Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. Radicación 32903, Auto del 9 de diciembre de 2009 M.P., Dr. José Leonidas Bustos Martínez

AUDIENCIAS PRELIMINARES Y RECURSO DE APELACIÓN LA COMPETENCIA DE LOS MAGISTRADOS CON FUNCIÓN DE GARANTÍAS NO SE ACTIVA SOLAMENTE A PARTIR DE LA FORMUL
Author:  Alfonso Gil Aranda

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AUDIENCIAS PRELIMINARES Y RECURSO DE APELACIÓN LA COMPETENCIA DE LOS MAGISTRADOS CON FUNCIÓN DE GARANTÍAS NO SE ACTIVA SOLAMENTE A PARTIR DE LA FORMULACIÓN DE IMPUTACIÓN, PUES LA ACTUACIÓN PENAL SE ANTICIPA A ESE ACTO PROCESAL, Y DESDE SU INICIO ESTÁ SUJETA A CONTROL, COMO SE CORRESPONDE CON LA NATURALEZA DE UNA FUNCIÓN PÚBLICA DENTRO DE UN ESTADO SOCIAL Y DEMOCRÁTICO DE DERECHO. EEL INCISO SEGUNDO DEL ARTÍCULO 26 DE LA LEY 975 DE 2005, EN VIRTUD DEL CUAL SÓLO SON SUSCEPTIBLES DEL RECURSO DE APELACIÓN LOS AUTOS INTERLOCUTORIOS Y LA SENTENCIA POR EVIDENTES NECESIDADES PRÁCTICAS SE DEBE APLICAR AL TRÁMITE DEL RECURSO DE APELACIÓN DEL ARTÍCULO 90 DE LA LEY 1395 DE 2010, INDEPENDIENTEMENTE QUE ESTA NORMA NO HAYA MODIFICADO EXPRESAMENTE LO RELATIVO A DICHO TRÁMITE PREVISTO EN EL ARTÍCULO 26 DE LA LEY 975 DE 2005 Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. Radicación 27052, Auto del 23 de mayo de 2007 M.P., Dr. Radicación 32903, Auto del 9 de diciembre de 2009 M.P., Radicación 32022, Auto del 26 de enero de 2011 M.P., Dr. Alvaro Orlando Perez Pinzón. Dr. José Leonidas Bustos Martínez. Sigifredo Pérez Espinosa. El acto legislativo 03 del 2002 creó la función constitucional de control de garantías, como una manera de asegurar los derechos de los procesados y de las víctimas en el ejercicio de la acción penal, como expresamente aparece en el artículo 2.1 del acto mencionado, que modificó el artículo 250 de la Carta Política. La ley 906 del 2004, o nuevo Código de Procedimiento Penal, establece en el inciso 5° de su artículo 10, la obligación del Juez de garantías de corregir los actos irregulares, no sancionables con nulidad, respetando siempre los derechos y garantías de los intervinientes.

Por su parte, el artículo 11 del mismo texto, principio rector, referido a los derechos de las víctimas, afirma en el literal g. que una de sus prerrogativas se sustenta en el derecho a acudir, en lo pertinente, ante el juez de control de

La Sala encuentra oportuno resaltar el contenido del inciso Lo primero que cabe anotar es cómo la Ley 1395 de 2010, segundo del artículo 26 de la Ley 975 de 2005, en virtud del se rotula “POR LA CUAL SE ADOPTAN MEDIDAS EN cual sólo son susceptibles del recurso de apelación los autos MATERIA DE DESCONGESTIÓN JUDICIAL”. interlocutorios y la sentencia: Ello indica que la finalidad esencial del plexo normativo en “La apelación procede contra los autos que cuestión se dirige a descongestionar la justicia en todos sus resuelvan asuntos de fondo, adoptados dentro ámbitos, en cuanto, se entiende necesario para superar ese del desarrollo de las audiencias, y contra las que parece mal endémico. sentencias. Se interpone en la misma audiencia en que se profiera la decisión, y se Bajo dicho postulado, si la normatividad en cuestión se concede en el efecto suspensivo ante la Sala inscribe general para la justicia, al punto de verificarse Penal de la Corte Suprema de Justicia.” introducidas reglas respecto de los procedimientos civil, laboral, administrativo y penal (Ley 600 de 200 y Ley 906 Como quiera que la decisión objeto de la alzada es la de no de 2004), y si además se entendió que esa mejor práctica, en señalar fecha para la celebración de la audiencia de el proceso penal ordinario, opera bajo el criterio de que la formulación parcial de cargos, decisión que compromete apelación de los autos debe sustentarse ante el funcionario solo el impulso del proceso, resulta evidente que tal que profirió la decisión atacada, incluso en curso de la providencia está excluida de la posibilidad del recurso de audiencia que la incluyó, ninguna razón existe para que de apelación por expresa disposición legal. esa postulación se excluya el trámite propio de Justicia y Paz. En conclusión, la decisión impugnada no es objeto de recursos por tratarse de una clásica providencia de Mucho más, si en consideración se toma que dentro de su

garantías…cuando a ello hubiere lugar.

sustanciación, la que, como se ve, no es susceptible del carácter sui generis, la Ley 975 de 2005, contempla mencionado recurso. principios ineludibles que, en primer lugar, dentro de lo eminentemente sustancial, buscan ofrecer verdad, justicia y En el mismo desarrollo, el artículo 153 preceptúa: reparación a las víctimas (artículos 6, 7 y 8); y, en segundo término, en el espectro procesal propugnan, como manera Las actuaciones, peticiones y decisiones que no deban de acceder a esos propósitos anteriores, por la celeridad en ordenarse, resolverse o adoptarse en audiencia de el trámite, como así expresamente se dispone en los formulación de acusación, preparatoria o del juicio artículos 13, a manera de principio, y el parágrafo primero oral, se adelantarán, resolverán o decidirán en del artículo 26, en cuanto dispone que “El trámite de los audiencia preliminar, ante el juez de control de recursos de apelación de que trata la presente ley, tendrá garantías. prelación sobre los demás asuntos de competencia de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, excepto lo El artículo 62 de la ley 975 de 2005 -Ley de Justicia y Paz-, relacionado con las acciones de tutela.” dispone que en lo no dispuesto en su contenido, los asuntos se deben regir por el Código de Procedimiento Penal, que, De igual manera, las muchas decisiones que por vía de ha de entenderse, es la Ley 906 de 2004, consecuente del exequibilidad ha proferido la Corte Constitucional y en acto legislativo 02 de 2003, del sistema de actuación razón al recurso de apelación la Sala Penal de la Corte procesal “oral” y de las audiencias públicas, aparte de que Suprema de Justicia, han advertido cómo el texto de la Ley es la última ley sobre el tema. 975 de 2005 demanda de adecuación e interpretación, no La ley 975 de 2005 consagró un conjunto de derechos de las víctimas frente a la administración de justicia. Su artículo 13 dice: Derechos de las víctimas. El Estado garantizará el acceso de las víctimas a la administración de justicia. En desarrollo de lo anterior, las víctimas tendrán derecho. 37.4. A ser oídas y que se les facilite el aporte de pruebas. 37.5. A recibir desde el primer contacto con las autoridades y en los términos establecidos en el Código de Procedimiento Penal información pertinente para la protección de sus intereses; y a conocer la verdad de los hechos que conforman las circunstancias del delito del cual han sido víctimas.

sólo para hacerlo contextual y operante, sino en aras de que esos postulados principialísticos de verdad, justicia y reparación, que siempre tienen como norte básico a la víctima, puedan materializarse. Junto con lo anotado, debe destacarse que precisamente la Ley de Justicia y Paz, desde su desarrollo normativo advierte necesario acudir a otros mecanismos de complementación, por virtud de lo cual el artículo 2° del Decreto 4760 de 2005, reseña: “La interpretación y aplicación de las disposiciones previstas en la Ley 975 de 2005 deberán realizarse de conformidad con las normas constitucionales y los tratados internacionales ratificados por Colombia. La incorporación de algunas disposiciones internacionales en la citada ley, no debe entenderse como la negación de otras normas internacionales que regulan esta misma

37.6. A ser informadas sobre la decisión definitiva relativa a la persecución penal y a interponer los recursos cuando a ello hubiere lugar.

El mismo artículo 13 de la ley de Justicia y Paz fija como principio rector el de celeridad, y en su desarrollo indica que a través de audiencias preliminares ante el Magistrado de Control de Garantías se tramitarán distintos asuntos, entre ello, la adopción de medidas para la protección de víctimas y testigos, y las que resuelvan asuntos similares…

Por consiguiente, la competencia de los Magistrados con función de Garantías no se activa solamente a partir de la formulación de imputación, pues la actuación penal se anticipa a ese acto procesal, y desde su inicio está sujeta a control, como se corresponde con la naturaleza de una función pública dentro de un Estado social y democrático de derecho. Lo expresado tiene especial significación si se comprende que la tarea de la fiscalía en el régimen de la ley de justicia y paz se cumple dentro del contexto del acto legislativo 03 de 2002, según el cual su comportamiento está judicialmente controlado por los jueces con función de Garantías y de Conocimiento. Las fuentes legales citadas y la jurisprudencia, integradas, enseñan que los derechos de las víctimas se hallan en movimiento y tienen que ser protegidos inclusive desde antes de iniciada la actuación penal por parte de la fiscalía, con sus respectivos recursos judiciales y frente a las autoridades expresamente creadas para que materialicen esa misión.

materia. En lo no previsto de manera específica por la Ley 975 de 2005 se aplicarán las normas de procedimiento penal contenidas en la Ley 906 de 2004 y, en lo compatible con la estructura del proceso regulado por aquella, lo dispuesto por la Ley 600 de 2000, así como la Ley 793 de 2002 y las normas civiles en lo que corresponda.” Desde luego, la Corte no desconoce que la Ley 975 de 2005, prevé específicamente el trámite a adelantar para la instauración, sustentación y resolución del recurso de apelación. Lo que quiere significarse es el carácter abierto de ese cuerpo especial, al punto de significar que puede acudirse indistintamente a cualquiera de los dos procedimientos penales hoy vigentes, a normas civiles o a la Ley de Extinción de Dominio, en el entendido que sus cometidos de verdad, justicia y reparación, abarcan muchas y en ocasiones disímiles aristas, todas las cuales es preciso armonizar a través de los diferentes cuerpos normativos para que cumplan esas precisas finalidades. Dentro de este mismo orden de ideas, en relación con lo contemplado en el inciso primero del artículo 2° arriba transcrito, adoptar el trámite del reformado artículo 178 del Código de Procedimiento Penal, contribuiría no sólo, como ya se dijo, a la material realización del principio de celeridad, sino del derecho de acceso a la administración de justicia (o de tutela judicial efectiva) consagrado en los tratados internacionales de derechos humanos ratificados por Colombia. La práctica enseña que en la actualidad, pese a los postulados de celeridad, eficiencia y eficacia decantados en la Ley 975 de 2005, los trámites propios del recurso de apelación resultan no sólo engorrosos y demorados, sino onerosos, dado que, de un lado, el alto volumen de trabajo

que hoy agobia a la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, obliga superar de alguna manera los términos legales establecidos para realizar la audiencia de sustentación; y del otro, cuando el auto impugnando fue proferido por los Magistrados ubicados en lugar diferente a Bogotá, se obliga el desplazamiento de los distintos intervinientes hasta esta ciudad, lo que representa altos costos en tiempo y dinero, en ocasiones nugatorios de los derechos de las víctimas, en su mayor parte imposibilitadas de acudir. Concluye la Corte, en consecuencia, que el artículo 26 de la Ley de Justicia y Paz, no es el mejor mecanismo para hacer efectivo el principio de celeridad, a más de que puede afectar otros principios, como los de tutela judicial efectiva e incluso los postulados torales de verdad, justicia y reparación.

De esta manera, la que debe entenderse mejor práctica, en cuanto respeta no sólo las finalidades de la Ley de justicia y Paz, sino los estándares internacionales, es la contemplada en la Ley 1395 de 2010, en cuanto modifica el artículo 178 de la Ley 906 de 2004, facultando que la sustentación del recurso de apelación opere en primera instancia, durante la diligencia en la cual se profirió la decisión objeto de crítica. Es preciso destacar, eso sí, que la postura adoptada por la Corte de ninguna manera representa alteración relevante o sustancial de la estructura del debido proceso. Recuérdese que la Ley de Justicia y Paz es de índole extraordinaria, pues al contrario de la tradicional actuación jurídico-penal, obedece a una especial política criminal de justicia restaurativa –cuyos alcances superan con mucho el ámbito meramente punitivo, irradiando temas complejos de índole política, económica e incluso social-, en la que el respeto a la ritualidad no es tanto un fin en sí mismo como un mecanismo para obtener una solución pacífica al conflicto armado o, como tantas veces se ha dicho, un instrumento

procesal de transición hacia el logro de una paz sostenible. En este orden de ideas, el no atenerse estrictamente al trámite previsto en el artículo 26 de la Ley de Justicia y Paz, sino en lugar de ello dar prelación a lo dispuesto en el artículo 178 de la Ley 906 de 2004 (modificado por la Ley 1395 de 2010), no implica anomalía alguna, en la medida en que dicho proceder garantiza la celeridad de la actuación, faculta materializar el principio de tutela judicial efectiva y, de paso, contribuye a la realización de los fines primordiales de la Ley 975 de 2005.

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