CONSTRUYENDO EL EDIFICIO Ethel Fenwich Y el Registro Estatal

CONSTRUYENDO EL EDIFICIO Ethel Fenwich Y el Registro Estatal D.P. Griffon. Departamento de historia Universidad de Nuevo México, U.S.A. Tomado de Nurs

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CONSTRUYENDO EL EDIFICIO Ethel Fenwich Y el Registro Estatal D.P. Griffon. Departamento de historia Universidad de Nuevo México, U.S.A. Tomado de Nursing History Review, oficial journal of the American Association For the History of Nursing. Vol. 3 1995 Traducción libre realizada por: Luz Marina Arguello  Clara Munar Olaya0 Ethel Gordon Fenwich1 fue una mujer británica que influenció no solamente la enfermería mundial, sino también la visione de la mujer, la política y la profesión. Para entender la relevancia de Fenwich es crucial conocer algo de su vida. Este artículo trata y discute la vida profesional e Fenwich como sus intentos de formalizar la enfermería a través del Registro Estatal, evento que ocurrió en 1919. Fenwich vivió de 1857 a 1947, durante sus 90 años de vida tuvo un notable impacto en los círculos de la Enfermería Británica. Tuvo influencia ademán de los líderes de enfermería americana e internacional, en el cuidado de la salud, y en la 

QEPD. Licenciada en Enfermería, Especialista en Peritonalogía de la Universidad Nacional de Colombia. Enfermera de Planta del Hospital Infantil Lorencita Villegas de Santos. 0

Licenciada en Ciencias de la Enfermería, Mg. S.P., Mg. Enfermería APS y Familia. Profesor Asistente, Departamento de Salud de Colectivos Facultad de Enfermería, Universidad Nacional de Colombia

fisión crítica de la forma como el género y la clase afectaban la contratación en la enfermería. Desde comienzo de 1920 tuvo una baja actividad en su rol como enfermera clínica pero hasta su muerte siempre influenció a hombres y mujeres que tenían que ver con los aspectos de la contratación en enfermería especialmente. Hoy en día se reconoce la contribución de Fenwich a la enfermería en su época dicha influencia no tuvo la trascendencia de hoy. Cualquier persona vinculada con el cuidado de la salud no solamente enfermeras sino médicos, administradores hospitalarios, miembros del parlamento o pacientes, debieron paulatinamente reconocer su aporte. COMIENZOS DE SU VIDA Y SU CARRERA Ethel Gordon Manson nació en Morayshire, Escocia, 1857. Su padre doctor en medicina quién decidió vivir en una granja, murió antes de que ella cumpliera su primer año de vida. Su madre la señora Ariete conocida como “La Granadina” de fuerte personalidad indudablemente influyó en la vida de Manso. Al volver Ariete a contraer nupcias con un adinerado Miembro Conservador del Parlamento por Nottihghamshire, ella y su familia se trasladaron a Inglaterra. Esta circunstancia permitió a Ethel crecer en un medio muy confortable de la clase alta. La mayoría de las mujeres de esta clase de Inglaterra Victoria usualmente no tenían preocupaciones por el empleo. Entonces se pregunta uno ¿Por qué una joven mujer de la clase alta, sin preocupaciones económicas ha de interesarse en la enfermería

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o cualquier otra cosa? Esta una pregunta sobre la cuál podemos especular, debido a no contar con documentación que nos permita tener claridad al respecto. Probablemente Manson escogió esta carrera debido al hecho de ser hija de médico y por su visión idealista de la vida; en su juventud fue influenciada por la fama de su contemporánea Florence Nigthingale y la concepción de “la enfermería entrenada”, cualquier sea la razón a los 21 años ingresa al Nottingham Childrem’s Hospital como una práctica pagada.2 La experiencia de la “practicante pagada” se da como respuesta al estado de desarrollo contemporáneo de la enfermera, hasta Florencia Nigthigale y su impacto en el cuidado de la salud, a mediados del siglo XIX y a continuación de la guerra de Crimen en donde se proveían cuidados de enfermería sin ningún entrenamiento, con atención descuidada y poco cariñosa; solo los religiosos se escapaban de esta descripción. Desplegando su genio administrativo Nigthigale decretó una preparación específica para mujeres que proveían cuidado de enfermería al enfermo y a los dolientes. Este aprendizaje era rígido y requería un nivel de trabajo físico y de sumisión similar al que demandaba la clase de los sirvientes. Nigthigale y otros desarrollaron este entrenamiento en forma permanente y organizaron mujeres de clase alta para supervisar a estas trabajadoras. En el desarrollo de la experiencia de las “practicantes pagadas” algunos de clase media y alta podían pagar por cierto tipo de experiencia en el hospital, allí aprendían

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algunas técnicas administrativas, de cuidado de enfermería y algunos conocimientos médicos. La clasificación entre “las practicantes pagadas” diferenciaba a las mujeres de clase trabajadora de quienes no tenían un entrenamiento para ser enfermeras y quienes si, de estas el grupo de estudiantes de clase alta podían pagar por su educación lo que eventualmente les permitían asumir posiciones administrativas supervisando los entrenamientos. Con la experiencia adquirida en el Nothigham Children’s Hospital después se trasladó a la Enfermería Real en Manchester, nuevamente como una “practicante pagada”, en ambas instituciones demuestra sus maravillosas aptitudes administrativas. Durante este tiempo fue requerida como Dama Superintendente de la División de la Enfermería Real de Barrer Convalescente Hospital3 Con las experiencias ganadas Mansón se trasladó en 1879 a la capital, allì trabajó en el London Hospital como Enfermera del piso de Mujeres, después de un año en el London se preparó y aplicó al cargo de Matrona en el Richmand Hospital pero fue rechazada. Al cabo de unos meses después aplica al Saint Bartholomew’s Hospital afectuosamente conocido como Bart’s4. Durante la primavera del 81 a los 24 años fue elegida Matrona de dicha institución, solo algunos meses después de que el legendario doctor Watson y don Sherlock Holmes introdujeran en ese hospital su famoso laboratorio de química.5

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Desempeñando cargo de Matrona vio la necesidad de establecer los estándares de enfermería en el hospital; pensó que se requerían cambios en el método de entrenamiento, de 2 a 3 años, desarrolló entonces una forma sistematizada de entrenamiento que ayudaba a proveer una instrucción didáctica. Lugo solicita a al junta de Gobernadores del Estado se hicieran algunas previsiones para financiar el Programa de Graduados a fin de pagar y asegurar en ese hospital un equipo de enfermeras; práctica que era inusual en ese tiempo.6 En 1984 Mansón empezó a aceptar algunas “practicantes pagadas” dentro del Programa de Entrenamiento, estas estudiantes eran requeridas para proveer cuidados en casa de pacientes que no regresaban a los hospitales, este trabajo era realizado como parte del trabajo de equipo del hospital. En el siguiente año inició su trabajo sobre los derechos de las enfermeras que operaban bajo la supervisión del hospital.7 El interés de Mansón en las enfermeras y los estudiantes bajo su cargo siempre se tradujo en acción. Ella vio que las condiciones de trabajo eran degradantes y debían mejorarse, consiguió que las horas de trabajo se redujeran, se dieron días festivos y una alimentación adecuada. El registro personal de las enfermedades e infecciones del equipo y de los estudiantes de Bart’s se convirtió en su tiempo en uno de los mejores estudios epidemiológicos de las condiciones de las enfermeras.8

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Sus hallazgos la llevaron a dos convicciones que mantuvo el resto de su vida. La primera era que solo mujeres entrenadas podían considerarse así mismas “enfermeras”, la segunda era que los administradores hospitalarios y los médicos antagonistas a la idea, buscaban explotar a las enfermeras. La visión de Mansón del entrenamiento de las enfermeras comprendía 3 grandes aspectos: Primero, las enfermeras que asumían el entrenamiento necesitan un cierto nivel de educación. Segundo, el entrenamiento debía ser estandarizado en cada programa; y tercero, las enfermeras que se graduaban de estos programas debían tener Licencia del Estado. Este último punto fue de un especial interés para una segunda área de estudio de Mansón: la posible explotación de las enfermeras por los médicos o los administradores hospitalarios. Consideró que las enfermeras debían ser “Guardianes de la enfermería y del medio en el que tanto las enfermeras como el cuidado de la salud se desarrollaba y así mismo generar un ambiente grato entre las enfermeras, graduados público, médicos y burócratas. En 1987 decide casarse con el médico Bedford Fenwich que había conocido hacía algunos años. Este joven especialista en enfermedades del tórax, venía de una familia de médicos muy competentes e inquietos.

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El doctor Fenwich trabajó junto con su esposa en los asuntos del entrenamiento y del registro. Obligada a renunciar al cargo de Matrona por su matrimonio, la señora Fenwich contó con mayor tiempo para dedicarse a su proyecto “La Causa de las Enfermeras”, sintiéndose como la protectora de las enfermeras calificadas hasta tanto se realizara el Registro Obligatorio del Estado. LÍNEA DE BATALLA El registro de los profesionales de la salud no era una idea nueva. Con la expedición a mediados del siglo XIX de la Reforma Poorlaw y .los movimientos de reforma en la salud pública, en 1958 el Acta Médica obliga a los médicos y cirujanos a registrarse.9 Durante el tiempo de la reforma, Nightingale había sugerido una lista de enfermeras locales que podían ayudar a proteger al público; estas listas eran como un inventario que se había instituido sin realizar ninguna diferenciación en las capacidades de las enfermeras, ni en su historial o experiencia. Con el trabajo de la señora Fenwich, los avances de la ciencia y la nueva visión del rol de la mujer, enfermería tuvo un cambio. Ella pensaba que el registro realizado por cada Estado debía ser obligado por el Parlamento, la educación estandarizada debía ser exigida a las enfermeras que deseaban estar registradas y de esta manera eliminar el expectro de las mujeres sin entrenamiento que se denominaba así mismas “enfermeras”. La oposición pública a esta idea de Henry Burdett, quién, entre otros oficios, se había vuelto líder de los administradores del

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London’s Hospital. Durante 1888, guerra se desencadenó con las fuertes palabras de Fenwich publicó en un artículo en el Nursing Record, posteriormente Burdett publicó sus opiniones en su propio periódico, The Hospital.10 En 1893 los Fenwich compraron el nursing record y Ethel Fenwich se convirtió en su editora, posición que mantuvo durante los siguientes 54 años. En su primer editorial ella declaró que esta publicación tendría como una de sus metas trabajar por el Registro Estatal de las Enfermeras.11 Irónicamente antes de su matrimonio y aun cuando trabajaba en el Bart’s Fenwich, 1886 estuvo vinculada con la Asociación de Hospitales de Henry Burdett. En ese tiempo ella crea con Burdett la “Agenda para el cambio”. Fenwich llega a ser miembro del Comité Seccional que resolvió que era necesario establecer un registro transitorio para las enfermeras y el establecimiento de un fondo especial para su pensión, aspecto que su periódico publica.12 Los repetidos contactos con Burdett, sin embargo, nublaron su perspectiva sobre lo que podrían hacer las enfermeras y lo realmente hicieron. Al año siguiente de su matrimonio, y de su salida del Bart’s, ella y otras Matronas consiguieron una posición en la Oficina de la Asociación de Hospitales.13 El Comité Seccional después de largas deliberaciones llegó a la conclusión que las enfermeras deberían ser registradas cuando tuvieran al menos tres años de entrenamiento, de lo contrario no.14 El Consejo de la Asociación de Hospitales desconoció la opinión del Comité, considerando que el requisito de un año de entrenamiento o menos era suficiente. Las Matronas renunciaron a la Asociación de Hospitales, rechazando el control ejercido por los

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administradores, quienes “determinaban la unidad como un cuerpo sólido bajo la guía y el apoyo solamente de los médicos hombres”.15 Fenwich despreciaba a Burdett y así mismo él a ella. Para Fenwich, Burdett representaba la sociedad controlada por los hombres donde ella vivía y veía la coerción que se ejercía sobre la mujer Fenwich rechazaba la dominación profesional de los administradores y médicos que permanentemente confinaban a las enfermeras a una clase paralela a la de los sirvientes16. Como una reacción a la inflexibilidad de la Asociación de los Hospitales, Fenwich se hizo así misma más inflexible. A fínales de 1887, creó su propia coalición, la Asociación de Enfermeras Británicas (BNA). La BNA fue la primera organización “profesional de enfermeras” que existió. La meta de la BNA era asegurar un estatus legal y un reconocimiento estatal de las enfermeras.17 A pesar de que esto significaba una educación y entrenamiento exigentes para las enfemeras, similar a la que había sido debatida, la BNA iba más allá de lo que la Asociación de Hospitales pretendía emprender. Con el establecimiento de la Asociación de Enfermeras Británicas, Fenwich le dio forma a la pregunta tácita de la dominación masculina a las enfermeras, quienes eran, virtualmente todas, mujeres. Sus planteamientos eran paralelos al movimiento que buscaba obtener la liberación para la mujer. Fenwich al lado de las líderes sufragistas, las Pankhurts y las Fawcetts, marcho en una demostración de apoyo al voto.18 La experiencia personal y

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profesional de Fenwich demostró a las enfermeras la necesidad del control de la Enfermería por ellas mismas. Sus acciones en la BNA predicaban su creencia en que las enfermeras debían tener su propio cuerpo de conocimientos antes de ser enteramente enfermeras, que el entrenamiento de estas mujeres debía estandarizarse a través de todo el país y para asegurar las mejores calidades de estas enfermeras debían someterse a exámenes o pruebas periódicas para completar su entrenamiento.19 Fenwich sabía que para cumplir con estos objetivos era necesaria la autoridad para supervisar la expedición de credenciales a las aplicantes. También se argumentó que los médicos y administradores hospitalarios no las podían “credencializar”, por lo tanto las enfermeras debían ser guardianes de su propia profesión. Fenwich, sin embargo creía que los “médicos con aprendizaje” podían, con su membresía enaltecer el estatus de la asociación20. Siempre como aguda observadora, Fenwich puso en práctica lo que había aprendido de sus padrinos políticos y usó la publicidad y la propaganda en su ventaja. A comienzos de 1888 invitó a la hija de la Reina Victoria, Alice como Presidenta de la Asociación Británica de Enfermeras, Fenwich se convirtió en su secretaria y su esposo fue nombrado tesorero21. El objetivo legal de la BNA era abrirse a las enfermeras calificadas y a los médicos. Tuvo oposición de esas mujeres que no conocían el estándar de tres años de entrenamiento y que creían que el registro no era importante.

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Tuvo también resistencia de los médicos y administradores hospitalarios que consideraban que estas mujeres con entrenamiento disminuirían su autoridad y podrían ser rivales potenciales en lo económico.

DESACUERDO ENTRE LOS RANGOS Otra figura de influencia que tuvo desacuerdos con Fenwich, fue Florence Nigthingale. Nigthingale fue reverenciada durante las décadas siguientes a la Guerra de Crimen como “la mujer de la lámpara” que hizo amistad con los soldados y marinos británicos y quién desarrolló la enfermería haciéndola una ocupación respetable. Su opinión tenía gran peso. Nigthingale se oponía la Registro Estatal por varias razones. Para ella la “habilidad práctica” y las “cualidades morales“eran los elementos esenciales para una verdadera enfermera22. Estaba de acuerdo con Fenwich en que las graduadas de las escuelas de entrenamiento debían ser sujetas de lo que Nigthingale llamó “exámen público”, este sí como estándar nacional. Ella creía que las escuelas de matronas debían principalmente responsabilizarse por la conducta y la eficiencia de las enfermeras y que por tanto cada certificado era prueba suficiente de que la enfermera estaba calificada23. Fenwich trató de cambiar la opinión de Nigthingale en este asunto. Poco después de fundada la Asociación Británica de enfermeras, Fenwich escribió a Nigthingale en nombre de la Princesa Alice, como manera de persuadida, ella le manifestaba que “el primer y más grande deseo de la Asociación era crear una estructura en donde, con su ayuda, esta se convertiría en la “piedra angular”

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más fuerte para establecer a la Enfermería como una profesión legalmente constituida”24. Los intentos que hizo Fenwich, sin embargo, fueron vanos. Cuando Nigthingale murió en 1910, ella continuaba desconociendo la necesidad del registro obligatorio. Nigthigale no fue la única enfermera que estaba en desacuerdo don Fenwich. Hacia finales del siglo, un sector de las entonces Real Asociación Británica de Enfermeras que se oponían al registro se enfrentaron al control que Fenwich ejercía en la organización y tomaron el comando. Fenwich en un movimiento que le era típico, cuando sus actos eran cuestionados, se separó de la Asociación. Necesitaba establecer otras bases para desarrollar sus ideas, creó entonces, el Consejo de Matronas de Gran Bretaña (1894), el Consejo Internacional de Enfermeras (1899), y el Consejo Nacional de Enfermeras de Gran Bretaña (1904) todo esto para mantener el control de la enfermería y empujar al Parlamento a legislar sobre el registro. ESFUERZO LEGISLATIVO Durante 1980, tres Comités Selectos de la Cámara de Lores realizaron algunas investigaciones sobre las condiciones generales de los hospitales metropolitanos. Cada uno de estos Comités llegó a la conclusión que una de las cosas que debían hacerse era que en los hospitales que prestaban los cuidados a los pacientes debía extenderse el entrenamiento de las enfermeras, a tres años. Fenwich y sus seguidores pensaron que esta conclusión era suficiente indicación para la legislación parlamentaria. El apoyo político, sin embargo no se materializó. Adicionalmente en 1904 y 1905 la Cámara de los Comunes

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concluía que era “deseable que el registro de las enfermeras fuera dado por un Cuerpo Central apoyado por el estado “, agregaba además que, “no es deseable prohibir que las personas no registradas por enfermería, ejercieran”25. A pesar de que consideraban que el entrenamiento de tres años era preferible, el Comité Selecto de 1905 no pensaba que el Parlamento debía ordenar la prolongación de la educación en enfermería26. Con lo anterior es claro que no se produjo ningún acto legislativo. A pesar de que Fenwich mantuvo sus esfuerzos y presiones sobre estos comités durante sus deliberaciones, el Parlamento prestó poca atención a lo concerniente al estado de la Enfermera Británica. Trabajó sin descanso en la Regla Home Irish, el sufragio femenino, el y urbanismo consideraciones con el mayor peso político27. Adicionalmente el Parlamento consideró la oposición presentada por Florece Nightintgale, Henry Burdett y un contingente de poderosos administradores hospitalarios y Matronas. A raíz de la unidad de influencia del lado opositor los miembros del Parlamento presumieron que Ethel Fenwich no hablaba por todas la enfermeras. La década que presidió a la I Guerra Mundial, no menos de nueve leyes parlamentarias fuero propuestas sin lograr aprobación, a pesar que Fenwich consiguió apoyo de la Asociación Médica Británica, de algunos importantes hospitales y de otros países. A comienzos de 1914 la Cámara de los Comunes recibió nuevamente otra ley sobre registro, finalmente esta ley pasó a la Cámara por mayoría28. Como Fenwich misma escribió ese día, “yo era la única enfermera

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durante ese histórico evento lo único que me salvó de sufrir un accidente al dar esos pasos maravillosos, con el cuerpo tembloroso, fue el apoyo doctor Chapeli, quién sin duda me salvó de un serio accidente, uno no puede caminar en el aire impunemente”29. Las condiciones habían cambiado desde 1905 cuando el Comité Selecto reportó sus hallazgos. Los avances científicos y tecnológicos en Medicina requerían de desarrollar técnicas más refinadas en enfermería. Un incremento en el número de hospitales también requería que se incrementar el equipo estrenado. Los cambios sociales que permití8an que mujeres respetables buscaran empleo en áreas distintas del cuidado de la salud limitaba el número de quienes en otro momento ingresarían a la enfermería. Adicionalmente el gobierno se interesó en la promoción del cuidado de la salud ante la posibilidad de la guerra. Pero antes que esta ley pasa a la Cámara de los Lores la I Guerra Mundial estalló. LLAMADO AL DEBER Todas las partes en conflicto depusieron su punto de vista con miras a la unidad. Pero en 1916 un grupo de matronas y médicos vieron la necesidad de formalizar la enfermería, en marzo ellos fundan el Colegio de Enfermeras Ltda.., que más tarde sería el Real Colegio de Enfermería, quienes consideraban como era el deseo de Fenwich que la ventaja de la enfermería como profesión sería una mayor educación y entrenamiento, sin embargo sus fundadores dejaron ver su poca inclinación hacía el registro estatal.

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Fenwich estaba alejada de ese Colegio de enfermería que se había formado como una sociedad general reuniendo las organizaciones que se habían disuelto antes de la guerra. Adicionalmente ella y sus seguidores no sentían que podían apoyar al Colegio a raíz que este consideraba que el reconocimiento legal de la enfermaría era innecesario.30 Fenwich y sus seguidores deseaban sin embargo, un encuentro con el Colegio, que se dio cuando este anunció una reunión que se celebraría con el objeto de “ponerse de acuerdo con los términos de la ley que se llevar”31. Infortunadamente la reunión no logró acuerdos y cada una de las facciones tomaron caminos diferentes. Uno se pregunta que le hubiera pasado a las enfermeras así como al voto femenino si la 1a Guerra Mundial no hubiera empezado cuando empezó durante el conflicto, Gran Bretaña comprobó con el aporte enfermeras podía tener. Vio como una desorganización a escala nacional podía dañar el gobierno. Miembros del Parlamento que eran conscientes de las enfermeras como fuerza política exclamaron: “Si usted empuja a las enfermeras a formar uniones (en lugar de aprobar Acta Parlamentaria) en lo que ellas ven justo, y es justo, y un derecho para ellas, usted simplemente las estará lanzando a los brazos del partido Laborista”32. Una de las muchas Actas que pasaron por el Parlamento en el período inmediato a la postguerra, en 1919, fue la del Registro Estatal para las enfermeras.

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EL CONSEJO GENERAL DE LAS ENFERMERAS Logrado el registro, el recientemente creado Ministerio de Salud, instaló el Consejo General de Enfermería, Fenwich fue nombrada en ese Consejo y además fue nombrada Jefe del Comité de Registro. A pesar de que las dos terceras partes del Comité lo constituían los miembros de organizaciones que anteriormente se había opuesto a Fenwich ella consideraba esta legislación como una victoria personal. Lo que vino a pasar revelo que la anterior animosidad no se había dejado de lado, Fenwich con su conducta típicamente beligerante, agravó la situación. Deseando el mayor control de la enfermería le fuera posible, Fenwich insistía que cada aplicación al registro debía ser escrutada minuciosamente, al detalle. Los miembros del Comité consideraban estos como “un cuello de botella” y así lo hicieron ver al doctor Christopher Addison, Ministro de Salud, 1922, Addison removió a Fenwich de su posición.33

Despreciando esta destitución Fenwich continuó su papel de “perro guardián” de la enfermería. Siguió mostrando evidencias en las audiencias del Comité y editorializando sobre las debilidades de sus oponentes, cuando se realizaban los exámenes, pero el poder legal lo tenían los adversarios, pues era dado por el Real Colegio de Enfermería. Después de algunos años ella reconoció que ello habían ganado la pelea de representar a las enfermeras, sin embargo nunca aceptó el hecho de que no representaban los intereses de la enfermería profesional.34

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CONCLUSIÓN Al resumir las contribuciones de Ethel Fenwich a la enfermería deberían considerarse muchos factores. Su formidable y controvertido carácter no hizo fácil darle un lugar entre las visiones tradicionales que nos han mostrado las historiadoras de enfermería. Así como fueron significativas sus contribuciones al mundo de la enfermera, es imperativo mirar algunas de sus no tan meritorias acciones que afectaron también a la enfermera. Debe hacerse un análisis muy cuidadoso de lo que esas disputas hicieron en la comunidad de la enfermería, hay que ver por ejemplo, sus desacuerdos con Burdett o con el real Colegio de Enfermeras. Uno podría especular si esos eventos hubieran sido diferentes, se hubiera podido trabajar cooperadamente sin embargo ahora no es el momento de idealizar la realidad. Uno puede considerar el componente elitista de Fenwich le quiso dar a la enfermería. En los primeros días de sus esfuerzos por reorganizar el entrenamiento de las enfermeras, y los requerimientos básicos., Fenwich esencialmente excluían mujeres de las clases pobres para aplicar a los programas hospitalarios a causa de una inadecuada experiencia educacional. Después ella sugirió que el costo por cada enfermera para su exámen y registro podía efectivamente eliminar enfermeras de las clases bajas. Fenwich justificó la necesidad de mantener el costo de manera que sólo las mujeres de “mejor estatus social” podrían ser enfermeras.

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Inconmovible como era Fenwich con sus adversarios, ella continuamente demostró una incansable dedicación a la enfermería. Fenwich metódicamente se encaminó al logro de sus objetivos sin importarle quién se le oponía, calculando cada paso que daba. Fue precisamente su convocación al registro y profesionalización de la enfermería lo que la distinguió pero también fue la razón de sus grandes controversias. Ethel Fenwich indudablemente tuvo una enorme, quizás inconmensurable influencia en la enfermería de Gran Bretaña y subsecuentemente en el resto del mundo. Su visión del futuro de los requerimientos que se le harían a la enfermería causó siempre consternación en numerosos círculos. Con fuerte determinación, sin embargo y a pesar de causar dolor y pena en quienes la acompañaban en su causa, Fenwich fue siempre fiel a sus ideales. Su curiosidad mezclada con idealismo en incluso su ira hacen difícil explorar su mundo y hacernos una imagen de lo que influenció la vida de Ethel Gordon Fenwich.

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There has been a confusion, even among prominent historians, over fenwich’s sumane, Her husband’s given name was Bedford; his last name was Fenwich. Thus, Ethel Fenwichck’s surname is not Vedford- Fenwichck but simly Fenwich 2 Susan McGann, Mrs. Bedford Fenwich, “(Unpublished manuscript, London. The Royal College of Nursing, 1988, I. 3 Gladis M. Hardy, “Ethel Gordon Fenwich, S.R.N., “The Brtish Journal of Nursing 2145 (April 1947):2 4 Arthur Conan Doyle, The Complete Sherlock Holmes (Garden City, N.Y.: Doubleday and Company, 1930), 17. 5 Minutes of Board of Governors, November 1879. Ethel Fenwich 6 McGann, Mrs, Bedford Fenwic,”3. 7 Ibid

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Robert Dingwall, Anne Marie Raffety, and Charles Webster, An Introdution to the Social History of Nursing (London-:Rutledge,1980),30 9 Winfred Hector, Mrs Bedford Fenwich (London: Royal College of Nursing, 1973) 38 10 Ethel Fenwich, “Editorial”, Nurrsing Record I (5 April 1888): I 11 Cristopher Maggs, “ The Royal British Nurses Association, “ Bulletin of History of Nursing 4 (1988): 31 12 Ibid 13 Eve Bendall and Elizabeth Raybould, A. History of the General Nursing Council for England and Wales, 1919-1969 (London: H.K. Lewis and Company, Ltda, 1969), I 14 Ibid.,2. 15 Ethel Fenwich, “Editorial,” The Nursing Recoord I ( 12 April !888) : 3. 16 A Centenary Souvenir, The Royal British Nurses Association (London: Pip Printers, 1987), I 17 David Morgan, Suffragist and Liberals (Oxford: Brasil Blackwell, 1975), 8 18 Ethel Fenwich “Editorial” TheNursing Record I (5 April 1888) 19 Dendall and Raybould, A History of the General Nursing Council, 2 20 McGann, “Mrs Bedford Fenwich”,17 21 London, The British Muscum, The Nigthingale Papers, file 9 (Hereafter cited as BM,NP). 22 BM, NP, file 44. 23 BM, NP, file 33. 24 Bendall and Raybould , A history of the General Nursing Council, 18. 25 Ibid 19 26 T.R. Gourvish and Alan O’Day, Later Victorian Britain ( Londn: Macmillan, 1988), 15-17 27 Dendall and Rayboluld, A History of teh General Nursing council, 21 28 Ibid. 29 Ibid 32 30 Ibid. 31 Brian Abel Smith, A History of the Nursing Profession (London Heinemann,1960) 93 32 Bendall and Raybould, A history of teh Genela Nursing Council, 30-31. 33 McGann, Mrs. Bedford Fenwich,” 20.

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