Story Transcript
CONTENIDO Presentación................................................................................................... 5 Introducción................................................................................................... 8 Notas metodológicas.................................................................................... 13 Encuentros: 1. Celebración de Bendición de los padres: Desde el vientre de tu madre, te conocí, te amé y te consagré (Jr 1, 5)...................................................... 18 2. La vida es don de Dios................................................................................ 22 3. Una vida crece junto a nosotros................................................................ 32 4. La familia: “santuario de vida”.................................................................. 43 5. Desde el seno de tu madre te conocí........................................................ 55 6. Me comunico luego existo....................................................................... 69 7. La alegría de nacer.................................................................................... 84 8. Celebración: Presentación de los niños a la comunidad cristiana: “Llevaron el niño, para presentarlo al Señor” (Lc 2,24)........................ 97 Sugerencia Bibliográfica.............................................................................. 101
PRESENTACIÓN Generalmente se tiene la idea que la catequesis está en función de los sacramentos, como si se tratara solo de esos momentos, que por supuesto son muy importantes, pero que no agotan todo lo que es la formación para la vida cristiana. Más aun, los sacramentos son aquellos signos sensibles a través de los cuales celebramos la fe que nos ha venido por la escucha de la Palabra y que ha madurado por la catequesis. Ésta es un proceso de educación de la fe, de acompañamiento y aprendizaje de toda la vida; un camino que necesita momentos de iniciación y crecimiento en la fe para dar respuestas a los continuos desafíos que la persona vive a lo largo de toda su vida. Hoy de manera particular, de frente a los nuevos procesos de secularismo y descristianización en que vive la sociedad, la Iglesia, Madre y Maestra, quiere acoger y acompañar a cada persona, a cada familia, a cada comunidad cristiana a vivir la experiencia del encuentro con Jesucristo. Un
camino de madurez cristiana que inicia no solo de la infancia, sino desde el seno materno, hasta la edad adulta. La Iglesia, especialmente de América Latina, en Aparecida ha manifestado esta preocupación e insiste en implementar procesos de iniciación cristiana como un camino seguro para ser y hacer verdaderos discípulos de Jesús. La Diócesis de Zipaquirá atenta también a esta preocupación quiere ofrecer a los adultos, especialmente a padres de familia, un proceso integral de catequesis. Sin duda ayudará no solo a su propia iniciación cristiana, sino también a prepararse para ayudar de manera particular a sus hijos a iniciarse en la vida cristiana con mayor conciencia y acompañarlos a crecer en su propia experiencia de fe. En nuestra Diócesis proponemos un proceso de catequesis de adultos padres de familia que inicia con este itinerario: “DESDE EL VIENTRE DE TU MADRE, TE CONOCÍ” (catequesis de adultos 1). Tiene como objetivo acompañar a las parejas que esperan un hijo. Se llama catequesis prenatal porque la fe viene compartida y comunicada de padres a hijos desde el seno materno. No podemos olvidar que catequesis y liturgia siempre van de la mano, por tanto estos encuentros catequísticos comienzan y terminan precisamente con una celebración. Continúa el proceso con las catequesis “BAUTÍCENLOS, HÁGANLOS DISCÍPULOS” (catequesis de adultos 2) para acompañar a los padres de familia a prepararse para el bautismo de sus hijos menores de seis años. Y en un tercer momento se presenta la catequesis dirigida a los padrinos y madrinas con el fin de reasegurar la vivencia y compromiso de la vida cristiana de la generación presente y de las futuras generaciones, a través del texto “Y LO PRESENTÓ A JESÚS” (catequesis de adultos 3). Tenemos la certeza que la vida de una persona existe desde su concepción y no sólo desde su nacimiento, de la misma manera debemos pensar en su experiencia de fe. Iniciar el proceso de fe, de vida cristiana desde estos primeros momentos garantizará, sin duda, a mediano y largo plazo, no solamente tener personas de fe, sino comunidades cristianas maduras capaces de dar razón de su fe y de su esperanza.
Espero que estas catequesis de adultos sean acogidas por todos los párrocos y los catequistas responsables en cada comunidad parroquial, al igual que por los agentes de pastoral familiar. Bendigo desde ya a todos los futuros padres de familia que se empeñen en hacer crecer cristianamente a sus hijos desde seno materno, y a quienes los acompañarán en este proceso.
+ HÉCTOR CUBILLOS PEÑA Obispo de Zipaquirá
INTRODUCCIÓN
La actual situación de nuestro cristianismo marcado por la profunda ruptura entre la fe y la vida, exige dejarnos cuestionar de esta realidad que toca todos los aspectos de la misión evangelizadora de la Iglesia. Un verdadero drama en nuestro tiempo, como lo llama el Papa Pablo VI1, que pareciera dar razón a quienes aseguran que la Iglesia hoy es incapaz de generar y hacer crecer la vida cristina, una madre que pierde fecundidad porque no quiere salir de sí misma, una Iglesia referencial que no es capaz de generar vida nueva, mayor dinamismo para que sus hijos crezcan y den frutos y estos en abundancia. Basta preguntarnos qué tipo de comunidades cristianas son nuestras parroquias para darnos cuenta que esta realidad nos toca de cerca también a nosotros. ¿Son nuestros adultos personas maduras en su fe? ¿Se sienten
protagonistas de su propio proceso de fe en la comunidad cristiana o al interno de sus propias familias? No podemos olvidar que la familia es imagen de la Iglesia: “Iglesia doméstica”, de lo que allí se vive, se escucha y se celebra es como otros podrán tener la certeza sea cada vez más una verdadera comunidad de vida y amor es necesario que los padres de familia sean ayudados y formados por la comunidad cristiana para cumplir con fidelidad su misión de educar con responsabilidad a cada uno de sus miembros. Esta preocupación maternal de la Iglesia vale sobre todo para las parejas y familias jóvenes, las cuales, encontrándose en un contexto de nuevos valores y responsabilidades, están más expuestas, especialmente, en los primeros años de matrimonio. Por esta razón, «La Iglesia, consciente de que el matrimonio y la familia constituyen uno de los bienes más preciosos de la humanidad» quiere ofrecer su servicio con el fin de abrir nuevos horizontes, ayudar a descubrir la belleza y la grandeza de la vocación al amor y al servicio de la vida2, en cuyo eje resplandece Cristo, esposo de la Iglesia. Cuando por el advenimiento de los hijos, la pareja se convierte en familia, en sentido pleno y específico, la Iglesia estará aún más cercana a los padres para que acojan a sus hijos y los amen como un don recibido del Dios de la vida, asumiendo con alegría la fatiga de educarlos y ayudarlos en su crecimiento humano y cristiano3 desde los primeros momentos de su concepción. La Iglesia madre y maestra La imagen de la Iglesia como madre fecunda en cuyo vientre se acoge y se dona la vida constituye una tarea para todos, imagen que evoca la experiencia de la acogida de todos, especialmente de aquellos que necesitan nacer y crecer a una nueva vida en Cristo. Desde el punto de vista antropológico, la imagen del vientre evoca el proceso que está a la base de la vida humana, cuyas etapas son: la concepción, la gestación, la generación de cada creatura que viene al mundo4. Del mismo modo la Iglesia por el agua del bautismo nos engendra a la vida en Cristo, nos cuida y nos hace crecer dentro una comunidad para que firmes y maduros en nuestra fe podamos salir a dar testimonio del amor del Padre en Cristo al mundo entero.
Entender la Iglesia, comunidad cristiana, como vientre implica una serie de atenciones, las mismas que una madre tiene con su hijo en gestación, con una comunicación más que verbal, con un lenguaje de tipo perceptivo– afectivo. Ser una comunidad cristiana como vientre significa ser punto de acogida y de escucha. Lugar del encuentro y de la fiesta. En particular, la comunidad cristiana esta llamada no solo a generar a la fe a través de los sacramentos, sino también a insertar a los bautizados en itinerarios o caminos de madurez de fe, es decir llamada a educar, a formar, lo que indica una constante comunicación que pasa de la generación a la educación de sus hijos. Del mismo modo, es importante considerar la imagen de la Iglesia no solo como vientre, sino también la Iglesia como familia5. Considerar la Iglesia como familia significa dinamizar el mundo relacional que exige la realidad de la familia contemporánea. Significa evocar la imagen del padre/madre que no solo generan sino que acompañan, educan y preparan a la vida, desde los primeros días de su existencia en el seno materno6. De ahí la urgencia de ofrecer un itinerario de formación en la fe para adultos, padres de familia que se encuentran en situación de espera de un hijo, con el fin de acompañarlos en su tarea de educar en la fe a sus hijos desde temprana edad y asegurar con ellos un proceso gradual y dinámico de iniciación cristiana que comprometa toda la familia. María modelo de madre Contemplando la maternidad de María, la Iglesia descubre el sentido de la propia maternidad y el modo con el cual es llamada a manifestarla. De la misma manera, la maternidad de la Iglesia abre la prospectiva más profunda para comprender la experiencia de María cual incomparable modelo de acoger, respetar y cuidar la vida7. La Iglesia, en la imagen de la Virgen, como la mujer vestida de sol, embarazada (Ver Ap 12,2), tiene plena conciencia de tener en sí el salvador del mundo, Cristo Señor, y de ser llamada a donarlo al mundo, regenerando los hombres a la vida misma de Dios8. A ejemplo de María, Madre de Dios y madre nuestra, la Iglesia madre no solo genera los hijos a la vida de fe, ella los acoge, los ayuda a crecer, los educa y
los acompaña a la plenitud de la vida en Cristo9, a través de las diversas formas y medios con los cuales ella manifiesta el amor de Dios, Padre de la misericordia, y el amor de Cristo, quien nos enseña a vivir la fraternidad en el respeto por la vida en todas sus formas, de manera especial, entre aquellos que se encuentran en situaciones de mayor vulnerabilidad. No dudamos que los catequistas y agentes de pastoral familiar colocarán toda su creatividad y amor en estas catequesis tan necesarias como urgentes en nuestras comunidades parroquiales.
María Oliva Gutiérrez Mejía Delegada Episcopal de Catequesis Zipaquirá – Colombia
NOTAS METODOLÓGICAS Finalidad y estructura de este itinerario La catequesis prenatal tiene como principales destinatarios los padres de familia, que viven de manera especial el momento de la espera de un hijo, con la finalidad de acompañarlos en este momento de la vida a vivir una profunda experiencia de fe en referencia a la realidad prenatal de sus hijos y motivarlos a iniciar procesos de iniciación cristiana que les permitan crecer y madurar la propia experiencia de fe y capacitarlos para ayudar a crecer en la fe a sus hijos y educarlos en la buena vida del Evangelio de Jesucristo, al interno de una comunidad cristiana10. Las catequesis están consideradas dentro de un proceso de catequesis para adultos en prospectiva misionera, es decir, el adulto que crece en su fe está llamado a hacer crecer en la fe a quienes lo rodean. Una fe que requiere ser
creída, celebrada y vivida en el seno de una comunidad cristiana. Se recomienda que el itinerario de catequesis propuesto, por su mismo carácter, sea presentado de manera sistemática, orgánica y gradual, es decir, así como están propuestos en este texto. Como ya se dijo en la introducción, es necesario que los responsables de estas catequesis coloquen mucha creatividad, pues existen en la red innumerables recursos que, bien utilizados, ayudan al logro de los objetivos propuestos en cada encuentro, tanto en los catequísticos como en las celebraciones. El tiempo para vivir este itinerario es de 7 meses, considerando que los padres/madres tienen conciencia de esta situación entre la 4ª y 8ª semana de embarazo. Teniendo en cuenta que es una catequesis personalizada/familiar, se pueden pensar tres momentos durante el año pastoral para iniciar el proceso: • el primero en la fiesta de la presentación del Niño al templo, • el segundo en Pentecostés, • el tercero en la fiesta de la Natividad de la Virgen María. El itinerario inicia con la celebración de bendición de los padres en situación de espera de un hijo, en el ámbito de la celebración litúrgica correspondiente. Las catequesis están pensadas a nivel familiar/pareja durante 6 ó 7 meses con un encuentro mensual y termina con la celebración de presentación del niño a la comunidad y el inicio de la siguiente catequesis de preparación al sacramento del Bautismo. Se utilizará como procedimiento el método antropológico– existencial, que comprende 7 momentos de encuentro en los cuales se propone a los padres hacer un camino de fe entrando gradualmente en la experiencia del encuentro consigo mismo, con Dios, con su pareja, especialmente con su hijo en gestación, redescubriendo el sentido y el significado del momento que están viviendo y el compromiso que conlleva el asumir la misión de ser padres, y educadores de la fe de sus hijos dentro de una comunidad cristiana concreta. Los siete pasos del método son: 1. Dialoguemos: Este primer momento ayudará a entrar en la dinámica del conocer la situación de partida, es el momento de las preguntas sobre el
sentido y significado del “por qué” de una determinada situación para poderla asumir como parte de la propia realidad. 2. Escuchemos a Dios: El segundo momento asegura una lectura de fe a la situación asumida en el primer paso, porque no basta aceptar un hecho de vida, sino que es necesario dejarse interpelar por la Palabra de Dios para que sea ella la que realice la transformación del corazón del creyente. 3. Profundicemos: El tercer momento propone un momento de reflexión sobre la realidad de la vida prenatal y familiar a la luz del Magisterio de la Iglesia, con la finalidad de dar elementos de juicio sobre aspectos importantes en la vida de una familia cristiana. 4. Vivamos con alegría: El cuarto momento los padres/ parejas ayudados con una serie de preguntas se interrogan en el cómo vivir de manera práctica las indicaciones y reflexiones que se han planteado hasta este momento del encuentro. 5. Celebrar para vivir en comunión: El quinto momento prepara el encuentro entre aquel que escucha y se deja interpelar por la Palabra de Dios y se abre al diálogo con Aquel que escucha los anhelos, las esperanzas, las necesidades de la humanidad. Es el espacio de la relación profunda que brota del corazón, es la celebración de los dones recibidos a través de la oración como propuesta de bienestar prenatal para su hijo y de preparación al nacimiento del bebé con la fuerza del espíritu del Señor. 6. Trabajemos: Este momento pretende valorizar el verdadero sentido del recrear y participar en el encuentro familiar con motivo del nacimiento de su hijo. 7. Recordemos: La memoria como paso importante para ayudar algunos aspectos importantes de cada encuentro. No se puede olvidar que el método es un procedimiento que funciona adecuadamente si los objetivos propuestos en los encuentros vienen considerados como guía segura para el desarrollo de cada uno de ellos. Los
encuentros han sido pensados para trabajar en pareja o en algunos casos en pequeños grupos de tal manera que facilite la participación de todos. María, la madre y maestra, la mujer madre porque no solo llevó a Jesús en su seno, sino consciente de su misión lo entrega al mundo como Buena Noticia que hace saltar de gozo a quienes lo aceptan y lo reciben con sincero corazón. Ella la madre y discípula que escuchó y acogió la Palabra de Dios y no solo la guardo en su corazón sino que la puso en práctica, nos acompañe en este camino y nos muestre el fruto bendito de su vientre: Jesús. Creemos muy conveniente que desde el curso prematrimonial se presente este material a las parejas, de tal manera que se vayan motivando y sepan que la parroquia está dispuesta a acompañarlos en este hermoso proceso de comenzar la educación cristiana de sus hijos desde antes de nacer.