Cobre dorado, recortado, grabado y fundido; y esmalte campeado Medidas: 43 cm de altura x 46 cm anchura

1 ANÓNIMO. CASTILLA, PROBABLEMENTE BURGOS. FINES DEL SIGLO XIV. “Cruz parroquial o procesional” Cobre dorado, recortado, grabado y fundido; y esmalte

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ANÓNIMO. CASTILLA, PROBABLEMENTE BURGOS. FINES DEL SIGLO XIV. “Cruz parroquial o procesional” Cobre dorado, recortado, grabado y fundido; y esmalte campeado Medidas: 43 cm de altura x 46 cm anchura Procedencia: Ex colección: Hubert Lüttgens, Aachen [Aquisgrán] “Lemperztz”, Köln, 16-V-2015, lote nº 1502. Bibliografia: Ernest Günter Grimme: Die Sammlung Hubert Lüttgens. Aachen, Hamm 1951, S. 24,26, 28 u., 36-37, Abb. 16 u. 22; y Hubert Lüttgens (HG): Haus Lütengs. AltAachener Wohnkultur. Aachen, o. J., S. 78, Taf. 66; Cruz latina1 labrada en cobre, de brazos rectos y anchos con los extremos flordelisados, la punta central muy aguda y con escalones intermedios redondeados, y el crucero es cuadrado. Presenta expansiones ovales sobrepuestas hacia la mitad del brazo horizontal y en el vertical lleva tres placas, dos por encima del Crucificado y una a sus pies. Por el anverso además, exhibe en las extremidades las siguientes figuras fundidas: la Virgen y San Juan sobre peanas (derecha e izquierda del travesaño horizontal) mientras que un Ángel turiferario de medio cuerpo surge entre las nubes (arriba del árbol) y Adán sale del sepulcro con las manos en actitud de acción de gracias por ser redimido (abajo). Preside esta cara la figura de Cristo Crucificado de formas redondeadas, cabeza casi frontal, pelo corto y ensortijado, barbado, de tres clavos y de cuerpo desproporcionado, con el torso corto y los huesos señalados, brazos largos extendidos y piernas cruzadas, que se cubre con una pureza que le llega hasta las rodillas. En las dos placas esmaltadas que custodian a Cristo se recogen las imágenes del Buen y Mal ladrón (Dimas y Gestas) atados al madero, mientras que en las tres placas, también esmaltadas, del brazo vertical (árbol) se anotan leyendas, en góticas y latín. Por el reverso se mantiene la misma solución estructural, solo que ahora preside el crucero una placa esmaltada de perfil mixtilíneo2 con el Maiestas Domini sedente; bendice con su mano derecha y sujeta con la contraria el libro de los Evangelios, que apoya sobre la rodilla izquierda; en esta cara no se disponen figuras fundidas, pero se acompaña de los cuatro símbolos de los Evangelistas burilados en los campos extremos Miden prácticamente igual los brazos, pues tan solo el vertical supera en 3 cm al horizontal . 2 Remite a la idea de una hornacina al transformar en arco de medio punto la parte superior. 1

2 (San Juan-águila arriba, San Mateo-hombre alado abajo, San Lucas-toro a la izquierda y San Marcos- león a la derecha). Los esmaltes son campeados (champlevé)3, de fondo azul completándose el colorido con blanco y rojo, dejando que las figuras se recorten sobre el asiento excavado en cobre. La cruz se trabajó recortando la plancha de metal de una sola pieza, mientras que todos los adornos foliáceos que cubren la superficie de los brazos se trabajaron a buril, al igual que el Tetramorfos. Estos motivos vegetales parecen remitir a estilizadas hojas de cardo, tratadas siempre con ondulado ritmo, más expresivo en el brazo vertical del reverso donde sus tallos se entrecruzan reforzando así con esta representación la alusión al “árbol de la vida”. No se conserva el nudo o macolla donde se sujetaba la cruz, algo muy habitual, pues en esa época estas piezas servían para varios usos y solían consistir en una esfera o globo algo aplastado, hecha a partir de dos mitades unidas por una pestaña central4. La función de esta cruz estaba destinada, fundamentalmente, como guía y cabecera de las procesiones parroquiales, de ahí su denominación. Se diseñaron de diferentes formas según la época y estilo, perteneciendo ésta nuestra al gótico. Por el material de ejecución (cobre), su tipología (brazos casi iguales, flordelisados y con crucero cuadrado) e iconografía adecuada al gótico (por el haz temas de la Pasión y Muerte de Jesús y por el envés el Pantocrátor y el Tetramorfos) nos conducen a situarla cronológicamente en torno al año de 1400, aunque podría fecharse con anterioridad o con alguna posterioridad, pero lo más adecuado es fijarla en el tránsito de un siglo a otro. Es verdad que las cruces de este tipo ejecutadas en metal se hicieron con anterioridad a 1400 e incluso, su éxito fue tal, que se llegaron a reproducir en los inicios del siglo XVI. Sin embargo, no ofrece ninguna duda datarla antes de finalizar esa centuria, pues basta ver la forma en la que se resuelve la estatuilla del Salvador5, al igual que las efigies de San Juan y la Virgen o el mismo icono del Pantócrator para orientarnos hacia esa época, sin descartar que pudiera ser anterior. Todas estas cruces solían combinar el metal con placas de esmalte champlevé como las que aquí se exhiben, coincidentes en técnica, iconografía y colorido. De todas ellas, la más singular es la del Pantocrátor no solo por el mayor desarrollo de la placa, sino por añadir un tono carmesí a la tela que cubre el escaño y rodearlo de estrellas a modo de flores (botón rojo y pétalos blancos, invirtiendo estos dos colores en el paño).

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Consisten en excavar un dibujo en plancha de metálica (en esta ocasión de cobre) y rellenar el hueco con polvos de esmalte; la excavación se hace con el buril o por corrosión con ácido nítrico o percloruro de hierro. Después de la primera fusión toda la superficie se esmerila para que metal y esmalte queden a la misma altura y para terminar se pulimenta con piedras de esmeril de grano cada vez más fino (Victoriano Juaristi: Esmaltes con especial mención de los españoles. Barcelona-Buenos Aires, 1933, pp. 18-19. 4 Véase, por ejemplo, el que lleva la cruz de la parroquia de Guímara (León) (en Aurelio A. Barrón: “Platería y artes decorativas medievales en la Ribera del Duero”, Arte Medieval en la Ribera del Duero, Biblioteca 12, Estudio de Investigación, Ayuntamiento de Aranda de Duero, 2002, p. 248). 5 Además de los rasgos señalados en la descripción anterior, cabe señalar el plegado de la faldilla larga y el quiebro en uve de las piernas cruzadas, superponiendo el pie derecho sobre el izquierdo. Todo es característico de las esculturas del siglo XIV.

3 Cruces de cobre de este tipo se encuentran repartidas por diversos lugares de España, entre otros: Palencia6, Valladolid, Segovia, León, Navarra, Cantabria, Álava e incluso en Teruel7, pero al cotejarla con las cruces castellanas y más concretamente con las conservadas en la provincia de Burgos8 (cuyo número es elevado) ha permitido pensar que éste fue el foco creador, donde además se ejecutaron en plata, como la de Requena de Campos (Palencia)9. Así pues, la afinidad de nuestra pieza con las cruces burgalesas, tanto de las realizadas en cobre como en plata, nos conducen a situarla, casi con toda probabilidad, dentro de este centro artístico en el que, por ejemplo, coincide con el modo peculiar de resolver la forma flordelisada de los extremos de la cruz con escalones intermedios redondeados. Entre las cruces de metal conocidas guarda mucha similitud con una conservada en el Museo Victoria y Alberto, de Londres10 (fig.1), con la de Guímara (León)11 o con otra de perteneciente a la colección del Instituto Valencia de Don Juan, de Madrid12. La antigüedad y el buen estado de conservación de la cruz para su alta datación hacen de ella una pieza singular y digna de figurar en cualquier colección de arte, bien sea privada o pública.

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Recoge una serie de abundantes ejemplares José Carlos Brasas Egido en La platería palentina (Palencia, 1992, p. 29), indicando que tal vez procedan de Burgos. 7 La de la parroquia de Torrijas (en Cristina Esteras Martín: Orfebrería de Teruel y su provincia. Siglos XIII al XX. Teruel, 1980, tomo II, p. 89, cat. nº 1. 8 Véase Aurelio Barrón: La Época Dorada de la platería burgalesa-1400-1600. Burgos, 1998 , tomo I, p. 131. 9 Punzonada en Burgos y realizada hacia 1390 (Ibidem, p. 122). El Pantocrátor que ofrece esta cruz viene a coincidir con el icono del de la nuestra e incluso en la elección del libro Evangelio en lugar de otro motivo que es habitual: la esfera del Mundo. 10 En Charles Oman: The Golden Age of Hispanic Silver. 1400-1665. London, 1968, figs. 61 y 62. 11 Citada en la nota nº 4. 12 Reproducida por Mª Luisa Martín Ansón: Esmaltes en España. Madrid, 1984, fig. 33.

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(Fig.1)

(Fig. 2)

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(Fig.3)

Dra. Cristina Esteras Martín

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