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Él hombre y la mujer son diferentes fisiológicamente, esta diferencia fisiológica se traduce desde los principios de la humanidad en un comportamiento social que ha ido evolucionando hasta el punto de hoy en día cuando las cosas empiezan a cambiar poco a poco. En los principios de la humanidad, las mujeres estaban destinadas a cuidar los hijos y quedarse en el refugio, aldea o similar, mientras los hombres salían a hacer las tareas duras, como cazar o luchar. Esto hacia que la mujer dependiera del hombre. Posteriormente, la relación entre hombres y mujeres fue evolucionando hasta desembocar en un mundo dominado por los hombres, que ha ido sometiendo a la mujer con actitudes discriminatorias, como matrimonios obligados o por conveniencia, esclavitud sexual, etc., y otras más violentas, como los maltratos domésticos, que es el tema central de este trabajo. Los datos nos indican que cada vez hay más denuncias de malos tratos en nuestro país, esto no indica que cada vez haya más malos tratos, sino que las mujeres no se guardan los abusos y por fin son capaces de dar la cara logrando un gran paso contra este tipo de abusos. Sin embargo cada vez son más los casos que acaban de en asesinatos y muchas veces, desgraciadamente la justicia no actúa como debiera. Por esto todavía queda mucho por hacer para lograr conseguir llegar al fin de este problema. Esto nos lleva a la conclusión de que por mucho que se haga no es bastante. Las mujeres siguen siendo objeto de estas agresiones que aunque cada vez son más castigadas por la sociedad y la justicia, son todavía muy comunes . Hoy en día hablar de la violencia específica que se ejerce sobre las mujeres es hablar de un grave problema social debido a su gran incidencia en nuestra población y a la gravedad de las secuelas tanto físicas como psicológicas producidas en las víctimas. Los malos tratos no se producen por casualidad sino que, según numerosas investigaciones, existen unos rasgos significativos y un perfil de la mujer maltratada y del hombre maltratador. Una de las formas mas comunes de malos tratos es el denominado "maltrato doméstico", tanto conyugal como familiar, que sufren las mujeres y que se manifiesta tanto en agresiones físicas como psíquicas, siendo éste un problema que se produce en todos los grupos de edades, niveles educativos y socioeconómicos. Los malos tratos que sufren las mujeres dentro del hogar tienen su causa no tanto en factores que pueden ser desencadenantes de la agresión (el alcohol, el paro, la pobreza...) como, de acuerdo con las opiniones más extendidas, en la situación estructural de desigualdad real en la que se encuentran las mujeres dentro de la sociedad. La dependencia económica, el reparto de papeles y funciones dentro de la familia − en la que la mujer sigue teniendo la consideración de subordinada −. Queda mucho camino todavía para conseguir la igualdad de hecho y eliminar las pautas culturales que provocan por ejemplo, situaciones de violencia contra la mujer dentro de las relaciones familiares. O las que hacen considerar esa violencia como "asuntos privados" de las parejas, "cosas de dos". En la ocultación social de la violencia familiar influye también el desconocimiento de las propias mujeres de sus derechos como ciudadanas y la falta de recursos económico deja de manos de su esposo o su novio. Muy pocas serán las que lo comentarán con otra persona −− un amigo, un pariente, un entendimiento de 1
estereotipos sexuales, son causas profundas que posibilitan los malos tratos a las mujeres, razón por lo que aquéllos no pueden estimarse sólo como alteraciones accidentales en las relaciones entre las personas. En la actualidad resulta difícil estimar la verdadera incidencia de los malos tratos en nuestra sociedad porque los datos existentes son poco fiables y sólo se denuncia una mínima parte de los casos (entre un 10 y un 30% de los sucesos reales), además de ser escasa la asistencia de estas mujeres a los centro médicos, psicológicos y jurídicos. vecino o la policía. Las víctimas de la violencia doméstica provienen de todos los sectores de la vida, de todas las culturas, de grupos de bajos o altos ingresos, de todas las edades, de cualquier religión. Ellas comparten sentimientos de impotencia, aislamiento, culpa, temor y vergüenza. s para sobrevivir. Los problemas que representan los hijos les hacen soportar la situación durante años (una media de 9 años), lo que ocasiona un grave deterioro psicológico. Una de cada cuatro mujeres en este país sufrirá algún tipo de violencia Todos esperan que no suceda nuevamente, pero a menudo se repite. Además del daño físico y psicológico a las víctimas, hay otros daños que son igual de peligrosos para la sociedad y para el agresor tales como: Los hombres y las mujeres que siguen el ejemplo de sus padres y usan la violencia para resolver los conflictos, les están enseñando el mismo comportamiento destructivo a sus hijos. Puede perder el empleo o su carrera profesional puede quedar incapacitado debido a lesiones, arrestos u ofensas. A causa de la violencia se pierden vidas. VIOLENCIA DOMESTICA/PRIMEROS DATOS DE UNA MACROENCUESTA A 20.000 MUJERES Cerca de 650.000 españolas son víctimas en la actualidad de malos tratos Más de dos millones dicen haberlos padecido en algún momento de su vida IRENE HERNANDEZ VELASCO MADRID.− Entre las cuatro paredes de eso que se llama hogar, en silencio, aterradas, hay cerca de 650.000 españolas que, a día de hoy, sufren los estragos de la violencia doméstica. «Mujer maltratada», se confiesa abiertamente el 4,2% de las españolas mayores de 18 años. Eso, a día de hoy, porque, mirando al pasado, son más de dos millones las españolas que reconocen haber sido en algún momento de su vida víctimas de insultos, golpes, amenazas, violaciones, empujones y demás agresiones en el ámbito familiar. Ascienden exactamente a 2.125.000 las que dicen haber pasado por eso. Los datos proceden de la primera macroencuesta sobre violencia doméstica realizada en España, y fueron adelantados ayer por la secretaria general de Asuntos Sociales, Amalia Gómez, y la directora del Instituto de la Mujer, Concepción Dancausa. Cerca de 20.000 españolas han sido entrevistadas para llegar a la terrible conclusión de que el 14,2 de la población femenina de este país padece o ha padecido alguna vez malos tratos. En tres cada de cada cuatro casos, el agresor era el marido, el novio o el compañero sentimental.
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La buena noticia es que cada vez son más las mujeres que plantan cara a la violencia y se atreven a denunciar. En 1998, el número total de denuncias por malos tratos a mujeres ascendió a 20.043. Al años siguiente, 1999, la cifra había crecido hasta un 8,65%, subiendo las denuncias hasta 21.778.
La mala noticia es que muchas de esas denuncias son finalmente retiradas. «Lo que supone el fracaso del intento de ruptura y el triunfo de la cultura de la resignación», decía Amalia Gómez al hacer balance de los dos primeros años de vida del Plan de Acción contra la Violencia Doméstica. La secretaria general de Asuntos Sociales no paró de ofrecer datos con los que glosar las maravillas del plan: 8.926 consultas al teléfono 900−19 10 10 en estos dos años, 40 servicios para mujeres maltratadas creados en las comisarías de policía y 54 en las comandancias de la Guardia Civil, 4.773 millones de pesetas invertidos por el Gobierno (2.485 millones en 1999 y 2.288 en 1998), 328 cursos de formación que han llegado a 13.000 profesionales (jueces, abogados, psicólogos y trabajadores sociales), 65 casas nuevas de acogida (a parte de las habilitadas por las comunidades autónomas)... «Creo que es evidente que hemos conseguido el rechazo de la sociedad a la violencia», decía Concepción Dancausa. «Ahora, falta que la lucha contra la violencia doméstica vaya hacia lo concreto, para que la intervención social sea más eficiente». Guerra de cifras ¿Cuántas vidas se cobraron el año pasado los malos tratos? Depende de a quien se le pregunte. La secretaria general de Asuntos Sociales, Amalia Gómez, dio ayer a conocer los datos del Ministerio del Interior sobre violencia doméstica, según los cuales 42 mujeres fallecieron el año pasado por malos tratos. Pero según la estadística de la Federación de Mujeres Separadas y Divorciadas, las mujeres muertas el año 1999 a manos de sus parejas fueron 68. «El Gobierno puede dar los datos que le dé la gana porque las muertes del año pasado son al menos 68», aseguró Ana María Pérez del Campo, presidenta de la Federación de Mujeres Separadas y Divorciadas, en declaraciones a Servimedia. Por su parte, la presidenta de la Asociación de Mujeres Progresistas, Enriqueta Chicano, calificó de «muy grave» que el recuento del Gobierno sobre las víctimas mortales «deje fuera a casi 20 mujeres que han muerto por esta misma causa durante el año pasado».
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Chicano explicó que, según datos de la policía judicial, en 1999 murieron unas 70 mujeres a manos de sus cónyuges o ex compañeros. A fin de cuentas, y este es el tema central del trabajo, lo que se quiere denunciar es que con la violencia doméstica y los malos tratos a las mujeres, se están violando la Declaración universal de los derechos humanos, más concretamente sus artículos 1, 3, 5 que dicen lo siguiente: Articulo 1: Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. Articulo 3: Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona. Artículo 5: Nadie estará sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Opinamos personalmente que es una injusticia que se violen estos derechos, ya que esta declaración es la base de una convivencia justa y pacífica para la humanidad. También queremos expresar nuestro gozo por el duro empeño que las autoridades y organizaciones ponen para solucionar este problema en España y en el resto del mundo.
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