Convivencia y Bullying Escolar

Convivencia y Bullying Escolar “Hemos aprendido a volar como los pájaros y a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir c

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Convivencia y Bullying Escolar “Hemos aprendido a volar como los pájaros y a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos” Martín Luther King

A partir del siguiente boletín sistematizamos el contenido expuesto en la Jornada de Capacitación para Coordinadores Escolares, efectuada con fecha 31 de Julio del presente en nuestro programa. Invitamos al lector a revisar algunos elementos teóricos concernientes al fenómeno de Bullying Escolar. Comenzaremos revisando los alcances de este concepto, delimitando también ciertos indicadores presentes en los actores sociales que participan en tal dinámica de violencia. Finalmente, se pretenden aportar elementos en pro de la intervención frente a dicha problemática social, intentando a través de este recurso escrito la difusión de la puesta en marcha de iniciativas que mejoren la convivencia escolar. ¿Qué entenderemos por Bullying Escolar? El Bullying se constituye en una forma específica de violencia entre pares. Dentro de los términos que se utilizan como homólogos al momento de concebir el Bullying, encontramos el de: matonaje, maltrato entre pares, hostigamiento y abuso. Dentro de esta forma específica de violencia entre pares, resulta posible precisar uno o más sujetos identificados como niños/jóvenes “agresores” y uno o más sujetos identificados como niños/jóvenes “víctimas”. En este contexto relacional, el niño o joven identificado como el agresor utiliza la violencia como una modalidad validada para lograr placer, satisfacción, aceptación y/o status social. Farrington (1993), enfatiza la diferencia de poder que subyace en el Bullying, precisando que es una forma de “opresión reiterada, hacia una persona con menor poder, por parte de otra con un poder mayor”. En este sentido, podremos pensar en diferencias en poder de carácter físico (fuerza, capacidades y/o destrezas físicas, entre otros), de carácter psicológico (atendiendo a niños que vivencian algún tipo de discapacidad mental versus otros que no presentan dicha condición), de carácter social (aludiendo por ejemplo a niños que son más populares que otros en contextos escolares). En este contexto, al precisar que es una interacción en la cual se da desequilibrio de poder, el Bullying se constituye así en un modelo de abuso. Así, en el Bullying encontramos: -

Se expresa el deseo de hacer daño, el cual no logra ser inhibido.

-

Tal deseo se materializa en una acción. Se manifiesta de modo reiterado.

En los casos en los cuales se expresa Bullying dentro de la cultura escolar, es posible hablar de la presencia de una micro-cultura de pares, en donde hay ciertos códigos que subyacen: de relaciones de dominio y sumisión, encontrándonos así en un proceso de victimización, en donde se aumenta el dolor y se acrecienta la sensación de indefensión en quien es un niño/joven víctima. ¿Cómo se puede expresar el Bulllying? Dentro de las posibles expresiones de Bullying encontramos: -

El rechazo reiterativo. Las amenazas constantes. Los golpes. Las burlas, insultos, apodos. Denigrar a otro a través de diferentes vías (ej. fotologs, internet)

De este modo, encontramos formas de maltrato de carácter directo (físico, verbal y/o psicológico) y de carácter indirecto (social, exclusión). Como eje en común, en cada una de ellas encontramos la humillación al otro, sin reconocerse el valor personal y relevancia del respeto frente al sujeto a quien en definitiva: se agrede. ¿Cuáles son las características presentes en los actores sociales implicados? A continuación precisamos algunas características que pueden presentar los niños(as)/jóvenes “agresores”, como aquellas que se pueden encontrar en los niños(as)/jóvenes “víctimas” del Bullying. Características del niño(a)/joven que agrede: A nivel psicológico: • • • • •

Precarias habilidades sociales. Falta de empatía con la victima y de reconocer el daño que se provoca. Falta de control de impulsos. Aparente autosuficiencia. Autoestima en deterioro (indicadores de sobre valoración en la cual subyace alto grado de inseguridad personal). A nivel social:

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Menor integración escolar. Menos populares que otros niñ@s, pero más populares que los niñ@s que son sus victimas. Se aprecia dificultad en establecimiento de vínculos familiares, con escaso interés por el colegio.

A nivel físico: •

Suelen tener mayor fuerza que los niños y/o jóvenes que pasan a ser sus víctimas Características del niño(a)/joven que es víctima: A nivel psicológico:

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Suelen ser sensibles, tranquilos. Introvertidos. Manifiestan precaria asertividad. Suelen ser tímidos. Llegan a tener una visión negativa de sí mismos y de sus pares. A nivel social:

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Pueden tener pocos amigos, siendo más bien solitarios. Suelen ser más bien hogareños. Pueden ser muy dependientes y apegados a los adultos (respecto a figuras parentales generalmente). A nivel físico:

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Suelen ser menos fuertes físicamente No suelen ser agresivos ni violentos Pueden presentar indicadores de alto nivel de ansiedad

¿Cómo se pueden posicionar los niños/jóvenes que agreden? Los individuos que agreden pueden presentar diferencias en su modalidad de acción y en las actitudes que presentan al momento de participar de las dinámicas de violencia reiterativa. Es así como podemos delimitar la presencia de 3 tipos de posicionamientos diferentes, entre los cuales encontramos: 1º Agresor activo: es quien agrede personalmente a la víctima 2º Agresor social – indirecto: es quien logra dirigir, guiar “desde atrás” el comportamiento de quienes le siguen, siendo tales quienes perpetran los actos de violencia. 3º Agresores pasivos: muy relacionado a lo descrito con anterioridad, son en definitiva, los niños o jóvenes que siguen a otro agresor ¿Cómo se pueden posicionar los niños/jóvenes que son víctimas? 1º Víctima con actitud activa-provocativa: en este sentido, se aprecia la simultaneidad de ansiedad y reacciones agresivas. El niño o joven agresor pasa de este modo a justificar e intentar excusar frente a los otros su comportamiento, intentando validarse frente a las reacciones agresivas de sus víctimas.

2º Victima con actitud pasiva: cabe relevar que tal posicionamiento es el más común. Suelen ser niños/jóvenes muy inseguros, que intentan pasar desapercibidos en los contextos escolares y principalmente frente a quienes les agreden. Suelen de este modo sufrir en “silencio” la violencia reiterativa. ¿Cuáles son algunos de los indicadores que nos pueden hacer pensar que un niño/joven podría estar siendo intimidado? En este apartado, resulta pertinente aclarar que no necesariamente la presencia de uno o más (inclusive todos) de los siguientes indicadores nos garantiza que nos encontremos frente a indicadores de Bullying Escolar. Sin embargo, se constituyen en elementos a atender, en cuanto subyace en ellos la presencia de un sufrimiento, malestar en quienes lo vivencian, sufrimiento que en ciertos casos puede estar asociado al hecho de ser víctima de violencia reiterativa de parte de uno o más compañeros. Como parte de los indicadores encontramos: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.

Inseguridad. Ansiedad. Baja Autoestima. Problemas de conducta. Cambios de ánimo. Pocos amigos. Dificultades escolares. Síntomas físicos.

¿Cuáles son las consecuencias en los niños/jóvenes del Bullying Escolar? Muy asociado a lo anterior, se ha delimitado que quienes vivencian situaciones de violencia de pares sostenidas en el tiempo, pueden presentar algunas de las siguientes problemáticas, que afectan la esfera socio afectiva y/o relacional. • • • • • • • • •

Fracaso y dificultades escolares Niveles altos y continuos de ansiedad (anticipatoria) Fobia Escolar Inseguridad elevada Descenso de autoestima Sintomatología de cuadros depresivos Dificultad en la integración social y escolar Se puede asociar a tentativas o actos suicidas Se desencadenan actitudes violentas

Resulta posible también delimitar efectos desfavorables en los niños/jóvenes agresores • • •

Se aprende a utilizar la violencia como modalidad para obtener beneficios y relacionarse con los otros. Se aprecia en ellos pseudo sensación de poder. Se constituye en un método reiterativo para lograr status en los grupos.

Asimismo, en quienes se posicionan como espectadores encontramos como se puede: • • •

Reforzar en ellos posturas más bien individualistas, en la medida que no se implican en acciones tendientes a aplacar el daño hacia el otro. Se puede generar cierto grado de desensibilización frente al dolor de quien es víctima, disminuyendo la empatía hacia ellos. Si bien generalmente no sienten la amenaza de ser atacados directamente, en ciertos casos podrían sentir cierto grado de ansiedad semejante a la de los niños/as que son víctimas.

¿Cuáles son los ámbitos de actuación posibles? 1º Relevancia del diagnóstico: atendiendo a que cada sistema escolar es una realidad educativa única e irrepetible, resulta en primer lugar necesario efectuar una etapa diagnóstica, en donde la mirada se focalice en detectar si es que existen efectivamente expresiones de violencia entre los alumnos (directa e indirecta). Asimismo, resultará interesante considerar el discurso de los distintos agentes educativos, atendiendo a cómo ellos evalúan en la actualidad la convivencia en el sistema escolar. Se podrá evaluar el grado de participación que se observa en los sistemas familiares, en pro de establecer una base común de trabajo junto a ellos. 2º Derivación a atención individual: atendiendo al impacto emocional que pueden estar vivenciando quienes son niños/jóvenes víctimas, resulta importante movilizarse en pro de que reciban apoyo pertinente, focalizado en explorar las consecuencias que ha conllevado el Bullying escolar, como atendiendo a sus recursos personales. La intervención individual podrá estar orientada a lograr resignificar las experiencias desfavorables que han vivenciado, como también a fin de potenciar sus recursos personales, tanto en términos de su autoestima (en muchos casos en deterioro), como sus sentimientos de seguridad personal, promoviendo también destrezas sociales tales como la asertividad y resolución adecuada frente a conflictos. Se favorecerá así el que fortalezcan sus herramientas protectoras y de autocuidado. Por su parte, es necesario señalar como justamente los niños y jóvenes que agreden a otros de manera reiterativa, también requerirán en muchos casos de atención y acompañamiento psicológico individual en cuanto a la base de las expresiones de violencia que expresan, subyacen posibles conflictivas internas. Dentro de las líneas de intervención, se podrá favorecer la empatía hacia los otros, trabajando junto a ellos en pro de favorecer la sensibilización frente al daño que las conductas que expresan ocasionan. 3º Aproximación Curricular: favorable es incorporar dentro del currículum la educación en valores, promoviendo el desarrollo de destrezas sociales, y adecuada resolución de conflictos entre los distintos agentes educativos. Todo ello, considerando el uso de metodología cooperativa y/o sistema de tutorías con los alumnos. 4º Participación: importante es favorecer la participación y abordaje de las temáticas de prevención e intervención directa a través de espacios tales como asambleas, consejo de curso, círculos de calidad (en los cuales un grupo de personas abordan una problemática focalizándose en lograr resolución de tal), promoviéndose así aprendizaje cooperativo. 5º Organización: necesario será revisar el proyecto educativo del establecimiento, delimitando cuáles son las expectativas en lo referente a convivencia y clima escolar. En este contexto, resulta necesario pensar en las representaciones que tenemos del alumnado, junto con revisar y promover normativas claras y compartidas, fomentando en nuestro proyecto educativo aspectos tales como el respeto interpersonal, canales de comunicación y cuidado de los espacios, entre otros.

¿Cuáles podrían ser las estrategias de acción frente al Bullying Escolar? 1º Estrategias para prevenir el conflicto -Favorecer el compromiso de los alumnos en el esfuerzo por el bien común, revisando si actuamos o no como una comunidad que se apoya frente a situaciones de fracaso, y necesidad. Cabe relevar la importancia de ello. A modo de ejemplo se ha visto cómo justamente en aquellas sociedades en las cuales se mantiene el sentido de comunidad, con adecuados niveles de solidaridad entre sus miembros, se aprecian niveles de menor Bullying escolar. -Importante resulta delimitar de manera clara y frecuente cuáles son las situaciones de abuso: abuso verbal, físico, social. En este sentido, resulta necesario abordar estos contenidos junto a los alumnos, sin que sean temas “tabues” en la comunidad educativa. Necesario resulta “ponerles nombre” a las situaciones de maltrato, junto con dialogar respecto a los sentimientos asociados a tales expresiones. En este sentido, es factible sensibilizar a la comunidad educativa respecto a cuáles son efectivamente las posibles consecuencias de los actos de violencia reiterativa. -Anticipar situaciones de posible conflicto y enfatizar las metas de convivencia: pensemos por ejemplo en posibles situaciones que pueden desencadenar situaciones de conflictos entre pares tales como: trabajos de grupo, competencia de filas, recreos, entrega de notas y pruebas. En este sentido, al anticipar ello, podremos prevenir enfatizando la necesidad de un encuadre de convivencia en dichas situaciones. -Supervisar situaciones más libres: comedor, recreos, programas de tutoría de los más grandes. -La hora de consejo de curso y orientación: se puede generar un programa de encuentro y diálogo en la sala de clases, discusión de dilemas morales, junto a actividades que revisen el cómo poder abordar adecuadamente los conflictos. -Usar el poder de las historias para resignificar: las grandes acciones, los héroes, personajes de los cuales se puede aprender 2º Estrategias para aumentar el conocimiento y comprensión interpersonal -Realizar actividades que promuevan el mutuo conocimiento: páginas amarillas de la clase, lotería de puestos, trabajos en pareja, clases compartidas con otros niveles, entre otros. -Enseñar a los alumnos a cuidar y apoyar a otros: se pueden activar estrategias que aumenten la sensación de comunidad. Entre tales encontramos las tutorías en clases y recreos, apoyo a los que faltan, recibimiento de los nuevos, cumpleaños, sistema de apadrinamiento, trabajo en torno a proyectos sociales. -Rescatar las buenas noticias de la convivencia diaria. Destacar todo lo positivo que se posee y que por tanto se debe resguardar, favoreciendo que “el otro” tenga rostro, que “el otro” me importe.

3º Estrategias para equilibrar el poder y el reconocimiento -Hacer prevalecer la fuerza de la comunidad. Pensar y construir el ¿Quiénes somos? Devolver o hacer conciencia del poder de todos unidos. -Realzar el que cada uno realiza su aporte individual. -Evitar el endiosamiento de los populares. -Favorecer el equilibrio entre los alumnos en el ser elegido para actos y otras actividades. -Reconocimiento activo a todos-as. Una pregunta que cada docente puede hacerse, respondiendo internamente es: ¿cuál de mis alumnos/as me gustaría ser? ¿cuál no?. 4º Estrategias para enfrentar el abuso. -Consecuencias claras y reparadoras frente al abuso. Como parte de los lineamientos de acción, resulta necesario que los estudiantes tengan plena claridad que los actos de violencia no son legitimados por los adultos que les rodean, y en este sentido, que su expresión conllevará sanciones claras. Asimismo, resulta importante promover la reparación del daño efectuado, logrando que quien agrede efectivamente asocie su errado accionar con un acto de reparación. Como parte de ello, resulta adecuado dialogar con los implicados, intentando acordar y consensuar junto a ellos las medidas reparatorias. Dentro de este aspecto, es importante recordar que no se debe dejar pasar gran temporalidad entre la expresión del acto de violencia y la delimitación de la sanción y conducta reparatoria. Ello garantizará que efectivamente los alumnos vayan internalizando normas consistentes y que no logran en definitiva ser transgredidas. Se destaca así la idea de límites firmes hacia las conductas inaceptables, con consecuencias (no violentas) cuando los límites han sido traspasados. -Desarrollar la capacidad de empatía y de expresión adecuada de sentimientos negativos en niños agresores. Es necesario ayudarlos a conectarse con su propia vulnerabilidad y la de los demás. Una pregunta orientadora en esta línea de acción y que puede servir de apoyo en el diálogo con el niño/joven agresor es: ¿Si no hay sangre no hay herida? -Con los niños que son víctimas es necesario desarrollar la capacidad de visualizarse como sujetos con recursos personales, capaces de poner límites, promoviendo su valoración personal. -Finalmente, frente a quienes son espectadores y muchas veces pasan a ser “testigos mudos” es importante también ayudarlos a superar el miedo, colaborando en que aprendan alternativas para enfrentar adecuadamente tales situaciones. Palabras finales Comenzamos el presente boletín con una invitación al lector, y queremos también finalizarlo con una nueva invitación, esta es a la reflexión, explorando en nuestro fuero interno el cómo hoy por hoy nos posicionamos frente a la problemática de la violencia escolar entre pares, en los diferentes contextos sociales de los cuales somos parte. En este sentido, nuestra postura, en tanto sujetos adultos debe conjugar un doble aspecto. Considerando que la intervención atañe directamente a grupos de niños y principalmente jóvenes que se encuentran en la etapa de la adolescencia, es importante recalcar que

en la medida en que seamos percibidos como sujetos estables, cálidos y preocupados de su bienestar, nuestros mensajes podrán ser realmente valorados, siendo tales mensajes significativos en cuanto somos percibidos favorablemente. No por ello debemos dejar de ser sujetos con normas y reglas claras a transmitir. Es así como el afecto en la relación debe estar conjugado con la disciplina, siendo ambos pilares necesarios en la relación con el mundo infantil y juvenil. Atendiendo a la misión de contribuir al desarrollo integral de niños/as y jóvenes con talento académico, queremos finalmente intencionar la reflexión respecto a pensar en ellos justamente considerando su condición de diferencia, atendiendo a cómo en muchos casos: el ser y vivenciarse como tal en nuestra sociedad no resulta en ocasiones fácil de sobrellevar, bien sea desde su mirada interna como desde la mirada y lenguaje de los otros. En la medida que prestamos atención a ello, siendo garante de sus derechos, contribuimos ciertamente a una sociedad sustentada en el respeto frente a la diversidad. Paulina Oneto Zúñiga Psicóloga Master en Psicología de la Infancia y la Adolescencia Coordinadora de Desarrollo Socio Emocional Programa BETA PUCV

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