CONFLICTO ARMADO Y MINAS ANTIPERSONA EN COLOMBIA (RESUMEN)

CONFLICTO ARMADO Y MINAS ANTIPERSONA EN COLOMBIA (RESUMEN) LOS HECHOS El problema de las minas antipersona existe en Colombia desde hace más de veinte

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CONFLICTO ARMADO Y MINAS ANTIPERSONA EN COLOMBIA (RESUMEN) LOS HECHOS El problema de las minas antipersona existe en Colombia desde hace más de veinte años, sin embargo en los últimos 4 años, en vez de disminuir, ha aumentado de manera desproporcionada. De hecho, Colombia es el único país en América Latina y uno de los pocos en el mundo donde cada día se siembran más minas antipersonal. Así, en el cuatrienio comprendido entre los años 1998 y 2001 ocurrieron en el país 274 accidentes con minas antipersonal, y en el siguiente cuatrienio comprendido entre los años 2002 y 2005 la cifra se elevó a 1.829 accidentes, lo que significa un aumento de 568% en el número de accidentes en los últimos 8 años. En los últimos diez años se registraron 2.185 accidentes, los cuales dejaron como consecuencia 4.051 victimas. De estas, 1.549 fueron civiles, es decir el 38%, y 2.505 militares, el 62%. La curva de eventos presentó un ascenso a partir del 2002, año en el que los diálogos entre las Farc y el Gobierno Pastrana se rompieron y el uso de minas por parte de este grupo guerrillero se hizo más frecuente con el fin de defenderse de la ofensiva emprendida en su contra por la Fuerza Pública. Asimismo, en este año, se observa un aumento en el número de víctimas, el cual se vuelve más crítico en el caso de los militares. A partir de este año la proporción de las víctimas militares superó el 60% y se ha mantenido por encima de este porcentaje hasta el presente. El año 2005 ha sido el más crítico de toda la historia con 1.103 víctimas, 342 de ellas civiles, el 31%, y 761 militares, el 69%, muy por encima de otros países como Camboya y Afganistán. Al observar los presuntos responsables, hasta el año 2000 el ELN superó en más de 20% a las Farc en la colocación de minas, pese a que el tamaño del ELN era entre tres y cuatro veces menor al de las Farc. Esto quiere decir que el ELN sembró cuatro veces más minas por combatiente en armas que las Farc hasta este año. De otra parte, a pesar de la reciente disminución relativa de la instalación de minas por parte del ELN en los últimos tres años con respecto a los anteriores, el ELN sigue utilizando una mayor proporción de minas por combatiente en armas en comparación con su tamaño, pues en este periodo este grupo guerrillero ha sido en promedio ocho veces menor que las FARC. Por su bajo costo las minas antipersonal resultan una buena alternativa para estos grupos armados, pues su fabricación no requiere una gran infraestructura y los materiales para elaborarlas son económicos y asequibles. Un informe publicado por el Llamamiento de Ginebra, afirma que el ELN utiliza por lo general minas artesanales. Se dice que frecuentemente esta guerrilla produce artefactos explosivos improvisados y que todos sus combatientes saben como producir minas. El ELN produce entre otros tipos las minas conocidas como Carrera 9 No. 74-08 Oficina 801 - PBX: 3465199 - Email: [email protected] A.A. 251527 - Web Site: www.seguridadydemocracia.org Bogotá D.C., Colombia

“quiebrapata y sombrero chino” En el caso de las Farc, las minas utilizadas por esta guerrilla están hechas de materiales comunes (plástico, tarros y jeringas). Algunas de las minas artesanales contienen pequeñas cantidades de metal, lo cual dificulta su detección. Según las Fuerzas Armadas, las Farc mezclan café con los explosivos, para así confundir a los perros rastreadores. Las Farc son conocidas por su capacidad de producir explosivos usando fertilizantes, pero también han robado explosivos de las Fuerzas Armadas. De otro lado, resulta difícil determinar el número exacto de minas antipersonal plantadas en el país por diversas razones. En los casos en que las minas son utilizadas con fines tácticos, la rapidez e irregularidad con que son colocadas hace que sea imposible elaborar mapas o señalizar los lugares en que han sido plantados estos artefactos. Esto, sumado a que las minas son móviles por múltiples causas como inundaciones, lluvias, movimientos telúricos y huracanes, que hacen que estos artefactos se desplacen sin ser detectados, y perdurables en el tiempo, pues se calcula que pueden durar décadas o quizás siglos, hace que no se conozca con exactitud cuántas minas hay sembradas y activas en la actualidad. Respecto a la distribución geográfica, una gran parte del país ha sido afectada por este tipo de arma. Durante los últimos 10 años se registraron eventos con minas en 31 de los 32 departamentos y en 567 municipios, es decir en el 50% del total del país. Estos eventos se concentraron en los departamentos de Antioquia con el 23%, Meta y Bolívar con el 9% cada uno, Caquetá con el 8%, Cundinamarca con el 6%, Santander, Arauca y Norte de Santander con el 5% cada uno y Cauca con el 4%. En Antioquia se registraron 659 accidentes. Estos últimos dejaron como consecuencia 1.072 víctimas, entre las que se encuentran 491 civiles, es decir el 46%, y 581 militares, el 54%. Al igual que la tendencia del país, en este departamento los eventos empezaron a ascender en el año 2002 y su pico fue en 2004 con 169 accidentes. Estos hechos se registraron en 92 de los 125 municipios del departamento, dentro de los que se destacan los ubicados en las subregiones Oriente, Nordeste, Norte y Urabá antioqueño. Meta reportó 213 accidentes, los cuales dejaron como consecuencia 393 víctimas, 154 de ellas civiles, es decir el 39%, y 239 militares, el 61%. El año más crítico fue 2005 con un total de 81 accidentes y 170 víctimas, 78 civiles y 92 militares. Los eventos reportados durante los 10 años estudiados ocurrieron en 23 municipios de los cuales Vistahermosa fue el más afectado. Allí se concentró el 21% del total de los eventos del departamento con 51 accidentes y 115 víctimas, 63 civiles, es decir el 55%, y 52 militares, el 45%. En Bolívar sobresalen las subregiones de Montes de María y el Sur como las más afectadas en el período analizado. De 147 eventos registrados en el departamento, la región bolivarense de Montes de María concentró el 43% de los hechos, con 63 eventos, mientras que el Sur, con 67, centralizó el 46%. En cuanto a las víctimas, en el total del departamento se reportaron 280, 107 de Carrera 9 No. 74-08 Oficina 801 - PBX: 3465199 - Email: [email protected] A.A. 251527 - Web Site: www.seguridadydemocracia.org Bogotá D.C., Colombia

ellas civiles y 173 militares. De estas, el 49% ocurrieron en la región de Montes de María, es decir 136, y el 37% en el Sur, con 103 victimas. Llama la atención el agravamiento reciente de la situación de los departamentos de Nariño y Guaviare, en el primero de los cuales hasta hace 5 años no habían ocurrido hechos de minas antipersonal. En Nariño, se empezaron a registrar eventos a partir del año 2001 como consecuencia de la intensificación de la disputa entre grupos paramilitares y las Farc. 2005 fue el año más crítico con 28 eventos, es decir el 74% del total de los hechos registrados en el departamento. Uno de los municipios más afectado por minas fue Barbacoas donde el narcotráfico dinamizó tanto a los grupos de autodefensas como a la guerrilla y más recientemente a grupos armados al servicio de este negocio ilícito. Allí, se registraron 7 accidentes y 19 víctimas, 17 de ellas civiles y 2 militares; como se evidencia, en este departamento se da una proporción inversa de víctimas civiles y militares con respecto al promedio nacional ya mencionado. Lo mismo ocurre en Santander, donde también hay más víctimas civiles que militares. En el departamento de Guaviare, San José del Guaviare concentró el 44% de los eventos y el 79% de las víctimas. Entre 1996 y 2005 se registraron 23 accidentes y 55 víctimas, 22 de ellas civiles y 33 militares. En este departamento se ha dado un incremento sustancial de la Fuerza Pública durante el gobierno de Uribe, por lo que las minas antipersona son utilizadas para detener su avance hacia las zonas de cultivos ilícitos y de retaguardia de la guerrilla. LA LOGICA Pero tan preocupante como las cifras es el hecho que la lógica actual del conflicto en Colombia parece mostrar una agudización del problema de minado. Para los grupos armados irregulares, pero sobre todo para las guerrillas, el uso de ésta herramienta de guerra se muestra como uno de sus medios fundamentales para eludir los combates con las Fuerzas Armadas, y, sin embargo, ocasionarles bajas y heridos defendiendo su presencia territorial. Las razones de la efectividad de las minas provienen de la misma dinámica asimétrica que define los resultados estratégicos de la guerra. La superioridad en combates alcanzada por las Fuerzas Armadas desde 1999, principalmente por el re-equipamiento aéreo con helicópteros (Black Hawk y Huey) y aviones fantasma (AC-47), y la ofensiva ejecutada por el gobierno de Álvaro Uribe contra las Farc desde mediados de 2002, marca el tipo de enfrentamientos entre guerrilla y el Estado, determinado por la capacidad que tengan la primera de resistir las ofensivas llevadas a cabo por el segundo. Luego de una emboscada o ataque por sorpresa ejecutado por la guerrilla o por la iniciativa de las Fuerzas Armadas, las tropas del gobierno persiguen a facciones insurgentes en busca de cortar su retirada y cercarlos en un perímetro geográfico para proceder a su captura o exterminio. Las minas Carrera 9 No. 74-08 Oficina 801 - PBX: 3465199 - Email: [email protected] A.A. 251527 - Web Site: www.seguridadydemocracia.org Bogotá D.C., Colombia

antipersonales son en esos escenarios un elemento fundamental con que cuentan las facciones guerrilleras para evitar el avance de las Fuerzas Militares. Activar una mina en medio de un combate toma un puñado de segundos, pero para las fuerzas perseguidoras toma mucho tiempo detectar su ubicación y en muchas ocasiones implica heridos y muertos que deben ser evacuados de la zona de enfrentamientos, lo que baja la moral de los hombres y evidencia la localización propia a las fuerzas enemigas. Todos estos elementos son vitales desde la perspectiva de la insurgencia para evitar un cerco y su subsiguiente exterminio. Las Fuerzas Militares admiten que una de cada tres víctimas en enfrentamientos contra insurgentes se debe a la acción de las minas antipersonal. En consecuencia, los accidentes recientes de minas ocurren con gran regularidad en los territorios donde suceden los choques entre el gobierno y las guerrillas. La situación de minado allí usualmente sucede en un contexto de predominio de las fuerzas de seguridad estatales o de facciones paramilitares en las cabeceras urbanas y de las guerrillas en las veredas y geografía circundante. Estos territorios están compuestos en su mayoría por zonas de control histórico de la subversión, además de otras características como su distancia de los circuitos comerciales del país, su baja densidad demográfica, su pobre integración vial y sobre todo, la importancia que tienen los cultivos de coca en sus economías. Mientras las Farc y el ELN logren mantener su presencia sobre territorios con las características mencionadas, las minas antipersona serán parte importante de la lógica del conflicto en su defensa contra las iniciativas de las fuerzas de seguridad del Estado. De otro lado, las minas antipersonales constituyen un cinturón defensivo de los territorios y de los recursos que éste contiene, como la población, los cultivos de coca, los refugios, los corredores estratégicos, etc. Las guerrillas controlan sus territorios cercando con minas a las comunidades que habitan allí. A manera de murallas invisibles o de un ‘cerco hacia adentro’, las minas antipersonales además de protegerse del terror y de las masacres de grupos irregulares enemigos, sirven para confinar a una población que es sometida a las leyes y a la tributación de un grupo armado. Cuando este grupo armado irregular es derrotado militarmente por otro grupo irregular, los vencedores por lo general desplazan a la población nativa y despliegan a su propia población en el territorio. Los accidentes civiles por minas antipersonales también ocurren cuando se dan los cambios en el poblamiento de un territorio. Luego que el cerco hacia adentro es roto por la ofensiva militar de un ejército atacante, la población local se desplaza para evitar retaliaciones de la facción vencedora, al tiempo que nuevos habitantes ocupan el espacio abandonado. La nueva población que despliega la facción vencedora no conoce la ubicación de los campos minados y en un primer momento tienen que descubrir en una faceta siniestra de la técnica de prueba y error donde están ubicadas las minas. Ahora bien, con lo anterior no quiere afirmarse que toda la información sobre ubicación de las minas la transmitan las guerrillas a la población civil que los apoya de manera Carrera 9 No. 74-08 Oficina 801 - PBX: 3465199 - Email: [email protected] A.A. 251527 - Web Site: www.seguridadydemocracia.org Bogotá D.C., Colombia

voluntaria o forzosa, pues esa información está restringida al minado dirigido a controlar el movimiento de esos habitantes, lo que equivale a señalarles los límites espaciales y corredores donde les está permitido vivir y transitar. LAS PERSPECTIVAS ¿Con qué opciones se encuentra entonces el Gobierno para resolver la problemática de las minas antipersonales? Dada una situación de enfrentamiento con un grupo armado irregular por el control de un territorio las posibilidades no parecen ser muchas. Esta parece ser la situación que se va a mantener en el mediano plazo con las Farc, el grupo guerrillero que actualmente apela con mayor intensidad al minado, ya que es poco probable una derrota militar o una negociación que implique inmediatamente un cese de hostilidades. Así, a pesar de los esfuerzos del Gobierno y de la sociedad civil, lo más probable es que el problema de las minas antipersona en Colombia continúe en ascenso durante los próximos años. Con el ELN la situación se presenta con mayor optimismo. Pese a ser la insurgencia que más recurrió a las minas antipersonales hasta principios del 2000, al día de hoy sus acercamientos con el Gobierno parecieran propiciar un entorno favorable para incluir dentro de las negociaciones de paz el tema de desminado humanitario. El compromiso de desactivación de campos minados en Samaniego es un paso positivo en ese sentido, pero a todas luces insuficiente. Son al menos 158 los municipios donde a lo largo de la última década de conflicto armado el ELN ha sembrado minas antipersonal, y todos ellos deben hacer parte de la agenda de negociación en dos aspectos: el desminado directo por el grupo en zonas donde mantienen presencia activa, y la entrega de información sobre ubicación de minas antipersonal en las zonas donde esa guerrilla ya no está presente.

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