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Cuentos en laal Amor prójimo Mesa de Shabat Ahavat Israel

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Cuentos en la Mesa de Shabat

Lituania comenzaron a reunirse para minián. Además de juntarse para el rezo, éstos grupos recolectaban dinero para fondos de caridad que enviaban al Rebe junto con la lista de contribuyentes. En una oportunidad, un feligrés del minián sucumbió a su mala inclinación y comenzó a comportarse de una manera impropia para un jasid. Los que habían sido sus colegas comenzaron a rechazarlo y para el siguiente pedido del Rebe no le solicitaron su colaboración. Cuando la lista de contribuyentes llegó al Rebe, éste notó la ausencia del nombre y preguntó: -¿Qué ocurrió con este hombre que siempre antes había participado?. El encargado de traer al Rebe las contribuciones le explicó que había sido expulsado del minián. La respuesta del Rebe no se hizo esperar: -Rechazar a alguien no es el enfoque correcto. No tienes idea de cuánto puede influenciar a un individuo ser parte de un minián de jasidim. Aun cuando no haya cambios en su comportamiento, de todos modos, el tiempo que la persona pasa junto a ustedes es muy valioso. Es difícil de apreciar cuánto satisface esto a Di-s, ya que de esta forma se evita que un judío tenga siquiera un solo mal pensamiento.




Lo importante es lo que se da El Alter Rebe dijo en cierta oportunidad: -Tratándose de sacrificios no importa que éstos sean grandes o pequeños ya que lo importante radica en las intenciones sinceras del que los hace. En cambio, cuando se trata de hacer caridad, vale lo opuesto: no son las intenciones las que cuentan sino que lo importante es lo que se da. COPYRIGHT EDITORIAL BNEI SHOLEM

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Amor al prójimo

visitar al judío. Éste lo recibió calurosamente y le ofreció una deliciosa comida. El recuerdo de un sabor tan exquisito llevó al gentil a volver a la casa nuevamente a la semana siguiente. (Por regla general, viajaba a la ciudad sólo una o dos veces al año). Nuevamente, fue recibido por el judío con una comida generosa aunque no tan elaborada como la primera. Volvió nuevamente el gentil a la semana siguiente y esta vez sólo halló pan, pescado y papas. El gentil estaba muy enojado. -Por qué estás tan enfadado?- preguntó el judío. -Esta comida no es peor de lo que tú comes en tu casa. El gentil lo miró despreciativamente y le contestó: -¡Pero tú comiste de mi miel!.




Unicidad de Di-s Una vez, cuando Rab Mijal, el anciano, uno de los mashpías (consejeros) de la Ieshivá de Lubavitch, estaba por recitar el Shemá durante el rezo de la mañana, notó que uno de sus alumnos tenía los zapatos rotos. Interrumpiendo el rezo, señaló los zapatos al encargado de velar por las necesidades materiales de los estudiantes. Más tarde le preguntaron a Rab Mijal: -¿No podían los zapatos rotos esperar a que finalice el rezo?- A lo cual el Rab respondió: -El Shemá proclama la unicidad de Di-s. Un alumno que tiene los zapatos rotos puede, Di-s no lo permita, pescar un resfrío e interrumpir su estudio o rezo. Ser consciente de esto expresa la unicidad de Di-s.




Minián (quórum de 10 hombres) En los días del Alter Rebe, los jasidim que vivían en Rusia y COPYRIGHT EDITORIAL BNEI SHOLEM

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Ante la mirada de sorpresa de todos, Rab Mijal sintió la necesidad de aclarar y dijo: -Aunque nuestras intenciones fueron correctas, parece ser que nuestra resolución produjo más daño que bien. Anteriormente, todos compartíamos nuestros problemas con los demás. De este modo, sabíamos cuándo alguien necesitaba un préstamo para reemplazar una vaca que no producía más leche o cuándo otra persona también requería de dinero para reemplazar un caballo ya viejo. Al dejar de lado estos temas en el Bet Hakneset, perdimos contacto entre nosotros y en consecuencia no demostrábamos nuestra preocupación por el otro.




Favor y paga El jasid Rab Shmuel Katzman contó una vez la siguiente parábola para ilustrar cómo alguien podía insistir en que se le pague un favor que ya se le había pagado con creces. -En una oportunidad, un judío que comerciaba con gentiles se demoró en sus aldeas y no hizo a tiempo a comprar su comida kasher. Así, pasó tres días sin comer, llegando al cuarto, débil y mareado por el hambre. Finalmente, se aproximó a un gentil que le merecía confianza y le contó su situación. -Tengo una colmena en mi jardín; ¿Puedo ofrecerte miel fresca?- preguntó el gentil. Los ojos del judío se iluminaron; -¿Miel?. Eso sería muy nutritivo. El gentil le ofreció una abundante cantidad. Al terminar, el judío le agradeció efusivamente. -Me has revivido, no sé cómo agradecerte. Por favor, siempre que pases por mi ciudad pasa por mi casa y recompensaré tu generosidad. A la semana siguiente, el gentil llegó a la ciudad y fue a COPYRIGHT EDITORIAL BNEI SHOLEM

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Amor al prójimo

Compartir nuestros problemas El Bet Hakneset (sinagoga) de Nevel hervía de animación. Las plegarias no habían comenzado todavía y la gente del pueblo intercambiaba experiencias propias de la vida en un pequeño shtetl (pueblito). Las conversaciones giraban en torno a la buena leche que producían las vacas de Iankel, la cantidad de heno que comían los caballos de Shmerel y el daño que las cabras de Iosel habían causado a los sembradíos. No obstante, una vez comenzadas las plegarias la conversación cesaba. Envueltos en sus talits, todo el mundo dejaba atrás cualquier perturbación para enfrascarse de lleno en el rezo. Al momento del farbrenguen (reunión jasídica), Rab Mijal, el anciano, explicó en detalle el concepto de santidad del Bet Hakneset y dijo: -No corresponde hablar de vacas y caballos en un lugar sagrado como éste-. La gente estuvo de acuerdo y decidió que en adelante no se tocarían más temas mundanos ni antes ni después de los rezos, plegándose a la resolución con total respeto. Un mes más tarde, Rab Mijal subió una mañana a la bimá y pidió a todos un momento de atención. Éstas fueron sus palabras: -Sugiero no observar más la decisión anterior. De ahora en más, podemos volver a hablar de temas mundanos como lo veníamos haciendo, sólo que, por supuesto, no durante el servicio religioso. COPYRIGHT EDITORIAL BNEI SHOLEM

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