Desarrollo: Leer el cuento de Tres hombres y un trabajo, o proyectar el PowerPoint del mismo

Colegio Sagrado Corazón Arnedo (La Rioja) SEMANA DEL 2 AL 9 DE MARZO Objetivo: • Caer en la cuenta de lo que importa la actitud o el ánimo que nosot

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Colegio Sagrado Corazón

Arnedo (La Rioja)

SEMANA DEL 2 AL 9 DE MARZO Objetivo: • Caer en la cuenta de lo que importa la actitud o el ánimo que nosotros llevamos al hacer las cosas. • Reconocer que el trabajo (en nuestro caso el estudio) es luz que nos abre camino para vivir y dominar el mundo. • Valorar el beneficio que nos viene de ser estudiantes. Desarrollo: Leer el cuento de “Tres hombres y un trabajo”, o proyectar el PowerPoint del mismo. Tres hombres y un trabajo Ésta es la historia de un viajero que, en plena Edad Media, fue a parar a una ciudad de canteros, albañiles y carpinteros dedicados a la construcción de un magnífico edificio para la Iglesia. Se acercó a uno de los canteros para interesarse por su trabajo. - ¿Podría explicarme en qué consiste su trabajo? -le preguntó. El hombre, molesto por la pregunta, le contestó con malos humos: - Estoy picando estos bloques de piedra con la maza y el cincel, y después los estoy ensamblando tal y como se me ha indicado para hacer un muro. Estoy sudando la gota gorda y además me duele muchísimo la espalda, ¿sabe usted...? Y para colmo, este trabajo me aburre y me paso el día soñando con el día en que pueda abandonarlo. Ante tal respuesta, el viajero prefirió marcharse y charlar con otro cantero. - ¿Podría explicarme en qué consiste su trabajo? -preguntó nuevamente. Y el segundo cantero le contestó :- Pues mire usted: como tengo mujer e hijos necesito un trabajo para ganarme un sueldo. Me levanto pronto cada mañana y vengo a picar la piedra, tal y como se me ordena. Es un trabajo repetitivo, como se puede imaginar, pero gracias a él puedo alimentar a mi familia, que es lo que me importa; estoy contento con tener este trabajo. Más animado por esta segunda respuesta, el forastero se acercó a otro trabajador.

- Y usted, ¿qué está haciendo? Y el tercer cantero, con los ojos brillantes de emoción y con el dedo índice apuntando hacia el cielo, le contestó: - Estoy levantando una catedral. ¡Una preciosa catedral! No podría soñar con un trabajo más hermoso al que dedicar mi esfuerzo

Diálogo-Comentario: Dialogar con los alumnos y que formulen a su manera el mensaje de esta historia, a saber: tres trabajadores que están en tres grados distintos de satisfacción. Uno, disfruta con lo que hace; otro, lo soporta; el otro está “renegado”. Si el trabajo es prácticamente el mismo ¿por qué la reacción de estos hombres es tan diferente? Por su actitud ante el trabajo, por la motivación que tienen para trabajar. Lo mismo puede pasar con los alumnos y el estudio. Actividad del alumno ¿POR QUÉ ESTUDIO? Tenéis aquí una lista de las razones que pueden motivarnos a estudiar. Lee despacio la lista y señala con una cruz las razones que son verdad en tu caso. Yo estudio... 1. - porque no tengo más remedio, para que no me castiguen. Si de mí dependiera, no vendría al colegio nunca; me basta con saber leer y escribir. 2. - para poder sentirme orgulloso/a de mí mismo/a, para demostrarme que puedo. Quiero poder decir: «Esto lo he hecho yo». 3. - para obedecer a mis padres, a los que quiero y hago caso. Me dejo dirigir por mis padres. Quiero que mis padres estén satisfechos de mí; me gusta que me lo digan. 4. - para cumplir mi obligación y tener en paz mi conciencia. Me digo a mí mismo/a: «Si trabajo y me esfuerzo, no debo sentirme culpable de nada». 5. - para no perder a mis amigos, que pertenecen al mismo colegio. Del colegio, lo que más me interesa son los colegas y que no me separen de ellos. 6. - para alcanzar buen nivel de vida. Con mi estudio me aseguro el futuro y el bienestar para cuando sea mayor.

7 . - para triunfar, para ser el mejor. Con mi esfuerzo quiero ser el primero y superar a mis adversarios. 8 . - para satisfacer mi curiosidad y mis ganas de aprender. Me interesa saber y explicarme todo lo que veo. 9 . - para tener poder y mandar cuando sea mayor. Me gusta ser jefe, mandar a otros lo que tienen que hacer y controlar que lo hagan. 10. - para causar admiración, para conquistar fama. Quiero sacar buenas notas, quiero que me admiren y me vean genial Ahora, de entre las marcadas, quédate sólo con cuatro o cinco razones para estudiar, las que más fuerza tengan para ti. 1. ...................................................................................................................... .......................................................................................................................... 2. ........................................................................................................................ ............................................................................................................................ 3. ........................................................................................................................ ............................................................................................................................ 4. .......................................................................................................................... .............................................................................................................................. 5. .........................................................................................................................

Posibles comentarios para profesor: • La sabiduría es la luz; la ignorancia es tinieblas. La sabiduría nos viene por los libros ,por los maestros, y por los trabajos escolares que hacemos. “Sólo se aprende lo que se hace”. La gente bien preparada se abre camino en la vida. La gente preparada hace progresar el mundo. • ¿Cuáles de las razones que marcaste al principio quieres mantener, cuáles quieres reforzar, cuáles eliminar? • ¿Hay en la lista razones que no marcaste y quisieras hacer tuyas?

Oración de la Semana

Señor, dame tu luz, esa luz que me permite descubrir lo positivo y bueno que hay en el trabajo que hago como estudiante. Dame tu luz que me ayude a ver lo bueno que hay en los demás y a ver tu presencia en las cosas y personas cercanas a nosotros. Dame fuerzas para trabajar con entusiasmo y dedicarle esfuerzo al estudio, sin tacañerías. Que no me ponga nervioso, y obtenga buenos resultados en lo que estudie. Gracias, Jesús, por la posibilidad que tengo de estudiar e ir a un cole. Que todos los niños del mundo puedan ir al colegio. Amén

SEMANA DEL 9 AL 13 DE MARZO Objetivo: • Descubrir que aprendemos a vivir con normas y ejemplos que nos dan otras personas. • Descubrir cada uno de quién está recibiendo esas normas y ejemplos con los que está aprendiendo a vivir. • Asociar los buenos ejemplos de nuestro entorno con la luz (o las pistas) que Dios nos manda para guiarnos. • Crear deseos de elegir la luz de los buenos ejemplos y consejos. Desarrollo: Leer el cuento “Historia de un faro”, o proyectar el PowerPoint del mismo. Historia de un faro El velero había salido lleno de euforia y de esperanza del puerto de Buenos Aires buscando el Océano Pacífico. Para ello, tenía que bordear la costa hasta el Cabo de Hornos y luego torcer hacia la derecha y poner rumbo hacia el mar grande. Pero el cambio de rumbo no se hizo. Tal vez fuera de noche cuando se pasó frente al estrecho. A lo mejor sucedió durante una tormenta. No sé. Lo cierto fue que se continuó al sur, rumbo al polo. El pobre velero llegó a encontrarse rodeado por los témpanos, por el frío y por un sol que cada vez se alejaba menos del horizonte. Entonces fue cuando los marineros tuvieron conciencia de haber equivocado el rumbo. Se le preguntó a la brújula: pero la brújula había enloquecido. Porque, en el polo, las brújulas enloquecen y comienzan una danza que contagia a los marineros. Se quiso preguntar a las estrellas. Pero en el polo, las estrellas no nacen ni mueren, simplemente giran equidistantes al horizonte. Allí, cerca del polo, poner proa a una estrella hubiera sido simplemente girar sobre sí mismo. Y fue entonces cuando se recibió un mensaje de destellos: Tres cortas... una larga... silencio; tres cortas... una larga... silencio; tres... No. No podía ser una estrella; porque ese brillo estaba allí, sobre la misma línea horizontal que estaban ellos. Tenía que ser un signo de presencia humana. ¡Era un faro! Y el faro continuaba fiel al ritmo de sus intermitencias: tres cortas... una larga... silencio. En esas latitudes los faros están asentados en arrecifes. El velero contaba entre sus bienes con un libro de faros. Gracias a la fidelidad en transmitir sus intermitencias, los marineros identificaron al faro y con ello su propia posición. Entonces supieron que el velero iba rumbo al Polo Sur. Y se viró en redondo. Y con ello supieron que para ese velero y para ellos comenzaba la salvación. Antes, seguir era avanzar hacia el frío del polo y de la nada. Ahora, navegar era avanzar hacia la luz, hacia la vida, hacia el encuentro con los demás hombres. Poco a poco fue quedando atrás toda la geografía polar. Las estrellas fueron inclinando sus órbitas, y la brújula fue estabilizándose. Y se reentró en el mundo de las exigencias normales de la navegación. Allá quedó el faro. Ser faro exige ser fiel al lugar en el que está puesto y permanecer con la intermitencia encendida; gracias a eso el faro es la luz que ayuda a reencontrar el rumbo. Pero no le quita al navegante la responsabilidad de navegar. (Adaptado de una narración de Mamerto Menapace)

Diálogo-Comentario: • Preguntar a los alumnos qué enseñanzas han sacado de la historia del barco y el faro que le orienta. • Explicar, si los niños lo necesitan, la función de los faros como guías en la oscuridad y puntos de referencia para los barcos. • Pasar al valor simbólico de la narración: Si nosotros somos barcos, ¿Qué o quiénes son los faros que nos orientan para no vivir desorientados? • Derivar la conversación a que descubran que todos nos apoyamos en leyes y normas, o en el ejemplo de personas, para aprender a vivir. Aprendemos -es ley de vida- imitando a otros, copiando de otros, recibiendo normas o leyes de otros (cuando somos pequeños, de los padres y maestros... ¿después? de la familia, de la calle, de la tele, del ejemplo de personas...) Ahí están los “faros” de los que tomamos orientación sobre cómo portarnos, cómo hacer las cosas. No todos nos portamos igual ni hacemos las cosas de la misma manera... sin duda es porque tomamos luz de “faros” distintos. • Siguiendo el símil del barco, en nuestro caso tenemos la conciencia como la brújula que nos recuerda constantemente dónde está la buena dirección. • Motivarles para que escuchen su conciencia. ¿QUIÉN ES TU HÉROE? Llamamos “mi héroe” a aquella persona admirada y querida por sus cualidades, o por sus acciones, o por lo que influye en nosotros, o por lo que nos ayuda, o por varias de estas cosas juntas. “Mi héroe” puede ser una persona de la familia, un profesor, catequista o monitor, un artista o cantante o personaje de la tele, un deportista, un personaje de la historia, una persona de mi misma edad... 1.- ¿Quién es tu héroe o heroína preferidos? ¿Por qué? 2.- ¿Quién es la persona que más ha influido en tu vida y por qué? 3.- Si te concedieran la posibilidad de estar una hora hablando con una persona famosa a tu elección ¿a quién elegirías? 4.- Si pudieras convertirte en cualquier otra persona del mundo, ¿en cuál te convertirías? ¿Por qué? 5.- Según lo que tú crees, ¿dónde se dicen las cosas importantes para la vida? ¿En casa? ¿En el colegio? ¿En la iglesia? ¿En la tele? ¿Las aconsejan los amigos/as? De las respuestas escritas, el profesor toma pie para hacerles ver a cada uno quiénes son sus “faros” con los que se orienta en la vida. Cuestionarles si sus faros dan luz y guían o, por el contrario, resulta que en la práctica desorientan y despistan. Son buenos “faros” los que nos enseñan caminos para hacernos mejores personas. Enseñarles a mirar los buenos ejemplos de nuestro entorno como la luz (o las pistas) que Dios nos manda para guiarnos. Referirse a la doctrina y el ejemplo de Jesús que vamos conociendo por las lecturas del Evangelio: Él es nuestro principal “faro”.

Oración: (Cada alumno tiene una copia de la oración. En principio, la lee el profesor en tono reflexivo. Pide luego que cada uno repita la línea que desee

pedir para él.)

Señor, ilumina mi caminar por la vida. Orienta mis pasos, dame tu luz para distinguir los buenos y los malos consejos. Dame tu fuerza para elegir sólo los ejemplos positivos y buenos. Enséñame a querer siempre la verdad y la justicia, que yo escuche siempre a mi conciencia a la hora de elegir. ¿Sabes, Jesús? Hay momentos que no sé que hacer. A veces tengo ganas de hacer cosas que sé que no están bien, pero me atraen... A veces se me escapa una mentira, o digo la verdad a medias... A veces me cuesta compartir, o ayudar a los demás, o colaborar en mi casa... Échame una mano, muéstrame el mejor camino. Recuérdame todo lo que me enseñas, que diga la verdad, que haga el bien, que sea generoso/a, que ayude siempre... Que busque hacer felices a los demás, siguiendo tu ejemplo. Amén 3ª de Cuaresma

Colegio Sagrado Corazón

Arnedo- La Rioja

4ª semana del 23 al 27 Objetivo: Descubrir la importancia de elegir en conciencia y no ser “un mono de imitación”. Pedir luz y ‘fuerza de voluntad’ para acertar al elegir. Valorar los medios de comunicación y la responsabilidad de usarlos bien Desarrollo: Leer la leyenda “NEGARSE A ESCUCHAR MALDADES; NEGARSE A MIRAR MALDADES; NEGARSE A DECIR MALDADES”, Estas dos semanas no hay power point. NEGARSE A ESCUCHAR MALDADES; NEGARSE A MIRAR MALDADES; NEGARSE A DECIR MALDADES Se trata de los Tres Monos Sabios, que se tapan con las manos respectivamente los ojos, oídos y boca, y están representados en el santuario de Toshogu, en Japón. Se llaman: “Mizaru” (el que no mira), “Kikazaru” (el que no oye) e “Iwazaru” (el que no habla). Ellos indican lo que se debe hacer para ser sabio: negarse a escuchar maldades; negarse a mirar maldades; negarse a comunicar maldades. Cuenta una leyenda, que los tres monos eran los mensajeros enviados por los dioses para delatar las malas acciones de los humanos con un conjuro mágico, y se representaban en el siguiente orden: Kikazaru, el mono sordo, era el encargado de utilizar el sentido de la vista para observar a todo aquel que realizaba malas acciones y debía transmitírselo a Mizaru mediante la voz. Mizaru era el mono ciego. No necesitaba su sentido de la vista, puesto que se encargaba de llevar los mensajes que le contaba Kikazaru hasta el tercer mono, Iwazaru. Iwazaru, era el mono mudo, pero escuchaba los mensajes transmitidos por Mizaru para decidir la pena de los dioses que le caería al desobediente y observar que se cumpliese.

Actualmente son los guardianes simbólicos del mausoleo de Toshogu, encargados de que nadie interrumpa el sueño del príncipe que yace en su tumba…

Diálogo-Comentario: La leyenda es muy sencilla y nos deja un símbolo y mensaje bellísimos en los tres gestos de los tres monos: negarse a escuchar maldades; negarse a mirar maldades; negarse a comunicar maldades. Ahí está el camino para llegar a la sabiduría. El mono, según se dice, es el animal que imita los gestos del hombre. Por eso, a los que no hacen más que copiar y repetir lo que dicen o hacen otros se les suele llamar “monos de imitación”. Es verdad que tendemos a repetir lo que en otros ha tenido éxito (para tener éxito también). Pero estos tres monos nos dan el consejo de que no copiemos lo malo. Abrir un diálogo sobre cosas que hacen los niños copiando de otros (por ejemplo en comportamientos de clase, gestos después de un gol, los que repiten algunos modos de hacer de los padres, los que reproducen gestos y dichos de la tele). Copiar es reproducir a (como hacer fotocopia de) otro. Comentar: ¿Eliges ser fotocopia de otro o prefieres ser tú mismo? ¿Tomarías por modelo a cualquiera al formarte a ti mismo? ¿A quién tomarías de modelo para parecerte a él? (Esta pregunta nos permite hacer repaso de lo tratado en la catequesis anterior) Del mensaje de los monos se puede hacer una aplicación obvia al uso de la TV, del chat y de Internet. Experiencia: Presentar el dibujo “De ti mismo, sólo tú tienes el mando” Pedir a los niños que lo expliquen, con participación de todos; aunque no todos nosotros tengamos todos los aparatos del dibujo, tenemos algunos que podemos manejar. Formular, por obvio que sea, el consejo que nos darían los tres monos: - cuando tienes el mando de la tele [negarse a mirar maldades, negarse a escuchar maldades] - cuando tienes en tu mano el ratón del ordenador [negarse a mirar maldades, negarse a buscarlas… negarse a escribir maldades (chat, correo)… - cuando tienes en tu mano el móvil [negarse a decir maldades…] - etc.

Concluir: Según lo que uno tome de estos ‘alimentos’ de la pantalla puede mejorar su salud humana o puede intoxicarse. ¡Negarse a intoxicarse!

Oración Aquí estoy, Señor, junto a ti que eres la luz. Yo te amo, y quiero tu luz más que ninguna. Quiero estar atento a las sugerencias de los que me educan y encender con la chispa de sus enseñanzas y consejos el fuego de mi inteligencia. Bendito seas, Señor, por la sabiduría y el trabajo de los que han creado cosas que ahora disfrutamos los demás. Bendito seas por los que inventaron el teléfono, por la luz eléctrica, por la televisión y el ordenador. Bendito seas por los creadores de juegos y juguetes, y por los autores de programas que nos gustan y nos alegran la vida. Es verdad que en la pantalla de la tele y del ordenador hay luz y hay tinieblas. Con tu ayuda, quiero aprender a distinguir lo positivo y lo negativo que me llega por todas las pantallas. Refuerza mi voluntad para que no alimente con maldades ni mi cabeza ni mi corazón. Quiero elegir aquellos programas, aquellos juegos y aquellas conversaciones que me ayudan a ser más humano. Amén.

Colegio Sagrado Corazón

Arnedo – La Rioja –

5ª semana del 30 de marzo al 3 de abril Objetivo:

Valorar el interés que Dios tiene por nosotros. Valorar la oración. Descubrir la luz que nos podría venir de estar unidos a Jesús mediante pequeñas oraciones a lo largo de la jornada.

Desarrollo: Leer el cuento “Te estuve esperando “ Te estuve esperando El joven colegial se tomaba las cosas con muchas ganas y quería hacerlo todo perfecto. Llegaba a la cama, por la noche, con verdaderas ganas de dormir. Dormía de un tirón hasta que le llamaba su madre a la mañana siguiente. El joven colegial tuvo un sueño. Le pareció que Dios se sentaba en el borde de su cama, igual que su madre cuando era pequeño, y que le hacía un repaso de los momentos del día. Sonreía Dios y le hablaba muy suave, igualito que su mamá cuando era pequeño. Le decía: - “Cuando te levantabas esta mañana te estuve observando con mucho gusto y esperaba que me dijeras algo, pero ya vi que estabas muy ocupado arreglándote, buscando la ropa de deportes, preparando la bolsa de tus libros. Seguí esperando mientras corrías por la casa para desayunar y luego para despedirte de los de tu familia… pensé que tendrías unos segundos para decirme un «buenos días». Pero ibas con demasiadas prisas. Te observé mientras esperabas al autobús. Me pareció que estabas preocupado por algo y, por eso, inundé de luz el cielo y lo llené de colores y de dulces cantos de pájaros. Sólo para ti. Sí que estabas preocupado, porque ni siquiera te diste cuenta de ello. En el autobús, te dije unas palabras de cariño por boca de la cuidadora, senté a Marta a tu lado y repasasteis el control de ‘Cono’, te sentiste feliz por una compañera tan maja. Luego tuviste un examen

francamente bueno. Esperé que alguna de tantas cosas buenas te llevara a levantar los ojos al cielo y reconocieras que eran mensajes de cariño que yo te enviaba. Pero sueles estar muy metido en tus cosas… Fíjate que tampoco le preguntaste a Marta qué tal le había salido el examen a ella. Cuando regresabas andando a casa, me di cuenta de tu cansancio. Quise rociarte con un poco de lluvia para que el agua se llevara tu estrés; pero ya vi que no te gustó. “¡Qué asco de lluvia!”, dijiste. Lo siento, deseaba tanto que me hablaras... Aún quedaba tiempo. Pero... nada; cuando merendabas, nuevamente te olvidaste de decirme algo. Luego, pusiste la televisión y esperé mientras te divertías con aquello que echaban. Me gusta verte reír. Pasó un rato, te noté cansado, así que quité la claridad del cielo y la cambié por numerosos luceros. Era cuando salías a la terraza a respirar un poco. En verdad fue hermoso, pero no estuviste interesado en mirarlo. Antes de retirarte, diste las buenas noches a los de tu casa. “Que descanses, hijo”, te dijeron. Con ellos, también yo te lo decía. No miraste al cielo tampoco al irte a acostar, caíste en la cama y de inmediato te dormiste. Te estoy acompañando durante el sueño. Ya no sé qué inventar para que te des cuenta de que siempre estoy ahí para ti. De todas formas, soy tu padre Dios, siempre contarás conmigo. Es parecido a lo que te decía tu madre sentada en esta cama ¿verdad? Otra vez lo harás mejor”. Y le daba Dios un beso en la frente cuando el joven estudiante se despertó al sentir el roce de los labios de su madre que le decía que ya era hora de levantarse y le saludaba con un “Que tengas buen día, hijo mío”. Diálogo-Comentario: Pedir a los alumnos que reconstruyan el cuento. Preguntar: ¿Qué quiere Dios decirle al ‘joven estudiante’ con este sueño? [Que se acuerde de Dios durante el día. Que Dios está pendiente de él continuamente. Que, a pesar de su olvido, no le regaña y le sigue cuidando cada día. Que todo lo bueno que le pasa le viene de Dios, que a través de la gente que le quiere o le ayuda es Dios quien le quiere y le ayuda] ¿Necesitas tú que alguien te diga lo mismo que al ‘joven estudiante’? ¿Te acuerdas de Dios durante el día? Vamos a decir ocasiones en las que nos acordamos de Dios y hablamos con Él. Aprovechar para repetirles que oración no sólo es pedir, es dar gracias, y es admirarse con Dios de las cosas bellas, y es pensar a medias con Dios cuando hay que decidirse por hacer o no hacer alguna cosa… En resumen, oración es hablar con Dios lo mismo que con alguien de toda confianza.

Inventamos. Dos posibilidades para seguir charlando. Según la edad de los alumnos, hágase sólo una para no resultar pesados: 1.- Momentos del día del ‘joven estudiante’ en que podía haberse dirigido a Dios; qué oración podía haber hecho en cada momento de esos. 2.- Breves gestos y pequeñas frases con las que nosotros podemos dirigirnos a Dios en diversos momentos. El profesor empieza proponiendo algunas sugerencias; deja un minuto para que cada uno piense (o escriba) otra ocurrencia, y pasado el minuto se hace la puesta en común. [Sugerencias que puede proponer el catequista: - levantar los ojos y los brazos al cielo después de un gol: “Te lo dedico”; - pensar en Dios y decir “Va por ti” al empezar una buena obra; - cuando nos están aplaudiendo o felicitando, decir en secreto “reparto estos aplausos contigo”; - dirigirse a Dios y darle gracias después de recibir el cariño de los padres u otros; - pedir ayuda para estar tranquilo al empezar una examen; - dar gracias al terminar satisfecho una tarea o en entrenamiento - al ver por primera vez un día bonito; - al ver un cielo estrellado…] Concluir: El profesor pide a los niños que de entre las ocasiones que se han citado, elijan tres o cuatro que ellos pueden (o quieren) poner en práctica.

Oración Proponemos un ejercicio de concentración y escucha: Vamos a pensar que el Señor nos dice algo semejante a lo del ‘joven estudiante’ del cuento. Les pide que cierren los ojos, que se sienten en una postura relajada para que puedan resistir un rato, que hagan silencio por dentro sin pensar en nada más que en Jesús que les mira y les llama por su nombre, que se dejen mirar y querer… Escucha ahora que Jesús te dice: Me he fijado en ti todo este rato de la reunión de catequesis, en realidad te he seguido toda la tarde desde que acabaste el colegio y has venido aquí. He visto que había cosas que te interesaban, he mandado luz a tu corazón para que las comprendieras mejor, me interesas mucho y estoy pendiente de ti. Me gusta ver tus buenos sentimientos, me gusta cuando pones interés y escuchas. Y me gusta mucho cuando me hablas de tus cosas. Tú le contestas… Jesús, amigo, también a mí me gusta charlar contigo, decirte mis cosas, contarte lo que me pasa, pedirte consejos o, simplemente, cantarte un rato.

Si lo hago pocas veces es porque se me pasa y no tengo costumbre. A ver si hablo contigo con más frecuencia… (sugerir que cada uno añada los momentos elegidos antes para hablar con Dios; dejar un tiempo de silencio y ojos cerrados para esta oración personal; termina el catequista pidiendo por todos:) Enséñanos, Señor, a rezar con ganas y entusiasmo todos los días, a darte gracias por la vida y a decirte que te sentimos cerca caminando a nuestro lado siempre. Amén.

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