Cómo Obama ganó el 2012: Un análisis del voto latino (How Obama Won in 2012: Analyzing the Latino Vote)

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Cómo Obama ganó el 2012: Un análisis del voto latino (How Obama Won in 2012: Analyzing the Latino Vote) Ellen B. Rickes '16, Gettysburg College

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Cómo Obama ganó el 2012: Un análisis del voto latino (How Obama Won in 2012: Analyzing the Latino Vote) Abstract

Cada año, en promedio, durante su primer mandato, Barack Obama deportó a cuatrocientas mil personas. De hecho, la administración de Obama ha deportado el número de deportaciones más alto, cada año, en la historia de los EEUU. A pesar de esa política, Obama ganó el 67% del voto latino el 2008, y el 2012, gano el 71%. Este proyecto examina cómo Obama ganó el apoyo de tantos votantes latinos en la reelección, especialmente cuando se considera las deportaciones durante su primer mandato. Barack Obama deported four hundred thousand people each year, on average, during his first term in office. In fact, the Obama administration is responsible for a record number of deportations per year. Even so, while Obama garnered 67% of the Latino vote in 2008, in 2012, he won 71%. This project examines how Obama won over so many Latino voters his second time around, especially considering the mass deportations during his first four years as president. Keywords

Obama, immigration, Romney, Latino vote Disciplines

American Politics | History | Latina/o Studies | Political History | Political Science Comments

Latin American, Caribbean and Latino Studies Senior Thesis

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GETTYSBURG COLLEGE

Cómo Obama ganó el 2012: Un análisis del voto latino How Obama won the presidency in 2012: Analyzing the Latino Vote Ellen Rickes 5/6/2016

Cada año, en promedio, durante su primer mandato, Barack Obama deportó a cuatrocientas mil personas. De hecho, la administración de Obama ha deportado el número de deportaciones más alto, cada año, en la historia de los EEUU. A pesar de esa política, Obama ganó el 67% del voto latino el 2008, y el 2012, gano el 71%. Este proyecto examina cómo Obama ganó el apoyo de tantos votantes latinos en la reelección, especialmente cuando se considera las deportaciones durante su primer mandato. Barack Obama deported four hundred thousand people each year, on average, during his first term in office. In fact, the Obama administration is responsible for a record number of deportations per year. Even so, while Obama garnered 67% of the Latino vote in 2008, in 2012, he won 71%. This project examines how Obama won over so many Latino voters his second time around, especially considering the mass deportations during his first four years as president.

En promedio, cada año durante su primer mandato, Barack Obama deportó a cuatrocientas mil personas. Fue más de lo que deportó el gobierno de Bush y el gobierno de Clinton (Lopez, Gonzalez-Barrera, y Motel 5). Ha sido, de hecho, el número más alto de deportaciones en la historia de EEUU. Paradójicamente, lo hizo Obama, el primer presidente estadounidense negro, a quien los latinos le dieron un 67% de sus votos el 2008 (Lopez y Taylor 4, “Figure 1”). A simple vista, no tiene sentido. Los latinos, los negros, y los blancos votaron por Obama porque querían un cambio, un cambio en el que podían creer. Entonces, por qué Obama deportó tantos latinos después de ganar la mayoría del voto latino? El 2012, cuando Obama ganó la elección de nuevo, obtuvo el 71% del voto latino (Lopez y Taylor 4). Algunos artículos reportan que alcanzó un 73% (Barreto, Collingwood, & GarciaRios 1). Entonces, ¿Por qué creció el porcentaje de latinos que votaron por Obama? Esta es la pregunta central de este proyecto. Creo que no puede existir una sola respuesta; pueden existir muchas razones que explican el éxito de Obama el 2012. Sin embargo, mi hipótesis discute que fueron más importantes como variables la personalidad de Obama y su extraordinaria campaña en atraer el voto latino. Propongo que, como siempre suele resultar con preguntas complejas, la respuesta también debe ser compleja. Investigo, entonces, las distintas variables y las analizo a lo largo de este trabajo. Como punto de partida, examino la veracidad y la existencia del voto latino. Hay varias personas que sugieren que el voto latino no existe; dicen que las diferencias al interior de la comunidad hacen que los latinos no voten como un bloque. Sin embargo, basada en mi análisis, afirmo que sí existe el voto latino, y que es necesario analizarlo. En mi análisis, considero seis variables. Las primeras dos variables son el hecho que, históricamente, la mayoría de los latinos ha votado por el candidato demócrata, y el modelo

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tradicional de la elección del voto. Considerando estas dos primeras variables, la demografía de los latinos permitía pronosticar que votarían por Obama. Estas dos variables están relacionadas porque, históricamente, la data muestra hasta el año 1980 que la demografía de los latinos no ha cambiado drásticamente históricamente, especialmente en comparación con los otros grupos étnicos dentro de los EEUU (Gonzalez-Barrera & Lopez 7, Stepler & Brown n.p.); por lo tanto, este modelo quiere explicar el voto histórico de los latinos. Por la misma razón que el modelo sí podría explicar el voto en los años previos, no podría explicar el voto del 2012 porque hubo mucha diferencia entre el porcentaje de latinos que votó por Obama y el que votó, por ejemplo, por John Kerry el 2004. Ese año, Kerry obtuvo sólo un 58% del voto latino, a diferencia del 71% que ganó Obama ocho años más tarde (Lopez y Taylor 4). La tercera variable que considero como respuesta a la pregunta central es la política de Obama, en general, hacia los latinos y, en particular, sus iniciativas políticas más exitosas. Aunque sorprendería a muchos políticos, la verdad es que los primeros tres asuntos políticos más importantes para los latinos son la educación, la economía, y la salud. Obama, entonces, pudo ganar el apoyo de los latinos por cumplir logros en estas tres dimensiones de su política. En este sentido, los éxitos más notables fueron el plan de estímulo a la economía y el “Affordable Care Act”, conocida también como “Obamacare.” La cuarta variable que examino es la política específica de Obama con respeto a la inmigración y su afecto en el voto latino el 2012. Discuto que mientras que sólo un tercio de latinos cree que la inmigración es un asunto político importante para ellos, todavía es un asunto muy personal que les afecta de manera directa. Considero que aunque un gran porcentaje de latinos sabía del aumento de las deportaciones, muchos de los que estaban conscientes de las deportaciones, estaban también en peligro de ser deportados, es decir, son personas que no

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pueden votar y que, en efecto, no afectaron el voto latino. Por otra parte, hay un porcentaje de latinos que sí está de acuerdo con la política de deportaciones. Toda esta evidencia muestra la ambigüedad relacionada con este tema. Discuto que la orden ejecutiva de “acción diferida” de Obama mejoró la opinión de los latinos más que cualquier otra política. El plan conservador de Romney de “auto-deportación,” entonces, era peor en comparación con la propuesta de Obama. Aunque la inmigración no sea lo más importante como asunto para los votantes latinos, sin duda, las ideas y acciones promovidas por Obama y Romney les mostraron a los Latinos las diferencias en sus personalidades. Es decir, por su política migratoria, Obama pudo mostrar su empatía hacia la comunidad latino, lo que les convenció votar por él en vez de Romney. La quinta variable es el hecho que Obama interpeló directamente a los latinos durante la campaña de 2012. La campaña de Obama estudió las elecciones exitosas anteriores, se preparó durante todo su primer mandato y, nuevamente, se dirigió a los latinos durante toda su campaña por la reelección. La preparación y el trabajo valieron la pena. La sexta y última variable es la personalidad de Obama. Durante las primarias, muchos observaron que Obama le ganó a Hillary porque, personalmente, proyectaba una imagen más agradable. También ganó el voto general y el voto latino por la misma razón. Obama pudo establecer una conexión con los votantes; pudo transmitirles que estaba preocupaba por el ciudadano promedio. Esto, sobre todo, hizo que los latinos votaran por él. Ahora, vamos a las detalles de cada una de estas variables.

EL VOTO LATINO Hay muchos que dicen que no existe el voto latino. Les resulta incómodo generalizar sobre un grupo; les molesta, sobre todo, el hecho que los medios de comunicación sugieran que 3

los latinos son un grupo homogéneo, y, además, que no sepan que vienen de distintos países con distintas culturas, comidas, valores y costumbres. Les desconcierta que los partidos políticos imaginen que todos los latinos piensan y votan de la misma manera por hablar el mismo idioma—y a veces ni siquiera eso tengan en común (Zoellner 30). A quienes cuestionan la existencia de un voto latino, les frustra que los políticos busquen “el voto latino” como si cada persona con apellido latino pensara de la misma manera (Lozada n.p.). Tienen razón. Los latinos son un segmento extraordinariamente diverso, y esa diversidad puede afectar como votan. Pero el hecho es que los latinos, especialmente en las dos últimas elecciones presidenciales, votaron como un bloque. El 2012, el 71% de los latinos votaron por Obama, y en algunos estados, el porcentaje fue incluso más alto. Latino Decisions difundió una encuesta de Diciembre el 2011 que indica que un 85% de los latinos en New Jersey y New York pensaban en votar por Obama (“Likely vote for Obama”) (Wallace 1363). Es más, Latino Decisions publicó, después de la elección, que un 80% del latinos votó por Obama en Nevada, y más, un 87% de latinos votó por Obama en Colorado (Barreto & Segura n.p.). Entonces, si un grupo de personas se identifica como latinos vota de esa manera, existe ese grupo. Y si existe, lo podemos analizar. A más de eso, es importante el hecho que se identifiquen a sí mismos como latinos. En su artículo sobre el voto latino en la elección presidencial del 2012, Jackson considera la evidencia que demuestra la existencia e importancia del voto latino en los EEUU (696). Habla de la identidad política—la cual es cómo una persona se ve a sí mismo con respeto a sus actitudes políticas y como los otros etiquetan el punto de vista política de esa persona (Jackson 696). Por ejemplo, ser “latino” es una identidad política. Jackson dice que la identidad política, que forma las actitudes políticas, se construye por 1) las identidades sociales 2) la ideología 3) la

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personalidad y los valores. Jackson, entonces, comenta que la identidad política es fluida, y por lo tanto, la información de los medios de comunicación y de los políticos la pueden transformar (696). Los medios de comunicación, entonces, ayudan a formar e intensificar la identidad política latina. Price, un especialista de comportamiento, encuentra que los mensajes de conflicto entre grupos sociales, promovidos por los medios de comunicación, aumentaron el valor de ser miembro de un grupo y la conformidad con las normas percibidas de grupos también percibidos (214). Es decir, que por razones externas, como el impuesto de los medios de comunicación, los latinos pueden cambiar su voto por la información que reciben acerca de cómo votan otros latinos u otros grupos sociales. Además, los políticos influyen la formación y refuerzo de la identidad política latina. Por ejemplo, los mensajes de políticos –y de los medios de comunicación —han definido aún más esta comunidad latina y el voto latino al enajenarlos con etiquetas como “ilegales”, por discriminarlos, y al escribir leyes que permiten los perfiles raciales. La discriminación, nuevas leyes crueles dirigidas hacia los latinos, y, en particular, la retórica anti-inmigrante, según Lazos, influye al bloque de votantes latinos (122). Los políticos, también, al enfocarse en los latinos, aun siendo positivamente, refuerzan la existencia del grupo (Barreto 426). (Reconozco que los artículos académicos también podrían influir al bloque latino.) Por todos los mensajes de los medios de comunicación y de los políticos, muchos latinos creen en un destino compartido con otros latinos. Esta creencia les permite identificarse con otros latinos. Los autores Sanchez & Vargas afirman que grupos sociales tienden a participar en la política más cuando el grupo tiene un sentido de experiencias compartidas (160). Se puede entender que un grupo de personas, que fue categorizado como un grupo por los medios de

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comunicación y los políticos y que fue víctima de discriminación social y legal, creería en un destino compartido con los otros en el grupo. Se sigue, entonces, que las personas en este grupo se identifican con los otros en el grupo y que votarían de manera parecida. A pesar de todo eso, sin duda, hay divisiones entre la comunidad latina. Como resalté más arriba, no todos comparten las mismas experiencias, las mismas tradiciones, ni las mismas culturas. Mientras que la etiqueta “latino” (o “hispánico”, la cual es un sinónimo) es una construcción social; los subgrupos de latinos sí comparten experiencias y una identidad cultural (Lazos 119). Los cubano-americanos, por ejemplo, son un subgrupo latino que han apoyado históricamente a los republicanos (AP, n.p.), mientras que los mexicano-americanos tienden a ser más liberales, también, históricamente. Otra evidencia de las diferencias entre los cubanoamericanos y mexicano-americanos es que los dos grupos, aunque comparten el mismo idioma, tienen distintas, y a veces diametralmente opuestas experiencias con la emigración; los cubanoamericanos tienen transiciones más fáciles debido a las distintas políticas migratorias para los dos grupos (AP, n.p.). Aún más, también existen divisiones de ideología política en la comunidad latina por diferencias de género, nivel de educación, ingreso, edad, y lugar de nacimiento (Sanchez 438). En la sección del modelo del voto tradicional, examino el impacto de estas características demográficas en la manera de voto latino. En resumen, este proyecto no busca negar la diversidad entre la gente latina en los EEUU, sino, encuentra que es necesario generalizar sobre los votantes latinos para concluir sobre cómo se comporta el grupo. Discuto que aunque estas diferencias existen entre los latinos, todavía se los puede analizar como un bloque de votantes, como el voto femenino, el voto negro,

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o el voto joven. Con estos bloques también hay diferencias en el grupo, pero todavía se los puede analizar como un bloque. Lo mismo se puede hacer con el voto latino.

VOTO HISTÓRICO POR EL PARTIDO DEMÓCRATA Se puede discutir que la relación íntima entre el partido demócrata y los latinos fue definido hace más de cinco décadas, durante la elección presidencial del 1960. Obama, entonces, no fue el primero en enfocarse en el voto latino. Fue, de hecho, John F. Kennedy. Como resultado de las campañas de “Viva Kennedy” y la propaganda hecha por su esposa en español, Kennedy ganó el 91% del voto latino y el 85% del voto mexicano-americano (Davies n.p.). Por lo tanto, Kennedy es conocido como el primer candidato que apeló directamente a los latinos como un grupo de votantes (Wallace 1364). Desde el éxito de Kennedy el 1960, entonces, los latinos han votado en mayor parte por candidatos demócratas en las elecciones presidenciales. Desde el año 1984, más del 60% de los latinos han votado por el candidato demócrata en cada elección, con la excepción de John Kerry, que logró sólo el 58% del voto latino el 2004 (Lopez y Taylor 4, “Figure 1”). Es decir que, desde el 1984, ningún candidato republicano ha ganado más del 40% del voto latino, lo que obtuvo George W. Bush para su segundo mandato. Si se tiene que contestar por qué Obama fue elegido por el 71% de los latinos el 2012, se puede decir, que, en parte, debió ganar, por lo menos, el 60% del voto latino sólo por ser el candidato demócrata. Además que el apoyo de los votantes latinos durante las elecciones presidenciales, los latinos han apoyado sistemáticamente también al partido demócrata en general (Cohen 12). Los votantes latinos, si se quiere, sienten una afinidad hacia el partido demócrata por compartir los mismos valores y creer que el partido se preocupa por el bienestar de ellos. Como buen ejemplo,

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un cuestionario indica que un 41% de los latinos cree que el partido republicano es más extremo en sus posturas y que el partido demócrata comparte sus valores (Guizar 33, Gráfica 1). Un 43% de los latinos cree que el partido demócrata se preocupa por gente como ellos, mientras que sólo un 12% dice lo mismo sobre el partido republicano (Guizar 33). (Los demás dicen “ninguno” o “los dos por igual.”) Estas respuestas señalan que los latinos están más propensos a votar por los candidatos demócratas y a apoyar al partido demócrata, en general, debido a lo que perciben como los valores compartidos y la preocupación del partido. Barreto & Garcia Rios concuerdan que, “históricamente, el Partido Republicano ha tenido dificultades para hacer que su mensaje resuene en la comunidad latina” (4). Por cierto, no todos los latinos se sienten así; como mencioné antes, los cubanoamericanos no son propensos a votar por el partido demócrata. Históricamente, los inmigrantes cubanos siempre han sido más conservadores por el rechazo al comunismo en la isla. La mayoría de cubano-americanos, entonces, tiende a votar por el partido republicano (AP, n.p.). Con respeto a la elección del 2012, los cubano-americanos percibieron Romney de manera distinta que los otros subgrupos latinos, y lo apoyaban con más frecuencia (Barreto, Collingwood, & Rios 11). Pero Romney, ni los otros candidatos republicanos, puede depender del voto cubano para hacer una diferencia en el voto latino nacional; los cubano-americanos sólo representan apenas un 7% de los votantes latinos, según los datos de 2012 de Pew Hispanic (Lopez y Gonzalez-Barrera n.p.). Todo eso quiere decir que esta teoría propone que Obama pudo ganar la mayoría del voto latino el 2012 porque los latinos siempre votan más por los candidatos demócratas. Lo que no se puede explicar con este razonamiento es por qué Obama, el 2008, ganó un 67% del voto latino,

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pero el 2012, ganó el 71% del voto latino. No se puede explicar este aumento del voto sólo con el hecho de que Obama era el candidato demócrata; se tiene que buscar otras variables.

EL MODELO DEL VOTO TRADICIONAL El modelo del voto tradicional compara las demografías de la población en general y las estadísticas de los resultados del voto general con las demografías y los datos de un bloque de votantes en particular, en este caso, el voto latino. Esta teoría, en el caso del 2012, permite suponer que los grupos demográficos (no étnicos) que votaron por Obama fueron las mujeres, los jóvenes, los pobres, y las personas sin un alto nivel de educación (Collingwood, Barreto, y Garcia-Rios 1). Esta teoría, entonces, hace posible comparar estos datos demográficos con el “promedio latino” en los EEUU. Es importante destacar que el votante latino promedio es más joven, menos educado, y más pobre que el votante blanco promedio (Collingwood, Barreto, & Garcia-Rios 1). Esta teoría sugiere que los latinos no votaron por Obama por razones exclusivamente étnicas, sino porque comparten los factores demográficos de quienes votaron por Obama. En comparación con los otros grupos de votantes, los latinos son los más jóvenes. Según una encuesta del 2014, un 33% de los votantes latinos elegibles para votar tiene entre 18 y 29 años (Lopez, Krogstad, Patten, & Gonzalez-Barrera n.p.). Entre los votantes blancos, es un 18%; entre votantes negros, un 25%; entre asiáticos, el 21% de los votantes tiene entre 18 y 29 años (Lopez, Krogstad, Patten, & Gonzalez-Barrera n.p.). Además, los votantes latinos tiene un nivel de educación más bajo comparado con otros grupos; sólo un 17% tiene una licenciatura de la universidad, comparado con el 33% de los blancos, el 20% de los negros, y el 48% de los asiáticos (Lopez, Krogstad, Patten, & Gonzalez-Barrera n.p.).

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No sólo son más jóvenes los latinos como un grupo, pero también los latinos jóvenes votaron más por Obama que los otros latinos de distintas edades. De hecho, el 74% de los latinos jóvenes votó por Obama (Lopez & Taylor 7). Es más, entre los latinos que no se han recibido de la universidad, el 75% votó por Obama (Lopez & Taylor 7). Finalmente, entre los latinos con un ingreso bajo $50,000, un 82% votó por Obama (Lopez & Taylor 7). Para hacer una comparación, el año 2013, el ingreso promedio estimado de un latino en los EEUU fue $40,337, mientras que el ingreso estimado de un blanco fue $61, 317 (DeNavas-Walt & Proctor 6). Es decir que el voto latino se dividió de la misma manera que se dividió el voto general—las personas que votaron por Obama, por mayor parte, votaron de acuerdo con su ingreso, nivel de educación, y edad. Por lo tanto, esta evidencia apoya a esta teoría por mostrar que las demografías del voto latino se comportaron de la misma manera que comportaron las distintas secciones de la demografía del voto en general. Toda esta información apoya a esta teoría por mostrar que las demográficas influyeron al comportamiento del voto latino el 2012. Esta teoría está relacionada con la sección previa de este trabajo, la que nota que los latinos han votado históricamente por el partido demócrata. Esta teoría del voto tradicional puede explicar, en parte, por qué los latinos apoyan más a este partido. Sin embargo, como la parte anterior, esta teoría del voto tradicional puede explicar sólo en parte por qué los latinos votaron por Obama; tampoco puede explicar por qué aumentó el voto del 2008 al 2012. Concluyo que el apoyo de la comunidad latina al partido demócrata no es incondicional, es decir, el voto latino por un candidato democrático no es un hecho (Soto 6). Como resultado, la personalidad y la política de los candidatos tienen mucho más que ver con los cambios en el comportamiento del voto latino que estas dos teorías del voto histórico y el voto tradicional.

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Para escribir esta sección del proyecto sobre el modelo del voto tradicional, dependí fuertemente en un artículo de Collingwood, Barreto, & Garcia Rios. Encuentran estos autores que un modelo más desarrollado que el modelo del voto tradicional, que incluye otras variables como la personalidad y las políticas de un candidato, sería mejor para analizar el caso del voto latino de la elección del 2012 (11). Sin embargo, los autores no rechazan este modelo de voto tradicional, sino que, sugieren que se debe usar los dos modelos juntos, el tradicional y el más complejo, para explicar el comportamiento del voto latino.

LAS POLITICAS MÁS IMPORTANTES SEGÚN VOTANTES LATINOS La pregunta que dirige este trabajo es ¿por qué votaron tantos latinos por Obama el 2012 después de su política de deportación masiva durante su primer mandato? Pero lo que se tiene que tener en mente es que en esta pregunta se supone que el asunto más importante para los latinos es la inmigración. El problema con esta presunción es que la inmigración, como asunto político, no es lo más importante para los latinos, ni lo segundo, ni lo tercero (Soto 6). Se encuentra la evidencia de esto en un gráfico dentro de un artículo por PewHispanic.org (Krogstad, n.p.). Este mismo artículo discute que la inmigración, como asunto político, ocupa lo que se etiqueta como la agenda política latina (Krogstad n.p.). Dicho de otra manera, demasiada enfoca en la inmigración como política desvía la atención de las otras políticas que les habrían podido ayudar a los latinos. Los políticos dejan los asuntos realmente importantes para los latinos sin atención porque creen que la inmigración es el único asunto que se preocupa a los latinos. Entonces, ¿cuáles son los asuntos a los que deberían prestar atención los políticos? Su respuesta es la educación, la economía, y la salud. El 2012, el 55% de latinos elegibles para votar

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dijo que la educación era extremadamente importante para ellos personalmente, (“extremely important to them personally”) un 54% dijo lo mismo del empleo y la economía, y un 50% también lo dijo del sistema de salud (Krogstad n.p.). Finalmente, sólo un 34% respondió que la inmigración fue extremadamente importante (Krogstad n.p.). Como sugerí antes, la imagen central de este proyecto es desconcertante: no parece tener sentido que los latinos hubieran votado por Obama la segunda vez. Sin embargo, sólo parece engañoso si se supone que a los latinos sólo les importa el asunto de la inmigración. A primera vista, los latinos parecen como un grupo de asunto-único. Pero en realidad, son un grupo mucho más complejo que creerían algunos políticos. A los latinos les importa más que nada el asunto de la educación. Esto se debe al hecho de que los latinos tienen la tasa de natalidad más alta como grupo dentro del país (Krogstad n.p.). Es decir, tienen más hijos en la escuela; uno de cada tres hispanos está en edad de asistir a la escuela, comparado con uno de cinco blancos (Krogstad n.p.). Son, de hecho, el grupo étnico más joven, como promedio, dentro de los EEUU. En resumen, los latinos tienen mayor preocupación en la educación por la manera en que la educación les afecta directamente. El segundo asunto más importante para los latinos es la economía. Tiene sentido este hecho también porque los latinos consideran que su grupo étnico fue el grupo más afectado por la recesión económica del 2008 en los EEUU (Krogstad n.p.). De hecho, los datos sugieren que tienen razón; que sí fue el grupo que sintió mayor efecto de la crisis (Soto 7). Además, el 2010, la tasa de desempleo para los latinos fue de un 12.3%, comparado con el 8.9% de las personas no-latinas (Krogstad n.p.). Por estas razones, las percepciones de los latinos sobre el estado de la economía afecta al comportamiento del voto latino.

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Los latinos también pueden votar según su opinión de las ideas o acciones de un candidato con respecto al sistema de salud, lo cual es el tercer asunto político más importante, según los votantes latinos. El tema de la salud es especialmente importante para los latinos, especialmente cuando se considera una encuesta de PewHispanic.org, que encontró que 6 de cada 10 adultos latinos indocumentados en los EEUU no tienen seguro de salud (Livingston 1). También, entre adultos latinos que son ciudadanos o residentes legales, es un 28% de personas que no tiene seguro, lo cual todavía es un porcentaje mucho más alto que el 17% que no tiene seguro de salud, en general, entre toda la población adulta de los EEUU (Livingston 1). Mientras que es posible que un votante latino tenga su propio seguro médico, puede ser que esa persona tenga parientes o amigos que si les hace falta el seguro, lo que hace que el votante latino se preocupe más por el asunto político de la salud.

LAS INICIATIVAS MÁS IMPORTANTES DE OBAMA Los mismos políticos (y partidos políticos) que sostienen que el voto latino es completamente homogéneo dirían que la inmigración es el asunto más importante entre ellos. De hecho, puede ser que Romney, y los republicanos en general, perdieron la elección del 2012 porque los republicanos sólo prestaron atención al asunto de la inmigración. Los republicanos no pudieron ganar el voto latino porque fallaron a apelar a los latinos en estos tres asuntos políticos más importantes. Por otro lado, Obama sí se enfocó en la economía, la salud, y la educación durante su primer mandato. En algún momento, los demócratas, o el propio Obama, en contraste con los candidatos republicanos, se dieron cuenta de que la inmigración no es el asunto más importante. En lugar de la inmigración, Obama dirigió su atención hasta los temas de la economía y la salud,

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en particular. De una, el 2009, Obama aprobó las planes de estímulo de la economía, (American Recovery and Reinvestment Act) que crearon más trabajos. También, Obama pudo por fin, el año 2010, aprobar la ley de Obamacare (Affordable Care Act.) Una mayoría de latinos apoyó a Obamacare (Barreto, Collingwood, & Rios 5). Se destaca que Obama hizo una propaganda como parte de su campaña llamada “The American Dream”, que enfocó en los éxitos de su política de la educación y de trabajo y el sistema de salud, también (Barreto & Collingwood 492). Puede ser verdad que los latinos reconocieran que Obama no logró cumplir “la promesa” de aprobar una ley comprensiva de reforma de inmigración (Soto 6). Sin embargo, aun así los latinos decidieron votar por él porque la inmigración no era lo más importante para ellos (Soto 6). Los latinos votaron por Obama por su política de economía y salud. Wallace apoya esta perspectiva en su artículo del 2012 que sostiene que los latinos eligieron a Obama por segunda vez porque pudieron aprovechar de su política no-inmigratoria (1371). Sostiene también que los latinos reconocieron el esfuerzo y sinceridad de Obama por hacer nombramientos latinos (Wallace 1372).

NOMBRAMIENTOS LATINOS de OBAMA Otra variable, o teoría, que explica por qué Obama ganó el voto latino el 2012 sugiere que los nombramientos latinos de Obama mejoraron su popularidad con los latinos. Durante su primer mandato, Obama nombró a varios latinos y latinas en puestos importantes dentro del gobierno. Muy temprano en su primer mandato, el 2009, Obama nombró a Sonia Sotomayor como jueza de la Corte Suprema. Fue la primera latina y aún más, el primer latino en llegar al máximo tribunal del país (Zelleny n.p.). Obama también nombró a Hilda Solís como Secretaria de Labor; en efecto, se hizo la primera latina miembro del gabinete del presidente en los EEUU

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(Greenhouse n.p.). Finalmente, nombró a Ken Salazar como Secretario del Interior. Los nombramientos lograron mucha publicidad, especialmente el nombramiento prestigioso de Sotomayor (Falcón 3). De este modo, todos estos nombramientos dieron la impresión que la administración de Obama fuera sensible a las necesidades de los latinos (Falcón 3). Mientras que el partido demócrata siempre ha sido visto como el partido al que le importan más las mujeres, los homosexuales, y las minorías étnicas, Obama aumentó aún más esta percepción por estos nombramientos, y también su discurso sobre la inmigración, lo cual discuto en la próxima sección. Obama hizo que la gente creyera que a él, en vez de Romney, le importaban aún más los grupos de la periferia. Los nombramientos le ayudaron a crear y a promover la imagen del presidente que se preocupaba por los latinos.

LA POLÍTICA de INMIGRACIÓN de OBAMA A pesar de que la inmigración de ninguna manera es el asunto más importante para los latinos, sigue como asunto importante, en general. Los planteamientos previos no quieren decir que la inmigración no es importante para los latinos, sino que no es lo más importante. Aun así, como fue citado arriba, un 34% de los latinos dijo que la inmigración como asunto es extremadamente importante (Krogstad n.p.). También, el año 2013, siete de cada diez latinos sintieron que fuera importante que el Congreso aprobara nueva legislación inmigratoria (Krogstad n.p.). Además, Sánchez destaca que la “conciencia del grupo” (group consciousness) de ser latino tiene mayor impacto en el voto cuando el asunto tiene lazos fuertes con la etnicidad (435). En síntesis, les importa a los latinos la inmigración más que cualquier otro grupo de votantes.

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Propongo que la inmigración todavía es un asunto sobresaliente para el voto latino; las palabras y acciones de políticos sobre este asunto afectan al voto latino. Mientras que Obama deportó miles de latinos, (o como dice el gobierno, “los sacaron” del país) convenció a la mayoría con el discurso de que les quería ayudar, y al final de su mandato, pudo aprobar una ley ejecutiva que aumentó drásticamente sus índices de aprobación entre los votantes latinos. Barreto & Garcia-Rios sostienen que Obama intentó acercarse a los latinos para poder ganar el voto latino; insisten que la orden ejecutiva DACA tuvo el mayor impacto de todas sus acciones que impulsó para lograr el voto latino (4). Al mismo tiempo, su contraparte, Romney, condujo una campaña de anti-inmigración, lo que le mostró a los latinos que para Romney, ellos no eran importantes (Barreto & Segura n.p.). Una encuesta muestra que mientras que el 66% de latinos cree que a Obama le importan, soolo un 14% de latinos creen lo mismo sobre Romney (Barreto, Collingwood, & Rios 11). La mayoría de latinos supo de la política de deportaciones de Obama; sabía que él no cumplió en el primer mandato su promesa de aprobar una ley de inmigración (Soto 6). PewHispanic.org publicó una encuesta que reportó que un 41% sabía que en promedio, Obama había deportado cada año más personas que Bush, mientras que un 36% pensaba que los números eran los mismos, y un 10% pensaba que Obama había deportado una cantidad menor que la de Bush (Lopez, Gonzalez-Barrera, y Motel 6). Es decir que un 90% sabía que Obama no les había dado el cambio que les había prometido— “La Promesa” de reforma inmigratoria. No obstante, esta misma encuesta encontró también que los latinos que nacieron en el extranjero eran más propensos a saber la verdad que Obama había deportado más personas que Bush. Resulta que el porcentaje de la población latina nacida en el extranjero fue un 35% el año 2013 (US Census Bureau 5). Por el hecho que los latinos nacidos en el extranjero son menos

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propensos a poder votar en comparación con los latinos nacidos dentro de los EEUU, es probable que aunque el 90% de los latinos sabia de las deportaciones, el porcentaje de votantes latinos sea menos. La importancia de esto es que mientras que la comunidad latina sí sabía de las deportaciones, puede ser que sean menos los votantes latinos que sabían. La mayoría de los latinos sabía de la política de deportaciones de Obama, y es más, no la aprobaron. Entre los latinos que sabían de las deportaciones, un 77% desaprobó de la política (Lopez, Gonzalez-Barrera, y Motel 6). El mismo artículo de PewHispanic.org señala que el año 2011, un 59% de los latinos desaprobó de la política inmigratoria de Obama, comparado con sólo un 27% que la aprobó y un 13% que no sabía o no estaba seguro (Lopez, Gonzalez-Barrera, y Motel 5). Concluyo, con esta evidencia, que los latinos supieron de la política de deportaciones de Obama y la desaprobaron el año 2011. En general, a lo largo de su mandato, los índices de aprobación de Obama entre los latinos bajaron, pero cuando anunció la nueva ley de acción diferida, los índices aumentaron dramáticamente. Al principio de su mandato, el 2009, el 74% de los latinos aprobó del presidente, pero a la mitad del año 2011, sólo el 48% de los latinos aprobó de él. El año 2010, Obama quiso aprobar el DREAM Act para darle a inmigrantes, que vinieron a los EEUU con menos de 16 años, que son estudiantes o trabajadores actualmente, una manera de legalizar su estado migratorio y conseguir ayuda financiera. Los solicitantes, entonces, tenían que estar o haberse graduado del colegio, o ser un veterano militar. Obama no pudo lograr aprobar la ley en el Congreso, entonces, el año 2012, aprobó una orden ejecutiva de DACA, una ley temporal que tiene los mismos requisitos que el DREAM Act. Unos 400,000 individuos han postulado a DACA para recibir una licencia de trabajo por dos años y la exención de ser deportado (USCIS.gov n.p.). La aprobación de DACA, entonces, fue monumental.

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La adopción de DACA cambió la percepción de los latinos, demostrado por el aumento en los índices de aprobación de Obama (Jacobsen 14, Skrentny y Lopez 77). Una encuesta hecha por Latino Decisions reportó que el impacto de este orden fue enorme; antes de la orden, un 45% de los latinos aprobaban a Obama, y después, aumentó a un 61% (Barreto & Garcia Rios 4). Otras cifras anunciaron que los niveles de aprobación de Obama incrementaron de un 49% a un 72% (Jacobsen 14). Además, un 58% de los latinos dijo que su opinión de Obama mejoró por DACA (Skrentny & Lopez 77). Con este logro, la administración de Obama pudo mostrarle a los latinos que era sincera en querer promulgar una ley más permanente de reforma inmigratoria (Skrentny & Lopez 76). Mientras que Obama se esforzó para poder mostrar la sinceridad en su preocupación por la comunidad latina, Romney ni intentó. Por otro lado, Romney implementó una política antiinmigratoria durante su candidatura. Por ejemplo, Romney anunció que quería revocar DACA y apoyar un plan de auto-deportación (“self-deportation”), que buscaba hacer que las vidas de los latinos fueran tan difíciles que llegasen a querer salir del país. Muchos están de acuerdo que el plan de auto-deportación de Romney fue un error grandísimo y contribuyó a su derrota en la elección (Blake n.p., Drum n.p., Barreto, Collingwood & Rios 11, Barreto & Segura n.p.). Aguilar, quien trabajó en la administración de Bush, mantiene que la retórica anti-inmigratoria ha ofendido a muchos latinos (n.p.). De manera parecida, otro escritor conservador, Charen, admitió que Romney perdió la elección por enajenar a los latinos (n.p.). Los datos afirman que los votantes latinos eligieron a Obama sobre Romney por la retórica cruel de Romney acerca de la inmigración; un 74% de votantes latinos sintió que para Romney ellos no eran importantes y un 57% de votantes latinos dijo que era menos propenso a votar por Romney basado en su política de inmigración (Skrentny & Lopez 77). Latino

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Decisions publicó una cifra muy parecido, que un 58% de latinos sintió que a Romney no le importara, y otro 18% categorizó la campaña de Romney como hostil a la comunidad latina, mientras que un 66% de latinos creyó que Obama se preocupara por ellos (Barreto & Segura n.p.). Jacobsen está de acuerdo con que Romney no pudo convencer al público que se preocupaba por ellos (10). Romney tuvo que tomar una posición contra la inmigración para lograr la nominación y ser el candidato republicano, pero al apelar así a la base republicana, Romney enajenó a los latinos (Jacobsen 10). Sin embargo, como propuse antes, hay divisiones hacia el interior del voto latino; mientras que una mayoría de votantes latinos se preocupa por la inmigración y siente que una reforma drástica es necesaria, otra parte siente de lo contrario y cree que la política correcta sería deportar a los inmigrantes indocumentados. Pew Hispanic Center preguntó en una encuesta ¿cuál debe ser la prioridad para los inmigrantes indocumentados? La encuesta encontró que aunque un 42% de los latinos apoya un camino a la ciudadanía, un 10% prefiere más seguridad en la frontera y mejor aplicación de las leyes inmigratorias, y entre los demás, un 43% apoya a los dos por igual. Del público en general, las cifras son, en el mismo orden, un 24%, un 29%, y un 43% (Lopez, Gonzalez-Barrera, & Motel 7). Otra encuesta del Pew Hispanic Center preguntó ¿qué debe pasar a inmigrantes indocumentados? Esta encuesta encontró que un 77% de latinos dijo que los inmigrantes indocumentados deben tener la posibilidad de solicitar el estado legal y un 18% dijo que deben ser deportados. Del público en general, un 65% apoyó los inmigrantes y un 28% favoreció la deportación (Lopez & Taylor 6). Entonces, aunque muchos pensarían que todos los latinos apoyan a los inmigrantes indocumentados, no es el caso. La gran mayoría, sí, los apoyan, pero todos, no. Lo que sí es hecho es que los latinos los apoyan a los inmigrantes indocumentados más que el público en general.

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Puede ser que, de acuerdo con la sección previa, en que propuse que a los latinos les importa la economía más que el asunto de la inmigración, a los latinos les importe más sus trabajos que la situación de otros inmigrantes. No todos los latinos en los EEUU son inmigrantes; al revés, como dije arriba, sólo un 35% nacieron en otros países (US Census Bureau 5). Entonces, muchos votantes latinos no han tenido que inmigrar a este país; no entienden los desafíos que se enfrentan los inmigrantes. Por lo tanto, puede ser que los votantes latinos creen que inmigrantes les van a robar sus trabajos, un eco del sentimiento conservador radical en este país. Cualquiera sea el porcentaje de latinos que apoyan la reforma migratoria, es claro que la retórica de Obama pro-inmigratoria le mostró a los latinos que el presidente se preocupaba por ellos. Y por otro lado, la retórica anti-inmigratoria de Romney les enajenó.

LA CAMPAÑA de OBAMA El equipo de Obama estudió, planificó, y realizó su campaña exitosa. No hay duda que la campaña, en particular la manera en que la dirigió, tuvo un impacto muy importante en cuanto su habilidad para ganar el voto latino. Según Barreto & Collingwood, el equipo de Obama ideó una campaña que se parecería a la campaña de Harry Reid, el senador demócrata de Nevada quien ganó de nuevo el 2010, logrando el voto latino (492). El equipo incluso contrató a Jose Parra, un asesor de la campaña de Reid, para dirigir una reunión sobre el voto latino con el equipo de Obama (Barreto & Collingwood 493). También usaron como modelo la campaña de Michael Bennet, elegido el 2010 al senado. Estas dos campañas senatoriales enfocaron en el voto latino, resaltando la

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inmigración y el “Dream Act.” La campaña de Obama quiso hacer lo mismo con la elección presidencial. Comparado con la campaña de Obama, explícitamente enfocada en lograr el voto latino, la campaña de Romney, la de “auto-inmigración,” falló. Romney dijo con sus propias palabras que Obama había podido enfocarse en grupos específicos, incluyendo los jóvenes, los negros, y los latinos (Daniel, n.p.). Sugirió que Obama lo había pintado como anti-inmigrante. Se puede inferir de sus palabras que Romney atribuye su derrota a la campaña exitosa de Obama y su habilidad de convencer al público que a Romney no le importaban las minorías. Del comienzo, Romney no tuvo ni una posibilidad de ganar; la campaña de Obama fue mucho mejor pensada, enfocada, y realizada. Kranish, autor de “The Real Romney”, plantea en un artículo que Romney cometió errores financieros, políticos, y estratégicos (n.p.). Asevera que, simplemente, la campaña de Obama fue más inteligente. Por ejemplo, en contraste clara con Obama, quien nombró a varios latinos activistas en puestos importantes, Romney contrató a Kris Kobach como asesor de inmigración por su campaña, quien apoyó a la ley controversial SB 1070 de Arizona. Si no fuera bastante fuerte como señal las palabras “auto-deportación”, el hecho que Romney le contrató a Kobach indicó que la campaña fue indudablemente anti-inmigrante. Este hecho, entonces, les mostró a los latinos que la campaña de Romney estaba en contraste directo con la de Obama en cuanto a su posición de inmigración. Obama, por otro lado, se enfocó en las minorías; su objetivo era tener contacto con los votantes uno a uno. Kranish aserta que Obama contrató a una persona por cada 50 personas en distritos claves, mientras que Romney sólo esperaba contratar a una persona por cada 1000 personas (n.p.). La campaña de Obama, entonces, se organizó mejor para poder estar en contacto con los votantes de uno a uno. Es más, Obama gastó $20 millones para financiar propaganda

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dirigida a los hispanohablantes y otros programas parecidos en estados claves, mientras que Romney, en contraste, gastó sólo $10 millones (Collingwood, Barreto & Rios 4-5). A más de eso, la primera propaganda que hizo Romney en español atacó a Obamacare, un programa importante para latinos (Barreto, Collingwood, & Rios 5). El resultado fue que Obama pudo aumentar la cantidad de votantes latinos, de la cual la mayoría votó por él.

CONCLUSIÓN El propósito de este proyecto fue contestar una pregunta; ¿cómo puede ser que Obama haya ganado un 71% del voto latino el 2012 después de cuatro años de deportaciones en masa? Primero, mostré evidencia que el voto latino, de hecho, existe, y que es posible analizarlo. A lo largo del proyecto, consideré las posibles propuestas que podrían explicar la pregunta central. Examiné el efecto del apoyo histórico de los latinos en cuanto al partido demócrata y el modelo del voto tradicional, que propone que las características demográficas del votante latino promedio hubieran pronosticado que votarían por Obama. Sin embargo, concluí que, por el aumento en el voto latino por Obama del 2008 al 2012, estas dos teorías sólo pueden explicar en parte el comportamiento del voto latino el 2012. Empecé, entonces, a considerar otras variables. Después, señalé que los asuntos políticos más importantes del punto de vista de los latinos son la educación, la economía, y el sistema de salud. Propuse que es probable que los latinos aprobaran de las políticas de Obama en estas áreas, en particular sus políticas más conocidas—el plan de estímulo de la economía y Obamacare. También expliqué el efecto de su política de nombrar a funcionarios latinos en puestos importantes en su popularidad y, entonces, en los niveles de aprobación, y, en efecto, la porción del voto latino que ganó el 2012. Concluí,

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entonces, que estas teorías podrían explicar, en parte, por qué los latinos prefirieron a Obama el 2012. A continuación, revisé la política de inmigración de Obama. Encontré que, si bien Obama no cumplió su promesa de impulsar una reforma comprehensiva migratoria, y deportó miles de latinos, al final de su mandato, cambió su legado cuando el 2012, sólo meses antes de la elección, aprobó la orden ejecutiva, DACA. El orden ejecutivo le permitió alcanzar niveles de aprobación más altos entre los votantes latinos. En realidad, puede ser que sea la política de Obama que más afectó que ganara el voto latino el 2012. Mientras que discutí que la inmigración no es considerada por los latinos como el asunto político más importante, todavía un tercio de latinos se preocupa muchísimo por ella, y más, es un asunto extremadamente personal que afecta a los latinos más que cualquier grupo étnico o inmigrante dentro de los EEUU. Finalmente, hablé de la campaña de nivel superior de Obama y cómo se contrasta con la campaña de Romney. Mostré evidencia que el equipo de Obama planificó mejor que el de Romney; el equipo de Obama alcanzó a conectarse con los votantes latinos uno a uno. Opiné que por toda la retórica, la política, y la campaña de Obama, pudo identificar con los latinos, mientras que Romney no pudo. La aprobación de DACA el 2012, en particular, demostró la compasión que tenía Obama por la comunidad latina, mientras que el discurso de Romney, especialmente la frase “auto-deportación” mostró a los latinos que no se preocupaba de ellos. Por sus palabras, acciones, y mensajes de la campaña en general, Obama pudo proyectar a su personalidad empática hacia la comunidad latina, la cual hiciera que ganaría efectivamente la gran mayoría del voto latino.

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Para terminar, discutiré la importancia y las consecuencias de este proyecto. Más que nada, es importante que reconozcamos las diferencias entre bloques de votantes aunque a la misma vez intentamos analizar y generalizar sobre su comportamiento. Hay consecuencias también para los actuales candidatos, de los dos partidos. De ahora en adelante, ganar el voto latino es crucial; cada año que pasa, el número de votantes latinos crece exponencialmente. Mientras que había 19.5 millones de latinos elegibles para votar el 2008, el número pronosticado el 2016 es 27.3 millones (Krogstad, et al n.p.). Además, dentro de tres estados claves de elecciones presidenciales, Florida, Nevada, y Colorado, los latinos son más del 15% del electorado (Krogstad, et al n.p.). Como resultado, con cada elección que pasa, el voto latino se hace más importante, más que cualquier bloque de votantes minorías. El 2016, entonces, será fundamental para ganar el voto latino. Por eso, los partidos políticos y sus candidatos deben entender este bloque de votantes; deben saber cuáles son los asuntos más importantes de punto de vista de los latinos. No sólo son los políticos que podrían aprovechar de la información que ofrece este proyecto, pero también los votantes latinos podrían sacar ventajas de tener candidatos que entiendan mejor la política que ellos realmente apoyan y las leyes que les gustarían ver realizarse. Para el futuro, les vendría bien a todos si los candidatos dejaran de discriminar contra los latinos. Desafortunadamente, todavía existen políticos que usan lenguaje odioso para apelar a fanáticos; pero al largo plazo, esto no es productivo. En particular, el partido republicano debe aprender de los errores de Romney. No funciona esposar ideología anti-inmigrante sólo para apelar a la base republicano para ganar la nominación—en la elección general, perderán el voto latino, y, quizás, en efecto, el voto general.

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Four hundred thousand. That is the number of people that Barack Obama deported each year, on average, during his first term in office. In fact, the Obama administration is responsible for a record number of deportations per year (Lopez, Gonzalez-Barrera, & Motel 5). However, Obama, the first black president of the U.S., garnered 67% of the Latino vote in 2008 (Lopez y Taylor 4, “Figure 1”). At a glance, these facts seem to present a contradiction. Latino voters, just as the black voters, and white voters, voted for Obama because they wanted a change—a change they could believe in—so why did Obama deport so many immigrants after winning so much of the Latino vote? In 2012, when Obama won reelection, he obtained 71% of the Latino vote (Lopez y Taylor 4). Some scholars even dispute that Obama won up to 73% percent of the Latino vote (Barreto, Collingwood, & Garcia-Rios 1). Either way, Obama increased his share of the Latino vote by at least 4 percent. But how? That is the central question that this project seeks to answer. I believe that there must be more than one answer; there may be many reasons that explain Obama’s success with Latino voters in 2012. As with many complex questions, the answer may be even more complicated. However, this project hypothesizes that the most important variable that determined the overwhelming Latino vote for Obama was his extraordinary, well-planned campaign that was able to project his empathetic personality. Throughout this paper, then, I will analyze the plausibility of distinct explanations put forth by various scholars. To begin, I examine the veracity and existence of the Latino vote. While some scholars affirm that the Latino vote exists as an entity, others still argue that diversity within the Latino community prevents a distinct voting bloc from existing. However, based on my analysis, I conclude that the Latino vote does, in fact, exist, and that it is certainly possible to analyze it.

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In my analysis, then, I consider six variables. The first two are the fact that historically, Latino voters have supported Democratic candidates, and the traditional vote choice model. The second variable asserts that the demographics of Latino voters made it possible to predict that they would vote for Obama. These two variables are related because, in recent history, according to statistics that date back to 1980, the demographics of Latino voters has not changed drastically (Gonzalez-Barrera & Lopez 7, Stepler & Brown n.p.); in effect, the traditional vote choice model could explain why Latinos have historically voted for Democrats. Although this model could partly explain the Latino vote in previous years, it could not explain Obama’s success in 2012. If that were the case, the Latino vote would be consistent across all Democratic presidential candidates; however, it is not. For example, while Obama won 71% of the Latino vote in 2012, John Kerry won only 58% of the Latino vote in 2004 (Lopez & Taylor 4). The third variable is the policies promoted by the Obama administration during his first term in office. I examine his two most successful and well-publicized policies, the Affordable Care Act (Obamacare) and the American Recovery and Achievement Act (the stimulus plan). Though it may come as a surprise to a number of U.S. politicians, the type of political policy which most concerns Latino voters is not immigration. In reality, Latino voters rank the most important policies to be education, economy and jobs, and healthcare. According to this theory, Obama, then, was able to gain support from Latino voters because he focused his attention on these three political dimensions. The fourth variable seeks to explain Obama’s success with Latino voters in 2012 is Obama’s immigration policies. I argue that while only one-third of Latinos believes that immigration is an extremely important political issue upon which they may base their vote, it is still a personal issue that affects the group directly. I also consider that while a majority of

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Latinos knew about the mass deportations under Obama, many of those who were conscious of the deportations were, in fact, in danger of being deported themselves, and in effect, were not able to vote. That is to say, Latinos who were more likely to be aware of the deportations had no effect on the Latino vote. Furthermore, there is a small percentage of Latino voters that are actually in agreement with the policy of mass deportations. The fifth and sixth variables, then, are most important; they are Obama’s campaign and personality. During his campaign for reelection, Obama made sure to target Latino voters directly. Obama’s campaign team studied other successful campaigns that significantly mobilized the Latino vote, then, tailored Obama’s campaign to mimic these strategies used in these previous, successful campaigns. This strategic preparation clearly paid off. The last variable that explains Obama’s reelection by Latino voters is his warm, empathetic personality. From the start, Obama charmed voters with charisma and pure likeability. Even in 2008, as he debated Hillary Clinton, commentators noted Obama’s greater likeability. He won the general vote and the Latino vote for the same reason; he was better liked. Latino voters—and all ethnicities, really–felt connected to Obama. Obama convinced voters, through discourse and policies, that he was concerned about the average person. Above all else, this is how he carried the Latino vote. In the proceeding sections I will analyze in greater depth these various theories.

THE LATINO VOTE Many scholars contend that the Latino vote does not exist. These scholars find it uncomfortable to generalize about a group of people; above all, they are bothered that the media suggest that Latinos are a homogeneous group, and that they do not understand that Latinos come from many different countries with varying cultures, foods, values, and customs. These 30

scholars find it disconcerting that politicians from the two main political parties imagine that all Latinos think and vote in the same way because they speak a common language—and in some cases even that they do not have in common (Zoellner 30). For those that question the existence of the Latino vote, it is frustrating that politicians look for the “Latino vote” in a way that shows they believe that every person with a Spanish-sounding last name thinks and acts in the same way (Lozada n.p.). These scholars speak the truth. Latinos are an extremely diverse group; the diversity among them does affect the way that they vote. But the fact is that Latino voters, especially in the past two presidential elections, behaved as a voting bloc. In 2012, 71% of Latinos voted for Obama, and in some states, the percentage was even higher. A poll by Latino Decisions, from December 2011, indicated that 85% of Latino voters in New Jersey and New York said that they were “likely to vote for Obama” (Wallace 1363). Further, Latino Decisions published after the 2012 election that 80% of Latinos voted for Obama in Nevada, and 87% of Latinos voted for Obama in Colorado (Barreto & Segura n.p.). In sum, because these voters identified themselves in a poll as Latinos and voted in a similar way, it is in fact possible to measure and analyze the Latino vote, at least in this most recent election. For this reason it is important that Latinos themselves are willing to identify as such. In her scholarly article that similarly examines the Latino vote in the 2012 election, Melinda S. Jackson considers evidence that demonstrates the existence of such a voting bloc. Jackson discusses political identity, which is defined as the way that a person views who they are themselves or how others label that person’s political views (Ramon n.p.). For example, being “Latino” is a political identity. Jackson asserts that political identity is constructed by 1) social identities, 2) ideology, 3) personality and values (696). Further, Jackson argues that political

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identity is fluid, and as such, information from the media and politicians impacts it greatly (696). The media may, then, partly cause Latinos to identify more with the Latino community. Jackson cites a study by Price that demonstrates the effects of the media on social identity. Price finds that when the media reports on conflict between groups in society, their messages increase group salience; that is, these social groups become more polarized and individuals within them conform further to perceived group norms (214). So, the way that the media report about social groups influences the way these social groups view and identify themselves; the media influence political identity, and thus, voting behavior. For example, voters that identify as Latinos are influenced by information from the media that reports on the political attitudes and voting behavior of other Latinos. In a similar way, politicians also form and impact Latino political identity. For example, political discourse has further constructed Latinos as a community and further formed the Latino vote by using the phrase “illegal alien,” and other discriminatory language, and by permitting discriminatory laws, that, for example, legalize racial profiling. Sylvia R. Lazos, in her work on the Latino vote, confirms that discrimination, new laws that target Latinos, and particularly, antiimmigrant rhetoric, all further form and enhance the Latino voting bloc (122). Even when politicians focus on Latinos in a positive way, the act of grouping them together also intensifies and ignites the Latino bloc (Barreto 426). (I recognize that academic articles may also influence the Latino political identity.) Due to the influence of messaging by politicians and the media, many Latinos believe in a linked fate with other Latinos. This belief in a shared destiny urges them to identify themselves as Latino and identify with other Latinos. Sanchez & Vargas, themselves citing varied literature,

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affirm that “a sense of commonality and shared circumstances encourages groups to become involved politically” (160). It is understandable that people who are grouped together by the media and politicians, and discriminated against socially and legally, would believe in a shared fate with others in that group. It follows, then, that this group of people would identify with others in that group and vote in a similar manner. Despite all this, there are certainly divisions within the Latino community, and perhaps, consequently, in the Latino vote. As I highlighted earlier, not all Latinos share the same experiences, the same traditions, nor the same cultures; I cannot overemphasize that Latinos are truly a highly diverse group of people. So, while the word “Latino” (or “Hispanic”—the two are synonyms) is a social construction that describes a wide range of people, subgroups of Latinos do indeed share some experiences and cultural identity (Lazos 119). One example of a subgroup of Latinos is Cuban-Americans, who have historically voted for the Republican Party (AP, n.p.). Meanwhile, Mexican and Puerto Rican-Americans tend to be more liberal. Though people within these subgroups are all considered Latinos because of their shared language, all three of these subgroups have very distinct, and sometimes diametrically opposite experiences with immigration; Cuban-Americans have smoother, more simple transitions to citizenship than Puerto Rican or Mexican-Americans because of different immigration policies in place for each of the groups (AP, n.p.). There are further divisions within the Latino community, and thus, the Latino vote, due to differences in gender, level of education, income, age, and place of birth (Sanchez 438). In the section of this paper that examines the traditional vote choice model, I analyze the impact of the demographic characteristics of Latinos on its voting behavior.

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In sum, this project does not seek to negate the diversity within the Latino community, but rather, finds it necessary to generalize about Latino voters in order to come to a conclusion about its behavior. I argue that while differences exist among Latinos and Latino voters, it is still possible to analyze them as a bloc of voters, in the same way that the women’s vote, the black vote, and the youth vote are also analyzed. In those blocs, too, there are differences within the group; no group of voters is a monolith. Still, even with these differences, analysis of the bloc is possible. The same, then, can be said and done for the Latino vote.

THE HISTORIC VOTE FOR THE DEMOCRATIC PARTY The strong bond between the Democratic Party and the Latino community in the U.S. was formed more than five decades ago during the 1960 presidential election. Obama, then, was certainly not the first to target the Latino vote. The first was, in fact, John F. Kennedy. As a result of the “Viva Kennedy” campaigns and the TV commercials featuring his wife, Jackie, speaking in a heavily-accented Spanish, Kennedy won 85% of the Mexican-American vote and 91% of the Latino vote (Davies, n.p.). For this reason, Kennedy is known as the first presidential candidate that appealed directly to Latino voters (Wallace 1364). Since the success of Kennedy in 1960, then, for the most part, Latinos have voted for Democratic candidates in presidential elections. Since 1984, more than 60% of Latino voters have chosen the Democratic candidate in each U.S. presidential election, with the exception of John Kerry, who only managed to accrue 58% of the Latino vote in 2004 (Lopez & Taylor 4, “Figure 1”). That is to say, since 1984, no Republican presidential candidate has won more than 40% of the Latino vote, which is the exact percentage that George W. Bush won for his reelection in 2004. Using this information to answer why Obama won 71% of the Latino vote in

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2012, it could be said that Obama was destined to win at least the majority of the Latino vote just because he was the Democratic candidate. Furthermore, Latino voters do not only support Democratic candidates during presidential elections, but also, they have historically supported the Democratic Party in general (Cohen 12). Latino voters feel attracted to the Democratic Party mainly because they share the Party values and they believe that the Democratic Party is more concerned for their well-being. One revealing poll shows that 41% of Latinos believe that the Republican Party is more extreme is its political stance and that the Democratic Party shares their values (Guizar 33, Graph 1). Further, 43% of Latinos believe that the Democratic Party cares about people like them, while only 12% of Latinos said the same of the Republican Party (Guizar 33, Graph 1). (The rest of the participants replied either “neither” or “both, equally.) These answers demonstrate that Latinos are more likely to vote for Democratic candidates and to support the Democratic Party in general because of perceived shared values and concern from the party. Barreto & Garcia Rios agree that the Republican Party has historically struggled to have their message accepted by the Latino community (4). Even so, not all Latino voters feel the same way; as I have highlighted throughout this paper, Latino voters are not a monolith. For example, as I have also mentioned, CubanAmericans do not normally support the Democratic Party (AP n.p.); many Cuban immigrants are more conservative because they did not support communism on the island. Considering the 2012 election, Cuban-Americans reported different perceptions of Romney and were more likely to support him than their other Latino counterparts (Barreto, Collingwood, & Rios 11). However, the Republican Party cannot depend on the Cuban vote to make a difference in the amount of the

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Latino vote that they win because Cuban-Americans only represent barely 7% of Latino voters, according to statistics from PewHispanic.org (Lopez y Gonzalez-Barrera). All of this is to say that this theory proposes that Obama was able to gain a majority of the Latino vote in 2012 because Latino voters normally prefer Democratic candidates over Republicans. What this reasoning cannot explain is why Obama, in 2008, won 67% of the Latino vote, but in 2012, won at least 71%. This increase cannot be explained by the fact that Latino voters prefer Democrats because in that way, he should have won the same percentage both years. Other variables, then, must be considered.

THE TRADITIONAL VOTE CHOICE MODEL The traditional vote choice model compares the demographics of the general population and the statistics of the general vote with the demographics of a certain bloc of voters and the statistics of the way they voted. In this case, I will analyze the demographics of Latino voters compared with the general population. This theory, for the year 2012, reasons that the demographic groups that voted for Obama were mostly young people, people with lower incomes, and people with a lower level of education. (Collingwood, Barreto, & Garcia-Rios 1). This theory, then, compares these demographics with the “average Latino” in the U.S. The average Latino is younger, less educated, and has a lower income that the average white person (Collingwood, Barreto, & Garcia-Rios 1). This theory suggests that Latino voters did not prefer Obama for reasons that were exclusively ethnic, but rather that Latino voters share demographic factors with the average person that voted for Obama. In comparison with other ethnic groups, Latinos are younger, on average. In 2014, 33% of eligible Latino voters were between 18 and 29 years old (Lopez, Krogstad, Patten, & Gonzalez-Barrera, n.p.). Among white voters, 18% were in this age group, among black voters, it 36

was 25%, and among Asian voters, 21% were 18 to 29 years old (Lopez, Krogstad, Patten, & Gonzalez-Barrera, n.p.). Moreover, Latino voters have a lower level of education compared with other ethnic groups; only 17% have a university degree, compared with 33% of white voters, 20% of black voters, and 48% of Asian voters (Lopez, Krogstad, Patten, & Gonzalez-Barrera, n.p.). Not only are Latinos younger as an ethnic group, but also, young latinos voted for Obama more than other latinos from different age groups. In fact, 74% of young latinos voters prefered Obama in the reelection (Lopez & Taylor 7). Additionally, among Latino voters that were not college-educated, 75% voted for Obama (Lopez & Taylor 7). Finally, among Latino voters that had an income of under $50,000, 82% voted for Obama (Lopez & Taylor 7). In 2013, the average income for a Latino in the U.S. was $40,337, while the average income for a white person was $61,317 (DeNavas-Walt & Proctor 6). These statistics are evidence that Latinos who were younger, less educated, and earned a lower income were more likely to vote for Obama. The Latino vote, then, split on the same demographic lines as the general vote. This information all supports the theory that demographics were an important factor that affected the behavior of the Latino vote in 2012. This theory is related to the theory of historical Democratic support, explained in the previous section. This theory of traditional vote choice can also explain, in part, why Latinos have historically supported the Democratic Party; younger, less educated, less wealthy people tend to vote for the Democratic candidate. However, just as in the previous section, this theory of traditional vote choice can only explain in part why Latinos were more likely to support Obama. As with the previous theory, this theory of traditional vote choice cannot explain the increase in Latino support that Obama saw from the year 2008 to 2012. The support of the Latino

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community for the Democratic Party is not unconditional, which is to say, the Latino vote is not a guarantee for the Democratic presidential candidate (Soto 6). As a consequence, the personality and policy positions of the candidates has much more to do with the changes in the behavior of the latino vote than these two theories of the historical Latino vote and the traditional vote choice. In order to write this section about the traditional vote choice model, I relied heavily on the work of Collingwood, Barreto, & Garcia Rios. These authors find that a more complex model, one which includes other variables like personality and policies of candidate, would be much more effective to analyze the case of the Latino vote in the 2012 election (11). However, these authors do not reject the traditional vote choice model, but rather, they suggest that the two models should be used together to analyze the Latino vote.

TOP POLICY ISSUES FOR LATINO VOTERS The central question that guides this paper is; why did so many Latino voters support Obama in the 2012 election, especially after his mass deportation policy during his first term? However, this question assumes that the most important issue for Latinos is immigration. The problem with this assumption is that immigration, as a political issue, is not the most important issue for Latinos, nor is it ranked second or third (Soto 6). This evidence is shown in a graph from PewHispanic.org, which shows the most important political issues for Latinos from 2004 to 2012 (Krogstad n.p.). This same article argues that immigration as a policy matter occupies the political agenda for Latinos (Krogstad n.p.). In other words, too much focus on immigration policy detracts attention from other policies that Latinos may have benefitted from. Politicians

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mistakenly put too much energy into the immigration debate because they believe that it is the only issue or the most important political issue that Latinos are concerned about. So, then, what are the top issues for Latino voters? The answer is 1) education, 2) jobs and the economy 3) health care. In 2012, 55% of Latino eligible voters said that education was “extremely important to them personally”, while 54% said the same of jobs and the economy, and 50% said the same of healthcare (Krogstad n.p.). Finally, just 34% responded that, for them, immigration was an extremely important issue. As I suggested earlier, the central question of this paper is disconcerting; it does not seem to correspond that Latinos would have voted for Obama for a second time. However, this question only presents itself as a paradox if one follows the assumption that immigration is the main issue to which Latinos pay attention. At first glance, the Latino bloc appears to be a singleissue group, but in reality, they are a much more complex group than some politicians would believe. Education concerns Latino voters more than any other issue. This is partly due to the fact that, as measured in 2010, Latinos have the highest birth rate compared to every other U.S. Census-labeled “ethnic group” in the country (Krogstad n.p.). The implication of a higher birth rate means that Latino families have more children in school; of every three Latinos living in the country is of school-going age, compared with one in five whites (Krogstad n.p.). They are, in fact, the youngest ethnic group, on average, within the U.S. In sum, Latinos are concerned about education more than any other political issue because of the way the issue directly affects their families. The second most important issue for Latino voters is the economy. This fact is not surprising either, as the Latino community reported that they believed that their ethnic group had

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been negatively impacted more than any other group by the economic recession in 2008. Statistics show that they were, in fact, the group that felt the worst effects of the crisis (Soto 7). Further, in 2010, the unemployment rate for Latinos was 12.3%, compared with 8.9% of nonLatinos (Krogstad n.p.). For all these reasons, Latino voting behavior can change based on Latinos’ perceptions of the state of the economy. Latinos may also vote based on a candidate's discourse or actions regarding healthcare, a political issue which they rank as the third most important. Healthcare is especially important to many Latinos, especially considering one powerful PewHispanic.org poll, which found that six out of every ten adult undocumented Latinos in the U.S. lacked health insurance (Livingston 1). Also, among adult Latinos that are citizens or legal residents, 28% do not have health insurance, which is still much higher than the 17% of people that lack health insurance out of the general U.S. adult population (Livingston 1). While Latino voters may not lack health insurance themselves, it is certainly possible that they have family or friends are in need of health insurance, which makes this issue very important to Latino voters, indeed.

OBAMA’S MOST IMPORTANT POLITICAL ACHIEVEMENTS The very politicians and political parties that believe that the Latino vote is completely homogenous would also believe that immigration is the most important issue for Latino voters. In fact, it may be that Romney, and the Republican Party as a whole, lost the presidential election in 2012 because they were too focused on the question of immigration (Soto 6). Perhaps the Republican Party failed to win the Latino vote because they did not concentrate more effort into the three political issues that Latino voters regard as the most important: education, the economy, and healthcare.

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On the other hand, Obama undoubtedly focused on these three issues during his first term as president. In some strike of genius, Obama, (or one of his advisors), in contrast with Romney, must have realized that immigration is not actually the only issue to which Latino voters pay attention. Instead, he realized that he must focus on the other political issues. In particular, Obama focused on healthcare and the economy very early on in his first four years as president. For one, Obama passed a plan in 2009 to stimulate the economy, officially known as the American Recovery and Reinvestment Act, which aided in creating jobs for Americans. Also, in 2010, Obama was finally able to pass the Affordable Care Act, also known as Obamacare, which aimed to provide more Americans with access to affordable health care. Due to the fact that many Latinos are uninsured, the majority of Latino voters supported Obamacare. (Barreto, Collingwood & Rios 5, Wallace 1371). It should be noted that during campaign season, Obama sponsored a commercial during campaign season called, “The American Dream,” which focused on his political successes in education, jobs, and health care. (Barreto & Collingwood 492). It may be true that Latinos were aware that Obama did not fulfill his “promesa” (promise) to Latinos that he would pass comprehensive immigration reform (Soto 6). Even so, Latinos decided to vote for Obama because immigration was not the most important issue to them (Soto 6). Instead, Latinos voted for Obama based mostly on his successes for healthcare and the economy (Wallace 1371).

OBAMA’S LATINO APPOINTMENTS One more variable that may explain why Obama won the Latino vote in 2012 is that Obama used his political appointments to augment his popularity with Latino voters. During his first term, Obama named many Latinos and Latinas to various important positions within the 41

administration. These appointments gained publicity through news that was disseminated within the U.S (Falcón 3). Very soon after Obama took office, in 2009, Obama named Sonia Sotomayor as the next Supreme Court judge. She was the first Latina, and the very first Latino ever to reach the top court in the country (Zelleny, n.p.). Obama also appointed Hilda Solis as the Secretary of Labor; in effect, she became the first Latina member of the U.S. presidential cabinet (Greenhouse n.p.). Finally, he named Ken Salazar as the Secretary of the Interior. In this way, all these appointments demonstrated that Obama cared about the perspective of Latinos and was sensitive to the needs of the Latino community (Falcón 3). While the Democratic Party has always been known to be more accepting of and supported by women, gays, and minorities, Obama highlighted this perception of himself and his Party through these political appointments. Obama convinced voters, through appointments, and as will be discussed in the following section, his ideas and discourse regarding immigration, that he, in fact, cared more about the Latino community than his Republican counterpart.

OBAMA’S IMMIGRATION POLICY While immigration is in no way the most important issue for Latino voters, it is still an important issue that deeply concerns them. As was mentioned previously, 34% of Latinos said that immigration was extremely important to them (Krogstad n.p.). Also, in 2013, seven of every ten Latinos felt that it was important that Congress pass new immigration legislation. Though Latino voters may consider other political policies to be more important, immigration policy certainly affects Latinos more personally than any other voting bloc. I argue that immigration is still a salient issue for Latino voters; the actions and discourse of politicians regarding this issue have an immense effect on Latino voting behavior. While the 42

Obama administration has deported thousands of Latinos (or, as the government prefers to say, it has “removed” them from the country), Obama was still able to convince the majority of Latino voters, through speeches and appointments, that he wanted to help them, and at the end of his term, he passed an executive order that dramatically increased his approval ratings among Latino voters. The strategy of the Obama administration was primarily for Obama to become closer with the Latino community in order to win the Latino vote; Barreto & Garcia-Rios argue that out of all of his actions that targeted Latino voters, Obama’s executive order of deferred action had the greatest impact on the Latino vote (4). Meanwhile, his counterpart, Romney, conducted a campaign that was anti-immigration, which showed Latino voters that he did not care about them (Barreto & Segura n.p.). One poll reported that while 66% of Latinos said that they felt that Obama cared about them, only 14% said the same of Romney (Barreto, Collingwood, & Rios 11). There is no doubt that most Latino voters were aware of the policy of mass deportations under Obama; they understood that he had not kept his promise to pass comprehensive immigration reform (Soto 6). A poll from PewHispanic.org shows that 41% of Latinos knew that deportations had increased under Obama, while 36% believed that the number of deportations had stayed consistent, and only 10% thought that Obama had decreased fewer people than had Bush (Lopez, Gonzalez-Barrera, y Motel 6). That is to say that 90% of Latinos, according to this poll, knew that Obama had not given them the change he had promised. This same poll also found that Latinos who were born outside of the country were more likely to know the truth that Obama had deported more people than Bush. In 2013, 35% of the Latino community was foreign-born (US Census Bureau 5). However, foreign-born Latinos are obviously less likely that U.S.-born Latinos to have the right to vote. This may mean that while

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the majority of Latinos in general were aware of the deportations, a smaller number of eligible Latino voters was aware. Many Latinos, then, were aware of the increase in deportations under Obama, and they did not approve. Among Latinos who were aware of the deportations, 77% disapproved of the immigration policy (Lopez, Gonzalez-Barrera, y Motel 6). The poll also shows that in 2011, in general, out of all Latinos, whether they were aware of the increase in deportations or not, 59% disapproved of Obama’s immigration policy, compared with only 27% that approved and 13% that did not know or were not sure (Lopez, Gonzalez-Barrera, y Motel 5). In sum, most Latinos were, in fact, aware that Obama was responsible for mass deportations and they disapproved. In general, Obama’s approval ratings among Latinos fell as his term progressed, but skyrocketed when he announced the executive order that allowed for deferred action. At the start of his term, in 2009, 74% of Latinos approved of the president, but that number fell gradually to 48% midyear in 2011 (Newport n.p.). In 2010, Obama had tried to pass the DREAM Act, which would have given immigrants that came to the country as children, who are currently studying or working, a way to legalize their status as a resident and give them financial help. Congress, and therefore Obama, failed to pass the act. However, in 2012, Obama signed an executive order, Deferred Action for Childhood Arrivals (DACA), a temporary law that maintains the same requirements as the DREAM Act. More than 400,000 individuals have applied to DACA and have received a temporary work license and exemption from deportation for two full years (USCIS.gov n.p.). The passage of DACA, then, was monumental; so also was the impact of its passage on Obama’s approval ratings among Latinos. Latinos’ perception of Obama increased dramatically after the announcement of the DACA, as shown by the increase in Obama’s approval ratings (Jacobsen 14, Skrentny y Lopez

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77). One Latino Decisions poll reports that the impact was enormous; before the executive order, 45% of Latinos approved of Obama, afterwards, this number increased to 61% (Barreto & Garcia Rios 4). Other data shows that Obama’s approval ratings among Latinos increased from 49% to 72% (Jacobsen 14). Further, another study reports that 58% of Latinos said their opinion of Obama improved because of the passage of DACA. These studies clearly show that DACA was a fundamental success; the Obama administration was able to demonstrate to Latinos that Obama was sincerely committed to passing more permanent comprehensive immigration reform (Skrentny and Lopez 76). While Obama made significant efforts to demonstrate his sensitivity and sincerity in his concern for the Latino community, Romney did no such thing. In direct contrast with Obama, Romney campaigned on a platform of anti-immigration policy. Romney announced that he wanted to repeal DACA, the executive order so incredibly popular among Latino voters. Instead, Romney spoke of “self-deportation”, which was nothing less than a plan to make the lives of immigrants so difficult that they would choose to leave the country without any prodding. Many scholars and pundits agree that uttering the words “self-deportation” was one of Romney’s greatest errors and undoubtedly contributed to his failure to win the presidency (Blake n.p., Drum n.p., Barreto, Collingwood & Rios 11, Barreto & Segura n.p.). Aguilar, an official that worked in the Bush administration, writes that anti-immigration rhetoric has offended many Latinos and has damaged the Republican Party (n.p.). Another conservative writer, Charen, while describing her devastation over Obama’s victory, also admits that Romney lost because he alienated Latino voters (n.p.). The data affirms that Romney’s cruel anti-immigration rhetoric cost him the Latino vote. One report shows that 74% of Latino voters felt that Romney did not care about them, and 57%

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of Latino voters said that they were less likely to vote for Romney based on his position on immigration (Skrentny & Lopez 77). Another report by Latino Decisions published that 58% of Latinos felt that Romney did not care about them, while 18% characterized Romney’s campaign as hostile to the Latino community (Barreto & Segura n.p.). Similarly, Jacobsen agrees that Romney could not convince the public that he cared about them (10.) Jacobsen argues that because Romney had to appeal to the Republican Party base during the primaries, he was forced to construct his platform as anti-immigration, but upon appealing to the Republican base, he alienated Latino voters (Jacobsen 10). However, as I mentioned earlier, there are divisions within the Latino vote; while there is a large part of the Latino bloc that is concerned about high levels of deportations, certainly there are Latinos who feel the opposite. PewHispanic.org, in a poll, asked, “What should the priority be for undocumented immigrants?” The poll found that even though 42% of Latinos supported a path to citizenship, 10% preferred higher security on the border and better enforcement of immigration laws, while the rest, 43%, supported both equally (Lopez, Gonzalez-Barrera, & Motel 7). Of the general public, the statistics were, in the same order, 24%, 29%, and 43% (Lopez, Gonzalez-Barrera, & Motel 7). Another poll from PewHispanic.org asked, “What should happen to undocumented immigrants?” This poll found that 77% of Latinos said that undocumented immigrants should be able to apply for legal residency, while a surprising 18% of Latinos said that they should instead be deported (Lopez & Taylor 6). The poll also found that 65% of the general public agreed that these immigrants should be able to apply for legal residency, but 28% favored deportation (Lopez & Taylor 6). So, even though the stereotype would have people believe that no Latino would support greater border enforcement or

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deportation, these polls show otherwise. However, not surprisingly, Latinos are less likely to support enforced border control or deportation than the general population. It could be that in some cases, in accordance with the previous section, which explains Latinos’ concern about the economy, Latinos care more about their jobs than the plight of other Latinos. It is incorrect to assume that all Latinos in the U.S. are first-generation immigrants; on the other hand, as was mentioned earlier, only 35% of Latinos in the U.S. were born in other countries (US Census Bureau 5). So it is possible that Latinos, who may be second or third generation, are not immigrants themselves and so could perceivable support increased border enforcement and mass deportations. In conclusion, even though there may be a small percentage of Latinos that supports mass deportations, it is clear that Obama’s pro-immigration rhetoric showed Latino voters that he cares about the Latino community, and that, on the other hand, Romney’s anti-immigrant rhetoric alienated them.

OBAMA’S CAMPAIGN FOR REELECTION Obama’s campaign team studied, planned, and brought to fruition a successful campaign. There is no doubt that this campaign, and the form in which it was run, was a significant factor in winning the Latino vote. According to Barreto & Collingwood, Obama’s campaign team devised a campaign that would be modeled after Harry Reid’s 2010 campaign, the U.S. senator from Nevada who was reelected that year, notably by winning the Latino vote (492). Obama’s campaign team also hired Jose Parra, who also worked on Reid’s campaign, to speak to Obama’s campaign team about the Latino vote (Barreto & Collingwood 493). The team also used strategies from Michael Bennet’s 47

campaign, who was elected to the U.S. Senate in 2010, as well. These two senatorial campaigns strategically targeted the Latino vote by highlighting immigration policy and the DREAM Act, in particular. Obama’s campaign team planned to use these same strategies to win the Latino vote, and, in effect, the 2012 presidential election. In contrast to Obama’s campaign, which was explicitly concentrated on catering to the Latino vote, Romney’s “self-deportation” campaign failed. In a concession call to supporters, Romney said himself that Obama was able to focus on specific groups during his campaign, such as young voters, Black voters, and Latino voters (Daniel, n.p.). Romney implied that Obama has painted him as anti-immigrant. Romney himself, then, attributed his failure to win the presidency to his own inability to convince the public that he cared about minorities. In reality, Romney stood no chance against his opposition; Obama’s campaign was better thought out, focused, and carried out. Kranish, the author of The Real Romney argues that Romney committed financial, political, and strategic mistakes; he asserts that Obama ran the smarter campaign (n.p.) For example, in clear contrast with Obama, who named various wellqualified Latinos to important political positions within his administration, Romney hired Kris Kobach as an immigration consultant for his campaign. Kobach gained infamy when he supported the controversial law SB 1070 in Arizona which fundamentally legalized racial profiling. If it were not already clear by the phrase “self-deportation”, the fact that Kobach was hired to Romney’s campaign left no doubt that his campaign was, in fact, anti-immigrant. This, then, put his campaign in direct contrast with Obama’s. Obama did target minorities, as opposed to Romney; the goal of Obama’s campaign was to contact voters in key states one-on-one. Obama’s team hired one person for every 50 voters in key districts, while Romney only set out to hire one person for every 1000 voters (Kranish, n.p.).

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Obama’s campaign, then, was much better organized to be able to stay in contact with voters one-on-one. Additionally, Obama spent $20 million to finance commercials that targeted Spanish speakers and other similar programs in key states, while Romney, in contrast, spent only $10 million (Barreto, Collingwood & Rios 4-5). Lastly, the first Spanish-speaking commercial that Romney sponsored was an attack on Obamacare, an important law that Latinos, for the most part, favored (Barreto, Collingwood & Rios 5).

CONCLUSION The purpose of this project was to answer one question; how could it be that Obama won 71% of the Latino vote in 2012 after four years of mass deportations under his watch? First, I showed evidence that the Latino vote does, in fact, exist, and that it is certainly possible to analyze it. Then I discussed the various possible theories that could help explain the central question. In the first section of theories, I considered the effect of the historic Latino vote for the Democratic Party as well as the traditional vote choice model, which proposes that demographic characteristics of Latinos predicted that they would support Obama. However, I found that both of these theories could not fully explain Obama’s reelection in 2012 by Latino voters because neither could explain the increase in the Latino vote that Obama won from 2008 to 2012. Next, I pointed out that the most important political issues in the eyes of Latinos are education, economy, and health care. I proposed that it is likely that Latinos approved of the policies and actions of the Obama administration in these areas. I also explained the positive effect that Obama’s Latino appointments had on his popularity and thus, his share of the Latino

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vote in 2012. I conclude that these theories could, indeed, explain in part why Latinos preferred Obama in 2012. Afterwards, I reviewed Obama’s immigration policy. I found that even though Obama did not fulfill his promise to pass comprehensive immigration reform, and deported hundreds of Latinos, at the end of his first term he reversed his legacy when he passed DACA, just months before the next election. In reality, this executive order may have been the single most important policy decision that Obama took to increase his share of the Latino vote. Numerous polls noted dramatic increases in Latinos’ approval of the president as a result of the passage of DACA. While I demonstrate that immigration is not considered by Latinos as the most important issue, still a third are extremely concerned about the issue, and also, it is a very personal issue that affects Latinos more than any other ethnic or immigrant group in the U.S. Finally, I examined the differences between Obama and Romney’s campaign strategies. I demonstrated that Obama’s team planned and organized better than Romney’s team, reaching out to more Latino voters in key states one-on-one. I argued that the Obama’s rhetoric and policies convinced Latino voters that he could identify with them. The passage of DACA in 2012, in particular, showed Obama’s compassion for the Latino community, while Romney’s discourse and policy proposals, especially that of “self-deportation,” showed Latinos that he did not care about them. Through his words, actions, and general campaign messages, Obama was able to project his personality as effervescent, warm, empathetic towards the Latino community, effectively winning him close to three-quarters of the Latino vote. To conclude, I will discuss the importance and consequences of the conclusions in this project. First, it is important that we recognize the differences within blocs of voters, even as we try to analyze and generalize about their behavior.

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Second, there are real consequences for the current presidential candidates of both parties. As each year passes, the number of Latino voters grows exponentially. While there were 19.5 million eligible Latino voters in 2008, the projected number of eligible Latino voters, in 2016, is 27.3 million (Krogstad, et al n.p.). Further, in three presidential election swing states, Florida, Nevada, and Colorado, Latinos make up 15% or more of the electorate (Krogstad,et al n.p.). As a result, with each election that passes, the Latino vote becomes even more important, more than any other minority vote. In 2016, winning the Latino vote will be crucial to win the election. Thus, the political parties and its candidates must understand this bloc of voters; they must understand what Latino voters consider the most important policy issues and how they react to different policy ideas or changes. Further, while presidential or other political candidates could certainly benefit from the information in this article, Latino voters could also benefit if candidates were to understand their needs more clearly. In the future, candidates would do well to avoid supporting discriminatory policies, especially those that discriminate against Latinos. Unfortunately, candidates that use hateful speech still find success among some bigoted voters, but in the long run, this is unproductive. Republican candidates, especially, should learn from Romney’s mistakes; it does not pay off to espouse anti-immigration policy in order to cater to the Republican base to win the nomination— in the general election, most Latino voters will not support a candidate whom they believe does not care about them.

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