ES5 DE DESEMBRE DEL 2009



Estamos en el año 2009 d.c., toda España está ocupada por pequeñas familias. ¿Toda? ¡No! Un reducido porcentaje de padres resiste todavía con estirpes numerosas. Basan su increíble fuerza en una poción mágica que les proporcionan unos jóvenes pero preparadísimos druidas: sus propios y abundantes hijos

Texto por María Leach Fotos Àlex Garcia

CON DOS NO BASTA

En Estados Unidos ya son carne de reality. Desde hace cinco temporadas triunfa en la televisión por cable un programa titulado Jon & Kate plus 8 (Jon y Kate más 8), cuyo argumento no es otro que el de seguir las peripecias y malabarismos cotidianos de un matrimonio con mellizas y sextillizos. Millones de espectadores son testigos cada semana de cómo esta familia numerosa se lo monta para superar los retos del día a día y salir adelante. Este año, no obstante, el asunto ha tomado otro cariz bastante más amarillista. La pareja protagonista se ha separado y está en trámites de divorcio. El motivo de la ruptura no ha sido precisamente el trabajo que le daba su abundante prole, sino la presión mediática y la fulgurante fama televisiva adquirida, que ha acabado con una presunta infidelidad por parte de Jon, el marido, como colofón. Sea como fuere, el gancho inicial de este realityshow para captar audiencia está más que claro. Las grandes familias parecen haberse convertido en un fenómeno tan extraño que a más de uno le pica la curiosidad por saber cómo son,

qué hacen para sobrevivir. Y teniendo en cuenta los datos que reflejan las estadísticas de nuestro país, resulta sorprendente que ningún productor se haya puesto todavía manos a la obra para realizar una versión de este programa made in Spain. Porque pese a que cada vez se rebajen más las condiciones legales para ser considerada familia numerosa (hoy el número de hijos que hay que tener es sólo de tres o de dos en algunos supuestos) el modelo social dominante en la actualidad es de la parejita, al tiempo que crece la proporción de familias de sólo un hijo. A partir del tercero, la tendencia ha sufrido un decrecimiento sistemático. Los hijos de rango 3 o superior representan en la década entre el estos niños última 10% y el 11% del total suelen de los nacidos. Así lo adquirir explica Gerardo Meil, Catedrático de Sociomayor de la Universidad capadicad logía Autónoma de Madrid para y autor de La postmocompartir dernización de la œ



EN FAMILIA

En casa de los Welters no hay tiempo para el aburrimiento, siempre hay alguien dispuesto a jugar o a hablar

normas y labores Mercedes (19 años), Netty (18), Alberto (16, ausente en la foto), Hendrick (15), Guillermo (13), Paul Jr. (12), Santi (6) y Nicolás (5) son los responsables de una de las mayores satisfacciones de Paul y Emilia. Para estos padres, los ocho besos al día que reciben de sus hijos es la prueba fehaciente de que está valiendo la pena el trabajo y la lucha por sacar adelante su numerosa familia. Bueno y también “ver que poco a poco se convierten en buenas personas, formadas y con las ideas claras”, remarcan mientras miran

orgullosos a sus hijas mayores y al mismo tiempo ponen orden entre los más jóvenes de la tropa, que saltan a su alrededor. Después de tantos años de experiencia, ya son expertos en hacer varias cosas a la vez, no obstante, los años cambian los requerimientos. “Con mayoría adolescente, el tema ahora es más psicológico que físico. Por otro lado, que vayan todos al colegio también me ha permitido volver a trabajar, aunque sólo media jornada. Si no, sería imposible hacerlo todo, y eso que cuento con la ayuda de mi madre casi cada tarde”, explica Emilia, que de pequeña jugaba en casa de una amiga con muchos hermanos y se divertía tanto que luego fue ella la que quiso regalar ese privilegio a sus propios hijos, “es la mejor herencia que les dejamos”. La armonía de la familia Welters en gran parte

“Los hermanos son la mejor herencia” Familia Welters 8 hijos

se sustenta gracias a unas normas y labores establecidas. Cada uno sabe cuándo le toca poner la mesa o sacar la basura, así como que la televisión y los videojuegos están reservados al fin de semana, que por cierto comienza los viernes por la noche, alrededor de cinco enormes pizzas, todas de jamón y queso. “Si cada uno escoge sus ingredientes preferidos, no acabamos nunca. ¡Esto no es un hotel!”, bromea Paul. Ciertamente, menos los benjamines, todos saben bastante de lavadoras y plancha, por lo que cuando alguien quiere una raya especial en el pantalón, ahí está todo a su disposición. Salir a cenar fuera sólo es posible en los restaurantes chinos “porque son baratos”, explica este matrimonio “y para pagarse sus caprichos los mayores hacen trabajillos en verano”.

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En casa de los Abad se organizan por horarios, tienen rutinas para las duchas, comidas, deberes, etcétera

nada de canguros Ni Susana ni Jordi se plantearon nunca tener tantos hijos. Incluso pensaron en plantarse después de tener los dos primeros, pero al final se fueron animando hasta fundar una extensa prole formada por Cristina (16 años), Jordi Jr. (12), Ignasi (8), Sílvia (6), Pol (5) y Marc (2). Lo que siempre tuvieron muy claro es que, si se rodeaban de niños, iba a ser para disfrutarlos al máximo, nada de canguros ni de recurrir por sistema a los abuelos. Desde que nació la primogénita, Susana se dedica en cuerpo y alma al cuidado de sus vástagos y Jordi procura flexibilizar al máximo su horario laboral para echarle todas las manos posibles. “Un día normal para nosotros no tiene 24 horas, tiene 36. Las sacas de donde puedes”, explica divertido este

matrimonio, cuya principal aliada es la organización. En casa de los Abad hay horarios y rutinas para todo: duchas, comidas, deberes, juegos, levantarse, irse a dormir... Así como tareas del hogar de tamaño industrial, de las que se encarga Susana: “Hay días que pongo hasta cuatro lavadoras de 9 kilos”. No en vano, casi todo el presupuesto mensual se va en alimentación, productos de limpieza e higiene personal. Pero junto al esfuerzo económico que deben realizar, también el físico y el mental son constantes. “Los niños absorben mucho y hay que tener un carácter muy entregado y sacrificado, estar pensando siempre en los demás”, reconoce esta madre que no cambiaría su situación “por nada del mundo”. Las dificultades desparecen cuando se comparan con la plenitud emocional que le reportan sus hijos. Porque tener una familia numerosa no es sólo cuestión de dinero, “importan más las ganas”, opina esta pareja, que tampoco descuida su propia relación: “Regularmente salimos a cenar y una semana al

“Nuestros días no tienen 24 horas, tienen 36” Familia Abad 6 hijos

año nos vamos solos de viaje”. Eso sí, cuando llevan tres días fuera, ya echan de menos el bullicio de su piso barcelonés en el que cada tarde se celebran partidos de fútbol, carreras en bicicleta y campeonatos de skate. “¡Este parquet debe ser de buenísima calidad! Lo resiste todo”, se asombra Jordi.



EN FAMILIA

Los hijos de la familia Durà, al tener menos bienes materiales que otros niños, valoran más otras cosas

un equipo de fútbol No es la primera vez que Darío y María Jesús aparecen en los medios. Están acostumbrados a las entrevistas porque nombrar a todos sus hijos equivale a cantar la alineación de un equipo de fútbol, integrante femenina incluida: Darío Jr. (30 años), Juan (21), Jorge (20), Miguel (18), Pepe (17), Pedro (16), María (15), Ramón (12), Guillermo (11), Esteban (9) y Alejandro (6). El mayor no aparece en la foto porque está dando la vuelta al mundo, “volverá cuando no tenga más recursos”, comentan entre risas sus hermanos. Los Durà viven en una casa unifamiliar en la que siempre hay alguien dispuesto a jugar o a charlar, pero también a arrimar el hombro. “Cada miembro tiene sus tareas pactadas, pero con el tiempo hemos descu-

bierto que tampoco hace falta ser muy estrictos. Los hijos se dan cuenta por sí solos de que colaborar y compartir es algo intrínseco en una familia como la nuestra”, explica María Jesús, que hasta ahora trabajaba media jornada pero que, con la llegada de la crisis, no ha tenido más remedio que ampliar su horario laboral. “Intento empezar temprano y comer rápido al mediodía para poder estar en casa a las seis la tarde”. Porque llegar a fin de mes cuesta, si bien la inversión no equivale a lo que se gasta una pareja con sólo un hijo multiplicado por once. “Tienen muchas menos cosas materiales que otros niños, así que han aprendido a valorar otras, pero es que ya sólo con el agua, entre duchas y lavadoras, llegamos al bloque máximo”, relatan. Para ahorrar, se conocen al dedillo todos los comercios de mejor precio y venta al por mayor; a la vez, destacan el apoyo recibido por parte del colegio en algún mes duro en el que no han podido pagar la cuota. Poco a poco, y con gran nostalgia de por medio, sus

“Entras en casa y te olvidas de todos los problemas” Familia Durà 11 hijos

hijos se hacen mayores. Los pañales y biberones han dejado paso a un batallón de hormonas adolescentes: “Si hay franqueza y dejas que se expresen, es la edad más divertida”, asegura Darío. Y es que para este matrimonio no hay mejor revulsivo contra el estrés que el hogar: “Es entrar en casa y olvidarse de todos los problemas”.

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A la hora de ver una película en la televisión, el salón de la familia Welters se convierte en una sala de cine

familia (editorial Acento, 1999) y de Padres e hijos en la España actual (Fundación La Caixa, 2006), para quien la drástica reducción de las familias numerosas hoy se centra sobre todo en una cuestión económica: “Los niños ahora ya no vienen, sino que se tienen. Ha habido una toma de consciencia general de los costes de oportunidad de los hijos, es decir, de lo mucho que cuestan. Hay que invertir mucho en ellos, en su educación, para que puedan colocarse bien, y tienen que trabajar ambos padres para poder mantener el nivel de gasto que la sociedad de consumo marca”. œ

No en vano, en los años 70, la media de hijos por mujer era de 2,80. Ahora esta cifra, según el último cálculo del Instituto Nacional de Estadística (INE), se sitúa en 1,46. Curiosamente, la tasa de natalidad de mayor valor desde 1990, sigue estando muy alejada del 2,1 necesario para la reposición de la población. Un dato que no se puede pasar por alto tras el reciente informe presentado por las Naciones Unidas, que pronostica que en 2050 España será el segundo país más envejecido del mundo (Japón ocupa el primer puesto). Pero además de fomentar el tercer hijo para garantizar el reemplazo generacional, Gerardo Meil advierte que la sociedad actual tiene otras asignaturas pendientes que resolver antes, como “apostar por la conciliación de la vida familiar y laboral y el reparto equitativo de responsabilidades entre los padres/cónyuges”. Algo complicado de lograr en plena crisis económica. “Con el miedo al despido, las mujeres profesionales ahora lo tienen extremadamente difícil para optar por una familia de mayor tamaño”, apunta el sociólogo. Pero no todo el mundo se deja amedrentar por estos condicionantes. El INE contabiliza más de un millón de hogares con tres o más hijos en España que agrupan entre cinco y seis millones de personas, lo que supone el 12-15% de la población. “Un grupo de un peso social importantísimo, ya que son los que van a formar parte, sostener y dirigir la sociedad de las próximas décadas”, indica la presidenta de la Federación Española de Familias Numerosas, Eva Holgado, “porque equilibran la pirámide poblacional y aportan un capital humano imprescindible para

nutrir al sistema económico, mantener la productividad y generar riqueza y progreso”. Y pese a que el 90% de estas familias están compuestas por tan sólo tres hijos, no se puede negar que desde el punto de vista demográfico compensan y que, precisamente, su realidad está muy alejada de los clichés que se suelen asociar a este colectivo (familias acomodadas de 7 u 8 hijos, residentes en grandes casas y muy religiosas o, en el extremo opuesto, personas de determinada etnia, con falta de formación o desconocimiento del control de la natalidad). La escasez de beneficios públicos destinados a las familias numerosas es el talón de Aquiles de nuestro país. La prestación por hijo a cargo es de 24’25 euros mensuales (la media europea está en 120 euros) para las unidades familiares de cinco miembros que no superen los 17.000 euros de renta anual. Conclusión: casi nadie recibe esta ayuda. Otra prueba de la falta de apoyo es la cantidad de títulos oficiales expedidos de Familia Numerosa, que es de 413.000, un número que dista bastante de la realidad. “Muchas familias no han solicitado el carné porque consideran que no les sirve para mucho o para nada; otras no cumplen los requisitos que marca la ley, por ejemplo, en cuanto a la edad de los hijos, porque a los 25 años deja de ser tenido en cuenta como miembro de la familia a efectos del título oficial, aunque siga estudiando, viviendo en casa y dependiendo de sus padres. Esto es injusto y perjudica a los hermanos pequeños, que no pueden disfrutar de algunos beneficios, como las becas”, manifiesta Eva Holgado.

la prestación por hijo en españa es de 24,25 euros mensuales. la media europea está en 120 euros

La prestación universal por hijo a cargo es una de las principales demandas, entre otras, de la Federación Española de Familias Numerosas (www. familiasnumerosas. org), desde donde se pide que las ventajas se mantengan hasta que el último hijo abandone el hogar paterno. Pero además

de trabajar con las administraciones, esta entidad sin ánimo de lucro creada para defender los intereses y derechos de quienes optan por tener amplia descendencia, lleva más de un lustro negociando con empresas privadas de todos los sectores para que ofrezcan sus productos con descuentos, lo que ha supuesto un ahorro medio de unos 1.500 euros al año por familia. “Contamos con más de 40 empresas que lo están haciendo a través del Plan +Familia, una iniciativa que pusimos en marcha en el año 2003 con el lema Ser más, te costará menos y en la que participan grandes compañías de seguros, telefonía, viajes, coches, moda…”, relata Eva Holgado. Los padres que hoy en día deciden tener más hijos que la media lo hacen, por tanto, siendo conscientes de que su camino va a ser de todo menos sencillo. Pero ni las ventajas que aporta este colectivo son sólo demográficas ni las dificultades a las que se enfrenta están supeditadas a la economía, tal como evidencian los testimonios de este reportaje. Hay esfuerzos y renuncias para los que de poco serviría una lujosa cuenta bancaria y beneficios muy positivos, más proclives a darse en el seno de una familia numerosa. “A mayor número de hijos, mayor complejidad, y cualquier estrés puede elevarse al cuadrado. A cambio, es muy posible que los niños desarrollen mayor capacidad para compartir y empatizar, y que aprendan de forma natural a ser más extrovertidos y responsables”, determina la psicóloga y terapeuta familiar, Cristina Llagostera. Formar un núcleo de pareja sólido, con unos valores y un estilo educativo consensuado, fomentar el sentido de pertenencia a la familia y el apoyo mutuo entre hermanos, respetando la singularidad de cada hijo, son algunas de las recomendaciones que ofrece la experta para quienes se apunten a formar una prole generosa. Porque sí, para llevar adelante una gran familia en el día a día y afrontar de la mejor manera posible los bache que van surgiendo, “hay que tener la cabeza muy bien amueblada”. Lo dice Jordi Abad, uno de los padres que se han prestado a explicar su experiencia en estas páginas. Y la mandíbula bien domesticada, cabría añadir. Con tantos niños, las carcajadas son la banda sonora habitual de sus hogares. Estas familias no saben lo que es aburrirse. Palabra. s