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De Sumeria a Partia (Mesopotamia entre el 3000 y el cambio de Era)
Sumer, el inicio de la Historia mesopotámica Sumer, o Shumer, es el nombre de la zona meridional de Mesopotamia, en la parte baja de los ríos. La diferencia entre los sumerios y el resto de poblaciones de esta región parece lingüística, no étnica ni cultural. El sumerio no es indoeuropeo, parece una lengua aglutinante con elementos de otras lenguas vecinas. La ausencia de escritura antes del periodo de Jemdet Nasr dificulta rastrear el origen de estas gentes. Son los primeros en dejarnos relatos: tienen sus propios mitos sobre la Creación, sobre el Diluvio… Se conservan unas quince tablillas que contienen la Lista Real Sumeria , una serie de nombres de reyes que abarcan desde la instauración de la monarquía hasta el siglo XVIII a. C. aproximadamente. Con errores y notables exageraciones, es de gran ayuda para seguir la evolución de las primeras fases históricas de Mesopotamia. Según la Lista, la realeza descendió del cielo en la ciudad de Eridu, y los primeros nueve reyes, que reinaron en cinco ciudades, abarcan más de 240000 años. Tras ellos, el diluvio niveló (todo)
Uno de los ejemplares de la Lista Real; comparación con los personajes bíblicos previos al Diluvio y Marduk, el principal dios de Sumer
Los Diluvios En un famoso poema épico sumerio, la Epopeya de Gilgamesh , aparece un pasaje donde se cita a un anciano personaje, Utnapishtim, el único ser inmortal, quien narra que en una época muy lejana los dioses quisieron eliminar a la humanidad, pero Ea se apiadó de él, y le ordenó construir una gran nave para embarcar todas las especies vivientes . Terminado el barco, metió a su gente, a su ganado y a los animales salvajes. La lluvia fue tan terrible que hasta los mismos dioses tuvieron miedo. Duró seis días y seis noches, tras lo cual el cielo se calmó. Habían embarrancado en el único monte que sobresalía, el Nisir (probablemente uno de los Zagros). Utnapishtim soltó una paloma, que regresó; luego una golondrina, que también regresó; y finalmente un cuervo, que no volvió: las aguas estaban bajando. El dios Enlil, que había organizado todo, se puso furioso, pero Ea le calmó y ambos bendijeron a Utnapishtim, otorgándole la condición de semidios y la vida eterna. Existen numerosas versiones de este mito a lo largo de toda la historia de Mesotamia; en algunas el héroe es llamado Atrahasis, pero el relato no varía sustancialmente.
A lo largo de la primera mitad del III milenio a. C. se produce una fuerte urbanización en el sur de Mesopotamia: muchas aldeas anteriores desaparecen a favor de unas cuantas grandes ciudades. En paralelo, aparecen algunas ciudades, que serán importantes en el futuro, en el Norte: Mari o Asur, por ejemplo, influenciadas por el mundo sumerio del Sur. En líneas generales las ciudades están amuralladas y protegidas con bastiones, lo que habla de inestabilidad. Los templos se articulan en torno a un patio central con habitaciones alrededor, protegidos por muros: posible indicación de su función con archivo administrativo a base del control de tierras y regadíos. Las estatuas representan adorantes de pie o sentados, con barba y melena, o afeitados por completo, los hombres vestidos con falda de lana y las mujeres con una especie de sari. Los ojos son de concha y lapislázuli, rodeados de betún. La calidad de la estatuaria es irregular de unas ciudades a otras. La cerámica es de gran belleza y los cilindro-sellos presentan escenas más realistas y elaboradas. Nuevas técnicas como la cera perdida y el repujado suponen un gran avance para el trabajo del metal.
Templo oval de Tutub (actual Khafaje)
El Cementerio Real de Ur Excavado por Woolley, se remonta aproximadamente al 2600 a. C. Son 17 tumbas excavadas en un talud al pie de uno de los muros de la ciudad: una fosa con un ataúd y 16 sepulturas abovedadas, construidas en piedra o ladrillo, a las que se accedía por una rampa y un vestíbulo. Seis de ellas habían sido ya destruidas, el resto tenían una o varias cámaras. Los materiales recuperados eran lujosísimos (oro, plata, piedras preciosas) y se repartieron entre Bagdad, Londres y Filadelfia: vasos de metales preciosos, puñales de oro, liras con cabeza de toro, una escultura de un carnero atrapado en una zarza, el Estandarte Real de Ur, joyas, y un casco-peluca de Meskalamdug, hecha de una fina lámina de oro cincelada. En ocasiones, junto al difunto principal había otros cuerpos: en dos caso, 63 y 74 personas más, sobre todo mujeres, probablemente asesinados para acompañar a su señor al Otro Mundo. Se conocen los nombres de algunas de las personas enterradas, pero no aparecen en otras fuentes. El resto son desconocidos, probablemente gobernantes o sus familiares.
En torno al s. XXIV las rencillas entre principados sumerios adquieren un carácter más serio: aparte del control de la tierra, ampliar la esfera de influencia o asegurar el acceso al mar, se observan movimientos políticos de mayor importancia. Hacia esta época diversos grupos de semitas, hasta entonces nómadas, se asientan definitivamente y, bajo el mando de Sargón y sus sucesores, se harán con el control de buena parte del Próximo Oriente. Por primera hay un imperio unido y fuerte que controla este territorio. Aunque breve, su recuerdo será un ideal para los futuros gobernantes. Establecerán su capital en Acad (o Agadé), ciudad aún sin localizar pero probablemente cerca de Bagdad, en la Mesopotamia media. Los semitas tienen en común un tronco lingüístico al cual pertenecen el acadio antiguo y sus dialectos, así como los modernos árabe, hebreo o etíope. Su característica principal es la formación de verbos a partir de grupos de tres consonantes; las vocales intermedias matizan el significado. Por ejemplo, en árabe el grupo k t b indica conceptos relacionados con la escritura: kataba es escribir; yiktib, está escrito; maktub, escriba; katib, libro…
Sargón I de Acad Su reinado, que duró unos cincuenta años entre finales del s. XXIV y mediados (o finales) del XXIII (según qué cronología se use) supuso un hito para la historia de Mesopotamia, al ser el primero en unificar un gran imperio. La propia historia de su nacimiento, narrada en siglos posteriores, es legendaria: Mi madre, la gran sacerdotisa, me concibió y me trajo al mundo en secreto. Me depositó en una cesta de juncos, cuyas rendijas tapó con betún. Me arrojó al río sin que yo pudiese salir de la cesta. El río me arrastró, me llevó hasta la casa de Aqqi, el aguador. Aqqi, el aguador, sumergiendo su cubo me sacó del agua. Aqqi, el aguador, me adoptó como hijo y me crió. Aqqi, el aguador, me enseñó su oficio de jardinero. Cuando era jardinero la diosa Istar se enamoró de mí, y así fue como ejercí la realeza durante sesenta años .
Su propio nombre, Sharru-kin, el verdadero rey , hace patente que no tenía derecho a la realeza y que la consiguió por sus propios medios. Sí parece cierto que era de humilde origen y ascendió hasta el rango palaciego de copero, rebelándose contra su señor, rey de Kish, y marchando contra Lugalzagesi, rey de Uruk, quien gobernaba el sur de Mesopotamia. Controló los territorios de Ur, Lagash y Umma, apoderándose así del acceso al Golfo Pérsico. Se nombró Rey de Kish y Sumer, instaurando el acadio como lengua oficial pero respetando las instituciones y creencias sumerias. Conquistó grandes territorios en Irán y sufrió numerosas rebeliones, sobre las que salió victorioso. A su muerte, sus hijos continuaron peleando para mantener el control del Imperio. Su nieto Naram-Sin llegó a ser reconocido como dios por sus súbditos y en su largo reinado (unos 40 años) continuó peleando, pero a la muerte de su hijo Shar-kallisharri el Imperio se desmoronó (en torno a la primera mitad del s. XXII a. C.)
Estatua de Bassetki
La cera perdida Es una técnica para moldear metales que se basa en la utilización de dos moldes, uno interno y otro externo, ambos de arcilla refractaria, entre los cuales un hueco se rellena con cera. Antes de verter el metal fundido por diversos conductos, la cera se evacua por calor y el hueco lo ocupa el metal. Una vez enfriado, se elimina la arcilla del exterior y del interior (en ocasiones, según la forma del objeto o estatua obtenido, no es fácil quitar toda la arcilla interna). Permite ahorrar metal y reducir el peso de los objetos.
El Imperio Acadio cae por presiones de diversos pueblos, uno de los cuales mantuvo el control sobre este territorio entre 50 y 100 años. Son los guti o gutium, que según la Lista Real tuvieron 23 reyes a lo largo de 91 años, aunque sólo conocemos por otras fuentes a uno de ellos. Devastaron algunos de los principales centros de poder, como el templo de Istar en Asur o el palacio de Naram-Sin, pero, siendo un grupo reducido, su poder era más nominal que real. Las ciudades estado del sur sumerio seguían siendo medio autónomas. Sin embargo, hacia 2120, uno de los reyezuelos sumerios, Utu-hegal, lugal de Uruk, se enfrenta a los guti y captura a su rey. Elegido por Enlil , el país le reconoce la supremacía, aunque poco después el gobernante de Ur, llamado Ur-Nammu, le destrona y funda la III Dinastía de Ur, verdadero Renacimiento de Sumer, tomando el titulo de Rey de Ur, Sumer y Acad . A lo largo de un siglo el país gozará de paz y tranquilidad, en un reflejo del anterior imperio Acadio. Los inicios de este segundo imperio sumerio son poco conocidos, por escasez de textos, poco explícitos además. Ur-Nammu pacifica el territorio, promulgando el primer código legal conocido, del cual quedan escasos fragmentos a través de tablillas procedentes de Nippur y de Ur.
El Código de Ur-Nammu, algunos reglamentos. • 1 Si un hombre cometía un homicidio, a ese hombre se le daba muerte.! • 2 Si un hombre cometía un atraco, se le daba muerte.! • 3 Si un hombre privaba (a otro hombre) de libertad (sin que hubiese razón para ello), ese hombre era hecho prisionero (y) pagaba 15 gin (=124,5 gr.) de plata.! • 4 Si a un esclavo que había desposado a la esclava que deseaba se le concedía la libertad, (ese esclavo) no abandonaba la casa (de su amo).! • 5 Si un esclavo desposaba a una mujer libre, ese esclavo ponía a su hijo al servicio de su señor; el hijo que había sido puesto al servicio de su señor, el ... de las propiedades de la casa de su padre en el interior de los muros de la casa [de su padre ...]; el hijo de la mujer libre no era propiedad del señor y no se veía reducido a la esclavitud.! • 6 Si un hombre hacía uso de la fuerza (y) violaba a la mujer de un gurus (hombre libre) que aún no había sido desvirgada, a ese hombre se le daba muerte.! • 7 Si un hombre seguía a la esposa de un gurus por iniciativa de ella (y) yacía en su regazo, a esa mujer se le daba muerte (y) al hombre se le ponía en libertad. • 8 Si un hombre hacía uso de su fuerza (y) violaba a la esclava de otro hombre que aún no había sido desvirgada, ese hombre pagaba 5 gin (=41.5 gr.) de plata.! • 9 Si un hombre repudiaba a su primera esposa, pagaba mana (=500 gr.) de plata.! • 10 Si un hombre repudiaba a una viuda, pagaba 1/2 mana (=250 gr.) de plata.! • 11 Si un hombre, sin (mediar) contrato de matrimonio yacía sobre el regazo de una viuda, no pagaba ninguna cantidad de plata.! • 12 Si [...]!(10 líneas perdidas = parte de 12 y 13).! • 13 ...([x]+3 líneas ilegibles)! • 14 Si un hombre a otro hombre lo causaba de..., (y al acusado) al divino río de la ordalía lo llevaban, (y) el divino río de la ordalía lo purificaba (=el hombre se salvaba), el hombre que allí lo había levado (=el acusador) pagaba 3 gin (=24.9 gr.) de plata (?).
Además, Ur-Nammu es el promotor de la construcción del zigurat de Ur, uno de los mejor conservados de Mesopotamia. En realidad lo que vemos hoy día es producto de restauraciones antiguas y modernas. Los zigurats son edificios escalonados, en cuya cúspide se levantaba un templo o capilla de acceso restringido (sólo para los sacerdotes), en teoría cerca del cielo (los dioses). Su núcleo era de ladrillos de adobe (sin cocer), y el recubrimiento exterior de ladrillos cocidos. El de Ur medía 64 metros de largo, 46 de ancho y se estima que tendría unos 30 metros de alto (actualmente son unos 15). Sobre una gran plataforma, estaba amurallado, y acogía en el recinto los archivos y la sala de Justicia. Estaba dedicado al dios lunar Nanna (en sumerio) o Sin (en acadio).
Choqa Zanbil (Irán) El de Babilonia (hipótesis de reconstrucción) Otros zigurats…
La Torre de Babel Se trata probablemente de un ejemplo didáctico que los redactores/compiladores de la Biblia tomaron a partir de la existencia en Babilonia del zigurat llamado Etemenanki, que se cree podía medir 90 metros de altura.
Génesis, 11: 1-9 1 En ese entonces se hablaba un solo idioma en toda la tierra.2 Al emigrar al oriente, la gente encontró una llanura en la región de Sinar, y allí se asentaron.3 Un día se dijeron unos a otros: «Vamos a hacer ladrillos, y a cocerlos al fuego.» Fue así como usaron ladrillos en vez de piedras, y asfalto en vez de mezcla.4 Luego dijeron: «Construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. De ese modo nos haremos famosos y evitaremos ser dispersados por toda la tierra.» 5 Pero el Señor bajó para observar la ciudad y la torre que los *hombres estaban construyendo,6 y se dijo: «Todos forman un solo pueblo y hablan un solo idioma; esto es sólo el comienzo de sus obras, y todo lo que se propongan lo podrán lograr.7 Será mejor que bajemos a confundir su idioma, para que ya no se entiendan entre ellos mismos.» 8 De esta manera el Señor los dispersó desde allí por toda la tierra, y por lo tanto dejaron de construir la ciudad.9 Por eso a la ciudad se le llamó Babel [en hebreo confundir se dice balal ], porque fue allí donde el Señor confundió el idioma de toda la gente de la tierra, y de donde los dispersó por todo el mundo.
Herodoto, Historia, libro 1 En medio de cada uno de los dos grandes cuarteles en que la ciudad se divide, hay levantados dos alcázares. En el uno está el palacio real, rodeado con un muro grande y de resistencia, y en el otro un templo de Júpiter Belo con sus puertas de bronce. Este templo, que todavía duraba en mis días, es cuadrado y cada uno de sus lados tiene dos estadios. En medio de él se va fabricada una torre maciza que tiene un estadio de altura y otro de espesor. Sobre esta se levanta otra segunda, después otra tercera, y así sucesivamente hasta llegar al número de ocho torres. Alrededor de todas ellas hay una escalera por la parte exterior, y en la mitad de las escaleras un rellano con asientos, donde pueden descansar los que suben. En la última torre se encuentra una capilla, y dentro de ella una gran cama magníficamente dispuesta, y a su lado una mesa de oro. No se ve allí estatua ninguna, y nadie puede quedarse de noche, fuera de una sola mujer, hija del país, a quien entre todas escoge Dios, según refieren los Caldeos, que son sus sacerdotes.
En origen, su construcción inicial se haría hacia finales del III milenio a. C., aunque fue destruido y reconstruido con frecuencia. Alcanzó su máximo esplendor en el Imperio Neobabilonio (s. VI a. C.), cuando quizás llegó a esa altura de unos 90 m (otros autores hablan de sólo 60). En este momento, durante el Cautiverio de Babilonia por parte del pueblo judío tras la conquista de Jerusalén por Nabucodonosor II, los autores del Génesis (cuya forma definitiva se fija hacia el 450 a. C.) pudieron contemplar el zigurat e incorporarlo a sus tradiciones religiosas como ejemplo de arrogancia y desafío a Dios.
Estela con Nabucodonosor II y la Torre de Babel (es su representación más antigua, data de comienzos del s. VI a. C.)
En torno a esta época (finales s. XXII) gobierna en Lagash, al este de Ur, un personaje llamado Gudea conocido hoy en día por las numerosas estatuas que de él se conservan y por la gran cantidad de inscripciones que dejó. Mandó reconstruir quince templos en el territorio de Lagash; algunas inscripciones relatan sueños en los que los dioses le solicitaban reconstruir sus templos… De unas treinta estatuas conservadas, la mayoría proceden de excavaciones incontroladas. Muchas de ellas se encuentran en el Louvre. Son de granodiorita pulida. La piedra procede de Magan, quizás en Omán o Etiopía.
A la muerte de Ur-Nammu le sucedió como rey de las Cuatro Regiones su hijo Shulgi, que reinó unos 50 años, hasta mediados del s. XXI a. C. Pasó su gobierno entre luchas con pueblos vecinos y refinada diplomacia. A su muerte fue deificado y se puso su nombre a un mes del calendario. Su magnífica tumba, que comparte con su hijo Amar-Sin aún es reconocible en las ruinas de Ur, aunque fue saqueada ya en la Antigüedad.
En torno al año 2050 a. C. el imperio sumerio alcanza su apogeo territorial, con una serie de territorios externos aliados, regiones periféricas regidas por gobernadores y un núcleo meridional en el que las antiguas ciudades estado se convierten en provincias bajo el mando único que ejerce el rey de Ur. Existía un complejo sistema de tributación por distritos, de acuerdo a un orden rotatorio, que se registraban cuidadosamente en tablillas: se conocen al menos 40.000 textos de este periodo, lo que supone un problema para el estudio por razones de exceso de material.
Las tierras agrícolas eran gestionadas por los templos, ofreciendo una producción considerable. El ganado también dependía del Estado, así como la mayor parte de la artesanía. Como ejemplo de abundancia, en Ur se cita una entrada de 2.000 toneladas de lana en los almacenes reales. El comercio también estaba controlado de forma estatal, y los mercaderes eran funcionarios del Palacio, que pagaban con plata a peso. La población estaba formada sobre todo por hombres libres, con algunos esclavos reclutados entre los prisioneros de guerra. Se organizaban grandes cuadrillas de hombres, que a veces incluían soldados, para las mayores obras (murallas, canalizaciones…).
Vista aérea del palacio de NaramSin en Tell Brak (Siria)
Poco después se cita en los textos el proyecto de construir un gran muro defensivo que una los ríos Tigris y Eufrates (al norte de la actual Bagdad, es decir una obra de unos 300 km de largo…) La amenaza proviene de pueblos nómadas del Oeste, llamados MAR.TU en sumerio y Amurrum en acadio: los amorritas. Eran gentes dedicadas al pastoreo, despreciadas por el refinado pueblo sumerio, que poco a poco fueron apoderándose de partes del territorio, provocando graves crisis de desabastecimiento en Sumer. Hacia 2017, el imperio sumerio se desgajó en dos. La zona norte, aliada con pueblos extranjeros, marchó sobre Ur, destruyendo y saqueando la ciudad en 2004 a. C. En los años siguientes los vencedores, acadios de la zona norte de Mesopotamia, crearán una dinastía, la I Dinastía de Isín, que intentará continuar los modos de vida de Sumer. Uno de los reyes de Isín más conocidos es Lipit-Istar, compilador de otro código legal que ha llegado hasta nuestros días (1934-1925 a. C.)
Hacia el 1900 a. C. los amorritas volvieron a asediar el territorio de Sumer, apoderándose de las ciudades más importantes. En torno a esa fecha un príncipe amorrita se instala en una pequeña ciudad cercana a las grandes urbes de Kish y Agade. Citada ya algunos siglos antes, pasaría a convertirse en la principal urbe de Mesopotamia en los siguientes dos milenios: Babilonia. Paralelamente, en el norte, la estratégica ciudad de Asur, dominando el Tigris, iba adquiriendo importancia tras haber estado bajo la influencia de los Acadios y de Ur. Uno de los príncipes amorritas se hizo definitivamente con el control de este territorio septentrional hacia el 1830 a. C. Su hijo Shamsi-Adad amplió sus conquistas, tomando el titulo de rey de Asur y rigiendo toda la Alta Mesopotamia. Su reinado es especialmente conocido gracias al hallazgo en Mari de unas 300 tablillas con correspondencia privada entre él y sus hijos.
A comienzos del s. XVIII a. C. un joven rey, Hammurabi, sube al trono de Babilonia. En pocos años conquista los países vecinos, aumentando su poder especialmente tras la muerte de Shamsi-Adad, el rey del vecino del norte, Asur. Pasó gran parte de su reinado guerreando con sus vecinos, a quienes derrotó, ampliando notablemente el imperio babilonio. Se conserva distinta documentación que testimonia su labor diplomática con vecinos y aliados, esperando el momento preciso para dar el golpe cuando su enemigo estaba más debilitado. Su mayor fama le viene por una gran estela de basalto pulido, de unos 2,5 metros de altura, una de las copias que mandó hacer de un texto recopilatorio de leyes y normas, el Código de Hammurabi, que se conserva en el Louvre. Este ejemplar estaba colocado inicialmente en Sippar, en el templo de Shamash (el dios al que adora el rey en la imagen de la zona superior), aunque fue tomado como botín de guerra por los elamitas en el siglo XII a. C. y llevado a su capital Susa (actual Irán). No es una recopilación lógica y ordenada de leyes, al estilo moderno. La legislación era consuetudinaria, y cada nuevo rey publicaba un edicto que fijaba su posición sobre un amplio abanico de materias, desde deudas hasta precios de productos, aunque mantenía su respeto por las costumbres adoptadas por sus antecesores.
Por ello hacia finales de su reinado se compilaban sus decisiones y se grababan en piedra como testimonio para el futuro de sus sabias medidas. Esto representa el Código de Hammurabi. Tras un elogio de sí mismo bastante ornamentado, se suceden al menos 182 leyes (falta parte del bloque de basalto) sin orden lógico: sobre falso testimonio, robo y encubrimiento, trabajo, propiedad, matrimonio, divorcio, herencia, agresiones, asuntos agrícolas y esclavos. El epílogo invita al oprimido a que se haga leer la estela para que vea su caso y se ensanche su corazón . Según refleja el código, habría tres categorías de personas: - awellum: hombre libre (de la élite) - mushkenum: hombre semilibre, ligado al Palacio (tipo feudatario medieval????) - wardum: esclavo Ejemplo del valor personal según la categoría: - si una embarazada aborta tras ser golpeada, el agresor pagará diferente catidad en función de la clase de mujer (10, 5 ó 2 siclos de plata -1 siclo: aprox. 10 gr.). - en el mismo caso, si la mujer muere, el agresor será ejecutado si ella es awellum o mushkenum, pero si es wardum únicamente tendrá que pagar una multa (equivalente a 66 gr. de plata).
Los castigos en ocasiones son por acciones no intencionadas: si un awelum muere (o pierde un ojo) mientras es operado, el cirujano perderá la mano. Si es esclavo, pagará la mitad de su valor si pierde un ojo y si muere repondrá su pérdida con otro. Si una casa se derrumba y mueren el dueño o su hijo, son ajusticiados el constructor o su hijo. Si el que muere es un esclavo, con entregar otro a cambio se soluciona todo. En caso de adulterio, la ley prevé arrojar a la mujer y a su amante al río, atados juntos, aunque el marido ultrajado puede perdonarlos. Si una mujer es abandonada por su marido, y ella se va a vivir con otro porque no podía mantenerse, no será culpable de adulterio. A la muerte del cabeza de familia, se distribuyen sus posesiones entre sus hijos, pero la viuda conserva el usufructo y mantiene los bienes que su marido le hubiese regalado. Está redactado en acadio, el idioma oficial del país tras la caída del dominio sumerio. Se considera que es la primera aparición escrita de la ley del ojo por ojo que se hará patente en pasajes de la Biblia: Éxodo, Levítico, Deuteronomio, y aparecerá también en la Ley de las XII Tablas de la Roma republicana, y en las costumbres de los pueblos germanos. Según Mateo, Jesús se opone a este sistema en el Sermón de la Montaña.
Éxodo, 21:23 Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida, 21:24 ojo por ojo, diente por diente,! mano por mano, pie por pie, 21:25 quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe. Levítico, 24:18 El que hiere a algún animal ha de restituirlo, animal por animal.! 24:19 Y el que causare lesión en su prójimo, según hizo, así le sea hecho:! 24:20 rotura por rotura, ojo por ojo, diente por diente; según la lesión que haya hecho a otro, tal se hará a él. Deuteronomio,! 19:21 Y no le compadecerás; vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.! Mateo, 5:38 Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. 5:39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra;
Tras la muerte de Hammurabi en 1750 a. C., el reino de Babilonia perdurará como dominador de Mesopotamia durante un siglo más. Su hijo Samsu-iluna tratará, durante los casi 40 años de su reinado, de contener las revueltas internas y las amenazas externas. Destruirá las murallas de las rebeldes Ur y Uruk, de donde los elamitas, en un atrevido ataque, robarán la estatua de la diosa Inanna, recuperada para Mesopotamia casi un milenio después por Asurbanipal. Hacia 1620 los sucesores de Hammurabi son ya incapaces de controlas las numerosas rebeliones internas y externas. El golpe definitivo para el reino babilonio viene de muy al norte, del centro de Anatolia: el reino hitita, aglutinado a partir de pueblos guerreros de las montañas, se expande hacia el sur, buscando las fabulosas riquezas que se suponían acumuladas en Mesopotamia. Desde su capital, Hattusa, el rey hitita Mursil I ataca Babilonia y destruye las principales fortificaciones (hacia 1595 a. C.). Como botín, se lleva la estatua del principal dios babilonio, Marduk.
Hattusa (Bogazkoy, Turquía) Marduk
Los casitas Se trata de un pueblo misterioso, cuya lengua es desconocida. Se sabe que tomaron Babilonia tiempo después del ataque hitita, devolviendo a la ciudad las estatuas que habían sido saqueadas. Parece que a lo largo del siglo XVI a. C. se afirmó la división norte (Asiria) / sur (Babilonia), en paralelo a un abandono de las ciudades y un aumento del tamaño y el número de las aldeas. Se cree que hubo cierta tranquilidad social y militar. El más destacado de los reyes casitas fue Kurigalzu I (hacia 1400 a. C.), quien no sólo restauró los templos de Ur, sino que fundó una ciudad a la que llamó Fortaleza de Kurigalzu , Dur-Kurigalzu. Actualmente se conservan las ruinas de un gran zigurat, así como un gran palacio con frescos en las paredes. Es la primera ciudad que en Mesopotamia lleva el nombre de un gobernante, pero no será la última. Aparecen en esta época los primeros restos de vidrio, probablemente inventado al noroeste, en Siria. Se escriben numerosos textos recopilando saberes de tiempos pasados sobre observaciones médicas o astronómicas, así como diccionarios, libros de relatos, leyendas…
Dur-Kurigalzu y los casitas
kudurru
Egipto entra en escena En el siglo XV el faraón Tutmosis III invade la zona de Siria-Palestina, controlada por los hititas, iniciando un enfrentamiento que durará hasta comienzos del s. XIII a. C. En las luchas que se generalizan los asirios, que controlaban la zona norte de Mesopotamia y parte de Siria, se enfrentan con Babilonia, que acabarán conquistando en 1235. Por su parte, desde el este, los elamitas entrarán en este caos, derrotando a los casitas en 1157. Aunque algunos faraones antes de Tutmosis III habían hecho incursiones por este territorio, llegando incluso al Eufrates (que fluía al revés !!!), no fue hasta las 17 campañas realizadas por este gobernante que los egipcios consiguieron conquistar la costa mediterránea de Siria-Líbano-Palestina, que retuvieron durante un tiempo. Las alianzas se reforzaron, y en época de Kurigalzu I había un servicio de correo regular entre Egipto y Mesopotamia, con intercambio de regalos y de princesas casaderas: Amenofis III recibió como esposas a la hermana y la hija del rey casita Kadashman-Enlil (1390). Cuando el faraón cayó enfermo, recibió la imagen la diosa Istar desde Nínive, para ayudarle en su curación.
Tutmosis III Carta de Tusratta, rey de Mitani, a Amenofis III, informándole del envío de la estatua de la diosa Istar. Desde Mesopotamia se enviaban carros, caballos y lapislázuli, además de bronce y plata. Los egipcios respondían con marfil, ébano y maderas preciosas, vestimentas lujosas y oro.
En torno a 1300 a. C. se recrudecen los conflictos, entre egipcios e hititas por un lado, entre asirios y babilonios por otro, y entre mesopotámicos y elamitas. El joven faraón Ramsés II (1304-1237) desafía a los hititas con una fugaz expedición a la zona del Líbano. En 1300, se enfrentan en Qadesh, una de las batallas mejor conocidas de la antigüedad al quedar plasmada por los egipcios en los muros del templo de Karnak, aunque no hay un vencedor claro. Pocos años después firmarán la paz, que durará un siglo.
Río del Perro, Líbano (derecha, estela grabada por Ramses II marcando el límite norte de su territorio
Los últimos 300 años del II milenio a. C. fueron muy agitados, con amplios movimientos de pueblos, invasiones y luchas, entre las cuales podríamos enmarcar la propia Guerra de Troya, la destrucción del reino hitita o graves ataques en el norte de Egipto y otros lugares por parte de los Pueblos del Mar , que pusieron en gran dificultad a Ramses III en 1190. Algunos de ellos, derrotados, se alistaron como mercenarios; otros, entre ellos un grupo llamado filisit (filisteos, palestinos), se asentaron entre el Monte Carmelo y Gaza. Desde el noreste llegaron los madai (medos) y los parsua (persas), de lengua indoeuropea, quienes unos siglos más adelante se asentarían más al Sur, conquistando finalmente Mesopotamia en el siglo VI. Desde el Sinaí, y aprovechando la debilidad egipcia tras los grandes faraones, el pueblo israelita se apoderará de Canaan y territorios junto al río Jordán, a partir de mediados del s. XIII a. C. Al parecer, algunos pueblos semitas se habrían asentado en Egipto hacia el s. XVI a. C.; el Éxodo se produciría coincidiendo con el reinado de Ramsés II, hacia 1260; el propio nombre de Moisés (Mose) es de origen egipcio, no semita. En un principio eran pueblos pastoriles, nómadas, regidos por jefes elegidos ( Jueces ), aunque hacia el año 1000 se asentó la monarquía (David, victorioso sobre otros pueblos que ya residían en la zona –filisteos, cananeos…). El reinado de Salomón, entre 970 y 931, supone el apogeo del reino israelita, aunque la unidad fue breve: a su muerte se divide entre Israel al norte y Judá al sur.
Estela de Tel-Dan (s. IX a. C.), incluye un texto en arameo que menciona la Casa de David empleando los mismos caracteres que en actual hebreo y en el arameo antiguo. Como las vocales no se escribían, hay dudas sobre la interpretación. Literalmente, las letras son dwd .
En Babilonia, a finales del s. XII a. C. reina Nabucodonosor I, quien emprende una serie de campañas defensivo-ofensivas contra sus vecinos del norte (Asiria) y del este (Elam). Recuperará la estatua del dios Marduk robada tiempo antes por los elamitas, lo que afianzará el culto de este dios en Babilonia y supondrá un hito en la tradición mesopotámica, que será cantado en poemas y leyendas. Poco después, desde el norte, las tropas del rey de Asiria Tiglat-Pileser I conquistan buena parte de Mesopotamia, con las nuevas armas del hierro recién domesticado . A su muerte, se produce un nuevo periodo de confusión y anarquía en la zona. En Babilonia se suceden diversos gobernantes de distintas dinastías, impuestos según los pueblos dominantes, a lo largo de más de un siglo y medio. Kudurru de Nabucodonosor I narrando la recuperación de la estatua de Marduk Relieve de Tigla-Pileser I
El renacimiento asirio Entre el 911 y el 884 los reyes Adad-Ninari II y Tukulti Ninurta II asientan el territorio asirio, luchando contra diversos pueblos vecinos para garantizar su integridad y llegando a acuerdos matrimoniales con los gobernantes de Babilonia: durante 80 años intercambiarán princesas casaderas escogidas entre las hijas de ambas dinastías. El sucesor de Tukulti Ninurta, Asurnasirpal II, inicia la verdadera expansión del imperio asirio, atacando a sus vecinos con gran dureza, llegando a orillas del mar Mediterráneo, donde: Lavé mis armas en el Gran Mar y ofrecí sacrificios a los dioses. Recibí el tributo de los reyes de la costa, del país de las gentes de Tiro, de Sidón, de Biblos (…): plata, oro, estaño, bronce, un recipiente de bronce, vestidos de lino con bordados multicolores, un mono grande, un mono pequeño, ébano, marfil y (…) criaturas del mar…
La crueldad asiria pasó a ser un lugar común entre las gentes del Próximo Oriente: los textos dejados por Asurnasirpal son espeluznantes, detallando en ellos desollamientos, empalamientos, mutilaciones… Probablemente no era nada nuevo, pero él era el primero en vanagloriarse tan claramente de su política de terror. Estableció su capital en Kallha (en la Biblia, Calah), hoy Nimrud, movilizando grandes grupos de trabajadores para excavar un gran canal, construir la muralla, una ciudadela, el templo de Ninurta, su palacio…
Al igual que Asurnasirpal, su hijo Salmanasar III (858-824) se pasó buena parte de su reinado batallando con sus vecinos. El obelisco negro , una gran pieza de alabastro gris, describe sus victorias y refleja la sumisión de reyes derrotados, como Jehú, rey de Israel. tributo de Jehu, hijo de Omri: recibí de él plata, oro, un cuenco de oro, una vasija de oro con en fondo apuntado, un vaso de oro, un cesto de oro, estaño, un bastón de mando y lanzas 2 Reyes, 9 Un día, el profeta Eliseo llamó a un miembro de la comunidad de los profetas. «Arréglate la ropa para viajar —le ordenó—. Toma este frasco de aceite y ve a Ramot de Galaad. Cuando llegues, busca a Jehú, hijo de Josafat y nieto de Nimsi. Ve adonde esté, apártalo de sus compañeros y llévalo a un cuarto. Toma entonces el frasco, derrama el aceite sobre su cabeza y declárale: "Así dice el Señor: Ahora te unjo como rey de Israel.!" Luego abre la puerta y huye; ¡no te detengas!»
En los últimos años de Salmansar III, uno de sus hijos se rebeló contra él; su sucesor legítimo, Shamshi-Adad V, siguió enfrentándose a su propio hermano, a quien apoyaban numerosas ciudades. El siglo siguiente fue de notable agitación. Sofocada la revuelta, Shamshi-Adad dirigió expediciones de amenaza por diversos territorios vecinos, asegurando la paz con los vecinos indoeuropeos (medos y persas) del norte y asumiendo el control del sur, titulándose rey de Sumer y Acad . A su muerte en 811 el imperio asirio se hallaba tranquilo, y su joven hijo Adad-Nirari III continuó con la política de ataque defensivo , lo que fue agradecido por Ia u, el samaritano (Joas, rey de Israel) con el pago de tributos a cambio de la seguridad que ofrecía el poderoso imperio vecino. Tres de sus hijos se sucedieron en el trono en los 40 años tras su muerte (782-745), con poca autoridad al parecer, tras lo que se hizo con el trono Tiglat-Pileser III, cuya legitimidad (¿pertenecía a esta familia real o no?) permanece discutida. Su beligerante política supuso el impulso definitivo para el imperio asirio. Organizó su acrecentado territorio en provincias y distritos, colocando a personas de su confianza y estableciendo sistemas de comunicaciones regulares (correos, controladores) que le permitían gestionar múltiples aspectos de la vida diaria de sus súbditos (obras públicas, reclutamiento), y creando un ejército permanente basado en la caballería y abandonando el sistema de combate sobre carros usado tradicionalmente.
Organizó deportaciones masivas de población, lo que no era nuevo pero fue llevado a un máximo durante este periodo del imperio asirio: se calcula que en unos tres siglos fueron desplazadas de sus lugares de origen casi cinco millones de personas por toda Mesopotamia. Además del desarraigo generado, evitando sentimientos de unidad nacional y rompiendo la moral de los pueblos conquistados, se reclutaban así artesanos y agricultores que eran asentados en territorios vacíos, permitiendo aumentar las capacidades económicas del imperio.
!2 Reyes, 15: 29. En el tiempo en que Pécah era rey de Israel, llegó Tiglat-piléser, rey de Asiria, y conquistó Iión, Abelbet-maacá, Janóah, Quedes, Hasor, Galaad, Galilea y toda la región de Neftalí, y a sus habitantes los llevó cautivos a Asiria.
Su sucesor e hijo Salmanasar V sólo reinó cinco años (727-722); durante su gobierno el reino de Israel fue asimilado como provincia asiria. Fue destronado por quien era posiblemente miembro de su familia, aunque de una rama colateral, quien tomó un nombre conocido: Rey legítimo , Sharru-kin, o Sargón (II). Tras sofocar una revuelta motivada posiblemente por su acceso irregular al trono, marchó contra la zona sur, siendo derrotado por quien gobernaba Babilonia entonces, MerodachBaladan. Una inscripción conmemorativa erigida por éste en Babilonia fue tomada por Sargón años después y llevada a su capital Nimrud; a cambio dejó en Babilonia un cilindro de arcilla con una versión distinta de los hechos…
Marduk-apal-iddina II, toro alado de Jorsabad y Sargón II con un dignatario
Una vez pacificado el territorio, Sargón II fundó una nueva ciudad en su honor, quizás para evitar las intrigas cortesanas de la antigua capital, Nimrud. Le dio su nombre, Dur-Sharrukin, y hoy la conocemos como Jorsabad. Fue la primera ciudad excavada en Mesopotamia, por el consul francés Botta, en 1842, quien recuperó los grandes toros alados. Era de planta cuadrangular, con una milla de lado, un gran zigurat de siete plantas pintadas de distintos colores y un palacio sobre una plataforma de quince metros de altura. Se movilizaron para su construcción cientos de artesanos y miles de obreros, pero nunca llegó a cuajar como ciudad residencial, y poco después de la muerte de Sargón II en combate, en el 705, fue abandonada a favor de la antigua ciudad de Nínive.
Durante el siglo siguiente sus sucesores (Senaquerib, Asarhadon y Asurbanipal) continuaron guerreando por mantener el poder del imperio asirio frente a sus vecinos. Controlaban desde el Mediterráneo hasta el occidente de Irán y la salida al Golfo. Senaquerib se enfrentó a una rebelión de los judíos, cuyo rey Ezequías estaba asesorado por el profeta Isaías, sofocándola con facilidad y obteniendo como compensación gran cantidad de oro y plata: Reyes 2, 18:13 El decimocuarto año del rey Ezequías, Senaquerib, rey de Asiria, subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá y se apoderó de ellas. 18:14 Ezequías, rey de Judá, mandó a decir al rey de Asiria, que estaba en Laquis: "He cometido un error; retírate y aceptaré lo que me impongas". El rey de Asiria exigió al rey Ezequías, rey de Judá, trescientos talentos de plata y trescientos talentos de oro. 18:15 Ezequías entregó entonces toda la plata que se encontraba en la Casa del Señor y en los tesoros de la casa del rey. 18:16 Fue en aquel tiempo cuando Ezequías desmanteló las puertas del Templo del Señor y los soportes que el mismo Ezequías, rey de Judá, había recubierto de metal, para entregarlos al rey de Asiria.
Años después los habitantes de Babilonia recabaron la ayuda de los elamitas y se rebelaron contra Senaquerib, quien marcha contra la ciudad en el 689 y la destruye. Ninguno de sus antecesores se había atrevido a hacerlo, pese a los muchos problemas que había ocasionado la rebelde ciudad.
Asedio de Laquis (Judea) por las tropas de Senaquerib, con rampas y arietes.
Senaquerib se hizo retratar en bajorrelieves por todo el imperio, habitualmente junto a obras promovidas por él (regadíos, canalizaciones…) En el de la izquierda, el dios Asur ha asumido los símbolos de Marduk, dios de Babilonia, tras la destrucción de ésta.
Asarhadon, como hijo pequeño de Senaquerib, no tenía derecho al trono, pero su padre le eligió para sucederle, por lo que tuvo que enfrentarse a sus hermanos mayores. Tras controlar el poder decidió reconstruir Babilonia, 11 años después de que fuera arrasada por su padre. Para ello superó un obstáculo religioso: Se había escrito que como castigo Babilonia debía permanecer en ruinas durante 70 años, pero Asarhadon recurrió a un truco: decretó que Marduk había dado la vuelta a la tablilla del destino . Como en cuneiforme el 70 al revés se lee 11 (en nuestro caso sucede con el 9 y el 6), el destino le obligaba a emprender los trabajos, que duraron varios años, hasta el punto de que la estatua de Marduk llevada a Asur no pudo ser devuelta hasta un año después de la muerte del rey. En el 671 Asarhadon marchó contra Egipto, cruzando el Sinaí y conquistando duramente Menfis, entonces su capital. El faraón, Taharqa (Dinastía XXV), se refugió río arriba, en el Alto Egipto, volviendo en el 669 para encabezar una revuelta contra los asirios. Asarhadon, enfermo, falleció sin ver controlado este territorio, sucediéndole su hijo Asurbanipal en el trono de Asiria y su otro hijo Shamash-shumaukin como rey en Babilonia, asegurando así por lazos familiares el mantenimiento de la paz.
Estela de la victoria de Asarhadon: abajo, detalle del príncipe Ushankhuru de Egipto, con una soga al cuello.
Asurbanipal continuó en Egipto la guerra que su padre había dejado inacabada, enfrentándose a Taharqa, nuevamente huido en el sur, y a levantamientos en el Delta, en teoría dominado. Cuando Taharqa murió en 664 su hijo tomó Tebas, aunque fue rápidamente vencido por los asirios, quienes pusieron a Psamético I, de la antigua casa real egipcia, en el trono del Nilo. Tras unos años de tranquilidad, el propio Psamético se sublevó y expulsó a los asirios hasta Palestina (según sabemos por Herodoto, los textos asirios omiten este pasaje). A mediados del s. VII su propio hermano, rey de Babilonia, se rebeló, siendo derrotado (y posiblemente muerto) por Asurbanipal, quien se hizo coronar rey de Babilonia y castigó a elamitas y a los nómadas árabes, aliados de su hermano. El Elam, tradicional enemigo de los mesopotámicos, fue arrasado, llegando al extremo de destruir su capital, Susa, y de borrar la huella de las tumbas de sus reyes. Asurbanipal cuenta que sembró con sal campos y ciudades. Tras tanta sangre vertida, el imperio estaba en paz, pero con numerosos pueblos sometidos y países vecinos atemorizados, se estaba sembrando el futuro fin del reino asirio a manos de quienes hoy estaban derrotados, apenas 30 años tras la muerte del gran monarca.
En el palacio de Nínive se recuperaron a mediados del s. XIX unas 30.000 tablillas con textos administrativos, pero también literarios, científicos y religiosos. Muchas de esas tablillas recogían saberes antiguos, de Sumer y Acad, que para los asirios suponían la cuna de su civilización. El propio Asurbanipal daba instrucciones en este sentido, recopilando archivos de otros lugares y copiando textos para conservar ese saber antiguo. Su interés por las artes adivinatorias era notable, pero fue exagerado por los griegos y los romanos, quienes empleaban el nombre de caldeos para definir a los adivinos y magos orientales (caldeos, en realidad eran los miembros de una tribu semita asentada en el sur de Mesopotamia). Trazaban planos urbanos e incluso se conserva un mapamundi con Babilonia en el centro de la tierra, que aparece con forma de disco. Las matemáticas se hallaban muy desarrolladas: por ejemplo, habían calculado la raíz cuadrada de 2 con un mínimo error en el sexto decimal (1,414213 en lugar de 1,414214). En astronomía, llegaron a calcular la duración del año solar con un error de unos 4 minutos.
Plano de época asiria de Nippur y croquis actual de la zona arqueológica
Tablilla de barro babilónica YBC 7289 con anotaciones. La diagonal muestra una aproximación de la raíz cuadrada de 2 en cuatro figuras hexadecimales, que son como seis figuras decimales: 1 +26/60 + 51/602 + 10/603 = 1,41421296…
A la muerte de Asurbanipal, hacia el 627 a. C., el territorio sur del Imperio, en torno a Babilonia, volvió a tener problemas, con hasta tres pretendientes al trono. Durante años la guerra volverá a asolar Mesopotamia, lo que aprovechan pueblos nororientales, especialmente los medos indoeuropeos, para hacerse fuertes en espera de la descomposición interna de Asiria. El sucesor de Asurbanipal, su hijo Sin-shar-iskun, se enfrenta al hombre fuerte de Babilonia, Nabopolasar, pero la respuesta de éste es implacable. Se dirige hacia el Norte, que ya está siendo atacado por Ciaxares, rey de Media, y allí sellan una alianza que conducirá al final del imperio asirio: en el 612 caen Asur, Calluh (Nimrud) y Nínive. Tras un breve intento de resistencia, tres años después el imperio asirio es liquidado por los babilonios, antaño sometidos. En los últimos años de Nabopolasar, asocia a su hijo Nabu-kudurru-usur (Nabucodonosor) al poder, encargándole marchar contra Egipto, que en ese momento dominaba Siria, obligándole a retirarse a su territorio natural. En 605, Nabucodonosor II sube al trono de Babilonia tras morir su padre. Las campañas punitivas contra diversos territorios continúan: el 16 de marzo de 597 Jerusalén es conquistada y su rey Joaquín deportado a Babilonia junto a 3.000 judíos. Su sucesor, un hombre impuesto por Nabucodonosor, Sedecías, se subleva en el 589, animado por la presencia de ejércitos egipcios en la zona; las tropas babilónicas toman de nuevo Jerusalén el 29 de julio de 587. Sedecías ve como sus hijos son ajusticiados y es llevado, cargado de cadenas y acompañado de miles de judíos, a Babilonia. Comienza así la Cautividad de Babilonia , narrada en Reyes, Crónicas o Jeremías.
La imagen de Nabucodonosor en las fuentes mesopotámicas y en las bíblicas es muy distinta: en el libro de Daniel se recogen diversos pasajes en que este rey sufre presagios adversos, incluyendo pasajes de locura. Dado que el libro de Daniel es tardío (s. II a. C.), se cree que no se atiene a la veracidad histórica y que puede mezclar a Nabucodonosor II con su sucesor Nabónido, que sí estuvo apartado del trono durante varios años durante los que moró en el desierto, explicando así ese supuesto acceso de locura, que ha pasado ampliamente a la tradición occidental: se supone que durante siete años el rey viviría como un animal, caminando a cuatro patas. Daniel, 4 24 … esta es la interpretación, oh rey, y la sentencia del Altísimo, que ha venido sobre mi señor el rey:!!! 25 Que te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba del campo te apacentarán como a los bueyes, y con el rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres, y que lo da a quien él quiere.!!! 26 Y en cuanto a la orden de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, significa que tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el cielo gobierna.!!! 27 Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: tus pecados redime con justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias para con los oprimidos, pues tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad.!!! 28 Todo esto vino sobre el rey Nabucodonosor.
A la muerte de Nabucodonosor II en 562 se suceden rápidamente varios reyes: su hijo, a quien depuso su propio cuñado, que murió en 556, sucedido por su joven hijo Labashki-Marduk, quien es asesinado por un grupo de conspiradores pocos meses después; estos eligen a uno de ellos, Nabu-na id (Nabónides) como rey de Babilonia. Rey extraño por su comportamiento, tras la caída del reino a manos de los persas fue acusado de todo tipo de comportamientos siniestros, en buena medida para congraciarse con los nuevos dueños de la situación. Entre otros asuntos, parece que sentía especial adoración por el dios Sin en lugar de la deidad nacional Marduk, lo que no gustó a la población. Promovió la búsqueda de objetos e inscripciones antiguas relacionadas con el viejo dios Sin, lo que provocó acumulaciones de piezas de épocas muy distintas que luego llamaron la atención de los arqueólogos. Aliándose con los persas aqueménidas, promovió que éstos se enfrentaran a los medos (ambos pueblos indoeuropeos muy relacionados entre sí), lo que concluyó con la clara victoria persa. Ciro, rey de Persia, fue ampliando notablemente su imperio, amenazando el territorio babilonio. Nabónides, ausente de la capital durante largos años, por motivos desconocidos, había cedido el trono a su hijo Bel-sharra-usur (Belsasar), pero ninguno de los dos era apreciado por la población. En 539, las tropas de Ciro conquistaron Babilonia, y éste se congració con sus habitantes al respetar sus costumbres, restituir dioses antaño robados por los medos y adorar a Marduk.
En 530 muere Ciro, a quien sucede su hijo Cambises, quien fallece sólo ocho años después. A este hecho sucede una época de inestabilidad. Darío se hace con el trono, pero aunque de sangre real no es aceptado por todos. Se producen rebeliones en diferentes lugares, algunas de las cuales son encabezadas por gentes que se dicen descendientes de Nabucodonosor, desde Babilonia. En la famosa inscripción trilingüe de Behistún, que tanto sirvió para descifrar el cuneiforme, Darío narra cómo un tal Nidintu-Be se había presentado como Nabucodonosor, hijo de Nabónides , apoderándose de Babilonia, hasta ser vencido y ejecutado. Hacia el 520 Darío consigue eliminar a los falsos pretendientes al trono babilonio y consigue pacificar el territorio. A imitación del modelo asirio, multiplica el número de distritos y reduce el poder de los gobernadores (llamados sátrapas). Se organizaron rutas y correos estables y se unificó la ley y se impuso una moneda única, el dárico de oro (8,4 gr). Hasta su muerte en 486 el imperio permanecerá tranquilo.
El reinado de su sucesor, Jerjes, se inicia con una (cómo no…) revuelta en Babilonia, sólo cuatro años después de ser coronado (482). Fue una vez más sofocada, como las otras, pero la incorporación de Babilonia a un imperio como el persa, verdaderamente grande, marca el inicio de su declive. Hasta ahora había sido una de las regiones principales de cualquiera de los reinos que se habían sucedido, pero ahora es sólo una pequeña provincia, con mucha historia y cierta riqueza agrícola, aunque lejos de los centros de poder. La larga lucha de los persas contra los griegos no favorece esta situación, y los 150 años que median entre la subida al trono de Jerjes y la conquista de Alejandro son pobres en menciones de este territorio. Se hacen pocas obras, apenas se construye nada nuevo… Las ciudades como Ur, Kish o Uruk prosperan en lo comercial, pero caen en la rutina. Mejor es eso que la situación del norte: el núcleo asirio, devastado por los persas a finales del s. VII, jamás se recupera: cuando Jenofonte, al frente de sus 10.000 guerreros, vuelve hacia Grecia y pasa junto a Nínive y Nimrud, sólo ve sus ruinas, abandonadas y de nombre ya caído en el olvido. Además, las nuevas rutas principales de los persas discurren más al norte, al pie de los Zagros, dejando a Mesopotamia fuera del trasiego de gentes y mercancías. Comienzan crisis inflacionistas y de deudas, en unas ciudades ahora pobladas por gentes de diversas procedencias y sin personalidad propia.
El 1 de octubre de 331, Alejandro III de Macedonia derrota a los persas en Gaugamela y el imperio se desmorona. Ocho años después, el joven rey morirá, probablemente de malaria, en Babilonia. Mesopotamia entra así en la esfera griega a través de los sucesores de Alejandro, los Seleúcidas (por Seleuco, uno de sus generales). Durante los cuarenta años siguientes a la muerte de Alejandro los Diadocos, esos generales que le suceden repartiéndose el imperio, pelean entre sí para evitar la supremacía de cualquiera de ellos. Poco a poco los sucesores de Seleuco fueron perdiendo el control del antiguo imperio persa a manos de otros pueblos, especialmente los partos, quienes conquistan Babilonia el 126 a. C. En el 63 a. C. el último de los Seleucidas es derrotado por los romanos, quienes le arrebatan su último reducto en el norte de Siria. Desde la conquista de Alejandro se fundan numerosas ciudades de espíritu griego, que contribuyen a occidentalizar este territorio. Así, Antioco IV construye en Babilonia un teatro y un gimnasio, pero la fundación en las cercanías de Seleucia del Tigris había despoblado la antigua capital. Cuando Septimio Severo, emperador de Roma, visite la ciudad en el s. II d. C., la hallará deshabitada.
Seleuco I Nicátor
Moneda de Antioco IV Epifanes Jinete catafracto parto