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¿Deben los cristianos amar a los malvados? Tanto en iglesias como en algunas publicaciones se nos dice que los cristianos deben de amar a todo el mundo, especialmente a los que son “menos afortunados que nosotros”. A menudo en ese entrecomillado de desafortunados se incluye no solo a pobres e incapacitados, sino a delincuentes y degenerados, incluso a los enemigos de los cristianos. Se nos dice que no importa lo que una persona sea, o lo que haya hecho, debamos amarle. ¿Es este un concepto bíblico? o ¿Se les está dando a los cristianos un concepto equivocado en un tema de tal importancia como lo es este? Coged vuestras Biblias y leed conmigo mientras encontramos la respuesta a dicha cuestión, “¿Deben los cristianos amar a los malvados?” Hoy en día la respuesta más común a esa pregunta sería un “Si. Se supone que los cristianos tienen que amar a todo el mundo”. Si se hiciese un cuestionario sobre a qué autoridad se debe tal mandamiento la mayoría dirían que 'a la Biblia', o podrían también decir a Jesucristo. Algunos insisten en que los cristianos no solo debemos de amar a todo el mundo, sino que debemos además ayudar, a naciones que han sido objeto del derramamiento de sangre de un gran número de hermanos cristianos. Para justificar tal hecho se suele citar Romanos 12:20 “Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer.” Con esa frase y otras similares a las que miles de cristianos desconocidos han dado el visto bueno, millones de toneladas de nuestro grano son enviadas hacia gobiernos comunistas. Gran parte de ese grano es convertido en alcohol que servirá como combustible para misiles, pero muchos cristianos no tienen ni la menor idea de esto. Creen que ese grano se usará para alimentar al pueblo.
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En estos últimos años, y a medida que nuestra propia economía ha ido empeorando, con el consiguiente aumento del desempleo, la oposición a enviar ayuda al extranjero, especialmente a países comunistas, ha incrementado. En cualquier caso, muchos pastores evangélicos defienden la ayuda a países comunistas debido a como interpretan el pasaje citado anteriormente (Romanos 12;20). Algunos se oponen incluso al armamento de nuestra nación como medida de defensa contra nuestros enemigos, y al armamento de nuestros ciudadanos para su defensa personal, citando parte del verso 17 de ese mismo capítulo, “No paguéis a nadie mal por mal”, y como colofón a esto van y te dicen, “Debemos de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos”. ¿Es esta una doctrina basada en la Biblia, el que debamos amar y perdonar y quizás ayudar al delincuente, al degenerado, e incluso a los que en un momento dado nos destruirían? o ¿Somos cristianos mal informados por un uso erróneo o una falsa interpretación de estos pasajes bíblicos? Coged vuestras Biblias y veamos detalladamente estos y otros pasajes más, para determinar qué es lo que realmente debemos hacer, cómo exactamente, debemos actuar hacia los malvados y enemigos del Cristianismo, puesto que este es un tema de vital importancia para el futuro bienestar de los cristianos y de esta nación. Id conmigo a Mateo 6. Este capítulo es el del “Sermón de Jesús en el Monte” el cual se usa a veces para convencer a los cristianos de que deben perdonar el mal hecho bajo cualquier circunstancia. En Mateo 6:14-15,
Jesús dice, “Porque si perdonareis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial. Mas si no perdonareis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.” Sin una explicación adicional, esto parece decir que antes de que los cristianos puedan recibir la gracia y misericordia de Dios, ellos deben primero perdonar a todo el mundo por todos sus pecados. Por si esto no fuera suficiente, Lucas 17:3-4 se cita a veces para convencernos de que debemos de perdonar más de una vez. “Mirad por vosotros: si pecare contra ti tu hermano, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale. Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día se volviere a ti, diciendo, pésame, perdónale.” Y si estas veces tampoco son suficientes, entonces pueden citar Mateo 18:21-22, “Entonces Pedro, llegándose a él, dijo: Señor, ¿Cuántas veces perdonaré a mi hermano que pecare contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dice: No te digo hasta siete, mas aun hasta setenta veces siete.” Religiosos liberales y escritores de publicaciones seculares dicen, “Bueno, se supone que los cristianos tienen que perdonar a todo el mundo una y otra vez.”. De cualquier manera, no han tomado en cuenta a quienes es que los cristianos deben perdonar e ignoran completamente que el perdón se requiere solo cuando ciertas circunstancias específicas prevalecen. Examinemos esos pasajes con más detalle y descubramos qué es lo que Jesús quería enseñar. Creo que veréis que es muy distinto a lo que las iglesias liberales y los seculares propagandistas dicen que es. La persona que hemos de perdonar, se ve claramente en Lucas 17:3 en las propias palabras de Jesús, “...si pecare contra ti tu
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hermano...”, y después más tarde Él dice, “perdónale”. El sujeto que buscamos, está ahí delante de nosotros en la pregunta misma de Pedro en Mateo 18:21, “Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que pecare contra mí...?” Ambos, Jesús y Pedro estaban hablando de otros hermanos cristianos, y no de los nocreyentes. La palabra “hermano” se usa en el Nuevo Testamento casi 100 veces y excepto por los casos donde se habla de hermanos de sangre (como hijos de la misma madre), siempre se referirá a los creyentes en Cristo Jesús. Tanto nuestros enemigos como los pastores citados anteriormente, que afirman que Jesús enseñó que los cristianos deben perdonar a los no-creyentes sus transgresiones, están enseñando una falsa versión de la verdad. Excepto por esos pasajes en donde a emparentados por sangre se refiere, las palabras “hermano” y “hermanos” siempre se refiere a seguidores de Jesucristo en el Nuevo Testamento. Estas no se aplican a los que no son cristianos. Por añadidura, estos pasajes no son un 'mandato absoluto' en cuanto a eso de que haya que perdonar bajo todas circunstancias incluso, a nuestros hermanos cristianos. Hay algo claramente implícito en ambos pasajes que dicho hermano debe hacer, y esa palabra es “¡Arrepentirse!” Jesús dijo de este hermano, “y si se arrepintiere, perdónale.” (Lucas 17:3). En el verso 4, Jesús dijo que si el hermano decía 7 veces en un día, me arrepiento entonces el Cristiano debía de perdonarle 7 veces. Jesús no enseño tal tontería de que si alguien peca contra ti porque sí, tú debes perdonarle. El sólo hablaba de compañeros cristianos, y el perdón se requería solo en el caso de que el que había errado se arrepintiera de su transgresión contra el otro. En Mateo 18 Jesús no usa la palabra “arrepentir” como respuesta a la pregunta de Pedro. En cualquier caso, está claramente implícito en la enseñanza que precede a su pregunta y que obviamente salió de Pedro. Los tres versos que incitan a esa pregunta son los versos 15-17. Leedlos conmigo, y después os preguntaré algo. Verso 15: “Por tanto, si tu hermano pecare contra ti, ve, y redargúyele entre ti y el solo: si te oyere, has ganado a tu
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hermano” (Mateo 18:15). Esta instrucción es para un cristiano que ha hecho mal, cosa que se ve claramente y el que ha hecho el daño en este pasaje es también un hermano en Cristo. Entonces Jesús dice, “Mas si no te oyere, toma aún contigo uno ó dos, para que en boca de dos ó de tres testigos conste toda palabra.” (Mateo 18:16). Ya que Jesús usa la frase “pecare contra ti” ciertamente quiere decir que el otro hermano es el que ha pecado. Por tanto cuando Él usa la frase “mas si no te oyere” El obviamente nos está diciendo “si él no admite su error y se arrepiente”, aunque Jesús no use la palabra “arrepiente” aquí. Después de haber ido con tu hermano cristiano ante uno o dos testigos si el aún no reconoce su falta, Jesús nos ordena en el verso 17: “Y si no oyere a ellos, dilo a la iglesia: y si no oyere a la iglesia,” - entonces perdónale en cualquier caso porque después de todo tu eres cristiano. Vaya, vaya, Jesús no nos dijo esto, ¿a que no? ¡Pues no! Jesús dijo que si este hermano Cristiano que había pecado contra ti se negaba a admitir su error y se arrepentía incluso después de habérselo dicho a la iglesia, entonces: “tenle por étnico y publicano.” (Mateo 18:17). ¿No nos dice esto algo? Se nos está diciendo de todas y variadas maneras que nosotros los cristianos debemos perdonar a todos por cualquier cosa que se haga en nuestra contra por mala que sea. Aún así, Jesús nos dijo que no debemos perdonar ni siquiera a un hermano en la fe si este se niega a reconocer su error y se arrepiente. Ciertamente, no estamos más obligados a perdonar los pecados de un no-creyente que los de un cristiano. Pablo usa una palabra aún más fuerte que hermanos en su carta a Tito, una palabra que rara vez se oye en el ámbito de la Cristiandad de hoy. Tito 3:10-11: “Rehusa hombre hereje, después de una y otra amonestación; Estando cierto que el tal es trastornado, y peca, siendo condenado de su propio juicio.” Y por supuesto, el conocido pasaje en 2 Corintios 6:14.16 que comienza: “No os juntéis en yugo con los infieles: porque ¿qué compañía tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? En
el verso 15 se llama infieles a los que no creen. Esta es otra palabra que uno raramente oye hoy en día aunque nuestra tierra está repleta de ellos. Hemos mencionado solo algunos de los pasajes del Nuevo Testamento que nos ordenan el no tener relación alguna con herejes, no-creyentes y anti-cristianos. A pesar de ello, todo esto es enseñado habitualmente en muchas iglesias y por muchos pastores, y por supuesto también por nuestros enemigos, contra los cuales nosotros los cristianos no debemos hablar, u oponernos, o evitar relacionarnos con ellos, sino que en lugar de esto tenemos que amarles, perdonarles cuando pequen contra cristianos, e incluso ayudarles en sus nefastas andanzas. ¿Os estáis dando cuenta de lo que esta falsa doctrina de amar a todo el mundo y perdonar a pecadores que para nada se arrepienten nos ha ocasionado? Nos ha enseñado a tolerar todo tipo de males y maleantes. En lugar de esto deberíamos actuar como nuestros hermanos antepasados los cuales no toleraban el pecado a cara descubierta en su comunidad, y que castigaban a los malhechores, y echaban a los pecadores empedernidos que no tenían la más mínima intención de arrepentirse, de su comunidad de manera que no hiriesen o destruyesen a otros cristianos. Se nos ha condicionado a no reaccionar ante el flagrante pecado. Nos aguantamos con ello y hacemos acto de tolerancia, aprobación y justificación de todo tipo de pecado y pecadores en nuestras vecindades, en nuestras ciudades, en nuestros estados y por consiguiente en nuestra nación porque se nos ha engañado convenciéndonos de que arrancar de raíz a malvados y maleantes y echarles de nuestra tierra no es un comportamiento Cristiano. Se nos ha hecho creer que debemos amarlos y perdonarlos en lugar de odiarlos y deportarlos, y todo otro tipo de idioteces que provienen de la falta de entendimiento a las verdaderas enseñanzas de Jesucristo. Nuestra nación está siendo destruida por falta de conocimiento: por falta de conocimiento de lo que la Cristiandad verdaderamente es.
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Durante los últimos 20 años en esta nación (y especialmente en los últimos 10) un número de pastores han promovido el llamamiento para “volver a la nación hacia Dios”. Claman contra el aborto contra la pornografía, películas sucias y demás. Los cristianos están respondiendo por los millones, que están buscando respuestas a nuestros crecientes problemas de corrupción y maldad en nuestra tierra. ¿Qué está pasando? Bien, prácticamente nada. Por la sencilla razón de ya que los pastores tienen ahora más dinero para llegar a más programas de radio y televisión para ensañarse contra el pecado, ellos siguen dejando a sus oyentes cristianos con la falsa doctrina de que no deben tomar medidas físicas contra los malhechores y lo único que hacen es predicar esperando que de esta sencilla manera los malhechores reparen sus faltas. Una frase que se usa una y otra vez es, “Debemos odiar el pecado y amar al pecador”. Nuestros antepasados cristianos siglos atrás obedecían el verdadero evangelio de Jesucristo. Amaban a sus hermanos en la fe, sus hermanos cristianos, pero no a los no-creyentes malhechores, y frenaban a los anti-cristianos y nocreyentes para evitar que corrompieran sus tierras y su gente. En el siglo XVII cuando los primeros cristianos se asentaron en este continente, ni siquiera se permitía a los no-cristianos vivir en sus colonias. Hombres y mujeres que cometían actos de maldad en contra del pueblo eran castigados y si no se arrepentían y corregían su conducta se les echaba, exiliaba, o borraba de la comunidad cristiana (ecclesia) y se les amonestaba de no volver. Incluso en este país hasta hace algo menos de 60 años, era una práctica común por las autoridades de la ley el tomar algunos delincuentes y malhechores y acompañarles hasta los bordes limítrofes de la comunidad o de la ciudad diciéndoles que se marchasen. Yo sé personalmente que esto se hacía en muchas ciudades bastante después de la 2ª Guerra Mundial. A dichas autoridades ¿Se las puede considerar malvadas de alguna manera por hacer estas cosas? ¡No! Estaban protegiendo a sus habitantes del mal, no echándose sobre anti-crísticos, asesinos, sa1017es.doc
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ladrones, sodomitas y violadores. Estos mismos antepasados nuestros, que citaban las leyes de Dios para el castigo de los malhechores, ejecutaban asesinos y violadores y castigaban a aquellos que podrían destruir la moral de sus hijos. Tan recientemente como 30 años atrás, era común aún oír del arresto de alguien por “corromper la moral de un menor”. ¿Quién oye algo de esto ahora? Al revés, traficantes de droga, publicaciones y distribuidores de pornografía, los que hacen películas sucias, los pervertidos sexuales y los blasfemos se han ido haciendo dueños de nuestra tierra. Corrompen las mentes de millones de niños cada año, destruyendo su moral y por consiguiente sus vidas, todo ello sin castigo alguno. Si los cristianos realmente se molestan y quieren hacer algo he aquí que viene el clero y los propagandistas para recordarnos suavemente, que después de todo, los cristianos no deben juzgar; los cristianos deben de odiar el pecado, pero amar al pecador. Y los cristianos deben perdonar, perdonar y perdonar. Así que los malvados prosperan. La verdad ya no anda en las calles, y el mal gobierna en nuestra tierra. Culpamos a los delincuentes y maleantes por ello, pero ¿Quién es realmente el culpable? ¿No son los cristianos que han abdicado de sus responsabilidades hacia Jesús, hacia su país y sus hijos? Después de todo, son los cristianos los que deben de ser una luz para el mundo, y no los nocreyentes. Son los cristianos los que deben establecer una sociedad de manera que sea como una luz en lo alto del monte para que todos los hombres puedan verla. Son los cristianos los que deben ser testigos de las justas e inmutables leyes de Dios. En ninguna parte de la Sagrada Palabra de Dios ha encargado El a los infieles que establezcan una nación justa. Siempre y para siempre, Su Palabra es para el creyente, el seguidor de Jesucristo. Sé que es una tragedia humana el culpar a otro de nuestras dificultades. Vosotras esposas, sabéis con qué facilidad los maridos echamos la culpa a nuestras mujeres por los problemas en casa. Esa es una característica de la humanidad. Sin embargo, no debe de ser una
característica cristiana. Nuestros antepasados aceptaban sus responsabilidades cristianas, y sentaron valores Cristianos en esta tierra bendita por la mano de Dios. Ahora, hemos abdicado nuestras responsabilidades, incluso hemos dejado nuestra nación en manos de los nocreyentes con sus métodos, en lugar de insistir en que esta nación siga los dictados y mandatos de Jesucristo. Si, nosotros los cristianos tenemos la culpa del lamentable y peligroso estado en el que nos encontramos y si tenemos la culpa de nuestra presente condición, entonces quizás necesitemos arrepentirnos de nuestros errores y enmendar nuestra actitud, y obedecer a Jesucristo. Quizás necesitemos aceptar nuestras responsabilidades cristianas de nuevo, y orar y trabajar y creer tal y como nuestros antepasados creían, oraban y trabajaban para hacer de esta una nación cristiana, tal y como esperaban que nosotros lo hiciésemos después; ser una luz para las otras naciones del mundo. Esa luz está extinguiéndose rápidamente. Necesita ser avivada, sino el mundo entero se envolverá en la oscuridad. No podemos reavivar esta luz a menos que nos volvamos completamente hacia Jesucristo. Antes de continuar con cómo debería ser nuestra relación hacia los malvados, quiero leer algunos pasajes en el Nuevo Testamento donde se usa la palabra “hermano”. Esto va especialmente dirigido a los nuevos cristianos que podrían aún pensar que su 'hermano' es su “compañero humano” en lugar de su compañero cristiano. Hay un recuento de estos pasajes en el Nuevo Testamento. Leeré solo algunos de ellos. Jesús usaba el término “hermanos” en Mateo 12, cuando El preguntó “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?” Su respuesta fue el señalar a sus discípulos y decir, “He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos, es mi hermano, y hermana, y madre.” Eso es en Mateo 12 versos 48-50, y se repite en Marcos 3 versos 33-35. En el libro de Hechos 9:17 y 22:13, vemos que Saulo, que perseguía a los cristianos, era llamado “hermano” Saulo inmediatamente después de su conversión. En
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Romanos 14 la palabra “hermano” se usa 5 veces haciendo referencia a un compañero creyente. En 1 Corintios 2:1, Pablo se dirige a un trabajador Cristiano como “Sosthenes, nuestro hermano.” En 2 Corintios 1.1, Pablo escribe de Timoteo, “el hermano.” Timoteo no era hermano de sangre de Pablo. Así como Sosthenes, Timoteo era un compañero creyente en Jesús. En el capítulo 2:13, Pablo llama a Tito, “mi hermano.” De nuevo la palabra “hermano” significa “compañero Cristiano”. En el capítulo 8:18, Pablo escribe de la misma forma sobre alguien del cual no nos dice su nombre, “Y enviamos juntamente con él al hermano cuya alabanza en el evangelio es por todas las iglesias.” No se da otra identificación del hombre aparte de la de hermano. ¿Porqué era él un hermano? Porque su deleite estaba en el evangelio. Era un creyente cristiano. En el verso 23, Pablo usa el término “hermanos”. Como en todos los otros lugares en el Nuevo Testamento se refiere a compañeros creyentes. “Hermano”, “Hermanos” se usan un gran número de veces en el Nuevo Testamento. Leeremos algunos más adelante cuando hablemos del mandato de amar a nuestro hermano. Deberíais buscar la palabra “hermano” en vuestras concordancias y leer las referencias. La palabra “hermano” se usa solo para dos cosas: para un hermano de “sangre”, o para un compañero Cristiano. Jamás se usa en el Nuevo Testamento para denominar a un no-creyente. No dejéis que nadie os engañe diciéndoos que cristianos y no-creyentes son hermanos. La Biblia en absoluto dice esto. Algunos podrían preguntar, “Pero Pastor Emry, ¿No se nos ha encomendado a los cristianos que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos? La respuesta es, “Si, por supuesto”. En cualquier caso, ¿Quién es nuestro prójimo? Bien, esto también está claramente expuesto en el Nuevo Testamento y lo leeremos más tarde, si Dios quiere. Encontraremos que de la misma manera que no todo el mundo es nuestro hermano, tampoco todo el mundo es “nuestro prójimo”. Incluso si son vecinos, o viven en el país más cercano.
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Vecinos La Sagrada Palabra de Dios dice a los cristianos que deben amar a sus semejantes como a sí mismos. Jesús nos lo dio como mandamiento en Mateo 19:19 y Mateo 22:39, y ambos Pablo y Santiago lo repetían en sus epístolas. Pero, ¿Quiere ese mandamiento realmente decir que los Cristianos deben amar a aquellos que se ajustan a la definición bíblica de malvado? ¿Deben los cristianos amar a los pecadores empedernidos que continuamente cometen pecados y maldades y para nada se arrepienten? La respuesta es, “¡NO!”; los cristianos no deben hacer tal cosa. De hecho, el perdón se requería sólo si tu hermano se arrepentía de su error. En lugar de esto, hoy cuando los cristianos hablan contra el pecado y la iniquidad en nuestra tierra sugiriendo que los delincuentes deberían ser castigados, a menudo se les dice, “Pero bueno, no deberías de tener esos sentimientos, deberías de perdonarles; después de todo, si eres cristiano, debes amar y perdonar”. Después van y sueltan algo relacionado con amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, y así los cristianos son silenciados para su vergüenza como si ellos fuesen los que están haciendo mal en lugar del delincuente. Aunque la mayoría de ellos saben que Dios Todopoderoso ordenó en Su Ley que Su pueblo ejecutase a asesinos y violadores, y requerir de los ladrones del doble al quíntuple, no al gobierno a modo de penalización sino directamente a la víctima en dinero y bienes. Esta 'filosofía de amar-y-perdonar' la cual ha sido suave pero insistentemente inculcada en las mentes de la mayoría de los cristianos ha cohibido a estos el hablar por obediencia a las leyes de Dios. Se les ha condicionado a reaccionar a la ‘filosofía del amar’ en lugar de a las leyes bíblicas. En un momento miraremos quién exactamente es nuestro “prójimo”, y a quién se supone que debemos de amar como a nosotros mismos. Quizás podamos incluso descubrir quién es nuestro prójimo en la Biblia; puede que no sea cualquiera. Justo como la palabra
“hermano”, puede que la palabra “prójimo” solo se ajuste a ciertas personas. Tengo un artículo, que fue publicado en un periódico de Arizona hace varios años, titulado, “Ojo por Ojo, Vida por Vida”. Este fue escrito después de una serie de entrevistas a familiares de personas que habían sido asesinadas en Arizona. El que escribía estaba de alguna manera asombrado al descubrir que casi todos los familiares de las víctimas querían a los asesinos muertos. La propaganda de 'anti-pena' capital parece funcionar para la mayoría de la población la mayor parte del tiempo; pero cuando alguien a quien se ama, es asesinado, la propaganda se va a la porra y los que aún viven quieren al asesino ejecutado. En algunos casos dicen que ellos mismos dispararían de buen grado al asesino, o presionarían el botón para electrocutarle, o lo que sea que hubiese que hacer para matarle. Una mujer, cuya única hija fue violada y después asesinada, dijo “Creo firmemente que la pena de muerte debería ser reforzada. Pienso que la ley lleva demasiado tiempo siendo permisiva. Cualquier persona que esté en contra de la pena capital debería de ponerse en nuestro lugar”. Otras víctimas muestran sentimientos similares. Nosotros, hemos publicado este extenso artículo y añadido al final 37 versos de 7 pasajes diferentes de los libros de La Ley que indican claramente en la Biblia la pena capital como ley para el pueblo de Dios. Recientemente hablé con un abogado de distrito en otro estado que leía al jurado la Ley de Dios en la ejecución de asesinos. Después del encontrar al hombre culpable el jurado recomendaba al juez que sentenciase al hombre a muerte, lo cual el juez llevaba a cabo. Ese abogado de distrito me dijo que creía que fue la lectura de La Ley en la Biblia al jurado lo que había llevado a la sentencia de muerte. Es verdad, que a pesar de la propaganda al contrario, mucha de nuestra gente, tanto en el gobierno como en otros ámbitos, quieren ver la Ley de la Biblia cumplida. De acuerdo, ¿Qué hay sobre eso de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos? Id buscando
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Mateo 19 y leeremos este pasaje y otros relativos a nuestro prójimo para darnos cuenta de dos cosas. Primero: ¿Cómo podemos cumplir el mandato de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos? Y, segundo: ¿Quién es exactamente nuestro prójimo de acuerdo con este verso? En Mateo 19, un hombre vino hacia Jesús y preguntó en el verso 16, “Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?” Parte de la respuesta de Jesús fue, “Si tu quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.” El hombre entonces preguntó, “¿Cuáles?”, a lo cual Jesús contestó, “No matarás, no adulterarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo.” La mayoría de los cristianos reconocen los cinco primeros mandamientos de esos diez, así como el sexto, séptimo, octavo, noveno en ese orden. Aún así muchos piensan que esa última frase, “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” fue añadido por Jesús. Eso no es así. Ello viene de los Diez Mandamientos originales en el Antiguo Testamento, y te lo mostraré en un momentito. Ve a Mateo 22; aquí Jesús puso mucho más énfasis en el mandamiento de amar a nuestro prójimo, haciéndolo parecer más importante que los seis últimos de los Diez Mandamientos originales. Aquí, en el verso 36 de Mateo 22, a Jesús le preguntaron, “Maestro, ¿cuál es el mandamiento grande en La Ley?” Jesús contesto, “Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente. Este es el primero y el grande mandamiento.” (Mateo 22:37-38) Pero Jesús no paró ahí, sino que continuó diciendo: “Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.” (Mateo 22:39-40). Para ayudarnos a entender lo que Jesús quiso decir, al parecer estar diciendo solo dos mandamientos en lugar de diez, buscad Los Diez Mandamientos en Éxodo 20. Veréis que los Diez Mandamientos son de dos tipos. Los cuatro primeros hacen referencia a la relación del hombre con Dios. Los cuatro primeros son: 1) No, otros dioses; 2) No, a la adoración de imágenes talladas;3) No tomar el nombre de Dios en vano; y 4) sa1017es.doc
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Recordad el día de descanso (día del Shabbat) como un día consagrado al Señor. Esos cuatro tienen que ver con Dios y el hombre. El resto con las relaciones entre los hombres. 5) “Honra a tu padre y a tu madre.” 6) “No matarás”. 7) “No cometerás adulterio.” 8) “No hurtarás.” 9) “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio”, y 10) “No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni a cosa alguna de tu prójimo.” Ahora bien, leyendo esos Diez Mandamientos vemos que cuando Jesús dio solo dos mandamientos, lo que realmente estaba haciendo era condensar los otros Diez en dos frases: Los cuatro primeros que establecen cual debe ser nuestra relación con Dios, el los resumió diciendo: “Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma y de toda tu mente”. Para que el hombre pueda cumplir con todas estas cosas, ciertamente no puede tener otros dioses, ni imágenes talladas, ni usar el nombre de Dios en vano, ni profanar el Shabbat de Dios. Los últimos seis mandamientos, que tienen que ver con el bien que debemos hacer a nuestro prójimo, Jesús resumió así: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Con eso quería decir que para amar verdaderamente a nuestro prójimo como a nosotros mismos, deberíamos de honrar a nuestro padre y a nuestra madre, no asesinar, no cometer adulterio, no robar, no levantar falso testimonio contra nuestro prójimo y ciertamente no codiciar a la mujer de tu prójimo así como ninguna de sus posesiones. Jesús no estaba dando de lado ninguno de los Diez Mandamientos; los estaba verificando totalmente. Lo que El hizo fue simplemente condensarlos en dos frases, una por cada subdivisión del total. Después cuando El añadió, “De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas,” El obviamente se refería a que en estas dos subdivisiones de los Diez Mandamientos se hayan comprendidas toda La Ley y los profetas. Y por supuesto así es. Las otras dos partes de La Ley en los libros de Moisés, los estatutos y los preceptos, están todos basados, es decir, reposan sobre los diez
originales. Además, todos los mensajes de los profetas que llegaron a Israel estaban basados esos mismos Diez Mandamientos, ya que todos ellos traían un único mensaje: ¡Obedeced las Leyes de Dios! Es obvio que muchos en la Cristiandad han sido engañados y por tanto creen que de alguna manera Jesús estaba poniendo a un lado los Diez Mandamientos originales, e instituyendo en lugar de ellos una nueva ley 'esotérica', englobada en la frase, “Todo lo que tienes que hacer es amar a Jesús, y amar a tus compañeros los hombres”; porque esa es en suma la esencia de gran parte de la predicación que oímos hoy en día. Raramente oímos el clamor de los antiguos profetas de Israel a su pueblo: “Cambiad vuestras malas acciones, cambiad vuestras transgresiones, cambiad y obedeced los Sagrados Mandamientos de Dios.” En lugar de eso, oímos sin cesar cuanto tenemos que amar a Jesús, cuan “llenos del Espíritu” debemos estar y cuanto debemos amar a pecadores, a malvados y a todos los injustos. Este tipo de predicación moderna ha hecho creer a muchos que sólo con sentir cierta ensoñación y apego emocional hacia Jesús y todos los demás seres humanos, será suficiente para cumplir el mandamiento de Jesús de “Amad a Dios y a vuestro prójimo como a vosotros mismos.” No se les ha dicho ni han descubierto por su propia cuenta, que si verdaderamente amasen a Jesús obedecerían Sus mandamientos. Jesús dijo en Juan 14:15, “Si me amáis, guardad mis mandamientos.” En 1 Juan 2; 3-4, “Y en esto sabemos que nosotros le hemos conocido, si guardamos sus mandamientos. El que dice, Yo le he conocido, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y no hay verdad en el…” Juan escribió en 1 Juan 5:3, “Porque este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos.” Eso parece decirnos que el que profesa ser un cristiano que ama a Jesús pero se niega a obedecer los mandamientos de Dios no es cristiano. Por tanto, los cristianos deberían saber que para amar verdaderamente a su prójimo deberían de obedecer los Página 5
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mandamientos divinos que Él ha dispuesto para las relaciones con nuestro prójimo. Eso significa, que deberían honrar a su padre y a su madre cuidando de ellos cuando son ancianos y no esperar que los demás tengan que hacerlo por medio de los “servicios sociales”. Eso significa que no deberían matar a su prójimo, ni directamente, ni por medio de pesticidas, ni por medio de radiaciones, ni por abandono. Eso significa que no deberían robarle, ni evitando días de trabajo cuando se es empleado, ni pagando sueldos ridículos cuando son los jefes, ni cobrando precios exorbitantes por su mercancía si venden, ni por usura en caso de deudas, ni por ningún otro de los miles de métodos que se usan actualmente para poder robar a nuestro prójimo. Ellos deberían por supuesto, no mentir sobre él, ni tampoco criticarle a sus espaldas, difundir rumores, falso testimonio, murmuraciones y demás; y por supuesto no deberían codiciar a la mujer de su prójimo, ni nada de lo que a él pertenece. Esta última merece mención especial, porque actualmente millones de cristianos, a los que nunca se les ocurriría robar directamente por su propia mano, permiten que el robo se haga en su nombre. ¿Cómo lo hacen? Bien, permitiendo que sus propios representantes elegidos por ellos mismos tomen el dinero que su prójimo ha ganado con el sudor de su frente, a la fuerza. Por añadidura, estos aprueban todo tipo de leyes injustas y onerosas impuestas sobre su prójimo mediante servicios públicos todos bajo el pretexto de estar ayudando o protegiendo a alguien más. Ellos piensan por error que esto es la evidencia de lo que ellos creen que es amor. No se dan cuenta de que su 'endeble' concepto de lo que es amar al prójimo está en realidad perjudicando gravemente a su prójimo. Si su relación con el prójimo estuviese fundamentada en los seis últimos mandamientos, conceptos infalibles de Dios sobre cómo debemos amar a nuestro prójimo, no le harían daño en manera alguna. En lugar de eso, le harían bien. Si realmente amasen a su prójimo en verdad, más que en palabras vacías, no solo le tratarían de acuerdo a esos preceptos divinos, sino que orarían por ellos y trabajarían para que esos mismos preceptos divinos pudiesen llegar a ser la ley de nuestra tierra de manera que todos sa1017es.doc
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su
Ahora bien, me doy cuenta de que esto debe aburrir a más de uno de vosotros – realmente, esto no es lo que más le apetece a uno hacer ¿verdad? – tratar a tu prójimo como es debido, no es tan satisfactorio como enviar $10 a un orfanato desconocido de un país lejano. Pero me pregunto cómo es posible que a muchos de nosotros se nos haya engañado hasta tal punto que creamos estar haciendo algún bien a alguien que está tan lejos, mientras permitimos el gran perjuicio que afecta a nuestros propios paisanos en nuestro propio país por ignorar los mandamientos de Jesús. Pensad solamente en el daño que le hacemos a nuestro prójimo al no insistir en que nuestros representantes del gobierno instauren la Ley de Dios. Estamos permitiendo a violadores y asesinos andar a sus anchas, para violar y matar a nuestro prójimo cuando les apetezca. Permitimos el asesinato por aborto de un millón de niños de cada año, mientras que nuestros colegas claman a voces que debemos salvar a las ballenas. Perdemos a otro millón más de nuestros niños dejándolos en manos de traficantes de droga y distribuidores de alcohol cada año, mientras que nosotros predicamos desde nuestros púlpitos que hay que amar a nuestro prójimo. Durante estos últimos años hemos enviado a varios miles de 'hijos de nuestro prójimo' a guerras de países extranjeros sin ni siquiera levantar la voz y decir: “Esto es una violación de las Sagradas Leyes de Dios.” Si amar a nuestro prójimo es obedecer las Leyes de Dios, ver como no estamos amando a nuestro prójimo en la esfera de lo económico. A causa de la falsa enseñanza sobre las Leyes de Dios estamos permitiendo a los prestamistas cobrar intereses sobre demora lo cual está prohibido por Dios, y después mientras los 'buenos' prestamistas van despojando a nuestro prójimo de sus casas, granjas y negocios, lo defendemos y decimos a todos cuanto amamos a Jesús. Pablo escribió en 1 Timoteo 5:8, “Y si alguno no tiene cuidado de los suyos, y mayormente de los de su casa (el margen dice sus propios hijos), la fe negó, y es
peor que un infiel.” (1 Tim 5:8). No ya tan mal como infiel, sino peor. Debido a nuestra violación deliberada de las Leyes de Dios, no estamos dando seguridad y protección a nuestros propios hijos, a nuestros semejantes. A pesar de nuestra profesión de fe en Jesucristo, nuestras acciones demuestran que nuestras palabras están vacías. Somos peor que los infieles que al menos cuidan de los suyos. Si, es bastante fácil el ver como una enseñanza errónea en el tema de amar a los demás puede además malinformar, encubrir la verdad, de que la obediencia a las Leyes de Dios es la base de toda correcta relación humana incluyendo: amar a tu prójimo como a ti mismo. Había pensado en citar las propias palabras de Jesús en el Nuevo Testamento para probar que tu prójimo no es cualquiera, y ciertamente no todo el mundo, pero ya hablaremos de esto mas tarde. Si se nos ha guiado mal debido a doctrinas erróneas sobre quien es nuestro hermano y sobre cómo debemos amar a nuestro prójimo, entonces quizás tengamos algo que aprender sobre como amar a nuestros enemigos también. Quizás podamos incluso reconciliar ese mandamiento con las palabras de Juan en 2 Juan, “Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no le recibáis casa, ni le digáis ¡bienvenido! Porque el que le dice bienvenido, comunica con sus malas obras.” (2 Juan 10,11). Incluso con las del Rey David que escribió en el Salmo 139, “¿No tengo en odio yo, oh, Jehová (Yahweh) a los que te aborrecen, y me conmuevo contra tus enemigos? Aborrézcolos con perfecto odio; Téngolos por enemigos.” (Salmo 139:21,22). Amar a nuestros enemigos No encontraremos ningún pasaje en las escrituras que nos diga de llamar a cualquiera hermano, excepto si es hermano de sangre o compañero Cristiano. El concepto de lo que es llamado “fraternidad entre los hombres”, no se puede considerar una doctrina bíblica; esa es la doctrina de los que destruirían la Cristiandad diluyéndola con otras religiones, corrompiendo a los cristianos con doctrinas paganas y arruinando la pureza de la educación Cristiana y
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que tarde o temprano llegaría incluso a derrumbar un gobierno Cristiano por medio del pensamiento humanista; por leyes de hombres, en lugar de la fe en Jesucristo y las Leyes de Dios. Anteriormente leí pasajes en los que se podía verificar que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, y vimos que este era tanto un mandamiento del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento. También descubrimos que el mandamiento de “amar a tu prójimo como a ti mismo”, es un resumen de los últimos seis mandamientos de los Diez Mandamientos originales, los que tienen que ver con la relación entre los hombres. Jesús resumió los cuatro primeros Mandamientos, los que mandaban a la nación de Israel a tener un solo Dios, en la frase, “Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, de toda tu alma, y de toda tu mente.” (Mateo 22:38). Después cuando El dijo que el segundo mandamiento era, “Amarás a tu prójimo como a ti mismo,” estaba resumiendo los últimos seis mandamientos de los Diez originales, los que se refieren a la relación correcta entre seres humanos. Para amar realmente a nuestro prójimo no debemos matarle; ni cometer adulterio; ni robarle; ni levantar falso testimonio contra él, es decir mentir sobre él; no debemos codiciar a su mujer o cualquiera de sus posesiones, y por supuesto debemos de honrar a nuestros propios padres y madres, por nuestro propio bien y para que no sean una carga para nuestro prójimo. Si obedeciésemos todas esas leyes, no haríamos a nuestro prójimo daño alguno. Le “amaríamos como a nosotros mismos”. Para llegar aún más lejos en cuanto a mostrar la verdad absoluta de este principio bíblico, leeré algunos pasajes en el Nuevo Testamento sobre el cumplimiento de La Ley. Algunos predicadores 'anti-legalistas' como ellos dicen ser, citan estos versos y se atreven a demostrarnos cómo para cumplir La Ley hay que acabar con ella. Antes de que volvamos a la palabra “prójimo”, quiero leer unos versos de la Ley en la Biblia sobre la pena capital: “El que hiere a alguno, haciéndole así morir, él morirá.” (Éxodo 21:12). Aquí está la Ley para los secuestradores:
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“Asimismo el que robare una persona, y la vendiere, o se hallare en sus manos morirá.” (Éxodo 21:16). Dios prohíbe las multas, el encarcelamiento o el pago por indulto de la pena de muerte: “Y no tomaréis por precio la vida del homicida; porque está condenado a muerte: mas indefectiblemente morirá.” Esto está en Números 35:31. El mandamiento “no tomaréis por precio”, se refiere a la práctica común entre los paganos de que un asesino puede pagar una suma de dinero a los familiares de la víctima y ser puesto en libertad. Dios no permite que su gente participe de tales abominables prácticas, sino que ordena que los asesinos sean ejecutados. En Deuteronomio 19 Dios nos dice que nuestro bienestar y seguridad como pueblo requiere que los asesinos sean ejecutados: “No le perdonará tu ojo: y quitarás de Israel la sangre inocente, y te irá bien” (Deuteronomio
verdadero significado. “No debáis a nadie nada, sino amaros unos a otros: porque aquel que ama al otro ha cumplido la Ley.” (ROM 13:8). Si pero, eso no todo: “Porque: no adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y si hay algún otro mandamiento, en esta sentencia se comprende sumariamente: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” (ROM 13:9).
Si lees los dos versos es fácil entender lo que Pablo estaba diciendo, “el que ama a otro cumple la Ley por obediencia”, y entonces enumera lo que los Cristianos deben obedecer= La Ley. Eso es lo que la frase “Porque: ....” se podría parafrasear como “Para hacer esto de amar a tu prójimo, no debes ser adúltero, no debes matar, no debes robar y así sucesivamente... En otras palabras: Obedecerás la Ley”.
19:13).
¿Existe la posibilidad de que la innumerable cantidad de problemas que tenemos en nuestro país hoy en día se deban a nuestra desobediencia a estos y otros mandamientos de Dios Todopoderoso? En el pasado, todas las naciones cristianas ejecutaban a los asesinos. Hoy, debido a la corrupción causada por falsas doctrinas en nuestras naciones ya no se obedece ninguna de las Leyes de Dios. Así pues, sufrimos las consecuencias de la desobediencia. Bien, de vuelta al Nuevo Testamento. Primero leeré Romanos 13:8 y Santiago 2:8 los cuales solían enseñar que toda la Ley que los cristianos deberían obedecer es simplemente amar a todos los hombres. “No debáis a nadie nada, sino amaros unos a otros: porque aquel que ama al otro ha cumplido la Ley.” (Romanos 13:8). “Si en verdad cumplís vosotros la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis” (Santiago 2:8). Por si mismos, estos parecen decir que todo lo que los cristianos deben hacer es tener una especie de apego emocional hacia su prójimo, cierto amor fraternal, y que así ya han hecho todo lo que la Ley de Dios requiere. En cualquier caso, leamos estos versos con otros asociados a ellos y veremos cómo emerge su
Eso es lo que descubrimos anteriormente. Obedecer Los Mandamiento de Dios hacia tu prójimo era la acción que probaba tu amor cristiano. Si tú dices amarle para después abusar de él robándole, o codiciando lo que es suyo, o permitiendo la desobediencia de las Leyes de Dios por parte de los demás en él, eso de ninguna manera es amor. Por eso leemos, “Y si el hermano o la hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y hartaos; pero no les diereis las cosas que son necesarias para el cuerpo: ¿qué aprovechará? Así también la fe, so no tuviere obras, es muerta en sí misma.” (Santiago 2:15.17). Lo mismo se puede decir de amar. Uniendo las palabras escritas por Pablo y Santiago: “Si tú dices que amas a tu prójimo pero ni haces cosas buenas hacia él, ni te retractas de hacerle daño, ¿Qué provecho tiene esto? De la misma manera, “ama a tu prójimo”, si no está acompañado de la acción adecuada, está muerto.” Permitidme haceros una pregunta aquí. ¿Cual creéis que es una verdadera muestra de amor fraternal? ¿El salvar la vida a asesinos, violadores y 'seduceniños, de manera que puedan causar estragos a sus anchas en nuestras vecindades y en nuestros hijos, o el mostrar un amor más
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genuinamente cristiano hacia nuestros semejantes sentenciando a asesinos, violadores y 'seduceniños' salvando a nuestro prójimo de ellos? Decir que se ama a nuestros semejantes, y después transferir ese amor a los que destruyen a nuestros semejantes no es amor cristiano. Es una locura. Dios condena tal necedad cuando dice a un pueblo rebelde, “¿Y mancilláis mi nombre entre mi pueblo por un puñado de cebada y trozos de pan, para matar el alma que no debiera morir, y salvar las vidas de quienes no deberían vivir, por medio de vuestras mentiras a mi pueblo que oye vuestras mentiras?” (Ezequiel 13:19.)
Dios está diciendo que cuando Israel mantiene con vida a aquellos que deberían morir y por tanto causa la muerte de los que deberían vivir, están mancillando el nombre de Dios entre Su pueblo. ¡Menuda acusación por desobediencia! La misma desobediencia que manifestamos hoy bajo el falso pretexto de “Debemos amar a todo el mundo, incluso a aquellos delincuentes que destruyen a nuestro prójimo y al hijo de nuestro prójimo”. Hemos amado al enemigo de nuestro prójimo en lugar de a nuestro prójimo mismo. Volviendo a Romanos 13, después de haber dicho Pablo que teníamos que obedecer los mandamientos como prueba de que amamos a nuestro prójimo, concluye con el siguiente pensamiento: “La caridad no hace mal al prójimo: así que, el cumplimiento de la ley es la caridad.” (ROM 13:10). De nuevo, para dejar esto claro, podríamos parafrasear esa frase en: “El amor no causa daño al prójimo, porque amar es cumplir La Ley.” ¿Qué ley? La ley que Pablo menciona en el verso anterior = los mandamientos. Ahora bien, el Pastor Emry no os está enseñando que la salvación viene por el cumplimiento de La Ley. La salvación no viene por medio de obediencia a La Ley: nunca fue así en el Antiguo Testamento. Abraham y todos los antepasados de Israel fueron salvados por la fe, por creer en Dios, no por su obediencia. La salvación tampoco vendrá en el futuro por obediencia a La Ley. La salvación es un regalo de Dios. Por la gracia y no por nuestros
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propios esfuerzos por merecerla. De lo que estamos hablando aquí no es de nuestra salvación sino de la correcta relación en nuestra vida con lo que llamamos nuestro prójimo y nuestro hermano. Esto sí que viene, de la obediencia a los preceptos sobre las relaciones humanas llamado Ley de Dios. Aquí tenemos una prueba más de que cumplir es obedecer. Jesús dijo: “No penséis que he venido a para abrogar la ley o los profetas: no he venido para abrogar, sino a cumplir.” (Mateo 5:17). Puesto que Él negó haber venido a destruir o acabar con La Ley, Él debe de haber querido decir que había venido a cumplir La Ley, obedeciéndola. Y sabemos que Él la obedeció porque Jesús no tenía pecado. Ya que el pecado es transgredir La Ley, eso significa que Jesús no transgredió La Ley. Él la obedeció. Él la completó. De vuelta a Romanos 13, Pablo concluye ese capítulo con esta exhortación. “Mas vestíos del Señor Jesucristo, y no hagáis caso de la carne en sus deseos”. (Romanos 13:14). Podríais insertar la palabra “hacer” en esa última frase y se leería, “No hagáis caso de la carne (para hacer) sus deseos.” Le daría verdadero sentido. Podéis sustituir la palabra “hacer” por “cumplir”, “haciendo” por “cumpliendo” y “hecho” por “cumplido”. Aquí tenemos algunos ejemplos más: “Digo pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis la concupiscencia de la carne.” (Gal 5:16); “Andad en el Espíritu y no (hagáis) la concupiscencia de la carne.” “Aguantaos unos a otros vuestras cargas, y cumplid (haced) así la Ley de Cristo.” (Gal 6:2) “Todo esto aconteció ('fue hecho' en otras versiones) para que se cumpliese lo que fue dicho por el Señor, por el profeta” (Mateo 1:22), y así sucesivamente. Los traductores usaban la palabra “completo” en lugar de “hecho”. Por ejemplo, “...para que se cumpliese lo que fue dicho por el Señor por el profeta que dijo...” de la misma manera, “...para que se (hiciese) lo que fue dicho por el Señor por el profeta que dijo...” (Mateo 2:15), o “Para que se cumpliese (o hiciese) lo que fue hablado por Isaías el profeta...” (Mateo 8:17).
Hay otros 35 pasajes en el Nuevo Testamento donde la palabra “hecho” puede sustituirse por “cumplido”. Deberíais leerlos. Estoy trabajando en este punto
para asegurarme de que entendáis que cuando leáis que alguien ha cumplido La Ley no significa que haya 'fulminado' La Ley. Simplemente quiere decir que él ha hecho La Ley, la ha cumplido, ha obedecido La Ley. Cuando entiendas esto, al leer a Pablo en Romanos 13 donde escribió, “el cumplimiento de la ley es la caridad (amor)” (ROM 13:10), sabréis que él estaba diciendo definitiva, absoluta, incondicional y afirmativamente, “el amor es hacer u obedecer la Ley de Dios.” Una vez entendáis esto, cuando algún teólogo modernista o liberal o un anti-crístico profesor universitario venga y te diga “todo lo que los Cristianos deben hacer es amar, amar y amar,” o digan, “Los Cristianos no tienen que obedecer la Ley de Dios, todo lo que tienen que hacer es amar,” entonces sabréis que este hombre es un embaucador. Sabréis que el verdadero amor Cristiano es hacer u obedecer la Ley de Dios. Si miráis esas dos palabras “cumplir” y “cumplido”, y leéis todos esos pasajes – veréis que no es porque yo lo esté diciendo. Eso por ahora es suficiente, en cuanto a hacer u obedecer la Ley de Dios como la verdadera manera de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos sabiendo quién 'nuestro prójimo' es. Hemos visto que La Ley de Dios requiere que sentenciemos a muerte a aquellos que matan a nuestro prójimo y al hijo de nuestro prójimo ya que de lo contrario les estamos negando nuestro amor. Por consecuente los asesinos difícilmente podrían ser nuestro prójimo desde el punto de vista bíblico ¿no es así? ¿Quién es nuestro prójimo de acuerdo con la Biblia? Id a Lucas 10; donde Jesús contó la conocida historia del buen Samaritano para responder a esa misma pregunta. El abogado preguntó a Jesús en el verso 29, “¿Y quién es mi prójimo?” Aquí está la respuesta: “Y respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalem a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron, e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Y aconteció, que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, se pasó de un lado. Y asimismo un Levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, se pasó de un lado. Mas un Samaritano que transitaba, viniendo cerca de él, y
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viéndole, fue movido a misericordia, y llegándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino, y poniéndole sobre su cabalgadura, llévole al mesón, y cuidó de él. Y otro día al partir, sacó dos denarios, y diólos al huésped, y le dijo: cuídamele, y todo lo que de más gastares, yo cuando vuelva te lo pagaré.” (Lucas 10:30-35). Después de esto Jesús pregunta, “¿Cuál de estos tres pensáis ahora, era semejante del que cayó entre ladrones? Y él dijo, el que mostró misericordia para con él. Entonces Jesús dijo a él, Ve y haz tu lo mismo.” (Lucas 10:36-37). Jesús aprobó su respuesta. Pero si todo el mundo es nuestro semejante, ¿no deberían todos los hombres que aparecen en la historia ser sus semejantes también? Si. Pero como veis no todo el mundo es nuestro semejante (o prójimo). Jesús ni siquiera incluyó a los ladrones en Su historia, ya que seguramente se refería a habitantes de la zona a los cuales no consideró semejantes. Mirad quienes eran los que estaban excluidos de esa definición: un sacerdote y un levita. Ciertamente sólo por vivir en la comunidad ¿serían semejantes desde el punto de vista bíblico? ¡No! Solo el que prestó ayuda al hombre herido, el que obedeció la Ley de Dios, ese, era su semejante. Probablemente habréis oído a padres o gente mayor usar el término “semejante” de esta manera, que es su verdadero significado. Ellos dirán de una buena persona, “la verdad, es que es muy atento” o “él es una buena persona”. Puede que se quejen de algún residente antipático de que él o ella no son muy 'atentos'. Con eso nos quieren decir que su conducta y actitud no es cristiana: no le están considerando su 'semejante' o 'prójimo'. Están usando el término correctamente conforme a Jesús. La palabra “prójimo” o 'semejante' tal y como la usaba Jesús refiriéndose al Samaritano se refiriese solamente a sus actos y a su carácter, no a
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que fuese 'vecino' de la zona es obvio en el relato mismo. Dice que el Samaritano iba de camino en su viaje, y estaba tan lejos de su casa que tuvo que tomar al hombre herido a un hostal local para que le cuidasen, y dejarle en manos del encargado de dicho hostal. Obviamente el Samaritano no vivía por allí, sin embargo él fue el único al que se le llamó “vecino” (vecino de la zona, que era considerado como semejante). La palabra “prójimo” como la palabra “hermano”, es asignada solo a los que muestran buen carácter, a los que muestran acciones que se pueden considerar cristianas, aquellos que tienen una buena relación con los necesitados. Nosotros no podemos llamar “hermanos” a los asesinos, ladrones y sacerdotes o levitas desobedientes. Los cristianos están en la obligación de amar solo a los que son semejantes a ellos. Ni Jesús ni los discípulos dijeron a los cristianos de amar a malvados o paganos. Alguien se preguntará seguramente, “Pero Pastor Emry, ¿Qué pasa con Mateo 5? ¿Poner la otra mejilla; dar tu capa si un hombre te pide tu abrigo; e ir una milla más con el que te pide ir con él una milla?” En esos tiempos abofetear a un hombre en la mejilla no era un asalto de muerte con intento de mermar o asesinar. Era lo común cuando un hombre reclamaba su honor de parte del que le había insultado o herido. El que había sido abofeteado era el que había cometido la ofensa. Jesús le estaba diciendo a Sus seguidores: Si tú has hecho a un hombre algún mal, y el te acusa dándote una bofetada, no le respondas invitándole a un duelo, como los paganos hacen, sino que date la vuelta y reconoce tu error. Si eres llamado a juicio y pierdes tu abrigo, con total seguridad tú eres el culpable. Jesús le está diciendo a Sus seguidores: Si se te encuentra legalmente culpable de deber algo a alguien, págale más de lo que le debes, págale más de lo que la ley demanda de ti. ¿Alguien te ha pedido que vayas
una milla? Podría haber sido entonces, puesto que era ley Romana que cualquier soldado Romano pudiese pedir a un ciudadano que llevase su carga hasta un máximo de una milla. Una vez más ¿cuál es la enseñanza aquí? Simplemente esta: Cristiano, tú debes hacer más de lo que se pide de ti. Tú debes de ir esa milla extra. Jesús le estaba diciendo a Sus seguidores: Debes de hacer más bien del que hace un nocreyente. Ninguno de estos casos supone un peligro mortal, robo o persecución física. Jesús no está ordenándonos que aceptemos cualquier y todos los ataques sobre nuestra persona o familia sin oponer resistencia. Ese no es el objetivo de Mateo 5 en absoluto. La tragedia de esto es que hay tanto 'falso maestro' entre nosotros haciendo uso de estos pasajes para hacer de los cristianos pacifistas y felpudos. Por estas doctrinas suyas ellos los cristianos no están frenando a los anticristianos y a los asesinos que hay entre nosotros. Nos engañan y nos hacen creer que Jesús nos ha dicho no solo que debemos de amar a los malhechores, sino que no debemos resistirnos a sus maldades. Jesús no ha dicho tal cosa. Jesús no ordenó a los cristianos que amasen a los malhechores. Verdaderamente cuando se les dijo a los cristianos en 2 Corintios 6, “no unirse con los no creen, no unirse a los injustos, salir de entre ellos, separarse y no tocar nada impuro”, nosotros deberíamos haber sabido mejor y no haber aceptado esa falsa filosofía de que el mismo Jesús nos ordenó el amar, perdonar, proteger y defender a los malvados. ¡No! Cristo ordenó a los cristianos el amar, perdonar, proteger y defender a sus hermanos en la fe, sus semejantes, sus compañeros cristianos. Nuestros antepasados obedecieron a Cristo en esto. ¡Que Dios nos ayude a hacer lo mismo!
Fuente: Pastor Sheldon Emry, America’s Promise Ministries, PO Box 157, Sandpoint, ID 83864, USA E-mail:
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