DIETA Y CÁNCER ÍNDICE: Alejandro Sánchez Villegas 1, Luis Serra Majem 1, Purificación García Segovia 2 y Jorge Doreste Alonso 1

Biocáncer 1, 2004 DIETA Y CÁNCER Alejandro Sánchez Villegas 1, Luis Serra Majem 1, Purificación García Segovia 2 y Jorge Doreste Alonso 1 1 Departam

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Biocáncer 1, 2004

DIETA Y CÁNCER Alejandro Sánchez Villegas 1, Luis Serra Majem 1, Purificación García Segovia 2 y Jorge Doreste Alonso 1 1

Departamento de Ciencias Clínicas Centro de Ciencias de la Salud Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Instituto Canario de Investigación del Cáncer 2

Departamento de Tecnología de los Alimentos Universidad Politécnica de Valencia

ÍNDICE: 1.

RESUMEN

2.

INTRODUCCIÓN

3.

MACRONUTRIENTES Grasas Alcohol

4.

MICRONUTRIENTES Antioxidantes Sustancias fitoquímicas Fibra

5.

GRUPOS DE ALIMENTOS, INDICES Y PUNTUACIONES Frutas y verduras Cereales Legumbres Carnes rojas y procesadas Pescado Alimentos ahumados, salados y adobados Índice y carga glicémica

6.

PATRONES DIETÉTICOS

7.

CONCLUSIONES

8.

BIBLIOGRAFÍA

-1-

Alejandro Sánchez Villegas et al.

1.

RESUMEN La dieta es un factor importante en la etiología de diferentes tipos de cáncer. Su efecto ha sido

ampliamente estudiado desde el punto de vista metabólico y epidemiológico. Los factores dietéticos estudiados engloban desde macronutrientes como las grasas hasta micronutrientes como sustancias antioxidantes, pasando por grupos de alimentos concretos tales como frutas y verduras y en los últimos años patrones completos de alimentación como la dieta mediterránea. Posiblemente el alto consumo de grasas totales y saturadas aumenta el riesgo de cáncer de mama, colon y recto, próstata, pulmón y endometrio auque los resultados obtenidos no son de ninguna manera unánimes. Con respecto al consumo alcohólico existe suficiente evidencia para demostrar su asociación con el cáncer de la cavidad oral, faringe, laringe, esófago e hígado. Estudios metabólicos y experimentales sugieren que micronutrientes con propiedades antioxidantes como son la vitamina C, la vitamina E, los carotenoides, los folatos y los flavonoides tendrían un efecto beneficioso sobre el riesgo de cáncer aunque estudios observacionales han fallado en encontrar dichas asociaciones. La evidencia epidemiológica y experimental indica que un alto consumo de fibra dietética (contenida en las frutas, verduras, cereales y legumbres) posiblemente reduce el riesgo de cáncer de colon y recto, del cáncer de mama y del cáncer de próstata. Se han encontrado también evidencias del efecto beneficioso del consumo de frutas y verduras sobre los cánceres gastrointestinales y sobre los hormono-dependientes. Por último, una mayor adhesión a una dieta típicamente mediterránea integrada por una alta cantidad de fruta, verdura, pescado, cereales, legumbres y aceite de oliva y una baja cantidad de carne y productos lácteos se ha visto asociada a una reducción del riesgo de morir por cáncer. 2.

INTRODUCCIÓN El cáncer es la primera causa de mortalidad en el varón y la segunda entre mujeres. En el año

2001 se produjeron 97.714 defunciones por esta causa siendo responsables del 27,1% del total de fallecimientos. Las principales localizaciones tumorales son el cáncer de pulmón entre varones y el de mama entre mujeres. Por tanto, la prevención del cáncer es prioridad absoluta en salud pública por razones tanto económicas, sociales como humanas. El papel de la dieta en la etiología del cáncer ha sido ampliamente estudiada desde el punto de vista de la investigación animal y epidemiológica. Se han publicado en los últimos años cientos de estudios epidemiológicos que han evaluado la relación entre dieta y cáncer. Cabe destacar, la publicación de se publicaron dos importantes informes de expertos que resumieron la evidencia de la relación de la dieta con el cáncer a finales de 1990. Se han realizado diversas estimaciones para cuantificar el riesgo de cáncer atribuible a la alimentación. La primera y más conocida fue la llevada a cabo por Doll y Peto en el año 1981. Estos autores estimaron que el 35% de las muertes producidas por cáncer en EEUU eran debidas a la dieta. -2-

Dieta y Cáncer

Una de las valoraciones más completas y actualizadas ha sido realizada por el panel de expertos mundiales anteriormente citados que sugieren que modificaciones beneficiosas en el consumo de alimentos y nutrientes, el consumo de alcohol, el peso corporal y la actividad física, se podrían prevenir entre el 29,3% y el 40,6% de los tumores malignos. Por tanto, el estudio de la relación entre dieta y cáncer merece una atención prioritaria. En el campo de la epidemiología nutricional la aproximación clásica para establecer el efecto de la dieta sobre la salud ha sido el análisis de los nutrientes, principalmente definidos desde un punto de vista bioquímico. El efecto aislado de cada macronutriente (por ejemplo: hidratos de carbono, proteínas o diferentes tipos de grasas) ha sido el objetivo de las mayoría de las publicaciones científicas durante los años 60, 70 o incluso 90. Durante la segunda mitad de los años 80 y principios de los 90 el interés se centró en el estudio de los micronutrientes, con especial énfasis en carotenoides, tocoferoles, vitamina C o selenio. Más recientemente, otros alimentos específicos (por ejemplo el ajo, el aceite de oliva o los tomates) han captado la atención de los epidemiólogos nutricionistas, porque los antioxidantes o las sustancias fitoquímicas como tales, confieran menores beneficios para la salud que el alimento completo o la mezcla de alimentos en los que los antioxidantes están presentes. Aunque se han conseguido importantes avances con estudio que se basaban en un único nutriente o alimento, no podemos caer en el reduccionismo. Por ejemplo, dietas ricas en antioxidantes, tienden a serlo también en fibra o potasio, pero bajas en grasas saturadas. Las relaciones tan complejas que se establecen entre las exposiciones dietéticas, han llevado a los investigadores a crear nuevas aproximaciones que tienen en cuenta agrupaciones de alimentos, índices y puntuaciones. Por ejemplo se ha creado el índice glicémico, la carga glicémica o la capacidad total antioxidante. De la misma manera, existe un interés creciente en el estudio de patrones dietéticos completos. Los nutrientes o alimentos pueden tener efectos antagónicos o sinérgicos cuando son consumidos en combinación. Las asociaciones más importantes entre algunos componentes de la dieta y el cáncer, según la evidencia actual, se resumen en la tabla 1. A continuación se revisan las principales evidencias epidemiológicas en la asociación dieta y cáncer según diferentes grupos y factores alimentarios: 3.

MACRONUTRIENTES 3.1

Grasas Los lípidos contenidos en los alimentos son principalmente ácidos grasos de cadena larga

y colesterol. Prácticamente, sin excepción, los ácidos grasos de los alimentos poseen un número par de átomos de carbono y una cadena lineal. Químicamente, los ácidos grasos se clasifican en ácidos grasos saturados (AGS) o insaturados. Los AGS no poseen dobles enlaces en su molécula. Los AGS más frecuentes en la dieta son el ácido mirístico, el ácido palmítico, el ácido láurico y el ácido esteárico. -3-

Alejandro Sánchez Villegas et al.

Tabla 1. Asociaciones má más relevante entre dieta y cá cáncer Pulmón

Mama

Colon

Recto

Endometrio

+

+

+

+

+

AGMI

-

-

-

-

AGPI w-3

-

Alcohol

+

Oral

Estómago

Próstata

Esófago

Macronutrientes Grasa total AGS

+

+

+

Micronutrientes Vtamina C

-

Fibra

-

-

-

-

-

-

-

-

+

+

-

-

-

Alimentos Frutas y verduras

-

Cereales Carnes rojas

+

Pescado

-

-

-

+

Ahumados, salados o adobados

+

+

- Asociación inversa + Asociación directa AGS= Ácidos grasos saturados AGMI= Ácidos grasos monoinsaturados AGPI= Ácidos grasos poliinsaturados

Los ácidos grasos insaturados, sin embargo, poseen uno o más dobles enlaces. Si el doble enlace es único reciben el nombre de ácidos grasos monoinsaturados (AGMI). El más importante dentro de la dieta española es el ácido oleico, contenido principalmente en el aceite de oliva. Si poseen dos o más dobles enlace se denominan ácidos grasos poliinsaturados (AGPI). Desde el punto de vista de la epidemiología nutricional es importante diferenciar los AGPI w-3 u omega-3 y los AGPI w-6 u omega-6. Químicamente, su diferencia radica en la posición del primer doble enlace; w-3 (doble enlace en el tercer carbono), w-6 (doble enlace en el sexto carbono). Los AGPI w-3 más importantes son el ácido linolénico y los ácidos grasos de cadena larga marinos (ácido eicosapentanoico y el ácido docohexanoico).Los AGPI w-6 (representados normalmente por el ácido linoleico) están contenidos en aceites vegetales. Se ha relacionado el contenido en grasa de la dieta con el riesgo de distintos cánceres, pero las evidencias no son ni mucho menos unánimes. La alta correlación existente entre la ingesta de lípidos con la ingesta de calorías totales, las proteínas animales, el colesterol y el índice de masa corporal podría explicar, en parte, las diferencias encontradas. La relación de los AGS y/o animales con el cáncer de mama ha sido uno de los aspectos más controvertidos en la epidemiología nutricional. Estudios ecológicos han mostrado consistentemente una -4-

Dieta y Cáncer

asociación positiva, especialmente en mujeres postmenopaúsicas. Sin embargo, un análisis combinado de diferentes estudios de cohorte asociaron el cáncer de mama sobre todo a una mayor ingesta de energía total, no específicamente de grasa (Tabla 2).

Tabla 2. Estudios prospectivos sobre la relació relación grasa total y AGS y el riesgo de cá cáncer de mama N

Seguimiento (años)

RR(IC 95%) (Alta frente a baja categoría)

RR(IC 95%) (Alta frente a baja categoría)

Grasas totales

Grasas saturadaas

Nurses’ Health Study

89494

8

0,86 (0,67-1,08)

0,86 (0,73-1,02)

Canadian Study

56837

5

1,30 (0,90-1,88)

1,08 (0,73-1,59)

New York State Cohort

17401

7

1,00 (0,59-1,70)

1,12 (0,78-1,61)

Iowa Women’s Study

32080

4

1,13 (0,84-1,51)

1,10 (0,83-1,46)

Dutch Health Study

62573

3

1,08 (0,73-1,59)

1,39 (0,94-2,06)

Adventist’ Health Study

20341

6

-

1,21 (0,81-1,81)

Estudio

Fuente: Willett WC. Dietary fat and breast cancer. En: Nutritional Epidemiology. 2ª ed. Nueva York: Oxford University Press, 1998;377-413.

El mayor riesgo de cáncer de colon parece asociarse al consumo de grasa animal y, de la misma forma que en el caso anterior, en algunos estudios se ha asociado el cáncer de colon más a la ingesta de otros alimentos como las carnes rojas que a la ingesta de grasa propiamente dicha. Este efecto podría explicarse por la formación de carcinógenos inducidos por el calor en el cocinado de las carnes o por la presencia de hierro fácilmente disponible. El informe de la World Cancer Reseach Fund/American Institute for Cancer Reseach, concluyó que posiblemente el alto consumo de lípidos totales y/o AGS y/o grasas animales aumenta el riesgo de cáncer de mama, colon y recto, próstata, pulmón y endometrio. Sin embargo, la ingesta de AGPI w-3 de cadena larga (presentes en el pescado) se ha asociado de forma negativa con el cáncer de endometrio y de mama. Por otra parte, numerosos estudios han sugerido que el aceite de oliva pudiera ser protector frente al cáncer de mama, el carcinoma colorrectal y los cánceres de endometrio y ovario (Tabla 3). El principal tipo de grasa contenido en el aceite de oliva, es el ácido oleico. El ácido oleico es un ácido grado monoinsaturado. Sin embargo, se ha sugerido también que el efecto protector del aceite de oliva no sea debido a su contenido en AGMI (ácido oleico) sino a los compuestos antioxidantes presentes en este tipo de aceite.

-5-

Alejandro Sánchez Villegas et al.

3.2

Alcohol El alcohol está reconocida como sustancia co-carcinógena que produce cáncer

fundamentalmente por interacción con el tabaco y en aquellas localizaciones con las que entra en contacto: existe suficiente evidencia para demostrar su asociación con el cáncer de la cavidad oral, cabeza y cuello, faringe, laringe, esófago e hígado. Se ha demostrado una asociación directa en más de 40 estudios de cohortes y de casos y controles. Parece existir una asociación directa entre el consumo de bebidas alcohólicas y el cáncer de mama. Más de 50 estudios epidemiológicos han examinado esta asociación. La asociación encontrada no es de gran magnitud pero dada la frecuencia de exposición resulta de gran interés su estudio para la prevención. Un análisis combinado de 53 estudios epidemiológicos encontró que un incremento en 10

Tabla 3. Principales estudios de casos y controles llevados a cabo cabo sobre la relació relación aceite de olivaoliva-cáncer.

Tipo Mama

Estudio

Resultados (OR)

Simonsen et al

1,27 (0,88-1,85)‡

Trichopoulou et al

0,75 (0,57-0,98)*§

Morales-Suarez et al

0,5 (0,1-2,0)†

Landa et al

0,3 (0,1-1,08)‡

La Vecchia et al

0,89 (0,81-0,99)*†

Martín-Moreno et al

0,66 (0,46-0,97)*‡

Colorrectal

Braga et al

0,83 (0,70-0,99)*¥

Endometrio

Tzonou et al

0,74 (0,54-1,3) †

Ovario

Tzonou et al

0,80 (0,65-0,99)*†

Próstata

Norrish et al

0,5 (0,3-0,9)*£

* Resultado estadísticamente significativo (p1 ración diaria frente a 1 ración diaria. † Test de tendencia lineal. ¥ Odds Ratio (OR) al comparar el tercer tercil frente a primer tercil. £ Odds Ratio (OR) al comparar >5,5 ml/día frente a no consumo.

-6-

Dieta y Cáncer

gr. de alcohol al día, representaba un 7% de incremento de riesgo de cáncer de mama. El mismo resultado se obtuvo con un análisis combinado de los mayores estudios de cohortes. Las mujeres que consumían al menos 30 gr. diarios de alcohol presentaban un aumento del riesgo del 30 al 40% con respecto a las no bebedoras. La cantidad de alcohol consumida parece, a su vez, determinar el riesgo de cáncer de cavidad oral, faringe, laringe y esófago, y probablemente el riesgo de cáncer de hígado. No existen evidencias sobre el efecto diferencial según el tipo de bebida alcohólica. Los datos conjuntos de tres estudios prospectivos encontraron una asociación directa entre la cerveza y los licores y el cáncer de pulmón, mientras que la asociación se invertía en el caso del vino. Este hallazgo podría explicarse por la presencia de sustancias fitoquímicas en el vino, específicamente en el vino tinto. 4.

MICRONUTRIENTES 4.1

Antioxidantes Estudios metabólicos y experimentales sugieren que micronutrientes con propiedades

antioxidantes como son la vitamina C, la vitamina E, los carotenoides, los folatos y los flavonoides tendrían un efecto beneficioso sobre el riesgo de cáncer. Los primeros estudios observacionales realizados para estudiar el efecto del beta caroteno sugirieron un efecto protector de éste frente al cáncer de pulmón, cavidad oral y faringe. Sin embargo, recientes hallazgos procedentes de estudios de cohortes grandes y bien diseñados no han hallado efectos protectores consistes entre los principales antioxidantes conocidos y la incidencia de cáncer en la mayoría de las localizaciones. Igualmente, en ensayos aleatorizados como el Finnish Alpha-Tocopherol, Beta-Carotene (ATBC)

Study o el American Beta-Carotene and Retinol Efficacy Trial (CARET) dirigidos a comprobar la supuesta protección ofrecida por el beta-caroteno frente al cáncer de pulmón, los resultados paradójicamente fueron contrarios: recibir suplementos de beta-caroteno se asoció con un riesgo significativamente más alto de cáncer de pulmón. Tampoco se demostró el efecto protector sobre el cáncer de pulmón que se había postulado para el alfa-tocoferol (vitamina E). Tampoco han observado resultados positivos en los ensayos usando beta-caroteno, vitamina E y C para la prevención de los adenomas de colon y recto. Sin embargo, existe bastante consistencia a la hora de establecer el papel protector de la vitamina C sobre el cáncer de estómago. De la misma manera, ensayos de intervención han observado un efecto protector de la suplementación con selenio sobre el cáncer de próstata, gástrico y esofágico. Reid y colaboradores encontraron un efecto protector de la suplementación con selenio sobre el cáncer de pulmón únicamente entre aquellos sujetos con déficit inicial en este micronutriente.

-7-

Alejandro Sánchez Villegas et al.

Ensayo

Intervenció Intervención

Principales resultados

Antioxidantes Beta caroteno / Aspirina

No efecto para el beta-caroteno

ATBC

Alfa-tocoferol / Beta caroteno

Beta-caroteno: mayor riesgo de cáncer de pulmón Alfa-tocoferol: menor riesgo de cáncer de próstata

APPS

Beta-caroteno / Vitamina C + vitamina E

Beta-caroteno protector frente adenomas de colon (solo para abstemios y no fumadores)

PHS

SELECT

Selenio / Vitamina E

Resultados en 2013

WHS

Beta caroteno / Aspirina

No efecto para el beta-caroteno

CARET

Beta caroteno + vitamina A

Mayor riesgo de cáncer de pulmón

NPC

Selenio

Menor riesgo en cáncer de próstata Mayor riesgo de cáncer de piel (no melanoma)

MRC/BHF

Vitamina C + vitamina E + beta-caroteno

No efecto en mortalidad por cáncer

SUVIMAX

Vitamina C + vitamina E + beta-caroteno + selenio + zinc

Resultados en 2004-2005

PHS: Physicians’ Health Study ATBC: Alpha-Tocopherol, Beta Carotene Cancer Prevention Study Group APPS: Antioxidant Polyp Prevention Study SELECT: Selenium and vitamin E Cancer Prevention Trial WHS: Women’s Health Study CARET: American Beta-Carotene and Retinol Efficacy Trial NPC: Nutritional Prevention of Cancer MRC/BHF: British Heart Protection Study SUVIMAX: SUpplementation en VItamines et Mine´raux AntioXydants Fuente: Martínez-González MA. Eur J Cancer Prev (en prensa).

Tabla 4. Resumen de los principales ensayos de intervención llevados a cabo para evaluar el efecto de las sustancias antioxidantes sobre el riesgo de cáncer.

4.2

Sustancias fitoquímicas Se estima que existen más de 8000 sustancias fitoquímicas presentes en los alimentos.

Se encuentran principalmente presentes en alimentos tales como frutas, verduras, aceite de oliva virgen o vino tinto. Estos compuestos difieren en solubilidad, tamaño y polaridad, características que pueden afectar a su biodisponibilidad o sus propiedades biológicas. Se piensa que pueda existir un fenómeno de sinergia entre estos compuestos presentes en estos grupos de alimentos que sea el que les confiera características antioxidantes y anticancerígenas. Por ejemplo, la fracción no grasa del aceite de oliva virgen es rica en compuestos polifenólicos como el hidroxitirosol, la oleuropeína, los flavonoides y las catequinas que han demostrado tener propiedades antioxidantes en estudios realizados tanto "in vivo" como "in vitro". El resveratrol y la quercetina son compuestos fenólicos presentes en el vino tinto que han sido sugeridos como agentes antimutágenos. Se ha encontrado un efecto protector de las isoflavonas de la soja sobre el cáncer de mama y próstata. Los flavonoides, antioxidantes polifenólicos

-8-

Dieta y Cáncer

contenidos en verduras, han sido asociados de manera inversa con el riesgo de cáncer en diversas localizaciones. Sin embargo, las evidencias sobre el efecto protector de este grupo de sustancias son todavía escasas. 4.3

Fibra Howe y colaboradores combinaron los resultados de varios estudios para analizar la

relación existente entre la fibra y el cáncer de mama y el cáncer colorrectal. Encontraron un modesto descenso del riesgo de cáncer de mama al incrementar la ingesta diaria de fibra. Igualmente, hallaron una tendencia negativa para la asociación fibra-cáncer colorrectal. De la misma manera, el comité de expertos de la WRCF & ICRC concluyó que la evidencia epidemiológica y experimental indica que un alto consumo de fibra dietética (contenida en las frutas, verduras, cereales y legumbres) posiblemente reduce el riesgo de cáncer de colon y recto, del cáncer de mama y del cáncer de próstata. EL comité de UK consideró que la evidencia protectora era moderada. Sin embargo, diversos estudios prospectivos no han encontrado evidencias para apoyar la asociación inversa entre la fibra y el cáncer. A pesar de esto, recientemente, un amplio estudio prospectivo europeo sobre dieta y cáncer (EPIC) ha aportado nuevas evidencias sobre el efecto protector de la fibra dietética, especialmente para el cáncer de colon. 5.

GRUPOS DE ALIMENTOS, ÍNDICES Y PUNTUACIONES 5.1

Frutas y verduras Es ampliamente conocido el efecto protector de este grupo de alimentos sobre el cáncer.

Uno de los principales artículos elaborados sobre el efecto protector ejercido por este grupo de alimentos sobre el cáncer es el trabajo de Block y colaboradores. Este autor revisó aproximadamente 200 estudios. Los estudios determinaban la relación entre el consumo de fruta y verdura y la incidencia de cáncer de pulmón, colon, mama, cérvix, esófago, cavidad oral, estómago, vejiga, páncreas y ovario. En 126 de 156 estudios de dieta, el consumo de fruta y verdura se asociaba de forma inversa con el riesgo de cáncer. El riesgo de cáncer para la mayoría de las localizaciones era dos veces superior en personas cuyo consumo de fruta y verdura era pequeño al compararlos con aquellos sujetos con elevado consumo de estos alimentos. Posteriormente, Vant't Veer y colaboradores revisaron más de 250 estudios observacionales que estudiaban el papel de las frutas y verduras y su relación con el cáncer. Encontraron evidencias del efecto beneficioso de este grupo de alimentos sobre los cánceres gastrointestinales en primer lugar y sobre los cánceres hormono-dependientes en segundo lugar. De la misma manera, el efecto de las frutas y verduras en la reducción de riesgo de cáncer ha sido evaluado por la WRCF & AICR. Este análisis, basado en el resultado de 37 estudios de cohortes, 196 estudios de caso- control y 143 estudios ecológicos, concluyó que existían evidencias convincentes de -9-

Alejandro Sánchez Villegas et al.

que un alto consumo de frutas y verduras disminuye el riesgo de cáncer de cavidad oral y faringe, esófago, pulmón y estómago. Concluyó también que el alto consumo de verduras reduce el riesgo del cáncer de colon y recto. El comité de expertos ingleses consideró que la evidencia del efecto protector sobre el cáncer de colon y recto y estómago es moderada, que sobre el cáncer de mama es débil y que la evidencia sobre el cáncer de pulmón y esófago es insuficiente. Estudios metabólicos y experimentales sugieren que en los mecanismos de acción de las frutas y verduras están implicados micronutrientes con propiedades antioxidantes tales como la vitamina C y E, así como fibra dietética, folatos, carotenoides y flavonoides. 5.2

Cereales En una revisión de los estudios de casos y controles realizados para estudiar la relación

entre los cereales integrales y el riesgo de cáncer, 4 de 5 estudios de casos y controles encontraron una asociación inversa entre el consumo de cereales integrales y el cáncer colorrectal. Además, otros 7 estudios sobre el cáncer de estómago sugirieron también una asociación inversa. El mismo resultado se obtuvo para los 2 estudios de casos y controles que estudiaron el cáncer de endometrio y para otros dos que lo hicieron con el cáncer de páncreas. En contraste con el efecto protector encontrado para los cereales integrales, los cereales refinados tienden a estar relacionados con un incremento del riesgo de cáncer. 5.3

Legumbres Las evidencias existentes sobre el consumo de legumbres y el riesgo de desarrollar

diferente tipos de cáncer, no permiten establecer una conclusión definitiva. Sin embargo, este grupo de alimentos contienen sustancias como hidratos de carbono, fibra, minerales y diversos compuestos fitoquímicos como las isoflavonas, los polifenoles o las saponinas, que se han relacionado inversamente con el riesgo de cáncer. Potter y Steinmetz realizaron una revisión de estudios, de los cuales, un 39% habían encontrado una asociación inversa legumbre-cáncer, mientras que el 44% la había hallado directa. En una revisión realizada por el Instituto Americano para la Investigación del Cáncer, de 58 estudios epidemiológicos examinados, 29 sugirieron una asociación inversa entre el consumo de legumbres y el cáncer, mientras que 22 encontraron un aumento del riesgo de cáncer con el consumo de este grupo de alimentos. Las evidencias, por tanto, no son concluyentes y en cierta manera contradictorias. 5.4

Carnes rojas y procesadas Diversos estudios de cohortes han fallado en encontrar asociaciones positivas entre el

consumo de carnes rojas y la incidencia de diferentes tipos de cánceres como el cáncer de mama, el cáncer colorrectal o el cáncer de páncreas. Sin embargo, la WRCF & AICR consideró que el alto consumo -10-

Dieta y Cáncer

de carne roja probablemente aumenta el riesgo de cáncer de colon y recto y posiblemente el cáncer de estómago, esófago, páncreas, mama, próstata y riñón. Norat y colaboradores en un meta-análisis sobre 34 estudios de diseño caso-control y 14 estudios de cohortes calculó que en países con elevado consumo de carnes rojas, como Argentina, Uruguay o Paraguay, la fracción de cáncer atribuible a este grupo de alimentos se situaría entre el 25,6% en el caso de los varones y el 19,2% en el caso de las mujeres. Múltiples factores podrían ser responsables de este fenómeno. Entre ellos, el contenido en grasa, proteínas y hierro de la carne roja, la alta producción de promotores endógenos y posibles carcinógenos como las nitrosaminas tras su consumo y la forma de elaboración de la misma. Las carnes muy hechas, sometidas a altas temperaturas durante su proceso de elaboración presentan una alta concentración de aminas heterocíclicas e hidrocarburos policíclicos cuyo efecto mutagénico y carcinogénico ha sido demostrado en estudios animales. 5.5

Pescado El papel del pescado sobre el cáncer ha sido poco estudiado. Existen estudios ecológicos

que han encontrado relaciones inversas entre el consumo y la incidencia o mortalidad por cáncer. De la misma manera, estudios de casos y controles y estudios de cohortes han relacionado el consumo de pescado con diferentes tipos de cánceres, principalmente gastrointestinales. Un reciente informe realizado por el instituto americano para la investigación sobre el cáncer, tras una revisión de los diferentes estudios epidemiológicos llevados a cabo, concluyó que el consumo de pescado puede proteger frente al cáncer de colon, recto u ovario. Los ácidos grasos w-3 han demostrado "in vitro" un efecto antiinflamatorio e inhibitorio de los cánceres de colon, mama y próstata. Sin embargo, existen pocas evidencias para apoyar la hipótesis del efecto protector del pescado sobre el cáncer de mama y próstata. Aunque algún estudio ecológico ha mostrado una asociación negativa, grandes estudios de cohortes como el Nurses' Health Study no encontraron relación de este grupo de alimentos con el cáncer de mama. Tampoco se ha comunicado una relación entre el cáncer de próstata y el consumo de pescado o ácidos grasos w-3. 5.6

Alimentos ahumados, salados y adobados El cáncer gástrico es la segunda causa de muerte por cáncer en el mundo encontrándose

en Japón, China y Suramérica las tasas más elevadas y en los países del norte de Europa las más bajas. De la misma manera, el cáncer de nasofaringe, relativamente raro en la mayor parte del mundo, es muy frecuente en algunas regiones de China y del sudeste de Asia. Los métodos de elaboración y conservación de los alimentos varían considerablemente de un país a otro, y es probable que estas diferencias contribuyan a explicar parte de las diferencias halladas. La mayoría de los estudios que han evaluado el efecto de la dieta se han centrado en el estudio de alimentos consumidos en regiones específicas por poblaciones de alto riesgo. Así el consumo de pescado salado, de algunos alimentos -11-

Alejandro Sánchez Villegas et al.

conservados y de especias picantes se han visto asociados con un aumento del riesgo de estos dos tipos de cáncer. El pescado y otros alimentos salados y preservados contienen una elevada cantidad de nitrosaminas exógenas y precursores de éstas con comprobados efectos carcinogénicos en modelos animales. Además, existen abundantes evidencias sobre el efecto perjudicial del consumo de sal y productos salados sobre el cáncer gástrico que provienen de estudios principalmente de diseño ecológico y de caso-control. Recientemente, además, la OMS ha concluido que probablemente el consumo de sal y productos preservados en sal aumente el riesgo de cáncer gástrico. Por otro lado, existen evidencias epidemiológicas del efecto beneficioso de frutas y verduras, así como de la soja sobre el cáncer gástrico debido a un efecto inhibidor de los mismos en la síntesis de nitrosaminas endógenas precursoras de dicho cáncer. Existe unanimidad al afirmar que el descenso de la incidencia de cáncer de e3stómago y esófago en las últimas décadas puede ser debido al incremento en el consumo de frutas y verduras y a la mejora en las técnicas de conservación de alimentos (introducción de la refrigeración que ha permitido reducir la conservación de alimentos mediante la sal, el adobo o el ahumado). 5.7

Índice y carga glicémica Muchos estudios metabólicos han demostrado que los alimentos fuentes de hidratos de

carbono difieren en sus respuestas glicémicas (elevación de glucemia tras la ingesta dietética). De la misma manera, las respuestas glicémicas e insulínicas varían de unos hidratos de carbono a otros debido a su tasa de absorción intestinal determinada por su composición, estructura y susceptibilidad a la digestión enzimática. El índice glicémico de un alimento se define como el incremento del área bajo la curva de la respuesta a glucosa tras la ingestión de una cantidad standard de hidratos de carbono contenida en dicho alimento con respecto a un alimento referencia (pan blanco habitualmente). La mayoría de los alimentos ricos en féculas refinadas tienen altos índices glicémicos mientras que las verduras, frutas y legumbres tienden a tener bajos índices. La carga glicémica es la medida del impacto de un alimento en la respuesta glicémica pero teniendo en cuenta la distribución de macronutrientes contenidos en el alimento (grasa, proteínas e hidratos de carbono). El estudio inicial del efecto del índice y la carga glicémicas se centró en la obesidad, diabetes y enfermedad cardiovascular. Sin embargo, recientemente algunos autores han relacionado la ingesta de alimentos con elevada carga glicémica con diferentes tipos de cáncer como el cáncer de ovario o el de páncreas. 6.

PATRONES DIETÉTICOS Estudios epidemiológicos recientes han evaluado la relación entre patrones de dieta y la

incidencia de cáncer. Destacan los resultados obtenidos en la cohorte de Nurses' Health Study donde se -12-

Dieta y Cáncer

encontró una asociación positiva entre el seguimiento de una dieta "occidentalizada" compuesta principalmente por carnes rojas, patatas fritas, dulces y cereales refinados y la incidencia de cáncer colorrectal. Uno de los estudios más importantes, el estudio EPIC, encontró una menor mortalidad por cáncer entre aquellos sujetos con mayor adhesión a una dieta típicamente mediterránea integrada por una alta cantidad de fruta, verdura, pescado, cereales, legumbres y aceite de oliva y una baja cantidad de carne y productos lácteos. El seguimiento de este tipo de dieta se asoció a una reducción del 24% en el riesgo de morir por cáncer de forma estadísticamente significativa. 7.

CONCLUSIONES A la luz de los resultados obtenidos, podemos concluir que una adecuada prevención del cáncer

podría incluir las siguientes especificaciones en relación a la dieta:

S

Disminuir el consumo de grasas saturadas y proteínas animales y aumentar la ingesta de grasas poliinsaturadas de cadena larga como las contenidas en el pescado y monoinsaturadas como las contenidas en el aceite de oliva.

S

Es necesario reducir el consumo de alcohol principalmente en las mujeres debido al aumento del riesgo de cáncer de mama asociado a su iniesta.

S

Aumentar el consumo de alimentos ricos en fibra. Para conseguirlo es conveniente consumir diariamente frutas, verduras, legumbres y cereales, especialmente integrales.

S

Aumentar el consumo de verduras y frutas frescas, sobre todo por el beneficio potencial para la prevención del cáncer de las vitaminas antioxidantes y compuestos fitoquímicos que se encuentran en estos alimentos.

S

Es conveniente reducir el consumo de sal y de alimentos conservados en sal y/o ahumados.

8.

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