CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES DE LAS MESAS DE TRABAJO 3er ENCUENTRO DE PARLAMENTARIOS AMERICANOS COMPROMETIDOS CON EL COOPERATIVISMO

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES DE LAS MESAS DE TRABAJO 3er ENCUENTRO DE PARLAMENTARIOS AMERICANOS COMPROMETIDOS CON EL COOPERATIVISMO Mesa de discusi
Author:  Monica Moya Rey

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CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES DE LAS MESAS DE TRABAJO 3er ENCUENTRO DE PARLAMENTARIOS AMERICANOS COMPROMETIDOS CON EL COOPERATIVISMO

Mesa de discusión Número 3: Cooperativismo y Desarrollo Local: Conceptualización y experiencias relevantes. I.- Marco de referencia en el que se inscribió el debate. Generalmente se estima que las cooperativas representan instrumentos o medios idóneos para la solución de necesidades colectivas. Así, una cooperativa cualquiera se considera económicamente viable en la medida en la que contribuye a elevar el nivel de vida de sus asociados, ya sea reduciendo los costos o aumentando los ingresos que éstos perciben. Sin embargo, desde el ángulo social, una cooperativa sólo es exitosa, si, entre otras cosas, asume un verdadero compromiso con la comunidad o el entorno en el cual se haya inserta. Desde esta perspectiva, la cooperativa puede ser definida como vehículo o instrumento de desarrollo local, en la medida en que consiga retener el excedente económico generado por la población que habita dicha comunidad y éste sea reinvertido en forma productiva o distribuido equitativamente entre la población de la comunidad. Dicha retención del excedente económico supone la eliminación de todo tipo de intermediarios y su sustitución por la comunidad organizada. Asimismo, los efectos de la acción empresarial de las cooperativas sobre el Desarrollo Local puede hacerse sentir de diferentes maneras, ya sea a través de la prestación de más y mejores servicios a sus asociados, mediante la creación de nuevas empresas sociales o cooperativas en las que se incorporen nuevos miembros de la comunidad que se benefician directamente de los resultados de la acción organizada o bien, por medio de alianzas estratégicas con diferentes agentes desarrollo, tanto de carácter público o privado, que reditúen en una mejor y más equitativa distribución del ingreso y en el acceso a servicios públicos de mayor calidad a nivel comunitario, evitando de este modo la concentración de la riqueza en pocas manos y las desigualdades sociales que, por regla general, dicho fenómeno trae aparejado. Lamentablemente, en diferentes experiencias históricas de distintos países del mundo, se observa que la cooperativa más que un medio, termina convirtiéndose en un fin en sí mismo, ello sucede generalmente por que aquellos que se han visto beneficiados, antes de compartir dichos beneficios con los trabajadores o la población de la comunidad en que se encuentran ubicados, buscan ampliar sus actividades empresariales para conquistar cada vez más bastos mercados, abriendo sucursales o plantas industriales en distintos puntos de la geografía nacional e internacional, de este modo el crecimiento en sí, se convierte en la razón de ser de la cooperativa, determinando su accionar exclusivamente por los vaivenes del mercado e incurriendo en vicios tales como el descuido o práctico abandono de los componentes sociales de la acción colectiva cooperativista y enfocándose hacia un afán exclusivamente empresarial, la inversión excesiva en la compra de bienes de capital fijo (edificios, terrenos, instalaciones, etc.), la perdida del vínculo asociativo entre el asociado y la empresa y entre éste y sus órganos

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directivos y gerenciales, incurriendo en altos costos de agencia o el gigantismo, que se observa, sobre todo en las cooperativas de ahorro y préstamo. Ante tal panorama los legisladores reunidos en esta mesa de discusión nos preguntamos: ¿Cómo evitar que la cooperativa no pierda su misión original de ser un medio al servicio de la comunidad para la superación de la pobreza y la marginación social? ¿Cómo evitar que la agenda del comercio y la actividad extracomunitaria se impongan antes de haber satisfecho plenamente las necesidades comunitarias, no solamente de los asociados, sino de la población en general? ¿Cómo evitar que la globalización creciente de la economía en el mundo contemporáneo, no borre, destruya o pulverice los referentes de identidad local o regional? ¿Cómo fortalecer el vínculo cooperativo de los asociados y el sentido de pertenencia a un movimiento social y económico de redención humana y de revalorización del trabajo humano y la asociatividad? Evidentemente, las preocupaciones expresadas anteriormente en relación con la pérdida de las raíces comunitarias o del compromiso con la comunidad por parte de la cooperativa de producción, consumo o de servicios, no deben conducirnos al otro extremo, el del romanticismo comunitario y el aislamiento en pequeñas islas utópicas, cuya viabilidad a largo plazo es totalmente incierta. Al expresar la necesidad de no abandonar el compromiso con la comunidad, no estamos postulando una actitud conformista y conservadora que se niegue a la innovación tecnológica y al aprendizaje e intercambio de experiencias generadas en diferentes latitudes, así como el aprovechamiento creativo de las oportunidades de negocio que la globalización de la economía y la revolución tecnológica en marcha ofrecen. En tal virtud, estimamos que ni el localismo a ultranza, ni la globalización sin límites, pueden ser parte de una visión empresarial e innovadora de las cooperativas latinoamericanas en los albores del siglo XXI, por ello resulta altamente recomendable cuestionarnos constantemente acerca de ¿dónde se ubica el justo medio entre el compromiso con la comunidad y la expansión empresarial? Dicho en otros términos, ¿Hasta dónde llega y en dónde termina la oposición entre globalización y Desarrollo Local? ¿Es posible teórica y prácticamente una alternativa de desarrollo social que articule en un mismo proyecto los ámbitos de lo global y lo local? Aparentemente, no existen modelos únicos ni recetas infalibles que simplemente puedan copiarse o aplicarse mecánicamente, en realidad cada experiencia de desarrollo local es única en si misma; pero, sin duda, si existen una serie de principios, leyes o preceptos básicos que deben generarse, reunirse y reproducirse para alcanzar el sano equilibrio de un desarrollo empresarial vinculado a un fuerte compromiso con el desarrollo local de la comunidad, empero ¿Cuáles son esos principios, condiciones o preceptos necesarios? ¿Cómo se generan? ¿Cómo se reproducen y cómo se garantiza su sostenibilidad a largo plazo? En este mismo orden de ideas, nos cuestionamos ¿Qué medidas de política económica debemos promover para garantizar que las cooperativas de cualquier tipo y en cualquier circunstancia puedan cumplir con el mandato establecido en el séptimo principio de la Declaración de Identidad Cooperativa emitida por la ACI en septiembre de 1995: “Compromiso con la comunidad”? Y,

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desde luego, ¿Cuáles son las iniciativas legislativas que debemos promover para abonar en este mismo sentido? Los integrantes de la Mesa conceptuaron los siguientes aspectos: 1. El cooperativismo y las organizaciones solidarias se constituyen en verdaderos instrumentos del desarrollo local. El desarrollo local entendido como una estrategia para el cambio de las condiciones de vida de actores sociales en territorios urbanos, rurales y periurbanos permite enfrentar los problemas y ligar propuestas de economía social, que incluya el desarrollo endógeno, la autogestión, en esquemas de “abajo hacia arriba” y que promuevan el mejoramiento del nivel de vida de estas poblaciones. El desarrollo de las comunidades y regiones marginadas en América Latina nos permite identificar un desbalance social entre las alternativas propuestas por las organizaciones cooperativas en las regiones y comunidades locales, y las estrategias de política social de concepción liberal. De esta suerte el movimiento cooperativo, no se integra plenamente en el menú de opciones que tienes las regiones atrasadas para su desarrollo. La política social en América Latina no presenta al cooperativismo como una alternativa o respuesta formal que permita sacar a zonas marginadas de su pobreza. El desarrollo local no tiene que ver con micro-iniciativas de desarrollo comunitario, sino con estrategias globales, nacionales y locales –todas ellas integradas– que comprenden los instrumentos de política social y de fomento multisectorial que presenta la economía institucional en su conjunto. Se identificó que la mayoría de la producción de las cooperativas no alcanza a las cadenas de consumo urbano y rural con las que compite. Se propone así legislar sobre una cultura cooperativa que estimule la producción y el consumo local de estas productividades. Esto supone recrear la promoción institucional en todo lo que comprende, para lograr que a través de los cuerpos legislativos se pueda filtrar el fomento cooperativo a la sociedad más vulnerable. Es importante legislar, pero no por eso se logra que el tema educativo influya en las propuestas de la sociedad para crear educación cooperativa. Se propone así que en las escuelas se dé educación cooperativa a los niños como forma de aprendizaje. La capacitación a las cooperativas es otra asignatura de un cambio institucional para que éstas crezcan y continúen su consolidación. Dentro del Cambio Institucional el desarrollo local, debe de ser un concepto más útil y no se refiere al desarrollo de las comunidades particulares y que como concepto quedo superado tiempo atrás. Se identifica con regiones o circunscripciones territoriales que se desarrollen en su propio contexto, dígase local o municipal y la particularidad de los grupos indígena en ramas productivas.

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Son las municipalidades y su desarrollo autogestivo que puede orientar y proveer los elementos conceptuales necesarios para que sea el municipio el responsable de dirigir la capacitación y acompañamiento de las cooperativas. Entre las propuestas presentadas en la mesa se dio especial importancia a la organización de foros sobre cooperativismo y al fomento de productos locales. Entre otros, a asesorar e informar sobre como construir cooperativas desde la sociedad y permiten hacer realidad el desarrollo local, la empresarialidad y el nacimiento de nuevas organizaciones productivas. Por ello es necesario llevar la práctica cooperativa para que se conozca su alcance en las territorialidades. Se estimó que no es suficiente incluir en las Constituciones el cooperativismo sino que en el desarrollo local participan muchos actores y grupos que la promueven. En ese sentido el cooperativismo es parte esencial del desarrollo conjuntamente con la participación activa de la sociedad y de las condiciones y especificidades nacionales. La política social debe incluir los conceptos del cooperativismo y no dejar fuera la visión de las cooperativas, ésta se debe institucionalizarse a través de los cuerpos legislativos pero esto tampoco es suficiente. Así lo demostraron programas internacionales como los del FIDA-AMÉRICA que, como experiencia relevante, fomentó la constitución de grupos solidarios que no pudieron resultar exitosos y terminaron olvidados muchos proyectos productivos, que no avanzaron al siguiente nivel que si incluye el esquema cooperativo de constituir una empresa. La intervención institucional en base a la participación del gobierno o de participación mixta tiene un campo amplio por recorrer, que en la práctica cooperativa se ha ido perdiendo. Otras propuestas concretas que se destacan, son las siguientes: • •



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la presencia de una cooperativa en la comunidad constituye un indicador de desarrollo. Es responsabilidad de la misma comunidad que organiza su economía local. Que la normatividad, la planeación estratégica y los planes de desarrollo incluyan a las cooperativas como instrumento de desarrollo. Que las normas reconozcan al sector cooperativo como modelo de desarrollo local. En cuanto a los problemas de gestión y fundación de cooperativas se debe trabajar en los gobiernos provinciales o en los estatales, ya que no existe una correcta conceptualización de la promoción para facilitar su creación y reproducción como formas organizativas. Impulsar la educación y capacitación técnica y organizacional, para crear nuevas organizaciones. Destinar un porcentaje de los fondos sectoriales para la educación cooperativa Hacer un balance social que obligue al desarrollo local. Concebir la cooperativa multipropósito (multiactiva) como instrumento de desarrollo local, ya que no es muy claro el status jurídico y el ejercicio de las funciones básicas de las cooperativas: Producción, Consumo, Ahorro y Crédito. 4

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Crear un Instituto de Fomento Cooperativo Bipartito. Dedicar porcentaje del capital para proyectos productivos en la dinámica del movimiento cooperativo. Solventar la ruptura entre cooperativa y democracia local. Buscar institucionalizar esos mecanismos para garantizar la redistribución equitativa del desarrollo. Fomentar la participación de la comunidad paliando sus diferencias. Capacitación reflexiva. Informar el adecuado conocimiento del cooperativismo. Traslado o rotación de la contratación y nula creación de empleo nuevo. Fomento del crédito a la cooperativa para modelar planes de negocios: capital semilla con instrumentos y políticas financieras de recapitalización.

Dentro de la agenda cooperativa existen temas pendientes de atención urgente. Entre otros, se mencionan: 1. Creación de Fondos de educación cooperativa. 2. La creación de un Instituto de Fomento Cooperativo que garantice que se dé la promoción cooperativa, ya que en el pasado entidades de la administración pública creadas ex profeso no tuvieron continuidad en muchos países de Latinoamérica. 3. Manejo co-gestionado: Socios y Estado. Institución de Fomento Cooperativo. 4. Esquemas apropiados para el financiamiento. 5. Que la intervención legislativa no saque el tema cooperativo del desarrollo y agenda de la Política Social y no sólo en la temática de la Economía Social o Solidaria.

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