por el agujero y lo primero que vio fue unas escaleras enormes que parecían no tener fin. Bajó, bajó, bajó, y siguió bajando hasta que llegó a un pasillo largo. Había por lo menos diez puertas, en una de ellas ponía “uniformes”, Clara pensó: Tendré que disfrazarme. Se disfrazó de oso de peluche gigante y se metió en otra puerta.

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XI Certamen Literario Escolar

Un peluche malvado se enteró que había intrusos, por eso fue a la sala donde estaba Clara. El peluche malvado entró en la sala y le dijo a Clara: –¿Qué buscas preciosa? Clara se asustó y dijo: –Na …nada. El peluche dijo: –Niña ¿tanto quieres ser un peluche?–. Y disparó con un rayo a Clara y la convirtió en una muñeca de trapo. Clara dijo –¡Qué me has hecho!-. Y el peluche desapareció. Clara se quedó llorando en la sala, y de pronto apareció un peluche que preguntó: –¡Clara, ¿por qué lloras? Ella alzó la mirada y vio que era su conejo de peluche y exclamó: –¡Señor Rabitt! ¿Cómo has sabido que era yo? –Llevo tantos años admirándote que aunque fueras un monstruo siempre te reconocería. Clara sonrió y abrazó al señor Rabitt. El señor Rabitt le contó a Clara que la única solución era que encontraran la llave eterna. La llave eterna era un diamante que cada cien años concedía un deseo. Pero Clara sabía que lo ocultaba algo. El señor Rabitt llamó a todos los peluches buenos. Eran más de mil. El señor Rabitt se fue un momento con el general Patata. Clara pasó por ahí y oyó que necesitaban la llave eterna para que el mundo de los peluches y el humano estuvieran en paz. Al llegar donde se encontraba la llave eterna el peluche malvado la cogió, pero el señor Rabitt le dio un empujón y exclamó: –¡Cógela Clara!– Clara la cogió y el señor Rabitt le dijo: ¡Pide tu deseo, rápido! y Clara expresó su deseo: -Deseo que el mundo de los peluches y el de los humanos estén en paz. Su deseo se cumplió y ella también volvió a ser como antes. Clara, el señor Rabitt y todos los peluches volvieron a sus casas. La madre entró en la habitación y encontró a Clara un poco nerviosa, le preguntó que le pasaba y ella le dijo: -”Es un secreto”. /

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Colegio La Gaviota

la nueva familia de Isabel DENISA-ANDREEA CHIOCARU 6° Primaria

ESTA HISTORIA empieza con una niña huérfana llamada Isabel. Isabel era una niña muy callada, tímida, con unos ojos castaños. Su vida comenzó cuando sus padres la dejaron en un parque sola, sin dinero, ni comida. Era un frío mes de diciembre y la niña tuvo que acostarse en un banco, tapándose con un cartón. Isabel se había quedado dormida, cuando de repente sintió que algo la olfateaba. Era Chicho, el perro de Juan José. Juan José era un señor viejo que solo tenía la compañía de su fiel perro. El señor la vio con frío, casi congelada y pensó que si sequedaba un solo minuto más en el parque se iba a morir de algo, de pulmonía o de congelación. Así que la invitó a ir a su casa. La niña aceptó, era lo mejor, antes que pasar la noche en el parque sola. Isabel, desconfiaba un poco del serñor, pero le parecía buen hombre y muy simpático. Llegaron a casa de Juan José, Isabel, al entrar sintió un consquilleo, vio la mesa llena de comida, tenía mucha hambre y el señor el preguntó: –¿Tienes hambre? Ella le miró y con un simple movimiento de cabeza asintió. Los dos se pusieron en la mesa y empezaron a comer. En la mesa estuvieron hablando de muchas cosas, como por ejemplo que si iba al colegio, cuántos años tenía.... Juan José se enteró de casi toda su vida. La niña sólo tenía doce años. El señor le propuso que si quería vivir con él, porque ya era viejecito y no le molestaba tener a alguien más en la casa. Juan José no tardó ni dos días en apuntarla a una buena escuela, en comprarle buena ropa y todo lo que le hacía falta. Isabel fue el primer día de colegio, los compañeros la recibieron con desagrado. Llegó la hora del recreo, ella sola se fue a un banco a sentarse. Y... de repente, vinieron algunos compañeros de su clase y la empezaron a decir:

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XII Certamen Literario Escolar

–¡Tú eres la niña huérfana!. Ella contestó desilusionada: -Sí, soy yo. Ellos dijeron: -¿Tú eres la que vive con el viejo, ese loco?–. Isabel enfadada contestó: –¡No está loco! Él me acogió de la calle, es un serñor muy amable. -¡Ja, ja, ja! ¿Que no está loco, dices? ¡Ja, ja, ja! –No, no está loco. –Ese viejo chiflado habla solo por la calle y pega a su perro cuando no hace nada. Isabel se quedó muda, ya no sabía qué decir. A la salida la estaba esperando Juan José y Chicho. Hacia la casa, Isabel le pregunto al señor: –¿Por qué mis compañeros dicen que estás loco?–. Él se paró y mirándola le dijo: –Porque no me conocen. Son unos cotillas todos de esta ciudad y se inventan cosas para quedar bien, sin importarles los sentimientos de los demás. Ella, enfadada se propuso defender a Juan José al día siguiente en el colegio. Y así hizo, habló con sus compañeros, y desde aquél día nadie volvió a meterse con el viejecito. Pasaron los años, Isabel ya era mayor y seguía con sus estudios de medicina, mientras que cuidaba del viejecito Juan José, que sufría de problemas del corazón. Juan José sabía que le quedaba poco de vida, y le dijo a Isabel: –Isabel, recuerdo cuando te encontré en el parque cuando eras pequeña, cuando Chicho te encontró. Te doy las gracias por haberrme hecho respetar en la ciudad, gracias por cuidarme, pero ya llegó la hora de irme–. Isabel empezó a llorar. –Yo quiero que seas feliz, que acabes tus estudios, tener un buen esposo que te quiera y te cuide como lo he hecho yo. Te doy mi herencia y todo lo que tengo–. Ella lo aceptó y, sin más que decir, Juan José la cogió de la mano y cerró los ojos poco a poco. Isabel hizo lo que le dijo Juan José. Acabó sus estudios y tuvo un esposo que la quería y la cuidaba, y tuvo dos hijos muy guapos. /

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Colegio

Jaime Vera

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XII Certamen Literario Escolar

La cocinera mágica lucía carrero lorao 3° Primaria

ÉRASE UNA VEZ UNA COCINERA MÁGICA. Su magia venía de su pelo rizado. Sus rizos se encogían cuando probaba algo que no les gustaba. Así, la cocinera hacía platos deliciosos que siempre le gustaban a la gente. Venían a su cocina personas de todo el mundo apra probar sus ricas recetas. Hacía platos con pollo, con arroz, con chuletas, tartas de caramelos, bollitos de fresa, natillas, flan. Tan famosa era que todo el mundo quería saber cuál era su secreto. Lo que nadie sabía era que, aparte de sus rizos, tenía otro truco para cocinar que consistía en hacer todos sus platos con mucho amor. FIN

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Colegio Jaime Vera

El colegio marTa alonso gómez 6° Primaria

UNA MAÑANA EN UN COLEGIO, un grupo de niños se escapó del colegio y los profesores les buscaban sin parar. No se les había ocurrido que podían haber salido del centro. Pero, de repente, cuando estaba todo el mundo en silencio se escuchó un grito: ¡Era de los niños! Los profesores y los niños se asomaron a la verja y un profesor llamado Luis salió para comprobar qué pasaba. Cuando salió vio a los niños con un policía dirigiéndose al centro. Al llegar al colegio los tutores les regañaban y les preguntaron que por qué habían gritado y escapado. Los niños respondieron que era porque estaban haciendo una película. Cuando salió la peli todos se rieron. /

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Colegio

Juan Ramón Jiménez

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XII Certamen Literario Escolar

La princesa y el campesino LIVIA ANDREA CONACHE 3° Primaria

Érase una vez una princesa llamada Luciana. Era una duende. Su padre el Rey quería que su niña, Luciana, se casara con alguien, así que pusieron anuncios que decían que en el palacio hicieran una cola para decidir a qué caballero elegiría la princesa. Un campesino trabajador llamado Noel, vio el anuncio, se fue pitando al palacio y cuando le tocó a Noel presentarse dijo: –¡Hola ¡Me llamo Noel y quisiera casarme con Luciana. El Rey dijo: –Eres perfecto. ¿Qué te parece, mi niña? La princesa respondió: –¡Me parece genial! Y Noel, tan contento, se fue, a casa, quería que fuese ya el día de la boda. Al día siguiente Noel se fue a comprar el traje y el anillo. Luciana tenía tandos vestidos y zapatos que no sabía decidirse. En el día de la boda, Noel se quedó sin voz y tuvo que escribir para decir: “Sí” al cura y le preguntó el cura a Noel: –¿Quiéres casarte con la princesa Luciana Montoya? Noel escribió que “Sí”. El cura repitió la pregunta y Luciana respondió: –Sí. Y el cura dijo: –Puedes besar a la novia–. Y se dieron un beso. Muchos más años adelante la princesa tuvo niños y los dos recordaron el día que se casaron. Colorín colorado este cuento se ha acabado. /

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Colegio Juan Ramón Jiménez

El misterio del colegio maldito hugo saiz juan 3° Primaria

Un profesor llamado Santiago, era educado, listo, bueno, pero lo más importante de todo es que era espía. Descubría más misterios que Sherlock Holmes, imagínate cuantos misterios descubría. Un día se quedó encerrado en el colegio, le desaparecieron las llaves, el móvil y la certera. Pero había una cosa rara. ¡Era un dormitorio! Creía que era cosa del ladrón. Había huellas por todo el colegio, pero pensó que eran de “Art Attack”. Al día siguiente el colegio no lo abrieron, era muy extraño, al atardecer aparecieron cuatro habitaciones más, y allí estaban: la directora Isabel, el conserje Darío y el guarda Hugo; también estaba el cuidador Cristian, tenía la cara como “Krasty, el payaso”. Cada día había más huellas, sólo tenía una salvación, la puerta trasera, que se abría con una tarjeta. Investigó mucho para saber quién era el ladrón, sospechaba de la profesora de plástica. Más tarde descubrió que no era culpable. De repente, empezó a sonar una sintonía muy bonita que suele escuchar la profesora de música. Se llamaba “Melisa”. A la mañana siguiente, cogió la tarjeta y salió por la puerta trasera, estaban en el recreo y allí estaban reunidos. Al cabo de unos instantes, Santiago descubrió quye el culpable había sido el profesor de Educación Física, Jesús, pero también vio que allí había más huellas, ¿quién será su ayudante?… /

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El osito y las abejas CAROLINA HERRERAS REY 4° Primaria

érase un osito al que no le gustaba mucho la miel. Un día se fue de picnic, y se le acabó la miel y decidió trepar por algún árbol y conseguir miel de alguna colmena de abejas. La consiguió paro no salió bien, porque las abejas le empezaron a perseguir y le picaron. Al día siguiente, se le ocurrió subirse a un globo y pintarse de negro para parecer una nube y así poder coger más miel, pero justo cuando iba a tocar la colmena se puso a llover y se le fue la pintura. Las abejas le descubrieron y le picaron otra vez. Hasta que un día se le ocurrió coger flores, subir al árbol y poner las flores en otra rama. Así, las abejas fueron a la rama con las flores, y el osito cogió toda la miel. Así el osito tuvo más hambre y aprendió a no rendirse jamás. /

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Colegio Juan Ramón Jiménez

Los tres bandidos steven castaño arboleda 4° Primaria

había una vez 3 feroces bandidos que siempre llevaban anchas capas negras y altos sombreros. El primero tenía un trabuco, el segundo un fuelle lleno de pimienta y el tercero una enorme hacha roja. Cuando oscurecía se ponían al acecho junto al camino ¡Eran unos tipos terribles! Cuando ellos aparecían, algunos se desmayaban de miedo, los perros metían el rabo entre las piernas y hasta los más valientes huían. Cuando pasaban los carruajes, echaban pimienta en los hocicos de los caballos ¡Y los cocheros tenían que parar! Después, destrozaban las ruedas a hachazos... y con el trabuco amenazaban a los viajeros y les robaban. Los bandidos tenían su escondite en una guarida en lo alto de una montaña. Hasta allí transportaban sus riquezas, tenían cofres llenos de oro, perlas, anillos, relojes, pìedras.... Al final, ellos se convirtieron en buenos y ayudaron a las personas.

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Dos mundos distintos DIEGO LÓPEZ MORENO 5° Primaria

HABÍA UNA VEZ en un pequeño pueblo un niño muy pobre llamado Pablo. Aunque no tenía mucho dinero era muy feliz ya que su familia le quería. Un día Pablo estaba dando un paseo por el parque y se encontró a un padre y a un hijo discutiendo. El niño estaba llorando porque su padre no le quería comprar otro juguete; ya que por muchos que le comprara siempre iba a querer más y nunca estaría satisfecho. Entonces Pablo se acercó al chico y le explicó que no hacía falta tener muchas cosas para ser feliz y que debía aprender a apreciar las pequeñas cosas que son las que se entregan con el corazón. /

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Colegio Juan Ramón Jiménez

El sueño de Lucía Ainoa Herguedas salamanca 5° Primaria

LUCÍA ERA UNA NIÑA diferente a otras. Ella tenía una enfermedad que le detectaron cuando tenía sólo cinco años, era de las llamadas “raras”. Lucía estuvo en el hospital más de tres años para intentar investigar alguna cura para su enfermedad. Esta enfermedad le impedía comunicarse, andar, saltar, correr, etc., pero no quería decir que no fuera una niña feliz y alegre. Los médicos ayudaban a Lucía día a día a realizar ejercicios físicos y mentales. En el hospital había una sala para niños que padecían enfermedades como Lucía; allí jugaban, pintaban y había espectáculos de magia y teatros de títeres. Los niños se lo pasaban tan bien que por un tiempo se olvidaban de su enfermedad. Gracias a la donación de un paciente anónimo los médicos investigaron la enfermedad de Lucía y le realizaron una operación que tuvo mucho éxito. /

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XII Certamen Literario Escolar

La vida en el viento SILVANA TIRADO NAVARRO 6° Primaria

BRUJO SE DESPEREZÓ, y, lentamente, muy despacio, se incorporó. Murmuró algo, como que los tiempos no eran ya iguales. Después, oteó el horizonte. Vio algo que a cualquiera de nosotros le maravillaría, le asompraría, pero también algo que le haría sentir pavor. Ante sus ojos se encontraba una extensión de grisáceas dunas, sin rastro de vida. Eso significaba ser el último. Brujo movió una pierna con dificultad, como una persona en el fin de sus días. Él, que llevaba desde el principio de los tiempos en la Tierra, se acordaba de los verdes prados mojados por el rocío vespertino, de cuando la espuma de los mares primigenios lamía la arena, aún blanca y suave, del reconfortante aullido de los lobos en invierno, de la esponjosidad de las nuves en verano; y su favorito, el murmullo del céfiro de poniente balanceando los juncos. Brujo posó su pie descalzo sobre la superficie lunar. Ya no podía percibir las supernovas sobre su cabeza,ni el enorme terreno que estaba pisando, sólo una capa borrosa y brillante que empañaba sus ojos. Como una gota de agua que golpea un desierto, la lágrima cayó. Y fue seguida por otra, y otra, y otra más... Un pequeño mar color turquesa se formó al rato. Brujo extendió los brazos al frente y unos diminutos seres surgieron. Fueron seguidos por las plantas y animales de distinto tipo que ocuparon el inmenso desierto. Él sabía que iba a morir, pero no quería, aún no. Sonrió por primera vez. Brujo no dejó de sonreir. Una leve brisa surgió. Brujo se dejó llevar y se convirtió en parte del viento. /

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Colegio Juan Ramón Jiménez

Regreso de Anthea al Reino de los gnomos lucía simarro SÁnchez 6° Primaria

TIEMPO DESPUÉS Anthea se compró la segunda parte del libro “En el Reino de los Gnomos”. Ella tenía una gran imaginación y muchas ganas de empezarlo, por lo que, en cuanto llegó a su casa, tranquilamente abrió el libro y se puso a leer. En la nueva historia que nos encontramos, le esperaba Sky, el rey de los gnomos, junto con Alys y el hijo de Sky, un muchacho encantador llamado Brider. Brider aparentaba unos 16 años y tenía una hermana dos años menor que él llamada Mara. –¡Anthea! Menos mal que nos ha llegado.– Dijo Sky abrazándola. –Esperábamos impacientes tu llegada.– Comentó Brider, que había oído hablar mucho sobre Anthea y de cómo salvó a su padre. Anthea, preocupada, preguntó por el motivo de su llamada. Ays fue a responderla, pero Sky se adelantó. –Es mi hija, se la han llevado al reino de las brujas– comentó nervioso. –Ya que tú me rescataste de los trolls necesito tu ayuda, una vez más para salvar a Mara. Tanto Alys como Anthea aceptaron y, junto con Brider se encaminaron hacia el reino de las brujas. Tal y como se iban adentrando en el bosque, todo cambiaba por completo. La alegría del paisaje del “Reino de los Gnomos” desaparecía por un paisaje oscuro y tenebroso. Armados de valor cruzaron el bosque. A lo lejos vieron un resplandor, se acercaron y allí estaban las brujas celebrando una fiesta en torno a una gran hoguera. –¡Mira! ¡Allí tienen a Mara.– Comentó Brider.

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Mara se encontraba en una jaula vieja y apestosa. Escondidos detrás de unos arbustos, decidieron ir a rescatar a Mara, pero era tarde… Las brujas cogieron la jaula antes que ellos y se fueron al “Bosque de la Falsa Hechicera”. Los tres siguieron a las brujas por el bosque, hasta que una gran puerta les impidió el paso. La puerta, salida de la nada, era muy misteriosa. Brider, pensando en su hermana decidió abrirla. La puerta se abrió lentamente, mostrando un gran halo luminoso. Asustados, nuestros tres héroes sacaron sus espadas, pero las brujas fueron más rápidos y usaron la magia para defenderse. De pronto, recordó Anthea que su colgante era mágico, y juntando el colgante con las tres espadas, consiguieron reducir el poder de las brujas. Brider cogió la llave, que estaba tirada en una esquina, y sacaron a mara de la jaula. los cuatro volvieron airosos al “Reino de los Gnomos”, donde les esperaba impacientes el rey Sky. Al día siguiente hubo una fiesta en nombre de Anthea, de Alys y de Brider, aunque principalmente por Anthea, que seguramente no podría volver más. Anthea, con lágrimas en los ojos, cerró el libro y recordando la apasionante historia que había protagonizado, se quedó dormida. /

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El príncipe Lorenz MANUEL CAMACHO SIERRA 5° Primaria

LORENZ, príncipe de Notwerbitter, vivía solo con su bufón en el castillo de Notwerbitter. Un día, mientras paseaba por sus lindos jardines encontré una flor. En realidad era un cactus. Quiso olerla y se acercó tanto que se pinchó en la nariz. Se desmayó y cayó en un sueño tremendo… era de noche y se encontraba en un bosque muy frondoso. A lo lejos, vio una luz y decidió ir hacia ella. llegó hasta una casa muy muy pequeña. De ella salieron unos seres muy pequeños y traviesos con la cara azul que realizaron un hechizo y se formó un torbellino que los trasladó junto con Lorenz a una ciudad muy rara llamada “La ciudad de los Lobos”. Lorenz, abandonado allí, se encontró rodeado de unos lobos. Estaban muy tristes porque nadie jugaba con ellos. Tuvo que dejar aquella ciudad. Muy triste se fue otra vez volando con el torbellino que aún seguía allí. Todo había sido un sueño por pincharse con aquella flor. /

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Un sueño muy real IVÁN ROMERO FERNÁNDEZ 6° Primaria

Había una vez un niño llamado Jorge, jugaba siempre todos los días a las maquinitas, tardes y tardes enteras, muchas veces no paraba ni para comer. De repente un día, un brillo extraño salió de la máquina y notó como una presión muy grande y algo que le absorbía como si fuera un aspirador. Después de un rato se dio cuenta de que estaba atrapado dentro de la máquina, en la pantalla del juego al que estaba jugando. Un personaje le dijo que tenía que pasar por diez niveles para ganar y salir de la máquina, pero solo tenia cuatro horas antes de que se le acabara la batería, si no quedaría atrapado para siempre. Tuvo que pasar por un río de pirañas venenosas, robarle la llave del tesoro a la bruja Amanda, rescatar al hada Gema del ogro Sebastián, cruzar la montaña para ver al viejo sabio, infiltrarse en la base secreta del equipo magma, vencer al dragón, cruzar el camino de lava, saltar el barranco de hielo, destruir el generador eléctrico y por último su misión más dificil, colarse en el castillo oscuro y robar la espada del infinito, que da poderes ilimitados a su poseedor; para ello tuvo que vencer a los ninjas oscuros y ayudar a los prisioneros a escapar. Cuando por fin cogía la espada se despertó, y se dio cuenta que estaba en su cama y respiro aliviado; y pensó que debería jugar mucho menos a la máquina, y desde entonces bajaba con sus amigos a la calle y al parque y solo de vez en cuando jugaba un rato a las máquinas. /

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El conejito y sus amigos ASIER DE LEÓN BLÁZQIUEZ 3° Primaria

Érase una vez un conejito blanco y gris que tenía muchos amigos. Un día salio de su casa a dar un paseo y se encontró con algunos de sus amigos, el caballo, el erizo, pero al oír los aullidos de los lobos salio corriendo a su madriguera, pues nunca había conocido a un lobo y les tenía miedo. Mientras el conejito corría apareció su amigo el murciélago y se llevó al conejito volando para que no le cogieran los lobos. El murciélago le invitó a cenar en su cueva y le preguntó qué regalo le iba a dar a su amigo el oso por su cumpleaños, el conejito le dijo que le iba a dar miel de sus amigas las abejas. /

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Me gustaría ser dragón david lorenzo chichón 3° Primaria

A David, un niño normal como nosotros, lo que más le gustaría en el mundo sería ser un dragón. No es que esté mal ser humano, pero ¡es mucho mejor ser dragón! Desde que era un bebé, sueña con ser un dragón cada noche. En cuanto cierra los ojos y se duerme, se transforma en un maravilloso Dragón Imperial, que es una categoría que no existe, pero que él se ha inventado. Porque cuando hablamos de dragones, David le echa mucha imaginación al asunto. David devora los cuentos y la información relacionada con los dragones. Ha oído hablar de muchas categorías: el Dragón Acuático, el Dragón Ardiente, el Dragón de Jungla, el Dragón de Hielo, pero del que más ha oído hablar es del Dragón Real. El que él se ha inventado es todavía más poderoso. Todos sus amigos se ríen de él. Le dicen que los dragones no existen y todo eso, pero a él no le importa. El único que le apoya un poco, es su amigo Manuel porque a él también le apasionan. Si hay que hacer un dibujo en clase, David suele dibujar dragones, si hay que escribir un cuento inventado, pues lo mismo: ¡Dragones! Un día estaba en casa de su prima Saray, que tiene nueve años, y mientras el abuelo preparaba unas chuletillas de cordero en la barbacoa, David se quedó mirando el fuego y pensó: –Si yo fuera un dragón, la llamarada que saldría por mi enorme boca sería cien millones de veces más grande. Otro día que subió a una montaña altísima pensó:–Si fuera un dragón no tendría que bajar andando otra vez, me echaría a volar y surcaría el cielo a toda velocidad. A veces hasta se imagina que nació de un huevo en vez de en la barriga de su madre y que aprendió a volar en vez de andar con su padre. A lo mejor es que David es realmente un dragón con sus alas poderosas, sus dientes afilados, sus ojos verdes agudos, su piel dura llena de escamas y sus garras largas. A lo mejor es un dragón que cada día se imagina que es un niño normal que va al cole Pinocho.

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El Juego de la Oca clara mazo sánchez 5° Primaria

EL JUEGO DE LA OCA se inventó porque un día los animales de la grnaja estaban aburridos y decidieron que necesitaban algo para entretenerse. Allí había una oca que su sueño era ser famosa de aklgún modo, sea como sea. Había cantado, actuado... Pero nunca le había servido para ser famosa. Se puso a reflexionar y pensó que si el juego nuevo y divertido que iba a inventar tençia el nombre de “Oca” la haría muy famosa. Así que se puso en camino del arroyo que era donde estaban las tortugas, ya que eran ellas las que estb an inventado el juego y les dijo que si el juego podría tener su nombre. Ellas le dijeron que tendría que cruzar el puente a la pata coja, tirar el dado y que le diera “tres” en cuatro tiradas y buscar una posada. La oca se dispuso a cruzar el puente, lo pasó sin ninguna dificultad, gracias a sus clases de baile. Tirço el dado y le dio “tres” a las tres veces tirado. Luego salió en busca de una posada, pero estuvo cuatro días sin encontrarla. Rendida se dignó a volverse a casa. Se fue al arroyo y les dijo a las tortugas que no había encontrado ninguna posada, pero las tortugas le dijeron que pondrían su nombre al juego. En el juego se puso: “de puente a puente y tiro porque me lleva la corriente”, ya que la oca tuvo suerte cruzando el puente. También se puso “de dado a dado y tiro porque me ha tocado”, ya que la oca tuvo suerte con el dado. Como la oca no tuvo suerte con la posada, si caes ahí quedas cuatro turnos sin tirar.... Así se inventó “EL JUEGO DE LA OCA”.

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El árbol feliz DIEGO ARANDA RUSTARAZO 5° Primaria

Érase una vez un árbol muy contento llamado Mii. El árbol Mii era muy feliz, porque su lugar estaba en un parque en el que los niños que los niños reían felices. El tiempo pasaba y el árbol Mii se iba haciendo más viejo. Construyeron un parque mejor, con columpios, balancines, toboganes… y se empezó a convertir en el árbol triste, pero él tenía la esperanza de volver a sonreír antes de morir. Un día de tormenta, el árbol se empezó a preocupar por los niños. A lo lejos los niños se veían. ¡Venían a abrazar al árbol! ¡Pero un rayo iba a caer sobre los niños! El árbol Mii, con valentía, se estiró para proteger a los niños. Efectivamente el árbol los protegió, pero a él tampoco le pasó nada, por el gran corazón que tenía.

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Aquel verano… MARÍA GONZÁLEZ CARRERO 6° Primaria

Aquel verano… Aquel verano fue unos de los mejores para Laura, conoció a su primer amor. Ella siempre veraneaba en Lugo, donde estaba el apartamento de sus abuelos. Laura era una chica muy guapa y lo que más destacaba de ella era lo buena persona que era. El chico se llamaba Javier, él resaltaba por su dulzura y lo simpático que era. Estaban hechos el uno para el otro. Laura llegó muy cansada del viaje. Se tumbó en una hamaca a leer un libro de aventuras, mientras Javier se divertía jugando con sus amigos en la playa. Laura tenía mucho calor y les dijo a sus padres que iba a llamar a su amiga Gema, a la que conocía desde pequeña; quería bajarse a la playa y refrescarse un poco. Gema era una de sus mejores amigas, así que la llamó y le dijo que si se bajaba a la playa para refrescarse y tomar el sol; tenían que contarse todo lo que había pasado desde el verano anterior. Gema aceptó y quedaron las dos en el puesto de socorristas de la playa. Se contaron todas las aventuras y excursiones que habían hecho. Javier estaba haciendo surf cuando de repente se cayó y la tabla salió disparada. Le dio a Laura en el pie. Ella pensó que sería un chico muy bruto, que no tenía cuidado. Él fue corriendo a ver a quién le había dado y entonces vio a aquella chica tan hermosa como una flor, rápido le pidió disculpas. Laura, cuando levantó la cabeza y le vio, pensó que podrían ser amigos. Le dijo que podían verse por las tardes para jugar y él aceptó. Al día siguiente quedaron en el parque que estaba junto a la plaza. Laura llamó a Gema para que también bajara a jugar con ella y fueron al parque junto a la plaza y allí apareció Javier. Laura se dio cuenta de que le empezaba a parecer guapo; le hacía reír mucho y empe.zó a sentir un cosquilleo en su estómago, estaba empezando a enamorarse de él poco a poco. Se divirtieron muchísimo: jugando al pillapilla, al escondite, a contar chistes… Cuando se hizo de noche, todos se marcharon a sus casas, ella se sentía enamorada. A Laura se le estaba pasando el verano muy rápido

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porque quedaban todas las tardes con un montón de amigos que compartían. Pero sin duda, el más especial era Javier. Nunca se había sentido mejor en toda su vida; estaba rodeada de amigos que la querían y la admiraban. Laura quería contárselo a Gema, pero ¿y si a Gema también le gustaba? ¿y si dejaban de ser amigas? Pero claro ella quería contárselo a alguien y por eso decidió decírselo al más indicado: a Javier. Quedaron los dos solos para hablar en el banco de la plaza. Cuando se lo dijo, Javier se quedó asombrado porque… ¡aquella chica tan guapa estaba enamorada de él! El tiempo pasaba demasiado deprisa y sólo les quedaba una semana para que Laura volviera a Madrid, así que decidieron aprovechar todo el tiempo desde por la mañana hasta por la tarde para poder estar juntos. Cuando sólo faltaba un día para que Laura se fuera a Madrid, decidieron quedar solos en la calle más antigua y romántica de la ciudad. Allí fue donde se despidieron, él dijo que sería mejor no estar juntos, porque las relaciones a distancia eran muy complicadas. Laura se puso a llorar pero lo entendió. Al día siguiente fue a despedirse de todos sus amigos y le dijo a Javier: –¡Nunca te olvidaré!, has sido la persona que me ha hecho sonreír todos los días y por eso te regalo este colgante–. En el colgante ponía L & J. Se volverían a ver todos los veranos pero ninguno volvió a ser como aquel verano…

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Amar la lectura paula morito de oro 6° Primaria

Tenía una estantería llena de libros, pero ni siquiera los miraba. Tenía libros de todos los tipos, de aventuras, de terror, de amor, de misterio, fábulas, cuentos… Ella no sabía cómo era ninguno de estos libros porque nunca los había leído. Una tarde estaba en su habitación delante de la pantalla del ordenador, como todas las tardes, y oyó un ruido. Se giró para ver lo que ocurría y vio que un libro se había caído de una estantería. Lo cogió para devolverlo a su sitio, y se el libro se abrió. De repente sus ojos comenzaron a leer y ya no pudieron dejar de hacerlo. Ella se sintió como un personaje de la historia. Era una princesa medieval que vivía en un castillo. Llegó la noche y tuvo que dejar de leer, cuando estaba deseando ser rescatada por un príncipe. Al día siguiente siguió leyendo más y más, y así poco a poco fue leyendo todos los libros. Ya no se acordaba ni del ordenador ni de la consola. Ahora todas sus tardes eran mucho más entretenidas y llenas de aventuras. Descubrió la pasión por la lectura. Ella sabía que los libros iban a formar parte de su vida y que la ayudarían a descubrir muchas aventuras. /

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Nati LUCÍA PÉREZ VOZMEDIANO 3° Primaria

érase una vez una niña llamada Laura, que un día, viendo la tele con susa padres, llamados Clara y Fernando, les gustó un programa que emitieron en la cadena Tele 5, donde las familias acogían perros para que en un futuro fueran perros guías. Entonces llamamos por teléfono y no dieron cita para visitar las instalaciones de la ONCE y ver si nosotros éramos una familia adecuada para adoptar durante un año a un perrito guía. Aquella mañana de verano hacía mucho calor y estábamos tomando un refresco cuando, de repente, sonó el teléfono y Fernando lo cogió. ¡Era la Fundación! para comunicarnos que habíamos sido elegidos para adoptar y enseñar a Nati a ser un futuro perro guía. Nos gustó mucho sacarla a la calle, jugar con ella y enseñarle para que aprenda desde pequeá a ser la más lista. Un día se puso mala y mi madre tuvo que llevarla al veterinario para que la reconocieran, todos estuvimos muy preocupados por Nati. Cada día iba creciendo y creciendo hasta que llegue el día que se tenga que ir y forme parte de la vida de un ciego, donde le ayude a que su vida sea más fácil. Con esta acción hemos conseguido ayudar a la Fundación ONCE a que puedan preparar perros guías para todos los ciegos de España. /

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Colegio Ramón Carande

Mi amigo invisible enma aranda polo 4° Primaria

ALGUNA VEZ todos hemos tenido un amigo invisible. ¿Verdad? Cuando queríamos una mascota, nos la hemos imaginado; cuando estamos solos y necesitamos compañía o cuando hemos tenido miedo por la noche… Bueno, y ahora os voy a contar la historia de Irene, mi amiga invisible. Irene es igual que yo, tiene los mismos años que yo, y ella es la única que me hace compañía en los ratitos que estoy triste o estoy sola; claro que no son muchos, porque tengo dos hermanos que se llaman Raúl y María. ¡Ah, por cierto!, también tengo dos perros: Troky y Petri. Hay veces que estoy en mi habitación y mi mamá me pregunta: –¿Con quién estás hablando? –¡Con nadie!– porque aunque se lo explicara no lo entendería. Siempre voy con Irene al parque y cuando mi mamá va a comprar, claro ¡para no aburrirme comprando! Tener un/a amigo/a invisible no está nada mal, porque siempre estamos de acuerdo en el juego al que queremos jugar y en todo lo demás. Pero lo mejor de todo es que cuando mis amigas del cole y del barrio me llaman para ir al parque a jugar, Irene no se enfada, y hay veces que Irene se baja conmigo, pero mis amigas no se enteran. Así que, por favor, guardarme este pequeño secreto. Y todo esto está muy bien, aunque… siga creyendo que son mejores los amigos de verdad. /

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El equipo fantástico IVÁN MARTÍN PACHECO 5° Primaria

POR LA MAÑANA, el día 10 de enero de 2010, Pedro se dirigía al colegio para aprender muchas cosas. Él está en 5º. A las 2 de la tarde suena el timbre, Pedro salía muy animado porque ha sacado un 8,5 en Cono y se iba a su casa. Cuando abría la puerta decía: –¡Hola, mamá! Y le decía su madre: –¡Hola Pedro! Luego Pedro iba a hacer enseguida los deberes para luego ir a las 6 de la tarde a jugar al fútbol. Luego, cuando ya eran las 6, Pedro se ponía la ropa, por ejemplo: la camisa, el poantalón, etc. Cuando Pedro llegó con sus amigos empezaron a entrenar hasta las 9 de la noche. Más o menos a las 7 de la tarde empezaron a caer truenos, y uno de ellos era mágico, que cayó en el estadio sobre Pedro y sus amigos, que les dio un poder especial para hacer muchas cosas, como por ejemplo: tiro de fuego, el arco, tiro invisible… Luego se dieron cuenta de que tenían superpoderes y empezaron muy animados a entrenar. Pasaron varios días y fue el día del partido para semifinales de infantil contra Los Zapatazos, que eran muy buenos. Cuando empezó la segunda parte iban 0-4, perdían Las Ranas Negras y el entrenador les animaba a que empezaran con las técnicas; marcaron dos goles. Pedro tiró con la técnica “cañón pirata”, y luego su amigo Miguel con la técnica “400 balonazos”. Los Zapatazos se quedaron alucinados. ¡Qué poderes tenían! Pasaron los meses, y Las Ranas Negras eran los primeros en la clasificación. Pedro estaba en casa, y mientras su madre barría el suelo decían en la tele que unos niños extraterrestres invadieron la tierra desafiando al equipo más bueno que había. Eran los primeros que se enfrentaban a ellos: La Rana Negra vs El Demonio. Empezó el partido perdiendo otra vez 0-5, pitó el árbitro, el entrenador le dijo al equipo: –¡Chicos!, ¡Tenemos que dar la cara y decirles a aquellos extraterrestres que son malos–. Empezó el segundo tiempo y empezaron ganando 7-6, intentando cubrir la parte lo máximo posible y ganaron al final. Pedro y el extraterrestre se hicieron amigos para siempre. /

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El día de la tortilla ENMA FRANCO MATEOS 6° Primaria

–¡Mamá!, ¿pongo ya el mantel en el suelo o traigo la comida? –¡Pon el mantel!- dijo mamá desde la cocina. –¡Y también las flores, las plantas…!, ¡que no se te olviden las hormigas y las mariposas! Hola, soy Emma y estoy celebrando el Día de la Tortilla en casa. Aunque en la calle haga mucho frío, aquí dentro se está muy calentito. No entiendo mucho por qué se celebra el día 3 de febrero, San BIas, un día en el que hay cole. ¡Así no se puede disfrutar bien! No te puedes levantar a la hora que quieras ni disfrutar de las actividades que se realizan en el Recinto Ferial. Y encima te mandan deberes, otro rollo, pero habrá que aguantarse. Este año hace mucho frío, así que cuando llego del cole, mamá y yo preparamos el picnic en el salón. Colocamos una manta en el suelo, que aunque esté un poco frío y más duro que la hierba del parque, nos sirve, y traemos toda la comida. –¡Mmmm qué rico está este bocadillo de tortilla!, mamá. Y las aceitunas. Y las patatas. –Sí, venga, comámoslo rápido que se nos enfría. ¡Mira aquella ardilla de allí, Emma! También me encargo de coger las plantas que tenemos por casa y colocarlas a nuestro alrededor, y de coger flores el día anterior para esparcirlas por el suelo. ¡Así sí que parece que estemos en el campo! Además mamá y yo nos vestimos para la ocasión y nos ponemos una gorra. -¡Hay una mariposa encima de la lámpara! Uy, mamá, me estoy haciendo pis… -Pues mira, vete detrás de aquel árbol. Ya sabes, ese que está al final del pasillo. Y ten cuidado a ver donde pisas, que esto está lleno de barro y no te has traído las botas.

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Luego también nos echamos crema solar por si acaso, ya sabes por si nos quemamos. Como siempre nos ponemos a hablar del colegio y de cómo le ha ido a mamá. –¡Mama mira ven corre, mira por detrás de la ventana, hay un río! Ya decía yo que se oía como si hubiera agua. -¡Mira qué de peces hay! -¿Les podemos echar pan? ¡Qué grande es ese pez! -¿Quiéres pasar al otro lado del río por aquellas piedras? -¿Por dónde? ¿Por los cojines del sofá? -¡Vale! Vamos a colocarlos. -¡Jo!, pues estoy pensando y debe de haber una fuente por aquí. -Sí, tienes razón, ten cuidado de no mojarte, que no tenemos más ropa de cambio. -También podemos coger agua, que he traído una botella vacía. -Sí, mira. allí está el fregadero. Abre el grifo y coge un vaso, que me está entrando sed. Luego suena el telefonillo ¡oh no! Es mi hermana que viene ya con sus amigas. ¡Jo, nos ha cortado la excursión! ¡Con lo bien que lo estábamos pasado! /

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Sin título noelia gallego gonzález 3° Primaria

Érase una vez una niña llamada Pulpuria que estudiaba en el colegio Seis de Diciembre. En verano hicieron un campamento de 15 días en Portugal, y también fue Pulpuria. El tren salió de la estación y durante el viaje Pulpuria jugaba con sus compañeros a “pueblo duerme”. Cuando llegaron allí montaron las tiendas de campaña, y cuando todo estaba preparado se llevaron una sorpresa porque no iban a estar solos. ¡Iban con otro cole de Alcalá! ¡Era genial, así podían conocer a más gente! El mejor día de Pulpuria fue el viernes, porque al lado del campamento había una granja y fueron a visitarla, resulta que los dueños eran familia de Pulpuria. Les invitaron a montar a caballo, el paseo fue muy largo. Mientras el paseo vieron un lago y se bañaron. Cuando llegó la hora de comer fueron al comedor, ese día había para comer coliflor. Más tarde, fueron a dar de comer a los animales, Pulpuria de tropezó con una piedra, cayó al suelo y se torció el tobillo. La tuvieron que llevar al médico y allí le vendaron el pie y le dijeron que tenía que estar en reposo unos días. Pulpuria se puso muy triste porque creía que se iba a ir a casa, pero le dejaron unas muletas y todos la ayudaban a hacer las actividades; por eso Pulpuria pudo quedarse hasta el final del campamento. Cuando llegaron a casa Pulpuria sólo decía que había hecho muchos amigos. /

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Colegio Seis de Didiembre

El libro encantado ALICIA NEVADO GUIJO 4° Primaria

Érase una vez una niña llamada Paula, se vistió de libro para ir a una fiesta de disfraces. Le dieron un mapa para llegar a la fiesta. Pasó al lado de un colegio que estaba rodeado de niebla. La puerta se tambaleaba. Entró y se dirigió a conserjería, escuchó un ruido, Paula andó hacia el lugar de donde venían los golpes... eran de la biblioteca. Entró y vio a una señora aporreando los libros con un rodillo. Paula le preguntó que por qué maltrataba los libros. La señora dijo que los libros no eran importantes. Paula le dijo: –¡Los libros son tesoros para las personas. La señora siguió golpeándoles. Paula cogió un cuento y comenzó a leer. Cuando Paula terminó de leerlo la señora la miraba contenta e ilusionada. En ese momento la niebla que rodeba el colegio desapoareció. Y el sol comenzó a brillar como ningún otro día lo había hecho. /

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Mis vacaciones de verano kelly amanda góngora 5° Primaria

El verano es la mejor época del año para descansar y para viajar. Algunas personas prefieren quedarse en España; otros, en cambio, no se imaginan las vacaciones sin salir al extranjero. Ya desde muy niña descubrí que el viaje era la mejor forma de aprender. Ese verano me atreví a cruzar el charco. Me gustaría describir que fue el mejor viaje que hice, ya que me quedó grabado tanto en memoria como en mi corazón. Cuando llegue e Ecuador me quedé un poco decepcionada. los paisajes no eran especialmente llamativos, me entraron las ganas de coger el primer avión y volver a España. Sin embargo, tanto la tierra ecuatoriana como el valor y el cariño de mi familia de allí me fueron conquistando poco a poco. No obstante, el primer día de mi estancia lo pasé bastante mal. El cambio de horario fue muy brusco y necesité unos días para adaptarme a ello. Además, me sentía extraña estando tan lejos de casa, dependiendo casi siempre de los demás. Desde un principio puedo decir que dicho viaje mereció la pena. El primer sitio que visité allí fue una inmensa laguna de aguas azufradas llemada Cuichocha. Me quedé impresionada porque tenía un volcán en medio, nunca antes había visto algo así. la verdad es que me sorprendió cómo es el verano allí. las temperaturas no alcanzaban los 30º, por eso fue muy agradable para mí poder disfrutar de un clima primaveral. Visitamos y conocí paisajes preciosos de la costa, las aguas del Océano Pacífico, la sierra, sus pueblos y costumbres; pero, lo más importante, disfruté de momentos inolvidables con mis familiares. he de decir que fue un viaje con el que nunca había soñado. hasta me atrevo a decir que fue la mayor aventura de mi vida. /

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Colegio Seis de Didiembre

La realidad en nuestro planeta DAVID COELLO MENDOZA 6° Primaria

Desde hace miles de años, el ser humano se ha autoproclamado el dueño absoluto de nuestro planeta, es un título que él mismo se ha aportado, sin pensar en el resto de seres vivos. La mayoría de las personas actúan por su propio interés, sin ser conscientes de que nosotros no somos los únicos que tenemos derecho en este planeta; necesitamos agua limpia y pura para beber, para respirar necesitamos oxígeno, alimentos para ingerir y nos pensamos que todo eso nunca se acaba. Nuestro planeta nos da todo lo que necesitamos y nosotros, poco a poco, lo destruimos. Hoy conducimos coches que contaminan, hacemos construcciones que destruyen la naturaleza o parte de ella: bosques, arroyos… Mi sueño es que cuidemos más el planeta que el dinero y los lujos. /

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Colegio

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David, el niño valiente adrián serrano gallardo 3° Primaria

David es un niño de 16 años que vive en un pueblo de África. No había trabajo y la gente se moría a causa del hambre y del agua. En su pueblo no había colegio y él tenía muchas ganas de aprender. Se fue a la ciudad andando por la noche para aprender en una biblioteca a leer. Como los libros eran en inglés no los entendía, pero con el dibujo sabía lo que quería decir el libro. La chica de la biblioteca le enseñó a hablar inglés y en un año ya lo hablaba. Un día, en la biblioteca, vio un libro y el dibujo era muy raro. Se lo preguntó a la chica y se lo explicó. Era el molino más guay del mundo. Fue a otra ciudad y vio el que quería. Recogía por las calles hierro y metal y los metió en un carro de madera para volver a su pueblo. hizo el molino y daba mucha comida, agua y mucho dinero. Salvó a su pueblo y como se volvió rico le daba dinero a la gente para la ropa. Consiguió trabajar en una empresa de la ciudad y volvió algunas veces al pueblo para ver a sus amigos y a la familia.

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Colegio Severo Ochoa

La vida de Enrique MARÍA PÉREZ TORRES 3° Primaria

Érase una vez un niño que se llamaba Enrique. Él era un niño muy chulo y pedía todo lo que veía. Su familia era rica y Enric no sabía hacer nada, sólo pedir cosas; no sabía ni amar. Enric tenía una habitación enorme y la tenía llena de juguetes. Un día fue a clase y estuvieron hablando de cómo vivían los pobres. Cuando salió de clase, Enric decidió ayudar a los pobres. Cuando llegó a casa la preguntó a su madre que cómo podía ayudar a los demás, y su madre le dijo que si quería ayudar a los demás tenía que portarse bien, no pidiendo más cosas, ayudando a otros niños, no siendo egoista y dar dinero y jugueres que no uses a los demás. Enrique, desde aquel día estuvo dando cada semana 2 euros y un juguete suyo. Y entonces Enric, desde aquel día, se siente mucho mejor. /

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XII Certamen Literario Escolar

Dreams Land andrea meier cordón 4° Primaria

Érase una vez una niña llamada Andrea. Un día soñó que estaba en una ciudad fantástica. Al día siguiente Andrea se fue al colegio, como siempre. En medio de cada clase decía: -¡Ojalá que pudiera ir a esa ciudad! En el recreo, Andrea fue con su mejor amiga Ana. Andrea entró al baño sola y allí la absorbió una puerta mágica que la condujo hacia la ciudad “Dreams Land”. Aquella ciudad era su sueño hecho realidad. Tenía un parque de atracciones, un bosque encantado y muchas cosas más, pero a Andrea lo que más la gustaba eran los jardines, ¡eran preciosos! Iba al servicio todos los recreos, para poder ir a “Dreams Land”, pero un día la puerta mágica no estaba y eso era porque alguien la estaba usando y ¿quién la estaría utilizando? Andrea preguntó a Ana al día siguiente: -¿Ana ayer fuiste al baño? Ana, dudando: –No, yo no, ¿por qué? -Nada, nada…, le contestó Andrea. -Vale, sí. -¿V viste una puerta? -Puede… -iComo que puede! -iSí, la vi, y…? -¿Pasaste por ella?, replicó Andrea gritando. -iPues claro!

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-i¿V viste todo?! -iSí, sí ,sí a todo sííí!.. iera una maravilla! -Lo sé, yo también me quedé encantada la primera vez que fui, por eso te he dejado sola todos estos días en el patio… -iY yo pensando que estabas con gastroenteritis!... (y rieron juntas). Andrea y Ana se pidieron mutuamente disculpas por no contarse su secreto, ya que siendo amigas, lo tendrían que compartir. Ana guardó el secreto y cada una de ellas se divirtió en “Dreams Land”. /

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El hombre atrapado rubén rodríguez pEñalva 4° Primaria

Érase una vez en un recito de ayuda social, un hombre llamado José, que trabajaba desde las 8.00 h. a las 16.00 h. José era alto, trabajador, amable e inteligente. Un día, a la hora de salir, José se fue al baño a soltar sus cataratas, mientras exclamaba: –¡Ay, qué a gusto me he quedado! A continuación, José se dirigió a la puerta, pero cuando intentó salir no pudo. José estaba atrapado en el baño. Asustado gritó: –¡Socorro, socorrooooo…, que alguien me saque de aquí! En menos de cinco minutos se reunió todo el personal del Centro. A los compañeros de José se les ocurrieron varias ideas. A María… –Y… si abrimos la puerta con un clip. ¡Dejadme a mi, que soy una experta– ¡cic, zac, zic, crak…! el clip se rompió –¡Ohh… qué pena!– dicjo mario, mientras se retiraba de la puerta del baño muy tirste. –¡Lo haré yo!– gritó carlos de la Cana. –De una patada la derrumbaré–. ¡Pum, pam!… y nada, José seguía atrapado, mientras a Carlos de la Cana se le rompió el pantalón; lo peor era que no llevaba calzoncillos. Todas las personas pfresentes se desternillaban de la risa, pero Carlos se puso colorado como un tomate, mientras decía: –¡Ups! ¡me voy a cambiar! Los compañeros de José se emocionaban cada vez más; todos querían poner sus ideas en práctica: –¡Arrancamos el marco de la puerta!–; –¡Cogemos una grapadora y hacemos un agujero en la pared!…

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Al director del recinto, cuyo nombre era Rubén se le ocurrió llamar al cuerpo de bomberos. Y los chicos gritaron: –¡Se nota, se siente, el cuerpo está presente!, ¡esos bomberos cómo molan, se merecen una ola... oooooohhh! Cuando los bomberos llegaron los chicos dejaron de cantar, porque esos comberos eran gorditos y bajitos. Estos pensaban ¿Dónde están los bomberos de los calendarios…? Mientras los bomberos decían: –¡Nosotros nos encargamos! Y con cuatro golpes echaron la puerta abajo, saliendo entre polvo y aplausos José. José tenía tanta hambre que agotó todos los cacahuetes de la máquina expendedora. Y esto es una historia divertida que ocurrió de verdad, por increible que parezca, pero un poco exagerada. /

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Jepri y el reloj del tiempo daniel garcía lópez 6° Primaria

Una tarde, hacia el anochecer, estaban dos amigos, Arturo y Sergio, jugando en el parque, cuando de repente les llamó la atención un reloj de arena. La madera estaba tallada con unos signos extraños, parecidos a los jeroglíficos. Decidieron llevárselo para que lo vieran sus padres, al pasar al lado del obelisco, la arena del reloj empezó a girar y girar, cada vez con más fuerza, los chicos se empezaron a asustar, pero para cuando quisieron soltar el reloj ya era tarde… El reloj se partió en dos mitades y la arena les envolvió empujándoles al centro del torbellino. Cuando se despertaron estaban en un desierto, con la mitad del reloj. Hacía mucho calor, a lo lejos vieron agua, según se acercaron vieron que era un río, en él había un barco de juncos que se dirigía hacia ellos. Arturo y Sergio preguntaron a los hombres del barco, que eran sacerdotes, dónde se encontraban, éstos les contestaron que estaban en el antiguo Egipto, los sacerdores, a su vez, preguntaron a los chicos cómo habían conseguido la midad del reloj de Jepri, dios del tiempo. Los chicos les contaron todo lo sucedido, entonces los sacerdotes les revelaron el secreto para volver a su época, deberían ir al templo de Karmak, y allí encontrarían la otra mitad del reloj para poder unirlos y tendrían que hacerlo antes del ocaso. Los chicos se dirigieron hacia el templo, según les habían indicado los sacerdotes. ¡El tiempo corría en su contra! Arturo y Sergio se encontraron ante las puertas del templo. Era enorme, como grandes estatuas y columnas, atravesaron un largo pasillo, se encontraron con una puerta en la que había una inscripción que decía: “La puerta se abrirá cuando el Dios del Tiempo se coloque en su lugar”. Después de pensar un rato, recordaron que el símbolo del Dios del Tiempo era un escarabajo y lo encajaron en la puerta; en ese momento, el suelo empezó a temblar y se abrió la puerta, allí estaba la otra mitad del reloj, encima de un gran pedestal. Los chicos

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fueron corriendo y unieron las dos mitades, surgiendo ante ellos un gran remolino de arena, como la vez anterior, solo que esta vez al despertarse se encontraban en el banco del parque y sin rastro del reloj. /

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Garfunkel, el duende detective NATALIA VAQUERO RUBIO 6° Primaria

Garfunkel era un duende diminuto y alegre que vivía feliz en una pequeña aldea, sirtuada entre las flores de colores del Bosque Luminoso. Le gustaba jugar con los animales del bosque y descubrir pequeños misterios; por eso los otros duendes siempre le llamaban cuando desaparecían cosas en la aldea: lápices o borradores en el colegio, ricas tartas de las ventanas de sus vecinos… Siempre solucionaba los misterios. Los días transcurrían tranquilos en la aldea, hasta que una mañana, Don Efredón, el aldalde, llegó muy preocupado a casa de Garfunkel para contarle que el sol iba perdiendo su brillo y había desaparecido la lluvia. por eso, los árboles se iban marchitando poco a poco y estaban tristes. Tenía que descubrir qué ocurría. Se puso manos a la obra. Preguntó a los duendes,a las hadas y a los pequeños animales del bosque, buscó alguna pista entre las flores… investigó e investigó, per nada descubrió. Los días pasaban y, sin lluvia, los árboles estaban cada día más mustios. Aunque Garfunkel seguía buscando alguna pista, nada se sabía. ¡Este sí que era un auténtico misterio! El Gran Consejo de la aldea se reunió y Navaruto, el duende más anciano del lugar, sugirió que el único que podría darles alguna pista era el sabio Bendarín, que vivía en la montaña de las Águilas Doradas. El único problema era que el viaje era largoi y peligroso. A pesar de ello y de que el sabio Bendarín tenía fama del mal genio y de no gustarle las visitas, el pequeño duende detective se ofreció voluntario para ir. Preparó una mochila con un poco de comida y su sombrero amarillo de la suerte y se puso en camino a la mañana siguiente muy temprano, acompañado por Natpa, su gran amigo de aventuras, un pequeño hámster travieso y algo despistado. Después de un largo viaje, los dos amigos llegaron a la ladera de la Montaña de las Águilas Doradas. Era muy alta y escarpada, y no sabían cómo subir, pues no había ningún camino. Sin desanimarse, pidieron ayuda a un águila dorada que volaba por los alrededores y ésta los subió a la alta cima. Allí encontraron al sabio Bendarín, un anciano duende de larga barba blanca y pocos dientes.

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Garfunkel le contó el motivo de su viaje. El sabio, tras consultar su bovla mágica de mil colores y su gran libro de hechizos, les dio la solución. La ausencia de lluvia se debía a un conjuro que los envidiosos trolls del Bosque Tenebroso habían realizado para qye desaparecieran los frondosos árboles de la aldea de los duendes. Para romper el hechico, debían viajar hasta el Mar Infinito, recoger tres caracolas moradas y lanzarlas a un estanque cenagoso del Bosque Tenebroso de los Trolls en una noche de luna llena, pronunciando unas palabras mágicas: “Abracadabra, que se acabe el conjuro Tichí-Tichá, el conjuro acabará”. Cuando pisaran de nuevo su aldea, regresaría la alegría al Bosque Luminoso. Tras despedirse del sabio Bendarín y darle las gracias,m emprendieron el viaje de regreso, aunque esta vez fue más corto, pues el águila dorada les llevó a su destino. Al llegar al Mar Infinito, de aguas azules y limpias, el águila les bajó y recogieron en la playa las tres caracolas moradas. Después, continuaron su camino y llegaron al Bosque tenebroso. Allí se despidieron del águila. Afortunadamente, no tuvieron que esperar, pues esa noche había luna llena y, aunque tenían miedo, los dos amigos se adentraron en el sombrío bosque. Tras andar largo rato, oyeron un fuerte ruido y descubrieron a dos enormes y feos trolls, de grandes varices y brazos largos y peludos, que cortaban leña. Garfunkel y Natpa, escondiéndose entre los pocos arbustos que encontraron, se alejaron de allí y continuaron su camino. Poco después, llegaron al estanque cenagoso y lanzaron las caracolas al fondo, pronunciando las palabras mágicas que les había dicho el sabio Bendarín. Al terminar, sin mirar atrás, corrieron lo más rápido que pudieron hacia su casa. Dos semanas después de su partida llegaron a su aldea y fueron recibidos por sus alegres vecinos, pues esa mañana había regresado la lluvia, el sol tenía su brillo y los árboles habían empezado a ponerse verdes y alegres de nuevo. Garfunkel y Natpa contaron sus aventuras y cómo el sabio Bendarín les había ayudado. La noticia de sus azañas llegó rápidamente a todas las aldeas del Bosque Luminoso y, unos días después, apareció Forfindul, un duende primo de Garfunkel que vivía en una aldea lejana. Contó que en su bosque habían desaparecido misteriosamente los pájaros y no sabían qué hacer. Por eso, el alcalde le había enviado a buscar al duende detective. Garfunkel cogió su mochila, su sombrero amarillo y, junto a Forfindul y al pequeño hámster, se puso enseguida en camino. Pero eso… es otra historia. /

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El parque encantado MARCOS TIZÓN narváez 3° Primaria

Todo empezó una oscura noche de Halloween. Un niño fue a un parque, todas las personas decían que estaba encantado, pero él no se lo creía y decidió pasar la noche en el parque. Cuando toda la gente se fue a dormir, las vallas del parque se cerraron con un chirrido escalofriante. El niño se quiso ir de aquel lugar pero era demasiado tarde. Intentó escalar las vallas pero algo se lo impedía… escuchó un sonido en el interior del castillo de madera y decidió ir a investigar. Entró en la muralla donde distinguió numerosas sombras; de repente un listón de madera se soltó del torreón y entonces entendió que estaba embrujado. Media hora después, cuando estaba escondido en la esquina del parque escuchó unos pasos que se acercaban rápidamente hacia él y empezaron a pasar cosas extrañas: los columpios chirriaban, la fuente dejó de funcionar, los focos parpadeaban… Los pasos se acercaban con un crujido espantoso; de repente sintió como si una mano le tocase, se dio la vuelta y vio una figura, entonces despertó, pues estaba durmiendo junto a su madre. Había tenido una pesadilla y, desde entonces, no volvió al parque los días de Halloween.

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Un intercambio en clase raúl lópez lópez 4° Primaria

El verano pasado se hizo un intercambio en el colegio. Consisitía en que, primero vendrían niños de Inglaterra aquí para aprender5 español, y luego iríamos nosotros allçi para aprender inglés. Estábamos todos muy contentos. El niño que vino a nuestra clase se llamaba Tom, no hablaba muy bien el español, y era muy tímido. El primer día todos hablábamos a escondidas y cuchicheábamos; él se adaptó muy bien a las clases, pero por las caras que ponía creemos que no entendía nada. Cuando salimos al recreo nos tocaba pista, así que nos pusimos a jugar al fútbol y nos preguntó que si podía jugar. Todos contestamos que sí y cuando le vimos cómo jugaba nos dimos cuenta de que era un niño como nosotros y que por el juego o el fútbol somo todos iguales, aunque no hablemos el mismo idioma. /

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El viaje de las hormigas LUCÍA SÁNCHEZ PRIETO 5° Primaria

En un enorme tronco de árbol había un hormiguero donde vivían dos colonias de hormigas. En la colonia de la parte de abajo del hormiguero su reina se llamaba Úrsula. La reina de la parte de arriba del hormiguero se llamaba Cleopatra. Las dos reinas eran amigas y se llevaban muy bien. En el verano el alimento era más o menos abundante, pues los frutos salían en esa época. Las hormigas recogieron todos los frutos y los almacenaron cerca del hormiguero. Al final del otoño llegaron unas hormigas voladoras guerreras que eran muy malvadas y se llevaron casi todos los frutos almacenados. Cleopatra y Úrsula reunieron a la colonia y decidieron partir a la ciudad en busca del alimento para el invierno. A la ciudad fueron las dos reinas, dos hormigas obreras y dos hormigas soldado. Para el camino llevaban: Dos granos de trigo, dos semillas de flores y dos pipas en una mochila. La ciudad estaba a unos 5 kilómetros, por lo que salieron de la colonia al salir el sol y emprendieron el viaje. Caminaron durante todo el día y pasaron la noche en un campo lleno de flores. Al día siguiente se encontraron con una mariposa de gran tamaño y belleza, las hormigas corrieron a esconderse detrás de las flores, pensando que la mariposa se las iba a comer y la mariposa les dijo: –¡Buenos días! ¡De dónde venís! Contestó Cleopatra: –De un lugar lejano en el que no queda alimento y vamos a la ciudad a buscarlo. Dijo la mariposa: –Yo os ayudaré a llegar a la ciudad, os llevaré a un sitio precioso donde encontraréis mucha comida. –¡Vale!– dijo Úrsula después de haberlo pensado con sus compañeras.

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La mariposa subió a las seis hormigas a su lomo y se echó a volar. Volaron durante todo el día, y al caer la noche divisaron desde arriba las luces de una gran ciudad en la que se veía un cartel que ponía Torrejón de Ardoz. La mariposa los dejó en un parque muy grande que se llamaba “Parque Europa! y allí pasaron la noche. A la mañana siguiente cuando despertaron, las hormigas se quedaron impresionadas de los monumentos tan bonitos que había en ese parque: la cascada del agua, las aves y la gran cantidad de comida que había en el suelo, ya que estba lleno de niños y niñas comiendo en unos merenderos. Cleopatra y Úrsula hablaron con la mariposa para que esta convenciera a sus amigas y les ayudaran a volver al hormiguero, para traerse a toda la colonia de hormigas y crear allí su nuevo hormiguero en un árbol cerca del merendero del Parque Europa de Torrejón de Ardoz. /

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El reloj mágico ELENA POCO VILLA 6° Primaria

El señor Jefferson era un hombre elegante: le gustaba llevar sombrero y traje y ¡cómo no! Su reloj de bolsillo preferido. Lo llevaba siempre, le tenía mucho agecto. Cuando sonaban las campanadas de la iglesia, siempre comprobaba que su reloj estaba en hora. Un día, andando por la calle, se le enganchó la cadeja del reloj en un arbusto y cayó al suelo. La expresión del señor Jefferson fue de angustia y desesperación. Sus peores temores se convirtieron en realidad. Su querido reloj estaba roto. Inmediatamente se dirigió a la relojería. Su amigo, el artesano relojero, lo dejaría como nuevo. Cuando entró en la relojería, le atendió el hijo del relojero, le dijo que su padre había salido a visitar a un cliente y no sabía cuando volvería. El señor Jefferson le explicó lo que le había pasado y lo importante que era ese reloj para él. No se separaba de él nunca. El chico le dijo que podía dejar allí el reloj y durante la reparación le dejaría otro. El chico buscó un reloj a la altura del distinguido caballero. Lo encontró en un viejo mueble de madera en la trastienda. También le dio un resguardo por su reloj. El señor Jefferson se fue a su casa. Sacó el reloj que le dio el chico de su funda y, de repente, oyó las campanadas de la iglesia. Al ponerlo en hora se dio cuenta de que aquel reloj era mágico: al mover las manecillas hacia atrás retrocedía en el tiempo y, al moverlas hacia delante, le llevaba al futuro. Se quedó pensativo y un poco asustado. Tuvo una idea: podría ir al pasado y recuperar su reloj cuando aún funcionaba. Por la noche retrocedió en el tiempo hasta la noche anterior y mientras se veía a él mismo durmiendo, cogió del cajón de la mesilla de noche su reloj. Después volvió a adelantar el reloj hasta su presente. El señor Jefferson se despertó en su casa. Pensó que todo había sido un sueño. Abrió el cajón de su mesilla y allí estaqba su reloj en perfecto estado. ¿Fue un sueño… o tal vez no? /

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¡Cómo me gusta hacer amigos! javier vendrell camacho 3° Primaria

¡Cómo me gustan las vacaciones! Todos los años voy a mi pueblo y me lo paso muy bien porque tengo muchos amigos y hacemos muchas cosas juntos, pero no siempre fue así. La primera vez que fui no conocía a nadie y pensé ¡qué rollo de pueblo, con lo bien que estaba yo en la ciudad! Todas las tardes salía con mi madre y nos sentábamos en los escalones de la cancha de fútbol a ver a los niños jugar. Una tarde mi madre me dijo que por qué no jugaba con ellos, pero yo no me atreví. A la tarde siguiente volví y otra vez lo mismo, hasta que mi madre me convenció y fui a decirles que si me dejaban jugar. Mereció la pena porque todo salió muy bien y me dijeron que sí. Desde entonces no solo juego con ellos al fútbol, también montamos en bicicleta, jugamos a la peonza, nos encanta volar la cometa… ¡Me encanta ir de vacaciones al pueblo! /

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El mago Bolín Bolabán DANIEL OCAÑA SÁNCHEZ 4° Primaria

Esta es una historia de un mago llamado Bolín Bolabán, pero todos le llamaban Bolín. Bolín, siempre impresionaba a los espectadores con sus trucos magníficos, pero un día a Bolín le salió mal todo el espectáculo, es decir todos los trucos le fallaron. Los niños se burlaron de él y a Bolín no le gustó mucho. Al poco tiempo realizó otro espectáculo y resultó genial, fue magnífico. Bolín sólo quería dar una lección a esos niños. Por eso les hizo un encantamiento y les suplicó que le pidieran perdón, estos así lo hicieron. Bolín se sintió mucho mejor y mira si fue bueno que el mago regaló un juego de magia a cada niño. Ahora Bolín no tenía miedo a que se burlasen de él ni a hacer espectáculos de magIa. /

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Mi perro “Bola” CRISTINA PALOMO ALONSO 5° Primaria

Era un día de Marzo, cuando mi padre trabajaba vió a un perro que le seguía todo el tiempo, tanto le siguió que decidió traerlo a casa tras comprobar que no era de nadie de los alrededores, cuando llegue a mi casa, después de salir del colegio, mi padre me dijo que tenia una sorpresa para mi, yo me emocione, me pidió que me sentase en las escaleras a esperar y de repente apareció con un pequeño perrito en el jardín, tan pequeño era que le podía coger con una sola mano. Tras explicarme mi padre como lo encontró fuimos al veterinario para comprobar que otra persona no lo estuviera buscando, el veterinario revisó que no llevaba microchip y en ese momento decidimos quedárnoslo, le pusimos nuestro microchip y lo vacunamos para que no cogiese enfermedades. Era un perrito despistado, simpático y adorable, teníamos que ponerle un nombre y se nos ocurrían muchos, mi hermano y yo estábamos discutiendo por cual era el más adecuado y no llegábamos a ningún acuerdo, por lo que nos pusimos a jugar a la petanca, el perrito se cruzó entre las bolas y por más que le llamábamos no nos hacia caso, entonces se me ocurrió que le podríamos llamar “BOLA” por eso de que solo “iba a su bola” sin hacer caso de nada ni de nadie. De esto han pasado cinco años y aunque el perro no ha crecido más de cinco milímetros y sigue sin hacer caso a nadie, se ha convertido en un miembro más de la familia y en mi mejor amigo. Todos los días, cuando me voy al colegio me despide con caricias y saltos, y cuando vuelvo es el primero en saludarme, siempre quiere jugar conmigo. De vez en cuando, se va de casa para recuperar su libertad, pero al rato vuelve, creo que esta contento y agradecido de la vida que esta llevando y yo estoy contenta y agradecida de que forme parte de mi vida. /

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Las cuatro estaciones PAULA MIRÓN 5° Primaria

Hace miles de años, en la época en la que los dinosaurios aún no habitaban en la Tierra, Akun, dios de la luz, y Margona, diosa de la noche eran muy felices con su familia, pero algo iba mal. Ellos dos tenían que tomar una dificil decisión, elegir a uno de sus cuatro hijos para ver quién gobernaba el mundo. Tuvieron que mirar cuales eran sus cualidades. Samuel, el primogénito, nació el 21 de junio. Era muy divertido y le gustaba mucho salir de fiesta, sobre todo por las noches. Era radiante, donde estaba se iluminaba todo a su alrededor. Cuando se encontraba agobiado le gustaba bañarse en el mar. Era muy goloso, no podía resistirse a comer helados. Los que más le gustaban eran los de chocolate. Sus amigos se quejaban de que era muy pegajoso. También tenía que ducharse todos los días porque si no su olor resultaba muy molesto. Otto, el segundo, nació el 21 de septiembre. A veces tenía ataques de furia, también era desordenado, melancólico y le gustaban las castañas, iah! y también en los momentos melancólicos era cuando se inspiraba para dibujar. Wolfe, el tercero, nació el 21 de diciembre. Tenía muy mal carácter pero era divertido y muy limpio, no le gustaba mancharse de ningún tipo de color. A Patricia, la cuarta y última, le gustaba mucho ir vestida con distintos colores vivos, era bonita, alegre, sonriente y simpática. Pero cuándo se acercaba a algunas per-

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sonas podía provocarles irritación, hinchazón, etc. Sus padres tan cansados de fijarse en las cualidades de sus hijos, se dieron cuenta de que todos tenían algo bueno y algo malo. Después de pensarlo, decidieron que los cuatro tenían que gobernar en el mundo de los humanos. Para ello reunieron a todos los dioses importantes y les comunIcaron: -Hemos decidido que van a gobernar nuestros cuatro hijos, cada tres meses reinará uno. Uno de los dioses no estuvo de acuerdo con la idea porque él creía que solo uno podría gobernar. Pero el rey argumentó: «Eso no es posible puesto que si gobernara Samuel todo el mundo necesitaría estar en contacto con el agua del calor que tendrían. Si gobernara Otto a todo el mundo le entrarían ataques de furia. Si gobernara Wolfe la gente pasaría mucho frio. Si gobernara Patricia a mucha gente le llorarían los ojos y se pasarían el día estornudando. -¡Pues que no gobierne ninguno!- dijo uno de los dioses –Yo tengo un hijo que podría gobernar perfectamente. Se hizo una votación. Ganaron Samuel, Otto, Wolfe y Patricia. Todos emocionados provocaron un gran trueno para avisar de que las cuatro estaciones iban a llegar. /

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Un viaje a la fantasía NOEMÍ SAN MARTÍN 4° Primaria

Había una vez una niña que quería ser escritora, pero por más que lo intentaba, en algún cuento que hacía, siempre tenía que hacer faltas de ortografía. Su profesora siempre que leía sus cuentos le decía: –Tienes que poner más atención a las faltas de tu cuento, si no, nunca podrás ser escritora–. La niña ese día ya estaba harta de la ortografía, así que fue a escribir un cuento, pero esta vez se fijó mucho más en sus faltas. Al día siguiente se lo dio a la profesora para que lo corrigiese y le dijo: –¡Has mejorado mucho! ¡Me ha encantado!–. La niña se puso muy contenta y lo celebró yendo a la biblioteca. La niña estaba tan cansada que se durmió en un profundo sueño. Ella soñó que se despertó en un casa, era diferente, ya que estaba hecha de mazapán y sus padres eran hadas que le concedían cualquier deseo. Cuando salió a la calle vio que los árboles eran de piruleta y que del cielo caía algodón de zúcar, en ese momento vio una luz en el bosque y vio a los pitufos que la llevaron a un castillo. Las hadas de aquel palacio le hicieron el vestido más bonito del mundo entero. La niña no quería despertarse de su profundo sueño, pero escuchó una vocecita en el bosque y fue a ver de qué se trataba. En ese bosque vio una luz al fondo, fue corriendo a ver qué era. La niña se despertó y se encontró en la sala de la biblioteca. A ella le hubiera gustado seguir emocionada y al día siguiente se lo enseñó a su profesora. –¡Es magnífico!– A parte de que no tenía ninguna falta y así fue como se creó “un viaje a la fantasía”. /

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Un amigo muy especial ainhoa gallego alguacil 5° Primaria

Era un sábado de primavera. Los campos estaban cuajados de flores. Los pajarillos comenzaban a nacer y los más adelantados empezaban sus clases de vuelo, vigilados por sus papis. Ese sábado Lucas y sus amigos daban un paseo por el parque. De pronto, Lucas salió corriendo, se agachó y cogió algo entre sus manos. Después, hizo señas a sus amigos para que se acercaran y vieran lo que había cogido. Todos pusieron una cara de asombro y de ternura a la vez: Lucas había cogido un pajarillo. Los niños empezaron a alborotarse porque todos querían tocarle y cogerle. Nuria, que era la hermana pequeña de Lucas, pegó un grito para que todos se tranquilizaran y dejaran al pajarillo. Nuria era una niña que amaba a los animales y se estaba sintiendo muy mal porque veía que el pajarillo estaba asustado y no dejaba de piar. A Nuria le gustaban todos los animales pero, sobre todo, sentía un cariño especial por los pájaros. Enseguida la niña se dio cuenta de que era una cría de periquito de color azul. Explicó a Lucas y a sus amigos que probablemente el periquito se había caído del nido y que debían dejarle en una rama para que su mamá lo pudiera encontrar. Los amigos de Lucas no hicieron mucho caso a las palabas de Nuria. No les gustaba que

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una niña de nueve años les diera órdenes. Entonces empezaron a jugar con Junior, que fue el nombre que pusieron al periquito. El poble animal no dejaba de piar e intentaba huir, pero sus cortas alas no le dejaban volar. Al final ocurrió lo que Nuria se temía: Junior se hizo daño en una patita al intentar huir y chocar contra el suelo. Todos los niños se sintieron muy mal. Nuria, que era la más pequeña, pero la más inteligente, recogió al pajarillo y se lo llevó a la tienda de mascotas cercana a su casa. Allí la conocían y le dijeron que no se preocupara, porque era una herida leve y en pocos días Junior podría regresar al parque. A la semana siguiente, Nuria, Lucas y sus amigos, fueron a la tienda para recoger a Junior y llevarle al parque. Al acercarse al lugar donde le habían encontrado, les llamó la atención el piar de otro periquito. Nuria sospechó enseguida que se trataba de la mamá de Junior y puso al pajarillo en una rama cercana a ella. Enseguida fue en su busca y se lo llevó a su nido. En ese momento Lucas y sus amigos comprendieron que debemos cuidar y respetar a los animales. /

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Determinación daniel de la torre morales 6° Primaria

Anabeth se despertó al oír el despertador y empezó a estirarse perezosamente. Intentó agarrar la manta, pero no la encontró. Abrió los ojos y se dio cuenta de que debía darse prisa si quería llegar puntual al cole. Se enderezó y se puso el uniforme rápidamente. Desayunó unos cereales que parecían ladrillos y un vaso de leche, cogió la mochila y salió. Ese día parecía que se había levantado con el pie izquierdo. Empezó a llover y cuando llegó al colegio estaba calada hasta los huesos. Entró en clase y sacó su libro. Las demás chicas estaban hablando y los chicos haciendo el tonto por la clase. Sus compañeros se solían burlar de ella por leer tanto. La profesora entró y todos se sentaron. Repartió dos hojas en blanco y les dijo que tenían que escribir una historia. ¡Genial! Ella quería ser escritora desde los seis años y ya tenía diez años. Ella comenzó a escribir mientras los demás protestaban y se devanaban los sesos para buscar un tema sobre el que escribir. En cambio, a Anabeth le sobraban temas. Terminó antes que nadie y entregó su redacción a la profesora. Todos la miraron como hacían siempre. Ella sabía que en el fondo la consideraban “rara” por su afición a la lectura. Incluso frecuentemente le preguntaban qué estaba leyendo y se burlaban de ella.

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Anabeth preguntó a la profesora si podía ir a beber agua, y ésta le dio permiso. Se levantó y salió mientras veintisiete miradas le taladraban la espalda y comenzaban a cuchichear. Mientras se dirigía al baño se sentía triste, diferente, a ella le gustaba muchísimo la lectura, no imaginaba un mundo sin libros. Para ella la lectura era un medio de vivir aventuras y de hacer cosas extraordinarias que sólo podían suceder en los libros. Después de beber se miró en el espejo y suspiró; seguramente en el recreo sus compañeros volverían a hacer comentarios, como siempre, pero era algo a lo que estaba acostumbrada. Sabía que muy poca gente comprendía su afición a la lectura y a escribir, pero ella estaba decidida a ser escritora, y nada la detendría. Contaba con la fuerza y el coraje necesarios e iba a luchar para conseguirlo. /

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Sin título daniel lainez morón 1° ESO

Hace unos años un grupo de niños amigos y amigas salieron de excursión, iban en bici, un sábado de otoño salieron de su pueblo, esa sería la última vez que les verían… Cuando salieron, comprobaron que lo tenían todo: comida, unas linternas, abrigo y poco más. Cuando estuvieron todos salieron sin dirección alguna, solo iban a pasar el rato no iba con ninguna ruta predeterminada. El grupo estaba formado por cuatro chicos y chicas, Iván y Nuria, de 12 años, Jorge de 13 y María de 14 años, amigos desde pequeños, pues eran vecinos del mismo pueblo y solían hacer excursiones como esta, unas veces andando y otras en bicicleta, unas por montaña (ya que vivían en un pueblo a las afueras) y otras por caminos, pero siempre sin destino ni ruta. Esta vez iban a tomar un camino que iba hacia el norte, nunca antes habían ido por ese camino así que decidieron probarlo. Cuando iban avanzando se introdujeron en un pueblo aparentemente abandonado y decidieron dormir ahí. Al día siguiente se dieron cuenta de que faltaba María, así que se pusieron a buscar por el pueblo a su amiga, pero no dieron con ella. Decidieron llamar a la policía, pero no había cobertura… Después de varios intentos, desde varios sitios diferentes, se dieron por vencidos y decidieron comer algo y seguir buscando después. Se pusieron a buscar en los alrededores del pueblo, era una zona de bosque con varios claros y riachuelos pero no encontraron nada y se les hizo de noche. Cuando encontraron un sitio para dormir en un claro, instalaron los sacos de dormir y decidieron hacer una hoguera. Para ello Jorge fue a buscar ramas secas. Al cabo de media hora oyeron un alarido y fueron corriendo al lugar del que procedía, pero no había nadie… ya solo quedaban dos así que decidieron volver a casa a un sitio seguro e intentaron salir del bosque pero no recordaban cómo salir y se sentían observados… Echaron a correr al ver que algo les perseguía pero no pudieron escapar… se les echó encima. Nunca más se supo de ellos, pues ni se sabe dónde fueron ni cuánto duraron, pero nadie cree que haya sobrevivido ninguno de ellos… EI misterio de qué fue de los cuatro amigos aún permanece en la memoria de todos los habitantes del pueblo.

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La vida ángela caballero bravo 2° ESO

¿Alguna vez hemos pensado en cómo moriremos?, esa especie de sensación que crees que está tan lejos pero en cualquier momento podrá llegar a tu cuerpo. ¿Y la felicidad?, ¿algún ser humano ha encontrado, de verdad, la felicidad? Creo que eso es imposible, seguro que personas que lean esto no estarán de acuerdo conmigo, pero es la pura vedad. Aunque en algún momento estés tan agusto, que piensas que nada podría mejorarse, es todo mentira, siempre habrá algo que te importune, aunque no lo creas. Yo soy Julia Gómez y ésta es mi teoría. Creo que muchas personas creen que el amor influye mucho en la felicidad, y yo soy una de ellas. Creo que el amor es lo más importante en la felicidad, el cariño que te puedan desprender las personas te puede hacer muy feliz, tanto que podrás estar totalmente ciego de lo que pueda estar pasando a tu alrededor.

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Pero también existe el amor de la familia, aunque creo que no hace falta que una persona esté siempre ahí todo el tiempo para saber que le quieres, solo hace falta fijarse en pequeños matices del día a día que te ayuden a darte cuenta de que esa persona te quiere y daría todo por ti. Tan triste es, que esa felicidad puede esfumarse en un momento. Todo puede cambiar en tu vida, un accidente, una infidelidad, una muerte, en un par de segundos puedes pasar de un gran sentimiento de felicidad, a darte cuenta de que ya no tienes nada que hacer en la vida. Claro que esto solo lo piensas unos instantes, pero esa frialdad, y soledad te dejarán marcado para siempre. Tarde o temprano te recuperarás y saldrás adelante, ya que hay personas que te apoyarán mucho, en esos momentos difíciles, pero siempre sentirás un pequeño vacío, que algunos piensan que es insignificante, pero para ti es más que un sentimiento, y será más que una persona en tu vida. ¿Habrá una zona intermedia entre la felicidad y la soledad? Creo que este es el lugar en el que vivimos la mayoría de las personas. Pocas veces llegaremos a ser muy felices, pero tampoco viviremos siempre en la soledad. Personas pesimistas que piensan que la soledad será eterna para ellos y que nunca saldrán de ella. Pero, yo aseguro, que en todo túnel oscuro, hay un rayo de luz, que te ilumina el camino, y que al final te lleva a ser feliz. Este relato lo escribo porque hay veces que pensamos que la vida es siempre de color de rosa, pero ésta te enseña que hay momentos que son de color gris, y no puedes hacer nada hasta que te sientas capaz de levantar la cabeza y pensar que algún día fuiste feliz, y que al fin conseguirás volver a ese sentimiento, si te lo propones, porque pocas cosas duran para siempre, y si duran, deben ser alegres. /

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Sin título sonia escalante sánchez 3° ESO

1 de Septiembre de 1939, Vacío a mis pies, frío en mis huesos, congelada la esperanza que se escurre entre mis dedos. Ya no puedo ver tu sonrisa, se esfuma a lo lejos, y si miro mi reflejo no reconozco el hombre que fui, el que mató por tus besos. Eras mis sueños de primavera, de los ríos la ribera. Eras el fuego de mis veranos, mi latido más cercano, el que yo más amo. Eras mis suspiros de otoño, los que las hojas se llevaban, los que crecían como retoños. Eras un latido de invierno, sumido en un silencio eterno. Ya no se oyen canciones, ya no sopla el viento, cubre un manto el firmamento, y cual triste sentimiento, llora amargo por dentro, amargo de amor, amargo sufrimiento. los colores se apagaron, se fueron porque tú ya no estás, todo se ha vuelto blanco y negro, todo se quiebra por dentro, roto, sin cimientos porque tú lo eras todo, y ya no queda nada, dime si algún día volverás. Quiero sentir la brisa al mecernos, mis ojos reflejando los tuyos, aullar a la luna tu nombre, dibujar tu sonrisa en la arena. Quiero que la corriente nos lleve lejos, al fin del mundo, quiero sentir de ti lo más profundo, disfrutar de cada segundo, hasta quedar ebrio, moribundo por quererte, a tu lado por y para siempre. Lo único que me queda en esta vida es el recuerdo de la tuya, la memoria se pierde y con ella llega la muerte, el olvido más cercano. Yo, de tu corazón ciudadano, carámbano de hielo, no miento si digo que tú eres lo único que anhelo, y en esta guerra fría

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que acaba de comenzar espero perder el alma, perderla y volar hacia el cielo, reunirme con las nubes, los pájaros y con la miel de tu pelo, reírme por nada, por toda felicidad llorar, por tenerte entre mis brazos y por haberte querido amar. Vuelve, por favor vuelve conmigo, yo no quiero seguir soñando en vida por querer estar contigo. Amémonos a oscuras, a solas, pero siempre unidos. Escalofríos recorriendo nuestra piel, un te quiero escondido bajo el beso de nuestros labios, si quisiste saber cuánto te quiero solo tenías que contar las estrellas que brillan en el cielo. La más bonita de todas se apagó ante tu esplendor, y yo ahora sin tu luz me retuerzo de dolor. Ante el fragor de la batalla y creyéndome ya muerto pude oír con desconcierto el sonido de tu voz, mas solo era un pájaro que desamparado huía, y qué avaro era por haberte robado tu canción. Cerré los ojos lentamente, inspirando profundamente y decidido a encontrarme contigo, porque aunque sé que la vida es corta se me hace larga sin tu amor. Hoy 1 de septiembre he querido perder mi vida, perderla por ti y por tu recuerdo, pero al ver tantas almas perdidas he decidido hacer acopio de valor. Resistir ahora es mi lema, luchar por lo que creo, vengar la muerte apostando por la vida y ahora afrento esta guerra con el ánimo de sobrevivir y poder disfrutar de todo lo que juntos soñamos, porque lo soñamos para hacerlo cumplir. La lluvia moja ahora mi cuerpo, las lágrimas de tu memoria corren mezclándose en mi cara y en esta carta te escribo todo por lo que mi alma pasa. La soltaré para que te la llevé el viento y algún día puedas saber todo lo que siento, sé que te llegará, porque tú eres mi destino y ni la muerte podrá separarnos, porque luchando te recordaré siempre y por eso viviré, por el calor de tu sonrisa y por la esperanza que albergabas aún esperando la muerte. Abrazando la vida me despido de ti, un adiós que espero sea un hasta pronto, y que siempre te acuerdes de que si viví, fue por ti. /

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Sin título JAIME SEVILLA MOLINA 4° ESO

Decenas de muñecas se apilaban en las estanterías de aquella oscura sala. Todas esperaban pacientemente sentadas, sus vestidos de encaje manchados de polvo. Sus ojos inertes brillaban débilmente bajo los rayos de luna que se filtraban por la ventanilla. Y en medio de toda la quietud, una niña de negros cabellos atusaba a una de las muñecas, sus ojos velados por la oscuridad. Su mano blanca acariciaba la fina porcelana de la muñeca con suavidad y ternura. Agradeciendo los cuidados, la muñeca le sonreía, y ella sonreía también. Mientras observaba con delicadeza cada detalle de la muñeca, temiendo que ésta se rompiera si la miraba demasiado intensamente. Una vez terminó de peinar la rubia melena de la muñeca, la niña colocó con dulzura los pliegues de su vestido blanco. –Muñequita, qué hermosa eres. Esperas obediente mi llegada y me dices que me quieres. No hablas con los labios, conversas con el corazón. No tienes vida aquí sino en mi imaginación. iY cuán grácilmente posas! Eres la más bella de todas las cosas. La muñeca escuchaba inexpresiva las palabras de su dueña. La niña miraba fijamente su pupila y temblaba. Su propia oscuridad la había consumido, arrastrándola a lo más profundo de su mente. Ya habían pasado horas, pero para ella nociones como el tiempo se habían convertido en sinsentidos que no merecían su atención.

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-Qué envidia, muñequita. Esperando pacientemente mi visita. Nada te sujeta, nada te ata. Sólo te preocupas de la luna y su sonata. Ni siquiera la Muerte te gobierna. Pues tú y sólo tú eres eterna. La niña abrazó a su muñeca. La muñeca le correspondió con un abrazo gélido e inhumano. Un río de lágrimas brotaba ahora tras los párpados de la niña, pero ella fingía no darse cuenta. Una de esas perlas de agua se precipitó contra el rostro de la muñeca. La niña alzó en vilo a la muñeca hasta la altura de su cabeza con una mano mientras le limpiaba con un pañuelo la lágrima recién caída. –Muñequita, no tienes que llorar. Ahora juntas por siempre vamos a estar. Unidas de la mano, al amparo de las tinieblas. Caminando sin miedo entre las brumas y las nieblas. Guiadas por las estrellas, de la noche seremos las doncellas. La niña acomodó a la muñeca en su regazo y la estrechó entre sus brazos con fuerza. Tenía miedo. Miedo a la soledad, miedo a la oscuridad. Miedo al vacío que se cernía sobre ella. Pero se sobreponía a él. Aun conservaba su muñeca favorita. Detrás de la niña, una dama blanca se alzaba impasible. Negro su velo, blanca su cara. La luz de luna parecía esquivar su presencia, de manera que un aura sombría aparecía a su alrededor. La dama Muerte se acercó silenciosamente a la niña. La niña tiritaba de puro terror. La Muerte bajó su mano y acarició el pómulo de la niña. Ella abandonó entonces todo miedo y se le serenaron los latidos, en tanto que la dama frígida se llevaba su aliento con un tierno beso. La dama Muerte contempló por largo rato a la niña durmiente y serena. Hacía mucho que ella ya no sentía nada, pero pensó que de ser aún humana, consideraría la escena cuanto menos bella. El sol comenzó a despertar en el horizonte. La Muerte permaneció en la quietud un momento más antes de desvanecerse en el aire como si nunca hubiera existido. En la habitación, las decenas de muñecas persistían en la misma posición que el día anterior. En medío, una nueva muñeca acunaba en su regazo a otra. /

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El pequeño Suco Itziar Tomé IbáÑEZ 3° Primaria

Érase una vez un precioso perrito llamado Suco. Suco era una cachorrito, pero un día sus padres, sus hermanos y él se fueron a dar un paseo cuando, de repente, un hombre apareció en su furgoneta y, sin decir nada, cogió a Suco y se lo llevó a la perrera. Suco se asustó mucho. Enseguida se dio cuenta de que había un montón de cachorros encerrados como él, en pequeñas jaulitas, sin agua ni comida. Todos comenzaron a ladrar y ladrar, a llorar y llorar y Suco se quedó dormido, agotado. El hombre malvado también se durmió y fue cuando los papás de Suco se acercaron para liberar a su pequeño. Regresaron a casa muy felices, pero, cuando aquel hombre despertó y se dio cuenta de que Suco no estaba, se puso muy furioso y decidió ir a buscarle. Al día siguiente Suco volvía a pasear con su familia por el campo. El hombre les vio y, al ver que Suco tenía una familia, decidió dejarle libre. Decidió también liberar a todos los cachorros que había capturado. Todos se pusieron muy contentos y Suco le dio un enorme lengüetazo a aquel hombre malvado, pero con un gran corazón. /

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La gatita Missi MARÍA CASTILLO APONTE 4° Primaria

Había una vez una gatita llamada Missi, que vivía en el granero de una casa, en donde había otros animales: perros, caballos, vacas, cabras. Missi, era un poco chula y se creía diferente a los demás animales de la granja porque los dueños le dejaban dormir con ellos dentro de la casa. Se creía distinta y se reía de los animales de campo y de otros gatos vagabundos que vivían solos. En la casa había tres niños muy traviesos, maleducados y crueles. Un día uno de los niños de la casa cogió una cuerda y ató a Missipor el cuello, jugó un largo rato hasta que se cansó y luego la lanzó a un profundo agujero. Dos días pasó Missi maullando, tratando de salir del oscuro agujero. Cansada y sin fuerzas, se tiró al suelo y pensó que se iba a morir allí sola. De pronto vio pasar a su lado a un pequeño ratón y Missi le pidió ayuda: –¡Por favor amiguito, ayúdame a salir de aqui, estoy a punto de morir! El ratón le respondió: –¡No puedo creerlo, con lo chula que eres y viviendo en casa con los dueños, le pides ayuda a un humilde ratón de campo! Haciendo un gran esfuerzo Missi exclamó: –¡Disculpe amigo ratón, entiendo que algunos gatos, le han hecho mucho daño, pero yo no soy ¡gual que ellos, sólo quiero que me ayude a salir de aquí, le estaré eternamente agradecida! Al escuchar aquellas palabras y como vio que estaba muy apurada, el ratón se ofreció para ayudarla, la llevó hasta un lugar por donde lograron salir a la superficie, luego caminaron un largo rato hasta que por fin llegaron a la cueva del ratón. Allí Missi fue atendida y alimentada por la familia del ratón hasta que se recuperó. La semana siguiente Missi decidió irse de la cueva de los ratones y dio las gracias por la ayuda recibida. El ratón muy amable se ofreció para acompañarla hasta el bosque, jugando y correteando entre los árboles llegaron hasta un lugar en donde vieron una

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casa. Missi pensó que había encontrado un nuevo hogar, dio un fuerte abrazo a su amiguito y se despidió muy agradecida. Empezó a caminar y de pronto, escuchó unos gritos de auxilio, corrió hacia el lugar y observó como un grupo de seis enormes gatos vagabundos tenían acorralado a un pequeño ratón. Inmediatamente Missi se dio cuenta que aquel indefenso ratón era su amigo, el que le había salvado la vida. Sacando fuerzas y valentía, la gatita corrió y se puso delante de los hambrientos gatos y les dijo las siguientes palabras: ¡Oigan amigos deténganse por favor, si quieren hacerle daño a mí amigo ratón, tendrán que pasar por encima de mí cadáver, él me salvó la vida y le estoy muy agradecida!. Los feroces gatos quedaron sorprendidos por la valentía de aquella hermosa gatita y el gato jefe les dijo a sus demás compañeros: ¡Estamos delante de una hermosa dama y si ella dice que este ratón le salvó la vida, debemos respetarlo y dejarle que se marche! Los enormes gatos se retiraron a su guarida mientras el asustado ratón corrió y abrazó a Missi agradeciéndole lo que había hecho por él. Para evitar que volviera a ocurrir, Missi decidió acompañarlo hasta el bosque para que regresara sano y salvo a su hogar. Luego la gatita se fue a la casa de los gatos para agradecerles lo que habían hecho. Una vez allí, los gatos la invitaron a quedarse a vivir con ellos y la nombraron reina de todos ellos. Ella se dio cuenta que eran muy buenos y que no eran distintos de los gatos domésticos y decidió quedarse a vivir con ellos. De vez en cuando Missi se escapa de su nueva casa y se interna en el bosque para ir a visitar la cueva de su amigo ratón, desde entonces tiene una bonita y larga amistad. /

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La familia prodigio lucía de la cruz fernández-cueto 5° Primaria

Erase una vez un niño con inspiraciones musicales, que tocaba instrumentos desde muy pequeño. Tocaba el piano, la guitarra, el clarinete. Sus padres estaban muy orgullosos del talento musical de su hijo Alonso, así pues, él tocaba en grupos, en coros incluso en orquestas. Su vida era casi perfecta, tenía talento, era inteligente y amable, pero casi no tenía tiempo de descansar. Sus padres eran compositores, y ayudaban a Alonso. Un día, cuando Alonso volvía del colegio, su madre y su padre le esperaban en el salón y parecían muy contentos, Alonso iba a tener una hermanita y él muy contento ante la noticia, se puso a tocar el piano. Pasaron varios años y Clara, la hermana de Alonso, tenía también dotes, cantaba como un ángel. Sus padres, al ver esa cualidad, decidieron borrar de todas las actividades a las que iba Alonso y apuntar a Clara a clases de canto. Por supuesto, a Alonso le pareció mal, así que se le ocurrió una idea. Cuando se lo contó a sus padres y lo estuvieron pensado, decidieron que era una buena idea, formarían un grupo entre su hermana, que sería la cantante y él que sería el músico y sus padres los compositores de todo su repertorio. Aquel grupo se hizo muy famoso, los llamaban La Familia Prodigio y desde entonces tuvieron suficiente dinero como para apuntar a Alonso y a su hermana a todas las clases que antes no se podían permitir. /

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Treo adriana mª GÓMEZ SANTOS 6° Primaria

Treo es un alienígena del Planeta Nerona de una galaxia lejana. Treo tiene el cuerpo de color azulado, similar al color de la tierra de su planeta. En su cuerpo tiene cuatro brazos con cuatro dedos en cada mano, dos piernas y una cabeza grande y ovalada que contrastan con sus pequeños ojos morados, que le permiten ver a larga distancia. En sus paseos galácticos Treo descubrió un pequeño planeta de color azul, donde viven unos seres llamados humanos. Treo se sorprendió mucho al ver vida en otros planetas que no fueran el suyo. No estaba seguro de si ir a dicho planeta e intentar hacer amigos o alejarse e informar a sus compañeros, por lo que decidió observar un poco cómo era la vida de estos extraños habitantes. Poco a poco se fue acercando con sus curiosos ojos y se sorprendió muchísimo, a medida que se acercaba podía ver una gran nube de polvo que cubría el planeta. Era una nube de color gris que allí por donde pasaba debilitaba a las plantas y demás seres vivos, era el terror de ese planeta. Treo pudo investigar y esa nube tan peligrosa la llamaban contaminación y se asombró mucho al saber que esa nube fue creada por aquellos que viven y dominan el planeta. –¿Cómo pueden hacer tal cosa al lugar donde viven? ¡No puede ser cierto todo esto!– Treo exclamó, pues no entendía tal situación.

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Treo investigó más sobre esta nube, y descubrió que se formaba por el humo que expulsan los coches, los aviones, los electrodomésticos, y todas aquellas cosas que hacen la vida de estos humanos más sencilla. Observó aún más de cerca y pudo ver cómo pequeños animales morían por estos humanos que los cazaban, los enjaulaban y destrozaban sus hogares. Algunos que vivían sobre el hielo, se habían quedado sin casa y sin su vida por culpa de las acciones de estos seres tan fastidiosos. Mucha basura se acumulaba cada día, y los bosques y las selvas parecían desiertos. Treo no cabía en sí mismo por tales fatalidades, no creía que estos seres que parecían ser felices, lo hicieran a costa de destrozar su planeta y a todos los demás seres vivos que allí vivían. Treo estaba muy triste, porque sabía que tarde o temprano ese estilo de vida haría que todo dejase de existir. Pero de pronto, algo llamó su atención, un grupo de niños que recogían la basura. “¿Qué están haciendo esos pequeños? ¿Por qué separan la basura?” Pronto se dio cuenta de que lo hacían para salvar la vida de esos animales y plantas que sufrían a causa de sus antepasados y su vida “sencilla”. Había humanos que se interesaban por el planeta, por su propia vida y que sabían que la vida egoísta no llevaría a ningún sitio. Treo entonces pensó, que a lo mejor no todo estaba perdido, y que esos niños podían salvar el planeta. Ellos son el futuro. /

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Juanito “el Tirantes” SAMUEL URBANO RODRÍGUEZ 1° ESO

¡Hola!, queridos lectores: Me llamo Juan Rodríguez Padilla, aunque en el colegio me llaman Juanito “el Tirantes”, porque siempre llevo tirantes. Vivo en Llano, un pueblo que se sitúa al Este de Asturias, voy al único colegio que hay cerca de Llano, es la escuela de la Regla, que es otro pueblo de la zona. En mi escuela sólo se da la Primaria, por lo que, cuando tengamos que ir a la ESO, nuestros padres nos mandarán a Gijón. Bueno, os vaya contar cómo empezaron a llamarme Juanito “el Tirantes”: «Era una noche del 11 de septiembre. Esa noche, yo estaba muy nervioso porque al día siguiente empezaría mi primer día en Primaria y no conocía a nadie. Mi madre, para que no me pusiera nervioso, me decía que los demás niños tampoco conocían a nadie y que estarían igual de nerviosos que yo. Pero eso no me ayudó para nada, por lo que estuve toda la noche sin poder dormir o, como dice mi madre, “sin pegar ojo”. A la mañana siguiente me levanté muy temprano, desayuné y me fui a vestir. Cuando me puse los pantalones, me di cuenta de que me quedaban pequeños. Fui corriendo a avisar a mi madre, me dijo que me tenía que poner unos tirantes. Yo le repliqué que no quería porque los niños decían que llevar tirantes no era “guay”, aunque yo todavía no sabía muy bien lo que significaba. Ya en la puerta de la escuela, mi madre me cogió del abrigo y me dio dos besos, a lo que yo protesté: “¡Mamaáa…, delante de los niños no!”.Ella se rió y me prometió que vendría a buscarme a la salida.

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Cuando entré en la clase, me senté en la silla asignada por mi profesor y me fijé de reojo en los demás alumnos. Me di cuenta de que todos estaban tan nerviosos como yo. A uno de ellos le tiritaban las manos y las piernas y otro, no paraba de mirar al suelo. Cuando bajamos al recreo me crucé con un niño alto, moreno y con un lunar muy llamativo en la sien izquierda. Se le cayeron los libros y yo, entre la multitud de niños y profesores que bajaban por las escaleras, me agaché, como pude, a recogerlos. El niño me dio las gracias y bajamos juntos al patio. Ya en el patio, nos dirigimos hacia los columpios. Cuando nos sentamos, aparecieron unos niños que parecían mayores que nosotros. Uno de ellos nos pidió el dinero del almuerzo. Luis, así se llamaba mi nuevo amigo, se puso rojo. Muy nervioso, se lo dio. Yo, sin embargo, no me dejé intimidar. Me dijeron que lo iba a pagar caro. Ese día acabé colgado de lo alto de los columpios, ¿Qué por dónde? –os preguntaréis–, pues de los tirantes. Desde esa misma tarde me llaman “Juanito el Tirantes”. /

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Gloria infinita JORGE SÁNCHEZ CAÑADAS 2° ESO

Ahí estaba yo, en el estadio mas glorioso del mundo; yo que solo era un simple filial de apenas 17 años, pero hoy era más que eso, era el filial más feliz de todos. Aunque no llegase ni siquiera a jugar, el hecho de estar allí ya era mi mayor ilusión. Eran ya las 11:30 y nos jugábamos uno de los mayores títulos internacionales, ningún equipo había conseguido abrir el marcador en esta final y nuestros jugadores empezaban a cansarse, aunque, gracias a su determinación nunca se rendían porque era nuestro máximo rival yeso era algo personal. Se acababa al fin el partido con el marcador en blanco, pero el público enloquecía y no paraba de animar a su equipo. Entramos en los vestuarios y nos reunimos para recibir las instrucciones del mister cuando me miró y dijo: -Te toca. -¿A mi?- dije muy sorprendido -Sí, claro, ¿a quién si no?– dijo el mister muy convencido. -Está bien pero, ¿ahora qué hago? ¿Caliento? -Bueno, espera a que el segundo entrenador te dé las instrucciones principales y comienzas a calentar, ¿vale? -Está bien, mister.

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Después de explicarme que jugaría por la banda, que jugaríamos a salir al toque desde abajo, jugar al espacio abierto por las bandas y acabar en el centro del área más o menos me dijo: -Mucha suerte chaval. La cosa no mejoraba de momento porque el otro equipo salía muy fuerte a la contra y se cerraba atrás para no recibir goles. Llegaba el descuento y parecía que habíamos empeorado, pero los siguientes 15 minutos me cambiarían la vida. Comenzaba la segunda parte y nada más empezar nos metieron un gol impresionante a balón parado de falta. Pero, no nos íbamos a rendir. Salía con la pelota por la banda derecha, pero me crucé hasta el medio y vi el desmarque de la estrella de mi equipo, así que le mandé un pase perfecto que no podía fallar ... Y no lo hizo. ¡GOOOOOOOL! El público enloquecía y habíamos conseguido empatar que era lo más importante. Llegábamos al último minuto y, cuando me adentraba en el medio del área, un defensa me hizo penalti. El árbitro sacó tarjeta roja y pitó penalti. La estrella del equipo me dijo: -Tú puedes. Y me dejó tirarlo. Estaba muy nervioso porque nos jugábamos el partido, el título y mi reputación como filial. Me acerqué al punto de penalti para colocar la pelota y tirar el penalti. Mi cabeza era un laberínto. Me acerqué al balón sin pensar y chuté a la pelota lo más fuerte que pude… ¡GOOOOOOOL! El árbitro pitó el final del partido, habíamos ganado la gloria infinita. Entendí que el éxito no depende de las acciones que hacen o juzgan los demás, sino de las que tú haces y te enorgulleces de ellas. /

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Terror en la boutique pedro díAz martín 3° ESO

Era un frío día de invierno, el más temido por todas nosotras, el 7 de enero. Todavía era de noche y aún faltaban unas horas para que abrieran las puertas de nuestra casa. Comenzamos a notar el movimiento del personal, encendiendo luces y colgando carteles por todas partes y lo que es peor, encima de nosotras… En el mío, ponía: 49,99 euros. Comencé a notar como temblaba mi compañera. Intenté calmarla diciéndole: –Tranquila todo pasará pronto, seguro que tenemos suerte y nos vamos con alguien que nos cuide bien. Casi no me dio tiempo a acabar la frase cuando… las puertas correderas de la entrada comenzaron a abrirse y tras ellas pudimos ver una gran avalancha de humanos que se abalanzaban sobre nosotras como las aguas de un río-embravecido, ¡qué espanto! No las vi venir, de repente noté como dos mujeres se peleaban por mi, cada una me cogió de una manga y tiraban de mí en todas las direcciones como un trapo viejo. Por un momento pensé que me arrancarían todos los botones. Tras el forcejeo entre las dos señoras acompañado de un par de insultos, acabe en el probador con una mujer de la talla 56… ¡Qué horror!, yo soy una 40, ¡me va destrozar ahí mismo! Tras una lucha titánica, la señora logró al fin cerrar mis pobres botones, pero el problema surgió cuando estornudó, uno de mis botones salió despedido como una bala rebotando en el espejo e impactando en el ojo de la clienta. Casi grito de dolor, pero me contuve. Creo que con un poco de suerte paso una noche más en la tienda y así re-

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ponerme de esta dolorosa situación. Cuando se miró al espejo vio que yo era demasiado pequeña para ella. Con el ojo un poco amoratado me llevó al mostrador, donde me dejó y pidió varias tallas más. Desde allí pude ver cómo le iba a mis amigas y amigos. A mi lado estaba un pantalón que sufría por su cremallera rota… Se me estaba haciendo la mañana eterna. Poco a poco se fue despejando la tienda y llegó la hora de la comida, un respiro para nosotras. Desde donde estaba, pude apreciar el gran desorden que había, pantalones revueltos y algún que otro jersey en el suelo. Sentí una gran tristeza por todas nosotras. Tras un buen rato buscando, encontré a mi compañera en un cesto con un cartel que decía: “Arreglos”. Tenía su manga medio descosida por un tirón, sentí una gran alegría cuando vi a una dependienta ponerme con ella para que me cosieran mi maltrecho botón. Creo que hoy hemos ganado este asalto a las tan temidas REBAJAS. Mañana será otro día. /

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Sin título lucca aquilano llanes 4° ESO

Una fría noche de febrero, estaba a punto de acostarme cuando un extraño escalofrío invadió mi cuerpo: Me desmayé al instante. Me desperté a la mañana siguiente con náuseas, dolor de cabeza y huesos. Yo sabía que algo extraño había sucedido y decidí averiguar qué era. Fui a la cocina e hice lo de todas las mañanas: desayunar y poner las noticias. Me llevé una gran sorpresa: había aparecido, a unas escasas millas, un gran círculo quemado y perfectamente redondo, rodeando el antiguo faro. Este faro permaneció abandonado durante décadas porque la familia que lo había poseído durante muchísimos años, afirmaba que escuchaban voces que salían del mar y, cada dos o tres generaciones, algún farero se suicidaba por el pánico. Tras documentarme un poco sobre el faro y esos círculos tan extraños, decidí no indagar mucho en el asunto por precaución. No era la primera vez que en grandes campos de maíz se encontraban círculos de extraterrestres de la misma forma y tamaño que el del faro. Lo realmente extraño era que los círculos misteriosos siempre se hallaban en grandes terrenos despejados, sin nada alrededor. Ninguno de estos había ocurrido en ningún pueblo montañoso de Asturias, con un faro en medio, intacto, sin ningún indicio de haber sido quemado. Lo más extraño sucedió tras un par de noches cuando me levanté a beber un poco de agua y, tras la ventana de mi habitación se coló un destello que me cegó durante unos instantes. A continuación vino otro, y otro, y otro más… Los destellos se repetían cada cinco segundos y procedían del mar. Asustadísimo, me lancé a mi cama y me cubrí completamente con las sábanas.

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Al día siguiente tardé bastante en levantarme. Me resistía a hacerlo porque aún tenía miedo. Eran las doce del mediodía cuando me armé de valor y me asomé por la ventana. Aparté del círculo quemado que rodeaba al faro, no había nada más. Tenía que averiguar lo que pasaba y no me dio tiempo ni siquiera de almorzar. Salí a la calle muy bien abrigado, cogí un paraguas para protegerme de la lluvia, ya que empezaba a llover y miraba a mi alrededor como buscando inútilmente a alguien que testificara haber visto lo mismo que yo. No había casi nadie por la calle por lo que, tras preguntar en unas veinte casas, desistí de continuar y me acomodé en pensar que todo había sido un sueño. Había sido un sueño muy realista. No tardó en repetirse la misma visión. Esa noche no pude dormir y, de nuevo me dirigí hacia la luz que apenas se dejaba ver por la intensa niebla que cubría la ciudad. Corrí hasta el faro, desde donde provenían los destellos y descubrí al nieto del farero arreglando las luces. Ya estaba descubierto el misterio. Por la luz, lógicamente no le pregunté, pero sí lo hice por el círculo. Su explicación fue que, como era imposible acceder al faro, había hecho unas zanjas a su alrededor, un círculo que quemaría para facilitar el acceso. A eso se debía ese círculo tan perfecto. Todo el misterio se había resuelto. /

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La esencia de la vida estefanía díaz lozano 1° Bachillerato

Muchas veces lloramos, sufrimos o nos sentimos mal por cosas a las que, muchas veces les damos demasiada importancia, y cuando realmente nos damos cuenta de lo que es pasarlo mal y sufrir, nos arrepentimos de ello. Tenemos una vida que está para aprovecharla al máximo, para disfrutar tanto como sea posible, para hacernos felices a nosotros mismos y a nuestro alrededor… dicen que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos. De repente llega algo que cambia por completo el sentido que tenía mi vida, algo que me hace pensar porqué y para qué estoy aquí, que es lo que quiero hacer con mi vida y con quién quiero compartirla, porque vida no hay más que una. Vivir de cerca una enfermedad, que en muchos casos no tiene cura solo un tratamiento para que el dolor se disminuya, es bastante duro, y si encima toca en festivos donde lo que toca es disfrutar, pues la situación se pone un poquito peor y los ánimos disminuyen. Nadie eligió lo que le tocó, todo fue en cuestión de unos cuatro meses, aunque realmente todo empeoró a los dos meses de diagnosticárselo. Día a día, mes a mes, empezó a observar que las cosas no marchaban bien, que cada vez quedaba menos para algo que nunca nadie se hace a la idea, o se la hace después de un largo tiempo. Pasar el mes o los meses en un hospital viendo como alguien se va degradando poco a poco, ver como tu alrededor se va decayendo a medida que el tiempo pasa es bastante duro y duele; aunque tus amigos te intenten elevar los ánimos es bastante difícil llevar una situación así que afecta a miles de personas pero que realmente no te das cuenta de lo que es hasta que no lo vives. /

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La mentalidad de los psicópatas noemí san martín guardia 2° Bachillerato

Unos días después de la tragedia, Bill fue a hacer una pequeña visita al cementerio; a la tumba de su hermano, simplemente por cumplir con su cometido… no transmitir sospecha alguna a nadie. Era incapaz de hacer la más mínima acción que le delatara. Parecía imposible no mostrar el estado de inmensa felicidad que estaba experimentando al contemplar de manera insaciable aquella lápida con el nombre grabado de su propio hermano sobre el granito, pero era aún superior la perfección innata que le caracterizaba y hacía imposible, a ojos de otros, poder advertir su alegría interna… era una sensación muy intensa y placentera para él… y, al mismo tiempo, inquieta, era un sentimiento muy especial dentro de Bill… y era algo tan extraño que le hacía sumirse en una paz interior absoluta. Por eso, años antes de asesinar a su hermano, pensó en qué hacer para que nadie se inmutara de nada, lo tenía todo minuciosamente planeado, incluso la ropa que se iba a poner en el entierro, y las flores que le iba a dejar… Todo estaba previsto, no se le escapaba ní el más ridículo detalle, porque los sádicos y los psicópatas siempre tienen un nível de inteligencia muchísimo más elevado que los parámetros cognítivos del resto de mortales. Estos sujetos, tan extremadamente ajenos a la realidad en la que viven las personas normales, darían la vida por sentir ese placer absoluto y oscuro por un instante, esa fuente de placer insaciable que tanto ansían. Pueden tener una vida normal a los ojos de todos, pero en el interior… no muy en el fondo, tienen la inquietud de hacer algo que les haga rozar el séptimo cielo, tienen como objetivo todos esos planes maquiavélicos mediante los cuales pueden realizar su cometido. No pueden evitarlo, porque su meta en la vida es el punzante goce, al que llegan impulsados por un deseo frustrado, que sólo puede escapar de la frustración conswniendo en sus actos la mayor de sus pasiones. Sin esos impulsos y sin ese sentimiento sentirían como que les falta algo muy importante y no paran de buscarlo hasta que lo encuentran, necesitan llenar su abismal vacío con acciones dignas de su cometido. Algunos tardan años en manifestar lo que sienten, otros ya lo encuentran cuando son jóvenes, y desde cierto enfoque se va viendo en ellos ciertos rasgos no tan comunes en personas normales, pero son tan perfeccionistas y calculadores que saben como actuar delante de

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cada individuo para salirse con la suya y encontrar ese éxtasis que hace ascender a sus alma al limbo. Todos sabemos que el objetivo de perturbados como Bill es sádico y retorcido, muy aterrador, algo que cualquier persona sería incapaz de describir; porque no lo siente, ninguna persona normal podría pensar de la manera en la que piensan ellos porque desconocen el afán de percibir lo imperceptible, el deseo de sacar el placer del penetrante dolor, la capacidad de detectar la exquisitez de los actos inhwnanos. Como era de esperar, únicamente quien es capaz de atravesar las densas mentes de los psicópatas y de descodificar sus pensamientos clave y entenderlos de forma objetiva debe de ser uno de ellos… /

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Las aventuras de Tua la elefanta MORA LÓPEZ PRIETO 3° Primaria

Tua la elefanta vivía en la selva y tenía tres amigos, la mona Itziar, el león Marco y la tigresa Lucía . Un día, Tua la elefanta tuvo un sueño, tocar en la orquesta más famosa de la selva. Y su amigo, Marco el león, le dijo: –Tua, si quieres estar en la orquesta, iPídemelo! Soy el director. Pero… una pregunta ¿Tienes un instrumento? y Tua la elefanta contestó: –iNo! pero tengo mi trompa, y es tan sonora como una trompeta. iEstoy segura de que os encantará! Marco el león 1” pidió que tocara un poco y Tua la elefanta, aceptó. Tocó un poco su trompa y… iSonaba muy bien! y Marco el león la contrató para su banda, donde ya tocaban sus mejores amigas, Lucía la tigresa e Itziar la mona. Un día, Marco el león anunció el primer concierto de Tua la elefanta. Por primera vez tocaría delante de todos los animales de la selva. Tua la elefanta estaba nerviosísima… Pero contaba con la compañía de sus amigas, la mona Itziar que tocaba la guitarra y la tigresa Lucía que tocaba el piano. ¡Por fin llegó el gran día! La mona Itziar y la tigresa Lucía ya estaban listas para el concierto, pero Tua la elefanta no era capaz de hacer sonar su trompa. Estaba tan nerviosa que había olvidado cómo hacerlo. Marco el león se acercó hasta la mona Itziar y la tigresa Lucía y les pidió que empezaran a tocar. Poco a poco Tua la elefanta se fue relajando con el sonido de los instrumentos de sus amigas. De repente, sin saber cómo, la trompa de Tua la elefanta empezó a sonar. Todos los animales empezaron a aplaudir porque la trompa de Tua la elefanta sonaba maravillosamente. A partir de ese día, Tua la elefanta se convirtió en la trompetista más famosa de la selva, ¡y sólo con su trompa!

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La magia LUCÍA DELGADO GARCÍA 4° Primaria

Aquel día el circo llegó a la ciudad. Jaime y sus amigos decidieron que era un buen plan para el sábado por la tarde. En el circo había payasos, domadores con fieras y lo mas llamativo para los niños era el truco de magia que anunciaban para el mago y ese truco era hacer desaparecer un elefante. Los niños se quedaron asombrados menos Jaime que no creía en la magia, aún así decidió que sería interesante descubrir el truco de magia. Cuando salieron, todos estaban maravillados por lo que habían presenciado en el circo: un gran elefante había desaparecido ante sus ojos. –¡Ha sido impresionante!– dijo Juan. –No os tenéis que creer todo lo que veis– dijo Jaime. –Todos hemos visto que desaparecía– dijo Manuel. –Pues yo no me lo creo, seguro que tiene truco- dijo Jaime. Durante las siguientes noches Jaime soñaba con un truco de magia distinto.¿Que significarían esos sueños? Pensaba Jaime. Al día siguiente, Jaime no estaba como siempre, estaba un poco raro. -¿Qué te pasa hijo?- Ie preguntó su madre. -Estoy un poco raro- dijo Jaime. En esa tarde la madre de Jaime dijo que iban a ir al circo. Jaime se puso muy contento, esa sería la oportunidad de averiguar que significarían esos sueños. Sorprendentemente el mago sacó a Jaime al escenario para realizar uno de sus trucos. Jaime se quedó sorprendido, porque el mago adivinó sus pensamientos. Desde ese instante Jaime empezó a creer en la magia, pero lo mas sorprendente fue que… ¡JAlME QUERÍA SER MAGO!

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La montaña más alta daniel maroto sánchez 5° Primaria

Era una mañana gélida y estaba nevando en “Los Cantos Invernales”. Alberto se levantó a las 8. Alberto era un adulto de 32 años y escalador de montañas, era atlético, fuerte, valiente… Su pelo era castaño y era alto. Esa misma mañana no tenía nada que hacer así que se tomó un chocolate caliente mientras observaba la chimenea con el fuego. Bajó a tomar una cerveza al bar y se encontró a un amigo y compañero de escaladas, Josema; Josema era de altura media, y su físico era el mismo que el de Alberto, su pelo era de color rubio, era el mejor amigo de Alberto, él siempre le daba confianza. Le dijo que un hombre le había dicho que él se presentase al día siguiente a las 7 de la mañana en la plaza del pueblo. A la mañana siguiente se encontró en la plaza a un hombre misterioso; llevaba una chaqueta de terciopelo y un sombrero que le tapaba gran parte de la cara. Le entregó una carta. Cuando llegó a su casa tenía mucho sueño y decidió acostarse. Al levantarse abrió la carta. En ella ponía:  ESCALA LA MONTAÑA MÁS ALTA DEL PAÍS “EL MATADERO NATURAL” Y TE ASEGU« RARÉ UN FUTURO BRILLANTE ESCRITO POR “ANONIMO”. (Lo harás en un mes y medio)» “EL MATADERO NATURAL” medía nada menos que 8.853 m. Alberto pensó que no lo conseguiría, luego pensó que no debería perder tiempo y se preparó. Cuando lo hizo

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fue a avisar a su amigo Josema. Él le apoyó y decidió acompañarle. Al día siguiente lo tenían todo preparado. Cuando llegaron, empezaron a escalar, era el 13-1-12 a las 2 de la tarde. Llegó la hora de cenar, habían ascendido ya 123 m. Por la mañana del día siguiente, siguieron escalando hasta la hora de comer, después de escalar durante toda la noche, iban ya por 778m.Siguieron escalando todos los días, en ningún día habían tenido problemas, hasta que la mañana del 17-2-12 empezaron a atacarles unos lobos hambrientos. Alberto pensó que ya no llegarían a tiempo, pero Josema le dijo que llegarían costase lo que costase. Entonces, Josema cogió una antorcha de su mochila, la encendió y ahuyentó a los lobos. Después de eso habían ascendido hasta 7.934 m. Alberto vio toda la confianza que Josema tenía en él y se alegró. Al subir unos metros más se estaban quedando sin oxígeno. Alberto sacó de su mochila dos bombonas de oxígeno, una para él y la otra para su amigo. El día 27-2-12 habían escalado 8.743 m. Quedaban 20 h. para llegar a la cima y se estaban quedando sin suministros. El día 28-2-12 a la 1:56 por fin habían llegado a la cima. Alberto le dio las gracias a Josema por ayudarle a no rendirse. Cuando Alberto llegó a casa se llevó una gran sorpresa, ¡Toda su familia estaba en casa! Cuando terminó de saludar, hicieron una gran fiesta para celebrar que había vuelto y que había escalado la montaña más alta del país. El anónimo al final resultó ser su tío, que trabajaba en la prensa; Leonardo. Después de esa aventura, Alberto y Josema tuvieron más escaladas hasta que un día se convirtieron en los mejores escaladores del mundo.

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Un día en el bosque ALEJANDRO DE MINGO ÁLVAREZ 6° Primaria

Erase una vez una familia pobre formada por Crístofer, Helen y su hijo Henry. Una mañana, cuando se levantaron decidieron pasar un día divertido en el bosque, llegaron al bosque y comieron frutos que cogieron de los árboles. Henry tenía el est6mago lleno de tanto comer y decidió dar un paseo él solo para bajar la pesadez de tripa. En su paseo encontró gran variedad de árboles, pero se fijó en uno en especial, pues tenía forma de perro, con colores llamativos, hojas y formas redondeadas, Henry decidió acercarse para verlo mejor y hacerle un ramo de flores a su madre. Cuando Henry cogió la primera hoja del árbol le habló y le dijo: –“Henry no hagas eso que me estás haciendo daño”. Henry se pegó un susto de muerte, cuando de pronto de ese mismo árbol se abrió una puerta mágica. Sin pensarlo Henry entró, y allí encontró un montón de árboles y plantas exóticas sin hojas, flores, por causa de los caminantes que las arrancaban; aquello parecía un cementerio de árboles y a Henry le dio mucha pena y decidió hacer una campaña para ayudar a los árboles y a concienciar a las personas para que aprendan a cuidar la naturaleza. Los padres de Henry estaban muy preocupados porque no sabían dónde se había metido Henry y decidieron ir a buscarle por el bosque. Después de caminar una hora se sentaron a descansar y Henry seguía sin aparecer.

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Henry se marchó a buscar a sus amigos y contarles todo lo que había sucedido y para ver si podía contar con ellos .Todos se pusieron de acuerdo para hacer guardia en el bosque, para evitar que nadie arrancara las hojas de los árboles, colgaron carteles y jugaron con los niños indicándoles que no debían arrancar las hojas de los árboles pues esto les causaba mucho dolor. Henry estaba tan entusiasmado por la campaña de salvar el bosque, que olvidó que sus padres podrían estar preocupados por él. Decidió volver a casa y contarles a sus padres todo los que había estado haciendo ese día, sus padres le regañaron y le hicieron prometer que no volvería a hacerlo otra vez, Henry les pidió perdón y les contó que había hecho una campaña para ayudar a la conservación de la naturaleza. Sus padres se quedaron muy asombrados al escucharlo, le abrazaron y le dijeron que estaban muy orgullosos de él. A la semana siguiente Henry regresó al bosque y se lIevó una gran alegría al comprobar que todo el mundo había respetado a los árboles y que su campaña había sido un éxito. Henry pudo observar un bosque hermoso, hermoso… /

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Secuestrada María Delgado García 1° ESO

Abrí los ojos. Todo estaba oscuro y hacía frío. No conseguí ver nada a primera vista. Se oía un ligero ruido de fondo, muy lejos de mí. Un fuerte dolor se apoderó de mi cabeza. Estaba sentada en el suelo, frío y liso. Intenté levantarme, pero no podía moverme: estaba atada con unas cuerdas gruesas que me cubrían desde el pecho hasta la cadera. Detrás de mí había algo, era una pequeña mesa. Intenté buscar con los pies algún objeto pero fue en vano. Nada. De repente, aquel ruido cesó. Contuve la respiración. Se empezaron a oír pasos, que cada vez se acercaban más y más. Un sudor frío me empezó a recorrer la frente. Eran dos o tres personas. Se pararon. Empezaron a hablar, pero no les pude entender, eran extranjeros. Cada vez me dolía más la cabeza. Las voces cesaron y de nuevo se escucharon pasos, pero esta vez se alejaban. Respiré de golpe. Ahora no se oía nada. Temblaba de frío, hasta el punto de no poder estirar mis piernas, atadas por los tobillos. Las cuerdas en mis muñecas me empezaron a hacer heridas, sangrantes. De repente, giré la cabeza, por primera vez me di cuenta de que había alguien más en aquella extraña sala. Se oía una respiración. Estaría a unos cinco metros, pues era una habitación más bien ancha. En ese momento, fuera de la habitación se oyó un estruendo. Algo de cristal se estrelló contra el suelo. Alguien empezó a dar voces, como regañando a otra persona.

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Volví a escuchar pasos. Se acercaban. Cada vez más y más. Volvía a ponerme a temblar. Y ocurrió lo que más temía: un hombre abrió la puerta. La luz de fuera invadió la habitación, mas no pude ver nada a mi alrededor aparte de aquel hombre. Me miró. Yo apenas podía abrir los ojos pues la intensidad de la luz casi me cegaba. Otra vez un sudor frío me recorrió todo el cuerpo. Aquel hombre me miró. Tenía un semblante serio. Iba muy abrigado. Despegó su mirada de mí y miró a aquella persona que estaba también en la habitación. Estaba extremadamente delgado e iba cubierto con escasos ropajes. Parecía tirado en el suelo y miraba hacia la derecha, mas no puede verle la cara; además estaba herido. El hombre en la puerta giró la cabeza hacia fuera y, con un leve movimiento de cejas, dos hombres más entraron. De repente empecé de nuevo a temblar. El primer hombre caminó hacia el hombre herido y empezó a arrastrarlo hacia la puerta. Vi que llevaba esposas en las manos y en los pies. De repente, giró la cabeza hacia mí. Su mirada reflejaba desesperación y cansancio. Ambos desparecieron por la puerta girando a la izquierda. Solo quedábamos aquel primer hombre y el segundo en aparecer y yo. Este último, miró al otro hombre, el cual le hizo una leve señal con los ojos. Se fue acercando a mí. Cada paso era como una puñalada en el pecho. Empecé a temblar. Cuando estuvo frente a mí sacó algo de el bolsillo de su chaqueta y, antes de que yo pudiera percatarme de lo que pudiera estar pasando, me quedé inconsciente. /

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Mi ángel de la guarda lucía jiménez corcobado 2° ESO

Daniela, las cosas no están yendo muy bien en los últimos tiempos, por ello te pido perdón por no haber venido todo lo que me hubiese gustado, estoy hasta arriba de trabajo, y las cosas como verás no están para tirar cohetes… Esta crisis está acabando con muchos españoles, aunque yo sinceramente no me quejo, las cosas no me van tan mal: tengo trabajo, salud y a mi pequeño… icómo me hubiese gustado que lo hubieras conocido!… Te echo de menos, ¿sabes? Cada día más… Ese día no me costó levantarme pues estaba emocionada ya que era mi primer día de universidad. Iba a estudiar periodismo junto a una de mis mejores amigas. Fue emocionante, conocí a mucha gente en mis diferentes clases, pero en una de ellas había una chica que me llamó especialmente la atención ya que sobrepasaba la mala educación y la prepotencia. Por desgracia se puso a mi lado en esa clase durante un mes; apenas hablaba con ella hasta que un día nuestro profesor nos mandó ponernos juntas para hacer un trabajo. No me hacía mucha gracia tener que pasar tiempo con aquella persona pero no me quedó otra. Me propuse intentar hablar con ella, resultar simpática y amable, pero ella solo me respondía sí o no. El primer día que tuve que quedar con ella le pregunté que si le pasaba algo conmigo y ella me dijo que no, solo que tenía problemas. Varios días después de nuestra primera conversación, pareció que me empezaba a hablar con más frecuencia, hasta que dos semanas más tarde hablábamos con confianza, como si fuéramos amigas de toda la vida. Ella me contaba sus cosas y yo a ella las mías. Un día me preguntó que por qué había escogido la carrera de periodismo y no otra cualquiera, le respondí que desde pequeña cuando veía los informativos decía que cuando fuera mayor

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sería periodista y le pregunté que por qué ella también la había escogido. Me contestó que lo suyo no era vocacional como lo mío, sino que su padre era periodista y desde pequeña le había dicho que ella tendría que estudiar periodismo como él. Le dije que quien era su padre y cuando me lo dijo me quedé perpleja, nunca me hubiera imaginado que su padre fuera el periodista más reconocido de la televisión. Nos hicimos inseparables. Ella nunca faltaba a clase, era una chica responsable con ganas de triunfar… Hasta que, sin motivo y sin ninguna explicación, dejó de venir, entonces me acordé de cuando me dijo que tenía problemas. Sin dudarlo un instante, me dispuse a llamarla, necesitaba saber de ella, saber que estaba bien… Cuando hablamos la noté seria, por ello insistí para vernos, algo dentro de mí me decía que las cosas no iban tan bien como parecían ir. Cuando llegué al lugar donde habíamos quedado, la vi distinta, sus ojos no eran los de antes, tenía la mirada perdida, y lo que más me llamó la atención fue aquél pañuelo azul que cubría su cabeza y recogía aquella melena morena que tanto envidiaba. Al verme se abrazó a mí y entre sollozos me confesó al oído que le quedaba poco tiempo, la leucemia se la estaba llevando. Los días siguientes fueron horribles, intentaba ser fuerte, pero no podía… Ia leucemia no me podía quitar a mi amiga ino!… Así estuve durante dos largos meses. Hasta que llegó aquél día que marcó mi vida para siempre y que se llevó a una parte de mí. Desde entonces siempre que puedo le hablo, le cuento mis cosas, sé que ella me escucha y me cuida desde donde esté, porque ella es mi ángel de la guarda. /

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La bruja que lee josé ignacio gómez garcía 3° ESO

Érase una vez que se era, en un lejano país, una brujita traviesa que dedicaba su tiempo a hacer pócimas y conjuros con los que fastidiar a todos aquellos que atravesaban el bosque en el que ella vivía. Todas las mañanas salía de su cabaña, subida en su escoba, y se iba a buscar plantas, hierbas, flores, escarabajos, patas de mosca, colas de lagartija, dientes de dragón y otras muchas cosas que usaba como ingredientes para sus pócimas, brebajes y mejunjes. Las tardes las pasaba moliendo, mezclando, amasando y cociendo los ingredientes en una gran olla negra colocada encima de un fuego que estaba siempre encendido. Después los metía en botes de cristal a los que ponía la etiqueta correspondiente y luego los colocaba en las viejas y mugrientas estanterías que cubrían las paredes de su oscura cabaña. Cuando llegaba la noche elegía entre todos los botes el que más la convenía como por ejemplo: “pócima del picor rabioso”, después subía en su escoba y salía volando en la noche a buscar a quién atormentar con sus malvadas ideas. Cuando volvía se acostaba y tenía felices sueños. Sueños de colores y llenos de música. Todos los días hacía lo mismo: un día, otro día, al siguiente… Aquello llegó a aburrirla. Ya no era tan divertido y ya no tenía emoción. La brujita estaba triste: nada la hacía ilusión.

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Cuando volvía a su casa ya no quería dormir porque sus sueños se habían vuelto oscuros, tristes… Una noche (como todas) salió en su escoba (como siempre) con su poción de hacer mal. Voló y voló y en su camino vio gente, pero no los fastidió. Al llegar a un claro en el bosque detuvo su escoba, se sentó en un tronco y lloró. Tanto lloró que no vio acercarse al duende: el Duende de los Sueños, que como los niños bien saben vive en la ilusión de todos al fondo del bosque. Cuando la bruja dejó de llorar vio que a sus pies había un libro. Lo cogió, lo ojeó, y casi sin querer empezó a leer. Y leyó y leyó…, hasta que al fin se durmió. y tuvo un sueño precioso: tenía luz y color, repleto estaba de flores, nubes, princesas y canciones. Al despertar ya no estaba triste, ni aburrida y ya no se sentía sola. Cogió su escoba y volvió a su cabaña, se puso frente a las estanterías llenas de botes con malvadas pociones y recitó un conjuro: «Luz de noche, hazte de día y llena de libros mi estantería». La vieja cabaña se iluminó. Sobre las baldas donde antes había pócimas y venenos, aparecieron libros de todos los tamaños y colores. Nuestra bruja dejó de salir cada noche al bosque en busca de alguien a quién fastidiar. En vez de esto elegía al azar un libro y se dejaba llevar a mundos lejanos. Conoció a príncipes y a princesas, a otras brujas y hechiceros, a valientes caballeros y feroces dragones, a malvadas madrastras e incluso llegó a conocer a Bambi. Cuando volvía de entre las páginas de aquellos libros, sentía su vida llena de nuevos sueños. Volvía a tener ilusión. Ya no se sentía sola. /

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Palabras y sangre JESSICA CASTILLA RIVAS 4° ESO

Claudia se levantó temprano esa mañana pese a que era sábado. Fue al baño, aún adormilada y se metió en la ducha. Fue una ducha relajante y con agua muy caliente, como a ella le gustaba. Salió envuelta en la toalla, se puso frente al espejo y lo limpió con la mano. Sonrió a su reflejo y comenzó a peinarse el largo pelo rubio. Se agachó para sacar el secador del mueble del lavabo y entonces oyó un ruido extraño, como cuando alguien desliza el dedo por un cristal. Se quedó quieta y en silencio y volvió a oírlo. Se levantó con el secador en la mano y miró el espejo atentamente. Aparentemente no había nada, pero sus ojos llegaron hasta dos pequeñas palabras, escritas irregularmente, “Me gustas”. Se le dispararon los latidos del corazón, limpió el espejo rápidamente y comenzó a secarse el pelo. El resto del día transcurrió con normalidad, Claudia no se lo dijo a nadie y empezó a pensar que todo había sido producto de su imaginación. Después de cenar subió a su habitación y encendió el ordenador. Mientras se iniciaba empezó a vibrar su móvil y descolgó sin mirar quién llamaba. Nadie contestó al otro lado, solo había un silencio espectral, así que colgó. Windows la saludó con su particular sonido y Claudia abrió el MSN y el Twenti. En el MSN alguien a quien ella no conocía quería agregarla, por curiosidad aceptó. El desconocido empezó a hablarla casi al instante. Ella abrió la ventana. –Eres muy guapa– dijo el desconocido. –¡Vaya, gracias! ¿Quién eres? –Pronto estaremos juntos–. Claudia empezó a asustarse. -Oye, dime quién eres o te borro. -Me gustas– fue lo último que dijo antes de que Claudia le borrara y le bloqueara del MSN. Se levantó temblando y apagó el ordenador. Se sentó en la cama y abrió su diario, ese que llevaba años sin escribir. Le estaba pasando algo muy raro y tenia ganas de escribir,

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lo abrió por la primera página que encontró. Había algo escrito en ella, pasó una y otra página pero en todas ponia lo mismo: “Me gustas”. Tiró el diario al suelo, nerviosa, temblando. Decidió acostarse y al día siguiente ya vería si se lo contaba a sus padres o no. El día se presentó soleado, tal y como le gustaba a Claudia. Se levantó con una sonrisa en la cara. Desayunó con su familia y no comentó nada sobre el día anterior. Después de desayunar se dio su habitual ducha y salió a la calle. Había quedado con Manu, su novio. Ese chico la volvía loca. Iban a comer juntos en el McDonals y después estarían juntos toda la tarde. A sus ojos era un planazo para el domingo. Le vio a lo lejos y le sonrió, él hizo lo mismo. Se dieron un pequeño beso en los labios y entraron al McDonals entre abrazos, besos y bromas. Una vez que habían pedido Claudia fue un momento al baño. Al ir a lavarse las manos vió que en el espejo había ketchup. Pero no era una simple mancha, eran ora vez esas dos palabras. Salió corriendo del baño y fue con Manu, que la miró extrañado. -¿Qué te pasa? Cualquiera diría que has visto un fantasma– dijo él sonriendo. Claudia lo miró asustada. -Me gustas– dijo sin pensar. -Bueno, creo que ya quedó claro que tú a mí también– otra cálida sonrisa. -Claudia, ¿estás bien? -Pone me gustas por todas partes… -¿Qué? ¿Dónde?… se rio. –Anda, siéntate a comer, que luego nos vamos a mi casa.– La cogió del brazo pero ella tiró con fuerza. -No. No quiero. No quiero ir con él.– Antes de que Manu pudiera contestar Claudia salió andando muy deprisa del McDonals. Empezó a vibrarle el móvil, contestó. Silencio al otro lado de Ia línea, y justo cuando iba a colgar lo oyó. Las mismas palabras que llevaba oyendo en su cabeza todo el día, pero con una voz inhumana, fría. Dió un grito y lanzó el móvil contra el suelo. Salió corriendo, con esa voz metida en su cabeza. Cruzó una carretera sin mirar y entonces oyó que la pitaban, se paró en seco y un todoterreno la arroyó. Claudia se despertó empapada en sudor, se quitó las sábanas de encima y se levantó con el corazón latiendo con fuerza. Se miró en el espejo de su habitación. Tenía el pelo empapado y estaba sudando. Se metió en la ducha y salió totalmente relajada. Olvidó su pesadilla por un instante y pensó en que ese día vería a Manu, todo sería perfecto. Se puso frente al espejo y empezó a probarse ropa. No le gustaba nada de lo que tenía, dio un largo suspiro. De repente oyó un ruido que extrañamente le resultó conocido. Era como un dedo desplazándose por un cristal. Miró el espejo muy nerviosa pero no había nada. Se acercó rápidamente a la ventana y entonces lo vió. Había sangre en su ventana, y había dos palabras: “Me gustas”.

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El lazo rosa Marta hernanz milanesi 1° Bachillerato

La vida se mide por el número de sentimientos que hemos conocido antes de morir. Los que viajan por nuestro cuerpo y que hacen sentimos vivos. Nos hacen sentimos personas. La vida juega con nosotros, nos manipula, nos observa, nos pone a prueba. Nos hace ser felices, desdichados, triunfadores, crueles o incluso, en ocasiones, inhumanos, por conseguir algo que deseamos. Nos miente, nos tienta, nos da sufrimiento, sobre todo; nos hace libres. Y ahora, tengo miedo. Cuando me lo dijeron pensaba que era una broma, mi yo más interno se estremeció, se hizo más pequeño y frio. Esa sensación de miedo, de no saber qué hacer, recorrió todo mi cuerpo, me invadió por completo, acorraló a cada uno de mis pensamientos felices, convirtiéndose en mi pensamiento principal. La vida había decidido darle un mal, hacer sentir dolor y sufrimiento, a una persona inocente, a una persona pura, a una persona absolutamente maravillosa. Ella no se merece esto. Suspiro, una vez, otra vez. Hondo, lento, profundo. Ojalá mis suspiros ayudaran, pero no lo hacen. Cada día está peor, y yo no puedo hacer nada, nada. Mi miedo no me deja descansar, no me deja respirar, no me permite vivir. Tanta gente mala en el mundo y has tenido que elegirla a ella. No es justo. Supongo que la vida no es justa ni para mí ni para nadie. Me enfado, rabia, ira. Empieza a llover. Estas frias paredes blancas sólo me transmiten inseguridad, miedo, impaciencia y preocupación. Escucho el sonido de los pasos de las enfermeras por el pasillo y vuelvo a

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suspirar, respiro hondo para que todo esto termine de una vez. El frío de este lugar cada día me quema más, este lugar en el que lo único que puedo hacer es esperar. Esperar que se ponga bien, esperar a que deje de llover. ¿Por qué no deja de llover? ¡Para ya! Cuando parece que el día lentamente escampa, que ya se marcha ese sufrimiento, empieza a llover de nuevo. Déjala en paz. Diluvia con más ímpetu y violencia que la vez anterior. Me enfado, me desespero, y es normal. La está matando por dentro y a mí, mientras tanto, me mata la impotencia, me arrebata la energía, me deja sin fuerzas. Me siento inútil, pequeña, fInita. y llueve. Impotencia de no poder ayudarla, de no poder protegerla como ha hecho ella conmigo todos estos años, sí, la más absoluta impotencia. ¿Qué puedo hacer yo? Nada, estoy encadenada, intento agarrarme desesperadamente a cualquier rayo de luz, y parece ser que lo único que puedo hacer es esperar. Esperar y hacerle ver que todo túnel tiene una salida. Esperar, empezar a creer en algo o en alguien para que todo mejore, deshojar margaritas para que la suerte sea la que decida. Esperar y animarla para que no se hunda, para que vea que pase lo que pase las cosas irán para mejor…, que ese corte de pelo no le queda tan mal, que está guapa de todas las maneras, y que el frío dolor que se ha apoderado de su vida se quemará y volverá a salir el sol. Aunque la verdad es que, hay veces, en las que resulta inevitable no hundirse. Hay momentos en los que esas gotas de lluvia pesan más de lo normal, cogen peso y tiran de ti para que no te levantes, tiran de ti para que te rindas de una vez… para que siga lloviendo. Pero ella, como miles de mujeres en el mundo, es más fuerte que todo esto. Ellas luchan porque saben que pueden, porque saben que son capaces de vencer en esta batalla, porque saben que ellas son lo suficientemente valientes para plantarle cara y hacerle ver a la vida que tienen motivos por los que seguir adelante, para comerse el mundo, y demostrarnos a todos que un estúpido cáncer no hará que se rindan, no. Luchan porque saben que las necesitan, saben que las necesitamos. Luchan por nosotros, porque saben que nuestro mundo sin ellas no tendría sentido. Luchan por salir de este túnel; luchan para seguir adelante y recobrar así, poco a poco, el ansiado azul de su inmenso cielo. /

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El payaso elisa jiménez corcobado 2° Bachillerato

Iba despistada, con la mirada perdida, sin rumbo, necesitaba evadirme del mundo aunque solo fuese durante un rato; el estrés al que estaba siendo sometida estos últimos días me estaba superando hasta tal punto que estaba pensando en abandonar, dejar ese puesto de enfermería que tantos años atrás había deseado…. mi sueño cumplido estaba resultando ser una auténtica pesadilla. De repente, de entre la multitud que esos días navideños abarrotaban las calles del centro de la ciudad, unos ojos llamaron especialmente mi atención. Aún recuerdo aquella mirada, no sabría cómo describirla, estaba apagada, vacía, en aquellos ojos parecía haber desaparecido cualquier ápice de vida, pertenecían a una persona que portaba un traje de payaso, lo que me pareció aún más chocante. La figura del payaso es conocida por todos como una figura alegre, llena de vida, pero este payaso parecía ser diferente… Sin darme cuenta, me había quedado tan ensimismada en mis pensamientos sobre aquél payaso, que me encontraba parada en medio de la calle, el pitido de un coche fue el que me trajo de vuelta a la realidad. Decidí continuar mi paseo, no sin mirar dos o tres veces atrás hacia aquella persona vestida de payaso… Sí, he de decir, que me impactó muchísimo esa imagen, hasta tal punto que esa noche arrastré a aquél payaso a mis sueños. El sueño como tal no lo recuerdo demasiado bien, pero parecía real, parecía que esa persona y yo nos conocíamos de algo, esa mirada, esos ojos… puede que me resultasen familiares, pero no estaba segura, necesitaba volver a verlos, algo dentro de mi me decía que esa persona había aparecido en mi vida por alguna razón y si era así, debía averiguarlo. Al día siguiente decidí volver a pasar por aquél sitio donde le vi, y sí, allí estaba igual que el día anterior, esta vez me fijé mas en él y me dí cuenta del cartón que le acompañaba, ponía algo así como: “Llevo tiempo queriéndome levantar con una sonrisa, pero me es tan difícil que tan sólo puedo dibujármela”.

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Aquél paseo terminó convirtiéndose en una rutina, cada día me proponía hablar con aquél payaso, quería saber más de él, pero cuando llegaba y le veía no me atrevía a hacerlo. Un día, tras pensarlo detenidamente, me dije que de ese día no pasaba, ese día hablaría con él y no habría marcha atrás como los días anteriores. Pero, para mi sorpresa aquél día el payaso ya no estaba, ni él ni su cartón, había desaparecido. Decidí no preocuparme demasiado y volver al día siguiente, puede ser que le surgiera algo, no tenía por qué alarmarme. Pero al día siguiente tampoco estaba, ni al otro, ni al otro… ¿qué habría pasado? Una semana después de que desapareciera, intenté preguntar por los alrededores a ver si alguien sabía algo de él. Pregunté en todos los establecimientos de alrededor, pero nadie sabía nada ¿como era posible? Cansada de preguntar decidí sentarme en aquél lugar donde días atrás había estado aquél payaso, y sin saber cómo ni por qué me quedé dormida, hasta que alguien me despertó… Se trataba de un mendigo, me preguntó si yo me llamaba Paula y le contesté que sí, que esa era yo, ¿de qué me conocía aquél hombre? Sin decir nada más me entregó un sobre y una flor seca y me dijo que era de parte de Joaquín. –¿Joaquín? ¿Quién era Joaquín?- pero el mendigo hizo oídos sordos a mi pregunta y desapareció…. No podía esperar a llegar a casa para abrir aquél sobre, la incertidumbre de qué habría dentro me estaba matando. Al abrirlo me encontré con una carta que decía así: «Querida Paula, ¡qué mayor estás! Es increíble cómo pasa el tiempo de rápido, hace nada eras una niña y. mírate, ya eres toda una mujer, estás guapísima. Ahora mismo seguramente te estés preguntando quién es este loco que te escribe una carta y se la entrega a un mendigo para que te la dé. Pues este loco es tu padre, sí, aquél que os abandonó y por lo que lleva pagando toda su vida. Sé que no es de valientes pedir perdón por aquí, pero ya ves, soy así de cobarde. Lo siento pequeña, nunca quise haceros daño ni a ti ni a tu madre, pero las cosas eran demasiado complicadas, nunca lo entenderías; con el paso del tiempo, ni yo lo entiendo… Pero aquél cáncer que me diagnosticaron me hizo ver las cosas desde otro punto de vista, no quería haceros pasar por eso… Quiero que sepas que aunque no estuviese en ninguno de tus cumpleaños, no te llevara al parque y no actuara como un verdadero padre, siempre estuve allí, siempre seguí tus pasos… Sólo necesito que tengas presente que este payaso, tu padre, siempre te quiso, te quiere y te querrá, esté dónde esté, cuida mucho de tu madre, que yo cuidaré de ti desde ahí arriba». Y, justo en ese momento, una lágrima mojó mi mejilla y, sin poder remediarlo, mis labios pronunciaron: “Te quiero, papá”. /

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La leyenda del Everest ÁLVARO LÓPEZ MERINO 6° Primaria

Hace un tiempo, no muy lejos de éste, un barco llamado “El Everest” salió de un puerto de Italia con quinientos lingotes de oro macizo para llevarlos a Australia. Nadie sabía las razones, pero lo más importante de esta historia es que el oro nunca llegó a su destino. Algunos dicen que el barco se hundió y otros que el barco se perdió en el mar. Aunque la verdad es que la auténtica historia de “El Everest” únciamente la sabe mi familia, pasando de generación en generación, desde el abuelo de mi tatarabuelo, cuyo nombre era Francisco y además el capitán de ese barco. Ahora os cuento la historia para que la disfrutéis. Aquella tarde El Everest, siendo uno de los más grandes navíos jamás construidos, salió de un puerto de Italia con quinientos lingotes de oro. Tuvieron un comienzo duro, con fuerte oleaje y fuerte viento en contra, con el único objetivo de llegar a Australia. De repente, el mar se calmó y apareció un barco de la nada. Se acercaron, pero no había nadie; pasados unos minutos apareció un anciano en la popa del siniestro barco. El anciano les dijo que se marcharan de allí. En ese instante se formó un remolino, todos se asustaron y saltaron al agua, excepto mi abuelo, que intentó sacar al barco de aquel terrible remolino, pero el oro ya se había caído por la borda. Por eso cuando por fin llegó a Australia el oro ya no estaba en “El Everest”. /

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El baile ANDREA MARTÍNEZ MORA 1° ESO

Luisi era una niña a la que le gustaba mucho bailar ballet. Pero desde que se mudaron de casa ya no lo hacía. A Luisi no le gustaba ese sitio donde ahora vivían porque era extraño, o eso decía ella. Los niños que vivían allí no hablaban. Al día siguiente fue al colegio, la profesora le presentó a todos los niños de la clase, despúes de Lengua salieron al recreo y una niña fue hacia ella y le dijo: –¡Hola!, me llamo Ana y vivo en la montaña, ¿quieres venir después del colegio? Luisi le dijo que se lo tenía que preguntar a sus padres, pero que le encantaría. Después de una semana Luisi se acostumbró a su casa nueva y a ese lugar gracias a Ana, su nueva mejor amiga. A Luisi se le ocurrió una fantástica idea: enseñar a bailar ballet a Ana. Los primeros días fueron un desastre, pero se lo pasaron muy bien, la segunda había mejorado con creces y después de dos meses era una profesional. La profesora del colegio les pidió que hicieran una actuación para fin de curso y así lo hicieron, pero no tenían muy claro lo que iban a hacer. Al rato empezaron a juntar movimientos y les quedó una magnífica coreografía. Todos los días iban a ensayar a casa de Ana. El día de fin de curso estaban muy contentas, pero también nerviosas. Cuando les tocó actuar bailaron una preciosa canción y todos los niños y niñas se quedaron estupefactos. Cuando terminaron de bailar todos fueron a dar la enhorabuena por el precioso baile y les pidieron que les enseñaran a bailar así. Después de unos años más tarde, Ana y Luisi siguieron siendo amigas, pero ahora ya no iban al colegio sino a un instituto que podían compaginar con los concursos de baile, porque ahora eran bailarinas profesionales y les encantaba cómo habían mejorado y cómo vestían con trajes de colores alegres, tutús... y cuando todo el mundo aplaudía al ver su baile. /

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Llamando a las puertas del cielo MARTA POLO SAMANIEGO 1° ESO

Sé que es un sueño, pero sigo empeñada en que podría ocurrirme, y me esfuerzo en seguir soñando la continuación de ese increíble sueño. Me duermo en un campo y la fresca lluvia me despierta. Empiezo a andar hacia el interior de un bosque. Es oscuro y tenebroso pero no me asusta, me hace sentir segura. Y tras haber andado un rato bajo los grandes árboles llego a un claro del bosque. Y comienza a llover de nuevo, extiendo los brazos, levanto la cabeza y respiro con total libertad. Luego me tumbo en la hierba del suelo y disfruto del cielo. De un espectáculo de nubes, algún relámpago lejano y ciertos rayos de sol. Luego me despierto. y me enfado por no poder seguir durmiendo, y termino pasando el día medio ofuscada y medio risueña. Ya han pasado dos noches desde aquella vez, desisto, voy a contárselo a alguien. Se lo cuento a Cris, siempre le cuento todo, así que esto no se lo puede perder. Le parece igual de bonito que a mí. Ahora ella se tiene que marchar, pero aun así, antes de que se vaya siempre quedamos un rato. Vuelvo a casa y me echo la siesta hasta que el gato se me sube encima y me desvela. Aprovecho estar sola en casa para cenar e irme tarde a la cama. Y mientras apago la luz del salón veo algo horrible. Es como si mi salón desapareciese y en su lugar hay una calle. Una chica pasa por ahí y un gato se cruza en su camino. Ella se asusta y resbala con un charco congelado y cae bruscamente al suelo. Parece estar muerta. Las imágenes se desvanecen y resurge mi salón de nuevo. Me he asustado y me voy muy rápido a mi cuarto y me tumbo en la cama con la esperanza de dormirme. Me duermo y aparezco en el claro del bosque. iMi sueño sigue! Todo es un poco más brillante y hay una mesa muy cerca de mí. Y, si no me equivoco, el hombre que está sentado en ella es San Pedro, y sostiene una lista y las llaves de las puertas del cielo que, por cierto, acaban de aparecer. Levanta la vista hacia mí. Y me nombra: “Nora Darklight, tu tumo está cerca”. Él espera que me acerque. Sé lo que significan las puertas y lo que significa que San Pedro me llame, estoy muriendo. Vuelve a llamarme. –¿Por qué lo estoy soñando?–.

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Esta vez grita mi nombre, porque he salido corriendo. Me despierto llorando. Es muy tarde, me cambio de ropa y voy a clase corriendo. Llego tarde y, al abrir la puerta, aparece esa calle. La chica respira pero no se mueve. Todo cambia y aparece un hospital, hay gente llorando, no reconozco a nadie, salvo a una persona, Cris. El hospital desaparece, pero yo no vuelvo a clase. Estoy en el claro del bosque. Realmente estoy asustada. No estoy soñando, estoy ahí de verdad. Sé que es cierto porque huelo la hierba húmeda, noto la brisa del viento que me enfría los brazos, pues no llevo mi ropa, ahora llevo un vestido, creo que de gasa blanca, sencillo pero bonito. No entiendo nada, Cris está aquí también junto a San Pedro, que me vuelve a llamar. Ven que no reacciono y ella se acerca a mí. Muy suavemente y con mucha delicadeza me toma de la mano. Me recordó a un niño intentando no espantar a un pajarillo. Empiezo a llorar, ella me abraza. Y comienza a contarme muchas cosas. Que lo que está ocurriendo es producto de mi estado de coma pero con un fin real. Llevo dos días en la UCI, por torpe. Las visiones de la chica eran “flashbacks” de lo que me sucedió a mí. El golpe me hizo entrar en coma y el sueño del bosque sí que pudo ser real. Sonriendo, me dice que en el estado en el que me encuentro todo es posible y que, aunque físicamente sí que es imposible que me fuera hasta un bosque, mi alma sí podía hacerlo. Estoy todavía confusa, entonces, ¿ella no está realmente a mi lado? Todo es extraño y muy difícil de entender y lloro de impotencia porque me voy sin entenderlo. Ella se ríe y me abraza. Y ya hemos llegado a la mesa. Sigo agarrada a su mano –en el hospital, Cris acaricia mi mano-. No quiero irme y se la aprieto cuando siento que me hago invisible. La máquina que daba un pitido con cada latido de su corazón hizo un ruido más largo y algo más chillón indicando un final, cuando apretó mi mano por última vez.

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Las paredes del alma adrián lino rodríguez 2° ESO

Abro los ojos, ¿dónde estoy? Me falta algo… Comienzo a recordar… me perdí. Pero, ¿y este lugar? Es blando, blanco… ¿estoy encerrado? Quizá, pero, ¿por qué estoy aquí? Tanteo. En la oscuridad, encuentro una lamparita. La acciono. ¡Está llena de espejos! Pero son negros, no reflejan nada. ¡Me estoy desesperando, qué agobio! Empieza a costarme el respirar, estoy tan nervioso que rompo en llanto. Oh, Dios, ahora se ven los espejos, estoy mejor, más tranquilo. ¡Pero que…! No, ese no soy yo… ¡Espera!, Sí, me reconozco. Pero soy… distinto. Estoy demacrado, delgado, incluso me atrevería a decir que muerto. ¿Y esto? Leo en voz alta una sombra en el techo, proyectada por la lamparita: “¡Bienvenido al lugar donde podrás verte a ti mismo; las Paredes del Alma” ¡Un momento!, entonces… ¡eso es! Aquel reflejo sería mi alma. -¡Te odio!- aúlla el reflejo. -Y yo a ti. -Te odias, pues. -Exacto. -¿Por qué? -No sé, me es más fácil decírtelo a ti. -Comienza. -Me das pena, no pensé que fueras así, recuerdo que antes tenías sueños, metas, amor propio. Antes eras tú. -¡Continúa, no te cortes!

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-Antes tenías… ideales. –¡Y los tengo– espeta aquel reflejo, defendiéndose por primera vez de mis duras palabras. -¡Antes los defendías! Te daba igual todo. -Ha cambiado el mundo. -¿Y qué? ¿Tienes que cambiar a la vez que el maldito mundo?– Gritó lleno de rabia, no entendía nada. -Solo tú sabes la solución. -Volver… -…A nacer… -…Desde el principio, antes de todo esto. -Con tus ideales. -No, con ¡NUESTROS! ideales. Observo una mueca extraña, ¡una sonrisa en mi reflejo! O un intento de ella. No me dio tiempo a apreciarlo, pues desaparece y noto un calor…, que algo que perdí, lo recuperaba. ¡Eso me faltaba! Mi alma, y por fin volvió a mí. Me desmayo. Al despertarme, me miro al espejo y veo que soy otro hombre, un viejo conocido. Soy yo. No puedo estar aquí sentado pensando que quizá, algún día, todo esto cambie. Se supone que he cambiado. Y ahora, tras de mí, le toca al mundo. En fin, basta de fantasear, saldré a la calle ... ¡Dios! Lo que te puede transmitir una persona si observas atentamente su mirada. Por desgracia, sus miradas me deprimen: están llenos de inseguridad, de miedo a esta sociedad. ¡Es gracioso! Que esto parezca tan normal, tan ordinario, y que al fijarte un poco más y hurgues en la sociedad descubras que lo “normal” es la explotación infantil, los sobornos, los secuestros, los robos, los asesinatos… En resumen: ¡Esto es un chiste, una broma de mal gusto! Algún día todo esto cambiará, o mejor dicho, ¡lo cambiaré! /

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Cordus Guadalupe sánchez sánchez 3° ESO

Una vez, escuché hablar de una marioneta, aunque esta, a diferencia de Pinocho, nació siendo niño. Este niño se llamaba Cordus, creció y vivió en un entorno favorable y como cualquier niño, entre sueños y aspiraciones, acompañado siempre de la señorita inocencia. Cada noche veía la televisión sentado en el sofá mientras cenaba, pensado que le encantaría ser como esas personas que en la televisión actuaban. Un día, mientras esperaba sus amigos, un extraño hombre le saludó. Iba vestido con gafas oscuras, una chaqueta, pantalones vaqueros y una deportivas que constaban de un solo color: rojo caImesí. Al ver esta inusual vestimenta, el niño rió, le saludó preguntando por su nombre, a lo que el hombre respondió que era Vanitas, se agachó mirándole a los ojos y con tono chulesco añadió: –“Chiquillo ¡voy a mostrarte el secreto del éxito!–. Entonces del bolsillo sacó un trozo de papel. Al dárselo, el niño lo leyó, en ella había distintas metas todas aparentemente sin importancia. El niño dijo que eran metas demasiado tontas como para que alguien dejara de jugar por cumplirlas. Pero Vanitas comentó: “¿Sabes?, me gustaría hacerte saber que todas esas personas que tú ves cada noche acabaron con esa lista. Por eso, son admirados, por eso, tú los conoces”. Con mirada luminosa, Cordus volvió a leer la lista. Tras esto, afirmó que acabaría esa lista. Al oír esto, Vanitas se esfumó como si de un soplo de viento se tratase. Así Cordus, comenzó con la lista que constaba de 4 pasos. El primero decía así: “Si lo que quieres es triunfar como un triunfador vestirás”. Una vez leído esto, Cordus recordó el atípico atuendo de Vanitas. Por lo que volvió a casa para pedir ir de compras. Sus padres, aceptaron tal petición y fueron al centro comercial. Entre la multitud encontró a sus amigos que vestían como aquel singular hombre. Cordus los saludó y mientras hablaban, estos criticaron su vestimenta, reprochándole por no haberla cambiado aún. Tras este encuentro, corrió a la tienda más cercana para conseguir lo que ya todos tenían, a pesar de las opiniones de sus padres. El niño vestía con unas gafas amarillas, una chaqueta negra, pantalones vaqueros y deportivas amarillo chillón, pero tras su espalda comenzaban a colgar unos hilos. Cordus, continuó con la lista: “Si como una estrella quieres brillar, tu peinado has de mejorar”. Cordus, fue a comprar gomina. En su camino se topó con un par de chicos que vestían igual que él. Al pasar por su lado, se burlaron de su peinado. Cordus, con indignación entró en la tienda. La dependienta al verle, dijo entre risas: –”Por lo visto eso de que vistáis raro es contagioso, pero bromas

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aparte, ¿por qué lo hacéis?”–. Cordus contestó: –”Yo no he visto a nadie que lleve unas deportivas amarillas. La chica atónita preguntó si se estaba burlando de ella, lo que Cordus negó y después de pagar la gomina se marchó. Llegó a su casa y con la gomina hizo que su pelo se convirtiera en una cresta. Cordus se miró al espejo, comprobando que comenzaba a parecerse a las personas que admiraba, por lo que sin ser consciente empezó a elogiarse, algo que nunca había hecho. Para su sorpresa, su padre lo escuchó y le preguntó si se encontraba bien. A lo que repuso: –“¡Mejor que nunca papá! y si no te importa, hoy no tengo tiempo para ningún paseo”–. Cerró la puerta de su habitación con pestillo tras su padre. No obstante, por mucho que se mirara y remirara no se percató de los hilos que colgaban de su espalda ocultos tras su chaqueta ni de que su tronco y piernas había pasado a ser de madera. Al poco tiempo, el timbre sonó, eran los amigos de Cordus; éste sin pedir permiso se fue. Sus padres perplejos ante estos hechos ya no sabían cómo debían tratarle por su radical cambio de vestimenta y comportamiento. Mientras tanto, Cordus hablaba con sus amigos y observó que todos llevaban guantes menos él, por lo que metió sus manos en los bolsillos. De repente uno de sus compañeros, llamado Servus, dijo: –“Cordus, si llevas guantes, ¿por qué metes las manos en los bolsillos?”–. Éste con su incipiente tono chulesco respondió que tenía mucho frío y volvió a casa. Al llegar se encaminó a su habitación y sacó la lista. El tercer paso decía: “Ponte unos guantes y calcetines, sin quitártelos hasta que la lista termines”. Y Cordus se puso guantes y calcetines. De pronto, se escuchó: –“La cena está servida”. Cordus, se dirigió a la mesa, sin ser consciente de los hilos que de su espalda colgaban, su tronco y piernas eran de madera y ahora, sus manos y pies también. Durante la cena, Cordus no tardó en sentirse incómodo debido a que el silencio que la gobernaba solo era interrumpido por una orquesta de gotas procedentes del viejo grifo. Así que Cordus optó por terminar de comer rápido para regresar a finalizar la lista. Al encontrarse de nuevo en su habitación, Cordus leyó el cuarto paso: “Todo has de acabar si la gloria quieres alcanzar, este es el último paso y se trata de que te emborraches en el Barco”. Cordus sabía que su meta estaba cerca y eso era motivo más que suficiente para ignorar que a él, realmente, no le gustara mantener esas tensas situaciones con sus padres o aguantar la mofa de dependientas entrometidas y, sin más miramiento, se escapó para ir al Barco, un parque que se situaba en el centro de la ciudad. Allí estaban todos, todos igual y todos ¡tenían la cara de madera! Cordus, algo desconceliado, se acercó a esos curiosos chavales y con ellos se emborrachó, terminando así su lista. A la mañana siguiente abrió costosamente los ojos, habían perdido todo su brillo y solo miraban hacia una misma dirección. Alguien tiró de las cuerdas que colgaban de su espalda de madera y lo colgó en la pared de lo que parecía una carpintería. Junto a un montón de títeres más, entre ellos, uno que representaba a un singular hombre vestido como todas aquellas marionetas, pero diferenciado por sus deportivas de un color rojo carmesí. Todos ellos carentes de voluntad.

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Un banco y una tarde laura diñeiro garcía 3º ESO

Una bola de papel. Ahí empezó todo. Una bola de papel con una nota que me cambió la vida. Aún me llamo Lara, y tenía 16 años. Sigo siendo de Madrid, la ciudad más perfecta para alguien como yo que cualquier otra. Ya no sé qué pensar. Puede ser lo mismo que pensaba hace muchos años, pero no. Esa bola de papel me la lanzó un chico nuevo de la clase, un chico que acababa de llegar de Barcelona. Ese chico no me gustaba. Era guapo, sí, pero no parecía buena persona. Fumaba, se drogaba, bebía… Todo lo contrario de lo que hacía yo. En esa bola de papel me mandaba un beso. Sabía lo que tenía que hacer pero no lo hice. No tiré la bola a la papelera y le di una oportunidad y lo peor fue que le dediqué una sonrisa. Se llamaba Javier, Javi para la gente que le conocía. A la salida del instituto se acercó a mí y me demostró sus encantos, si se les puede llamar así. Esa misma tarde quedamos por primera vez. Era amable, cariñoso, simpático, gracioso, protector, guapo y sincero. Demasiado bonito para ser verdad ¿no? Íbamos andando por las calles y cada vez que veíamos nuestro banco salíamos corriendo, yo siempre delante. Me dejaba ganar, luego me abrazaba sin dejarme salir corriendo y me besaba como si nunca quisiese perderme.

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Pasamos algunas vacaciones juntos, pero el día que cumplíamos cuatro meses me rompió el corazón. Vino a la playa en la que habíamos decidido vernos, y el día en que estaba dispuesta a entregarme a él me dejó. Pero esta vez para siempre. Se tenía que ir lejos, muy lejos, y cuidaría de mí desde la distancia. Las últimas palabras que me dijo fueron: -No sufras por mí Lara, que te quiero. Le miré a los ojos, llorando, y le pegué. Salí corriendo sin pensar, a lo que cada día que vengo a este banco sigo dando vueltas. Que no se tenía que ir. Lo que le pasaba era peor y lo que intentaba era protegerme del sufrimiento. Que se moría. No quería que lo pasase mal por su muerte, y lo que hice fue lo que más le dolió, pero no a su cuerpo, sino a su corazón. El mismo corazón que yo había conseguido cambiar y que me regalaba todos los días cada vez que me hablaba. Cada vez que camino por las calles de Madrid y paso delante de nuestro banco me siento en él. Pienso en lo feliz que hubiese sido si estuviese vivo. Y lloro. Me muero por dentro porque pienso que no me pude despedir de él, que lo último que recibió de mí no fue un beso sino un tortazo. No he superado a Javier, no me perdono ese error. Y me odio con todas mis fuerzas. /

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Sin título rodrigo cañete monsalvo 1° ESO

Llamaron al timbre de aquel monstruoso Palacio… –¿Quién es?– Dijo la Condesa. –No lo sé señora– le respondió la asistenta. Abrió la puerta, era un mendigo, su ropa olía mal, pero parecía buena persona. –¿Quién es?– Volvió a preguntar la Condesa. Se dirigió hacia la puerta y con cara asqueada apartó a la asistenta y le cerró la puerta de golpe. En ese instante la hija de la condesa bajaba por las escaleras y vio los movimientos de la madre. -Mamá, ¿Por qué lo has hecho?– dijo Rasila-. Es una persona como tú y como yo. -Tiene razón señora, dijo la asistenta, últimamente hay mucha crisis y el pueblo está empobreciendo. -¿¡Ah sí!?, pues… ¡despedida!- Dijo la Condesa. -Pero señora mi familia no tiene para comer. -Pues ese no es mi problema, te has atrevido a contradecirme y nadie se atreve a llevarme la contraria. Cuando la asistenta había recogido sus cosas y se disponía a marcharse para su casa, de repente se oyó un bullicio fuera de palacio. La Condesa se acercó a la puerta y vio una multitud procedente del pueblo, que venía a cobrarse todos los trabajos y favores que habían hecho por ella, pero la Condesa no tenía intención de pagar ni agradecer nada.

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Entonces la multitud arremetió contra ella y la Condesa, al verse acorralada le pidió ayuda a su asistenta. -¡Ayúdame, para eso te pago! -No, lo siento, recuerde que ya no trabajo para usted, acaba de despedirme. Todas las personas que habían ido al Palacio se fueron acercando cada vez más a la Condesa, ella intentó huir pero no lo consiguió, la ataron y cogieron lo que les pertenecía en pago por tantos años, su hija se marchó a vivir al pueblo con los aldeanos y ella se quedó sola y sin bienes. /

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Sin título alejandro siguero ginés 1° ESO

Rocío se encuentra en la habitación del hospital, junto con su padre Ramón. A este le acaban de operar de un tumor cerebral. Rocío se encuentra muy nerviosa y un poco perdida. No sabe qué hacer a la espera de que llegue el cirujano, Santiago, el que acaba de terminar la operación. Rocío está muy desesperada porque su padre no despierta. -Papá, despierta por favor, si me estás escuchando, respóndeme–, le dice Rocío a su padre. Su padre no se puede mover, tampoco puede hablar ni ver. Rocío sale y mira por la ventana de la habitación. Al final del pasillo, ve al cirujano que se dirige hacia allí. Santiago entra en la habitación y le dirige a los ojos una mirada que no tiene muy buena pinta. -La intervención iba normal, pero al final se complicó y hemos tenido que terminar lo más rápido posible– le dice Santiago a Rocío. -¿Y eso que significa? Un breve silencio se apodera del cirujano. A la vez, la habitación también se queda en silencio, solamente se escucha la máquina a la que está enchufado Ramón. Es un silencio muy corto, apenas dura, pero esos segundos son muy duros. No sabe que puede decir para no hacer daño a Rocío. -Significa que su padre ahora mismo se encuentra en coma, que le tenemos enchufado a una máquina que le mantiene con vida y evitando por momentos una muerte cerebral. Nosotros creemos que es mejor desenchufarle. Tiene que tomar la decisión en media hora, justo en la revisión– le contesta el cirujano a Rocío. Lo que no saben es que Ramón les está escuchando hablar de todo. Él se queda estupefacto con la conversación de su hija y el cirujano, porque cree que se encuentra bien. Intenta decirle a su hija que prefiere vivir una mierda de vida a que no pueda volver a hablar con ella, pero no puede decírselo, le es imposible hablar. Salen de la habitación

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el cirujano y Rocío, esta se pone a llorar. Creen que Ramón se encuentra en coma, pero lo que no saben es que en realidad no lo está. Es la hora de la revisión, el momento de saber qué es mejor, si mantener a Ramón con vida o desenchufarle de la máquina. Rocío espera impaciente. -Dígame la decisión que ha tomado, Rocío– dice Santiago. Esos instantes están siendo para Rocío los más largos de toda su vida. Mientras tanto, su padre escucha la conversación y cada vez se encuentra más nervioso, sabe que le van a desenchufar y en realidad puede vivir, aunque sea mal. -De acuerdo, hágalo– dice Rocío. Ramón intenta hablar como sea pero no puede, solo lo que dice lo tiene él en su mente. Intenta despedirse de su hija: –Hija, escúchame, te estoy hablando–, intenta decir. –No me dejes ahora. Santiago desconecta la máquina. Rocío huye corriendo de la habitación. Santiago escribe en la hoja la hora de la muerte. Mientras tanto, Rocío se encuentra tras el cristal de la habitación viendo como tapan a su padre y dice cuatro palabras: -Descansa en paz, papá. Rocío entra de nuevo. Camina hacia la cama de su padre, le mira y empieza a llorar. Ramón se sienta en la cama, o en realidad eso cree él. Levanta el brazo y lo estira hasta llegar con la mano a la cara de su hija. La acaricia, pero no logra tocarla, no puede. En ese mismo instante, Rocío nota como un ligero viento en la cara. Se va. Ramón la ve salir de la habitación y cada vez la ve menos, hasta perderla de vista. /

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Viajando hacia el mismo sueño javier sánchez astorgano 2° ESO

Un día cualquiera en el aeropuerto de Kansas, América, cinco pasajeros iban a emprender un viaje que les cambiaría para siempre sus vidas. La primera pasajera era una niña de 12 años, llamada Julia; la segunda pasajera era una joven y bella mujer llamada Elisabeth; el tercer pasajero era un hombre de mediana edad y muy fuerte llamado Walter; y los últimos pasajeros eran dos hermanos españoles, Rosa y Rafael. Cuando ya se encontraban en sus asientos, empezó la conversación: –¿Dónde vais vosotros?- preguntó Julia. –Yo a un intercambio a Chile– respondió Elisabeth. –Yo a Marruecos, a ver a mi familia- respondió Walter. –Y nosotros a Rumanía de turismo. ¿Y tú?– respondieron Rosa y Rafael. –Yo voy a Inglaterra a ver a mis abuelos– respondió Julia. Pero ese día ninguno llegaría a su destino, ¿o tal vez sí? Cuando estaban sobrevolando el Atlántico, el avión dio unos movimientos muy bruscos. De repente, las luces del avión se apagaron, Walter fue a ver al piloto, pero se había dado un golpe en la nuca contra el volante y había muerto. Todos gritaron aterrorizados, el avión empezó a caer en picado. Cuando por fin chocó contra el mar, todos salieron por su propio pie, no sabían donde estaban. Nadaron unos cuantos kilómetros, cuando vieron una isla, todos nadaron hacia ella. Cuando llegaron estaban destrozados, así que descansaron durante un rato.

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Al poco rato empezaron a repartirse las tareas para poder sobrevivir hasta que los rescataran, si eso pasara. Elisabeth y Julia buscarían la comida; Rosa, que era la más lista de todo el grupo, propuso subir al volcán que había al otro lado de la isla, dijo que había encontrado un pergamino que decía que allí vivía una hechicera, la mujer más sabia del mundo. Todos estuvieron de acuerdo, así que pusieron rumbo al volcán. A los dos kilómetros, encontraron una mano humana. Rosa dijo que nadie la tocara, pero Walter la toco. Pronto empezó a ponerse malo. Siguieron caminando y encontraron una inscripción en una roca que ponía: «Si a vuestro amigo queréis ayudar, a la cabaña de la hechicera deberéis llegar”. En cuanto leyeron eso emprendieron el camino a la montaña, Walter no podía caminar, así que fabricaron una camilla con hojas de palmera. En el siguiente tramo, encontraron otra mano humana. Cuando pasaron de largo, Walter tuvo un ataque de rabia y empezó a delirar. Julia empezó a gritar sin parar y de repente la mano desapareció y Walter volvió a su estado de enfermedad. Desde ese momento la isla les pareció una cosa paranormal; después de eso ya veían la cabaña de la hechicera, fueron hacia ella y cuando llegaron se encontraron una anciana. Esta mujer tan amable encendió una hoguera en la que puso la ropa de Walter. Pasado un rato, se empezó a oír un pequeño sonido y, de repente, todos se despertaron en el avión: había sido un sueño, pero el mismo sueño. Todos se miraron fijamente. En el aterrizaje vieron a una mujer idéntica a la hechicera de sus sueños, fueron a hablar con ella, pero no sabía de qué estaban hablando, así que se fueron todos a almorzar juntos antes de ir a sus ciudades. Cuando estaban almorzando, en el cartel de la entrada había una inscripción igual que la roca de la isla. Eso es dio un poco de miedo, pero ya que todo fue un sueño no le dieron importancia. Después de tomarse el almuerzo fueron a ver al piloto del avión. Era un hombre viejo y dijo que en el viaje todos estaban muy inquietos. Al final del día se despidieron unos de otros pero dentro de ellos había algo que les decía que no era la última vez que se iban a ver las caras. /

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Ella andrea márquez formigón 1° Bachillerato

Esa noche no era como las demás, era oscura, muy fría y gotas caían del cielo como si de lágrimas se tratasen. Noche de mayo, madrugada de un domingo. 6 am. Unos, aquella madrugada volvían de fiesta, otros en cambio madrugaban y ya se ponían en pie. Alguno que otro salía de su casa para enfrentarse a otro día de trabajo. Unos tantos esperaban la llegada de un nuevo bebé, mientras que otros pocos sufrían la dura despedida de un ser querído. La mayoría de las personas a esa hora dormía plácidamente, pero Ella lloraba, estaba aturdida, tenía miedo y la costaba respirar. Hubo tiempo suficiente de ver a ese individuo aun metido en su cama, pero luego todos lo negaron. –“No dirás nada, ¿No?”, “Ha sido un accidente”, “Como lo cuentes va a ser peor” y diferentes cosas la decían con el fin de mantenerla callada, cosa que durante dos días consiguieron. A sus trece años tuvo que armarse de valor y afrontar todo lo que acababa de pasar. Ya no era la misma. Evidentemente, su familia se dio cuenta de que algo pasaba. Dos días callada, ocultando, con miedo y triste. No pudo más. Llegó a casa después del instituto y rompió a llorar, se abrazó a su madre y emprendieron un viaje a comisaría. Esta vez no se puso la radio en el coche y fue un viaje corto e indiferente. Rápidamente le tomaron declaración y tuvo que contar todo sin dejarse detalle alguno. Así lo hizo Ella, un poco nerviosa y con lágrimas que se asomaban en sus ojos. Nadie sabía lo que iba a pasar pero ella no estaba sola, tenía apoyo y cariño, aunque en ese momento Ella sólo se centraba en una sola persona, en una persona que probablemente no iba a estar a su lado y sentía como la había fallado, defraudado e incluso… abandonado, su tía. Ella susurraba su nombre entrecortadamente entre sollozos, pero nunca la quiso escuchar. Verdaderamente lo que más daño le causó de esa noche, lo que más le dolió a Ella no fue que se metieran en su cama y jugaran con su cuerpo como si de una muñeca se tratara, no. Fue que su tía negara lo ocurrido dejándola como mentirosa y en un mar de lágrimas. Desde ese día Ella apenas volvió a saber de su tía. No sabía cómo pero tenía que aprender a vivir sin ella, tenía que afrontar que ya nada sería como antes y procuraba no hundirse más, ya que cada lágrima amarga era un momento perdido y sin sentido. Los años consecuentes se pueden resumir en una rápida madurez de una “níña” de trece años, en juicios donde el llanto y la aflicción se apoderaban de la situación, en

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cartas mojadas y sin dirección, en poesías de una dura separación y en la dificultad de fingir sonrisas y aparentar estar bien. Años en los que cada tríste canción la recordaban a una sola persona, en la que el pequeño aroma de esa marcada colonía le recordaba nuevamente a esa persona. Años que pasaron lentos. A veces Ella piensa en olvidarla, si la olvida todo sería más fácil, y entonces Ella se pregunta… ¿Cómo olvidar algo que en el fondo no quiero olvidar? Es la peor de las pruebas que alguien tiene que afrontar en la vida. Ella se dio cuenta de que «olvidar» era un hecho imposible. Algo que nunca podría ocurrir. Ella no se podía olvidar de la persona con la que mejores momentos ha vivido…, así que tan solo tenía que aprender a vivir sin ella. Tres años y dos meses a la espera del juicio final que Ella ganó. Cárcel para aquel hombre innombrable. Familia y amigos más cercanos estaban muy contentos y llamaban para dar felicitaciones, pero Ella no estaba contenta. Sí, había ganado, pero Ella no había luchado para ganar, es más, había sufrido. Quizá no estuviera contenta porque sabía que él no iba a ir a la cárcel, pues si se iba del país no se podía remediar. Dichosa justicia. Quizá no lo estuviera porque sabía que su tía no iba a volver. Días después su tía desapareció, se fue del país, o eso quisieron pensar todos. Y ahora Ella tenía esa absurda sensación de haber dado todo por esa persona tan importante y nunca haber recibido nada a cambio. Esa sensación absurda de pensar que trece años unida a una de las personas más importantes en su vida, es como si de repente hubieran desaparecido, como si de un diario se tratase, del cuál la llave se ha perdido, y nunca se volverá a abrir. Todas las promesas que resultaron ser mentira. Todas esas palabras de amor, todos los besos y abrazos que Ella pensaba que eran verdaderos, los “te quiero” y los “No, yo te quiero más”. Todo había acabado para siempre. Como si se rompiera una pequeña bola de cristal en miles de pedacitos… que ya es imposible recrear de nuevo. Que ya solo te queda el recuerdo de esa bola de cristal. Recuerdos que no podemos ní sabemos olvidar, memorias que nos perseguirán más allá del tiempo, vayamos donde vayamos, adentrándonos un poco en los recovecos de nuestro ser, volvemos a encontrarlas y, como inocentes niños, esbozaremos una sonrisa, una triste sonrisa llegando al extremo de llorar de nostalgia por el añoro de los buenos momentos y por el anhelo que sentimos esos años atrás. Ella ya no era aquella niña inocente de trece años que vivía con la esperanza de un anhelado regreso. Ahora Ella sabía perfectamente que su tía jamás volvería, y que si lo hacía no sería como antes… Esa relación que tenían tan perfecta, tan sincera y tan especial nunca se iba a retomar. Pero a pesar de todo, ella la esperaría, porque aunque ahora Ella es feliz, el hueco que su tía dejó en su corazón nadie nunca lo va a llenar. Tres años y ocho meses después Ella la quiere, la quiere muchísimo.

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Los dos reyes carlos monzón rodríguez 1° ESO

Hace mucho, mucho, mucho tiempo, en una pequeña localidad de Japón había dos reyes que estaban peleados mutuamente porque los dos querían estar al mando del pequeño pueblo. Siempre que hacían votaciones, los dos sacaban el mismo número de votos, año tras año, lo que hacía que sus enfados fuesen a más. Un día, a un campesino se le ocurrió una idea para saber y decidir quién sería el rey del pequeño pueblo. Dicha prueba se celebraría después de las elecciones. Como era de suponer, los dos reyes sacaron el mismo número de votos: Sin Chan con cuarenta y siete votos y Tosikama con cuarenta y siete votos. ¡Nunca fallaba! La prueba se celebró en un jardín de un campesino muy honrado y honesto que les dejó su jardín encantado. El jardín era amplio, grande, verde y estaba vallado, tenía una gran mano en el centro, sujetando una jarra de té; al lado de esta mano había un recipiente lleno de té. Dichas cosas medían metros de altura y estaban hechas con hojas y ramas. La prueba tenía de todo: pruebas de inteligencia, de agilidad, de fuerza... ¡era fantástica y muy completa! Cuando acabaron todas las pruebas los reyes estaban agotados. Los ciudadanos del pueblo volvieron a votar según la actuación de sus majestades y..., cómo no..., volvieron a empatar. Sin Chan y Tosikama se cansaron de llevar tanto tiempo compitiendo e hicieron las paces delante de todo el pueblo, las mujeres lloraban, los niños gritaban de alegría y los hombres se abrazaban entre ellos. Finalmente, los ciudadanos eligieron a Li-Yung, el inventor de la prueba, como gobernador de la localidad japonesa.

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La reina Mab alejandro díaz pulido 1° ESO

La reina Mab era un hada que se dedicaba a ayudar a personas que se deprimían por hacer mal todo a lo que se proponían. Ella les ayuda y les da confianza para poder mejorar en sus aficiones. La reina Mab, después de buscar tanto a personas que necesitaban confianza en sí mismas, encontró a cuatro hombres que querían ser mejores en cada una de sus aficiones. Después de ayudar a mucha gente, la reina Mab estaba dispuesta a ayudar de nuevo. Los hombres se encontraban en un banco, hablando de sus quejas y defectos en sus aficiones. La reina Mab se escondió en una rama de árbol que se situaba a unos pocos metros del banco donde se encontraban los cuatro hombres, y empezó a escuchar. Uno era surfista, y era muy bueno. Pero aún no era lo suficientemente bueno como para entrar en un campeonato en el que solo entraban los mejores, y por mucho que se esforzara y entrenara, no mejoraba, y se entristeció. Otro era piloto de karts; decía que dejaría su profesión porque aunque le gustara mucho, no creía ser muy bueno. Siempre quedaba último o en mala posición, y todos se enfadaban con él por no esforzarse un poco. La reina Mab se quedó pensativa sentada en la rama de aquel árbol al haber escuchado todos sus problemas, pero aún quedaban dos hombres y decidió escucharles para ver si les podía ayudar o no. El otro era inventor. Su problema era que siempre que hacía algún invento suyo, al final resultaba siendo un desastre. La gente pensaba que estaba loco por los inventos que hacía y por como resultaban luego (un desastre). Y se deprimió. Y el último era periodista. Cuando tenía que entrevistar a alguien se atascaba en algunas palabras, y tenía que estar mirando sus apuntes continuamente. Pero cuando se animaba se le daba mejor, aunque a veces los entrevistados le ignoraban. Y hasta estuvieron a punto de despedirle. Intentaba mejorar, pero no tenía ánimos. La reina Mab escuchó todos sus problemas y se enfadó por que no querían conseguir sus grandes sueños. Entonces, la reina Mab salió del árbol volando y luego se quedó suspendida en el aire, mirándoles desde arriba con una sonrisa. Y, de nuevo, usó su gran velo de esperanza y confianza, y los envolvió con ella. De repente, ya no estaban tan tristes, se levantaron del banco y cada uno fue a conseguir el sueño de ser lo que más querían ser en sus vidas, cargados de confianza y esperanza.

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Unos segundos eternos TANIA FERNÁNDEZ DELGADO 2° ESO

Estoy en la cámara de salida, ha llegado el momento, la tensión abunda, las piernas, los brazos, la mente…. siento que se bloquean. Miro alrededor y observo a todas esas chicas, todas con el mismo objetivo en sus mentes y con ganas de conseguirlo. Unos minutos después, que parecen horas, los jueces, por megafonía, pronuncian mi nombre, llegó la hora… Camino lentamente hacia mi puesto, con el corazón en un puño me preparo, me pongo el gorro, las gafas y espero. A mi alrededor los gritos de toda aquella gente que me quiere y espera que lo consiga, unos segundos después los gritos cesan y se hace el silencio en la piscina. Me coloco en posición de preparados, aguanto unos segundos eternos y, tras un pequeño pitido de silbato, salto al agua. Mi salida es casi perfecta lo que me aporta confianza, me sumerjo en el agua, el silencio se hace de nuevo y la tranquilidad que me aporta el agua me relaja, me concentro al máximo y fijo mi objetivo, bajar esos segundos necesarios para clasificarme en los campeonatos. Nadando, me vienen a la mente todos aquellos intensos entrenamientos y el duro sacrificio que he hecho para alcanzar este nivel. ¡Tengo que conseguirlo! Sin darme cuenta y debido al genio interior acelero y alcanzo el final. En ese instante el agotamiento es extremo y la duda sobre mis resultados me invade, salgo del agua, me dirijo hacia mi equipo; a mi llegada, mis compañeros saltan de alegría y me felicitan. Pero la cara de ni entrenadora me desconcierta, comienza a enumerarme los errores que he cometido, pero, sorprendentemente, cuando acaba, muestra una ligera sonrisa y me felicita: ¡había logrado mi objetivo! Cuando salgo fuera de la piscina, mi familia me espera con abrazos y me dan la enhorabuena. De regreso a casa, medito un poco sobre la competición y me doy cuenta de que, si no hubiese entrenado tan duro, no la habría conseguido y que siempre el esfuerzo tiene su recompensa.

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El misterio del niño del banco paula simón del collado 2° ESO

Todas las tardes, mientras me dirigía al entrenamiento de baloncesto con mi amiga Irene, nos llamó la atención ver a un niño de unos ocho años de edad sentado en un banco situado cerca de la carretera y sin nada alrededor. Una tarde decidimos investigarlo. Nos bajamos del coche y nos sentamos en un banco cercano al suyo. A eso de las seis y media pasó una furgoneta negra completa a la que subió. No pudimos hacer nada y nos dirigimos a nuestro entrenamiento. Al día siguiente cogimos nuestras bicicletas y, nada más llegar al banco, el niño se estaba yendo y decidimos seguirlo. Llegamos a la panadería del pueblo y vimos como entraba junto a una mujer con una larga melena rubia recogida en una coleta. Dejamos nuestras bicis apoyadas en la pared y entramos. Pudimos oír algo de la conversación. La mujer le decia al niño, que mientras escalaba, debería tener cuidado de no caerse. Nos compramos una palmera de chocolate cada una y dejamos de perseguirlos. Como ya era tarde nos fuimos a nuestras casas. Estuvimos hablando por el chat de todo aquello. Llegamos a la conclusión de que podrían ser investigadores como los de la serie que esa misma noche echaban en la tele. Quedamos para continuar la investigación el día siguiente en el parque de al lado de la panadería con nuestras bicicletas. Cumplimos nuestro plan y esta vez continuamos el camino de la furgoneta. Llegamos a un edificio alto que resultó ser un estudio cinematográfico y vimos a un hombre que nos miró, entonces salimos corriendo. Esa misma noche, mientras estábamos viendo una película, nos pusieron un anuncio donde salía el niño que veíamos todas las tardes, que subía a una gran colina y como se quedaba sin energía, se comía una barrita energética. /

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Omnipotente ANDREA LÓPEZ GONZÁLEZ 2° Bachillerato

Os oigo… os veo… Sé qué pensáis, cómo sois, conozco vuestros miedos y deseos, vuestros mayores secretos… Yo lo sé todo. Y creedme, me gustaría no ser así. Todos vosotros, en algún momento de vuestra vida habéis pensado en mí, planteándoos si existo, cómo me llamo y tratáis de averiguar, sin demasiado éxito, cuál es mi función. Pues bien, sí, sí existo. Si no, ¿cómo explicáis el origen de la vida? Ah, sí. Ese meteorito llamado Big Bang fue el causante de que surgiera el Universo. Está bien pero, ¿quién creéis que originó esto? Muchos os respondéis: “la ciencia un día conocerá la respuesta”. Queridos, mortales, dejad de engañaros, abrid los ojos, sed conscientes de vuestra eterna ignorancia, porque ahí está la gracia de vuestra naturaleza… Yo soy el origen de todas las cosas, soy el motor que empuja al resto a que se muevan, soy la causa y el fin de todas las cosas. ¿Qué por qué os creé? Pues porque me vi solo, completamente rodeado por la oscuridad. Siendo un ser con una inteligencia suprema, acabé sintiéndome desolado por no poder compartir nada con nadie. Por eso creé el Universo. Y del Universo, distintas galaxias y de cada una de ellas, un sistema, y una de las millones de galaxias es la Vía Láctea y dentro de ella se hallan los planetas que tan bien conocéis. No sois los únicos que tenéis vida, hay otros planetas de otras galaxias poblados con seres como vosotros; eso sí, no son tan terriblemente curiosos. Me resultó muy divertido contemplar el desarrollo de la Tierra, hasta llegué a sorprenderme del rumbo que tomaba la historia del planeta. Sin embargo, la mayor diversión la alcancé cuando nació la humanidad. Vosotros sentís, pensáis, vivís… ¿no os parece maravillosa vuestra existencia? Me resultáis apasionantes y aunque yo lo sé todo, igualmente me podía pasar lo que para vosotros son siglos, contemplándoos. Y muchos, ahora mismo, me odiaréis, puesto que pensáis que me divierto con vuestro sufrimiento. “¿Por qué a él sí le dejas vivir y a este otro no? ¿Por qué permites que se produzcan estas injusticias? ¿Por qué no ayudas al desamparado?” Estas son vuestras preguntas preferidas. Mortales, vosotros tenéis las herramientas para vivir felices, sin injusticias, sin odio, de forma armónica, siendo todos iguales, pero

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conforme desarrolláis la razón, el pensamiento, os volvéis más salvajes incluso que las fieras que habitan las selvas. La lucha por el poder siempre ha sido vuestra perdición. Quizá en vez de mirar tanto al futuro, buscando soluciones a los problemas que vosotros mismos os generáis, deberíais retornar al pasado. Muchos pensáis que el intelecto es lo característico del hombre, que es que lo hace especial, diferente y mejor, e incluso algunos imagináis que sólo por tener la razón subsistiréis. Y estos pensamientos me divierten enormemente porque me hacen pensar en lo arrogante que es la especie humana. Queridos hijos míos, ¿y por qué no pensáis que quizá la razón es vuestra maldición? Y aún así, diréis: “¿y por qué nos has dotado de inteligencia?” pues porque tenía la esperanza de que eso os haría incluso más felices. El ser conscientes de todo, de tener la capacidad de aprender, de apreciar lo que tenéis… Pero fracasé y por ello, ahora, a los seres de otros planetas los creo sin intelecto. Pero la pregunta que más os inquieta, cuya respuesta deseáis saber con un miedo atroz es: “¿Hay vida después de la muerte? No pienso responderos, porque es uno de los secretos de vuestra especie y quizá sea mejor que no lo sepáis. En el momento en que lo descubráis, y lo dudo, desapareceréis, ya no existirá el ser humano. Pero, pensadlo de este modo, ¿no encontráis que la vida es un tesoro hermoso que muy pocos saben apreciar? La belleza de vivir es que tiene un fin. Evolucionáis, ¡vivís! y quizá, la verdad sea que, a pesar de ser un ser perfecto, os envidio, y os envidio porque vuestra existencia concluirá y siempre os ocurrirán cosas que bien os emocionarán o bien os harán pensar, pero en todo momento experimentáis algo. Muchos deseáis saberlo todo, ¿y qué tiene de bello el saber absolutamente todo? ¿No os resultaría terriblemente angustioso el vivir sabiendo que ya no hay nada nuevo por descubrir, nada nuevo por lo que sentir? La vida es el mayor milagro con el que os he dotado, mortales. Disfrutad cada instante, porque nadie es igual en un segundo que en otro. Maravillaros de ser humanos y en vez de odiarme y juzgarme sin piedad, apiadaos de mí, de un ser terriblemente perfecto pero que está completamente solo en este universo tan grande. /

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Mañana de un domingo rutinario laura blanco mir 2° Bachillerato

“Pieza a pieza nos deshacemos con cada latido lento de mi corazón”. Esa frase era el comienzo de su próxima novela, una novela en la que quería que su principal ingrediente fuera la nostalgia del amor de verano, de los besos interminables en una noche completamente oscura y sin nadie más alrededor que ella y él. Realmente iba a contar la historia de su vida, ese momento que la había marcado para siempre. Se tomó un café y decidió que no, que no iba a escribir un libro en el que la gente leyera una historieta más, la cual solo tenía un valor especial para ella. Se asomó a la ventana en busca de una brisa de inspiración que la colmara y la convirtiera en una escritora memorable; miró hacia abajo y vio, bajo un cielo despejado, una anciana cruzando el paso de cebra, siendo objeto de observación de varias parejas sentadas en los bancos del parque disfrutando del día soleado que tiene lugar sobre la cuidad; al otro lado de la ventana, puede ver la fachada de un enorme edificio por el que se ve difuminadamente el interior de cada vivienda. Concretamente le llama la atención una de ellas en la que ve a un joven sentado en el balcón tocando su saxofón, y disfrutando de la melodía que sale de aquel instrumento que le hace sentirse único en esa mañana de domingo rutinario. Sandra de repente se da cuenta que aunque ese domingo 16 de mayo sea insignificante para ella, pues es otro domingo más, en su cabeza se empieza a crear un debate sobre si la vida que ella vivía todos los días rodeada de la gente que quiere y de la que es indiferente para ella, era lo suficientemente importante como la vida que puede tener otra persona en la otra punta de la ciudad, o tal vez del mundo. ¿Pues claro que sí… no? ¿y por qué no iba a serlo? 40 millones de vidas completamente diferentes que van por caminos completamente distintos, y que no tienen nada que ver, ni siquiera sus amaneceres. Posiblemente sí que serían igual de importantes, pero para cada uno de sus dueños tendría un significado diferente. Para un ejecutivo, las seis de la mañana es la hora que marca el comienzo de su día seguramente ajetreado; para una bailarina de ballet, las seis de la mañana es la hora en la que comenzará su ensayo rutinario de su próxima actuación en el teatro más impor-

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tante de la ciudad; y las seis de la mañana también será la hora en la que un granjero se levanta para dar de comer a su ganado. Y cada uno de ellos considerará que su trabajo es lo suficientemente importante como para no preocuparse por hacer la vida ajena. La vida es como un millón de partículas de polvo que se han repartido, y a cada uno de nosotros nos ha tocado una millonésima parte de cada una de esas partículas, que hay que ir formando poco a poco, uniéndola a otras motitas de polvo para poder dar sentido a lo que hacemos día a día. Porque ya alguien dijo que la finalidad máxima del ser humano es la felicidad y las demás acciones serán realizadas para llegar a esta felicidad propia de cada uno, por la que se vive cada minuto. Una felicidad diferente para un granjero, una bailarina de ballet, un ejecutivo, una anciana cruzando un paso de cebra o ese joven del saxofón. En ese momento Sandra coge su bolígrafo, abre su cuaderno, y se pone a escribir bajo el calor incidente de un día soleado en un domingo rutinario. /

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Certamen Literario Escolar

Poesía 2012

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Concejalía de Educación

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