ConVosotros. Final del Año Jubilar en Almodóvar. «El Señor ha estado grande con nosotros y, por eso, estamos alegres»

ConVosotros @diocesiscr Semanario de la Iglesia en Ciudad Real Año XXXIII – n.º 1627 – D.L.: CR-91/1988 Domingo, 12 de enero de 2014 Final del Año

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ConVosotros @diocesiscr

Semanario de la Iglesia en Ciudad Real

Año XXXIII – n.º 1627 – D.L.: CR-91/1988

Domingo, 12 de enero de 2014

Final del Año Jubilar en Almodóvar «El Señor ha estado grande con nosotros y, por eso, estamos alegres»

Juan Carlos Torres Torres

Al terminar el Año Jubilar, lo primero que deseamos realizar desde Almodóvar es rezar el Magníficat de María para proclamar ante todos que el Señor «ha estado grande con nosotros». Los 20.000 peregrinos que nos han visitado nos han mostrado la imagen de una Iglesia viva que busca a Dios y que, por ello, es reflejo del rostro más hermoso del Señor. Él ha bendecido esa cueva que, como san Juan de Ávila, cada uno llevamos dentro: el íntimo lugar donde Dios deja sentir su amor y su llamada. La tierra natal del santo Doctor ha sido el escenario en el que se han producido miles de nuevos encuentros entre Jesucristo y los discípulos que le buscan y le siguen. En cada peregrinación hemos visto el toque de Dios y la alegría de los peregrinos por haberse encontrado con Él; un gozo que en multitud de ocasión nos han expresado con gestos de amor fraterno y con sinceras palabras de gratitud. Por Almodóvar han pasado once obispos, más de quinientos sacerdotes; centenares de hermanos y hermanas consagrados; veintisiete colegios; sesenta y tres asociaciones; ciento veinticuatro peregrinaciones realizadas en familia o en grupos de amigos; y miles de fieles procedentes de todas las diócesis de España y de catorce países. Misioneros; catequistas; seminaristas, novicios; jóvenes; universitarios; niños; ancianos… Creemos que ninguno de ellos se ha ido sin saber que Dios le ama y le llama, de un modo personal y único, a tomar parte en su proyecto de salvación para el mundo. Esta es la gran enseñanza de este jubileo. También podemos atestiguar que el bien siempre se multiplica de modos diversos, incluso incidiendo en el ámbito social y económico. El jubileo ha estimulado ese ámbito en los comercios y restaurantes de la localidad y de algunos de los pueblos más cercanos. Todo ha sido bendecido por Dios en este Año de gracia. Dios ha querido realizar una siembra nueva en nuestra diócesis para que nosotros la hagamos fructificar, desarrollando el camino que se ha inaugurado con la proclamación del primer Doctor de la Iglesia de nuestra diócesis. Ahora nos queda seguir invocando al Espíritu para proseguir la vía de gracia que Él suscitado.

CV

Domingo, 12 de enero de 2014

Gran Festival de Navidad en el Seminario

Antonio Lerma, Manuel González y Saúl Calvo fueron los protagonistas de la función Parece que contar con pocos medios y poco número de seminaristas no asusta a los futuros sacerdotes, que cada año se superan en la creatividad que derrochan en su Festival de Navidad. Hace años, los seminaristas ofrecían un concierto con villancicos al que, con el paso del tiempo, se le ha sumado teatro y mensajes audiovisuales. Este año han sorprendido interpretando un musical para ofrecer al público «Una historia de salvación», como bautizaron el espectáculo.

La aparición de un joven increyente en el escenario, servía a otros dos jóvenes para explicarle su propia fe, y cómo Dios nos ama y nos ha salvado. De esta manera, y con un buen sentido del humor, conseguían interrogar a todos sobre el mensaje que damos los cristianos a todos los alejados, defendiendo con argumentos firmes una Navidad fiel a sus raíces. Pero en la celebración de Navidad desde el corazón de la Diócesis no podían faltar los villancicos. Interpretados por el Seminario Mayor y Menor bajo la dirección de Tomás Jesús Se-

rrano, los cantos consiguieron que el público participara en la celebración. El número de asistentes a esta especial felicitación navideña ha ido creciendo cada año, de manera que ya son tres las representaciones: dos abiertas a todos y una aprovechando el encuentro de sacerdotes por Navidad. Sin ninguna duda, el próximo año nuestro Seminario nos volverá a sorprender, derrochando simpatía y buen hacer para celebrar la Encarnación del Hijo de Dios. La mejor manera de interrogar a los jóvenes asistentes sobre su propia vocación.

La Luz de la Paz de Belén

Los Scouts iluminan la Navidad de todo el mundo Los Scouts repartieron la Luz de Belén a toda la Diócesis en la Catedral el pasado 20 de diciembre. Traída del lugar del nacimiento de Cristo, los Scouts y las Guías viajan por el mundo para repartir la luz, distribuyéndola por parroquias, hogares particulares, hospitales, residencias de ancianos, prisiones y otras asociaciones de sus respectivos pueblos y ciudades. Además, los grupos ofrecen una catequesis y oración en torno a la luz, acercándonos, incluso físicamente, el lugar del nacimiento de Jesús. Esta Navidad, el lema elegido para la luz ha sido «Mantén la llama encendida», en el momento en que se cumplen 100 años de escultismo católico en el mundo.

El obispo enciende la luz de un grupo de scouts en la Catedral

CV

Domingo, 12 de enero de 2014

Carta de nuestro Obispo

Bautismo de Jesús y el gusto por ser «Pueblo»

E

n la escena que describe el evangelista san Mateo, Jesús aparece en la larga fila de los pecadores que van a recibir el bautismo de Juan el Bautista y, ante su resistencia, Jesús le dice: «Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere». Aclara así el evangelio cual es el motivo de la presencia de Jesucristo allí: cumplir la voluntad de Dios Padre. Con que precisión describe también la situación de muchos de nosotros el papa Francisco: «A veces sentimos la tentación de ser cristianos manteniendo una prudente distancia de las llagas del Señor. Pero Jesús quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos la carne sufriente de los demás. Espera que renunciemos a buscar esos cobertizos personales o comunitarios que nos permiten mantenernos a distancia del nudo de la tormenta humana, para que aceptemos de verdad entrar en contacto con la existencia concreta de los otros y conozcamos la fuerza de la ternura. Cuando lo hacemos, la vida siempre se nos complica maravillosamente y vivimos la intensa experiencia de ser pueblo, la experiencia de pertenecer a un pueblo». (Evangelii gaudium, 270).

plir así la voluntad de Dios, y es ahí donde y por qué se hace presente el Espíritu Santo que es tanto como decir el amor de Dios, la ternura de Dios. Os confieso que me ha llamado la atención la humildad del papa Francisco para hablarnos como lo hace, a la vez que manifiesta una firmeza propia del que sabe que puede encontrar una fuerte resistencia a aceptar esta verdad revelada. Esa es la razón por la que habla así: «Es verdad

Aceptemos el Misterio manifestado en el Bautismo de Jesucristo, de quien no necesita purificación de sus pecados pues no los tiene que, en nuestra relación con el mundo, se nos invita a dar razón de nuestra esperanza, pero no como enemigos que señalan y condenan. Se nos advierte muy claramente: “Hacedlo con dulzura y respeto” (1 Pe 3, 16), y “en lo posible y en cuanto de vosotros dependa, en paz con todos los hombres” (Rm 12, 18). También se nos exhorta a tratar de vencer “el mal con el bien” (Rm 12, 21), sin cansarnos «de hacer el bien” (Ga 6, 9) y sin

Me ha llamado la atención la humildad del papa Francisco para hablarnos como lo hace, a la vez que manifiesta una firmeza propia del que sabe que puede encontrar una fuerte resistencia Entresaco estas dos realidades: «entrar en contacto con la existencia concreta de los otros y (conocer) la fuerza de la ternura». Jesús no se priva de juntarse con los necesitados de la purificación de sus pecados y cum-

Queda claro que Jesucristo no nos quiere príncipes que miran despectivamente, sino hombres y mujeres de pueblo. Esta no es la opinión de un papa ni una opción pastoral entre otras posibles; son indicaciones de la Palabra de Dios tan claras, directas y contundentes que no necesitan interpreta-

pretender aparecer como superiores, sino “considerando a los demás como superiores a uno mismo” (Flp 2, 3). De hecho, los Apóstoles del Señor gozaban de “la simpatía de todo el pueblo” (Hch 2, 47; 4, 21.33; 5, 13).

ciones que les quiten fuerza interpelante. Vivámoslas sine glossa, sin comentarios. De ese modo, experimentaremos el gozo misionero de compartir la vida con el pueblo fiel a Dios tratando de encender el fuego en el corazón del mundo» (EG 271). Aceptemos pues el Misterio manifestado en el Bautismo de Jesucristo, de quien no necesita purificación de sus pecados pues no los tiene, de quien se presenta como el «Hijo amado de Dios», el «predilecto» precisamente porque viene a salvar, a redimir... Acción que, dice el Papa, es propia de todo evangelizador: «El amor a la gente es una fuerza espiritual que facilita el encuentro pleno con Dios hasta el punto de que quien no ama al hermano “camina en las tinieblas” (1 Jn 2, 11), “permanece en la muerte” (1 Jn 3, 14) y “no ha conocido a Dios” (1 Jn 4, 8)» (EG 272). Vuestro obispo,

CV

Domingo, 12 de enero de 2014

Nacer

del agua y del Espíritu

«En esta fiesta del bautismo del Señor caigamos en la cuenta de que hemos sido adoptados por Dios como hijos por amor a su Único Hijo y vivamos de acuerdo a esta muestra de generosidad de Dios». Rubén Villalta Martín de la Leona

En el diálogo con Nicodemo (capítulo 3 del Evangelio según San Juan) Jesús habla de la necesidad de «nacer de nuevo», de «nacer del agua y del Espíritu». Nicodemo no entiende qué quiere decir Jesús con estas palabras, sin embargo el lector cristiano descubre con facilidad que Jesús habla del Sacramento del Bautismo, en el cual los bautizados hemos nacido de nuevo del agua y del Espíritu. Gracias a este nuevo nacimiento, los cristianos podemos llamarnos verdaderamente Hijos de Dios. Ahora bien, ¿estamos diciendo lo mismo cuando decimos que Jesús es Hijo de Dios, que cuando decimos que lo somos los bautizados?. La respuesta es

que no. Cuando decimos que Jesús es Hijo de Dios, estamos hablando de lo que Él es desde siempre, desde toda la eternidad, de lo que Él es por su propia esencia. Sin embargo cuando decimos que nosotros somos hijos de Dios, estamos hablando de algo que tuvo un comienzo, el día de nuestro bautismo, y que no está en nuestra esencia, sino que es un regalo que Dios ha querido hacernos. Podríamos decir que, al contrario que Jesús, nosotros somos hijos de Dios por adopción. Demos un paso más para profundizar en este misterio, afirmando que somos hijos de Dios precisamente porque Jesús es el Único Hijo de Dios. En el Evangelio según San

Juan hay unas palabras que pueden ayudarnos a entender esto mejor. En el capítulo 15 Jesús dice «yo soy la vid, vosotros los sarmientos». Los sarmientos dependen de la vid, y reciben la vida de ella. Cuando nosotros fuimos bautizados fuimos injertados en Jesús, comenzando una relación con él, en la que recibimos de él una vida nueva, de modo que al recibir la vida del Único Hijo de Dios, nosotros mismos nos convertimos en hijos de Dios. En esta fiesta del bautismo del Señor caigamos en la cuenta de que hemos sido adoptados por Dios como hijos por amor a su Único Hijo y vivamos de acuerdo a esta muestra de generosidad de Dios.

¿Es que Cristo está dividido?

Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos El Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos se celebra todos los años del 18 al 25 de enero. El último día del Octavario celebramos la fiesta de la Conversión de San Pablo.

Son unos días de súplica a Dios pidiendo el pleno cumplimiento de las palabras del Señor en la Última Cena: «Padre Santo, guarda en tu nombre a aquellos que me has dado, para que sean uno como nosotros».

Para acabar con este verdadero escándalo de separación, el lema escogido este año para el octavario ha sido «¿Es que Cristo está dividido?», de las palabras de Pablo en su primera carta a los Corintios.

CV

Domingo, 12 de enero de 2014

Los símbolos del Bautismo Arcángel Moreno Castilla

El Bautismo tiene una riqueza simbólico-sacramental equivalente a la importancia que tiene el propio sacramento en el ámbito de la vida cristiana. Es la puerta de entrada en la vida cristiana, comenzamos a ser hijos de Dios. Son muchos los elementos simbólicos a explicar en tan corto espacio. El signo de la cruz, que realizan los padres y padrinos —también quien preside el sacramento— sobre los niños que se van a bautizar manifiesta desde el principio la identidad (señal) de quien va a recibir el bautismo. La unción prebautismal, con el óleo de los catecúmenos, expresa la necesidad de la fuerza y protección de Dios en el camino que conduce al Bautismo. Lo recibían los catecúmenos (fieles que se estaban preparando para el bautismo) como rito litúrgico que significa la ayuda de Dios en el combate de la fe. El agua acapara una significatividad enorme. Bastaría estar atentos a la fórmula de bendición del agua para ver cómo se puede escribir la historia de la salvación en esta clave. Con-sepultados con Cristo bajo las aguas salimos a la nueva vida en Cristo: es la pascua, el paso de la esclavitud del pecado a la libertad de

los hijos de Dios. Lavados del hombre viejo somos ya criaturas nuevas en Cristo. La unción postbautismal, con el Crisma, hace presente nuestra configuración con Cristo: sacerdote, profeta y rey. Así el cristiano inicia en la gracia un camino a la escucha y proclamación de la Palabra (profeta), para ofrecerse como Cristo (sacerdote) en la edificación del nuevo Reino (rey). La vestidura blanca expresa la dignidad del bautizado como criatura nueva, nuevo hijo de Dios. En la antigüedad era realmente una vestidura que se imponía en este momento. La entrega de la vela, que se enciende del Cirio Pascual, está relacionada con la transmisión de la fe. El Cirio pascual, que nos recuerda la Vigilia Pascual y su relación con Cristo Resucitado, hace presente que la transmisión de la fe va de padres y padrinos a sus hijos, de la Iglesia a todos los bautizados en Cristo. Normalmente estos son los símbolos que presenciamos en la celebración. Símbolos sobrepasados en su significación por la gracia del sacramento. Sin duda, hoy, un reto para la nueva evangelización puesto que de este sacramento nace lo más grande que tenemos y somos: hijos de Dios.

En la Misa Crismal se consagra el Santo Crisma y se bendicen los óleos de los catecúmenos y de los enfermos. Después se reparten por toda la diócesis.

Celebrando

la fe El Señor esté con vosotros

Estamos muy acostumbrados a esta expresión. ¿Será un deseo del sacerdote? ¿Y por qué respondemos «y con tu espíritu»? ¿Es que Dios no está con nosotros y nos lo tenemos que desear? No dejaría de ser un saludo con buenos deseos, ciertamente. El carácter dialogal de la eucaristía (sacerdote–en nombre de Cristo y pueblo de Dios) manifiesta en este sencillo diálogo algo muy profundo. Son expresiones que hoy, hablando del lenguaje, llaman performativas: tienden a hacer aquello que dicen. Así ocurre en nuestros sacramentos. El sacerdote, en un tono desiderativo, ofrece al pueblo la presencia del Señor. Ya está en la vida cotidiana, entre nuestras cosas… ¡claro! pero ahora será afirmada, de nuevo, en el contexto sacramental, único (Palabra y Presencia). Por eso, el pueblo responde «y con tu espíritu»: no le desea al sacerdote algo que no tiene sino que afirma algo nuevo en la celebración y le reafirma en el Espíritu recibido en la Ordenación para presidir la eucaristía. Así, lejos de un simple saludo, se establece una circularidad que nos envuelve en el Espíritu que nos dejó el Resucitado. Seguro que no lo habías pensado. Atención a los textos litúrgicos porque a veces esconden riquezas que nos pasan desapercibidas. «El Señor esté con vosotros...».

CV

Domingo, 12 de enero de 2014

Nueva evangelización: la clave está en el estilo

«¡Como quisiera encontrar las palabras para alentar una etapa evangelizadora más fervorosa, alegre, generosa, audaz, llena de amor hasta el fin y de vida contagiosa!» Juan Serna Cruz

El Papa Francisco ha querido que sus primeros documentos sean una herencia de reflexiones previas. Es el caso de la encíclica Lumen fidei, que ha recibido en gran parte del Papa Benedicto, y de la exhortación Evangelii gaudium, que quiere recoger el fruto de los trabajos del Sínodo de los obispos, celebrado en octubre de 2012, y cuyo tema fue la nueva evangelización. Se trata de un documento extenso, y que responde perfectamente a su estilo literario: pretende exhortar, animar, empujar y avivar… Lo principal aquí no es la transmisión de ideas ni realizar síntesis doctrinales, sino motivar la vocación de cada cristiano en la tarea evangelizadora de la Iglesia; por eso dice el Papa: «¡Cómo quisiera encontrar las palabras para alentar una etapa evangelizadora más fervorosa, alegre, generosa, audaz, llena de amor hasta el fin y de vida contagiosa!» (EG 261). Por este motivo, el documento se abre a la oración, porque la evangelización sólo procede del Señor que evangeliza por medio nuestro. Las palabras del Papa requieren una lectura sosegada. Los temas que le preocupan (EG 17) van desde los asuntos más generales (la salida misionera de la Iglesia) hasta cuestiones más concretas: la inclusión social de los pobres, las tentaciones de los agentes pastorales, e incluso la homilía y su preparación. En la reflexión del Papa aparecen muchas realidades eclesiales consideradas a la luz de la evangelización, una Iglesia «en permanente estado de misión» (EG 25). «La alegría del Evangelio que llena la vida de la comunidad de los discípulos es una alegría misionera» (EG 21). La Iglesia «Hay cristianos cuya que goza con la preopción parece ser la de una sencia del Señor no necesita que la conCuaresma sin Pascua. Pero venzan para anunreconozco que la alegría ciarlo, porque la no se vive del mismo modo misión brota esponen todas las etapas y cir- táneamente. Por eso cunstancias de la vida, a es tan importante veces muy duras. Se adapta no sucumbir a las y se transforma, y siempre tentaciones de una espiritualidad indipermanece al menos como vidualista y cansada un brote de luz que nace de (EG 78), de la pereza la certeza personal de ser y el activismo en la infinitamente amado, más evangelización (EG allá de todo». 82), del pesimismo y la queja constantes (EG 85). Cristo nos conduce al encuentro personal con los demás, base de toda verdadera evangelización (EG 88). Y así, en la evangelización, «el tiempo es superior al espacio», es decir, el trabajo no debe obsesionarse por resulta-

«Así como el mandamiento de “no matar” pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir “no a una economía de la exclusión y la inequidad”. Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad» dos inmediatos sino abrir procesos (EG 223); del mismo modo, «la realidad es superior a la idea», esto es, la Palabra ha de encarnarse para ser fecunda (EG 231-233). El Papa quiere que la Iglesia respire un «estilo evangelizador en cualquier tarea que se realice» (EG 18). La clave es la belleza del evangelio: «todos hemos sido creados para lo que el Evangelio nos propone: la amistad con Jesús y el amor fraterno. Cuando se logra expresar adecuadamente y con belleza el contenido esencial del Evangelio, seguramente ese mensaje hablará a las búsquedas más hondas de los corazones» (EG 265).

CV

Domingo, 12 de enero de 2014

El Bautismo en los cuatro evangelios Manuel Pérez Tendero

Los cuatro evangelios nos hablan del Bautismo de Jesús como comienzo de su ministerio público. San Juan, a diferencia de los tres evangelios sinópticos, no relata el hecho, sino que lo describe como un testimonio de Juan Bautista. Es él quien ve al Espíritu descender sobre Jesús, es él quien da testimonio de que es el elegido de Dios. Los otros tres evangelios, en cambio, nos describen el hecho de forma narrativa. El más antiguo es san Marcos, que sirve como fuente a san Mateo y san Lucas. El evangelio según san Marcos, muy breve, está lleno de contenido teológico: el bautismo de Jesús es el cumplimiento del deseo del profeta Isaías, que quería ver los cielos rasgados para que descendiera Dios entre los hombres (Is 63,19); pero es también el anuncio de la muerte de Jesús

como culminación de su misión que empieza ahora. Allí, en la muerte, se rasgará el velo del templo, también como signo de que Dios ha venido a habitar entre los hombres.

San Lucas presenta la experiencia del Bautismo como un momento de oración de Jesús, en el corazón del pueblo elegido. Juan Bautista

«La vida en Cristo» ¿Cuáles son las tres virtudes teologales?

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Las virtudes teologales son fe, esperanza y caridad. Se llaman «teologales» porque tienen su fundamento en Dios, se refieren inmediatamente a Dios y son para nosotros los hombres el camino para acceder directamente a Dios. ¿Por qué son virtudes la fe, la esperanza y la caridad? También la fe, la esperanza y la caridad son verdaderas fuer-

no es mencionado, porque ha comenzado algo nuevo y ha pasado la época de los antiguos profetas. La voz que llega del cielo es una cita literal del Salmo segundo: Jesús está siendo ungido por el Espíritu como rey–mesías. San Mateo, por otro lado, intenta justificar por qué el mayor (Jesús) tiene que ser bautizado por el menor (Juan): es para cumplir toda justicia de parte de Dios. Cristo ha venido a cumplir la Ley y los Profetas, ha venido a instaurar la justicia definitiva del Reino de Dios. Jesús, que no cometió pecado, se ha situado en la fila de los pecadores para salvar al pueblo de sus pecados desde abajo, desde dentro. Esta es la justicia de Dios para el hombre: la del perdón, la que brota del único justo que se rebaja para que seamos justificados.

Con las respuestas de Youcat

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zas, ciertamente concedidas por Dios, que el hombre puede desarrollar y consolidar con la ayuda de Dios para obtener «vida abundante» (Jn 10,10). ¿Qué es la fe?

La fe es la virtud por la que asentimos a Dios, reconocemos su verdad y nos vinculamos personalmente a Él. La fe es el camino creado por Dios para acceder a la verdad, que es Dios mismo. Pues que Jesús es

«el camino, la verdad y la vida» (Jn 14, 6) esta fe no puede ser una mera actitud, una «credulidad» en cualquier cosa. Por un lado la fe tiene contenidos claros, que la Iglesia confiesa en el Credo y que está encargada de custodiar. Quien acepta el don de la fe, quien por tanto quiere creer, confiesa esa fe mantenida fielmente a través de los tiempos y las culturas. Por otra parte, la fe consiste en la relación de confianza con Dios, con el corazón y la inteligencia, con todas las emociones. Porque la fe «actúa por el amor» (Gal 5, 6). Si alguien cree realmente en el Dios del amor lo demuestra no en sus proclamaciones, sin en sus actos de amor.

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Domingo, 12 de enero de 2014

Comentario dominical Por Joaquín Torres Campos

7.200 millones de personas

Para la celebración

Moniciones

bautizados en el Espíritu de Jesús para, sumergidos en el agua santificadora, morir al pecado y renacer a la vida plena de los hijos de Dios. Nuestro cuerpo y nuestro bautismo nos recuerdan que somos agua y en graciosa agua hemos sido salvados. El cristiano es agua, pero no está aguado ni pretende aguar fiesta alguna. Al igual que Cristo, el cristiano se afana en ser agua que sana, limpia, refresca, restaña heridas, alivia y vivifica. Por el Bautismo, somos llamados, como Jesús, cristianos, ungidos. Untados con el crisma sagrado, se nos envía a pringarnos por este mundo, como el mismo Cristo, luchando por la dignidad de cada persona, esforzándonos por la justicia, la igualdad, la paz y el perdón. Por el Bautismo, cada uno de nosotros somos nombrados de manera exclusiva, única e irrepetible. El Hijo de

Dios hecho hombre nos recuerda que cada ser humano es criatura de Dios y que todos, uno por uno, somos la niña de sus ojos. Hay 7.200 millones de personas en el mundo. Dios otorga a todas ellas la misma dignidad. Hay 7.200 millones de personas en el mundo. Para el cristiano, cada una de ellas es criatura de Dios e importa.

Por Prado López Baptista

El Bautismo del Señor

• ENTRADA. Bienvenidos a esta eucaristía que pone fin al tiempo de Navidad. Hoy celebramos el Bautismo de Jesús. Hoy, el Señor es proclamado como Hijo amado de Dios, el predilecto. Las aguas son santificadas, el hombre es purificado y toda la tierra se alegra. Dispongamos el corazón para Jesús. • 1.ª LECTURA (Is 42, 1 – 4.6 – 7). Presentación del Siervo de Dios, el Ungido por el Espíritu. Movido por el Espíritu y de la mano de Dios será portador de luz y libertad. Sin pecado, pasa «por uno de tantos» • 2.ª LECTURA (Hch 10, 34 – 38). El apóstol Pedro presenta la figura de Jesús «que pasó haciendo el bien». La salvación es universal y toda la humanidad está llamada a formar parte de la Iglesia por el sacramento del Bautismo. • EVANGELIO (Lc 3, 15 – 16.21 – 22). Jesús recibe el bautismo de Juan para que se cumpla «todo lo que Dios quiere». • DESPEDIDA. Hermanos, también nosotros hemos sido ungidos en el Espíritu y enviados para servir y hacer el bien. El Señor nos empuja para extender la acción del Espíritu Santo, el amor del Padre y su propia entrega a toda la humanidad.

Oración de los fieles

S. Confiados en Dios le presentamos nuestras súplicas: — Para que la Iglesia sea evangelizadora y esté al servicio de los hermanos más necesitados y alejados. Roguemos al Señor. — Por nuestros gobernantes: para que sepan trabajar por la paz, defender la vida y la dignidad de todos los hombres. Roguemos al Señor. — Por todos aquellos que sufren a causa de una enfermedad, soledad, pobreza: para que en todo momento sepamos ayudarles y acompañarles. Roguemos al Señor. — Por los jóvenes: para que escuchen la llamada del Señor y la respondan con amor y entrega. Roguemos al Señor. — Por todos nosotros: para que sepamos oír la voz de Dios y mantengamos vivo nuestro compromiso cristiano con esperanza y con ternura. Roguemos al Señor. S. Atiende, Padre bueno, las súplicas y oraciones que te presentamos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Cantos

Entrada: Un solo Señor (CLN/708) Salmo R.: El Señor bendice a su pueblo con la paz (LS) Ofrendas: Señor del universo (CLN/ H7) Comunión: Pueblo de reyes (CLN/401) Despedida: Villancicos

Salterio y Lecturas bíblicas para la semana I Semana del Salterio. LH vol. III Lunes 1Sam 1, 1 – 8 • Mc 1, 14 – 20 Martes 1Sam 1, 9 – 20 • Mc 1, 21 – 28 Miércoles 1Sam 3, 1 – 10.19 – 20 • Mc 1, 29 – 39 Jueves 1Sam 4, 1 – 11 • Mc 1, 40 – 45 Viernes 1Sam 8, 4 – 7.10 – 22a • Mc 2, 1 – 12 Sábado 1Sam 9, 1 – 4.17 – 19;10, 1a • Mc 2, 13 – 17

Director: Miguel Á. Jiménez Salinas • Edita: Delegación MCS c/ Caballeros, 5 13001 Ciudad Real. Tel.: 926 250 250 • E-Mail: [email protected]

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H

ay 7.200 millones de personas en el mundo. Pero sólo 72 importan». Así publicitaba su último número una revista prestigiosa. Concluimos hoy el tiempo de Navidad con la fiesta del Bautismo del Señor. Con los episodios de los Magos y de las bodas de Caná, el Bautismo completa también la epifanía o manifestación abierta a todos del Hijo de Dios humanado. El que siendo todo se hizo nada y se acunó en el seno de la Virgen María, naciendo en la pobreza, se abaja hoy de nuevo y se sumerge, sin ser pecador, en las aguas del Jordán, anticipando su muerte y resurrección. Jesús se convierte en el Ungido, es decir, en el Cristo. El Bautismo de Jesús remite a nuestro propio bautismo. Ya no nos bautiza Juan ni nos bautizamos sólo por el perdón de los pecados. Somos

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