DILEMAS MORALES RESUELTOS

DILEMAS MORALES RESUELTOS Uno de los rasgos fundamentales de la conducta moral es que está guiada por unos valores morales: decir la verdad, por ejemp

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Ing. Roberto Morales Morales
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DILEMAS MORALES RESUELTOS Uno de los rasgos fundamentales de la conducta moral es que está guiada por unos valores morales: decir la verdad, por ejemplo, es un valor moral y nuestro comportamiento será moral siempre que digamos la verdad; cuando mentimos, nuestro comportamiento es inmoral. Cuando no prestamos atención a esos valores morales, nuestra conducta es amoral. Dicho de otra manera, la conducta moral significa que nos sentimos obligados a cumplir con nuestro deber en una determinada situación. Ahora bien, con frecuencia las situaciones a las que hacemos frente son complicadas y son varios los valores que están en juego, resultando difícil respetarlos todos o seguirlos completamente. Esto es lo que se llama habitualmente un dilema moral: una situación en la que estamos ante una alternativa que nos hace dudar y no tener demasiado claro lo que debemos hacer. En algunas ocasiones puede que no nos demos cuenta ni siquiera de que existe un dilema moral, pues no nos paramos a analizar la situación y prestamos atención sólo a un aspecto del problema. Podemos poner un ejemplo de un dilema moral: Torturar a unos presos talibanes. Juan y Nelson son dos soldados del ejército español. Hace unos meses fueron destinados a Afganistán, con el contingente de tropas españolas que están en el país para su reconstrucción y para frenar el avance de los talibanes. Un día, mientras están patrullando, les ataca un grupo de talibanes y logran secuestrar a dos compañeros. A los pocos días, los talibanes exigen que sean liberados los presos que tiene el ejército español. De no hacerlo ejecutarán a los dos rehenes españoles. El comandante del puesto les ordena que interroguen a los talibanes que tienen presos para poder averiguar dónde están escondidos quienes tienen secuestrados a los soldados españoles. El comandante les ordena que, en caso de no hablar, empleen todos los medios posibles para que lo hagan, incluida la tortura. ¿Deben Juan y Nelson torturar a los presos para averiguar dónde están sus compañeros? Para resolverlo, hay que dar los siguientes pasos: Enumera varias opciones A Juan y Nelson se les plantea una difícil decisión. Planteada como dilema, obliga a optar entre una de dos opciones. A veces es posible evitar el dilema buscando soluciones alternativas. Esta búsqueda de alternativas favorece la capacidad de encontrar otras soluciones y evitar el dilema. Argumentación: argumentos a favor de cada opción Para tomar una decisión tenemos que buscar los argumentos que están a favor de cada una de las dos opciones que se nos presentan. No sirve cualquier argumento, sino sólo aquellos que pueden justificar moralmente lo que hacemos. Si alguien nos pregunta por qué hemos pegado a un compañero en clase, podemos responder que ha sido porque le odiamos; es sin duda una explicación, pero es muy difícil que alguien considere que nuestra acción está justificada con esa explicación. Explicar por qué hacemos las cosas no es lo mismo que justificarlas. En el caso del dilema, el problema consiste en que hay argumentos a favor de cada una de las opciones. Para poder tomar una decisión bien justificada es muy importante que tengamos en cuenta los diversos argumentos, y no sólo los que hay a favor de la opción que, en principio, nos parece buena, sino también los que hay a favor de la otra opción.

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Los argumentos que se suelen emplear en la argumentación moral son, en general, de dos tipos: consecuencias y principios o valores. Entendemos por consecuencias los resultados que generan nuestras decisiones, ya sean éstos perniciosos o favorables. Actuamos para conseguir algo, y lo que obtenemos es una consecuencia de nuestra acción. Además, al actuar incidimos en nosotros mismos y en los que nos rodean, de tal modo que además de la consecuencia directa e inmediata hay otras más indirectas, pero que también importan. Y con frecuencia hay al mismo tiempo consecuencias positivas y negativas, para uno mismo y para los demás, por lo que pueden entrar en conflicto y por eso tenemos un dilema. Los principios son los supuestos, creencias o normas fundamentales que guían nuestro comportamiento. Por otra parte, los valores nos indican lo que apreciamos en esta vida y consideramos fundamental para lograr una vida que merezca la pena. Si la amistad es algo valioso y se basa en la confianza, traicionar a un amigo está mal porque rompe esa confianza y destruye la relación de amistad. Del mismo modo debemos decir la verdad independientemente de las consecuencias, pues la veracidad es un valor que guía nuestro comportamiento. El bienestar físico, propio o ajeno, es igualmente un valor importante, mientras que sufrir no es algo valioso. En este ejercicio te pedimos que enumeres el mayor número de argumentos posibles a favor de cada una de las opciones. Análisis del problema Al actuar tenemos en cuenta los valores morales, es decir, nos preocupa saber si lo que hacemos está bien o lo que está mal. Cuando hacemos lo que está bien, no sentimos satisfechos; cuando hacemos lo que está mal, nos sentimos culpables y avergonzados. Considerados desde otro punto de vista, los valores morales nos imponen una conducta: bueno es aquello que debemos hacer y la conciencia nos dice que es la conducta correcta; malo es aquello que no debemos hacer, nuestra conciencia nos dice que no es la conducta adecuada. Además, cuando actuamos vamos buscando conseguir algo que consideramos bueno, que es importante y valioso para nosotros y que de ello depende nuestra felicidad. Los dilemas morales se caracterizan porque son situaciones en las que estamos obligados a tomar una decisión, pero nos damos cuenta de que existen varios principios morales en juego y también varios bienes o cosas valiosas y que no es posible atenderlos todos. Si hacemos una cosa, actuamos de acuerdo con un valor moral y conseguimos algo, pero al mismo tiempo incumplimos otro valor moral y perdemos también algo. No hay forma de satisfacer los dos valores o principios en juego y nos vemos obligados a elegir. El primer paso para hacer frente a un dilema consiste, por tanto, en darse cuenta de los valores y principios morales que están en conflicto. Para ello, tenemos que tener en cuenta, en primer lugar, lo que nos dice nuestra propia conciencia. Además debemos tener en cuenta los valores que están vigentes en la sociedad en la que vivimos, valores que algunas veces son muy explícitos y están bien definidos, como ocurre en códigos morales del tipo de los Diez Mandamientos o de los Derechos Humanos. Es además, importante, tener en cuenta la importancia que tienen para nosotros y el orden jerárquico en el los situamos También tenemos en cuenta la clase de persona que queremos ser y la clase de mundo en la que queremos vivir. Solución Al final hay que exponer lo que uno mismo haría en el caso de encontrarse en una situación semejante. Para ello hay que redactar una exposición en la que dejemos claro qué es lo que pensamos que se debe hacer y cuáles son las razones que justifican nuestra decisión. Es decir, se trata de exponer la decisión que nosotros tomamos basados en los argumentos expuestos

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en la pregunta anterior, procurando además refutar los argumentos que están en contra de lo que nosotros pensamos que es la conducta moralmente buena. Es muy importante no caer en el error de resolver el dilema proponiendo una solución intermedia que en cierta medida satisfaga los valores en están conflicto en el dilema. En ese caso estaríamos evitando el dilema y no dando nuestra solución. Por tanto, la decisión que ofrezcamos en este apartado tiene que ser una de las dos que plantea el dilema.

1. EJEMPLO DE SOLUCIÓN DEL DILEMA Lo que sigue es la solución al dilema expuesto al principio. Enumerar varias opciones Pueden, claro está torturar al preso y conseguir su confesión. Pueden también negarse a hacerlo y afrontar las consecuencias que se derivan de la amenaza de su comandante. Una tercera opción es denunciar la exigencia del comandante a los mandos superiores, haciendo ver que no está permitido torturar a los prisioneros. Aunque difícil, pueden intentar convencer al comandante de que no se debe torturar a ningún preso, proponiendo como alternativa organizar un grupo que salga a buscar a los compañeros. También pueden interrogarle con dureza, pero sin llegar a torturarle y, en último término, fingir que los han torturado. Justificar nuestra conducta: argumentos a favor de cada opción A) Estos son los posibles argumentos a favor de torturarles: -

Es posible que los presos, que se niegan a colaborar con el enemigo en condiciones normales, no soporten la tortura y hablen para dejar de sufrir dolor, lo cual, aunque no garantiza que los compañeros sean liberados, sí entraña una posibilidad más para ello

-

Teniendo en cuenta que los presos no van a colaborar si no utilizan la tortura, es bastante probable que no encuentren a sus compañeros y que éstos acaben muertos al no liberar a los presos talibanes.

-

Los talibanes no volverán a recurrir a ese tipo de amenazas, al ver que no tienen efecto.

-

Quizá consigan una confesión y en ese caso podrían salvar a sus compañeros. Por mínima que sea la probabilidad de que confiesen hay que intentarlo, pues la vida de los compañeros vale mucho más que la de los talibanes presos.

-

No torturarlos implicaría desobedecer las órdenes de un superior y eso es grave dentro del ejército.

-

De esa forma conseguirían dar un escarmiento ejemplar, sobre todo si se corre la voz entre los talibanes de los buenos torturadores que son Nelson y Juan.

-

Se lo merecen. Ellos han jugado sucio secuestrando a sus compañeros y ahora van a pagar por ello.

B) Esos son los posibles argumentos a favor de no torturarles: -

La persona que tortura puede volverse insensible y cruel, dado que los actos concretos son los que confieren un modo de ser a la persona: somos lo que hacemos.

-

Cuando los enemigos talibanes sepan que los soldados torturan, su deseo de luchar contra ellos y matarlos o expulsarlos del país, aumentará

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-

Es posible que se arrepientan de haber torturado a otra persona y convivan con el sentimiento de culpa toda su vida.

-

No hay que hacer daño a otras personas y al torturar a alguien se inflige un gran daño físico, psíquico y moral a la persona torturada.

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La tortura es una práctica prohibida por los DDHH en cualquier situación, incluida la guerra.

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Las declaraciones obtenidas bajo tortura no suelen ser muy fiables.

-

Torturarlos, aunque sea un hecho aislado y sólo se torture a unas pocas personas y se haga por una buena causa, implicaría perpetuar en el mundo una práctica que atenta directamente contra la dignidad de las personas y que, por tanto, no se debe permitir por ningún motivo y en ninguna circunstancia. No respetar ni valorar la dignidad de la persona no atenta únicamente contra aquel individuo concreto que está siendo torturado, sino contra todas las personas del mundo.

-

Normalmente y salvo excepciones, cuando las personas creen firmemente en su lucha no hay forma humana ni inhumana de hacerles confesar (son capaces de dar la vida, la suya y la de sus hijos antes de hablar o de favorecer al enemigo).

Análisis del problema En el ejército, la obediencia a las órdenes de un superior es un valor muy importante. Se espera de un soldado que obedezca a sus superiores cuando estos le dan una orden o le imponen una misión. En este caso está clara la orden que les ha dado el comandante. En caso de no obedecer van a padecer castigos u otras consecuencias negativas, pues el comandante les hará pagar su desobediencia. Su vida en el cuartel va a ser peor. Además, en la vida cotidiana y también en el ejército es importante la amistad y el compañerismo; debemos ayudar y proteger a nuestros compañeros. Sus compañeros están en peligro de muerte y ellos deben ayudarlos, para evitar que pierdan la vida. Junto a la amistad, deben tener en cuenta la lealtad a su unidad del ejército y a los compañeros, a los que no pueden fallar en momentos difíciles. Por otra parte, la tortura está expresamente prohibida en la Declaración de Derechos Humanos y en las leyes de todos los países. Torturar es un acto que va contra derechos fundamentales de las personas y contra las leyes vigentes. Por último, torturar significa infligir un daño físico o psicológico considerable a una persona que está indefensa, dejando secuelas duraderas. Los tres valores más importantes son: la vida de sus compañeros: el respeto a la dignidad de todas las personas; la obediencia en el ejército. Solución A pesar de la casi segura muerte de mis compañeros, en ningún caso recurriría a la tortura. No siempre el fin justifica los medios y, además, ciertos medios son contraproducentes pues terminan provocando males mayores que los que se quieren evitar. La tortura es una práctica inhumana y degradante, en la que se humilla y se inflige un daño difícilmente reparable a unos seres humanos. Todo ser humano, incluso aquellos que se han comportado injusta o indignamente, debe ser respetado y tratado como tal. Este respeto incondicional es lo que marca la diferencia clara entre quienes obran mal y quienes obran bien. Por otra parte, aunque algunos mantienen que la tortura es eficaz, nada garantiza que vayan a decir la verdad. Las confesiones obtenidas bajo tortura no suelen ser demasiado fiables,

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pues es posible que las personas, bajo el dolor padecido, procuren dar información, aunque no sea cierta. Incluso pueden ser fuertes y negarse, lo que podría exigir acabar con su vida para evitar que el hecho de la tortura sea conocido. Además, el prestigio de nuestras tropas entre la población y el enemigo se verá seriamente dañado. Si llega a los talibanes la noticia de que sus compañeros han sido torturados, es bien posible que a partir de ese momento luchen con más determinación, evitando por todos los medios ser capturados por los soldados. No nos temerán más, sino que aumentará su odio y su deseo de acabar con nosotros. Cierto es que mis compañeros pueden esperar de nuestra lealtad que hagamos todo lo posible por salvarlos, pero tanto ellos como yo sabemos que en una guerra podemos morir y aceptamos el riesgo. La guerra es una situación muy dura, en la que se saltan con facilidad todas las normas morales, pero en todo caso hay límites que no se pueden traspasar y uno de ellos es el respeto a la vida de los prisioneros. Es más, en caso de torturar, me sentiré culpable; si no lo hago y matan a mis compañeros, los culpables serán los talibanes no yo. No hacerlo me ayudará a conservar mi propia dignidad y a no sentirme culpable. Lo importante no es tanto lo que hacen los talibanes o lo que se merecen, sino lo que hago yo mismo. El que ellos obren mal no me autoriza a obrar mal yo también. Además les haremos ver a los talibanes que no vamos a ceder nunca a su chantaje y la población se dará cuenta de que nuestro comportamiento es mejor que el suyo. Cierto es que debo obedecer a mis superiores, pero no cuando estos mandan algo que es profundamente inmoral. La obediencia debida no es justificación para cometer actos inmorales, como se ha podido comprobar en otras situaciones parecidas. Nuestras tropas luchan para conseguir que en el país que ocupamos, Afganistán, se implante una sociedad más justa y haya paz, pero la tortura es contraria a esos fines. Si llegan a castigarme por ello, será injusto pero tendré que aceptarlo, pues siempre es mejor padecer una injusticia que cometerla. En definitiva, las razones anteriormente expuestas hacen ver que es mejor negarse a obedecer la orden. Los posibles beneficios de hacerlo no están claros, y si están más claros los daños que pueden ocasionar. Y lo que es fundamental: hay valores morales básicos que nunca pueden ser atropellados y vulnerados. RECOMENDACIONES PARA ELABORAR EL DILEMA MORAL: 1. Dedica entre cinco y diez minutos a leer atentamente el dilema y a anotar las ideas que crees que debes exponer. 2. Las tres primeras preguntas (opciones, exposición de las razones a favor de cada una de las posiciones y análisis del problema) puedes contestarlas de manera esquemática, enumerando, con una breve redacción, los argumentos que pueden justificar cada una de las opciones. Bastaría con enumerar dos opciones además de las dos básicas del dilema en la primera pregunta; luego poner en dos columnas los argumentos a favor de cada opción, procurando escribir al menos cuatro argumentos en cada columna. Por último, en otras pocas líneas (de cuatro a siete) señalas con claridad los valores y principios que están en juego en las dos opciones del dilema. Esta tarea puedes hacerla en unos quince o veinte minutos. 3. La última pregunta, la solución, debe estar redactada, recogiendo lo expuesto anteriormente. Debe ocupar al menos una página como mínimo y tres como máximo. Puedes dedicar a esta tarea alrededor de treinta minutos, o algo más dependiendo del tiempo del que dispongas para hacer el ejercicio. 4. En total, el ejercicio debe ocupar al menos dos páginas y en ningún caso más de cuatro. El tiempo máximo estimado para realizarlo es en torno a una hora. Disponer de más o menos tiempo, afecta exclusivamente a la extensión de la última pregunta, la solución personal.

CALIFICACIÓN La primera pregunta vale 1 punto.

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La segunda pregunta vale también 3 puntos. Se tiene en cuenta el número de elementos que se incluyen a favor de cada una de las posibles soluciones. La tercera pregunta vale 1 punto y se tiene en cuenta que señales varios valores, los expliques en relación al caso y digas cuáles son los más importantes en cada opción justificando tu orden jerárquico. La tercera pregunta vale 5 puntos. Se tiene en cuenta la capacidad de elaborar una exposición clara y coherente en la que queden recogidos tanto el conflicto provocado por el dilema, como la valoración de los argumentos en los que apoyamos la solución ofrecida.

2. EJEMPLO DE DILEMA: “Susana se ha ido con María, su mejor amiga, a una tienda para hacer compras. Ella mira diferentes cosas y María ve una blusa que le gusta mucho. María le dice a Susana que quiere probarse la blusa. Susana continúa mirando otras cosas. Poco tiempo después sale María del vestidor. María tiene su abrigo puesto y le hace una señal a Susana para que vea que ella tiene la blusa debajo de su abrigo. Sin decir una palabra, se da la vuelta y sale de la tienda. Pocos minutos después llegan el agente de seguridad de la tienda, un vendedor y el encargado de la misma. Ellos quieren registrar la cartera de Susana. Susana le permite al encargado que registre su cartera. Cuando él ve que Susana no tiene la blusa, le exige que diga quién era la muchacha que estuvo con ella. El encargado le explica: "Yo no puedo dejar ir a los ladrones. Si tú no nos dices el nombre, te podemos denunciar por ser cómplice de un robo. Robar es un acto criminal y has apoyado un acto criminal". ¿Debe Susana delatar a su amiga o no debe hacerlo?

Lee atentamente el dilema y a continuación responde las siguientes preguntas 1. ¿Qué otras opciones tienes para resolver la situación? Enumera al menos dos opciones más que se te ocurran 2. Aunque entre las opciones que hayas indicado haya una por la que te inclines con más fuerza, seguramente en ese momento tendrías dudas entra dos opciones fundamentales: dar el nombre de tu amiga o no darlo. Entre esas dos opciones, delatar o no delatar, ¿qué razones tendrías para hacer una u otra cosa? 3. ¿Por qué crees que tendrías dudas? ¿Cuáles son los valores que se pueden dar para cada una de estas dos opciones? 4. Una vez que has examinado las razones para hacer una cosa u otra, ¿qué harías tú si te encontraras en la situación de Susana? Elabora una redacción en la que digas lo que harías y por qué lo harías, refutando además algunas de las razones en contra de la decisión que has tomado. Responde a partir de esta línea. La extensión mínima del ejercicio es algo más de dos páginas y la máxima es de cuatro páginas.

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SOLUCIÓN DEL DILEMA Se trata de tomar decisiones ante problemas, aunque más que las soluciones lo que exigimos es el rigor argumentativo. Tiene que quedar claro que se ha provocado un conflicto de valores. OTRAS OPCIONES PARA RESOLVER LA SITUACIÓN Que Susana pague la prenda para librar a su amiga María de la carga Que Susana dé un nombre falso Que Susana mienta o diga que no la conoce. Que llame Susana al móvil de María para convencerla de que vuelva a la tienda. Prefiero hablar con ella antes de delatarla. ARGUMENTOS A FAVOR DE DELATAR: No se debe robar. Es un principio ético. Es valentía encarar la realidad, en vista del valor moral Uno no es buen amigo cubriendo los defectos del otro Se debe asumir la responsabilidad. Al delatarla, ella tiene que enfrentarse a la causa de sus acciones con lo que la ayudo a ser responsable. Debe practicarse la justicia: dar a cada uno lo suyo. ARGUMENTOS A FAVOR DE NO DELATAR: Solidarizarse con los amigos. No traicionar a los amigos. Asumir la culpa de cómplice expiando la falta cometida por otro. Si me acusan de cómplice no me importa. Si me acusan de robo, los que comenten la injusticia son ellos. Para no perder la amistad. Para no someterme a la presión. Bajo amenazas no lo digo, no me someto y dejo a la amiga tranquila. Es indigno someterse a los que me tienen retenido. ¿Acaso soy yo el responsable de controlar el comportamiento de los demás? No delato porque yo no puedo imponer mi moral. Es ella la que debe delatar para que así rectifique y no vuelva a cometer la falta. ¿Por qué robar es malo? Si tenemos en cuenta los contextos, probablemente no lo sea en muchos de ellos. Si se trata de salvar a alguien, está justificado. VALORES MORALES IMPLICADOS EN EL CASO

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La justicia, la lealtad a una amiga, acrecentar la autoridad, que te vean luchar por los demás. La solidaridad con la amiga y no el provecho propio, hacer algo porque es lo mejor para los demás. El valor de la amistad está por encima que el valor de la justicia para el que no delata. Para el que delata está el valor de la justicia por encima.

3. DILEMA MORAL TOMADO DE J.P. SARTRE

(en “El existencialismo es un humanismo”. Este caso fue utilizado por Sartre en una conferencia que dio en 1946) Un muchacho duda entre alistarse a la Resistencia, donde ha muerto su hermano mayor en lucha contra los alemanes, o acompañar a su madre divorciada y sola. Según la moral cristiana, hay que amar al prójimo; pero ¿quién es el prójimo en este caso: el pueblo francés en lucha contra el invasor o su madre en soledad? Según Kant, no se debe tratar al hombre como medio, sino como fin. Pero si el muchacho se alista en la Resistencia, aunque trate a sus compatriotas como fin, trata a su madre como medio, y si no se alista, aunque trate a su madre como fin, son sus compatriotas los tratados como medios. ¿Qué solución moral cabría aplicar en este caso?

Solución: Cualquier opción que tome el sujeto puede ser calificada positiva o negativamente desde el punto de vista moral. La encrucijada en la que se halla el sujeto se convierte en un callejón sin salida. Haga lo que haga puede decirse que obra bien o mal. Su conducta sería calificada de negativa tanto si se manifiesta que no ama a su madre como si se prueba que no ama a la patria y es imprescindible que ejerza su libertad en un acto de decisión. Pero esa decisión debe tomarla él solo. Así que en el caso se manifiesta la esencia del hombre como esencialmente libre. Al ser un muchacho, podemos pensar en la falta de madurez psicológica o de la debida información para tomar decisiones con plena responsabilidad, pero Sartre habla de un joven con plena madurez capaz de enfrentarse con las exigencias que supone el ejercicio de su libertad, de responsabilizarse de las consecuencias de sus actos. Unos detalles nos llevan a pensar en el conflicto que vive el muchacho: su hermano ha muerto en lucha contra el enemigo y en él esto puede suscitar el deseo de venganza, algo que le motivaría a alistarse en la Resistencia. Cambia la resolución del caso si es esta la motivación que le mueve o es otra: la solidaridad con sus conciudadanos, un auténtico amor a la patria. Por otro lado está la situación en la que se encuentra la madre, se quedaría sola y en la ausencia del hijo se encontraría en un estado de total indefensión, en grave peligro para su seguridad física, por tanto, dejarla sola sería un auténtico peligro. Por otro lado, tan prójimo es su madre como sus conciudadanos. Por otro lado, si tenemos en cuenta la consideración kantiana, no debemos tratar al hombre como medio, porque es un fin y cualquiera de las dos opciones que elijamos nos conduce inevitablemente a sacrificar a uno para favorecer los intereses del otro y así la persona queda reducida a la condición de cosa, no respetamos sus derechos al ponerlos al servicio de otros intereses. La moral cristiana y la kantiana considera esta opción como inmoral. EL DILEMA DESDE LA CONCEPCIÓN EXISTENCIALISTA Según la concepción existencialista, este problema moral no tiene solución o lo único que cabe es una solución ciega, y así cualquier solución que se dé puede ser buena o mala. Para llegar a esta conclusión hemos de tener en cuenta la estrecha relación que existe entre el hombre y su naturaleza en el existencialismo. Si la existencia precede a la esencia, esta última nos hace entender lo que debemos hacer. Nuestra esencia se va formando a base de ejercer la existencia, que en este caso es la capacidad de decidir. El modo de hacer uso de nuestra libertad va configurando nuestra esencia: inventamos en cada momento con nuestras decisiones nuestra forma de ser que no es otra cosa que la capacidad y la necesidad de elegir Ante este dilema, como ante otros muchos, por un lado, vivimos ante una situación de total incertidumbre y de riesgo, pero no por ello podemos dejar de actuar, porque ello supondría renunciar

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a ser hombre, por ello estoy condenado a ser libre. Por otro lado, dejar que decidan otros por mí sería moralmente reprobable, sería renunciar a la propia libertad. Por tanto, no queda otra que decidirse por una opción asumiendo el propio riesgo sin importar la opción que se tome. Carecería de sentido, por tanto, tratar de orientar o convencer al muchacho para que se decida por una de las opciones del dilema, porque entonces renunciaría al ejercicio de su libertad, sería un mal proceder moral. Porque no habría una razón superior para hacer una cosa en lugar de la otra, si existiese, su libertad quedaría anulada, por tanto, se trata de un tener que decidir a ciegas haciéndose responsable. Aquí residiría el valor moral supremo donde el hombre se afirma a sí mismo en cada una de sus acciones. Por ello su vida no se puede determinar de forma a priori y cada uno le da sentido a su vida viviéndola: lo que soy depende de lo que hago en cada momento. La vida moral es una aventura porque su orientación depende del acto mismo de elegir en donde manifiesto que soy dueño de mí mismo, por eso soy como Dios. Mi modo de ser consiste en hacerme a mí mismo mediante la libertad. Ahora bien, en cualquiera de mis actos se ven implicados los demás, de ahí mi responsabilidad. Soy responsable de mí mismo y de toda la humanidad, tengo que aspirar, por tanto, a la libertad de los demás hombres. Por ello la angustia es mayor. EL DILEMA DESDE UNA ÉTICA NORMATIVA: MORAL KANTIANA Y MORAL CRISTIANA La libertad es el fundamento de la conducta moral y el sujeto debe hacerse responsable del riesgo que corre al equivocarse. En este caso sí cabe una solución, el muchacho debe inclinarse por una de las opciones. Si los deberes y compromisos que contrae son del mismo tipo en cada una de las opciones puede optar por cualquiera de ellas y no decidirse sería no cumplir con un deber moral. Como la madre no padece una grave necesidad, podría vivir sola y el muchacho cumplir con el deber de atender a la patria. Si decidiera quedarse con la madre y universalizáramos esa conducta, al hacer todos lo mismo, la patria quedaría desprotegida y en grave peligro ante el enemigo. Por tanto, estableciendo una jerarquía de necesidades, el servicio a la patria estaría por encima de la ayuda a una madre. El prójimo más necesitado sería la patria, sería el que requiere una atención más inmediata y podría aplazarse la atención al prójimo menos necesitado. En este caso, los dos, patria y madre, serían tratados como fin. No sacrificaríamos a la madre para atender a la patria. Si nos encontráramos ante otro supuesto, el de tener que ir a la Resistencia para vengar la muerte de un hermano, entonces lo más razonable sería quedarse con la madre. Si lo hiciéramos movidos por el principio del amor al prójimo, nos situaríamos en la moral cristiana y si lo hiciéramos movidos por el deber categórico de no tomar al otro como medio, estaríamos en la moral kantiana. En el primer caso el amor al prójimo excluye todo deseo de venganza y manda cuidar a los demás, sobre todo a los más cercanos, en este caso a una madre une el amor filial y no abandonarla para vengarse de otros. Por tanto, alistarnos sería contrariar la moral cristiana. Si el fin es la venganza, trataríamos como medios a todas las personas con las que tuviéramos que entrar en relación, las personas en las que nos vengamos, las de los conciudadanos a los que nos unimos para vengarnos y la madre a quien abandonamos para conseguir vengarnos.

4.DILEMA DE HEINZ “En una ciudad de Europa hay una mujer que padece un tipo especial de cáncer y va a morir pronto. Hay un medicamento que los médicos piensan que puede salvarla. Es una forma de radio que un farmacéutico de la misma ciudad acaba de descubrir. La droga es cara porque el farmacéutico está cobrando diez veces lo que le costó hacerla. Él pagó 200 € por el material y cobra 2.000 € por una dosis del medicamento. El esposo de la mujer enferma, Joseph Heinz, acude a todo el mundo que conoce para pedir prestando dinero, pero sólo ha podido reunir unos 1.000 €, o sea, la mitad de lo que cuesta. Heinz se entrevista con el farmacéutico para decirle que su esposa se está muriendo y le ruega que le venda el medicamento más barato o le deje pagar más tarde. El farmacéutico se niega y, ante esto, Heinz, desesperado, piensa atracar la farmacia para robar la medicina.” ¿Debe Heinz robar la medicina?

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ALGUNAS IDEAS PARA SU SOLUCIÓN RAZONES PARA NO ROBAR: 1.No robo porque no importa que mi mujer se muera, creemos en la inmortalidad del alma. 2.Sentimiento de culpa 3.Cuestión de principios morales 4.Fomentar la investigación 5.Ella muere 6.Puede no servir el medicamento 7.Buscar otras alternativas RAZONES PARA ROBAR: 1.La desproporción entre vida y economía 2.Salvar la vida de un ser querido 3.Evitar la culpa 4.Devaluar la investigación 5.Se lo merece por venderlo a un precio muy superior 6.Puede que el medicamento no sirva para nada

-La acción resulta conflictiva en la medida en que supone un choque de valores. La salud frente a la economía son valores que entran en juego. Los valores que son muchos pueden parecernos más importantes que los que son pocos

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