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Discurso de Su Eminencia el Cardenal Tarcisio Bertone, S.D.B. Secretario de Estado de Su Santidad el Papa Benedicto XVI Caballeros de Colón 125º Convención Suprema 8 de agosto de 2007 “Celebrando 125 años de Fe en Acción: Dando testimonio del “Sí” de Jesucristo”
Antes que nada, permítanme una vez más expresarle mi agradecimiento más
sincero al Caballero Supremo, Carl A. Anderson, y a los hermanos Caballeros de Colón, por la invitación a Nashville para participar en la histórica 125 Convención Suprema de Caballeros de Colón. Me siento honrado por la oportunidad de dirigirme a ustedes esta noche sobre un tópico muy querido para mi y para Su Santidad el Papa Benedicto XVI: “Fe en Acción: Dando Testimonio del ‘Sí’ de Jesucristo.”
Esta noche, habré de reflexionar sobre la importancia de este “Sí” para los laicos
fieles de la Iglesia. Habré de indicar algunas de las características primarias de la vocación laica dentro de la Iglesia y en la sociedad en su totalidad, y habré de indicar algunos de los desafíos con los cuales se enfrentan los seglares hoy en día.
En ambos casos, como teólogo, y ahora en su ministerio como el sucesor de
Pedro, Su Santidad el Papa Benedicto XVI ha llamado a menudo la atención hacia el papel único e irremplazable de los seglares en la renovación de la misión de la Iglesia en el mundo moderno. A los 78 años de edad, el Papa Benedicto le dijo “Sí” a sus hermanos cardenales, a la Iglesia, y al Espíritu Santo, cuando se le pidió que aceptara el Ministerio Petrino después del extraordinario y largo reino del Siervo de Dios, el Papa Juan Pablo II. La buena voluntad del Santo Padre en tomar posesión de los deberes 1
pastorales en calidad de Jefe Pastor a cargo de la iglesia universal dió testimonio de la actitud fundamental que se requiere de cada Cristiano, Papa, obispo, sacerdote, consagrado o laico; la disposición ejemplificada en la respuesta humilde pero segura de Nuestra Señora al responderle al mensajero del cielo del Señor: “Sí”. El “Sí” de fe en Jesucristo.
¿Pero cual es exactamente la esencia de este “Sí”? Pero en forma más específica,
¿cómo puede uno vivirlo como miembro del laicado?
Con respecto a la primera pregunta, este “Sí” es simplemente el “Sí” de la fe. Es
nuestra total y absoluta aceptación de Jesús, nuestro Señor, y nuestro compromiso para seguirle como amo y maestro. Sin duda la palabra “Sí” sólo tiene sentido dentro del contexto de un diálogo entre dos personas: una que dice “Sí” y alguien que lo acepta. En el caso de la fe, la persona a la que le decimos este “Sí”, no es otro sino el Hijo de Dios mismo, el Ungido, la Palabra Eterna hecha carne. El Papa Benedicto ha subrayado la necesidad crítica de que cada uno de nosotros se encuentre con Jesús; pero más importante aun, nos ha demostrado y continúa demostrándonos, mediante sus palabras y a través de su vida, que el verdadero cumplimiento de un deseo, el gozo, y la paz eterna sólo se pueden encontrar diciéndole “Sí” al plan de salvación de Dios como se reveló en la persona de Jesucristo. Sólo mediante una comunicación intima con el Hijo encarnado de Dios encontramos la gracia para “poner nuestra fe en acción.”
Su fundador, el Padre Michael J. McGivney, fue profético, verdaderamente se
anticipó a su tiempo, porque comprendió que este “Sí” completo y total a Cristo no era de ninguna manera exclusivo sólo para aquellos que recibieron órdenes sagradas o que habían tomado votos religiosos. Al contrario, es un “Sí” que se requiere de cada hombre y de cada mujer.
Durante el tiempo que fue coadjutor en la Iglesia de St. Mary en New Haven, el
Padre McGivney se dio cuenta perfectamente de la necesidad de que el laico tomara parte activa y estuviera totalmente envuelto en la vida de la Iglesia ejercitando las 2
virtudes, cultivando la oración y cuidando al prójimo. Entendió profundamente cuales eran las características especiales de la vocación laica al estar totalmente sumergido en las esferas de la familia, la sociedad civil y la vida pública. Su meta fue desarrollar modos prácticos para asegurarse de que se podía poner la fe en acción concreta; especialmente al cumplir con las necesidades materiales de los huérfanos, de las viudas, de los presos, de los alcohólicos, del desempleado y del indigente.
Sin embargo, a veces es fácil olvidarse de que la convicción del Padre McGivney
estaba basada en un entendimiento aun más fundamental: es decir, que nuestra preocupación por el necesitado y la perseverancia en hacer obras de caridad habrá eventualmente de atenuarse y quedar despojada de su significado más profundo si no están basados en la fe, entendiendo a la fe como el morar de la Santa Trinidad en nuestros corazones mediante la gracia divina al renovar nuestro “Sí” cada día a la persona de Jesucristo. Fe y Amor
Este es precisamente el mensaje que el Papa Benedicto XVI comunicó mediante
su Encíclica Deus Caritas Est. Cuando se le preguntó por qué le había dedicado tanto tiempo en su primera Encíclica al tema del amor, contestó que fue porque quería manifestar lo humano de la fe. Solamente viviendo la vida de la fe, es decir sólo al sumergirnos profundamente en el amor y la misericordia de Dios como la reveló Jesucristo, podemos amar y perdonar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Cuando se trata de vivir esta fe en medio de un mundo que se ha convertido crecientemente complejo y contradictorio, nadie sabe más acerca de los obstáculos y los desafíos que nos pueden descorazonar que los seglares de la Iglesia. Ya sea dentro de la vida en familia, en el trabajo, o en la plaza pública, los seglares siempre están tentados de negociar su “Sí” a Dios diluyendo los valores del Evangelio y poniendo límites o condiciones al amor al prójimo. 3
El Santo Padre subrayó los desafíos únicos que el mundo contemporáneo le
presenta a las vocaciones de los seglares durante su Visita Pastoral a Brasil. Hizo notar que América es “un continente de Cristianos bautizados,” y afirmó que “es hora de superar la ausencia notable, en los círculos políticos, en el mundo de los medios de comunicaciones y en las universidades, de las voces e iniciativas de los líderes Católicos con fuertes personalidades y generosa dedicación, que sean coherentes en sus convicciones éticas y religiosas.” El Papa insistió fuertemente que es preciso que los cristianos que son activos en este entorno social y cultural luchen para conservar los valores éticos. Sobre todo, dijo, “Donde Dios está ausente—el Dios con el rostro humano de Jesucristo‐‐estos valores no se muestran con toda su fuerza, ni se produce un consenso sobre ellos. No quiero decir que los no creyentes no puedan vivir una moralidad elevada y ejemplar; digo solamente que una Sociedad en la que Dios está ausente no encuentra el consenso necesario sobre valores morales y la fuerza para vivir según la pauta de estos valores, aun contra los propios intereses.”_1/ En resumen, ser Católico en el mundo de hoy requiere valor pero no requiere más valor que el que fue necesario cuando Jesús mandó llamar a sus primeros discípulos en Galilea.
El papel del laico fiel: Vaticano II y Benedicto XVI
El Santo Padre enmarca su enseñanza en el papel del seglar dentro del contexto
del Concilio del Segundo Vaticano y lo entreteje en una línea intacta con la enseñanza del Papa Juan Pablo II. El principio guía es siempre el mismo: Vocación Universal y la Santidad en la Iglesia._2/ _______________________________________
Palabras del Papa Benedicto XVI en la sesión inaugural de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (CELAM) _2/ Lumen, Gentium, 39 _1/
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“Es muy claro” nos enseñan los padres del Concilio, “todos los fieles, de cualquier estado o condición, son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad.” _3/ En cuanto al llamado a la santidad se refiere, el llamado al laicado no es menos “vocación” que aquella del sacerdote o de la vida religiosa. Tiene su propia naturaleza distintiva que es absolutamente esencial para el funcionamiento completo del Cuerpo de Cristo, la Iglesia. _4/ Lumens Gentium explica: “A los laicos pertenece buscar el reino de Dios tratando y ordenando, según Dios, los asuntos temporales.” _5/
Claramente, si los laicos han de “desempeñar” y “desarrollar” asuntos
temporales de acuerdo con la “manera de Cristo,” _6/ deben primero conocer a Cristo. Deben tomar en serio la exhortación de San Pablo y tener “la mente de Cristo.” _7/ Esta visión de la Iglesia como la propone San Pablo y la elabora el Segundo Concilio Vaticano requiere no sólo nuestro compromiso activo con el mundo, sino primeramente nuestro compromiso activo con la persona de Jesús. De otro modo, podemos caer fácilmente en la trampa de confundir la manera de Cristo con las maneras del mundo. _8/
A través de su pasión, muerte, resurrección y ascensión Cristo ha renovado el
rostro de la tierra; pero‐‐como es evidente en las palabras contenidas en el Evangelio de San Juan—el “mundo” todavía “no ha conocido” a Cristo, y de hecho “odia” a Cristo. _9 / No debe ser ninguna sorpresa entonces que los cristianos encuentren ____________________________________ Lumen Gentium, 40; Epist. a los Romanos 8:28‐30 Epistola a los Romanos 12:4‐5 _5/ Lumen Gentium, 31 _6/ Ibid. _7/ Cor. 1, 2:16., Filipenses 4:7 _8/ Mat. 15:18; Cf Deum. 30: 15‐20; Catecismo de la Iglesia Católica, 1696 _9/ Cf. Juan 15‐18, 1 Juan 3:13, Mat. 10:22 y 24:9 _3/ _4/
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resistencia, oposición y hasta persecución en el mundo. El Papa Benedicto nos recuerda que la única respuesta posible para un cristiano que se enfrenta con el rechazo es el amor—una respuesta que se hace realidad para nosotros a través de la gracia de Cristo porque la existencia misma de Dios es amor, _10/ amor es la esencia misma de la vida cristiana. _11/ El llamado universal a la santidad se trata de pacientemente, deliberadamente, y “programáticamente” compartir este amor con el mundo. _12/ Es por esta razón que la metáfora de la “levadura”, que usó nuestro Señor y la adoptó el Concilio del Vaticano II, _13/ describe tan acertadamente la realidad concreta de vivir como un cristiano en este mundo: la labor de los cristianos, generalmente escondida, permanece firme y consistente, causa por la cuál toda la masa se levanta.
“La Iglesia se encamina humildemente en su peregrinación, entre las penas de
este mundo y la gloria del Señor. Durante este viaje debemos crecer en paciencia. Sin embargo, como el Santo Padre comentó, la Iglesia Católica crece cada siglo. Hoy también la presencia del Señor Crucificado y Resucitado está creciendo. Todavía tiene sus heridas pero es precisamente a través de sus heridas que renueva al mundo, dándole ese aliento que también renueva a la Iglesia a pesar de nuestra pobreza…..En esta combinación de humildad en la Cruz y el gozo del Señor Resucitado …podemos continuar hacía el futuro con regocijo y llenos de esperanza.”_14/ ____________________________________ 1 Juan 4:8 Juan 13:34‐35; 1 Cor. 13:13 _12/ Deus Caritas Est, 31 _13/ Lucas 13:20‐21; Lumen Gentium, 31, Mat. 13:33, Catecismo de la Iglesia Católica, 2832. _14/ Discurso del Santo Padre al clero de Belluno‐Feltre y Treviso en Auronzo di Cadore (miércoles 25 de julio de 2007) _10/ _11/
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Llenos de esperanza, con entusiasmo y osadía, han sido siempre las
características de los Caballeros de Colón y esto sin duda permanecerá en los corazones de su apostolado en el futuro. Cooperación en la Iglesia: un desafío y una oportunidad
Quiero hacer una pausa por un momento para reflexionar sobre este punto.
Nuestro testimonio integral y persuasivo de la verdad del Evangelio depende mayormente de la habilidad de los Obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos de trabajar juntos para extender el Reino de Dios reconociendo el papel distintivo de cada vocación en el Cuerpo de Cristo. Para los Caballeros de Colón esto es talvez más evidente al nivel de la parroquia. ¡Qué maravilla es contemplar al pastor, al consejo local de Caballeros de Colón y al resto de la parroquia apoyándose mutuamente cuando cada uno ejercita su forma única de prestar sus servicios para fortalecer a la comunidad!
Durante el tiempo que hemos estado juntos en esta 125 Convención Suprema
quiero invitarles a que se den ánimos y se inspiren unos a otros compartiendo experiencias e ideas para facilitar una verdadera cooperación entre ustedes, sus obispos, sus pastores, y miembros del personal de la parroquia, al igual que con las comunidades cívicas en donde viven y trabajan. Si su comunidad local sufre por las heridas de la división, ya sean grandes o pequeñas, aprovechen la oportunidad para fortalecer su cohesión porque cuando esto falta en la familia de la parroquia o en la Iglesia local, se debilita la capacidad para dar testimonio a Cristo en la sociedad en general. En estas ocasiones, la oración y la fe son aun más esenciales para provocar curación y reconciliación. El Papa Benedicto escribe: “El espíritu es también la fuerza que transforma el corazón de la Comunidad eclesial para que sea en el mundo testigo del amor del Padre, que quiere hacer de la humanidad, en su Hijo, una sola familia. 15/ 7
La Visión de la Iglesia a través de las Epístolas de San Pablo de Benedicto XVI
El 28 de junio—la víspera de la Solemnidad de los Santos Pedro y Pablo—el Papa
Benedicto anunció el inicio de una Celebración especial de un año de duración para conmemorar el segundo milenio del nacimiento de San Pablo. Durante el próximo año, la Iglesia reflexionará acerca de la vida y los escritos de este gran “Apóstol de los Gentiles.”16/
De hecho, a Su Santidad siempre le han gustado las imágenes vívidas que Pablo
usa para describir la Iglesia—al nivel local y al nivel universal. Las usa a menudo en conversaciones más informales con el clero en Italia.
Por ejemplo, al responder a una pregunta que se le hizo durante una audiencia
con miembros del clero de la Diócesis de Roma, el Santo Padre dijo recientemente:”La Iglesia, aunque es un cuerpo, es el cuerpo de Cristo y por lo tanto un cuerpo espiritual, como lo enseña San Pablo. Esto parece ser algo de suma importancia para mí: que la gente pueda ver a la Iglesia no como una organización súper nacional, no como a un cuerpo administrativo o el medio para obtener poder y dominación , no como a una agencia social –aunque lleva a cabo una misión social “supra‐nacional”—sino más bien como un cuerpo espiritual.” _______________________________
Deus Caritas Est, 19
Vea la Homilía del Papa Benedicto XVI para la celebración de la Primera Víspera de las Solemnidades de los Santos Pedro y Pablo en la Basílica de San Pablo Extramuros el 28 de junio de 2007. Respuesta a la pregunta que se le hizo al Papa Benedicto XVI durante una audiencia con los sacerdotes de la Diócesis de Roma el 22 de febrero de 2007.
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El Papa Benedicto no es sólo un hombre de profunda sabiduría teológica sino que trae al Ministerio Petrino extensa experiencia pastoral. No tiene ninguna ilusión acerca de los serios desafíos que confrontan a las comunidades eclesiásticas hoy en día.
Uno de estos desafíos es la tendencia a un estrecho enfoque en la burocracia
administrativa y en los aspectos financieros de la parroquia y la vida diocesana. No es que esto no sea importante‐‐¡Al contrario! Pero sin embargo, terminamos viendo las realidades del mundo a través de un lente tergiversado si dejamos de verlas con los ojos de Cristo. Sólo podemos ser prudentes administradores de los bienes del mundo si las sometemos libremente al bien de la vida eterna.
Cada método concreto y estrategia que el Padre McGivney enseñó y promovió
en la plaza pública fue dirigido al bien de la persona humana con destino a la vida eterna. El legado del Padre McGivney sigue vivo en el esfuerzo continuo de Caballeros de Colón por mantenerse, y a otros, informados acerca de los complejos temas relacionados con la vida humana, la justicia, la libertad, y el bien común.
Amistad y Alegría: la clave para entender al Papa Benedicto XVI
Finalmente, debo decir una palabra o dos acerca de dos temas constantes en la
enseñanza del Papa Benedicto que son absolutamente esenciales para la “animación” de “la vida entera del fiel laico”: amistad y alegría. Estas creo que son las llaves para comprender el pensamiento del Papa Benedicto con respecto a lo que significa traducir la fe en acción.
Las palabras “amistad” y “alegría” hacen eco continuo a través de su prédica,
especialmente cuando le habla a la juventud que se está preparando para el Día Mundial de la Juventud de 2008 en Sydney. De acuerdo al Papa Benedicto, “amistad” y “alegría” tienen a Dios como su referencia principal. El Santo Padre nunca se cansa de recordarnos de que Dios está cerca, de que es nuestro amigo, y de que nos habla constantemente acerca de las cosas más esenciales de la vida. Nos acompaña en nuestro 9
viaje a través de esta vida, en nuestras alegrías y en nuestras penas, y como un Buen Pastor que cuida solamente de su rebaño, nunca nos abandona.
Durante el Día Mundial de la Juventud de 2005 en Colonia, Su Santidad les dijo
esto a los jóvenes allí presentes: “Una verdadera revolución sólo puede tener lugar al volvernos radicalmente y sin reserva hacia Dios; solo él es la medida de todo lo que es justo mientras existe al mismo tiempo como amor eterno. ¿Y que podría salvarnos si no es el amor?”
El amor es la fuente de inspiración del Santo Padre en todo lo que hace y
especialmente en su compromiso al diálogo. Ha hablado con una cantidad incontable de laicos, escuchando atentamente a sus modos prácticos de razonar. Realmente mantiene el programa que se adjudicó al comienzo de su pontificado: Mi verdadero programa de gobierno es no hacer mi voluntad, no seguir mis propias ideas, sino de ponerme, junto con toda la Iglesia, a la escucha de la palabra y de la voluntad del Señor y dejarme conducir por Él, de tal modo que sea él mismo quien conduzca a la Iglesia en esta hora de nuestra historia.” _18/
El Santo Padre siempre enseña con claridad y precisión y con un espíritu de
humildad y aliento. Quiere que todos comprendan lo hermoso y satisfactorio que es ser cristiano, experimentar un encuentro vivo con un “evento” que cambia la vida, y conocer Al que abre un horizonte totalmente nuevo y le da a la vida una dirección nueva y decisiva. Es precisamente por esta razón que incluso los mandamientos no son nunca una carga para nosotros si permanecemos en Cristo.
Durante su primera entrevista pública después de haber sido elegido Papa, el
Santo Padre resumió su deseo mas profundo no sólo para la juventud sino para el mundo entero: _____________________________ _18/ Homilía (24 de abril de 2005) 10
“Quisiera mostrarles lo bonito que es ser Cristianos, ya que existe la idea difundida y errónea de que los cristianos deben observar un inmenso número de mandamientos, prohibiciones, principios, etc., y que por lo tanto el cristianismo es, según esta idea, algo que cansa y oprime la vida y que se es más libre sin todos estos lastres. Quisiera en cambio resaltar que ser sostenidos por un gran Amor y por una revelación no es una carga, sino que son alas, y que es hermoso ser cristiano. Esta experiencia nos da amplitud, pero sobre todo nos da comunidad, el saber que, como cristianos, no estamos jamás solos: en primer lugar encontramos a Dios, que está siempre con nosotros; y después nosotros, entre nosotros, formamos siempre una gran comunidad, una comunidad en camino, que tiene un proyecto de futuro; todo esto hace que vivamos una vida que vale la pena vivir. ¡El gozo de ser cristianos, que es también bello y justo creer! “_19/
Efectivamente, que hermoso es creer porque creer es decirle “Sí” a Cristo; y diciéndole “Sí” a Cristo es dar testimonio de nuestra fe en acción. Mis queridos Caballeros de Colón, ojalá que siempre sean hombres seriamente comprometidos a este “Sí”—“Sí” a sus familias, a su Iglesia, y a sus comunidades—pero aun más importante, a Cristo quien es el “Sí” a todas nuestras esperanzas y deseos. Que Dios los bendiga a todos ustedes. ______________________________ _19/ Entrevista con E. von Gemmingen, jefe de la sección Alemana de la Radio del Vaticano (15 de agosto de 2005).
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