CULTURA Y ESCUELA. Prof. Zulma N. Araya (Universidad San Juan Bosco - Buenos Aires) - Marzo de

CULTURA Y ESCUELA Prof. Zulma N. Araya (Universidad San Juan Bosco - Buenos Aires) - Marzo de 2004.- “De pronto advertimos que hay varias culturas en

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CULTURA Y ESCUELA Prof. Zulma N. Araya (Universidad San Juan Bosco - Buenos Aires) - Marzo de 2004.-

“De pronto advertimos que hay varias culturas en lugar de una sola. Que existe la posibilidad de que haya otros, que nosotros seamos un otros entre otros” Paul Ricoeur, 1950.

El aula constituye, para docentes y alumnos, el espacio privilegiado de encuentro y aprendizaje, es donde descubrimos a los otros. Esos otros que reclaman ser no sólo uno más en una larga lista de asistencia. Dichos encuentros dotan de sentido, de valores, a los intercambios simbólicos y materiales que se dan en la escuela. A través de la presente ficha de cátedra procuraremos abordar un debate que se reactualiza, el de la ESCUELA DE LA DIVERSIDAD CULTURAL o EDUCACION MULTICULTURAL, que cuestiona la concepción tradicional que vincula escuela y cultura. En tanto que la ESCUELA DE LA DIVERSIDAD procura ser una alternativa pedagógica para los docentes, que a partir del nuevo contexto socio-histórico (el de la Globalización) requiere revisar la idea de escuela concebida por la Modernidad. La escuela como caja de resonancia de los cambios por los que atraviesan las culturas juveniles y populares actuales, enfrenta el discurso asimilacionista de la Escuela Tradicional con una realidad multicultural que reclama a docentes y a la propia institución escolar enfrentar el reto de construir espacios de encuentro, de diálogo más amplios y flexibles entre las culturas, que permita la integración de valores, ideas, tradiciones, costumbres y aspiraciones. Que se asuma la diversidad, la pluralidad, la reflexión crítica y la tolerancia tanto como la exigencia de elaborar la propia identidad individual y grupal. (Pérez Gómez, 1998). Antes de comenzar a desarrollar cómo se concibe desde el campo pedagógico la Escuela Multicultural o de la Escuela de la Diversidad Cultural, consideramos fundamental poder aproximarnos en principio a lo que entendemos por “Cultura”.

CULTURA La Sociología de la Cultura y la Antropología Cultural, constituyen campos del conocimiento ineludibles de recurrir a la hora de posicionarnos ante una definición de cultura. Ambas disciplinas, aunque desde diferentes perspectivas, coinciden en que la cultura es todo lo producido por el hombre. Desde el marco de los postulados clásicos, la cultura es caracterizada como una “compleja herencia social, no biológica, de saberes, prácticas, artefactos, instituciones y creencias que determinan la vida de los individuos y grupos humanos”. Un “sistema de clasificación” de ideas, sentimientos (que no son propiedades individuales, sino que conforman una conciencia colectiva) las cuales mantienen en orden y unida a la sociedad. Esta concepción se utilizó para pensar la cultura como organizadora de la totalidad... aprendida de forma individual y por socialización familiar. Las culturas se presentan como sistemas que tienden al equilibrio; pero cuando hay enfrentamiento entre culturas, se lo denomina “conflicto cultural”, el cual por lo general se resuelve por el éxito de una cultura que ocupa un grado más alto en la jerarquía ordenadora que proponen los defensores de esta concepción. Cabe recordar que el contexto histórico que permitió el desarrollo y afianzamiento de esta concepción fue el de las postrimerías del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, con el reparto del mundo a manos de las grandes potencias imperialistas de la época (Inglaterra, Francia, Bélgica, Alemania, Holanda y Portugal). Para la perspectiva crítica, la cultura no es un cuerpo orgánico, arraigado, homogéneo. Veamos dos definiciones de pensadores contemporáneos que se inscriben en esta perspectiva: Cultura es un “conjunto de significados, expectativas y comportamientos compartidos por determinado grupo social, que facilitan y ordenan, limitan y potencian los intercambios sociales, las producciones simbólicas y materiales y las realizaciones individuales y colectivas dentro de un marco espacial y temporal determinado. La cultura, por tanto es el resultado de la construcción social, contingente a las condiciones materiales, sociales y espirituales que dominan un espacio y tiempo. Se expresa en significados, valores, sentimientos, costumbres, rituales, instituciones y objetos, sentimientos (materiales y

simbólicos) que rodean la vida individual y colectiva de la comunidad. Como consecuencia de su carácter contingente, parcial y provisional, la cultura no es un algoritmo matemático que se cumple indefectiblemente, ha de considerarse siempre como un texto ambiguo, que es necesario interpretar indefinidamente. Por ello participar y vivir una cultura supone reinterpretarla, reproducirla tanto como transformarla” (Pérez Gómez, Ángel, catedrático de la Universidad de Málaga). Para el pedagogo brasileño Paulo Freire “Cultura es todo lo creado por el hombre. Es tanto una poesía como una frase de saludo. La cultura consiste en recrear y no en repetir. El hombre puede hacerlo porque tiene conciencia capaz de captar el mundo y transformarlo”. La cultura, en la perspectiva crítica, nos obliga a reflexionar respecto de su carácter flexible, cambiante, e incluso considerar que, como señala Pérez Gómez, conocer la propia cultura es una empresa sin final. Pensar y repensar la cultura, cuestionarla o compartirla supone su enriquecimiento y modificación. La conciencia del carácter reflexivo de la cultura y la educación, nos permite considerar una Escuela en la que la Diversidad Cultural sea una utopía posible.

HACIENDO UN POCO DE HISTORIA El análisis de la problemática de la diversidad cultural en educación no es un tema que surge sólo por razones pedagógicas, sino como lo afirman Jordan (1996) y Candau (2000) tiene motivaciones sociales, políticas, económicas y culturales. En los años ‘30 proliferaron en los Estados Unidos los movimientos de derechos civiles de la comunidad negra. La atmósfera liberal de los años ‘60 impulsó aún más dicho movimiento, y se amplió a otros grupos minoritarios discriminados de la vida democrática norteamericana. En dicho contexto, se dieron los primeros movimientos en defensa de los derechos de la mujer y fue entonces que en 1969 J. Forbes utilizó la expresión “educación multicultural”. En los ‘70 otros actores sociales se sumaron a los reclamos: homosexuales, discapacitados, tercera edad, etc.

Este movimiento se expandió a otros países como Inglaterra, Canadá, Australia, Países Bajos, etc., donde los grupos minoritarios se enfrentaban a la ideología monocultural y asimilacionista de los Estados Nacionales nacidos en la Modernidad. Centrados en estas demandas desde el campo educativo, aparecieron los primeros programas educativos que contemplan la realidad de las minorías. A fines del Siglo XX la Comunidad Europea ya no sólo recibirá el grupo migratorio del Este Europeo, sino también de inmigrantes del cada vez más empobrecido Tercer Mundo, haciendo más complejo aún el panorama sociocultural y acentuando los movimientos xenófobos. Para Candau (2000) en América Latina la preocupación cultural nace desde otro horizonte: el de la masa popular indígena, por lo que en la década de los `50 surge el llamado Movimiento de Educación Popular. “La preocupación por una educación que respete la diversidad cultural emerge de modo original en América Latina mucho antes que el actual movimiento de valorización de esta perspectiva que se desenvuelve en el plano internacional. Valdría la pena investigar detalladamente este proceso, rescatar sus mejores experiencias y profundizar en su análisis para enriquecer las actuales reflexiones y discusiones en esta área” (fundamentalmente porque se analizan las experiencias europeas o norteamericanas). Ante el “acelerado proceso de mundialización económica y cultural de fines del Siglo XX (conocido como Globalización), especialmente favorecido por los medios de comunicación, provoca, al mismo tiempo, actitudes de reacción (xenofobia y racismo), introspección y defensa de las identidades étnicas y culturales en el nuevo país receptor” , parece haberse avivado nuevamente la necesidad de considerar las culturas que históricamente, y muy particularmente hoy frente a una cultura única y mundializada, han sido negadas y excluidas.

EDUCACIÓN MULTICULTURAL, ESCUELA DE LA DIVERSIDAD. Si bien los discursos de la diversidad son tan diversos como la diversidad cultural misma, en este punto los distintos autores que hemos consultado coinciden en afirmar que los docentes no pueden esperar un modelo acabado de educación multicultural, pero podemos reflexionar en forma crítica respecto de nuestras prácticas.

Cabe preguntarnos si esta necesidad de construir teorías de la Diversidad Cultural, de la Educación Multicultural, es una moda pasajera o es una problemática con historia. El movimiento multicultural es un fenómeno político y social que procura reivindicar los derechos humanos y civiles, pero de acuerdo con el país y el contexto histórico podemos decir que son distintas las posiciones ideológicas y políticas que se han esgrimido al respecto. Si nos referimos a los fundamentos ideológicos del movimiento multicultural, tres son las corrientes ideológico-políticas, que en líneas muy generales se pueden señalar: 1- EL ASIMILACIONISMO: su objetivo es que las minorías (inmigrantes, indígenas, etc.) sean absorbidas y asimiladas a una cultura dominante (se reconocen en las definiciones clásicas de cultura). Sustenta un enfoque etnocéntrico (que observa las otras culturas desde un punto de vista centrado en la propia experiencia social y cultural). Pretende una sociedad monocultural, con minorías aculturadas. La Escuela Asimilacionista excluye toda diversidad contribuye a la pérdida de las identidades originarias.

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Para las dificultades que pudieran presentar los estudiantes en el proceso de asimilación, se desarrolla la llamada “Educación Compensatoria” (o enseñanza específica y suplementaria). 2- EL RELATIVISMO CULTURAL: (concepto también asociado al Pluralismo Cultural por Sales Ciges, Duschatzky y Sinisi) acepta la diversidad cultural y el desarrollo por separado de las distintas culturas. Esta postura plantea que todas las culturas tienen igual valor y todas tienen derecho a desarrollarse en plenitud, pero como el contacto entre las culturas se da en condiciones de lucha por el poder, la cultura mayoritaria es considerada superior. Por ello la separación, el aislamiento cultural permitiría preservar los derechos de las culturas minoritarias y garantizar la pluralidad cultural. Lo peligroso de esta postura, de igual forma que en el caso de los asimilacionistas, es que plantea una concepción de cultura cerrada, ahistórica, acabada, estática y fragmentada, que en última instancia lleva a segregar a las minorías culturales (a crear “guetos” culturales).

“La separación es, pues, una aceptación negativa de la diferencia... Este modelo de escuela que algunos llaman multicultural, sustituye el monoculturalismo por el biculturalismo.” En este contexto la “Enseñanza Compensatoria” de los asimilacionistas es reemplazada por la “Enseñanza Complementaria” sobre su cultura de origen, a cargo de la escuela de acogida o de las minorías étnicas, situación que los escolares la viven como un proceso de fragmentación curricular. Esta postura es, para Carbonell (1996), una aceptación negativa de la diversidad cultural. 3.LA ACEPTACION POSITIVA DE LA DIVERSIDAD o MULTICULTURISMO CRÍTICO Y DE RESISTENCIA (distinción establecida por el pedagogo crítico norteamericano Peter McLaren, 1997): para esta corriente de pensamiento la cultura es dinámica, cambiante “valora y garantiza la pluralidad cultural más amplia en la medida que contribuye al enriquecimiento mutuo entre las culturas en contacto. Se trata, pues, de un reconocimiento positivo y activo de la diversidad y del mestizaje.” No existe espacio para las miradas etnocéntricas, ya que todas las culturas están en un mismo plano de igualdad. La Escuela de la Diversidad se corresponde con una escuela que se reconoce en una “condición fronteriza” donde distintas manifestaciones culturales se entrecruzan, en un estado de hibridación en el que ninguna autoridad universal representa la verdad absoluta, en la que el diálogo, la cooperación, el intercambio y la solidaridad constituyen los conceptos estructurantes del proceso de aprendizaje. El diálogo entre las distintas culturas tiene por objeto considerar, en forma dialéctica, los valores universales y el conocimiento científico válido, pero también las incertidumbres, ambigüedades, el conocimiento cotidiano, los conflictos con los que llegan los alumnos a la escuela. En la educación multicultural tampoco hay lugar para la “educación compensatoria” (asimilacionismo) o “complementaria” (del Relativismo Cultural), “así el currículum adquiere un tono de globalidad y diversidad que afecta a todos los niños. De esta manera, las aportaciones culturales específicas de cada minoría están incluidas en los proyectos educativos y curriculares de todas las escuelas del país, y no solamente en aquellas que acogen niños de minorías. Porque la propuesta cultural va dirigida a todos: al que llega y al que recibe.”

Para Peter McLaren el multiculturalismo crítico y de resistencia tiene que tener “una agenda política de transformación”, que entienda la cultura como conflictiva y la diversidad cultural como producto de la historia, el poder y la ideología. (Sinisi, 2000) La antropóloga argentina Liliana Sinisi advierte respecto de los planes curriculares de las democracias neoliberales occidentales que incluyen conceptos sobre “multiculturalidad”, “diversidad cultural”, ya que “la noción liberal de multiculturalismo (en realidad) afirma las diferencias dentro de una política de consenso que borra a la cultura como terreno de lucha, conflicto...”(Giroux, H. 1992). La diversidad cultural ya no puede ocultarse bajo el manto de los nacionalismos, por lo cual el pluralismo democrático propone conocer a los otros y generar una “igualdad desde arriba” (con instrumentos como la Ley Federal de Educación aprobada en 1994), no a partir del “diálogo” entre las culturas. Con este discurso engañoso de la diversidad se corre el riesgo de reafirmar posiciones etnocéntricas, prejuiciosas, cercanas al relativismo cultural, que niegan las relaciones de dominación y subordinación que existen en nuestra sociedad. Para ilustrar lo dicho, Sinisi recurre a expresiones de docentes de escuelas de la ciudad de Buenos Aires (con quienes tomó contacto a partir de un proyecto de investigación) “los bolivianos y peruanos son menos civilizados, los coreanos en cambio se han desarrollado más y por eso intelectualmente sean mejores en la escuela, pero esto no es mejor ni peor es propio de cada cultura.” Considerar la viabilidad de la Educación Multicultural o para la Diversidad Cultural continúa siendo un tema abierto y muy complejo, aquí solo enunciaremos algunos criterios (a modo de cierre) a tener presente a la hora de proyectar prácticas educativas que impliquen una toma de posición frente a la diversidad: -Comenzar por considerar que la educación es una práctica social íntimamente ligada al contexto histórico y cultural en el que se inscribe. -Es importante que se reconozca a nivel de las políticas educativas, como en las prácticas pedagógicas que todas las culturas deben ser consideradas de igual manera, con plenos derechos, en igualdad de oportunidad para acceder a la educación. -La “Escuela de la Diversidad” no puede quedar reducida a plantear políticas educativas compensatorias y/o complementarias para los grupos culturales segregados o no asimilados aún.

-En el curriculum la diversidad no tiene que ser un tema de áreas específicas (las Ciencias Sociales, por ejemplo) o de actos conmemorativos, sino que debe responder a un enfoque global que implique a la escuela y al sistema educativo. -Se tiene que cuestionar en forma radical toda postura etnocéntrica, asimilacionista y/o segregacionista. -Los proyectos de Educación Intercultural requieren revisar no solo el curriculum explícito sino también el oculto (las relaciones entre los distintos agentes del proceso educativo como así también los ritos, símbolos escolares). Los aportes de las distintas Ciencias Sociales (Antropología, Sociología, Lingüística, etc.) también constituyen un componente fundamental a la hora de analizar la diversidad cultural y promover la Educación multicultural.

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