Continuación de la BILIOTECA DEL SONETO

AUTORES CON LA LETRA T Continuación de la “BILIOTECA DEL SONETO” autores con la letra T T. DE Y. M . TABARES BARLETT, JOSE TABLADA, JUAN JOSE TABLANCA

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AUTORES CON LA LETRA T Continuación de la “BILIOTECA DEL SONETO” autores con la letra T T. DE Y. M . TABARES BARLETT, JOSE TABLADA, JUAN JOSE TABLANCA, LUIS (SEUDONIM O) TABOADA, LUIS TACCONI, EM ILIO CARLOS TAFUR, JOSE LUIS TAGORE, LINA TABORGA, BENJAM ÍN TABORGA DE REQUENA, LOLA TALAVERA DE FRACCHIA, IDA TALENS, JENARO TALLET, JOSE ZACARÍAS TAMAYO, FRANZ TAMAYO, PIO TAM BOURINEMAN TAPANES, JOSE TADEO TAPIA, GREGORIO TAPIA, LUIS DE TAPIA Y RIVERA, ALEJANDRO TARDON MOLINA, JOSE TARREGA, FRANCISCO AGUSTIN TARREGA, FRANCISCO TARREGA, MIGUEL JUAN TATO, ALVARO TEBAR APARICIO, FLORIAN TEDESCO, LUIS TEIXIDO ROM A, EM ILIO TEJADA, JOSE LUIS TEJADA, JOSE LUIS (CUBANO) TEJADA PAEZ, AGUSTIN DE TEJADA PELUFFO, JOSE LUIS TEJADA Y GUZMAN, LUIS TEJEDA NARANJO, PATRICIA TEJEIRO, OMAR J. TEJERA, NIVARIA TJERA DE LA MOTA, FRANCISCO VICENTE TEJON RODRIGUEZ, JUAN TÉLLEZ JIRON, PEDRO TEM PERADO (SEUDONIMO) TEM PORELLI, M ANUELA

TENA, ALFONSO PEDRO DE TENA, SANTIAGO TENORIO, ROGELIO TEOTICO, JOSE R. TERAN, ANA ENRIQUETA TERM IÑON VALENZUELA, GABRIEL TERRAZAS, FRANCISCO DE TERRE, LEONARDO G. TERRERO ESCALANTE, CESAR AUGUSTO TEURBE TOLON Y DE LA GUARDIA, M IGUEL THEO (SEUDONIMO) THEODORO, ALFREDO TIJERINO, ORLANDO TIM ONEDA, JUAN DE TINEO TIRSO DE M OLINA TIXE, M . B. TOLEDANO, FRANCISCO TOLEDANO, LICENCIADO TOLEDANO GARCIA, ALFONSO TOMAS, MARIANO TOMAS GARCIA, ENRIQUE TOM E, CESAR TOM E, JESUS C.M .F. TOMORISCO (SEUDONIM O) TONAY (SEUDONIM O) TONDREAU, NARCISO TONINO (SEUDONIMO) TORAL, J. L. TORAL Y SAGRISTA, JOSE TORANZOS BARDEL, FORTUNATO TORMO Y BALLESTER, ENRIQUE TORNABENE, GABRIEL NORBERTO TORO, FELIPE DEL TORO, JESUS DEL TORON, SAULO TORON NAVARRO, JULIÁN TORQUEM ADA, LUIS DE TORRE, ALFONSA DE LA TORRE, FRANCISCO DE LA TORRE, JOSEFINA DE LA TORRE, JOSÉ M ARIA DE LA TORRE, JUAN A. DE TORRE, M ARIANA DE LA TORRE, SILVIO DE LA TORRE SEVIL, FRANCISCO DE LA TORREGROSA, FERNANDO TORREGROZA, LINO TORRENS DE GARM ENDIA, M ERCEDES TORRENTE IGLESIAS, AURELIO

TORRES, ALEJANDRO TORRES, SAGRARIO TORRES BODET, JAIM E TORRES CABEZUDO, JESUS DE TORRES GUERRERO, JUAN DE TORRES SIFONTES, PEDRO DE LAS TORRES VARGAS, ROBERTO TORRES VILLARROEL, DIEGO DE TORRES Y GUZM ÁN, JACINTO DE TORRES Y SOTOMAYOR, JACINTO TORTAJADA SANCHEZ, JESUS TOSTADO DE LA PEÑA, FRANCISCO TOVAR, ALFONSO TOVAR VALDERRAM A, JORGE TRAMON, MARCOS TRAPIELLO, ANDRES TREJO, MARIO TRENAS, JULIO TRENOR, LEOPOLDO TREVIJANO, JOAN DE TRIANA, JOSE TRINIDAD, ANA DE LA TROLEBUS (SEUDONIM O) TRONCHEZ, RAUL GILBERTO TROYA, HECTOR DE TRUEBA, ANTONIO DE TRUJILLO, CARLOS ALBERTO TRUJILLO ARREDONDO, ROSA (ROSATE) TRUJILLO DE LA PEÑA, FEDERICO TRUJILLO TELLEZ, A. TRILLO Y FIGUEROA, FRANCISCO DE TUDANCA, JAVIER TUNDIDOR, JESÚS HILARIO TURCIOS, FROILAN TURIA, RICARDO DE

AUTORES T. DE Y, M. España. S iglo XIX – XX Poeta. Este soneto fue publicado en “La Revista Católica” de S evilla. A LA VIRGEN MARIA EN EL DIA DE LA ENCARNACIÓN DE JES US

Entre celajes de escarlata y oro heraldos del albor de fausto día, vi al seno descender de Virgen Pía ¡al Verbo del S eñor! que amante adoro.

De Serafines sobre egregio coro ¡Esplende pura... la sin para María! Pues pudo hacerla al Dios que mundos cría ¡Templo feliz... de su mejor Tesoro! ¡Oh, Emperatriz de cuanto el orbe encierra! ¡De la Peral mejor, Concha celeste! ¡Escala que une el Cielo con la tierra! Que tu S ol bella Aurora, luz nos preste. Y pues hace horda infame a España guerra, ¡S álvela, Madre, de Jesús la hueste...! TABARES BARLETT, JOS E S anta Cruz de Tenerife. 1.850-1.921 A JOS EFINA D E AS CANIO Desde la crencha de tu oscuro pelo, que besando acaricia el aura leve, hasta el sedoso y transparente velo del encaje que roza tu pie breve; tus ojos, brilladores como el cielo; tus manos, lirios de impoluta nieve; tus líneas, tus contornos, son modelo que en vano el arte a bosquejar se atreve. Tu voz, como el acorde de una lira, fuente parece que en brezal suspira; a los ensueños del amor provoca... Es tu sonrisa un mundo de quimeras, y son las ilusiones prisioneras en el hilo de perlas de tu boca. PUES TA DE S OL El astro de oro, el luminar del cielo, en las líquidas ondas se ocultaba, la brisa, caprichosa, jugueteaba en las selvas oscuras de tu pelo.

-¡Canta!-dijiste-con vibrante anhelo! ¡Canta esa lumbre excelsa que se acaba!Y en la línea indecisa fulguraba del cárdeno horizonte, sin un velo. ¡Lo recuerdo muy bien! En la agonía del celeste volcán, bella María, miraba yo tu faz encantadora... Y ante aquel espectáculo de muerte, ¡raro contraste!, parecíame al verte que despuntaba, espléndida, la aurora. LA LECHERA Ojos negros, castaña cabellera; las mejillas de nieve y escarlata; las pomas del amor, ¡cuán bien retrata su turgente y temblante delantera! Miradla, por la alegre carretera, cuando el naciente sol su luz dilata, y a sus rayos el cántaro de lata salpicado de helechos reverbera. Dibujando graciosas redondeces, el percal a sus formas ciñe a veces el viento caprichoso, jugueteando... Desnudo el pie, la pantorrilla al aire, y moviendo su cuerpo con donaire, oliendo al retamal pasa cantando. REMEMBRANZA Marco el postigo a su hermosura era, ¡ha cincuenta años! ¡con dolor lo digo! Hoy pasé por su calle y el postigo abierto vi, como diciendo: -¡Espera!Ni un compañero de mi edad primera existe ya, de mi pasión testigo; de aquellos que rondábanla conmigo por las losas gastadas de la acera. ¡Ella, núbil, bajó a la sepultura llevándose un ensueño de ventura! Cruzo delante de su hogar desierto...

Vuelvo atrás la mirada entristecida, y se le antoja al alma dolorida hoy, el postigo aquel, un nicho abierto. TABLAD A, JUAN JOS E México. 1.871 – Nueva York.1.945. Poeta hallado en Internet. SONETO Tu numen dio a las bestias voz humana y el milagro aplaudió París entero como una novedad Tal cosa empero es tan trivial en tierra mexicana. Los animales con desplante fiero hablan aquí lo que les da la gana. Mi numen, pues, junto a ti se ufana, a un gallo hiciste hablar ¡más yo a un Madero! Y a Madero verá sen el tablado, leñador (un madero) de la intriga con Vázquez en política ensamblado. Y por esto, formón que lo atosiga tornará del torneo torneado ese Madero convertido en viga. TABLANCA. LUIS (S EUDONIMO) Nombre de Luis Tablanca ENRIQUE PARDO FARELO Nació en El Carmen (N de S ), el 11 de diciembre de 1883 y falleció en la misma ciudad el 1 de junio de 1965.

Vivió en Bogotá. Poeta hallado en Internet. LA FAVORITA Por la tarde iba al parque junto con las meninas, almas de mariposa del palacio real, a celebrar riendo con risas argentinas el turbador encanto que canta el madrigal. Iba triste y soñaba bajo de las divinas penumbras perfumadas, y allí loca y jovial,

el agua, sabia y vieja, le contó en las piscinas las delicias del reino del pecado venial. Una dulce gitana le rezó un sortilegio, serás reina, le dijo, y en el tálamo regio esa rosa risueña dio en las noches su olor. Después murió para ella la flor de la lisonja, y hablaron las leyendas de una pálida monja que falleció llorando por el Rey, su señor. EL PEN ITENTE Mundo, demonio y carne, todo será vencido: oraciones y ayunos y férreas disciplinas serán como una llave que abrirá las divina puertas por don de viene la gloria del Ungido. Cubre una llaga hedionda su rostro enflaquecido, y no duele bastante: punzadoras espinas envuelven la cintura de aquella carne en ruinas, y no basta, el amable mucho más fue sufrido. Media noche; vigilia. S obre viejos misales tras largo flagelarse para purgar sus males está descoyuntado con angustia suprema. Y la luna que suave la vitrina recata, al nimbarlo en silencio cristaliza un emblema: con las gotas de sangre finge abejas de plata. TABOADA, LUIS Vigo. 1.848 – Madrid. 1.906 Poeta y escritor satírico. VUELVE A FINGIR Te amé de noche y te adoré de día; y amor mintiendo tus ardientes ojos, en el ara fatal de tus antojos quemé la flor de la existencia mía. Hoy que el ala plegó mi fantasía, de una pasión contemplo los despojos, y aun pienso en ti, sin que me cause enojos, el recuerdo cruel de tu falsía. Jamás nuestros castísimos placeres

sepultará mi mente en el olvido, ni tu nombre a mi pecho será extraño... Pero vuelve a fingir; di que me quieres, y buscaré otra vez tu amor mentido, aunque me mate un nuevo desengaño. TACCONI, EMILIO CARLOS Uruguay. Montevideo. Siglo XX Poeta hallado en Internet. EL S AUC E Este sauce llorón que me regalas y que contigo en Monteimar hoy planto, no dará espinas como dan los talas mas sí leyendas como el palosanto. A sus pies el bañado... Calagualas y juncos... Y las ranas con su canto. Tal vez mañana una asamblea de alas dialogará en su copa en Esperanto. Y mañana también sombra abundante cuando a la siesta la chicharra cante y zumbe el moscardón de tanto en tanto... Y después de cuarenta o más veranos -será un milagro de virtuosas manosverlo talla de altar, cara de santo. TAFUR, JOS E LUIS Español. DE PÁJAROS ME LLENO EL PENS AMIENTO De pájaros me lleno el pensamiento como el nogal del huerto por la siesta, que no sé de camino sino en cuesta, o de parva que no deshaga el viento. De pájaros me lleno y de contento, y tengo el corazón a media fiesta; la casa en flor, en vísperas dispuesta porque me suena ya su advenimiento, su vecino cantar. Bajo la pena

de ayer traigo esta risa y por tu ruedo vierto una desazón, como de olas que florecen espumas en la arena. Tanta esperanza traigo, que bien puedo fecundar con mi voz las amapolas. TAGORE, LINA España. S iglo XX. DAME, S EÑOR... Dame, Señor, tu recia fortaleza y la luz de tus ojos en mi huida que ha tiempo del error en la caída, tropezones voy dando con rudeza. Aviva con tu fuego la tibieza que amaga congelar mi triste vida. ¡Ungeme con el óleo de tu herida! ¡Contágiame, Señor, con tu pureza! Venga hacia mí, tu corazón en vuelo, señálame la ruta de tu cielo, para adquirir la libertad ansiada; y en suave liquidez de día claro acierte con el triunfo de tu faro, bajo el dulce calor de tu mirada. TABORGA, BENJAMIN S antander. (España) 1.889 - Buenos Aires. 1,918 Muerto en plena juventud residía desde muy pequeño en Argentina. S AN PABLO EN ATENAS Decepcionado y triste se halla Pablo en Atenas, donde a predicar vino la gloria del Mesías; bajo el sol de estos cielo, en la luz de estos días, no ha triunfado el apóstol de encrespadas melenas. Las gentes que le oyeron, demasiado serenas, ante su verbo ardiente permanecieron frías; en un helado soplo de suaves ironías se apagó el fuego sirio que corre por sus venas.

Esta ciudad pagana, que armonía rebosa, rinde culto a Minerva: la equilibrada diosa de vestiduras áureas y refulgente casco. Y esta ciudad -oh apóstol decepcionado y tristeno comprenderá nunca la visión que tuviste en una noche oscura, camino de Damasco. TABORGA DE REQUENA, LO LA España. S iglo XX. Poeta hallada en Internet. LA CAS A Casa ruinosa, casa que se queja de abandono y desdén, ya desvalida, fortaleza de ayer, su media reja, de tedio y soledad fue renegrida. Se desmorona más la casa vieja, cual cuerpo que ha entregado ya su vida; donde antes fue el hogar, zumba la abeja junto a la sillería removida. Veloz el tiempo por su muros pasa; mas el recuerdo no se borra nunca, ni de esa casa que ha quedado trunca. Y casi inmaterial de sol se abraza, en medio de sus ruinas y deshecho, la bóveda del cielo ya es su techo. TALAVERA D E FRACCHIA, ID A Paraguay. 1.913 Poeta hallada en Internet. PADRE N UES TRO ¡Padre Nuestro que estás en los cielos! De rodillas te imploro piedad por aquellos que marchan gimiendo bajo el peso de negra orfandad. Padre nuestro que ves los errores de los ricos y pobres mendigos, cuyas almas sin fe tambalean

como secas espigas de trigos. ¡No desoigáis mi humilde plegaria! Tus rebaños están perseguidos por la loca jauría sangrienta. ¡Mira el caos terrible del mundo! ¡No nos dejes sin luz y perdidos en un valle de lágrimas pleno! TALENS , JENARO Tarifa. Cádiz. 1.946 Doctorado en Filología Románica. Catedrático en la Universidad de Valencia. FANTAS MA CON MONÓCULO La patria es el lugar donde no estoy, el arrabal de mi melancolía; en ella escribí gestos, la grafía de los muchos que fui, de quien no soy. Viajé (perdí lugares) hasta hoy, de noche en noche, sin buscar el día. Tú, negro sol de la sabiduría que iluminas la senda, dime, ¿voy o vengo? Pasajero de una nave, no tuve luz, ni rumbo, sí ternura: creí que un cielo en el infierno cabe. Me inventé una ciudad. Yo fui Lisboa, y di nombre a una máscara: Pessoa. Amé. Pensad en mí sin amargura. A CORUÑA IMPROMPTU Un soneto me pide Pepe Esteban con el que completar su antología. Yo no puedo negarme, aunque querría, porque a mí las presiones me sublevan. Para empezar, las rimas no se llevan y no acierto a medir como solía. Tan sólo a veces, cuando muere el día, sueño una luz sin labios que la beban. Por eso dudo y callo, y no lo escribo,

Pepe insiste, e insiste: es un encargo -pongo a Chus por testigo- sin piedad, así que cedo al fin y tal que vivo decido liberarme del encargo con catorce fragmentos de verdad. TALLET, JOS E ZAC ARIAS Matanzas (Cuba). 1.895 – 1.989 Perteneció al grupo de artistas cubanos llamados “Minorista” EL ES FUERZO Suena el despertador en la mañana. Tras hora y media me levanto. Luego mientras por despejar mi mente brego, me sorprende la hora meridiana. Libre del sueño, a mi pesar, me anego en el mar de la vida cotidiana; y en tanto por cruzarlo, en él se afana, se extingue con el sol, mi interno fuego. Después la vesperal melancolía, los últimos residuos de energía de mi agotada humanidad destierra. Y finalmente llega la anhelada noche, que el ciclo de mi esfuerzo cierra, con igual resultado siempre: nada. RELAPS O Era mi antepasado un patarino que a Dios honraba pío a su manera, pero eso abominable crimen era para los que trazaban el camino. Acusado de vil luciferino fue entregado a suasoria misionera y amenazado con la quemadera. El recantó con móvil anodino. S alió guiñapo de entre las tenazas, el borceguí, las cuerdas y las brasas; y la pena pagó, con desahogo.

Mas, vieja historia, mi remoto abuelo murió relapso en crepitante rogo; y con zapato y todo se fue al cielo. TAMAYO, PIO Tocuyo. Venezuela. 1.898 – 1.935 Poeta hallado en Internet. SONETO Aunque vengas sin lanza y sin escudo, alta la frente, la rodilla en tierra, ¡oh genio de la paz y de la guerra, por mi patria y por mí yo te saludo! He venido a pedir, aunque te asombres, que redimas mi patria esclavizada; sus hombres lloran porque no hacen nada y no hacen nada porque no son hombres. Resucita, levántate, camina; a un león español venció tu espada, vence con ella la aflicción divina. A tu raudo corcel clava la espuela; vuelve, ¡S eñor! S al de la nada y liberta otra vez a Venezuela. TAMAYO, FRAN Z Bolivia. Siglos XIX – XX. Poeta hallado en Internet. SONETO EN HONOR DE LUIS DE GONGORA Y ARGOTE Oh gran Don Luis, la rosa ha florecido en vuestras manos de oriental orífice, a una pagana donaire de pontífice el garbo unís de príncipe garrido. Ya Galatea y Tisbe os han sonreído cual dos estatuas a su amante artífice. Ya por siempre el canoro dios munífice guardará vuestras rosas del olvido. Indaga el peregrino apasionado

vuestra morada de cruzado moro en el país lejano de Eldorado; y una ciudad señala el dios canoro donde en Alhambras de cristal calado alza la Gloria sus giraldas de oro. SONETO Yo sé del sabio solitario lobo que enseñó al bosque su lección de muerte. Cuando su oculta hirsuta madriguera sorprendieron mastines y molosos. Delante de su loba y sus lobeznos, ensaya en la febril traílla fieros la fulva zarpa y el colmillo níveo. Mas cuando al fin se siente acribillado junto al despojo que ya fue su gloria de su hembra inánime y su cría exangüe, sólo halla la jauría vencedora. En el lobo que aún sopla intermitente un ojo despectivo que agoniza y una garganta que en silencio muere. TAMBOURIN EMAN Siglo XX. Poeta hallado en Internet. SONETO Suena un fagot y no comprendo nada, su melodía extraña me adormece, es un dibujo triste que oscurece un chaparrón de tinta en mi almohada. Descorro la cortina, y en la rada, una nave dorada se estremece; la canción misteriosa que acontece está exclusivamente recitada. Por la ventana abierta, de repente, entra el zumbido de un escarabajo que desparrama su oro por mi frente. Incómodo, me vuelvo boca abajo, sobre una perla de irisado oriente, y en su frío de nácar me amortajo.

RECUENTO Harto de amor, cansado de ceniza, derrotado en la arena de la ausencia, sigues desnudo bajo la inclemencia de un agotado sol de luz cobriza. Sin querer, por tu vida se desliza un prolongado tedio de impaciencia, una desgana atroz, la ambivalencia del que quiere vivir, pero agoniza. Te acompaña el hastío. A duras penas, consigues sacudirte el estupor, o sentir entusiasmo por las venas. Ya no padeces frío ni calor, y te sorprendes lleno de cadenas, cansado de ceniza, harto de amor. TAPANES , JOS E TADEO Bilbao. Siglo XX. Poeta hallado en Internet. EL TIEMPO POR VENIR Retozan insolentes, dan chillidos los ángeles que gozan con la muerte, se suben a los trenes de la suerte lo mismo vencedores que vencidos. Viajan cientos y cientos de latidos de ciegos corazones, ¡laten fuerte! Y todo el universo se convierte en cárceles de sueños detenidos. El rey de la ilusión alucinado y torpe el santurrón y el asesino a tientas van leyendo el pergamino del tiempo por venir predestinado. Parece que los yerros del pasado también formaban parte del destino. EN EL EXTRAÑO BAZAR Un kilo de tormentas de verano

un festival de rayos y centellas, un trueno que retumbe en las estrellas un Vesubio que asuste la Vaticano. Te compro, si es que tienes a la mano, diluvios, que me han dicho que embotellas, de plagas de langostas, dos de aquellas, y un barril con mil larvas de gusano. También tengo invasiones, reconquistas, aviones para guerras espaciales, las bombas y también sus terroristas con daño y destrucción colaterales. De veras tentador, pero no insistas. S ólo compro desgracias naturales. TAPIA, GREGORIO DE España. S iglo XVII Caballero de la Orden de S antiago, Capitán de la Infantería Española por S u Majestad, Procurador en Cortes y Comisario de Millones. A LA MUERTE D E DON JUAN PÉREZ MONTALBÁN A tu Pira luciente si canora (joven feliz) ilustran ya piadosos del S ol los paralelos luminosos, por lauro eterno que tu frente honora. Triste, aunque más fecundo del Aurora, será el llanto en afecto lastimosos; si también nada menos Imperiosos en la jurisdicción que reina Flora. Dulce cantaste, dulce suspendiste, que mucho sí del Fénix Mantuano en la docta ceniza renaciste! Maestro has sido hasta en faltar temprano, pues con ello al engaño le añadiste, nuevo aviso en lo frágil de lo humano. TAPIA, LUIS DE Madrid. 1.871 – Valencia. 1.939

Poeta y escritor. Periodista. Encarcelado durante la Dictadura de Primo de Rivera fue diputado a Cortés por la II Repú blica.

A CIBELES EN S U FUENTE DEL PRADO Serena, porque así lo quiso el Arte, altiva en tus helénicas facciones, caminas sobre un carro de leones hacia los templos de Mercurio y Marte. Caen tus paños, plegados al sentarte, como caen d e las chulas los mantones cuando van de verbena, en los “simones”; que eres de Grecia y de Madrid en parte. En invierno eres Diosa, con mortaja de agua deshecha en congelados lloros, pero en Abril cuando mi pueblo baja por Alcalá, en estrépitos sonoros, más que Diosa pareces una maja que vuelve, en su calesa, de los toros. TAPIA Y RIVERA, ALEJANDRO Puerto Rico. Siglo XIX. Poeta hallado en Internet. AL DIGNO Y S ABIO INTENDENTE DON ALEJANDRO RAMIREZ Triste la hermosa Borinquen gemía arrastrando la mísera pobreza, ella que el don de perenal riqueza en sus campos feraces contenía. El cielo que amoroso la quería no pudo consentir en su terneza que sufriese tan bárbara dureza, la que el yugo del mal no merecía. De Power escuchó la alta plegaria (del patriótico amor grato suspiro) y ordenó que a cambiar la era precaria

en rico bienestar, fuese Ramiro… Ramiro bienhechor, tu noble historia grabará Puerto Rico en su memoria. LOS OJOS DE… ¿Me preguntas, pintor, que cómo quiero que pintes el mirar y la hermosura de aquellos ojos do el Edén fulgura, de aquellos ojos por qué vivo y muero? Copia el fulgor de matinal lucero, de gacela apacible la dulzura, de la tórtola amante la ternura, el brillo del diamante lisonjero. Los habrás de pintar grandes y vivos donde luzca la antorcha bendecida del noble meditar, muy expresivos, con dulce vaguedad indefinida; ¿quieres darles aún más atractivos de apasionado amor? dales la vida. TARD AN MOLINA, JOS E Madrid. 1.912 Estudia Medicina en la Facultad de Madrid. A CRIS TO EN LA COLUMNA Esas manos, S eñor, que todavía ayer se alzaban en divino vuelo para verte, sobre el humano anhelo, prodigio y bendición, paz y alegría, hoy son, en el umbral de tu agonía, martirizadas por el vil recelo. ¡Y aún faltan las espinas y el flagelo, la sed, la muerte en Cruz, la lanza impía! ¿Cómo, S eñor, tus manos en prisiones? Mas no importa el rigor de la condena, pues ya lo dieron todo a los humanos. Ya, por amor, y al no poder más dones, Tú mismo, pan y vino, en la Gran Cena, te entregaste por siempre a nuestras manos.

TARREGA, FRANCIS CO AGUS TIN Segorbe. Castellón. 1.553 ó 1.555 – Valencia. 1.602 Bachiller de Artes en 1.575 y Canónigo de la Catedral de Valencia desde 1.584. Dramaturgo. Poeta y Escritor. SONETO AL NACIMIENTO DE CRIS TO REDENTOR NUES TRO En medio del Silencio Temeroso quitando el Miedo y el Horror del suelo, por las Tinieblas nace el sol del cielo, Fiel reparo del mundo tenebroso. Y sacudiendo el sueño peligroso, S ombra de aquel eterno desconsuelo, del Descuido común trueca el Recelo en un S osiego dulce y no costoso. Tan grande Estudio puso el Dios más alto en reparar del hombre la Tristeza que su Temeridad cual hombre llora y de Recogimiento y ropa falto a un tiempo la mortal naturaleza lo aflige, lo obedece y lo enamora. ¡Oh, venturosa hora! Nocturnos hechos cuya suerte y nombre hacen los hombre dioses y a Dios hombre DE “EL PRADO DE VALENCIA” JORNADA III – DON JUAN Esta ciudad, que el africano doma, cuando más espantaban sus banderas, y vio las armas y las huestes fieras de Júpiter, de Cristo y de Mahoma; esta muralla que en el monte asoma, que ya sirve de nidos en canteras, ¿acabó? S í; mas conservó de veras, la consagrada fe que le dio Roma. ¡Ah fe, sola entre piedras sostenida, mal guardada en humanos corazones, adonde mereciera estar tu punto!

Guarda esos muros donde estás asida, que acabarán tu nombre y tus blasones en acabando yo y faltar S agunto. DE “LAS S UERTES TRUCAD AS Y TORNEO VENTUROSO” JORNADA I – MAURELIA Amor acobardado y sin firmeza, pesado en tus engaños, alevoso, de enredos fabricante y marañoso, denotas y demuestras tu bajeza. Tu vil infame trato nunca cesa de dar al triste pena y mal dañoso; rapaz, mudable, ciego, mentiroso, pues causan tus traiciones gran flaqueza. ¿Qué procuras? Responde, fementido. ¿Qué ordenas contra mí y qué vas trazando? ¿Despierto a mi dolor y me condenas? Cual loco sin sosiego y atrevido mis gustos y contentos vas borrando, y mudas lo que quise, en duras penas. DE “LA D UQUES A CONSTANTE” JORNADA II – GANÍMEDES Contra la feroz hidra el brazo y clava que hasta en los reinos de Plutón vencían, Alcides, por mostrar cuánto podían, con extraño poder ejecutaba; y cuando más rendida la juzgaba, y a su rigor las fuerzas suspendían, siete cabezas nuevas le nacían por una que de un cuello le cortaba. Tal es la fiera que en mi pensamiento pelea con la vida que suspendo injustamente para tal combate; que cuando más la venzo y me defiendo, tantos martirios saco de un tormento que es mejor que me ofrezca a que me mate. TARREGA, FRANCIS CO

España. S igo XX Poeta. SONETO De su fuego inmortal dicen que es flecha la red con que el amor abrasa y prende, y así con haber tanto que la tiende, no puede con el tiempo estar deshecha. Y en ser de fuego el arco con que flecha, tesoro ni valor se le defiende, y el interés gran mercader le vende de plomo, plata y oro tanta flecha. Es como un niño grande y así viene a rendir los gigantes y es un ciego que con los ojos de su tienta mira. Y como con entrambas manos tiene el arco y red, que son de un mismo fuego, tirando prende y cautivando tira. TARREGA, MIGUEL JUAN España. S iglo XVII. Poeta hallado en Internet. EN ALABANZA D EL “LIBRO DE DIANA” DE GAS PAR GIL PO LO Con la tuba Meonia y Mantuana su canto Gaspar Gil había acordado, con tal furor que el zonita era llegado desde el Índico Gange hasta la Tana. Mandóle en esto Apolo que a Diana (dejando el canto de Mavorte airado) cantase al son que Píndaro ha cantado tanto le es dulce el nombre de su hermana. Y así le dio la lira en que él tañía, siendo pastor de Admeto y alegrando los prados y aguas del dichoso Anfriso. Y el sacro nombre Apolo, a Polo dando, con no usado favor dar honra quiso, al que mayor renombre merecía.

TATO, ALVARO España. 1.978 Poeta. AMANEC E EN LA PROA D EL PES QUERO Amanece en la proa del pesquero, en el ala del albo cormorán, en los relojes que la cifra dan de la lactante luz, sombra primero. Pero aunque la mañana prenda gran hoguera en el nocturno pebetero, aunque le preste germinal lucero hora al ansioso lisonjero afán, ningún otro ser más que el pescador, ni proa ni reloj ni luz ni ala, puede cantar, lector del mundo al bies, pues amanece dentro del cantor. Para la hoja que la boca exhala luz es el haz y voz es el envés. CANTO DE UROBOROS Recodo soy. Del tiempo enamorado reloj insomne urdió la docta fama. Yo brindo por igual sepulcro, cama, persigo una voraz cola sin lados. La voz que no regresa a nadie llama, mi viaje sin final ha terminado. Se abrazan el futuro y el pasado bajo el anular cauce de mi escama. El río de los dioses verdaderos (envés de su reloj, haz del sentido) habrá de ser surcado por remeros que crucen cabo a cabo el escondido revés de nuestro mito y devolveros mi cuerpo circular recién nacido. SONETO

No sé dónde quedaron los héroes victoriosos que enarbolaban siempre su vana valentía a favor de una grey de ultrajados esposos o de soberbios reyes o de cruzadas pías. No sé dónde quedaron los héroes derrotados, los soñadores locos o profetas malditos, la marginalia efímera que reta al dios o al Hado y muerde el polvo siempre y hace reír a gritos. Sigfrido y Aureliano, don Quijote y Aquiles, el Cid y Leopoldo Bloom, Marcel y el pío Eneas, ya desde el anaquel aplauden el desfile de un héroe silencioso para que se los lea el último, el lector, adulto, niño o viejo el del carné, la sombra, la paga y el espejo. LICANTROPO Anoche vi dos lunas en el cielo. Una negra, que a voces me llamaba. Otra blanca, tan pálida que daba hirsuta claridad a mi desvelo. Maldito yo, por más que vi dos lunas, de cíngaro conjuro preso, atado por siempre a mis aullidos, condenado porque tú de las dos no eras ninguna, a ti acudí veloz, gruñidos fieles derramando. Al amor de la fogata tus ojos parecían cascabeles. Bailaste para mí y, a cuatro patas, unidas como antaño nuestras pieles distintas, me alcanzó un beso de plata. CANTO DE UROBOBOS Recodo soy. Del tiempo enamorado reloj insomne urdió mi docta fama. Yo brindo por igual sepulcro, cama, persigo una voraz cola sin lados. La voz que no regresa nadie llama, mi viaje sin final ha terminado. Se abrazan el futuro y el pasado bajo el anular cauce de mi escama.

El río de los dioses verdaderos (envés de su reloj, haz del sentido) habrá de ser surcado por remeros que crucen cabo a cabo el escondido revés de vuestro mito y devolveros mi cuerpo circular recién nacido. CANTO DE UROBOBOS Camino soy, envés de mi recodo, haz de mi margen, de mi horma anverso, símbolo de mi símbolo, reverso para el comienzo y el final de todo. A mi circular gula me acomodo cantando con distinta voz el verso que ronda siempre idéntico y disperso entre quienes me sueñan (de algún modo también los sueños a ellos, los invento perdidos entre cuna y monumento persiguiendo a la vida bajo el rito) Vosotros sois los dioses verdaderos. Un día fluiréis (será el primero) y os surcarán remando vuestros mitos. HEROIDA 2017 Fui programada hermosa dulce y suave para fugaz descanso del varón que lanza rayos más allá de Orión desde la hostil torreta de su nave. Llegaste tú, terrible, amargo y grave. Mientras luchabas con marcial tesón yo te esperaba insomne en la estación rezando: que la guerra nunca acabe. Vuelve a tu mítica tierra lejana, vuelve a tu mundo y a tu esposa humana, mi amor atrás, tu vida por delante. En esta ingrávida estación vacía ya no te espero y me hace compañía mi hueco corazón de replicante. UBI S UNT S TELLARUM BELLA

¿Dónde está hoy la rebelión aquella que derrotó al Imperio represor? ¿Dónde la Fuerza y ese resplandor de sables en la lucha cruel y bella? ¿Qué fue de Han y la princesa Leia? ¿Qué de Darth Vader y el Emperador? ¿Qué de Obi Wan y Luke y 3P0 y esas batalla sobre las estrellas? Quedó nuestro estelar cantar de gesta perdido en la galaxia ya lejana de aquella infancia que soñó el futuro. Y en nuestra soledad sólo nos resta soñar otra aventura sobrehumana hasta que nos devore el Lado Oscuro. TEBAR APARIC IO, FLORIAN España. S iglo XX. PROLOGO Si construir intento cien sonetos con bellas formas de perfiles raros confío que una vez estructurados, al menos de intención vayan completos. De ilusión y candor unos repletos, con otros de pasión bien saturados; de hermosa posesión, hay inspirados y llenos de agresión los más complejos. De algún incomprendido habrá retratos, que no ha de suponerme su enemigo porque odio de verdad los insensatos. Ni creas lo que en este libro digo aunque hay protagonismo en muchos casos que pueda ciertamente ser vivido. AFICIONES LITERARIAS Pues no quiero que taches de incultura lo que aquí yo pretendo descubrir. Afición literaria es concebir quien quiere superarse en su postura. Y aunque ésta sea de menor altura,

prepárate con ella a recibir la ilusión que he tenido al escribir de una en una, como aquí figura. Y encontrarás romántica ternura que puedes atreverte a corregir. ¡Quién hace lo que puede, no es locura! Es instinto que mueve a conseguir al dar a conocer con su aventura, su propia vocación, como es vivir. INDULTO Daba una niña de comer un día, pensando que cumplía un compromiso (que comer por vivir era preciso), a un pajarillo, que en prisión tenía. Mas como al fin de amor nada entendía, aplicaba lo claro y lo conciso dudando si esto Dios así lo quiso, y algo triste que en ella ya prendía. Descifrando la tierna melodía, el canto comprobó que era un lamento del pobre pajarillo que allí había. Y al no querer cargar con su tormento, cambióse su torpeza en alegría, y al libre espacio lo soltó aquel día. UNA D E LAS LEYES NATURALES ¡Aquella fluorescencia declinaba cuando el astro gimiendo se escondía! Llevándose consigo la alegría, detrás del horizonte cabalgaba. El brillo equilibrado se apagaba, cuando en triste, las ruinas convertía y estridente, en su melancolía, aparece la noche desolada. La bella claridad desaparece, acabada, vencida y destrozada, hasta el mismo momento que amanece. Devolviendo alegría en su alborada, la luz con sus gorjeos, se establece

y, de nuevo, la vida controlada. HUMILDAD D E CORAZON Hermoso título el que aquí figura, para ser dada día practicado. Si en toda su extensión es aplicado al mismo corazón le congratula. Y si esto le coloca a más altura, cuando aquí de soberbia es alejado porque firme el orgullo es condenado, mantiene fija su belleza pura. Por nada más bonito es comparado y en esto que es amor (aquí no hay duda) jamás te sentirás equivocado. Porque esto es ilusión y es una ayuda que lleno de humildad acompañado, la gran satisfacción te la procura. UNA PRIMERA COMUN ION Lo mismo que una rosa, o más hermosa, alegre hacia el altar ya caminaba, con su pura sonrisa y animada, que por pura blancura es más preciosa. La niña con candor, maravillosa, además de llamarse Inmaculada, ha sido de los suyos tan cuidada, que a todos les resulta deliciosa. ¡Yo te ensalzo con más admiración, por feliz de alegría y cariñosa, al tomar la Primera Comunión! Que es así como prende la ilusión: transformando un capullo en una rosa… si mantienes pureza y emoción. II Ahora que cumplido está mi encargo, procura tú también que este soneto, resulte para ti lo más completo cuando sales al fin de ese letargo. Si lo escrito aquí está ya por algo,

procura conservarlo bien sujeto sirviéndote si cabe de consejo, la razón que te lleve a comprobarlo. Cuando en la vida tú sigas sus pasos y tengas que esforzar el pensamiento, desprecia los que ofendan por ser falsos y si otra vez, en un momento incierto, flojea tu recato en otros tratos, ¡este día recuerda… que es lo cierto! ADULTERIO Se observa artificial, un gran suceso que infunde cada día más dolor, desprendiéndole al hombre de su honor con el choque feroz de este progreso. A esta contribución llamamos eso; se acepta la mujer ya, sin pudor, lo mismo que comidas sin sabor, siguiendo con aumento este proceso. Si las rosas mantienen su color, esto es obra sublime de Otro ingenio. ¡Nosotros le privamos de su olor! Y si esto nos parece poco serio, las cosas careciendo de valor… convierten este mundo en adulterio. S AN VALENTIN, O EL D IA D E LOS ENAMORADOS Si quieres un formal enamorado, decídete a tenerlo, y me tendrías, y el arte de mi amar conocerías en tu cuerpo sublime y delicado. Bien sabes que no estoy equivocado. cariño es que olvidar jamás podrías y, encelada, ocultar ya no sabrías la ilusión que ese amor te ha provocado. Las gracias a ese santo tú darías, después de que te hubiese transformado las penas y el dolor en alegrías al poner en tu paso ilusionado

al hombre, con quien tú compartirías ese amor que me tiene trastornado. CONDENADO POR AMOR Injusta eres, si crees que no me acuerdo, de esa inmensa fortuna de la tierra, que enciende con amores la gran guerra y me tiene asediado su recuerdo. La gloria más sublime está en tu cuerpo, y la luz de sus ojos, que me ciega, acaba con mi vida si los cierra debiéndole a tu vida no estar muerto. Si sufro esta condena por castigo y el amor es delito que me asedia, encontrarme quisiera en tu camino y sentirme en tu imagen ciego y preso por gozar de tus brazos la tragedia, o pagar mi condena beso a beso. COMPARABLE A UN CERDO Llegó a mis manos por causal sorpresa, un libro que yo tacho de fantasma; pues tal dolor, que me llegó hasta el alma, me dejó trastornada la cabeza. No tiene explicación, y torpe empieza y, en vez de deleitar, resulta amarga aquella inteligencia, más que parda, que plasma entre las líneas su torpeza. Si en su obra creyóse inteligente, con machismo extremado por belleza… yo lo creo, Señor, un impotente. Ni prosa, ni flojucha poesía. Grosera me parece aquí la gente, que descubre su propia porquería. AVARIC IA A insulsos, sin conciencia y miserables, diamantes les parecen las pesetas, con esas ilusiones inconcretas que entienden por amor, ser insociables.

Les hace su furor insoportables, por cifras que acumulan sus maletas, y si no las conservan bien repletas son odioso y más desagradables. La avaricia es la luz que, sin medida, conturba sus proyectos insaciables y buscan esa ley que les redima. ¿Qué más quieres… que de esto yo te diga? Si Dios los considera desiguales, tú pide que te salve o te bendiga. APAS IONADAMENTE S aludo a una mujer y confiado de que ella agradecida y más sincera ha de apreciar que así la considera el que esto le dedica perturbado. Tus caricias me tienen conquistado con sublime belleza que encadena al candor de tu hermosa primavera y, de sobra, por cierto electrizado. No creas que es piropo exagerado, pues aún no digo lo que yo quisiera por temor a dañarte enamorado. Si tu nombre por mí ya es elogiado confieso dedicar mi vida entera al culto de una vida, apasionado. CRIS TINA Y S U PRIMERA COMUNION La niña, que ya va toda de blanco, anoche su ilusión quedó dormida, y esperando este día, complacida despierta esta mañana con su encanto. Y alegre su emoción, sin saber cuánto, dispuesta se dirige embellecida, por esta Comunión que le bendiga y cubra para siempre con su manto. Por Cristo que se llama ya Cristina y el cuerpo que transporta dentro el Alma le sirva de joyero y de vitrina. Conservando pureza desde el alba,

con caricias y gracias aún más bellas hasta el punto que alumbran las estrellas. II Ya emprendes el comienzo con acierto que florece contigo la hermosura; con tanta cantidad como dulzura y envolviendo de aromas con tu aliento. Si abierto está tu corazón al viento, ya brillas convertida en una rosa que esta fiesta, además de hermosa, tiene matices de feliz concierto. Porque este día de mayor consuelo de tu padre y tu madre que te admiran, por esa admiración les des el cielo. Que el ejemplo desde este mismo suelo, tu nombre, con el de ellos tan amados, con gloria y con amor, queden grabados. AS ESOR INAD ECUADO Camino por la vida y alarmado, por errores que aprecio sin misterio, de gentes que aconsejan poco serio y débil argumento comprobado. Que acusan con un fin desordenado olvidando tal vez su ministerio, por falsos sentimientos y criterio y, en noble condición, más despojado. El mal, que ya por Dios es castigado multiplican a veces los profanos y el que vive también desocupado. Sigue por esa trayectoria, hermano, con afán de maldad acelerado, que tu premio al final tendrás logrado. ARREGLOS AMATORIOS Mujer que te vendiste o te vendieron, sufriendo no consuelas los errores, ni el vano esfuerzo de ofrecer amores por culpa de ese dama que te hicieron.

¡No te hacen tan feliz los que quisieron! Pues faltas de calor están tus flores y más claras aún son tus razones, buscando abierta lo que no te dieron. A veces en la mente tú compones (confusión que jamás tus ojos vieron) a un gallardo doncel, con ilusiones. ¿Por qué sin tu ilusión lo consintieron aquellos en función de educadores que, egoístas, tu amor así vendieron? ALLA POR EL AÑO TREINTA ¡Pesada era la carga y lo animaban los miembros familiares, con respeto, dedicando atenciones por completo al débil corazón que caminaba! Espejo de honradez, del que copiaban tan limpias instrucciones como el viento, porque el cansado corazón que cuento era el padre que todos admiraban. ¡Retrato de humildad y con vergüenza! Así eran todos en aquellos años. Despreciables, no había hace cincuenta. Y como aquí lo bello es lo que cuenta, belleza es el amor que se le presta, al corto plazo que de vida resta. DES PUES DEL AÑO S ES ENTA ¡Cuánta gloria, Señor, quedó perdida en el paso embalado de los años, con la furia impiedad de los engaños adorando la impúdica podrida! Sin esperar remedio que lo impida, ya no es posible cosechar más daños. ¡Espera recibir más desengaños y espera un adulterio sin medida! Si algún protagonista aquí se salva con instinto normal y se prodiga, no supone jamás esto la calma. En el desierto inmenso es un reducto

que ya está condenado a sucumbir al árido fantasma de ese culto. ALLA POR EL AÑO DOS MIL Ya se empieza el holgorio a percibir por los grande espacios de la tierra como una oscura o simulada niebla invadiendo con juegas el dos mil. Un fuerte bacanal es su perfil más dañino y cruel que cualquier guerra, que el gozo que aparece es lo que aterra y el cambio de las reglas, por vivir. Hay fuerza en publicar, que así es la vida al saciar su oprobios los antojos de una mente siniestra hasta los ojos. Y en la paz de las leyes naturales inciden, como dardos venenosos, las lepras corrompidas más mortales. DES PUES DEL AÑO DOS MIL Con la desolación llegó el final arrasándolo todo hasta la muerte, de forma tan fatal y permanente que por negra parece más fatal. Un diluvio de fuego, su caudal y, en tromba sin piedad e indiferente, salió de las entrañas de repente limpiando la carroña un vendaval. Y así, de esta morada de animal sin restos ya ni trastos corrompidos aparece en su aspecto más normal que Dios nuestro Señor, para empezar, quiso dejar tan limpio el lodazal que otro mundo parece este lugar. ES FUERZO Si componer pudiera yo un soneto, con poco sentiríame pagado si pudiera por fin verlo aprobado, con sus leyes y métrica sujeto.

Y de verdad, me causa tal respeto mientras hago posible el acabado, que una soga paréceme de ahorcado, pero sigo adelante. Lo prometo. Quien falta de tesón en el trabajo temiese al contenido del soneto, en lugar de elevarse vendrá abajo suspirando de haberse malogrado, como sucio y ruin escarabajo, caminando con carga y jorobado. EPILOGO DE UN A VIDA Cara de mal humor y de desgana con entidad de desagrado siempre, camina sin saber el que lo siente y aturdido tal vez, cada mañana. Su enferma condición, yerta o dañada, conmueve como estampa de un paciente al verlo descendido de repente, como una diligencia despeñada. Si al foso catastrófico conduce cuando su amable vocación reduce es síntoma seguro de su muerte. No hay otra explicación ni más sentencia por más que le deseen que haya suerte. ¡Pues no vale dinero ni influencia! LA ULTIMA MORADA Recinto con aromas y colores, que impones tu secreto enmudeciendo con misión destructora, consumiendo, los que fueron del mundo los mejores. Porque son esos lirios y tus flores la señal de un mensaje, entristeciendo, donde todo se explica sucumbiendo sin la ley de modernos ni mayores. Lugar eres de insólito presagio, aquí donde terminan los favores, sin hábitos crueles ni contagio. Que todo tiene fin en este espacio,

los odios, la alegría y los amores, que queda convertido en epitafio. S U GRAN VERDAD Con tu silencio al caminar del tiempo, prosigues tu labor inalterable con sello de verdad inapelable, cuando el mundo camina en desconcierto. Que está alterado con afán incierto, porque incierto es todo lo impalpable produciéndose aquí lo irreparable, del mismo modo que lo arrasa el viento. Y como la verdad está aquí dentro, ya tienes la sentencia administrada por serio que perezca todo esto. Si confuso resulta por desierto, es clara la justicia controlada… ¡y pura realidad lo que está muerto! LA VIS TA La vista es el sentido preferente que sirve de atalaya al horizonte, por el S ur, por el Este, o por el Norte, captándole sus formas permanente. Si sabes emplearla es imponente y si haces un mal uso eres un torpe dañando este sentido (tu resorte), si así lo has empleado torpemente. Consérvala si puedes inocente como faros que alumbras tu camino, que van dispuestos en tu misma frente. Que sean espejo de tu misma cara por ese gran poder y, consecuente, de fiel dominio con mirada clara. EL OIDO El eco se recoge o se percibe por los medios que le órgano dispone, si con limpios acentos él lo expone al centro receptor que lo recibe.

Feliz intervención del que esto escribe cuando el ruido agradable le propone le conforta sublime y le repone, si n sana competencia lo define. Si el sucio cuchicheo se interpone y el grito escandaloso le reprime fielmente lo intercepta y lo descompone. Porque así es de preciso este sentido; pues lo mismo te halaga que te impone y por esto se llama sí el oído. EL OLFATO Sentido y auxiliar reconfortante porque mueve de sobra dirigido al jamón, al pescado o al cocido su clara propiedad estimulante. Y otras veces resulta sofocante el ardor de un perfume conocido, protector que a otro cuerpo ha concedido sus posibles efectos, alarmante. Y es así su poder comprometido. Como espía, delata lo invisible y detecta con fuerza el contenido. Por el choque constante incontenible que le llega lo mismo que un sonido, su efecto es de poder inconfundible. EL GUS TO Lo amargo y lo exquisito concurriendo como dispuesto a su función abierto acusa por supuesto un gusto, advierto, que va paladeando y distinguiendo. A la hora de elegir, cuando comiendo él falla el buen sabor de este concierto, expone en su elección el gran acierto tratando de agradar y con venciendo. El gusto es un problema; resumiendo con tanta variedad, que es una pena que a todos no se llegue consumiendo. Si nada que objetar ni presumiendo

mortales en comida o e la cena, los hay también que matan complaciendo. EL TACTO Con éste se describen también formas con más exactitud en su figura. Al contorno se adapta y le asegura la justa dimensión de su reformas. Que al contacto, según dicen las normas, resulta más melosa su tersura por dulce sensación que la regula la suave condición con que la adornas. Que es esta su virtud y compostura que tiene de preciso este sentido… y tiene de valor una fortuna. Y es por esto que yo, ya convencido, lo dejo a corregir a la censura si en falta por error he incurrido. AS IDUO A LA BEBIDA Observando yo estaba, no hace tiempo, como un hombre parado ante la luna (de gran escaparate por fortuna) reflejaba en su cara un sentimiento. Sin poder alejar del pensamiento del por qué su estratégica postura, escuché que a manera de locura invocaba con buen entendimiento: En cárcel de cristal yo te contemplo; si arrancarte pudiera… no te miento, consumirte lo haría con ejemplo. ¡Semilla de palabras y alegría! Supones, apartado, mi tormento y el fracaso total de mi energía. AL DIA S IGUIENTE Hoy ya te tengo junto al alma mía y el destino ha cambiado ya en favores lo que ayer le pedía con sudores cambiándome feliz esa agonía.

Libertarte prometo en este día de esta cárcel de solo emperadores, porque siendo el amor de mis amores, yo te juro que ha de quedar vacía. O lo pago con oro tu rescate, o te arranco del frasco impunemente, por vivir o morir eternamente. Como el amor, el vicio es tan frecuente, que lentamente sigue en trayectoria, para acabar al fin y de repente. LO QUE MAS VALE D E ES PAÑA… VALENCIA Especial, y en costumbres generosa, Valencia es la que envidias más produce. Si firme hospitalaria se conduce, permanente, se entrega silenciosa. Su belleza que es arte y amorosa, invade al visitante y le seduce y embriagado de sol cuando el mar ruge, quisiera secuestrarla luminosa. La luz con su dulzura le conquista y llega a someterse a esta preciosa, convencido que no hay quien se resista. ¡Cuánto vales artista o cariñosa! Permitidme que así de nuevo insista, ¡que tú eres el jardín de flor y rosa! UNA S EÑORA ADMIRABLE Me encarga una señora le haga un verso, y yo, más generoso, he complacido, tratando de expresar su parecido con algo más, y con placer inmenso. Admirando su porte tan diverso, ya cuento con permiso del marido, para hacerlo más bello y más lucido, ese rostro que enciende el universo. Con estrella ya has sido comparada, y por vivos tus ojos y morena, ¡algo tienes también de Macarena! Entre joyas, tú brillas la primera,

y por algo tu risa es el milagro… de una rosa nacida en primavera. DIS CREPANCIAS AMOROS AS Dolorido por algo insuperable, no puedo descifrar lo que me pasa: ¡tu recuerdo infinito hasta me abrasa, y temo más que tú lo irremediable! Como fiera feroz incontrolable, me hiere el corazón y me traspasa cuando esta agitación me sobrepasa el límite de amor irreparable. Yo pienso alguna vez si me has querido. La duda que me infunde esta sospecha, me tiene cada vez más confundido. Y en este corazón tengo una brecha de ese dardo que tú me has dirigido como flecha de amor o de torpeza. DES DE UNA CABINA TELEFONICA Esta tarde, calculen mi sorpresa, estaba por teléfono llamando, cunado vi dos mujeres caminando, a cual más estupenda por belleza. Y fue tal reacción y tan compleja que al mismo que escuchaba seguí hablando de esa pareja de atractivo andando que eran mujeres de verdad. bandera. Y tuve que colgar sin saber cuando, porque el mismo que escucha, ni se entera y yo quedo más triste y delirando. Teniendo que dejar esta cabina para otro más feliz y afortunado, tomando el autobús y a la oficina. LAS DOS MORENAS Excitándome estaba el pensamiento, tratando de buscar la diferencia (empleando para ello la paciencia) de dos morenas, su atractivo abierto.

Morenas eran, porque así es lo cierto, de belleza admirable y preferencia y las dos con vigor y diligencia, de más sincero su mirar que el viento. Igualando al ardor su movimiento, cuando una lleva la bondad de adorno en la otra es por amor un pensamiento. ¡Fallido en esta empresa fue el intento! Si en una por amor es un milagro…, pues la otra filigrana es un portento. A UN A NIÑA LLAMADA ARANTZA, POR UN BES O, DOS SONETOS Motivo de poema es una niña, por ru bia, por castaña o por salada, que mira con temor y solapada y vale más que pesa en calderilla. Hace tiempo que no le dan papilla; por esto, no resulta complicada y come si le ofrecen, confiada, lo mismo que una lima esta chiquilla. ¡Mamá Elena! Yo quiero empanadilla, le pide, cuando entrando en la cocina se interna este bombón o peladilla. Y sabe aunque menuda tanta cosa, que emplea conquistando a maravilla el alma de esta casa… esta mocosa. II De amígdalas ha sido ya operada la bella emperatriz, que es aquí el tema, y Arantza, que es el nombre del poema, es niña que ha quedado transformada. Con agua mineral ya fue curada, cuando esta criatura con más pena llorando se pasaba alguna cena por hambre, consumida y consumada. Ahora sus caricias ya prodiga, volviendo a la despensa afortunada, le diga su mamá lo que le diga.

Sus deseos así son de concretos y además, porque quede convencida, yo le hago por un beso… dos sonetos. PLEGARIA EN DOS SONETOS Yo te pido, Jesús, con triste acento, que me tiendas tu mano generosa; aunque soy (lo confieso) poca cosa, tengo a veces problemas y tormento. Que la vida discurra, y yo contento por tu gracia sublime y poderosa, alejado de senda peligrosa que pueda conducirme algún momento. Que aunque abunde, Señor, en mí lo malo, algo bueno parece, queda dentro de este bruto iracundo y desolado. Lo que aquí te suplico por humano concededme o salvar si lo merezco, con la gracia y poder de esa Tu Mano. II Que mi espera no raya la impaciencia; yo sé de otros que ya se desesperan: Sin saberte pedir, aún se superan en el sucio calor de su conciencia. Con estos pecadores, ¡ten paciencia aunque mucho gritaran o supieran, que ignorantes así todo lo emplean profanando la Ley de Tu Presencia! Que llegado el momento es la tragedia de esa clara verdad de vida oscura, que viviéndola aquí sólo es miseria. ¡Y es posible que sientan la locura por falta de Oración y de Plegaria, en el último instante de amargura! LAS CIVIA De piedra me quedé, por tu presencia, sin saber que atender, paralizado por la justa medida de tu alzado, temiendo por el alma y mi conciencia.

Pues si saber querer con experiencia de la forma que tengo imaginado, no te alarme que así me hayas cegado empeñado elogiarte con frecuencia. La visión de tu gracia tengo dentro, deseando fundir esta influencia en el dulce refugio de tu cuerpo. Y en detalles preciosos y sedientos ofrecerte el placer bien merecido de inefable pasión desconocido. II Yo más cosas, preciosa, te diría sin respeto a dañarte sin cultura, exponiendo desnuda tu escultura que en ardiente pasión la gozaría. Con placer que asemeje una agonía estrechando muy fuerte tu cintura (porque es don de la gloria tu hermosura) y al final de un suspiro hacerte mía. Cabalgando en conjuntos misteriosos en tus labios de grana besaría al calor de tus pechos generosos. Y este gozo que así terminaría, culminando el instante más sabroso… por mi nombre y el tuyo, lo sabrías. ANULANDO LO QUE DIJE Si tú toma sen serio estos elogios reconoce que estás equivocada, debiendo presumir enjabonada en vez de practicar ciertos negocios. Que eres el fruto de pereza y ocios con esa suciedad aparejada de belleza y razón adulterada, empleando unos métodos impropios. Que causan repugnancias al mirarte las formas de mirar y tus coloquios con tu pose especial y provocante.

Que en tu adorno de líneas proyectante cuando asocias tus vicios a esos ocios repugnas por supuesto, al contemplarte. ¿TE LO HAS GANADO? Escribiendo un soneto cada noche, me siento satisfecho y complacido, y al tiempo que concluyo, estoy dormido, lo mismo que el motor que para un coche. No creas que es mentira, ni derroche, pues pienso hasta en la mesa, que he comido, si aquello que he comido he merecido o puedo digerirlo sin reproche. Sistema que aplicar debieran todos, que es forma de medir hasta el trabajo y… España es hoy país que sobran dolos. Si al sentarte te sientes halagado, debieras responder a estas preguntas: Lo que te has de comer…¿te lo has ganado? UN PENS AMIENTO FILOSOFICO ¡Bella es la vida! ¡No hay por qué dudarlo! Y si hay quien de otro modo la cambiara, de la verdad sin duda es que dudara quien clara realidad va condenando. Que la mayor verdad acumulando procede del que aquí nos ordenara. Del que este gran montaje nos legara para irnos a su gloria acostumbrando. Quien esto no contemple por humano recatando bellezas al ambiente es claro que aquí muera equivocado. Cuando más se contempla, más se siente el modo de vivir inadecuado. ¡Y… el hombre así es de bruto aunque reviente! ME ENFRENTE A LA VID A ¡Pues me quiso engañar la vida tanto! Para mí nunca fue como aparento; desde humilde morada o aposento, me lanzó con furor, ¡Dios sabe cuanto!

Y fui mi pensamiento edificando en pro de conseguir mejor sustento y, con complejo de rabioso intento, mi forma de vivir fue superando. Arriesgado a una lucha improvisada me fue su beneficio caldeando en busca de un …¡mejor será mañana! Así por mi conquista fui luchando y si hay quien la disfruta más temprana… será porque a la vida va engañando. CON HONRA, DECIS ION Y REALID ADES Que he sido luchador, lo justifico, y hasta un poco erudito… te respondo si al querer superarme esto compongo y con más ilusión lo dejo escrito. A quien quiera probar, con esto invito: Es entrega total lo que propongo y nadie piense más, que eres tan tonto que no puedas tú ser ese erudito. Despliega con ardor tus facultades, que esta verdad que vi ve son es un mito, y embriaga de virtud tus cualidades. Que puedes enfrentarte en este reto con honra, decisión y realidades, ¡lo demás es mentira sin respeto! A UN A S EÑORITA D E LA PLANTA TERCERA A punto de tomar el ascensor, una gentil y amable señorita, con mucha simpatía y más bonita, me pide la portera este favor: Repare, señor Tebar, con calor porque es ya su sonrisa quien invita. (Motivo por el cual se precipita admirando belleza este señor.) ¡Cuánta razón le sobra a la portera! ..que estuve, por su gran admiración, a punto de quedarme en la tercera.

Por raptar tras plantado a nuestro piso hermosa secretaria y de primera. ¡Por tanta distinción… era preciso! ENAMORADO Bella es tu vida por amor rezando, y contigo quisiera cada noche poder acompañarte sin reproche y aprender de tus labios, ir besando. Tu dulce soledad, participando, por hacer de caricias tal derroche y poniendo a tu boca como broche, mis besos con amor, y suspirando. La imagen de tu cuerpo acariciando, arrancar tu tristeza rigurosa y sólo mi cariño irte mimando. Convertido en tu esclavo por preciosa de verdad te diría confesando…, que tú eres para mí la más hermosa. UN COMPROMIS O QUE DON FERNANDO NO CUMPLIO Estudiando las causas con paciencia, para hablar de las cosas que envejecen, sólo aprecio motivos que endurecen cuando ejerce el dinero su influencia. Y empiezo de esta forma esta advertencia traduciendo a verdad si lo merecen, estas cosas, que siempre no envanecen si adquiere la costumbre con frecuencia. Recuerdo compromisos que no entienden (sin rasgos de favor ni de clemencia), con éste que lo escribe y lo mantiene. Si este olvido denota indiferencia (afirmando además que un nombre tiene) ¿no le quema un poquito su conciencia? TRABAJO S ENTENCIA D E IMPLACABE OBLIGAC ION Resulta por confuso y complicado, describir la belleza de esta hermosa,

comparable a los pétalos de rosa, que en el mundo jamás he contemplado. Divino, a su presencia va ligado lo más incomparable de una diosa por ser exuberancia poderosa, ese grato perfil de su acabado. Es por esto, sublime y cariñosa, la dama con estilo delicado, convertida en la joya prodigiosa. El brillo de sus ojos apasiona y tiene tal dominio en su mirada, que mira con cariño y te ilusiona. II ¿Qué más quieres, mujer, que yo te diga si eres la obra de Inmortal Coloso que el mundo entero se siente celoso de crédula impresión cuando te mira? El que no te conoce, lo adivina, y aquel que te contempla más juicioso, perécele el milagro más hermoso con la imagen preciosa de tu vida. La tierra en que naciste te acompaña y llevas ya por título y princesa… llamarte Carmen. ¡La Carmen de España! … Por querer que nacieras cordobesa, lo tienes todo, porque Dios no engaña, y yo termino lo que fue promesa. OFRENDA Delante, te santiguas y arrodillas y dile cuanto puedas y quisieras que espera frente a ti por lo que quieras conforme a tus maneras más sencillas. Que es Ella quien podrá hacer maravillas y darte un corazón por “na” que dieras, queriendo que lo hermoso comprendieras aunque hierva el color en tus mejillas. De sobra ya conoce tus problemas y puede mitigar lo que te duela

rezándole contenta. ¡No le temas! Que siendo agradecida por ser dueña haría para sí, si la escogieras, de todas las mujeres… la más buena. II Lo mismo que es esencia concentrada, es la luz que reciben las estrellas, y por Ella suspiran las más bellas en su marcha triunfal cada mañana. Porque así es de sencilla y soberana, destruye los disgustos y querellas escuchando, a casadas y doncellas, y a quien de esto tampoco tenga nada. Y si quiere prodiga tus encantos, transformándote en madre afortunada, con tus hijos para enjugar tus llantos. ¿Quién por menos podría darte más? Pues también yo le pido, contagiado, que promueva tu gran felicidad. NO ELABORES TU DES PREC IO ¿Por qué identificarte de otro modo sabiendo que bien puedes rescatar lo que te hace que seas desigual al hombre que lo entrega siempre todo? En los espacios que te sientas solo, procura concentrarte y ya verás que tú eres un fantoche nada más, y otra cosa aparentas con aplomo. En espejo, de sabia realidad, dibújate a ti mismo más a tono y dale a tu carácter la verdad. Si entiendes de verdad cuál es tu precio o te estimas con alta calidad. ¡no elabores tú mismo tu desprecio! ADMIRABLE ES TU DETALLE Expresarte quisiera agradecido, ilustrado por medio de un soneto,

que es regalo de impacto y muy completo, el que yo de tu mano he recibido. Sin querer aclarar el contenido, bien sabes que lo admiro y lo interpreto, que lo estimo, lo aprecio y lo respeto, y es pura realidad lo que te digo. Compararlo no puedo a tu belleza, y éste es el caso, que como recuerdo te tengo permanente en cualquier mesa. Como puesto de honor o de promesa, confía que como destello vivo… lo estima quien te quiere y quien te besa. A CANDIDO ORTI, PINTOR ¡Cuánto envidia la gente tus pinceles por esa dignidad que les inculcas, por esa ordenación que les embrujas, que Dios así ha querido que desveles! Tu bella condición, de altos niveles, superan ya las gracias más ocultas por esa inspiración de que disfrutas. Los demás a tu lado… son noveles. La pureza de artista te delata por esa pulcritud de tus claveles, y el cuadro que es de Ortí… ya te retrata. Maestro es para ti tan poca cosa, que insigne creador te llamaría, romántico y sublime, de esas rosas. UN NIÑO MODELO Voy contemplando con respeto a un niño. Por bellas cualidades, admirable; por nobles sentimientos, adorable, y gran humanidad por su cariño. Camina como un hombre a su destino y yo que le distingo incomparable, descubro en su intención, aún más amable, sumiso y obediente en su camino. Porque así lo comprendo conmovido, valoro su conducta en lo que vale

por ir con honradez ya conducido. Por la misma virtud (que soy testigo), que más belleza en su interior no cabe… ya tienes su retrato conseguido. COMO TU, NO QUEDAN YA EN ES PAÑA De firme compostura y filigrana, yo quise descubrir en una hermosa, por querer comparar con una rosa, el brillo y su candor, por la mañana. Y pu de conseguirla más temprana no queriendo pensar en otra cosa, por belleza sin par, y tenebrosa, por la cara y los ojos de sultana. Así fue discurriendo con locura, la ilusión que mi mente ya desgrana compartiendo con fiebre su dulzura. Con esta posesión, que no me engaña, creí que es ejemplar por su ternura de lo poco que abunda ya en España. UNA TARD E PERFUMADA La estreché, con abrazo apasionado. La besé, como nadie la besara, y mi boca a la suya era soldada, con el fuego del beso ilusionado. ¡Qué hermoso aquel momento afortunado! Dulzura desprendía su mirada suspirando, besándola abrazada esa inmensa fortuna enamorado. S atisfecha de amor, acariciada y a la vez de placer incontrolado, la observaba feliz, por ser amada. Y así por mi locura ilusionado con ruegos y cariños me obsequiaba, la bella por la que era conquistado. MAS HERMOS A QUE GITAN A Gitana, deliciosa y bien formada, de negra fascinante cabellera,

con ojos que jamás yo nunca viera, trataba de admirarla una mañana. Ante una mesa la observé sentada sin poder contemplar como quisiera, por temer que al mirarla se extinguiera el fuego que desprende su mirada. Deslumbran sus perfectas reacciones por algo incomparable y bien lograda y el adorno completo en sus facciones. La imagen de esta bella contemplada me impidió establecer comparaciones, porque era más hermosa que gitana. UNA TORRE DES VALIDA Admirándote estoy y no te miento, con cierto pesimismo y más tristeza, que te enfrentas te veo, con firmeza, al ímpetu demoledor del tiempo. Que más que por lo grave es incruento que intentes defender con más fiereza, y advierto que es abajo donde empieza la torre que no puede con su intento. Y si esto es patrimonio del que reza recuerden una ves este proyecto lanzando una mirada a esa veleta. Contemplad un momento su figura que suele ser indicación al cielo por si ésta corresponde a tu estatura. II Si ese Cristo al que amáis está debajo y en plegaria expresáis tan gran dulzura, ¿no comprendes que puede ser locura lo que puedas decir, de estrecho lazo? Que no es así como se da el abrazo. ¡Comprende la expresión de su postura que pide por favor esa estructura con mirada más triste y hacia abajo! Con una suscripción o con trabajo ¿no puede un donativo ser abierto

y quedar reparado en corto plazo? Para eso mi plegaria, yo adelanto si con este motivo es un acierto y el hecho de esta idea no es de espanto. Y TODO LO QUE BRILLA NO ES DIAMANTE Lo que pienso de ti es alarmante por lo triste que observo tu postura: Pensar en otra cosa es de locura y no puedo con versos halagarte. Tú disipas lo bello emocionante cuando incierta concurre tu hermosura al juego de mentiras que conjuga tu apariencia simbólica brillante. Que el brillo que aparentas, no es diamante, es trozo de cristal que entre basura podría su fulgor equivocarte. Porque es verdad, que observo a cada instante con mayor repugnancia tu figura de descaro sin par y provocante. FALS AMENTE C ATOLICO Católico, Apostólico y Romano, se suele titular algún hereje, que siempre recibió más que merece el trato amable de cualquier humano. ¡Qué gusto si supiera ser hermano quien hoy ya criticando se envilece y próximo a la tumba comparece con intensa apariencia de un marrano! Sin saberse jamás equivocado, es normal que te cuente alguna gracia y resulte un insulto complicado. ¡Qué lástima que abunde esta desgracia en persona de culto y titulado… con esa insensatez torcida y lacia! RETRATO DE MUJER Parece que por Dios fuera elegida, por esa actividad tan permanente,

dinámica, feliz e inteligente, su bella condición y decidida. En vidiable mujer y distinguida, y de una humanidad más imponente, es en todos sus actos consecuente, dulzura singular y merecida. Su gracia la define plenamente con el don de su risa y simpatía, que contagia misterio de repente. Y es regalo vivir su compañía, porque puede ilustrarte, competente, con tema diferente cada día. IMPIEDAD De Dios, opinaras lo que tú quieras, pero nunca, que nunca lo mataron y.. si tú como aquellos que engañaron, por quitarle la vida, te lucieras… Ya tienes material cuanto quisieras, y una forma de leyes que llegaron, con el uso de no sé que, de “humanos” a favor del instinto que obra a ciegas. S anguinario, ejecutas más humanos, comparable al deseo de unas fieras y un ente que también lava tus manos. Si en ti es satisfacción por cuanto hicieras, con gracias a quien esto toleraron… ¡podrás seguir matando como quieras! A DOS ENTREVIS TADOS EN LA TELE El nombre no recuerdo del fulano que se hizo retratar con su reproche, las formas de animal y de fantoche… o dicho con justicia: de marrano. Jamás tal idiotez he contemplado, haciendo de sociólogo derroche el once de septiembre por la noche, quien debe presumir de marginado. En cambio, a quien cerraba este programa, se aprecia luchador e inteligente,

con bella sensatez y delicada. El primero es la masa incompetente de poca demagogia y menos sana. ¡El otro es un señor más consecuente! AL MA TIEMPO, BUENA C ARA Actúa revestido de paciencia por tensa que parezca ser la vida, adversa, tormentosa o invertida, sin que pueda tentarte su influencia. Concédele ilusión y preferencia o incúlcale optimismo a quien lo pida, que es modo de ganarle la partida al tiempo, si es feroz en su exigencia. Y encuentra así la forma convenida transformando, juicioso y acertado, tristeza en alegría convertida. Seguro de que así es afortunado quien contempla la vida divertida si al refrán hace honor por conformado. QUIEN PID E, A DAR S E OBLIGA Si la vida te ha sido dadi vosa, por lo mucho que de ella has recibido cuando tú con más fuerza le has pedido… pensarás que es función maravillosa. Por tan firme razón y poderosa si quieres, la conservas convencido que es la forma de dar al que ha cumplido, lo mismo que a la tuya laboriosa. Por si eres tan cerril que no comprendes, por tu altura elegante o vanidosa, de muestra tienes el refrán y aprendes… Que dar es la palabra más hermosa si has pedido (cuando la vida emprendes) una ayuda eficaz y generosa. GEMA Acaba de llegar la más salada de todas las muñecas de la tierra;

el nombre de salada es porque encierra el sabor de su gracia inmaculada. Que brilla en ella su mirada clara dispuesta en competencia a hacer la guerra (a quien crea que en esto le supera) con amplios rasgos de belleza rara. Ella es algo que el triunfo le asegura por bonita, por lista y por coqueta y de hermosa bondad también repleta. Llamando la atención esta mocosa con dos brillantes que estampó en su cara el mismo cielo para ser preciosa. UNA TARD E EN “LOEN” Me vi por la sonrisa sorprendido (entrando en una gran cafetería), de una chica que a mí se dirigía, que yo correspondía agradecido. Por fuerza me mostraba complacido… y a cambio le escuché que me decía: Descríbeme por Dios en poesía. ¡Cuando era su mirada un motivo! Exponiendo esta guapa que reía, la dulce imagen de su contenido, negar no pude lo que me pedía. Y acepté de la hermosa convencido por ser más bella que la luz del día, y tanta gracia como aquí le digo. MARI C ARMEN, DIJIS TE TE LLAMABAS Eres suave, morena y adorable, repito, por la gracia de tu cara, que tienes tal poder en tu mirada por algo de mujer incomparable. Por dicha de ilusión más estimable, te llevo con tu nombre bien grabada: Mari Carmen, dijiste te llamara, que doble, por compuesto, es admirable. Con cariño yo mismo contemplaba, como algo en esta vida insuperable

que la luz de sus ojos alumbraba. Y así se terminaba la velada pensando que, por ser tan agradable, la hubiera contemplado… hasta mañana. TRATO AFABLE Y MANS ION DIGNA La prolija labor de un tal Valdés me deja confundido en cierto modo. ¿Será por conquistarse su acomodo… o será que interpreto yo al revés? Más absurdos criterios cada vez de gente que se cifra con decoro, se autobomban con timbre tan sonoro que descubren su frágil timidez: Para ser bien tratado, hay que robar (parece condición su manifiesto) o hay que estar recluido por matar. Confuso es a mi juicio este argumento: Si hoy más libre que nunca es opinar… ¿quién podrá responder que esto no es cierto? S INGULAR VOCABULARIO Si tienes en estima algún recuerdo, sujeta aquí la lengua la describir que puedes un “planchazo” recibir y puede el torpe resultar más cuerdo. CPU a nadie juzgarás. ¿Estás de acuerdo? Y piensa vanidoso, al presumir, que puede ser alcalde allá en Madrid el que juzgues más tonto de mi pueblo. A medir las palabras (ya es decir) te invito, porque no parezcas cerdo si quieres atenciones conseguir. Ni ensucies lo correcto (que yo entiendo) si quieres elegante consentir y exprésate con modo hasta durmiendo. CON FORMAS DE ACTUAR MAS EDUCADA Que pueden concurrir otros factores por falta de moral o destemplada,

y por densa intención contaminada recibiendo en la cara otros favores. Que pueden resultarte con dolores si aplican la honradez diseminada con ganas de educar intencionada, sacándole a tu rostro otros colores. Que urbanidad tan mal metodizada es un arte tan sucio con tus “flores”, que no tienen bonito, nada, nada. Y si esta forma la distingues rara elige, por hermosa o por razones, la forma de actuar más educada. CUMPLEAÑOS Con mi recuerdo a una mujer sublime, desprendo este mensaje de mis manos porque ese memorable cumpleaños me tenga por presente y no me olvide. Con mis deseos, sus encantos cuide y su belleza que cuente lozanos otoños, primaveras y veranos, con la gloria que su amor estime. Así le pido a Dios en este día, que lleno de bondad por tu cariño se muestre generoso en tu camino. Te colme de alegría y de placeres sirviendo de homenaje conseguido la gran estimación que tú mereces. UNA POS TAL Eres flor con tus pétalos de plata; por la línea de estilo impresionante y tu brilla, resulta proyectante del amor que sincero lo retrata. Porque el amor, con brillo aquí se trata y sirve de recuerdo o de calmante, lo mismo que eres flor apasionante que puede mantenerse o se dilata. Por eso, dirigida y delicada llevarás a mujer más fascinante,

el gesto de tu forma delicada: Que resaltes si puedes más brillante y distingas en su mirada clara, el candor de una flor más palpitante. EL S ABIO INCIERTO Con la ciencia y con el dinero vivo preocupado por estas mismas cosas tan unidas en formas tan morbosas que nunca puedo hallar como divido. Que de las dos, no sé por cuál maldigo porque pesan igual que se asemejan, porque nadie distingue, si no dejan, la batalla cruel de este camino. Así hallará la muerte impetuosa y el consuelo de afán preocupado, la división funesta y misteriosa de un presente que se ha desocupado con la gloria sublime y generosa, o por la ley más sabia destrozado. FAMILIA BLAY ¡Qué grata es la función de una familia que al margen de los tiempos actuales, remite con verdad tradicionales costumbres, que por bellas acaricia! Sus regalas que suprimen la codicia, descansan sobre firmes pedestales de una honradez tan firme en sus modales, que son admiración y causa envidia. Cario es a la vez su patrimonio; tesoro de unas leyes naturales, que vive con amor el matrimonio. Alejan los instintos materiales y, aunque algo dramatice un episodio, son la fuerza, sus santos encomiables. II Si hay fiesta destacable de sucesos, también es de contactos familiares

que agrupan sentimientos envidiables, recuerdos que quedaron más impresos. Que acoge con cariño los regresos el hogar de sus bellos ideales, al calor de caricias maternales, o al amor con dulzura de sus besos. Así por su pasión es conquistable y contagia su claro sentimiento una luz, de alegría inevitable. Porque a este mundo de camino incierto anunció la esperanza inolvidable una noche Jesús, su nacimiento. III Si es hogar escogido para el caso, esta bella mansión donde se reza y hoy celebra también la “noche vieja”, será porque a la nueva deja paso. Y en esta proyección con cielo raso, amanece una estrella que consuela, que además de ser Blay, ella es Manuela y alumbra el nuevo día su retrato. Luciendo su bondad maravillosa, es madre afortunada con recato y elección de sus hijos por preciosa. Y llamo afortunado a su marido en Valencia, la tierra generosa, de un inmenso valor bien merecido. IV Valor incalculable por su encanto, modelo de bondad incomparable, suprema concesión de lo agradable… es señora admirable la que ensalzo. Con esta admiración de dulce impacto, que es tan sólo por Dios realizable, la gracia derramada es adorable en esta gran mujer… que vale tanto. Y Aldaya es cielo que para esta estrella de belleza sin par (aquí repito),

milagro es uno, y Manolita e sella. Que goza con la gloria en cada hijo y siendo de esta tierra la más bella, con inmenso placer le felicito. CUANDO NACE UN HIJO En un momento se transforma todo, por la bella función más poderosa y convierte la vida en más hermosa, o puede adversa con vertirla en lodo. Y como aquí palpita ya un tesoro con esa joya que llora y reposa, resulta por lo mismo más preciosa la vida transformada de este modo. Así quedan formados los abuelos y al mismo tiempo una porción de tíos, decreto del destino con sus sueños. Llamando suerte, porque son consuelo de padres, que aquí quedan convertidos con esta bendición, que cae del cielo. II Para ellos, es un paso en su alegría; que no es un caminar en un remanso por lleno de quehaceres sin descanso que así ofrece este niño cada día. Pero, como es un ser que Dios envía que adelanta la gloria con su encanto, por él se ha de sufrir sin saber cuánto compensados de amor cuando se ría. Si así es de cierto aunque parezca raro en este mundo que vive y se agita, tampoco gratifica este regalo. ¡Cuánto sudor, Dios mío, y cuánto esfuerzo y a qué precio tan alto se cotiza con justa realidad lo que aquí cuento! OTRO NACIMIENTO Bendito sea el que os ha nacido con la misma alegría que esperado

y que sea por siempre afortunado, y de vuestra bondad su parecido. Porque Dios cuando premia es merecido, ya tenéis un cariño más atado, sentimiento tan puro y contemplado que deja satisfecho y complacido. Con esa criatura ya palpable que lleva un misterioso contenido, deseo que te sientas confortable. Y si es camino que conduce al cielo, ya veo a tu mujer incomparable y a ti con ella levantando el vuelo. AL FINAL D E LA VIDA, S E LLEGA CAMINANDO ¡Me canso a veces de seguir luchando! Presiento extenuado esta cansera, porque la fin de la vida, que es carrera, es punto al que se llega caminando. Sin saber cómo llegaré ni cuándo, paso a paso yo sigo en la vereda; porque si antes su aspecto era verbena, hoy la marcha es despacio y la hago andando. Y el tiempo que el camino va acaban do transporta mi cansada vida entera, el ansia de vivir… pero llorando. Porque es la forma que se va aclarando que yo debí vivir de otra manera, con más pureza y, además, rezando. UN HOMBRE INDIGNO Hay hombre que es más malo que parece, se ensaña sin (a veces) dar la cara y ofrece una actitud tan sucia y rara que es prueba que su dignidad envilece. El daño que consigue, le embrutece. Su aspecto satisfecho, lo declara. Le divierte si daño procurara, o escogido adversario lo padece. A cualquier animal toleraría (le subyuga agresivo y le delata)

lo que al hombre jamás perdonaría. Y cuando su demencia lo dilata, se ensancha con su misma felonía y si puede, por odio, hasta le mata. FINAL C UMPLIDO Es un final soneto que describo de este libro que van con él los cien, que deseo que lo interpretes bien y con ellos que te haya complacido. Sin juzgarme aburrido ni enemigo he querido sinceramente fiel, con sabor de la hiel o de la miel complacerte del modo que he podido. No me creo prolijo ni fecundo en el modo que habré contribuido, ni por superficial, ni por profundo. Uno más a vosotros ofrecido que intenta mejorar en este mundo con esta aportación y mi cumplido. TED ES CO, LUIS Argentina. Siglo XX. Poeta hallado en Internet. SONETO Hay palabras, susurros que agonizan, sonidos de las ciénagas del aire, hay vocales talladas en el habla que recuerdan la gracia de otra vida, son voces que sacuden mi cabeza, que llaman sin decir, que merodean mecidas en la pulpa lugareña, vienen con su esplendor desfigurado, vienen con su rasguido y su aleteo sobre mi servidumbre asalariada, son sílabas de lenguas legendarias, voces del mascarón desesperado que pasan y murmuran y se alejan

sin oír, amontonadas, como siglos. TEIXIDO ROMA, EMILIO Barrancas. S anta Fe. Argentina. 1.921 Poeta hallado en Internet. S .O.S . AL BOSQUE CHAQUEÑO El quebrachal parece un gladiador herido fluyendo a borbotones su vena yugular; el lapachar semeja un arquero encendido, y el Palosanto añoso se arrodilla a rezar. El Guayacán guerrero pelea de caído, todo el bosque padece un frío singular; herido está de muerte por el hombre vencido, y el Espina Corona se postra a meditar. Alerta gobernantes, alerta hombres de ciencia, aleta el pueblo todo, alerta la conciencia para parar a tiempo la mano criminal. La fauna y flora muere, su destino es incierto, a corto plazo el Chaco será un páramo yerto y dos interrogantes sellarán su final. TEJADA, JOS E LUIS Puerto de S anta María (Cádiz) 1.926 Poeta. Escritor y Conferenciante. Licenciado en Filosofía y Letras. Avicultor y Óptico. Flor Natural de la Vendimia Jerezana. Primera Medalla Nacional de Poesía Flamenca. LEYENDO UNAS CARTAS VIEJAS El corazón aquí y aquí se estuvo... Y aquí también... Y aquí. ¡Que hartón de vida tirada por los bordes de esta herida en qué otro corazón que me sostuvo! Recuerdo arriba, adentro, me entro, subo, leyendo, yendo en letra conocida por un ayer que se me desolvida

hiriendo al desandar cuanto se anduvo. Aquí se tuvo el querezón y pace, cordial, cárdeno eral de sangre yace sobre, bajo este trebolar, difunto. Una carta el vivir nunca acabada, entinta, veniazul, desaforada... que data y firma Dios y ponle punto. PRIMERA ROS A ¿De cuándo acá tu audacia, tu osadía, rosa, aún enero, sobre el campo extensa? ¿En qué piensa tu ardor cuando se piensa brindada al beso de la escarcha fría? ¡Qué airosa en tu desplante y valentía contra el “no” de los cierzos indefensa, pariéndote de ti, surgida, inmensa, suicida por amor de un mejor día! Torero frente a lunas de cristales, oro y rosa, te exhalas y te sales, antonomasia del color y el nombre. ¡Quien como tú, sin más que tu perfume, se saliera al dolor, desnudo, implume, antes que el primer sol el primer hombre! EL RETROCES O DE LA PRIMAVERA Achanta Marzo al ave que aún se duele. Campa el frescor, la yerba se acoquina. No hay más verdad que el hueso, que la espina del tronco, sin más cielo que lo encele. Creímos en el sol, como se suele dar crédito al amor si se avecina y ¡ay! que se fue por la cuaderna esquina almanaquillo atrás, yela que yele. Y el prado que se estaba ya engreyendo en que si pito de añafil o flauta de abril, rimando un poker de colores, y el zorro Pan, brincándose la pauta del Aries por el Tauro y sorprendiendo a Flora niña en pétalos menores.

DE TRES PRENDAS S ECRETAS DE LA AMADA Tres cosas tienes que decir no debo, Lucinda, en mi soneto, tu hermosura. Dos hay que blandas son; otra que dura para que dure mi ansiedad de nuevo. No pienses mal, amor, que no me atrevo a desvelar tu casta vestidura. Dos en el pecho, sobre tu cintura, la otra, fuente de dichas donde bebo. Las dos prendas del pecho... -¿si las digo?-, tu caridad, tu voluntad conmigo y tu perdón con mi arrepentimiento. La tercera, la impar, la abierta guinda de tu boca de miel... ¿Lo ves, Lucinda, cómo pensabas mal sin fundamento? DECLINAC IÓN DE DIOS Nominativo. Dios. El genitivo, de Dios: Yo soy de Dios, la cosa es clara. Dativo, a, para Dios: yo nací para Dios, y para su gloria escribo y vivo. Que me muevo hacia Dios, acusativo, si no fuera verdad no lo acusara y nadie, al saludarme, pronunciara ese “a Dios” que me vuelve transitivo. Vocativo, yo llamo a Dios a voces, con la boca: ¡Oh mi Dios! ¿No me conoces si tengo ya tus casos declinados? Y ablativo, que tanto te hablo y nombro, cabe, con, por, tras, Ti, sobre tu hombro, y aun contra Ti, por mor de mis pecados. S I NO S ERÁ EL DOLOR LO NUES TRO Dicen que aprieta Dios, pero no ahoga. Bien, digo yo, pero tampoco suelta. Da cuerda al corazón, una, otra vuelta y enrosca al alma del dolor la soga. Resiste al río de Dios el hombre y boga a contra-Dios su voluntad resuelta

pero se pierde en tanto mar disuelta tan nimia libertad, tan frágil boga. A no ser que por esa cuerda el hombre viva y se mueva, que por ese río beba y se llueva el corazón humano. A no ser que Dolor sea nuestro nombre -el nuestro, sí; el de Dios, el tuyo, el míoy Amor quien no nos deja de su mano. FACIS TOL Crece a la sombra lírica del piano, trapezoidal arbusto en folias de oro, y aún crece más su vástago sonoro si en S ol Mayor verdece el gregoriano. Prende un vislumbre místico y pagano el guiño de un vitral que incendia el coro, de verde, si la toga de Isidoro, si al clámide azul, de Tertuliano. Trepando por versales canongiles, un ratón calvinista y resabiado se come un “Agnus Dei” con purpurina. Y al conjuro del cántico sagrado se dan la mano y rondan los atriles Perossi, Bach, Vitoria, Palestrina. MED IAN ERA Pues yo en metiendo mano a esta faena de amor, me era más blanca que la nata. Oro me ha dado el sol, la luna plata, espejo el mar... y ya me veo morena. No soy puerto de mar –rubia es la arenani trigal salpicado de escarlata. Que soy puerta de amor que salva y mata. Que si el sol tizna, más tizna la pena. Todo esto por meterme a redentora. Yo me estaba en mi casa, bordadora. Y ahora salgo del sol crucificada. Vaya todo por Él, que si mi harina le enamoró por blanca ayer, por fina puede que hoy más le encante por tostada.

TEJADA, JOS E LUIS (CUBANO) Cuba. 1.881 – 1.936 Poeta Hallado en Internet. ANTE EL ES PEJO Tienes razón, el alma sobre todo; pero detrás, el cuerpo insoslayable. Por una vez perdona que te hable de verdad, a mi gusto y a mi modo. Estamos amasados con el lodo mismo de Adán, parduzco y deleznable, pero también, oh cándida inflamable, cáustico y más con la avidez del yodo. Ladra un perro de sangre por las venas. Pide su pan y tensa las cadenas y nos crispa el silencio con su aullido. Démosle, pues, para que calle y coma, y alcémonos después, cóndor, paloma, mientras él queda a nuestros pies dormido. TEJADA PAEZ, AGUS TIN Antequera. Málaga. 1.568 – 1.635 Poeta y Doctor en S agradas Ciencias. A POLIXENA De oro y crespo sutil rubia melena a la mano revuelve Pirro airado, y el brazo y el estoque en alto alzado, amenaza con muerte a Polixena. Ella, más de valor que de ansia llena, el bello rostro en lágrimas bañado, los Dioses llama, el templo ha resonado volviéndole los ecos a su pena. “Engañaste, le dice, si pensares que al alma fiera de tu padre agrada ofrenda tan mortal, tan limpio hecho. Que si víctima soy en tus altares,

tu padre matas con tu misma espada, porque siempre vivió dentro en mi pecho.” A LOPE D E VEGA CARPIO Si cuando Roma templos, chapiteles, triunfantes de las nubes vio cargados de divinas memorias, y adornados de palmas, de trofeos, de laureles; y si cuando el pincel daba de Apeles, vida a las tablas, contra el tiempo y hados, y en estatuas de mármoles dorados admiraban Lisipo y Praxiteles; si cuando Atenas vio sus aulas llenas de ingenios, fuera el vuestro ¡oh Peregrino! no os hiciera la patria aqueste agravio. Por natural a ingenio tan divino quisiera Roma invicta y docta Atenas, pues todo el mundo es patria al hombre sabio. SONETO Despoja el cierzo al erizado suelo del verde y hermosísimo atavío; detiene el curso el presuroso río, porque a sus sueltas aguas prende el hielo. El cielo, vuelto en nubes, muestra el velo, el viento sopla proceloso y frío, el mar, bramando con hinchado brío, corrientes montes de agua sube al cielo. Asoma la florida primavera, y el campo, antes desnudo, adorna y viste, sueltas las aguas, da templanza al viento. Aclara el cielo, aplaca la mar fiera; que al fin tiene mudanza el tiempo triste, y espero la tendrá mi gran tormento. TEJADA PELUFFO, JOS E LUIS España. Cádiz. Puerto de S anta María.1.927 – 1.99 Poeta. Escritor y Conferenciante. Licenciado en Filosofía y Letras. Avicultor y Optico.

Flor Natural de la Vendimia Jerezana. Primera Medalla Nacional de Poesía Flamenca. FORMULA PARA RELLENAR S ONETOS En el primer cuarteto del soneto nombrarás a la cosa titulada. Luego tres adjetivos, luego nada… y está relleno ya el primer cuarteto. Después le harás preguntas, indiscreto, o le apostrofarás con lengua airada y tendrás hecha ya media jornada sin haber hecho nada por completo ¿Ves que sencillo? El tema e lo de menos. Lo importante es que estén los versos llenos de vocablos sonoros y exquisitos. Loa antiguos, los pobres, ignoraban esta fórmula simple y procuraban volcar, ingenuos, su alma en sus escritos. COLOFON Los huesos de Melkart, pencas del drago, las calles de Morón, la sal del Puerto, los mármoles de Roma al descubierto y el cuerno zurdo de Angulema aciago. La u va balbaina, el dátil de Cartago la aceituna de Itálica, el concierto de Bécquer vivo con Veragua muerto norasanta parieron el estrago. Un cráter general, dos ascuas puras, una lira de alfanjes berberiscos y un mar que se desangra por sus poros. Desde entonces las brasas son oscuras; la muerte, hermosa; dulces, los mordiscos; los hombres, dioses y los toros, toros. PUÑ ETO Vengan a mí los solos de la vida, solos de con trabajo y contratiempo; las flautas broncas vengan a mi templo que vamos a armar una escabechina.

Descontentos a mí, fuera sordinas. Predicaremos con el mal ejemplo y arda Troya, se hunda el firmamento, que nada va a perder quien ya es ruina. llamo porque, aunque a solas, me sospecho que ha de haber otro páramo, otros pechos semejantes o más que este alma en pena. Lloremos fuerte y a la una, al menos agriaremos la cena de los buenos saldrán a vomitar y eso consuela. PROHIBIDA LA S ONRIS A En fin, que la sonrisa es un pecado mientras alguien suspire a nuestra vera y pues suspiros es la tierra entera no hay rincón que la reír esté vedado. No olvidemos que el mundo está incendiado y no de amor tal mente es esta hoguera: hijos del hombre van, sin madriguera, echándose a morir por cualquier lado. Por algo puso Dios los lagrimales y el pañuelo inventó tras los pañales: ordenados estamos para el duelo. Los que quieran reírse que se vayan porque no son de aquí…Todos se callan… ¡Ni un solo corazón levanta el vuelo! ES TO DEL TIEMPO Esto del Tiempo es para acabar loco. Se piensa y no se acaba. Se nos queda la frente entre las manos, mientras rueda a su muerte la vida, poco a poco. La frente entre las manos y me toco la sangre andando con su andar de seda. Me estoy jugando la única moneda y en ella el corazón. Si me equivoco… Será cosa de andar, de darse prisa. O acaso de esperar… ¡Oh la indecisa lucha del hombre contra el pensamiento! Burro vedado en torno de su noria

con cadenas de sangre y de memoria: Hombre amarrado al potro del momento. LEYENDO UNAS CARTAS VIEJAS El corazón aquí y aquí se estuvo… Y aquí también…Y aquí…¡Qué hartón de vida tirada por los bordes de esta herida en qué otro corazón que me sostuvo! Recuerdo arriba, adentro, me entro, subo, leyendo, yendo en letra conocida por un ayer que se me desolvida hiriendo al desandar cuanto se anduvo. Aquí se tuvo el querezón y pace, cordial, cárdeno eral de sangre y yace sobre, bajo este trebolar, difunto. Una carta el vivir nunca acabada, entinta, veniazul, desaforada, que data y firma Dios y pone punto. S EQUERO Ya están replantonando la lechuga, devastando la almáciga de menta. Ya se quebró el yelor. Hazte la cuenta que viene abril mullendo su jamuga. Ya el cogollo mollar se desarruga y Dios en la albitana canta y cuenta su cuento y su canción. Ya la osamenta recorta de los brécoles la oruga. Todo se cuelga para tu llegada; barroquizan las vides su arabesco y afelpan los albérchigos sus teces. S ólo en mi dentro no florece nada. S ólo yo ni me espigo ni me crezco por ti ni por tu abril como otras veces. FRUTA Qué sabes tú las llamas qué tú llamas ni a cuáles precipicios precipita tu volumen frutal, tu olor de cita, tu sangre en forestal rumor de ramas.

Tú vas y no te ves, te me derramas y no te mojas tú, sólo en mi cuita, un verdor de delfines me visita y se deja en tus peñas sus escamas. Risueñamente tú, como si nada, me retienes el látigo moreno de mi mano en la nata de las tuyas. No la sueltes que está, desorbitada, amagando en le lampo de tu seno un trallazo de garfios y de puyas. ES TO ES AMOR QUIEN LO PROBO LO S ABE Esto es amor, lo noto por la aroma. Me da en el centro, túmbame y me eleva y en andas de su vuelo tráeme y lleva y en gustos de su azar me deja y toma. Bien me sé yo el sabor, la añeja poma retoñada a un milagro de la gleba. Pero qué vieja ya, pero qué nueva al ventanal la faz que la alma asoma. Si esto no fuera amor, no me tendría, tan niño ya, tan viejo todavía, naciendo y me muriendo de este modo. Que él y nada más que él ignora y sabe y cabe la alma en él y en la alma cabe, virgen amor después y antes de todo. PAS ION AS UNTA Asumiste mis túrdigas de ganas, estas agrias piltrafas del deseo y con ellas erguiste un mausoleo donde dan tierra a tantas y tan vanas protuberancias de vapor. Lejanas se apagaban las hebras del zureo y en su vez nieves músicas de Alfeo paliaron la adustez de mis besanas. Albañila de mí, remendadora de cuánto siete del amor, de cuánto zancajo de penuria y carestía. A saco entraste por mi azar y ahora

soy tan cosa de ti, me has hecho tanto que ni e decente que te llame mía IMPRECAC IÓN Vergüenza te debió quemar la cara hacerme el tanto daño que me has hecho. Yelo se te debió cuajar el pecho y un bieldo al corazón que te ensartara. ¡Tenerme seco a menos de una vara de tu abundoso chorro satisfecho y dejarme rumiar la del despecho ceniceña pastura que acibara! Tuviera yo la mano que no tengo para ceñir mi cinto a tu cintura e hiciérate llorar, que no te hago. Que todo esto me pasa por que vengo con el halago de ti de mi ternura y no eres fiera para mucho halago. LA MIS ERIA D E AMOR “Cuando me paro a contemplar mi estado” de varón solitario y aterido, lágrimas que no salen se hacen nido en el ojo interior de mi costado. Allí se me oscurece y en recado de escribir se convierten. Las expido del corazón en forma de sonido y me vuelvo a sangrar del otro lado. ¿En qué parte el amor, ese que dices que eres, Señor, y somos? ¿Por qué vena la sangre que jubile y satisfaga? Pedigüeños hambrientos, infelices lazarillos del brazo de la pena, eres y somos una pura llaga. RECONOCE S U DEUDA PARA CON LA AMADA Tengo deudas de ti, te debo tanto que al verte andar me paso a la otra acera. Te debo aquella sangre, la primera, este niño, aquel verso y ese llanto.

La pluma, la palabra con que canto, la saliva, la tinta, la salsera, el tierno pan del pecho y la cadera, el amor, el amor Dios sabe cuánto. S oy tan de ti, me siento tan contigo entrampados de amor hasta los huesos que por ver de pagar me he puesto en venta. Pregono el verso y vendo cuanto digo. Abierta está la caja de mis besos y no me quieres tú pasar la cuenta. DICE LA MIS TERIOS A ADECUACION ENTRE S U AMAD A Y S U CARENCIA Eres tan grande como mi carencia, tan imponente como mi agonía, tan nada tuya como toda mía y tan, como yo culpa, tú inocencia. Se me ve a tu través, tu transparencia le otorga resplandores a mi umbría. Por llenarte de mí, quedas vacía o plena cundes contra mi indigencia. Cómo encajas en mí, cómo es mellizo tu amor gigante de mi amor enano, misterios son de gracia, que no azares. Pregúntaselo al mismo Dios que hizo tu pecho a la medida de mi mano y el tamaño de mi sed con tus mares. CANTA AQUEL PUNTO DONDE NACEN LOS PECHOS DE S U AMADA Aquí donde se rompe tu belleza en dos orbes suavísimos e iguales, donde pregona amor con voces tales que se me yergue la naturaleza, aquí, donde parece que tropieza contra tu bulto Dios roto en cristales, déjame apontocar los tres puntales del corazón, la mano y la cabeza. Corazón que se acuerde con el tuyo, mano perpleja entre una y otra cumbre, cabeza en tanta pluma derrumbada.

A ver si el pecho rinde en ti su orgullo, si la mano se pierde en tu costumbre, si te aprende la frente de almohada. NO S E ATREVE A C REER QUE S U AMAD A PAD EZCA, COMO EL, DEL MAL D E AUS ENCIA ¿De veras tú también? Quiero y no quiero creérmelo y creer que no ardo solo. ¿No es leyenda piadosa? ¿No es como lo de la cigüeña o el ratón casero? Si no es cuento de amor, si es verdadero, corro al laurel ya mismo y me aureolo y en tu fervor de votamente inmolo tres palomas, dos mirlos y un jilguero. Y hago más, cojo el verso y lo abarquillo para mandarte un corazón urgente con un beso postal sobretasado si es verdad que tan mal y tan cuchillo y como yo de irresistiblemente te desangras de amor por el costado. DEL PERRO INS OS LAYABLE Y DE S U PAN PREC IS O Tienes razón, el alma sobre todo; pero detrás, el cuerpo insoslayable. Por una vez perdona que te hable de verdad, a mi gusto y a mi modo. Estamos amasados con el lodo mismo de Adán, parduzco y deleznable, pero también, oh cándida, inflamable, cáustico y más con la avidez del yodo. Ladra un perro de sangre por las venas. Pide su pan y tensa las cadenas y nos crispa el silencio con su aullido. Démosle, pues, para que calle y coma, y alcémonos después, cóndor, paloma, mientras él queda a nuestros pies dormido. EN QUE CONS IS TE S ER ES PAÑOL Llamamos español a este agrio modo

de entendernos, de no entendernos, vaya. De alzarnos cada cual, cerro o muralla, contra nosotros y otros, contra nada. Español este andar codo con codo para la cena… y para la batalla. Este cariño matador que estalla salpicando en redor lágrima y lodo. Tú quieres una España más alerta, Juan más cerrada, Pedro más abierta y entre todos la mecen en sus brazos. Tantos amantes de una dama sola, sabemos sólo amar “a la española”: matarnos y morir por sus pedazos. AS UNTA MIA Sentirte envejecer. Ver como el seno declina su turgor y aprueba el día, cada vez más del páramo y más mía comprobarte mujer, gloria del heno. Pero amor, cada vez más y más lleno, mientras cribando va tu anatomía te me abre, cada vez, más la franquía, la donación, el alma, el intraseno. Aquella espiga y rosa tuyas, bellas, se han transcendido y son, las mismas, ellas, cáliz del corazón, tallo de altura. Oh, cómo en tanto el cuerpo se despide, el Dios se asienta: olvido impide y pide alas de eternidad, paz sin fisuras. AMOR ES LA RAZON No hay más razón que amor ni hay más salida por la tangente: todas interiores. Dios habló de tinieblas exteriores y el truque –yo por ti- mueve la vida. Hay que rasgar la cápsula encogida que nos define y nos da fin. Mayores cuanto más damos somos y mejores. Quien se niega a la entrega se suicida. Estás en los demás aunque no quieras

y los demás en ti y aun Dios en todos trascendiendo tu nada con su abismo. Cuando te das se funden las fronteras y recibes muy más de todos modos. Pues todos son a darte y aun tú mismo. TRIPTICO DE LA LIBERTAD Pero, puesto que van estos renglones dando cuenta de un algo que transita ¿será cosa de auparse en la infinita solemnidad de las constelaciones como estrella mayor del mar? Millones de otras me ven brillar. Una me invita a guiñar a compás que necesita otra de espejo de especulaciones. S oy libre. Claro que soy libre. Claro que lo soy, pues que sigo, pues que paro según me da el amor, según me suda. Libre y capaz, y tanto; que me fundo en libertad, y en libertad me hundo como un dardo en el centro de mi duda. HAMBRE Y S ED TENGO Quien se resigne a perecer del todo perezca noramala, yo protesto si no hay nada mejor detrás de esto. S oy algo más que un salpicón de lodo y, pues que soy, seré. No me acomodo a jubilarme y a ceder mi puesto de aprendiz de inmortal. Con Dios me acuesto y con Dios me he de alzar codo con codo. Deje de ser quien a ello sea conforme; no haya más vida para quien más vida no necesite. Yo si necesito saciar mi sed desaforada, enorme, de eternidad, mi hambre desmedida de infinito elevado al infinito. TEJADA Y GUZMÁN, LUIS Córdoba. Argentina 1.604 – 1-680

Descendiente de Teresa de Jesús y una bisabuela india. A S ANTA ROS A DE LIMA Nace en provincia verde y espinosa, tierno cogollo, apenas engendrado entre las rosas, sol es ya del prado, crepúsculo de olor, rayo de rosa. De los llanos del alba apenas goza cuando es del dueño singular cuidado, temiendo, se la tronche el rudo arado o se la aje mano artificiosa. Mas ya que del cairel desaprisiona la virgen niña, previniendo engaños, la corta y pone en su guirnalda o zona. Así esta virgen tierna, en verdes años cortó su autor, y puso en su corona: ¡oh, bien anticipados desengaños! SONETO -Madre, esta pura sangre que me diste cuando me concebiste y me criaste, que hoy por el hombre se derrame y gaste es justo, pues para eso me pariste. -Hijo, aun paso ya tu pasión triste dentro del alma mía que creaste, ¿por qué también de ese sangriento engaste a mi cuerpo partícipe no hiciste? -Porque si cuando yo tanto me humillo al dolor, a la afrenta y al tormento tu cuerpo en mi pasión me acompañara, no hiriera tu alma con tan cruel cuchillo, que es el mayor dolor que ahora yo siento, y este dolor a mi pasión faltara. TEJEDA N ARANJO, PATRIC IA Chile. Siglo XX. Académica de la Lengua Chilena. Poeta hallada en Internet.

A VEC ES MAR Casi en sopor de líquida balada avanza blandamente a las arenas, casi en silencio, sin rumor apenas, su inclinación de agua resbalada. Casi se escucha, bajo el mar hilada, el alga despeinando sus melenas y de la luz, las más claras faenas profundizan la inda delineada. Ya casi cuerda, el agua en el sonido, la ola, ritmo, en la canción que nace de lo hondo librando cada amarra. De pronto algo, el aire detenido: el golpe solo con que el mar deshace su balada imposible y su guitarra. TEJEIRO, J. OMAR Bolivia. Siglo XX. Religioso. Poeta halado en Internet.

¿A DONDE VOY JES US ? Este dolor, Señor, que llevo adentro, como un tirano cruel, me aprisiona; ¿A dón de voy, Jesús? Mi alma sola no encuentra otro refugio, que tu templo. ¿Por qué mi amado Dios, tan doloroso, y tan negro el camino señalado? ¿Por qué, Señor, si tú vas a mi lado mi sendero no tornas en hermoso? Asó oraba yo, al S eñor, agonizante anhelando morirme entre tus brazos, y entonces vino Él a interrogarme: ¿No prometiste, ayer seguir mis pasos? ¿Por qué hoy te resistes, a imitarme? Y allí me consoló con un abrazo. TEJERA, N IVARIA Cuba. Siglo XX

RES ONANCIAS Indefinible como el viento y trunca: así es esta canción de mi silencio. Una amargura que concluye en sueño; un desamparo que nació en penumbra... Inexorable como el sino y turbia: así es esta emoción de mi destierro. Afán de olvido que define: ¡Pierdo! y remembranza que responde: ¡Busca! Indefinible, inexorable y lenta... Una nostalgia que musita: ¡Duda! Así es esta canción que se silencia. Un sueño que concluye en amargura. Un hondo hastío que suplica: ¡Deja! Una esperanza que me dice: ¡Nunca! COMPENS ACIÓN

He renunciado a ti, dulce imposible; visión de lejanía que cruzaste, y a mis blancas auroras inspiraste como un sueño de amor indefinible. He renunciado a ti, ¡no era posible! De un negro desengaño regresaste, y en un surco de sombras sepultaste para siempre mi anhelo irredimible. He renunciado a ti, y esto me asombra: a ti, rara visión, nefasta sombra; a ti, culminación de mi embeleso, y..., sin embargo, siento, resignada, no el descontento de la retirada, sino el placer extraño de un regreso... TEJERA D E LA MOTA, FRANCIS CO VICENTE Caracas. Venezuela. 1.738 Universitario, Político y Poeta. Hallado en Internet. EL ABORTO

¡Oh tú, infeliz, que sin nacer moriste, confusa unión del ser y de la nada, infausto aborto, prole aun mal formada, que del ser y el no ser despojo fuiste! Tú, que de un crimen vida recibiste y de otro crimen muerte acelerada, de amor obra funesta y desdichada, y víctima de honor infausta y triste. Deja el tedio calmar que me intimida, baste a mi corazón compadecerte, sin que aterres mi pecho parricida. Dos tiranos juzgaron de tu suerte: Amor, contra el Honor, te dio la vida; Honor, contra el Amor, te dio la muerte. TEJON RODRIGUEZ, JUAN Málaga. 1.833 – 1.894 Poeta y escritor. Residió varios años en Madrid. FIN DE S IECLE En cafés, en teatros y hasta en misa la enferma sociedad se agita y miente, oculta su pensar gozo aparente, disfraza sus afanes la sonrisa. Es su marca de fábrica o divisa “Moralidad” impresa en cada frente, y la soberbia márcala en su ambiente y la ambición la impele a toda prisa. Bacterias psicológicas letales son la astucia, la envidia, la impureza multiplicando en su organismo males. Y como el corcho oprime la cerveza, conveniencias hipócritas sociales taponan hoy del hombre la cabeza. TELLEZ GIRON, PEDRO Osuna. Sevilla. 1.574 – Madrid. 1.624 Tercer Duque de Osuna. Militar y Poeta.

SONETO ¡Oh si las horas de placer durasen como duran las horas del tormento! ¡Oh si, como se van las del contento, las de pesar tan presto se pasasen! ¡Oh si en algo los tiempos se mudasen, de mal en bien, siquiera algún momento, o, ya que no se muden en su intento, en aumentarnos el dolor cesasen! ¡Oh si el mal se midiese con la fuerza del que padece su trabajo fiero, o fuese el sufrimiento cual la pena! O, ya que no hay quien la desgracia tuerza, un daño no nos fuese mensajero de mil, a quien, viniendo, nos condena. TEMPERADO (S EUDONIMO) España. S iglo XX. Poeta hallado en Internet. SONETO DE LA TRIA Fuera vida y a un tiempo muerte fuera borrar de mi memoria tu figura: vida, por escapar a tu tortura; muerte, por no esperar tu dulce espera. Tenerte en el recuerdo, verdadera, es sensatez y es a la vez locura: sensatez, por gozar de tu hermosura; locura, por cegarme en tu ceguera. ¡Paradoja de opciones delirantes! Si te olvidara, fuera un muerto vivo; recordándote, soy un loco cuerdo. Pero el olvido, no. Prefiero antes que de la muerte viva ser cautivo la loca sensatez de tu recuerdo. TEMPORELLI, MAN UELA Madrid. 1.956

Poeta hallada en Internet. Pertenece a C.C.O.O. SONETO Imaginé su tacto, me refugie en el sueño que traía ilusiones de niña enamorada. La humedad de los cuerpo ardía y, embargada, busqué con la mirada urgencias de mi dueño. La pasión de sus labios abrasaba mi ensueño, el carbón encendido penetró en la morada, se iluminaron pronto las luces de alborada. Mi ser, jardín de espera, parecía pequeño. Ya comienza el ascenso: Subid a la locura. El éxtasis es pleno. Volad en rededor. Cerrar todas las puertas, que no entre la cordura, gritad a todo el mundo que conocí el amor. Y, si acaso pretenden matar esta ventura, decidles que no pueden, soñando no hay dolor. TENA, ALFONSO PEDRO DE Sevilla. España. Siglo XX. Poeta hallado en Internet. SONETO Polvo sin más, ceniza de individuo calcinado en los tumbos de la vida, yago con el amor, qué deshabida pasión penal, qué muerto más antiguo. Lo que queda de mí, yermo residuo de lo que fue una lírica encendida, maldice al cielo entero. No hay herida más honda, ni infierno más contiguo. Polvo seré sin besos, mortecino desierto para un alma, despiadado montón ciego de versos, polvo fino majado por el tiempo, torturado por la reminiscencia y el destino fatal de no morir enamorado.

AGOS TO EN ES PAÑA Despellejando agosto, día tras día, dejando al descubierto sus entrañas de gaviota sonámbula y extraña, desovo en su interior mi alegoría. Vago por él con la melancolía tatuada en mis sentidos por España, desilusión remota y aledaña, hueso pelado ya de la utopía. Agosto es como el mar, indiferente al levante que abrasa o al sumiso vaivén de la marea. Inertemente, huero de fe, de sueño circunciso, va como yo, hundido en la corriente que a otoño llegará, no al paraíso. SONETO No habrá papel de carta que resista la avalancha de versos que contengo. Atrevido reciente, camarlengo del gozo de escribir, contrabandista de verbos y adjetivos, yo devengo de mi literatura destajista un mal salario de zarabandista y un público ligero de abolengo. ¿Por qué escribir entonces? Porque puedo donarte el corazón entre dibujos de letras y fantasmas. Con mis dedos soy capaz de dolerte y como un brujo desencanto tu amor o lo intercedo. No, no hay papel para tan hondo flujo. TENA, S ANTIAGO España. Madrid. S iglo XX. Poeta hallado en Internet. SONETO No es el calor calor sin amistad, que es el que me acompaña amor y abrigo;

por él se hace bondad el mal que digo, por él mi fantasía es mi verdad. Pues que es tu compañía mi ansiedad, tu fuerza en mí, la fuerza que persigo, mi única vanidad, saberte amigo, ser tu apoyo y tu bien, mi voluntad. No cabe falsedad en lo que es cierto, no hay paz sin fe en la paz, ni fe sin cielo, no hay verdad que se rinda a la desgracia, no descansa el amor después de muerto. Al abismo mayor, mayor la audacia, invencible el valor constante el celo. TENORIO, ROGERIO Colombia. Buga. 1.921 Poeta hallado en Internet. TEMPLA EL C IELO LA CUERDA LUMINOS A Templa el cielo la cuerda luminosa de una lumbre temprana, sosegada el alba por el trino constelada, baja al húmedo mundo de la rosa. Hay un casto temblor en cada cosa. La vida, como el agua en la cascada, no quiere descender y vuela airada con infantilidad de mariposa. El ave, el buey y el árbol se perfilan sencillamente puros, y destilan en la mañana un goce transparente. El corazón arrodillado reza. Y la tierra se inunda de belleza de nadie sabe donde, lentamente. ES TE DOLOR DE AMAR Este dolor de amar, quien lo dijera sencillamente cual se nombra el vino, con palabras que sepan su destino como el leño quemándose en la hoguera. Decir la pena exacta y verdadera

sin que se manche de amargura el lino de nuestra propia voz, y cristalino, regrese el eco cuando el grito muera. Alquitarando el llanto no vertido, hallar la esencia del dolor vivido en el duro ejercicio del amor. Y regresar como quien vuelve apenas de un viaje nocturnal, y a manos llenas recoge su cosecha de dolor. PATRIA D E MI CANCION Patria de mi canción, corazón mío, medidor de mi angustia y desconsuelo; lámpara en la penumbra del desvelo, principio y fin de todo desvarío. Cauce sangriento que contiene un río que ignora donde va; ángel sin cielo, ave sin árbol, corazón, tu anhelo, es todo tu principio y tu desvío. Timonel sin timón, mañana oscura, caracol en el mar de la amargura, estás cansado, sin haber vivido. ¡Corazón! ¡Corazón! Ala sin ave, te dormirás sin descifrar la clave de la desigualdad de tu latido. LLEGO COMO LAS COS AS CONOCIDAS Llegó como las cosas conocidas; como el viento, la nube o la mañana. Trajo una voz sencilla de campana y frescura de tierra removida. Un espejismo de celeste vida soñaba la comarca virgiliana de sus ojos. Ni casta ni liviana; era sólo una planta florecida. Fue una rosa con alma ruiseñora. Era como se dice: “una pastora” y los rebaños no los conocía. Fue tan sencilla su pasión, que apenas comprendió que el amor causaba penas,

sufrió la pena de olvidarme un día. EN EL LIMITE GRIS DONDE TE MEC E En el límite gris donde te mece suavemente la brisa del olvido te agitas vanamente, cual dormido niño, soñando que su cuerpo crece. La flecha del recuerdo no aparece clavada en el lindero conocido; tengo pena de estrella que ha perdido el lago en que su lumbre se florece. Con este amor y olvido marinero, en la orilla del tiempo no te espero anclada en mi horizonte de alegría. Fuimos todo en la vida y nada fuimos. Felices nos amamos y partimos felices, porque nada nos unía. MUJER COMO PALMERA ES TREMECIDA Mujer como palmera estremecida. Intacta rosa en aptitud de espera. Paloma en vuelo ciego, reverberas al fuego de pasión en ti nacida. Concéntrica, angustiada, definida, tu sangre en raudo pugilato impera sobre tu voz, y está tu cabellera por las manos del aire sostenida. Exacta en la elación. Equidistante entre cielo y arcilla. Ya delante del límite del sueño estás viviendo. Misterio de mujer esta que mira, y que mirando sin cesar no mira más que a su propio corazón latiendo. VENGO DES DE LOS LINDES DE TU AUS ENCIA Vengo desde los lindes de tu ausencia. Borracho con el vino de tu olvido. Vengo a buscar lo que dejé perdido al ir tras de tu amor sin mi conciencia. Ya probé el amargor de tu experiencia.

Está ronca mi voz y defendido mi corazón, que sin querer se ha hundido en el abismo de la indiferencia. De tanto recordarte estoy cansado, y por tener el pecho atormentado olvidé la canción con que te amaba. Vete con tu clamor, que yo entre tanto, haré un collar con perlas de tu llanto que colgaré a mi puerta como aldaba. MUJER CERCAN A Y MIA Mujer cercana y mía. Pensativo lirio que mi palabra no conmueve. Con tu aptitud la bestia no se atreve y sé que por vivirte no me vivo. Te estás bebiendo toda la ternura que nace de ti misma. Te circundan anillos de silencio, y se le inundan las manos de arroyuelos de dulzura. Llueve música, luz y poesía; y un horizonte de melancolía limita esta mujer que ya comprendo. Se aclara la penumbra de tu vida y miro, al contemplarte conmovida, el ángel que en tu pecho está naciendo. S I UN BUEN DIA ENCONTRARA EL S ENTIMIENTO Si un buen día encontrara el sentimiento que traduce las claves de las cosas, el alma iluminada de la rosa limpia de arcilla y turbio pensamiento, no tendría la sangre este ardimiento tan terrenal, y abeja rumorosa sería mi voz y no la borrascosa y sibilante víbora que siento. Castidad de mañana en primavera sentiría el corazón si consiguiera hacer sencillo y diáfano su canto. Ya no sería semilla de amargura, ni surco do germina mi pavura

brotarían las rosas del espanto. NO HE PODIDO EVADIRME D EL PAS ADO No he podido evadirme del pasado y es falsa esa ilusión que pretendía restaurar lo que no ha cicatrizado, que perdura y lastima todavía. Y esta muy triste historia ha terminado. Maestría en olvidar ayudaría apagando carbones que han quedado y que una ligera brisa encendería. Todo tiene su tiempo bajo el cielo tiempo de pena y tiempo de cantares no agregues pesadumbres a tu duelo. Y aprende la lección del peregrino que aligera su fardo de pesares poco a poco… a lo largo del camino. ELLA ES TA ALLI, EN LA S ALA DE ES PERA Ella está allí, en la sala de espera. Blanco traje ilumina su figura que destaca su clásica cintura y adorna su cuidada cabellera. De pie, con la esbeltez de una palmera, se mueve suave, paso sin premura callada… que no advierten su hermosura, así por ser tan bella… padeciera. La fila de abordar se mueve aprisa. Ella, que nuestro asombro conocía, nos mira y nos regala una sonrisa. Cada quien se pregunta en su cabeza: si lo que vimos fue una fantasía o si puede existir tanta belleza. SONETO Esta hora quebrán dose en instantes sobre el mundo y su angustia desolada, esta plena conciencia de la nada, le da al dolor dureza de diamante. El corazón padece el flagelante

sopor que me circunda. La cascada de mi sangre es más alta, y la anhelada ilusión de olvidar, se hace distante. Y el amor, renacido de repente, crece sobre el cadáver de la tarde grabándose recuerdos en la mente. Huérfana el alma, siéntese cobarde ante este olvido que al dolor ofrenda una ausencia más cierta y más tremenda. TEOTICO, JOS E R. Isla de Luzón. Filipinas. Siglos XIX – XX. Periodista y poeta hallado en Internet. PES IMIS MO Vivir es condenarse a eterno sufrimiento, llorar continuamente sin encontrar consuelo, buscar con ansia loca el goce de un momento teniendo el alma llena de amargo desconsuelo. Rimar todo un poema entero de dolores, cruzar todo un sendero sembrado de amarguras, y, entre penas y llantos y amargos sinsabores, gustar de un trago toda la hiel de las torturas. Y si el vivir es sólo sinónimo de pena, ¿por qué nos crió el hado y luego nos condena a una existencia triste, penosa y dolorida? ¿Es que tal vez el hombre no es digno de otra suerte y así que tiene siempre el dolor y la muerte por los únicos polos del eje de su vida? MATERIALIS MO ¿El hombre es un conjunto de espíritu y materia? ¡Combinación que pasma! ¡Dualismo que contrasta! Para explicar la vida con toda su miseria, el espíritu sobra, pues la materia basta. La vida es el producto de todas las funciones de la materia sola. El alma es la quimera, que vive entre las nubes y se harta de ilusiones hasta que se disuelven en la hora postrimera.

En vano me resisto a toda esta evidencia. El espíritu es nada, la materia es potencia que sostiene y engendra las funciones vitales. Al hombre, por lo tanto, le basta la materia para explicar la vida con toda su miseria, con todos sus quebrantos y con todos sus males. EXCEPTIC IS MO Yo fui en un tiempo ido fanático creyente que sólo profesaba católica doctrina, teniendo como norma la ley omnipotente, teniendo como pauta la voluntad divina. Después, el golpe rudo de un brusco desengaño mostróme cuán amarga es la verdad desnuda, y uniendo con lo cierto el dolo de un engaño plasmé nuevas ideas, y germinó la duda. Entonces dudé siempre de todo cuanto existe, y dudo todavía de lo que hasta hoy persiste, de lo veraz, incluso de lo que palpo y toco. Y tanto ya he dudado, que a concernir no alcanzo si en el mar de la vida, con mi bajel avanzo como un hombre juicioso o como un hombre loco. TERAN, ANA ENRIQUETA Venezuela. Trujillo. 1.918 Escritora y Poeta. SONETO DEL DES EO MAS ALTO Necesito un anillo delirante para la oculta sombra de mi mano, un archivo de mar para el verano y documentos de agua suplicante. Para mi mano un riguroso guante de piel de tiempo y pensamiento vano y la mesa de juego donde gano contra la muerte mi color menguante. Una sortija de algas con países y lenguas diferentes, con nocturnos bisontes y cuadernos vegetales;

para mi mano los rebaños grises, las edades de tactos taciturnos y el pulso de los secos minerales. SONETO Ciega intención de mármol desafía todo aquel sollozar y aquella ausencia. ¡Si el día retornara a su inocencia, qué fatiga de bien la de ese día! Recobrada pasión que no se fía de la engañosa fuerza de sus esencia; muro de rebeldía su presencia me guía paso a paso y me extasía. ¡Ay! S i la rosa siempre rosa fuera y no mancha profunda y sometida desde la parda tierra al manso cielo, ¡ay! ¡si la rosa siempre rosa fuera y no brisa de sangre suspendida desde la savia hasta su rojo vuelo! TERMIÑON VALENZUELA, GABRIEL D E España. S iglo XVII. Poeta hallado en Internet. SONETO A DON MIGUEL COLODRERO DE VILLALOBOS , POR S U LIBRO “RIMAS ” Con él que así lo fue a la Ninfa ingrata, (más por rigor seguida que por vella) y en amada opresión afectos sella, que oyó piadosa, si animada, plata. Emula Euterpe al hado que dilata lauro al dictamen culto de tu estrella al que idolatra Delo, se querella, ínstale, y premio te previene grata. Consíguelo, y gozosa con las flores varias, de que fecundas nuestra España, mas (o Miguel) adornan tu cabeza. Honor que se merecen tus primores, si torpe emulación, crítica saña vanas inquieren la menor tibieza.

TERRAZAS , FRANCIS CO DE México. 1.540 - 1600 Considerado el primer poeta que publicó versos en en la América Española. Hijo de un mayordomo de Hernán Cortés. El propio Cervantes tiene elogios para él en “La Galatea” (1.584) SONETO Dejad las hebras de oro ensortijado que el ánima me tienen enlazada, y volved a la nieve no pisada lo blanco de esas rosas matizado. Dejad las perlas y el coral preciado de que esa boca está tan adornada; y al cielo, de quien sois tan envidiada, volved los soles que le habéis robado. La gracia y discreción, que muestra ha sido del gran saber del celestial maestro, volvédselo a la angélica natura; y todo aquesto así restituido, veréis que lo que os queda es propio vuestro: ser áspera, cruel, ingrata y dura. SOÑÉ QUE UN A PIEDRA ME ARROJABA S oñé que una piedra me arrojaba quien mi querer sujeto así tenía, y casi ya en la boca me cogía una fiera que abajo me esperaba. Yo, con temor buscando, procuraba de dónde con las manos me tendría, y el filo de una espada la una asía y en una yerbezuela la otra hincaba. La yerba a más andar la iba arrancando la espada a mí la mano deshaciendo, yo más sus filos vivos apretando... ¡Oh, mísero de mí, que mal me entiendo pues huelgo verme estar despedazado de miedo de acabar mi mal muriendo!

SONETO ¡Ay basas de marfil, vivo edificio obrado del artífice del cielo, columnas de alabastro que en el suelo nos dais del bien supremo claro indicio! ¡Hermosos capiteles y artificio del arco que aun de mí me pone celo! ¡Altar donde el tirano dios mozuelo hiciera de sí mismo sacrificio! ¡Ay puerta de la gloria de Cupido, y guarda de la flor más estimada de cuantas en el mundo son ni han sido!, sepamos hasta cuándo estáis cerrada, y el cristalino cielo es defendido a quien jamás gustó fruta vedada. A UN A DAMA QUE D ES PABILO UNA VELA CON LOS DEDOS El que es de algún peligro escarmentado, suele temerle más que quien lo ignora; por eso temí el fuego en vos, señora, cuando de vuestros dedos fue tocado. Mas, ¿viste qué temor tan excusado del daño que os hará la vela agora? Si no os ofende el vivo que en mí mora, ¿cómo os podrá ofender luego pintado? Prodigio es de mi daño, Dios me guarde ver al pabilo en fuego consumido, y acudirle al remedio vos tan tarde: Señal de no esperar ser socorrido el mísero que en fuego por voz arde, hasta que esté en ceniza convertido. RAYENDO ES TAN DOS CABRAS … Rayendo están dos cabras de un nudoso y duro ramo seco en la mimbrera, pues ya les fue en la verde primavera dulce, suave, tierno y muy sabroso. Hallan extraño el gusto y amargoso, no halan ramo bueno en la ribera,

que –como su sazón pasada erapasó también su gusto deleitoso. Y tras este sabor que echan de menos, de un ramo en otro ramo van mordiendo y quedan sin comer de porfiadas. ¡Memorias de mis tiempos dulces buenos, así voy tras vosotras discurriendo sin ver sino verduras acabadas. TERRE, LEONARDO G. Cuba. Siglos XIX –XX Poeta. TRÍPTICO A LO IMPOS IBLE VIS IÓN CREPUS CULAR Por la amplia avenida que sombrea la recta hilera de verdosas frondas, el auto, velozmente, zigzaguea en una loca sucesión de ondas... El mar se extiende, en el confín lejano, como una copa azul, tornasolada; y en el éter semeja un aeroplano un águila caudal agigantada. El sol se pliega –huyéndole a la nochecomo un gran abanico, rojo y gualda, en el zafiro inmenso del poniente.; mientras que, haciendo de mi amor derroche, al rozarme la seda de tu falda, te beso, con los ojos, locamente... EN EL “PARQUE JAPONÉS ” Cabe el amplio terreno sin cultivo, cruzado por soberbias avenidas, el “Parque Japonés” yérguese, altivo, como un girón de antigüedades idas... Una cúpula ofrece su estructura de exótica y magnífica belleza; y, en tanto que contemplo tu hermosura, mi corazón, devotamente, reza...

Lugar de ensueños, para ensueños hecho: aquí las frondas de verdor constante y el césped más allá, fresco y lozano y mullido a la vez cual blando lecho... ¡Vivir aquí, vi vir eternamente, contigo y con tu amor... como un hermano! A “LA IMPOS IBLE” ¿Qué encanto tienes en los labios rojos, en los cabellos rubios y rizados, y en esos claros y rasgados ojos misteriosos, lascivos, imantados...? ¿Qué encanto tienes, di, que así iluminas todo cuanto en tus ojos se retrata...? ¿Qué encanto tienes tú, que me fascinas? ¿Y qué virtud, que a tu rigor me ata? ¡Aléjate, mujer...! S on un martirio estos sueños de amor, torpes y raros, este afán de pasión, que me anonada...! ¡Hablarte a ti, de amor, es un delirio! S on muy bellos los mármoles de Pharos... ¡Pero no sienten... ni padecen nada! TERRERO ES CALANTE, CES AR AUGUS TO España. S iglo XX Poeta hallado en Internet. AMOR LIMITADO La cuenta regresiva ha comenzado; ya las defensas se desploman; ciego y terco comején, horada el ego las paredes del dique enajenado. Palabras en el aire respirado contagiaron la fiebre del rejuego entre el flujo exterior e interno fuego, de lava el río en la niñez formado. Mas pronto ese caudal colmó el estrecho cauce y clamó salida al mar profundo: ser uno, heterogéneo, satisfecho.

La niñez falleció y al mar no avista detrás de las defensas del submundo envileciendo su pasión de artista. TEURBE TO LON Y DE LA GUARDIA, MIGUEL Matanzas. Cuba. 1.820 – 1.857 Poeta hallado en Internet. POES IA DED ICADA A LA BAND ERA Galano pabellón, emblema santo de Gloria y Libertad enseña y guía que de Cuba en los campos algún día saludado serás con libre canto. Bajo tus pliegues cual sagrado manto, la muerte sin temor te desafía; de tu estrella al fulgor la tiranía, huye y se esconde a su cobarde espanto. Y tú, noble adalid, canto de guerra, de Patria y Libertad, alza valiente, clavando este estandarte en nuestra tierra que luzca siempre y que por siempre vibre, la espada que en tu mano es rayo ardiente, y en el mundo se oirá: ¡Ya Cuba es libre! THEO (S EUDONIMO) España. S iglo XX. Poeta hallado en Internet. SONETO PARA UN AGUJA Penetras por la tela con soltura, arrastrando tras de ti el fino hilo. Hilvanas con amor el basto filo, sembrando de mil ojos la textura. Te lanzas cual halcón que en las alturas advierte la paloma sobre el silo, quedando la modista, tras el vilo, sorbiéndose la sangre con premura. Mas, sin rabia ni odio aparente,

tú seguirás bordando el fino velo y con cien mil colores diferentes. Y a poco que tu dueña se haga ausente, tú te caes y te pierdes en el suelo, y ya no hay ojo humano que te encuentre. THEODORO, ALFREDO A. España. S iglo XX. Poeta hallado en Internet. CERTEZA ¿Cuál es el negro y misterioso sitio del final para las huellas del hombre? (Esas que borran recurrentes ripios y nuevos pasos abren, y recorren) ¿Es la región de los sueños eternos? ¿O el sueño de regiones donde el tiempo pauta con maña en sutiles cuadernos la danza de las horas en un cuento? ¿O las templadas moradas del cielo que (humanas) las ingenuas comuniones llenan de Dios su celestial desvelo? Yo creo descreer de las creencias de los finales sin final certero. Lo cierto es el andar, y la inocencia. FLAGRANTE C URIA PARA UN LEGADO VIVIENTE Oigo a mi padre dedicar sus voces (cansadas) a los muertos. Los gastados años torcieron férreas nociones del Tiempo, del Presente y del Pasado. S on para él una misma estancia. Un solo y circular patio sin horas. Gris. Devastado por la intemperancia del antes, del después o del ahora. Cae su voz entre las tibias flores en juegos de riego murmura lluvias galvanizadas. Pájaros confesores oyen su voz en la semilla rubia.

Vendrán otras mañanas, otros soles y herencia de una voz harán mi curia. TIJERINO, ORLANDO Nicaragua. Managua. 1.930 Poeta y Médico. Hallado en Internet. LA MUERTE D EL MAES TRO Cruzaste los dinteles de las brumas tras el recuerdo, infatigable y franco; iba tu alma ataviada con el blanco vestido matinal de las espumas. Has muerto... y el silencio que negabas crece tras tu palabra soberana; el aula se ha asomado a la ventana cuando sintió en su seno que tardabas. ¡Ya siempre tardarás! S onó la hora que quedará temblando desde ahora en tu reloj... ¡La hora de jamás! Adiós... hasta el recuerdo peregrino. ¡Quiera Dios que no pierdas el camino del azul, tú que siempre tardarás! VELERO Por un camino así, raudo velero, se fue mi corazón; casi tenía cuando partió, color de lejanía perdida en nebuloso ventisquero. Rumor pluvial sobre el nivel lacustre se oyó el zarpar, y de la vela arriba surgió de pronto el pabellón ilustre: un solitario grito a la deriva. Viaje feliz el tiempo te depare... No te detenga el mar de la distancia... Nada te arredre ya, nada te pare... Ve tú delante, amigo de la infancia... Pueda decir, si en la esperanza muero: ¡Sé qué llegaste, corazón viajero!

¿FANTAS MAS ? Miedo de estar tan sola por temor a los seres que por las noches, dicen, deambulan solitarios, horrorizando niños y asustando mujeres, envueltos en ingrávidos y fúnebres sudarios? ¡No!... que son los fantasmas historias ya pasadas que ocuparon la trama de olvidadas consejas, cuando, entre luz de cirio y sombras enlutadas, andaban los espectros en boca de las viejas. Con las modernas lámparas de neón se esfumaron, se fueron al olvido… Tan sólo nos dejaron vano aroma, en el aire, de vainilla y reseda… Por eso, no les tengas ya miedo; son lejanos los días en que duendes de universos arcanos a tocarnos llegaban, con sus dedos de seda. TIMONEDA, JUAN DE Valencia. h. 1.520 – 1.583 Escritor español. Poeta. Fue curtidor, librero y editor. SONETO Naufragio, no te quejes de fortuna; si de prosapia generosa vienes, entiende que sus males y sus bienes estables nunca son en parte una. Si claro ves que sin razón ninguna no rige sus mudanzas ni vaivenes, menos razón alcanzarás, si tienes poder para quejarte en su tribuna. ¿S abes de qué podrías tú quejarte con justa causa y valerosa suerte, con alegre semblante denodado, con espíritu sabio moderado? porque más presto no quiso traerte do amor, fran queza tanto se reparte. SONETO A LOS LECTORES

¿Qué buscas, sobremesa? La pru dencia di, ¿para qué? Para mis cuentecillos. ¿Aquesa? Esa que sabrá de sentillos. ¿Cómo? ¿qué viste en ella? Experiencia. Mejor buscar sería la elocuencia, que sigue, aguarda, apunta puentecillos. Sin esas dos el que querrá decillos, dirá su misma y propia insuficiencia. Por eso al decidor hábil, prudente tome de mí lo que le conviniere, según con quien tenga su pasatiempo. Con esto dará gusto a todo oyente, loor a mi, autor, y al que leyere deseo de me ver en algún tiempo. S ARAO DE AMOR SONETOS S onetos que sonais lindos primores con el papel y tinta noche y día sin comprender de quien es la porfía ¡o, cuán dichosos son vuestros autores! Porque en sólo aplicaros los errores no sabe el detractor do los envía, y el sabio que alabaros pretendía es imposible daros los loores. S onetos, no os quejeis si atrevimiento ha sido revolveros con los míos, que necesaria fue vuestra presencia. Porque con vuestro gran merecimiento y arroyo d e vuestros caudales ríos tendrán de merecer cual apariencia. SONETO Peinando la Diana sus cabellos a su querido Febo le decía: “Tú que el mundo rodeas cada día, ¿has visto mi señor otros más bellos? Tras esto hizo luego trenza de ellos de tal color, que el oro oscurecía.

y al ver que Febo no le respondía con rabia comenzó a descomponellos, diciendo: “Pues que tarda tu respuesta con la laguna Estigia te conjuro que me digas verdad”, dijo Diana. Respondió Febo: “Fuerte jura es esta, mejores que los tuyos, yo te juro los vide ayer peinar a una ventana”. SONETO Dardanio con el cuento del cayado el nombre y la figura deshacía de una hermosa ninfa que él había en mil cortezas de árboles pintado. Y con un triste gesto, y demudado, con un ay que del alma le salía “¡Ay traidora Maranta!” le decía” en quien puse mi seso y mi cuidado” Si pudiese del alma tu retrato quitar, cual de estos árboles lo quito, no harías tú mi vida ser tan corta. Mas hay cuan por demás triste me mato que lo que está en el corazón escrito borrarlo en la corteza poco importa. SONETO Por no sentir el grave mal que siento, querría ver perdidos mis sentidos, por despedir lamentos doloridos querría ver mi pecho sin aliento. Mas contemplando al fin que mi tormento suele parar en gozos muy crecidos, para mejor tenerlos merecidos querría en mí creciese el sentimiento. Busca mi mal por dónde desespere, mi grande confianza lo desvía, contrarios son los que mi alma muestra. Yo seguiré do mi tormento guía, que ya que galardón de amor no espere, honra será morir por causa vuestra.

SONETO En el soberbio mar se vio metido Leandro y de sus ondas trastornado, y menos del temor de muerte helado, que del fuego de amores encendido. Quedando congojoso, y oprimido, de aliento y fuerza ya desamparado de aquel estorbo sólo desmayado muy más que de su muerte entristecido. Habló de esta manera, mas fue en vano, echando el alma no el postrer acento con una voz cansada, y dolorida: “¡O riguroso mar, o airado viento dejarme a donde voy el llegar sano, y luego me ahogáis a la venida!” SONETO Ero, a quien mil cuidados combatían ni jamás sobresaltos la dejaban, temerosas sospechas la espantaban, pensamientos de amor la entristecían. Las altas ondas nuevas le traían de cómo a su Leandro maltrataban, y los furiosos vientos derribaban la seña y luz que sus manos ponían. Con gran temblor, y semejante pena a la orilla del mar en la mañana su Leandro vio tendido en el arena. De vivir más, perdió luego la gana, helósele la sangre en cada vena, y en un punto se echó por la ventana. SONETO Mejor, vacas, ireís sin mi gobierno, paced, seguid, corred vuestro antojos que yo no os llevaré por los abrojos por aguas turbias de perpetuo invierno. En villa rechapado, manso y tierno estando libre fuera de cardojos,

hiriéronme malgrado los mis ojos, pues yo los heriré de llanto eterno. ¡O toros muy amados, o novillos, huid de mí que estoy amodorrido, herido del amor, suspenso, ciego! Vosotros os guardáis como agudillos, que mal os guardará un pastor perdido sin seso, sin amparo, sin sosiego. SONETO Encierra, oh claro sol de hermosura, tu luz, y deja ver esas estrellas, ¿no ves que ningún modo deja vellas el grande resplandor de tu figura? Qué petición la mía, y qué locura, tu claridad extiende en medio de ellas, conozcan que ante ti son todas ellas como es ante lo vio la pintura. Si alguno contradice lo que digo, si alguno tiene falso el pensamiento, si alguno de pequeña luz se ciega, quien no tiene pasión me sea testigo, que a tu beldad, valor ,merecimiento de cuantas visto he ninguna allega. SONETO A una ninfa yo vi que se peinaba con un peine de plata de oro fino, sobre el pecho y el cuello cristalino se esparce y su blancura matizaba. Y cuando con el peine lo apartaba, se veía el cuello y pecho que es tan digno, y un rostro que mirarle es desatino pues como ciega el sol así cegaba. Volviendo sobre mí, que no fue poco, le dije: “Gracia es esta y hermosura para causar cien mil competidores. Quien cuerdo fuere, aquí será más loco, que no puede, señora, haber cordura mayor que enloquecer por tus amores.”

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SONETO Silvano y Nemoroso, apasionados, entrambos por S elvagia grandemente ante ella de rodilla humildemente le ruega cada cual por sus cuidados. Silvano con acentos entonados bien sabe querellarse tiernamente, mas Nemoroso calla el mal que siente, porque es común lenguaje de cuidados. Valer quiere Selvagia al que más pena y al otro dar entero desengaño, al que callaba en fin quiso entregarse. Tuya –dice- es pastor la suerte buena, que ese otro no padeces mal tamaño pues no impide a la lengua el publicarse. SONETO Ningún dolor se iguala al acordarse del tiempo venturoso, en desventura, y el triste que ha tenido más holgura, con más justa pasión puede quejarse. ¡O, con cuánta razón podrá llamarse dichoso el que en desdichas nace y dura! Y como si hay buen seso en aventura al tiempo que se alcanza a de llorarse. En este mundo, en fin, no hay firme estado, ni podemos tener contentamiento, porque este para el otro está guardado. Y cierto que me viene al pensamiento que Dios de tanto bien me ha derrocado por poner a los otros escarmiento. SONETO Pintor que una beldad tan sublimada, con tanta perfección nos retrataste, di como tú en mirarla no cegaste, del modo que yo en verla retratada. Si tu pintura muda y desalmada ni hay corazón que enternecer no baste,

viendo el original cómo acertaste guiar pincel y mano tan turbada. Si los ojos alzaste a contemplarla, como tuviste fuerza de bajarlos y no quedó tu vista allí prendida. Y si los abajastes por pintarla, cómo otra vez pudiste levantarlos no estando asegurado de la vida. SONETO Si el tiempo de la ausencia más penado en un continuo sueño se pasase, y si el alma por dicha no mirase con ojos de presente lo pasado. Y si la cruel memoria, el bien gozado para mayor cariño no acordase, y si la ausente nunca imaginase, sería el mal de ausencia más templado. Mas ¡ay qué grande engaño, y que hace el caso olvidarse la gloria ya pasada, si no se borra en alma la figura. Que al fin será como labrar un vaso donde está alguna imagen entallada que en lavarlo no quita la pintura. SONETO Tan claro desengaño me habéis dado, señora, en lo mejor de mi esperanza, que por no ver en vos tan gran mudanza holgara de vivir siempre engañado. Mas vos me habéis de suerte desansiado del bien en que tenía confianza, que con mis ojos vi mi mal andanza, y fui a mi muy pesar desengañado. Mortales son las señas que yo vide, tanto que si la fiesta no es llegada, en vísperas que estáis de celebrarla. Gozadla bien, pues ella así lo pide, mas ser, señora , un poco recatada, que no lo sepa yo, que he de llorarla.

SONETO La corteza de un olmo contemplaba Selvagia con dolores demasiado, do vio su nombre escrito y entallado por manos de su Albanio cuando amaba. Mas como la pastora se acordaba de cuando fue por ella desechado, viéndose así mudada, y el trocado de aqueste modo y arte se quejaba. “¡Hay triste!, ¿cómo es esto que más dura mi nombre en la corteza sin sentido que no en el corazón do fui sellada? La culpa mía fue, pues mi locura del alma me borró do escrita ha sido, también quiero del árbol ser borrada” SONETO Un tiempo fue que yo decir podía, si quiero bien, también yo soy querido, y algún día me vide tan subido, que no pensé jamás que caería. Ahora de aquel bien que poseía me veo triste ya tan decaído, que entiendo que fue bien falso y fingido y que si fue, que ya pasó solía. ¡Hay Dios, y cuánto más vale quejarse de haber sido muy falto de favores, que no poder decir: yo fui amado! Si no ved en que trance podrá hallarse quien hizo gran caudal de sus amores, y en un punto cayó de gran estado. SONETO No hay ya para mis males sufrimiento, pues tras vivir de amores más penado me dicen que es fingido mi cuidado y burla todo el daño y mal que siento. Tras tantas veras, y tan gran tormento las burlas son pesadas a un cuidado,

pues no hay mayor dolor que a un lastimado mostrarle no creer su sentimiento. Decís que burlo, creyendo otra cosa, pues harto desengaña mi figura, y no me lo mostréis por más perderme. Pero si sois incrédula y dudosa, mirad, señora, bien vuestra hermosura, y habréis por fuerza o grado de creerme. SONETO Ingrata, desleal, desnamorada, tibia, cruel, accidental, celosa, osada en desamar, y muy medrosa, querer bien a quien no sois obligada. Mirad no estéis de vos tan confiada que en ver que en tanto extremo sois hermosa, guardad que es confianza peligrosa, que habéis de amar queriendo ser amada. Direisme vos que no estáis puesta en eso mas antes deseáis que os aborrezca, que en esto tenéis vos por buena vida. Guardad que suele amor castigar eso porque la gente no se ensoberbezca para que queráis bien sin ser querida. SONETO Amor anda corrido y afrentado, porque ya el interés vence su efecto, y no le basta ya el ser perfecto para no ser de damas difamado. De hoy más pretende ser asoldadazo, y hacerse la interés tan bien sujeto, por si se le verá mejor acepto hiriendo por amores de contado. No pretende hoy más los corazones sino las arcas de los caudalosos, que así se halla el amor más verdadero. Dineros son suspiros amorosos, que es la mejor canción de las canciones, que ya no existe amor do no hay dinero.

SONETO De tu ganado y choza descuidado te veo Blas andar triste y penoso, por el áspero monte, y bosque umbroso huyendo de las gentes y poblado. No te deleita ya el florido prado, ni el trato pastoril te es ya gozoso, ni en nada de placer hayas reposo, el sólo imaginarte descansado. Te quejas de la muerte y su tardanza, diciendo que es morir un gran contento al que de vida no tiene esperanza. S ólo un remedio mi buen juicio alcanza si no quieres tener mal pensamiento, olvida Blas si puedes a Constanza. SONETO Heridiana, pastora, linda amada de Ibero un pastor que la doraba riberas del Rezín se paseaba de su querido amigo acompañada. Paróse de que estuvo algo cansada y en agua cristalina se miraba, temiendo Ibero que presente estaba que de sí no quedase enamorada. Cubrióle de presto entrambos ojos, y mil veces besándola decía: “Heridiana de hoy más ten este aviso si quieres que vivamos sin antojos, de los ríos y fuentes te desvía, no te acontezca a ti lo que a Narciso. SONETO Riberas del Danubio al mediodía con un peine de plata se peinaba cabellos una ninfa que quitaba con ellos el clarol que el sol tenía. Donde podéis pensar que sentiría un pastor que de lejos la miraba,

que sin poder llegar donde ella estaba llorando con sus lágrimas decía: “Si tantas, cuantas tú tienes cabellos vidas tuviera yo me las quitaras colgada cada cual de una de ellos. Mas bástame a quitar una con ellos de cuantas tú entonces me privaras, colgada del menor de todos ellos.” SONETO Lucientes ojos donde está encerrado el mal, o el bien que de continuo espero, cada cual es para el mundo un lucero, o por mejor decir, sol extremado. Gran dicha mía ha sido haber mirado dos soles sin cegar, o buen agüero, pues hijo soy de amor , seré heredero de todo y cualesquiera buen estado. Conoce el natural hijo, o bastardo el águila con ver que sin reparo buen rato mira al sol sin ser vencido. Y así verá el amor que pues yo tardo de ver tanto dos soles que está claro que tengo yo de ser favorecido. SONETO Gran parte de prudencia es acordarse que a un placer pesar le sigue luego, y que en hechos de amor jugáis a juego donde el perder más veces suele hallarse. Jamás dejó un gran bien mucho gozarse ni sentí sin trabajo que es sosiego, reglas comunes son, yo no las niego, mas gran pena da el mal si ha de gustarse. ¡O, cómo fui en un tiempo venturoso y anduve en el placer a rienda suelta, y sin temer pesar iba gozoso! ¡Cuán presto ha dado el bien en mal la vuelta, cuán presto me ha mostrado que es dañoso no temer el placer una revuelta!

SONETO Con vana confianza había fundado tan grandes edificios que han caído, mirándolos estoy, y estoy corrido, mas qué hay que no merezca un confiado. ¿Quién sino yo se hallara tan osado que confiara en verse bien querido de femenino amor? que al fin ha sido lo más vario de todo lo criado. Avisoos desde ahora, o amadores, los que de amor estáis algo contentos, que en mi cabeza estéis escarmentados. Pues veis que al mejor tiempo, y sin sabores me ha de venir amor con mil tormentos, estando mis sentidos descuidados. SONETO Es cierto que pensé que ya podía libre vivir de amor y su cuidado, viviendo como hombre escarmentado en ajena cabeza y en la mía. Revuelto a la razón su fantasía, a nuevo amor, amor me ha sujetado, y estoy tal que aborrezco lo pasado, sólo cuento por bien el este día. Mas con todo el amor estoy riñendo y dígole: “Rapaz, ciego, desnudo, ¿y a qué fin has querido enamorarme?” De afrenta de esto me está respondiendo: “Más bien te dan que a nadie dar se pudo, ¿y a trueque de esto quieres blasfemarme?” SONETO Una hermosura, y gracia acompañada de una avisada y cuerda cortesía, con una suave voz con armonía de que os tiene natura coronada. Un veros de melindres olvidada, con ser dechado de cortesanía,

un ver que os conocéis sin fantasía viendos tanto en linaje aventajada. Un alegría dulce, un ser sencilla, un semblante en su tiempo muy severo un buen aire de hacer cualquier cosilla. Un pensar bien lo que decís primero, con ser perfecta en todo a maravilla, son las causa, señora, porque os quiero. SONETO En un sombrío valle despeinaban sus muy rubios cabellos y escogidos muchas pastoras que con mil gemidos una zagala muerta lamentaban. Pidióles un pastor por qué lloraban, ellas con sus acentos doloridos ser muerta de amores encendidos Selvagia la pastora publicaban. Rióse entonces él del devaneo, y dijo como en burla: “¡O caso fuerte!” ¿y quién vio a una mujer morir de amores? Mas si de eso murió, lo que no creo, no la debéis llorar, pues que su muerte halló reparo y fin a sus dolores.” SONETO A LA MUERTE D E NUES TRO EMPERADOR CARLOS V La amarga, fatigosa, y dura pena que causa del gran Carlos invencible la presta despedida, es imposible contarla si dolor nos desordena. De vates glorioso la gran vena es impedida del dolor terrible, y en pena tan aguda, y tan sensible es insensible peña al que no pena. Si el gran rey celestial a Carlos daba la general terrena monarquía, universal será aquesta tristura. Y en relatar fatiga que es tan brava, los versos faltaran, y la amargura

no faltarán que aumentan cada día. SONETO Haced, señora Venus, de manera que sea vuestro hijuelo bien criado, no piense, con su arquillo puesto al lado, venir a acá a mearnos la contera. Porque yo juro a mí, si le cogiera fuera del pueblo, allá en lo desnevado, que Anquises, vuestro rufo, el arriscado, ni el puto de su abuelo le valiera. Cata que el vasallaje es muy donoso, que se ha de sujetar el más prudente a un ciego rapaz lleno de antojos. Pues yo os hago saber que, si el baboso de hoy más me hace amar, que yo os le asiente de modo que le haga abrir los ojos. SONETO Amor, pese a la puta quien os hizo. ¿En qué ley halléis vos que esté obligado de andar siempre tras vos, aperreado, sucio rapaz, mocoso, antojadizo? El pago que vos dais es romadizo, con un andar de noche enrodelado y en mil temor, a sombra de tejado, sufriendo agua, frío y mal granizo. Hideputa, traidor. ¡Quién se anduviese la noche toda en vuestro desatino, muriendo por seguir vuestros extremos! Si de vos no se saca otro interese, cagaos en vuestras flechas de oro fino, que sin vos, rapazuelo, viviremos. SONETO Señora, no tratéis de esas burletas. Cata, que es gracia, ¿y más anillos quiere? Mal año nos de Dios, si nos le diere al tiempo que no uséis de chanzonetas. Mas, como estas señoras son discretas

en querer más al que con más cayere, jamás las veis doler del que se muere, que a sola la moneda están sujetas. ¡Qué necio está al que pinta al dios Cupido desnudo, en arco y flechas inmortales, pues no hay de estos Cupidos en el suelo! Pintarlo deben, ya de hoy más, vestido, en una mano un bolsón de reales, en otra, raso, felpa o terciopelo. TINEO España S iglo XX SONETO ¡Vi tu talle y cegué: fue ver atento: pienso, admiro su gracia, su donaire, que mucho la atención me lleve el aire si los ojos me lleva un pensamiento! Del divino pincel, divino aliento, rasgo airoso galán es el desgaire, para que en él no hubiese algún desaire cual fuera dar reparo al vencimiento. Talle que el afilado corte emplea en lo interior del alma y con desmayo deja la luz y priva de sentido; si arma no es de algún Dios, no sé qué sea; será ardiente de Jove sutil rayo, más, ¡ay de mí!, que es flecha de Cupido. TIRADO Y DE PALACIO, MARIA PILAR Madrid. 1.871 – 1.950 Poeta hallada en Internet. ¡CONS UMATUM ES T! Desnudo al aire el poderoso pecho, enclavadas las manos sacrosantas; juntas y fijas las augustas plantas sobre lo tosco del madero estrecho. Así enclavado en ominoso lecho,

al cielo admiras, y al infierno espantas, cuando a la hundida humanidad levantas al consumar el sacrificio hecho. Coronada la frente por abrojos, lenta inclinas al pecho la cabeza; ya de tu sangre los raudales rojos absorbieron del suelo la impureza y al nublarse la lumbre de tus ojos nos descubres del cielo la belleza. LA PAS TIRA Lleva la falda corta, el pie ceñido, guarda el negro jubón el talle airoso, mantoncillo de flecos espumoso lucen los hombres con gentil descuido. Enriquecen el clásico prendido cruz de esmeraldas en el cuello hermoso, pendientes de dibujo caprichoso, anillos de la fe que ha prometido. Adornan ricas trenzas la cabeza que ostenta con pudor roja mantilla: y así ataviada la ideal belleza, cuando en el templo dobla la rodilla. ¡Ella es el pueblo de Jaén que reza a la Virgen, sin par, de la Capilla! TIRS O DE MOLIN A Seudónimo de Fray Gabriel Téllez. Madrid. 1.571 – S oria. 1.648 Comediógrafo y Poeta. Religioso. La mayoría de los sonetos están sacados de sus comedias Ver en la Biblioteca Miguel de Cervantes. Entrada Rápida: S onetos o Ramón García González.

TIXE, M. B. España. S iglo XIX – XX

Poeta. Publico este soneto en “la Revista Católica” de S evilla. AL RED ENTOR CAUTIVO Desde el Cielo, Cautivo del Amor, el esclavo a salvar, vienes aquí; y te prendieron en Gethsemaní los mismos de quien eras Salvador. Cautiverio, mi Bien, sufre mayor en el Sagrario, ¡por unirte a mí!... Y en Mármora, el tirano marroquí, fue luego de tu imagen opresor. ¡Oh divino Jesús, mi Amante fiel! ¡Qué me ganaste en la Cautividad corona inmarcesible de laurel! Pues Camino eres Tú, Vida y Verdad, Porque el alma sea flor de tu vergel ¡Perdónala S eñor!... ¡piedad! ¡piedad! TOLED ANO, FRANCIS CO

España. 1.932 TU DES PED IDA Te has ido sin saberte despedida, madre hasta ayer; hoy, rito de la muerte. Remontara yo el tiempo por cogerte el minuto anterior de tu partida. Te has ido sin decir al menos: cuida de esta herencia que dejo de no verte. El curso le trocara yo a la suerte por saberme gozoso de tu vida. Te has ido, como fue, presa la boca de la firme costumbre de tus años: Dios en todo, y silencio por respuesta. Te fuiste sin hablar: habla la roca de tu cuerpo –nevada sobre paños-: Vela Dios. Vedlo aquí. Su prueba es esta. TOLED ANO, LIC ENCIADO

España. S iglo XVII Poeta y Amigo de Lope de Vega A S AN IS IDRO Los campos de Madrid, Isidro santo, que entre esmeraldas vivas florecían, de gloria en vez de flores se vestían, mientras suspenso en Dios osabas tanto. Tus ojos los regaban con su llanto, que cual precioso néctar lo bebían, y alados paraninfos los rompían, para que diesen fruto con espanto. ¡O semilla de Dios, oración viva! campos vistes de galas y colores, gloria das en la tierra por tributo. Y tanto premio en tu valor estriba, que Isidro allá en tu cielo coge flores, sembrando aquí sus lágrimas, el fruto. TOLED ANO GARC IA, ALFONSO Adamuz (Córdoba) 1.947 Profesor de E.G.B. Filosofía y Letras. ETERNA PREGUNTA ETERNA Vidrio claro ante mí, tras éste: campo, sangre de nubes que la tierra bebe, un viejo viento que veletas mueve, pinceladas que en blanco lienzo estampo. Rimas de nube rota prendo y zampo en mi alma, rito eterno en tiempo breve. Llora el cristal por dentro. Ya no llueve, mas en mi corazón no siento escampo. Me duele hasta la broca de la mente de tanto barrenar la idea rancia: “Ahora sólo sé que soy presente, y luego... ¿qué seré en la Ultima Estancia?” Si hace la savia de los surcos fuente, alma, ¿qué harás en la eternal distancia?

DE OTRO TIEMPO S IN AÑOS Los pulsos y años idos son vencejos áureos piando en nuestros corazones. Un tiempo cruel trocó las ilusiones por sueños tristes y juguetes viejos. Ni la edad en que brotan los pendejos en la bruna era trajo sensaciones que vivir, ni cantares ni lecciones que olvidar. La alegría estaba lejos. Un nuevo ciclo vino a recordarnos que hicimos el camino muy deprisa. Sin ver el cielo donde cobijarnos quisimos ser la mies que el viento alisa, sin encontrar el surco en que dorarnos con sol de llanto y quemazón de brisa. ULTIMA RAZÓN DE VIDA Hay que morir para seguir viviendo, vendimiar primaveras y existencia para entregar pulpa y vital esencia al tiempo que años vienen consumiendo. Todo es dragar la fuente que fluyendo eterna fertiliza la conciencia, penetrar en el pozo d esa ausencia intangible y lejana que va huyendo mientras que el corazón hacia ella avanza. Ya solamente resta, en esta vida, inundar los sentidos de Esperanza, comprender que no habrá retorno en la ida, ni olas ni mar, cuando la tierra alcanza cualquier gaviota por el viento herida. TOMAS , MARIANO Hellín. Albacete 1.890 – Madrid 1.957 Novelista, Poeta y Periodista. EL CABALLERO AUD AZ No es este Caballero todo acero; acero el corazón, dóriga y mano

como estos caballeros del Tiziano, como estos que describe el Romancero. Más humano, llegó este caballero, a través de la vida, hasta el arcano del alma femenina, más humano, sintió los dardos del divino arquero. Amó y le amaron, conoció la airada garra del desengaño: entre sus brazos se estremeció de amor “La Bien Pagada”. Y en un divino instante de amargura rasgó su corazón, lo hizo pedazos, y con ellos forjó “La Sin Ventura”. TOMAS GARCIA, ENRIQUE Valencia. España. 1.962 Licenciado en Derecho y Filología. Hallado en la Biblioteca M. de Benidorm. AS I TE ES PERO S ólo siento que sed cuando te miro y sólo tengo hambre de besarte. Te miro en tus ojos. Busco encontrarte. Viajo mudo al país de tus silencio. Y me pierdo en el rincón de mi vacío. Y me hundo en el deseo de poblarte. Y en la laguna oscura que dejaste. En este helado lecho de rocío. Mi cama es un paisaje de recuerdos, un lugar despoblado por tu huella, un hueco que dejaste en mi deseo. Y te espero otra vez, callada y bella visitando el desierto con tu cuero. Aguardan do tu abrazo de azucenas. TOME, CES AR Lerma. Burgos. 1.956 Poeta hallado en Internet. SONETO

Quisiera ser alguna vez Granada: el último estertor de un pueblo herido y el perenne lamento del vencido enarbolando el odio en la mirada. ¿Adón de irá tu alma desolada a repoblar de sueño otro nido, Boabdil al Zagal, si ya has perdido con tu alfombra tu fe despedazada? Ocho siglos se van con tu dolor a enterrar en la cábila africana la estéril sementera de tu amor. Tras de ti tu Granada se engalana en honor del flamante vencedor, dispuesta a seguir siendo la sultana. TOME, JES US C.M.F. Ciudad Rodrigo. S alamanca. 1.927 Poeta español residente en Puerto Rico. S ER UNA VEZ Poseerme una vez. Estar latido por mí, y en mí, conmigo. Tener fecha que pruebe mi existencia, y no esta estrecha vida por la que muero descosido. Hambriento y loco voy. Deshombrecido. A punto de acabárseme la mecha, se me pudre la sangre insatisfecha de no estar siendo ya; sin haber sido. Si pregunta en el aire; aunque acertijo, quiero agarrar la luz por la cintura, desposarme con ella y ser su hijo. Conocer mi verdad más verdadera, no ser ya más mientras la cuerda dura: ¡encontrarme una vez aunque me muera! SONETO A LA ALEGRÍA Vuelve otra vez y que tu amor descienda. Sentados a la sombra del rocío, dejemos que tu aliento como un río

empape el corazón. Tu voz encienda palabras que me abrasen esta venda de los ojos llagados: sea mío el secreto alentar del bosque umbrío donde lleva a la sombra cada senda. Vayamos a la sombra o al olvido, y allí dime otra vez cómo te llamas, tu nombre tantas veces olvidado. Vete después y déjame tendido, dormido de placer bajo estas ramas, soñando que es verdad lo que he soñado. CARTA DES DE EL CIELO Si se asomó a la vida, no hay quien pueda volverse atrás o detener el paso: debe seguir hasta sentirse ocaso, sentirse amén que bajo el polvo hieda. Pero si Cristo al fin se lo envereda y le pasa el mirar de vaso a vaso, todo el viejo dolor es precio escaso y la angustia total vulgar moneda. ¿Quién mide el paso y la mortal zozobra de un hombre en bosque o en vivir perdido con esta eternidad que cunde y sobra? Cuando el doler de Dios está vendido y el más menudo céntimo se cobra, el que creyó al Amor está cumplido. S UPLIC A FINAL Antes que caiga, por sentencia ajena, bajo el poder fatal de la ceniza y todo lo que fui de amarga pena se haga pena por fin que se eterniza; antes de ser tachado por la tiza que ha trazado mi vida y me condena a ser en la pared la sombra huidiza que no llegó a recuerdo en una vena; habítame una vez, pero sin ruido, no vaya a despertarse mi tristeza que de tanto esperar se me ha dormido,

amansa con tus manos mi latido y déjame morir con la certeza de que valió la pena haber vivido. LA HORA Jugando desnudábamos el día. En la orilla del río, entre los setos, sombreados de luz los ojos quietos, uníamos pasión y fantasía. S onaba el mundo entero. S u armonía triunfaba revelando sus secretos: opulencia de pámpanos repletos, manantiales sin fondo de ambrosía. Era la hora en que el amor se enciende reclamando a la vida su camino, ansioso como un ave que se tiende más allá de su vuelo y de su trino, olvidando de qué presagios pende sortearle las trampas al destino PRIMERA PROFECÍA Junto al fuego sagrado me repliego. Escucho los susurros de la llama. (S obre la vieja chimenea brama un viento de presagio torvo y ciego.) S obre el azul de un espiral del fuego tiembla la vaga sombra de una rama: oscura es la señal en que se trama mi destino de sombra sin sosiego. EL silencio del orbe me rodea. Rindo los ojos: un fulgor incierto asciende en la pared y deletrea mensajes misteriosos que ha cubierto, obsesiva, la imagen de una tea solitaria ante el sol de un gran desierto. LA CICATRIZ DEL COS TADO Jamás te encontraré. Cuando el olvido es más consolación que abatimiento, sube por la memoria sin cimiento

una sombra sin nombre ni apellido. Supe que te perdí cuando el latido, tropezando en su propio agotamiento, olvidaba olvidar el desaliento, más atento a perder que a lo perdido. Entonces sucumbió todo el deseo; recordarte era estar más apresado: ave que se quedó sin aleteo mirando como un sueño desahuciado oscurece de amor. Ya no poseo sino esta cicatriz en el costado. DES TINO Jinete de mis sueños me desboco entre ramas de fuego congelado: surco el fulgor, sintiendo en el costado una herida que muerde si la toco. S ólo yo, cuando a solas me convoco, traspaso ese dolor que se ha quedado oculto en el rincón más desolado mirándome sin verme como un loco. Elegí ser el dueño de mi sino, reclamar lucidez en mi destino, auque fuera jugándome la vida. Mi vida la perdí. Ya sólo vivo orfandades y sueños de cautivo: sumido a una verdad que es una herida. NADA HAS TA EL MONTE, Y EN EL MONTE NADA En campo de Castilla, seco y duro y abrasado de sed, vino a la vida una llama de amor tan encendida que traspasó de luz lo más oscuro. Descolgándose a oscuras por el muro de su prisión, con alma desprendida, emprendió, entre celadas, la subida hasta alcanzar el inmortal seguro. Para alumbrarnos en la noche oscura dejó en la senda oculta y empinada

un reguero de voces que fulgura y avisa del peligro y la celada: S ólo consigue a Dios quien no procura nada hasta el monte y, en el monte, nada. UNA S OLA TRIS TEZA NO S ER S ANTO Ayúdame, fray Juan; alta es la cumbre, estrechos y espinosos los senderos, incesantes y extraños los oteros donde de nada sirve la costumbre. Me ha trabado los pies la incertidumbre y me acosan avisos agoreros, ciegos mis ojos son y pordioseros mientras la llama viva no me alumbre. Ayúdame a vi vir de tal manera que ya mi vida sea un mientras tanto bajo la noche oscura y a la espera de que borre mi vida con mi llanto, soportando, al final de mi carrera, una sola tristeza: No ser santo. SOLO UN S EGUNDO Nací para sentirme acompañado y compartir mi vida con la ajena, ser un grano de arena entre la arena de una playa que pisa un pie mojado. Ver mi rostro en un rostro reflejado, sentir la pena de otros en mi pena y en mi vena la sangre de otra vena para formar un río convocado. Pero he sido empujado por la ola del mundo a donde ya no queda mundo, donde arena sin pie se abrasa sola... Quién me diera sentir, mientras me hundo, que un manojo de manos me enarbola un segundo no más. Sólo un segundo. POR TABERNAS DE LLANTO “Por tabernas de llanto persistimos bebiendo a trago y sed en la belleza

mientras detrás de un vaso de tristeza otra mayor tristeza redimimos. Nos redimimos, ¿sabes?. Nos latimos puros en el silencio que nos reza; si saben las plegarias a cerveza que amarga y quita sed, ¿qué más pedimos? Y así vamos. Iremos. Paso a paso de soledad en soledad cayendo, si cautivos de Dios, de Dios cautivos; sintiendo que si, al fondo de este vaso, el vino a muerte nos está sabiendo, porque nos mira Dios estamos vivos. VIVO, VIVO Vivo, vivo. Estoy vivo. Pasan horas. Horas vi vas también. Y yo las vivo. Yo tengo corazón. Estoy latiendo. Tengo claros y alegres los latidos. Horas, olas. Me anegan. Cantan. ¿Cantan? Ríen. Juegan. El tiempo como un río. Como un río me vierto. ¿Veis la vida? La vida es este rostro. ¡El rostro mío! Tengo rostro. Figura. Forma y peso. Y peso hacia la vida. Estoy. Me miro. Me miro estar cayendo. Estar latiendo. Latiendo alegre. Azul. Tengo destino. Mi destino es vivir. Caer. S er agua que canta en sus caídas. ¡Estoy vi vo! AHOGADO EN LA LOCURA Estoy ciego de músicas, de estrellas, de músicas de estrellas que destrozo con locura que es luz y es alborozo porque pasaste Tú, dejaste huellas del paso de tu amor con que me sellas, con que me incendias la visión del gozo, con que me cavas en el alma un pozo de paz y gracia para ahogarme en ellas. Y aquí quedo besándote la ausencia, soñando tu presencia en el sendero,

quemado del deseo hecho pavesas, vencido de correr tras tu evidencia, ahogado ya de sed porque me muero... (¡loco, otra vez, de amor, porque regresas!) ARREPENTIMIENTO IMPOS IBLE Absuélveme otra vez de haber nacido yo no tuve la culpa; no sé cuando comencé a caminar y, caminando, me hallé en el centro de un dolor perdido. Ya no pude volver: fui sorprendido por la alta noche y, al azar vagando, el ansia de vivir fui derramando haciéndome un arroyo arrepentido. Mi vida fue una sombra. Estaba inerte contra el ansia de ser que me atormenta porque me es imposible defenderme. Quisiera regresar. ¡Y quién lo intenta! S ólo pido perdón. Puedes creerme que comencé a vivir sin darme cuenta. AUTOBIOGRAFÍA Aspiro a que digáis tan sólo: Un día estuvo aquí de paso; su torpeza tropezaba en palabras de belleza y llamaba tristeza a su alegría. Nos revolvió el espíritu; insistía que fuéramos de Dios; y con franqueza nos dijo una mitad de su tristeza..., la otra con los ojos la decía. No supo nunca administrar su suerte. Se arriesgó con los hombres, nunca pudo ser un niño. Y ser hombre no sabía. Y ahora que ya está, vivo, en la muerte, sabemos que un amor ciego y desnudo fue la sola verdad de que vivía. ES TA LLUVIA DULC IS IMA Esta lluvia dulcísima que cala y unge mi corazón por dentro y fuera

tiene una insinuación de primavera o de canción de amor. Cómo resbala su lentitud herida, como un ala, lentamente abatida, que cayera dentro del corazón y humedeciera de sangre nuestra sangre. Se me exhala poco a poco la vida porque siento que la lluvia me va borran do el nombre y la humedad ablanda mi cimiento. Cuando el agua suavísima me escombre, flotará, diluida por el viento, esta hermosa locura de ser hombre. HACIENDO NUDOS A TRAVES DEL VIENTO Mas despacio hacia Ti, pero seguros: pero seguros no, pero con tiento: haciendo nudos a través del viento para saber volver. Vamos oscuros palpando a ciegas los espesos muros de tuna manos. El tiempo se hace lento dentro del corazón: presentimiento de que el mirar y el ver caigan maduros. No hay camino hacia Ti, se va inventando con presentir y amar y estar atento al silencio de Dios que va brotando debajo de los pies. Así te invento: presiento, escucho, piso y voy andando y haciendo nudos a través del viento. HIJA TU D EL AMOR (Mira nace la aurora clara y fría. Vayamos al silencio y la fragancia de los pinos; volvamos a la infancia de la luz a esperar a la alegría). Eres mi nuevo amor de cada día: cada día te encuentro en mi ignorancia de niño que rebosa en la abundancia de volver a saber lo que sabía. (Hay un eco de aromas que s e pierde y despierta, en la aurora dulce y calma,

un llanto de memorias indefenso). Déjame que despacio te recuerde y que llegue a sentirte en toda el alma hija tú, del amor con que te pienso. LA NIEVE ES VERDAD ERA La nieve es verdadera. Mansamente se aquieta su blancura y se reposa. Yo también soy verdad, y se me posa un ansia de azucenas en la frente. El aire es tan azul, tan transparente, que siento la unidad de cada cosa: palabras de una voz maravillosa que a todas las dijera juntamente. Todo es verdad debajo de la nieve, comunión de quietud y de presencia, oración hacha a tactos sin antojos; lo mismo que si Dios con soplo leve me atizara la luz de la evidencia o estuviera besándome los ojos. SONETO S IN ES PERAN ZA Te escribo sin aliento. Estoy sentado en el borde del mundo con las piernas colgando en el abismo como eternas agujas de un reloj que se ha parado. Detrás me queda el tiempo destrozado. Y estoy clamando a Dios: “Tú que gobiernas mi roto corazón, ¿por qué me infiernas a tener vida y corazón frenados? Cuando todo es así como una espera donde ya es imposible esperar nada porque todo está muerto y detenido, y, mirando hacia atrás, se ve la hoguera de nuestra vida inútil y apagada, todo es tan triste como haber nacido. TOMORIS CO (S EUDONIMO) España. S iglo XX.

Poeta hallado en Internet. MI DARLING Restriégate, mujer, en esa boca que no sabe de ti más que tu falda. Restriégate, cherie, dame la espalda que sé cuando se pierde y hoy me toca. No creas, mon amour, que estoy deshecho. Me queda dignidad para engañarte. Nostalgia y disimulo tiene el arte de amar cuando mi amor es mi despecho. Gitana de mi beso disecado que bailas sin peineta ni tacones desnuda con el pecho despeinado. Fulana honoris causa en revolcones. My darling de la cama del de al lado. Desvelo de mis noches sin pasiones. MATEMATICAS Qué límite tendrá nuestra caricia si tiende al infinito del deseo. Qué ganas de elevarnos, si te veo al cubo o al cuadrado en avaricia. Sediento, si despejas el presente con hielo y derivada cuando toca, me bebo el logaritmo de tu boca, amor, al compartirnos sin cociente. De senos y cosenos el teorema de dos equis infinitesimales. Contigo, el resultado del problema. Así nuestros placeres, integrales, después de que compruebes cómo quema el beso que te doy sin decimales. TONAY (S EUDONIMO) España S iglo XX. Poeta hallado en Internet. SONETO Por estas fechas es cuando hacen pellas

las niñas de los colegios de pago que sueñan con llagar a las estrellas a lomos de un caballo desbocado. Se miran en cristales y en espejos, en los escaparates y vitrinas y van almacenando los recuerdos en cápsulas con forma de aspirinas. Dime tú, soñadora, tú que observas la vida del revés a cada paso: ¿Por qué te cierras cuando abres las piernas? ¿Por qué haces de mi victoria fracaso? ¿Por qué te duermes cuando me despiertas y escribes los versos que voy borrando? LAS CABEZAS Eran cero a la izquierda y ahora cinco lobitos los que cuentan nuestros dedos, el “tú la llevas” de nuestros ombligos rehuye del castigo del “No puedo”. Le faltan acepciones al Espasa para pasar a sucio lo hecho a rotring, ya que nunca ganamos en mi casa pon una X en Avilés-S porting. Entre rosa y clavel, reina, no escoja, mejor, si le parece, las deshoja en la intermitencia de sus tristeza. Pero se pica y no come los ajos… ¡Está más que clarísimo, carajo! sabes que por ti pierdo las cabezas. SONETO Serpientes que entrelazan con sus colas y reflejan la luna en que me pierdo, me gustas mucho más cuando estás sola que estando acompañada por un cerdo. Destellos vespertinos, ¿sabes?, pienso que el sueño es la vigilia del mañana muerto ya de estar vivo y con mal cuerpo que sangra cada noche por mil llagas. No me pasa el pasado por la mente

cada vez que tu cuerpo está de frente ondulando en el viento con sus formas. La vida hay que vi virla en un minuto aun estando infectada de escorbuto por falta de tu fruto y de tu sombra. AL PERRO VIEJO Se le pasó el arroz a Catalina por hacer trampas jugando a la oca, (no olvido, te recuerdo, la pamplina de “la que tiene coño se equivoca”. Mas no es el tema, ni ella ni ninguna que juegue al gato y a los dos ratones, al fin y al cabo no existe vacuna que descorazone los corazones. Me apetecía mandarte un saludo en forma de sincero verso mudo que mute, callando, lo que no cuenta Cuídate, che, que cuando nos juntemos los dos juntitos nos descuidaremos hasta el fin de los tiempos (o las rentas). SONETO Bolígrafos, palabras, servilletas, libretas sin tu nombre en la portada, delirios de aprendices de poeta… servilletas, bolígrafos, palabras. Sentir que estás tan cerca de aquí mismo que basta respirar para tocarte mientras se desvanece el espejismo de ver tu silueta en todas partes. Quisiera poder ser tu perro fiel que no os importara un comino que me hagas un huequito en tu desván y encontrarme ensuciando algún papel allá donde se cruzan los caminos que tejen telarañas de alquitrán. SONETO No es que mienta tu boca, ni aun si besa,

mas habla y engatusa y encandila, por ser su imagen la que me vigila la llamaré más bruja que princesa. Sumiso a la dulzura que profesan sus sabias confidencia sal oído, errante como un cazador furtivo, me he sorprendido convertido en presa. De no haber dormido con las estrellas soñando con poder dormir con ella a la espera de algún posible encuentro no hubiera surgido un “te necesito”, nunca he conocido un Caperucita sin una loba que le anime el cuento. SONETO Se sabe cuando todo ha terminado, cuando, cansado, el viento se fatiga y lloran todos los lechos prestados por impotencia al contemplar la ruina. Al final del deseo yacen muertos podridos sacrificios animales las arpías despedazan sus cuerpos mientras las ratas roen sus genitales. Lo más hermoso, al fin, es la victoria la lucha de razón contra memoria “Apocalipsis now” de los profetas. Desconfiar excede el equipaje, perdona la tristeza del mensaje yo sólo pretendía ser poeta. SONETO Algunas veces todo se deduce y algunas otras nada está tan claro, al final siempre está el caer de bruces con ángel y demonio a cada lado. Las ninfas ya no tocan panderetas por sátiros que embriagan su cordura (si pones del revés la camiseta es cuando más se notan las costuras). Yo quiero explorar nuevos universos,

quitarme la tristeza con los versos, empapar de Jack Daniel`s mi tos seca. Estoy preparado para estar loco, a veces tener todo sabe a poco y casi siempre es esa la respuesta. SONETO Una palabra mu da entre los labios, un “hasta luego” que nunca termina, la pasión encendida en el calvario, un diario de páginas vacías. Un sin vivir viviendo de inquilino, de pensión en el cuarto de invitados, un “te quiero” de más, un desatino, un destino que no olvida el pasado. Es inútil soñar un imposible, tratar de concebir lo inconcebible, buscar respuesta en la sopa de letras. Demasiados besos intercalados, es demasiado el tiempo que he pasado haciendo de Romeo sin Julieta. SONETO Teniendo el pabellón tan alto y claro y tan cohibida y chica la persona por haber roto todos los axiomas con tan sólo mentarnos lo mentado. Se me hace, Chino, difícil la empresa, mas trato de no sucumbir al reto de expresar en, al menos, un soneto, todo lo que han sido esta sobremesas. Noches interminables y mañanas resacosas de corazón de sapo, Céline, Pessoa, Sabina y los Berzas. Para salir de un mundo sin ventanas y hacer de Kalvin Klein con tres harapos vale mil veces más maña que fuerza. SONETO No quisiera volver a un paraíso

períptero de ramas infernales, mas me pierde beber de manantiales… y embriagan, y hacen débil y sumiso. Me gusta tantear por donde piso sin tener que agarrarme a balaustradas pero, a veces, agarran las miradas aun a sabiendas de estar sobre aviso. Abogo por burlar el compromiso, por huir del planeta si es preciso y escapar del placer como un cobarde. Mas negar la evidencia es algo inútil, seguramente me será más útil saber que ahora sí es Troya lo que arde. SONETO He vuelto a maldecir el desayuno basado en cigarrillo y en tos seca, mediodía… casi que me lo fumo, la tarde la resumo en una siesta. La noche depende de cada día, aunque cada día es más triste y sola, las mil y una noche las pasaría ladrando a la vereda de tu alcoba. No tengo más Rosebud que tu existencia ni más razón de ser que la presencia del hueco de tu cuerpo y de mi cuerpo unidos por colchones separados, por la esperanza de cruzar a nado el agua que separa nuestros cuerpos. SONETO Yo quisiera, ya he dicho, que disequen este cuerpo esquelético y maltrecho no quisiera mezclarme con deshechos, como en vida, cuando llegue la muerte. Y si les place cuélguenme a la espalda mi stratocaster, mi chupa de cuero, la foto de la niña a la que quiero y un walkman con el Uga dando palmas. En mis ojos o en mis cuencas vacías

colóquenme dos lágrimas de cera que caigan, como todas, hacia adentro y escriban de epitafio “Todavía no me duermo” y enciendan una vela que luzca cuanto se le antoje al viento. TONDREAU, NARCIS O Chile. 1.861 – 1.949 Profesor, Rector y amigo de Rubén Darío. Poeta hallado en Internet. A LA MEMORIA D E VICTOR HUGO Bajo tu cráneo tempestad hirviente de altivos versos engendró tu idea; fue tu genio una túrgida marea que el orbe recorrió de ocaso a oriente. Un bosque de laureles en tu frente juntó la gloria; y te prestó su tea, que el rico germen de la vida crea, para alumbrar al mundo, el sol ardiente. En la cuna del siglo te meciste, como el ciclón del ronco mar en brazos, y, cual la hiedra, unido a él creciste. Rompió la muerte tus terrenos lazos; pero tu luz no ahogará su nieve, que es tu ataúd el siglo diecinueve. S IN CRIS TO EN EL BOLS ILLO A fin de mes estamos: las pensiones, los libros, el jabón, la lavandera agotaron mi escuálida cartera, hoy convertida en nido de ilusiones Las deudas, cual bandadas de gorriones, sobre mí caerán… ¡oh suerte fiera! ¡No poder atajar en su carrera mese y días, años y estaciones! Pero ¿a qué tanta queja alegría? ¿a qué esos llantos de poeta hambriento? Suenen cantos de amor y de alegría,

rasgue las notas de mi lira el viento. ¡No ha de humillarme un ídolo de cobre, ni he de morirme por nadar tan pobre! TONINO (S EUDONIMO) España. S iglo XX. Poeta hallado en Internet. SONETO PARA UNA PAREJA FELIZ De ese seis de septiembre del ochenta a este diez del corriente de este año, ¡vaya cuarto de siglo!, no me engaño, a no ser, que me salga mal la cuenta. A Miguel, el triquino de Dragados, y a Isabel, la señora de la casa, les queremos decir que lo que pasa es que siguen igual de enamorados. Que tenéis cuatro hijos como soles, la salud y el cariño de la gente y un futuro cargado de ilusiones. Que queremos, todos los que aquí estamos, que un domingo del año dos mil treinta las de oro, nadie nos las perdamos. TORAL, J. L. Valderas. León. Siglo XX Poeta hallado en Internet. UNA FOTO QUE NUNCA HIC E Un mar de espigas verdes se refleja en el fondo sereno de tus ojos, como amapola, tu pañuelo rojo, contraluz de la tarde que se aleja. El milano, sutil estela deja, entre el humo oloroso de los tojos, el sol dibuja el campanario, cojo, sobre el pardo rojizo de las tejas. La campana, premiosa, del Otero anuncia que mañana hay romería,

el Cea hoy parece un río entero reflejando en su curva la Altafría. Las ovejas perfilan los senderos, entre un fondo de esquilas, muere el día. SONETO A MIS ANCES TROS En uno de los costados de mi sangre me mira, con los ojos de un halcón, un sereno, sencillo, expectante pundonoroso y cálido español. Portado en otro grupo de mis genes un personaje tiéndeme la mano: es un romántico, lírico, sensible sutil y entusiástico italiano. Yo debo responder a aquellos seres que sin querer forjaron mi destino equilibrar sus sueños y placeres y seguir transitando mi camino. Nadie puede negarte lo que eres y yo, quiéranlo o no soy argentino. SONETO TERMODINAMICO He deambulado por los tres principios y he visto realizar transformaciones. He llenado mi cráneo con los ciclos y he tratado de hacer demostraciones. Estudié del estado las funciones y consulté germánicos anales deduje complicadas expresiones y resolví cuantiosas integrales. He manejado, airoso, la entalpía mirado con respeto a la entropía y utilizado la energía interna. Y me ha quedado sólo la premura de meterme en diabática envoltura y descansar allí en la paz eterna. TORAL Y S AGRIS TA, JOS E Andujar. Jaén. 1.874 – Madrid S iglo XX.

Abogado y poeta vivió de niño en Manila. Filipinas. En 1.898 vuelve a España donde desarrolla su actividad poética. Hallado en Internet. AGUAFUERTE S oy de los hombres que el dolor no abate ni la implacable adversidad humilla; luz de esperanza en mis pupilas brilla, hirviente sangre en mis arterias late. Me enamoran los lances del combate y abandono a la mar mi fuerte quilla, buscando, como el nauta de Castilla, tierra que ante mis ojos se dilate. Sueño con peligrosas aventuras, y el Sol de gloria que mi paso alumbre; desdeño las monótonas llanuras y alzarme quiero a la difícil cumbre, cual águila que vive en las alturas sin rendirse a ninguna servidumbre. S UEÑOS Sueños de mi niñez: sueños floridos, que el dolorido corazón añora; sueños de juventud, sueños de aurora, de clara luz y de ilusión vestidos. Sueños de gloria, ya desvanecidos, ¿por qué volvéis a mí tan a deshora? ¿Por qué turbáis mi calma bienhechora con el loco vibrar de los sentidos? Ya declina mi vida su carrera de dolor, de ilusiones y de engaños; pero, aun soñando, el corazón espera que a través de sus mismos desengaños las flores de una nueva primavera broten entre la nieve de mis años. TORANZOS BARDEL, FORTUN ATO Buenos Aires. Argentina. 1.881 – 1.942 Poeta hallado en Internet.

LA BARCAROLA La góndola pasaba. Hondo quebranto de entre sus remos armoniosos fluía en aquella canción que parecía una honda queja o un rodar de llanto. En el canal egregio fue tu encanto sentir como en su ritmo se perdía para tornar su dulce melodía y convertirse de zorzal en canto. La arrebató la veleidad del viento; pero vol vió como eco tembloroso del gemido de un mágico instrumento. Y, al morir en tu beso milagroso, fue caricia, fue luz de tu ardimiento en el mar de Venecia, luminoso. TORMO Y BALLES TER, EN RIQUE Requena. Valencia. España. Siglo XIX - XX. EUCARIS TÍA Aromas penetrantes exhala la enramada; resuenan las campanas con grave majestad; es la fiesta del Corpus y la Hostia consagrada recorre las callejas de la vieja ciudad. Ni Zwinglio, ni Lutero, ni Berenguer lograron restar al sacramento los timbres de su honor; la santa Eucaristía, igual que la crearon, a través de los siglos conserva su esplendor. Millares de cabezas se inclinan reverentes, desgranan oraciones los labios balbucientes, las músicas entonan su marcha más gentil; se acerca la Custodia, y en fe de hondos amores, lloviznas abundantes de perfumadas flores cayendo van al paso del divino Viril. TORNABEN E, GABRIEL NORBERTO España. S iglo XX. Poeta hallado en Internet

EL ECO DE TUS BESOS No escucharé jamás, el eco de tus besos, y serán tus caricias solo un recuerdo, no sentiré el amparo que me brindan tus ojos, y lloraré al pensar que no me das tu aliento. Es duro comprender que las palabras, pueden romper la unión que mantuvimos, pero más duro es saber que nos amamos, y ocultar nuestro amor nos propusimos. ¿Por qué no podemos decir que nos queremos? Por orgullo y simple vanidad, o quizás tengamos miedo de perdernos. TORO, FELIPE DEL España. S iglo XX Poeta. Protesto, amor, de estar tan olvidado, y de pasar así día tras día con tanta letra tuya todavía y sin siquiera haberme contestado. Qué pensaré de ti que abandonado de tu amparo y ayuda en mi agonía de muy poco me sirve esta porfía y este amargo quejarme de tu estado. Quiero arruinarte, amor, quiero arruinarte, verte en la sima del terror hundido y no hablarte ya nunca y nunca verte. De nada tu dulzura ha de librarte, que estoy ya tan cansado de tu olvido que más que olvido téngolo por muerte. TORO, JES US DEL México. Siglo XX. EL RELIGIOS O OS TION Una docena aquí vale por trece ostiones limpios, frescos, nacarados, en bandeja de hielo presentados a su degustación. El sabor crece

con algo de limón y el chile escuece la lengua que imagina, desatados, los gozos al marisco vinculados. Quien adore el ostión, por aquí rece. Todo por siete dólares el plato. Todo en un sitio cómodo y despierto ideal para durar o estar un rato. Quien adore el molusco tenga cierto que lo bueno, lo rico y lo barato tiene en Water S treet un templo abierto. TORON, S AULO Teide. (Gran Canaria). 1.885 Las Palmas de Gran Canaria. 1.974 Farmacéutico. Dependiente. EL DOBLE Ya no sé si soy yo o es aquel hombre que está ahí, frente a mí, o en cualquier parte; aquel que se disfraza con un nombre que no es el mío, aunque mi ser comparte. Aquel ser temeroso y reverente que mi amistad tímidamente implora, que unas veces me mira indiferente y otras sonríe, o desespera y llora. El ser que me acompaña y me persigue fatalmente en la ruta, donde sigue la duda ahondando el porvenir incierto... No sé quien soy ni sé quien esto escribe, si soy yo o es el otro, que concibe y labora por mí, porque yo he muerto. EL ROS AL DE MIS ENS UEÑOS El rosal que en mi huerto florecía, marchito lo he encontrado esta mañana; al primer rayo de la luz temprana finalizó el dolor de su agonía. En el transcurso de la noche umbría no sé que mal le hirió, que su lozana

pompa perdió, como una soberana que se enfermase de melancolía. El rosal de mi huerto, tan preciado, el lírico rosal que tanto he amado ¡ha muerto al florecer la primavera! Venid, aves cantoras, a cantarle; yo no tengo valor para llorarle... ¡Con él se va mi juventud entera! AL DEJAR LA ANTIGUA VIVIENDA Al dejarte, vivienda de mi antiguo respeto, donde pasé los años más puros de mi vida, quiero, como homenaje de cordial despedida, ofrendarte el divino tesoro de un soneto. Bajo la paz augusta de tus viejos maderos surgió, como un milagro, mi juventud en flor; en ti soñé las gracias de mi primer amor, en ti labré el tesoro de mis versos primeros. Tú guardas en silencio todo el pasado mío; tu barro es carne mía, que hoy tirita de frío en ese lento viaje hacia la senectud... Por eso, aunque te deje desolada y desierta, vendré todas las noches a llamar a tu puerta, ¡a ver si me responde dentro mi juventud! PRIMERAS PALABRAS Mi verso es el sereno manantial de mi vida donde afluyen acorde todas mis emociones; cada emoción que pasa deja una estrofa urdida con el lino invisible de mis meditaciones. El placer fugitivo que se esfuma en la hora, el dolor tan presente y el fracaso de ayer; y la angustia infinita del corazón que llora por el perdido encanto que ya no ha de volver. Todo fluye en mi verso cadencioso y sereno, sin reproches violentos, porque he sido tan bueno que a Nazaret me llevan Humanidad y Perdón. Y si el mal algún día vine a enturbiar la fuente el Amor la mantiene más clara y transparente, diáfana, como el oro de una constelación.

S IN RUMBO Embarcado en la nave de la Vida presto salí del sosegado puerto, con fe buscando el porvenir incierto por ruta a mi ambición desconocida. Atrás dejé la Juventud querida, hermosa tierra que a olvidar no acierto, y me interné en el piélago desierto sin encantos, ni goces, no medida. Hoy, cansado del viaje fatigoso, quiero encontrar la calma y el reposo después de los innúmeros azares. Mas ¡ay! que siempre en pos de una quimera la tierra busco en vano; por doquiera tienden su triste inmensidad los mares. TORON NAVARRO, JULIAN 1.875 - 1.947 UNA VIS IÓN La vi acercarse triste y lentamente, envuelta en negro y vaporoso manto. En sus ojos bañados por el llanto, brillaba su mirada refulgente. Llegó hasta mí, me atrajo dulcemente; mientras yo me estremecí de espanto un beso puro, cariñoso y santo imprimieron sus labios en mi frente. “S oy el Dolor, me dijo; ya eres mío. Sufre y bendice el lazo que te oprime. Que si el placer acaba en el hastío, yo soy el cielo creador sublime; y te brindo lo amargo... lo sombrío..., lo que conforta el alma y la redime. TORQUEMADA, LUIS DE España. S iglos XV – XVI Poeta.

SONETO A JUAN DE ARFE Tú que de las entrañas de las artes que al universo dan más hermosura nos muestras con precepto, o con figura tan claro el todo, y tan distinto en partes. Tú que (docto Geómetra) compartes la Griega y la Romana Arquitectura y que la Anatomía, y la Escultura con tanta claridad, formas y partes. Vive seguro de que el tiempo avaro mengue la fama, ni el loor consuma de tu famoso nombre o Arphe raro. Que cuando hacerle injuria tal presuma a su pesar le harán eterno y claro tus milagrosas obras y tu pluma. TORRE, ALFONS A DE LA Cuéllar. S egovia. 1.915 – 1.993 Filosofía y Letras. S AN BERNARDINO Pájaro aprisionado en una almendra, polen de flor entre rumor de estambres, llama votiva que en el árbol arde, hoja caída en plácida pradera. Ojo de Polifemo que se encueva ávido de ternuras recentales, sacra custodia alzándose en la tarde, pomo de aroma fecundando piedra. Lirio en fanal que el tiempo no conmueve, víscera conservada en relicario, bálsamo de hermandad, matriz, estola. Ara, patena, cirio y hoja verde, corzo en redil y antílope de álamo, ramo de menta abriéndose en la Gloria. SONETO Ya siento que a tu lado no me siento

y sólo tu silencio me acompaña; con tu ausencia la estrella me es extraña, y es la flor causa de mi desaliento; en la clausura del remordimiento la espina audaz, que sin descanso, daña, procura, firme, adolorar la entraña, declarando la guerra al pensamiento. ¿Por qué es la noche como ayer, serena? ¿por qué se besa el tilo con la acacia y están los pies, desnudos, en la arena? ¿Por qué todo es igual, y no acontece que al faltar el influjo de tu gracia el campo, todo, de dolor, perece? TORRE, FRANCIS CO DE LA Existen pocos datos de su vida. Nace en Torrelaguna, Madrid, el año 1.535. Ver en la Biblioteca Miguel de Cervantes. Entrada Rápida: S onetos o Ramón García González. TORRE, JOS E MARIA DE LA TORRE España. S iglos XIX - XX Poeta y Escritor. A TULA No es posible fundir el pensamiento, ni hay crisol en que el alma, evaporada, abandone un momento su morada y muestre al exterior el sentimiento. Es pobre de la cítara el acento, su oscura vaguedad no expresa nada, y silenciosa el alma enamorada no logra demostrarte lo que siento. Mi ser a idolatrarte se concentra porque huyó ante el amor la fantasía, robando el fuego de la mente inquieta; y hoy que tanto te adoro, vida mía, cuando yo más quisiera ser poeta se aleja más de mí la Poesía.

TORRE, JOS EFINA D E LA Las Palmas de Gran Canaria. 1.907 Hermana del poeta, Claudio de la Torre, escribe versos desde muy temprana edad. Su dedicación a la música la lleva a dar varios recitales con la Orquesta Sinfónica. Más tarde se dedica al teatro y en el María Guerrero de Madrid interviene como primera actriz de la Compañía Nacional. También a sido primera actriz del Cuadro Artístico de Radio Nacional de España. SONETO Estoy clavada en el espacio, inmóvil, como una mariposa prisionera. Coleccionista ciego, no dudaste en dejar a los aires sin adioses. Ya no puedo moverme de este quieto rincón de sueño de mis alas muertas, donde mi corazón tiene prendido el filo agudo que le clava el tiempo. A veces por el borde de los años -siete colores de la sangre quietapasa rozando el viento y las alegres desconocidas voces de otros tiempos. Pero clavada estoy y ya no puedo descubrir mundos ni contar estrellas. SONETO Sé que es mudable y en cambiar se ufana. Que todo lo repite y nada es nuevo. Que la mirada que en amores gana, pierde en amores, siendo amor el cebo. Sé que lo que hoy es templo decisivo, mañana será tumba indiferente; y que los versos que hoy ofrece, altivo, a otra, mañana, ofrecerá inclemente. Todo esto lo sé. Nada me obliga. Y aún conociendo el mal, al mal aspiro: porque sin mal, no hay bien que amores diga. Que en la gracia mudable de su giro

está toda la savia de la ortiga: si es que a dar en el blanco alcanza el tiro. NOCHES SOBRE LA PLAYA... Noches sobre la playa: rumor de orilla fresca. Blanco batir de remos que la sombra sorprende. S obre la barra grande, los hachones de pesca, y un cuerpo perezoso que en la arena se tiende. En lo alto de la Isleta el faro gira y gira. Un denso olor a algas... Venus, la Osa Mayor... Rasguea una guitarra... Una mujer suspira. la brisa trae aromas de madreselva en flor. Y en las noches de luna, sentados en la acera, al ritmo melodioso de una antigua habanera lánguida y cadenciosa con su aire dulzón, evocar las figuras de la memoria mía, (los padres, el hermano, Dolores y María) envuelta entre los pliegues de un viejo pañolón. SONETO A RAFAEL ALBERTI En un claro soneto sobre el mar suspendido donde tu gran deseo navega marinero, con tu pluma has trazado un inmenso velero que hace tiempo llevaba mi corazón prendido. Con el afán de amares y de marinería evocas la visión de las islas, viajeras. Y en un supremo esfuerzo bordado de quimeras las anclas en el verde cristal de Andalucía. He pensado en tus playas, las de arena más suave desplegaré mi anhelo en las ondas rizadas para formar la vela que dirija la nave. Y si un día a tu orilla llega mi gran navío yo te prometo en nombre de las Afortunadas nombrarte capitán del gran velero mío. TORRE, JUAN A. D E Guadalcanal. Sevilla – Siglo XIX Poeta y escritor. Desterrado en Málaga por sus escritos. Esposo de la poetisa Aurora Fuster.

S UUM CUIQUE No, no maldigas tu infelice suerte porque al fin nos separen, alma mía; merecido es el mal que Dios envía, y yo sé que merezco el de perderte. Buscando una razón a mal tan fuerte así, loco de amor, yo discurría y encontrar en mis culpas pretendía la triste causa de mi triste suerte. Mas no le queda al mísero consuelo de encontrar en las faltas del pasado una razón en su presente duelo. Yo seré con justicia condenado: ¿pero no sabe al fin, el justo cielo, que tú sufres también y no has pecado? TORRE, MARIANA D E LA S antiago de Cuba. 1.895 Casada con el poeta Sergio de la Villa. ORIENTAL S oy oriental. En mis pupilas tengo todo el fuego del trópico encendido, y en mi negro cabello está fundido un rasgo siboney de mi abolengo. Altiva soy igual que la palmera, y, por instinto atávico, valiente, y quiero ser feliz, independiente, cual la estrella de luz de mi bandera. Mi orgullo está en el S ao, -la guarida que vio de mis abuelos el bravío valor, bajo los fuegos de mi sol,_ y mi gloria más grande en esta vida será darle a mi Cuba un hijo mío, que no sea ni yanqui ni español. GERMINAL Con impudor sereno de mujer que amamanta,

brotando el lácteo jugo de los botones rojos, un amor sin medida fulgurando en los ojos y mis manos abriéndose por la dádiva santa, me ofrendo a sí a tu sangre! Maraca tu huella honda y que la interna flama fecunde los senderos. ¡Sé tú! ¡Obra tú mismo! ¡Qué el efluvio de Eros penetre mis entrañas como una hirviente onda! Te me ofrezco desnuda, palpitante, gloriosa; con los senos erguidos, con el vientre dispuesto. Tómame entre tus brazos con adánico gesto. Las aguas milagrosas de la fuente escondida, en la cúpula nuestra de pasión venturosa, nos concedan la gracia de crear otra vida! ADELANTE Pasamos triste el día viendo nuestro interior. Contemplar el pasado, ¿no es un tiempo perdido? Hay dos inmensidades: ignorancia y olvido, y es necio que busquemos placer en el dolor. Luchemos –ya que es ley-, con fe, con heroísmo. Nunca un ser es más grande que al vencerse a sí mismo. Y aunque quiera sin tregua combatirnos la suerte, luchemos siempre unidos, sin temor a la muerte. Si nos sentimos débiles en el rudo combate, la voluntad de amarnos será nuestro acicate. Y así, con paso firme, sin que nadie ni nada logre hacernos volver hacia atrás la mirada, vayamos adelante, camino del futuro... ¡Astros de amor alumbran el porvenir oscuro! METAMORFOS IS Fui lanzada a este mundo de manera inconsciente, soñé con las promesas de un amor ideal, en coronas de flores que adornaran mi frente y en ser la castellana de un castillo feudal. La vida, que es traidora, se me mostró inclemente y convirtió mis rutas en árido zarzal. En amor fui la víctima de una inmunda serpiente y me acosó la infamia con su traidor puñal. Sufrí la inexperiencia de juveniles años;

a sabiendas me hicieron toda clase de daños; pero tuve una santa rebelión de bondades, sentí, dentro del alma, el alma de las cosas, y hoy no sueño en castillo ni en locas vanidades, ¡pero el Amor me ha dado la corona de rosas! TORRE, S ILVIO DE LA Cuba. Siglo XX I ¿Dónde encontrar el adjetivo exacto y aún no prostituido por el uso para ceñir con precisión tu rumbo sobre el mapa de América orientado? ¿Dónde la frase vertical, retrato y espejo fieles; y el acento justo, ni amordazado y débil en susurro ni en alarido o grito desbordado? No hay para tu aliento miliciano, y tu abierta esperanza hacia el futuro, y tu calor de paz y de trabajo, vocablo en el idioma más que uno: sólo tu nombre solitario y alto: tu nombre, Cuba, musical y puro. II Tu nombre combatiente y combativo, consigna y santo y seña proletarios, resuena como un grito ensangrentado en la cima más alta del Turquino. Tu nombre de comienzo y de objetivo; tu nombre sin regreso y sin retraso fijando tu esperanza sobre el marco de tus cañaverales insumisos. Tu nombre para el negro y para el indio, para el jíbaro, el cholo y el guajiro, se alarga en su dolor muntiplicando como un puente al futuro. Y así a sido, y es, bandera, doctrina, escudo e himno en todo el continente americano.

III Tu nombre primordial y primigenio, Cuba de playa y de montaña; Cuba de palma y de fusil; de azúcar y de plomo; y de mieles y de acero. Tu nombre, Cuba, de canción y reto; de “patria o muerte” en la garganta y rumba en la cadera; de sensual dulzura y guerrillero ardor sin retroceso. No hay que buscar el objetivo cierto para ceñir tu cálida cintura con la cárcel sonora de su hierro, ni perseguir la rima que se fuga para captar tu gloria en unos versos: S ólo tu nombre es suficiente, Cuba. IV S ólo tu nombre es suficiente. Basta tu nombre de macana y de palmera, hecha caricia azul en tus arenas e indómita protesta en tus montañas. Basta tu nombre. Al pronunciarlo se alza rebeldemente el corazón de América y un puño campesino erguido estrena la sociedad sin siervos de mañana. Basta tu nombre, Cuba miliciana; tu nombre basta, Cuba guerrillera, rebelde, socialista y proletaria sobre tu Golfo Mexicano enhiesta. Basta tu nombre solamente, Patria, grabado en rojo sobre tu bandera. IS LAS I S obre el Caribe azul, rumbo al futuro, navega con las alas desplegadas la flota de las islas encantadas bajo el incendio de su sol seguro.

Sus arrecifes alzan como un muro de caracolas verdes y moradas al abrazo del mar; sus obligadas palmas erigen su alfabeto oscuro. Pero bajo la noche sin espejos su selva poliforme de cangrejos, de madréporas, conchas y corales, conjura llantos de color de luna en sus mares de arena y aceituna, de son, de ron y de cañaverales. II Martinica, Islas Vírgenes, Barbados, Cuba, Tobago... ¡In dias Occidentales... Tu mar de escualos muertos; tus cristales al son de tus volcanes desangrados; tus lunas incendiadas; tus pescados pudriéndose en tus playas de corales; tu amarga azúcar dulce en tus centrales; tus machetes de obreros y soldados; tu pan de cada día que no pruebas; tus maniguas parásitas de amebas; tus pozos de petróleo que no fluyen... ¡Indias Occidentales!... Y tus puertos con la viruela de tus barcos muertos, y sus muchachas que se prostituyen. III Y mucho más también... Tus pescadores de insomnios caros y de ron barato; tus chiquillos con hambre y sin zapatos bajo tu pirotecnia de colores... Y más... Y más... Y más... Tus senadores analfabetos; tu sufrir mulato; tu doloroso suelo iliterato abonado de sangre y de sudores... Y más aún... Y más... Pero la aurora se ha preñado del semen de la hora y anuncia el porvenir libre y seguro. Por eso es que las islas encantadas

navegan, con las alas desplegadas, sobre el Caribe azul, rumbo al Futuro... MUERTE Yo sé que viene así, vestida apenas con un rumor de crótalos oscuros, grabando caracoles por los muros y gestos esculpiendo en las arenas. Yo sé que viene así, con las ajenas galas de virgen y los ojos duros, multiplicando pólipos impuros en la aguda inquietud de sus almenas. Yo sé que viene así: vivo su huella. Y mienten los que dicen que no es bella la órbita estéril de su faz vacía y el lívido diagrama de su trazo. Sin impaciencia espero por su abrazo porque la siento cada vez más mía. EL BUEY Al buey enigma de coraje verme, liso de pretensiones y retrato que en los editoriales sin recato de rurales periódicos se aduerme. Al buey harto de todo... Al buey que duerme su sueño sin regreso... Al buey barato de yunta y aguijón... Al buey pacato, consonante de arado y asta inerme. Al buey eunuco en pastos y corrales; al buey, cuyos testículos triunfales la maza trituró de golpe, un día... Al buey sumiso, de mirada ausente, dedico este soneto intrascendente de verso opaco y mansa rebeldía. TORRE S EVIL, FRANCIS CO DE LA Torrelaguna. Madrid. 1.535 – 1.594 A UN A VELA ARD IENDO Vela que en golfos de esplendor navegas

por can dores lucidos extendida, hasta desvanecer, desvanecida, y ciega por lucir, hasta que ciegas; si serena luz hay, presto te anegas; si corre tempestad, vas sumergida; huyes con breve soplo de tu vida y con serena calma a tu fin llegas. Tan sin memoria viene tu occidente, que aun de leves cenizas breve copia, noticia no dará de lo luciente. Humo será a tu fin, pira no impropia; dejarás sombra en todo, y solamente no dejarás la sombra de ti propia. AL MAR EN METÁFORA DE UN CABALLO Espumoso caballo en quien procura ser señal, como estrella, el norte frío; carreras se lo imponen a tu brío y pasos se le miden a tu altura. Formidable relincho es tu voz dura; tienes, con extendido señorío, una torcida crin en cada río y en cada fuerte puerto una herradura. Haces mil caracoles de contino; paras fiel a la calma que te enfrena y pisas lo que abate tu camino. Pícate espuela el aire que te llena; el hombre te inventó silla de pino y Dios te señaló freno de arena. SONETO ACROS TICO EN LAS JUS TAS VALENCIANAS DE 1.600 Si en el convite Dios, Sixto es la sal I el que traslada sin rehusar la hiel, Xevres triunfante, a palmas el clavel, Templo, piedra la fe, y el fervor cal. Oro guardo a la iglesia, alto señal, Pues planta hoy junto al oro su laurel, Oy cerca del santísimo el que fiel Notó tres veces santo en el misal.

Todo sol a Noviembre vuelve Abril I cielo es iris y arca su baúl; Feliz pureza en el probó el crisol. Ilustre albor es sombra aun del marfil, Cielo rojo es vergüenza del azul, Estrella que en el sol luce este otro sol. TORREGROS A, FERN ANDO Puerto Rico. Siglos XIX – XX Poeta. TUS OJOS VERD ES Tus ojos me obsesionan como los de Herodías... Ciego de exaltaciones y de lujurias ciego; entre tus ojos verdes y mis melancolías yo deshojo la rosa profunda de mi ruego... Embriagado de anhelos y de fiebres impías, en el mar voluptuoso de tus ojos me anego... y siento que florecen las ansiedades mías en la divina magia de tu amoroso fuego. Bajo el velo fragante de tu pelo, quisiera embriagar mis deseos con tu carne hechicera... y agitarme en tus brazos sensuales y divinos... Tú gritarás entonces como una musa loca, y yo pondré mis labios sobre tu roja boca para que se unifiquen tus mieles y mis vinos... TORREGROZA, LINO Panamá. Siglos XIX – XX. Poeta hallado en Internet. EL ES PIRITU DEL POETA Todo semeja un verso bajo el sol milagroso: La cigarra sus salmos enredó en la maraña de la selva tranquila: el verso más lujoso será como una tarde que murió en la montaña. El verso peregrino de ritmo lastimoso ¿no tañó sus tristezas en la flauta de caña?

La carreta que pasa es un verso polvoso; la piragua que rema, un verso que se baña. ¿Quién colgó de las frondas un racimo de notas? Los murmullos del agua son endechas ignotas, el cocuyo en la sombra es un versote luz. Es un verso escondido la crisálida inerte: Y hasta el dolor ha puesto sobre la misma muerte ¡una canción: el llanto; y otra canción: la cruz! TORRENS DE GARMENDIA, MERC ED ES Cuba. Siglo XX OTOÑAL El Otoño en la hora del ocaso, pálido de celestes claridades, le ofrenda al corazón hondas saudades, lirios de luz y pétalos de raso. Mas cuando el sol se duerme en el regazo de la noche, sombría de oquedades, todo el cielo en sus vastas soledades presiente del pavor el negro abrazo. Y el viento con su fusta restallante, al correr de su potro enardecido, pasa como un fantasma alucinante sobre el árbol, la flor y el tierno nido, y deshoja en mi frente, con rudeza, la eterna flor de luz de la belleza. QUIERO PAS AR COMO UNA SOMBRA... Quiero pasar como una sombra ingrávida a través de los templos del recuerdo, dejando en blancas losas funerarias fragantes lirios en un haz de sueños. Quiero pasar tan leve como el aura que abanica ligera mis cabellos, guardando de la tarde un rayo de oro, en el caliente nido de mi pecho. Y que la Vida en férvido torrente me arrebate los tristes pensamientos, que el corazón, cual buitre devoraron,

y bordaron con nieve mis cabellos. ¡Brevedad de esa vida, que es un soplo de aire boreal y ráfagas de sueño! UN PAJARO DE S UEÑO Un pájaro de sueño en la mañana llena de trinos la inefable hora en que el alma en sus cielos atesora una armoniosa vibración lejana. Un pájaro de sueño, voz temprana que la infinita soledad decora, inunda el corazón, arpa sonora, como agua fresca que del pecho mana. Un pájaro de sueño, inapresable, armoniza su cántico inefable en el lago de luz de la memoria; cuando en el campanario de la vida una vieja campana sin historia da al cielo del amor su despedida. PEQUEÑO AMOR S oy apenas el soplo que en la aurora eleva al cielo azul un pensamiento fresco como el rocío, leve acento en la gracia florida de la hora. Mi corazón es llama que atesora en plenitud la fe de un sentimiento; pequeño amor, la rosa de tu aliento con su suave fragancia me enamora. Voy con mi soledad, persigo un rastro, y llevo en mí la claridad de un astro... Estatua de ilusión junto al camino, ardo en la llama de un clavel de sueño, sin advertir el signo del destino; amo y señor y de mi vida dueño. LAS VOCES Yo sé que hablan las rosas de pétalos de oro, de corolas de nieve o capullos de fuego; que alegres las campanas se unen en un ruego

a las voces dispersas del armoniosos coro. Yo sé que hay en la fronda un murmullo sonoro al que dan las estrellas un celeste sosiego; hasta las campanillas, los lirios, el espliego, al gran concierto llevan su embriagante tesoro. Yo sé que el universo en su inmensa retina recoge el vuelo de una versátil golondrina; lo inefable, lo puro, las arpas misteriosas... Y que también un día, mi voz, música pura, se alzará en las estrellas divinas o en las rosas como un trémulo aliento de infinita dulzura. S E OYE EN LA NOCHE... Se oye en la noche el ulular del viento en una sinfonía insospechada que hace vibrar, tenaz y apasionada ocultas cuerdas de mi pensamiento. La suspirante nota de un acento, reliquia de ilusión encadenada, libra mi corazón de una emboscada y me llena de paz y de contento. Nubes de sueños como mariposas me envuelven en sus sedas luminosas; y mientras pasa el viento sollozante por mi universo azul, potro sin freno, yo alzo la copa del amor triunfante y bebo su dulcísimo veneno. UN CLARO DIA Un claro día llamará a tu puerta o entrará con el sol por tu ventana, aunque estés sorda o ciega o tan lejana que el corazón no te dirá: despierta. Aunque advertida de su voz, alerta, con una fe profunda, sobrehumana, no verá florecer esa mañana de espigas de oro tu increíble huerta. Qué ángeles del sueño entristecidos, qué acordes de cambiantes resonancias, qué ruiseñores del amor heridos,

cruzarán de tu alma las distancias, por saber si recogen tus sentidos las divinas y cálidas fragancias. VUELVO AL PAS ADO Vuelvo al pasado; el río de la vida me lleva hacia la mínima aventura en que el alma recoge la dulzura de una dorada miel inadvertida. Vuelvo al pasado; la ilusión perdida a toda sed, sorbiendo su amargura en la hora fugaz de la ventura, torna hacia el mar de donde fue nacida. Busca una luz de cielo, una fragancia, un cántico imprevisto en la distancia, el recuerdo sin forma del pasado; y atado por un lazo de colores el mismo corazón enamorado, ebrio de sol y de tempranas flores. CREDO Creo en la luz del sol, en la alegría, en el canto armonioso de las aves; creo en las manos que acarician suaves, y en la esencia sutil del alma mía. Creo en la misteriosa poesía del mar azul y de sus blancas naves, en el silencio de las horas graves, y en el sueño de luz de la agonía Creo en el pensamiento sin fronteras que como en las risueñas primaveras abre corolas ricas de fragancia;

y creo, amor, en ti, germen divino que hace del corazón celeste estancia donde reposa un día el peregrino. ¿QUIÉN? ¡Quién me da esta emoción dulce y secreta, este mal que no sé si es muerte o vida,

que abre en mi pecho una candente herida? ¿Quién esta fría palidez de asceta? ¿Quién esta mina de invisible veta, este rico panal de miel henchida, este rayo de luna presentida, esta gama del gris de mi paleta? ¿Quién esta mies que en mi heredad asoma, las alas de mi cielo, esta paloma que hace su tibio nido en mi ternura? ¿Quién esta voz absorta de mi canto, esta pequeña siembra de dulzura, estas sendas de amor para mi llanto? COMO UNA VAGA S OMBRA ¿Quién te recordará en la encrucijada del camino una tarde opalescente, cuando la voz de una campana ausente de al lirio de las almas su llamada? ¿Quién guardará la luz de tu mirada, el espíritu alerta de tu mente? ¿Quién la caricia de tu voz ardiente o de tu amor la íntima redada? Pasarás como una sombra que se esfuma, como una estrella errante entre la bruma, como pasa la luz por los vitrales; y en el silencio, como garza herida, con tu amor, tu dulzura, tus rosales, te hundirás en la noche de la vida. TORRENTE IGLES IAS , AURELIO Cuba. Siglo XX Poeta hallado en Internet. CINCUENTA Y C INCO ROS AS Ya son cincuenta y cinco los rosales que hemos visto brotar en nuestras vidas, las rosas del amor, bien florecidas perfuman nuestros años de esponsales. S on rosas con su pétalos iguales

al cariño y los besos que no olvidas, llenando de caricias tan floridas que el amor es jardín de madrigales. Y son CINCUENTA Y C INCO...¡casi nada! sin una sola rosa marchitada para gloria eternal de nuestro orgullo. Seguiremos cromándolas con besos que abrillanten los tiernos embelesos y aviven el color de un ¡siempre tuyo! TORRES , ALEJANDRO Madrid. Es paña. Siglo XX. Poeta hallado en Internet. MI DAMA D E ELCHE Yo te entregué mis ojos que admiraban de tu forma caliza la armonía para suplir las joyas que en su día con reflejos de vida te adornaban. Por tornar los colores que animaban tu rostro con vivaz policromía, yo te entregué mi sangre que latía con ansias que mis venas arrastraban. Me entregué entero a ti como trofeo, sin ojos, pero el alma ilusionada, sin sangre, pero ardiente de deseo. Surgió la compasión en tu mirada, y de gélida estatua de museo te trocaste en mujer enamorada. DULZURA REVIVIDA Te he vuelto a ver anoche en un concierto. Bella en tu madurez, besos de amigo. Y he vuelto a recordar cuando contigo te encendiste con ímpetu inexperto. Tus senos me mostraste al descubierto. Y dijiste: “Lo quiero hacer contigo”. Recuerdo que ocurrió como lo digo, y que entré en el jardín que habías abierto.

No evoco esa pasión emocionada, que el ardor juvenil y la premura dejaron sólo a medias saboreada. Lo que mi alma revive es la dulzura de saber que, por muchos tú deseada, fui yo el que se adueñó de tu ternura. S IRENA Yo me rendí al imán de tu propuesta, al cebo voluptuoso de tu seno, al roce de tu pelo de centeno, y al raudo descontrol de mi respuesta. La ardiente excitación de aquella fiesta, tu estímulo inocente pero obsceno, y el gozo de tu suave desenfreno, encontraron mi carne bien dispuesta. Palpitaron tus besos en mis labios, y se irguió estremecida mi potencia al sentir de tus ansias el murmullo. Tu entrega me libró de mis resabios, y acabó de aflojarme la prudencia. Yo te llamé sirena, y me hice tuyo. S I YO FUERA Si yo fuera un naranjo con las flores del azahar blanqueando en primavera, ¿querrías que mi tierra tuya fuera por gozar de mi sombra y mis colores? Si yo fuera un arroyo entre verdores, en lugar de esta seca paramera, ¿vivirías contenta en mi ribera para aplacar tu sed y tus calores? Si negando mis obras te dijese, con la firme expresión de una certeza, que a todo te prefiero…¿me creerías? Si alterar mi carácter yo pudiese, si logara extirparme la torpeza, si yo fuera distinto…¿me amarías? S I ME LLEVA LA MUERTE

Si me lleva la muerte al otro lado, he de buscar allí a los que he querido y a cada cual decir: ¿cómo te has ido?, abrazando su cuerpo descarnado. Evocaremos juntos el pasado entre risas y llanto contenido, mas cuando este deber esté cumplido quiero volver al mundo que he gozado. Y quiero regresar a probar suerte por amor a la vida y sus pasiones. Y si otra vez notáis mi paso fuerte y en mis venas de nuevo pulsaciones, no penséis que he escapado de la muerte, sino que he estado allá de vacaciones. ES A MAÑ ANA La mañana que ya no me despierte será como una noche continuada. Espero descansar esa jornada y que a mi sueño no le llamen muerte. la mañana que ya no pueda verte serás una presencia imaginada. Como llevo tu imagen tan grabada te seguiré mirando de esa suerte. Llegará esa mañana ineludible, y espero mantener sin mucho alarde una aptitud serena y apacible. No pienso esa mañana ser cobarde, me hallaré con el ánimo impasible y haré nuevos proyectos por la tarde. LA VIS ITA Gracias por estas flores que has traído, quedan muy bien al lado de mi cama. Y esas coronas verdes como grama cumple también aquí su cometido. Perdona que me quede así tendido y te brinde este triste panorama, mas la larga dolencia que me inflama me obliga a recibirte sin cumplido.

Hoy vino mucha gente de visita. Y he visto en su expresión desasosiego, sin oír las razones de su cuita. Y a ti tengo que hacerte el mismo ruego: que me cuentes lo tuyo en otra cita. Porque ahora estoy dormido. Vuelve luego. ABRIGATE AL S ALIR Háblame como siempre me has balado, y si yo te hablo así, ¿de qué te asombras? No tienes que llorar cuando me nombras ni adoptar ese gesto desolado. No pienses que de ti vivo alejado, aunque no puedas verme en estas sombras: no precisas de mágicas alfombras para hacer el viaje hacia ese lado. Cuando te llegue el día de partida, verás que es corto el paso de este río y que aquí la existencia es parecida. No adornes de pesares tu atavío, tráete sólo las ganas de la vida y abrígate al salir, que aquí hace frío. TORRES , JES US DE Siglo XX. Poeta hallado en Internet. LA COPA A todos los que miren en mi copa, verán que está ofrecida por La Red y que aunque es un objeto ésta galopa con la misión de mitigar la sed. En su líquido humilde no se topa con venenos ni muro ni pared por eso, cual bajel, con viento en popa de mí llegó de embajadora a usted. Quiero que beba un sorbo solamente, dejando el resto a otros Navegantes que estarán en distintos Continente. Si el sabor de sus chispas burbujeantes placer produce a sus sesuda mente

sin saberlo pagóme con diamantes. TORRES , S AGRARIO Valdepeñas. Ciudad Real. 1.921 Reside en Madrid. MIS S ABANAS No hay nada que acaricie con más mimo que a mis sábanas limpias por la noche, ni en cosa alguna pongo tal derroche de besos desgranando mi racimo, como en ellas, donde el dolor exprimo desmontando diamantes de este broche, que es mi pecho sin pulso que lo abroche por más que a toda mano me aproximo. Me horroriza pensar que yo pudiera lavar a golpes fibras tan queridas. Cuando en mimbres las trae mi lavandera olorosas de estar al sol tendidas, pienso que me devuelve una pradera de palomas muy blancas y dormidas. TRIPTICO A MI HIJO I Toco la almohada de mi cama fría en donde te abracé, te besé ardiente, poniéndote el escudo de mi frente cuando tu boca a mi pezón se abría. La estrecho algunas veces, ¡todavía! Aquí la almohada está, mas no caliente; y mi seno ya no es aquella fuente ni mis brazos la góndola de un día. Hice de ti columna caminera cuando perdí la gracia de acunarte. Niño te sueño, no varón tan firme. Desde mi vientre y brazos hoy quisiera -para de nuevo en vilo levantarterepetirme otra vez. Y repetirme.

II Yo volviera a ser ola saltarina por un pez del océano preñada. Y otra vez lavandera apresurada de tu pañal secándose en la encina. Volver a aquella huerta, y en la esquina contemplar tu cabeza ladeada; y el barbero, y el sol, y la llegada, y el marcharse y volver la golondrina. Hijo de Dios. De mí. Jinete alado. Espuela con jazmín. Trote pequeño. “Plus ultra” de mi ser. Hijo del hombre. De aquel vapor que en silfo transformado se acercó preguntándole a mi sueño: ¿qué quieres de la vida? Y di tu nombre. III Hijo mío, no te incineraría. Mil veces no. Cuando hubieran pasado los dientes de la tierra como arado descubriendo tu pura geometría, avarienta de ti me llevaría aquello que resiste tu bocado: los huesos más esbeltos que te he dado, para hacer pies de lámparas un día. (Los blancos de tu boca, los reidores, como cuñas en troncos colocase segura de otras ramas y otras flores.) Y para más fundir nuestros amores, por mi lecho esas lámparas volcase en la noche final de mis temblores. LA ES PERA “Es pronto”, digo. Pero ya atardece. “Puede llegar”. Levanto la mirada hacia la luz, que es seda muy doblada, cinta, rasgo que merma y palidece. ¡Un poco, espera, luz! Y me parece que no quiere marchar, que va obligada, que retrasa el reloj de la llegada

de aquél que a mi suspiro no obedece. Servidora leal, último paje del sol, se va la luz lenta y ceñida por un túnel a su marcado viaje. A despertar al pájaro, al ramaje, a cumplir su misión de amanecida ya ennegrecer de nuevo mi paisaje. S E ME NOTA EL AMOR Se me nota el amor, como los senos. Como el vientre redondo a la gestante y al pálido por dentro la punzante enfermedad. Como alza sus serenos perfiles la alta torre de ansia llenos, se me nota el amor. Como el constante arrojo y miedo van por el semblante del soldado que lucha, así de plenos vibran de amor mis senos. Se me nota, como el poro a la tierra, el dilatado azul, sin fin, del mar; la pluma al ave y el retoño que por la planta brota. En este pecho mío enamorado, nada que no sea amor, nada le cabe. VEJEZ Debajo de la escarcha. Del granito. Del cardo en la cascada de su abrojo, me encontrará deshecha tu anteojo antes que yo te sirva de apetito. ¡Fuera, Vejez! Tu sequedad no admito. Me hace sólo llorar tu gran despojo, y al escuchar tu paso echo el cerrojo para que no penetres donde habito. ¡Vete! Quiero este peso del cabello. Los ciclos de mi sangre que ya aspiras. El beso de mi amor sobre mi cuello. Antes desgarraré mi piel a tiras si es que intentas marcarme con tu sello. ¡Te arrancaré los ojos si me miras!

MI PO ES ÍA Así es mi poesía y mi latido. ¡Dejadme en paz con ella! Que es mi verso una nota arrancada al universo. Un pentagrama soy enardecido. Tengo una caracola en cada oído y un mineral tan blando soy, tan terso, que aunque me roce el aire más perverso, me envuelve en más espuma y en más nido. Y diré siempre ¡Amor! Diré gozosa cuanto mi pecho a proclamar se atreve: que soy un cañamazo que rebosa empapado de sol, de lluvia y nieve. Diré que amando a Dios sobre otra cosa, el solo decir ¡Hombre!, me conmueve. CINCO SONETOS AL “SONETO” S U APARIC IÓN EN MIS NOCHES Se resquebraja mi pared, revienta. Es un cono de luz al que le empuja, que luego se adelgaza como aguja dividida en mil rayos de tormenta. Y sangra todo el muro, se fragmenta. Un pecho de gigante se dibuja sobre densa y carnal forma en burbuja que un rostro llamarado me presenta. Mas ¿qué imagen?, ¿qué ser viene a turbarme? ¿Es un centauro? ¿Un cóndor? ¿Un tritón? ¿Qué presencia irreal viene a cercarme? Llega lento a mi cama hasta abrasarme. Voraz busco en mi pecho el corazón. Le absorbe, ¡y me fecunda sin tocarme! MI ENTREGA Para saciar mi espíritu sediento, con sus catorce bocas me alimenta inflamando y rompiendo mi placenta en dolor de incesante alumbramiento. Se transforma mi alcoba en firmamento.

Fantásticas historias él me cuenta. Es mi amante nocturno que acrecienta mi carne en virginal recreamiento. Luego se eleva diamantino y huye. Me deja un rayo blanco en el embozo y una pluma de pájaro pequeño. El los labios un exaltado gozo. En los ojos, el imposible sueño. Del corazón, un manantial me fluye. ES QUIVO Te presentas y huyes. ¡Qué batalla para que oigas mi voz y mi secreto! Tengo un cofre que darte rico y prieto de joyas, muchas sedas y metralla. Para asirte, combato en tu muralla. ¿No ves que ya es mi pecho un esqueleto que no lleva otra cosa como peto que el corazón colgado por medalla? Te toco, te acaricio, ¡y no te veo! ¡Qué penoso camino a tu subida! Mi pluma por bordón es un jadeo. S obre tus escalones voy torcida hasta que llega a ti mi cabeceo, mi fatiga, mi vómito, mi herida... DENSO Y BREVE Eres luz que en tormenta se desata. Llanto. Beso. Placer. Amor. Contento. Grito de sed calmado en un momento. Transparencia de gota en catarata. Bandera. Frontispicio. Columnata. Confidencia. Oración y pensamiento. Eres salmo en mi boca cuando siento sobre mi frente tu aldabón de plata. Cresta. Corona. Anillo. Camafeo. Es un koinor tu cuerpo de pigmeo, tu corazón gigante un pecho enano. Lágrima congelada en mausoleo. Cabes en la vitrina de un museo,

como un pájaro tibio entre mi mano. ¡NO ME DEJES ! ¡Ay! ¿Qué será de mí cuando te vayas con tus espuelas de oro y tus ramales? ¿Quién beberá en mis secos lagrimales? ¿Quién laureará mi pecho en las batallas? Se oxidarán mis puertas. Altas vallas se alzarán limitando mis cristales. Seré una condenada en pedregales. Una reclusa destrozando rayas. Me encerrarán por loca. Por obesa. Me pondrán la comida en recipientes y no en corolas como tú en mi mesa. Pero yo he de romper hierros potentes aunque llegue a tus pies hecha pavesa, para que tú, al morir, me sacramentes. SORDA A UN CONS EJO Me aconsejó un amigo, ¡tu mensaje! Haz un mensaje de tu poesía. Hay que romper, crear otra armonía. Cambiar a tanta lírica el ropaje. Intentaré llevar otro bagaje donde no quepa mi melancolía. Pero ¿cómo mudar esta alma mía y hacer a mis hechuras otro traje? Yo podría escribir, ¡oh, si supieras!, más que pintó S olana ebrio y loco, perseguido por muecas y esqueletos. Mas yo he lacrado con enredaderas mi archivo de fantasmas y secretos, que no abriré jamás, ¡qué no le toco! EL ÁRBO L MÍO Escribo al precio de la sangre mía. Con mi sueño y mi aliento. Nunca podo las ramas de mi árbol para el modo de darle a mis maneras maestría. Un lápiz en la mano y la poesía

disparada desde la frente al codo como una lanza que atraviesa todo buscando tras la piel mi anatomía. Yo no miro hacia atrás. Ni me sostengo en un bastón usado, ni barnizo el sudor que él mantuvo y que yo tengo. Mi soporte no es árbol enfermizo. Comí fresca su fruta. Me mantengo de todo cuanto el rayo no deshizo. ME BAS TA LO QUE S E Voy a lacrar mis libros ya sin pena y una reja pondré a mi librería. Quiero parar la noria que me hastía por tantas gotas como nunca estrena. Yo no quiero empacharme en la colmena, ni beber de la inmensa grifería. Borracha puedo estar de copa mía. Bajo espita apurar mi propia vena. Me basta el diccionario primitivo de las voces nombrando al universo. Sé encontrar el valor más sustantivo. Cuanto quiero saber en mí está inmerso. Tengo el punto geométrico más vivo para clavar la espada de mi verso. YO Y MI MOCHILA Que otros hablen de la miseria el, oro. De la mina. El cemento o la piqueta. Yo muevo otro color en mi paleta. Por la guerra y el hambre sólo lloro. Ni encíclicas. Ni leyes. Ni el tesoro de los Diez Mandamientos logra meta. ¿Y podrá conseguir algún poeta libertad y justicia, paz, decoro? Id, amigos, con pluma de vanguardia a conquistar ideales, sensaciones. Si ensangrentáis el cuerpo en la caída, yo os espero anhelante en retaguardia con el macuto de mis ilusiones

preparan do el vendaje a vuestra herida. “¿DEMODE?” “Demodé”, condenado, ¡lo latente! “Demodé” la emoción y la esperanza. “Demodé” hasta el fiel de la balanza. “Demodé” el soñador y el más creyente. De modo que: a morir cristianamente, corazones de lírica templanza. Al paredón Quijote y S ancho Panza. Tú, romántico mudo decadente. Circunvala por vuestra piel mi beso. No lo podrá vencer ese estandarte que sobre su tridente alza un poseso. ¿Le veis? Es como un pútrido di vieso. Los miembros le han nacido en otra parte. En otro sitio su infecundo sexo. ¡HAS TA S IEMPRE AMIGOS ! Adiós, piedra animada por cincel. Adiós violetas, jaras y tomillo. Laúd. Violín. Trompeta. Caramillo. Cromático latido, ¡adiós pincel! Valles. Montañas. Ríos. Mar. Vergel. Campos. Cric cric de mi alocado grillo. Adiós a ti, gracioso duendecillo, que enredaste mi pluma y mi papel. Me ordenan detectar palpitaciones en la arcilla, en los muros minerales. Que busque la energía en el subsuelo. ¡Yo, pulidora de hoscos pedregales! ¡Yo, barrena y soplete en los filones! ¡Yo, que he cavado un pozo en mis desvelos! MI MEZC LA Pienso que Dios se complació conmigo y agitó S u probeta sabiamente. Me hizo habladora. Necia. Inteligente. Un labio, generoso. Otro, mendigo. No sé si me desnudo o si me abrigo.

Marmórea me mantengo. S oy ardiente. Cobarde un punto. Y otros mil, valiente. Al amor le desprecio o le persigo. S oy tímida. Coqueta. Silenciosa. Plancho. Cocino. Barro. Sé bordar. Me conmueve la más pequeña cosa. S onrío. Me entristezco. Sé cantar. Incrédula. Pasiva. Fervorosa. Perdono. Sé sufrir. ¡Y sé llorar! LO QUE FUI Y HE VIVIDO EN S UEÑO I He soñado que he sido una gran tea. Un témpano. Un cristal. Una campana. Una estatua de sal. Una fontana. Hermosura y veneno de azalea. Ester. S ara. Judit. La Cananea. Mártir. Ramera. Mística. Pagana. Pozo. Brocal y sed: S amaritana. Ejemplar y sufrida. Macabea. Todo color y forma yo he tenido. Fui columna. Reja de presidiario. La espada y la ban dera me han ceñido. Resucitada fui de mi sudario. De sedas y de sogas me han vestido. Fui humilde lamparilla de un sagrario. II Fui Cleopatra. Beatriz. María Antonieta. Laura. Manón. Bovary. Y Mona Lisa. Lujuria. Amor. Poder. Candor. S onrisa. Aldonza y Maritornes. Fui Julieta. Un cardo fiero he sido. Una violeta. Fui diosa en el Olimpo y pitonisa. La más férrea virtud torné sumisa. Brinqué sobre la piedra y la paleta. Me amó Anibal. Carlomagno y el Cid. Lope. Chopin. Cyrano. Napoleón. Lloré junto a los salmos de David.

Me juzgó el poderoso S alomón. Espigué como Rut. ¡S oy una vid volcando gota a gota el corazón! ¡SOLO TU, TIERRA! No pretendo en la Luna hacer mi nido. Ni conocer los más bellos planetas. Ni llevar a otros mundos mis maletas si tengo tanto aquí desconocido. Antes quiero trepar con mi latido por altos capiteles y veletas. Atisbar entre bóvedas con grietas. Romper con las montañas mis vestidos. Cabalgar sobre un témpano en los mares. Montar en las cascadas como loca. Ser una llama viva en los altares. ¡Le faltan a mis pies, muchos pinares! ¡Muchas admiraciones a mi boca! ¡Mucho tacto a mis huelas dactilares! MI VUELO Suspendida en elástica cadena elevándome voy de cara al viento sentada en balancín como en un cuento. Del precipicio salto hacia una almena. Y a no seré jamás aquella antena, aquel oído que esperaba atento, ni absorberán mis ojos porque siento que si en el aire estoy, no soy terrena. Tengo peso de pétalo y de pluma. De talco espolvoreado en infinito. De una nube vaciándose en espuma. Ya toda sensación de mí se esfuma. Alguien curó mi sed y mi apetito. ¡Alguien que me ha restado y que me suma! NO ES FANTAS ÍA De otras cosas ahora me alimento. Como trigo. Centeno. Un revoltillo de mazorcas rociadas con mostillo. Avena. Mijo y cañamones. Siento

que si por un milagro no reviento, podré algún día transformarme en grillo. En perdiz. En paloma o en pardillo. Metamorfosearme a paso lento. Mastico plantas. Flores. Río gozosa. Voy a pincharme un dedo en primavera y enterraré mi sangre por si fuera posible, sí, que al cabo floreciera allí un trébol, alguna enredadera. Un tomillo. Una espiga. ¡O una rosa! VIS IÓN DEL INTIMIS TA Ser intimista es apurar las sales que a todos nos abrasan el costado. No es decir sólo “yo”, sino “tú” al lado. La Dicha y la Desgracia son plurales. Hombres sabios. Mendigos. Principales. Todo pecho que vi ve está emplazado a sentir su tristeza o su pecado. Desbordan sin cesar los lagrimales. Ser intimista es una sed. Arcano que rompe en luz y en grito. Es la sorpresa de hallar en él nuestro latido hermano. O si queréis, un reo que confiesa mudo, línea tras línea, mano a mano, que exprime el corazón, ¡porque le pesa! A LA MEMORIA I ¡Oh Memoria! Yo te llevo cosida desde aquel cosquilleante palmetazo de más fuerte nostalgia que el abrazo y el beso ayer, junto a la espada hundida. Vivo por ti, Memoria, recogida en la pena de trenzas con su lazo. Más me escuece esa herida que el trallazo que no lleva al recuerdo su medida. Callada y hábil contadora. Dora con tu alegre guiñol la vida mía.

Nunca apagues tu luz consoladora. ¿Recuerdas? Tengo impresa todavía la emoción de mi curva tentadora ¡y el ciclo aquel primero que fluía! II Larga pared de insomnio. Agitado mural en noches del más cruel tormento. Carcelera llevando el alimento de tu boca a la nuestra masticado. Eres juicio final anticipado. De imposible soborno tu recuento. Sin recato. Desnuda. Eres un viento que pasas por la frente empurpurado. Tú, incorruptible. El cráneo más durable. Delgada eres y tensa como un cable donde vibra el disparo de la vida. Pero tirana al fin tan conmovida, que ante la Muerte pones, inefable, en nuestros labios la oración perdida. JUVENTUD DEL HOMBRE Tú: Palote. Borrón. Llanto. Babero. Con tirador: Jactancia. Vanagloria. ya en el banco de escuela haces Historia y te alista la Patria a ti primero. Eres desde que empuñas el puntero pasaporte de muerte hacia la gloria. Mástil en torreones de victoria. Codicia de cañón y de lucero. Inocencia. Crueldad o mansedumbre. Rugido. Ritmo. Risa. ¡Juventud! Bajo un fuego de sol, sólo tu lumbre. En tatuaje de besas, diablo y Cruz, se bate tu cemento hasta la cumbre. ¡Lo que por ti no es vida, es ataúd! MIS MUÑEC AS , ULTRAJADAS Mis hermanos ultrajan mis muñecas cuando el triciclo aburre ya sus manos.

Cuando se cansan de apuntar los granos de las mazorcas que tenemos secas. Después de su furor de rifle y muecas persiguiendo a los indios por los llanos, de ser valientes y de ser tiranos, ¡mis hermanos ultrajan mis muñecas! Les espié desde la cerradura. Vi su curiosidad y su alborozo. En arrebato de violencia impura les besaban los labios con tal gozo, que al levantar su falda a la cintura, ¡la puerta golpeé con mi sollozo!... EL VOLCÁN ¿Cuándo hablará el volcán a los mortales? ¿Su lava hecha de masas de cabellos, de dientes y de córneas sin destellos que hierven cual fundidos minerales? ¿Qué desesperación en infernales, profundísimos centros son aquellos que se empujan con desgarrados cuellos para emerger en ansias bautismales? ¿No oís los gritos, la palabra vi va junto a la destrucción desoladora para siempre y por siglos corrosiva? Un volcán es la costra aspiradora del excremento humano y su saliva. ¡Un volcán es Justicia aterradora! PREPOTENCIA ¡Cuánta sabiduría te envenena! ¡Cuánta experiencia sobre tu tintero! Ya no te asombra el halo de un lucero. Nada humano y divino te refrena. Tú, sin tacha. Virtudes en cadena. De látigo y sonrisas, tesorero. Simulas en tu frac al misionero: en una mano, trigo; en la otra, arena. Distribuyes. Decides. Conjeturas. Cuanto más ignorante, filosofas.

Para los tristes ayes, leyes duras. S obre tu pedestal no hay más alturas. De los celestes astros tú te mofas. ¡Y a Dios quieres llegar con tus basuras! MATERNIDAD Casta vas a morir, sin alegrías, mujer ensimismada y anhelante, sin alcanzar el gozo más radiante: acariciar un hijo tu querías. Era un placer sin hombre el que pedías en tu ansiedad perpetua y lacerante. rezabas cada noche suplicante. A una esperanza inútil te acogías. Pero sonó una Voz entre aureolas. S obre un rumor de espumas y de olas, que hizo callar tu ardiente sacudida: - No llores más. Tú parirás a solas, de rodillas junto a mis amapolas, sin dolor, sin contacto, sin herida. VIRGINID AD ¿Virginidad? ¿Qué es eso?, preguntaba cuando yo era una niña todavía. En la clase la monja enrojecía y en símil de flores lo explicaba. “Pura, como azucena no tocada. Serás jazmín y lirio, cual María. Alerta, el gavilán vuela, y un día clavará en tu pupila su mirada.” ¡Oh recato engañoso! ¡Oh falsedad que ocultaba las letras de otro nombre ante el peligro de mi pubertad! Mi confesión de ahora no te asombre: mil veces preferible la verdad de esa garra sin vuelo que es el hombre. EN UN JARD ÍN ABANDONADO Miro al jardín. Mas no una flor ni un tallo. Miro los desperdicios con su azote.

Lo tratado a patadas y a garrote. Lo inservible. La herida y el desmayo. Me paraliza ese agónico rayo de la hojarasca para abrirse en brote. El ansia de ser tronco un sucio bote, y envidia de agua en los cristales hallo. La escoba desflecada, ¡cómo sueña!, y cómo aquella caja es ilusoria sensación de algún rayo que la preña. Lejos, la carretilla de la escoria parece que me mira y me desdeña, que me invita a su carga mortuoria. A LA N ARANJA ¡Ay si todos los zumos de la vida pudiera yo tenerlos tan cercanos como ahora me rebosa entre las manos tu plenitud esférica mordida. Porque en tu pulpa dulce y tan henchida jamás hacen su nido los gusanos, yo trituro tus pieles y esos granos carnosos en mi boca enfebrecida. Tengo envidia de ti. De tu belleza. De tu gajeado corazón entero. De tu piel llameante y tu dureza. Te succiono con el placer más fiero. Hundo mis dedos sobre tu corteza. ¡Perdona si te duele, si te hiero! AMOR Y MUERTE La cadeneta de tus tibios huesos mañana no será descoyuntura. Yo bruñiré tu vidrio en calentura y alentaré tu savia con mis besos. Y romperán mis dientes los espesos vapores de tus labios. Tu cintura protegeré tu pecho mío. Pura, intocable para más embelesos. Frente a la espada que te ansía muerta, mi acero cruzaré por retenerte.

Yo sé que al fin será mi vida cierta. Mas antes de llegar a ser inerte mi sangre axfisiará tu boca abierta y yo te besaré, mas no la Muerte. SONETO INFINITO ¿Morirme yo? Me río de la Muerte. Ocho veces me citó en su morada. Pálida penetré, salí rosada. Ocho veces S atán, y Dios más fuerte. Ocho veces el miedo de quererte con esta carne mía tan volcada. Ocho veces que Dios me señalaba. Ocho promesas firme de no verte. S omos cero enganchado a cero. Grito por la cintura del reloj de arena que cuenta tanto amor, tanto delito. Ocho veces, ocho veces fue escrito que dos anillos somos de cadena rodando más allá del infinito... POR TI Me ha prendido un dulce sortilegio por tanta invocación, por tanto lloro. Quise tanto diamante y tanto oro, que recamada estoy como el más regio. Desde mis calcetines de colegio. Desde aquellas canciones en el coro. Desde antes de nacer, tuvo mi poro su escala musical, mas sin arpegio. A punto de morir, casi oxidada, mi carne con tus ojos has bruñido. Has hecho hablar mi lengua tan trabada. Mi sordera tu voz ha diluido. Y en sábana de amor, ya derramada, tu asombroso joyero me ha vestido. TU PRES ENCIA Cómo te aprieto en mi pequeña mano. Cómo en mi pecho viven tus temblores.

Cómo empapan aquellos tus sudores mi sudor entre místico y profano. ¿Por qué desde tan lejos, tan cercano siento tu paso por mis corredores y abres mi túnel con tus resplandores si en blindarme de acero yo me ufano? No hay un cabello mío que no sienta tu trémula caricia. Tu sonoro llegar tan en sigilo me acrecienta, me yergue en ola de sediento poro que Dios persigue, arrebata y tienta, transformándola en perla cuando lloro. AGONÍA ¿Una droga será? ¿S erá una daga? ¿Una cuerda o acaso mi pañuelo? ¿O me abriré las venas sobre el suelo, o será un áspid quien mi piel deshaga? Para ocultar mi cancerosa llaga, ¿me vestiré de seda o terciopelo? ¿Me quedaré desnuda bajo el cielo como una caracola que se enjuaga? ¿Resbalará por un acantilado, por una torre o pozo el corazón que tiene su latido amortajado? ¿O se hundirá en tu boca, ensangrentado como un pez, sacudiéndose el arpón que tan traidoramente le has clavado? JAMÁS Ya nunca más tus besos. Ya jamás. Tu boca se lacrado con un hielo. Ya nunca más tus ojos sobre el cielo de mis cerrados párpados pon drás. Ya nunca en mi cabeza moverás tus manos de rastrillo por mi pelo, ni tu abrazada piel será ese velo con que mi nitidez tú cubrirás. Ha quedado tu huella en los jabones. Y tu vaho en las copas no enjuagadas.

Cabellos negros en los almohadones. En un lacrado sobre, perfumadas, recogidas por todos los rincones, conservo unas cenizas adoradas. S IEMPRE ES TA PEN A He llorado de pronto, no sé como. Estaba yo contenta, me reía. Pero al instante, ¡cuánta pena hería mi cristal con el peso de un gran plomo! Yo te quiero domar y no te domo. Te quiero desasir, ¡oh pena mía! ¿Por qué me prendes hilos de agonía? ¿Por qué vienes a mí si no te tomo? Con tus venas abiertas para ahogarme, ¿por qué caminos llegas de diablura? ¡No volverás! Pues he de barnizarme con un polvo de espina y piedra dura y no tendrás el gozo de matarme ¡porque te estrellarás en mi armadura! ¡SOÑAR, S EÑOR...! Quiero soñar inmóvil y tendida con sus manos sin dedos turbadores. Que me besan sus labios sin vapores mientras vigilas Tú mi sacudida. Déjame que esta noche yo te pida ¡soñar, S eñor!, sin sombra de impudores. Sentir que unos ramales de colores acarician mi carne tan dormida. Tú has dado el polen. Y el calor al ave. Tú ensamblas toda cosa sin pecado. Repartes el instinto en cuanto cabe. Acércame su beso con tu llave. Regálame un minuto prolongado aunque mi vida en ese instante acabe. ¡LUZ! He deshecho los hierros de mi cama y perforado el techo diente a diente.

Ladrillos de mi alcoba fieramente he levantado con mi mano en llama. Con saliva y sudor que me derrama, he de estar construyendo hasta que aliente, desde el suelo una torre tan valiente que llegue al cielo como dulce rama. Y yo seré un vigía sobre ella, una ladrona que en constante acecho iré atrapando nidos con su estrella. Cada puñado formará mi lecho. Su luz hará mi soledad más bella. ¡Una a una las dormiré en mi pecho! QUIS IERA Yo pretendo encontrar una manera de entender la tristeza de algún niño. Lo que sueña el pudor bajo un corpiño. Cuanto sufre en silencio una ramera. Dónde el honor reside. Y en qué hoguera se purifica el blanco del armiño. Cómo se fragua el odio y el cariño. Dónde tiene la fe su gran cantera. S aber quisiera el nido de la insidia. El pozo donde brota la perfidia. Convertirme en un metro que midiese centímetro a centímetro la envidia. Ser el toro devuelto de una lidia, que acorralado y solo se muriese. SOLEDAD Quiero que sea un jardín toda mi casa y que mis fuentes formen un regato. Tener un perro. Una paloma. Un gato junto a la soledad que me traspasa. Mi brazo sobre el vientre será un asa donde pondré mi nido con recato. Será una nueva cuna en arrebato que adornaré con tiras de mi gasa. Yo quiero esa mirada que se ofrece. Sentir que una maleza mi alma mece.

Un trino. Un aleteo que escuchar. Latir cuando algo vi ve y se estremece. Alguien cerca del alba y si anochece ¡para no hablar a solas y llorar!... LIMOS NA ES PIRITUAL Se me dobla la mano pedigüeña y ya sobre mi pecho cabeceo. Las mejillas me tiemblan como a un reo y una lágrima dura se despeña. S oy una esquina rota de una peña que friccionaba el sol en su recreo. Ya sombra de su luz tan sólo veo sobre este harapo vil que me desdeña. Y pasas tú, y tú, sin decir nada. Sin descorrer mi pelo para verme los ojos. Y la lengua descolgada. Os amo muda y ciega: ajusticiada. ¡Todavía con ansia de ofrecerme en dátiles de miel amoratada! MI JUEZ Me canso de sufrir y digo: ¡basta! Apelo a un tribunal que se demora. En el banquillo espero hora tras hora con un anhelo vivo que me gasta. Llega la sombra de la noche hasta que me ennegrece entera. Evapora mi silueta encogida y rezadora que en otro Pecho su sonido engasta. Ningunos ojos mi llorar socorren. La Justicia y la Fe me desamparan. nadie vienen a medir mi desconsuelo. Las lágrimas me queman, me recorren. De pronto las cortinas se separan Dios se asoma. ¡Me alarga su pañuelo!... DES DE MI CÁRC EL En este claustro de mi casa mido lo que un colchón relleno de maleza.

Mas alguien puso en trono mi pobreza y un mundo nuevo para mí ha esculpido. Lo escucha todo mi aguzado oído y palpo y saboreo con largueza. Tanta visión hermosa me adereza que un milagro es mi cuerpo entretejido. Y fuera de esta cárcel, los colores qué pálidos, qué vagos los olores. Los mares y los montes son enanos. En los campos, qué marchitas las flores. Qué hundidos minerales, ¡si en hervores cristalizan y fulgen por mis manos! EL S UEÑO DE MI D ES TINO Fue mi sueño terrible realidad. Acabé los estudios y aquel día soñé que un blanco y misterioso guía me dijo con sonrisa de piedad: - Ven conmigo y sabrás la verdad. Lo que vas a tener por alegría. Lo que será tu vida en agonía. Y llegamos sin luna, en soledad, a un ruinoso edificio, aula al relente, y por puerta un fichero refulgente que abrí con estupor. ¡S olo una ficha! ¡mi nombre! En un renglón: “Sobresaliente en el sufrir”. Y en la línea siguiente: “¡Imposible aprobado, cero en Dicha!” HOMBRES : YO OS EVOCA Ojos negros. Azules. De esperanza. Gélidos o febriles. ¡Nubarrones! Bocas gruesas. Delgadas. Corazones con ritmo de ladrón en asechanza. En vuestro pulso desvió la lanza. Fallaron los gatillos. Los arpones. Me bordasteis el pecho de blasones. Para vosotros, toda mi alabanza. Ni burladores ni un cobarde neto. Mi palabra no os tirará de bruces.

Yo puse en pedestal vuestro esqueleto. Y ahora que sois ya mármoles y cruces, por epitafio escribo este soneto y os adorno de flores y de luces. A ROS ITA CROTHERS En tus cálidas cuencas un araña encapullaba lenta su cerrojo. Un bisturí de amor sacó el abrojo desde lo más profundo de su entraña. De su cielo de luz te injertó España un diminuto sol en cada ojo. Te colgó un trino sobre el labio rojo. Flores en cada espacio de pestaña. Y derretido en jugo de alameda pidió tu beso a cambio de moneda un hispánico labio: miel y acero. Rozó su barba con tu piel de seda. Así es España: un corazón que rueda y alegre se derrama, se da entero. A JAVIER Estás desheredado. Ya no hay mina porque despilfarré toda tu herencia y me compré el dolor y la creencia para llegar bordada a mi colina. Pero he ahí este pozo, y examina. Horada la posible fluorescencia hasta que algún diamante haga presencia. ¡Yo saqué del carbón la luz divina! En tu descenso donde no habrá fin, ¡qué estridente sonido de trompetas van a callar tu mágico violín! Mas tu garra, tu olfato de mastín podrá, tal vez, hallar dulce violetas. Un agujero al mar. ¡Y algún delfín! A JULIA GONZÁLEZ Antes que tú me moriré. Gozosa porque en tu panteón habrá una holgura

en donde encaje mi mermada altura que no será a la tierra fatigosa. Y cuando vengas con la tibia rosa sentiré aquel embozo de frescura que tú cambiabas a mi calentura. Tu tacto esponjará mi pétrea losa. Habrá en mis ciegas cuencas parpadeo, el mismo que hacia Dios al decir: ¡Creo! Y si El para su corte me tornea, si me deja tener algún deseo, le pediré como único recreo que en Su Lente asombrosa, ¡yo te vea! CUANDO MUERA, MONTAÑ ERO Llévame hacia las nieves, montañero, y cuélgame a un penacho inasequible donde pueda dormir incorruptible hasta que vuele al último Sendero. Quiero ser como perla en un joyero blanco de dura espuma inaprensible. Un pequeño carámbano sensible. Un encaje apretado y duradero. Escalador: si muero, ven aprisa. Quiero tener mi cuerpo encristalado bajo un festón de hielo por cornisa. S oy un grito nupcial. Un velo ajado. ¡Mas guardo la esperanza y la sonrisa de un blanco amanecer al pecho atado! A LAS ROS AS DEL CEMENTERIO Ni en parques. Ni en viveros. Ni en balcones. Ni en búcaros he visto yo otras rosas como las que se inclinan sobre losas nutridas por los muertos corazones. Entre los marmolados panteones, junto a las tristes temporales fosas, nacen troncos y ramas asombrosas con iris de belleza a borbotones. S on los muertos que zapan sin reposo y entretejen raíces, las injertan

para flores con calcio de sus huesos. S on ellos los que en ímpetu amoroso de su cárcel de tierra se libertan y asoman por las rosas con sus besos. UN HOMBRE VA A LA TUMBA DE S U MADRE Un hombre vertical va por las losas. Un hombre solo. Una altivez vencida. Un lágrima baja desprendida a los pétalos blancos de sus rosas. Le falta ya el sentido de las cosas. Ajada va su ropa. Va teñida. Su cuerpo es una tela descosida que cuelga hacia unas manos amorosas. Un hombre vertical, al mundo ajeno, ha besado unas flores. Casi oprime su manojo como si fuera un seno. Aquel que tuvo cálido y sublime. Llega. Tiembla. Se inclina. ¡Un niño lleno de maternal nostalgia! ¡Un hombre gime! TRÍPTICO A MI MADRE I ORFANDAD DE MI PAD RE ¡Cuánta memoria de niñez me dura! Te recuerdo empezando por tu llanto y yo cosida a ti tan cerca, tanto, que nuestro pie calzó la misma hechura. Tu paso despidiendo a la llanura y yo metida en él ahogado el canto. Yo, un granito de arena junto al manto de tu mole febril en derechura. Mi padre muerto ya y tú más fría hundiéndote en la fosa de mi pecho, midiendo la congoja que cabía desde mi cuna cerca de tu lecho, hasta el asilo que su puerta abría, poniendo nuevas tejas a mi techo.

II AL PERDERME EN EL C EMENTERIO Fue en el otoño y yo te acompañé por recordar tu pabellón de muerta. Cerca estaba una fuente y una puerta. En una acacia inmensa me fijé. Volví en la primavera con más fe. Te llevaba mi pura llaga abierta. Besos desesperados. Flores. Yerta te quise yo entibiar. No te encontré... No te encontré. Se me borró el camino. Más fuentes vi. Acacias más. Más muertos. En desaliento anduve y alocada. Suplicante lloré, se ahogó mi trino. Y las flores, los besos entreabiertos dejé sobre otra tumba abandonada. III VIVA EN MIS S UEÑOS Tres lustros han pasado de tu muerte y vienes junto a mí como si nada. En sueños por las plumas de tu almohada. En intercambio de mirarte y verte. Yo duermo en ella para más tenerte allí, donde quedó tu sal volcada, allí, por los recuerdos abrasada en muchas noches viva y una inerte. Como si nada, como nunca muerta paseas por la casa con tu peso y percibo un olor de flor y huerta. Mas cuando van mis brazos a tu beso, un súbito sollozo me despierta. Imploro a Dios. ¡Le pido tu regreso! MI ALOPEC IA I AL CORTAR Y S ER RAS URADOS

MIS CABELLOS Para que no cayeran por el suelo, sobre mi colcha extendí una gasa. Por mis ojos cerrados una brasa empapó lentamente mi pañuelo. Y bautismal, para asignarme el Cielo, mi cabeza quedó brillante y rasa. En recuerdos el corazón se abrasa. Imposible olvidar mi desconsuelo, y el horror de sentirme mutilada por las manos seguras del barbero con su aguda tijera despiadada. Después, la maquinilla deslizada que parecía triscar como un cordero sobre mi fresca piel congestionada. II MI PELUCA Le faltaba esta última caricia a mi cruel Destino en la cabeza. Le quedaba llegar a mi corteza, rasurarme el cabello en su codicia. ¿De qué pastora o de qué novicia, de quién es este pelo cual maleza fino, brillante, largo, esta belleza que da a mi rostro una expresión ficticia? ¿Cuántas veces se destrenzó bravío? Es rubio. lacio. Virgen. Huele a río. ¿Qué mercantil tijera le segó? ¿Qué cuello se erizó en escalofrío? ¿Qué otros ojos lloraron su rocío sobre él, como ahora estoy llorando yo? III ¿DIJE D ES TINO? ¡NO! MI rabioso Demonio que quería secar todos mis bulbos, anudarme con cancerosos ganglios hasta ahogarme y cercenar mi fe y mi valentía.

Fui su pieza en constante cacería. Nunca otro medio usó para halagarme. Quiso hacerme blasfema, condenarme. Y yo, sobre el dolor, más alegría. No sé qué pensará cuando me mira sin peluca color de la avellana. Qué tormentos dibujará su ira. Crece mi pelo. Es Dios quien los devana. Y entre el ovillo que su mano gira, se mezcla, reverente, alguna cana. COMO TE VEO, S EÑOR Nunca Te veo empinado, sobre cresta de incendiados rosales, ni entre oros que Te doren, ni que Te canten coros. Ni dirigiendo el sol hacia su puesta. Ni rodeado de vírgenes en fiesta hechos puro cristal todos sus poros. Ni de ángeles que gocen Tus tesoros incontables cual hojas de floresta. Más cerca está. Ya siento tu garlopa. Me alimentan tus panes y tus redes. Me rozas con tu mano y tus sandalias. Tu caricia y tu látigo en mi ropa. Jardinero. Albañil que mis paredes levantas y tapizas con tus dalias. “TENGO S ED” De mí. Sed de mi amor lo que tenías. Porque tu sangre fresca, gota a gota, a tus labios bajaba hasta mi rota arteria en sequedad que Tú bebías. Trituradas tus venas. Te mecías hasta morir en vuelo de gaviota. El cuenco de mi mano era remota, imposible esperanza que seguías. Mas filtró en mis pareces tan desnudas Tu sangre en cuajarón sediento y mudo, esmaltando la entraña de mis dudas.

Desblindé el corazón para tu escudo y se aflojó mi cuerda, al de Judas, porque Tu voz, S eñor, rompió mi nudo. PROCES IÓN Quiero arrancar ahora mi capuz para abarcarte entero, sin engaño. Despedazar este morado paño pera que Tú me cubras con tu luz. No he de poner sobre mi espalda cruz. Los hierros y las sogas hacen daño tan sólo en un momento. Todo el año yo quiero esta borrasca en plenitud. Quiero empapar la tela de mi lecho sobre la herida abierta que en Ti mana. Tenderme en ese lienzo tan estrecho. Amanecer sin pan cada mañana. Mis tejas colocar donde no hay techo, y en los miembros helados, mi sotana. ES CALA GLORIOS A DE MARIA MAGD ALENA I TU CABELLO EL Cónclave Divino trabajaba sobre telar celeste en tu cabello, probando la finura por S u Cuello mientras que tu cabeza dibujaba. El parto que naciste no manchaba tus tibias hebras en viscoso vello. Ni tocaron los hombres su destello. Y ni siquiera tú quien las peinaba. Espuma sólo tu cabello era. Reverberantes ondas de un torrente por las que echaba Dios su abrazadera. Alas de mariposa en pradera. Vellón acariciado en un relente. Plumaje de paloma mensajera. II

PRES ENTIMIENTO Qué Qué Qué Qué

fastidio de pronto te llegaba. movimiento tardo, qué pereza. abandonado el mimo en tu limpieza. prisa en que se fuese aquel que entraba.

Tu tentador cabello no flotaba ya en el lecho donde anidó impureza. Trenzaste como soga su belleza para que no pidiera el que pagaba. Y tu boca fue mueca para el beso. Alguien tu desnudez vistió en sonrojos. ¿Quién pudo ser? ¿Quién era ese Poseso?, ¿ese fantasma que asombró a tus ojos, que levantó sus muros sobre el yeso y oxidó en tu vivienda los cerrojos? III TRANS FORMACIÓN Tu cuerpo de su piel se desfundaba, y cada poro abría, cual si fuera calada, nueva urdimbre, bella estera que una mano tupía y esmaltaba. De súbito tu carne se encontraba renacida, lo mismo que si fuera un broche desmontado para cera y miel que ya en topacio se cuajaba. Fuiste oquedad de néctar y de aroma para aquel Aguijón que se metía a empuje sofocante de paloma. Endulzado el nidal, allí bebía bajando y ascendiendo por maroma en roce de dolor y de alegría. IV LLAMAMIENTO ¿Quién dejó aquel perfume colocado junto a tu fino peine y los espejos? ¿Qué fervorosamente Amante de tan lejos

se acercó a tu latido entrecortado? Tiemblas. Coge el pomo nacarado llevando al corazón aquel reflejo de tan blanco fulgor como bermejo ya era el cielo de un Gólgota iniciado. Esencia... ¡no pagada! Reflexionas. ¡Imposible la venta de ese sello que palpas y retienes! Te emocionas y comprendes la clave, todo aquello que hace tiempo te envuelve y tú aprisionas. ¡Una sombra desata tu cabello! V LA ENTRADA Entraste a la antesala del martirio pisando sobre un arpa plateada. Tu cabellera en ola desplegada era el inmenso pétalo de un lirio. Desgastando S u cera estaba el Cirio ya impaciente al olor de tu llegada. De sentir tu cabeza designada. Tu pecho ensimismado y tu delirio. Ante el silencio de la escena muda se agitan dos sepulcros blanqueados y su carne en fermento ruge y suda. Muerden los pensamientos más callados. Te ven tan sólo mórbida y desnuda mientras ellos arropan sus pecados. VI UNGIMIENTO El prodigio de un foco te señala. Su cuerpo recostado. Su figura. Hay gotas en su sien de calentura que un almohadón de espinas apuntala. Hay un buitre sediento que acorrala al Rey que vas a ungir con tu finura. Mientras Jesús aspira esa ternura que en líquida diadema le resbala

al coágulo que asoma en su costado, quieres aprisionar su escalofrío, que no te roben el Tesoro hallado. Le enramas de perfume y de rocío y parecen sus pies en tu calado un pez que expira en el fanal de un río. VII TUS LAGRIMAS ¿Cuántos minutos fueron? ¿Cuántas horas? ¿Qué cálculo de un tiempo sin medida tu cabello fue un alga sacudida por el mar de tus lágrimas deudoras? Los océanos, las nubes regadoras, la nieve más perpetua derretida. Toda el agua en tus ojos fue vertida y el rocío de todas las auroras. Y sigues tú llorando desde el Cielo. Hasta el pecho de Dios trepan los ramos de azucenas nacidas en tu pelo. Tú lloras sobre el charco que pisamos. Tu destino es llorar. Tu gran consuelo. ¡Llorar. llorar por los que no lloramos! CONSOLADORES VERS OS MÍOS ¿QUE S ERÁ D E VOS OTROS CUANDO MUERA? He dejado mi testamento hecho porque expiro, me voy quedando muda. Me desangro por vena que trasuda. Una sombra fatal está en acecho. Vosotros, que rasgasteis a mi pecho para beber dejándome desnuda con esa mala fiebre que no suda y de cristal el rostro cara al techo. Pido que vuestra tela me amortaje. Que tapicéis entero el embalaje blando, pequeño y pobre de mi encierro. O sean vuestras pavesas andamiaje para llegar a Dios con mi equipaje.

¡Qué os quemen con las velas de mi entierro! SONETO TRIS TE ¿Qué arquitecto dirige? ¿Qué peones levantan con sus grúas triangulares, cuadradas piedras junto a los solares que escoltan mi vivienda, mis rincones? ¿Quién mete por mi puerta cinturones, sandalias plateadas, qué juglares ensordecen mis rimas, qué cantares estrepitosos suenan, qué orfeones? ¿Quién me manda un mensaje en peregrino y desenrolla tan mullida estera? ¿Quién empuja ni espalda a otro camino? No edifiques. No tapes mi gotera. ¡No me toques! ¡No me hagas daño, espino de la felicidad! Es pera, espera... A JUAN ALC AID E S ÁNCHEZ Acercaste tu llama a mi pabilo y el mosto del atroje hasta mi boca. Fuiste el barreno en mi cristal de roca. La aguja en mi collar hilo por hilo. Se tú mi cicerone por el filo de trampas bajo un musgo que provoca con su esmalte mi piel, que me sofoca. Alárgame tus manos si vacilo. Reverdecer quisiera como S ara. Se tú mi garañón enamorado para que no se pierda tu camino. Corre mi sangre. Por si se cortara, te ofrezco este violín que he fabricado poniéndole una cuerda de platino. TORRES BODET, JAIME México. 1.902 Secretario de Educación y diplomático, representó a su país en Madrid, La Haya, París, Buenos Aires y Bruselas. Director general de la UNESCO y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.

UNA MUJER Llegó una vez, cuando la vida abría su más profundo cáliz de emoción y poblaban canciones de alegría el árbol nuevo de mi corazón. La amé por franca y por leal. Cabía en una sola lágrima su amor, y el dolor de vivir la protegía como una espina el tallo de una flor. Y era flor en verdad; como una tierna corola difundida a su redor quietudes vesperales de cisterna y tímidas fragancias de candor; pero esencia de flor no es nunca eterna ni humana dicha, ni terreno amor... OTOÑO Bajo la mies cortada camina el carro lento de la hacienda, y hundidos hasta el tobillo en ella, los jóvenes del pueblo ven la primera estrella nacer en el crepúsculo, como un presentimiento. En todas las ventanas asoma una doncella a presenciar su paso... Va aquietándose el viento y la tarde se ahonda, melancólica y bella ¡Otoño! Un oro frágil engarza el pensamiento. Desde el pescante rústico, el carrero levanta una canción... En ella no se sabe si canta el placer o la angustia, la alegría o la muerte; pero viene a los ojos una lágrima ignota, y la vida se queda suspensa en cada nota con un racimo pálido entre la mano inerte. ARTE POÉTICA Agosto endulza, inteligencia, el grano en el racimo al esbozarse piensa y en gotas de ámbar lúcido condensa el frenesí del cielo meridiano. Lo que de la mirada hasta la mano tarda la sed en consumar su ofensa

te deja recibir, uva indefensa, el último derroche del verano. ¡Ay!, perro entre los dedos transparentes con que la asiduidad de la caricia para una sabia copa te resume ¿de qué azúcar sincero te arrepientes, tú, que la lentitud vuelves delicia, arte el sabor y crítica el perfume? SONETO Lo que con ruedas invisibles pasa y con saetas silenciosas hiero no es el tiempo, reloj, que el minutero ciñe al circuito de tu pista escasa. El tiempo no se va... Queda la casa y perdura el jardín. Y hasta el lucero que me enseña a vivir de lo que muero se nutre del incendio en que se abrasa. Mientras tanto los días y las horas giran en tu cuadrante sin sentido, buscando inútilmente esa presencia que sólo advierto en mí cuando me ignoras; pues con tus pasos, tiempo, lo que mido no es tu premura, sino mi impaciencia. FUENTE En la fruta que toco, en la que dejo, en el aire que exhalo, en el que aspiro, en el agua que bebo, en la que miro y hasta en ésta -cristal- tumba y espejo; si desciendo, si subo, si me alejo, si duermo, si despierto, si suspiro, si me hallan, si callo, si me quejo, en todo estoy cambiando sin respiro. S angre tan rauda, fe tan impaciente carrera son en mí de un cuerpo brusco que sin cesar, huyendo, me releva. Y es así como todo me desmiente de lo que fui con lo que soy, pues busco en cada muerte igual un alma nueva.

FE Como en el mudo caracol resuena del océano azul el sordo grito, así ha quedado preso el infinito en esta soledad que me encadena... aré en el mar, edifiqué en la arena, en el agua escribí, sembré en granito y, a través de lo hecho y de los escrito, mi propia libertad fue mi condena. De cuanto pretendí nada he logrado y cuanto soy no sé si lo he querido pues sin oriente voy hacia esa meta que no tiene presente ni pasado... Y no te culpo, fe, no me has mentido: ¡brújula te creí -y eras veleta! CIRCULO Muriendo y renaciendo a cada instante, sobre esta ruta en círculo tendida, cada paso que doy hacia adelante me acerca más al punto de partida. Pues río soy que busca en el cambiante fluir del tiempo, no la playa erguida sino el secreto manantial constante en que brota y acaba toda vida. Comencé por huir; pero de modo tan obediente al cauce en que progreso que escapo menos, hoy, si más camino y, tras de haberme repetido en todo, siento que mi llegada es un regreso y descubre en mi origen mi destino. UVA ¿Qué fina mano cincelada en hielo cortó al racimo del calor el grano que esta uva que el musgo quiso en vano vestir, para la sed, de terciopelo? Mido en su piel henchida el breve arcano de un mundo en que la miel es luz sin velo,

caricia al tacto, al paladar consuelo, límite a la aridez, cetro al verano. Pero, sin exigir que satisfaga la dicha que anunciaba su hermosura, lo dejo resbalar sobre la mesa: denso minuto en perfección tan pura que cuanto más se niega más se halaga porque su don mejor es su promesa. LUCID EZ Si me quemo en el hielo y no en la llama -aunque con menos insolencia y bríoes porque el alma, para arder, reclama un fuego así, como el del hielo: frío. Pasó la edad violenta en que el estío abrasa el árbol por dorar la rama y queda ahora, en blanco, el panorama del invierno interior, nunca tan mío. Junto a la hoguera que pagó en cenizas el breve triunfo de vivir airada ¡qué incendio más sutil el del diamante! ¡Y cómo, entre sus fuegos, te deslizas, frío de la verdad: único instante en que, sin lucidez, la luz no es nada! TES TAMENTO S ólo al trasluz del tiempo, la dorada lengua del fuego avivará esta historia que -con tinta secreta- está apagada, como en un palimpsesto, en mi memoria. Crónica de una luz sin alborada, hecho para leída al sol sin gloria de una pequeña flama tan pausada que enciende el trazo sin quemar la escoria. Confesión de ese astuto presidiario que todos ocultamos, sin saberlo, en nuestra libertad, siempre fingida. ¡Mensaje sin país ni calendario! Llamas requerirá, para entenderlo, quien trate de aprender su propia vida.

MUERTE ¿Por qué inquietarme de tu cercanía, Muerte, si la existencia que me halaga es sólo pulpa de la fruta aciaga en la que yaces tú, simiente fría? Te imaginé agresión. Te creí daga, lanza, dardo, arcabuz, flecha sombría; y en vano acoracé la mente mía pues si, herida, te huí, te encuentro llaga... llaga que de mí propio se sustenta: úlcera primordial y previsora oculta ya en la célula sedienta en que mi vida actual tuvo su aurora. Nada me matará -muerte tan lentasino el ser que, por dentro, me devora. AGONÍA 1 De la noche que sube en tu conciencia mientras en todo y para todos mueres tú sólo sabes, cuerpo, lo que quieres y es tu querer final póstuma ciencia. En amores, en odios, en violencia, en paisajes, en libros y en mujeres, moriste antes que aquí; pero prefieres creer que mueres hoy, por indolencia. Sin embargo -si abrieras a esa muerte ulterior de tu nombre en nuestro olvido los ojos que cerraste para vertesentirías que el tiempo que has vivido no fue un paréntesis inerte entre dos estertores sin sentido. 2 Porque no fuiste nada, cuando fuiste, sino lo que el vivir quiso que fueras y tus únicas horas verdaderas son éstas, ¡ay!, que a nadie prometiste.

S ólo tu muerte es tuya, pues viviste sueños extraños, rápidas quimeras, plagiando sucesivas primaveras de un mundo que no más ausente existe. Te vivieron los otros. Las pasiones que creíste sentir eran, apenas, un eco de sus duros corazones. Copias fueron tus risas y tus penas. Poseído de ajenas ilusiones, lloraste siempre lágrimas ajenas. Y tu primera voluntad la pones en volver a esa nada que enajenas por una libertad sin condiciones. BAÑO Mujer mirada en el espejo umbrío del baño que entre pausas te presenta, con sólo detenerte una tormenta de colores aplacas en el río... S ales al fin, con el escalofrío de una piel recobrada si afrenta, y gozas de sentirme menos lenta que en el agua en el aire del estío. Desde la sien hasta el talón de plata -única línea de tu cuerpo, duratu doncellez en lirios se desata. Pero ¡con qué pudor de verte pura, recoges del cristal que te retrata -al salir de tu sombra- tu figura! S ENTIDOS Un ciego oye la luz y el color toca -en mí- cuando, al cerrar los ojos lentos, dejó que sólo vivan los momentos que nacen del contacto de tu boca. Un sordo ve la voz y el canto evoca cuando, al callar tus últimos acentos, vuelven a amanecer mis pensamientos en una aurora de cristal de roca. Inmóvil, correría por seguirte

y cantaría, mudo, por hablarte y, muerto, nacería por quererte; pues en mi vida ya no existe parte que, sin oídos, no supiera oírte y, sin labios, besarte y, sin luz, verte... Y, sin alma ni cuerpo recordarte. LIRIO ¿Con qué lápiz de punta diamantina rayó la luz, contra el jarrón oscuro, este lado del lirio que se inclina -más que la sombra que proyecta- al muro? De su cáliz de mármol brota, en fina cascada de paciencia, el tallo duro y de su propia fuga se ilumina como el río que nunca está maduro. Pasa del ónix de la copa clara que en la indolencia del nacer lo anima a la indolencia plácida en que muere. Y lo miro cambiar, como una cara que envejece el color y cansa el clima del espejo pausado al que se adhiere. PÁRPADO Cortina, como tú, párpado leve -que el día excluyes al bajar, sin ruido, sobre el cristal de un cielo prometidoquisiera ser mi amor y no se atreve. Plácida abdicación , ausencia breve entre el pasado y el futuro: olvido de un presente que está siempre eludido, hoy, por el sol; mañana por la nieve. Noche obediente, oscuridad sumisa tras cuyo velo tímido siguiera la vida su espectáculo suspenso. Y que, a su arbitrio, el corazón pudiera cerrar o abrir el tiempo tan de prisa que fuera ya memoria lo que pienso. CAS CADA

De lo que tengo lo que soy me priva y lo que pude ser de lo que he sido pues vivo descontado lo vi vido y moriré sin pausa mientras viva. Tiendo la mano hacia la forma esquiva de lo que va a pasar... ¡Y ya se ha ido! Así -cascada que en silencio midome llevas, tiempo, siempre a la deriva. Entre el día que fue y el que no empieza, el presente no es sino el camino que va de una ambición a una añoranza. Cesa la dicha. Cambia la tristeza ¡Y no sabremos nunca si el destino cediendo insiste, y sin moverse, avanza! CORAZÓN Cuando, extendido sobre el lecho austero en que -si no dormir- callar procuro, siento el hachazo rítmico y seguro del corazón talando lo que espero; el árbol de mi sueño verdadero -para la realidad siempre inmadurocomparo con el lento cuerpo oscuro en que , a pedazos, sin reposo, muero. Cuanto en aquél hubiera - si duraradebido presagiar pétalo y nido, es, en éste, dolor, silencio, tumba. La vida que los une los separa. Y sólo vibran juntos al latido del terco leñador que los derrumba. OCTUBRE Ya empiezas a dorar, Octubre mío, con las cimas del huerto, ésas -distantesdel pensamiento a cuyas frondas fío la sombra de mis últimos instantes. Corazón y jardín tuvieron, antes, cada cual a su modo, su albedrío; pero deseos y hojas tan brillantes necesitaban, para arder, tu frío.

Aterido el vergel, desierta el alma, más luz entre los troncos que despojas a cada instante, envejeciendo, veo. Y en el cielo ulterior, de nuevo en calma, cuando terminen de caer las hojas miraré, al fin, desnudo, mi deseo. ORQUÍDEA Flor que promete al tacto una caricia más que el otoño de un perfume, suave, y que, pensada en flor, termina en ave porque su muerte es vuelo que se inicia. Párpado con que el trópico precave de su luz interior la ardua delicia, música inmóvil, flámula en primicia, aurora vegetal, estrella grave. Remordimiento de la primavera, conciencia del color, pausa del clima, gracia que en desmentirse persevera, ¿por qué te pido un alma verdadera si la sola fragancia que te anima es, orquidea, el temor de ser sincera? BAJAMAR Conforme va la vida descendiendo -bajamar de los últimos ocasosse distinguen mejor sombras y pasos sobre esta playa en que a morir aprendo. Acaba el sol por declinar. Los rasos de la luz se desgarran sin estruendo y del azul que ha ido enmudeciendo afloran ruinas de horas en pedazos. Ese que toco, desmenbrado leño, un día fue timón del barco erguido que por piélagos diáfanos conduje. En aquél mástil desplegué un ensueño. Y en estas velas, ¡ay!, siento que cruje todavía la sal de lo vivido. MADRIGAL

Eres, como la luz, un breve pacto que de colores fragua su blancura; y en iris -como a ella- te figura de la nieve menor el prisma abstracto. Dejas, como la luz, un sordo impacto de sombra en la retina y, por la oscura huella que de su tránsito perdura, recuerdo el esplendor de su contacto. El cristal te deshace, no el acero; aunque, más que el cristal, la geometría, pues transparencias sin aristas nunca lograron traducir tu ser ligero. Y, por eso tal vez, el alma mía te descompone cuando no te trunca. REGRES O 1 Vuelvo sin mí; pero al partir llevaba en mí no sólo cuanto entonces era sino también, recóndita y ligera, esa patria interior que en nadie acaba. Oigo gemir la aurora que te alaba, músico litoral, viento en palmera, y me asedia la enjuta primavera que la razón, no al tiempo, presagiaba. Entre el capullo que dejé y la impura corola que hoy en cada rama advierto pasaron lustros sin que abrieran rosas. Viví sin ver... Y sólo me asegura, entre tanta abstención, de que no he muerto la fatiga de mí que hallo en las cosas. 2 ¿Quién habitó esta ausencia? ¿Qué suspiro interrumpo al hablar? ¿A quién despojo del recobrado cuerpo en que me alojo? ¿Quién mira, con mis ojos, lo que miro? La luz que palpo, el aire que respiro, el peso del silencio que recojo,

todo me opone un íntimo cerrojo y me declara intruso en mi retiro. En vano el pie que avanzo coincide con la huella del pie que hundió en la arena el invisible igual que sustituyo; pues lo que el alma, al regresar me pide no es duplicarse en cuanto me enajena ¡sino ser otra vez lo que destruyo! 3 ¡Espejo, calla! Y tú, que en el furtivo recuerdo el filo de la voz bisela, eco, responde sin palabra. Y vela por que en tu ausencia al menos esté vivo... del mármol con que el ocio me encarcela quiero en vano extraer un brazo esquivo hacia ese blando mundo infinitivo en que todo está aún y todo vuela. Estatua soy donde caí torrente, donde canto pasé, silencio duro y donde llama ardí ceniza esparzo. Nada me afirma y nada me desmiente. S ólo tu golpe, corazón oscuro, a fuerza de latir aprieta el cuarzo. 4 Por esa fina herida silenciosa que siquiera da paso a la agonía, ¡ay!, entra, muerte, en mí, como la guía de la hiedra que el sol prende en la losa. Abre -¡aunque sea así!- la última rosa en que tu fuerza adulta se extasía, ansia de ya no ser, llama tan fría que a su lado la luz parece umbrosa. Rompe la plenitud, la simetría, el basalto en que acaba toda cosa que dura más de lo que tarda el día; y, arrancándome el tedio que me acosa, envuélveme en tu vértigo, alegría, ¡afirmación total, muerte dichosa!

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ES CLUS A ¿Qué invisibles y tácitas poleas -corazón sin motor, nave en olvidote alzan hacia el mar desconocido que para ser exige que lo creas? En el crucero estás de dos mareas. Canal es tu quietud, tiempo abolido. Y, a cada aspiración, cada latido aviva en sorda luz fúnebres teas. Inmóvil te suponen los que, al verte anclado al hoy, ignoran que el mañana cambió ya de nivel tu barco oscuro. ¡Qué alto litoral el del futuro! ¡Y cómo, corazón, la hora más vana te eleva -en esta esclusa- hacia la muerte! HUÉS PED Huésped de una ciudad en que agoniza un rey astuto errático y distante y en cuyas torres la tormenta iza un relámpago nuevo a cada instante; aunque no he sido llama, soy ceniza y piedra, aunque jamás seré diamante; polvo que con la roca se eterniza o polvo que dispersa un viento errante... ¡S ombra -entre cuyos átomos diversosperpetúan ociosas competencias ecos, seres, imágenes y cosas, astillas de columnas y de versos, ruinas de catedrales y de esencias, cadáveres de estrellas y de rosas! BAUTIZO Abre el oído, tiende la mirada, pesa tu liviandad, mide tu aliento. Esta es la sal del mundo: un elemento sin cuyo simulacro no eres nada. Barca te trajo, cuna tan delgada que le impone destino al menor viento

y playa es hoy la luz en que presiento -náufrago sin querer- tu alma sellada. Del mar que atravesaste para hacerte buscarías en vano, entre las horas, ese tiempo que el par te da y te olvida. Vives. Y esto es vivir: buscar tu muerte. Ya principiaste a ser, pues ya te ignoras. ¡Bienvenido al dolor, forzado a vida! PUREZA Bajo la cárcel rota del cabello que en indolencia y en calor la abruma, emerge de una cólera de espuma con otro armiño rescatado al cuello. Agobio del verano, algún destello de su pureza a su impaciencia suma y al adormece, péndulo de pluma, el abanico de un silencio bello. La nieve del candor que la aureola al devolverla a la blancura viva, no toca sino elude su pureza, y, del cabello amotinado en ola, un rizo -a la garganta que lo esquivaroba la prontitud de una cereza. MAN ZAN A Conciencia del frutero campesino, manzana, entre los higos y las nueces ¡de qué rubor ingenuo te embelleces ante el otoño elemental del vino! Gira en la piel de tu contacto fino una tersura exacta, sin dobleces, y del reflejo en que tu forma acreces tiñes, de pronto, el vaso cristalino. Porque es tan sobria la pulida esfera de tu carne de plata -y tan seguraque el paisaje que copia, refrigera. Y corre, al verte, por la dentadura una acidez helada que no altera la sed, sino la moja y la madura...

GOLONDRINA De ti -que, por precoz y por soltera, anuncias y no haces el veranogolondrina sutil, tenue vilano, la urgencia envidio y la ansiedad quisiera. Ultima flecha del invierno arcano, buscas el blanco de la primavera con tal celeridad que asirte fuera detener el destino con la mano. ¡Ay!, pero sólo a prometer nacida, vives para escapar de lo que ofreces, paraíso mental, presagio puro. Y es tan indispensable tu partida que acabaría en ti nuestro futuro si, un instante no más, permanecieses... OTRA ROS A Como la dura estrella tenebrosa que de la estrella luminosa dura en la pupila fiel donde reposa el edificio de la noche pura, esta rosa de sombra que a la rosa imaginada opone, en su negrura, la rosa de verdad, tan ambiciosa que, por morir más alta, se apresura. Flor en que el pensamiento -como el ojo cerrado tras de ver un sol intensodevuelve en gris lo azul, lo verde en rojo; corola de mi espíritu suspenso, ¿por qué si te comprendo te deshojo cuando vi ves no más porque te pienso? CARACOL El mar del tiempo incontenible canta dentro del caracol de este momento tan repentino y, a la vez, tan lento que su instantánea eternidad me espanta. Toda mi vida gime en su garganta: cuanto fui, cuanto soy, cuanto presiento,

pues el alma no abriga un pensamiento que abarque tanta luz ni sombra tanta. S obre la arena en que la ola oscura más a olvidarlo que a traerlo vino -y bajo el nácar de su concha adversaríe el dolor, solloza la ventura: ¡voz semejante en todo a mi destino, cambiante, igual, monótona y diversa! ES PEJO Elena, que florece junto al río de una conciencia demasiado hermosa, pasa con él y mira, en cada cosa, un eco de cristal, rápido y frío.4 Quiere poner un límite al estío de la luz que la lleva, perezosa, y la desvía el sueño que la acosa y la encuentra, dejándola, el desvío. Por eso el agua que la entiende fluye y el tiempo corre, al que se da, sumisa. Un reflejo la forma y la destruye. No tiene más constancia que la brisa, más regla que morir porque se huye, ni otra razón de ser que estar de prisa. VIAJE INMÓVIL 1 Cuando la noche cierra en ti esa puerta que ya no puede abrir ninguna mano mortal, y del dolor -como de un vano sueño, en el sueño- el sueño te despierta; cuando el cansancio de la voz incierta no toca ya de ti sino el lejano litoral en que el ángel cotidiano deja, al partir, su túnica despierta; cuando un río de sombra y una espada -¿caída de qué puño indiferente? te aíslan de ti misma y de mi vida, ¿qué dios cruel ordena tu alborada?,

¿Quién, bajo tu frente, se arrepiente?, ¿quién eres tú, sin ti, desconocida? 2 Por la memoria en ruinas, entre aciagos escombros de proyectos y esperanzas, pisando espejos que se vuelven lagos, irguiendo lirios que resultan lanzas, cruzas, mientras yo aquí -frente a los vagos límites de un país que ya no alcanzas a recordar- en súbitos estragos advierto tus sonámbulas andanzas. Segura de volver cuando la aurora para otra guerra inútil te rescate ¡con qué prisas sin pies mi noche huellas!, ¡qué muertes das, soñando, a quien te llora!, ¡y de qué oculto y lúgubre combate son tu sonrisa y tu silencio estrellas! 3 Porque con alguien vas rumbo a ese abismo del que regresas perdonada y muda; alguien, que de tu cuerpo me desnuda, y ese rival ¿quién es, sino yo mismo? Te busco en el colérico espejismo que, mientras no me sientes, te demuda, pero descubro nada más mi duda, tu ausencia, mi rigor, nuestro egoísmo... Inerte al bien y al mal, esquiva al celo que nos promete póstumas coronas, la batalla que libras es conmigo, el infierno que cruzas es mi cielo y el ser con quien, sin brazos, me traicionas soy yo que, hasta en tus sueños, me persigo. VEJEZ Me inclino hacia lo azul de ese reflejo que, de la llama que perece, nace. Y, de pronto, en cristal, lámpara, espejo, miro como la noche me rehace.

¡Tribus de lo que fui! ¡Duro entrecejo! paralítica voz, ojo en que yace -última luz- un último consejo. Ardor como ése, gélido, me place. Luces guillotinadas... Viejas voces sangrando en los fonógrafos suspensos... Segado de paréntesis veloces, libro en que palpo otra presencia mía. ¡Tribus de lo que fui! ¡Trágicos censos! El cuerpo es un fantasma que me espía. NOCTURNO 1 Cierra, punto final, única estrella del firmamento claro todavía, la estrofa de silencio de este día en que tu voz, por tácita, descuella. Desde el alba lo azul te prometía, última gota en ignición tan bella que sólo ardiendo -como el lacre- sella y sólo sella al tiempo que se enfría. Ser el adiós de un cielo sin querella igual que tú mi espíritu quería y que, como tu luz, la Poesía cristalizara en mí, diáfana estrella, más transparente cuanto más sombría fuese la oscuridad en torno de ella. 2 Principia, pues, aquí, tu obra futura, Noche, y con lengua libre de falacia explícame la edad, el sol, la acacia, el río, el viento, el musgo, la escultura... De los colores adjetivos cura esta instantánea flor, póstuma gracia de un idioma que fue -con pertinaciaretórica guirnalda a la hermosura. Brújula sin piedad, tiniebla pura, orienta, Noche, mis sentidos hacia las torres de tu intrépida estructura

y deja que, en racimos de luz dura se apague esta inquietud que nada sacia sino el error de ser tiempo y figura. 3 Tiempo y figura fui, mientras la esquiva curiosidad de ser distinto en cada minuto de la frívola jornada arrojaba mi anhelo a la deriva. Tiempo y figura: cólera pasiva, impaciencia de luz en llamarada, alma a todos los cauces derramada y, aunque a ninguna fiel, siempre cautiva. Pero de pronto, ¡ay!, conciencia armada, coraza de amazona pensativa, toco de nuevo, en bronce, tu alborada, ¡y descubro por fin que la hora ansiada estaba en mí, pretérita y furtiva, y, al oírla sonar, siento mi nada! 4 Hecho de nada soy, por nada aliento; nada es mi ser y nada mi sentido y, muerto, no seré más que al oído un roce de hojas muertas en el viento... A nada me negué. De nada exento -pasión, fiebre o virtud- he persistido y de esa misma nada envejecido sombra de sombras es mi pensamiento. Pero si nada di, nada he pedido y, si de nada soy, a nada intento; espectador no más de lo que he sido. Como inventé al nacer, la muerte invento y, sin otro epitafio que el olvido, a la nada me erijo en monumento. VOZ Tú me llamaste al íntimo rebaño -única voz que manda cuando imploramientras la burla despreciaba el daño

y florecía, en el cardal, la aurora. Era la intacta juventud del año. Principiaban el mes, el día, la hora... Y el corazón, intrépido y huraño, te oía sin creerte, como ahora. ¡Ay!, porque -desde entonces-, ya disperso sobre la vanidad del universo, a cada paso, infiel, te abandonaba y con cada promesa te mentía y con cada recuerdo te olvidaba ¡y con cada victoria te perdía! CONTINUIDAD No has muerto. Has vuelto a mí. Lo que en la tierra -donde una parte de tu ser reposasepultaron los hombres, no te encierra; porque yo soy tu verdadera fosa. Dentro de esta inquietud del alma ansiosa que me diste al nacer, sigues en guerra contra la insaciedad que nos acosa y que, desde la cuna, nos destierra. Viven en lo que pienso, en lo que digo, y con vida tan honda que no hay centro, hora y lugar en que no estés conmigo; pues te clavó la muerte tan adentro del corazón filial con que te abrigo que, mientras más me busco, más te encuentro. 2 Me toco... Y eres tú. Palpo mi frente la forma de tu cráneo. Y, en mi boca, es tu palabra aún la que consiente y es tu voz, en mi voz, la que te invoca. Me toco... Y eres tú, tú quien me toca. Es tu memoria en mí la que te siente: ella quien, con mis lágrimas, te evoca; tú la que sobrevive; yo, el ausente. Me toco... Y eres tú. Es tu esqueleto que yergue todavía el tiempo vano de una presencia que parece mía.

Y nada queda en mí sino el secreto de este inmóvil crepúsculo inhumano que al par augura y desintegra el día. 3 Todo, así, te prolonga y te señala: el pensamiento, el llanto, la delicia y hasta esa mano fiel con que resbala, ingrávida, sin dedos, tu caricia. Oculta en mi dolor eres un ala que para un cielo póstumo se inicia; norte de estrella, aspiración de escala y tribunal supremo que me enjuicia. Como lo eliges, quiero lo que ordenas: actos, silencios, sitios y personas. Tu voluntad escoge entre mis penas. Y, sin leyes, sin frases, sin cadenas, eres tú quien, si caigo, me perdonas, si me traiciono, tú quien me condenas... y tú quien, si te olvido, me abandonas. 4 Aunque si nada en mi interior te altera, todo -fuera de mí- te transfigura y, en ese tiempo que a ninguno espera, vas más de prisa que mi desventura. Del árbol que cubrió tu sepultura quisiera ser raíz, para que fuera abrazándote a cada primavera con una vuelta más, lenta y segura. Pero en la soledad que nos circunda ella te enlaza, te defiende, te ama, mientras que yo tan sólo te recuerdo. Y, al comparar tu terquedad fecunda con la impaciencia en que mi amor te llama, siento por vez primera que te pierdo. 5 Porque no es la muerte orilla clara,

margen visible de invisible río; lo que en estos momentos nos separa es otro litoral, aun más sombrío. Litoral de la vida. Tierra avara en cuyo negro polvo, ávido y frío, del naufragio que en ti me desampara inútilmente busco un resto mío. Es tu presencia en mí la que me impide recuperar la realidad que tuve sólo en tu corazón, cuando latía. Por eso la existencia nos divide tanto más cuanto más en mi alma sube la vida en que tu muerte se confía. 6 Sí; cuanto más te imito, más advierto que soy la tenue sombra proyectada por un cuerpo en que está mi ser más muerto que el tuyo en la ficción que lo anonada. S ombra de tu cadáver inexperto, sombra de tu alma aún poco habituada a esa luz ulterior a la que he abierto otra ventana en mí, sobre otra nada... Con gestos, con palabras, con acciones, creía perpetuarte y lo que hago es lentamente, en todo, deshacerte. Pues para la verdad que me propones el único lenguaje sin estrago es el silencio intacto de la muerte. 7 Y sin embargo, entre la noche inmensa con que me ciñe el luto en que te imploro, aflora ya una luz en cuyo azoro una ilusión de aurora se condensa. No es el olvido. Es una paz más tensa, una fe de acertar en lo que ignoro; algo -tal vez- como una voz que piensa y que se aísla en la unidad de un coro. Y esa voz es mi voz. No la que oíste,

viva, cuando te hablé, ni la que el fino metal del eco ajustará en su engaste, sino la voz d e un ser que aún no existe y al que habré de llegar por el camino que con morir tan sólo me enseñaste. 8 Voz interior, palabra presentida que, con promesas tácitas, resume -como en la gota última, el perfumeen su paciente formación, la vida. Voz en ajenos labios no aprendida -¡ni siquiera en los tuyos!-; voz que asume la realidad del alba estremecida que alcanzaré cuando de ti me exhume. Voz del perdón, en la que al fin despunta esa bondad que me entregaste entera y que yo, a trechos, voy reconquistando; voz que afirma también lo que pregunta y que será la mía verdadera aunque no sé decir cómo ni cuándo. 9 ¿Ni cuándo?... Sí, lo sé. Cuando recoja de la ceniza que en tu hogar remuevo esa indulgencia inmune a la congoja que, al fuego del dolor, pongo y atrevo. Cuando, de la materia que me aloja y cuyo fardo en las tinieblas llevo, como del fruto que la edad despoja, anuncie la semilla el nuevo fruto; cuando de ver y de sentir cansado vuelva hacia mí los ojos y el sentido y en mí me encuentre gracias a tu ausencia, entonces naceré de tu pasado y, por segunda vez, te habré debido -en una muerte pura- la existencia. MAN ZAN A Conciencia del frutero campesino,

manzana, entre las uvas y las nueces ¡de qué rubor tardío te embelleces con el otoño que te presta el vino! Gira en la piel de tu contacto fino una dulzura sana, sin dobleces, y del reflejo en que tu forma acreces llenas, sincera, el vaso cristalino. Porque es tan limpia la pulida esfera de tu carne de plata y tan segura que el paisaje que mira, refrigera. Y corre por la helada dentadura una acidez, al verte, que no altera la sed, sino la moja y la madura. TORRES CABEZUDO, JES ÚS DE Alcoy. Alicante. España. Siglo XX Poeta hallado en Internet. SONETO A LA PARCA ¡Oh Muerte, Muerte...! Que me estás matando con tu guadaña al filo de mi cuello, siempre imponiendo al cuerpo y susurrando que me queda muy poco de lo bello. Tu poderosa voz está animando a La Pasión para un dulce atropello, que casi siempre en mí, chiticallando, se produce con fuerza de camello. Me caes tan gorda y plasta que he tomado la única daga que tu piel destruye hundiéndola en tu túnica de drama. Y ese puñal lo tengo siempre al lado pues así, la cobarde, rauda huye. El arma tiene un nombre. Fe se llama. SONETO A JOAQUIN Tengo el cuerpo ya viejo y resonante, porque el tiempo no admite retrocesos y aunque en sueños me ha visto galopante en la vida ya nadie me da besos.

Me consuelo en la noche con excesos tales como soñar que soy brillante y en la picota estoy como uno de esos que flamean saliendo del estanque. Así pues que jodido y cabreado aguantando los días, mi bragueta procura el evitar las depresiones. Y como este soneto es dedicado a S abina, cantante y gran poeta, rubrico este mi ripio con ¡cojones! LA COPA A todos los que miren en mi copa, verán que está ofrecida por la Red y que aunque es un objeto ésta galopa con la misión de mitigar la sed. En su líquido humilde no se topa con venenos ni muro ni pared por eso, cual bajel, con viento en popa de mí llegó de embajadora a usted. Quiero que beba un sorbo solamente, dejando el resto a otros Navegantes que están en distinto Continente. Si el sabor de sus chispas burbujeantes placer produce a su sesuda mente sin saberlo pagóme con diamantes. TRES I Oro montado en miel de favorita en una estampa del pasado muerto y sumando el congojo dinamita hasta robar el sueño a los más yerto. En vidia y tontería de una bendita que cada vez respira aire de puerto, pues no tiene la gracia de Afrodita ni el encanto del sol cuando está abierto. ¿Qué es pues todo si nada es consistente ni tiene en el meollo pan y sal o brillo de esperanza o realidad?

Es un cuento confuso y pertinente con tres capas de leches y de cal que en su vientre reside la maldad. II Pues parece que el hombre es un creativo cuando tiene el aplauso y el buen premio de magnates con buen preservativo sin más ende que tal dentro del gremio. Pues sí, parece sí, que es vomitivo la envoltura del euro hasta el abstemio, ya que si no puteas de ejecutivo el mal de la estrechez te irá en apremio. Mil morcillas de auténtica cebolla regalen a los dioses trasnochados que te duermen en paz con sus poemas. Los huevos que te ponen buena polla son de mejor sabor que mantecados y no tienen respaldo, cruz o emblemas. III

Mea culpa y divina consonancia por escribir recibos en sonetos, que con sólo sonido sin prestancia y deja a los neurones obsoletos. Condena irremisible de fragancia a gente como autores de los getos que envidiosos de pastas y de infancia tienen la soledad en vez de nietos. A nosotros la nada y el olvido, pues gramática parada componemos, insultando a los grandes y los divos. Demos gracias también de haber tenido ordenador en Red que calza remos y nos placen en paz muriendo vivos. EL AMANEC ER Como una gris palada de la noche una lengua de hierba asomo a Cielo,

mojando la tiniebla con el broche de llamarada viva hacia el consuelo. El pájaro cuervazo trochemoche salió pitando con su negro duelo, maldiciendo y atando su reproche y esquivando la luz casi al repelo. Las brujas se murieron de coraje con los demonios sádicos y feos. El fuego azufre, olor, se disolvió. Don Alegría con Gracia en Paisaje con pincel brocha gorda de tebeos la nada oscura espanto resolvió. TORRES GUERRERO, JUAN DE Chile. Siglo XVII SONETO Mande a su prelo la impresora fama memorables, eternos caracteres del penicilo, alado con que hieres sutil la vena de tu musa dama. Gámulo el pajarillo si en la rama gorjeados solemniza sus haberes, y entre lisonjas, gozos y placeres peinada pluma a su ambición inflama. De las Musas, o tú, cisne canoro, plausible acento de tu gloria entona; pues con plateada pluma y pico de oro. Del Príncipe matizas la corona, que en Valdivia ha librado su decoro, fama y renombre, optando su persona. TORRES RIOS ECO, ARTURO Chile. 1.897 – 1.971 Profesor, ensayista, crítico literario y poeta hallado en Internet. CIELO DE LA GAVIOTA Esta triste gaviota desolada,

sonora de silencios y de viajes, nieve d espumas y oro de oleajes, prodigiosa de fuegos coronada, vuela como una niña atormentada entre claros cristales y mirajes, tristeza congelada en los paisajes, de alguna playa ausente y destrozada. Vuela con una languidez de pluma, ave de estrella, corza de la espuma al sonoro cristal perlas tirando. Y sin violar la espuma ni la estrella breve ceniza de recuerdo es ella que en el aire desnudo va flotando. JUAN RAMON JIMENEZ Como un niño sonámbulo en la noche -llanto en el ojo, estrellas en las sienesel corazón en lírico derroche, así te veo Juan Ramón Jiménez. Música de campanas. Llora un coche de aldea (ruiseñores y Verlaines). El corazón en un celeste broche, así te veo Juan Ramón Jiménez. Una pastora –rosa de ternurapuso su labio sobre la amargura del niño con estrellas en la sienes. Así una mano de mujer ha hecho florecer lunas nuevas en tu pecho. fino y celeste, Juan Ramón Jiménez. TORRES S IFONTES , PEDRO DE LAS Cuba. Siglo XVI SONETO Habéis echado el sello a nuestra ciencia con tal sublime obra, buen S ilvano, diciendo del ilustre Altamirano el valor, cristiandad y la paciencia. Infalible verdad fue la pendencia que Ramos tuvo con el luterano;

vengó al Pastor la poderosa mano, dándonos a entender su omnipotencia. Que al humilde levanta y le da loa, y al soberbio arrogante echa por tierra; estilo del Señor muy ordinario. Recibe de mi mano, buen Balboa, este soneto criollo de la tierra, en señal de que soy su tributario. TORRES VARGAS , ROBERTO Colombia. Siglo XX Poeta. A LA BANDERA COLOMBIANA Rojo, azul y amarillo: Tus colores están en ti por la altivez unidos; en torno tuyo todos los partidos se disputan el triunfo y los honores. Te saludan clarines y tambores con dianas mañaneras, con rugidos el cañón, el fusil con estampidos, bayonetas y espadas con fulgores! Luces laureles frescos en tu escudo: bajo un fuego nutrido de metralla los recogiste en el combate rudo! En tu lanza hay relámpagos de gloria! Y al cruzar por los campos de batalla llevas entre tus pliegues la victoria! SONETO Parecía más que monja una azucena, era de grandes ojos soñadores, y de la juventud en los ardores renunció al mundo, de atracción llena. Amaba al novio con pasión serena, con frenesí al Pastor de los Pastores, luchaban en su pecho dos amores y allá en su celda la mató la pena. Con extenuada palidez tosía

cuando iba a suspirar su desconsuelo, y un lirio desmayado parecía... Triunfó el amor del que ofrecióle el Cielo, y dejó una flor roja de agonía como un trágico adiós en su pañuelo. TORRES VILLARROEL, DIEGO DE S alamanca. 1.693 - 1.770 Ganó la Cátedra de Matemáticas en la Universidad de S alamanca. Administrador del Duque de Alba. Después de varias profesiones acabó de sacerdote. Ver en la Biblioteca Miguel de Cervantes. Entrada Rápida: S onetos o Ramón García González.

TORRES Y GUZMAN, JAC INTO DE España. S iglo XVII Poeta y amigo de Lope de Vega. A LA MUERTE D E LOPE D E VEGA ¿LOPE, cadáver, tú? ¡qué triste suerte! perdió Es paña su fénix peregrino, su Apolo el orbe, aun el fatal destino llora piadoso ejecutando fuerte. Inviolable desdicha fue perderte, pero próvido el cielo te previno, que se mintiera eterno lo divino con menos desempeño que tu muerte. Vana Cloto la espiga mejor siega, cambiando aplausos en funesto incienso, y en tierra inútil un diamante al tope. Agosto agosta tan florida vega, que es acto positivo de lo inmenso poder hacer y deshacer un LOPE. TORRES Y SOTOMAYOR, JACINTO España. S iglo XVII Poeta. Hallado en Internet.

SONETO DIALOGADO ENTRE CAMILO Y CINTIO A LA INMORTAL MEMORIA DE JUAN PÉREZ MONTALBÁN CAMILO: Cintio, en extremo me consuela el verte, porque es a triste tiempo mi venida, cuando la Corte llora enternecida algún fracaso de desdicha fuerte. CINTIO: Bien grave es, o Camilo, el que se advierte; ganó la fama, aunque perdió la vida, el Doctor Montalbán, y así afligida siente la Corte su temprana muerte. CAMILO: ¿Qué murió Montalbán? ¡O raro caso! las Musas vistan ya funesto luto, todas las letras lloren por su ausencia. CINTIO: ¡O cuán presto este S ol se fue al Ocaso! Sí, que a la muerte da también tributo, el ingenio mayor, la mayor ciencia.

TORTAJAD A S ANCHEZ, JES US Sevilla. 1.954 Licenciado en Derecho. Procurador. Poeta hallado en el libro homenaje a la fiesta del soneto en 1.912 VIVIR Hace ya tiempo que le vengo dando vueltas –hay en mi sien como una heridaal paso tan ligero de esta vida, el mío más que nadar se ha ido volando. Intento hallar consuelo preguntando ¿la luz de la reserva está encendida? ¿escaso voy de fuerzas? ¿qué medida acota la existencia y hasta cuándo?, ¿he caído en desuso?, ¿a dónde ir?... Y así vivo –respiro y me alimento con lo justo, pues siempre lo comido debe de ser menor que lo servidoel ciclo de obligado cumplimiento: nacer, crecer y procurar vi vir.

TOS TADO DE LA PEÑ A, FRANCIS CO S anto Domingo. R. D. 1.530 – 1.586 Poeta hallado en Internet. A EUGENIO DE S ALZAR, AL LLEGAR A S ANTO DOMINGO Divino Eugenio, ilustre y sublimado, en quien cuanto bien pudo dar al cielo para mostrar su gran poder al suelo se halla todo junto y acumulado: De suerte que si, más os fuera dado fuera más que mortal el sacro velo y con ligero y penetrante vuelo al summo coro hubiérades volado. Vuestra venida, tanto deseada, a todos ha causado gran contento, según es vuestra fama celebrada; y esperan que de hoy más irá en aumento esta famosa isla tan nombrada, pues daros mereció silla y asiento. TOVAR, ALFONSO España. S iglo XIX Poeta. ¡PERDÓNALA, S EÑOR! No quiero que comprenda mi amargura ni que sepa mi pena y mi tormento: cuando sucumba a tanta desventura muera presa de atroz remordimiento. Quiero que piense en mí y el sentimiento le haga ver, aunque tarde, su locura: Quiero trocar en pena su ventura y llenar de terror su pensamiento. Quiero hacerla sufrir, martirizarla, que se agite en hondas convulsiones y de negros fantasmas rodearla.

Ella me hace infeliz con sus traiciones, quiero morir tan sólo por matarla mas te pido, S eñor;... que la perdones! TOVAR VALDERRAMA, JORGE España. S iglo XVII Poeta A FÉNIX EN LA EMPRES A No de aromas sabeas, sí en pomposa altiva ostentación, al nido aspira O Fénix! tu ambición; O Fénix! mira cuanto la igual modestia es honorosa. Si duración, afectas codiciosa, prepara en la feliz Arabia Pira al tránsito fatal; venera, admira fragante copia, al Evo sonorosa. No rara ya, no prohibida, no sabia te niegas premio, a dignos tanto ardores: cambias el blando S oto a Alcázar fuerte. Si feliz no sin ti, siempre tu Arabia: vuelve (¡mas tarde ya!) goza sus flores, apacibles desdenes de la muerte. PREMIO Tristes quejas de amor dilato al viento, serán por tristes, de mi amor castigo: por quejas nuevo honor de mi enemigo; y por Amor, de amantes escarmiento. Será también la voz de mi instrumento, en el proceso de mi edad testigo; y yo el áspero actor, que a mí me sigo, y el culpado que canta en el tormento. Vosotros, o jueces, o fiscales, (bien así, que mis males infinitos) no me juzguéis, sino sentís mis males; que si buscáis castigo a mis delitos, castigo tienen a su culpa iguales: fuegos de amor abrasan mis escritos.

INVOCACIÓN En la parte más tierna de mi pecho pintaste Amor, la forma más hermosa, que el mudo vio con sangre lastimosa, compungente pincel de metal hecho; O pintor peregrino, satisfecho de obra a ti igual, a mí maravillosa, muestra como mi pluma temerosa de un gran traslado; en mi papel estrecho: Y ya que no descubre en esta sombra una señal de luz de aquella brasa, que los nublados de mi llanto escombra. Y sí la pluma en discurrir escasa de mi confusa ceguedad se asombra, préstele luz el fuego que me abrasa. DIA PRIMERO DE S U AMOR Cuando el Planeta que las horas cuenta, el encanto de Cholcos encendía, en la estación primera de aquel día, que honró al actor su pueblo, que le afrenta; Dio a la más cuerda Amor, la más sangrienta flecha que dentro en su carcaj tenía, y orgullosa con tanta valentía entró al rendido corazón exenta. Estaba yo sin armas descuidado, y para honor de su cobarde hazaña armas me dio el Amor, después de herido: Pruebo herirle con ellas, está armado, pruebo mi llanto, es su dureza extraña, pruebo a rendirle a fuerza, estoy rendido. AMOR HABLA CALLANDO, MATA Y ETERN IZA ¡Ardo pero mi ardor, qué desventura! dentro del corazón triste encogido, (gigante castigado, aun no atrevido) debajo el nombre de un silencio dura; de allí en centellas por mi luz oscura delincuente primer: primer sentido

habla (mudo mi espíritu ofendido) el colérico fuego que me apura. Crece la llama, y mi mortal herida (por aplacar su fuerza) humor le vierte; crece, y sale en suspiros divertida; crece mi mal, y con mi mal mi suerte, que aunque este fuego es muerte de mi vida; dulce vida le espero de mi muerte. PRETENDE S ATIS FAC ER AL AMOR CALLANDO ¡O gran dolor! Mi corazón se enciende, y si intento decir el mal que pasa, es mi concepto un rayo que me abrasa, no sale de la boca y más me ofende. Con el rigor que las entrañas hiende, penetra el pecho; a la memoria pasa; llega a los ojos, y deshecho en brasa (tal son mis tiernas lágrimas) desciende. Así me deja en tu ministro airado en fuego ardiendo, en lágrimas deshecho, por un error apenas intentado; ¿No estás Amor con esto satisfecho? ¡Quieres que calle y muera, ya he callado! y ya es sepulcro a mi ceniza el pecho. PID E FAVOR Entre la luz de tus serenos ojos donde aprende la suya el Sol dorado, entre las hebras del sutil trenzado, que desdeñan del oro los manojos; entre las perlas, los corales rojos; entre la nieve, entre el color rosado; entre el son de tu aliento regalado, puso el término amor de mis enojos. Y si hallarse dilatas mis entrañas entre luz, oro, perlas, nieve, aliento, según las llamas crecen ya tamañas, las verás deshacerse en un momento, cual suele al S ol la nieve en las montañas, y tus ojos serán el instrumento.

AL PENS AMIENTO ¿Dónde vuelas soberbio pensamiento? Ícaro mozo, mi consejo espera, mira que a polvo humilde, y blanda cera, ni el Sol perdona, ni respeta el viento. Fénix es sol, y su divino aliento la procelosa de Aquilón esfera; de cera y polvo tú, porción ligera, teme, vuelve a la tierra, y es tu asiento. Pero sube, camina, no repares, rompa tu fuerza los contrarios vientos, hasta ver de tu sol su luz a solas. Que si muerto cual Ícaro bajares, nombre darás al mar de mis tormentos, y eterno vivirás entre sus olas. PAGANDO CREC E LA OBLIGAC IÓN La luz de la razón, o muerta, o ciega, dormida tiene el alma y el sentido, quien mira vuestros ojos atrevido, y luego Fénix, que los ve no ciega.. Pues no goza la gloria donde llega, ni el hospedaje os paga el recibido así se da el castigo merecido, y a vos la justa obligación os niega. Yo por pagaros os rendí mi vida, y rendiré lo que me dais de nuevo, pero hallo la deuda más crecida: Porque si el alma cada instante os llevo, es el pagaros gloria tan subida, que cuanto más os pago, más os debo. DEPRECACIÓN Pues descubriste de tu sol ardiente la hermosa luz de que se informa el día, pues el oro que Arabia desafía me descubriste en tu serena frente. Pues me venció tu proceder valiente, con fuerzas de una blanda cortesía,

a cuyos pechos el amor se cría, que en mi tamaño, engendra el accidente: Los celajes descubres donde asistes, o soberano luminar esquivo, así regiones frígidas conquistes. Que como soy tu esclavo si me privo de tu presencia, entre memorias tristes, me aprisiona el amor por fugitivo. LIS ONJEA AL GENIL, POR QUE TERCIE EN S U AMOR S aca Genil de tu nevada gruta los corvos cuernos de cristal luciente, alza con los remansos la corriente, y echa la vista en tu ribera enjuta. A Flora en flores, y a Pomona en fruta, coronando verás tu anciana frente, y a la ninfa que es menos obediente, tus pies besando, humilde más que astuta. En tu arena verás mi ingrata hermosa pomposa causa de tu honor florido, y dirasle mi herida lastimosa: Mi herida! y guarda si te niega oído del pie veloz la estampa rigurosa, será consuelo de mi amor perdido. A UN S US PIRO Si pretendes suspiro nombre, y fama, pues de mi pecho sales encendido, hazle que sienta al (sin sentir) sentido, de aquella que te engendra, y te da fama. Sigue el curso del fuego que me inflama, mas que alguna otra vez enternecido, y serás el primero, que atrevido en Fénix entra mi amorosa llama. Seguro vas ardiente mensajero, pues que le das a la enemiga mía cierta noticia de que triste muero. Haz ultraje a su orgullo, y mi porfía, viste el armado corazón de acero,

de la piedad con que mi amor te envía. TODO S E MUDA, S U DES DICHA NO Múdase el tiempo, y con mudarse muda, la planta, el animal, el ave, el peze, estrecha a Anfitre, y a Anfitrite crece orna a Cibeles, y a Cibel desnuda; Hace que humilde a tanto imperio acuda, caúcaso erguido, que inmortal parece, cual sombra todo vana desfallece a su cuchilla incontrastable aguda. Este mundo interior es de una infiable forma imperfecta, y cuanto en él se cría, imita a su principio invariable. S ólo es constante la desdicha mía, que como nace de mi amor durable no se puede mudar como solía. CONS EJO S ANO A S US OJOS ¿Qué pretendéis de amor? ¿qué de fortuna si muertes no? ¿sino pesares tristes? ¡Ay ojos de llorar! otros os vistes (¡cómo pasan los bienes!) en la cuna. Otros cuando con lágrima importuna (lengua enloquece en la niñez) perdistes dulce sustento, y dulce obedecistes materno arrullo sin violencia laguna. Rebeldes ya, ni conocéis sustento; muros si combatís, do amor tirano (no el arco) rayos vibra ciento a ciento. Tan difícil conquista en bulto humano ojos mejor será (mudad intento) vencerse tarde, que morir temprano. ENVIDIA DULC E Tras el desdén de las que argenta escamas, goza el amante, del vellón que dora, pasó el rigor del hielo, y ya de Flora es el campo galán de mil retamas. El pajarillo entre las dulces ramas,

corresponde a la voz que le enamora, el tierno amante aljófar de la Aurora blancas flores abraza, y verdes gramas. ¡O todos venturosos amadores! A quien asignan los piadosos cielos para un rigor, sin número favores. ¿Cuándo saldrá mi sol de tantos hielos? ¿Cuándo se oirá esta voz? ¿Cuándo estas flores? ¿Cuándo tendrán reposo mis desvelos? COMPLAC ENCIA EN EL DOLOR Miré la luz de tus serenos ojos, soles a las tinieblas de los míos que ya dilatan lastimosos ríos, dignos del mar de tu beldad despojos. Siento que ciego entre ásperos abrojos me encienden hielos, y me abrasan fríos, que me aparto de mí con mis desvíos, que gusto solicito en mis enojos. ¡O miserable suerte! ¡O mal extraño! ¡Cómo! ¿Qué subo más, y alcanzo menos? ¡Cómo! ¿el dolor con lágrimas engaño? ¿Mas qué? si vos gustáis ojos serenos, padezca el corazón rigor tamaño, padezca mal por los que son tan buenos. OJOS DE FÉN IX, S I MATADORES DES EADOS Indicios Claros de la luz, espías del luminoso general del cielo, cuyo valor ardiente, cuyo celo, años le rinde, y le conquista días. Apacibles tiranos, que alegrías dais, y quitáis al más cortés de suelo, deidad Tonante, que fulmina hielo sobre el Volcán de la entrañas mías. Volved a mí, vol ved, aunque de fiero basilisco seáis, vuestra hermosura más que la vida en vuestra ausencia quiero. Si ya no sube a tanto mi ventura

que os puede (¡o cuán difícil!) ver primero y es cada cual difunto y sepultura. MIRANDO UN INCENDIO Subes o llama con veloz carrera, de estos cansados leños desatada, solicitando en humo transformada el distante reposo de tu esfera, pero al subir por la región ligera te vuelve el viento burlador en nada; ¡ay de ti! ¡cuánto amante, desdichada! de mi más dulce acción imagen fiera. Así disuelta, sube, el alma mía, del corazón (solicitando asiento) a la esfera veloz de su alegría. Y nunca llega a conseguir su intento, que es humo de mi ardor, y a su porfía, es un desdén dificultad del viento. AMOR CONOCIDO POR ENEMIGO Cuando es acaso la dorada flecha que un tierno niño, al pecho de un gigante puede tanto el amor con el amante que al niño ensancha y al gigante estrecha. Y así pues cera Fénix no está hecha; o yo no estoy en forma de diamante no nos hiere la flecha penetrante; o está su fuerza natural deshecha. ¡Mas ay mísero yo! ¿cómo no hiere si el corazón penetra por los ojos? ¿Cómo sin fuerza cuando el alma hiere? Aquellos son de amor vanos antojos, que es mi enemigo, y deshacerse quiere para hacer mayores mis enojos. O MUERTO, O VIDA Fénix que flechas me arrojáis mortales, ¿ya qué intentáis de aqueste amante reo? Vuestro es mi corazón, vuestro el deseo, causa de vuestros bienes, y mis males.

Si los dolores a la fuerza iguales fueran, de la flaqueza, que poseo cerrara el triste labio, pero veo, que soy mortal, cual ellos inmortales. Cese un instante, ya, la llama ardiente; dejadme a vuestra sombra recostado, si sombra en tantas luces se consiente. Crezca el rigor, y acabe mi cuidado, dad lugar a que muera por valiente, o quede por cobarde aprisionado. DIS CULPA D E AMOR Menguase mi dolor, aunque el mal crece, ¡ay! por tu falta no, porque el sentido, al incesable trabajar rendido, de vitales espíritus carece. Mengua es en mí, la que mi mal parece; y sobra de dolor la falta ha sido, ved, que remedio a veces defendido. que si vino, y entiendo me enloquece. Si acaso pareciese a los mortales flaqueza mía, o desdichada suerte, tan grande vencimiento, y penas tales, mire mi causa el más feliz y fuerte, podrá ser que (retrato de mis males) ponga respeto a mi temprana muerte. INCLINACIÓN EN PARTE FUERA DEL CURS O NATURAL A muchos les agrada el son mezclado del sordo parche, y resonante trompa, y a muchos ver, que el jabalí les rompa la tres doblada red con diente airado. Al labrador del trabajoso arado no apartará la vagabunda pompa, ni hay temor de borrasca que interrompa, el curso al marinero ejercitado. Acude todo instinto al ejercicio, a que la estrella en que nació le influye, y alcanza en el descanso y alegría;

de mí sólo que ha sido el duro oficio de amar nací por suerte estrella mía, el alegría y el descanso huye. COLÉRICO AMOR ¿Por qué Fénix permites, que padezca, (siendo tú causa) este dolor extraño? si es por no merecerte, no es engaño, que por nacer está quien te merezca. No, que soy tan indigno te parezca, aunque (cual ves) me cubre tosco paño, que no confiere amor (cuando es tamaño) que vil materia sus ardores crezca. S acrificado a tu belleza pura tienes mi pecho, admite sus ardores, si has de admitirlos, de mortal criatura; y si han de merecer tus amadores, por valor natural tu hermosura, tú sola ten a tu belleza amores. DIS CULPAD A AMENAZA ¡Contenta estás o Fénix rigurosa! de ver que das materia a mis dolores, de ver que das al aire mis amores de ver mi alma, que jamás reposa. Pues caminé la esfera presurosa, que si imposible alcanzó mayores quizá dará otra causa a mis ardores (ya que tan bella no) más amorosa: Entonces si de humana carne fueres (que no está declarado en la edad mía) te causará dolor el ser quien eres. Y si en el auge del que gozas día por absoluto don permanecieres, di a mi fiebre mortal que desvaría. REO, Y FÉNIX DIS CULPAD A No alcanza el buen cincel un pensamiento, que no posible a un solo mármol sea, si docta mano en imitar se emplea concepto agudo, ufano entendimiento.

Ya rendida si opuesta al movimiento, la materia, la forma que la afea, delito es vil de torpe mano rea, culpado ingenio, cómplice instrumento. Labrar quise en tu pecho mi ventura, dispuesto a buena estaba, y mala suerte; erré, (como ignorante) la escultura. ¡No te quiero culpar, o mármol fuerte! Quiero culpar mi ingenio, y mi locura, pues sólo supe en ti formar mi muerte. EXHORTACIÓN Como al claro Verano; el turbio Invierno la oscura noche, al luminoso día, al llanto de Memnón ; la melodía dulce del simple pajarillo tierno: Como al morir en paz; vivir eterno; lágrima sen niñez, a su alegría; a los gozos de amor, melancolía; y a sus glorias, de celos un infierno. Así le sigue, al ser mujer mudanza; no hay firmeza en mujer, no hay cosa estable, a la fortuna vence, al aire alcanza. ¡O tú tirana! sé veloz mudable; mas ay, que temo ya de tu tardanza ver el fin de Anaxarte miserable. RIGOR DE FÉNIX Pudiera mi tormento haber quebrado el fuerte acero, y el diamante duro; pudiera enternecer mi llanto puro un corazón de pedernal labrado; y aqueste no, ni aquel han lastimado (¡mísero yo!) tu pecho tan seguro, que no promete en término futuro, por las manos del tiempo ser mudado. En el peñasco descubrí de cera (con mi gemir) entrañas, y alma humana, en la silvestre ensangrentada fiera.

Como di en tu hermosura soberana un corazón de peña verdadera hallé, y un alma en el Tigre Hircana. PERS EVERANCIA VENCE D IFICULTADES Áspero corazón, voluntad dura, de dulce pecho, y alma generosa, la triste muerte en mí será forzosa si este vuestro rigor gran tiempo dura. Pues cuando nace; y muere la verdura: cuando la noche, y la mañana hermosa lloró sin descansar, bien poderosa causa es mi loco amor, y mi ventura; Con todo vivo a la esperanza asido, viendo, que poco humos, continuamente, si cal, un mármol gasta endurecido, y así a ti (en nada al mármol diferente) te gastará mi llanto, y mi gemido podrá rendirte voluntad valiente. MANDÓLE QUE CALLAS E Fénix si muero en este triste estado serás más, que león, que tigre fiera, pues hoy me intimas que callado muera, porque es menor el mal comunicado; de tal suerte me tienes rodeado; que hallo duros peligros por doquiera en el bien, el tormento que me espera y en el (otro gran dolor) el ser callado. Menos eres, que Falaris piadosa, que el permitió le diesen boca al toro, por do la voz saliente lastimosa. Y tú tirana (en tanto, que adoro) me atormentas, y sellas rigurosa si suspiro mis labios cuando lloro. QUEJAS DIS CULPADAS Del áspero segur, la seca rama de querella si al fuego la condena, la blanca vela, de la parda antena si su tesoro al Aquilón derrama.

Si al coral falta su cerúlea cama, se altera endurecido en tierra ajena; el mal seguro leño en mar serena gimiendo, al monstruo que le rige infama. Estos se quejan sin tener sentido, sin tener vida; pues que vivo, y siento fuego en mi pecho, mares en mis ojos. La boca en aire, y a la tierra asido portentoso de amor soy vencimiento deja Fénix, que sienta mis enojos. MAYORES QUE LOS DE HÉRCULES S US TRABAJOS Hércules invencible fatigado no fue, cual yo de la cruel fortuna, aunque venció la sierpes en la cuna, aunque luchó con Gerión doblado; aunque del Rey de fieras abrazado, aunque opresor del globo de la luna, aunque admirando la infernal laguna dejo al trifauce espantador atado; que resistir vuestro desdén injusto, sustentar vuestro nombre con mi canto, y aprisionar mis amorosos celos; es más duro ejercicio, y más robusto, que vencer monstruos, que tener los cielos, que atar el Cá, que amedrentar su espanto. DIJO FÉNIX, QUE NO LE HACÍA BIEN, NI MAL. Decis; que bien, ni mal, señora mía, me hacéis esto y de vos tan olvidado, que aun aliviar con penas, mi cuidado, estorbáis a mi loca fantasía. Más mal me hacéis, que sustentar podría, en el que yo he sentido, y vos negado, mas si podéis hacerme mal doblado: hacerme males mil por cortesía. Que aunque es bastante para darme muerte el que a todos hacéis mirando acaso

quiero morir por vos de mal más fuerte. Dadme veneno, dadme, que me abraso; no beba alguno de él, que está mi suerte en apurarle la ponzoña al vaso. A UN A S EÑAL CÁRDEN A, EN EL ROS TRO DE FÉNIX Negro Cometa, que mi blanco cielo, con negra luz amenazáis mi vida; si tengo en fuego el alma convertida; como vuestro color promete hielo. Tened! no más escándalo del suelo, que esta naturaleza divertida, y en vuestra dulce confusión perdida, pues falta al orden de su santo celo.. Pero aunque el orden natural se altera el alma me abrasáis, quemadme el pecho, nada quede en mi vida de provecho, pues por consuelo llevaré aunque muera, que es más por vos quedar cenizas hecho; que con mi fuego deshacer la Esfera. ES PECIFIC A S U VIS TA Hay de vista una especie generosa, que el rayo puro de la luz resiste; otra que busca la tiniebla triste del esplendor más débil temerosa. Otra (regida mal; bien deseosa de alegrarse en la luz) que al fuego asiste; y hasta que de su muerte en el se viste, (de esta especie es mi vida) no reposa. No puede resistir de mi sol claro, el poderoso rayo, que la ofende, ni sabe de la noche hacer reparo; antes vestirse de la luz pretende, y dando cercos mil al aire raro, goza del fuego la virtud enciende. LAGRIMAS , Y S US PIROS , FRUS TRADOS . S opla el Meridional de mis suspiros,

y mil lluvias de lágrimas desata de estos mis ojos, que el amor maltrata, por claro honor de sus dorados tiros; sopla, y suspende los celestes giros, (tan blando por el aire se dilata) sopla, mas nunca de mi estrella ingrata, los dos suspende globos de zafiros. Puede (¿quién duda?) en las ternezas mías mostrar la sana de su fuerza dura; crecer las noches, suspender los días; pero como podrá la fuerza pura, que aun temeré, cuando en cenizas frías ocupe mi temida sepultura. AMOR NO S E HARTA D E LÁGRIMAS ¿Qué sed es esta amor de hidropesía, que tus entrañas tienen por mi llanto? ¿Es posible cruel que bebas tanto? Ya con la muerte bebes a porfía. Tomar ser de mis lágrimas podría otro diluvio causador de espanto: otro mortal Fitón de mi quebranto, expuesto al arco de la ingrata mía. Pero es tu fuego tal tirano arquero, que es echar a una fragua humedad poca, echarle de mi llanto un mar entero. ¿Cuál parte di de fiera amor te toca? ¿Y a mí que eterna parte cuando muere? Ni tú te hartas; ni el llorar se apoca. POR S U INQUIETUD, AMENAZA AL AMOR No más rapazo amor, espera un poco, déjame respirar, que estoy cansado; si sólo intentas, que te sienta armado, ya casi estoy de sentimiento loco. Ya tu Deidad con sacrificio invoco, si es que pretendes ser reverenciado; y si esclavo me quieres, soy herrado, escucha el son que en mis cadenas toco. Si porque tus crueldades resplandecen

en mí, más que tus triunfos y victorias quieres mi fin pensando que fenecen, dame la muerte, honor de tus historias, dame la muerte pues, que en ella crece: de mis cenizas nacerán memorias. EXHORTACIÓN Clavó la vista en el cadáver frío, y faltó el movimiento a la cabeza, que trasformado al cuerpo en su dureza el corazón creció por lo vacío. De ver el caso sumamente impío; helada se quedó naturaleza: Helado el pulso en su postrer viveza: que tal rigor se debe a tal delirio. Teme pues Fénix tú, si temor cabe en un pecho leal y generoso; o al mármol en dureza desafía; que cual Pigmalión de mármol sabe labrar (y yo lo sé) pecho amoroso, el ceguezuelo que en mi fin porfía. LUZ VERDAD ERA Cual suele aquel que la encendida casa deja alas fuerzas de la llama impía; y expuesto el pecho a la corriente fría, se anega ardiendo; y anegando abrasa; tal la razón en la encendida brasa dejo del fuego, que tu luz me envía; y pongo (¡necio engaño!) el alma mía entre copia de lágrimas no escasa. Tantos errores, tantas sutilezas sigo, que está mi amor sobre la Luna, y de este humano busco las fierezas; si es voluntad, si es hado, o si es fortuna, no lo ser más pisando sus cabezas fuerte herí con el pie en la vista a alguna. AL ALMA C IEGA

Ya de otra más que de ti propia amante alma se ve tu candidez impura: ya dore llena con antorcha oscura, muerte en forma de amor vas ignorante; la viva luz, que imita al sol constante, tienes opresa en móvil sepultura; ¡ay la joya que pierde tu locura por seguir de un placer falso semblante! Abre los ojos ya, si amor dispensa, y por su ser en pequeñez medida, verás cual es en la grandeza inmensa; vuelve al tierno dolor de tanta herida, que si duplicas la que mata ofensa; la que pretendes disminuye vida. AUS ENTÁNDOS E Al campo Fénix vais, vais a la aldea, para que esté cuando volváis difunto pues si estuviere en la ciudad un punto, de vos mi amor aborrecido vea. Desde hoy (Bootes de esta luz) me emplea amor al carro perezoso junto, y sin dispensación mi dulce asunto, azada, reja, y hoz, quiere que sea. Viviré cuan gozoso, cuan ufano, aunque en vez de escarpín, y guante estrecho vejigas calce el pie, llagas la mano: y si la llaga antigua de mi pecho no tienen satisfecho a amor tirano, quedará en las recientes satisfecho. CONFIANZA EN UN AY Fresno siempre elevado, centinela del ejército dulce de Pomona, a quien si erguida crencha el sol corona, cándida Naya, los coturnos cela. Tú a tanto Ruiseñor antigua escuela bien que frondoso afin, mi voz perdona; que en tus lenguas el céfiro la entona, porque a Deidad que ocultas veloz vuela.

Este ¡ay! tan sólo ten depositado, y cuando al sol que adoro como sueles vieres en tus alfombras recortado: preséntale a la luz, y no desueles por esto tu inquietud, que mi cuidado copia en tan breve tiempo mil pinceles. TRIUNFO DE FÉN IX Borde el Darro gentil, tu margen de oro; sobre tapetes de esmeralda hermosa, y matutina deshojada rosa en él disipe intacto su tesoro. Las belfas ninfas, olvidado el coro, en efusión de flores olorosa imiten divertidas a la diosa,, que presta al Mayo su primer decoro. Para que fénix con altivo orgullo, favorecido pise arroyo prado, más si le das como al amor desvío; ni deshoje la rosa su capullo; ni de Flora las ninfas sean traslado, ni de oro margen suyo borde el río. AMIS TAD DE ARROYO CORRES PONDIDA EN LLANTO Ya los cristales de tu curso bello, clara verdad de las vecinas flores, murmuran sin recato mis amores; cuando más tiernamente me querello. Ya me descubren la coyunda al cuello, mis mejillas surcadas con dolores, marchitas de sus campos las colores y nevados los montes del cabello. Bien claro amigo arroyo me has mostrado, más que mucho mi loco desvarío si doctrinas los troncos de aquel pardo; pues hoy harás emulación al río, con la paga que ofrezco a tu cuidado en las corrientes de este llanto mío. A DOS PALOMAS EN S U ARRULLO

Pájaros venturosos, que enlazados, ya con los picos, ya con más estrecho lazo, del uno el otro satisfecho dulcemente vivís enamorados; mostrad así os gocéis, los dos traslados tiernos, de Fénix al rebelde pecho, quizá con tanto ejemplo al blando lecho, remitirá fatigas, y cuidados: Y ciando no, sabrá, que el dolor mío es natural, que su placer violento; digno mi amor, indigno su destino. Esto así, ya que a manos del tormento, a que amor me destina (y del me fío Titano!) acabe, moriré contento. PIEDAD D ECLARAD A POR RIGOR Puso en ti del actor la sabia mano alma quieta, en sangre generosa; anciano fruto, en niña flor hermosa; divino ingenio, en un sujeto humano. Mas luego puso (¡ay triste!) amor tirano, entre blanco jazmín, y fresca rosa, la Geraste mordaz más venenosa, que humor vertió de racional insano. Tu piadosa (quizá por no acabarme, huyes, y escondes su veneno esquivo; como si esto bastara a remediarme; pero es aumento que en mi mal recibo, pues muero cuando dejas de matarme, y sólo el tiempo, que me matas vivo. AL S UEÑO ¿Por qué di de mis ojos sueño blando, los desvelados párpados no pegas? ¿Por qué a mis miembros tus licores niegas, si por el mundo los estás regando? ¿De mí porque te invoco vas volando; y a quien menos te busca, más te llegas? Bien claro el arte de tus obras ciegas, con castigo cruel me vas mostrando.

S o oscuridad procuras, que tiniebla como mis ojos, si el silencio estrecho, su imagen son (sin dedo) mis dos labios. Llega, que alcázar te dará mi pecho, gruta será mi herida, mi amor niebla, mi llanto humor, ministros mis agravios. AMOR MÉD ICO IGNORANTE Si escucho el son del regalado aliento, que al Euro amansa, y al Genil suspende, mi lastimado corazón se enciende, y solicita en su ruina al viento; si ausente estoy, veloz el pensamiento corre a la luz, en que su luz se ofende; que amor curar con su veneno entiende, y el tormento halagar con más tormento. ¡O ignorante dolor, o falsa cura! ¿Cómo no ves que en fuerza tan medida medicina tan cáustica es locura? Sepan todos amor,, que no das vida. que abres la más difícil sepultura mas bien; que cierras la menor herida. CONFIÉS AS E DIGNO DE TAL CAS TIGO Si el Semidiós engendrador del justo, que en tanta piedra impuso tanta vida, por una antorcha que usurpó encendida, ministro dulce del humano gusto. En el Cáucaso preso, al más injusto verdugo, al más cruel, por no homicida, para la eterna penetrante herida, expone el pecho, el corazón robusto; que me querello yo, que aun imposible atado esté con esperanza incierta, y que un desdén me firma de tormento, si en las luces del cielo inaccesible, de Fénix encendí mi vista muerta, mas ¡ay! que amor anima el sentimiento. DEPRECACIÓN AL TIEMPO

Si quiebras tiempo los peñascos duros, si aceros comes, si metales bebes, si firmes montes con tus fuerzas mueves, y a brazos rindes invencibles muros; Si los Anfiteatros mal seguros, están al golpe de tus filos breves; si Troyas das al viento en polvos leves, y Cártagos al suelo en llantos puros; muda aquel pecho que a mi llanto ha sido; duro peñasco alcanza tú la gloria de un triunfo a los mortales prohibido; goza la pompa de tan gran victoria, pues tienes tanta fuerza, y tanto olvido muda aquel pecho, o vence mi memoria. A FÉNIX QUEJAS En suspiros, y lágrimas deshecho, se queda atrás un lustro de mis días, sin da calor a tus entrañas frías, ni enternecer tu endurecido pecho. ¿Cuándo escribió el amor en su derecho leyes que obliguen a las penas mías? ¡Ah violento juez! cómo porfías tiempo tanto en tormento tan estrecho si es porque en mí tu culpa se castigue, el verte en mis entrañas no diamante como en tu ser a más piedad te obligue; templa el rigor (si sabes) un instante, sabe dejarte amar de quien te sigue; que no es difícil como el ser amante. FÉN IX C ABELLO S UELTO, FORTUNA D E AMOR Esta que libre al regalado viento, la madeja derrama de oro hermosa: sin duda que es fortuna poderosa; pues da bienes, y quita en un momento. No es la que el oro con poder violento distribuye avarienta, y generosa; mas hace al alma pobre, o venturosa

del tesoro de amor su libre intento. Ciega no es ya, mas para mí escondidas las luces trae, que forma mis enojos, y se finge sin vista a mis heridas. Ay quien dude en la rueda, y los despojos; despojos son, las almas ya rendidas; la rueda son, los giros de sus ojos. QUITÓS ELE DE LA VENTANA ¡Dadme un rayo de luz, oh sol hermoso! y al puto (¡ay triste!) que a mirar le llego la luz me quitas; y me das el fuego, que eres aun tiempo avaro, y generoso. Como entre sueño, y confusión dudoso me dejas, ya pensando, que estoy ciego; ya que en la zona helada, o que me entrego al círculo tostado caluroso. Ciego no estoy, pues que tu luz recibo; no estoy cerca del Polo, pues me abraso; ni junto al Sol, pues en tinieblas vivo. Esto, cansa mi amor, tu veloz paso, mi imaginar, y tu esplendor esquivo, que da una hora de Oriente, y mil de Ocaso. MED ICINA D E AMOR LA MUERTE Si contra mí tus soles celestiales vuelves, en rayos de su luz me quemo; no basta el mar de lágrimas, que remo, para templar sus llamas desiguales; si intentas con piedad sanar mis males, ¡no menos ay! que tu rigor la temo; que son en mí los golpes de tu extremo (por miedo o por razón) mortales. Del primer llanto, al último suspiro (en quien estoy) mi corazón maltrata con mil llagas amor de sólo un tiro. Cúrame Fénix tú, cúrame ingrata, que no es difícil, pues que no respiro, y es la cura mejor la que me mata.

POTENCIA D EL TIEMPO, FRUS TRAD A EN S U AMOR El ceño arisco de una sierra fría; en el semblante alegre de este llano, pudo el tiempo mudar, que tanta mano toda elevada vence valentía. Laurel pomposo, altivo, que solía albergue sera mucho vuelo ufano, a seco tronco se reduce anciano, convencióle del cierzo la porfía. Cándido escollo, espiritada peña, respetado verdor de mi esperanza, permite al cuerpo una señal pequeña. Si como dices amas ¿qué tardanza? ¿cuál vida tanta duración enseña¿ ¡cuál firmeza se exenta de mudanza? LEANDRO Leandro, el culto del galán vestido, que sus trabados miembros bizarrea, depone, y atrevido el pecho emplea en las ondas del mar embravecido. Un monte, y otro de agua, atrás vencido; con otro lucha, que vencer desea, mas ya, opreso, cansado, así vocea: pidiendo al sordo mar, piadoso oído. Ondas, si está mi muerte decretada tened la ejecución mientras recibo, el abrazo postrero de mi amada; que si al partirme de él quedara vi vo, a la vuelta podréis de mi jornada, ejecutar vuestro rigor esquivo. OJOS TRAVIES OS Como tomáis la posesión ojuelos, de tantas almas, que os están mirando, montes vais de riqueza dilatando sobre los más distantes paralelos. En almas libres imponéis desvelos, vuestros méritos dulces consultando,

elevación benigna, imperio blando sobre los luminares de los cielos. No alcanza más honor naturaleza, que vos le dais, ni más amor decora, armas para guardar su fortaleza, ojuelos, mariposa me enamora, ser en tanto fulgor, tanta belleza, que un ver morir toda la vida honora. CAOS DE AMOR Tengo un bien sin razón, que mal me trata; de que mi muerte con razón se infiere, huyo atrevido de quien bien me quiere, acometo cobarde a quien me mata. Con esto ni mi vida se dilata; ni en tanta división del alma, muere; ni la convenzo a que mudanza espere ni los doblados vínculos desata. Guerra no doy, y el alma no reposa, teme, y aguarda, desmayada, anima el pecho helado de su amada hermosa. Es Caos de confusión materia prima, ¡o llegue ya! con mano poderosa, amor de Fénix que la forma imprima. ES PEJO FALS O REPRENDIDO Oye Genil, y el orgulloso brío corrige de su curso plateado, que no es justo que estés alborotado si intentas retratar al dueño mío. Fénix honrando ayer tu margen frío vio tu rostro (¡así fuera!) demudado, mas que por falta de color rosado, por ser tu espejo de verdad vacío. Los ojos en su engaño, el pensamiento en mí, y en el amor su enojo, grita dando culpa a su herida, y a mi cura. Bien puedes ver cruel el sentimiento, que en mi causa el amor, pues flor marchita es ya mi tez, y sombra mi figura.

DEPRECACIÓN A VENUS Hermosa Venus, que con llanto tierno vertiste fuego entre la sangre fría, que alfombra ya, y mortaja le servía, al infeliz, que en flor hiciste eterno. Así te reverencie el triste invierno, cual dulce Primavera de alegría, y así te rinda la tirana mía lascivas rosas con afecto interno. Que en el jardín, que su inclemencia riega, con la piedad de mi cristal deshecho, me honores flor, me califiques rosa. Podrá ser, que mirando en flor hermosa Isis, que ahora al duro lazo entrega, Narciso goce en mano, en frente y pecho. AMOR TRIUNFA DE FÉNIX S altó el amor por conseguir su intento del jardín de mi Fénix el cercado, y entre las flores con el arco armado en forma se vistió de pensamiento. Ella entraba con blando movimiento, el cabello a la espalda derramado, vestido el cuerpo de un cendal nevado, que con los miembros, lo pegaba el viento. Púsole al corazón la punta aguda, y ella sobresaltada desmayóse; fue grande el golpe y la cogió desnuda. Volvió al fin como pudo, y levantóse pidiendo a voces contra amor ayuda, y él miróme, miróla, y sonrióse. A UN FAVOR DE LAUREL Y MIRTO Fénix de hoy más a vuestro sol, que inflama mi amante corazón pondré la frente, pues es defensa contra el rayo ardiente para mis ojos del Laurel la rama. Hoy más el pecho a la ardorosa llama, exento llegará de su accidente,

que el soñoliento Mirto no consiente colérico dolor en quien bien ama. Hoy más libre, y desnudo el pensamiento sólo del santo ardor preso, y vestido dará vuestra alabanza a mi instrumento. El instrumento le dará al oído, él a la voz común, la voz al viento, y el viento abrace, contra el sordo olvido. JAZMINES , ES PERAN ZA EN BLANCO Blancos Jazmines, que en el blanco pecho de mi cándida Fénix reposasteis, a quien color, a quien olor hurtasteis, con ancha mano, si por tiempo estrecho. Puesto que ya por natural derecho parece que gozáis lo que usurpasteis, como decid a tanto bien llegasteis que estoy de envidia (cual de amor) deshecho. Volved las hojas ya lenguas risueñas, así no le paguéis a la mudanza el censo, a que os obliga haber nacido; pero no las volváis, que pues son señas muestran ahora en blanco, mi esperanza, dirá mi muerte, y tras mi muerte olvido. AUS ENCIA DE FÉNIX, S ENTIDA CON RAZÓN. Florecilla si pierdes tus colores por verte fuera de tu verde asiento; donde gozabas el frescor del viento, del agua la humedad, del sol calores. Te falta la razón, que mis ardores, a tu amarillo servirán de aumento; en vez del aire gozarás mi aliento, y del agua mis lágrimas mejores. Mas si es porque mi Fénix se destierra de las Indias del oro de su frente, siente (cuán digno) disfavor tamaño, que viendo así, que se disuelve en tierra tu hermoso imperio, por estarle enfrente,

no llamará a mis lágrimas engaño. TEMOR EN LOS FAVORES Barro nacisteis Búcaro: Fortuna movió al actor, y os informase hermoso, Fénix, os levantó con poderoso brazo, al soberbio cerco de la Luna. Visteis os (así yo) do nunca alguna forma gentil, en tanto que lloroso pudiera ser sepulcro lastimoso de mi reciente amor, su primer cuna. Ya (miserable vos) venís cayendo; sino feliz, pues libre de mi ingrata, ay dudoso de mí que voy subiendo. Pues si al bajar en agua os desbarata, que hará si subo, que su luz me enciendo. ¿qué cera soy, y un búcaro dilata? ENFERMEDAD D E AMOR, NO S E CURA CON FAVORES Tiento fue ya, que las entrañas mías con el Fuego colérico lucharon; tiempo que con el Aire pelearon mis labios, noches suspirando, y días. Tiempo fue, que del alma las espías, en el mar de mi llanto navegaron, y que a la seca Tierra, le usurparon la pesadumbre, y las melancolías. Mas hoy el viento calmo, el mar quiero, la tierra (a mi placer) restituida no alcanzo instante de quietud perfecto, que pues que el viento cese (si está sida) no cesa, llama que arde en lo secreto, ni sana dulce filo, abierta herida. COHECHO A LA NOCHE Noche sombra del mundo, tú que crías con la leche, silencio al mudo sueño, que al gran señor, y al labrador pequeño como la muerte igualas, si porfías.

Tú, que en las tierras de las Zonas frías siembras adormideras, y beleño, aumenta, iguala, siembra el pobre ceño, para, que coja las riquezas mías. S ólo no toques, las estrellas claras, que en ti me esperan dilatando giros, para absolver de mis tiniebla errores. Harete sacrifico en negras aras, de mis tristezas, llantos, y suspiros, y holocausto también de mis temores. DES PREC IO La negra noche con su sombra fría amparaba el honor de las estrellas; cuando aquel sol, que engendra mis querellas, con rayos de su luz las encendía. Callando pareció que les decía, ya de mi fuego en esta edad centellas no alumbraréis, que entre mis luces bellas puso el Amor al mundo nuevo día. Vuelta después a mí, con voz ardiente, sin templar la virtud de tanta brasa me dijo: vete en paz amante ciego; dejóme herido, el corazón doliente, entre llamas secretas do se abrasa; y fuime en paz ¿qué paz? a sangre, y fuego. PID E UN, NO, CAUS A DE S U MUERTE, PARA REMED IO DE S U MAL ¿Comenzaré Con los suspiros míos, divina Fénix, tus humanas quejas? ¿Comenzará mi voz en tus orejas mas siempre sordas, que peñascos fríos? ¿Comenzarán mis lágrimas, dos ríos, que corran en presencia de tus rejas? ¿Acabará mi amor (pues que le dejas) a manos de mis fuertes desvaríos? ¡Ay, dura ingrata, ay corazón de nieve! Negarme un sí, pues me negaste tantos; que él inspira mi vida larga, o breve.

Niégame un sí, que amor con sus encantos hace que un, no, que mis desdichas mueve, pueda, al presente reposar mis llantos. AMOR RAZONABLE NO S E MITIGA CON LA POS ES IÓN ¿Si Amor echó de su vibrante cuerda, la rubia flecha, que en su sangre viste, como tu sueño su dolor resiste si al más ajeno de sentir recuerda? Ya que no de tu mal, de mí te acuerda, escucha el curso de mi llanto triste, escucha el cierzo que a mi pecho embiste, antes que el sueño en tus pestañas muerda. No temas, que el deleite oscuro, reo, mi amor ofenda, pues razón le obliga y firme estrella, a la razón le llama. Hijo suyo es mi amor, no del deseo, y así la posesión no le mitiga, antes es, la materia de su llama. AL CORAZÓN TEMEROSO Piloto sabio, de la nave de oro, que sobre el mar de amor eleva espumas; tú que cuentas sus astros, tú que sumas las arenas, que cercan su tesoro. Porque das suelta al inefable lloro, pues en medio navegas de las brumas, mientras se viste el Alción de plumas (seguridad debida a tu decoro) Reposa corazón, olvida el llanto; no temas tempestades, claro el cielo, no hay nube que a tu sol imponga afrenta; mira, que las sospechas pueden tanto, que harán borrasca en el seguro suelo, y podrás anegarte sin tormenta. RES IS TENCIA A LOS CELOS Este mundo abreviado, este edificio, fábrica del artífice del cielo; desde la cima hasta el humilde suelo

de Fénix es, a Fénix es propicio. Aquí reverenciando su servicio la voluntad, con amoroso celo, (altar mi corazón) mejor que Delo hace del gusto eterno sacrificio. ¡O celos! y queréis ciegos profanos, violando el templo de mi dulce hermosa. dentro en mi pecho ensangrentar las manos. Hijo de una sospecha temerosa ¿no sois (al parecer) de envidia hermanos? ¿por qué empresa intentáis dificultosa? FÉN IX S ANTELMO EN EL MAR D E AMOR Si lucha con el casco, el Euro fuerte, los deshojados árboles desgaja, arrebata el timón, las tablas raja nada perdona a que su furia acierte. Teme el Piloto la contraria suerte, y el marinero en partes mil trabaja, porque en mil partes mira la mortaja que el mar previene a su vecina muerte. Pero si el Euro de los celos llega al instable bajel, mi pensamiento, no sólo en embestir no le acobarda, mas el Piloto vista el temor niega; descansa el marinero entendimiento porque el S antelmo Fénix va en su guarda. S EMEJANZA EN EL AMOR DE LOS DOS AL NACIMIENTO DEL LEÓN Y EL OSO Nace en los brazos de la muerte dura, el gran rey de las fieras, que la imita, y con piadosas voces resucita, valiente de rebeldes sepultura. Nace el Oso, en un bulto sin figura, y su madre, en lamerle se ejercita, hasta que su basteza debilita y facciones, y miembros le figura. Es Fénix, el León mi amor perfecto, nació sin vida, y la razón mi daño

le dio el alma, con voces lisonjeras. Tu amor el Oso, que nació imperfecto, figuróse mi lengua, caso extraño, como tendremos vidas, entre fieras. DIJO FÉNIX, QUE HABÍA HECHO DES LUMBRAMIENTOS POR S U AMOR Los deslumbramientos, que habéis hecho lo han sido, o sol, para mis tristes ojos, que entre, la luz de vuestros rayos rojos siento (por ellos) dilatarse el pecho. Siéntome en tiernas lágrimas deshecho, y siento, que causando mis enojos iluminéis error, (por fin razón, y antojos) correspondencia de un amor estrecho. ¿Cómo podrá tener deslumbramiento quién es fuente de luz a la luz mía? Corregid (porque vi va) el duro acento; que no nace del sol la sombra fría, el fuego sí, donde abrasar me siento, la luz que ciega a mi veloz porfía. PERS UAS IÓN Traslada el curso de las rejas duro (con sordos pasos) a las blandas puertas, que si pretendes las del alma abiertas, rotas las tiene ya mi llanto puro. Ya es pretérito el tiempo, que futuro pudiera hacer mis esperanzas ciertas; las horas miro (a mis espaldas) muertas que pretendí, para vivir seguro. Abre las puertas, Ángel riguroso, para que goce, con descanso amigo, tras tormento de amor, de amor reposo. Abre (sino las puertas) un postigo; abre, que amor no es un mal contagioso, ni es (aunque tira flechas) enemigo. DÍJOLE QUE NO LE HABLAS E, QUE ELLA LE MIRARÍA

Fénix, después que vuestra luz esquiva tantos Ícaros libres desbarata; después que a cuantos mira, a tantos mata, ¿queréis qué sólo con mirarme viva? ¿cuál cura extraña es esta, que derriba, la más firme salud? ¿cuál cura? ingrata ¿cómo podré pensar, que mi bien trata, recato ciego, que de luz me priva? Celar quisiera el sentimiento mío (como mi muerte vos) mas es en vano, que es ya mi llanto turbulento río. Entiéndase que muero a vuestra mano, que sentir buen intento, es desvarío de médico, que cura al que está sano. A S US OJOS , QUE FUERON CAUS A DE UN PENS AMIENTO LAS CIVO Perdí la pura luz por mis antojos dignos (¡ay triste!) de mayor quebranto, murióse mi esperanza del espanto; resucitó el dolor de mis enojos. ¿Quién atará las fuentes de mis ojos, si conoce la causa de mi llanto? Llorad ojos, llorad, llorad, y tanto, que ablandéis el rigor de estos abrojos. Pues el que induce a delinquir, se atreve, y mi intento indujiste, que está ciego, pagad ojos, que él paga lo que debe. Perded vuestro cristal, cual cera al fuego; o cual al rubio sol, la blanca nieve, quizá perdido, ganaréis sosiego. AUS ENTÁNDOS E, POR NO OFENDERLA Hermosa Fénix, si la luz serena de vuestros claros ojos no abrasara, su pureza devoto contemplara, que al no encendido, al temerario enfrena. Mas si mi vida enciende, y desordena, cual suele el viento, y fuego, a polvo, y vara; si así se oculta, sierpe ostenta clara purpúrea rosa, y cándida azucena.

¿Cómo queréis que mire vuestros ojos menos que con intento así advertido? Ausente estoy mejor si os causo enojos. Adiós, Fénix, adiós, que voy perdido. Huyendo voy de Amor, y sus antojos; ¡mas, ay, que viene a la memoria asido! EN LA PARTIDA, HABLANDO CON S IERRA N EVAD A Huyo de ti, porque eres poderosa Sierra, de claro sol, cuando te ofendes; y no de hacer la llama, que me enciende o más voraz, o menos rigurosa. Huyo porque entre nieve, y entre rosa sobre tus faldas, sus venenos tiende sierpe, sino se ve, que bien se entiende sierpe a mi voz de oreja cautelosa. Quizá, el puerto tendrá de Guadarrama, o sierpes no, y orejas a mi ruego; quizá su nieve aplacará mi llama. Y ya, que no la aplaque, en tanto fuego (pues llegaré difunto) mar de fama, puerto será de mi mortal sosiego. AUS ENTE EN SOLED AD, AS PEREZA ¿Amor, qué es esto en la desierta arena, dónde ya su ejercicio, el tiempo pierde; do sólo seca escarcha, el cierzo muerde, el hambre, no de su rigor se enfrena? Deja, o cruel, el son de tu cadena, que si le traes, porque de ti me acuerde, mis gustos secos, y memoria verde me representan tu incesable pena. ¿Hay por ventura aquí apacibles ríos? Todo está seco, todo está abrasado; no hay verdes hierbas, ni árboles sombríos. Déjame Amor un rato descansado; déjame Amor, que ya me faltan bríos, y di que por inútil me has dejado.

ES TANDO EN LA C UMBRE DE GUADARRAMA Anciano risco, a quien la joven nieve abraza y besa, con callados labios; necias corrientes, y remansos sabios, ¡cuán sabio, el que a partirse no se atreve! Robles, ruinas ya, do el cierzo aleve manifiesta sus ásperos resabios, todos imagen sois de mis agravios, hasta el cielo me imita cuando llueve. Como la nieve, como el risco estuve, divídenme los tiempos, como al agua, y roble soy, a quien ausencia ofende. Mis ojos son una copiosa nube; si te parezco tanto, como enciende o Guadarrama, Amor, en mí su fragua. DIVIS IÓN TRIBUTO NATURAL Allá dejé mi corazón atado dentro de vuestro pecho, en mi partida, y por dulce principio de mi vida guardo del vuestro el singular traslado. Con vos unido estoy, aunque apartado, sin que pulida intermisión lo impida, que de mi amor por Ebos extendida montes penetra el curso dilatado. Bien es que el alma sensitiva aprieta, y de hambre y sed en esta ausencia muere, porque le quitan su porción perfecta; mas oficiando la razón infiere (y le propone) que nació sujeta a división de lo que bien se quiere. AUS ENCIA TRIS TE ¿De qué te quejas, corazón? resiste los golpes duros de la ausencia fuerte; pues dejaste la vida, por la muerte, cuyo triunfo en mi dolor consiste. Mas, ¡ay! que tanto la memoria asiste (guerreo y vigilante) en ofenderte, que es fuerza, que mi amor, para valerte

en llanto te desate, en llanto triste. Muda ya en mares, pues, los ojos míos; y este mi pecho en fuego, suertes luchen el Agua, y Fuego con mi pecho roto. Viva muriendo en abrasados fríos, donde los ecos de su voz escuchen ausente Fénix, y presente Cloto. IGUALD AD DE LA AUS ENCIA CON LA MUERTE ¿Hielo, y fuego de Amor, ceniza, y llama, qué pretendéis en mi cansado pecho? ¿cuál hurto? ¿cuál rigor? ¿cuál daño he hecho cuyo justo castigo así me infama? ¿Qué voz ministros os incita y llama, donde no hay vencimiento de provecho? Hareísme que aborrezca a mi despecho, si tanto le apretáis a quien bien ama. Templad estos extremos un instante, si es que mi destemplanza os lo consiente, diferencia del muerto, al que es amante. ¡Mas ay mísero yo! que estoy ausente, sufrid pecho, sufrid, nada os espante, que no es la muerte, a ausencia diferente. TORMENTA DE AUS ENCIA LABERINTO Paso la vida ausente de tus ojos, bien podrás conocer como la paso; aunque es tu gran conocimiento escaso, para medir mis pródigos enojos. No es mi dolor común, no rayos rojos con los que ausente el corazón abraso; nuevo en mudo de fuego, nuevo saco, nuevo sentir, en ásperos abrojos. Porque el dolor extraño, me desvío; más cuando más me aparto, más me llego, que es laberinto este tormento mío; y sino es laberinto, yo soy ciego, y como de la vista desconfío, temo el andar, y a su rigor me entrego.

LA FUERZA D E AUS ENCIA, LLEGA A LOS BRUTOS Un Ventor en la casa fatigada perdió su dueño, por ganar el viento, fuésele el jabalí, llegó el lamento; llegó la ausencia de rigor armada. El aire rompe con la voz cansada, la cabeza inclinando, al sentimiento; bebe la tierra, a vueltas del aliento, por si su dueño la dejó pisada. Seguí su curso asido a su dolencia, miré mi estampa en él, como en espejo, y componiendo mi dolor extraño le dije, irracional tened paciencia, que el propio mal que causa vuestro daño, tengo, y soy racional, y no me quejo. S ATIS FACCIÓN A SOS PECHAS Fénix, si te ha ofendido, el pensamiento lágrimas lloré; cuando el alba ría; su luz me esconda, el generoso día; sólo en el mundo para mí avariento. Niégueme el aire en mi fatiga aliento; dulce licor, la clara fuente fría, siga dura tristeza, a mi alegría, y al descanso mayor, mayor tormento. ¿Cómo fuerzas tendré para ofenderte, pues, porque defenderme no he podido, estoy entre los brazos de la muerte? ¡Ay! muerto soy, después que te he perdido, ya no merecerá mi dolor suerte, ni será ofensa a tu deidad mi olvido. FAVOR Bienvenidos seáis, rubios cabellos, verde listón, seáis muy bienvenido; Haya vuestro viaje sucedido cual merecéis, y cual merecen ellos. Pues viste (¡ay!) aquellos ojos bellos,

luz objeto del sol esclarecido, ¿cómo quedan decid? sienta el oído pues que mis ojos no merecen vellos. Se desatan en llanto (¡dulce suerte!) en esta ausencia, que con sangre lloro, hablad cabellos, pues de Fénix fuisteis; muertos estáis, mas vuestro fin me advierte, en verde campo con señales de oro, que alegres los espere, aunque están tristes. LLORABA ES TA AUS ENCIA No regales la tierra, Fénix mía, con netas perlas, de tus bellos ojos que enriquecen el mar de mis despojos, y están pobres sus conchas de alegría. Antes salgan sus soles a porfía, enjugando del alma los despojos, y como en Cancro entre sus rayos rojos muera la noche, y resucite el día. Mas llora, sí, bien, llora, y de tal suerte mares serán mis ojos con tu llanto, que al ruido estreche su diluvio en medio. Pyrra en el monte a solas podrá verte, no se atribuya a este rigor espanto, que a tal dolor difícil, tal remedio. AL GENIL PAS ÁNDOLE C RECIDO, CERC A DE ÉC IJA. Arrebatar esta mortal corteza turbulento Genil, con tu corriente podrás; pero a mi espíritu valiente, no le sujetará, tu fortaleza. El aventaja al viento, en ligereza, hacia el levante tuyo, y mi poniente, do están los ojos, y serena frente de aquella en nombre, Fénix, y en belleza. Tú caminando vas (soberbio río) a ver tu muerte, al Occidente oscuro; podrás llevarme una señal de vida. Mas tu corriente, quedará vencida,

aunque contraste aqueste pecho mío que no es amor de Abydo mi amor puro. LLEGANDO DE ES TA AUS ENCIA S alve Fénix, honor de esta ribera; bien que afrenta del sol, salud pastora, que haciendo pobre a la rosada Aurora enriqueces la fértil Primavera. S alud serena luz que reverbera, cuando el nublado Acuario llora: y cuando el Aries sus guedejas dora, haces piedra ceniza, y bronces cera. S alud, y perdona la tardanza mía, perdona el tiempo, que he vivido ausente; (si es que ausente de ti vivir podría) Aunque sólo pensando estar presente el alma (como es premio a su porfía) vive en ti; cuando en mi morir se siente. A FÉNIX HABIENDO CANTADO Al dulce son de vuestro blando acento, vi las aves sin dueño ya cautivas; suspensas vi las aguas fugitivas del Darro en su orgulloso movimiento. Vi el rumor de los árboles atento; vi del aire cesar las lenguas vivas; vi hermanarse las fieras más esquivas y moverse las piedras de su asiento. Me vi también de vuestro canto asido, Fénix bella, y al céfiro, a las aves, piedras, árboles, fieras, y corriente. Dije, pues este canto os da sentido, sentid testigos de este bien suaves, que ya mi alma, de sentir, no siente. DÍJOLE QUE LA VIES E, QUE TENÍA QUE PED IRLE ¿Pedirme quieres poderosa ingrata, qué me podrás pedir, que en tu belleza no haga ostentación de más riqueza, que usurpa el mar, a quien sus ondas trata?

Mira tu rostro si quisieres plata, peina si quieres oro tu cabeza, toca si los diamantes, tu dureza, y si perlas quieres tu boca grata Quieres las flores pompa del verano goza de tus mejillas: si alegría el sol se muestra con la tuya ufano. ¿Qué pides pues, que en ti el actor no cría? ¿Si pides (que no tienes) pecho humano? ¿Si ardiente amor? ¿Si la firmeza mía? FÉN IX S OL DE AMOR Con manos de oro la neutral cortina corre el gran sumiller del cuarto cielo, y descubriendo su esplendor al suelo, las extranjeras formas avecina. El vulgo todo de la luz se inclina, cediendo a su mayor con tanto celo, que das al sol la luz, y al ave el vuelo, la justicia constante determina. S ol es (Fénix) de amor vuestro semblante, sol que dudas aclara, y hermosea, sol que forma los años del amante. Exhalación mi alma, que os desea, y por derecho natural constante, en vos la luz de vos, por vos emplea. CAÍDA MIS ERABLE Mudó el tiempo ligero mi esperanza, mudó mi presunción, mudó mi intento, mudó tan fácil como el fácil viento, (¡mísero yo!) mi loca confianza. ¿Quién sufrirá tan áspera mudanza, de un blando gozo, a un áspero tormento? Ah tiempo, más que natural violento tema tu fuerza más quien más alcanza. Que yo por ti, sin mí, con mis dolores, con suspiros, con llantos me entretengo, ejemplo siendo a tristes amadores.

Y tanto mal con sólo un bien mantengo, y es que no llenarás gozos de amores, pues no podrás llevar lo que no tengo. FÉN IX PERJURA ¡Ay cómo pasa el tiempo! bien se mira en ti, o tirana, tu mudanza loca; antes dijiste aquella firme roca oirás, que el móvil viento en torno gira Antes al mar (cuando Aquilón le tira) podrás inmóvil ver rota tu boca, que en el amor que en mis entrañas roca, mirar mudanza, ni escuchar mentira. Tuve, que era legítima en tu pecho esta bastarda voz, y fue engendrada en labios de mujer, y en mis orejas, y así mudóle en la palabra el hecho, la palabra en el viento, el viento en nada, y en nada yo, pues que sin ser me dejas. DIS CURSO DE RAZÓN ¿Si un justo amor, y si un cortés deseo, a tan gloriosa empresa levantado, si un recíproco intento regalado, que nunca tuvo pensamiento feo. Y si una fe tan limpia, cual no creo que se ha en humanos pechos engendrado, después de haberse por quien es mostrado me ha puesto en los extremos que me veo? ¿Cómo a la luz no vuelvo soberana, do fue el alma engendrada, y procedida, dando desprecio a la belleza humana? Mas tengo (¡ay triste yo!) razón perdida, fe con cadenas, esperanza vana, memoria muerta, voluntad rendida. A DON DIEGO FERN ÁNDEZ D E CÓRDOBA, S EÑOR DE LA CAMPAN A El valor de cobardes corregido, el corazón, y la derecha mano herida aquesta de un traidor villano,

y aquel de un noble, por leal herido. Libre, desesperado, y ofendido, del yugo, gloria, y fuerzas del tirano, ya de fortuna (¡oh flaco aliento humano!) al incesable trabajar rendido. Estoy, (¡ved cuál! ajeno de venganza, que es mi ofensa mayor, que el enemigo, y que mi enojo el tiempo, y su tardanza. Y en tantos males, por remedio sigo del hado incontrastable la mudanza: Sentid don Diego, pues que sois mi amigo. LIBERTAD Ya que apagado el fuego, y suelto el lazo esta, con que me vi, encendido, y preso, alegre vuelvo al primitivo seso, mal grado del amor, y su embarazo. La dulce libertad amada abrazo, y en todo absuelto mi mortal proceso, cuando el error que cometí confieso, el pecho en penitencia despedazo. Mi vida presumió que acabaría Fénix cruel, y a otro se dio, burlome, mas yo sane, no así mientras fue mía, cuando trató de amarme, aborreciome, y cuando se mostró que me ofendía, en vez de ofensa aborreciendo amóme CONOCIMIENTO Ya dejé ya, tu vega amor tirano, que el mas robusto que mejor la escarba; del rico Oroño en esperanza barba, y se le pasa en flores el Verano. Jamás del seco Estío el rubio grano, ve recostarse en lisonjera parva, antes mira su Invierno en blanca barba, en sangre helada, y en cabello cano. Ahora sí, que en temporal sereno vino vecino al bien, al mal extraño; alegre en ver al desdichado amante.

No porque gozo del ajeno daño; no ya, si bien porque a tu engaño ajeno labro en viña de frutos abundante. CONOCIMIENTO PERFECTO Dichoso aquel, que en apacible estado, lejos de la vulgar y ciega gente, con pecho firme, con serena frente, vive de amores de ambición purgado. Dichoso aquel, que de su techo amado ve la Aurora nacer por el Oriente, dejando entre las flores dulcemente de su terneza, y su color traslado. Macice el pecho de oro el Midas necio; sufra inconstante avieso a dulces labios, pues cosas tan vacías tiene en precio. O mil veces feliz! quien ya de agravios de una esperanza, sale en un desprecio; feliz quien ama el oro de los sabios! DES ENGAÑO DE AMOR EXHORTANDO ¡O tú que adoras miserable amante, fantástica apariencia de belleza, vuelve mis hojas llenas de aspereza, y en noche instable, aprende luz constante. Amor verás, si se creyó diamante, frágil vidrio después, que su entereza, coronado de llanto, y de tristeza brindo, al mejor de su campaña errante. Veneno entre cristales embocado excusa, y solicita ya, sediento cierto, curso de fuente dilatado. Toma de tanto hidrópico escarmiento: Más medra el abstinente, el recatado, que cuanto el mundo ofrece es sobra, es viento. S EGUNDA PARTE D E LAS RIMAS AL CONDE DE OLIVARES Excelso Cande, si a la hiedra errante,

ánimo das que de mi estéril Soto, con labio humilde, si con pie devoto; la planta besa tu laurel constante. Lozana harás, que su verdor levante, al cielo del Antípoda remoto, dando tu nombre entero a cincel roto; a bronce duro, y a inmortal diamante. Así suele en el auge sol luciente, calificar lustrando si le mira, cristal estrecho, de encogida fuente. Tu S ol de eternidad vuelve mi Lira, y en su temor retratarás la ardiente trompa, que a eterna duración aspira. A LA EN VID IA Hija mordaz de infames corazones, que haces cual Áspid de la flor veneno, y al esplendor de la virtud sereno, la oscuridad de tu tiniebla opones; delincuente cobarde, por traiciones atormentada, en el placer ajeno; injusta juzgadora, que al más bueno para tu mal entre cadenas pones. Muerte del mundo, que muriendo creces, imagen de las penas infernales; mucho te digo, pero más mereces. Aunque si bien reparo en tus señales, en lago a la justicia te pareces, que eres castigo de tus propios males. MELANCOLÍA QUERELLOS A Musa por vos a no vivir asida el alma a pobre (aunque mortal) flaqueza, levantará a los cielos la cabeza, y en ellos se escuchara divertida. Pero está entre temores recogida, cual liso tronco, entre áspera corteza; que es máscara del alma la pobreza, y disfraza los actos de la vida. No vio mi patria luz de vuestro día,

mal rompe un flaco sol, tiniebla fuerte, mude, sucede oscura una Alma fría. Luciréis (consolaos) allá en la muerte, que como todo el suelo es patria mía, todo me trata de una misma suerte. CONTRA LA LIS ONJA Corre, murmura, y ríe, el lisonjero grato Cristal, solicitud del prado: quizá por ver que el joven engañado será en belleza vencedor primero. Echase al agua, entiende verdadero (¡o necio amor!) fantástico traslado, y por besar a su engañoso amado, se bebe de la fuente el curso entero. ¡O lisonja! traición tarde sentida, que si a ignorancia entronizada llegas, eres la falsa en su mejor comida. ¡Ah, cuánto en esta edad Narciso ciegas! ¡cuánto pierdes amor, con cuánta vida! ¡cuánto entiendes que das, y cuánto niegas! A LA FINGIDA FORTUN A Reina, (aunque ciega) injusta, los despojos, admite ya, de esta mi voz postrera, y no pretendas más, hasta que muera, que lágrimas me falten en los ojos. Dolores sí, tributaré a manojos; tormentos que en mí está como en su esfera; penas que canten, si la sienten fuera, lástima en mi favor, contra ti enojos. Del poderoso, allá, del levantado, puedes cobrar lo que prestarse pudo; allá, del que es tu súbdito obligado; Pon donde el cerco ayer, en do hay escudo esposas hoy, cadenas de un forzado, y a mí déjame absuelto por desnudo. A LA AVARICIA Bastarda error de edades imperfectas,

hechicera que ligas quien te trata, hidrópica sedienta de oro y plata, sierva que al dueño que te herró sujetas. S ombra oculta en las partes más secretas, necia merced que a tantos Midas mata, torpe que al cojo que te sirve ingrata, le pones sobre el hombro las muletas. Ladrona de tu honor, honor de hormigas, vituperada de la simples aves, raíz que abrojos da, pudiendo espigas. ¿Qué intentas siempre vigilando llaves, qué miserable, qué? si a nadie obligas, y ni de gustos ni descansos sabes. A GUAD ARRAMA EN LA VENIDA DE LOS REYES A MAD RID Hórrido puerto, a cuyo ceño cano, el más robusto tiembla peregrino, dispensa en el rigor deja el camino exento de peligros, sino llano. Mira a tus Reyes con semblante humano; aunque eres hoy la faz del frío divino; aprenda el corto monte Vizcaíno del generoso monte Castellano. Y aunque con frentes dos, una arrogancia mostrando a dos Castillas, intereses de mil Talantes singular ganancia. Es bien que un tanto en las batallas ceses; porque se entienda que a la Lis de Francia, aun los montes de España son corteses. AUS ENTÁNDOS E UN AMIGO Os vais, Marcelo amigo, y quien os llama deja sin luz el Soto oscurecido, la humilde hiedra sin su muro erguido, la Filomena sin su dulce rama. Os vais, y su esperanza se derrama en los sedientos campos del olvido, do el más claro verdor, el más florido, son el negro Ciprés, la seca grama.

Os vais, y (aunque mortal) en mí la diestra (contra quien no se da defensa alguna) rojas señales de su imperio muestra. Os vais, si al disipar de mi fortuna, crece cual puede, y merecerla vuestra; la tierra a mí. conculcaréis la Luna. TIS BE Tisbe a su amante, que en cadáver mira, con temerosa mano el rostro toca, límpiale con los cabos de la toca, y en los labios desiertos le suspira. Engañada imagina, que respira, y es el aliento de su misma boca; su fin estudia, a su maestro invoca, sus manos tuerce, sus cabellos tira. Nadie le ayuda en tanta desventura, sino la muerte; o caso lastimoso! el pecho arroja a la enemiga espada. Asió la mano de su esposo dura, y miróse en el tálamo espantoso, doncella, viuda, muerta, y desposada. LEANDRO Quiso amor navegar por el estrecho, y entró en Leandro, racional galera, cuyo espolón la hermosa frente era, los brazos remos, y la quilla el pecho. El turbulento mar, no satisfecho del modo bueno de remar se altera, quítale el Aire, en su región ligera, y dale en agua un huracán deshecho. Ciego el Piloto, débil el navío, vínose a pique al fin, y amor ligero saltó del mar huyendo su contrario. Al pecho fuese, a calentar de Ero, y ella precipitóse, amor impío, Ero feliz, Leandro temerario. DAFNE

Los blandos pies, por entre tierra dura, solicitan sus dedos, ya apartados, los claros miembros de corteza armados, apenas tiemblan, de la muerte oscura. Huye el alma de tanta desventura, y cabellos y brazos levantados, unos se ven renuevos delicados, y otros muestran en ramas su figura. Quisiera Dafne ver el tronco honroso, pero nacieron de sus ojos ramas, porque a tan grande mal falten testigos. O Apolo más que amante riguroso, si de esta suerte sigues a quien amas ¿ cómo di, seguirás tus enemigos? EN EL TÚMULO DE S U MAJES TAD, DE LA REIN A DOÑA MARGARITA DE AUS TRIA Recibe Luz en esta tumba oscura, o huésped ciego, y recibiendo advierte que cenizas produce, y llanto vierte la grandeza, la pompa, la hermosura. El claro de Austria sol, cuya luz pura amaneció en España, eclipse fuerte, padece (exento de segunda muerte) debajo el cerco de una piedra dura. Su luz volvió a la luz, que luces crece, su sombra sigue el natural gobierno, y el esplendor de España se oscurece. Detén (si es que podrás) el llanto tierno, y en vez sobre aras de cristal, ofrece durable aroma, y holocausto eterno. EN EL S EPULC RO DEL GRAN CORTÉS Detén el paso, o caminante, mira cortés si tierno este peñasco duro, en torno vierte tras incienso puro, lágrimas turbias, con dolor suspira. Urna, si estrecha (alcázares admira) o adornes de laurel contra el futuro tiempo; desgreña a Cipariso oscuro, y en giros tristes sus cabellos tira.

Y si sediento a maravillas vienes, si a cosas dignas de mirar, si a encanto de aquí podrás sin más cuidar volverte. Que de este polvo en los pequeños bienes está la maravilla, está el espanto, está el pomposo triunfo de la muerte. AL S EÑOR S AN NICOLÁS EN EL ACTO DE ALZARS E LA PERDIZ D EL PLATO Entre S cila y Caribdis está el voto, y la obediencia aquel, titubeaba en alta mar de confusiones brava con frágil leño la razón piloto. Cuando pudiera estar el timón roto, y el árbol desgajado, firme estaba, que la perdiz cual Alción mostraba serenó el mar a Nicolás devoto. ¡O mil veces dichoso marinero! a quien el cielo como más amigo en vez de norte destinó un lucero. Seguro velas das al santo abrigo no temas dulce Amielas el mar fiero que van la Virgen, y Agustín contigo. S EÑOR S AN PEDRO MÁRTIR En fuentes mil su sangre divertida ostenta Pedro un mar donde navega seguro, aunque le rige la fe ciega el patrio puerto de la eterna vida. Huye el piélago inmenso de la herida, viendo que el cuerpo en su rigor se anega, y al dulce estrecho de la boca llega, el alma santa de un Jesús asida. Dejóle al pronunciar entre los labios, y al descanso salió de la tormenta, que alteró el Aquilón de sus agravios. En el goza la luz, sus rayos cuenta, es antepuesto a los doctores sabios, coge de muerte vida, honor de afrenta.

CORONACIÓN DE LA EMPERATRIZ DE LOS CIELOS NUES TRA S EÑORA A fuerza pura y con ardiente espada, de la triunfante (conquistada) Roma, por la cumbre feliz, su Reina asoma, con tres cercos la frente coronada. Sube la Augusta Majestad sagrada, y al alto Serafín las luces toma, con la que esparce la luciente coma, que muestras en sus espaldas derramada. Baja la vista al fin, alza la mano, y inclinándola al pecho aquesto dijo: es nuestro todo, a nuestro gusto llano. Contento al Padre da regalo al hijo, al Espíritu gozo soberano, al cielo gloria, al mundo regocijo. LLANTO CONOCIDO POR ULTIMO REMEDIO S alid el suelo lágrimas regando, que cuanto más amargas y a porfía, seréis más claro honor, más alegría, a la alma triste que os está dictando. La mancha veis de aquel mi error lavando, y aun si dispensa la flaqueza mía veréis (¡cuán dulce!) alguna noche, y día manjar y lecho regalado y blando. Seco mi Soto, abrojos inquietos, en vez de fruto ostenta, en vez de flores otra luz que examina sus secretos. Fertilizad copiando mis dolores, y aquellos miembros troncos imperfectos, la fuerza mitigad de sus ardores. TERNEZAS Cuando eterno Señor de mis dolores, alguno nacerá tan atrevido, que asalte el muro a vuestro santo oído y en el entre mis llanto y mis clamores. Cuando con esperanza, y sin temores,

desnudo sombras claridad vestido, el gran vacío, que ocupó el sentido perfectos llenarán vuestros amores. O cuán difícil si a mi ser mezquino, (¡o qué tarde!) se atiende, y cuán temprano si al vuestro generoso peregrino, en tierra estoy conduzca vuestra mano, (que yo por mí jamás sabré camino) luz que se ofusca en Laberinto humano. LÁGRIMAS REMEDIO DEL PECADO Dónde me esconderé de vos Dios mío, si a todas partes me tenéis cercado? Cómo podré ocultaros mi pecado, sino hay lugar de vuestro ser vacío? Si pretende el humano desvarío volar al cielo, en el estáis sentado, si al fin de la ancha tierra, o mar salado estáis con eminente señorío. Si la muda tiniebla solicita, yerra que en luz del cielo, o sombra humana no halla estorbo mortal vista infinita. Cualquier defensa sin mi llanto es vana, ojos llorad, llorad sentencia escrita por mano justa en memorable plana. A NUES TRA NATURALEZA AMBICIOS A O vil naturaleza, esclava ingrata, que a quien compró su libertad ofende! o corrupción que con la edad se extiende! o luz que en van asombra se desata! Bruto obediente, a aquel que le maltrata, y al que más le acaricia no le entiende; mortal error que eternidad pretende, y de un soplo a otro soplo se dilata. Qué pretendes con ropas, dignidades, oficios, mitras, títulos, grandezas, si todo es vanidad de vanidades. Cargaste, o caminante! en asperezas, engañaste, o mentira en tus verdades!

esfuérzate o mortal con tus flaquezas! AVIS O ¿Dónde di caminante vas perdido, tras la posta veloz de tu pecado? Del apetito tu ofensor, cargado, calzado muerte, corrupción vestido, ¿dónde arroyuelo corres tan crecido? ¿dónde vas torbellino tan hinchado? al centro amargo vas precipitado; a deshacer el fin constituido. Detén, reprime el paso, vuelve, y mira, lo que te espera al fin de la jornada, pues caminas sin luz teme, suspira. Teme pues eres carne ardiente espada teme pues tú la incitas justa ira, teme pues rompes ley, sentencia dada MIS ERICORDIA Vuelve a poner Señor, en mí tus ojos, puesto que tantas veces me miraste, cuando de sombras vanas me sacaste, tras quien fui ciego en falsa luz de antojos. No sufra tu piedad largos enojos, pues de inmortal, mortal carne tomaste, que no es bien que del S oto que plantaste busquen tus enemigos los despojos. Baste que al día mil veces lo han cazado, en tu desgracia y mía, sin ser suyo, no lleven ya la estéril leña seca. Y si mil desengaños no han bastado a libertar este hombre vil que peca, llévale tú por fuerza, pues es tuyo. TRAMON, MARCOS España. 1.971 Poeta. A UN A QUE PAS A

¿Caminas por la vida, cara seria, mujer de armas tomar, pechos hermosos, igual a como cruzas desfilando, el paso firme, al frente la mirada,

de mí muy cerca, maletín en mano, criatura de piernas peligrosas? ¿S abrás lo que suponen en la calle a plena luz del día, a bocajarro, esos humos marciales que te das, la hermosura certera que manejas, y estos síntomas serios de agonía? ¿No sabes, al pasar, lo que me matas? Pues, pasa, y otra vez, vuelve a pasar, y acaba, al paso, y sin piedad conmigo. TRAPIELLO, ANDRES Manzaneda de Torio. León. 1.953 Vive en Madrid. EL FONDO DE UNA TARD E Esta ha sido una tarde de lectura, de lluvia y de brasero. Algunas flores, es la estación, perdían su amarillo seco y sucio en el velador rojizo. Hasta ayer mismo fueron campo y río y monte, pero hoy sólo son la sombra de algo triste, decolorado y vago dibujo de naturaleza muerta. En la mesa camilla los papeles de siempre, alguna carta, los catálogos de pintores que nos aburren tanto. La ju ventud, qué fantasía. Vale poco la luz vulgar en esta hora que cae con desaliento sobre el libro. MIRADOR D E LA ENFERMA En qué lejanos días te me muestras. Navío, almendra o armador de cielos, todo eso en un punto conseguías

reunir, si levantabas el semblante. La luna y su bastón probaban pasos nuevos, abiertos los balcones, sobre tus pómulos. Vara de nardos, cortos saludos que duraban la mañana. Fría fuente de ciervos era el pulso de las hojas desde el jardín cayendo, un surtidor los ruidos en la grava. Y en cada mano siempre una sonata que acortara la espera de la muerte. Ti sombra hará la eternidad más bre ve. LECCION DETARD E Un campo yermo. El cierzo, que eran nortes de nieve, se llegaba con sus silbos a rozar las ventanas. Golondrinas se hacían los cerezos con la escarcha de un jardín que miraban, a hurtadillas, los niños. Pájaros menudos daban en las ramas sus saltos y arrancaban finísimos acordes, flauta el aire. Se estudiaban las Galias y las muertes terribles de la Iliada, los ríos de la España central y el modernismo. Y apoyada en la mano su cabeza, soñaba a media tarde aquel crepúsculo un aprendiz de la tristeza toda. FLOR D E ES TUFA Y quedaban los niños, en invierno, contemplando las nieves abultadas en ramas y cornisas. Los recreos se volvían febreros y la estampa del jardín de los frailes era china, un bordado de frío en lino crudo. El paisaje caía por un leve deshielo escalofrío. Como cuentas de colores, los peces eran puro vidrio en su estanque. El internado un raro parecido tenía a pie dormido.

Y en la última clase, el profesor, bajando las persianas a la noche, cuentos les leía, tibia la estufa. A UN NIÑO QUE S E LO LLEVO LA CORRIENTE Subía desde el río, curva verde sin otro pensamiento, el oro último que los niños robaban con su risas y gozos. Tarde al ras de golondrinas. A zarzas y saucales, regimientos menudos de la orilla, todas iban las luces, y era el lino entonces rojo como azafrán, las ropas por las piedras. Y entre trigos, ya oscuros de murciélagos y grillos, se volvían, caravana de infantes, mínima la luna al frente. Falta alguno, parece que alguien dijo. Y esa noche candiles de carburo al río sus presagios le iban dando. SONETO Ahora es noviembre. Un mes tranquilo. Llueve. Acaso sea para mí la vida este solo llover y esta dormida parte del mundo eternamente leve. Las sombras del camino que se aleja, la iglesia y el zarzal, las telarañas y este pensar en ínsulas extrañas tan sólo por libar, como la abeja. Dulce es la vida así, la miel amarga. Es casi equivocarse estar seguro. El arte es breve. Mas la muerte larga. Quizá me he confundido de pasado, de presente tal vez y de futuro. Quizá ya sólo sea lo soñado. EL S UEÑO DE UNA TARD E D E VERANO La tarde es calurosa, de verano extremeño. Pregona la cigarra

con estridentes alas su chatarra y abrasa el aire el olivar pagano. S agrada es esta hora de la siesta en que labra su viga la carcoma y la araña común teje en su idioma la vida retirada. El tiempo en esta casa tarda en pasar, parece eterno y en esa misma eternidad fracasa. Todo está en calma, sosegado, inerte. De nada sirve el cielo o el infierno. Lo eterno eternamente acaba y pasa y ni el soñar nos libra de la muerte. RETRATO DE MI PADRE La foto fue tomada en un estudio pueblerino y de feria. El decorado es de escayola y él está de lado, arrogante y feliz. Fue su preludio. Luego herido en Teruel. Duras batallas si dura fue la guerra. Aún en los ojos lleva un botín de miedo y de despojos que guarda en una caja entre medallas. A su manera bueno. Un gran furtivo en cristalinos ríos. De su vida sólo puede decirse fue un trabajo del que la vida nunca le distrajo. Es viejo ya y espera la partida. Más solo cada vez. Más pensativo. EL 10 D E JUN IO QUE HACIA EL 35 D E MI VIDA S ol y de dol (los niños están fuera y en ella en Dublín, supongo), me dispongo a este gran trago. Y miro al cielo. ¿Son go londrinas o vencejos? Primavera o juventud, pasaste. Es la costumbre: unos finos versicos con la cita nel mezzo del cammmin di nostra vita, para luego empujarse media azumbre de un aguardiente triste... Estás tan lejos

como el uno de cero... Ay amor mío, nunca supe beber, y bien lo sabes. Ni distinguir aviones de vencejos. Que de llorar se me formó ya un río por donde van en procesión mis naves. LIBRE Y S IN DUEÑO Qué dulce es el concierto de un rebaño y escuchar las esquilas en el monte a la hora en que el sol del horizonte se aleja vagabundo, loco, huraño. Todo se vuelve entonces más sombrío, las encinas azules se hacen pena y el errático olor de la azucena divaga igual que fantasmal navío. Pasa el mundo en mis ojos y en los ojos más oscuros del alma, este paisaje, este lagar en ruinas y este sueño. Pero le sienta bien tantos despojos a mi negra arboleda y al ramaje donde canta el dolor, libre y sin dueño. EL ARBO L DE LA CIENCIA Dicen, mi amor, que es imposible hacer versos de amor feliz, de enamorado, que sólo lo perdido o no alcanzado se canta en la poesía, el padecer olvido o el sufrimiento de volver al recuerdo de todo lo pasado. Unas veces la sed de lo vedado; otras, el vino del amargo ayer. No hagas caso, mi amor, habladurías. Contigo todas mis melancolías son ramas escarchadas en anís donde se posa un pájaro de nieve. Escúchale cantar tan hondo y breve. Que no te engañe su plumaje gris. UNA ODA Dichoso aquel que busca en un lugar como éste

y contempla las zarzas que estrechan el camino cuajadas de racimos de un negro y roja agreste, y a lo lejos la tierna brusquedad del espino. Aquel que ya no dice: “Voy a contar mi historia”, sino que sale al campo como un impresionista en busca de un paisaje o una luz ilusoria y no hace mal a nadie, sencillo y egoísta. Aquel que por las noches olvida que ha sufrido y deja a un lado todo su corazón herido para mirar la luna y sus cepos de plata. Dichoso él, que llora sin preguntar la fuente de esas lágrimas puras, que está solo y doliente y sin juzgar se entrega a esa vida beata. UN OTOÑO No he de morir si este jardín ya viejo sigue como hasta hoy, viejo y oscuro, pudriendo sus membrillos de oro puro y haciendo de la fuente un negro espejo. Ni morirán tampoco los rosales ni el ciprés morirá, por más que muera. Todo lo que una vez fue primavera jamás conocerá restos mortales. Qué dulce a la terraza llega el viento a consolar el alma entristecida y a decir que la muerte nada trunca. Pero sé que me engaño y que me miento lo mismo en el soneto que en la vida: nada de cuanto muere vuelve nunca. VIS ION DE UN BUS CADOR DE LIBROS Dentro de algunos años a mis manos vendrá un libro. Serán todos mis versos recogidos, los mundos y universos que habrán de parecerme tan lejanos. Mi vida. Ese centón de amarillentas hojas. Cinco o seis horas de lectura, si acaso. Nada más. Literatura. vasto montón de ruinas polvorientas. El río que yo fui y el que no he sido,

lejos del mar. Las noches y ciudades en que jamás estuve y las verdades que nunca deshojé. basta. El olvido empieza para mí ya a serlo todo. Hasta el agua más clara acaba en lodo. ES PAÑA Más que una piel de toro. Una sotana. Eso es verdad. Peor con todo era para mí aquella patria una bandera de vida pueblerina y virgiliana. ¿Y ahora? Un mapa sólo de colores que igual que unas cenizas llevó el viento a ciudades vulgares de cemento y a este paisaje de marchitas flores. No más que la memoria de una guerra que a mi padre dejaba pensativo, y aquella copla en el recuerdo incierto que yo oía en la radio. Es de esta tierra: “S ólo para olvidarte sigo vivo, sólo de recordarte no me he muerto.” TREJO, MARIO Argentina. 1.926 A MIGUEL MUERTO AS I, EN LA FLOR DE LA EDAD Se me escapa el dolor, se me desata la nudosa tensión que me domina el cuerpo, sabiamente, y me encamina a tenerte detrás de mi corbata, que pudiendo morir entre la mata con el hocico al viento de una encina, al moro que te tuvo en la retina se le distrajo el plomo en la culata. Dolor de artuña balará la España eternamente por tu muerte huraña, y una tarde de tregua y desperezo saldrá de una trinchera tu alma sola, para poder morir a la española:

orgullosa la frente, y el pescuezo. TRENOR, LEOPOLDO España. S iglo XIX Poeta. Publica en Valencia en 1.911 PRIMAVERAL Ayer, al florecer de amor radiante la dulce primavera de ilusiones, dos borrascas con fúnebres crespones nublaron de congoja nuestra mente. Hoy, en pleno verano sonriente, de cálidas, vibrantes afecciones, de nuevos los siniestros nubarrones desgajan fiero rayo en nuestra frente. Si nos permite Dios coger las rosas tardías del invierno, ¡quién supiera qué tormentas se fraguan pavorosas: Mas sabemos que al fin de la carrera retoñaran las flores dolorosas unidas en eterna primavera! EL S ECRETO DE LA VIDA PEREGRINANDO Inquietos corazón y pensamiento, por ansia indefinible de ideales, dejé al pobre jardín de mis rosales y marché peregrino en seguimiento de ese ardiente nostálgico ardimiento. Corrí villas, praderas y eriales, preguntado doquiera a los mortales que secreto espolea al sentimiento. Muchos, en la dulzura distraída del goce material, me motejaron de necio, extravagante e importuno; otros, el gran arcano de la vida a guisa de sus gustos me explicaron, y así fueron diciendo cada uno.

LA VO Z DEL CORO S omos los que prudente despreciamos los sueños de la vana fantasía y lo que hay en el mundo de alegría en loca abnegación no derrochamos. Cantando por la vida caminamos; de la muerte la oscura lejanía nos avisa apuremos cada día la copa del placer en que libamos. S ólo odiamos lo humilde y lo molesto, amamos al pasión enardecida y buscamos reposo en las harturas; el secreto es tener el mejor puesto en el grato banquete de la vida y gozar sin recelos sus dulzuras. LA VO Z DE LA HERMOS URA ¡Paso al carro triunfal de la hermosura! La fortuna, el amor, la humana historia, trofeos son que en pos de mi memoria esclavizo con grillos de ternura. Para mis dardos no hay coraza dura ni muros que no aplaste mi victoria; son los astros del arte, ciencia y gloria, satélites que arrastro a la ventura. Y así entre los humanos voy triunfante, deslumbrando a la loca fantasía, domeñando a la incauta muchedumbre; pero un soplo de viento en un instante trueca mi esplendorosa lozanía en puñado de infecta podredumbre. LA VO Z DEL ODIO S oy la sierpe que, oculta entre las flores, acecha en sueño incauto al enemigo; yo la vida en los hombres atosigo con el fermento vil de los rencores. De airadas muchedumbres, los hervores avivan do cruel sin tregua sigo; yo cuanto hay de benéfico maldigo

y hasta anido letal en los amores. A mi rinden su culto sanguinario el artero puñal del asesino, la tea destructora del sicario. Mas mi fuerza es estéril; si el destino alardeo amparar del proletario, sólo es por explotar su desatino. LA VO Z DEL S ABIO Yo del fugaz cometa al curso errante en la extensión sin fin marqué el camino, y en la gota de agua peregrino mundo sentí agitarse palpitante. Yo escalaré la cúspide gigante del saber, su secreto sibilino al universo arrancaré, al destino haré torcer su curso vacilante. Mas, ¿por qué voy en pos de lejanías, de vana luz que el espejismo finge, con esa sed de Tántalo insaciable, si rendido de inútiles porfías caigo imponente al pie de alguna Esfinge con su eterna sonrisa indescifrable? LA VO Z DEL MONJE No hostigó la ambición mi noble anhelo de encontrar la verdad, rendí mi frente humillada en el polvo, mi fe ardiente encaminó mi pensamiento al cielo; y en alas de esa fe, tanto su vuelo remontó, que las brumas de la mente mezquina disipó resplandeciente la eterna luz, rasgando el denso velo. Desde allí, con espléndida evidencia, el enigma insoluble de la ciencia resuelto contemplé, porque el humano entendimiento olvida en su impotencia que tan sólo de Dios en la Omnisciencia está la clave del sublime arcano.

LA VO Z DEL ALBRIEGO Yo soy el labrador que, entre la dura costra del erial, con el arado abro el surco fecundo que ha regado mi sudor de trabajo y amargura. Amo del campo pardo la tristura, el inmenso horizonte desolado, y espero en mis labores, resignado, la cosecha tardía e insegura. S ólo a lo lejos con vibrantes sones un campanario me habla de consuelo, alentando mis pobre oraciones. Si encorvan nuestros huesos hacia el suelo las fatigas, los toscos corazones se elevan confiados hacia el cielo. EL S ECRETO DE LA VIDA Y así sigo mi curso vacilante, escuchando esas voces que en rumores apagan de los años los rigores en temida derrota agonizante. Dejo al sabio, impotente en su pedante, burlado orgullo; piso a los rencores cual reptil venenoso; los amores lloran el roto encanto de un instante. Miro a la humanidad en su congojas caminar abatida entre las hojas, muestras de la belleza fenecida. S ólo de los humildes en la santa resignación, voz de esperanza canta el secreto inefable de la vida. TRENAS , JULIO Málaga. 1.919 Escritor, periodista y poeta. A JOS E LUIS DE ARRES E, EL DIA EN QUE CON LA FALANGE S E ARRODILLO ANTE S ANT-YAGO.

¡Nubla, compostelano cielo, alerta, la pupila que niegue! En fiel renuevo báculo y concha peregrina llevo cuando el mundo desangra en lid abierta. ¡Campanales sonidos! ¡Ya despierta románico en sus piedras el medievo, y en la ruta de alada ángel mancebo se proyecta la arcada boquiabierta! Por la gloria del Pórtico has entrado, José Luis, católica la frente hasta el sepulcro que a S ant-Yago guarda. Y cual tú las rodillas ha doblado esta Falange erguida, reverente, a quien dale Jacobo salvaguarda. TREVIJANO, JOAN DE España. Logroño. S iglo XVI – XVII Poeta hallado en Internet SONETO A DON FERN ANDO ALVIA D E CAS TRO Puso soberbio la espantosa frente sobre el nevado monte Pirineo orgulloso el Francés, y ya trofeo juzgó a Logroño de su Lis pendiente. Batió su muro, obstinación valiente, Tritón feroz, batallador Tifeo, mas como ellos, la tumba en Lilibeo lo hallaron en el paso de una puente. Preguntádselo al de Alvia, Don Fernando, famoso tras su próvido gobierno, por la Cruz de su pecho, y de su espada. Que memorias paternas heredando, en su patria merece ser eterno, pues la está con la pluma eternizando. TRIANA, JOS E Cuba. 1.931 Poeta hallado en la Biblioteca M. de Benidorm

DEFINICION ULTIMA S oy el aliento de algo que se pierde como una sombra en el espejo breve, una pobre violencia, o un esguince o la invención grotesca de algún vicio. El hilo imperceptible de un muñeco, el frío escarabajo de la luna. Un suspiro que queda suspendido que poco a poco se transforma en nada. ¿Y la memoria, en fin, de qué me sirve, recortando las manos cuando quiere y agitando calles que olvidamos? Un ruido, un ruido, un ruido, un ruido, un ruido, arcabuces, muñones, cicatrices, y este firme deseo que no cesa. TRIN IDAD, AN A DE LA Alcanadre. Logroño. 1.577 – Calahorra. Logroño. 1.603 Poeta hallada en Internet. OH PEREGRINO BIEN DEL ALMA MIA ¡Oh peregrino bien del alma mía que solo, sin resabios ni recelos puedes matar mi sed, quitar mis duelos y convertir mi llanto en alegría! Pues eres Tú mi luz, mi guarda y guía que tengo yo en la tierra y en los cielos, no quiero medios, no quiero consuelos, fuera de Ti, de todo me desvía.

En soledad, de todo enajenada, desnuda de mi ser y de mi vida, para ser como fénix renovada, en tu amorosa llama y encendida me arrojo, que si fuere allí quemada, seré cual salamandria renacida. LINCES DE LO PROFUNDO Y ES CONDIDO Linces de lo profundo y escondido,

balcones del amor, centros gloriosos, alegres palmas, triunfos victoriosos, piedras-toques del oro más subido, espesas selvas donde me he perdido, floridos paraísos deleitosos, pozos de ciencia, senos misteriosos y dulce suspensión de mi sentido; sentencias de la muerte y de la vida, cristales do se ve mejor el mundo, soles que solos quitan mis enojos, y refugios del ánima afligida, blancos do mi afición segura fundo son de Jesús los apacibles ojos. SONETO DEL NOMBRE DE JES US Jesús, bendigo yo tu santo Nombre. Jesús, mi corazón en Ti se emplee. Jesús, mi alma siempre te desee. Jesús, lóete yo cuando te nombre. Jesús, yo te contesto Dios y Hombre. Jesús, con viva fe con Ti pelee. Jesús, en tu ley santa me recree. Jesús, sea mi gloria tu renombre. Jesús, contemple en Ti mi entendimiento. Jesús, mi voluntad en Ti se inflame. Jesús, medite en Ti mi pensamiento. Jesús de mis entrañas, yo te ame. Jesús, viva yo en Ti todo momento. Jesús, óyeme Tú cuando te llame. SONETO Piadosa fuerza, vencimiento blando, embebimiento y música suave, licor precioso, gusto que a Dios sabe, gloria insufrible, favorable mando, raíz que en mi sustancia está animando, peregrina infusión y silbo grave, ciencia que de experiencia el alma cabe, fuego que en el crisol me está apurando, virtud, omnipotencia, embestimiento,

tiniebla, noche oscura, bien amable, toque que vuelve loco al que es más cuerdo, silencio y pausa, luz, transcendimiento: ¿a quién diré que tus efectos hable, oh, dulce sueño, donde me recuerdo? SONETO “¿Cómo mi lengua torpe enmudecida, metida en alto mar de amor profundo, sin entender la causa en que me fundo hablará de su alteza desmedida? Hallo mi navecilla sumergida, y si la orilla busco, más me hundo, que no hay lenguaje o hombres en el mundo a que compare cosa tan subida. ¿Quién dijera que un Niño de hoy nacido me baja musa hace perder de vuelo? ¿mas, que mucho si en su ser infundido tiene el objeto de un amor sin suelo?. Más queda inaccesible y escondido cuanto más le descubre el mortal velo.” TROCHEZ, RAUL GILBERTO Honduras. 1.917 – 2.000 Poeta hallado en Internet. EL LECHERO Con miradas alegres, arriscado el sombrero, con su líquido blanco, y en su brioso alazán, llega al pueblo silbando de mañana el lechero, cuando el aura lo baña bajo el día galán. Y anunciando el negocio, como buen pregonero, él recorre las calles avivando su afán; y de vuelta a la hacienda, convirtiendo el dinero compra manta tañida, medicinas y pan. Y entre el ir y venir con s fuente nutricia, solamente ha ganado, con su vida de esclavo, la camisa de manta y un raído azulón; el cariño de una hembra que le da su caricia;

la guitarra que cuelga de un viejísimo clavo; y los ratos amargos que le brinda el patrón. TROLEBUS (S EUDONIMO) España. Palma de Mallorca. Siglo XX. Poeta hallado en Internet. MI POBRE CORAZON ¡Cómo te ama mi pobre corazón! Quiere ser ¡oh fortuna! el pobre gato, que le mires, le mimes sólo un rato, y le corones rey del callejón. ¡El te ama y flaquea la razón! Quiere ser, ¡oh locura! arcilla estrato por donde pase y pise tu zapato y deje huella de alguna emoción Quiere ser las migajas de tu mesa y sentir la caricia de tu mano, tu mano que lo barre y lo desprecia. Quiere ser, y es en vano, mi princesa, un corazón que habite un pecho humano y merezca tu amor ¡Diosa de Grecia! TROYA, HECTOR DE España. S iglo XX. Poeta hallado en Internet. MOVIDOS POR LA FUERZA D EL AMOR Movidos por la fuerza del amor a tientas entre nubes avanzamos, derechos al abismo caminamos cegados por un falso resplandor. Quizá sea la ignorancia un gran favor, que el dolor es mejor que no sepamos, si en fugaces momentos disfrutamos de un placer embriagante y seductor. El fuego y el calor de la pasión conviene con prudencia refrenar, que nos puede helar el corazón.

Pues a veces sucede por azar que se esfuma en el aire la ilusión y lo triste al final es despertar. TRUEBA, ANTONIO DE Montellano. Vizcaya. 1.819 – Bilbao. 1.889 Escritor y Poeta. SONETO Véndese en muchas tiendas como bueno, en vez de vino, tinta de campeche, agua con almidón, en vez de leche, en vez de pan, engrudo de centeno, en vez de chocolate o café, cieno; en vez de liebre que a uno le aproveche, gato con que uno hasta las tripas eche, y en vez de amor, o cosa sí, veneno. Si a la voz del deber hay almas sordas y no es razón que al público se mate con celadas que no usan ni las sordas de taparrabo y tez de chocolate, póngase en cada tienda en letras gordas: ¡Lasciate ogni speranza, voi che entrate! TRUJILLO, CARLOS ALBERTO Castro. Chile. 1.950 Poeta hallado en Internet. SONETOS COMPUES TOS POR LOPE S IN PEGA, FEN IX D E LOS CES ANTES (seudónimo de Carlos Alberto Castro) HUMILD E CONS EJO DE ES TE JUGLAR EN PRO DEL ENCUENTRO DE UNA POS IBLE S OLUCION AL COS NTANTE CAMBIO DE MINIS TROS Hacienda, Economía, Agricultura, han visto de Ministros, un desfile, ¡Por qué mi Dios no los exporta Chile dándole a sí un respiro a la cultura.

Y no seguir hablando por las puras de explotación y dólares por miles creyendo a los chilenos, tontogiles ahogándose en el mar de la locura. ¡Por qué seguir cambiando a estos señores, ministros que manejan toda ciencia, el arte de la muerte y de la vida! Si quiere aclarar algo los colores busque un sastre mejor, pues su Excelencia que él podría tomar nuevas medidas. DONDE S E FABLA DE LOS SORTILEGIOS QUE MUEVEN LOS ULTIMOS RES PIROS DE NUES TRA ECONOMIA Ayer nuestro país, de una plumada, sufrió una zancadilla extranjera, mas, tú lector leal de “La Tercera” en sus páginas de hoy no hallarás nada. Cáceres, el ministro, embargó el oro (peso valor, quilates, color, brillo) y entregó pantalón y calzoncillo hechos que hablan muy mal de su decoro. En países pudientes él se mueve semana tras semana, día a día, y a todos cuenta: “Estamos al descuere”. Mientras aquí la olla está vacía y éxitos nos informa el Canal Nueve que ha ofrecido al país en garantía. SONATA CON VOCABULARIO DE MODA Protestar es un verbo transitivo como cacerolear e intimidar, prohibir, censurar y torturar a todo aquel que permanezca vivo. Porque Chile país largo y altivo fuerte, aguerrido, odioso y militar donde se hace matar y degollar con un “alto sentido” represivo. Pinochet, inflación, Guzmán, bombazos, represión, democracia restringida, políticos deseosos de volver.

Importancia de metas, no de plazos, Chile soñando un plato de comida y un eco que repite “va a caer” CARA DES CONSOLADA DE UN CHIC AGO BOY POS IBLEMENTE DIRIGIDA AL VIEJITO PAS CUERO ¿Qué fue de la amistad que me prestabas Sheratón? ¿Y qué fue del Cordillera? ¿Qué fue de ti magnífico Carrera que mis tarjetas Visa esperabas? ¿Qué fue de ti, Cerro S anta Lucía? ¡Almacenes París, casa sin dueño! ¡Cuánta verdad –oh Dios, “la vida es sueño”Todo soñé comportó un solo día. Hoy se esfumó el dinero y a Dios clamo, con fe aprendida antes de mi abuelo cheques falsos al mundo desparramo. ¡Ayúdame a ganar, Señor del Cielo, ¡O aunque sea empatar, que ayer fui amo, y hoy se nos fue a los pailas el modelo! S UCEDE QUE ME CANS O S IN CANS ARME Sucede que me canso sin cansarme y sin descanso sigo descansado. Sucede que de qués, cómos y cuándos no sé si alguien podría contestarme. Sucede que si paro a descansarme del cansancio me canso descansando y no hallo forma de seguir andando aunque me obligue el peor gendarme. Sucede que me paro, detenido no se me mueve un pelo ni una ceja. Se detiene el sonido en mis orejas. Sucede que mi espíritu aburrido no quiere seguir más, me da la guerra y me abandona solo en esta tierra S UCEDE QUE ME CANS O TU LO S ABES Sucede que me canso, tú lo sabes y que usted se me cansa, yo lo sé. Sucede que de tanto andar a pie

hasta mi paso se me ha vuelto grave. Sucede que cansados, en la nave no hay forma de movernos al revés. Sucede que el cansancio se hace pez y no nos quiere descifrar la clave. Sucede, tú lo sabes, ¿quién lo duda? que yo me canso igual sin ser Neruda y sin haber escrito Residencias Se ha dicho que me canso de la inmóvilidad, lo sabes bien mi mejor jobi aprendido en mil años de paciencia. DE AUTOELOGIADORES Y ANTOLOJIAS Yo existo, tú existes, él no existe, vosotros no existís, y por o visto ninguno existe así como yo existo con todas esas páginas que viste. Yo existo, mi presencia allí resiste, se afirma, soy un nuevo Jesucristo, si nadie me da bola, me entrevisto, muy en serio respondo, no es un chiste. Me incluyo, me releo, me antologo, me cito, me comparo, me investigo, me llamo espejo, sólo veo mi cara. Me historio hasta no más, casi me ahogo en el centro profundo de mi ombligo, para medir no hay más que la mía vara. A BOCA DE JARRO Más Calderones no hay que aquel gran Peyo que hiciera del teatro poesía, por más que algunas bocas de sandía confunda quilineja con cabello. Los calderones de hoy llevan un sello que a otro harrón marco con gran porfía, harrita que no sabe de agua fría y si sale de allí no da resuello. Se acalderona el arte y la escritura, se aletran negramente los calderos. En un mundo de paras y de peros

desesperan las crónicas sin cura. S on hartos y calderos alabados y en su propia negrura perdonados. A LOS POETAS IS LEÑOS Como gallina ciega, recortando sombras que son rabeles en el viento, en lugar de morir crece el aliento de la huella sin pie, siempre avanzando. La incitación al cielo, caminando, territorio inmensos, que alimento de la memoria son el pensamiento, de Indias la cabeza vigilando. Ovejas del rebaño en otros soles in-públicos poemas tararean, mientras las señoritas que ya otean bailan en un recorte de arreboles. El papel y el follaje es permanencia aunque sea una zona de emergencia. LA MARATON DE LOS POETAS Algunos a caballo, otros en moto, otros en automóvil o en camello quieren llegar y rubricar su sello en el Olimpo de la Pensión Soto. Corren, sudan, jadea, ¡qué alboroto! para quedar con un tremendo cuello, luego de haber perdido hasta el resuello pa’ conseguir un puesto más cototo. Esta es la maratón que cada poeta corre todos los días de su vida sin nunca ver llegada ni partida, sin alcanzar ni señas de la meta; todo por un aplauso o por un beso que a fin de cuentas sólo es carne y hueso. DE ES TELARES , ANIMADORES Y NOTICIARIOS DE FANTAS IA QUE ACONTECE EN TEVE Nacional esta tele, según cuentan;

militares los rostros que aparecen; caros animadores nos ofrecen un hermoso país que al mundo inventan. Llueven deportes, shows y teletones, Matas, Vosanovices, Don Franciscos, ciegos a la cultura, siempre ariscos, vendiendo circo y farsa por cajones. Con programas recontra-replagiados embólsanse fastuosos honorarios mientras Chile completo está embargado. Las obras detenidas, los salarios, dos, tres y cuatro meses olvidados, pero nunca se ve en los noticiarios. ACERCA D E LAS NOTICIAS DE UN PARO FRACAS ADO DIS CURSOS Y POS TERIORES S ITUACIONES No hay más verdad que un fracasado paro informóle al país el Canal Siete y desde Copiapó S an Pinochote confirmó la noticia con descaro. Aunque para el derrumbe no hay reparo y el gobierno revienta como cuete, con sus personajillos de sainete que viajan del poder al desamparo. No sirven amenazas ni discursos del Guzmanillo que se muerde a solas sin hallar solución ni en los concursos. Vense frágil papel sobre la solas violentas y no hallando más recursos volverán a golpear las cacerolas. BREVE NOTICIA D E LO QUE APAREC E Y NO APAREC E EN TEVE NAC IONAL Al Martín y al Elías Figueroa, sumen el Eliseo y la Raquel, las nieves de Portillo, el río Loa, imágenes más dulces que la miel. Tenis, fútbol, Fillol y Cobreloa, presos en Capuchinos, y un cuartel donde lo que se sirve no es cocoa

aunque cerquita está de Coronel. Al arte, cero; cero a la cultura, salvo de artes marciales, puntapiés, y aplausos tras aplausos a la usura. Pero de aquello que quisiera usté ¡nada! Pues no le ven desde la altura esos giles que gritan Pinoché DE CÓMO LOS NOTICIOS OS FUERON TRANS FORMADOS EN NOTICIARIOS , MAS TARD E EN NOTICIEROS , HAS TA LLEGAR A LOS ACTUALES NOTIceros. Matiné, tarde y noche noticieros mostrando nuestra larga geografía con un cambiante rostro que varia de cinco a veinte grado sobre cero. ¿Se podría pensar que no es sincero mostrar la lluvia y frío de estos días, que en verano hay duraznos y sandías, y los niños esperan al Pascuero? Su imagen llega a todos los rincones de este hermoso país largo y hambriento que está entre que despega y no despega. En pantalla mil bombos y bombones; en los pueblos hambruna y sufrimiento, y el ubicuo cartel: AQUÍ O HAY PEGA. DONDE S E TRATA D EL VILIPENDIADO AS UNTO DE LA MUN ICIPALIZAC IÓN DE LA ENS EÑANZA El profe mil miserias ha sufrido, de soplones la escuela se ha llenado, triste es vivir mu-ni-ci-pa-li-za-do, en obrero del PEM ya con vertido. Triste es vivir sin pan y a puro caldo y masticar el agua de la sopa; y triste que se vuele en una copa el tan publicitado aguinaldo. Han los jefes, de pronto, establecido cerrar la boca y apagar los focos y hablar pura ahuevadas sin sentido.

Jefes que aun no se limpian ni los mocos olvidan lo que son y lo que han sido; Liceo Municipal: Casa de locos. EGOCENTRIC A REFLEXION DEL MAMO Yo, que cuando era dueño de la Dina me reía del mundo y sus primores. Yo, que hacía cortar hasta las flores y matar cualquier voz por cantarina. Yo, que no conocí penicilina, ni supe de remilgos ni escozores. Yo, que nunca di paso a los dolores y no necesité ni una aspirina. Hoy reposo obligado y a la buena en la cama más blanda del Naval, pues no acepto ningún otro hospital. De descansar me canso en mi condena, preso de mí, yo soy preso de gala, y de aquí no resacan ni con pala. NO LE MIREN POR PEUCO NI PALOMA No le miren por peuco ni paloma, ni por jote rapaz ni golondrina; ni por certero halcón de vista fina a ése que a la cortina ni se asoma. No crean sus historias ni por broma, porque si la verdad un día atina llegará a su lugar y sin la Dina, que no hay camino que no lleve a Roma. Así piensa el singar Lope sin Pega: que a pie, en limusina o en triciclo igual no más ha de cumplirse el ciclo. La verdad se demora pero llega. la justicia, a pesar de la Suprema, querrá probar ese pastel de crema. SOBRE EL S ONETO El soneto es un postre delicado delicioso, exquisito, rezumante de un sabor que nos pone delirantes si el platillo quedó bien preparado.

De uno a otro polo es afamado, un gran lago de amor para el amante, mas si este fuera lerdo principiante moriría en sus aguas ahogado. Unos lo han preparado con vainilla, otros lo perfumaron de colores y se autoproclamó jardín de flores. Hasta que lo volvieron maravilla Quevedo, Calderón, Lope de Vega, Garcilaso, Rubén, Lope sin pega. SONETO EN QUE EL POETA CONFIES A S U FALTA D E TALENTO PARA ES CRIBIRLOS Quiero escribir sonetos, mas no puedo escribir un soneto, y aunque quiero este verso perdió su compañero y mi dedo no encuentra al otro dedo. Ya no puedo escribir y me da miedo no poder escribir; por más que quiero, ningún verso lucido en mi tintero, pensar en dos palabras me da miedo. Quiero escribir, quiero escribir y quiero escribir unos versos bien rimados, en lo posible hacerlos mancornados. Este verso se muere de soltero y además ya lo mata la certeza de no encontrar pareja en mi cabeza. DE MIS DIAS OPACOS La opacidad de esta época me opaca la poquedad de esta época me apoca se muere la palabra en esta boca el silencio golpea y contraataca. Yo que nunca triunfé en el taca-taca, a mis años, hacerlo me provoca; la pata en el balón toca que toca se ilusiona en mi sueño de resaca. La palabra se duerme y en el sueño se me queda brincando la pelota mientras voy a firmar la última cuota.

No sé si he de triunfar en el empeño pero, chileno y todo, voy goleando al equipo rival que estoy soñando. NOTICIAS PATRIOTERAS A MARC ELO PELLEGRINI MIEMBRO DE LA AVAN ZAD A CHILENA EN S EATTLE Por allá en el oeste, de seguro, las noticias no llegan, eso es claro, por eso a retratárselas me paro y de alegrarte el día me aseguro. Voy a contarte amigo, sin apuro, que allá en Lima quedaron sin amparo; pobrecitos peruanos, sin reparo ayer no más se la metimos duro. No queríamos guerra ni batalla, sólo hacerlo sencillo, simple y suave pero mucho mejor fue nuestra nave. S alas entró por Plat, saltó la valla, borró a Grau del Huáscar y al arquero y nos fuimos a casa cuatro a cero. S ALUDO A S ILVAN A Y RECRIMINAC ION A LA HINCHADA CHILENA Ahora que ganamos el partido jugándola mordida y a la mala todos hablamos de Marcelo S alas y el postre ya lo damos por comido. Ahora que en la copa ya metidos nos sentimos, o bien en la antesala, del Jardín del Edén, la mejor cala, nos hemos en un rato convencido. Después del cuatro a cero todo es gozo como ante un mariscal un yo goloso que peca de pecar porque es humano. La capa del olvido ni recuerda que por lesión están como la mierda nuestros pobres Castillo y Zamorano. TRUJILLO ARREDONDO, ROS A (ROS A TE)

Cuba. Siglos XIX – XX Poeta. LOS REYES MAGOS Los niños bulliciosos colocan sonrientes en lechos y balcones zapatos y cestillos, y aguardan a los Magos que en chozas y castillos ofrenden sus regalos a niños obedientes. Las madres amorosas esperan impacientes el sueño de los ángeles devotos y sencillos, y cuando ya se duermen, cual mansos corderillos, en cestos y zapatos colocan los presentes. En tanto, silenciosas, las vírgenes ofrecen cestillos de ilusiones que enfloran y feneces al paso de los nobles Monarcas Orientales. ¡y sueñan desveladas con príncipes gallardos, con madrigales tiernos de peregrinos bardos, gemelos de sus almas, sedientas de ideales...! LAS UVAS DE LA D ICHA Esperando las doce, enajenada, desgranando las uvas con desvelo, sueña la musa con el níveo velo, evocando una imagen adorada... Y elevando ferviente la mirada a la divina Emperatriz del Cielo, ruega con fe por el amado anhelo que aguarda el alma en el dolor templada. Con manto de zafir, entre las nubes, surge María en medio de Querubes por concepción de mágicos pinceles. ¡Y piensa ella feliz, que ya triunfante, él llega ante su alcázar anhelante, ofreciéndole mirtos y laureles...! TRUJILLO DE LA PEÑA, FEDERICO España. S iglo XIX Poeta.

A UN NAVIO Fuiste tú, roto leño, audaz navío que arrostraste la cólera del viento; ¿por qué se estremeció tu firme asiento cuando árbol eras, en el bosque umbrío? Mostrar quisiste tu potente brío, y buscando tu orgullo otro elemento, te arrojaste en el Ponto turbulento, la frente alzando al huracán bravío: La tormenta te ve, ya te amenaza, llega y te arranca la atrevida antena, contigo lucha y con furor te abraza; y ¡ah infelice! a la desierta arena te arroja, y con furor te despedaza: ¡ve cuánto fue tu orgullo y es tu pena! TRUJILLO TELLEZ, A. España. S iglo XX. Poeta hallado en Internet. LA VIS ITA Déjame entrar Señor que tengo prisa; que he de volver a un mundo apresurado, inmerso en la ambición y en el pecado, huérfano de la luz y de la risa. Déjame entrar que mi dolor precisa hacer un alto en el camino andado; porque tengo, Señor, de tan cansado, el gesto vago y la virtud remisa. Déjame entrar Señor sólo persigo pararme un rato, recobrar la calma, pensar un poco y dialogar contigo. S oy el mismo de ayer tu viejo amigo déjame entrar a confortarte el alma luego, cuando queráis, Señor, prosigo. TRILLO Y FIGUEROA, FRANCIS CO DE La Coruña. 1.620 - Granada. 1.680

Se establece con su familia en Granada, haciendo amistad con S oto de Rojas. Fue un imitador y admirador de Góngora. Ver en la Biblioteca Miguel de Cervantes. Entrada Rápida: S onetos o Ramón García González. TUDANCA, JAVIER España. S iglo XX Poeta hallado en Internet. VERD E Verde está el alto monte en primavera, como ahora verdea ya el sembrado que parará en la boca del ganado cuando se lleve el sol la torrentera. De verde se nos viste la ribera del río que será pronto mermado por la acción del calor atemperado, que funde hasta la más tozuda cera. Pero el fulgente brillo de tu pelo no secará mi boca, ni tus labios, y el verde de tus ojos será eterno. Qué más me da verano, otoño, infierno si puedes convertir en medio sabio y estando junto a mí vuelo hacia el cielo. No es el verde de Lorca, ni el limón el más hermoso que hubo, hay y habrá porque el verde más lindo, corazón, tus ojos lo poseen nadie más. Se esconde la esmeralda en un rincón si ve tu intensa luz cerca brillar, se agazapa y no sale del arcón que guardó bajo llave Alí Babá. Con el verde de mar Luna se alía, con el cielo y el plomo de Neptuno para ver si consigue superar el tono que a tus ojos fue a dejar en el momento justo y oportuno

tu madre justa y Blanca aquel gran día. TURC IOS , FROILAN Juticalpa. 1.875 - S an José. 1.943 (HONDURAS ) Poeta hondureño. Periodista. Ministro de Gobernación. Representante de Honduras en la Liga de las Naciones. TIERRA MATERN AL Tierra de luz y de íntima fragancia, que en mi recuerdo de ilusión fulgura; fértil región de insólita hermosura: carmen de amor donde corrió mi infancia, vasto jardín fecundo que mis horas perfumó con sus rosas y claveles, que coronó mi musa de laureles y me ofrendó sus músicas sonoras: a ti pródigo edén por quien suspira mi corazón en la gran paz nocturna, van los vagos acordes de mi lira entre el rumor universal dispersos; ¡qué a ti revuelva mi alma taciturna en el arcano ritmo de mis versos! BREVIARIO ANTIGUO El verbo de este libro es una llama donde la flor de la ilusión perece. La cantárida vi ve. El mal florece y un veneno sutil la sangre inflama. Su olor no es de veneno ni retama y un hálito de pólenes parece: bajo el fuego del sol se desvanece y dice al hombre: ¡fecundiza y ama! Libro caliente de emoción sentida, amargo y cruel como sangrante herida, pérfido y dulce y de un saber profundo, en cuyas hondas frases entreveo todo el dolor del inmortal deseo que da la vida y estremece al mundo. S ALOME

Baila sobre el marmóreo pavimento y su forma impecable y peregrina en un aleve ondulación felina puebla de aromas el dormido viento. Florece de pasión su movimiento, sonríe de placer su faz divina, y su trágico espíritu ilumina el fulgor de un relámpago sangriento. Entorna las pupilas soñadoras, su cabellera fúlgida desata; y en la gloria inmortal de su belleza ve al terminar sus danzas tentadoras en una fuente de bruñida plata del Bautista la cárdena cabeza. LOS ALCARAVANES Vuelan sobre el verdor de la sabana con torpes alas que el cansancio oprime, mientras el viento de la tarde gime y el sol tramonta en la extensión lejana. Persiguen sin cesar a la indefensa culebra que se oculta en los gramales o inmóviles calientan los nidales en un rincón de la llanura inmensa. Del espeso follaje en la verdura juntos dormitan en la noche oscura de cruel invierno en las glaciales horas; y al fulgor de las lunas de verano perturban, anunciando la auroras, sus roncos gritos la quietud del llano. SONETO Turban con su visión mi ánima inquieta seres y cosas de diverso modo. Me obsesiona tenaz una secreta ansia profunda de saberlo todo. Almas y formas sin cesar escruto. Voy tras la luz y cuanto miro observo: Desde el genial filósofo hasta el bruto, desde el rebuzno estólido hasta el verbo

La obscura flor, la piedra rutilante, el insecto, el reptil, el astro errante, la vida y la emoción, la muerte, el numen; toda la ciencia, la verdad y el mito, anhela contener en su infinito mi espíritu en un mágico resumen. TURIA, RICARDO DE Valencia. Siglos XVI _ XVII Su nombre es un seudónimo. Escritor. Dramaturgo y Poeta. SONETO Si Labán a Jacob no le da Lía por premio y galardón de los siete años, nunca Jacob llorando desengaños vuelve a servir tan fiel como solía. Y no sirviendo más, ¿cómo podía trocar en tanto bien tantos engaños? Luego Labán por medios aunque extraños a fin de dalle más, más le pedía. Si esto es así, Jacob, no formes queja de tu suegro, que a más pena te obliga para obligarse a darte mayor gloria. Fórmela el que sin premio está, y se queja del rigor de su estrella, en tu fatiga, y del de su fatiga, en tu memoria. EPITAFIO A UN GRAN MUS ICO No pases sin dolor, oh Peregrino, si ofendida virtud te ha de hacer duelo, pues yace muerto el que juntó en el suelo el corzo al tigre, al lobo el Vellocino. Un día (ved si el canto era divino) tantas piedras atrajo (sin recelo que vino se enterraba) que del cielo a lamentarse en su destreza vino. Agora, por poder salir, ¿quién duda que cantará también? pues no está muerto;

mas en vano tu canto al aire ofreces, ¡oh triste! pues quien te oye es piedra muda para decir que aun vives, y así es cierto que la sobrada gracia ofende a veces.

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