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SOCIAL COMPETENCE AND ADHD: CONCEPTUAL DIFFERENCES AND CURRENT DATA Daiana Russo1, Josefina Rubiales1
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y Rocío González1
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Centro de Investigación en Procesos Básicos, Metodología y Educación, Facultad de Psicología, Universidad Nacional de Mar del Plata. 2 Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
[email protected] RESUMEN: El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es una de las alteraciones neuroconductuales más frecuentes en la infancia y en la adolescencia. Sus síntomas tienen un gran impacto en el desarrollo del individuo e interfieren en su funcionamiento social, emocional y cognitivo. El constructo competencia social plantea diferencias conceptuales. Más allá de las mismas, la mayoría de los autores sostienen que la competencia social implica la ejecución de un repertorio de conductas socialmente adecuadas que permiten alcanzar la efectividad en las interacciones sociales. Numerosos estudios han documentado que los niños con TDAH presentan dificultades interpersonales y baja competencia social, a pesar de que se esfuerzan por ser aceptados. Dichas dificultades se presentan no sólo con su grupo de pares sino también con padres y docentes. Asimismo se ha evidenciado que los perfiles sociales de estos niños varían de acuerdo a los distintos subtipos inatent o y combinado. El objetivo del presente trabajo es analizar las diferencias conceptuales que se han planteado sobre el constructo competencia social y realizar una revisión de las principales investigaciones que han explorado la competencia social en niños con diagnóstico de TDAH. El propósito del mismo es proyectar una línea de investigación que clarifique las problemáticas de interacción social en niños con TDAH según las características contextuales de la población infantil de Argentina.
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INTRODUCCIÓN El presente trabajo tiene como objetivo llevar a cabo una revisión de las principales investigaciones publicadas en relación a la competencia social en niños con Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). La temática será desarrollada en función de los siguientes ejes: caracterización del TDAH, definición del término competencia social y sus diferencias conceptuales, competencia social en niños con TDAH y perfiles sociales en los diferentes subtipos. El propósito de este trabajo es proyectar una línea de investigación que clarifique las problemáticas de interacción social en niños con TDAH según las características contextuales de la población infantil de Argentina.
TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON HIPERACTIVIDAD El Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es el más frecuente de los trastornos del neurodesarrollo iniciados en la infancia1, siendo su sintomatología constante motivo de consulta a profesionales del área de la salud 2. Actualmente es definido como un patrón persistente de síntomas de inatención y/o hiperactividad-impulsividad que es más frecuente y grave que el observado habitualmente en las personas con un grado de desarrollo similar. En este sentido, la clasificación fenotípica actual del trastorno establece tres subtipos: con predominio de inatención (TDAH-I), con predominio de hiperactividad-impulsividad (TDAH-H) y combinado o mixto (TDAH-C)3. Los estudios sobre prevalencia del TDAH estiman que la misma es del 5,29% 4 siendo más frecuente en niños que en niñas con una relación de tres a uno5. En la mayoría de los casos, algunos de los síntomas persisten en la edad adulta6. En cuanto a su etiología, se sostiene que no existe un único factor que pueda ser suficiente para determinarlo y, aunque aún no ha sido identificada una causa única, los hallazgos son consistentes con una hipótesis multicausal7 en la que se presenta una compleja combinación de factores genéticos, biológicos y ambientales 8. No existe hasta el momento una prueba diagnóstica definitiva que permita detectar a los individuos con este trastorno9. El diagnóstico es fundamentalmente clínico y debe responder a determinados criterios enmarcados en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales 10. Los síntomas de este trastorno tienen un gran impacto en el desarrollo del individuo e interfieren no sólo a nivel conductual sino también en su funcionamiento social, emocional y cognitivo, causando una importante morbilidad y disfuncionalidad en el niño, en el grupo de compañeros y en su familia11. A pesar de ello, la investigación sobre el trastorno se ha centrado fundamentalmente en los aspectos cognitivos12-14 señalando diversos estudios que su sintomatología se debe a un déficit en las funciones ejecutivas15-17. -215º Congreso Virtual de Psiquiatria.com. Interpsiquis 2014 www.interpsiquis.com - Febrero 2014 Psiquiatria.com
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Otros aspectos claves del desarrollo infantil y de la salud mental, como son la competencia emocional y social, quedaron en un segundo plano. Actualmente estos aspectos aparecen en las clasificaciones actuales como características asociadas o secundarias, siendo cada vez más los estudios que apuntan a la presencia de una alteración de las relaciones sociales y de la regulación emocional
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COMPETENCIA SOCIAL Existen diferencias a la hora de conceptualizar el constructo de competencia social, como plantea Arango20 este término se ha utilizado de diversas maneras: para aludir a un rasgo de personalidad, un conjunto de habilidades, una clase especial de inteligencia, logros en la interacción, un saber-hacer, entre otros. La principal dificultad a la hora de definir este concepto aparece cuando se lo relaciona con el de habilidades sociales. Al respecto, Jiménez et al
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plantean la existencia de tres grupos de
autores. El primero, integrado por aquellos que consideran a estos conceptos como sinónimos y equivalentes. El segundo grupo, reúne a aquellos que consideran el constructo constituido por dos grandes componentes: la conducta adaptativa y las habilidades sociales, y por lo tanto establecen distinciones entre ellos. Por último, se consideran aquellos autores para quienes la competencia social no incluye de forma explícita las habilidades sociales, sino la sensibilidad, la relación y el conocimiento social del niño. Dentro de los autores que establecieron diferencias entre ambos términos, se encuentra 22
McFall . Este autor define a las habilidades sociales como un repertorio de comportamientos específicos que la persona utiliza para llevar a cabo una tarea con un fuerte componente social; mientras que la competencia social es un término evaluativo, basado en un juicio social, respecto a un cierto criterio, que valora si una persona ha realizado de forma adecuada las actividades sociales. Estos juicios pueden estar basados en las opiniones de personas significativas: padres, docentes o pares. En este sentido, las habilidades sociales serían comportamientos sociales específicos y la competencia social representaría un juicio acerca de estos comportamientos 23. En la misma línea, varios autores24-26 reconocen estas diferencias y entienden a las habilidades sociales como comportamientos sociales específicos que se manifiestan en la vida diaria y
que
contribuyen,
en
forma
decisiva,
a alcanzar
buenos
resultados
en
las
relaciones
interpersonales. Otros autores destacan el componente evaluativo del término competencia social, indicando que implica la valoración del desempeño social de un individuo por parte de otros o uno mismo25 o definiéndolo como la suma de las valoraciones externas e internas de habilidades y adaptación, menos la valoración, también externa e interna, de inhabilidades y problemas en el contexto escolar27. -315º Congreso Virtual de Psiquiatria.com. Interpsiquis 2014 www.interpsiquis.com - Febrero 2014 Psiquiatria.com
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Por su parte López-Martín28 considera que el concepto de competencia social es más amplio que el de habilidades sociales y que éstas últimas se ubican dentro de aquél. Plantea que la competencia social de una persona está sustentada por variables personales y contextuales que interaccionan unas con otras y permiten que la persona se adapte a su contexto con un mayor ajuste personal. Las habilidades sociales serían un componente de la competencia social, entendidas como conductas verbales y no verbales que tienen como objetivo ajustar al individuo a la relación social, definiéndolas como habilidades debido a que se trata de comportamientos aprendidos y no rasgos de personalidad. Por otro lado es de destacar que el desarrollo de la competencia social, no es un proceso aislado, sino que es influido por las relaciones dentro del hogar y los estilos parentales. La relación del niño con sus pares será la que proporcione las herramientas necesarias para desarrollar una competencia social satisfactoria. Las fallas en la competencia social se originan cuando las herramientas que el niño utiliza para relacionarse son inadecuadas o insuficientes 29. Cuando una persona evidencia una adecuada competencia social, su estilo de interacción es predominantemente asertivo, puede escuchar a otros, controlar sus impulsos, planificar y predecir la conducta social, se ajusta a normas y resuelve conflictos interpersonales. Complementariamente, se dice que tiene buena autoestima o autoconcepto, una adecuada capacidad para empatizar, y habilidades que le permiten razonar con los estados mentales de los otros 30. Ser competente socialmente implica ser asertivo, empático, y tener la capacidad de poseer y articular en el momento preciso las distintas habilidades que requiera la situación 31. En conclusión, la competencia social es un constructo teórico, multidimensional y complejo referido a un conjunto de capacidades, conductas y estrategias, que permiten a la persona construir y valorar su propia identidad, actuar competentemente, relacionarse satisfactoriamente con otras personas y afrontar las demandas, los retos y las dificultades de la vida, lo que posibilita su ajuste y adaptación, su bienestar personal e interpersonal y vivir una vida más plena y más satisfactoria 32.
COMPETENCIA SOCIAL EN NIÑOS CON TDAH Los niños con TDAH experimentan dificultades interpersonales y baja competencia social a pesar de que se esfuerzan por ser aceptados. Aproximadamente entre el 50% y el 75% de ellos presentan problemas en su socialización y muestran problemas relacionados con los otros33. El sentimiento de rechazo por parte de sus compañeros, los conflictos continuos en el medio escolar y las experiencias de fracaso constantes, unidas a las reacciones habituales de los adultos en forma de críticas pueden conducirlos a un pobre autoconcepto, afectando la autoestima y la competencia social34. Las causas del rechazo se deben a sus conductas molestas (ya que, por su sintomatología, estos niños presentan mayor cantidad de conductas desorganizadas, disruptivas e inesperadas) a sus características de personalidad y en menor medida a sus características académicas
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Frente a esto aparecen estudios contradictorios; Hoza et al36 plantean que los niños con TDAH tienen percepciones erróneas de su aceptación o rechazo social, sobrestiman sus competencias y las autopercepciones suelen ser más inexactas en las áreas más comprometidas. Por su parte, Barber et al37 encuentran que los niños con TDAH se perciben a sí mismos como diferentes a los demás niños de su edad, en relación a su propio comportamiento. Como ya se señaló anteriormente, un concepto relacionado al de competencia social, es el de habilidades sociales. Los estudios que han valorado habilidades sociales específicas en el TDAH han mostrado que estos niños presentan dificultades en habilidades tales como la asertividad, la cooperación y el autocontrol, y muestran dificultades no sólo para percibir y comprender las relaciones lógicas y causales que implica la cognición social, sino también para prevenir y elegir el comportamiento más adecuado en situaciones sociales38. No obstante, Lora-Muñoz y MorenoGarcía39 han observado que estos niños suelen mostrar conductas prosociales, pasan gran cantidad de tiempo con sus amigos y demuestran elevado interés por las relaciones interpersonales. Por otra parte, la asertividad ha sido considerada como un componente importante de la competencia social siendo una de las habilidades sociales con escasa investigación en muestras infantiles40. Se define la conducta asertiva como un estilo de interacción social positiva que afirma los derechos u opiniones propios sin herir a otras personas y sin conformarse pasivamente 41. La asertividad permite establecer relaciones positivas y constructivas ya que las personas que utilizan un estilo asertivo expresan sus sentimientos, solicitan lo que quieren, dicen no a lo que no quieren 42, encuentran relativamente fácil hacer y rechazar demandas de otros, y al mismo tiempo, son capaces de enfrentar las consecuencias de ser rechazados43. Carrasco et al44 describen cuáles son los componentes y los determinantes de la asertividad. En primer lugar plantean que la conducta asertiva se caracteriza por conductas de oposición, enfrentamiento y defensa, manifestación de opiniones personales, dar y aceptar cumplidos, hacer pedidos, expresar afecto y enfado, iniciar y mantener conversaciones y expresar limitaciones personales. Con respecto al modo de llevar a cabo estos comportamientos, se considera que deben manifestarse de forma directa, sin ansiedad inapropiada y de una manera no amenazante ni punitiva para las otras personas implicadas en la interacción. La conducta asertiva está determinada y puede variar según el área donde se produce ya sea laboral, familiar y escolar; y según la persona a la que está dirigida y sus características; si es un extraño o conocido, si es del mismo sexo o diferente, según el rango de autoridad y la edad. La falta de asertividad, por el contrario, puede entenderse de dos formas; por un lado, serán poco asertivas aquellas personas consideradas tímidas, prestas a sentirse despreciadas y no respetadas y por otro lado, también lo serán, las personas que se situarían en el polo opuesto; la persona agresiva, que no respeta a los demás y no tiene en cuenta las necesidades del otro. Tanto unos como otros tendrán déficit en habilidades sociales. Se ha encontrado que los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad presentan conductas de asertividad inapropiada45. Otro aspecto vinculado a la competencia social es la empatía definida por Eisenberg46 como una respuesta emocional procedente de la comprensión del estado emotivo desarrollado en otra -515º Congreso Virtual de Psiquiatria.com. Interpsiquis 2014 www.interpsiquis.com - Febrero 2014 Psiquiatria.com
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persona. La empatía implica procesos cognitivos y experiencias afectivas y, dependiendo de los autores, se les da más importancia a unos que a otros47. Desde un enfoque multidimensional, se la define como la capacidad de la persona para dar respuesta a los demás teniendo en cuenta tanto los aspectos cognitivos como afectivos47-48. Esto significa que la respuesta empática incluye tanto la capacidad para comprender al otro y ponerse en su lugar como la reacción afectiva de compartir su estado emocional49. Artigás-Pallares12 menciona que las dificultades en la interacción social que presentan los niños con TDAH pueden estar relacionadas, en parte, a una carencia de empatía.
PERFILES SOCIALES SEGÚN LOS SUBTIPOS EN NIÑOS CON TDAH Lora-Muñoz y Moreno-García39 analizan los perfiles sociales de niños con TDAH en función de los subtipos predominantemente inatento y combinado. Los resultados muestran que el grupo inatento presenta mayor capacidad de empatía y respeto hacia los demás, niveles más elevados de ansiedad en situaciones sociales y un considerable nivel de retraimiento social, en comparación al subtipo combinado. Mientras que este último evidencia un perfil de socialización más desajustado, elevado negativismo y escasa consideración con los demás. Un estudio realizado por Fernández-Jaén et al.50 examina la implicación de las dificultades atencionales e inhibitorias de los niños con TDAH en la competencia social, según los subtipos. En primer lugar, encuentran que ambos grupos parecen presentar dificultades sociales con una prevalencia similar, dada la falta de autocontrol más acusada en el subtipo combinado, y probablemente la mayor frecuencia de pasividad, timidez, falta de asertividad y tendencia al aislamiento social, en el subtipo inatento. Por otra parte, encuentran una relación inversa existente entre la capacidad atencional y las habilidades sociales y de liderazgo, lo cual demuestra que la propia disfunción ejecutiva implicada en la mala regulación atencional podría justificar gran parte estos problemas. De todos modos destacan que el funcionamiento social de los niños con TDAH no sólo va a depender de sus habilidades atencionales o un posible sustrato común para la competencia social y la disfunción ejecutiva de estos niños, sino también de otros aspectos como los cognitivos, psicoeducativos, anímicos, entre otros. En la misma línea, un estudio realizado por Wheeler y Carlson51 reconoce distintos patrones de disfunción social entre los subtipos de TDAH. Los niños con TDAH subtipo combinado mostraron un comportamiento más agresivo y desregulación emocional. Por el contrario, los niños con TDAH subtipo predominantemente inatento mostraron mayor pasividad social pero no se evidenciaron problemas en la regulación emocional. En la investigación realizada por García-Castellar et al52 se encontraron datos que reafirman lo mencionado. El objetivo de estos autores fue analizar el status sociométrico escolar de niños con TDAH subtipo combinado. En primer lugar destacan que los indicadores sociométricos muestran que la mayoría de los niños con TDAH combinado (73,91%) son rechazados por sus compañeros. Los -615º Congreso Virtual de Psiquiatria.com. Interpsiquis 2014 www.interpsiquis.com - Febrero 2014 Psiquiatria.com
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resultados de comparación entre el subgrupo TDAH combinado rechazados y TDAH combinado medios evidencian que los niños con TDAH con un estado medio presentan de forma significativa más inatención, más inadaptación escolar y más trastornos psicosomáticos. Sin embargo, parecen presentar un perfil de dificultades dirigido hacia el plano académico y personal, más que un perfil de actuación conductual inadecuada; ello supone una menor problemática social y explicaría un menor rechazo por parte de sus pares. En este sentido, cabría profundizar en el estudio de las similitudes entre este subgrupo de niños y el de los niños con TDAH subtipo inatento.
CONCLUSIONES El análisis y revisión presentada permite destacar la importancia de considerar a la competencia social como un constructo teórico, multidimensional y complejo referido a un conjunto de capacidades, conductas y estrategias, que permiten a la persona construir y valorar su propia identidad, relacionarse satisfactoriamente con otras personas logrando su ajuste y adaptación, su bienestar personal e interpersonal32. Esta concepción de la competencia social es más amplia que la de habilidades sociales y permite un abordaje diferencial. La competencia social de una persona está sustentada por variables personales y contextuales que interaccionan unas con otras y permiten que la persona se adapte a su contexto con un mayor ajuste personal. Las habilidades sociales serían un componente de la competencia social, entendidas como conductas verbales y no verbales que tienen como objetivo ajustar al individuo a la relación social28. El interés por evaluar factores de tipo social es relativamente reciente, porque en gran parte del siglo XX, el énfasis estuvo puesto en el diagnóstico de las capacidades cognitivas 53. Es así, que en los últimos años aparecen estudios que demuestran las relaciones entre competencia social infantil y el posterior ajuste psicosocial 54. En relación a la competencia social en niños y adolescentes con TDAH los datos presentados muestran un deterioro en las áreas funcionales que se extiende más allá de los tres síntomas centrales del trastorno (inatención, hiperactividad e impulsividad) e implica dificultades en las interacciones sociales. Normalmente, estos niños suelen entorpecer los juegos, interrumpir las conversaciones, no respetar las normas sociales en el aula, hablar excesivamente y, a menudo, parecen no escuchar52. El perfil social de estos niños varía con respecto al subtipo ya sea inatento o combinado. Los niños con TDAH subtipo inatento presentan mayor capacidad de empatía y respeto hacia los demás, niveles más elevados de ansiedad en situaciones sociales y un considerable nivel de retraimiento social, en comparación al subtipo combinado. Mientras que este último evidencia un perfil de socialización más desajustado, elevado negativismo y escasa consideración con los demás39. -715º Congreso Virtual de Psiquiatria.com. Interpsiquis 2014 www.interpsiquis.com - Febrero 2014 Psiquiatria.com
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Las dificultades sociales de los niños con TDAH no pueden ser entendidas solamente como el resultado de la falta de habilidades sociales. Las mismas probablemente estén relacionadas a los déficits cognitivos propios del trastorno en interacción con dificultades en las áreas motivacionales, fallas en reconocimiento de señales emocionales y desregulación emocional 55. Por tanto, la baja competencia social de estos niños tiene un origen multifactorial que requieren de estudios que profundicen en las causas de esta problemática.
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